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1.

estas Cartas presentan una forma de educación que compete tanto al individuo como a
toda la humanidad; Schiller no diferencia estrictamente el concepto de formación frente a
otros conceptos análogos, ya que postula un antecedente de lo que actualmente y de
manera amplia, conocemos como Bildung o formación. En correspondencia, dice Klafki
(1987): “[…] los conceptos de ‘educación’ (Erziehung) y ‘formación’ (Bildung) no designan
dos cosas diferentes, sino que la ‘educación’ es entendida como consciente ayuda
pedagógica para hacer posible la ‘formación’ del individuo”

2. También se puede leer en las Cartas que para Schiller era necesario y urgente postular un
nuevo proceso formativo, ya que su sociedad estaba fracansando a causa del “salvajismo”
de las clases bajas y “la apatía” de las clases altas, ambos fenómenos fundados en “la
cultura” (die Kunst); la cultura política y educativa de la época se encargó de dividir y
diferenciar lo racional de lo sensible. Esto trajo como consecuencia el salvajismo de unos y
el egoísmo de otros, y peor aún, la discordia entre la razón y la sensibilidad del individuo.
además de dividir al individuo en sí, también procuró y estimuló la imposición de la razón
sobre la sensibilidad, al respecto dice Schiller:
“Un hombre así formado [en la división de sus facultades y la imposición de la razón sobre
la sensibilidad] estará sin duda a salvo de ser naturaleza en bruto y de aparecer como tal;
pero también estará protegido de tal modo por sus principios de las sensaciones
naturales, que será tan inaccesible a la humanidad exterior como a la interior”

3. Por este motivo el alemán postula como necesario un nuevo proyecto formativo que
permita restituir el papel de la sensibilidad, superar el Estado natural y abonar el terreno
para que florezca un verdadero Estado de la libertad. Pero, para garantizar la libertad del
hombre se precisa, como propone Schiller, de una formación estética a través de la cual se
supere, primero, la oposición entre sensibilidad y razón, y, segundo, el provecho además
esta educación estética, o de la sensibilidad, debe estimular la armonía entre las
facultades para salvar la humanidad y procurar de este modo la libertad de la misma, de
esta manera se debe considerar que solo en el ser absoluto la necesidad física
corresponde naturalmente con la necesidad moral, el hombre, por el contrario, requiere
de algo más que su mera naturaleza para pasar de la necesidad natural a la libertad sin
anular en dicho tránsito la primera, por esto Schiller propone:
“un tercer carácter que, afín con los otros dos, haga posible el tránsito desde el dominio
de las fuerzas naturales al dominio de las leyes y que, sin poner trabas al desarrollo del
carácter moral, sea más bien la garantía sensible de esa invisible moralidad”

4. Como se ha dicho anteriormente, la armonía entre necesidad y libertad es la más urgente


entre las condiciones para una formación total, es decir, que la formación debe tener en
cuenta no solo la inteligencia sino también el sentimiento y la moralidad. según Schiller a
través de la contemplación, el hombre habia agotado sus necesidades y se detiene a
contemplar gozosamente la naturaleza y hace “surgir la belleza de las cosas bellas”. ). o
sea, hace concordar simultáneamente el concepto (impulso formal) con el sentimiento
que es el (impulso sensible) que le despierta el objeto. es decir que la comprensión de un
objeto bello no se agota con el concepto de lo que es bello, En otras palabras, “la belleza”
es una “forma-viva” pues en ella armonizan la variabilidad de los sentimientos y la
necesidad de los conceptos, al respecto dice Schiller (1990):
“La Belleza es pues Forma, porque la contemplamos, pero es a la vez Vida, porque la
sentimos”

5. Por otro lado la experiencia estética también permite a cada hombre ponerse en el papel
de los otros y elevarse del sentir individual hacia un sentir más general, por esto rivera de
rosales no dice que “nos abrimos a una comunidad, a la posibilidad de comunicarnos el
sentimiento, a un sentir común capaz de trasmitir lo singular […] sin la belleza viviríamos
en un desierto”. la experiencia estética es la única forma que posee el hombre para
acercarse a los demás e ingresar como miembro en una comunidad regida, no por la ley de
la fuerza como ocurre en los estados naturales, sino por leyes racionales dictadas y
asumidas emotiva y voluntariamente por todos “[…] porque es a través de la belleza como
se llega a la libertad”.

6. para la educación de la sensibilidad, el arte se afirma en principio como el medio


privilegiado a través del cual, en primer lugar, se desarrollará en el hombre el sentido de la
belleza y, en segundo lugar, se ennoblecerá su carácter al punto que este pueda ser
miembro de un Estado de la libertad: “[…] porque el arte es hijo de la libertad y sólo ha de
regirse por la necesidad del espíritu, no por meras exigencias materiales” (Schiller, 1990),
la educación de la sensibilidad habrá de servirse del arte, particularmente de la apariencia
como característica de suyo, para acercar al hombre a la belleza y, asimismo, distanciarlo
del salvajismo, la apatía, la utilidad y el racionalismo ortodoxo, que subordina la
sensibilidad a sus intereses. Ya que aunque el arte se asume en un primer momento como
medio, no puede perderse de vista que va más allá de ello ya que de ser solo un medio no
cumpliría su mayor tarea, a saber, “jugar” con apariencias, con formas, mediante las
cuales el hombre se puede acercar a los conceptos sin sacrificar por ello sus inclinaciones y
sentimientos “que el hombre juegue con la mera forma, con la mera apariencia, lo
despega de la urgencia de las necesidades materiales; la belleza y lo inútil van invadiendo
su vida y lo liberan del yugo de lo materialmente útil, para que pueda degustar las ideas de
la razón (Schiller, 1990)”

7. en pocas palabras Schiller propone una formación total encabezada por la educación de la
sensibilidad, o estética, con el fin de agotar la escisión que la cultura moderna para el
hombre, para esto aprovecha la apariencia, ya que a través de ella es posible estimular el
sentido de la belleza, el cual garantiza la libertad del hombre, asimismo, que la superación
del salvajismo, la apatía y el egoísmo. De esta manera se puede afirmar que la educación
de la sensibilidad establece las condiciones para una formación moral y posibilita, a través
de la armonía entre necesidad y libertad, el surgimiento de un nuevo Estado

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