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Síntesis De Los Conceptos Ácido-Base A Partir De Su Relación Con Los

Suelos; Subtema: El Suelo.


Las propiedades físicas de un suelo dependen fundamentalmente de su textura y
de su estructura. La importancia de estas propiedades es muy grande, ya que de
ellas depende el comportamiento del aire y del agua en el suelo, y por lo tanto
condicionan los fenómenos de aireación, de permeabilidad y de asfixia radicular.
Entre las pequeñas partículas minerales de los suelos se incluyen la arena, el limo
y la arcilla. Algunos suelos presentan además otras partículas de mayor tamaño
denominadas piedras, guijarros o gravillas. La textura define la cantidad de arena,
limo y arcilla que existe en el suelo. A continuación, se muestra el tamaño de
diferentes partículas de diversos componentes del suelo.

Las partículas de arena son las de mayor tamaño y se caracterizan por presentar
un tacto grumoso. El limo es la partícula de tamaño intermedio, situada entre la
arena y la arcilla.
La arcilla es la partícula más pequeña. Las combinaciones de arena, limo y arcilla
normalmente se describen de la siguiente manera:
 Textura fina: suelos formados por partículas de arcilla.
 Textura media: suelos de naturaleza limosa.
 Textura gruesa: suelos con un alto contenido en arena.
Por tanto, la textura define la cantidad y el tamaño de los espacios que existen
entre las partículas del suelo. Estos espacios determinan la facilidad que tiene el
agua para circular a través del suelo y la cantidad de agua que el suelo puede
retener. El tamaño de las partículas también influye sobre el arado y laboreo de los
suelos, de igual manera que sobre el cultivo.
La estructura de un suelo es el modo que tienen los elementos constituyentes del
suelo de unirse entre sí, de tal forma que le confieren una arquitectura
característica.
Por lo general las prácticas de agricultura apenas si modifican la textura del suelo,
pero sí pueden influir benéficamente sobre su estructura realizando las siguientes
labores:
 Suministrando materia orgánica al suelo, para aumentar su contenido de
complejo arcillo-húmico.
 Facilitando, en los suelos ácidos, la formación de complejo mediante la
aplicación de enmiendas calizas.
 Evitando el laboreo del suelo en periodos desfavorables, evitando así la
pérdida de materiales fértiles por procesos de erosión.
 Evitando en lo posible el empleo de abonos que contengan sodio, que
favorece la dispersión de los coloides.
 No empleando en los regadíos más cantidad de agua que la necesaria, ya
que el agua puede actuar como agente destructor de la estructura, por
dislocación de los agregados, dispersando los coloides y formando costra
en la superficie del suelo.
El pH es una de las primeras medidas que se hace en los análisis del suelo. El
valor del pH es necesario para examinar la nutrición de las plantas y para
comprender las propiedades químicas de los suelos. Siempre que se tenga el
cuidado de usar procedimientos normalizados para la medida del pH, este
parámetro puede usarse para comparar suelos.
La acidez activa de un suelo es aquella que se valora en condiciones saturadas de
humedad; es muy pequeña comparada con la acidez potencial. La acidez
intercambiable se debe a los protones (H retenidos por fuerzas electrostáticas
sobre las superficies de las partículas coloidales del suelo.
La acidez en un suelo proviene de distintas fuentes: material parental y minerales
del suelo, los meteoros, los organismos que habitan el suelo, el grado de
meteorización del suelo y las actividades antrópicas. La acidez de las rocas suele
expresarse en términos del contenido de sílice (SiO2); si el contenido de SiO2 >
65%, las rocas son ácidas y si el contenido de SiO2 < 53%, las rocas son de
carácter básico.
La actividad biológica de los organismos que viven el suelo (virus, bacterias, algas,
hongos, vegetales, gusanos e insectos) genera gases de azufre, amoniaco, gas
carbónico y otras sustancias que al disolverse en agua modifican la acidez del
suelo. Las raíces de las plantas producen secreciones ácidas o básicas que
alteran el pH del suelo; a través de las raíces (pelos absorbentes) las plantas
vasculares absorben cationes y aniones que constituyen nutrientes primarios,
secundarios y microelementos que en definitiva modifican la capacidad de
intercambio iónico de los componentes minerales del suelo y con ello, la acidez.
La materia orgánica en descomposición produce sustancias ionizables que
aportan a la acidez al suelo y algunas de acidez dependen la edad del suelo:
existen suelos maduros, suelos ricos en materia orgánica, suelos jóvenes (turba) y
suelos francamente degradados. Finalmente, la acidez del suelo está expuesta a
profundas modificaciones en virtud del uso antrópico: agricultura intensiva,
regadíos, asentamientos, disposición de residuos, reforestación, labranza,
enmiendas y fertilización.
ACIDO-BASE EN ANIMALES Y PLANTAS.
Acido-base en animales.
El estado ácido base es controlado por los pulmones, los riñones y el sistema
buffer. Este último se encuentra distribuido entre la sangre, el fluido intestinal, las
células y el hueso. Cuando se presenta un cambio fisiológico, el primer sistema en
responder a los cambios del estado ácido base es el sistema buffer, el cual está
compuesto por una variedad de ácidos débiles que protegerán el metabolismo
celular frente a los efectos negativos de las alteraciones ácido base (Fielding y
Magdesian, 2015). Entre los participantes más importantes en el sistema buffer se
incluyen el ácido carbónico, proteínas extracelulares (como las globulinas, la
hemoglobina y la albúmina), iones inorgánicos como fosfato y sulfato, y los
huesos, que contienen un gran reservorio de bicarbonato y fosfato, el cual puede
hacer un efecto buffer activo a una carga ácida aguda (Fielding y Magdesian,
2015). Se han utilizado dos métodos para describir estas alteraciones. La
ecuación de Henderson-Hasselbach es ampliamente usada para el manejo clínico
de los desórdenes ácido-base; sin embargo, describe la alteración, pero no su
mecanismo, y no considera los efectos que tienen otras variables, como las
proteínas, sobre el pH (Constable, 2000). El segundo método es el modelo de
iones fuertes de Stewart, que tiene un enfoque cuantitativo y que explica cómo el
pH puede afectarse bajo las alteraciones de las proteínas plasmáticas y las
concentraciones de fosfato, así como con los cambios en la concentración de
iones fuertes, como el sodio y el cloro (Viu et al., 2010).
La alcalosis es un término clínico que indica un trastorno hidroelectrolítico en el
que se presenta un aumento en la alcalinidad en la sangre (pH mayor a 7,40). El
mecanismo subyacente consiste en la acumulación de bases o pérdida de ácidos,
sin una pérdida equivalente de bases en los líquidos del organismo. Esto provoca
una reducción en la concentración de iones hidrógeno en el plasma sanguíneo
arterial. La alcalosis metabólica se caracteriza por un incremento del HCO3-, pH y
bases. En forma compensatoria, se produce un aumento de PaCO2, dado por el
mecanismo de hipoventilación. Este mecanismo es similar en perros y en gatos.
La alcalosis metabólica puede ser consecuencia de un aumento en la diferencia
de iones fuertes (cationes y aniones fuertes o diferencia de iones fuertes, también
conocido como SID) o una disminución de los ácidos débiles no volátiles. Dentro
de las causas de incremento de la SID se encuentran la alcalosis hipoclorémica
(disminución de la concentración de cloro), la alcalosis hipoclorémica cloruro
resistente (no responde a la administración de cloruro) y la alcalosis por
concentración (incremento de la concentración de sodio por pérdida de agua). Una
causa de la disminución de los ácidos débiles no volátiles es la alcalosis
hipoalbuminémica. Las causas más comunes de alcalosis metabólica son terapia
con bicarbonato, vómitos, hipoalbuminemia severa (menor a 2gr/L) y terapéutica
con diuréticos de asa, como la furosemida.
Para la aproximación de Hendersson Hasselbach, los desórdenes ácido-base se
definieron de la siguiente manera: acidosis metabólica cuando la [HCO3 ] y el BE
se encontraban por debajo del rango de referencia (24 mEq/L y -6 mEq/l
respectivamente); alcalosis metabólica cuando la [HCO3 ] y el BE se encontraban
por encima del rango de referencia (30 mEq/l y +6 mEq/l), respectivamente;
acidosis respiratoria cuando la pCO2 tenía un valor superior a 53 mmHg, alcalosis
respiratoria cuando era menor de 41 mmHg; acidosis hiperlactatémica si el valor
de lactato sanguíneo era mayor de 2 mmol/l (Viu et al., 2010).
La acidosis es un término clínico que indica un trastorno hidroelectrolítico que
puede conducir a acidemia, que está definida cuando el pH se encuentra por
debajo de 7,4. La acidosis puede ser metabólica o respiratoria. La acidosis
respiratoria también denominada hipercapnia primaria, se describe como un
incremento en la presión parcial de dióxido de carbono (PaCO2), disminución de
pH sanguíneo y un aumento compensatorio de la concentración del ion
bicarbonato (HCO3-).
Se debe determinar la PaCO2 en todo paciente que manifieste falla respiratoria
(cambios en frecuencia y/o patrón ventilatorio) o que presente un aumento de la
producción de PaCO2 debido a hipoventilación. Los valores aumentados
moderadamente (PaCO2 entre 45 a 70 mmHg) pueden ocasionar activación del
sistema nervioso simpático, incremento en el gasto cardíaco y producir arritmias.
La presión intracraneana aumenta linealmente con el incremento de la PaCO2.
Valores extremadamente altos de PaCO2 (valores mayores a 90 mmHg) pueden
producir desorientación, narcosis y coma.
Una acidosis respiratoria aguda es compensada metabólicamente mediante un
incremento de HCO3- por medio de buffer celular, mientras que en una acidosis
respiratoria crónica la compensación metabólica proviene de la reabsorción renal
de HCO3-.
La mayoría de los casos de acidosis respiratoria se producen por alteraciones en
la eliminación del CO2 a través de los pulmones. La acidosis respiratoria y/o
hipercapnia, sumadas a la hipoventilación son el resultado de causas tales como:
obstrucción de las vías aéreas, problemas primarios del pulmón, depresión del
centro respiratorio, anomalías restrictivas extra pulmonares, enfermedad
neuromuscular, incremento de la producción de CO2 por un deterioro en la
ventilación alveolar, ineficiente mecanismo ventilatorio y obesidad marcada, entre
otras.
En general, los signos clínicos de acidosis respiratoria se deben a la causa que
produce la hipercapnia, más que al desequilibrio acido base en sí mismo. Estos
signos pueden incluir desorientación, somnolencia, inquietud y ansiedad, producto
de la alteración del sistema nervioso central.
La acidosis metabólica se caracteriza por una disminución de HCO3- y un
aumento de bases, con una disminución del pH sanguíneo y una disminución
compensatoria del CO2, manifestada clínicamente con hiperventilación; es
considerado el trastorno ácido base más común en animales menores.
Los signos clínicos asociados con acidosis metabólica son relacionados a la causa
de origen; es así que se conoce la acidosis láctica, acidosis hiperfosfatémica,
acidosis urémica, acidosis cetoacidótica y acidosis tóxica. La taquipnea
compensatoria puede ser observada en algunos pacientes. La acidosis metabólica
severa puede cursar con depresión mental.
Las principales causas de esta condición comprenden enfermedad hepática grave,
insuficiencia cardíaca congestiva, polidipsia psicogénica, hipoadrenocorticismo,
administración de diuréticos, diarrea de intestino delgado, fluidoterapias agresivas
con solución fisiológica y falla renal.

Acido-base en plantas.
La acidez es algo esencial para la vida, ya que esta suele determinar la calidad,
características, capacidad de absorción y solubilidad de muchas sustancias. Así
es como trabajan las enzimas, responsables de la mayoría de los procesos
biológicos de los organismos, pero únicamente con la acidez adecuada. Una
pequeña fluctuación en la acidez de la sangre puede ser mortal.
El pH (pondus Hydrogenii) indica la acidez o alcalinidad de una solución [2]. El
valor del pH varía, por norma general, entre 0 y 14. Una solución con un valor de
pH de 0 a 7 es ácida y una con un valor de 7 a 14 es alcalina. El vinagre y la cola
tienen un valor de pH inferior a 3. La soda y el jabón tienen un valor de pH
superior a 8. Un valor de pH de 7 es considerado neutro. El agua pura a
temperatura ambiente tiene un pH de 7. El pH del agua de grifo es generalmente
superior, debido a la presencia de calcio en ella. Muchos medios naturales como
nuestra piel, los sustratos de las plantas y los medios nutritivos son ligeramente
acídicos, con un pH situado entre 5 y 6.5. Si prestamos atención a las cosas que
suelen gustarnos, veremos que, en general, son sustancias de acidez media o
neutra, como el agua. Las plantas también prefieren sustancias levemente
acídicas. Un valor de pH cercano al 5.5 es tan frecuente en la naturaleza que
algunos expertos en plantas se refieren al él como 'neutro'.
La acidez influye substancialmente en la capacidad de absorción y solubilidad de
numerosos elementos nutritivos.
La acidez tiene además una influencia considerable en la estructura y
descomposición de sustancias orgánicas, así como en la micro vida del suelo. El
pH también repercute en el modo en que los elementos nutritivos, metales
pesados y pesticidas son eliminados del suelo.
Un valor de pH muy bajo o muy alto puede ser perjudicial para tus plantas, por lo
que es importante conseguir alcanzar el valor adecuado.
Síntomas de un pH demasiado bajo (el sustrato es demasiado ácido):
 La mayoría de los nutrientes se disuelven fácilmente, lo cual puede dar
lugar a un exceso de magnesio, aluminio y hierro.
 Deficiencias de fósforo, potasio, magnesio y molibdeno pueden ser
causadas por un exceso de enjuague.
 Deficiencia de magnesio, especialmente en sustratos fríos.
 El suelo es pobre por lo general.
 La vida en el suelo es reducida.
 Síntomas de un pH demasiado alto (el sustrato es demasiado alcalino):
 La mayoría de los nutrientes no se disuelven fácilmente, por lo que,
compuestos como el calcio, el hierro y el fosfato serán eliminados.
 Absorción reducida de manganeso, fosfato y hierro principalmente, pero
también de cobre, zinc y boro. Esto dará lugar a deficiencias, especialmente
en medios de cultivo húmedos y fríos. La descomposición de sustancias
orgánicas aumenta considerablemente en los suelos arenosos si el pH es
alto.
Uno de los factores más importantes para determinar el valor de pH en una
solución o en el sustrato es la capacidad de amortiguación. La capacidad de
amortiguación en este caso significa que existe una especie de equilibrio que se
restituye continuamente, asimismo. Por ejemplo, el añadir una gota de ácido a 1
litro de agua de grifo con un pH de 7 tendrá poca influencia en la acidez, sin
embargo, si se añade una gota de ácido en 1 litro de agua desmineralizada (agua
desionizada), el pH caerá dramáticamente. Esto ocurre porque el agua de grifo
contiene bicarbonato, mientras que la desmineralizada no. El bicarbonato es el
agente amortiguador más importante para los valores de pH del agua
comprendidos entre 5.5 y 7.5.
El bicarbonato se une al ácido en la solución, lo cual libera dióxido de carbono en
la atmósfera. Es así como el ácido es neutralizado. Los cambios en la acidez no
serán significativos siempre que haya bicarbonato presente.
Con un pH de 5.3 el bicarbonato se habrá consumido y la solución se habrá
quedado sin amortiguador. El pH será inestable y cambiará inmediatamente si se
le añade ácido. La cantidad de ácido que se necesita para conseguir la acidez
adecuada en una solución de nutrientes puede, por lo tanto, ser calculada en base
a su contenido de bicarbonato. El contenido de bicarbonato del agua de grifo es
generalmente dado por la empresa del agua en miligramos por litro.
La capacidad de amortiguación y la acidez del sustrato dependen de su
composición y frescura. La presencia de material orgánico, calcio y bicarbonato
determina generalmente el pH. La arcilla siempre contiene carbonato de calcio y
tiene un pH relativamente alto, lo cual no es fácil de modificar, mientras que la
turba y los suelos arenosos son ácidos.
La planta en si misma también influye notablemente en la acidez. Las raíces
segregarán sustancias ácidas o alcalinas dependiendo del estado de desarrollo de
la cosecha, el alimento disponible, las diferencias en la temperatura de las raíces y
la intensidad de la luz. Es por ello que el pH del entorno radicular puede fluctuar
constantemente. Un sofisticado equilibrio de nutrición durante las diferentes fases
de desarrollo mantendrá el pH dentro de unos límites aceptables en el entorno
radicular.

FUENTES DE CONSULTA:
 https://www.redalyc.org/pdf/959/95915107.pdf
 https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0718-
19572010000200006&script=sci_arttext&tlng=n
 http://ciat-library.ciat.cgiar.org/articulos_ciat/digital/S593.5S371979C.1_M
%C3%A9todos_anal%C3%ADticos_para_suelos_
%C3%A1cidos_y_plantas.pdf

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