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En la forma de la consagración del pan se presenta con frecuencia un error de

traducción; un error que es común en libros protestantes y que empieza a verse en libros
católicos más o menos desde la segunda mitad del siglo XX: en vez de poner ESTE ES
MI CUERPO ponen ESTO ES MI CUERPO.

El siguiente texto presenta un análisis meramente gramatical y que es muy claro, además
de coincidir con muchos de los primeros padres tradicionalistas y con innumerables
libros católicos antiguos. Tal texto trata, únicamente desde el punto de vista gramatical,
las traducciones al castellano del nuevo misal, aunque aquí sólo se incluye la parte
relacionada a la consagración de la hostia:

El texto latino dice: hoc est enim Corpus meum, que traducido al español
significa “este es mi Cuerpo”. ¿Por qué la versión española [del misal]
dice “esto es mi Cuerpo”?

En griego sôma (cuerpo) es neutro; por tanto, para que con él concierte,
se usa el pronombre demostrativo neutro toûtó. Así figura en el texto
original griego del Evangelio. También en latín corpus es neutro; por tanto,
el pronombre demostrativo que lo acompaña debe ir en neutro: hoc. Pero
en español, el sustantivo “cuerpo” es masculino, no neutro como en latín y
en griego; en consecuencia, su pronombre demostrativo debe concertar
con él. Debe decirse “este es mi Cuerpo”.

Parece que el traductor español, al no manejar suficientemente bien el


latín, tradujo palabra por palabra: hoc lo tradujo por “esto”, sin reparar que
está en neutro porque concierta con el sustantivo neutro al que se refiere:
corpus.

Si corpus fuera masculino, la frase sería hic est enim Corpus meus. Pero
como corpus es neutro, la frase es hoc est enim Corpus meum, que bien
traducido al español es “este es mi Cuerpo”.

Así por ejemplo, cuando rezamos la Salve en castellano, no decimos “y después de esto
destierro” sino “y después de este destierro” aunque en la oración en latín se use el
vocablo hoc.

Con esto concuerdan muchos traductores expertos en latín y griego entre los que se
cuentan sacerdotes teólogos y por ello es que en los libros católicos impresos antes de la
segunda mitad del sigloXX se puede leer la traducción correcta “este es mi Cuerpo”,
mientras que en la segunda mitad de ese siglo, poco a poco se va introduciendo la
traducción errónea “esto es mi Cuerpo” en misales, devocionarios, etc.
En las biblias del P. Scio, de Torres Amat, Nácar-‐Colunga y Bover-‐Cantera se
encuentra la traducción “Este es mi cuerpo” y aun en algunos escritos del P. Leonardo
Castellani (en el tratado de las parábolas y en Cristo ¿vuelve o no vuelve?), se lee esta
misma traducción: “este es mi cuerpo”.

En cambio, prácticamente todas las biblias protestantes ponen “esto es mi cuerpo”.

La traducción correcta de las expresiones griegas en cuestión, “túto estin


to soma mu”, y “túto estin to jáima mu”, atendiendo a la gramática griega
(lengua fuente), y a la gramática castellana (lengua receptora), es,
respectivamente, “este es mi cuerpo” y “esta es mi sangre”, aunque tales
traducciones no satisfagan el gusto, ni sean del agrado de la teología
protestante, y hasta parezcan favorecer el punto de vista de la
teología católica romana respecto de los sacramentos.

La siguiente imagen es de una página de un misal de Dom Gaspar Lefebvre:


Lo que sigue es un trozo de un libro de la liturgia de Semana Santa y en él se traduce la
forma sacramental como “Este es mi Cuerpo” y hasta se argumenta por qué se traduce
así. El libro es muy antiguo como puede apreciarse por la grafía y la gramática:

En la misa tridentina, el sacerdote, obediente al mandato de Nuestro


Señor, reconstruye la Ultima Cena con esta oración: "El cual, el día antes
de su pasión, tomó el pan en sus santas y venerables manos, y elevados
los ojos al cielo, a Ti, Dios, Padre suyo omnipotente, dándote gracias, lo
bendijo +, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo: `Tomad y comed
todos de él, [y ahora, el sacerdote interrumpe la oración, se inclina sobre
la Hostia, y en voz baja y en la Persona de Jesucristo Mismo, dice con
suma reverencia y solemnidad] Porque éste es mi Cuerpo'".
En el Novus Ordo Missae esta oración se traduce como sigue: "El cual, la
víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y venerables manos, y,
elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando
gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomad y
comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por
vosotros."
Lo más probable es que si preguntáramos a esos católicos complacientes
a quienes no les importa de lo que se trata la misa y quienes van
solamente porque se espera que vayan, si haya alguna diferencia entre
las dos, probablemente respondería sin duda que no hay ninguna. Y esto
es exactamente de lo que dependen los innovadores: que no se vea
ninguna diferencia. Pero la diferencia es muy profunda. Está allí para que
se vea si tan sólo se tomara el tiempo de verla. De hecho, hay mucho que
descubrir por comparación.
La primera cosa de todas es que en la misa tridentina se usa una manera
eucarística de hablar doble. Con esto queremos decir que por un lado
está la narración de los hechos que rodean la Ultima Cena, y por otro, la
acción misma de sacrificio. En la misa nueva se usa una sola manera
eucarística: _el relato! La Instrucción General sobre la Liturgia Nueva
hasta la titula "El Relato de la Institución."
Esta diferencia es muy significativa. En la misa tridentina, la narración
llega a un alto para que tenga lugar una acción, y esa acción es la
Consagración. Las oraciones de la narración paran, entonces el
sacerdote, inclinándose sobre la Hostia, y en voz baja dice, "Porque este
es Mi Cuerpo." ¿Por qué mandó la Iglesia esta doble manera de hablar
en las palabras de la consagración? La razón es de primerísima
importancia.
En la Iglesia Católica, Jesucristo Mismo consagra. Cada misa es una re-
presentación de la pasión y muerte de Cristo de forma incruenta. El
sacrificio es el mismo, y el Sumo sacerdote es el mismo Jesucristo.
Todo esto se profesa vivamente en la misa tridentina por la manera y el
contexto en que se presenta la consagración, y en obediencia directa al
mandato de Cristo, "Haz esto en memoria Mía."
Ahora bien, de acuerdo con la teología católica, la forma sacramental debe indicar lo que
el sacramento hace.
En esta proposición «Este es mi cuerpo», el sujeto es "mi cuerpo", "el Mi
cuerpo", ó "el cuerpo mío" porque lleva el artículo; y el atributo es, "Es
este", como diciendo: "Mi cuerpo es este cuerpo", en cuyo sentido la
proposición es verdadera.

Pero no estaría bien dicho «Este es mi cuerpo» poniendo por sujeto á


"Este", y por atributo á "Es mi cuerpo", de modo que fuese el sentido de la
proposición: "Este (cuerpo) es mi cuerpo", porque "Éste" (cuerpo) no
puede significar el cuerpo de Cristo que todavía no está allí, cuando sólo
se ha pronunciado la palabra "Este" con el verbo "es"; y si el pronombre
recayera sobre el pan, y este con el pronombre fuera el sujeto de la
proposición, y el atributo fuese "Es mi cuerpo", el sentido sería: "Este pan
es mi cuerpo", lo que es un error.

En suma, en estas proposiciones castellanas se emplea la figura


hipérbaton: en el régimen directo se diría: "Mi cuerpo es este" (cuerpo),
"Mi sangre es esta" (sangre), proposiciones ambas verdaderas, así como
también lo son colocadas las palabras en orden inverso o indirecto, "Este
es mi cuerpo, Esta es mi sangre", porque siendo en uno y otro régimen
uno mismo el sujeto "mi cuerpo, mi sangre", y uno mismo el atributo, "es
este, es esta" en cualquiera parte de la proposición que estén colocados,
el sentido en el régimen indirecto siempre es el mismo que en el régimen
directo. Otro tanto decimos con respecto al latín. "Hoc est corpus meum,
Hic est sanguis meus, Corpus meum est hoc, Sanguis meus est hic"
(siendo "hic" pronombre, no adverbio), todas estas proposiciones son
verdaderas y su inteligencia no presenta ninguna dificultad, porque el
régimen es "Corpus meum est hoc (nempe corpus), Sanguis meus est hic
(nempe sanguis)".

El pronombre masculino "hic" que con el verbo es el atributo de la


proposición, está determinado por el nombre "sanguis", con quien
concierta, y que es el sujeto de la proposición. También el pronombre
neutro "hoc", si se toma con el verbo por el atributo de la proposición, está
determinado por el sujeto "corpus"; y si a causa de su terminación neutra,
como el latín no tiene artículos que señalen el sujeto de las proposiciones,
se le quiere tomar en esta como sujeto, expresará en ella una idea de
cosa en general, de una cosa indeterminada, y esta cosa
indeterminadamente por él significada, quedará determinada y contraída
al cuerpo de Cristo, después que se enuncie el atributo "est corpus
meum", y la proposición siempre resultará verdadera”.

Esta explicación está conforme con lo que dice Santo Tomás: “es necesario que la forma
del sacramento signifique lo que el sacramento hace.” Otras explicaciones que sostienen
que el Hoc se refiere a una sustancia neutra antes de que se convierta en el Cuerpo de
Nuestro Señor no explican por qué tanto San Mateo como San Marcos ponen: Hoc est
corpus meum, hic est sanguis meus, según se lee en la Vulgata. Si se tratara de referirse
a una sustancia neutra tendrían que haber escrito hoc est sanguis meus.

Pero ahora, aunque vino es de género neutral en latín, Cristo no dijo Hoc,
sino Hic est Sanguis meus, porque el Hic no se refiere al vino, sino a Su
Sangre. Y aunque pan es de género masculino, aun así, Él dice Hoc est
Corpus meum, no Hic, porque el Hoc no se refiere al pan, sino al Cuerpo
(Mi Cuerpo es este cuerpo).

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