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Este documento describe la relación íntima entre el narrador y su pareja. Expresa el deseo del narrador de abrazar y besar a su pareja, y la calidez y cercanía que siente cuando están juntos. También describe escenas cotidianas en las que observa a su pareja jugando de manera inocente, y los momentos tiernos que comparten como pareja.
Este documento describe la relación íntima entre el narrador y su pareja. Expresa el deseo del narrador de abrazar y besar a su pareja, y la calidez y cercanía que siente cuando están juntos. También describe escenas cotidianas en las que observa a su pareja jugando de manera inocente, y los momentos tiernos que comparten como pareja.
Este documento describe la relación íntima entre el narrador y su pareja. Expresa el deseo del narrador de abrazar y besar a su pareja, y la calidez y cercanía que siente cuando están juntos. También describe escenas cotidianas en las que observa a su pareja jugando de manera inocente, y los momentos tiernos que comparten como pareja.
Voy a dormirme en sus brazos. Espero que se encuentre en casa así
puedo abrazarla, puedo besar sus manos frías, porque siempre tiene sus manos frías y hay que hacer un esfuerzo enorme para calentárselas. A veces, cuando me siento en el sillón y ella en la mesita ratona, hablamos a media voz, yo le miro su boca y ella la mía. Tomo sus manos frías como la soledad que siento ahora y la acerco a mi cuello, justo bajo de las orejas, entonces la tengo más cerca de mi cara y hablamos boca a boca, siempre a media voz, después, ya con sus manos tibias empieza a buscar mi espalda y entonces, tiemblo como una hojita en el viento; luego me deja. Cierro los ojos, me tira hacia atrás y me cae como un rayo en el pecho abriéndome una larga herida con su lengua. Siempre es lo mismo, siempre me quedo con esta horrenda necesidad de verla, como ahora, que siento en cada paso el peso de los años y de los que vendrán. A veces de mañana, la miro desde la cama y la veo jugar con una muñequita que se llama igual que ella, toman el té juntas, se preguntan si están enamoradas y de cómo es el chico que las frecuenta; otras veces, esparce azúcar sobre la mesa y dibuja corazones o arco iris de un solo color. Aunque ella me pregunta si me gusta el rojo, el azul o el color violeta de cada arco, yo me veo en la obligación de decirle que están hermosos. Entonces me sonríe y me salta como un gatito abrazándome y cruza las piernas por mi cintura, apoya la cabeza en mi hombro y caminamos como si fuéramos uno solo por toda la casa, hasta que la dejo reposar sobre la mesa del jardín, se acurruca y le acaricio la cabeza mientras duerme.