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Informe final de investigación

LA IRRUPCIÓN DEL CAPITALISMO AGRARIO EN EL VALLE DEL


CAUCA: POLÍTICAS ESTATALES, TRABAJO Y TECNOLOGÍA, 1880-1950

Investigadores:
Adriana Santos Delgado
Hugues Sánchez Mejía

Auxiliares de investigación:
Jenny Bermúdez Tamayo
Marcela Calero Trujillo
María Fernanda Erazo Obando
Julieth Botero

Universidad del Valle


Cali - Valle del Cauca
2010.
INDICE

Tabla de contenidos.
Página
INTRODUCCIÓN 4
1. EL DESARROLLO AGRÍCOLA: UNA MIRADA GENERAL 8
2. EL ROL DEL ESTADO: APOYO, DECISIONES Y ADMINISTRACIÓN 18
2.1. El Estado central, infraestructura e intervencionismo 21
2.2. El papel del departamento del Valle del Cauca 27
3. LA ESTACIÓN EXPERIMENTAL DE PALMIRA: INNOVACIÓN
TECNOLÓGICA EN LA ACTIVIDAD AGRÍCOLA 42
4. TIERRA Y TRABAJO: EXPRESION DE LOS CAMBIOS 61
4.1. Expansión del ingenio, apropiación de baldíos y derechos de propiedad en el
Valle del Cauca 61
4.2. El trabajo agrícola y sus nuevas formas 70
5. EL ENTRAMADO DE LOS CAMBIOS 79
5.1. Del trapiche al azúcar centrifugado. La expansión de producción de azúcar en
el Valle del Cauca 79
5.2. El cultivo del Café y la ocupación de la zona de laderas 96
ANEXOS 103
BIBLIOGRAFÍA 124

Índice de Tablas
Página
Tabla Nº 1. Actividades, número de hectáreas y porcentaje de utilización de estas
en el Valle del Cauca, año de 1915 13
Tabla Nº 2. Producción agrícola por toneladas a nivel departamental en 1925 15
Tabla Nº 3. Número de hectáreas por cultivo en el Valle del Cauca, 1941 16
Tabla Nº 4. Resumen de los estimativos sobre la superficie de los cultivos en el
departamento del Valle del Cauca en 1952 16
Tabla Nº 5. Crecimiento de los Km. de línea férrea en Colombia, 1885-1949 23
Tabla Nº 6. Número de toneladas de mercancías movilizadas por toneladas en los
ferrocarriles colombianos, año de 1924 23
Tabla Nº 7. Distribución porcentual del volumen de comercio por los principales
puestos del país, 1918-1947 24
Tabla Nº 8. Presupuestos departamentales 29
Tabla N° 9. Presupuesto departamental para la vigencia económica de 1927-1928 30
Tabla Nº 10. Tierras incorporadas al sector azucarero en la fase de diversificación
empresarial, 1922-1952 65
Tabla Nº 11. Uso de las tierras en el momento de incorporación al sector según
tamaño de las fincas, 1922-1952 66
Tabla Nº 12. La población activa por categorías en el año de 1912 75
Tabla Nº 13. Censo sobre las profesiones en el Valle del Cauca en el año de 1922 76
Tabla Nº 14. Profesionales según el sexo en el año de 1928 76
Tabla Nº 15. La población activa por categorías en el año de 1938 77
Tabla Nº 16. Producción y ocupación en los ingenios del Valle del Cauca, 1944-
1956 78

2
Tabla Nº 17. Expansión del cultivo de caña en el Valle del Cauca en Hectáreas 80
Tabla Nº 18. Producción de Azúcar en Colombia, 1928-1960 80
Tabla Nº 19. Producción de toneladas de caña en 600 plazas en La Manuelita 89
Tabla Nº 20. Producción e importación de azúcar, 1931-1936 92
Tabla Nº 21. Ingresos del Valle del Cauca en 1943 94
Tabla Nº 22. Siembras de Caña para la fabricación de azúcar en el Valle del Cauca
en 1941 95
Tabla Nº 23. Superficies cultivadas de caña por ingenios para fabricar azúcar 95
Tabla Nº 24. Capital invertido en ingenios azucareros 96
Tabla Nº 25. Valor de la producción de los ingenios según precios venta (base 100
en 1933) 96
Tabla Nº 26. Censo cafetero en 1920 97
Tabla Nº 27. Producción cafetera del Valle del Cauca por municipios en 1928 98

Índice de Anexos
Página
Anexo Nº 1. Municipios que se crean en el siglo XX en el Valle del Cauca 104
Anexo Nº 2. Colonización de Montaña en el Valle del Cauca 104
Anexo Nº 3. Censo comparados del departamento del Valle del Cauca 105
Anexo Nº 4. Directorio Industrial de Cali 106

3
INTRODUCCIÓN

La revisión de la producción historiográfica que se ocupa del desarrollo agrícola en


Colombia durante la primera mitad del siglo XX nos ha permitido plantearnos una serie
de preocupaciones que se convirtieron en nuestros intereses de investigación en el
presente trabajo.

Fundamentalmente pretendemos dar una mirada al proceso de transformación del sector


agrario desde los matices regionales. Si bien es cierto existen estudios en este sentido,
aun falta por abordar algunas de las regiones y/o profundizar en ciertos aspectos; siendo
este último el caso del Valle del Cauca. En este sentido, queremos tomar distancia de
aquellas explicaciones que priorizan la vinculación al mercado internacional como el
factor determinante en la modernización de la economía agraria. Además hacemos
nuestras, aquellas propuestas que se han distanciado de una caracterización de los
hacendados ó empresarios agrícolas como ineficientes, propensos al acaparamiento de
tierras, absentistas, participantes de mercados reducidos y cautivos así como reacios al
cambio tecnológico.

A partir de lo anterior, nuestra intención es dar unos primeros pasos que allanen el
camino hacia la construcción de modelos regionales sobre la irrupción del capitalismo
agrario en nuestro país. Lo queremos hacer desde el estudio de la experiencia concreta
del departamento del Valle del Cauca; advirtiendo eso sí, que el trabajo hoy presentado
constituye sólo un primer acercamiento de parte nuestra y más bien es tan sólo el
comienzo de una tarea ardua que requerirá de otras investigaciones.

Una breve síntesis de nuestras preocupaciones pasa por indagar sobre el papel del
Estado central y regional en el desarrollo económico del valle geográfico del río Cauca,
preguntarnos sobre el peso específico de las instituciones dentro del proyecto de
modernización, examinar los mecanismos adoptados para facilitar la innovación
tecnológica así como su adopción por parte de diferentes sectores, analizar el impacto
de dichas innovaciones en asuntos como los derechos de propiedad y las formas de

4
trabajo y en general, en la configuración de las actividades que predominaron en el
sistema productivo del nuevo departamento.

Ahora bien, las consideraciones que exponemos en este texto son el resultado
combinado de dos ejercicios. De un lado, leímos buena parte de la bibliografía
producida sobre la región y cuyo contenido versa sobre algunos o todos los asuntos que
aquí nos ocupan. Por otro, visitamos algunas unidades documentales como la biblioteca
departamental Jorge Garcés Borrero, la biblioteca Mario Carvajal y la biblioteca Luis
Angel Arango.

De los primeros retomamos tanto los planteamientos de sus autores como las fuentes
documentales ofrecidas. Tenemos, entonces, que los estudios sobre el desarrollo
económico del valle geográfico del río Cauca durante la primera mitad del siglo XX son
de una diversidad notoria. Estos se pueden agrupar por tendencias -apologías a los
ingenios azucareros-, categorías -críticos de las actividades de los ingenios-, de poco
impacto académico -estudios de poca circulación en los medios académicos del país-,
renovadores -identifican el rol de la tecnología en el desarrollo de la producción de
azúcar- y, si se quiere, contradictorios –asumen que el sector que lideró la
transformación del trapiche en ingenio es innovador pero, supuestamente, en un mundo
donde imperó un tradicionalismo patrimonialista–. Para el caso que nos atañe sirvieron
de apoyo a la presente síntesis, de manera especial, los escritos de los profesores Oscar
Almario, Eduardo Mejía y Luis Valdivia; lo cual no significa que la demás bibliografía
sea menos importante. Igualmente valiosas fueron varias de las tesis de pregrado de los
programas de Historia y Licenciatura en Historia de la Universidad del Valle.

En los segundos recabamos información que aportó la base empírica de nuestro trabajo.
Especialmente provechosas resultaron nuestras consultas en la biblioteca departamental,
en la hemeroteca de la Blaa así como en la Sala de Libros Raros y Curiosos de esta
última institución. Allí se consultaron informes, revistas, periódicos, artículos, censos y
crónicas, entre otros. Fue precisamente a partir de éstos que nos acercamos a
situaciones, eventos, procesos, interacciones, opiniones y comportamientos de
funcionarios del estado, empresarios y políticos. Aunque cabe señalar aquí, que ante el

5
grueso volumen de la información existente y debido al corto tiempo de nuestra
investigación, lo que hicimos en últimas fue tan sólo un muestreo. Sea entonces, esta la
ocasión para extender una invitación a todos los historiadores -incluidos nosotros- para
seguir las sendas que apenas se desbrozan en este ejercicio de indagación.

Así, cruzando lo uno y lo otro, nos hicimos a nuestra propia lectura sobre la forma en
que sucedió la transformación agrícola en el hoy departamento del Valle del Cauca
desde finales del siglo XIX y hasta la primera mitad del siglo pasado. Es precisamente
esto lo que queremos compartir hoy.

Para finalizar, el trabajo se estructuró en cinco apartados a través de los cuales se


construye una imagen histórica del proceso afrontado por la economía del Valle del
Cauca en su transición hacia el capitalismo agrario. El primer capítulo denominado “El
desarrollo agrícola: una mirada general” ofrece una visión panorámica de la dinámica
económica y de ocupación del espacio productivo del valle geográfico del río Cauca
durante los primeros cincuenta años del siglo XX. Así, desde la perspectiva de la
contextualización, buscaremos la presentación del escenario en el cual se movieron los
actores y procesos estudiados.

En la segunda sección titulada “El rol del Estado: apoyo, decisiones y administración”
abordamos el asunto tanto de la participación del Estado central y regional como de las
élites locales en dicho proceso, específicamente a partir de la creación del departamento
del Valle del Cauca en 1910. En estas páginas examinamos la respuesta que se dio a la
disyuntiva de cómo incrementar la productividad de la actividad agrícola, esto es, le
seguimos los pasos a quienes plantearon como solución para alcanzar el crecimiento en
este sector, la adopción de una serie de acciones y medidas como la dotación de
infraestructura, el apoyo al crédito, la inversión masiva de capitales, la ampliación de la
frontera agrícola mediante colonizaciones y la adopción de las innovaciones técnicas y
científicas. De manera concreta, presentaremos los esfuerzos llevados a cabo en la
perspectiva de alcanzar el desarrollo institucional necesario para lograr la
modernización del sistema productivo.

6
A lo largo del tercer apartado, “La Estación Experimental de Palmira: innovación
tecnológica en la actividad agrícola”, la mirada se detendrá en una de las experiencias
centrales para la región en relación con la generación y aplicación de nuevas tecnologías
agrícolas. Aquí, se describe y explica la manera en que se creó una entidad cuyo
objetivo central fue la innovación pero también se señala el peso del factor tecnológico
en la agricultura vallecaucana.

El capítulo cuarto “Tierra y trabajo: expresión de los cambios” continua en el plano de


los estudios de caso o la presentación de ejemplos. En esta ocasión, el interés se centra
en el examen al problema de los derechos de propiedad y mano de obra. Básicamente se
enuncian algunos de los cambios ocurridos en cuanto a la titulación de la tierra en las
diversas zonas del Valle, la incorporación de nuevos espacios al sistema productivo y
las transformaciones en las formas de trabajo.

Finalmente, en el capítulo 5 “El entramado de los cambios” se presenta el impacto que


todos los factores y condiciones anteriormente expuestas, tuvieron en actividades como
el cultivo de la caña de azúcar y el café, los dos productos que dominaron el panorama
económico del Valle del Cauca. Se trata de reivindicar una vez más la magnitud de la
complejidad de los estudios históricos a partir de mostrar cómo los elementos
presentados en los capítulos anteriores se imbrican en la realidad concreta.

7
1. EL DESARROLLO AGRÍCOLA: UNA MIRADA GENERAL

Cualquier trabajo cuyo objeto de estudio sea el avance del capitalismo en el sector
agrario durante el siglo XX, debe tener en cuenta dos variables que, si bien es cierto son
diferentes, permanecen en estrecha relación. De una parte, es obligado reconocer los
vínculos regionales y nacionales con dinámicas más generales como la expansión del
capitalismo a nivel mundial. De otra, y al mismo tiempo, es necesario partir de la
premisa que defiende la existencia de rasgos propios a la hora de mirar los desarrollos
del mercado en escenarios concretos. Ambos, pues, son elementos claves cuando
analizamos la manera en que el Valle del Cauca vivió la modernización agrícola.

En el primero de los casos, resulta básico uno de los cambios que se dieron en la Europa
de la primera mitad del siglo XX y que, en opinión de los especialistas, permitió que se
superara la decadencia de la agricultura de subsistencia, y en su lugar, se lograra la
especialización de los sectores agrícolas. Estamos refiriéndonos a la llamada
“revolución verde” gracias a la cual se asentó la mecanización de la agricultura, se
perfeccionó la utilización de fertilizantes y se aprendió el manejo de nuevas semillas;
cuyo impacto se tradujo en el acelerado crecimiento de la población europea y la
migración del campo a las ciudades.1 De alguna u otra manera, dicha revolución alcanzó
el territorio latinoamericano y por ende, el colombiano.

En la segunda situación nos referimos a los desarrollos regionales y el reconocimiento


de estos como la clave para entender la forma en que Colombia logró vincularse al
mercado mundial a partir del incremento de la producción agrícola; con sus
subsecuentes implicaciones: la acumulación de capital y la modernización capitalista del
país. Aspectos estos que aunque han sido abordados por algunos historiadores para
ciertas regiones, en el caso del Valle del Cauca poco se ha explorado.2 De ahí que
nuestro trabajo sea un intento por llamar la atención sobre esta necesidad.

1
Robert Skidelsky, “El crecimiento de una economía mundial”, En: Historia Oxford del Siglo XX,
Planeta, Barcelona, 1999. Ver también la clásica obra: Eric J. Hobsbawm, La era del imperio (1875-
1914), Editorial Labor, Barcelona, 1989.
2
Algunos de los trabajos existentes en este sentido son Marco Palacios, El café en Colombia, 1850-1970.
Una historia económica, social y política, El Áncora, Bogotá, 1983. Hermes Tovar Pinzón, Que nos
tengan en cuenta. Colonos, empresarios y aldeas: Colombia, 1800-1900, Colcultura, Bogotá, 1995.
Nelson Ramírez, Poblamiento y Colonización en el sur del Cesar, 1860- 1960, Compulaser,

8
Partamos de una síntesis del proceso general de Colombia. Según historiadores como
Jesús Antonio Bejarano, el desarrollo agrícola dinamizó el mercado interno en las zonas
de expansión cafetera y aumentó el consumo de bienes manufacturados. Esto intensificó
la producción de manufacturas locales, impulsó proyectos fabriles y enriqueció a
comerciantes e importadores de las diversas localidades. Sin embargo, dicho proceso no
fue igual para todas las regiones del país y generó unas dinámicas internas muy
particulares en lo que se refiere a su consolidación y al tránsito de unas economías
campesinas a economías industriales o agroindustriales de exportación, la acumulación
de capital y la modernización de la sociedad.3

En este sentido el proceso de consolidación del capitalismo agrícola se originó en


contextos políticos regionales diferenciados y operó de manera distinta siguiendo las
pautas y ritmos de la política local. Para el caso antioqueño, por ejemplo, este proceso
de modernización industrial y social se dio en un contexto dominado por políticos
conservadores, apoyado ampliamente por la iglesia católica y, legitimada en una
ideología que elogiaba a la población mestiza y su espíritu emprendedor.4

Como bien señaló Germán Colmenares, este proceso de expansión capitalista ha sido
interpretado a partir de un monismo que niega la historicidad de actores y en cambio,
fuerza a la pasividad a regiones enteras de América Latina. En esta perspectiva, el
fortalecimiento del capitalismo se explica a partir de privilegiar la aparición de una
supuesta “burguesía” que se beneficiaba de esa expansión, negar las “tensiones y
dinamismos internos” y ocultar las diferencias regionales cuando se referencia la
transición de una “economía de tipo agrario a otra de tipo capitalista”. Siguiendo este
modelo habría que tener en cuenta la herencia colonial e indagar “qué formas tomó la

Bucaramanga, 2004. Roger Brew, El desarrollo económico de Antioquia desde la Independencia hasta
1920, Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, 2000 y Catherine LeGrand, Colonización y Protesta
Agraria. Universidad Nacional, Bogotá, 1988.
3
Jesús Antonio Bejarano. Ensayos de Historia Agraria Colombiana. Cerec, Bogotá, 1987. Jesús Antonio
Bejarano y Orlando Pulido Ch. El tabaco en una economía regional: Ambalema, siglo XVIII y XIX.
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1986.
4
Patricia Londoño Vega. Religión, cultura y sociedad en Colombia. Medellín y Antioquia, 1850-1930.
Fondo de Cultura Económica, Bogota, 2002.

9
incorporación de nuevos espacios y de nuevas masas humanas…”5 en el período de
transformación de economías campesinas6 a economías agroindustriales.

A propósito del conocimiento de esas particularidades regionales resultan interesantes


las investigaciones realizadas para México7 y Argentina,8 a la manera de estudios de
caso y considerando la multiplicidad de regiones que le dan cuerpo a cada uno de los
países en mención. Dichos trabajos han mostrado sus rasgos propios así como la forma
en que los cambios iban desde la aparición de nuevas unidades productivas hasta la
conversión de campesinos en asalariados y la existencia de diferencias sustanciales en el
mercado del trabajo. No obstante, aún falta mucho por conocer. Especialmente en lo
relacionado con los procesos concretos planteados como nuestro objeto de estudio, muy
a pesar de la existencia de trabajos que se han tornado como pioneros.9

Sobre las condiciones económicas del Valle del Cauca o valle geográfico del río Cauca
en la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX existen una serie de
publicaciones y trabajos que contienen información primaria a partir de la cual podemos
hacer un primer acercamiento a lo acontecido en estos territorios. Tal es el caso del
texto de Ángel M. Díaz quien ubicó las colonizaciones del norte del departamento en

5
Germán Colmenares. Capitulo IV. La nación y la historia regional en los países andinos, 1870-1930.
En: Varia. Selección de textos. Tercer Mundo Editores/Universidad del Valle/Banco de la
República/Colciencias, Bogotá, 1998. p. 168.
6
Sobre el tema de una definición de estas economías y de la función de los campesinos ver: A. V.
Chayanov. La organización de la unidad económica campesina. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires,
1974. Este autor señala que la diferencia entre economía campesina y capitalista está en que “El principal
objetivo de las operaciones y transacciones económicas del campesino es la subsistencia y no la
obtención de una tasa normal de ganancia”. p.11.
7
Alejandro Tortolero Villaseñor. De la Coa a la maquina de vapor: actividad agrícola e innovación
tecnológica en las haciendas mexicanas: 1880-1914. México, Siglo XXI, 1998. Jesús Gómez Serrano.
Estudio regional sobre la tenencia de la tierra y el desarrollo agrícola en el siglo XIX. Universidad
Autónoma de Aguascalientes, Aguascalientes, 2000. Mario Cerruti. Propietarios, empresarios y empresa
en el Norte de México. Monterrey, de 1948 a la globalización. Siglo XXI, México, 2000. Simón Millar.
Formación de clase y transición agraria en México: de la hacienda al rancho en el Bajío, 1840-1985.
Universidad Iberoamericana, México, 1997.
8
José Antonio Sánchez Román. “La industria azucarera en Argentina, (1860-1919). El mercado interno
en una economía exportadora”. Revista de Indias, Vol. LXV, Nº 233, Barcelona, 2005. Noemí M. Girbal
de Blacha. “Azúcar, poder político y propuestas de concertación para el noroeste argentino en los años
veinte”. Desarrollo Económico, Vol. 34, Nº 133, abril-junio de 1994. Daniel Campi y María Cecilia
Bravo. “La agroindustria azucarera argentina. Resumen historiográfico y fuentes”. América Latina en la
Historia Económica, Boletín de Fuentes, Nº 11, México, 1999. p. 73-93. Jorge Gelman y Daniel Santilli.
Historia del capitalismo agrario pampeano. Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2004. Ian
Rutledge. El desarrollo del capitalismo en Jujuy, 1850-1960. Centro de Investigaciones sobre Ciencias
sociales, Buenos Aires, 1987.
9
Eduardo Mejía Prado. Origen del campesinado vallecaucano. Universidad del Valle, Cali, 1993.

10
donde se inició el cultivo de productos de exportación como café. Según este autor, en
1894, “la inmigración antioqueña es ya muy considerable en el Cauca, mas que en
cualquier otro departamento; y sus colonias y establecimientos se han extendido por
todas las poblaciones, especialmente las que se encuentran entre los ríos Chinchiná y
La Vieja”.10 Igualmente describió la manera en que se iniciaron proyectos empresariales
dedicados a la producción de caña, tabaco y cría de ganados que permitirían una
acumulación de capitales que más tarde se reinvertirían en la expansión capitalista.11

No obstante, al iniciar el siglo XX el panorama económico del área que hoy conocemos
como departamento del Valle del Cauca no era halagador. Las guerras civiles, los
enjambres de langosta, la falta de transporte moderno y las inundaciones del río Cauca
causaban desesperanza en los productores agrícolas de esa zona del ese entonces
departamento del Cauca. En la Revista Nacional de Agricultura se puede leer una carta
enviada desde el Cauca en el año de 1906, firmada por Joaquín Caicedo Albán, donde
informaba sobre la agricultura local señalando que,

Entre nosotros, en nuestro espléndido valle del Cauca, la


agricultura va de vencida. Dolorosa es esta confesión, pero no
por eso menos cierta. No se siembra sino pará y cada año se
invierten grandes sumas derrocando bosques y desecando
pantanos y ciénagas, para fundar dehesas. La causa, en mi
concepto, es justa y antes de formular cargo, conviene oír los
atenuantes.12

Para el redactor de esta misiva los propietarios del área del valle geográfico expandían
la cría de ganados y especializaban sus unidades productivas en esta actividad por no
tener otras opciones. Es decir, la ganadería era una consecuencia adaptativa a los
problemas que enfrentaba la agricultura. Los enjambres de langosta no dañaba el
10
Ángel M. Díaz Lemos. Compendio de Geografía de la Republica de Colombia. Cauca. Lección LII.
Medellín, 1894. p.99. A finales del siglo XIX en una de las geografías del gran Cauca se mencionaba la
zona norte del Valle del Cauca en lo económico así: “Los principales productos son: miel, panela,
aguardiente de caña, cuya renta por remate ha dado anualmente a la Provincia hasta cien mil pesos. Los
artículos de comercio que se exportan, se reducen a cacao, café, tabaco y cueros…”. Ver Heliodoro
Peña. Geografía e Historia de la Provincia del Quindío. (Departamento del Cauca). Popayán, 1892. p.
20.
11
Alonso Valencia Llanos. Empresarios y políticos en el estado soberano del Cauca. Universidad del
Valle, Cali, 1993. Ver también: Albeiro Valencia Llano. Colonización, fundaciones y conflictos agrarios.
(Gran Caldas y Norte del Valle). Artes Graficas Tizan, Manizales, 2000.
12
Revista Nacional de Agricultura –en adelante RNA-, Año I, Nº 7, julio 15 de 1906. p.114.

11
ganado y, ante la escasez de brazos, la salida más factible era una actividad que
implicara poca mano de obra. Lúcidamente el articulista observaba algo de
“irracionalidad” económica en la actividad ganadera, ya que creía conveniente que se
diera un uso agrícola y no pecuario de tan “excelentes tierras”; por lo que pide, a través
de su columna que se tomen medidas para evitar que la ganadería se siguiera
expandiendo. Más adelante señalaba dentro de los males que tenían “acabada” la
agricultura a la ya mencionada langosta, la escasez de brazos, la insuficiencia de
circulante y las tasas de crédito elevadas. Así, en ese orden de ideas, primero se debía
acabar con las plagas y después se debería velar por la solución de los otros problemas.

Tenemos, entonces, que para comienzos del siglo XX era de manejo común que las
tierras del valle del río Cauca eran unas de las más fértiles de Colombia. La cuestión
que enfrentaban sus habitantes y, especialmente, el sector agrícola era sacar partida a
esa “bondad” de la naturaleza y sostenerla en el tiempo:

El Cauca tiene todos los climas y todos los productos de la zona


tórrida y templada, lo que explica su prosperidad reciente y lo
que hará que, con el ferrocarril del pacifico, una vez se una al
de Girardot, se convierta en la segunda California en donde
encontrarán trabajo lucrativo nacionales y extranjeros, pues sin
haber vía férrea ha llegado a tal prosperidad, con ella será
mucho mayor.13

En el año de 1906 un ciudadano de Cali que firmaba como P. P. C., señalaba las que, en
su opinión, eran las causas del atraso regional. De este modo hacía mención de la
pérdida del mercado de Bremen para el tabaco local como un golpe fuerte del cual
apenas se estaban recuperando. Agregaba además otros males como la ineficiencia del
transporte, el paludismo y la insuficiencia de trabajadores. En general coincidía en que
las causas del atraso estaban en aspectos como “sistema monetario, vías atrasadas,
escasez de población, atraso en los sistemas de producción, anulación del crédito
interno, alto interés del dinero, agio y especulación, desmoralización, pereza y deseos
de vivir a expensas ajenas”.14

13
R. Reyes. Asuntos económicos e industriales. Arboleda & Valencia, Bogotá, 1917. p.48.
14
RNA, Año I, Nº 10, septiembre 1 de 1906. p. 300.

12
La situación exigía una solución práctica. Se debía definir cuál sería el producto
agrícola que permitiría traer la prosperidad a esa cantidad de tierras fértiles que se
conocían como el valle geográfico del río Cauca. Si nos atenemos a las tierras ocupadas
hasta el año de 1915 la disyuntiva pasaba por escoger entre la cría de ganado, el cultivo
de tabaco, cacao y caña de azúcar como productos predominantes. En menor escala se
pensaría en el maíz y el plátano, y para nada se mencionaba al café.15

Para la fecha mencionada se calculaba la superficie del valle geográfico en 188.160


hectáreas, de las cuales el 48.28% –representadas en 80.850 hectáreas– estaban
ocupadas por montes y selvas, el 36.45% –equivalente a 68.598 hectáreas– permanecían
cubiertas de pastos naturales y artificiales, y el 20.57% restante –correspondientes a
38.728 hectáreas– se sembraban con diferentes cultivos. En ese momento, era claro que
la ganadería se configuraba como la actividad económica con una mayor cantidad de
tierras, según se puede observar a continuación:

Tabla Nº 1
Actividades, número de hectáreas y porcentaje de utilización de estas en el Valle
del Cauca, año de 191516
Actividad Nº de hectáreas % sobre el total de tierras
Ganadería 68.598 66.5 %
Maíz 6.000 5.8%
Cacao 10.685 10.3 %
Caña 8.000 7.7 %
Café 5.604 5.4 %
Plátano 4.300 4.3 %
TOTALES 103.187 100 %

Lo cierto es que la ganadería se levantaba en las primeras décadas del siglo XX como la
actividad por excelencia a la que se dedicaban las familias notables del valle geográfico,
seguida por el cultivo de cacao. Lo anterior nos muestra, por un lado, que la caña no era
el cultivo predominante dentro de la estructura agrícola local y, por otro, la existencia de
una disputa entre varios productos por ganar la primacía en un contexto dominado por
la ganadería extensiva y la crisis económica.

15
RNA, Año XV, Nº 202, abril de 1921. p. 295.
16
Ibíd.

13
Años más tarde en –1925– la situación había cambiado y de paso se mostraban
indicadores del crecimiento económico que se había operado en menos de una década.
Ya la caña aparecía como líder de la agricultura regional y sobrepasaba de lejos al
cultivo de cacao y tabaco. En términos porcentuales en el Valle del Cauca se producía el
44% de la azúcar nacional, 16% del arroz, 19,33% de fríjol, el 10,37% de plátano y el
48% de tabaco. Luego era líder en la producción de caña de azúcar, primero en tabaco y
segundo en arroz, fríjol, plátano, maíz y cacao. Hacia 1953 el panorama experimentaría
un cambio más radical. La caña copaba la mayoría de los terrenos del valle geográfico
al tiempo que el café se instalaba en las zonas de vertiente de la cordillera central y
occidental de manera clara. Veámoslo en las siguientes tablas:

14
Tabla Nº 2
Producción agrícola por toneladas a nivel departamental en 1925 17
Departamentos Arroz Frijol Plátano Maíz Cacao Caña de Tabaco
azúcar
Antioquia 1.682.338 1.195.008 4.301.460 11.262.792 1.780.980 30.390.978 330.072
Cauca 522.156 --- 2.701.134 1.500.000 200.243 5.360.000 ---
Cundinamarca 8.700.000 3.125.000 87.360.000 300.000.000 495.000 43.750.000 ---
Tolima 357.310 --- 2.728.630 2.633.430 381.480 3.721.960 1.400.000
Valle 2.431.225 1.413.170 17.723.370 12.937.276 1.124.375 102.070.684 2.569.894

17
Tomado de Jesús Antonio Bejarano. El régimen agrario de la economía exportadora a la economía industrial. Editorial La Carreta, Bogotá 1979.

15
El comportamiento del sector agrícola en 1941 daba cuenta del crecimiento del cultivo
de la caña de azúcar, café, plátano y arroz mientras muestra el descenso de productos
como el cacao y tabaco.

Tabla Nº 3
Número de hectáreas por cultivo en el Valle del Cauca, 194118
Cultivo Hectáreas
cultivadas
Arroz 9.506
Frijol 1672
Cacao 7.537
Caña 30.979
Maíz 9993
Tabaco 4581
Café 56.671
Plátano 12.739

Pero el mayor contraste lo tenemos en el año de 1954 y está registrado por el Censo
Agropecuario del Valle del Cauca realizado en dicha fecha:

Tabla Nº 4
Resumen de los estimativos sobre la superficie de los cultivos en el departamento
del Valle del Cauca en 195219
Cultivo Área sembrada en Total áreas en
1952 (plazas) 1953
Café 198.711 205.375
Caña 58.586 66.795
Cacao 3.557 3.739
Plátano y banano 32.726 33.583
Maíz 53.120 68.695
Arróz 11.729 15.070
Fríjol 13.116 16.384
Yuca 6.742 7.841
Algodón 193 193
Tomate 1.104 2.486
Tabaco 792 1.085
Cebada 400 718
Trigo 618 618
Papa 5.423 8.152
Ajos y cebollas 384 429
Frutales 822 822

18
RNA, Año 36, Nº 441, marzo abril de 1941. p. 11.
19
Censo Agropecuario del Valle del Cauca. Secretaría de Agricultura y ganadería, Boletín Nº 131, Año
III, Cali, agosto de 1954. p. 46.

16
Otros cultivos anuales 696 852
Otros cultivos permanentes 1.093 1.777
Totales 389.812 434.614

Así las cosas, el área cultivada de café había aumentado en más de un 150% con
respecto a 1941, mientras la caña aumentaba también en su extensión, seguido del maíz,
plátano, frijol y arroz. En menos de medio siglo el sistema productivo agrícola del Valle
del Cauca había experimentado un desarrollo bastante particular. En el pasado quedaban
el cacao –las enfermedades que atacaban esta actividad, el hecho que fueran pequeños
productores quienes se dedicaran a su cultivo y el drenaje de tierras que los ingenios
tuvieron sobre sus terrenos redujo su producción– y el tabaco –la calidad del tabaco
local no lograba competir con los asiáticos y cubanos– que no lograban entrar a la
producción nacional por variables bastantes diversas. Luego el camino quedaba
expedito para la caña de azúcar, café, maíz, plátano y arroz. De paso, el área ganadera
hacía transformaciones en razas, pastos y uso de la tierra, logrando también una
especialización territorial.

No obstante, varios factores hicieron que la caña de azúcar y el café tuvieran un impacto
fuerte en el crecimiento agrícola regional. Sobre esto nos ocuparemos más adelante.

17
2. EL ROL DEL ESTADO: APOYO, DECISIONES Y ADMINISTRACIÓN

La mayoría de estudios sobre el desarrollo agrícola en América Latina muestran que la


actuación del Estado fue fundamental para lograr el crecimiento económico en algunas
áreas específicas.20 Así las cosas, la irrupción del capitalismo agrario fue mediada por
acciones estatales que lograron incentivar algunos sectores de la producción,
construyeron la infraestructura necesaria en términos de vías, hicieron empréstitos que
facilitaron la inversión, crearon bancos y apoyaron la innovación tecnológica. De tal
manera que, tanto el paso hacia economías de exportación, dado por economías
campesinas vinculadas a los mercados internos, así como la ampliación de los mercados
regionales y la expansión del sector agroindustrial requirieron de la presencia de cada
Estado.21 Es decir, la intervención de este último facilitó el proceso de crecimiento
económico, entre otras cosas, porque fue capaz de articular el ámbito nacional con el
local. Y fue precisamente esto lo que ocurrió en el Valle del Cauca: la intersección de
estos dos niveles redundó en que el proceso de modernización agrícola fuera más
expedito. Sobre esto último, escribiremos en las siguientes páginas.

En la primera mitad del siglo XX varias familias del Valle del Cauca aprovecharon las
posibilidades brindadas por el Estado a cierto tipo de actividades económicas. Como
resultado de ello, surgió una clase dominante que asumió el control de la economía
regional y además, unió sus esfuerzos en torno a un propósito concreto: la
transformación de todas las esferas de la producción agrícola. Lo cual implicaba
comprometerse con cambios que iban desde el reemplazo del simple arado hasta el
fortalecimiento del uso intensivo de la tierra, pasando por la desecación de ciénegas.

20
Aquí consideramos al Estado como un conjunto de relaciones sociales donde se reconoce la coerción y
su delegación y nos alejamos de la idea althusseriana del estado como un “aparato” que se sobrepone a
la sociedad y a los hombres. Igualmente, partimos de concebir al estado como una institucionalización de
poder que se encuentra separado de la sociedad. Al respecto Juan Carlos Garavaglia señala lo siguiente:
“Es decir, el estado es, sobre todo, una relación social de dominación (un entramado de relaciones
sociales de dominación, diríamos nosotros, ensayando una definición y no una cosa, un aparato, como
decimos habitualmente…”. Juan Carlos Garavaglia, Construir el estado e inventar la nación. El Río de la
Plata, siglos XVIII-XIX, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2007. p. 229.
21
A propósito de lo anteriormente expuesto es necesario aclarar que estos planteamientos no implican la
negación de vínculos de las diversas regiones a los mercados internacionales antes del siglo XX. Por el
contrario, la existencia de una producción con miras a satisfacer demandas externas es fácil de corroborar.
De hecho, para el caso que nos corresponde estudiar se ha constatado como el cultivo de tabaco se orientó
a la exportación. Ver: Oscar Almario, La configuración del Valle del Cauca, Colombia. 1850-1940,
Cecan Editores, Cali, 1994.

18
Así, los intereses particulares de esa misma clase dominante terminaron convertidos y
asimilados como los intereses de toda la sociedad.

Paralelamente, dichas familias e individuos se volvieron hegemónicos dentro de algunas


de las esferas de poder local. Llegaron a manejar aquellas instancias de gobierno en
cuyas manos estaba la orientación, la toma de decisiones y la ejecución de acciones
relacionadas con el sector agrario. Lo que visto desde las lógicas anteriormente
expuestas implicaba que la posibilidad de reforma a dicho sector estuviera bajo su
control. Por lo demás, gobernadores, diputados, alcaldes, secretarios de hacienda,
técnicos, ingenieros agrónomos y hasta poetas progresistas, coadyuvaron en la
construcción de esa hegemonía que colocaba a la tierra y su uso intensivo en el centro
del desarrollo económico local. Por supuesto, dicho proceso no estuvo exento de
conflictos como tampoco la apuesta fue fácil. No obstante, todo ello hay que asumirlo
como parte de cualquier dinámica histórica.

Un elemento decisivo dentro de todo el panorama hasta aquí señalado, fue la creación
de una unidad político/administrativa que les diera autonomía, representara sus intereses
locales y les permitiera avanzar hacia la consolidación de una clase dominante de
alcance regional. Fue así como en el mes de abril de 1910, las élites del valle geográfico
se hicieron a un nuevo departamento y con ello, se abrió un espacio institucional desde
el cual, propenderían por el desarrollo de su proyecto económico de modernización.

En este sentido y en primera medida, se lograron avances en el sector agrícola y


comercial. Posteriormente, durante las tres décadas siguientes, los esfuerzos se
centraron en la consolidación de la industria y el sistema financiero. Con todo, se
realizaron esfuerzos en la construcción de escuelas, acueductos, vías de comunicación,
hospitales, casas para obreros y en general, el desarrollo del paternalismo social fue
notorio.22 Así se dio paso a un período de casi seis décadas de crecimiento económico y
desarrollo social cuyos indicadores fueron positivos y constantes.

22
En 1910 se creó la Cámara de Comercio de Cali; previamente, durante el año de 1903, se había
constituido el Banco Comercial mientras que en 1904 se había hecho realidad la Compañía de
Navegación del Río Cauca. Además, el 20 de julio de 1910 llegó la electricidad a Cali, en 1915 entró el
Ferrocarril del Pacífico a la misma ciudad, en 1919 se firmó el contrato para la construcción del muelle de
Buenaventura, sólo por citar algunos ejemplos. Por último, hacia el año de 1930 en la capital del

19
Ahora, también es necesario mencionar otra de las claves del asunto aquí tratado. Nos
referimos al papel jugado por el tema de la infraestructura en general, pero sobre todo
del transporte. Nuevamente, nos hallamos ante la convergencia del Estado nacional y
departamental, o dicho de otra manera, la coincidencia de los intereses nacionales con
los intereses regionales. Los primeros se relacionaban con la premura por bajar el precio
del envío del café que saldría del país. El despegue de la industria cafetera hacía urgente
una comunicación entre las zonas cultivadoras del antiguo departamento de Caldas y el
mercado internacional a través de una ruta por el pacífico, más barata y más expedita.
Los segundos, se verían beneficiados al contar dentro de su territorio con el que se
erigiría prontamente en el primer puerto del país. Fue así como Buenaventura se
convirtió en una obsesión para destrabar el mercado interno regional y vincularlo al
internacional con la producción de café. La construcción del canal de Panamá ayudó en
el proceso. Recordemos que en menos de 40 años, el puerto de Buenaventura desplazó a
los puertos de Cartagena, Barranquilla y Santa Marta en el comercio de exportación e
importación en Colombia.

En síntesis, nos encontramos ante una experiencia de desarrollo regional desde el punto
de vista económico en la cual, fue decisivo un proceso de institucionalización del
Estado, en sus expresiones regionales y nacionales. La hipótesis no es para nada
novedosa. Consideramos que fue gracias a la imbricación de los intereses locales de un
grupo de empresarios –intereses que se volvieron tangibles a partir de 1910 con la
creación del departamento del Valle del Cauca– con las políticas de desarrollo
económico del Estado central, lo que posibilitó que el Valle del Cauca se constituyera
en una importante zona del país durante la primera mitad del siglo XX.

En adelante mostraremos en mayor detalle el impacto de la dotación de infraestructura e


instituciones sobre el desarrollo económico así como también abordaremos, de manera
más pormenorizada, algunas de las vicisitudes del nuevo departamento. Ambos
procesos, claro está, corresponden a las actuaciones del Estado central y regional,
respectivamente.

departamento existían las siguientes sedes bancarias: Banco de la República, Banco Alemán Antioqueño,
Banco Agrícola Hipotecario, Banco de Colombia, Banco central Hipotecario y Caja de Crédito Agrario.

20
2.1. El Estado central, infraestructura e intervencionismo

Gran parte de la producción historiográfica cuyo objeto de estudio ha sido la economía


colombiana de la primera mitad del siglo XX ha coincidido en afirmar que fue durante
la república conservadora cuando se invirtió en el mayor proyecto de infraestructura vial
de la época: el tren del Pacífico.23 Dicho proyecto que nació de la necesidad de vincular
la zona cafetera del centro del país –Antioquia, Caldas y parte de Tolima– con los
mercados internacionales –tal y como se ha afirmado anteriormente– fue financiado por
el Estado central y, especialmente, con los dineros provenientes de la indemnización
que los Estados Unidos de Norteamérica pagó al Estado colombiano: 25 millones de
dólares y empréstitos con bancos norteamericanos.24 En este sentido la construcción de
dicho ferrocarril fue un primer elemento que cohesionó a los sectores políticos y
empresariales –agrícolas, comerciantes e industriales– del valle geográfico del Cauca
con otros grupos regionales de poder asentados en ciudades como Popayán, Manizales y
Medellín.

Por tanto, la “ayuda” estatal iba de la mano de un proceso de integración del mercado
interno de las zonas productoras de café, tabaco, cacao y caña de azúcar –con sus
derivados– y, posteriormente, de éste con el mercado internacional. Luego, la idea de un
ferrocarril que hiciera posible lo anterior fue el primer punto de engarce entre los
intereses regionales y los del Estado central. Este fue el sentido del Ferrocarril del
Pacífico.25

23
Jesús Antonio Bejarano, “Capitulo V: El despegue cafetero. (1900-1928)”, En: Historia Económica de
Colombia (José Antonio Ocampo, Editor), Fedesarrollo/Siglo XXI editores, Bogotá, 1987. pp. 173 – 207.
James Henderson, La modernización en Colombia. Los años de Laureano Gómez, 1889-1965,
Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, Medellín, 2006.
24
El gobierno central distribuyó esta cifra en 11 proyectos ferroviarios, un cable aéreo, un canal y el
Banco Hipotecario Agrícola.
25
Jesús Antonio Bejarano señala que entre 1922 y 1934 se da una expansión del sistema de transporte en
zonas céntricas y más rápido que en las zonas cafeteras, llevando a afirmar que “el desarrollo
ferrocarrilero de los años veintes se orientaría fundamentalmente hacia la integración de la economía
nacional y sólo de modo secundario a completar las vías de comunicación orientadas hacia el mercado
mundial”. Obviamente la excepción fue la construcción del Ferrocarril del Pacífico. Ver: Bejarano, El
régimen agrario. Op. Cit. p. 113.

21
Su historia comenzó en el siglo XIX cuando se presentaron las primeras ideas para su
construcción por parte de los empresarios locales. Sobre todo resulta importante la
figura de Santiago Eder, amigo personal del presidente Reyes, quien dio un impulso
significativo a esta obra. En el fondo pareciera que la necesidad fuera más relacionar la
hacienda La Manuelita con el mercado externo.

Estamos, pues, ante un proceso que estuvo signado por una primera y fuerte discusión
sobre el trazado de la línea férrea; disputa que terminó con la imposición de Cali como
centro nodal de donde partiría el ferrocarril al puerto de Buenaventura. Proceso que
además debió enfrentar otros problemas como el de su financiamiento y su
administración, circunstancias ambas que influyeron en la demora de su culminación.
Así por ejemplo, la asignación de la construcción a Ignacio Muñoz resultó complicada,
por cuanto éste terminó cediendo –en 1905– dichos derechos a Eduardo y Alfredo
Mason, quienes recibieron un crédito del Banco Central de Bogotá por valor de
$75.000. Sin embargo las dificultades no cesaron y fue entonces cuando, en 1907 y
hasta 1908, este banco tomó posesión del ferrocarril. En ese momento, apareció un
nuevo actor: la Compañía del Ferrocarril del Pacífico, controlada por inversionistas de
Cali y el Valle del Cauca.26

Aún así la falta de capitales incidía en el retraso de la obra, haciendo que los ánimos
políticos se caldearan. Especialmente después del año de 1910, cuando ya los
gobernadores del recién creado departamento del Valle del Cauca empezaron a
presionar sobre el Estado central para que agilizara la inversión en el proyecto del
ferrocarril. De ahí que fuera en la década del diez cuando la realización de la obra se
aceleró. El tren llegó a Cali en 1915, se conectó con Palmira en 1917 y alcanzó a
Cartago en la década del veinte. Parece ser factible establecer una relación entre la
creación de la nueva unidad político-administrativa y la ampliación de la infraestructura.

En general, se observa que a partir de 1910 se fortalece el eje Cali/Palmira dentro del
contexto departamental, tanto en inversión en infraestructura pública, como en
crecimiento demográfico. Recordemos que para el año de 1916 se firma un tratado de
26
Almario, Op. Cit. p. 169. La construcción del ferrocarril de Buenaventura fue iniciada por el ingeniero
cubano Francisco Cisneros.

22
libre comercio con los EEUU, cuestión que benefició a los territorios ubicados en el
llamado triángulo de oro. Como bien nos muestra la siguiente tabla, entre los años de
1914 y 1949, los ferrocarriles de Antioquia y el de El Pacífico fueron los que tuvieron
un mayor crecimiento:

Tabla Nº 5
Crecimiento de los Km. de línea férrea en Colombia, 1885-194927
Ferrocarriles 1885 1890 1904 1909 1914 1922 1934 1949
Ferrocarril de Antioquia 38 48 66 102 205 992 439 338
Ferrocarril de Cúcuta 54 55 71 77 71 242 83 60
Ferrocarril del Pacífico 38 52 43 94 234 341 678 824
Ferrocarril del Tolima SD SD 17 25 30 94 199 236
S.D. Sin datos.

Pasando a examinar las repercusiones del experimento del ferrocarril sobre la economía
podemos entrar a mencionar varios asuntos. En principio, tuvo un primer impacto
positivo sobre el mercado regional. La incidencia de los ferrocarriles fue directa sobre
los precios de las mercancías trasportadas, definiendo una tendencia a la baja;28 y con
ello aumentó el volumen de las mismas que salían por el Pacífico, tal y como lo indica
la siguiente información:

Tabla Nº 6
Número de toneladas de mercancías movilizadas por toneladas en los ferrocarriles
colombianos, año de 192429
Ferrocarril Kilómetros usados Toneladas/kilómetros
transportadas
Antioquia SD SD
Tramo de Amagá 58 4.6
Tramo de Nus 109 12.8
Tramo de Porce 75 9.9
Cúcuta 72 2.5
Girardot 132 18.9
Tolima 94 2.1
Pacífico 341 25.5

27
William Paul McGreevey, Historia económica de Colombia, 1845-1930, Tercer Mundo Editores,
Bogotá, 1982. p. 262.
28
Para el año de 1924 este era el panorama: descenso de los costos de transporte por la apertura del canal
de Panamá.
29
McGreevey, Op. Cit. p. 268.

23
De la Dorada 111 16.8
Total 992 93.1
S.D. Sin datos.

Claramente, por el Ferrocarril del Pacífico se movilizó un mayor número de mercancías


en toneladas por kilómetros. Lo que nos lleva a presumir que parte de éstas se quedaban
en el mercado interno o eran productos de exportación a nivel local. En segundo lugar,
podemos ubicar un efecto de largo plazo provocado tanto por el ferrocarril como por las
carreteras y la construcción de un muelle moderno en Buenaventura. Para ello
observemos la elocuencia de la siguiente tabla:

Tabla Nº 7
Distribución porcentual del volumen de comercio por los principales puestos
del país, 1918-194730
Año Barranquilla Cartagena Santa Marta Buenaventura
1918-19 30.8 22.6 38.4 8.2
1922-24 34.2 15.3 38.9 11.6
1927-30 31.9 19.2 27.6 21.3
1943-47 35.5 17.0 4.2 43.0

El impacto de la construcción del ferrocarril fue vital en el movimiento de mercancías y


pasajeros en el área. El tiempo de transporte se redujo ostensiblemente. Antes de la
construcción de la línea férrea, la distancia entre Cali y Buenaventura se recorría en un
día, mientras que a Manizales se llegaba en tres.31

Por otro lado, resulta pertinente señalar que además del Ferrocarril del Pacífico se
iniciaron otros dos proyectos que también influyeron en el desarrollo regional, aun
cuando aquí no nos ocuparemos de su estudio. Se trata de la construcción del muelle de
Buenaventura y la llamada carretera Central.32

30
Ibíd., p. 263
31
Sobre la historia del Ferrocarril del Pacífico ver: Luís Enrique Páez López, La construcción del
ferrocarril del Pacífico: una obra anhelada. 1878-1915, Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad
del Valle, Cali, 1988.
32
Las obras de esta última se iniciaron en el año de 1917 y se terminaron en 1930. Su financiación
implicó dineros de la nación y el departamento en diferentes etapas. Oscar Almario. La configuración…,
Op. Cit. p. 147-150.

24
Pero estos no serían los únicos incentivos institucionales que tendría el sector
agropecuario del Valle del Cauca. En el año de 1906 se creó, en el Ministerio de Obras
Públicas y Fomento, la sección 5ª de Agricultura; dependencia que actuó como uno de
los impulsores de la modernización en términos de la agricultura regional y una de
cuyas tareas centrales fue el asesoramiento de los empresarios agrícolas regionales. En
esta misma tendencia se fortaleció la publicación de la Revista Nacional de Agricultura.
Entre los años de 1906 y 1920 se publicaron un número importante de artículos donde
se ponía de presente el tema de la caña de azúcar y la necesidad de impulsar su cultivo
en el valle geográfico del río Cauca. Los textos insistían en las ventajas de su
rentabilidad –ya probadas en Perú y Cuba– y en las posibilidades que ofrecía el mercado
colombiano para ésta.

Un año más tarde, en 1921, se creó la Escuela Superior de Agronomía, desde la cual se
ofrecieron apoyos técnicos en la lucha contra la langosta y las plagas que aquejaban al
cacao de la región. Dos años después, se expidió la ley 110 de 1923 que fundó el Banco
Agrícola Hipotecario, otro de los avances institucionales que impactaron a nivel
nacional.33 Durante cerca de dos décadas, entre los años de 1905 y 1925, se desarrolló
una campaña nacional contra la anemia tropical y su erradicación, con lo cual se
disminuyeron los índices de mortalidad. Si bien la primera etapa de este proceso se hizo
con recursos y apoyos locales, a partir del año de 1924 entró en escena la Fundación
Rockefeller, la cual brindó, al Estado colombiano, los avances que sus científicos
habían logrado en otras áreas de América y África.34 Otro paso fundamental se dio en el
año de 1928 cuando se expidió la ley 99 de 1928, “Sobre Fomento Agrícola y
Pecuario”.35

Además, un punto clave a tener en cuenta en este período es el problema de la energía


eléctrica. Sabemos que varios empresarios se asociaron y llevaron la electricidad a Cali

33
RNA, Año XVII, Serie XIX, Nº 23, noviembre y diciembre de 1923. Ley 110 de 1923 de diciembre
sobre la fundación de un Banco Agrícola Hipotecario. p. 130.
34
RNA, Año XIX, Julio/Agosto de 1925, Nº 253 y 254. - Aspecto internacional de la higiene pública. p.
10-11-12. En realidad este es uno de los aspectos más desconocidos por los historiadores.
35
RNA, Año XXI, Noviembre/Diciembre de 1928. Nº 293 y 294.- p. 506-507. Para esa fecha los apoyos
del gobierno central a la construcción del muelle de Buenaventura fueron más precisos.

25
en 1910; situación que no garantizaba el acceso amplio y óptimo a este servicio. Así que
era necesario emprender procesos de generación eléctrica a gran escala, por lo que las
peticiones de apoyo al gobierno de Bogotá se centraron en el avance de la planta
hidroeléctrica de El Palo. Proyecto que desde la década del treinta contaba con estudios
elaborados, por lo que sólo faltaría la aprobación y puesta en marcha del mismo. Fue,
entonces, cuando “el Presidente de la Republica firmó la escritura de constitución de
esta central eléctrica interdepartamental…”,36 dando un paso hacia adelante en el
desarrollo local.

Finalmente, durante la década del cuarenta se emprendieron acciones encaminadas a la


regulación de las aguas del río Cauca durante los meses de invierno. De ahí que se
iniciaron obras de drenaje –al mejor estilo norteamericano– en Bugalagrande, las bocas
del Tulúa, el río Amaime y la desecación de la ciénaga de Aguas Blancas, entre otras.
En esta ocasión, la financiación de dichas obras contó, nuevamente, con la participación
del Estado central a través de empréstitos y/o pignorando las rentas departamentales.37

En este sentido, y según lo expuesto hasta aquí, podemos recoger algunas premisas a
manera de conclusión. Por un lado, los intereses del departamento del Valle del Cauca
coincidieron con la necesidad de exportar café por una vía más rápida y menos costosa
que los puertos ubicados en el Caribe colombiano. Por otro, sectores sociales de la
región fueron capaces de presionar al gobierno nacional para hacer efectivo su
compromiso con la infraestructura del nuevo departamento. Por ejemplo, en el año de
1916 se fuerza a las autoridades capitalinas para buscar financiación en la idea de llevar
el ferrocarril del Pacífico a la ciudad de Cartago. La movilización de la población por el
tren nos ofrece una imagen de la manera en que los habitantes del departamento unieron
un sentimiento común de intereses sobre esta obra.38 Ya en 1912, el diario El Correo del
Cauca señalaba como una vez lograda la construcción del Ferrocarril del Pacífico, se
debían aunar esfuerzos “de los buenos ciudadanos” en la consolidación de la “paz
interna” y el desarrollo de “las industrias que son la fuente de la riqueza, de la fuerza y

36
RNA, Año 37, octubre de 1943. Nº 483.
37
RNA, Año 37, octubre de 1943. Nº 483. Creación del Instituto Nacional de Abastecimientos. Decreto N
2300 de 1944. p. 51.
38
Almario, Op. Cit. p. 178.

26
respetabilidad nacionales y del bienestar de los asociados”.39 Recogiendo las
afirmaciones del historiador Jesús Antonio Bejarano, hechas hace más de dos décadas,
los esfuerzos de los antioqueños en el desarrollo de infraestructura y de expansión del
cultivo del café fue una especie de polea que benefició al famoso triángulo de oro –
Medellín, Bogotá y Cali– y fue aprovechado por las elites locales.

En tercer lugar, nos encontraríamos ante una intervención estatal cuyas maniobras
adoptaron diferentes características o tuvieron distintos énfasis según las necesidades de
cada momento. Así se pasó por las siguientes etapas:
a. Entre 1900 y 1940 se apoyó la creación de infraestructura para el transporte
local y/o nacional.
b. A partir del año de 1933 el intervencionismo pasó a la regulación de precios en
el mercado.
c. Desde 1935 se empezaron a realizar obras de envergadura que avanzaron más
allá del asunto del transporte: canales, irrigación y construcción de centrales
eléctricas.

Si bien algunos estudiosos consideran que el intervencionismo surgió en los años


treinta, debemos señalar que para esa época se inició un tipo diferente de
intervencionismo, al que se dio en las décadas anteriores. Aquí de manera indirecta
tenemos, también, un tipo de acción o rol del mercado que aunque no va a ser una
política trazada directamente para el Valle del Cauca, tuvo notable influencia en este
territorio.

2.2. El papel del departamento del Valle del Cauca

La creación de la gobernación del Valle del Cauca fue sin lugar a dudas un factor
determinante en las dinámicas económicas que se dieron en el valle geográfico durante
el período estudiado. El nuevo departamento ofreció un marco institucional a sectores
sociales interesados en la transformación de la productividad regional al actuar como

39
Correo del Cauca, Nº 1009, Cali, julio de 1912. p. 2.

27
una institución “moderna” que constantemente generó incentivos al desarrollo
agropecuario. Es decir, como una institución que –como señala Douglas North–
incentivaba el crecimiento económico de manera consensuada y hacía coincidir los
intereses de todos los habitantes bajo la premisa de aprovechar la feracidad de las tierras
del valle geográfico y las zonas de vertientes de las cordilleras Central y Occidental en
el desarrollo agrícola. Esto nos lleva a percibir la erección de la unidad
político/administrativa y su desarrollo desde otra perspectiva.

El éxito y los resultados positivos de la administración del recién creado departamento


fueron evidentes. Así lo confirman varios de los acontecimientos que hemos hallado a
lo largo de nuestra investigación. Uno de ellos se relaciona con el manejo dado a la
información desde un comienzo. Desde el mismo año de 1910 se estableció una base
estadística, ordenada y accesible al público. Un análisis somero de la documentación
producida entre las décadas del diez y el cincuenta nos permite observar la forma tan
diligente como se sistematizaba la información sobre la vida social económica y política
del departamento.

Un evento, relacionado con lo anterior, sustenta nuestro planteamiento. Se trata de los


esfuerzos palpables por ordenar de manera eficiente el entramado burocrático de la
nueva entidad. Como señala Catalina Mosquera, en ese período y hasta finales de la
década, es palpable la “puesta en práctica de una modificación administrativa y
política, cambios de mentalidad hacia el desarrollo modernizante…” en la
administración departamental.40 De un lado se amplió la posibilidad de acceso a la
burocracia para los habitantes de este territorio, llegando incluso a abrir esa alternativa a
ricos y pobres. De otro, observamos cómo la estructura organizativa de la gobernación
le reconoció un gran peso a la Secretaría de Hacienda,41 que tuvo una Junta Asesora
Departamental de Rentas y Obras y centró su atención en la recaudación de la renta del
tabaco. Realmente la eficiencia se demostró en los exitosos manejos presupuestales y
los temas fiscales, como vemos en la siguiente tabla:

40
Catalina Mosquera, La burocracia de las rentas durante el recién creado departamento del Valle del
cauca, 1917-1918, Tesis de grado, Departamento de Historia, Universidad del Valle, septiembre de 2009.
p. 34.
41
Ibíd.

28
Tabla Nº 8
Presupuestos departamentales42
Años Presupuestos Aumento Disminución
($) ($) ($)
1910 314.600,00 --- ---
1911 545.000,00 $ 231.000 ---
1912-1913 607.804,00 62.804 ---
1913-1914 555.334,00 --- 52.470
1914-1915 663.542,00 108.208 ---
1915-1916 694.000,00 30.458 ---
1916-1917 760.758,00 66.758 ---
1917-1918 962.700,00 201.942 ---
1918-1919 1’115.560,00 192.860 ---
1919-1920 2’158.080,00 1’002’520 ---
1920-1921 2’080.200,00 --- 77.880
1921-1922 1’844.238,00 --- 235.962

Lo anterior nos muestra un crecimiento sostenido de las rentas durante una década y los
efectos de la “eficiencia” en el manejo presupuestal de las finanzas departamentales. Si
se comparan las rentas de 1910 con las de 1922, tenemos que el presupuesto
departamental creció en más de un 600%, cifra nada desdeñable. Fue precisamente este
manejo, el que daría fuerza política a los gobernadores de la década del veinte, para
presionar y lograr, empréstitos destinados a la inversión en obras de infraestructura.43

Ahora, analizando la composición de un año presupuestal así como el desglosamiento


de las finanzas en términos de ingresos y egresos, tenemos que los primeros provenían
de tres rubros precisos, esto es, la renta de licores, tabaco y degüello. Recordemos que
la hacienda La Manuelita tenía a su cargo la provisión de alcohol para la fabricación de
aguardientes.

42
Luis Valdivia, Economía y espacio en el Valle del Cauca, Centro Editorial de la Facultad de
Humanidades. Universidad del Valle. Cali.1992, p.109.
43
Los políticos que más se destacan son Ignacio Palau, Pedro P. Scarpetta, Manuel M. Buenaventura,
Evaristo García, Ignacio Rengifo, Holguín Lloreda, Manuel Antonio Carvajal (Secretario de Hacienda en
la década del treinta).

29
Tabla N° 9
Presupuesto departamental para la vigencia económica de 1927-192844
RENTAS PRODUCTOS
Por renta de licores $ 1.050.000,00
” ” ” Tabaco 550,000,00
” ” ” Degüello 120,000,00
” ” ” Registro e Hipoteca ” ” ” Ingresos Varios 30,000,00
” ” ” Muelles de Buenaventura 15,238,00
” ” ” Servicio de barcas 50,000,00
” cuota nacional para el poder judicial 26,000,00
3,000,00
TOTAL 1.844,238,00
GASTOS
Para el departamento de Gobierno Para el departamento $ 125,246,64
de Policía 148,520.00
Para el departamento de Hacienda 32,384,00
Para el departamento de Administración de renta 389,776,00
Para el departamento de Instrucción Pública 261,915,00
Para el departamento de Participación en la renta 122,000,00
Para el departamento de Justicia 13,663,68
Para el departamento de Higiene, beneficencia y auxilios 22,130.00
Para el departamento de obras públicas 282,910,00
Para el departamento de Deudas Públicas 471,419,00
Para el departamento de Gastos Generales 12,830,00
TOTAL 1.882,794,32
DESCOMPOSICIÓN
Suma el presupuesto de rentas 1.844,238,00
Suma el presupuesto de gastos
Déficit 38,556.32 $1.882,794,32
SUMAS IGUALES $ 1.882,794,32 $1.882,794,32

En cuanto a los egresos tenemos que la mayoría iba a Obras Públicas, Administración
de Renta, Higiene e Instrucción Pública. Cabe resaltar que el déficit presupuestal era
mínimo. De manera sostenida durante más de tres décadas la ecuación moderna de la
administración departamental se impuso: recaudos de impuestos para el financiamiento
de obras públicas.

44
Valdivia, Op. Cit. p. 114.

30
Retomando, nuestra exposición sobre aquellas condiciones que coadyuvaron a los
resultados positivos de las administraciones departamentales, podemos mencionar un
tercer elemento que pone a dialogar la capacidad de cambio con la de negociación que
tuvo la dirigencia regional. Efectivamente, ésta fue capaz de responder a las necesidades
y urgencias de los años veinte. Al pasar del establecimiento de una política de recaudos
eficiente –llevado a cabo durante los primeros 10 años de existencia del Valle del
Cauca– a la implantación de medidas que garantizaran la profundización del desarrollo
del departamento;45 se reconocieron los logros obtenidos pero también los nuevos
caminos a seguir.

Una evidencia fehaciente son los acuerdos logrados por la Asamblea del Valle con sus
vecinos de Caldas con el objetivo de superar las dificultades que tenía la construcción
del Ferrocarril del Pacífico. El arreglo incluía un apoyo de los segundos a los primeros,
de tal suerte que las finanzas del proyecto se fortalecieran. No obstante, esto no
implicaba una inversión presupuestal. En su lugar, lo que se propuso fue el compromiso
de los comerciantes de Caldas para sacar sus mercancías por la vía del Pacífico en vez
de hacer uso del río Magdalena y de los puertos del Caribe. La propuesta llevaba a una
visión más amplia del desarrollo, en donde el crecimiento económico del Valle se
confundía con el del más tarde llamado eje cafetero. Dado que los recursos del
Ferrocarril del Pacífico eran débiles, especialmente en lo que se refería a tasas de
retorno, los diputados del Valle del Cauca proponían que los 500.000 pesos pagados por
concepto de fletes correspondientes a las 10.000 toneladas de mercancías que se movían
del departamento de Caldas al Atlántico, se quedaran en el Valle. En esta lógica,

… esta cantidad se destinaría a la construcción del Ferrocarril del


Pacífico, obra esta la más importante para la vida y el progreso de los
Departamentos dichos, cuyos intereses son comunes y solidarios en forma
perentoria y vital, pues el intercambio de su comercio, de sus industrias y
de sus relaciones de toda clase es necesario e indispensable a la vida y
adelanto de todos ellos.46

45
Uno de los mayores esfuerzos emprendidos para el sector agrícola fue la erradicación de la plaga de la
langosta. Por tanto se apoyó financieramente el departamento de Destrucción de la Langosta.
46
Anales de la Asamblea. Departamento del Valle –en adelante AADV-, Cali, marzo de 1923. Nº 337. p.
2663.

31
Al final, la proposición fue aprobada por la Asamblea del Departamento de Caldas y por
la Cámara de Comercio de Manizales, dándonos ideas sobre la fuerte relación de los
intereses regionales vallecaucanos con el desarrollo de la economía cafetera.

Por otra parte, y también desde la perspectiva del consenso y la negociación, se


respondió efectivamente a otra de las trabas existentes en la cuestión del transporte y la
orientación de las vías hacia el puerto de Buenaventura. La solución a los problemas de
comunicación interna pasó por la confluencia de esfuerzos de la propia gobernación,
con auxilios de Bogotá y apoyo de otros gobernadores seccionales. Tempranamente, se
emprendió la construcción de puentes, superando la línea divisoria que representaba el
río Cauca al obstaculizar el traslado de mercancías de una banda a otra.47 Paralelamente
se gestionó la dotación de infraestructura terrestre y marítima para los principales
centros comerciales, siendo estos los casos de la ya mencionada Carretera Central y el
muelle de Buenaventura.48

A propósito de este último, los diputados del Valle del Cauca trabajaron
mancomunadamente con los gobernadores para superar la precariedad de los flujos de
caja de tesorería que tenían dichas obras. En el año de 1923 se autorizó a la primera
autoridad departamental para que cediera los derechos y pignorara las rentas destinadas
a la construcción de dicho muelle. Es así como la gobernación cedió a los constructores
varias de sus facultades y avaló créditos de la siguiente forma: a. Hipoteca del uso del
muelle, b. Gravamen sobre las entradas, c. Recolección del impuesto a las exportaciones
de tabaco y d. El 80% de la renta de degüello.49

Mientras tanto, los congresistas del departamento también hacían lo suyo en la capital
del país. Allí exigían el cumplimiento de las responsabilidades de la nación en cuanto a
los giros que ésta debía hacer. Entre otras cosas se insistía en “el pago de las cifras

47
Gastos para el puente de “El Alisal” entre Palmira y Candelaria. Estas obras se hicieron algunas veces
con cargo al presupuesto departamental y otras con cargo al gobierno central.
48
AADV, Cali abril 12 de 1923. Nº 345. La ordenanza N° 9 de 1923 ordena apoyo financiero para la
Carretera Central a la altura de Palmira. La misma asamblea solicita ayuda del nivel central tanto en la
construcción de esta vía como en las obras de canalización de ríos y fuentes de agua como los ríos “Las
Bocas de Tulúa” y “Guachal”. Dichas solicitudes se tramitan ante el Ministerio de Transporte y la Junta
de canalización del río Cauca.
49
AADV, Cali abril 12 de 1923. Nº 345. p. 2759.

32
invertidas”50 por la gobernación en todas estas obras. Reclamaciones todas que
continuaron haciéndose una vez llegó la Misión Kemmerer, contratada por el gobierno
nacional. Aquí diputados, gobernador y líderes locales aprovecharon para hacer
escuchar sus voces de protesta por la demora y/o renuencia del nivel nacional a la hora
de invertir en la terminación del Ferrocarril del Pacífico y en la Carretera Central, en su
conexión Cartago - Popayán.

Si bien las finanzas del departamento del Valle eran unas de las más sólidas del país, la
emergencia por acelerar obras y lograr comunicar al valle geográfico con el Pacífico y
con el área cafetera de Caldas y Tolima, llevó a los gobernantes a plantearse salidas
prácticas para lograr este fin. La medida, apoyada por la ya mencionada Misión
Kemmerer, consistió en pignorar las rentas –que en su mayoría crecían aceleradamente–
y/o realizar préstamos para terminar puentes, carreteras y líneas férreas. De ahí que en el
mes de abril de 1925 el gobernador fue autorizado a realizar una emisión de bonos de
deuda por 800.000 pesos para ser invertidos en obras públicas específicas: puentes,
carreteables y vías férreas.51

En ese mismo año se tomaron medidas tendientes al equipamiento de la ciudad de


Buenaventura al igual que al estímulo de su vida económica. Dentro de las más
representativas figurarían la construcción de un edificio que albergaría buena parte del
sistema administrativo de esa ciudad y la expedición de exenciones para quienes
invirtieran en ese lugar. De esta forma, el puerto tuvo espacios físicos destinados a la
prefectura, policía, cárcel y a la administración provincial y seccional de rentas del
departamento. También se aprobó la exoneración de impuestos para aquella empresas
“nuevas que se establezcan en el territorio de su jurisdicción, durante los dos años
siguientes al principio de su explotación...”.52

50
Ibíd, p. 2763. Hay una resolución que pide al congreso que “expida leyes que protejan eficazmente el
desarrollo de la agricultura y a los colonos y a los terrazgueros”. p. 2764.
51
AADV, Cali abril 5 de 1925. Nº 423. p. 3381.
52
Ibíd. p. 3420. A la par se avanzaba en llevar planta eléctrica que funcionaban con diesel a varias
ciudades del departamento como Buga y Cartago. Anales de la Asamblea. Departamento del Valle, Cali
mayo 2 de 1925. Nº 432.

33
Ahora bien, paralelo al incentivo dado a la construcción de vías e infraestructura, desde
la misma instancia legislativa se impulsó otro de los aciertos en la experiencia
vallecaucana. La Asamblea implementó constantes estímulos al sector agrícola, que
fueron cubiertos por la Tesorería Departamental. La Ordenanza Nº 27 del año de 1924,
por ejemplo, estimulaba el cultivo del cacao, el café y la sericultura,53 estableciendo
explícitamente que

Articulo 1º. El departamento reconocerá a favor de los cultivadores de


cacao y café, en plantaciones no menores de dos mil árboles ni mayores de
diez mil, que se establezcan después de la expedición de esta ordenanza, un
6 por 100 anual sobre el valor que tengan los cultivadores, avaluados tres
años después de haber sido establecidos y a partir de la vigencia de esta
ordenanza.54

Estímulo que redundaría en el crecimiento del stock agropecuario de los dos primeros
cultivos aunque poco en la cría de abejas.

En consonancia con esa preocupación por el fortalecimiento del sector rural, las
medidas de este corte y naturaleza se continuaron tomando. Para el año de 1925 se
apoyó la “Junta de propaganda y colonización del río Dagua”55 y posteriormente se
modernizó la recolección de la renta del tabaco al tiempo que se reguló su producción,
exportación e importación de otras regiones.56 Para Carlos Holguín Lloreda, diputado
por la sección de la ciudad de Cali, la renta no sólo debía servir para aumentar los
ingresos a las arcas departamentales, sino que también debía estimularse dedicando un
10% del recaudo a su fomento. Empero, este impulso no debía quedar al simple azar o
creación de infraestructura. Según opinión del mismo diputado, debía hacerse esfuerzos
en el campo de la formación y capacitación de los agricultores locales. Para ello sugirió
la contratación de expertos en el tema; de tal manera que se les informara sobre las
diferentes etapas del cultivo, es decir, se les enseñara sobre el proceso de siembra,

53
AADV, Cali. p. 3212.
54
Ibídem.
55
AADV, Cali marzo 23 de 1925. Nº 415 y 416.
56
Ibíd. p. 3311.

34
abono, arado y secado, entre otros. Así, se pensó en un técnico cubano, en tanto que ese
cultivo era importante en ese país.57

Ahora bien, esta propuesta de traer asesores extranjeros tuvo una consecuencia mayor
por cuanto se extendió a otros cultivos. Por tanto se procedió a tomar acciones similares
con respecto a las siembras de café, arroz, algodón y pastos. El método era sencillo. Los
especialistas contratados dictaban cursos gratuitos en las diferentes localidades teniendo
en cuenta el cultivo particular que definía la vocación local. Una vez terminada la
capacitación, cuya duración era de un año, los participantes debían reproducir los
conocimientos adquiridos con otros agricultores.58 Todo esto, desarrollado desde
planteamientos como que,

La enseñanza será práctica y comprenderá principalmente lo relativo al


cultivo y beneficio de la planta, enfermedades y modo de combatirlas.
Además se enseñarán algunas nociones sobre la composición del suelo,
abonos, origen y crecimiento de las plantas fuera de cuanto estime
conveniente el director de la escuela.59

Lo cierto es que la historia del sector agrícola del valle geográfico no volvería a ser la
misma. Una generación de políticos –en la Asamblea estaban liderados por Holguín
Lloreda–, empresarios agrícolas y técnicos abogaban por dar un salto en el desarrollo
local apoyándose en innovaciones técnicas modernas propiciadas por la llamada
“revolución verde” y lideradas, en el continente, por empresarios agrícolas de Cuba y
Estados Unidos.

Precisamente, copiando el modelo agrícola norteamericano se creó una “Cámara


Agrícola de carácter Departamental”, conformada por delegados de todo el
departamento y comprometida en el diseño del desarrollo agrario. Dicha Cámara, que

57
Ibíd. p. 3337.
58
Ibíd. p. 3372.
59
Ibíd. p. 3371. La Asamblea Departamental apoyó con auxilios a los sindicatos. Aquí encontramos que
se apoya en 1931 “El día del trabajo en Palmira” con 200 pesos. p. 3372. También hay ordenanzas
donde se apoya la construcción de línea férrea de Pradera al río Desbaratado, otra donde se “Crea la
banda de música de Palmira”. p. 3373; se reforma la contraloría departamental. p. 3374 y se crea el
servicio de veterinaria departamental.

35
contaría con el apoyo de funcionarios de la gobernación, se encargaría por un período
de dos años de,

Difundir entre los habitantes del Valle del Cauca, por cuantos medios estén
a su alcance (la prensa y la conferencia pública en los centros agrícolas,
etc.) el convencimiento de que el desarrollo e incremento de la agricultura
es lo que viene a resolver, para esta sección del país, su problema
económico; lo que constituye la verdadera fuente de riqueza pública y lo
que asegura para los que a élla se dedican, su progreso y bienestar
financiero.60

Por lo demás, este nuevo ente tendría otras responsabilidades entre las que se cuentan
facilitar la adquisición de semillas y plantas, coordinar la distribución de las mismas,
comprar utensilios y herramientas, suministrar datos “sobre los mercados de sus
productos” –incluyendo información sobre los precios en el mercado interno y externo–
y estimular las actividades agropecuarias por todos los medios. Sin embargo el listado
de sus obligaciones no terminaba allí. También fue encargada de gestionar ante el
gobierno central un total de 20.000 hectáreas de tierras ubicadas en cercanía al río
Dagua. Estos baldíos serían colonizados e insertados a la producción de café a partir de
su distribución entre “personas pobres en razón de 35 hectáreas por familia”;61 por lo
que el proyecto implicaba además otros tres componentes con los cuales se aseguraría la
rentabilidad de la propuesta.

Aquí nuevamente apareció, en el ambiente, la necesidad de traer expertos extranjeros


para capacitar a los nuevos cultivadores y así superar algunos inconvenientes que tenían
los campesinos a nivel local, y que básicamente consistían en el desconocimiento de los
abonos y del uso de las semillas adaptadas a medios locales. Igualmente se hacía
necesario el control de plagas, el uso de abonos y el manejo de las mejores condiciones
para siembra y recolección. Por último, se organizó un plan de inversiones en las
unidades productivas mediante la puesta en marcha de un plan de crédito agrícola a
través del recién creado Banco Agrícola Hipotecario.

60
AADV, Cali marzo 23 de 1925. Nº 415 y 416. p. 4000.
61
Ibídem.

36
Los resultados de la creación de la “Cámara Agrícola Departamental” fueron más
rápidos de lo esperado. Ese mismo año, la Asamblea Departamental del Valle del Cauca
ordenó la creación de un órgano anexo a la Dirección de Instrucción Pública que se
encargara directamente del fomento agropecuario. Así, este organismo dio la orden para
que se creara,

… anexa a la Dirección de Instrucción Pública y dependiente de ésta una


oficina destinada al fomento, propaganda, defensa y estadística, de la
agricultura en el departamento, bajo la dirección de un químico agrónomo
que la Gobernación contratará a la mayor brevedad posible, escogiéndolo
de la mayor competencia.62

Así, la Oficina de Fomento, Defensa, Propaganda y Estadística de la Agricultura


apareció como un órgano institucional que debía asesorar a los agricultores, realizar
estudios de suelo, examinar tierras, dictar conferencias y, sobre todo, difundir en el
extranjero la “fertilidad y producción del Valle del Cauca”, para atraer capitales al
sector. A este organismo debemos la existencia de series estadísticas sobre el tema
agrícola en el Valle y nos muestra cómo los funcionarios administrativos del
departamento tomaron en serio el asunto.

Ninguna arista del desarrollo agrícola del valle geográfico parecía quedar por fuera de
las acciones de los políticos locales. Sin embargo resta ocuparnos de un aspecto que ha
sido incorporado recientemente por la historiografía económica latinoamericana en sus
análisis: el problema de los derechos de propiedad. Desde los argumentos de estos
investigadores, y recogiendo a su vez las tesis de Douglas North y David Landes,63 se
establece una relación directa entre el reconocimiento y/o clarificación de los derechos
de propiedad y su incidencia en el crecimiento económico. Ya varios estudios han
demostrado que la vulneración de estos derechos lleva a una contracción del sistema
económico. A este dilema de reconocer y clarificar los derechos de propiedad se
enfrentaron los burócratas/empresarios del Valle del Cauca en la década del veinte.

62
Ibíd. p. 4001.
63
Douglas North, “La evolución histórica de las formas de gobierno”, Economía Institucional, Nº 2,
Bogotá, Primer Semestre 2000. pp. 133-148. David Landes, La riqueza y la pobreza de las naciones,
Crítica, Barcelona, 2007. p. 34.

37
En principio señalemos que ya sea resultado de la presión del gobierno central o por
iniciativa propia, las autoridades locales abordaron dicho asunto. Convencidos de la
necesidad de clarificar los derechos de propiedad, regular su uso y normalizar la
apropiación de terrenos baldíos se inició el trámite del Código de Policía del Valle del
Cauca, el cual duró un año. Este fue el instrumento legal ofrecido por las leyes
nacionales a los gobiernos departamentales para que éstos entraran a resolver la
situación.

El nervio central de dichos códigos fue la defensa y clarificación de la propiedad


privada así como la penalización de los delitos que atentaran contra la misma. Citando
un caso, hacia 1925 se redactó un primer borrador de discusión sobre el tema, en donde
se podía leer lo siguiente:

Sección II, Libro I, Titulo II


Predios Rústicos
Articulo 29. Es prohibido a los comuneros ampliar de facto lo que tienen
encerrado. El comunero que contravenga esta disposición será condenado,
por solo este hecho, al pago de una multa de cien pesos a doscientos pesos
y será obligado inmediatamente a abandonar el terreno que hubiere
encerrado.
Articulo 32. Mientras los colonos de tierras baldías no tengan título de
adjudicación, no podrá reconocérseles por la Policía derecho de posesión
sobre terrenos o bosques adyacentes…64

Con lo cual nos acercamos a la manera en que se intentó resolver el problema de los
derechos de propiedad sobre los terrenos baldíos. Aquí debemos señalar como el estudio
de dichos derechos debe tener en cuenta una serie de matices, cuya inclusión en el
análisis evitaría lecturas erróneas.

Para el caso que nos ocupa aquí, debemos reconocer la existencia de procesos distintos
que ocurrieron en el territorio del Valle del Cauca, con lo cual estamos ante un proceso
histórico de basta complejidad. Una cosa sería la forma en la cual se clarificaron los
derechos de propiedad en la zona plana del valle geográfico. Otra la manera en que

64
AADV, Cali marzo 23 de 1925. Nº 415 y 416. p. 4062.

38
ocurrió en las zonas de vertiente en donde se dieron colonizaciones incentivadas por el
Estado.65 Una tercera situación correspondería a los llamados indivisos y el
reacomodamiento de algunas familias de la “elite colonial” que en ese momento se
instalaron en la cresta del desarrollo e iniciaron una expansión de sus propiedades a
partir de títulos expedidos desde el período colonial.

Sin embargo, la complejidad del proceso no para allí. Dentro de cada una de las tres
situaciones antes mencionadas se dieron diferencias y diversos tonos. Lo ocurrido en el
último caso es bastante diciente, veámoslo en líneas gruesas y a lo largo del tiempo. En
el siglo XVIII, la adjudicación de grandes extensiones de tierras se entendió sobre la
base de un uso extensivo de la tierra y de mercados más o menos cautivos –frontera
minera y mercado interno de Popayán– que eran abastecidos por estas unidades. La
crisis enfrentada por este sector, durante el siglo XIX, llevó a que los hacendados
permitieran dentro de las unidades la presencia de los llamados terrazgueros o
campesinos. A esto se le sumó la lucha liderada por sectores del liberalismo radical en
defensa de la propiedad para los descendientes de los esclavos. La derrota del sector
liberal que proponía una especie de “reforma agraria” de estas unidades llevó a que se
preservaran los derechos de propiedad de algunas de las haciendas, pero también llevó a
la fragmentación de otras. Es decir, en las grandes propiedades se vivieron de forma
paralela la fragmentación y el crecimiento. Este caso especial lo puede resumir la
historia de la hacienda La Manuelita. El caso contrario lo ejemplifica la fragmentación
de los famosos terrenos denominados El Bolo de los Escobar. Más adelante nos
ocuparemos con mayor detenimiento del proceso de clarificación de los derechos de
propiedad.

Ya para terminar y regresando a nuestras ideas expuestas en torno a las medidas


tomadas en el Valle del Cauca encaminadas a consolidar el proceso de modernización
agrícola, debemos hacer mención de los manejos hechos con respecto a la mano de
obra. A partir de la década del treinta y debido a la escasez de trabajadores, se buscó su
incorporación a las actividades económicas, aun por medio de la coerción. De ahí que se
65
Lo cierto es que una cosa sucedía en la zona plana, especialmente cerca de Palmira y Buga y otra en las
zonas de vertiente. En las últimas, se estableció un campesinado de reciente formación que se apropió de
baldíos y accedió a la propiedad en menos de veinte años. Fue allí en donde se estableció la economía
cafetera del departamento del Valle del Cauca.

39
penalizara la vagancia, tal y como se hizo con el artículo 47 del código de policía,
expedido en el año de 1935, que consignaba “Acreditada la vagancia mediante el
procedimiento anterior se condenará al vago a trabajar en las obras públicas del lugar,
por noventa días”.66

Se empezó, entonces, un proceso de regulación de las relaciones laborales en todos los


sectores y dimensiones. De igual manera se hizo entre los trabajadores y el Estado –
Ferrocarril del Pacífico– que en las empresas agrícolas. Así mismo se hizo con el apoyo
a sindicatos, la fiesta del día del trabajo, el ahorro popular y la embriaguez.67

Así las cosas, nos queda por recoger que todo lo anterior fue considerado como parte y
demostración del desarrollo alcanzado por la región. Así se reconocía en la Revista
Nacional de Agricultura,68 a comienzos de los años cuarenta, cuando se escribió:

En Colombia y en forma de apología, un poco narcisista, con que suelen


describirse las varias regiones del país, varias no solo por lo múltiples sino
por lo distintas, como consecuencia de la topografía nuestra, el Valle del
Cauca ha sido apreciado como una belleza natural, comarca idílica
propicia para emociones poéticas…

A partir de 1910, ya como sección administrativa autónoma, es decir, como


departamento, la conjunción de los esfuerzos de los varios municipios y un
sentido realista de aprovechamiento de sus posibilidades, ha venido
creando la transformación contemporánea del valle del Cauca.69

Concluyendo, una imagen histórica de la modernización agrícola del Valle del Cauca
debe contener una reflexión sobre el papel jugado por las instituciones estatales del
orden nacional y regional, análisis que con nuestro trabajo apenas comienza. Sin
embargo, desde ya podemos adelantar varios elementos: el Estado adoptó un

66
Código de policía del Departamento del Valle del Cauca, Cali, Imprenta del Departamento, 1940. p. 35.
67
Otras ordenanzas apuntan al tema agrícola: Ordenanza Nº 57 de 1925, mediante la cual “Se establece la
escuela ambulante de agronomía y se dan unas autorización a la Gobernación”. p. 4074. Igual sucede
con el tema del ahorro, en una de las ordenanzas se lee lo siguiente: “Articulo 1º. En los municipios en
donde, de acuerdo con el articulo 120 de la ley 45 de 1923, se funden bancos prendarios municipales con
cajas de ahorros, el departamento suscribirá el 25% de las acciones que pagará en la misma forma y
condiciones de las suscritas por el respectivo municipio”. p. 4094.
68
RNA, Año XXXVI, Nº 441, marzo abril de 1941.
69
Ibíd. p. 11.

40
intervencionismo que se transformó según lo exigieran las coyunturas, los actores
regionales acogieron varias de las propuestas del gobierno central aunque al mismo
tiempo fueron capaces de trazar sus propios proyectos y finalmente, tanto en uno como
en otro caso, se tomaron las decisiones necesarias para ofrecer marcos institucionales
que pudieran hacer realidad la transformación agrícola de la región.

41
3. LA ESTACIÓN EXPERIMENTAL DE PALMIRA: INNOVACIÓN
TECNOLÓGICA EN LA ACTIVIDAD AGRÍCOLA

Si bien algunos estudiosos del tema agrícola en Colombia atribuyen el desarrollo y


posicionamiento de los diferentes productos en el mercado al simple azar y/o a
determinismos históricos; el caso del Valle del Cauca nos muestra cómo los logros
también dependen de actores concretos que inciden en el desarrollo local. En este
sentido, la experiencia vallecaucana nos llama la atención sobre varios individuos e
instituciones, cuyas acciones y dinámicas se constituyeron en elementos decisivos para
la consolidación del modelo agrícola que se implantó durante las primeras décadas del
siglo XX. Entre los primeros cabría mencionar a las figuras de Carlos Durán Castro y
Ciro Molina Garcés mientras que entre las segundas, podemos aludir a la Estación
Experimental de Palmira, cuyos avatares están íntimamente ligados, según lo
mostraremos a continuación.

Como ya expusimos en páginas anteriores, la producción agrícola en la región estudiada


se desarrolló aceleradamente durante la década del veinte y se apoyó en la tecnificación.
Sin embargo, la cuestión no quedaría allí. Rápidamente la idea de contratar expertos
agrícolas para incentivar cultivos locales dio paso a una más novedosa, esto es, conocer
de primera mano otras prácticas exitosas en el campo de la agricultura; de tal manera
que se pudieran aplicar a la realidad del Valle del Cauca. Para ello se pensó, como se
señaló líneas arriba, en el modelo norteamericano de apoyo estatal al crecimiento del
campo; razón por la cual se decidió financiar un viaje, durante un año, a un
notable/ingeniero de la región, para que analizara dicho modelo.

Es en este contexto en donde apareció la figura de Carlos Durán Castro70, ingeniero


agrónomo, quien fue el encargado de visitar los Estados Unidos con la misión de

70
Informe del doctor Carlos Durán Castro, comisionado para estudiar la organización de los servicios
agrícolas en EEUU y las Antillas, que rinde al Secretario de Industria del departamento del Valle, Cali,
noviembre 30 de de 1928. Biblioteca Luis Ángel Arango –en adelante Blaa-, Sala de Libros Raros y
Curiosos. Para una información completa sobre la vida y obra de este ingeniero ver Eduardo Mejía Prado,
Carlos Duran Castro, 1897-1997 (Biografía), Cali, Editorial Región, 1997. Del mismo autor “Ciro
Molina Garcés y Carlos Duran Castro: gestores y científicos en el desarrollo agropecuario del Valle del
Cauca”. En: Carlos Dávila (comp), Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos XIX-XX,
Tomo II, pp. 1189-1214, Bogotá, Editorial Norma, Cepal-Uniandes, 2003 y “Carlos Durán Castro. Gestor

42
examinar el funcionamiento del sistema implantado allí para el sustento de la
agricultura. Tal y como se había previsto, regresó un año después, en 1928, para dar
cuenta de los resultados de su estadía en el país del norte. Para ello presentó un informe
detallado, el cual se centraba en la descripción de las llamadas Estaciones
Experimentales; por cuanto en su opinión en éstas se hacía visible el sistema de avances
técnicos agrícolas logrados en la región visitada.

De ahí que durante su permanencia en el exterior, aprovechó su tiempo y visitó varias


de dichas estaciones, cuyo trabajo incluía el estudio de productos agrícolas relacionados
con el Valle del Cauca, al ser factibles de cultivo en estas tierras. Así, de manera
pormenorizada detalló sus observaciones en estaciones especializadas en cultivos de
arroz, maíz, frutales, algodón y tabaco; todos productos que bien se podían sembrar en
el suroccidente de Colombia. Específicamente, estuvo en la Estación Experimental de
Louisiana, en Nueva Orleans –especializada en el tema del arroz–, en Missisipi y
Alabama71 –dedicadas al estudio del algodón–, en Crowley72 –cuya Estación
Experimental se ocupaba de las mejoras genéticas del arroz– y en Oxford en Carolina
del Norte –cuyo énfasis estaba puesto en el tabaco–. Además, dicho sea de paso,
también estuvo en varios laboratorios de maquinaria agrícola y numerosas granjas
demostrativas.

De tal manera que Durán ganó una visión de conjunto de todo el sistema y, terminó
reconociendo la manera imbricada cómo funcionaba la investigación, la innovación
tecnológica y la aplicación de los resultados de estas dos primeras actividades en el
sector rural. Para conocer esto último, también se acercó a las estrategias que se
diseñaron con miras a la divulgación de los resultados obtenidos en las estaciones,
laboratorios y granjas; por cuanto en la lógica del modelo, era esto lo que en últimas
garantizaba la adopción e implementación de las novedades por parte de los
agricultores. Dentro de dichas estrategias cabe mencionar las medidas tomadas en el
sector educativo así como la consolidación de publicaciones periódicas a través de las

del desarrollo del Sector Agropecuario del Valle del Cauca”, Colombia Credencial, ed. Credencial, v.
fasc. 32, p. 12 -15, 1997.
71
Informe del doctor Carlos Durán Castro, Op. Cit., p. 4- 5.
72
Ibíd. p.57.

43
cuales se difundieran los nuevos conocimientos, se incentivara la apropiación de las
últimas tecnologías y se insistiera en los beneficios de los principios de cambio.

Por último, su viaje incluyó el acercamiento a las formas de administración que para
dicho proyecto fueron implementadas por el Estado. Si bien es cierto, el modelo se
desarrollaría en el sector privado, el papel del sector público sería fundamental pues en
sus manos se concentraría la gestión de todo el proceso. De ahí que unos meses antes de
volver a Colombia estuvo en el Departamento de Agricultura en la ciudad de
Washington, en donde buscó entender los criterios organizacionales que le daban cuerpo
al sistema; pero sobre todo se ocupó de identificar aquellos ejes y políticas que, en su
concepto, podrían ser objeto de réplica en el Valle del Cauca.73

Así las cosas, el ingeniero Castro Durán hizo suyos varios de los elementos del modelo
norteamericano y los puso de presente en el documento entregado como informe de su
trabajo. En primer lugar, entendió el papel de las Granjas Experimentales y/o Estaciones
Agrícolas como la cúspide del modelo74 y como mecanismo para la vulgarización del
conocimiento técnico/agrícola al tiempo que reconoció como vitales, para el caso
vallecaucano, algunos de los ejes sobre los cuales funcionaban estas instituciones en
Estados Unidos:

a. Meteorología,
b. Industria animal,
c. Industria lechera,
d. Industria vegetal,
e. Industria forestal,
f. Conocimientos químicos,
g. Estudios de suelo,
h. Fijación de nitrógeno,
i. Entomología,
j. Fitopatología

73
Ibíd. p.15.
74
Ibíd. p.8.

44
En segunda instancia, mostró la manera en que instituciones educativas como los
llamados Colegios de Agricultura formaban parte de la tripleta experimentación,
investigación y vulgarización;75 sobre la cual se apoyaba todo el sistema. Así cursos,
pensum y profesores se ponían al servicio de las propuestas e iniciativas elaboradas por
los comités científicos. En tercera medida, ubicó la importancia de las revistas como
instrumentos para la difusión de las informaciones y finalmente, insistió en el
compromiso financiero asumido por el Estado, el cual dejaba en manos de los
ingenieros agrónomos, investigadores y científicos la toma de decisiones frente al tipo
de investigación que se debía estimular.76

Elementos todos estos, que aunque con matices, los encontramos presentes al analizar lo
acaecido en el Valle del Cauca alrededor de la creación de la Estación Experimental de
Palmira pero también en el marco de las medidas que se tomaron y apoyaron desde el
gobierno departamental a través de la Secretaría de Industrias del Valle. Y es aquí,
precisamente cuando aparece el segundo actor que consideramos protagonista del
proceso estudiado: Ciro Molina Garcés.77

Este último se desempeñaba como Secretario General de Industrias del departamento


del Valle cuando Castro Durán presentó el documento con los resultados de sus
observaciones en el viaje realizado a los Estados Unidos. Fue él mismo quien convirtió
el contenido de dicho informe en sustento de las acciones emprendidas, durante la
década del treinta, en el sector agropecuario del Valle del Cauca y de todo el país. En
opinión de este funcionario, tal y como lo expresó al gobernador del departamento del
Valle del Cauca, las medidas a tomar en adelante obligaban

… una acción unánime de todas las secciones para sacar nuestra


agricultura del ruinoso estado en que se encuentra y, así, basara nuestra

75
Ibídem
76
Ibíd. p. 29.
77
Ciro Molina Garcés. Informe sobre la marcha de la Estación Agrícola Experimental del Valle,
presentado por Ciro Durán Castro al secretario de Industrias del Valle del Cauca. Cali, 1930. Blaa, Sala
de Libros Raros y Curiosos. Para información más amplia sobre éste ver Eduardo Mejía Prada. Ciro
Molina Garcés y… Op. Cit.

45
futura independencia económica sobre la industria agrícola. Pueblo que no
produce su comida no es un pueblo libre…78

Las apreciaciones de este mismo funcionario pasaban también por recoger uno de los
mayores aportes del informe de Durán Castro, cual sería señalar el camino por “donde
han llegado otros países a la altura que deseamos para el nuestro”.79 De tal manera
que, si se seguía la médula de la experiencia referenciada, habría que aunar esfuerzos en
torno a la tecnificación de la forma de producción en el sector agrícola del valle
geográfico. Por ello aseguraba sin ambages que la “producción agrícola científicamente
llevada a cabo era la solución a nuestros problemas económicos…”,80 usando las
palabras del mismo Molina Garcés, cuando presentaba su informe al gobernador.
Finalmente, los criterios del Secretario se sintetizaban cuando señalaba que para él
como para los norteamericanos quedaba demostrado que “La tierra es la riqueza y el
agricultor la célula vital de la economía”.81 Con esto, nos encontramos entonces ante la
evidencia de lo fundamental de los actores pero también del Estado concebido como un
entramado de relaciones que en general, pueden responder a intereses locales y/o
regionales.

De otra parte y volviendo sobre la posición de Molina Garcés, las intenciones por
introducir el componente científico y tecnológico a la producción agrícola del Valle
serían plausibles de lograr y más fácil de asumir, si se tenían en cuenta los avances, que
según él mismo, se habían logrado durante los dos últimos años en la sección que había
estado bajo su responsabilidad. Por un lado se establecieron, en la ciudad de Cali,
laboratorios de higiene y de química de suelos, según las recomendaciones de Carlos
Eugenio Chardon, quien había realizado una visita a Colombia en 1928.82 Por otro, ya
para 1930, se instituyó una estructura administrativa en la sección de agricultura

78
Ibíd. p. 3.
79
Ibídem
80
Ibídem
81
Si bien se sale de la cobertura de este estudio, a diferencia de una ética industrial como la de Antioquia,
los dirigentes del Valle del Cauca construyeron un discurso ideológico sobre el uso intensivo de la tierra
que llevaron a las clases bajas y, sobre todo, definía que la “felicidad” de los hombres estaba en la
agricultura.
82
RNA, Año XXVIII, Noviembre/Diciembre de 1927. Nº 281 y 282. Chardon viaja a Antioquia,
contratado por ese departamento para tratar el tema de las variedades de caña y lo que sería su expansión.
p.118.

46
departamental controlada por ingenieros agrónomos y bajo la primacía de los técnicos
agrícolas en el trazado de las políticas de este sector.

Así poco a poco se iban estableciendo las condiciones requeridas para completar lo que
podría ser el modelo norteamericano aplicado a estas latitudes. Se había avanzado en la
creación de espacios de experimentación así como en la puesta en marcha de espacios
institucionales administrativos en manos de los científicos y técnicos pero también
como veremos a continuación en la consolidación de una institución de investigación al
estilo de las que había conocido el antes mencionado Castro Durán.

Fue así como en el año de 1928 se inició la construcción de la “Granja Modelo del
Valle” con una inversión total de 200.000 pesos y cuyos recursos fueron aportados por
el gobierno central y la gobernación del Valle del Cauca en una cuantía de 100.000
pesos cada uno. Dos años después, en 1930, el nombre de la Granja había cambiado al
de Estación Agrícola Experimental -siguiendo las ideas del ingeniero Durán Castro- y
funcionando bajo la dirección del también ingeniero José Antonio Montalvo. Aunque
cabe mencionar que en esos momentos se enfrentó una discusión entre el nivel nacional
y el regional en relación con el tipo de cultivos que se debía priorizar en el valle
geográfico del río Cauca. Mientras que el primero era partidario de incentivar la
producción de fibra de algodón de tal suerte que se diera cobertura a las necesidades de
la demanda interna; el segundo, expresado en los intereses de los empresarios agrícolas
locales, siempre estuvo del lado de cultivos como caña de azúcar, tabaco o cacao.83
Como bien se sabe, las tensiones se resolvieron a favor de éstos últimos, no hubo un
impedimento para que se creara la Estación Experimental de Palmira y se avanzara en la
implementación de la innovación tecnológica en la producción agrícola. Prueba de ello
sería la presencia de especialistas en este tipo de plantas dentro de la Estación.

Lo cierto es que ya para ese momento la Estación contaba con los servicios del
ingeniero Felix Aguilú, quien se encargaba de la recolección y análisis de los hongos
que afectaban el cacao y compartía el optimismo frente a las implicaciones de la
Estación sobre la estructura económica. Sus palabras en 1930 así lo demuestran: la

83
Ibíd. p.9.

47
Estación Agrícola era “una realidad y el principio de nuestra redención económica”.
Posición ésta que había permeado la visión de diferentes sectores productivos desde un
poco antes. Así por ejemplo, en el año de 1923, un informe publicado en la Revista
Nacional de Agricultura –editada en la ciudad de Bogotá– señalaba que desde su
funcionamiento en la capital Agrícola de Colombia –Palmira– se habían desarrollado
importantes acciones en la búsqueda del mejoramiento de la producción en esta área del
país. Se destacaba como desde su creación, de manera “Silenciosa y metódicamente”, la
Estación,

… ha ido afianzando su prestigio y su progreso, bajo la dirección de


diligentes agrónomos, quienes han habilitado y creado secciones varias en
donde cada una de las ramas de la agricultura merece cuidados, estudio y
atención.84

De igual manera, se recalcaban las ventajas ofrecidas por algunos de los servicios
prestados, entre los cuales fue elogiado el hecho de proveer de árboles frutales a las
fincas, a los pobladores e incluso a las avenidas de los pueblos y ciudades del Valle del
Cauca y el Cauca, que se vieron sembrados con estos arbustos.

Pero retrocedamos un poco y detengámonos en el proceso de instalación del modelo de


la “Estación Agrícola Experimental del Valle”85 a finales de la década del veinte. Esto
nos permitirá, además de conocer la dinámica del asunto, percibir la complejidad del
proceso, la convergencia de esfuerzos que debieron unirse, los consensos surgidos pero
también los inconvenientes, las dificultades y los disensos; aclarando eso sí que debido
a la documentación utilizada, éstos últimos elementos son de muy difícil seguimiento y
por tanto, serían objeto de otro trabajo.

Una primera etapa fue de “adecuación” de la Estación en las 417 plazas de tierra que
para tal fin se compraron a la hacienda La Manuelita; período que según un informe de
la época fue de “lucha intensa para allegar los elementos adecuados al trabajo…”86,
aunque se avanzaba en “personal de trabajo, maquinaria agrícola y animales de
trabajo...”. Mientras se establecían los edificios, laboratorios y depósitos de materiales;
84
RNA, Nº 430/431, abril y mayo de 1940. p.34.
85
“Informe sobre la marcha de la Estación Agrícola Experimental del Valle”. Nº 1-18, 1927. p.53.
86
Ibíd. p.56.

48
los técnicos avanzaban en la experimentación y se abría paso a la atención de los
usuarios. Frente a este último aspecto se logró un éxito relativo según se puede colegir
de las cifras estadísticas. En 1930, y según los registros, 2.500 personas visitaron las
nuevas instalaciones y 112 beneficiarios se llevaron semillas nuevas –tabaco, cañas
“industriales”, forrajeras para el ganado, pastos de corte, soya, maíz y “varias
leguminosas mejorantes del terreno”– para adaptarlas a sus parcelas y/o unidades
productivas.87

En ese momento, el inventario institucional incluía regadíos, bueyes, doce (12) arados,
cinco (5) rastrillos para “pulverizar terreno”, cinco (5) sembradoras para maíz, algodón,
fríjoles y granos, siete (7) cultivadoras, una (1) segadora/atadora para arroz, tres (3)
segadoras de pasto, un (1) rastrillo para “henificar”, una picadora de caña y dos (2)
tractores. Además se contaba con “algunos instrumentos de ingeniería agrícola”, una
mesa de dibujo, dos (2) tránsitos, un (1) nivel, un (1) barómetro o brújula para geólogo,
una (1) mira, doce (12) jalones y un (1) canto de acero. Aun cuando también se estaba a
la espera de otra maquinaria comprada directamente a los fabricantes en los EEUU, a
costos más bajos que en otros mercados y de la que se decía, era más moderna.

Paralelamente a este proceso, se recibía la visita de la Misión Chardon al valle del río
Cauca, cuyos miembros acogieron la propuesta de la Estación, la defendieron como un
medio adecuado para facilitar el desarrollo agrícola regional e incluso, la apoyaron con
la ejecución de tareas concretas como la elaboración de “los proyectos y planos para los
diversos edificios de la Estación…”.88 Allí trabajaría el mismo Chardon durante tres
meses, tiempo en el que se dedicó a la experimentación con tabaco, caña de azúcar y
zootecnia.89 Pero también, período durante el cual se produjo un informe que fue
acogido inmediatamente por los integrantes y/o funcionarios de la Estación, quienes
iniciaron la aclimatación de varias especies de semillas, pastos y forrajes maíz al tiempo
que comenzaron los estudios de suelo.

87
Por este informe se sabe que los hombres encargados de esta primera etapa de montaje fueron Emiliano
Pereáñez –agrónomo ayudante–, M. J. Rivero –jefe del Departamento de Horticultura y Arboricultura– y
Manuel Florez –encargado de los cultivos de cacao, café, arroz y de la vulgarización agrícola–.
88
Ibíd. p.18.
89
Ibíd. p.20.

49
En este contexto resulta necesario abordar un aspecto fundamental para lo que sería el
futuro de la región en adelante. Se trata de lo relacionado con el cultivo de la caña de
azúcar, sus formas de cultivo y las implicaciones derivadas de ello. Unos pocos párrafos
dedicados a la producción de azúcar en los ingenios dan cuenta de la disyuntiva que
enfrentaron los propietarios de estas unidades empujados por los informes que salían de
la Estación. Por ejemplo, de entrada, los técnicos señalaban que la única manera para
que dicho producto sobreviviera en el mercado nacional y mundial era innovando hacia
el azúcar “centrifugado”. La respuesta a una consulta elevada por los dueños del
Ingenio Providencia sobre la forma de producir azúcar fue lapidaria. Para los técnicos
de la Misión Chardon, los ingenios del Valle del Cauca necesitaban una “completa
revolución en su organización y métodos” y, sobre todo, dar el salto del “pequeño”
trapiche a los “ingenios centrifugados”. Sólo quienes hicieran esa transformación
“pueden sobrevivir” a la competencia:

Estas circunstancias darán por resultado que los ingenios grandes se


adueñen por completo del mercado interior y que los pequeños cultivadores
se vean precisados a unirse para establecer centrales, o tengan que
retirarse poco a poco del negocio.90

Es decir, desde un principio se advirtió sobre la necesidad del tránsito de la producción


de azúcar hacia el monopolio de unos cuantos ingenios que avanzaran en la
consolidación del modelo de las Centrales. El reto estaba sobre la mesa y las decisiones
derivadas de la misión Chardon empujarían, en el paisaje geográfico del valle del río
Cauca, un cambio del cual no se tendría retorno: la expansión de la caña de azúcar y el
paso hacia el desarrollo agroindustrial del sector. Ya hacia 1930, se afirmaba
explícitamente como “la desaparición de la pequeña industria tendrá que venir,
necesariamente, como simple resultado de la competencia de precios entre productores
de diferentes costos de producción”.91

En últimas lo que se proponía desde la misión, y a través de la Estación, era un modelo


de desarrollo basado en el uso intensivo de la tierra y la tecnificación a gran escala; que

90
Ibíd. p.38.
91
Ibíd. p.39.

50
debería ponerse en marcha por grandes capitalistas dispuestos a enfrentar riesgos en el
mercado y capaces de lograr políticas proteccionistas que les permitieran sobrevivir en
éste. Lo cierto es que a finales de la década del cuarenta, las importaciones de azúcar
caían aceleradamente, mientras los ingenios se expandían en el mercado interno
nacional. Innovación técnica y desarrollo agroindustrial iban de la mano:

La industria azucarera nacional; ha de resolver las dos faces [sic] del


problema; elaboración más económica, mejorando la fábrica y rebaja del
costo de cultivo mediante una labor intensa en el campo…92

De ahí que una de las tareas propuestas para la Estación fuera el aprovisionamiento a los
ingenios con las variedades de caña de azúcar aptas para emprender cultivos intensivos
y agroindustriales. Así, a través de la tecnificación se lograría la “aclimatación y
propagación de nuevas variedades…” de caña con un “alto porcentaje de sacarosa,
buen tonelaje y pureza”.93

En este mismo sentido, también correspondió a la Estación Experimental de Palmira el


ocuparse del control de la plaga que atacaba a la caña llamada “Mosaico”.94 La
preocupación general radicaba en la difusión, expansión y mutación rápida de dicha
plaga; por lo que se tornó en un peligro para todo el país y en consecuencia, el gobierno
central urgió una erradicación eficiente. Esta coyuntura fue especialmente interesante y
beneficiosa para la Estación de Palmira, pues fue desde allí que se dieron respuestas
efectivas.

Según el ministro de agricultura de la época los avances en la industria de la caña eran


fabulosos, gracias a la innovación que se daba en ese sector. En ese sentido aseguraba
que el país iba camino a abastecerse “a sí misma” de azúcar,95 gracias a la erradicación
de “Mosaico” lograda desde el año de 1936, a los avances en términos de innovación en
las variedades de caña que se realizaban en la Estación Experimental y, en especial a

92
Ibídem
93
Ibíd. p.39.
94
RNA, Año XXXI, Nº 390, Diciembre 3 de 1936. “juega un papel muy principal en la vida agrícola del
país”. p.784-785.
95
RNA, Año XXXVII, Nº 457, julio de 1942. p.26.

51
que se había propagado “el cultivo de variedades de caña importadas e inmunes, con
las cuales se han estado sustituyendo las variedades criollas…”.96

Quizás fueron resultados como éstos, los que motivaron la transformación más radical
que sufrió dicha institución. En el año de 1938 recibió subvenciones de parte del
gobierno central, al tiempo que se determinó, mediante ley, la intervención para tomarla
a su cargo. Con ello se aseguraba su existencia, funcionamiento y fortalecimiento;
debido a que se ofrecía una salida a la exigüidad de los presupuestos departamentales.
Fue así como se expidió en abril de 1938, el Decreto Nº 762 de 1938, del cual
destacamos lo siguiente:

Articulo 2º. La Estación Central Experimental de la Caña de Azúcar


funcionará en Palmira y tendrá como fines principales el estudio y
determinación de los métodos económicos de cultivo y beneficio de la caña
y sus derivados, así como también la investigación de las enfermedades y
plagas de las plantaciones.
Articulo 6º. El Ministerio de Agricultura fomentará la creación de
cooperativas de productores de derivados de la caña de azúcar y podrá
auxiliarlas con dinero en efectivo, en proporción máxima de 50% de su
capital respectivo, teniendo en cuenta las necesidades de la industria y las
finalidades económicas y sociales que se persiguen.
Articulo 8º. Los fondos destinados por las leyes 203 de 1936 y 47 de 1937
para la campaña contra la enfermedad del “Mosaico”, se distribuirán en la
siguiente forma:

- Para la compra de la Estación Experimental de Palmira $40.000


- Para el sostenimiento, adquisición de maquinaria, laboratorios,
herramientas, construcción de edificios, pago de sueldos y jornales y demás
gastos de la administración de la Estación $30.000
- Para la compra o arrendamiento de los terrenos destinados ala fundación
y sostenimiento de las sub-estaciones, adquisición de maquinaria,
construcciones, jornales, etc 90.000
- Pago de sueldos, jornales, viáticos, compra y distribución de semillas,
servicios de personal, etc $40.000
- Auxilio de cooperativas de productores de derivados de la caña de azúcar
$100.000

96
Ibídem

52
- Fundación, Organización y administración del almacén de Provisión
Agrícola y sus agencias $200.000

Dado en Bogotá a 29 de abril de 1938.97

Medida que le dio un nuevo rumbo no solamente a la Estación sino al cultivo de la caña
de azúcar en todo el país; tal y como lo confirma un documento de 1941. En opinión del
autor del artículo, la caña no estuviera navegando en la expansión si no se hubiera
contado con la Estación Agrícola Experimental de Palmira.98 Pues desde su perspectiva,
el destino de este cultivó cambió cuando en Colombia se supo de la existencia de la
mencionada Estación y se conoció la dedicación que había en el valle geográfico del río
Cauca a la “ciencia, la investigación, el estudio”.99 En esta perspectiva, resaltaba como
los investigadores de la Estación fueron quienes acabaron con la plaga del “Mosaico”;
cuyo proceso a pesar de ser dispendioso ya que “se ensayaron multitud de variedades,
se frustraron infinidad de experimentos”, logró salir avante cuando “por fin se
encontraron algunas de corteza gruesa, resistentes a las plagas, altamente inmunes al
Mosaico, de buen tonelaje y de suficiente sacarosa y pureza”.100

Por otra parte, este mismo documento nos ofrece información sobre los cambios en la
infraestructura de la entidad en mención. Lejos estaba de ser, la misma Estación de fines
de los años veinte:

Desde la hermosa construcción de ladrillo que sirve de oficina central de la


granja en la que funcionan la dirección, las oficinas de los jefes de
secciones, etc., se divisan varios de los cuerpos de construcciones de la
estación. La biblioteca, el almacén los laboratorios, las residencias para el
personal técnico casado y un magnifico edificio de casino para solteros.
Todos los edificios son propios, la granja tiene una extensión de 260
hectáreas.101

97
RNA, Año 34, Junio 3 de 1938. Nº 408. El gobierno organiza la defensa de la industria nacional del
dulce. Decreto Nº 762 de 1938. p.1949 y página 1951.
98
RNA, Año 36, Nº 441, marzo abril de 1941.
99
Ibídem
100
Ibídem
101
Ibídem

53
Para esta fecha, el director era el ingeniero Raúl Varela Martínez, quien explicaba la
dinámica del trabajo investigativo realizado:

Los trabajos de investigación y experimentación están divididos en seis


grandes secciones o departamentos técnicos. Para adelantar los trabajos
con una mayor unidad, la granja tiene una especie de consejo técnico o
junta consultiva, en la que se discuten y analizan los distintos métodos,
sistemas, resultados, y en general todos los problemas importantes que se
desprenden de los trabajos de la estación. Los técnicos de la Estación
distribuyen su trabajo entre el laboratorio, que les da sugerencias, ideas,
formas científicas de trabajo, medios de constataciones, etc., y el trabajo
sobre la tierra misma, sobre la influencia del clima, de las aguas, de las
plagas, etc., El gobierno nacional se ha preocupado con insistente interés
para darle a la granja un personal bien dotado, capaz, técnico y activo. En
realidad todos los jefes que comandan esta gran cruzada de ayuda a
nuestra riqueza agraria son especialistas en sus respectivas actividades. En
la granja todo el mundo estudia.102

Al reportero le causó bastante admiración que estos investigadores manejaran varios


idiomas y, sobre todo, mantuvieran comunicación con otros centros de igual tamaño en
Canadá, los EEUU, Europa y la URSS. Asombrado relataba cómo pudo ver que “Una
tarde les llegan noticias de las escuelas de experimentación del Canadá sobre genética
del trigo o de Moscú sobre el crecimiento del algodón en climas fríos”.103

De igual manera, recogió testimonios de los propios científicos y técnicos sobre la


naturaleza y resultados de su trabajo. La avanzada de la Estación según el ingeniero
agrónomo Guillermo Ramos Núñez, encargado del área de caña de azúcar, estaba en los
estudios sobre genética de la caña “con resultados positivos y de gran trascendencia”.
Para lo cual habían recibido asesoría de Hans G. Sorensen, quien había trabajado de
asesor en el ingenio La Manuelita y, se encontraba en ese momento, en la zona del canal
de Panamá.

Aquí aparece un punto que es necesario conectar con la visita que Durán Castro realizó
a los EEUU a finales de la década del veinte, la asesoría norteamericana ahora era más

102
Ibídem
103
Ibíd. p.34.

54
directa y provenía del doctor E. W. Brandes, Jefe de la División de Caña de Azúcar del
Departamento de Agricultura de Washington. Miembros de esta división habían visitado
la estación en el año de 1938 y habían colaborado en la transferencia de tecnología
agrícola; especialmente en lo que se refiere a encontrar un tipo de caña de azúcar
resistente al Mosaico y que diera rendimientos mayores en términos de adecuación a la
geografía local.

Tenemos entonces -según el ingeniero Valera- que,

El origen de la caña que ha servido para iniciar estas experimentaciones es


muy lejano. Vino desde la exótica república medio-oriental de Ubesquistan,
en el río Amu-Darya, que hoy hace parte de la Rusia Soviética. Las semillas
de esta caña viajaron a Washington y allí se sometieron a procesos de
laboratorio que las dispusieron para entrar en nuestras cálidas tierras del
Valle. Esta caña es la Saccharum Spontaneum y tiene la particularidad de
presentar una gran resistencia a las enfermedades reconocidas que afectan
a la caña de azúcar…104

Pero la caña de de azúcar no fue el único producto agrícola que avanzó gracias a la
eficiencia en la innovación técnica de la Estación Experimental de Palmira. En el
informe mencionado también se hace referencia a los logros en el cultivo de arroz. Al
respecto el encargado del Departamento de innovaciones en el cultivo y manejo de
semillas de arroz, puntualizaba que los planes a futuro consistían en

1- El obtener variedades de plantas inmunes a las enfermedades, de plantas


erectas que no se caigan al madurar y de granos que se conserven en las
espigas hasta llegar al período de maduración completa. 2- Que produzcan
altos rendimientos, que resistan sin quebrarse el proceso de
industrialización y que sean de buena calidad.105

Por último, el artículo terminaba señalando que este organismo contaba con un personal
altamente calificado conformado por entomólogos, reforestadores y fitopatólogos, entre
104
Ibíd. p.35. las semillas sobre las cuales se basó la transformación de la genética de la caña e se
expandieron en el valle geográfico fueron la Las semillas que se divulgaron fueron las P. O. J. 28 y P. O.
J. 27-14. p. 48.
105
Ibíd. p.36.

55
otros. Todo este equipo -con el apoyo del Estado colombiano- había logrado una
revolución que transformó no sólo un área específica del territorio nacional sino todas
las regiones del país. Dicho de otra manera -señalaba el autor del artículo- si se querían
mantener los avances logrados era necesario replicar el modelo del Valle del Cauca en
otras zonas de Colombia.106

Pero los avances en las transformaciones genéticas no sólo se vivieron en el sector


agrícola. A comienzos de la década del cuarenta los ganaderos del Valle del cauca
presentaron con orgullo la “raza criolla del Valle”,107 obtenida en el llamado “puesto
ganadero”; otra de las secciones de la Estación. Aunque en esta ocasión, el objetivo era
atender las peticiones de los criadores de ganado, esto es, propender por el
mejoramiento de la raza vacuna y fortalecer la ganadería del Valle del Cauca.

Otra área importante dentro del trabajo de la Estación, y que por cierto no ha sido lo
suficientemente dimensionada, tiene que ver con las innovaciones aplicadas al cultivo
de las frutas. Muy a pesar de que los planes del Ministerio de Agricultura referentes al
incremento de su producción y consumo, contaron con Palmira como su principal
aliado, es poco lo que se sabe sobre este asunto.

Comencemos por señalar que las variedades frutales que hoy conocemos así como las
campañas de dotación de árboles frutales a las posesiones campesinas realizadas durante
la segunda mitad del siglo XX en todo el país tienen sus raíces en las experimentaciones
e innovaciones hechas en la Estación.108 Desde allí se repartieron hacia otras regiones
los nuevos tipos adoptados a las condiciones locales.

Así, tenemos que para el año de 1943, el catálogo descriptivo de frutas tratadas por la
Estación Agrícola Experimental de Palmira aglutinaba más de 300 variedades. El
encargado de esta área señalaba que

106
Ibíd. p.39.
107
“Informe de Alberto Abondano H. Director del Puesto ganadero, Valle del Cauca”. RNA, Año XXXV,
Nº 430/431, Bogotá, Abril y mayo de 1940. p.53.
108
RNA, Año XXXVII, Nº 468, junio de 1943.

56
La Sección de Fruticultura inició estos trabajos introduciendo al país una
variada y extensa colección de frutales de diversas procedencias, formando
con los frutales nacionales una de las colecciones más ricas e interesantes
que se encuentran en este continente, con el objeto de someterlas a un
paciente trabajo de aclimatación y adaptación a las condiciones de nuestro
medio; después de una experimentación detenida y consagrada sobre los
diversos factores que intervienen en el cultivo de los frutales, como
patrones, sistemas de apropiación, variedades, climas suelos apropiados,
control de plagas y enfermedades, empleo de abonos, etc.109

Específicamente, los técnicos se especializaban en la agricultura tropical; analizando el


tipo de suelos más aptos “para producir abundantes cosechas” así como construyendo
y manteniendo viveros “surtidos de árboles injertados con las diversas variedades…”,
con capacidad “de 6000 árboles anualmente para atender los múltiples pedidos que
constantemente se reciben de todos los departamentos de la Republica”.110 Naranjas,
tangüelos, limones, mandarinas, limas mangos, aguacates, madroño, nísperos,
chirimoyas y uvas, hicieron parte del inventario. Aun cuando fueron los cítricos, los que
ocuparon una mayor atención y generaron mayores resultados.

Sobre ellos, y especialmente con las naranjas, se hizo un catálogo que incluyó el listado
de las variedades que se adaptaban a la geografía colombiana y diferentes pisos
climáticos. Injertos hechos a partir de las especies “Washington Navel” y “Valencia” se
despachaban a todo el país de manera regular y sistematizada. También con éstas
mismas frutas, se desarrolló una “metodología” para acabar con las plagas y capacitar
sobre su aplicación. Fue en esta sección en donde se establecieron mecanismos para las
curas y prevención de enfermedades de las plantas:

Las investigaciones llevadas a cabo últimamente por el departamento de


Entomología de esta estación han demostrado claramente que el control y
erradicación de estas plagas es relativamente fácil siempre que se sigan
métodos apropiados de represión y con la tenacidad debida; para ello se
requiere una bomba apropiada y de suficiente presión para hacer los
tratamientos periódicos…111

109
Ibíd. p.21.
110
Ibíd. p.22.
111
Ibíd. p.23.

57
Hasta aquí hemos mostrado cómo el desarrollo agrícola del Valle del Cauca tuvo en la
innovación tecnológica una de sus poleas de “arrastre”. Terminaremos mostrando cómo
los ingenieros que trabajan en esta institución no eran ajenos a las discusiones
económicas de la época. Por el contrario, se percibe un pragmatismo bastante claro
sobre como debía llevarse a cabo el desarrollo agropecuario en Colombia.

Al respecto la visión que tenía el ingeniero agrónomo, doctor Raúl Varela Martínez,
director de la Granja Agrícola Experimental de Palmira, es bastante elocuente.112 Un
informe presentado por este funcionario sobre los incentivos que se debían dar al sector
agropecuario nos da cuenta de los conocimientos que este tenía sobre la política
económica. Especialmente cuando aseguraba que en Colombia debían tenerse en cuenta
diferentes acciones para dos tipos de producción agrícola, orientada la una al mercado
externo y la otra, al interno. Por ello proponía que

Inmensos territorios tropicales que por la bondad de sus climas y suelos,


agua para regadíos, topografía, vecindad al mar, cercanía a Estados
Unidos, así como por la abundante población nativa podrían ser explotados
industrialmente si recibieran la cooperación extranjera de capital y técnica
para producir y exportar por ejemplo caucho, quina, tanino, fibras de
Manila…113

Mientras que ubicada en el mercado interno a productos como el arroz, caña de azúcar,
cacao, maíz y ganadería. Según sus propias palabras

… son urgentes de fomentar a toda costa por el Estado, para lograr que las
cosechas sean suficientes para satisfacer generosamente las necesidades
del pueblo colombiano, como único medio de conseguir que el país, como
nación independiente, este libre de tutelaje económico extranjero y se den a
la población los artículos de primera necesidad para alimentación y
vestido.114

112
RNA, Año XXVII, Nº 471, septiembre de 1943. El nombre del articulo se titulaba “Acción Agraria”.
113
Ibíd. p. 20
114
Ibíd. p. 27.

58
Aquí vemos como el proteccionismo agrícola estaba a flor de piel en este funcionario y,
de paso, nos confirma que el modelo de desarrollo agrícola –exportador y de consumo
interno– era reconocido como la única opción pasa el desarrollo económico del país. Es
en esta lógica que se entienden las recomendaciones hechas al Estado, en la perspectiva
de lograr el fortalecimiento del sector agrícola a partir de la creación de un arancel que
protegiera la producción colombiana:

… defender la agricultura nacional por medio de gravámenes aduaneros y


de la ayuda oficial, para lo cual los gobiernos nacionales, seccionales y
municipales deben obrar dentro de un plan de acción agraria perfectamente
definido…115

Ahora bien, sus propuestas continúan y se condensan en un decálogo que debía seguir el
Estado para lograr que la agricultura se expandiera:
a. Programas sectoriales de producción
b. Bancos
c. Almacenes de provisión agrícola
d. Campañas de sanidad e higiene
e. Vivienda rural y servicios médicos
f. Almacenes con maquinaria agrícola
g. Mejoramiento del transporte
h. Formas gremiales de asociación agrícola
i. Bonificación a algunos cultivos que así lo requieran
j. Servicios agronómicos

Toda una agenda económica que fue implementada, en parte, por el Estado colombiano
a finales de la década del cuarenta y que sirvió para que los indicadores de crecimiento
económico del país fueran acelerados.116

Terminando, entonces, este apartado podríamos recoger algunas apreciaciones sobre las
dinámicas desarrolladas alrededor de la Estación Experimental de Palmira. En primer
lugar, el establecimiento de esta organización debe verse en el marco de los esfuerzos
del Estado central y departamental por dotar a la región de las instituciones necesarias
para alcanzar la modernización agrícola. En segunda instancia, la consolidación de la

115
Ibíd. p. 28.
116
Salomón Kalmanovitz y Enrique López Enciso, La agricultura colombiana en el Siglo XX, Fondo de
Cultura Económica/ Banco de la República, Bogotá, 2006.

59
misma estuvo condicionada por el reconocimiento de la innovación tecnológica como
una de las condiciones ineludibles para alcanzar la transformación del campo e
incrementar la productividad. Por último, a lo largo del tiempo se mantuvo una estrecha
relación entre la Estación y el modelo de desarrollo que se pretendía establecer, esto es,
ciencia y economía allí confluyeron.

60
4. TIERRA Y TRABAJO: EXPRESION DE LOS CAMBIOS

4.1. Expansión del ingenio, apropiación de baldíos y derechos de propiedad en el


Valle del Cauca

Ya en páginas anteriores se anunciaba la importancia de la clarificación de los derechos


de propiedad para el crecimiento económico. De igual manera se referían algunos
enunciados generales sobre el problema de la tierra en el Valle del Cauca. Por ende, lo
que haremos aquí es básicamente poner en diálogo estos dos asuntos para entender lo
ocurrido en el Valle del Cauca durante el período estudiado y puesto en relación con
uno de los efectos de la modernización agrícola, esto es, el fortalecimiento del ingenio
como unidad productiva.

Recogiendo afirmaciones hechas en los numerosos trabajos dedicados al estudio de la


propiedad y uso de la tierra así como a los conflictos generados alrededor de esto en el
Valle del Cauca, durante el siglo XIX;117 constatamos como la discusión sobre los
derechos de propiedad estuvo a la orden del día en la expansión agrícola del Valle
iniciada a partir de 1920. Desde ese momento y en las subsiguientes dos décadas se
operaron cambios en las formas como se desarrollaba la tenencia de la tierra, los
derechos de propiedad y la formas de explotación de la misma. Es así como a partir de
1930 se abrió un nuevo escenario en donde la presión sobre los terrenos ubicados en la
parte plana fue fuerte y además, se avanzó sobre espacios baldíos en las zonas de
vertiente. Como consecuencia de lo anterior surgieron cambios y transformaciones en el
uso de la tierra que terminó con el predominio del uso intensivo en la parte llana.

En este contexto se generaron, de forma paralela, tres procesos que incidieron en los
cambios de la configuración de la propiedad rural, a saber:

a. Fragmentación de grandes propiedades y/o indivisos

117
Entre otros ver: Luís Valdivia Rojas. “Origen y situación de la pequeña posesión campesina en el
Valle del Cauca, siglo XIX”. Historia y Espacio, Nº 10, Univalle, Cali, enero-junio de 1984. pp. 57 – 110.
Eduardo Mejía Prado. Campesinos, poblamiento y conflictos: Valle del Cauca. 1800 – 1848. Región/
Univalle, Cali, 2002. José Escorcia, “Haciendas y estructura agraria en el Valle del Cauca, 1810-1850”,
Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Nº 10, Universidad Nacional, Bogotá 1982. pp.
119-138.

61
b. Ampliación de propiedades ligadas a los ingenios a costa de la compra de
pequeñas propiedades en el valle geográfico -especialmente en los municipios de
Palmira, El Cerrito, Ginebra y Candelaria-
c. Expansión de la frontera agrícola en las vertientes de las cordilleras central y
occidental.

En el primero de los casos estamos ante unas dinámicas de segmentación de unidades


productivas que hasta ese momento habían conservado su extensión territorial y que dio
lugar al surgimiento de una masa de cultivadores que poblaron las zonas de vertiente.
Así una vez más, vemos como además de ser paralelos, los diferentes procesos
mencionados anteriormente, estuvieron íntimamente ligados e incluso, unos
dependieron de los otros. Siendo esto fácilmente perceptible si se sigue lo acontecido en
los indivisos cuyas fragmentaciones han sido documentadas a lo largo de numerosos
trabajos, esto es, Guabas, el llamado Bolo de los Escobar y Guengue.118 Pero también
cuando se estudia la expansión de la frontera agrícola en las áreas de montaña a la
manera de lo ocurrido en el hoy municipio de Pradera. Aunque cabe apuntar que la
ocupación de las partes altas, igualmente tuvo la presencia de un fenómeno de
especulación aprovechado por la colonización antioqueña como forma de acumulación
de capital, aun cuando, allí también se tuvo el surgimiento de pequeños campesinos.119

Así, nos queda por examinar la última tendencia, cual es, la expansión de las
propiedades ligadas a los ingenios. Sobre esto se hace pertinente precisar que, otra vez,
nos hallamos ante un conjunto de acontecimientos de muy diversas tonalidades. La
explicación frecuentemente esbozada en relación con la expansión del control territorial

118
Armando Moncayo Urrutia y Eduardo Mejía Prado. “Las relaciones laborales en la transformación de
la hacienda vallecaucana en ingenio azucarero industrializado”; Revista de Extensión Cultural, Nº 24-25,
Universidad Nacional de Colombia-Sede Medellín, Medellín, 1988. Armando Moncayo Urrutia y
Eduardo Mejía Prado. La transición de hacienda a ingenio azucarero industrializado en el valle
geográfico del río Cauca. 1850-1932. Tesis de grado, Departamento de Historia, Univalle, Cali, 1986.
María Cecilia Ramírez de T. La fragmentación de latifundios y el despegue municipal de Pradera: el
caso del indiviso del Bolo de los Escobares, 1830-1910. Tesis de grado, Univalle, Cali, 1984. Graciela
Gutiérrez. El indiviso de Guabas, 1651-1937, Tesis de grado, Departamento de Historia, Univalle, Cali,
1981. Lastenia Molina Possu y Plácida González Barona. Surgimiento y evolución de Puerto Tejada.
Tesis de grado, Departamento de Historia, Univalle, Cali, 1985.
119
Jaime Eduardo Londoño Motta, “Un empresario territorial caucano: Lisandro Caicedo”, Región,
Univalle, Cali, 1993.

62
por parte de los ingenios a partir de una expropiación a los campesinos no es
suficiente.120

Es necesario considerar que dicha ampliación pasó también por la compra de tierras,
una vez se coparon intensivamente los cascos originales de haciendas conformadas en el
siglo XIX o de herencia colonial. Adquisiciones éstas, que dicho sea de paso, se dieron
en dos momentos diferentes.

En una primera etapa, el objetivo fue lo que genéricamente aquí hemos llamado la
clarificación de los derechos de propiedad de las unidades productivas cuya existencia
databa bien fuera de la colonia o del siglo XIX. Expresado de otra manera, durante los
años de la década del veinte, los dueños de esas propiedades buscaron ratificar sus
derechos y no dejar duda sobre los límites y extensión de sus tierras. Para ello, hicieron
uso de instancias judiciales, en donde se enfrentaron y ganaron a arrendatarios y
terrazgueros que ocupaban los bordes de las unidades productivas; y quienes habían
sido expulsados de las mismas. Por tanto, estamos frente a un proceso que no estuvo
exento de violencia pero que también implicó la resolución del conflicto a través de los
instrumentos legales. Fue precisamente el grupo de propietarios que acudieron a los
juzgados, quienes lograron definir en su beneficio el asunto de la propiedad.

Un segundo momento correspondió a la compra de terrenos a pequeños campesinos,


ocurrida de manera precaria en la década del veinte y cuyo número y fuerza se aceleró a
partir de la expedición de la ley 200 de tierras de 1936. Aquí también los conflictos
estuvieron a la orden del día, por cuanto algunos propietarios que no deseaban vender
fueron presionados para que realizaran las transacciones.121 No obstante, es pertinente
retener que la noción predominante fue la adquisición de tierras a partir del pago de un
importe.

120
Consideramos que es urgente una ampliación de la base empírica para validar cualquier conclusión al
respecto.
121
La literatura sobre este tema se ha nutrido de los trabajos bastante ideologizados del antropólogo
norteamericano Michael Taussig, especialmente el texto que publicó bajo el seudónimo de Mateo Mina.
Ver: Mateo Mina. Esclavitud y libertad en el Valle del río Cauca. Editorial Fundación de la Rosca,
Bogotá, 1975.

63
Así las cosas y tal como nos lo indican los hechos, el resultado final de la discusión
sobre el tema de los derechos de propiedad se zanjó a favor de garantizar éstos a los
ingenios; lo cual, a su vez, aumentó la presión sobre las tierras de las zonas de frontera.

Ahora bien, esto nos lleva a detenernos brevemente en el significado y sentido de la ley
200 de 1936 dentro del contexto regional. Fue a través de ésta que se legitimó el modelo
de expansión del ingenio y se le dio seguridad a sus propietarios con respecto a la
improbabilidad de perder sus tierras en el largo plazo. De esto se encargó el articulado
que definía el uso social de la tierra puesto que el uso intensivo cabía perfectamente
dentro de sus criterios. Es decir, los ingenios cumplían a cabalidad con esta condición
fundamental para el otorgamiento de títulos. En últimas, después del año de 1936, la
expansión del ingenio cabalgaría sobre derechos de propiedad legitimados por el
Estado. Nuevamente, es preciso mencionar el nombre de un actor que se convirtió en
protagonista de lo narrado aquí. Esta vez, fue el ministro Francisco J. Chaux, quien
coadyuvó no sólo a la preservación de los derechos de propiedad de los ingenios, sino
también en el blindaje, que en el largo tiempo, se le ofreció a la ampliación de sus
terrenos.122

Así, la incorporación de tierras a las unidades productivas dedicadas a la producción de


azúcar se incrementó a partir del año 1939, dos años después de la expedición de la ley
200 de tierras bajo el gobierno de López Pumarejo. Tendencia positiva que se mantuvo
y aceleró en la década del cuarenta, dando como resultado que en el período
comprendido entre 1939 y 1952, los ingenios apropiaron el 88.8% de plazas. Es decir, la
mayor expansión de dichos ingenios se dio después de la expedición de la ley y se hizo
de manera efectiva acudiendo a un mercado de tierras que nació en la década del treinta
e involucró a sus propietarios.123 En total, a lo largo de treinta años corridos desde 1922
hasta 1952, los ingenios accedieron a 47.049 plazas124 destinadas al cultivo de la caña
de azúcar. Todo ello bien se puede observar en la siguiente tabla:

122
En las biografías sobre Hernando Caicedo se señala su formación de abogado y la capacidad que tuvo
de moverse en el ámbito jurídico.
123
Durante ese período los precios de la tierra en el valle geográfico, especialmente en los municipios
ubicados al sur del departamento tuvieron un alza significativa. Simeone Mancini. “Tenencia y uso de la
tierra por la industria azucarera del Valle del Cauca”. Acto Agronómico, Vol. IV, Cali, 1954.
124
Una plaza corresponde a 6.400 metros.

64
Tabla Nº 10
Tierras incorporadas al sector azucarero en la fase de diversificación empresarial,
1922-1952
Períodos Superficie Promedio anual en plazas
Plazas %
1922-1930 1.274 2.7 141.6
1931-1938 3.977 8.5 497.1
1939-1945 16.284 34.6 2.326.3
1946-1952 25.514 54.2 3.644.8
Totales 47.049 100.00 1.568.3
FUENTE: José María Rojas G. Empresarios…, Op. Cit. p.119.

La cuestión sin embargo no quedaría allí. A partir de la información contenida en la


siguiente tabla podemos observar que la expansión, a partir de la compra de plazas de
tierra, se hizo en gran porcentaje sobre terrenos destinados a la cría de ganados y no
esencialmente en productos agrícolas:

65
Tabla Nº 11
Uso de las tierras en el momento de incorporación al sector según tamaño de las fincas, 1922-1952125
Usos Tamaño de las fincas en plazas
-50 % 50-100 % 100-300 % 300-500 % 500-1000 % + 1000 % Totales %
Pastos 752 2.2 1.888 5.7 8.576 25.8 5.497 16.5 5.460 16.4 11.095 33.4 33.268 70.7
(100)*
Bosques y Rastrojos 78 1.2 62 1.0 990 15.7 420 6.6 225 3.6 4.550 71.9 6.325 13.4
(100)*
Caña 85 2.4 235 6.6 1.565 44.0 990 27.8 500 14.1 180 5.1 3.555 7.6
(100)*
Cacao 155 19.6 10 1.3 475 60.1 150 19.0 _ _ _ _ 790 1.8
(100)*
Arroz _ _ _ _ 540 93.1 40 6.9 _ _ _ _ 580 1.2
(100)*
Otros Cultivos 671 26.5 170 6.7 590 23.3 900 35.6 200 7.9 _ _ 2.531 5.3
(100)*
TOTALES 1.741 3.7 2.365 5.0 12.736 27.1 7.997 17.0 6.385 13.6 15.825 33.6 47.049 100

Nº de Fincas 198 59.6 33 9.9 62 18.8 20 6.0 11 3.3 8 2.4 332 100

Extensión
Promedio 8.8 - 71.7 - 205.4 - 399.8 - 580.5 - 1.978 - - -
Por Finca
FUENTE: Simeone Mancini, Op. Cit. p. 34.
* Indica que estos totales parciales se asumen como el 100% para establecer los por cientos horizontales en cada rubro de uso de la tierra.

125
José María Rojas G. Empresarios y tecnología en la formación del sector azucarero en Colombia. 1860-1980. Banco Popular, Bogotá, 1983. p. 120.

66
Por último la expansión de la frontera agrícola se realizó sobre las cordilleras central y
occidental a partir de la colonización de baldíos. Este avance sobre los terrenos de
frontera generó tensiones y conflictos; pero a diferencia de lo que cierto tipo de
literatura histórica ha señalado, dichas tensiones fueron resueltas por el Estado, ya sea a
nivel central y/o local. Para ello de nuevo se hizo un esfuerzo en el terreno de lo
institucional. En este caso desde la normalización del proceso a través de la expedición
de un cuerpo de leyes. Es así como en el transcurso de las dos primeras décadas del
siglo XX se aprobaron dos leyes orientadas a la regulación de la adjudicación: la ley
110 de 1912 mediante la cual se permitió que los baldíos adjudicados fueran mayores a
20 hectáreas y la ley 71 de 1917 que redujo la cifra a 20 hectáreas para pequeños
colonos.126 A finales de la década del veinte la cuestión se hacía apremiante para el
gobierno central. La expansión de la frontera agrícola ganaba terrenos y necesitaba una
legislación precisa que evitara al Estado, ser desbordado por este fenómeno de titulación
de baldíos y clarificación de los derechos de propiedad.

Aunque, cabe anotar que también hubo otras instancias que igualmente se ocuparon de
facilitar el proceso. En el año de 1928, por ejemplo, se publicó un texto por parte de la
Secretaría de Industrias del Valle en el que se presentaba una definición de baldío al
tiempo que se señalaban los pasos a seguir con miras a solicitar un terreno no ocupado.
Por ende quedaban claras dos situaciones. Por un lado, la normativa sobre la
adjudicación de baldíos se hizo pública e incluso se intentó divulgarla y, por otro, nos
devela la inexistencia de intereses oscuros que pretendieran ocultar la información.
Recordemos que esta secretaría estaba en manos de Ciro Molina Garcés, un personaje
que más que un representante de la oligarquía local, era un convencido del uso
intensivo de la tierra y de garantizar estos derechos a la población campesina.127

Independientemente de lo anterior, la expedición de este documento nos muestra el


interés de la gobernación del Valle del Cauca por clarificar y evitar confrontaciones

126
Jorge E. Cruz. Apuntes sobre baldíos. Editorial Águila Negra, Bogotá, 1922. Este autor señala que la
adjudicación de los baldíos estaba a cargo de los gobernadores e intendentes por lo que se generaban
muchos conflictos a nivel local, ya que las autoridades locales eran impugnadas por no ser justas e
imparciales en los procesos.
127
“Qué es un baldío y como se adquiere”. Boletín Nº 1, Secretaria de Industrias del valle, Departamento
de Fomento y Defensa Agrícola, Imprenta Departamental, Cali, mayo de 1928.

67
generadas a partir de la adjudicación de los baldíos. En su lugar, se buscó regular las
atribuciones que ahora pasaban a manos de alcaldes y jueces locales al señalar

Articulo 1º. Que son muchos los reclamos que los cultivadores de terrenos
baldíos elevan a la Gobernación en solicitud de protección contra los actos
de despojo y perturbación de posesión que ejecutan a menudo contra dichos
predios, individuos que en el dejo de ensanchar sus propios o de hacerse a
aquellos…128

Es insistente el llamado hecho a la policía local y a los alcaldes para que cumplieran con
el deber de “proteger a los colonos y cultivadores de terrenos baldíos” contra “actos de
despojo o perturbación de posesión…”.129

A propósito de esto último, en una reciente tesis de pregrado de dos estudiantes del
programa de Historia de la Universidad del Valle se hace un seguimiento
pormenorizado de las adjudicaciones de baldíos en el departamento del Valle del Cauca,
el número de peticiones, los conflictos y tendencias generales del fenómeno.130 Este
estudio llama la atención sobre varios fenómenos:

a. La reacción fuerte de sectores conservadores del Valle del Cauca ante las
medidas que pretendía implementar la República Liberal en cuanto a la defensa
de los derechos de propiedad.131
b. Las intenciones de la República Liberal por clarificar los derechos de propiedad
en últimas terminaron beneficiando a los sectores de grandes propietarios en el
valle geográfico del río Cauca.
c. La figura de Francisco J. Chaux apareció como mediadora entre los intereses de
los grandes propietarios y los colonos de las zonas de vertiente.

128
Ibíd. p. 9.
129
Ibíd. p.10.
130
John Alejandro Gutiérrez y David F. Velasco. Tensiones en pugna. La cuestión agraria en el Valle del
Cauca. Décadas 20 y 30 del siglo XX. Tesis de pregrado, Departamento de Historia, Universidad del
Valle, Cali, 2010.
131
El temor a una socialización de la tierra que solicitaban sectores del partido liberal y el PCC crearon
una reacción fuerte contra los gobiernos de Olaya y López. En el diario El Correo del Cauca se lee lo
siguiente en el año de 1935: “La opinión está pendiente del futuro debate para la renovación de la
Cámara…porque bien sabe el clero y el conservatismo y los elementos de orden de otros partidos, que
una mayoría liberal en ella significaría el implantamiento de una legislación atea y que vendría a atentar
contra el derecho de propiedad a subvertir todo lo bueno de nuestra legislación…”. Ibíd. p.34.

68
d. Entre 1918 y 1926 se adjudicaron en el Valle del Cauca alrededor de 11.146
hectáreas de tierra, de las cuales la mayoría tuvieron una extensión por debajo de
20 hectáreas por propietario.
e. Ante las prácticas dilatorias por parte de alcaldes y policía local, el gobierno, en
la década del treinta, implementó estrategias que permitieron llevar los casos
locales para fallarlos en la capital del país.132
f. Las zonas en donde menos se adjudicaron baldíos coinciden con las áreas de
expansión del ingenio de caña de azúcar.
g. Las zonas en donde más se adjudican baldíos coinciden con los pueblos de
nueva colonización cafetera del Valle del Cauca.
h. El contenido de la legislación y adjudicación de baldíos confirma una tendencia
hacia la formación de un campesinado “joven” en las zonas de frontera –
cordilleras central y occidental– que fue incentivado por el Estado.
i. La expansión de la frontera agrícola –adjudicación de baldíos– coincidió con la
expansión del cultivo de café en el Valle del Cauca.

Sobre la base del anterior modelo se configuró un sistema de la propiedad en el Valle


del Cauca en la primera mitad del siglo XX.

A partir de lo anterior, es factible considerar que la expansión territorial del ingenio se


produjo durante las décadas del treinta y cuarenta. Durante estos años, el marco jurídico
y las acciones de facto definieron la discusión sobre los derechos de propiedad. Al final,
los ingenios conservaron los terrenos que ya tenían y adquirieron otros; estando seguros
de ser sus propietarios legales. Al mismo tiempo, y como consecuencia de lo anterior la
presión sobre las zonas de frontera aumentó y con ello, se conformó un nuevo
campesinado.

132
Ibíd., p.80.

69
4.2. El trabajo agrícola y sus nuevas formas

Otra de las variables que hizo parte del proceso en cuestión fue la mano de obra. Sobre
ésta se debieron resolver varias situaciones que implicaron tanto la búsqueda de salidas
a la notable escasez de trabajadores, pasando por la adopción de nuevas formas de
trabajo hasta la satisfacción de necesidades surgidas de las transformaciones de los
procesos de producción. De estos diversos aspectos nos ocuparemos a continuación.

Ya a comienzos del siglo XX los hacendados de la parte plana del valle del río Cauca se
quejaban de la “escasez de brazos” para emprender actividades agrícolas. Situación ésta
que derivó, contrario a lo que se podría pensar, en relaciones de trabajo más flexibles
que coactivas. De esta manera se explicaría la existencia de algunos mecanismos de
reciprocidad entre empresarios y trabajadores, con lo cual, los primeros pudieron
abastecerse de mano de obra.133 Básicamente permitieron que los llamados terrazgueros
se ubicaran en los bordes de las haciendas, en donde cultivarían esas tierras –arrendadas
en su mayoría– y a la vez venderían su mano de obra de manera estacionaria. Este
parece, fue el caso de la hacienda La Manuelita.134

Las formas de trabajo correspondían a las exigencias de una economía agrícola, tal
como era la vocación de la región y claramente nos lo describe Luciano Rivera Garrido
en el año de 1886.135 Este cronista local, en su recorrido por todo el valle geográfico del
río Cauca, daba cuenta de las características de la producción agrícola en las diferentes
localidades. Por ejemplo, de Buga comentó como sus alrededores “… son risueños y
pintorescos y se muestran cubiertos a trechos por bosques, praderas y plantíos, que
riegan abundantes arroyos y animan numerosas habitaciones”.136 Le llamó la atención
que en la banda occidental del río Cauca se “encuentran grandes plantaciones de cacao,
principal riqueza de la comarca”137; mientras que del valle del río Sonzo resaltó sus

133
Sobre el trabajo coactivo en zonas de plantación ver: José A. Piqueras (Ed), Trabajo libre y coactivo
en Sociedades de plantación. Siglo XXI Editores, Madrid, 2009.
134
Moncayo Urrutia y Mejía Prado. La transición de hacienda…, Op. Cit. p.118.
135
Luciano Rivera Garrido. Algo sobre el Valle del Cauca. Impresiones y recuerdos de un conferencista.
Imprenta a cargo de R. A. Pastrana, Buga, 1886.
136
Ibíd. p.5.
137 Ibíd. p. 16.

70
abundantes “llanuras, labranzas y dehesas”.138 Así mismo de El Cerrito expresó que era
una “bonita población situada en el centro de una feraz y espaciosa llanura, habitada
por gentes laboriosas y hospitalarias”, que se hallaba circundada por “haciendas muy
buenas” entre las que destacaba “La Merced, perteneciente al respetable caballero Sr.
D. José María Cabal H.”, La Aurora, El Guabito, La Concepción y El Hatico; de la cual
se ocupó minuciosamente. De ahí que detallara la forma de funcionamiento al escribir

esta ultima, propiedad de los apreciables Sres Molinas y


Valenzuelas. Una ó dos de ellas tiene ingenios de azúcar, con
maquinas de hierro, a las cuales sirve de impulsor el agua; y
casi todas poseen vastas plantaciones de caña dulce; dehesas de
pastos artificiales….139

En este mismo sentido resulta valiosa la información ofrecida sobre Santiago Eder a
través de su biógrafo cuando señala que

El cuadro rural predominante hasta iniciarse el periodo de la


industrialización, lo constituían grandes haciendas. Los
obreros, agregados por tradición y preferencia a la tierra en
que vivían, pertenecían a familias que habían vivido en esa
propiedad durante generaciones…140

Fue precisamente en el cambio de ese paisaje que jugó un papel significativo la figura
de este extranjero, quien participó activamente en la modernización agroindustrial de la
región durante la segunda mitad del siglo XX, específicamente al lado de la hacienda y
posterior ingenio La Manuelita.141 Eder participó en el reemplazo de las relaciones
paternalistas entre hacendados y campesinos o agregados a uno mediado por las
relaciones asalariadas.

También hay que tener en cuenta que el panorama lo completaba la figura del peonaje
que bien puede considerarse como eje de las relaciones de trabajo en el área rural. Así lo

138 Ibíd. p.31.


139 Ibíd.
140 Phanor J. Eder. El fundador. Antares, Bogotá, 1959. p. 27.
141 María Victoria Lozano. “De la hacienda a la plantación capitalista en el Valle del Cauca, “La
Manuelita”: un estudio de caso”. Tesis de grado, Universidad de los Andes, Agosto de 1985.

71
había permitido la existencia de un campesinado en expansión –ante la crisis de la
hacienda colonial– que forzaba la existencia de jornales con precios elevados en la parte
plana del valle del río Cauca.

Pero, entonces ¿qué cambios se dieron en las formas de trabajo en el valle geográfico
del río Cauca a partir de 1920? Armando Moncayo y Eduardo Mejía tuvieron la
posibilidad de examinar dicho asunto y encontraron innovaciones en la cuestión laboral
a partir de la segunda década del siglo XX. Siguiendo, algo así como un ingenio tipo,
analizaron lo acaecido en La Manuelita; logrando acercarse a la manera en que se dio el
tránsito de una contratación verbal a una contratación escrita en donde se establecieron
la duración del contrato y se estipuló el tiempo de trabajo diario.142

Ahora bien, esa transición tuvo dos efectos. De una lado desató un conflicto con los
terrazgueros provocado por la clarificación de los derechos de propiedad y, de otro
acabó con el sistema de arrendamiento de las tierras. De ese momento en adelante, la
única manera para vincularse a la hacienda era a través del trabajo asalariado. De otro
modo se tendría que buscar ocupación en otra área o sector económico. Fue así como
operó la transformación de campesinos –en este caso terrazgueros– en asalariados; con
lo cual surgieron unos nuevos actores sociales.

Por supuesto, el paso de lo uno a lo otro, provocó inquietudes, desconfianza y oposición


en ciertos pobladores, especialmente en áreas como Puerto Tejada, Candelaria y
Santander de Quilichao, en donde existía un sentido de pertenencia a la tierra acendrado
a partir de la pequeña propiedad o la tenencia de pequeñas plazas. Reacciones estas que
han sido recogidas, con un alto grado de ideologización, por cierta producción
historiográfica que creó toda una mitología sobre la manera como el “monstruo verde”
de la caña arrasaba con sociedades campesinas con rasgos comunitarios bastantes
marcados.143

142
Moncayo Urrutia y Mejía Prado. La transición de hacienda…, Op. Cit. p.122. Las jornadas laborales
tenían una duración de 10 horas.
143
Michael T. Taussig. El diablo y el fetichismo de la mercancía en Sudamérica. Editorial Nueva Imagen,
México, 1993. Como señalan Moncayo y Mejía los arrendatarios y terrazgueros “constituían la fuerza de
trabajo principal utilizada en las haciendas de la región…” hasta las primeras décadas del siglo XX.

72
Otra variación ocurrida con respecto a la mano de obra fungió en la siembra de la caña.
La tendencia a la especialización en la producción de este cultivo exigió, al interior de
los ingenios, la aparición de personal diferente a los corteros y peones. Ahora se
requeriría de trabajadores calificados tanto en la administración como en el manejo de
maquinaria, entre otros. La demanda del mercado laboral pedía caporales,144
carpinteros, herreros, administradores de casinos, cocineras, ingenieros agrónomos,
técnicos en maquinaria requerida por los ingenios, contadores y administradores.145
Luego todo operó para que se diera una división del trabajo basada en las labores del
campo y las labores de fábrica.146 Con lo cual, se dio un punto de inflexión en las
formas de trabajo que se asocian, de alguna u otra manera, a la creación de la Compañía
Agrícola del Valle del Cauca, liderada por la familia Eder así como al despegue de la
industria azucarera. Asunto este que permite reconocer la relación entre la
transformación de las relaciones de trabajo y la transformación del sistema de
producción agrícola. La primera fue propiciada por la segunda, es decir, por el paso del
trapiche al ingenio.

Ahora analicemos brevemente lo que sería la tercera novedad en el campo del trabajo: la
conformación de un mercado laboral en el valle geográfico. La escasez de “jornales”
era identificada, reiterativamente, como una de las causas del atraso económico y/o
como impedimento al crecimiento en el sector agrícola.147 Incluso se tornaba en un
problema de larga duración que al parecer sería de muy difícil solución. Aún en 1921 el
panorama seguía siendo el mismo según informaba un empresario quien escribía a
propósito de la falta de trabajadores y de lo costoso de su remuneración: “Actualmente
la mano de obra escasea, por lo cual los jornales han subido de 40 y 50 centavos que
costaban antes, a 70 y 80 que se pagan hoy”.148

Moncayo Urrutia y Mejía Prado. La transición de hacienda…, Op. Cit. p.130. Las jornadas laborales
tenían una duración de 10 horas.
144
Moncayo Urrutía y Mejía Prado definen los caporales como “…los intermediarios de las relaciones
entre los propietarios y la peonada”. Ibíd. p.129.
145 Isabel Cristina Bermúdez. “La caña de azúcar en el Valle del Cauca: una historia de su desarrollo
industrial”. Revista Credencial Historia, Nº 92, Bogotá, Agosto de 1997. p. 9. Almario. Op. Cit.
146
Moncayo Urrutia y Mejía Prado. La transición de hacienda…, Op. Cit. p.131.
147
RNA, Año I, Nº 10, septiembre 1 de 1906.
148
RNA, Año XV, Serie XVI, Nº 203, mayo de 1921.

73
De esta manera, ante la fuerte demanda de mano de obra que no podía cubrirse debido a
la insuficiencia en el número de trabajadores disponibles –corteros y recolectores– y a la
expansión de los cultivos de caña y azúcar; los empresarios agrícolas tuvieron la
iniciativa de importar, a la región, mano de obra de otros departamentos. Luego se
recurrió a la inmigración. No obstante, el primer sector en recibir contingentes de
trabajadores foráneos fue la construcción, y específicamente las obras públicas.149

Posteriormente, durante los años treinta se incentivó la migración de campesinos


provenientes de los departamentos de Cauca, Nariño y Tolima mediante el ofrecimiento
de jornales altos en comparación con los de las otras regiones. En un informe
presentado por los gremios locales, en 1944, se celebraba este fenómeno:

La inmigración constante de masas campesinas a nuestros centros


agrícolas, provenientes de Nariño, Cauca, Huila, Caldas y Tolima; es un
hecho que ignoran muchos de nuestros compatriotas. Es la agricultura
madre fecunda de los demás industrias, la que ha producido el aumento
demográfico y, consecuencialmente, ella es la generadora de los mayores
presupuestos departamental y municipal.150

Al mismo tiempo se señalaba como esas “industrias” del sector agrícola empleaban
cerca de las “dos terceras partes del pueblo vallecaucano”151 y como gracias a esto se
había posibilitado el crecimiento económico y el aumento del erario público. Todo a
partir de la industria azucarera.

A la par de estos éxitos recién descritos, en la década del cuarenta surgió una nueva
situación que causó desconcierto entre algunos propietarios de tierras y empleadores.
Los trabajadores comenzaron a presionar mejoras salariales amparadas en el Nuevo
Estatuto del Trabajo, sobre todo en lo relacionado con el pago de cesantías y
vacaciones. Peticiones y derechos que fueron calificados como peligrosos para el

149
RNA, Año XXII, Noviembre/Diciembre de 1926. Nº 269 y 270. “Problemas por la mano de obra
escasa y cara porque los jornales de las obras públicas subieron su precio. La SAC pide que el gobierno
ayude en esto”.
150
RNA, Año XXXVIII, abril de 1944. Nº 478 p.29.
151
Ibíd.

74
equilibrio de la economía en sectores agrícolas diferentes a la caña.152 Sobre esto
advertía Carlos Durán Castro en 1943, para quien tendrían un impacto negativo debido
al peso de las cargas sociales recién implantadas. En la perspectiva de comprobar lo
anterior, Durán Castro realizó un ejercicio a partir de los ingresos y egresos de sus
empresas agrícolas/ganaderas, concluyendo los ingresos disminuirían y pondrían al
sector en riesgo.153

Independiente de lo anterior, en el departamento se dio una expansión generalizada de la


ocupación de mano de obra. Las estadísticas que se empezaron a levantar a partir del
año de 1910, con la creación del departamento del Valle del Cauca, muestran un
crecimiento acelerado y sostenido de los empleos –jornales– en la zona rural hasta por
lo menos finales de la década del cuarenta:

Tabla Nº 12
La población activa por categorías en el año de 1912154
Actividad Cantidad de jornales
Industria agrícola 23.094
Jornaleros 15.586
Artes, oficios y aprendices 6.430
Industria ganadera 1.263
Profesiones liberales 809
Total 47.382

A partir de la información anterior, es claro que la mayoría de empleos correspondían a


trabajos generados en el área rural; tendencia que se mantuvo hasta mediados del siglo
pasado. Resta por decir que esta situación se cruzó con los movimientos demográficos
de la región, que a propósito tuvo un crecimiento acelerado en la segunda mitad del
siglo XX (Ver anexos 1 a 3).

152
RNA, Año XXXVII, octubre de 1943. Nº 483. “Opinión de la Sociedad de Agricultores del Valle
sobre el tema obrero. Les parece inapropiada esa ley”. p.54.
153
Ibíd. p.46.
154
Almario, p. 207.

75
Tabla Nº 13
Censo sobre las profesiones en el Valle del Cauca en el año de 1922155
Hombres Mujeres Total %
Industria agrícola 55.664 3.978 59.642 21,9
Industria pecuaria 2.263 47 2.310 0,8
Crías de otros animales 74 37 111 0,0
Pesca y caza 63 14 77 0,0
Industria minera 293 244 537 0,1
Artes, oficios, industria manufacturera y fabril 9.082 10.360 19.442 7,1
Industria de transportes 799 139 938 0,3
Industria comercial 5.330 1.962 7.292 2,6
Otras industrias comerciales 9 - 9 0
Fuerza pública 766 - 766 0,2
Empleados públicos 1.653 283 1.936 0,7
Cultos religiosos 224 177 401 0,1
Profesiones liberales 525 288 813 0,3
Bellas artes y letras 285 19 304 0,1
Viven de sus rentas 297 53 350 0,1
Oficios domésticos 6.167 71.150 77.317 28,4
Profesión indeterminada 1104 562 1.666 0,6
Improductivos profesión desconocida156 41.923 42.844 84.767 31,2
No especificados 6.271 6.691 12.962 4,7
132.792 271.640 100

Ocho años más tarde, según lo demuestra la siguiente tabla, continua el aumento en la
población empleada así como el incremento sostenido del empleo en el área agrícola:

Tabla Nº 14
Profesionales según el sexo en el año de 1928157
Profesiones Habitantes %
H M. Total
Agricultura 64.667 5.291 69.958 13.8
Comercio 16.572 6.354 22.926 4.5
Culto religioso 266 110 376 0.07
Empleados Públicos 2055 22 2.077 0.4
Fuerza Pública 1802 - 1.802 0.3
Ganadería 2429 3178 5.607 1.1
Improductivos 61.821 63.601 125.422 24.8
Industriales 36.815 24.029 60.844 12.0

155
Colombia, Valle del Cauca. Boletín de estadística, Vol. I. Segunda época. Cali, enero 2 de 1922
tipografía andina. p.94.
156
En improductivos se encuentran menores de edad.
157
Ibíd. p.33.

76
Minería 1699 1.094 2.793 0.6
Oficios domésticos 5062 115.714 120.776 23.9
Profesiones liberales 4595 2.470 7.065 1.4
Sin profesión determinada 60978 19.942 80.920 16.0
Transportes 5671 53 5.724 1.13
Totales 264.432 241.858 506.290 100

Las personas que se ocupaban en la agricultura eran 69.958, para un porcentaje del
13.8%.

La transformación en el tema del trabajo se observa ya consolidada en 1938 como se


percibe adelante. Aquí observamos como los oficios relacionados con la agricultura se
trepan en porcentaje y el número de ocupados en el área supera las 100.000 personas.

Tabla Nº 15
La población activa por categorías en el año de 1938158
Actividades Nº de empleados Porcentaje
Dueños, directores, patronos y gerentes 77.232 25,5%
Empleados 17.914 6%
Peones y obreros 87.732 29,1%
Arrendatarios, agregado y colonos 13.996 4,6%
Oficios domésticos de la agricultura 88.997 29,4%
Sirvientes de la agricultura 3.373 1,1%
Profesionales por su cuenta 802 0,3%
Sirvientes en general 7.375 2,5%
Categorías mal definidas 4.579 1,5%
Total 302.000 100%

Los datos anteriores confirman tendencias ya consolidadas dentro del trabajo en el área
rural. Aquí aparecen un número de personas bajo la categoría de “Empleados” que se
supone son empleos urbanos y/o técnicos en los ingenios. Pero, sumando los sectores
“Peones y obreros”, “Arrendatarios, agregado y colonos”, “Oficios domésticos de la
agricultura” tenemos que allí se emplean más del 29,4% de la población activa del
Valle del Cauca para la época. En general se confirma lo expuesto aquí sobre el
protagonismo del sector agrícola en la generación de empleos en el departamento.

158
Ibíd. p.209.

77
Veamos ahora la siguiente tabla:
Tabla Nº 16
Producción y ocupación en los ingenios del Valle del Cauca, 1944-1956159
Año Nº de Ingenios Personal Nº Salarios Producción en
Ocupado pagados miles de
toneladas
a
1944/45 20 5.981 5.022 76.9b
1955 21 13.581 36.763 253.3
c
1956 21 12.603 37.526 261.3
a. Incluyen prestaciones sociales.
b. Producción de 1944.
c. El personal a jornal constituye el 92.4% del total (11.646 jornaleros).

Al respecto, solo recojamos como durante el período comprendido entre los años de
1944 y 1956 se dio un salto fuerte en los índices del personal ocupado por los ingenios,
lo que llevó a un aumento de los índices de los empleos en las áreas rurales.

En síntesis, a lo largo de la primera mitad del siglo XX hubo necesidad de garantizar la


consecución de fuerza de trabajo para las unidades de producción y aparecieron
actividades que hasta ese momento no se desarrollaban en la región, como resultado de
los cambios en los sistemas productivos. En todos los casos se requerían individuos que
los asumieran, de ahí que también se diesen cambios en las condiciones de contratación
y de trabajo en sí.

159
Valdivia. Economía …, Op. Cit. p.123.

78
5. EL ENTRAMADO DE LOS CAMBIOS

5.1. Del trapiche al azúcar centrifugado. La expansión de producción de azúcar en


el Valle del Cauca

Cuando pensamos en la producción de caña en el valle geográfico del río Cauca nos
debemos remontar al período colonial. Desde sus momentos más tempranos, el siglo
XVI160 y durante los siglos XVII y XVIII su cultivo fue una constante; siendo
especialmente importante cuando se establecieron trapiches rudimentarios que
alimentaban el mercado interno y los reales de minas ubicados en las selvas del litoral
Pacífico.161

Sin embargo es durante el siglo XX cuando tenemos una expansión del cultivo de la
caña de azúcar; sobre todo a partir de la década del treinta cuando el proceso se aceleró.
De tal suerte que resulta llamativo preguntarnos por las características de ese tránsito así
como también por los factores que contribuyeron a que el cultivo de la caña y la
producción de azúcar se convirtieran en el sector líder de la transformación
agroindustrial del Valle del Cauca. La presentación de algunas respuestas posibles es lo
que nos ocupa a continuación.

Como primera medida observemos alguna información que confirma el crecimiento


acelerado de este cultivo y el momento de ruptura, por decirlo de alguna manera:

160
Oscar Gerardo Ramos Gómez. “Caña de azúcar en Colombia”, Revista de Indias, Vol. LXV, Nº 233,
2005. pp. 49-78.
161
La bibliografía sobre este tema es numerosa, ver entre otros: Germán Colmenares, Cali:
Terratenientes, mineros y comerciantes, Universidad del Valle, Cali, 1975. Guido Barona, La maldición
de Midas en una región del mundo colonial: Popayán, 1730-1830. Universidad del Valle/Editorial
Facultad de Humanidades/Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes del Cauca, Cali,
1995.

79
Tabla Nº 17
Expansión del cultivo de caña en el Valle del Cauca
en Hectáreas162
Años Nº Hectáreas
1915 7.958ª
1937 14.341
1941 29.398 b
1950 29.093
1951 36.926
1952 37.495
1953 40.693
1954 42.748
1960 65.000 c
1970 91.800 d
a. Superficie cosechada en caña.
b. La caña para azúcar es el 35.9%.
c. Superficie estimada para azúcar.
d. Superficie cosechada para azúcar.

Esta expansión también se corrobora en la siguiente tabla, que desde una perspectiva
comparativa, nos ubica el aumento de la producción de azúcar en tres ámbitos distintos:
el ingenio líder La Manuelita,163 el Valle del Cauca y la nación.

Tabla Nº 18
Producción de Azúcar en Colombia, 1928-1960164
Año En La Manuelita En el Valle En Colombia
1928 74.478 - 405.000
1929 72.098 - 435.000
1930 120.672 - 610.000
1931 110.969 - 620.000
1932 163.429 - 685.000
1933 267.885 609.013 770.000
1934 228.182 359.408 655.000
1935 218.853 330.445 605.000
1936 192.113 444.562 700.000
1937 173.931 372.651 710.000

162
Valdivia. Economía…, Op. Cit. p.122.
163
Durante las primeras décadas del siglo XX La Manuelita orientó su producción hacia el abasto del
aguardiente en el Valle del Cauca, tabaco, ganados y arroz.
164
Manuelita S.A. Manuelita una industria centenaria, 1864-1964, Plazas & Perry, Bogotá, 1964, p.178

80
1938 300.668 579.386 910.000
1939 309.221 621.986 923.198
1940 267.967 608.162 961.753
1941 344.254 843.129 1.160.544
1942 350.961 872.363 1.270.262
1943 392.399 987.022 1.346.528
1944 326.188 1.004.522 1.527.521
1945 450.251 1.183.282 1.433.982
1946 381.720 1.244.357 1.529.126
1947 412.143 1.194.596 1.664.845
1948 457.895 1.634.468 2.171.602
1949 454.344 2.244.862 2.769.011
1950 477.317 2.358.091 2.928.947

Ahora bien, las causas de dicho crecimiento han sido analizadas por diversos
investigadores que las atribuyen a varios factores como el mejoramiento y la dotación
de las vías de comunicación y la adaptación de tecnología al cultivo de la caña. Empero
es el profesor Luis Valdivia quien intuye unas particularidades más profundas en el
desarrollo o cambio de la cuestión agraria en lo que se refiere al tránsito del trapiche al
ingenio azucarero. Este autor hace referencia al papel jugado por las alianzas de familia
en el despegue de la industria a finales de la década del veinte:

… las familias principales de la élite estaban emparentadas


entre sí lo cual como hemos visto facilitó la consolidación de las
empresas agroindustriales. Las familias Cabal, Becerra,
Lloreda, Madriñán, Caicedo, Ulloa, Eder, Salcedo, Domínguez,
estaban de una u otra forma ligadas por las relaciones de
parentesco, lo cual les daba una cohesión enorme. Esta rebasó
el sector agro-industrial y se proyectó al campo industrial y
comercial donde se constituyeron varias empresas.165

Este cambio que ha sido caracterizado por algunos investigadores como tradicional,
resulta más moderno de lo que parece. Los negocios de familia muestran más una
tendencia de asociación ante las veleidades del mercado y la fragmentación de las
fortunas. Como señala Valdivia,

165
Valdivia. Economía…, Op. Cit. p.155.

81
… los lazos de parentesco entre las familias de la élite no eran
menos importantes que en el pasado, por cuanto la asociación
de capitales permitió la fundación de empresas
agroindustriales, la fundación de industrias livianas
(procesadoras de otras materias primas de origen vegetal) y
finalmente, pasar de la libre concurrencia en el mercado a la
cooperación económica lo cual facilitó la conquista del
mercado nacional y su plena integración a la economía
nacional. 166

La asociación de capitales es un modelo moderno de desarrollo económico y, es una


forma de evitar en el mundo capitalista la segmentación y quebrantamiento de la
riqueza. Así, este nuevo elemento –poco analizado por la historiografía regional– puede
permitirnos avanzar hacia el hallazgo de explicaciones sobre las condiciones que
hicieron de la caña de azúcar el producto que copó el espacio geográfico del Valle y
llevó a la inversión y reinversión de los grandes capitales en su desarrollo. Sobre esto
último resulta representativo lo consignado en un informe, presentado en el año de
1955, en donde se señalaba que las empresas Central Castilla y el Ingenio Riopaila167
habían crecido porque,

… sistemáticamente se han reinvertido todas las utilidades


prescindiéndose de repartos de dividendos a los propietarios
quienes además, personalmente han puesto sus esfuerzos en la
realización de las más variadas faenas.168

Cita esta, a partir de la cual podemos recoger varios elementos. Por un lado la capacidad
de ahorro de los dueños de las empresas así como su disposición para gastar los
dividendos de rentabilidad hacen evidente la existencia de una planeación en el largo
plazo. Por otro, se hace explícita la que consideramos como la principal característica de
los negocios de familia empresarial moderna: el empleo de sus miembros dentro del
engranaje organizativo de la empresa, ya sea en cargos directivos y/o de
responsabilidades gerenciales. Si bien en este trabajo no vamos a ahondar en el tema,

166
Ibíd. p.200.
167
Roberto Astrálaga Di Ruggiero. Estado actual y desarrollo de la investigación agrícola en Central
Castilla e Ingenio Riopaila LTDA. Central Castilla, Ingenio Riopaila, 1959.
168
Ibíd. p.1.

82
creemos que la tesis del profesor Valdivia debe ser tenida en cuenta para explorar la
transformación de la organización de los negocios en la familia capitalista.

Como afirma Charles David Collins169 –después de analizar las principales empresas de
las familias Eder, Caicedo y Cabal, su conformación accionaria y los sectores donde
confluyeron– fue la participación en este nuevo mundo agroindustrial lo que llevó al
fortalecimiento de los lazos entre familias y no tanto, unas supuestas herencias
coloniales. En palabras del mismo autor:

La diversificación de inversiones practicadas por los grupos


azucareros [Eder, Caicedo y Cabal], lejos de generar una
dispersión de intereses económicos y debilitamiento de
relaciones internas al sector, puede considerarse, más bien,
como factor que promueve la integración del sector de cales.
Tomado en su conjunto estas diversas formas de lazos
propietarios entre los miembros de la burguesía azucarera
facilitaban asimismo la coherencia de la acción social y política
compartida del sector de clase.170

Es decir, las relaciones de los negocios familiares se inscribieron en un marco moderno


–esencialmente capitalista– y superaron los aparentes legados del siglo XVIII y XIX.

Aunque las “nuevas” relaciones nacidas sobre el eje Eder, Caicedo y Cabal transitaron
posteriormente a otras familias que incursionaron en la producción cañera, fueron las
primeras quienes,

Controlaban simultáneamente una amplia gama de intereses en


diversos sectores de la economía. Cabe resaltar también que los
integrantes familiares de estos grupos fueron aquellos con
mayor incidencia en el campo político e ideológico de la región,
además de promover la necesidad de la acción conjunta del

169
Charles David Collins. “Formación de un sector de clase social: la burguesía azucarera en el Valle del
Cauca durante los años treinta y cuarenta”. Historia y Espacio, Vol. 111, Nº 9, Univalle, Cali, diciembre
de 1983. pp. 45-112.
170
Ibíd. p.67.

83
sector frente a los problemas que enfrentaba durante los años
treinta y cuarenta.171

En un lapso de veinte años comprendidos entre 1920 y 1940 estas tres familias se
convirtieron en clase dominante. Las extensiones de esta clase pasaron del ámbito local
y/o departamental al gobierno central, aunque hasta el momento no se ha estudiado en
detalle su influencia sobre la toma de decisiones en el centro político de la nación.

Lejos entonces estamos ante un proceso teleológico que obligaba el paso o tránsito
hacia la producción industrial de azúcar. En lugar de ello, encontramos la interacción de
una serie de factores que unidos hicieron factible el surgimiento del ingenio como
unidad de producción con todo lo que ello implicó. En el valle geográfico del río Cauca
coincidieron:

a. La modernización del transporte


b. Los apoyos institucionales estatales en los niveles central y departamental
c. La crisis de la producción de azúcar vivida en Cuba durante la década del veinte
d. La adopción de tecnologías –Estación Experimental, Misión Chardón,
regulación de las aguas del río Cauca, entre otras–
e. Las alianzas familiares
f. El crédito moderno
g. Aseguramiento de energía eléctrica
h. El fortalecimiento de la industria cafetera

Veamos ahora como fue la dinámica de dicha interacción. Para ello nos es útil retomar
el proceso desde comienzos del siglo XX, a través de lo expuesto por Francisco
Restrepo, un notable de la ciudad de Palmira y cuya descendencia dominaría más
adelante la transformación del trapiche al centrifugado.

En el año de 1906 este personaje expresaba de manera individual una preocupación


compartida con otros empresarios y consistente en lograr la inserción en procesos de
producción agrícola a gran escala bien fuera para el mercado interno o externo. La
171
Ibíd. p.51.

84
dificultad para ello radicaba en dos circunstancias concretas, descritas por Restrepo
mismo: urgía superar lo poco halagador del panorama económico en el territorio del
valle así como buscar la implementación de actividades distintas a la ganadería. Las
palabras del comerciante, publicadas en una carta enviada a la Revista Nacional de
Agricultura, son elocuentes. Allí recomendaba “buscar otra cosa, mientras se modifican
las causas que hoy afectan la industria pecuaria, y hay necesidad de cambiar de rumbo
para ayudar á levantar esa misma industria, tan abatida hoy”.172 Al mismo tiempo
avizoraba la caña de azúcar como una alternativa:

Es seguro que el cultivo de la caña tomará gran desarrollo,


pues el valle se adapta admirablemente á su producción y los
precios actuales del dulce estimulan el aumento de los cultivos.
No será raro, pues que gran parte de las energías de los
agricultores se dirijan a la caña, lo que forzosamente traerá
como consecuencia una próxima crisis en este ramo.173

Esta última afirmación da muestras de la claridad sobre el asunto económico. Si bien es


cierto se ponderaban las potencialidades del producto, también se contemplaban las
dificultades que se podrían afrontar debido a la falta de condiciones óptimas como el
mal estado de las vías de comunicación, la presencia de la langosta –que en algunas
ocasiones elevaba los precios de los productos agrícolas, cuestión que algunos “veían
como una bendición”–, los altos precios de la sal, la herencia colonial de la ganadería,
las jornadas de trabajo cortas –8 horas diarias– y los altos intereses de los dineros.

Aún así el insistiría en el primero de los factores. Unos costos de transporte altos
entorpecerían las posibilidades de competencia y por tanto, “el negocio de la caña se
nos irá al suelo antes de dos años”.174 Por lo demás, también sabía que debían luchar
contra los inventarios de la azúcar americana y de las regiones de Simacota en
Santander, Chaguani en Antioquia y Sincerín en Bolívar.

172
RNA, Año I, Nº 9, agosto de 1906. p.153.
173
Ibíd. p.14.
174
Ibíd.

85
Cinco años después, en 1911, el mismo Restrepo Plata seguía insistiendo en las
consecuencias negativas del atraso en los medios de transporte. En su opinión, el éxito
de la producción de la hacienda La Manuelita –reconocía que el 90% se producía en
Palmira– era opacado por este asunto. No obstante, observaba cómo el cambio que
había hecho la familia Eder en dicha hacienda permitía utilidades por encima del
promedio; situación que explicaba a partir de la introducción de “cañas nuevas”.175
Según su visión, el problema no radicaba en la producción sino en el embotellamiento
que sufría esta por la dificultad de vincularse a mercados externos –ya fueran
internacionales o nacionales–. Un resumía de su análisis puede leerse en lo siguiente:

… con la frondosidad incomparable de esas cañas [las de La


Manuelita], á los dos años la producción es excesiva, y como el
articulo no tiene salida para el exterior, y muy poca para los
mercados del interior, viene el abarrotamiento de existencias
que hace declinar los precios hasta cifras inverosímiles como
$30 papel la arroba de azúcar de primera en Palmira. En vano
el ingenio de La Manuelita, dirigido por un americano-
colombiano, de raras energías y de un talento práctico poco
común, señor Carlos Eder, hace esfuerzos inauditos por dar
salida á sus productos. Manda azúcar á todas partes, aun á la
misma Costa á competir con la de Sincerín. Permanentemente
bajan los vapores del río Cauca grandes cargamentos de azúcar
de La Manuelita á buscar mercado en Manizales y el interior, y
siempre se encuentran atascados en Cartago miles de bultos del
mismo producto, esperando ocasión de pasar la cordillera por
ese abominable camino que llaman el Quindío. Las existencias
que se aglomeran en Cartago permanecen á veces en ese lugar
hasta un año sin poder ser trasmitidas al interior y en vista de
todas estas dificultades, que la más vigorosa energía no puede
dominar, no queda á los empresarios de La Manuelita otro
camino para realizar sus existencias, que bajar y bajar los
precios del azúcar en el valle, hasta producir la ruina de los
productores que no pueden resistir la competencia, quedando
así únicos dueños del consumo, por dos años lo menos.176

175
RNA, Año VII, serie 7ª, Nº 11, mayo de 1912. Informe de Francisco Restrepo Plata sobre la agricultura
en el Cauca. Bogotá, 14 de abril de 1911.
176
Ibíd. p.402.

86
Así, el problema de la azúcar se resolvía de una manera aparentemente sencilla,
mejorando los transportes que permitieran su vínculo a los mercados. En esta empresa,
Carlos Eder había invertido bastantes energías, especialmente al insistir a su amigo
Rafael Reyes sobre la urgencia de acelerar la construcción del Ferrocarril del Pacífico.

Una década más tarde, en el año de 1921, la inestabilidad en el mercado del azúcar
continuaba. Un especialista en el tema escribía, desde el Valle del Cauca, a la Revista
Nacional de Agricultura diciendo que,

La producción de azúcar en grande escala constituye un


problema nacional importantísimo, cuya solución parece
complicada y difícil en presencia de las sucesivas crisis por que
ha venido pasando la industria. Así lo conceptúan muchas
personas, declarando que si es verdad que la explotación de la
caña rinde en veces utilidades envidiables, no deja, sin
embargo, de ser una de las más peligrosas inversiones. Ese
criterio equivocado, esa desconfianza nacida de un
conocimiento imperfecto del asunto, han impedido hasta ahora
el desarrollo de la industria azucarera en el país.177

Para esta fecha ya el problema era de impacto “nacional” y, por ende necesitaba una
intervención estatal que destrabara los cuellos de botella que afectaban el sector, es
decir, se pedía intervencionismo. Luego, la mejor forma de incentivar la “industria del
azúcar” estaba en “fomentar y organizar aquella industria...”.178 Mucho más si se tenía
en cuenta la coyuntura favorable para Colombia a partir de la crisis afrontada por los
ingenios cubanos y que implicó la ampliación de los mercados. Incluso la capacidad de
producción de la industria nacional llegó a ser insuficiente en el ámbito interno al no
poder satisfacer las exigencias del consumo.

Este panorama alentaba a los productores locales y, sobre todo, a los notables que se
sentían incómodos con la producción de ganados. Fueron estos quienes empezaron a ver
en la industria azucarera un gran filón para sus capitales –al parecer la escasez de estos
no era un problema para los grandes empresarios locales–.

177
RNA, Año XV, Serie XVI, Nº 202, abril de 1921. p.295.
178
Ibíd.

87
En ese año mismo de 1921 se volvió a reafirmar las óptimas calidades de las tierras del
valle geográfico del río Cauca para el cultivo en mención: “son en su mayor parte, por
no decir en su totalidad, muy apropiadas para el cultivo de la caña”. Igualmente se
retomaban los buenos resultados obtenidos por la familia Eder en La Manuelita como
un aliciente para que otras familias invirtieran en el cultivo de caña. De la misma
manera se ponía énfasis en los efectos de las innovaciones en la “preparación” de la
tierra y la introducción de “arados de hierro y de maquinaria accesoria más o menos
adecuada” que redundaban en un incremento de la producción. Con todo se incitaba a
asumir el compromiso con el negocio de la caña. Al respecto se señalaba que:

Actualmente existe un marcado interés por la introducción de


maquinaria agrícola, pero las ideas de los interesados son, por
lo general, poco claras al respecto, y de eso resulta que la
maquinaria que se importa no es del todo la apropiada, su uso
se dificulta y complica, y así no se obtienen de ella los
rendimientos esperados.179

A pesar de lo anterior se anotaba que

Últimamente se han introducido 3 ó 4 tractores mecánicos de 2


a 3 rejas cada uno, y un arado de vapor de 6 rejas, y los
propietarios de esas maquinas cobran por la arada de una
plaza $20 y hasta $30, lo que constituye un precio
exorbitante.180

La adaptación rápida de tecnología a la siembra de la caña de azúcar invalida aquella


tesis que circuló hace unos años en la historiografía colombiana sobre la existencia de
unos supuestos culturales y sociales que impedían a las clases altas aceptar y acoger las
innovaciones en los procesos de producción. En este sentido el ejemplo del Valle del
Cauca nos muestra todo lo contrario. Hubo receptibilidad y apertura al momento de la
transición agroindustrial. Las nuevas maneras se impusieron a la costumbre ancestral.
Rápidamente se adecuaron las distancias entre las matas de caña, se construyeron

179
Ibíd.
180
Ibíd. p.300.

88
drenajes, se hicieron cortes menores a 16 meses, se buscaron semillas, se introdujeron
nuevas variedades como la Othiti, se reemplazaban las llamadas cañas moradas de
Borbón y se optimizó el uso del agua. Todo ello redundó en la expansión del cultivo y
en cañas “jugosas” y “fuertes”.181

Sobre la base de estas innovaciones se aumentó sustancialmente los volúmenes de


producción. En el caso de La Manuelita, las 600 plazas sembradas lograron duplicar el
tonelaje como se muestra en la siguiente tabla:

Tabla Nº 19
Producción de toneladas de caña en 600 plazas
en La Manuelita182
Año Toneladas
1912 58,12
1913 95
1914 98
1915 67
1916 122
1917 119
1918 94
1919 75

La Manuelita innovaba, compartía estas innovaciones con su entorno económico,


asumía los costos de “tantear” en el mercado y servía de ejemplo de “arrastre”. Así,
frente a las cifras obtenidas por dicho unidad, otras familias fundaron ingenios para
producir azúcar centrifugado.

En este contexto una de las mayores insistencias fue en la necesidad de innovar en la


extracción del jugo de la caña. El llamado fue a reemplazar el mismo proceso hecho

181
Se lee en el mencionado informe lo siguiente: “El agua es para el valle la fuerza vital, y su captación
y distribución debe hacerse cuidadosamente, porque el desarrollo de la industria del azúcar y de los
demás cultivos en general dependerá de la cantidad de agua disponible para riegos”. Ibíd. p.299.
182
Ibíd.

89
“por medio de trapiches de tres masas, movidos, con excepción de uno, por ruedas
hidráulicas”183 por el atrás mencionado centrifugado.184

Por último el informe de 1921, ya citado, terminaba con una invitación al gobierno
central para que se apoyara el cultivo y desarrollo de la industria azucarera en esta área
del país. Este mismo documento leído en el Valle del Cauca enfatizaba en la sentencia
que sigue:

El cultivo de la caña en la hoya del río Cauca, ofrece serias


ventajas sobre el cultivo de la misma planta en aquellos y otros
países [Se refieren al Perú]. La riqueza sacarina de las cañas es
elevada (17 a 18 %) y aunque probablemente ella debe
atribuirse a la edad de los cultivos, no deja de constituir una de
las muchas posibilidades de la región. Por el momento, deben
declararse satisfechos los que con sólo procedimientos
racionales de cultivo, puedan alcanzar 100 toneladas por
hectárea.185

Las cartas estaban echadas. Fue en este escenario que el apoyo de las instituciones
estatales ya sea de orden central y local propiciaron el crecimiento y el tránsito del
trapiche al ingenio. Para ello se pedía a los empresarios agrícolas que cambiaran
“culturalmente”, por lo que proponían que transitaran hacia un modelo de “sociedades
cooperativas” para así lograr el éxito

Es que la suerte de los pequeños industriales no es cuestión de


personas, ni de costumbres, ni de saber; es cuestión de intereses
que deben salvaguardarse de todos modos, y una vez que se
comprenda la situación delicada en que se encuentra hoy la
industria, no dudamos que el espíritu emprendedor de los
caucanos sabrá encontrar las soluciones convenientes.186

183
RNA, Año XV, Serie XVI, Nº 203, mayo de 1921. Se señalaba que en el Valle del Cauca “Todavía se
ven en poder de los muy pequeños cultivadores trapiches de formas variadas, de piedra y hasta de
madera”. p.331.
184
RNA, Año XV, Serie XVI, Nº 203, mayo de 1921. p.332.
185
Ibíd. p.308.
186
Ibíd. p.332.

90
A la fecha se proponía que dichas sociedades tuvieran aportes de 100.000 pesos por
persona.187 Por cierto son estas sociedades a las que se les ha adjudicado el carácter de
“patrimonialista y patriarcal”,188 sin que exista una base empírica concreta que lo
sustente.

Pero siguiendo con el asunto de las innovaciones, cabe señalar que su aplicación se hizo
fuerte en los últimos años de la década del veinte, especialmente a partir de las
recomendaciones de la Misión Chardón, contenidas en el informe entregado al
gobernador don Tulio Raffo el 19 de agosto de 1929.189 Sobre todo en lo que respecta a
la utilización de las variedades de caña P. O. J. 2878 y P.O.J. 2714, las cuales se
adaptaron a las características climáticas del valle del Cauca.190

De esta manera, ya para el año de 1938 el informe presentado por el ingeniero


agrónomo Alfonso Romero Manrique sobre la industria azucarera es bastante halagador
191
para el sector. En ese momento existía la Seccional de Crédito Azucarero, una
especie de asociación que agrupaba a los ingenios y se ocupaba, entre otras cosas de
allegar información sobre los niveles de producción. Precisamente esta entidad, nos
permite conocer que, en 1934, los ingenios asociados produjeron 594.861 sacos de
azúcar equivalentes a 29.743.050 kilos así como también ofrecieron datos generales
como los que siguen:

187
Ibíd. p.333.
188
Jairo Henry Arroyo R. Historia de las prácticas empresariales en el Valle del Cauca. 1900-1940.
Universidad del Valle, Cali, 2006. p. 35. El autor afirma que la sociedad de Cali y el Valle del Cauca se
caracterizaba por ser “estamental y sumamente jerarquizada”. p.35. Esta visión de la sociedad regional se
ha vuelto una especie de prisión historiográfica que se repite. Consideramos que fue solo hasta la década
del veinte y treinta que aparece una clase dominante moderna en el Valle del Cauca. Al respecto ver:
Lenin Florez Gallego. Modernidad política en Colombia. El republicanismo en el Valle del Cauca, 1880-
1920. Universidad del Valle, Cali, 1997.
189
José María Rojas G. Op. Cit. p.45.
190
Revista Nacional de Agricultura, Año 30, Nº 353 y 354, Noviembre/Diciembre de 1933. En la
mencionada revista se coloca en la portada los efectos de las inundaciones del río Cauca sobre los cultivos
de tabaco y se señala, por otro lado que se ha conseguido un notable rendimiento de caña de azúcar por
hectárea. p.140-141.
191
RNA, Año XXXIV, Nº 407, Mayo 3 de 1938. Informe: “La industria azucarera”. Dr. Alfonso Romero
Manrique. Ingeniero Agrónomo.

91
Tabla Nº 20
Producción e importación de azúcar, 1931-1936192
Año Producción en kilos Importación por kilos
1931 25.985.000 1.714.000
1932 39.975.000 68.000
1933 37.272.000 58.000
1934 36.410.000 232.000
1935 32.641.000 8.174.000
1936 28.011.600 22.725.000

Se trata de un período favorable al azúcar nacional que se benefició de la depresión


cubana. La producción local se incrementó mientras que las importaciones caían, muy a
pesar de la disminución de azúcar producida en el año de 1932.193

Esencialmente, este retroceso incidió en el fortalecimiento de la política proteccionista y


en la continuación de los esfuerzos por aplicar la innovación. En el primero de los
casos, la actuación del gobierno central estuvo motivada no sólo por sus propios
intereses sino también estuvo ligada a la presión de los ingenios. Francisco J. Chaux,
entonces ministro de agricultura del gobierno de Olaya Herrera, fue el primero en
articular un plan esbozado de intervención en el tema de la producción de azúcar. Como
bien señala Collins, durante la crisis que vivió el sector en el año de 1933, Chaux
“promovió el diálogo institucionalizado entre los ingenios para llegar a un primer
acuerdo referente a la comercialización de la azúcar”.194 En esa época empresarios
como H. Caicedo no cesaron de hacer afirmaciones en donde expresaban su temor al
libre mercado sin regulación estatal:

Actualmente los ingenios están entregados a su propia suerte, se


hallan regidos por la ley ciega e inexorable de la oferta y la
demanda. La marcha del negocio no da ningún signo de
mejoría. Al contrario los precios ya bajos han bajado más y en

192
Ibíd.
193
Antonio Santamaría García. “Sin azúcar no hay país”. La industria azucarera y la economía cubana.
(1919-1939). CSIC, Sevilla, 2001. p.75.
194
Collins. Op. Cit. p.74.

92
muchas partes se ha venido el azúcar en las últimas semanas a
las cotizaciones más bajas registradas…195

Al final, las acciones de Chaux y en general del gobierno de López Pumarejo lograron
frenar la crisis. Lo cierto es que si hubo algún intento de liberar el mercado del azúcar,
este se frenó rápidamente; más cuando en el año de 1936 las importaciones crecieron
fuertemente. Al respecto el gerente de La Manuelita señalaba, en 1940, que:

La eficacia de la política proteccionista del gobierno está


demostrada en el halagador desarrollo que están alcanzando
todas las iniciativas privadas incorporadas a la producción
industrial o agrícola. Esta política debe ser sostenida y
tendremos pronto su corolario en la existencia de una industria
nacional capaz de abastarse a sí misma y de desplazar del
consumo nacional una gran cantidad de productos que hoy se
importan y gravan visiblemente la economía del país. La
producción de azúcar, con la fundación de nuevas empresas y
con la ampliación de las instalaciones de las más antiguas, ya
está en condiciones de satisfacer todas las necesidades del
consumo.196

En la segunda de las situaciones arriba enunciadas, tenemos por ejemplo como en 1940,
se mejoraron las semillas al introducirse un tipo que no necesitaba “esperar de 12 a 16
meses a que la caña rinda semilla. Un nuevo método de práctica con magnífico éxito en
plantaciones de los Estados Unidos, obteniéndose grandes ventajas en varios
sentidos”.197

Los éxitos se alcanzaron en el año de 1942 cuando, desde el Ministerio de Agricultura,


se reportaba que

Hasta tal punto ha ido aumentando la producción nacional en


esta industria, que ya en el presente año no será necesario
importar absolutamente nada de azúcar. Tenemos por ejemplo,

195
“El caso es de guerra a muerte, de competencia destructora”. El Relator Nº 19, Cali, febrero de 1933.
Citado por Valdivia, Economía…, Op. Cit. p.157.
196
RNA, Año XXXVII, Nº 457, julio de 1942. p.62.
197
RNA, Año XXXV, Nº 437, Noviembre de 1940. p.15.

93
que la producción de azúcar en Colombia era en 1928, de
apenas 6236 toneladas. Esa producción alcanzó en 1941 a
17.791 toneladas y para el año 42 la producción está calculada
en unas 60.00 toneladas en números redondos.198

En adelante estaba claro que los dueños de los ingenios no iban a permitir una vuelta a
un mercado donde tuvieran la competencia del azúcar importado. Por ello ante la
primera amenaza en este sentido, la respuesta dada por Hernando Caicedo al gobierno
fue contundente. No permitirían una vuelta al pasado experimentado en la década del
veinte cuando el gobierno no regulaba la entrada de este producto.

Nos resta hacer unas cuantas observaciones sobre las rentas aportadas por este sector al
departamento. Para ello, recogemos las respuestas generadas desde los empresarios a un
intento de los concejos municipales, en 1944, por gravar a los ingenios a través de un
nuevo impuesto.199 En ello fue claro el atrás nombrado Hernando Caicedo, quien
publicó su postura en la Revista Nacional de Agricultura. Allí se señalaba que era el
sector de la industria de la azúcar y la panela el mayor generador de empleo, ingresos y
riqueza en el departamento, como lo demuestra la siguiente tabla:

Tabla Nº 21
Ingresos del Valle del Cauca en 1943200
Producto Ingresos
Azúcar y panela 22.000.000
Café 17.000.000
Maíz, plátanos y frijoles 13.000.000
Reses y cerdos sacrificados 10.000.000
Jabones, textiles y drogas 8.500.000
Cervezas y bebidas refrescantes 8.000.000
Tabaco en rama y manufacturado 7.000.000
Leche, queso, mantequilla y pieles 4.000.000
Calzado, vestidos y otras manufacturas 4.500.000
Cementos y productos de alfarería 3.000.000
Cacao, trigo, frutas y aves 3.000.000
Arroz 3.500.000

198
Ibíd. p.28.
199
RNA, Año XXXVIII, Nº 478, .abril de 1944. p.29.
200
Ibíd.

94
Maderas y ebanisterías 1.500.000
Curtidos, caucho, artes graficas y varios 2.500.000
Total: 107.500.000.

Las cifras eran elocuentes. La industria azucarera jalonaba las entradas departamentales
y se colocaban por encima de otros sectores productivos.

Tabla Nº 22
Siembras de Caña para la fabricación de azúcar en el Valle del Cauca en 1941201
Superficie sembrada por municipios Hectáreas Ingenio por
municipio
Palmira 5.260 Manuelita
Cerrito 4.206 Providencia
Zarzal 3.800 Río Paila
Florida 2.300 María Luisa
Total 15.566

Tabla Nº 23
Superficies cultivadas de caña por ingenios para fabricar azúcar202
AÑOS INDICES DE EXPANSIÓN
PLANTACIÓN
1936(1) 1941(2) 1952(1) 1936/41 1941/52/(2)
CAÑA PARA AZÚCAR 3.855 10.563 19.206 274 182
CAÑA – ANELA 10.031 10.834 18.726 188 99
TOTAL VALLE 13.886 29.397 37.932 212 129

201
Valdivia. Economía…, Op. Cit. p.122.
202
Ibíd.

95
Tabla Nº 24
Capital invertido en ingenios azucareros203
Años Nº de ingenios Valor de Capital total Indicadores
maquinaria $ Maq. en Capital
el promedio
capital% por ing.
1934 5 2.551.328 4.232.510 60% 846.502
1936 6 6.839.871 11.673.044 58.6% 1.945.507
1937 10 8.455.583 14.053.560 62.2 1.405.356
1938 13 4.943.581 11.938.854 41.4 918.373
1939 13 8.065.514 16.541.362 48.8 1.272.412

Tabla Nº 25
Valor de la producción de los ingenios según precios venta (base 100 en 1933)204
Años Nº Ingenios Valor Índice de
Expansión %
1933 11 1.946.995 100.0
1934 5 1.117.731 60.3
1936 6 4.192.240 215.9
1937 6 5.159.815 265.4
1938 13 6.565.182 338.1
1939 13 7.133.705 367.5

5.2. El cultivo del Café y la ocupación de la zona de laderas

En un informe presentado por Francisco Restrepo Plata sobre la agricultura en el valle


del río Cauca, el 14 de abril de 1911, se señalaba con respecto al cultivo del café que
“Esta industria, ni aun en los tiempos halagadores del alza, fue simpática en el Cauca,
no interesó jamás a los capitalistas y ha estado siempre, con rarísimas excepciones, en
manso del pueblo de los campos, que la explota en ínfima escala”.205 Además se
señalaba como en ocasiones los dueños de las trilladoras debían, incluso, financiar el
cultivo ya que de lo contario, éstas podrían demorar paradas la mitad del tiempo. Aún
en 1920, el número de sacos producidos era bastante bajo como bien se puede observar
en el cuadro que sigue:

203
Ibíd. pp.158-159.
204
Ibíd. p.162.
205
RNA, Año VII, serie 7ª, Nº 11, mayo de 1912. p.396.

96
Tabla Nº 26
Censo cafetero en 1920206
Departamento Nº sacos Nº árboles
Antioquia 472.732 58.106.000
Caldas 405.280 47.226.500
Cauca, Valle y Nariño 40.000 5.000.000
Cundinamarca 226.500 28.285.000
Magdalena 23.000 2.875.000
Huila y Tolima 124.700 15.595.000
Santanderes 372.000 46.500.000

Ahora bien, esta tendencia cambió rápidamente después de 1920.207 Tal y como lo
registró el censo cafetero realizado en 1928 por Diego Monsalve,208 la producción
aumentó notablemente en menos de diez años. En ese momento, los valores para cada
municipio así lo ponen de presente:

206
RNA, Año XVII, Serie XIX, Nº 239 y 240, mayo y junio de 1924.
207
RNA, Año XV, Serie XVI, Nº 202, abril de 1921. en ese año se registra que están sembradas de café
5600 hectáreas.
208
Diego Monsalve, Colombia cafetera. Artes Gráficas, Barcelona, 1927.

97
Tabla Nº 27
Producción cafetera del Valle del Cauca por municipios en 1928209
Municipios Plantaciones Cafetos de anterior Cafetos de nueva Total de cafetos Despulpadoras Trilladoras
producción producción
Tulúa 114 230.800 2.413.200 2.644.000 47 1
Sevilla 441 1.167.800 1.139.755 2.307.555 313 2
Yotoco 75 58.000 2.131.855 2.189.855 60 -
Pavas 72 231.200 1.731.480 1.962.680 - -
Bolívar 75 89.500 1.404.500 1.494.000 65 -
Bugalagrande 197 507.400 697.900 1.205.300 116 -
Florida 57 128.907 1.001.093 1.130.000 - -
Pradera 17 517.000 535.440 1.052.440 - -
Vijes 709 89.000 901.000 990.000 43 -
Alcalá 165 860.500 58.500 919.000 112 -
Victoria 48 78.200 830.300 908.500 - -
Riofrío 125 240.682 647.022 887.704 53
Restrepo - 600.000 60.000 660.000 - -
Cartago 313 583.200 53.025 636.225 203
Albán - 512.000 114.000 626.000 - -
Palmira 88 194.500 402.500 597.000 87 -
Caicedonia 76 468.000 23.800 491.800 70 -
Versalles 73 446.450 27.950 474.400 35 -
Dagua 77 318.200 122.950 441.150 89 -
Andalucía 72 357.500 24.320 381.820 72 -
Ansermanuevo - 250.000 100.000 350.000 - -

209
Ibíd., pp. 569-579.

98
Roldanillo 275 296.878 37.840 334.718 127 -
Guacarí 57 131.850 200.650 332.500 31 -
Toro 103 106.200 208.950 315.150 - -
San Pedro 74 78.275 186.725 265.000 - -
Calí - 49.000 175.000 224.000 - -
Candelaría 86 179.200 7.525 186.725 85 -
Yumbo 6 4200 144.990 149.190 - -
Jamundí 68 14.300 108640 123.000 54 -
La Unión 97 92.450 6.490 98.940 15 -
Zarzal 1 78.000 19.500 97.500 6 -
Buga 28 51.100 19.766 70.866 24 -
Cerrito 37 37.300 19.212 56.512 11 -
Buenaventura - 6.600 100 6.700 - -
Naya - 1.000 500 1.590 - -
Totales 2987 9.055.252 15.556.478 24.611.730 1.718 3

99
La información anterior nos permite establecer varias tendencias en el tema del cultivo
del café y su expansión clara a finales de la década del veinte en el Valle del Cauca.
Retomemos algunas de ellas, a partir de los datos de producción de los principales cinco
municipios. Por ejemplo, Sevilla aparece como el municipio con más cafetos antiguos,
con lo cual se confirma que fue la primera zona donde se implantó la producción. En
cambio el cultivo del café en Tulúa, primer productor, era reciente y se había dado a
partir de las adjudicaciones de baldíos en la cordillera central durante los años veinte.
Situación que es la misma de los municipios de Yotoco, Bolívar y en menor medida,
Pavas.

Con respecto a la distribución de las plantaciones así como la concentración de tierra


dedicada a la siembra de café, nuevamente se establecieron diferencias entre Sevilla y
Tulúa. Mientras que en la primera 2.307.555 cafetos se distribuyeron entre 441
propietarios, en la segunda los 2.644.000 de cafetos cultivados se repartieron en tan sólo
114 propietarios. Lo mismo sucedió en Yotoco, donde 2.189.855 cafetos estuvieron en
manos de tan solo 75 individuos.

En general se observa –excepto en Sevilla– que la mediana propiedad tenía presencia en


los municipios de Bugalagrande, Alcalá, Riofrío, Cartago, Roldanillo y Toro. Contrario
en Zarzal, la gran propiedad fue predominante. Así lo revela el que los 97.000 cafetos
existentes estuvieran en seis propiedades; máxime si se tiene en cuenta que los
hermanos Echeverri, cultivaron cerca de 50.000 cafetos en una sola unidad de
producción.

Algunos otros grandes productores fueron Gregorio Henao quien cultivaba 115.000
cafetos en su propiedad El Overo ubicada en Bugalagrande, Rafael Genaro Mejía quien
alcanzó a sembrar 40.000 cafetos en Fuente Hermosa localizada en inmediaciones de
Caicedonia, Sebastián Ospina con 60.000 cafetos en Pavas, los hermanos Calderón de
Pradera con 100.000 cafetos y Manuel Soto cuyos cafetos alcanzaron el número de
85.000 en tierras de Sevilla.

Ahora bien, y a partir de lo expuesto por varios autores, podríamos aventurarnos a


señalar que existieron varias situaciones que coadyuvaron al fortalecimiento del sector
cafetero en la región estudiada, a saber:

100
a. El avance de la colonización antioqueña sobre tierras del departamento del Valle
del Cauca
b. Los incentivos institucionales que tuvo este cultivo por parte del Estado y de la
Federación Colombiana de Cafeteros
c. La disponibilidad de tierras de frontera para el cultivo y
d. Las posibilidades en el mercado externo

Retomemos de éstas, una que consideramos especialmente importante por cuanto su


impacto fue más allá de lo económico. Se trata de la Caja de Crédito Agrario y la
Federación Nacional de Cafeteros, cuya creación repercutió en la movilidad social
operada en las zonas de frontera de las vertientes de cordillera. Este proceso tipificado
como la colonización “antioqueña” del Valle del Cauca daría una nueva fisionomía al
contexto cultural regional así como a las poblaciones ubicadas al norte del valle
geográfico. Surgió así una vitalidad económica diferente a las dinámicas establecidas en
las zonas planas.

En el año de 1931 Manuel Jesús Lucio, vicepresidente de la Federación de Cafeteros del


Valle, señalaba la existencia de 45 millones de cafetos en el departamento; de los cuales
37 millones estaban en producción. Para este líder del gremio cafetero, el desarrollo de
la actividad era reciente y señalaba que gracias al cafeto se habían vuelto productivas las
tierras cordilleranas. En sus propias palabras “…hacia treinta años eran para el
habitante de la llanura, territorios inexplorados que no despertaban su ambición ni
atraían su actividad, hoy están siendo taladas, para sustituir selva por plantíos de
café”.210

Por tanto concluía que el cultivo de café había convertido tierras “improductivas en
viveros de riqueza y de bienestar individual y colectivo”, abriendo “nuevos campos a
las actividades de los vallecaucanos, presentándose la oportunidad de cambiar sus
hábitos de pastores y funcionarios por los de agricultores y comerciantes, que son los
que hoy se necesitan…”.211 Para esa fecha y en el lapso comprendido entre el 1 de julio

210
“La industria cafetera en el Valle del Cauca”, Revista Cafetera de Colombia, Vol. 4, Nº 42/43, Bogotá,
(Sep./Oct. 1932). pp. 1537-1539.
211
Ibíd. p.1537.

101
de 1930 a 30 de junio de 1931, el Valle del Cauca exportó 350.000 sacos de 60
kilogramos c/u, para un equivalente de 42 millones de libras.

Ya en la década del cuarenta, el café se había constituido en el renglón productivo que


más aportaba después de la caña de azúcar. Las cifras así lo confirman. En 1940 el
número de hectáreas sembradas era de 56.671. Cuatro años más tarde, en 1944, los
ingresos del Valle del Cauca a partir de este cultivo alcanzaron los 17.000.000 de pesos
según lo informado por Hernando Caicedo.212 Dos años antes, las trilladoras de café,
molino y tostadoras de este grano eran parte del paisaje industrial de la ciudad de Cali
como se puede ver en el anexo Nº 4.

Finalmente, el desarrollo cafetero del Valle del Cauca no tuvo obstáculos a partir de
1936 con el ascenso de Alfonso López a la presidencia y la consolidación del modelo
agroexportador que tenía al café como su principal producto. La apropiación de baldíos
consolidó este tipo de actividad como nuevamente lo evidencian los números. En 1952
era la actividad agrícola que ocupaba una mayor cantidad de tierras en el departamento.
En 1953 las plazas sembradas en café superaban de lejos a la caña y otros productos,
llegando a la no desdeñable cifra de 205.375 plazas.213 Tenemos entonces que el área
cultivada de café había aumentado en más de un 1000% con respecto a las primeras
décadas del siglo XX y cambiaban el paisaje agrícola del departamento.

Así, el ordenamiento de la producción en el departamento del Valle del Cauca tendía


hacia una especialización concreta: caña de azúcar y ganados en el valle geográfico y
café en las zonas de vertiente.

212
RNA, Año XXXVIII, Nº 478, abril de 1944. p.29.
213
Censo Agropecuario del Valle del Cauca. Secretaría de Agricultura y ganadería, Boletín Nº 131, Año
III, Cali, agosto de 1954. p.46.

102
ANEXOS

103
Anexo Nº 1.
Municipios que se crean en el siglo XX en el Valle del Cauca214
MUNICIPIO FECHA DE
ERECCIÓN
Alcalá 1919
Caicedonia 1923
Dagua 1918
Darién (calima) 1939
El Águila 1911
El cairo 1947
Ginebra 1949
La cumbre 1922
Obando 1928
Restrepo (Conto) 1941
Riofrío 1911
Sevilla 1914
Trujillo 1930
Ulloa 1928
Versalles 1909
Vijes 1926
Zarzal 1909

Anexo 2.
Colonización de Montaña en el Valle del Cauca*.215
POBLACION
1928 1938 1951
MUNICIPIOS TOTAL TOTAL RURAL TOTAL RURAL
El Águila - - - 9.870 8.428
El Cairo - - - 15.931 12.828
Argelia - - - - -
Versalles 7.613 15.382 13.442 16.287 12.749
El Dovio - - - - -
Trujillo - 12.838 10.352 24.230 19.295
Darien - - - 7.666 5.129
Restrepo 4.795 8.392 6.178 11.620 8.490
Alcalá 5.792 7.228 5.521 8.586 5.580
Ulloa 3.849 5.886 3.776 5.672 4.067
Caicedonia 7.574 16.931 11.692 24.314 13.633
Sevilla 20.297 31.338 20.888 56.793 39.583
Ginebra - - - 11.965 9.307
*Se consideran solamente municipios de montaña, hay un margen de error por cuanto los otros
municipios tienen no solo un “frente al Valle”, también un “patio en la montaña”, donde se
constituyen otras poblaciones rurales.

214
Almario, Op. Cit., p. 211
215
Valdivia, Economía… Op. Cit., p. 132

104
Anexo 3.
Censo comparados del departamento del Valle del Cauca
Distritos Censo de Total de Censo de Total de Censo de Total de
1870 habitantes 1912 habitantes 1918 habitantes
Buena ventura 3.991 6.476 8.827
Naya 2.136 6.127 4.098 10.574 3.366 12.193

Cali 12.743 27.747 45.525


Dagua --- 6.323 6.846
Jamundí 2.517 5.250 6.838
Vijes 1.1106 2.114 3.613
Pava 497 2.839 4.811
Yumbo 1.751 18.614 4.309 48.582 3.563 71.196

Palmira 12.390 24.312 27.032


Florida 2.543 4.028 5.092
Pradera 2.139 9.374 6.368
Candelaria 5.805 22.877 8.918 46.632 10.248 48.740

Roldanillo 3.324 9.196 9.197


Toro 4.302 3.977 4.433
La unión 1.716 3.264 3.995
Huasanó 1.177 2.938 3.246
Versalles --- 4.452 5.767
Bolívar 679 11.198 4.624 28.451 5.645 32.283

Buga 10.090 11.578 13.561


Carrito 4.519 6.310 7.162
Yotoco 1.689 3.914 5.922
Guacari 3.779 6.455 7.257
San Pedro 2.007 22.084 3.471 31.728 3.281 37.183

Tulúa 4.256 10.825 15.274


Sevilla --- --- 11.648
Zarzal 1.807 6.329 4.221
Andalucía 1.998 5.261 5.262
Bugalagrande 2.242 10.485 4.662 27.077 6.114 42.519

Cartago 7.696 18.618 18.331


Alcalá --- --- 3.139
La victoria 1.806 9.502 5.487 24.105 6.056 27.526

TOTAL 100.887 217.249.2 271.640


Aumento en la población en los años de 1918, 1919 y 1920 11.478
Población probable 183.118

105
Anexo 4.
DIRECTORIO INDUSTRIAL DE CALI216
TITULO I
INDUSTRIA DE ARTICULOS ALIMENTICIOS

GRUPO 1- TRILLADORAS DE CAFÉ

1/108 Trilladora “ALVallejo”. – Calle 26 con Carr. 8ª. – Vallejo G. y Cía. S.A.
Gerencia: Carrera 3ª, No. 9-52.- Apartado 504. – Teléfono 540. – Café Trillado.

2/109 Trilladora “Cali”. – Carrera 10, No. 13-50. – Benjamín Isaza J. – Telégrafo
“Benjamín”. – Teléfono 179. – Café Pergamino.

3/110 Trilladora “Valle”. – Carr. 7ª, No. 24-22. J.M. López y Cía. S. en C.S. Adm.
Calle 12, No. 6-56. – Telégrafo “Jemalopez”. – Teléfono 155. – Café Trillado.

4/33S Trilladora “Aripie”.- Calle 23 con Carreras 2ª y 3ª. – A. Aristizabal y Cía. S.A. –
Adm. Calle 11. No. 7-26- Telégrafo “Aristi”. – Teléfono 898. – Café Trillado.

5/ Trilladora “Guerrero”. – J. Ignacio Hernández. – Calle 25, Carreras 4ª y 5ª, No. 4-24.
– Teléfono 1847. – Telégrafo “Ignar”. – Apartado Aéreo 183. Trilladora de Café
Pergamino.

6/ Trilladora “La María”. – Carrera 3ª, Calles 23 y 24, No 23-78. – Propietarios de la


Trilladora Tobón y Cía. – La explotan en arrendamiento Echeverri L. y Cía. – Ger.
Calle 12, No 6-56. – Apartado 156. – Teléfono 509. – Telégrafo “Goncheverri”. –
Beneficio de Café para la Exportación.

GRUPO 2- MOLINOS Y TOSTADORAS DE CAFÉ

1/84 Café y Pastelería “Aguila Roja”. – Carrera 4ª, No. 11-19. – Café Águila Roja S.A.
– Telégrafo “Panebianco”. – Teléfono 311. – Café Molido.

2/85 Café Arabia. – Carrera 3ª, No 11-56. – Pablo E. Monsalve. – Teléfono 12-27.-
Café Tostado y Molido “Arabia”.

3/86 Café “Botero y Alférez”. – Calle 13 No. 10-51. – Federico Botero G. y Manuel A.
Prado E., S. en C. – Teléfono 10-14 y 18-27. – Café “Botero y Alférez”.

4/87 Café “Eureka”. – Calle 11, No. 13-76 – Roberto y Pedro N. Rico, S. en C.
Teléfono 940. – Café Tostado y Molido “Eureka”.

5/88 Fabrica de Café Franco. – Carrera 1ª No. 24-85. – Emilio Franco S. – Ger. Calle
13, No. 8-37. – Apartado 131. Telégrafo “Emifranco”. – Teléfono 261. – Café Molido.

216
Boletín de estadística. No. 21. Municipio de Cali. Año de 1942.

106
6/89 Café “Marín”. – Calle 13, No. 10-18. – Raimundo Marín M. Café Molido.

7/90 Fabrica Café Molido “Medellín”.- Carrera 3ª, No. 16-60. – Gilberto Gaez Arana. –
Adm. Calle 13, No 8-74. – Telégrafo “Medellín”. – Teléfono 519. - Café Molido
“Medellín”.

8/91 Fabrica de Café “Patria”. – Calle 12, No. 10-42. – Alberto Lora. – Telégrafo
“Capatria”. – Teléfono 926-F. – “Café Patria”.

9/92 Café “El Rey”. – Calle 13, No 8-13. – Rodolfo Delgado. – Telégrafo “Caferrey”. –
Teléfono 1220. Café Molido “El Rey”.

GRUPO 3- PILADORAS Y TRILLADORAS DE MAÍZ

1/53 Trilladora de Emilio Arango C. – Carrera 9ª, No 13-31. – Maíz Trillado.

2/54 Trilladora de maíz de Ana Villegas de Botero. – Teléfono 1014. – Calle 13, No 10-
51. - Maíz Trillado.

3/55 Trilladora de maíz “La Cascada”. – Calle 13, No. 10-91. – Maíz Trillado, Salvado
de Maíz.

4/56 La Feria. – Carrera 10, No. 12-26. – Alfonso Forero. – Teléfono 929. – Maíz
Trillado, Salvado de Maíz.

5/57 Trilladora “Granero Santander”. – Calle 13, No. 8-87. – Ángel María Boada. –
Teléfono 911. – Maíz Trillado.

6/58 Trilladora de Juan Ramírez A. – Carrera 10ª, No. 13-66. – Telégrafo “Juramirez”.
– Maíz Trillado.

7/59 Trilladora de maíz Jorge E. Rincón. – Carrera 10ª, No. 11-46. – Teléfono 339. –
Maíz Trillado, Salvado de Maíz.

8/60 Trilladora de Fernando Warnier. – Carrera 10ª. – No. 10-53- Teléfono 436-H. –
Telégrafo “Fernando Warnier”. – Maíz Trillado.

9/61 Trilladora de Rosendo Zea. – Carrera 10ª, No. 11-58. – Teléfono 708-A. Maíz
Trillado.

10/ Trilladora de Maíz de Lacides Vernaza M. – Calle 13, No. 10-43, Carreras 10 y 11.
– Teléfono 569. – Telégrafo “Laverna”. – Maíz Trillado.

GRUPO 4- TRILLADORAS Y PILADORAS DE ARROZ

1/51 Molino de arroz “La Almeda”. – Calle 2ª, - No. 22. – Joaquín Paz B. – Adm.
Carrera 9ª, No 6-56. – Telégrafo Joaquín Paz B. – Teléfono 32-74. Arroz.

107
2/ Molino de arroz “Meléndez”. – Garcés Giraldo Hermanos, S. C. – Carretera Sur,
frente al Club Campestre. – Adm. Calle 19, No. 11-B-50. – Teléfono 730. – Apartado
318. – Arroz, Semilla de Arroz, Granza y Salvado de Arroz.

GRUPO 5 - MOLINOS DE GRANOS (Cereales)

1/107 Empresa Harinera de Cartagena, S.A. – Carrera 7ª, No 25 y 26. – Telégrafo


“Harinera”. – Teléfono 764. – Harina “Sultana de Valle”, Harina “India”, Salvado y
Pastas Alimenticias.

2/108 “La Ganga”. –Carrera 9ª, No. 12-25. – Gerardo Quintero M. – Telégrafo
“Ganga”. – Teléfono 1414. – Harina “Santa Rita”, de Maíz.

GRUPO 6 – FABRICAS DE PASTAS DE CEREALES

1/27 Empresa Harinera de Cartagena, S.A. – V. Cap. I. – Grupo 5, Cali, - Pastas


Alimenticias.

2/28 Fabrica de Pastas Alimenticias “La Espiga de Oro”. – Carrera 7ª, No. 21-4. –
Mariano Ramos R. y Cía. S.C. – Apartado 21. – Telégrafo “Mar”. – Teléfono 425. –
Pastas Alimenticias “La Espiga de Oro”, Pastas de Sémola “La Napolitana”.

3/29 Fabrica de Pastas Alimenticias “Flor del Valle”. – Calle 12, No. 16-60. – Santiago
Hung. – Adm. Calle 12, No. 9-39. – Telégrafo “Shung” – Teléfonos 425 y 1504. –
Pastas Alimenticias.

4/30 “Pastificio Bellini”. – Carrera 8ª, No. 20-61. – Alfonso Bellini. – Fideos.

GRUPO 7 – PANADERÍAS, BIZCOCHERÍAS, PASTELERÍAS

1/ 216 Pastelería y Café “Aguila Roja”. – V. Cap. I. – Grupo 2, Cali. – Pasteles.

2/ 217 Fabrica de artículos Alimenticios “La Blanca”. – Carrera 4ª, No. 14-2. – Clemens
Brauder. – Telégrafo “LaBlanca”. –Teléfono 838.- Pan, Galletas, Pasteles, Carnes
Preparadas, Jamones.

3/218 Panadería Central. – Calle 14, No. 3-54. – José Chaves S. –Telégrafo “Panadería
Central”. – Teléfono 1355. – Pan.

4/219 Panadería Colombiana. – Carrera 4ª, No 15-76. –Juan B. Quintero C.- Telégrafo
“Pancolombiana”. –Teléfono 235.- Pan de Trigo, Rollo, Rosca, Especial, Mojicón y
Negro.

5/220 Panadería “La Covadonga”. –Avenida 3 de Julio, No. 6-130. – Alfredo García. –
Barrio Alameda. – Pan de Trigo y de Maíz.

108
6/221 Panadería Española. – Carrera 8ª, No. 15-50. – Valentín Trullas C. – Telégrafo
“Panificadora”. – Teléfono 979. – Pan.

7/222 Panadería Europea. – Carrera 10ª, No 17-39. – María Salinger de Mendelsohn. –


Telégrafo “Espa”. – Teléfono 1506. – Pan.

8/223 Pastelería y Café “Hamburgo”. – Carrera 4ª, No. 13-55. . Román Z. Casas,
Herederos. – Telégrafo “Valverde”, - Teléfono 1049. – Pasteles.

9/224 Panadería “La Mallorquina”. – Carrera 4ª, No. 18-42. –Gerardo Chois- Telégrafo
“Mallorquina”. – Teléfono 683. – Pan de trigo y pan de bono.

10/225 Pastelería “La palma”. –Calle 12, No. 3-47.- José Payeras B. – Pasteles.

GRUPO 8 – FABRICAS DE GALLETAS

1/17 Fábrica de Galletas “Domino”. – Mariano Ramos y Cía., S. C. – Carrera 7ª, No


21-4. –Apartado 21.- Telégrafo “Mar”. – Teléfono 425. – Galletas y de Dulce
“Dominó”.

GRUPO 9 – FABRICAS DE LEVADURAS

1/ Compañía Fleischmann Colombiana, Inc. (Agencia de Levadura Fleischmann) Calle


19, No 3-38. – Teléfono 1460. – Telégrafo “Fleisado”. – Fabrica en Facatativá. –
Levadura para Panadería y Levadura para la Salud.

GRUPO 10 – TRAPICHES DE CAÑA DE AZÚCAR

1/ Hacienda Meléndez. –Carretera al Sur, Frente al Club Campestre.- Garcés Giraldo


Hermanos, S. C. –Trapiche para la fabricación de Panela.- Ger. Calle 19, No. 19b-50.
Teléfono 730. – Apartado 318.

GRUPO 11 – FABRICAS DE CONFITES, CARAMELOS, BOMBONES Y


BOCADILLOS

1/64 Fabrica de Gomas “La sultana”. – Antonio Duque. – Carrera 15, No. 9-106. –
Gomas “La Sultana”.

2/65 Fabrica de Confites “La Unión”. – José Korber. – Carrera 1ª, No. 38-36. Apartado
218. – Telégrafo “Unica”. _ Teléfono 1199-H. – Confites.

GRUPO 12 – FABRICAS DE CONSERVAS DE LEGUMBRES Y FRUTAS


ENCURTIDOS Y FRUTAS PASAS

109
1/14 “El Gaucho”. – Anatolio Ramírez R. – Calle 11, No. 12-87. – Telégrafo “Gaucho”.
– Teléfono 145. – Aliños Molidos “El Gaucho”. – Canela, Cominos, Azafrán, Pimienta,
Pimentón.

2/15 Vino “Belalcázar”, - V. Cap. II. – Grupo 3 – Cali – Vinagre.

3/16 Fabrica “El Lobo”, - Alfonso Vargas S. – Carrera 11, No. 12-83. – telégrafo
“Varsilva”. Teléfono 1539-A. – Aliños en polvo. – Azafrán, Canela, Cominos, etc.

GRUPO 13 – FABRICAS DE MANTEQUILLA, QUESOS Y OTROS


PRODUCTOS DE LA LECHE. (Incluye las Pasteurizadoras de leche)

1/24 Compañía Frigorífica Colombiana, S.A. –V.- Carrera 8ª, No. 15-71. – Teléfono
741. – Roberto Dumont. – Mantequilla y Quesos.

2/25 Consorcio de Lecherías S.A. – Calle 16, No. 5-30. – Teléfono 343. – Mantequilla,
Queso, Crema.

3/26 Lechería “Valle”. – Cristóbal Lázaro. – Calle 18, No 8ª-12. Teléfono 697. – Leche
Pasteurizada, Manquilla “Valle”, Helados.

GRUPO 14 – FABRICAS DE CONSERVAS DE CARNES, SALSAMENTARÍAS,


etc. (Incluye de Pescado)

1/8 Fabrica de Artículos Alimenticios “La Blanca”. – V. Cap. I. – Grupo 8 – Cali. –


Jamones.

2/9 Compañía Frigorífica Colombiana S. A. – V. Cap. I – Grupo 13. – Cali. Carnes


Frías.

GRUPO 15 – FABRICAS DE COMPACTACIÓN, REFINACIÓN Y


DESNATURALIZACIÓN DE LA SAL.

1/32 Refinería de Sal “Samare”. – Ezequiel Finkermann y Lázaro Schomberg. – Carrera


1ª, No. 37-60. – S. C. – Adm. Calle 13 No. 6-70. – Apartado 108. – Telégrafo
“Samare”. – Sal Marítima Refinada “Samare”.

GRUPO 16 – OTRAS INDUSTRIAS DE ARTÍCULOS ALIMENTICIOS. N. I. O.


P.

1/22 Fabrica “El Lobo”. – Alfonso Vargas S. – Carrera 11, No. 12-83. – Telégrafo
“Varsilva”. – Teléfono 1539-A. – Cebada perlada.

TITULO II
BEBIDAS Y ALCOHOLES

110
GRUPO 1 – FABRICAS DE HIELO

1/51 Compañía Frigorífica Colombiana, S.A. Roberto Dumont. Ca. 8ª No. 15-71. Tel.
741. Hielo.

2/52 Fabrica de “A. Lloreda y Cía. S.A.” Ca. 3ª No. 24-109. Ger. Ca. 4ª No. 11-35.
Apdo. 155. Tel. “Aleda”. Tel. 521. Hielo.

3/53 Lechería “Valle”. Cristóbal Lázaro. Calle 18 No. 8ª-12 Hielo.

4/26 Fabrica del Consorcio de Cervecerías Bavaria, S.A. Ca. 8ª No. 30-49. Tel.
Bavaria. Tel. 1708 y 1712, Hielo.

GRUPO 2 – FABRICA DE AGUAS GASEOSAS

1/124 Fabrica de gaseosas “El As”. Antonio J. Mondragón Z. Tel. “El As”. Tfno. 70.
Kola, limonada, soda. Calle 14 No. 1-32. Personal 10 obreros. Producción mensual
7.500 botellas.
2/125 Bodegas Españolas. “Delaware Punch”, Pedro Arranz. Calle 14 No. 2-11. Apdo.
152. Tel. “Bodegas”. Tfno. 1268. Gaseosas.

3/126 Fábrica de gaseosas Posada Tobón. S.A. Calle 15 No. 3-33. Tel. “Postobón”.
Tfno. 134. Bebidas gaseosas. Personal 21 obreros. Producción mensual 750.000
botellas.

GRUPO 3 – FABRICAS DE VINOS DE FRUTAS

1/34 Vino “Belalcázar”. Rafael González T. Ca. 10 No. 11-28. Tfno. 685-b. Vinagre,
vino y champagne.

2/35 Bodegas Españolas. Pedro Arranz. Calle 14 No. 2-11. Apdo. 152. Tel. “Bodegas”.
Tfno. 1268. Vinos.

3/36 Fabricas de Vinos “Vendimia”. Pablo Villafañe L. Ca. 9ª No. 15-45. Tel.
“Pavillafañe”. Tfno. 1389. Moscatel, Vermouth, Blanco, Tinto, Oporto. Personal 10
obreros. Producción mensual 9.000 botellas.

4/37 Fabrica de Vinos Ernesto Villegas. Calle 10. Carreras 15 y 16. Tel. “Villegas”.
Tfno. 1048. Vinos. Moscatel, Jerez, Vermouth, Blanco, Tinto, Oporto. Personal 10
obreros. Producción mensual 9.000 botellas.

5/38 Fabrica Nacional de Vinos Francisco J. Sandoval. Calle 12 No. 12-71. Tel.
“Franjaval”. Tfno. 428. Moscatel, Jerez, Gancia, Cinzano, Oporto, Blanco, Tinto.
Personal 7 obreros. Producción mensual 1.000 docenas.

111
6/39 Industria Vitivinícola. S.A. León Margulles. Ca. 15 Sur No. 5-36. Tel.
“Margulles”. Tfno. 3550. Vinos especialmente de uva. Personal 5 obreros. Producción
mensual 2.000 botellas.

7/ Fabrica de Vinos “Real Tesoro”. Germán Villegas T. Calle 4ª No. 12-72. Tel.
“Tesoro”. Tfno. 3131. Gancia, Oporto Real, Málaga, Gran Moscatel, Tinto, Blanco.
Personal 9 obreros. Producción mensual 5.400 botellas.

GRUPO 4 – CERVECERIAS Y MALTAS

1/26 Fabrica del “Consorcio de Cervecerías Bavaria S.A.” Ca. 8ª No. 30-49. Tel.
“Bavaria”. Tfno. 1708 y 1712. Cerveza y Gas carbónico. Personal 156 empleados y
obreros. Producción mensual 176.000 docenas.

2/27 Fabrica de Cerveza “El Toro”. Ca. 8ª No. 13-77. Velásquez Hermanos. LTDA. Tel.
“Fravela”. Tfno. 23. Cerveza “El Toro”. Personal 11 obreros. Producción mensual
23.000 botellas.

GRUPO 5 – FABRICAS DE LICORES DESTILADOS DE PROPIEDAD DE


ENTIDADES OFICIALES

1/21 Fabrica de Licores del Departamento del Valle, Ca. 1ª No. 26-13. Tel. “Falicor”.
Tfnos. 215 y 1886. Licores comunes, licores finos, cremas, alcoholes perfumados.
Personal 172 empleados y obreros. Producción mensual 30.000 botellas.

GRUPO 6 – FABRICAS DE LICORES DESTILADOS DE PROPIEDAD


PARTICULAR

TITULO III

INDUSTRIAS DEL TABACO

GRUPO 1 – FABRICAS DE CIGARRILLOS

1/15 Compañía Colombiana de Tabaco S.A. Ca. 2ª entre calles 21 y 22. Tel. “Hidalgo”.
Tfnos. 118 y 324. Admón. Calle 12 No. 1-12. Cigarrillos.

GRUPO 2 – FABRICAS DE CIGARROS

1/44S Fábrica de cigarros de Jorge E. Berón. Ca. 11 No. 24-34. Cigarros Comunes.

2/45S Cigarros Lavados “Cigalia y Comunes”. Maximiliano Jordán E. Ca. 11-D No. 20-
22. Tel “Maxjordan”. Cigarros Lavados corrientes.

112
3/46S Fábrica de cigarros “La Fama”. Ezequiel Delgado. Ca. 2ª No. 19-34. Tel
“Ezedelgado”. Cigarros Lavados.

4/47S Fábrica de cigarros de Rafael Orozco. Ca. 12 No. 20-41. Cigarros comunes.

5/48S Fábrica de cigarros de Miguel A. Vega. Ca. 4ª No. 31-24. Tel. “Vega”. Cigarros
lavados y comunes.

6/49S Fábrica de cigarros de Elena Velásquez. Calle 11-B No. 22-A-34. Cigarros
comunes.

TITULO IV

INDUSTRIAS DE ACEITES Y GRASAS ANIMALES Y VEGETALES

GRUPO 1 – FABRICAS DE ACEITES Y GRASAS VEGETALES

1/13 Fabrica Nacional de Grasas. S.A. “Fanadeg”. Ca 1ª No. 36-79. Apdo. 48. Tel.
“Fanadeg”. Tfno. 1199-A. Aceites comestibles, soapstock para jabonerías y tortas
oleaginosas.

2/14 Manufacturas “Gomaco”. Av. 4ª No. 9-26 (Granada). Ancizar Gómez. Apdo. 134.
Tel. “Gomaco”. Tfno. 345. Aceite de linaza y jabones insecticidas.

3/ Fabrica de Aceites. Ltda. Francis Arango L. y Joaquín Díaz M. S.A. Fabricación y


venta de aceites.

TITULO V

INDUSTRIAS QUIMICAS

GRUPO 1 – FABRICAS DE OXIGENO, HIDROGENO, GAS CARBONICO Y


ACETILENO

1/8 Fabrica del Consorcio “Bavaria” S.A. Ca. 8ª No. 30-49. Tel “Bavaria”. Tfnos. 1708
y 1712. Gas Carbónico.

2/9 Fabrica Nacional de Oxigeno. S.A. Ca. 8ª No. 26-133. Ca. 8ª Av. Antioquia. Tfno.
1033. Tel. “Oxigeno”. Oxigeno para fines industriales y medicinales. Personal 10
obreros. Producción mensual 2.500 metros.

GRUPO 2 – FABRICAS DE OTROS PRODUCTOS QUIMICOS


INORGANICOS

1/4 Productos “Límpido”. José M. Llopart Tarruella. Admón. Ca. 8ª No. 15-50.
Desinfectante de blanqueo “Límpido”.

113
GRUPO 3 – FABRICAS DE PRODUCTOS VETERINARIOS

1/13 Manufacturas “Gomaco”. Ancizar Gómez. Apdo. 134. Tel. “Gomaco”. Tfno. 345.
Jabones insecticidas.

2/14 Laboratorios “Gómez García” Evelio Gómez G. Apdo. 395. Tel “Laborater”.
Jabones insecticidas, Flit.

3/6S Laboratorio Occidental. Miguel Ángel Isaacs. Tel. “Violeta”. Tónico para animales
“Vencedor”.

GRUPO 4 – LABORATORIOS FARMACEUTICOS Y OPOTERAPICOS

1/90 Laboratorio Farmacéutico “G. C. C.” Guillermo Castellanos C. Apdo. 98. Tel.
“Gcastellanos”. Tfno. 373-A. Ampolletas de Bycolisina y Antimalaria.

2/91 Laboratorios “Gómez García”. Evelio Gómez G. Ca. 14 No. 8-34. Apdo. 395. Tel.
“Laborater”. Vermífugo Verminosa, Flit, Sedante rojo, Peinadolina, Crema flor de tez.

3/92 Laboratorios “Higueronia”. H. Bueno D. Ca. 3ª No. 9-53 Apdo. 61. Tel. Hubueno.
Tfno. 1402. Higueronia y Popalax. Personal 3 obreros. Producción mensual 3.000 litros.
4/93 Laboratorio de la Farmacia Italiana. Tulio M. Mennoti. Ca. 11 No. 9-19. Apdo. 63.
Tel. “Farmacia Italiana”. Tfno. 316B. Nebiogenina, Mandarineto, Metilina, Alimento
“Mas”.

5/94 Laboratorios “J. G. B.” Hijos de Jorge Garcés B. Tel. “Jotagebe”. Tfno. 1303. Ca.
5ª No. 23-44. Especialidades Farmacéuticas, inyectables y extractos fluidos. Personal de
empleados y obreros 158.

6/95 Laboratorios de Pedro P. Marín. Ca. 7ª No. 13-966. Tel. “Pemarin”. Tfno. 1106- A.
Purgante de uva. Vermífugo Marín vegetal.

7/96 Laboratorios de Delio Ordoñez. Ca. 1ª No. 21-80. Tel. “Delio Ordoñez”. Tfno.
1448. Jarabe antisifilico de Kohn. Sierogonal. Elixir Potencial y Fijasol.

8/97 Laboratorio del Jarabe Pectoral de Romero. Petra Arrechea de Aristizabal. Ca. 13
No. 10-154. Tel. “Petra”. Tfno. 1829. Jarabe Pectoral Romero.

9/98 Droguería H. Sitarz. Ca. 2ª No. 13-22. Admón. Calle12 No. 3-83. Tel “Sitarz”.
Tfno. 114. Jarabe bromoformo compuesto Sitco, callicida maravillita soda cristal.

10/99 Laboratorios “Trébol”. Antonio Murillo M. Calle 15 No. 12-22. Tel. “Man” y
“Trébol”. Antineurálgico “Raymentol”. Anestico Dormolina. Aceite Trébol.

11/100 Farmacia “Universal”. Calle 12 No. 9-30. Jesús Giraldo A. Tel. “Jesgiraldo”.
Tfno. 926ª. Vermífugo Universal. Antigonococo Universal. Píldoras purgantol.

114
12/101 Laboratorios Uribe Ángel. S.A. Calle 22 No. 2-29. Apdo. 384. Tel. “Laboribe”.
Tfno. 643. Jarabes. Limolax. Aceites. Electrógeno. Personal 45 empleados y obreros.
Producción mensual 7.000 litros.

13/68S Laboratorios “Kontra” Ltda. Alberto Caicedo G. y Alberto Madriñan. Calle 25


No. 7-8. Tfno. 207.

GRUPO 5 – FABRICAS DE ARTICULOS COSMETICOS. (Incluye jabones finos,


aguas perfumadas, etc.)

1/50 Laboratorios Gómez García. Cap. V. Gpo. 6 Peinadolina y Crema “Flor de la Tez”.

2/51 Manufacturas “Gomaco”. Cap. IV. Gpo. 2 Alcoholes perfumados.

3/53 Laboratorios Negret y Cía. Calle 8ª No. 8-44. Calle 10 No. 3-41 a 47. Tel.
“Lanegret”. Tfnos. 1800 y 3046. Alhucema “Negret”, Quina “Negret”, Bay Rum
“Negret”. Ice-cool y Agua de Colonia “sortilegio”. Personal 7 obreros. Producción
mensual 12.000 frascos.

4/53 Fabrica de Vinos de Ernesto Villegas T. Cap. II. Grupo 3 Agua de Colonia y
Alhucema.

GRUPO 6 – FABRICAS DE JABONES ORDINARIOS

1/87 Herederos de V. Burrowes y Cía. S.A. Calle 26 No. 2-39. Tfno. 575. Apdo. 68.
Tel. “Burrowes”. Jabón ordinario para lavar marca “Oso”.

2/90 Fabrica de A. Lloreda y Cía. S.A. Ca. 3ª No. 24-109. Ger. Ca. 4ª No. 11-35. Apdo.
155. Tel. “Aleda”. Tfno. 521. Jabón Lloreda.

3/91 Jabonería “La Pescada”. Calle 8ª No. 14-118. Natan Ghersenson. Tfno. 3377.
Jabón “La Pescada”.

4/92 Fabrica de jabones “Varela”. Calle 28 con Ca. 5ª Varela L. Hnos. Tel. “Javarela”.
Tfno. 205. Jabón Varela y Popular. Personal 19 empleados y obreros. Producción
mensual 8.000 cajas.

5/93 Fabrica de jabón “Venus”. Modesto Tenorio G. Calle 11 No. 11-22. Tfno. 388-B.

6/94 Fabrica de jabones “La Victoria”. M.A. Ayala E. y Cía. Ave. 3 de julio con
Alameda No. 324. Apdo. 79. Tel. “Marantonya”. Tfno. 3251. Jabones para lavar.

7/ Fabrica de jabón Ortiz. Ca. 17 No. 13-32. Tfno. 1420-H. Jabones para lavado de
ropa.

GRUPO 7 – FABRICAS DE BUJIAS Y VELAS

115
1/62 Fabrica de Herederos de V. Burrowes y Cía. S.A. Calle 26 entre Cas. 2 y 3 Ger. Ca
1ª No. 14-70. Tel. “Burrowes”. Tfno. 157. Velas esteáricas “El Fraile” y “La Preferida”.

2/63 Fabrica de velas “El Escudo”. Jaime Castro. Ca 12 No. 12-65. Tel. “Jaicastro”.
Tfno. 594. Velas de parafina. Personal 6 obreros. Producción mensual 125 cajas de
1.000 velas.

2/64 Fabrica de Velas de A. Lloreda y Cía. S.A. Ca. 3ª No. 24-109. Ger. Ca. 4ª No. 11-
35. Apdo. 155. Tel. “Aleda”. Tfno. 521. Velas.

TITULO VI

INDUSTRIAS DEL CAUCHO. BALATA. ETC.

GRUPO 1 – FABRICAS DE ARTÍCULOS ELABORADOS CON CAUCHO,


TALES COMO LLANTAS, SUELAS, TACONES, CORREAS.

1/12 Fabrica de la Cía. Croydon del Pacifico S.A. Ca 7ª No. 22-1. Tel. 313. Apdo. 267.
Aéreo 59. Tel. “Croydonco”. Materiales para reencauchar llantas. Toda clase de
artículos de caucho. Personal 180 empleados y obreros. Producción mensual 28.000
artículos.

2/ Fabrica Goodyear de Colombia S.A. Ca. 5ª No. 22-37. Tfno. 708. Tel. “Goodyear”.
Apdo. Nal. 567. Aéreo 142. Reencauchadora de llantas y explotación de la industria del
caucho. Personal 34 empleados y obreros. Reencauche 1.200 mensuales.

3/ Fabrica industrial de reencauchaje de llantas. “Irella”. Camilo Baca Kehrly. Ca. 4ª


No. 21-84. Tfno. 55-H. Tel. “Irella”. Reencauchaje de llantas y accesorios de caucho
para vehículos. Personal 12 empleados y obreros. Reencauchaje mensual 250 llantas.

TITULO VII

INDUSTRIAS DE LA MADERA

GRUPO 1 – ASERRIOS Y CEPILLADORAS DE MADERA

1/55 Aserrío “La Brecha”. Ca. 8ª No. 14-46. Germán Giraldo G. Tel. “Germaraldo”.
Tfno. 1112. Elaboración de maderas.

2/65 Aserrío de José Donskoy. Ca. 7ª No. 18-69. Tel. “José Donskoy”. Tfno. 1791-A.
Maderas aserradas.

3/ Gonzalo y Tulio Correa M. Agencia de maderas “El Nogal”. Ca. 5ª No. 22-48. Tfno.
1753. Tel. “Correas”. Arreglo de maderas. Personal 9 obreros.

4/ Agencia de maderas de Agustín Ayala. Calle 12 No. 12-95. Tfno. 273. Tel
“Aguyala”. Personal 5 obreros.

116
5/ Agencia y acepilladora de maderas. Ricardo Bonilla M. Calle 11 Cas. 10 y 11 No.
10-53. Tfno. 956.

6/ Ebanistería Española. José Bouzas C. Ca. 5ª No. 16-14. Madera machihembreada


para piso y cielo raso. Personal 4 obreros. Producción mensual 500 metros cuadrados.

GRUPO 2 – CAJAS DE MADERA PARA EMPAQUES

1/14 Fabrica de cajones de Fermín Cuellar. Ca. 6ª No. 22-68. Tel. “Fercuellar”. Cajones
de madera para empaque.

2/ Aserrío de maderas de Arturo y Alfonso Guerrero. Personal 6 obreros. Producción


mensual 2.500 cajas.

GRUPO 3 – CARPINTERÍAS, EBANISTERÍAS Y TAPICERÍAS

1/235 Taller de Francisco Luis Arango y Cía. S.C. Calle 12-N. No. 4-20. Tel.
“Francoluis”. Tfno. 380. Muebles, puertas y ventanas. Personal 40 empleados y obreros.

2/239 Carpintería de Oreste Brusatin. Ca. 6ª No. 19-52. Tfno. 111-9-H. Puertas y
ventanas de madera. Personal 8 obreros. Producción mensual 100 piezas.

3/241 Fabrica y talleres Carbonari. Ca. 7ª Calle 30. Pablo y Segundo Carbonari. Apdo.
425. Tel. “Carbonari”. Tfno. 1238. Puertas y ventanas de madera.

4/242 Fábrica de muebles de J. Francisco Cubillos P. Ca. 5ª No. 13-84. Tel. “Copillos”.
Tfno. 1582. Muebles de madera. Personal 18 obreros.

5/245 Fábrica de muebles finos Giraldo y Cía. Ltda. Calle 11 No. 11-41. Tfno. 160.
Apdo. 136. Tel. “Giraldo”. Toda clase de muebles de madera. Personal 25 obreros.
Producción mensual 20 muebles.

6/246 Ebanistería Los Andes. Luis E. Patiño Londoño. Ca. 7ª No. 11-61. Tel. “Luis
Patiño”. Tfno. 957. Muebles de madera. Personal 7 obreros. Producción mensual 10
muebles.

7/248 Ebanistería “La Moda”. Germán Sanclemente Z. Ca. 8ª No. 8-2. Muebles de
madera.

8/249 Agencia mortuoria de Bernardo Muños P. Ca. 4ª No. 17-74. Tfno. 1588. Muebles
y cajas mortuorias. Personal 18 obreros. Producción mensual 15 cajas mortuorias.

9/250 Carrocería “El Progreso” Calles 20 y 21 con Ca. 8ª Nicolás Ocampo Z. y Cía.
S.A. Tel. “Nicampo”. Tfno. 13-08. Muebles de madera.

10/251 Ebanistería de Ramón Quintero R. Ca. 8ª No. 17-53. Armarios, asientos, camas.

117
11/252 Taller de Ebanistería y fabrica de molduras de Rafael Ruiz V. Calle 8ª No. 12-
18. Tel. “Raferruiz”. Muebles de madera.

12/253 Ebanistería y carpintería de Ernesto Sierra G. e Hijo. S. C. Calle 9ª No. 10-13.


Tel. “Ernesterra”. Muebles de sala y alcoba. Personal 4 obreros. Producción mensual 8
muebles.

13/254 Ebanistería y tapicería “Sueco-Americana”. Bertil Sahlin. Calle 10 No. 5-33.


Apdo. 371. Tel. “Bersahl”. Tfno. 1231. Muebles finos de lujo y tapicería.

14/255 De la torre Hnos. S. C. de C. Ignacio y Arturo de la Torre. Calle 11 No. 8-54.


Tel. “Indusbillar”. Tfno. 1064. Fabricación y venta de muebles. Personal 10 obreros.
Producción mensual 15 muebles.

15/256 Fabrica “La Vienesa”. Juan Romeau E. Tel. “Martre”. Tfno. 3062-A. Ca. 15 No.
7-6. Asientos curvados sistema vienés.

16/ Mueblería “N.L.” Natán y Samuel Lempert S. C. Ca. 6ª No. 13-86. Tel. Lempert.
Tfno. 1111-A. Muebles de Madera. Personal 14 obreros. Producción mensual 20
muebles.

17/ Taller de Ebanistería de Gumersindo Castro e Hijos. Ca. 4ª No. 15-70. Toda clase
de muebles de madera. Personal 8 obreros. Producción mensual 16 muebles.

18/ Fábrica de Muebles “La Corona”. José Moreno. Ca. 4ª No. 20-75. Tfno. 140-A.
Asientos de madera estilo Sueco. Personal 9 obreros. Construcción mensual 60 docenas
de asientos.

19/ Funeraria de Juan N. Jaramillo H. Ltda. Ca. 4ª No. 16-92. Tfno. 1265. Cajas
mortuorias. Producción mensual 30 cajas mortuorias.

20/ Manufacturas de Madera “Campeón”. Tulio Carvajal P. Ca. 9ª No. 13-85. Tfno.
1406. Apdo. 270. Juguetería y novedades en madera.

21/ Ebanistería “Helvecia”. Federico H. Huber. Ave. 4ª No. 7-27 a 49. Tfno. 117-F.
Personal 30 obreros. Producción mensual 32 muebles.

22/ Ebanistería y Tapicería “Sueco-Alemana”. Werner Colm. Ave. 4ª No. 10-72. Tfno.
953-F. Personal 26 obreros. Producción mensual 8 escaparates.
GRUPO 4 – FABRICA DE TACONES DE MADERA

1/13 Fabrica de tacones de madera “El Búfalo”. Calle 11 No. 12-50. H Minsky y I.
Gilinski. S. C. Ave. Boyacá. Apdo. 302. Aéreo 330. Tel. “Gilinski”. Tfno. 3251.
Tacones de madera.

2/4 Fabrica y Talleres de Carbonari. Pablo y Segundo Carbonari. Ca. 7ª con calle 30.
Apdo. 425. Tel. “Carbonari”. Tfno. 1283. Tacones de madera.

3/5 Fabrica de tacones “Gloria”. H. A. Reyes. Calle 50 con Ca. 1ª. Tel. “Hareyes”.
Tfnos. 976 y 1305-F. Tacones de madera “Gloria”.

118
4/ Fabrica de tacones de madera “Moda de Paris”. Fihman y Balagura. S. C. Calle 12
No. 7-39. Tel 561. Tacones de madera para zapatos de señora. Personal 7 obreros.
Producción mensual 2.000 docenas. Calles 21 y 22. Ca. 1ª hacia el rio.

GRUPO 5 – FABRICAS DE MARCOS, MOLDURAS Y ADORNOS DE


MADERA

1/16 Fabrica de cuadros “Ners”. Néstor Ramírez S. Ca. 3ª No. 15-08. Marcos de
madera.

2/17 Fabrica de molduras de Rafael Ruiz A. Calle 8ª No. 12-18. Tel. “Raferruiz”.
Molduras de madera.

3/18 Ebanistería de la Torre y Tobón. Ignacio y Arturo de la Torre y Héctor Tobón. S.


C. Calle 11 No. 8-54. Tel “Indusbillar” Tfno. 1064. Billares.

4/ Fabricas de moldes y cuadros para retratos. Enrique Rodríguez. Personal 16 obreros.


Producción mensual 1.500 moldes.

TITULO VIII

INDUSTRIAS DEL PAPEL Y DEL CARTON

GRUPO 1 – FABRICAS DE BOLSAS Y SACOS DE PAPEL

1/7 Fabrica “Alotero” Alberto Lotero y Cía. S. en C. S. Ca. 8ª No. 14-28. Tel.
“Alotero”. Tfno. 29. Bolsas de papel, rollos de papel.

2/8 Manufacturas de papel. Ltd. Anatolio Ramírez. Ca. 5ª No. 15-63. Tel. “Amazona”.
Tfno. 1550. Bolsas de papel con manigueta. Personal 20 obreros. Producción mensual
200.000 bolsas.

3/9 Fabricas de bolsas de papel de Marco Trujillo y Cía. S. en C. S. Calle 13 No. 8-45
Apdo. 71. Tel. “Escudo”. Tfno. 76. Bolsas de papel. Personal 30 obreros. Producción
mensual 1.000 bultos.

4/ Fabrica de Bolsas de Papel. Emilio Echeverri J. Tel. “Emilioe”. Tfno. 511. Ca. 1ª
calles 19 y 20 No. 19-4. Bolsas de ½, 1 y 2 libras.

GRUPO 2 – FABRICAS DE CAJAS Y EMPAQUES DE CARTON

1/24 Carvajal y Cía. Ltda. Ca. 5ª No. 14-20. Apdo. 46. Tel. “Carvajales”. Tfno. 938.
Cajas de cartón.

1/25 Fabrica de Cajas de cartón de Mariano Ramos R. y Cía. Ca. 7ª No. 21-4. Tfno. 4-
25. Tel. “Mar”. Apdo. 21. Cajas de cartón para empaques.

119
GRUPO 3 – FABRICAS DE OTROS ARTICULOS DE PAPEL Y CARTON

1/9 Carlos Leib. Casa Alemana. Calle 11 No. 6-24. Tel. “Carleib”. Tfno. 552. Apdo. 81.
Cintas para maquinas registradoras, cinta engomada, royos de papel para envolver.

TITULO IX

INDUSTRIAS GRAFICAS

GRUPO 1- EDITORIALES E IMPRENTAS

1/99S Imprenta Moreno. Ca. 6ª No. 12-28. José Vicente Moreno. Apdo. 52. Tel.
“Jovimoreno”. Tfno. 669. Impresión de periódicos, folletos, revistas y trabajos
comerciales. Personal 6 obreros.

2/159 Tipografía Cali. Roberto Giraldo S. Calle 14 No. 6-63. Trabajos tipográficos para
oficina. Tfno. 879.

3/155 Editorial Alonso. Alonso A. Cabal. Calle 14 No. 4-15. Tfno. 292-F. Tel.
“Aloncabal”. Trabajos comerciales de imprenta.

4/156 Editorial América. Teófilo J. Martínez y Cía. Ave. 6ª No. 14-62. Barrio Granada.
Apdo. 183. Tel. “Teomarti”. Tfnos. 234 y 1004. Personal de empleados y obreros 23.
Trabajos tipográficos, rayado, edición de libros y revistas, encuadernación. Producción
mensual 875.000 impresiones.

5/158 Imprenta Bolivariana Pbro. Alfonso Zawadzky. Ca. 4ª No. 1-103. Tel.
“Bolivariana”. Tfno. 1488. Tarjetas, cuadros, hojas, folletos, carteles.

6/160 Carvajal y Cía. Ltda. Ca. 5ª No. 14-20 Apdo. 46. Tel. “Carvajales”. Tfno. 938.
Toda clase de impresos en tipografía, artículos manufacturados impresos.

7/162 Imprenta Diocesana. “La Voz Católica”. Calle 7ª No. 1-17. Diócesis de Cali.
Admón. Ca. 4ª No. 7-17. Apdo. 330. Tel. “Voz”. Tfno. 416. Periódico semanario.

8/163 Imprenta del “Diario del Pacifico”. Calle 13 No. 3-50. Sociedad Industrial
Tipográfica. S. A. Apdo. 326. Tel. “Diario”. Tfnos. 550 y 650. Periódico “Diario del
Pacifico”. Fotograbados y zincograbados.

9/166 Imprenta “Gutiérrez”. Manuel J. Gutiérrez. Calle 11 No. 10-34. Tel. “Imprenta
Gutiérrez”. Tfno. 260. Trabajos tipográficos, rayado de papel y encuadernación.

10/167 Imprenta “Hurtado”, Herederos de Ramón Hurtado. Calle 10 No. 7-37. Tfno.
149. Trabajo tipográficos de todas clases.

120
11/172 Talleres Gráficos “Pelásquez”. Empresa Tipográfica pelásquez. Calle 13 No. 4-
41. Tel. “Pelásquez”. Tfno. 967. Trabajos de tipografía en general. Personal 15
empleados y obreros. Producción mensual 50.000 impresiones.

12/173 Editorial “Progreso”. José Hilario Márquez. Ca. 8ª No. 12-58. Tel. “Editorial”.
Tfno. 1914. Periódicos y folletos.

13/174 Imprenta de “Relator”. Empresa editora de “Relator”. S.A. Tel. “Relator”.


Fotograbados y Zincograbados.

14/176 Imprenta del Departamento del Valle. Calle 10 No. 6-30. Tel. “Imprenta
Departamental”. Tfno. 1200. Folletos, cuadros, libretas y demás trabajos tipográficos.

15/97S “Artes Graficas”, Manuel F. Sinisterra V. Apdo. 32. Calle 10 No. 7-50. Tel.
“Argraficas”. Tfno. 198. Impresos comerciales, fabricación de libros de contabilidad y
sellos.

GRUPO 2- LITOGRAFÍAS

1/12 Carvajal y Cía. Ltda. Ca. 5ª No. 14-20. Apdo. 46. Tel. “Carvajales”. Tfno. 938.
Toda clase de impresos en litografía, naipes, elementos para oficinas y escuelas.

2/13 Litografía “Ramos”. Mariano Ramos R. y Cía. S. C. Apdo. 21. Tel. “mar”. Tfno.
425. Afiches y todo lo relacionado con trabajos litográficos, como mapas, bonos, títulos
de acciones, estampillas.

GRUPO 3- FOTOGRAFÍAS

1/43 Fotografía de la Óptica Alemana. Walter Schmidt. Calle 12 No. 5-37. Apdo. 116.
Tel. “Óptica”. Tfno. 229. Fotografías, revelados de rollos y ampliaciones.

2/46 Fotografía “Escarria”. Enrique Escarria. Ca. 5ª No. 12-10. Tel. “Foto-Escarria”.
Tfno. 733-A. Fotografías, ampliaciones, reproducciones fotográficas.

3/47 Foto Mult. Juan Sass y Arturo Kaemer. Calle 12 No. 3-36. Tfnos. 513-B y 1605-A.
Tel. “Fotomult”. Fotografía, ampliaciones. Personal 4. Producción mensual 1.000 fotos.

4/50 Fotografía Rímolo. Antonio Rímolo. Ca. 62 No. 11-53. Tel. “Foto Rímolo”. Tfno.
1833. Fotografías en general.

5/51 Fotografía Tello. Jorge E. Tello. Ca. 6ª No. 12-30. Tel. “Foto Tello”. Tfno. 1135.
Fotografías.

TITULO X

INDUSTRIAS DE LOS CUEROS Y PIELES

121
GRUPO 1- TENERÍAS

1/82 Tenería “Hércules”. Calle 40 con Ca. 1ª Julián Borrero O. Admón. Ca. 10 No. 6-
11. Tel. “Tenércules”. Tfno. 493. Suelas. Personal 5 obreros. Producción mensual 800
hojas.

2/38 Tenería “La Magdalena”. Liscano Hermanos. S. A. Ca. 1ª No. 35-79. Tel.
“Liscanos”. Tfno. 939-B. Vaquetas canguradas para calzado, cueros para talabartería,
suelas, carnazas y badanas. Producción mensual 3.500 hojas de suela.

GRUPO 2- TALABARTERÍAS

1/68 Talabartería de Juan de Dios Díez. Ca. 8ª No. 13-35. Tel. “Juancho Díez”. Tfno.
439. Monturas, maletas, arneses, carteras para viajeros.

2/69 Talabartería de Luis E. Ocampo. Ca. 9ª No. 13-28. Tel. “Luis Ocampo”. Maletas
de viaje y mano, galápagos. Obreros 6.
3/70 Talabartería de Venancio Solórzano. Calle 13 No. 7-25. Tel. “Solórzano”. Tfno.
834. Maletas, maletines, portafolios. Personal 23 obreros. Producción mensual 100
artículos incluyendo galápagos.

TITULO XI

INDUSTRIAS TEXTILES

GRUPO 1- FABRICAS DE TEJIDOS PLANOS DE SEDA ARTIFICIAL

1/24 Industrial Textiles “El Cedro”. Zaccour y Daccach. S. C. Barrio San Fernando.
Ave. 3 de julio. Ger. Calle 12 No. 6-5 Apdo. 94. Tel. “Zaccour”. Tfno. 409. Tejidos de
seda artificial (rayón). Personal 170 empleados y obreros. Producción mensual 107.000
metros.

2/25 Industria Colombo-Americana de Tejidos. Pérez, Dabah y Halfon. Ca 11 No. 18-


81. Ger. Calle 12 No. 5-52. Apdo. 166. Tel “Amerco”. Tfno 1036. Crespones de seda
artificial. Personal 299 empleados y obreros. Producción mensual 70.000 metros.

GRUPO 2- FABRICAS DE HILADOS Y TEJIDOS PLANOS DE ALGODÓN

1/24 Industrias Textiles de Colombia. Herederos de Jorge Garcés B. e Hijos S. C. Ca 8ª


No. 31-53. Apdo. 224. Tel. “Textiles”. Tfno 1794. Hilazas y tejidos planos de algodón.
Personal 700 empleados y obreros. Producción mensual 275.000 yardas.

GRUPO 3- FABRICAS DE TEJIDOS DE PUNTO. (Algodón, lana o seda)

1/47 Industrias textiles de Colombia Tejidos de punto de algodón.

122
2/49 Fabrica “La Garantía”. A. Dishington. S. A. Ca. 8ª con calle 25. Apdo. 105. Aéreo.
33. Tel. “Dishington”. Tfnos 287 y 826. Ropa interior de tejidos de punto. Personal
1.111 empleados y obreros. Producción mensual 43.500 docenas.

3/50 Fabrica de Tejidos de punto “Sport”. Juan Pablo Lozano R. Ca. 2ª No. 16-30. Tel.
“Pablozano”. Tfno. 991. Trajes y pantalones de baño, camisas para deportistas y
camisas Sport. Personal 14 obreros. Producción mensual 500 docenas.

Calcetería Mariella. Herederos de Jorge Garcés B. e Hijos S. C. Calle 19. Ca. 11-B No.
19-B-50. Tfno. 730. Tel “Mariella”. Apdo. 318. Medias de toda clase, tejidos de punto
ropa interior. Personal 106 empleados y obreros. Producción mensual 3.500 docenas de
medias.

GRUPO 4- FABRICAS DE PAÑOS DE LANA

1/15 Industria Colombo –Americana de Tejidos. Paños de lana para vestidos de hombre.

123
BIBLIOGRAFIA

Prensa y publicaciones seriadas contemporáneas

Correo del Cauca, Nº 1009, Cali, julio de 1912.


Revista Cafetera de Colombia, Vol. 4, Nº 42/43, Bogotá, septiembre-octubre de 1932
Revista Nacional de Agricultura, años 1906-1944

Memorias y documentos institucionales.

Anales de la Asamblea. Departamento del Valle, Cali, años 1923-1925


Boletín de estadístico, No. 21, Cali, 1942.
Código de policía del Departamento del Valle del Cauca, Imprenta del Departamento,
Cali, 1940.
Colombia, Valle del Cauca. Boletín de estadística, Vol. I. Segunda época. Cali,
Tipografía Andina, enero 2 de 1922.
Censo Agropecuario del Valle del Cauca. Secretaría de Agricultura y ganadería,
Boletín Nº 131, Año III, Cali, agosto de 1954.
GARCÉS, Ciro Molina. Informe sobre la marcha de la Estación Agrícola Experimental
del Valle, al secretario de Industrias del Valle del Cauca. Cali, 1930.
Informe de Carlos Durán Castro, comisionado para estudiar la organización de los
servicios agrícolas en EEUU y las Antillas, que rinde al Secretario de Industria
del departamento del Valle, Cali, noviembre 30 de de 1928
Informe sobre la marcha de la Estación Agrícola Experimental del Valle. Nº 1-18, Cali,
1927
“Qué es un baldío y como se adquiere”. Boletín Nº 1, Secretaria de Industrias del Valle,
Departamento de Fomento y Defensa Agrícola, Imprenta Departamental, Cali,
mayo de 1928.

Libros impresos contemporáneos

CRUZ, Jorge E. Apuntes sobre baldíos. Editorial Águila Negra, Bogotá, 1922.
DÍAZ LEMOS, Ángel M. Compendio de Geografía de la Republica de Colombia.
Cauca. Lección LII. Medellín, 1894
EDER, Phanor J. El fundador. Antares, Bogotá, 1959.
MONSALVE, Diego. Colombia cafetera. Artes Gráficas, Barcelona, 1927.
PEÑA, Heliodoro. Geografía e Historia de la Provincia del Quindío. (Departamento
del Cauca). Popayán, 1892.
REYES, R. Asuntos económicos e industriales. Arboleda & Valencia, Bogotá, 1917
RIVERA GARRIDO, Luciano. Algo sobre el Valle del Cauca. Impresiones y recuerdos
de un conferencista. Imprenta a cargo de R. A. Pastrana, Buga, 1886.

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Resumen historiográfico y fuentes. América Latina en la historia económica,
Boletín de fuentes, Nº 11, México, 1999. p. 73-93.
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azucarera en el Valle del Cauca durante los años treinta y cuarenta”, Historia y
Espacio, Vol. 11, Nº 9, Univalle, Cali, diciembre de 1983. pp. 45-112.
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Económico, Vol. 34, Nº 133, abril-junio de 1994.
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del Cauca”. Acto Agronómico, Vol. IV, Cali, 1954.
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científicos en el desarrollo agropecuario del Valle del Cauca”. En: Carlos
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Institucional, Nº 2, Bogotá, Primer Semestre 2000.
RAMOS GÓMEZ, Oscar Gerardo. “Caña de azúcar en Colombia”, Revista de Indias,
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Castilla, Ingenio Riopaila, 1959.
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municipal de Pradera: el caso del indiviso del Bolo de los Escobares, 1830-
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