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Conceptos: son representaciones mentales de las categorías de objetos que nos rodean. Las funciones que
desempeñan en nuestro sistema cognitivo son esenciales. Una de las más importantes consiste en predecir
cómo se va a comportar un objeto presente y programar una respuesta adecuada a la situación. . Por
ejemplo, si estamos aparcando el auto en un lugar prohibido y vemos como se acerca una persona
uniformada, pensaremos que se trata de un policía que viene a ponernos una multa, por lo que
experimentaremos la tentación de abandonar el lugar y aparcar en otro sitio.
La visión clásica: considera que un concepto es una serie de atributos que en conjunto resultan necesarios
y suficientes para determinar si un objeto pertenece o no a una categoría. Hull realizó los primeros
experimentos sobre aprendizaje de conceptos que inspiraron esta visión.
HULL: Postula que la mayoría de los conceptos que utilizamos se pueden definir en términos de atributos
necesarios y suficientes (atributos definitorios). Una de las consecuencias que presenta es que todos los
ejemplares de una categoría pertenecen por igual a dicha categoría. si un objeto tiene los atributos
definitorios del concepto, entonces lo asignamos a cierta categoría. Si alguno de estos atributos está
ausente, el objeto no pertenece a la categoría. Pertenecer a una categoría es una cuestión de todo o nada.
Crisis de la visión clásica: uno de los hallazgos experimentales más inconsistentes con la hipótesis de la
organización homogénea de los ejemplares de una misma categoría es el efecto de tipicidad.
*En cuanto a este postulado de la visión clásica, muchos profesionales, se han visto imposibilitados de
encontrar atributos definitorios en los conceptos que se emplean habitualmente*
WITTGENSTEIN: fue uno de los primeros en criticar este postulado utilizando ejemplos, como el concepto
de juego, que se resistía a cualquier reducción a un conjunto de atributos definitorios. Nadie aun, ha
podido señalar los atributos definitorios que contienen las actividades denominadas “juego”.
Efecto de tipicidad:
Objetos típicos: si los atributos que contiene un objeto se hallan con frecuencia en otros miembros de
una categoría dada.
Objetos atípicos: los atributos que contiene un objeto se encuentren en raras ocasiones entre los
ejemplares de la categoría.
Es importante no confundir tipicidad con familiaridad. La familiaridad de un ejemplar se juzga con
independencia de la categoría de referencia y se encuentra en estrecha relación de la frecuencia de uso. Un
ejemplar puede ser muy poco frecuente y, sin embargo, contener rasgos muy típicos de la categoría que se
toma como referencia.
El efecto de tipicidad se manifiesta de diferentes formas. Una de ellas es a través de juicios de tipicidad.
Los conceptos previos están íntimamente relacionados con el concepto de semejanza familiar desarrollado
por el mismo autor. Según este concepto, los conceptos se organizan en torno a una serie de atributos más
o menos frecuentes, sin que ninguna combinación de los mismos sea definitoria. En función de los atributos
que contenga un ejemplar podemos decir de él que representa mayor o menor semejanza familiar con el
resto de ejemplares de la categoría. Podemos decir de una actividad que es un juego porque presenta
cierta semejanza familiar con respecto a otras actividades que llamamos juego. Cuanto mayor es la
semejanza, mayor confianza ponemos en la afirmación de que es un juego. Cuanto menor es la semejanza,
menor es dicha confianza.
El efecto de tipicidad se manifiesta de diferentes formas; una de ellas es a través de los juicios de tipicidad.
MERVIS, CATLIN Y ROSCH:
Mostraron que las personas consideran algunos ejemplares más representativos que otros dentro de una
misma categoría.
Por ejemplo: en la categoría “fruta”, las manzanas resultan más típicas que los aguacates y las aceitunas.
Además, mostraron que los juicios de tipicidad son relativamente independientes de la frecuencia o
familiaridad del ejemplar. Siguiendo con el ejemplo, p muchas personas las aceitunas resultan más
familiares y frecuentes que las fresas. Sin embargo, dirán que las fresas son mas típicamente frutas que las
aceitunas.
El efecto de tipicidad se observa incluso con categorías que prestan a una definición en términos de
atributos definitorios.
Por ejemplo; el concepto “abuela” se puede definir como una mujer que es madre de una persona que
tiene algún hijo. Sin embargo, “consideramos representativa” de la categoría abuela a una mujer
aventajada.
Lo interesante de los juicios de tipicidad es que correlacionan con un buen número de pruebas diferentes.
En tareas de categorización consistentes en decidir lo antes posible si una serie de objetos pertenece a una
determinada categoría, los tiempos de decisión son menores para los ejemplares que se consideran típicos
que para los que se consideran atípicos (de este modo las personas deciden que la manzana es una fruta en
menor tiempo que en el caso de la aceituna). Por otro lado, si se les pide a las personas que generen
espontáneamente una serie de ejemplares de una categoría, suelen nombrar los típicos antes que los
atípicos.
La representatividad de los ejemplares puede influir incluso en tareas de razonamiento; como en el caso
que brindan los autores Smith, Sharif y Osheron que investigaron la influencia de la tipicidad de las
categorías en tareas de razonamiento inductivo.
Estos resultados experimentales pusieron de manifiesto las debilidades de la visión clásica de los
conceptos y dieron lugar a una perspectiva teórica diferente. Desde esta perspectiva de esta teoría, los
conceptos no consisten en atributos definitorios, sino que habría un conjunto de atributos compartidos por
muchos de los ejemplares sobre los que se aplica el concepto y que determinarían la semejanza familiar.
En función del grado de semejanza familiar de un objeto con respecto a los ejemplares de una categoría, el
objeto se asigna con mayor o menor probabilidad a dicha categoría. Pertenecer a una categoría no es una
cuestión de todo o nada sino una cuestión de grado.
Sobre esta idea general se asientan diferentes teorías sobre conceptos.
Teorías de prototipos: asumen que cada categoría está representada por un prototipo, que vendría ser el
modelo más típico o representativo de la categoría. Dicho modelo es una abstracción que no tiene porqué
coincidir con ningún ejemplo previamente percibido. Para calcular la semejanza de un objeto con una
categoría, se procede al cálculo de la semejanza del objeto con el prototipo de la categoría.
Teoría de los ejemplares: propone que una categoría está representada por una serie de ejemplares que la
integran. Por tanto, la semejanza entre un objeto y una categoría depende de la suma de los resultados de
calcular la semejanza entre objeto y cada uno de los ejemplares almacenados de la categoría.
La principal objeción que se les realiza a estas teorías es que otorgan al concepto de semejanza mayor
poder explicativo del que realmente les corresponde. Determinar la semejanza entre dos objetos es una
cuestión más compleja de lo que parece. El principal motivo, es que la semejanza entre dos objetos
depende de la selección que hagamos de los aspectos con respecto de lo que se va a evaluar. Como
consecuencia, dos objetos se pueden considerar semejantes o diferentes según los aspectos que entren en
consideración.
Por ejemplo: la semejanza entre un cirujano y un carnicero la consideramos admisible en una frase como
“algunos cirujanos son como carniceros”. Sin embargo, tenemos más problemas en admitirla en una frase
como “algunos carniceros son como cirujanos”. La razón estriba en que cada frase favorece la selección de
diferentes aspectos a la hs de llevar a cabo la comparación entre ambos.
Ambas teorías no explican como tiene lugar la selección de tales aspectos en la comparación entre objetos.
En cualquier caso, el efecto de tipicidad es muy importante para hacerse una idea del contenido de
nuestros conceptos y de cómo los aplicamos en nuestra vida cotidiana. Grax al conoc de este efecto
podemos explicar, nuestro comportamiento en ciertas situaciones en la que debemos id.obj, recordar
ejemplares o categorías, etc.
-Retomando, los conceptos que empleamos para referirnos a los objetos que nos rodean no consisten en
propiedades, sino que se organizan en torno a lo que se denomina semejanza familiar.
El efecto de tipicidad explicado antes es una de las principales consecuencias de esta forma de concebir
conceptos. El objetivo del ejercicio consiste en mostrar el efecto de tipicidad a través de tres tareas
diferentes:
Interpretación:
2-Según los resultados obtenidos en la tarea de tipicidad. Algunos ejemplares se habrán considera más
representativos que otros sobre la categoría “pez”.
Si el concepto de X consistiera en una serie de atributos definitorios, la pertenencia de los objetos a X seria
una cuestión de a todo o nada. Sin embargo, si los resultados que se observan en tareas de juicios de
tipicidad indican que establecemos una marcada jerarquía interna según la cual algunos ejemplares
representan mejor la categoría X que otros.
1-la representatividad de los ejemplares influye en los procesos de recuperación en tareas de producción
libre de ejemplares en los que se utiliza como índice una categoría.
En este caso, los ejemplares deben estar ordenados en sentido descendente en función de su accesibilidad,
para comprobar si los puntajes de tipicidad siguen en el mismo orden.
3-si los conceptos no consisten en propiedades definitorias ¿En qué consisten? Tanto en la teoría de
prototipos como en la de los ejemplares sostienen que la pertenencia a una categoría es una cuestión de
semejanza entre objeto y categoría que depende de la frecuencia con la que se hallan los atributos del
objeto en los ejemplares de la categoría, pero que no son necesarios ni suficientes para definirla.
La tabla permite comprobar que los atributos necesarios no tienen ningún poder explicativo con respecto a
los juicios de tipicidad o con respecto a la accesibilidad, ya que dichos atributos se encuentran en todos los
ejemplares.