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Hace mucho tiempo, en el reino de los ratones, se celebró una cena de

gala. Cuando llegaron los postres surgió en la conversación el tema de la


sopa de palillo de morcilla. Muchos habían oído hablar de ella, aunque nadie
la había probado ni sabía prepararla tampoco. Tal fue la curiosidad que
despertó el tema que el rey ofreció el trono a quien aprendiera a hacer la
sopa de palillo de morcilla.

A pesar del espléndido premio solo cuatro humildes ratoncitas aceptaron el


reto. Cada una cogió un palillo de morcilla y quedaron en verse en el
mismo lugar después de un año para preparar la receta.

Pasó un año y todos ratones se reunieron. También estaba allí tres de las
ratoncitas. De la cuarta no se sabía nada, y muchos temieron que le
hubiera pasado algo. El rey pidió que las presentes empezaran a preparar
la receta. Así que la primera ratoncita empezó a contar a todos lo que había
descubierto sobre la receta de la sopa de palillo de morcilla.

- Decidí investigar por el norte. En el bosque, los elfos preparaban la fiesta


del árbol de mayo, durante la cual clavan un alto palo en el suelo alrededor
del que bailan y enredan bonitas cintas de colores mientras suena la
música. Al ver mi palillo de morcilla les pareció el apropiado y se lo presté.
A la mañana siguiente me devolvieron el favor otorgando poderes mágicos
al palillo. ¡Mirad!

La ratoncita dio un golpecito con él la mesa de la cocina e hizo que todos


los utensilios dieran vueltas por la habitación.

- ¿Y la sopa de palillo de morcilla? -preguntó el rey. Pero no hubo


respuesta.

Entonces habló la segunda ratoncita:

- Decidí hacerme poetisa, pues en una ocasión leí que quien es poeta, sabe
hacer sopa de palillos de morcilla. Para ello decidí adquirir conocimiento,
fantasía y sentimiento. Para lo primero me comí a la reina de las hormigas,
la más sabia de todas. Arranqué una pluma a Fantasio,y devoré tres libros
de novela para conseguir las dos últimas cualidades. Y ahora que soy
escritora puedo hablaros de muchas cosas.

- ¿Y la sopa de palillo de morcilla? - preguntó el rey impaciente. Pero no


hubo respuesta.

Así que pasó el turno a la tercera ratoncita.


- Nada más comenzar mi búsqueda, pasé por delante de la prisión, donde
un carcelero hablaba del reo que acababa de llegar. Al parecer, las
acusaciones se basaban en un rumor que había corrido por la población,
pero que no era cierto. Escuché que decía esto: todo esto es sopa de palillo
de morcilla, pero una sopa que puede costarle la vida. Yo no entendía nada,
pero al preguntar a lechuza que encontré, me contó el secreto de la sopa
de palillo de morcilla, y lo cierto es que no es verdad. Esta es la verdad,
aunque quizá os duela: la sopa de palillo de morcilla es simplemente una
expresión de los humanos cuando se refieren a la nada.

En ese momento llegó la cuarta ratoncita y dijo:

- ¡Tu verdad es una mentira! Porque yo conozco la auténtica receta de la


sopa de palillo de morcilla y la voy a preparar ahora mismo. Yo no he
recorrido lugares lejanos ni he hablado con criaturas extrañas, sólo he
empleado mi sentido común. Necesito un caldero con agua hirviendo, y
también un palillo de morcilla dentro de él.

Y cuando comenzó la ebullición, añadió:

- Ahora es
preciso que el rey dé vueltas a la sopa con la punta de su rabito.

- ¿Y no puede ser el rabo de cualquier otro ratón? - preguntó el rey, pues le


parecía algo arriesgado introducir el rabo en el agua hirviendo.

- ¡Imposible!, - exclamó la ratoncita - pues es una virtud que sólo poseen


los rabos de los reyes ratón, y cuanto más tiempo se agita el rabo en la
sopa, más deliciosa sabe después-.

- ¡Bien! - dijo el rey - en ese caso, estoy seguro de que a los ratones no les
importará probarla el día de nuestras bodas de oro, pues está claro que tú
y no otra serás mi reina.

Y se celebró la boda. Pero muchos ratones dijeron, al regresar a sus casas:

-No debiera llamarse sopa de palillos de morcilla, sino de cola de ratón.

En su opinión, todo lo que habían contado estaba muy bien, pero el


conjunto dejaba algo que desear.

-Yo, por ejemplo, lo habría explicado de tal y tal modo…

Era la crítica, siempre tan inteligente… pasada la ocasión

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