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Las matemáticas divinas

Cómo es que “uno más uno


es igual a tres” en el Reino
Por Selwyn Hughes
1 | Las matemáticas divinas
Las matemáticas divinas
Cómo es que “uno más uno
es igual a tres” en el Reino
Por Selwyn Hughes
Cuanto más tiempo invierto en estudiar las Escrituras, más
me impresiona la gloriosa ilógica de la Biblia, en relación al
título de este libro (Las matemáticas divinas). Nuestro sistema
humano de matemáticas nos dice que dos más cinco son siete.
Pero hay una ocasión en las Escrituras cuando dos y cinco
sumaron cinco mil. Dos pescados y cinco panes que fueron
tomados por Jesucristo y, bajo lo que Francis Ridley Havergal
llama “su divino toque multiplicador”, el salvador pudo darle
de comer a cinco mil personas. Y por añadidura ¡se llenaron
doce canastas con los pedazos de pan que se recogieron
después de que todos habían comido cuanto quisieron!
Se puede encontrar una historia parecida en el Antiguo
Testamento (2 Reyes 4) donde el siervo de Dios, Eliseo, fue
testigo de la milagrosa extensión de veinte panecillos los cuales
satisficieron a mil hombres hambrientos—y quedaron sobras.

Considere esto también… algo que dijo Jesús: “Si tratas de


aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por
mi causa, la salvarás” (Mateo 16:25). ¿Cómo se puede ganar
al perder? Los principios más básicos de la contabilidad
indican que una pérdida es una pérdida y una ganancia es
ganancia. No conozco ninguna ley matemática que diga que
una pérdida puede llegar a ser ganancia. Bien, en el esquema
divino las cosas son diferentes. Perdemos lo que no tiene valor
eterno para ganar lo que perdura por toda la eternidad.

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Hay un versículo muy intrigante en el libro de Eclesiastés—
un libro escrito por el rey Salomón, el hombre más sabio que
haya existido—que dice:

Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si


son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor
todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta
fácilmente. (Eclesiastés 4:12)

Si investiga el contexto de este versículo, descubrirá que se


trata de la amistad. El versículo 9 dice, “Es mejor ser dos que
uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el
éxito. Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero
el que cae y está solo, ese sí que está en problemas.”

¿Por qué es que el escritor empieza hablando de la amistad


entre dos pero agrega este clímax tan extraño – “una cuerda
triple no se corta fácilmente”? Este texto frecuentemente se
saca de su contexto para decir que tres personas al trabajar
juntas forman una fuerza poderosa. Pero no es esto lo que
dice.

Los eruditos describen esta declaración como una


“construcción culminante” –un dispositivo literario utilizado
para dar énfasis—pero va mucho más allá. Lo que el texto
está diciendo es esto: cuando se tiene una relación estrecha
con otra persona, no sólo se tiene lo que la otra persona aporta
a la amistad (o lo que tu aportas a la otra persona), pero
también aparece una tercera cualidad – una fuerza y energía
que se generan de la relación, las cuales nunca se hubieran
dado si se hubieran mantenido separados. Su fuerza más la
fuerza de su amigo producen una fuerza nueva y aún mayor.

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En la época de Salomón, aunque entendían el concepto, no
lo expresaban con una sola palabra. Hoy en día lo llamamos
“sinergismo”. La definición de sinergismo es la siguiente: “El
efecto combinado de dos cosas que excede la suma de sus
efectos individuales”. Dios ha diseñado las buenas y estrechas
relaciones de manera que uno más uno no es solamente dos—
uno más uno es igual a tres.

No hay nada más emocionante que ver las matemáticas divinas


aplicadas al tema de dar. Damos… y cuando pensamos que
hemos llegado al cabo de nuestros recursos económicos, Dios
hace posible que podamos dar una y otra vez. Quizás es lo que
quiso decir un autor cuando hablaba de la intervención de Dios
en los asuntos de la humanidad: “Las matemáticas y la lógica
no tiene nada que ver con la realidad.”

Dios es la Gran Realidad, y cuando Él obra no nos


debemos sorprender si todo lo humano termina
de cabeza.

Permítame volver a la historia del niño que le dio a Jesús sus


panes y sus pescados. Supongamos que el niño haya pensado:
“Estas cosas son solamente para mi y no tengo intenciones
de compartirlas con nadie.” Se hubiera perdido uno de los
milagros más grandes de todos los tiempos—ver a Jesús
dar de comer a los cinco mil. Imagínese también que los
discípulos, en vez de servir los panes y pescados multiplicados
a la muchedumbre, hubieran decidido ponerlo todo en una
esquina y cobrar. ¿Qué piensa usted que hubiese sucedido?
Bueno, por supuesto sabemos que el Señor no se los hubiera

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permitido, pero ellos mismos se habrían descalificado de
servir a Aquel cuya vida estaba entregada a la generosidad.
Posiblemente nunca hubiésemos sabido nada de ellos.

Estoy seguro que a usted se le cruzan en su camino


oportunidades para ser generoso casi a diario, y si no responde
a esas oportunidades, quien sabe que ríos no fluirán, que
grandes ministerios nunca nacerán, que grandes obras nunca
se realizarán. Dios le ha abierto las puertas de la generosidad;
no dejen de abrir esas mismas puertas de generosidad a otros.

Otra cosa que me ha intrigado en mi lectura de las Escrituras


es el hecho de que los cristianos pueden experimentar la
bendición de Dios en sus vidas de tal manera que les permite
hacer cada vez más y mayores inversiones financieras en el
Reino de Dios.

Mire este versículo, por ejemplo. A mi consideración, es uno


de los versículos más asombrosos en las Escrituras:

Da con generosidad y serás más rico; sé tacaño y


lo perderás todo. (Proverbios 11:24)

¿Se da cuenta de lo que dice? Dar con generosidad contribuye


a la abundancia mientras que la tacañería conlleva a la escasez.
La frase operativa aquí es “con generosidad”. Algo sucede
cuando se da con generosidad (y sabiduría) que impacta no
solo al que recibe sino también al que da. Los que son tacaños
y se rehúsan a ser generosos hacia los menos afortunados, tal
vez no experimenten la pobreza económicamente, pero sin
duda la vivirán espiritualmente.

Y no hay nada peor que la pobreza del alma.

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Los que comparten lo que yo creo—que la Biblia contiene
la sabiduría más grande que se pueda encontrar en la tierra,
y practican sus principios—reconocerán la verdad de este
versículo.

Encontrarán que entre más le dan a Dios,


más tendrán para dar.

Una cosa es cierta—nadie puede decir que es un verdadero


discípulo de Jesucristo a menos que entienda los principios
bíblicos con relación al dinero. Nuestro Señor tenía bastante
que decir acerca del dinero cuando estuvo en el planeta
Tierra. De hecho, dieciséis de las treinta y ocho parábolas que
se registran en la Biblia tocan el tema de las finanzas.

Las Escrituras están bastante repletas de pasajes relacionados


con el dinero y con dar. Empecemos con este incidente en la
vida de nuestro Señor:

Jesús se sentó cerca de la caja de las ofrendas del templo y


observó mientras la gente depositaba su dinero. Muchos
ricos echaban grandes cantidades. (Marcos 12:41)

Marcos, el escritor del evangelio, nos dice que mucha gente


rica ofrendó grandes cantidades, pero una viuda pobre vino
y puso dos monedas de cobre muy pequeñas, que valían solo
una fracción de un centavo. Mientras Jesús observaba lo que
sucedía, se volvió hacia los discípulos y dijo, “esta viuda pobre
ha dado más que todos los demás que ofrendan.”

Esto debe haber causado algunas reacciones entre sus

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discípulos ¿no le parece? ¿De acuerdo a cuál ley matemática
una mujer que echa dos moneditas de cobre en la ofrenda da
más que los que echaron grandes montos? Jesús ofrece esta
explicación:

Ellos dieron una mínima parte de lo que les sobraba, pero


ella, con lo pobre que es, dio todo lo que tenía para vivir.
(Marcos 12:44)

Lo que ella dio fue medido no tanto por la cantidad que dio
sino por lo que le quedaba. ¿Significa esto que Dios quiere que
demos hasta que no nos quede nada? No, pero nos presenta
una nueva dimensión con respecto a dar.

Cuando demos, tenemos que enfocarnos no sólo


en lo que hemos dado, sino también en lo que nos
queda.

Ahora bien, no solo se sentó Jesús cerca de la caja de las


ofrendas en los tiempos bíblicos; todavía está sentado allí.
Pero su propósito en sentarse allí, me apresuro a agregar, no
es para criticar o condenar, sino que para ayudarnos a evaluar
la importancia de nuestra relación con el dinero. Es un
momento solemne cuando damos de nuestras finanzas con Él
a nuestro lado.

El efecto del dinero sobre el alma


Como alguien que ha tenido toda una vida de experiencia
intentando ayudar a los cristianos a entender su relación

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con sus finanzas—créame que el dinero tiene un efecto
muy poderoso y profundo sobre el alma humana. He visto
centenares de cristianos en mi tiempo que llegaron a ser
bendecidos económicamente y luego desarrollan un deseo de
adquirir más, que a su vez hace que sus almas se conviertan
tan metálicas como las monedas que buscan.

Alguien dijo, “tener mucho dinero no cambia a una persona,


sencillamente la desenmascara.” Si una persona es egoísta o
avara por naturaleza, el dinero simplemente arrojará una luz
más brillante y clara sobre esas tendencias. “Una ofrenda,”
dijo un escritor, “es una personalidad acuñada.” Por qué y
cómo damos dicen mucho sobre qué tipo de persona somos.

No hay forma más segura de determinar nuestra madurez


spiritual que la actitud que tomamos hacia el dinero.
Un pastor cuenta que su iglesia comenzó un proyecto de
expansión del edificio de la iglesia. Una mujer, un alma
aparentemente muy entregada, pero de pocos recursos, le
decía cada vez que él le hacía una visita pastoral: “créame que
si tuviera montones de dinero daría liberalmente al proyecto
de construcción de la iglesia.”

Da la casualidad que mucho antes de que se terminara el


edificio, y a la iglesia todavía le faltaba mucho para alcanzar
el presupuesto, la susodicha mujer recibió una herencia muy
grande. Ella le contó lo que había sucedido al pastor, quien
varias semanas después durante una de sus visitas pastorales,
le recordó que ella siempre decía, “si tuviera montones de
dinero daría liberalmente al proyecto de construcción de la
iglesia.” Ella respondió “viera usted que cosa extraña - cuando
no tenía dinero, tenía el corazón para dar. ¡Ahora que tengo

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dinero, no tengo el corazón!”

He conocido a mucha gente que también dice que quiere


dedicarse a los negocios para ganar dinero y así poder dárselo
a Dios. Pero cuando empezaron a prosperar, se mostraron
reacios a invertir en el Reino. El dinero es un maravilloso
sirviente, pero un terrible amo. Si lo coloca por encima de
usted, y usted está bajo él, su vida es decidida por un objeto;
en consecuencia, usted ya no es una persona, sino un objeto.
Si el dinero es su dios, entonces su debilitada personalidad es
el precio a pagar por adorar a dicho dios.

Más nos vale dominar el dinero antes de que nos domine.

La Biblia nos advierte. Nos dice que el dinero puede seducir el


alma y hacerla perder su anclaje verdadero en Dios. Debemos
tener cuidado del dinero, pero no porque se lo pueden robar,
sino porque puede robarnos. Puede robarle a una persona el
control de su vida.

El suyo y el mío.

Las Escrituras nos enseñan que ni el ascetismo ni la avaricia


son formas equilibradas de vivir. Nos muestra que tenemos
tanto el derecho como la responsabilidad de suplir nuestras
necesidades. En la iglesia primitiva aquellos que tenían mucho
lo compartían con los que tenían poco. En Hechos 4:34
vemos como la distribución se hacía de acuerdo a la necesidad
de cada uno.

No había necesitados entre ellos, porque los que tenían


terrenos o casas los vendían y llevaban el dinero a los
apóstoles para que ellos lo dieran a los que pasaban
necesidad.

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Las Escrituras también nos enseñan que cuando tenemos
más de lo que necesitamos, tenemos la responsabilidad
de ayudar A los que tienen necesidad.

Considere las palabras de Jesús en la conocida historia del


agricultor que salió a sembrar. Mencionó dos cosas que
ahogaban el trigo que empezaba a crecer y no le permitían dar
fruto—el mensaje queda desplazado por las preocupaciones
de esta vida y el atractivo de la riqueza, así que no se produce
ningún fruto (Mateo 13:22). James Moffat traduce así este
versículo:

En cuanto al que siembra entre los espinos, ese es el hombre


que escucha la palabra, pero la preocupación de este mundo
y el placer de ser rico desplazan a la palabra y así que no da
fruto alguno.

Fíjese en las palabras “el placer de ser rico”. Las riquezas no son
el enemigo; es del placer de ser rico que debemos cuidarnos.
Nuestra alma se corroe cuando vemos la riqueza como un fin
en sí mismo. Si nuestro deleite es en ver qué podemos hacer
con la riqueza para ayudar a otros, entonces el alma se salva de
esa corrosión.

Dice un viejo refrán que el que anhela la riqueza es como


un hombre que bebe agua de mar, mientras más bebe, más
aumenta su sed y finalmente bebe hasta morir.

¿Es incorrecto tener riquezas? No. Dios no condena al


cristiano por eso. Sin embargo, sí condena a los cristianos
cuando depositan su confianza en las riquezas. El apóstol
Pablo lo explica así cuando le escribe a Timoteo:

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Enséñales a los ricos de este mundo que no sean orgullosos
ni que confíen en su dinero, el cual es tan inestable.
Deberían depositar su confianza en Dios, quien nos
da en abundancia todo lo que necesitamos para que lo
disfrutemos. (1 Timoteo 6:17)

El salmista lo dice de esta manera:

No te ganes la vida mediante la extorsión ni pongas tu


esperanza en el robo. Y si tus riquezas aumentan, no las
hagas el centro de tu vida. (Salmo 62:10)

“El dinero acumulado tiene fuerza gravitacional” dice el


pastor Greg Lafferty. “Tiene poder, tiene fuerza, tiene peso”
Y como todo objeto que posee masa, gravita.” Él recomienda
tener siempre en mente uno de los Proverbios de Salomón para
no caer en la trampa que el dinero y las posesiones pueden
traer. Escuche una vez más lo que el sabio rey Salomón dijo.

Primero, ayúdame a no mentir jamás. Segundo, ¡no me des


pobreza ni riqueza! Dame solo lo suficiente para satisfacer
mis necesidades. Pues si me hago rico, podría negarte y
decir: «¿Quién es el Señor?». (Proverbios 30:8)

Para evitar las trampas que el dinero puede traer es


importante seguir algunos principios bíblicos sencillos pero
claros, el primero de los cuales que sugiero es este:

Hacer a Dios el dueño de sus posesiones


Lo primero que un cristiano debe entender en relación al
dinero y las posesiones es ponerlas en las manos de Dios. El
doctor E. Stanley Jones, uno de mis mentores espirituales,

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solía decir, “Un camino que quizás más que ningún otro nos
conduce a atrofiarnos es el dinero no consagrado.” Así que si
no lo ha hecho, entonces considere transferir sus posesiones y
su dinero a Él hoy mismo. Cuando uno suelta sus posesiones
y se las entrega a Dios, entonces la vida toma un sentido de
mayordomía. En serio.

La pregunta que quizás debemos hacernos antes de proseguir


es la siguiente: ¿Quién es el dueño de mis posesiones, Dios
o yo? Lo reconozcamos o no, solo somos dueños de nuestras
posesiones por un breve período de tiempo.

Si en realidad no somos dueños de nuestras posesiones,


entonces lo más obvio es reconocerlo en una oración a Dios.
Tenga el sentido de decirle a Dios, “Yo no soy el dueño, soy el
deudor.” Un empresario dijo: “He prosperado en mi empresa,
ahora mi tarea es saber con cuánto debo quedarme para mi
propio uso.” Ese es el orden correcto. ¿Con cuánto me puedo
quedar? Porque todo lo que he gastado innecesariamente en mi
mismo lo he tomado de las necesidades de otra persona.

Ya que le pertenecemos a Dios, entonces todo lo que tenemos


le pertenece a Dios. A menos que estemos dispuestos a
aceptar esto, entonces no vale la pena continuar leyendo esto.
Tenemos que considerarnos administradores, no propietarios,
no solo de nuestro tesoro sino también de nuestro tiempo y
nuestros talentos.

“La tierra es del Señor y todo lo que hay en ella,” dijo el


salmista. Si usted se ha estado comportando como si fuera
el dueño, entonces abdique el trono de su corazón y deje que
Dios sea Dios. Así queda esa relación afianzada. Al aceptar esta
verdad como punto de partida, podemos dar marcha adelante.

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Dejar nuestras posesiones a disposición de Dios hace algo
más que resolver un tema de dinero. Resuelve una actitud de
vida. Usted pasa a ser una persona bajo órdenes, una persona
con un sentido de misión, un sentido de dirección y una meta
en su vida. Usted se da cuenta que está administrando algo
a nombre de Otro, ese “Otro” es Dios. Eso tiene un efecto
sobre la vida entera—le pone algo sagrado a la vida secular,
levanta lo sórdido hacia lo sagrado. El dinero se convierte en
el mensaje.

Si no se rinde el dinero a Dios, pronto se enseñoreará de


nosotros. Cuando lo sostenemos como algo que se nos ha
confiado, nos bendice. Nuestra fe cristiana opera en y a través
de lo material. Si somos fieles con el poder material entonces
Dios nos confiará el poder espiritual.

Esto es algo más que nuestro Señor dijo sobre el dinero:

“Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará


al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede
servir a Dios y estar esclavizado al Dinero. (Mateo 6:24)

El hecho de que la palabra Dinero empieza con D mayúscula


nos dice algo. En el griego original del Nuevo Testamento la
palabra era Mammon, con “M” mayúscula. Esto nos sugiere
que para algunas personas Dinero con “D” mayúscula está al
mismo nivel que Dios. Mientras que dinero con minúscula es
neutro, Dinero con mayúscula no lo es.

Como nos recordó Greg Lafferty anteriormente, “El dinero,


como todo lo que tiene masa, ejerce una fuerza gravitacional.”
Puede fácilmente ser atrapado en su órbita de manera que
llega a ser el centro de todas las cosas, doblega la voluntad

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para hacerlo a uno su esclavo. Recuerde esto:

no se puede servir a Dios y al Dinero, pero se puede


servir a Dios con el dinero.

Lo que hace Abraham en las Escrituras nos da un ejemplo


excelente de como hacer a Dios el dueño de nuestras
posesiones. Él puso a su hijo sobre el altar y estaba dispuesto
a perderlo si eso era lo que Dios quería (Génesis 22). Si
nunca lo ha hecho, imagínese a sí mismo de rodillas delante
del altar de Dios como lo hizo Abraham. En un tiempo de
oración ofrézcale a él sus posesiones. Prepárese para morir
emocionalmente al dinero. Dígale a Dios que de ahora en
adelante no habrán dos señores en su vida—solo uno.

¡Él!

Hacer a Dios el dueño significa que toda decisión con


respecto a cómo se va a ganar o usar el dinero estará basada
en principios bíblicos, recordando que un día tendremos que
darle cuentas a Dios de cómo administramos los fondos que
Dios nos confió. Entonces dígale que de hoy en adelante usted
deja de ser el propietario y pasa a ser mayordomo.

Hágase rico hacia Dios al dar


Las inversiones más sabias y gratificantes de todas las
inversiones que podamos hacer mientras estemos en
esta Tierra son aquellas que entreguemos a Dios para
avanzar su obra. Si usted es rico, tiene la obligación de usar

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algo de esa riqueza para avanzar la causa de Jesucristo.

Las Escrituras están repletas de mandamientos y promesas


acerca de la necesidad de acumular tesoros en el cielo y no en
la tierra. Si Jesús entrara a una de nuestras iglesias hoy día de
la misma manera que lo hizo en las sinagogas cuando estuvo
aquí en la Tierra, creo que lo oiríamos decir lo siguiente a la
sociedad consumista de hoy en día:

No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas


se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones
entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde
las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no
entran a robar. Donde esté tu tesoro, allí estarán también
los deseos de tu corazón. (Mateo 6:19-21)

Este dicho de Jesús es una de las declaraciones más contra


culturales de todas las Escrituras. Nuestro Señor nos dice
primero que si vamos a manejar el dinero correctamente
también debemos tener el almacén correcto. No es malo
acumular dinero. De hecho Cristo lo exige. Pero el meollo
del asunto es en dónde lo depositamos. Depositemos nuestro
dinero en el cielo, dice Jesús, y no en la Tierra. Lo que quiere
decir es que hagamos inversiones en las cosas que perdurarán
en la eternidad.

Nuestro Señor hace tres declaraciones significativas en el texto


que citamos arriba. (1) Los tesoros en la tierra son susceptibles
a la corrupción, el deterioro y el robo. El dinero atesorado en
el cielo está seguro y a salvo. (2) El tesoro en el cielo genera un
gran rendimiento. Aquí quizás obtengamos un 5%, 15%, 25%
o, en un gran boom económico, hasta un 30%. Las Escrituras

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hablan de un 30, 60 o hasta 100 por ciento de rendimiento.
(3) El tesoro y nuestros corazones interactúan entre sí.
Inicialmente su tesoro va a donde va su corazón. Si su corazón
está empeñado en un carro nuevo, o una casa más grande o
una computadora más nueva, entonces no cabe duda que a su
debido tiempo su dinero va a seguir a su corazón. Su dinero va
en esa dirección, y entonces su corazón va incluso más hacia
esa cosa. Vamos a tener que dirigir nuestros corazones hacia el
cielo al invertir nuestros recursos allí.

La gente me pregunta a menudo si ahorrar es bíblico.


Definitivamente. “Considera a las hormigas”, dice el libro
de los Proverbios “que en el tiempo indicado almacenan
para los días de escasez.” Hay sabiduría bíblica en ahorrar.
¿Pero millones? ¿Por qué sacrificar el impacto del Reino en
el presente por un futuro en la Tierra del cual no tenemos
ninguna garantía que vendrá? Debemos permitir que las
palabras de Jesús impacten nuestra vida con fuerza total.
No sólo estamos siendo malvados si acumulamos
tesoros en la Tierra; ¡Simplemente estamos siendo
tontos!

Así que deje de acumular recursos en la Tierra. Si tiene


suficiente, ¿para qué quiere más? Suficiente es suficiente.
Utilice ese dinero para invertir en el Reino de Dios. Me
contaron de un hombre que después de leer el fenomenalmente
popular libro La oración de Jabez de Bruce Wilkerson,
construyó un cuarto adicional en su casa, solo para demostrarle
a sus vecinos que Dios lo había prosperado. No necesitaba el
cuarto adicional, en mi opinión, realmente no fue más que un
desperdicio vergonzoso del dinero del Señor.

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Mucha gente pasa la primera mitad de su vida gastando su
salud para ganar riqueza y después la otra mitad de sus vidas
gastando dinero para mantener su salud.

Un pastor que conozco cuenta la historia de un agricultor que


daba cinco dólares al año para la obra de la iglesia. Un día que
el pastor visitaba la granja, el hombre le dijo “ya que está aquí
le voy a entregar mi ofrenda anual para la iglesia.” Mientras lo
veía hacer el cheque de cinco dólares, el pastor le dijo: “con todo
lo que Dios le ha dado a usted en su granja, la cual obviamente
está prosperando, y usted solo le da esto a Dios.” Además, le
dijo “Dios nos da la luz del sol, la tierra, la lluvia y la atmósfera
para que la cosecha se de. Todo eso suma el 93% del trabajo,
y 7% le queda hacer a usted. Me sorprende que Dios no le
paralice el brazo cuando hace un cheque por una cantidad tan
miserable.”

No digo que esa sea la mejor manera de abordar el tema con


una persona, pero en este caso funcionó. Esas palabras tan
directas tuvieron efecto. El hombre cayó de rodillas y entregó
al Señor tanto su persona como su dinero. Entró a su casa y
le contó a su esposa lo que había sucedido. Su respuesta fue
“he estado orando por esto desde hace años.” Su vida fue
completamente desatada. El pastor dice que a partir de ese
momento y por años este hombre ofrendó a la iglesia no cinco
dólares, sino cinco mil.

Sea rico con Dios. Es ahí donde se encuentran las mayores


riquezas. Puede que usted no sea millonario en la Tierra, pero
puede serlo en el Cielo.

Otra cosa importante que dijo Jesús:

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Tu ojo es como una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando
tu ojo está sano, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando
tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad. Y
si la luz que crees tener en realidad es oscuridad, ¡qué densa
es esa oscuridad! (Mateo 6:22-23)

El significado de esta palabra es sencillo. En el lugar donde


usted está leyendo esto hay luz, ya sea natural o artificial. Si
sus ojos funcionan y captan luz entonces gracias a esa luz usted
puede leer. Si sus ojos no funcionan, aunque haya luz a su
alrededor, en cierto sentido usted vive en la oscuridad.

Nuestra generosidad determina cuanta luz espiritual tenemos en


nuestro ser. Si tenemos ojos avaros, todo nuestro ser se llenará
de oscuridad espiritual; pero si tenemos ojos generosos, todo
nuestro ser estará lleno de luz espiritual. Nuestros cuerpos van
hacia donde nuestros ojos ven. “El amor al dinero es la raíz de
todo mal,” le dice Pablo a Timoteo. No el dinero en sí, pero el
amor al dinero. “Algunos, deseosos del dinero [con ojos para
el dinero] se han apartado de la fe y se han causado muchas
heridas dolorosas.” Tenemos que reconocer lo que es importante
y lo que no lo es.

Como cristianos, debemos empezar a comportarnos


como gente que va a vivir para siempre.

¿Qué hacemos para no acumular dinero y ser atrapados en su


órbita? No lo acumule en la Tierra. Envíelo al cielo. Invierta
en ministerios del Reino y su corazón será atraído hacia el
cielo. Envíelo previo a su llegada para que no tenga fuerza

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gravitacional en este mundo. ¿Para qué se necesita un montón
de billetes en el cielo? Estamos aquí por un corto tiempo así
que envíelo por adelantado porque es ahí donde pasaremos la
eternidad.

La Avaricia es diferente a otros pecados; por eso es que Jesús


la describe como un pecado de los ojos. Oscurece nuestros
ojos espiritualmente. La avaricia sabe esconderse. Lo ciega en
maneras que otras cosas no lo hacen. Casi nadie se considera
avaro. Si usted quiere saber si es avaro entonces pregúntese
qué tanto le desagrada la avaricia de otros. No la podemos ver.
No nos permite ver nuestra propia condición.

David Livingstone dijo estas inmortales palabras:

Si alguna cosa poseo que pueda avanzar aquel reino, será


entregada o guardada, si en entregarla o en guardarla
proclamaré mejormente la Gloria de Aquel a quién le debo
todas mis esperanzas para el tiempo y la eternidad.

Este debería ser el lema que todo cristiano debe colgar en


algún lugar y repetirse a sí mismo todo los días. Encontré esto
hace algún tiempo y lo escribí en mi cuaderno de refranes
pertinentes: “algunos dan como una piedra, solo cuando se
les golpea. Otros dan como una esponja, solo cuando se les
aprieta. Otros dan como flores porque les encanta dar.” ¿Qué
manera de dar le caracteriza a usted?

Si le cae mal la gente rica, o se siente superior a ellos, esto


muestra cuanto poder tiene sobre usted el dinero. Yo vivo
en un apartamento, pero confieso que hay veces que quisiera
tener una piscina para nadar todas las mañanas; una casa
con un jardín grande y suficiente dinero para pagarle a un

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jardinero que lo cuide. En esas ocasiones leo el Salmo 73 y
regreso a la verdad bíblica que la bendición más grande en la
vida es ser hijo del Dios viviente.

Dé tanto dinero que su estilo de vida sea sacrificado. Si no


existe el sacrificio en nuestras vidas, no hay gozo en nuestras
vidas. Si no cargamos nuestra cruz en nuestra economía
personal entonces no habrá gozo verdadero. Jesús lo dio todo
por nosotros--no un diez por ciento de su vida, sino todo. Por
lo tanto, debe haber una cruz en nuestro dar.

Si damos dinero y no afecta nuestra manera de


vivir o mara una diferencia en nuestro estilo
de vida, entonces es posible que no estemos
respondiendo a Jesús de la manera que él nos
responde a nosotros.

Desarrolle una visión mundial


Muchos cristianos carecen de una visión mundial. Un
cristiano debería tener una visión amplia del mundo, aunque
no pueda visitar todos los lugares del mundo. Nuestro
problema hoy en día es que somos demasiados parroquiales
en nuestra visión. El Apóstol Pablo cuando le escribe a
Timoteo llama a la iglesia a la oración y así demuestra que no
debemos preocuparnos solamente de las personas en nuestra
comunidad—sino de todas las personas.

En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres


humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su
favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los reyes

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y por todos los que están en autoridad, para que podamos
tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la
devoción a Dios y la dignidad. Esto es bueno y le agrada a
Dios nuestro Salvador. (1 Timoteo 2:1-3)

De manera que la Iglesia debe incluir a todos los seres humanos


en su enfoque y oraciones. Me temo que esto inmediatamente
reprende a muchas de nuestras iglesias evangélicas cuya
perspectiva, si somos francos, es más parroquial que global.

El predicador y escritor británico John Stott cuenta de su


visita a la iglesia de una aldea cuando estaba de vacaciones;
entró y se sentó hasta atrás para pasar desapercibido. El
pastor no estaba y uno de los líderes dirigía la reunión. Oró
para que el pastor tuviera unas buenas vacaciones, mencionó
a varios hermanos que estaban enfermos y eso fue todo.
Ninguna oración por las necesidades del mundo, la tensión en
diferentes países. Stott pensó “esta es una iglesia de aldea con
un Dios de aldea.” Ninguna preocupación por los oprimidos,
los pobres, los refugiados, la violencia, la evangelización
mundial, las hambrunas… cosas que deben preocuparnos.

¿Su iglesia tiene una visión mundial? Si es así, bien.


Involúcrese. Si no, ore para que la tenga. Es de importancia
vital que usted apoye la obra de su iglesia local pero
manténgase abierto a las necesidades de organizaciones
paraeclesiásticas también. Hay cosas que dichas
organizaciones pueden realizar que la iglesia local no puede
hacer.

No todos lo cristianos caen en la categoría de mi siguiente


sugerencia, y si usted no se considera parte de esta categoría

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no se salte lo que sigue porque es muy posible que en el futuro
sí le aplique a usted.

Ganar dinero para Dios


Hay personas que tienen el don de ganar dinero para Dios
en sus empresas. Leemos acerca de este don en Romanos 12;
entre los dones mencionados está el don de dar. Alguien me
hizo esta pregunta (creo, que un poco en broma) después de
haber dado un estudio bíblico acerca de los dones listados en
Romanos 12, “sin no tengo el don de dar ¿quiere decir que no
tengo que dar?”

Le dije, “no, las escrituras nos enseñan que el requerimiento


de dar es para todos, pero que algunos tienen un don especial
que les permite invertir sabiamente o establecer empresas
sólidas de manera que pueden hacer contribuciones especiales
a la iglesia de Dios y a causas cristianas.”

Dios llama a algunos al mundo de los negocios de igual


manera que llama a otros al ministerio cristiano. Es ahí donde
puede usar sus poderes de expansión para Dios.

Alguien le preguntó a una mujer, que había entregado su vida


a la causa de los niños de la calle, qué fue lo que la llevó a
hacerlo. Su respuesta fue “vi las caras de los niños de la calle y
luego puse mi mirada sobra la cara de Cristo, así que dediqué
mi vida a juntar a los niños con Cristo.”

Cuando era pastor de una iglesia en la ciudad de Londres vino


a verme un empresario para contarme que quería abrir una
empresa y pedirme que orara con él. Antes de orar le pregunté:
“¿cuál es el propósito de su empresa?” Me respondió: “Es para

23 | Las matemáticas divinas


sostener a mi familia, educar a mis hijos y dejarle una herencia
a mi familia.” Entonces le dije: “si esa es su única meta, me
temo que no puedo orar con usted… no ha pensado en las
necesidades del mundo, de la iglesia, de los pobres, etc.”

Tal respuesta nos llevó a una conversación muy interesante


de varias horas. Sin embargo, como resultado este empresario
inició su negocio con más tranquilidad, y con seguridad en su
sentido de dirección y de misión. Se comprometió a cumplir
la meta no solo de suplir las necesidades de su familia sino
también de dar todo lo que le fuera posible para la obra del
Señor. Cuando abrió su empresa le organizamos un culto de
dedicación. Le conté a la gente que asistió qué él había sido
llamado al ministerio para usar su dones de expansión para la
obra del Señor.

Se cuenta la historia de una persona que fue de visita a Londres


durante la construcción de la catedral de San Pablo—cuyo
arquitecto era Sir Christopher Wren. Se detuvo en el sitio de
la construcción y le preguntó a algunos de los obreros qué era
lo que estaban haciendo. Uno le dijo, “estoy trabajando para
mantener a mi familia.” Otro le dijo: “estoy trabajando aquí
porque este es el tipo de labor para el cual fui preparado.”
Un tercero le dijo: “estoy ayudando a Sir Christopher Wren a
construir una catedral grandiosa.”

No es suficiente construir una empresa para ayudar a su


familia y educar a sus hijos, etc. Debe existir una visión
más grande que esa. Muchos empresarios se atascan en el
quehacer de ganar dinero en su negocio y no tienen ninguna
preocupación por el resto del mundo. Más allá de solo eso,
estamos aquí en la Tierra para asistir al Señor Jesucristo a

Las matemáticas divinas | 24


construir su reino y llevar su mensaje a lo último de la Tierra.
Cuando logramos entender y hacer esta tarea, entonces
experimentamos un firme sentido de respaldo cósmico. Somos
creadores trabajando para el gran Creador.

La generosidad trae gozo al alma


Considere lo siguiente:

El generoso prosperará, y el que reanima a otros


será reanimado. (Proverbios 11:25)

La generosidad es uno de los temas favoritos del libro de los


Proverbios. La persona generosa encontrará que el mayor gozo
en dar es para el que da. Cuando dejamos de pensar solo en
nosotros mismo y damos a otros somos refrescados ¡y de qué
manera!

Hace poco me encontré a un amigo de la infancia a quién no


veía desde hace cuarenta años. De hecho, los dos conocimos
a Cristo más o menos al mismo tiempo. Lo recuerdo como
alguien no muy simpático y algo mezquino. Cuando le
pregunté sobre su trabajo me contó que había ganado tanto
dinero en trabajo de construcción que se había jubilado joven.
“¿Entonces qué haces con tu tiempo?” le pregunté. “Cuando
me jubilé” me dijo, “formé un fideicomiso donde puse todo
mi dinero, pero me quedé con una pequeña porción para
mi esposa y mi familia, para nuestras necesidades diarias. El
mayor gozo de mi vida hoy en día es distribuir los millones de
Libras esterlinas que gané con mi empresa hacia donde Dios

25 | Las matemáticas divinas


me indique.” Pude observar en el brillo de sus ojos la verdad
contenida en el versículo que cité anteriormente, “el que
reanima a otros será reanimado.”

Ahora bien, debemos entender que todo esto no significa que


busquemos ser generosos porque nos traerá recompensas.
La generosidad que se extiende solamente con el propósito
de generarnos una recompensa no es generosidad verdadera.
El refrescamiento que vivimos al dar es una secuela de la
generosidad. Escuché a un crítico del cristianismo decir, “los
cristianos dan a otros no porque es lo correcto sino porque
les hace sentir bien. Realmente es una forma sofisticada
del egoísmo—dar para recibir.” Bien, es posible que hayan
algunos que dan para recibir, pero como observador de la vida
cristiana por más de cincuenta años, la mayoría de cristianos
que he conocido dan simplemente porque sus corazones
rebalsan con una generosidad que proviene de la apreciación
de la generosidad de Dios al dar a su hijo como salvador. Su
generosidad genera la generosidad de ellos.

Una mano generosa proviene de un corazón generoso. Si


el corazón no es generoso entonces la generosidad no es
verdadera, no importa cuánto dé la mano. Estoy convencido
que no hay ningún sector más generoso de la sociedad que
la comunidad cristiana. Los verdaderos cristianos dan no
simplemente para recibir bendiciones, sino para ser una
bendición.

Permítame llegar finalmente a un tema que creo que puede


transformar completamente su perspectiva con respecto a
dar y que le permitirá conocer el gozo no solo de dar, sino de
seguir dando, una y otra y otra vez.

Las matemáticas divinas | 26


La promesa de fe
En el capítulo 8 de la segunda carta de Pablo a los corintios, el
apóstol hace el más contundente llamado a dar que nunca he
leído, haciendo hincapié en el hecho de que Cristo siendo rico
por nosotros se hizo pobre, para que por su pobreza nosotros
pudiéramos ser ricos (8:9).

Parece que un año antes los corintios habían prometido ayudar


con las necesidades económicas de los cristianos en Macedonia
y ahora Pablo les pide que “Ahora deberían terminar lo que
comenzaron. Que el anhelo que mostraron al principio
corresponda ahora con lo que den. Den en proporción a lo que
tienen.” (8:11 NTV)

Qué llamado tan contundente hace el apóstol. Su corazón


arde con la pasión y el amor por la obra del Señor en la iglesia
primitiva y lo llevan a escribirle a Tito y otro de sus colegas
para exhortarlos a presionar a los corintios, recordándoles su
solemne compromiso de un año atrás.

En aquellos días, como usted sabrá, no habían cheques. No


existía un servicio postal o bancos; así que, para expeditar este
asunto, Pablo organiza un grupo de hermanos para colectar la
cantidad que había sido prometida.

Pablo les recuerda que no es una extorsión, sino que, debido


a su promesa, Dios proveerá con generosidad todo lo que
necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo necesario (9:8).
Subraye esa promesa en su Biblia.

Cuando usted le da a Dios, está poniendo su vida en el flujo


de su eterno poder, y su promesa es que usted siempre tendrá

27 | Las matemáticas divinas


todo lo necesario. ¿Y que más podría pedir un cristiano?

¿Alguna vez le ha hecho una promesa de fe a Dios? He


descubierto que innumerables cristianos nunca han conocido
el profundo gozo espiritual de una promesa de fe. Muchos,
si no la mayoría, han pasado sus vidas cristianas abriendo su
cartera cuando sienten que hay una necesidad, y aunque este
método de dar tiene su lugar, está muy lejos de la vida de
verdadera colaboración con el Señor que implica hacer una
promesa de fe.

Se requiere poca fe, por ejemplo, hacer una ofrenda en


efectivo al Señor. Tal vez es un sacrificio, pero no es fe. Lo
único que hace es meter la mano en su cartera o en su bolsillo
y dar cuando surge una necesidad. ¡Usted tiene algo que dar y
lo da! Una vez más, esta es una actitud digna de admirar, que
deleita el corazón de Dios.

Sin embargo, hay mucho que aprender y experimentar y gozar


en el cumplimiento de una promesa de fe. Una promesa de
fe es cuando usted se sienta y determina por fe cuanto le dará
a Dios en el próximo año o seis meses. Una vez que se haya
comprometido cuidadosamente y en oración, entonces activa
la ley de la fe. Cada mes tiene que confiar en que Dios le va
a ayudar a cumplir el reto de su propia fe y que con este paso
de fe viene una expansión de su visión, un ensanchamiento
de su fe, una capacidad de creer más allá del entendimiento
humano y una conciencia de Dios en sus asuntos personales
que tiene que ser vivida para poder creerla.

La gente que da de esta manera afirma que al ejercitar


los músculos de la fe tanto, pueden creer no sólo para el
cumplimiento de su promesa de fe, sino para muchas otras

Las matemáticas divinas | 28


cosas en otras áreas de sus vidas.

El concepto fue presentado por el Dr. Oswald Smith, el


famoso pastor misionero de la Iglesia “Peoples Church” de
Toronto. En un artículo que leí, él contó su reacción ante la
primera vez que se le presentó la idea de una promesa de fe.
Estaba sentado en la plataforma en cierto servicio cuando un
ujier le trajo un sobre en el que estaban impresas las palabras:

En dependencia de Dios, me esforzaré durante el próximo


año para dar la suma de $________ a la obra misionera.

Observó cómo todos los demás en el culto inclinaban sus


cabezas, pidiéndole a Dios que les guiara. Él siguió el ejemplo
e inclinando su cabeza le preguntó al Señor cuánto debía
dar. Sintió que el Espíritu le susurraba, “Cincuenta dólares”.
Quedó sorprendido. Era una época de grandes dificultades
económicas, los precios eran altos y cincuenta dólares en aquel
entonces era una suma grande. Además, tenía una familia que
mantener, una casa que comprar y sólo recibía un sueldo muy
pequeño de su iglesia. Pensó que había oído mal, así que le
preguntó al Señor otra vez, “¿Cuánto?” Cuenta que el Espíritu
parecía susurrarle, “¿Cuánto puedes confiar en mí? no cuánto
tienes. Cincuenta dólares.”

Oswald Smith cuenta: “Me temblaba la mano al escribir mi


nombre y dirección y escribí cincuenta dólares en la tarjeta y
metí cincuenta dólares en el sobre.” Pero añade: “Vino a mi
corazón una paz tal que me di cuenta de que en ese momento
había recibido la mayor bendición de mi vida.”

Dios lo ayudó a cumplir esa promesa de fe. Al año siguiente


la duplicó. El siguiente la duplicó otra vez y así hasta que la

29 | Las matemáticas divinas


Iglesia “Peoples Church” ha llegado a ser una de las iglesias
más conocidas en el mundo por su contribución consistente a
la obra misionera.

Una promesa de fe le da a usted propósito en su dar y en


sus oraciones y estimula su fe hacia algo más grande y cosas
mayores y abre canales antes cerrados en su vida que el miedo
y la falta de fe habían cerrado.

Hace muchos años, cuando era pastor de una iglesia en


Londres, invité a cada miembro de la iglesia al principio del
año a hacerle una promesa de fe a Dios. Todos tomaban un
tiempo para orar sobre esta decisión y después poner en la
tarjeta de promesa de fe la cantidad que Dios quería que
dieran.

Más tarde, al ingresar las tarjetas al registro de promesas


de fe de la iglesia, noté el nombre de una viuda anciana
cuyas circunstancias yo conocía muy bien. Me sorprendió la
cantidad relativamente grande que había puesto en su tarjeta,
y más tarde fui a verla para ver si había cometido un error.

Cuando le planteé que su promesa de fe me parecía demasiado


y que debía considerar reducirla, se echó a llorar. Al principio
pensé que eran lágrimas de alivio, pero finalmente se volvió
hacia mí y me dijo: “pastor, esa es la cantidad que el Señor me
dijo que diera. ¿Está tratando de impedir que ponga a prueba
al Señor? Esta es la cantidad que prometí dar y esta es la
cantidad que creo que el Señor me permitirá dar.”

Me sentí reprendido y sin saber exactamente qué hacer. Me


disculpé por mis comentarios y dejé las cosas como estaban.
Observé sus ofrendas con mucho cuidado en los meses que

Las matemáticas divinas | 30


siguieron; para mi sorpresa y asombro, cumplió su promesa
mes tras mes hasta que cada centavo había sido pagado.

Esta señora sólo tenía escasos ahorros y de dónde procedía


el dinero, no tengo ni idea. En una ocasión una amiga suya
me dijo que los miembros de su familia que anteriormente
le habían dado muy poca ayuda económica comenzaron a
enviarle dinero consistentemente.

Pienso en esta anciana viuda a menudo. Aunque ahora ya


está con el Señor, algunos días antes de su muerte retiró sus
pocos ahorros y los envió a una organización con la que sirvo
con una nota que decía: “no me queda mucho tiempo en este
mundo. Esta podría ser la última vez que puedo dar a Dios de
esta manera. Úsenlo para su obra y a su servicio.”

En retrospectiva, tiemblo al pensar que estuve cerca de


impedirle a esta mujer que entrara en una dimensión de
dar a la que el Señor la estaba guiando. Su salvador la había
llevado a un lugar en donde demostraría que Él no es deudor
de nadie. Nunca le podre dar suficientes gracias a Dios por
la lección que la viuda me mostró con su fe y su confianza en
Dios.

Le invito a hacer una promesa de fe a Dios ahora mismo.


Empiece pidiéndole a Dios que le ayude a discernir la
cantidad correcta - una cantidad más allá de su diezmo - que
va a ejercitar un poco su fe. No la haga demasiado grande.
Su fe puede parecer muy fuerte después de leer esto, pero
comience desde el nivel mas bajo de su fe. No debe haber
tensión, ni ansiedad, ni miedo. Una cosa es segura: su dar
abrirá el fluir del poder de Dios en su vida.

31 | Las matemáticas divinas


Algunos meses antes de escribir este libro, me senté e hice
mi promesa de fe para el próximo año. Le pregunté al
Señor: “¿Cuánto debo dar?” La cantidad que vino a mi
mente en respuesta a esa oración me pareció sorprendente.
Mi reacción fue decir, “Señor, ¿estás seguro?” Avancé y
hice mi compromiso. Dentro de unas semanas de hacer ese
compromiso me ofrecieron un contrato de escritura que me
dio mucho más de lo que planeaba dar.

Muchos de mis amigos y colegas cuentan historias similares


después de su compromiso de hacer una promesa de fe.
Parece que Dios se complace en entrar en compañerismo
con nosotros en relación con el dar por la fe y mientras
trabajamos las obras de Dios. Así que empieza. Dele a Dios la
oportunidad de multiplicar su capacidad de dar e incrementar
su fe comprometiéndose primero a darle cierta cantidad.

La pregunta puede surgir en su mente, “¿Dónde doy más


allá de mi diezmo?” Una buena recomendación es buscar en
oración si en su corazón siente una “carga” en particular.
Dios a menudo nos pone una carga a los cristianos para que
oremos y ofrendemos a ciertas causas. No todos sentirán la
misma carga. Dios me ha dado una gran carga por los niños
huérfanos, maltratados o que están en circunstancias de
desesperación y ahí es a donde se dirige la mayor parte de mis
donaciones.

Para usted pueden ser otras cosas; el evangelismo y la


propagación del evangelio, ayudar a los pobres, dar para que
los cristianos del mundo en desarrollo tengan mayor acceso
a recursos espirituales, etcétera. Ore y pídale a Dios que le
muestre no sólo cuánto debe dar, sino también a dónde debe

Las matemáticas divinas | 32


dar.

Luego, cuando lo haya decidido, escriba su promesa de fe


en una tarjeta como la fue descrita anteriormente y envíela a
la(s) organización(es) que Dios ha puesto en su corazón. Mi
propósito en escribir este folleto es primero ayudar a animarle
a crecer en su fe y segundo para liberar un fluir de finanzas
hacia aquellas organizaciones que están involucradas en los
asuntos del reino de Dios y que necesitan apoyo financiero en
la obra que Dios les ha llamado a hacer.

La verdad sobre el diezmo


Hay una gran diferencia de opinión entre los cristianos en
relación al diezmo. Algunos dicen que es una ley del antiguo
testamento y realmente no tiene lugar en el nuevo testamento.
Creo que el diezmo tiene base en el nuevo testamento y su
práctica es un buen punto de partida para hablar de nuestra
responsabilidad financiera como cristianos.

Realmente el diezmo fue establecido antes de que la ley fuera


dada a Moisés (ver Génesis 14:20). Fue reafirmado por Cristo
en el nuevo testamento (ver Mateo 23:23). El diezmo es el
primer diez por ciento de nuestros ingresos (ver Deuteronomio
14:22-23). Esto pertenece al Señor.

Hay algunos cristianos que piensan que una


vez que han diezmado de sus ingresos su
responsabilidad hacia Dios ha cesado y son libres
de hacer lo que quieran con los nueve décimos
restantes.

33 | Las matemáticas divinas


Usan el diezmo como una licencia mental para hacer lo
que quieran con los nueve décimos. Comprar a Dios, por
así decirlo. Eso no es mayordomía. Debemos usar los nueve
décimos sabiamente también y bajo la dirección de Dios,
porque como hemos visto, todo lo que tenemos pertenece al
Señor.

El diezmo sirve la función práctica de sostener los ministerios


vitales de la iglesia local - ministerios tales como alcanzar a
los no cristianos con el evangelio, ministrar a los enfermos,
cuidar de las viudas, aportar a la necesidad de los santos,
dar a los pobres, y por supuesto apoyar a aquellos que están
involucrados en el ministerio a tiempo completo de la iglesia.
Si una iglesia local no está involucrada en estos ministerios,
entonces difícilmente tiene el derecho de llamarse iglesia
cristiana.

La Biblia también nos anima a dar ofrendas más allá del


diezmo. En cierto sentido, es cierto que uno no puede
dar una ofrenda hasta que el diezmo haya sido pagado. Y
debemos darnos cuenta que el diezmo también se aplica a
otras cosas además del dinero. Nuestro Señor, como verá en
la declaración que sigue, elogió a los que diezman parte de su
cosecha, pero también les advirtió que no descuidaran asuntos
tan importantes como la justicia y el amor a Dios.

» ¡Qué aflicción les espera, fariseos! Pues se cuidan de dar


el diezmo sobre el más mínimo ingreso de sus jardines de
hierbas, pero pasan por alto la justicia y el amor de Dios.
Es cierto que deben diezmar, pero sin descuidar las cosas
más importantes». (Lucas 11:42)

Las matemáticas divinas | 34


Las Escrituras hablan mucho acerca de dar las primicias a
Dios.

Honra al Señor con tus riquezas y con lo mejor de todo lo


que produces. Entonces él llenará tus graneros, y tus tinajas
se desbordarán de buen vino. (Proverbios 3: 9-10)

Los antiguos israelitas agitaron las primicias de la cosecha


ante el Señor como un reconocimiento de que la cosecha
venidera le pertenecía y que la usarían como tal. Los cristianos
dedicados deben pensar no sólo en dar las primicias de sus
finanzas, sino también de su tiempo. Cada cristiano debe
hacerse esta pregunta: “¿Cuánto servicio no remunerado hago
por la causa de Jesucristo cada semana?” ¿Y qué de la primera
parte del día? ¿Reservamos tiempo al amanecer de cada nuevo
día para pasar tiempo con Dios y profundizar nuestra relación
con Él? Eso, a mi manera de pensar, es también parte de las
“primicias”

Todo esto puede parecer legalista para algunos, pero hay una
buena razón por la cual el Señor nos habla así en Su Palabra,
no siendo el menos esto:

Deberás separar el diezmo de tus cosechas cada año… tus


granos, tu vino nuevo, tu aceite de oliva… Esta práctica te
enseñará a temer siempre al Señor tu Dios. (Deuteronomio
14: 22-23)

El propósito fundamental del diezmo, entonces, no


es sólo proveer las finanzas necesarias para la obra
de Dios, sino que, sobre todo, podemos desarrollar
reverencia por Él. Hay algo en pagar el diezmo a Dios
que lleva al alma a estar alerta y a la responsabilidad hacia el

35 | Las matemáticas divinas


Todopoderoso.

Créanme, no hay mayor ventaja espiritual que llevar en


el corazón un sentido de reverencia hacia Dios. Algunas
traducciones al describir la reverencia que debemos tener hacia
Dios usan la frase “el temor del Señor”. Hay miedos insalubres,
y hay temores saludables. Tener en nuestros corazones un
“temor del Señor” no significa que tengamos miedo de él en
el sentido general de la palabra, sino que permanecemos en
completa admiración de Él, que lo respetamos y buscamos vivir
de acuerdo con Su Palabra.

Recuerde que lo que le sucede a su dinero le sucede a usted. Su


dinero es un reflejo reducido o extendido de usted. Si acumula
dinero sin propósito detrás de ese dinero, se llenará de cosas y se
convertirá en una persona sin propósito y por lo tanto, infeliz.

¿Cómo debemos pagar nuestro diezmo? Aquí están las


instrucciones de Pablo dadas a los convertidos de Corinto:

El primer día de cada semana, cada uno debería separar


una parte del dinero que ha ganado. No esperen hasta
que yo llegue para luego tratar de reunirlo todo de golpe.
(1 Corintios 16: 2)

Permítanme contarles de un empresario cristiano que me contó


en una ocasión que su reverencia por Dios aumentó cuando
decidió pagar su diezmo semanalmente. “Hace algún tiempo
atrás”, dijo, “yo solía pagar mi diezmo a mi iglesia local por
cheque cada seis meses. Entonces un día leí 1 Corintios 16:2
donde Pablo habla de dejar a un lado una suma de dinero de
acuerdo con mis ingresos “el primer día de la semana.” Decidí
seguir su consejo y así arreglar para que mi diezmo fuera puesto

Las matemáticas divinas | 36


en la ofrenda en mi iglesia local en efectivo todos los domingos.
Inmediatamente cuando hice esto, noté que toda mi perspectiva
espiritual había cambiado. Dar mi diezmo semanalmente
trajo un nuevo sentido de responsabilidad personal, una nueva
conciencia de mi dependencia en el Señor para la salud y para
guiarme.”

“Transformó mi forma de dar y me dio una reverencia por el


Señor que era mucho mayor que cualquier cosa que he vivido
antes.” Al establecer el diezmo como un recordatorio semanal
de su responsabilidad para con Dios, algo maravilloso tomó
lugar en su alma.

Permítanme retomar este punto de legalismo una vez más.


Hay algunos cristianos que dicen que el Nuevo Testamento
enseña la libertad y por lo tanto la idea de pagar un diezmo en
forma regular y sistemática es anti-libertad.

Hay mucha confusión en la Iglesia de hoy sobre este tema del


legalismo. Me gusta lo que Mark Buchanan en su libro, “Your
God Is Too Small, (su Dios es demasiado pequeño), dice sobre
este tema:

Somos excesivamente propensos a ver el legalismo al acecho


detrás de cada exhortación para luchar y hacer un esfuerzo
para ser santos. Cada vez que digo ‘resuelve tu salvación’
alguien me oirá decir ‘trabaja por tu salvación’. Las dos son
cosas completamente diferentes.

Algo similar ocurre cuando se menciona la palabra “diezmo”.


La gente relaciona el diezmo con el antiguo testamento y
grita “legalismo”. Pero no es un retorno a la observancia
de las leyes, sino un compromiso con una verdad que está

37 | Las matemáticas divinas


establecida en todas partes en la Palabra de Dios.

Lamentablemente, el concepto de libertad espiritual a menudo


es mal entendido. Tenemos la libertad de hacer lo que Dios
nos pide, no de hacer lo que nos dé la gana. Un predicador
que conozco lo define de esta manera:

“La libertad no es el derecho de hacer lo que


queremos sino el poder para hacer lo que
debemos”.

El apóstol Pablo lo dice así:

Pues ustedes, mis hermanos, han sido llamados a vivir en


libertad; pero no usen esa libertad para satisfacer los deseos de
la naturaleza pecaminosa. (Gálatas 5:13)

Tenemos que estar seguros de que al argumentar en contra


del diezmo no lo estemos haciendo porque la idea de dar
sistemáticamente es contraria a nuestra naturaleza carnal. Es
muy fácil creer lo que queremos creer.

La Escritura nos recuerda que podemos acercarnos a la Palabra


de Dios desde una de dos direcciones - con una mente natural o
una mente espiritual. La versión Reina Valera (1960) lo dice así:

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del


Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente.
(1 Corintios 2:14)

Las matemáticas divinas | 38


La diferencia entre una mente natural y una mente espiritual es
ésta: una persona con una “mente natural” usa el razonamiento
humano antes de decidir obedecer la palabra de Dios. Una
persona con una mente “espiritual” comienza obedeciendo
un mandamiento espiritual y después de obedecerlo
entonces entiende la sabiduría oculta y el propósito detrás del
mandamiento.

Hay gran sabiduría en la Escritura que va más allá que


cualquier cosa que nuestras mentes pueden lograr por sí
mismas. Haríamos bien en confiar en las Escrituras y
obedecer sus mandamientos aunque vayan en contra de
nuestros sentimientos naturales.

Considere esto también - una de las verdades más serias de la


Biblia es que cuando el pueblo de Dios retiene sus diezmos son
culpables de robarle a Dios. Esto es lo que el Señor le dijo a su
pueblo acerca de este tema a través de su profeta Malaquías.

¿Debería el pueblo estafar a Dios? ¡Sin embargo, ustedes me


han estafado! Pero ustedes preguntan: “¿Qué quieres decir?
¿Cuándo te hemos estafado?”. Me han robado los diezmos y
ofrendas que me corresponden. (Malaquías 3:8)

Dios continúa diciendo que toda la nación estaba bajo


maldición porque le robaron sus diezmos y ofrendas (Malaquías
3: 9). El Todopoderoso entonces razona con ellos que si
ellos pusieran sus diezmos en el almacén, Él los bendeciría
abundantemente y promete que “reprenderá al devorador” por
el bien de ellos (Malaquías 3:11 RV1960).

Estoy absolutamente convencido a lo largo de toda una vida


de consejería y asuntos pastorales que muchos cristianos sufren

39 | Las matemáticas divinas


pérdidas financieras innecesarias porque no dan el diezmo. La
Escritura establece claramente una secuencia de causa y efecto
entre los mandatos de Dios y la pérdida de dinero. ¿Cuánto
significa para usted saber que, habiendo puesto a Dios primero,
Él está ahí para “reprender al devorador” por su bien?

Si no aplicamos los principios financieros de Dios, Dios permite


que las riquezas vengan con dolor o que nuestros bienes sean
devorados. Dios, hablando a través del profeta Hageo, lo dice
abundantemente claro.

Esperaban cosechas abundantes, pero fueron pobres; y cuando


trajeron la cosecha a su casa, yo la hice desaparecer con un
soplo. ¿Por qué? Porque mi casa está en ruinas, dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, mientras ustedes se ocupan de
construir sus elegantes casas. (Hageo 1:9)

Servicio al 8º grado
Hace muchos años, un rabino judío con el nombre de Moisés
Mimolidees enumeró ocho grados de dar.
1. Dar de mala gana
2. Dar de buena gana, pero menos de lo que debiera dar
3. Dar sólo cuando se le pide
4. Dar lo que uno debe dar sin que se le pida
5. Dar cuando los que reciben saben quién dio, pero el que
da no
6. Dar cuando el que da sabe quiénes son los que reciben,
pero los destinatarios no
7. Dar cuando el que da y el que recibe no se conocen
8. Cuando el que da ayuda al que recibe a dar a otros.

Las matemáticas divinas | 40


Este último lo llamó “Servicio 8º grado”. Es maravilloso ser
el que recibe, pero la mayor alegría es ser un dador. Nunca
olvidaré a un hombre que me dio hace muchos años cuando
estaba en dificultades financieras. Necesitaba ayuda. Un
empresario me dijo: “El Señor me ha dicho que te dé a ti,
pero antes de hacerlo, quiero mostrarte cómo dar a otros.”
Revolucionó mi vida, y puedo decir honestamente que en mis
finanzas personales nunca ha habido una ocasión en la que no
haya podido dar lo que prometí. Lo que hizo este empresario
por mí, lo he hecho a otros a quienes les he podido dar.

Así lo expresó Jesús: “Es más bendecido dar que recibir”. Una
de las pasiones de mi vida es convertir a los que reciben en
dadores. Somos salvos para servir, para ser útiles, y nada es
más poderoso que dar a Dios. El novelista John Grisham dijo:
“mi esposa y yo medimos el éxito de cada año por lo mucho
que hemos podido regalar”.

Le doy a John Wesley la penúltima palabra: “Haz todo lo


que puedas, ahorra todo lo que puedas y da todo lo que
puedas.” Pero, como estoy seguro de que estarás de acuerdo, la
Escritura debe tener la última palabra:

Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por


completo: apretado, sacudido para que haya lugar para
más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad
que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.
(Lucas 6:38)

41 | Las matemáticas divinas


Copyright © CWR 2004

Originalmente publicado en 2004 por CWR, Waverley Abbey House,


Lane Waverley, Farnham, Surrey GU9 8EP.

Anteriormente disponible como publicación gratuita, Service in the Eight


Degree (Servicio al Octavo Grado.) Esta edición fue publicada en 2017
por Sendero de Generosidad con permiso de CWR. El derecho de Selwyn
Hughes a ser identificado como el autor de esta obra ha sido afirmado
por él de acuerdo con la Ley de Derechos de Autor, Diseños y Patentes de
1988. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación
puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación, o
transmitida, en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico,
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Sobre el Autor
Este texto fue escrito originalmente por el Rev Dr. Selwyn Hughes (1928
- 2006), escritor de las notas de lectura bíblica diaria Every Day with
Jesus (“Cada día con Jesús”). Internacionalmente aclamado conferencista
y autor ampliamente publicado. Selwyn fundó el ministerio de CWR en
el 1965, una organización cristiana que busca aplicar la Palabra de Dios a
la vida y las relaciones cotidianas a través de sus programas de enseñanza,
capacitación y publicación. CWR, cuyo ministerio continúa hoy en día
en Waverley Abbey House en Surrey, está encantado de ver que este
recurso sea utilizado para promover el reino de Dios y su obra.

43 | Las matemáticas divinas


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Company Registration No. 1990308 spiritual refreshment.

44 | Las matemáticas divinas


Bienvenido al movimiento
de generosidad.
Nuestra visión es un comunidad global
de dadores que siguen a Jesús, quienes
han sido transformados de corazón,
hacen realidad sus intenciones de
generosidad y dan junto a otros.

Para materiales adicionales, historias inspiradoras e


información actualizadad sobre el moviemiento de
generosidad, dirijase a:
45 | Las matemáticas divinas
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Generosity Path se financia con fondos privados y no solicita donaciones
Hughes Mathematics A5 – (v.1) rev. 04-01-18 Bleed (ES)
48 | Las matemáticas divinas

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