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VR00M VR00M:
Poes1a y Aceleracionism@
Luego del alunizaje y la victoria espacial, esta es desechada al
perder su valor de “vencer ideológicamente” al bando soviético. El
desmantelamiento de la NASA se inicia mientras Neil Amstrong aún se
encuentra en cuarentena extraterrestre. El Muro de Berlín cae veinte
años después y los complejos habitacionales en Marte son pospuestos
indefinidamente. La pregunta no es ¿quién pensaría en morir en
Marte? La pregunta sería:
Año 2000. Más que una angustia milenaria. Fin de la Historia.
Implosión soviética. Llámalo como quieras. La flecha del futuro (la
exploración de la vanguardia) vira. La Élite Beau Monde es
confeccionada por coleccionistas. Oasis y Blur vencen en la carrera
espacial hacia los charts a The Chemical Brothers y Basement Jaxx.
El deseo espacial de la izquierda es reemplazado por una visión
romántica (y colonial) de los pueblos originarios de Latinoamérica.
Lo más chic que se han atrevido los sindicatos es a vestir chuyllos
de diseñador. O en todo caso lo más chic es ahora Bad Bunny haciendo
canciones de 1995. El rock está muerto tanto como el reggaetón está
muerto. Epidemia de Coleccionistas, Pandemia de Retro-Virus.
Depresión joven. ¿Extrañas el Futuro? Nadie esperaría que 2021 fuese
diferente a 2020 (o a 2013, 2008, 1995 o 1983). Más allá de la
comodidad de los gadgets, el futuro es una cursilería pasada de
moda. Tendrás tu vida. Nuevas rentas probablemente. Años con nombres
de marcas en el
futuro (¡Feliz año de la McBacon!). Préstamos desde
el nacimiento. Cadenas más elaboradas guiadas por un postfascismo
electrónico.
La única forma de imaginar el futuro pareciera ser melancólico o
desesperanzado. Solo China sonríe (y de qué manera). ¿Han escuchado
a The Drums?
Strokes como síntoma. The Drums como síntoma. El triunfo del
Realismo es el triunfo de la autenticidad en la música. Pero no solo
la música se encuentra estancada. Los movimientos artísticos se
encuentran mucho más quietos que hace 20 años. Por supuesto que hay
buenos libros ¿Cuándo se trató la literatura solo de que hubiese
buenos libros? La aceptación de la mediocridad va por los mismos
términos: el pedido de experimentación es sedimentado por una
crítica que considera cualquier paso hacia adelante como una
marejada naif. Nuevamente el triunfo del realismo. Buenos términos y
malos planes.
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Los avances tecnológicos producidos dentro del capitalismo no son su
propiedad. La misión de acelerar la alienación hasta llevar al
sistema a sus propios límites y obligarlo a saltar. No un
tecnoutopismo, sino la conciencia de lo necesario para un cambio
social, y cómo la tecnología debe orientarse hacia él y generarlo.
El Aceleracionismo contiene la clave para la emancipación del mundo.
Urgencia de la construcción de una forma colectiva. No más
individualidad, no más idea de autor, no más genio über alles. La
literatura del aceleracionismo debe hacer uso de todas las
tecnologías disponibles para romper el ensimismamiento cultural y el
algoritmo que desemboca eternamente en una industria cultural
retrómana. La nueva poesía debe formar comunidades, producir en
comunidades. La obra no será de nadie y a la vez será de tod@s. La
lenta y definitiva muerte del autor es la muerte del monopolio
editorial.
Serás una máquina de escupir versos y no podrás detenerte. Incluso
quizás lo disfrutes.
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El asunto literario es un asunto de comodidad excesiva. Una vez
extirpado el síndrome soviético, la posibilidad de una crítica
literaria concentrada en algo más que “buenos libros” se vio
gradualmente cancelada.
La novela es sometida a un fuerte régimen de control: Flaubert es
llevado a juicio, el Marqués de Sade es apresado. No ir contra el
sistema: primera regla. La poesía se diluye en los intersticios, se
evapora y vuelve a condensarse en un charco que es ignorado. Ahí
radica su potencia. L@s poetas del siglo XIX decidieron esconderse y
sentirse superiores a la plebe: nosotr@s no tendremos la oportunidad
de repetir ese error.
La hegemonía de la novela arrasa de forma ininterrumpida el siglo
XX. Se instala cómoda en el regazo de Random House. Es divertida,
probablemente haya algo de gran literatura en ella, pero como
movimiento la novela es el máximo representante del zombienismo
literario. Status de Complacencia extremo anudado a la pretensión
comercial. Elvira Sastre como síntoma. Premios entregados por
popularidad. El total desvanecimiento del proyecto ilustrado en las
grandes editoriales. Currículums que adjuntan números de seguidores
en redes sociales. Hiper Realismo de Publicidad y películas de Wes
Anderson. Si hay un escape a corto plazo para la narrativa está en
el sci-fi y el horror.
Pero mientras… la novela es el producto y síntoma de un sistema
donde los hombres individuales son avalados por un supuesto genio,
cómodo para los proyectos socioeconómicos y culturales del
capitalismo. Hoy miles de píxeles atraviesan una pantalla, estímulos
constantes en sonidos e imágenes que se procesan como ruido en
nuestros cerebros que ya no pueden procesar la información de la
información. Ya no existe el contexto que permitía la lectura de la
novela; la realidad tecnocapitalista se resquebraja y sus grietas
escupen las líneas más complacientes que pueden escribirse esta
noche. La novela debe morir.
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+++La Retromanía encajada en los hombros del Realismo Capitalista es
en sí un género literario. No es casual que el Fisherismo elija la
palabra “Realismo”. Una mixture de planteos teóricos: Lukács y la
pretensión de construcción de un mundo total capaz de representar
todas las fuerzas en tensión confluyendo en un personaje socialmente
determinado, un personaje tipo. Una abstracción que nos permita
comprender y desnaturalizar el mundo. Adorno y “nuestra percepción
de la realidad es confusa y fragmentada porque el capitalismo nunca
desnuda los mecanismos de su opresión, por lo que la representación
de un mundo total es imposible” hablando de la Industria Cultural
como el material que engrasa los engranajes de opresión. El realismo
capitalista va así: la reconciliación imposible en el hotel de los
críticos grises. Un mundo completo lukacsiano cumple la función de
la Industria Cultural: representar una idea de realidad que nos
indique que no hay alternativa. Johny Rotten como un inesperado
agente de la CIA indicando No hay Futuro. El mundo generado no tiene
fisuras aparentes como para desnaturalizar la realidad. Pero no es
así: si estiramos la mano podemos hacer entrar en cortocircuito la
pantalla eléctrica que simula un cielo sin nubes. Algo oscuro debajo
de nuestros pies. Bailar hasta romper el suelo.
+++El realismo se discute en el plano de la narrativa. No se
considera que la poesía pueda transformar o representar la realidad.
Podemos tomarla en cambio como pequeños láseres que perforan el
tejido ideológico construido: la novela moderna (y su versión
pastiche postmoderna) debe ser superada como género mainstream. La
poesía es más permeable a las nuevas formas y tecnologías, lo que le
permite una comprensión de la realidad y una adaptabilidad con la
que la narrativa contemporánea solo puede soñar. La poesía tiene una
capacidad de detonar paisajes de inestabilidad y rareza necesarios
para avisorar el futuro. Como los bajos distorsionados de una
canción de Skrillex: el futuro nunca es claro, o es una aparición de
sombras o un tubo de luz incandescente. El asunto es caminar hacia
él.
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La literatura hace política desde la forma en que estructura sus
comunidades. Luego de los 90 las infraestructuras esenciales de
difusión literaria fueron condenadas a la intrascendencia o el
discurso gentrificado: intelectuales soft, curadores de autoayuda,
gurús de corrección política. La expulsión del intelectual es
paralela a la expulsión de una crítica literaria que vaya más allá
de la inspección del estilo. La crítica literaria en prensa escrita
migró a una mera nota de prensa o una revisión de genealogías
literarias. ¿De qué nos sirven los buenos libros?
La tarea es reconstruir una comunidad literaria, una escena poética
en el ciberespacio, autónoma de las viejas instituciones literarias
(a estas alturas zombieficadas o gentrificadas) Reemplazar el
populismo de la web 2.0 (enemigo a muerte de cualquier proyecto
ilustrado) con un modernismo ilustrado de internet. El populismo no
puede determinar un criterio de valoración. La aparición del
influencer ilustrado es la reaparición del curador como accésit
entre cultura y masividad. Portador del proyecto ilustrado en
internet, así como reconstructor de una crítica literaria y un
circuito ya no centralista, sino postgeográfico, probablemente solo
con fronteras (temporalmente) marcadas por el idioma. Un escenio en
reemplazo del genio vanguardista.
No se trata de crear una alternativa a la literatura mainstream. Se
trata de luchar por la hegemonía (junto a su crítica, sus medios de
difusión y su capital simbólico) contra el mainstream y procurar su
desaparición. Ser una abeja de marte incrustada dentro de sus
ventanas, pedaleando la presencia de una sombra. No se trata de
resistencia, se trata de sabotear permanentemente el mainstream ya
sea con acciones directas o indirectas y ocuparlo. Reconstruir el
mainstream lejos de la administración de una industria siempre
mediocre. Del mismo modo que las colonias humanas en Marte llega
como un asteroide la pregunta análoga: ¿Dónde está la literatura del
2020? ¿Dónde se encuentra la literatura del futuro?
VR00M VR000M
Una estética aceleracionista es una estética cyborg, máquinas de
bajo costo ocupando los antiguos patios de McDonald’s en un futuro
lejano y detonando poemas como bombas de sonido. Una estética
aceleracionista es una nave espacial atravesando atmósferas sin
miedo a perder alguna de sus capas (un cohete que deja caer su cola
mientras atraviesa la vía láctea, y luego la siguiente fase de su
estructura espacial para impulsarse a velocidades impredecibles).
¿Por qué cuesta tanto encontrar literatura de internet?
El peligro de la retromanía es latente. ¿Cuántos videoclips de
poesía se encuentran al borde de un fetichismo del pasado y las
patas cortas del sentimentalismo arcaico? Incluso los bots de poesía
corren el riesgo de convertirse en piezas de colección.
Un rechazo al mito de la naturalidad y lo tradicional. La humanidad
como una especie en constante reconfiguración. El desprecio a la
familia. Ninguna reconciliación con el padre —predilección orgullosa
de la narrativa reciente—, desprecio público —transmisión en vivo—
de la desmembración simultánea de los padres comunales. Fiestas de
poetas futuros transformados a través de su hackeo cibernético &
biológico en superinteligencias. Fiestas como cápsulas de amnesia
momentánea rescatando la infancia de los versos de la órbita
retromaniaca. Hedonismo de sustancias como un pedido por el día que
vendrá.
No hay planeta nuevo sin fiesta que lo invoque. Células de
redistribución de la fiesta. Crowfunding de tribus urbanas que nacen
y mueren en una sola noche. Intentas detenerme pero eres lento, tan
lento.
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Como en una película de zombies, sabemos que es más difícil matar a
un cadáver que a un vivo. L@s encargados de la zombieficación
literaria (el capitalismo y el mercado editorial) deben ser
destruidos más allá de un gesto de mera resistencia. Para ello
valdrá la pena infiltrarse y hackear sus métodos para volverlos en
contra de ell@s mism@s. Superarl@s. La película empieza y no hay
oportunidad para los héroes individuales. No habrá un ídolo para el
afiche de Hollywood, se vencerá colectivamente o no existirá
victoria posible.
Amanece en Marte.