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Clase del 8 de Enero de 1975

Diego Rodríguez Román

En esta primera clase del curso en el Michel Foucault explicaba a estudiantes y demás, los
resultados de sus investigaciones y en esta clase se destacan las siguientes ideas principales:
En el momento de dar castigo a un individuo por algún crimen se procedía inicialmente a
valorar las pruebas legales de acuerdo a su cantidad las cuales demostrarían su grado de
culpabilidad y de este modo se le castigaba en forma proporcional, para ello se tenía en
cuenta el sistema de la aritmética de la demostración. Sin embargo lo anterior cambió
significativamente hasta llegar al punto de solo proceder al castigo sólo cuando el juez
estuviera seguro de la culpabilidad del sujeto, lo que se llamó principio de la íntima
convicción.
De otra manera si no había certeza plena de culpabilidad se aplicaba el principio de las
circunstancias atenuantes: asignando una pena leve, esto con el propósito de evitar que la
mayoría de los delitos quedaran en la impunidad teniendo en cuenta que para le época el
castigo más grave era la muerte y por lo tanto, los jueces para evitar imponer tal castigo,
preferían absolver al acusado. Debido a esto, la severidad de los jurados aumentó, pero con
las circunstancias atenuantes se pudo pasar por alto el principio de la íntima convicción.
Cuando los jurados tenían que condenar a alguien y tenían muchas pruebas pero no era una
certeza plena, aplicaban el principio de las circunstancias atenuantes y daban una pena leve.
Tales discursos judiciales tienen ciertas características que los definen; por un lado, tienen el
poder para dar libertad o quitarla con el castigo al encierro o en otros casos quitar la vida
según las circunstancias, su poder es tan fuerte ya que proviene de las instituciones
judiciales; son considerados como discursos de verdad porque tienen un status científico,
estos son formulados por personas idóneas de estas instituciones.
Estos enunciados tienen efectos de verdad y de poder que se consolidan como las bases del
sistema jurídico con el fin que la verdad siempre sea dicha y la justicia se ponga en práctica.
Este tipo de discursos está caracterizado por el poder que posee, ya que determina la libertad
o la detención de un hombre, o en otros casos, la vida y la muerte. Estos discursos son, a su
vez, del tipo que dan risa, debido a los objetos psicológicos descritos y la forma en la que
analizan a las personas.
En este punto Foucault desarrolla el concepto de saber científico dentro del sistema judicial,
donde la función de éste es analizar por medio de sus enunciados de verdad si las conductas
denominadas como anomalías que presentan los individuos a la hora de cometer delitos y
crímenes son de origen patológico.
La idea de Foucault era analizar el poder que tenían los discursos de las instituciones
judiciales y médicas, previendo la manera que éstos si funcionaran. Un ejemplo de esto es el
caso del discurso psiquiátrico penal, donde se trataba de analizar los efectos de poder viendo
“la causa, el origen, la motivación y el punto de partida del delito” (Foucault, 2000).
Estas pericias propias de la psiquiatría, muestran los componentes ya mencionados y no el
delito en sí. Los objetos psicológicos de esta pericia son los que enganchan al delito;
describen las personalidades y posibles conductas de las personas. Permite que el castigo no
sea por la infracción misma, si no que se vea desde un punto de vista psicológico moral.
Muestra al autor del delito como un personaje y se divide entre persona y criminal, logrando
así que no sea culpable. De esta manera, se demuestra que esas conductas no infringen la
ley, es decir, que la pericia deslegaliza el delito y el psiquiatra se convierte en el juez.
Ahora bien, la pericia psiquiátrica permite analizar la conducta de los individuos en cada
uno de los delitos, conductas que resultan ser producto de desequilibrios afectivos,
emocionales y orientaciones pervertidas desplazando la infracción legal o el delito a una
serie de irregularidades que manifiestan los individuos, estas pueden ser de carácter
fisiológico, psicológico o moral; es decir el juez basándose en el informe médico psiquiatra
no castigará ni sancionará el delito que se cometió sino las conductas que ve irregulares en el
individuo las cuales según Foucault sólo han sido la causa, el punto de origen y el lugar de
formación del crimen que solo es algo psicológico y moral de una persona.

De este modo el médico psiquiatra se convierte en un juez, pues es el que determina por
medio de sus conductas sus responsabilidad criminal en el delito y es así que se le condena o
no. En el caso de que el sujeto se encontrara en estado de demencia entonces no había
crimen y no se le podía castigar, con el tiempo esto fue cambiando porque si se consideraba
si el sujeto era peligroso este debía someterse a unas técnicas de normalización y de
readaptación de sus conductas como efectos del poder y del saber de lo judicial y del médico
psiquiatra.

Clase del 22 Enero


Luz Ángela Vásquez

En esta clase Foucault hace un análisis del dominio de la anomalía a partir del siglo XVIII al
siglo XIX, quien en primera medida la denomina como el monstruo humano, la ubica dentro
de una noción jurídica porque él (monstruo) es quien esté en contra de “la violación de las
leyes de la sociedad y de las leyes de la naturaleza” 1, pues en primer lugar el individuo va en
contra de la ley que rigen en una sociedad y en segundo lugar éste se caracteriza por ir en
contra de la naturaleza ya que el monstruo es la forma espontánea y la forma brutal que se
evidencia en lo natural de esa contra naturaleza es decir que en su cuerpo se pueden observar
distintas deformidades y defectos que hace que sea diferente de los demás. El autor se centró
en buscar que monstruosidades habían detrás de las anomalías, las irregularidades, las
diferencias y las desviaciones.
Sumado a lo anterior como una segunda forma hace parte de la anomalía lo que es el
individuo a corregir, quien aparece en el espacio de la familia y su relación con la escuela, el
taller, la calle, el barrio la parroquia, etc, lo que lo define es que es incorregible e indócil en
su comportamiento y a quien se le debe aplicar un aparato de corrección pero por ser
incorregible no se le puede corregir. En tercer lugar se encuentra la figura del niño
masturbador quien aparece dentro de la familia en los espacios como los dormitorios y su
relación con el cuerpo, donde los padres, los hermanos y el médico son los que deben ejercer
un control y una medicalización alrededor del individuo y el cuerpo para evitar estas
prácticas de masturbación.
Por otro lado, en el siglo XVIII se afirmaba que todas las enfermedades, las deformidades
del cuerpo y las monstruosidades del comportamiento eran causadas por la práctica de la
masturbación. Sin embargo todo este tema de la anomalía en sus tres clasificaciones (el
monstruo, el incorregible y el masturbador) fue transformándose ya que hacia principios del
siglo XIX fueron emergiendo tecnologías de saber y poder para tratar tales irregularidades y
de cierto modo normalizarlas, es así como la primera figura: el monstro se enmarca dentro
de los poderes político – judicial, el incorregible a través del trabajo de la familia y las
técnicas disciplinarias y pedagógicas como las de la escuela, por último el masturbador
quien hizo parte de una biología de la sexualidad con la cual se pretendió explicar el porqué
de estas conductas y prácticas sexuales, de la misma forma con el tiempo se logró
comprender algunos equívocos relacionados con el mismo tema haciendo de estas conductas
anormales o irregulares alrededor del cuerpo a algo muy regular y de los más normal.

1
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.61
Pero en el siglo XIX la figura del monstruo siguió con más fuerza, ya que siguió
interviniendo en el sistema judicial y en el campo médico dentro de los crímenes
monstruosos. Lo monstruoso del crimen equivalía a la infracción de la ley, la trasgresión de
las normas, el provocar el desorden de la ley natural del derecho civil o religioso. En cambio
los individuos con deformaciones también trastornan el orden natural pero si tienen lugar en
el derecho civil y religioso, es decir como no infringen la ley están de cierta forma aceptados
no en forma total como monstruos. En conclusión para cada época había una clase de
monstruosidad determinada por el tipo de discurso sobre la sexualidad que manejaban y
aplicaban los médicos. Ya en el siglo XIX la monstruosidad no estaba asociada a la
naturaleza del sujeto sino de tipo comportamental ya sería un monstro de tipo moral.

Clase del 29 de Enero

Luz Ángela Vásquez

La monstruosidad pasó de ser algo que iba en contra de la naturaleza la cual tenía rastros de
criminalidad, ésta se transformó afirmando que todo criminal puede llegar a ser un
monstruo. Los crímenes se designaban como los daños que se le ocasionan a otro persona,
afectando los derechos del otro mediante la fuerza hacia el cuerpo físico. Estos crímenes
debían tener castigos que se constituyen en la venganza del otro y donde se hace evidente el
poder de quien aplica el castigo. La severidad de los castigos en muchos casos depende de
las atrocidades de los crímenes, de tal modo los castigos tenían que ver con el sometimiento
al suplicio y donde se ponía en total evidencia los mecanismos de poder para sancionar el
crimen.
Pero la manera de castigar fue cambando y apareció entonces la economía del poder
punitivo donde ya no se juzgaba al culpable con formas atroces y brutales sino el juez tenía
que conocer al criminal como un sujeto pensante en todo su ser de tal modo que supiera sus
modos de actuar para llegar a la verdad. Es así que esta economía del poder se configuró en
todas las instituciones como nuevos aparatos de control y vigilancia disminuyendo su costo
de aplicación y aumentando los efectos de éste (poder) instituyéndolos como absolutos,
necesarios y universales a toda la población para que los crímenes tengan un castigo justo y
este no se vuelva a cometer neutralizando la razón y los intereses que movilizan el crimen.

Dicho lo anterior, entonces el interés del crimen se considera como la naturaleza del crimen.
Lo criminal se relaciona como una enfermedad de la sociedad en cuanto quien comete el
crimen puede ser un enfermo. Es entonces que lo ilegal es lo que va en contra de la ley, se
relaciona con lo anormal y lo criminal y está directamente relacionado con lo patológico.

Ahora bien, Foucault vuelve con el tema del monstruo moral, pero ahora es monstruo moral
político y quien se caracteriza por aprovechar su posición para hacer operar un poder que
transgrede todas las leyes para beneficiarse y hacer primar su interés particular, donde el
crimen es principalmente el abuso del poder. En este caso el poder del monstruo político se
tarta de aprovechar el uso de las leyes para oprimir a los demás, esta monstruosidad se
atribuye al soberano, al rey o al monarca, quienes entre más autoritarios sean más personas
serán criminales. De ahí en adelante empieza una transformación del monstruo político pues
se van a ir formando pequeños monstruos en cada uno de las personas los cuales serán
atendidos más adelante por la psiquiatría. De la misma forma aparece el monstruo popular
quien hace parte del cuerpo social y es quien arremete en contra del mismo pueblo de forma
revolucionaria, desde abajo, contrario a como lo hace el rey (desde arriba), estas dos figuras:
el monstruo y el monstruo político emergen a causa del “problema del derecho y del poder
punitivo”2.

2
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.101
Sumado a esto, el tema de la monstruosidad fue cambiando tanto hasta el punto que surgió el
monstruo antropófago y el monstruo incestuoso por parte del soberano que trasgredían la
prohibición alimentaria y la sexual, por un lado, el primero se relacionada con la profanación
a los cadáveres de las tumbas con una gran variedad de conductas depravables y en segundo
lugar con la conducta criminal de matar y alimentarse con el mismo cadáver,
comportamientos asociados a la anormalidad del hombre, sucesos que ayudaron a fortalecer
el campo de la medicina legal, el derecho penal y la psiquiatría. Lo anterior fue la base para
el surgimiento de las disciplinas tales como la antropología, la etnología y el inicio del
camino de lo anormal.

Clase del 5 de Febrero

Luz Ángela Vásquez

Es entonces que las dos clases de monstruos: el antropófago y el incestuoso empezaron a


dominar la psiquiatría penal y psicología criminal. El loco criminal se empieza a verse como
un monstruo porque va en contra de la naturaleza. Sin embargo las dos grandes figuras
monstruosas fueron invisibilizandose con la transformación de lo anormal, y es
sencillamente con el emerger de las pequeñas anomalías de sus propios hijos donde ya no se
analizaba el canibalismo de un crimen, sino todas las conductas y malos hábitos de los niños
que se consideraban comportamientos anormales catalogándolos como anormales.
Ahora bien, pasando al campo del sistema penal ante el cual el castigo se castigaba solo con
el suplicio en cierta época, este modo de castigar cambio; ya se castigaba con algún grado de
mesura de acuerdo al intereses que dieron origen al criminal a cometer el crimen , en otra
palabras se intentaba hallar la inteligibilidad del crimen y su modo racional del individuo
que justifican las técnicas de castigo para el criminal (tecnología punitiva), cuando el crimen
se designada como impune se decía que el sujeto no tenía una racionalidad del crimen y
estaba en un estado de demencia o de locura. En estos casos esto solo lo podía dictaminar el
médico psiquiatra.
La psiquiatría “se institucionalizó como dominio particular de la protección social, contra
todos los peligros que pueden venir de la sociedad debido a la enfermedad o a todo lo que se
puede asimilar directa o indirectamente a ésta. La psiquiatría se institucionalizó como
precaución social, como higiene del cuerpo social en su totalidad” 3, se consolidó como un
saber médico que designó a la locura como una enfermedad con base observaciones,
análisis, clasificaciones entre otras cosas que se ponían en práctica con el sujeto.

La locura se consideraba como acarreadora de muchos peligros por ende la psiquiatría


empezó a funcionar por un lado desde la higiene pública por medio de la medicina y la
precaución social, se aplicó a través del saber, la prevención y la curación de la enfermedad
mental. Temas como la monogamia y la esquizofrenia que contribuían a la
degeneración eran campos de acción de la psiquiatría pues se consideraban como
enfermedades que ponían en peligro a la sociedad. En síntesis la psiquiatría se interesó en
analizar la locura como tal y la locura criminal para hacer valer su poder y saber en defensa
de un cuerpo social, solo donde no hay razón del crimen donde el signo del crimen es una
locura y para el sistema penal es una confusión pues no se puede ejercer el poder de castigar.
En esta transformación de la locura como enfermedad sumergida en actos criminales tuvo
mucho que ver el acto del delirio, los actos instintos y la sinrazón, donde el instinto fue clave
en el problema de la anomalía pues éste era un factor importante en la monstruosidad
criminal y la locura patológica. De esta forma se empieza a organizar lo que es anormal
como los trastornos e irregularidades con respecto a todas las conductas.

Se asocia la noción de instinto a algo patológico (enfermedad) o una monstruosidad, a lo


anormal o a lo animal del hombre y se relaciona con el delirio y la demencia, nociones de las

3
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.115
que también se ocuparía la psiquiatría, estas dos cosas vendrían siendo el soporte central de
la locura. De otro modo los impulsos, las obsesiones, la histeria y las pulsiones tuvieron
mucho que ver con el campo de acción de esta disciplina.
Para finalizar se dan los inicios de una tecnología eugénica con el fin de dar respuesta a una
degeneración de la población o de la raza, gracias a los problemas que traía la herencia, los
instintos, lo anormal y de las conductas anormales.
Clase del 19 de Febrero
Luz Ángela Vásquez

La anomalía empieza a verse atravesada por el tema de la sexualidad, ya que la herencia, la


degeneración y los trastornos de la anomalía sexual se ven involucraos directamente con la
reproducción. La sexualidad se convirtió en algo prohibido de lo que nadie podía hablar. Por
medio de la confesión se ejercía un gran poder para institucionalizar la sexualidad y
sobrepasar la regla del silencio, fue entonces por medio de la psiquiatría, la sexología y el
psicoanálisis que él habla sobre la sexualidad de cada persona y la libertad sobre este tema
que empezó a tomar cierta fuerza. La confesión se instauró dentro del ejercicio de la
penitencia que desde la iglesia se estableció con el fin de darle un status para perdonar los
pecados y al igual que el sistema penal para cada crimen un castigo de igual modo aquí, para
cada pecado una penitencia. Mediante la confesión el sacerdote hará un examen de
conciencia pues él controlará, cuestionará e interrogará todo lo que se diga ya que todo se
debe confesas los pecados graves y no graves.

El sacerdote debe saber que es una enfermedad espiritual, saber sus casusas y sus remedios,
así mismo conocer las enfermedades que causan los pecados veniales y mortales, el
sacerdote que confiesa es un sabio como juez y un médico porque debe saber lo que está
permitido y lo prohibido, debe conocer las leyes tanto religiosas y humanas, debe ser capaz
de identificar las infracciones detrás de los pecados de cada penitentes para luego guiar la
conciencia de ellos enderezando el camino y no permitir que se dirijan hacia el peligro
imponiendo una penitencia. La característica fundamental del sacerdote es la prudencia. El
sacerdote acoge a los penitentes que más demuestran disponibilidad para la confesión y el
“doble consuelo de la pena”4 es aquella situación donde tanto el penitente y el sacerdote
siente un placer y un alivio por haber confesado los pecados y el otro por hacer una buena
confesión.

Sin embargo antes de llegar a la confesión o al examen de conciencia el sacerdote tendrá que
“buscar los signos de contrición”5, un examen en forma oral y en forma muda es decir con la
sola observación del penitente para dar la “satisfacción” 6 teniendo en cuenta un sentido
punitivo y uno medicinal, es decir una penitencia estricta y correctiva para que no sea
reiterativo sus pecados. En síntesis la confesión entre los siglos XVII Y XVII tuvo una doble
operación con fines de gobierno de las almas, de guiar las conductas y una relación directa
con el tema de los cuerpos. Es así como la confesión se enmarco dentro de un campo de “las
formas jurídicas de la ley, la infracción y la pena”7 girando en torno a una corrección, a la
orientación y a la medicina. Empero hacia los siglos XII a XVI la confesión estaba dirigida a
las faltas a las reglas sexuales: tales como: la fornicación, el acto entre personas sin estar
casados, el adulterio, el acto con personas vírgenes, el acto de forma violenta, las caricias, la
sodomía, el incesto y el bestialismo. De modo que el confesor sabrá la clase de pecados solo
con la interrogación de los pensamientos.

A partir del siglo XVI el tema de la confesión y su relación con la sexualidad se modificó y
paso a tener una relación directa con el cuerpo y de acuerdo con el sexto mandamiento de no
cometer actos impuros, es decir debía respetarse en todo sentido el cuerpo, en lo que tenía
que ver con “los gestos, sus sencidos, sus placeres, sus pensamientos, sus deseos, la
intensidad y la naturaleza de lo que él mismo experimenta”8. La confesión va a regirse
4
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.173
5
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.174
6
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.174
7
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.177
8
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.179
alrededor del cuerpo y sus placeres, deberá “seguir una especie de cartografía pecaminosa
del cuerpo”9.

De otro lado el tocarse a sí mismo (la masturbación) es una forma del pecado, lo mismo
sucede con las miradas, el decir y escuchar malas palabras de los demás y de las canciones,
el tocarse en el baile pues esto causa placeres en el cuerpo y se constituye en pecado. De lo
anterior surge otro desplazamiento respecto a lo que la confesión, ahora, la ésta se
relacionará con el “deseo y el placer”10, en el sentido que se juzgará todas las clases de
pensamientos, todos los deseos y lo que estos conllevan, es decir al consentimiento y de este
a los actos más criminales. Este modo de confesión por medio del examen de conciencia
inicio en un práctica didáctica de formación de los confesores de los seminarios la cual se
fue replicando a los colegios de la época; los Jesuitas, se castigaba por medio de una
penitencia o sanción a la infracción que se constituía en un comportamiento no apropiado
asociado al cuerpo y lo que era un pecado. Aquí la iglesia dejó ver todos sus efectos de
poder a través de los diferentes mecanismos de la confesión. Se pasa de la noción de que “el
cuerpo era el origen de todos los pecados a la idea de que en todas las faltas hay
concupiscencia”11 o un deseo exacerbado de placer.

Es entonces que la masturbación se instala como una sexualidad confesable, donde el decir
que se ponía en práctica actos sexuales con el mismo cuerpo y con los demás constituía una
falta grave y un pecado que tenía que ser castigado en forma penitencial, ya esas conductas
eran algo vergonzoso que tenía que ser controlado y vigilado.

Para finalizar se crean unas tecnologías de poder en distintas instituciones alrededor del
cuerpo y de las prácticas de masturbación, haciéndolo del cuerpo más dócil y productivo
para alejarlo de la perversión, pero más adelante esto se desplazó y se relacionó con los
deseos , la decencia y los instintos aspecto central en el desarrollo de la anomalía.

9
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.180
10
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.182
11
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.185
Clase del 5 de Marzo

Luz Ángela Vásquez

Es importante dejar claro que el control de las almas por parte de la iglesia a través de sus
mecanismos de poder como la confesión y la penitencia se dio en forma de un control del
cuerpo y su relación con el deseo y el placer. De igual modo sucedió con hacerle frente a los
“efectos de la carne convulsiva”12 es decir lo que pasa cuando los cuerpos entran en
movimiento causando agitación y placer.
Ahora bien, en cuanto al control de la sexualidad se siguió fortaleciendo en las escuelas
escolares de formación cristiana y católica en la medida en que se controlaba las formas
discursivas enunciativas sobre el cuerpo, el placer y el deseo con el ánimo de la no
proliferación de tales discursos. Es así, que en la confesión y en la dirección de conciencia se
optó por una discreción y se introduce la regla del “silencio” 13, ya que, se considera como
vergonzoso hablar de ello e incita al surgimiento de practicas sobre la sexualidad no
convenientes para los sujetos. De ahí la importancia por ejemplo en los colegios y en los
dormitorios de los niños la adecuación del mobiliario, del orden de las cosas y la extrema
vigilancia para no permitir la aproximación entre los cuerpos, del rozamiento de estos con
los objetos y cosas para evitar la provocación al deseo y al placer del cuerpo. Prevalecía la
importancia de minimizar la exacerbación del “discurso indiscreto de la carne” 14
Adicionalmente a ello aparecen textos sobre estos discursos de la sexualidad llegando a
países donde no se conocía sobre el tema, iniciándose así un gran alboroto y una
problemática. Entre el discurso de la carne cristianizado por la iglesia y el discurso de las
psicopatologías sexuales surge el discurso de la masturbación, en el cual, según el autor
Foucault aspectos como el placer y el deseo no se evidencian. En este último discurso que
aparece se hace mucho énfasis sobre las masturbación pero no sobre “la sexualidad del
adulto… y del niño”15, en esta literatura se dice que la exageración de la masturbación causa
homosexualismo, además estaba dirigida a los padres para orientarlos en la dejación de este
vicio, contribuyó en la implementación de campañas de anti masturbación en instituciones
en donde los médicos hicieron su inserción para ayudar con su medicalización en la
erradicación de tal problemática. Siendo ellos los fundadores de la carta del enfermo con el
fin que estos textos causaran impacto positivo y menguará un poco el problema.
En este análisis sobre la masturbación se suscitan varis interrogantes; tales como: ¿Porque si
hubo una regla del silencio porque se amplió tanto esta polémica de la masturbación y sus
campañas?, ¿Porque se le dio más relevancia a la masturbación y no a la actividad sexual?, y
¿Porque estas campañas solo iban dirigidas a la población infantil burguesa y no sobre los
adultos?, las respuestas a estas cuestiones no fueron muy claras ni muy convincentes, por lo
que se llega a la conclusión que se debería más bien hacer una “inhibición del cuerpo de
placer y la exaltación del cuerpo productivo,” donde también tuviera lugar el adulto.
En las cruzadas de anti masturbación se observa que la moral no tiene su lugar en ella, la
importancia radica en hacerle ver al niño o al adolescente que masturbarse es malo porque
esto le acarrea múltiples enfermedades o en casos extremos la muerte y lo que puede llegar a
ser “origen de la locura”16según la literatura de la época. Cuando el adolescente logra la
ausencia total de la masturbación comienza a experimentar su necesidad por medio de un
delirio. En síntesis la masturbación se somatizó en el propio cuerpo gracias a la acción de
los médicos y de los discursos, donde el adulto enfermo era responsable de sus propias
enfermedades ya que de niño se masturbó.

12
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.215
13
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.216
14
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.216
15
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.218
16
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.224
De acuerdo a lo anterior se afirma que el niño era el culpable de masturbase, pero tal idea se
trasformó diciéndose que no había una causalidad externa para que esto suceda sino que es
algo natural al cuerpo del niño para que suceda, es decir es un fenómeno normal de la edad y
de los cambios del niño y del adolescente. Sin embargo se seguía dando juicios sobre esta
situación al decirse que la masturbación se daba por “ejemplo” según Rousseau y la
“seducción por el adulto”17, en otras palabras se podría decir que la masturbación se da por
la relación que tiene el niño con su entorno y lo que este le motiva hacer con su cuerpo.
Aquí la relación de los padres con sus hijos es vital, pues a tarea de ellos vigilarlos todo el
tiempo en todo lo que hacen, sus tareas, hábitos, juegos y actividades observando el mismo
estado del cuerpo para evitar que se masturben o quizás comprender los estados de cada uno
que expliquen las causas de la masturbación. Tal preocupación de la sexualidad infantil
llego al punto de un control exagerado por parte de los padres como el dormir con los hijos y
hasta atarles las manos lo que conllevo a que hiciera más estrecho el espacio entre los
padres, hijos y hermanos, es decir hubiera más proximidad y un contacto físico más cercano.
Se consolida así una familia más unida, y es la que sienta las bases para que el fenómeno del
incesto tuviera lugar más adelante. Dentro de esa familia que todo lo controlaba de la mano
del médico quien con sus mecanismos higiénicos y médicos medicaliza al niño con distintos
instrumentos en contra la masturbación. El medico entra a actuar haciendo que el niño se
confiese solo con él como sucedía en la iglesia, quien debe admitir y aceptar lo que hace con
su cuerpo, pues es la única manera de iniciar un tratamiento para que estos niños no se
pierdan y puedan ser útiles.
Ante esto se puede ver el poder y el saber dela medicina en esa época y al mismo tiempo el
poder de la familia en permitir dejar entrar en su espacio las practicas del campo médico.
Es importante destacar que así como la familia era exclusivo el manejo de la sexualidad de
los hijos, de la misma forma que estos niños fueran a sitios donde los pudieran seguir
formando como los establecimientos educativos con su saber pedagógico y la atención de
los médicos con su saber.
En resumen, “la instancia de la familia medicalizada funciona como principio de
normalización. Es esa familia, a la que se dio todo el poder inmediato y sin intermediarios
sobre el cuerpo del niño, pero a la que se controla desde afuera mediante el saber y la técnica
médicos, la que pone de manifiesto, la que ahora, a partir de las primeras décadas del siglo
XIX, va a poder poner de manifiesto lo normal y lo anormal en el orden de lo sexual. La
familia va a ser el principio de determinación, de discriminación de la sexualidad”18.
Finalmente era tanto la unidad familiar que “se les pide que se desprendan de esos mismos
niños, que se desprendan de su presencia real, del poder que pueden ejercer sobre ellos” 19
esto permitió desplazar al niño de su medio familiar al espacio institucionalizado y
normalizado de la educación”20

17
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.229
18
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.241
19
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.242
20
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.243
Clase del 19 de Marzo

Luz Ángela Vásquez

Ya Foucault ha explicado con su genealogía la figura del anormal con sus tres personajes: el
gran monstruo, el pequeño masturbador y el niño indócil. Ahora, durante esta clase pone su
atención sobre el monstruo de manera mixta; constituyéndose por ser un masturbador y al
mismo tiempo un indócil quien entra a que la psiquiatría lo atienda bajo las pericias
psiquiátricas. Este personaje se caracteriza por la “marginalidad social” 21 en la que está
inmerso donde todos lo rechazan y no lo aceptan. Esto se evidencia en el ejemplo que cita el
autor donde la conducta de la niña termina siendo castigada de cierta forma aplicando
mecanismos correctivos ya que tuvo responsabilidad en lo que paso con ese personaje, y en
cuanto al individuo se le somete a una psiquiatrización para definir lo que debería ser normal
en él por medio de su anatomía, bajo unos “estigmas permanentes que marquen de forma
estructurada del individuo”22 y una “constelación poliforma”23 que se explica en un estado
congénito de las dismorfias del cuerpo que habrían provocado su comportamiento aberrante.
Ahora bien, tal estado “marcaba el funcionamiento del instinto” 24 que hacía que el sujeto no
tuviera claro las consecuencias de sus actos y el interés del acto: “delirio instintivo” 25 pero lo
anterior no se tuvo en cuenta para entrar la conducta de este hombre sino los defectos que
marcan su desarrollo en su cuerpo es decir un desequilibrio funcional “que hace que el
instinto o cierta cantidad de instintos se pongan a funcionar normalmente pero
anormalmente en el sentido de que ese régimen propio no está controlado por unas
instancias que deberían, precisamente, volver a tomarlos a su cargo, resituarlos y delimitar
su acción”26. Es así, que los individuos con defectos en términos de inhibición, en la
interrupción del desarrollo provocan el desarrollo de los instintos de satisfacción y en este
caso expuesto se evidencia en un comportamiento aberrante e infantil (infantilismo). Ya que
las actuaciones de estos individuos se caracterizan por no ser razonables, no están
atravesadas por lo moral, y el hecho de que su desarrollo a nivel funcional se ha halla
irrumpido desata la necesidad de satisfacerse por medio de sus instintos monstruosos.
De otro lado la psiquiatría principalmente se ocupará desde la infancia de tratar todas las
conductas anormales, pues el adulto debe parecerse a su niñez (recorrido biográfico), porque
si éste es diferente a cuando era niño se afirma que desarrolló una conducta que no es
normal. En este sentido se podrá definir el estado del sujeto como condición de la
psquiatrización, convirtiéndose la infancia en su gran instrumento para determinar la
culpabilidad.
Es importante resaltar el papel del niño y de la infancia en la psiquiatría, ya que gracias a
estos dos aspectos esta disciplina logro abrir su campo de acción en su poder y su saber. En
el análisis de las conductas del adulto y del niño en sus etapas se podrá descubrir el
infantilismo y bloquear aquellas que se pueden reproducir y que pueden afectar cuando fuera
adulto. Seguidamente se integraron tres elementos claves: “el placer y su economía; el
instinto y su mecánica; la imbecilidad o, en todo caso, el retraso, con su inercia y sus
faltas”27. La primera relación es que al contener los placeres se minimizan unos gastos y
unos efectos del poder en la dinámica de las sociedades y si se habla de hoy en día en cuanto
a que, ante menos placer hay más productividad, en el segundo elemento; el instinto siempre
21
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.272
22
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.275
23
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.276
24
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.276

25
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.276
26
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.277
27
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.282
funciona en ausencia del placer para que este sea patológico y por último la imbecilidad se
constituye en todo lo delirante junto con la demencia. “28Pero este instinto puede ser un
elemento patológico y al mismo tiempo portador de placer”.
La psiquiatría muestra otro tipo de modificación, ya que intervienen en su acción los campos
de la neurología y la biología para que pueda funcionar como saber científico y médico. Tal
psiquiatría no se enfoca en la enfermedad como proceso patológico sino como un
desequilibrio anormal, en los instintos sanos ya no enfermos sino anormales y donde las
enfermedades son efectos secundarios de estado anormal, es entonces que la psiquiatría se
dedica al análisis de las “conductas anormales y normales” 29. Para ser más claro el
dispositivo tecnológico saber/poder de la psiquiatría despatológizo con su saber a la
enfermedad y se empezó a universalizar su saber a partir de la infancia.
Ella la psiquiatría inicia una nueva nosografía de todas las conductas y síndromes anormales,
como las fobias, los cleptómanos, acapara a la homosexualidad, los masoquistas,
nuevamente acogió el delirio como objeto médico y no como enfermedad, se empiezan a
medicalizar todos los síndromes en relación con el análisis delos instintos y el placer. Esta
psiquiatría tiene en cuenta el estado de los sujetos el cual y alrededor de él se suscitan las
enfermedades, estado que solo es propio de los sujetos anormales. Esta característica permite
ver las conductas desviadas y la estructura del desarrollo que ha sido interrumpida.
Dicho estado de estos sujetos se debe a la herencia según el autor, que da origen a la
anormalidad, una enfermedad podría provocar otras enfermedades asociadas. Por ejemplo,
como se enuncia en el texto: “el alcoholismo, desde luego, una enfermedad como la
tuberculosis o bien una enfermedad mental, e incluso un comportamiento delictivo” 30, esto
da a entender que todas las enfermedades se heredan ya sea corporales, psíquicas,
funcionales o comportamentales. La psiquiatría también debía controlar la reproducción
analizando las anomalías en la ascendencia con el fin de ir en contra de esa degeneración de
la raza, esta disciplina, por lo tanto va poniendo orden y se le asigna una función de
protección científica y biológica. Más adelante y para finalizar emerge el racismo como
consecuencias de las anomalías en los sujetos, lo que hizo movilizar a la psiquiatría con su
aparato tecnológico para implementar la eugenesis y emprender la lucha contra esta
problemática.

28
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.283
29
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.285
30
Foucault, M. (2000).Los anormales. Buenos Aires, Fondo de Cultura, 2011, p.291
Caso de inclusión
Luz Ángela Vásquez
Desde mi trabajo en las aulas hospitalarias desarrollado en los ambientes hospitalarios que
se enmarcan dentro de la pedagogía hospitalaria, se trabaja en torno a un objetivo central; el
cual es buscar y garantizar la educación a toda la población infantil en edad escolar que se
encuentren en condición de enfermedad, en procedimientos médicos ambulatorios y
crónicos, en incapacidad y en condición de discapacidad asociada a una enfermedad. Es así
como se vincula y se incluye a todos los niños a que sean parte de un proceso educativo que
por condiciones de salud llegan a los hospitales. Sin embargo estos niños que llegan para ser
atendidos por su enfermedad pueden presentar diversas características que marcan la pauta
para que la inclusión se haga posible. Y son precisamente su procedencia cultural, su raza,
su condición social y económica, su condición como víctima del conflicto, y aspectos como
el maltrato infantil, la violencia sexual, la violencia de género, los embarazos adolescentes y
el consumo de alucinógenos entre otros los que fortalecen los procesos inclusivos para una
educación flexible y de calidad. Lo que se pretende desde su normatividad a nivel nacional e
internacional es que se garanticen los derechos educativos desde su continuidad escolar
desde la enfermedad y en los aspectos que pueden interrumpir su escolaridad.

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