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ENSAYO RELACIONES IGLESIA- ESTADO EN EL SIGLO XIX:

EL PROBLEMA RELIGIOSO

DOCENTE

EDISON DELGADO HINCAPIÉ

ALUMNO:

HECTOR AUGISTO LEAL MORA

ANGEL ALEXIS VERGARA TRIANA

ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACION PUBLICA ESAP

ADMINISTRACION PUBLICA TERRITORIAL

TERRITORIAL TOLIMA

CETAP – FLANDES

NIVELACION REGIMEN Y SISTEMAS

POLITICO COLOMBIANO I

V SEMESTRE
ENSAYO RELACIONES IGLESIA- ESTADO EN EL SIGLO XIX:

EL PROBLEMA RELIGIOSO

En el siguiente ensayo queremos ofrecer esa mirada sobre el papel importante que la Iglesia

Católica ha venido ejecutando en el proceso de la organización del Estado-nación en la

Colombia del siglo XIX, a través de tres períodos. Un primer período, entre 1810 y 1853,

cuando se originó la participación activa de los miembros de la Iglesia en los procesos de

independencia (1810 y 1824) y cuando, dado el peso determinante de la Iglesia en la

formación de las concepciones Neogranadinas desde la Colonia y en la restricción partidista,

el Estado naciente la sometió al Patronato republicano entre 1824 y 1853. Un segundo

período, con dificultosos procesos de secularización durante los gobiernos liberales, partió de

la fragmentación de la Iglesia y el Estado en 1853 y culminó en 1885. Posteriormente, un

tercer período revela la recuperación del papel dominante de la Iglesia católica en la sociedad

colombiana bajo la Regeneración conservadora, entre 1886 y 1902, en contravía de los

procesos de secularización que se dieron en los demás países de América Latina.

En América Latina, las Iglesias nacionales traspasaron, durante el siglo XIX, por períodos

disímiles y con ciertos grados de variabilidad en las relaciones Iglesia-Estado, por lo que es

casi increíble establecer una periodización precisa. Con todo, puede aseverar que, en la casi

totalidad de los países, la lucha por instaurar procesos de secularización en sus sociedades o

por conservar las tradiciones católicas y un régimen de cristiandad, fue propicia a la primera

opción. Sin embargo, en el caso colombiano, se produjo un proceso secularizador entre 1810 y

1945, que fue modificado radicalmente por un proyecto confesional a partir de 1886.
En el Siglo XIX fue la representación más primordial para la historia de la Iglesia

Neogranadina, las opiniones liberales que dirigieron a la organización del poder estatal, se

tornaron en la gran coacción a la posición y libertades que había edificado la institución

eclesial al contexto de los poblamientos parroquiales que le consentían apoderarse del control

de la sociedad neogranadina. Las transformaciones políticas del medio siglo, arremetieron

claramente sus ventajas y privilegios.

En esta época además se percibió expropiaciones, aislamientos, desunión de sus miembros y

penalidades, sin que ello favoreciera la formación de un esfuerzo mediador, por el contrario,

consiguió formar tenacidad hasta que el propósito político de Rafael Núñez pudo esa esfera

política cuyo argumento se daba en que la religión sería uno de los mecanismos principales

para la propia identidad de nuestra nación colombiana. La legitimidad de la condición que

obtiene la Iglesia Neogranadina, se cimentó en la acusación de un acoso eclesiástico, atribuida

por los radicales, llevando como consecuencia a la suspensión de los medios de mediación con

el Partido Liberal, la serie de hechos disponibles por la Iglesia para neutralizar la atención del

propósito radical fue extensa, para conservar su intervención sobre las nuevas generaciones se

proporcionó labores para implantar ejes de sabiduría de la doctrina cristiana.

La tarea realizada por la Iglesia colombiana en el siglo XIX, tras resistir el choque liberal

radical, lograría enmendar su arcaica autoridad en un siglo de crisis mundial, este

acontecimiento ha sido manifestado por el gran poderío de resistencia del clero nativo en

amparo de las exenciones recibidas desde la Colonia y por los acontecimientos de la

Regeneración política que se escudó en la Entidad eclesial como componente propio de la


cohesión nacional en su designio político. El conflicto entre la Iglesia y el Estado como tal ya

existía desde el nacimiento de la República, incrementando a medida que los mandatos

gubernamentales iban invadiendo a la autoridad clériga con regímenes de supresión de los

mismos conventos, llevando a la expedición de la orden para poner en venta los bienes raíces

que a su tiempo se dejarían a las Manos Muertas,

Al aparecer los partidos políticos el asunto religioso sería ese mecanismo que haría la

diferencia de sus sistemas. Por un lado, donde el Partido Liberal seria ese enemigo que la

Iglesia no quería y por otro donde la Iglesia si se sentida respaldada con el Partido

Conservador ya que la Iglesia han puesto siempre al servicio de este partido el púlpito, el

confesionario y la administración de los sacramentos, como armas políticas para hacer la

guerra. Los Obispos efectuaron además una fuerte compostura de ordenar la suspensión del

culto católico en las parroquias en varias ocasiones, donde el Gobierno liberal criticó

rigurosamente esta medida ya que consideraban que acataba exclusivamente a móviles

políticos y ante este panorama la autoridad civil dispuso que los pueblos que no tuvieran

párrocos, se lo procuraran por todos los medios, contemplando que los templos permitiera el

acceso a todos los fieles y sancionando a los clérigos que se resistieran conceder las llaves de

sus Templos.

También debemos tener en cuenta que la Iglesia era sensata que el clero estaba obligado a

participar en política, implicando acosos a la institución eclesial, lo que se podía entender que

entre la política y la religión convendría tener una fraternidad, lo que justificaba la coalición

de la Iglesia con el Partido Conservador.


Con Rafael Núñez se pensaría en esa reposición de las relaciones Iglesia-Estado, mediante la

constitución del 1886 se reconocería a la Iglesia católica como la única y oficial al ser un

componente de identidad y unidad de la nación y le dio dicho compromiso de organizar la

educación, ya en 1887 se firmaría un Concordato por el cual se le debería devolver a la Iglesia

el poder, teniendo como principio fundamental para cuidar el orden y la estabilidad política en

la República.

Podemos finiquitar con el periodo en que la República Liberal (1930 – 1946), cuya autoridad

desde 1930 buscó coincidir con el resto de América Latina, distanciando en la experiencia el

influjo del mando religioso y organizando un Estado laico. Con este método se logró plantear

una serie de reformas correspondidas a la educación, el matrimonio civil y el divorcio y una

reforma al Concordato. La instauración de la cédula de ciudadanía a modo del registro a cargo

del Estado y la política de dirección y fiscalización estatal, constituía visiblemente que el

Estado era el del poder y no la Iglesia la máxima autoridad en materia educativa y de registro

de los ciudadanos.

Sin embargo, el problema religioso había disipado ese vigor en Bogotá, por lo contrario,

sucedía en las provincias donde el peso de la Iglesia y sus costumbres de años se veía en la

Hegemonía Conservadora, estableciendo un eficaz factor de firmeza cultural al propósito de la

modernización liberal. Siendo esto a nivel nacional, done la Iglesia con apoyo del Partido

Conservador reaccionaría potentemente contra la administración liberal a través de pastorales

y congresos, sanciones espirituales, el pulpito, el confesionario y la prensa misma.


BIBLIOGRAFIA

 Abel, Christopher. Política, Iglesia y Partidos en Colombia: 1886-1953. Bogotá: Faes-

Universidad Nacional de Colombia, 1987.

 Castro, Beatriz. La relación entre la Iglesia católica y el Estado Colombiano en la

Asistencia social c. 1870-1960. Cali: Universidad del Valle, 2014.

 Constitución Política de 1886.

 WILLS OBREGÓN, María Emma. De la nación católica a la nación multicultural:

rupturas y desafíos

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