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Vocabulario trilingüe

en español-latín-náhuatl
atribuido a fray Bernardino de Sahagún

Heréndira Téllez Nieto

PREMIOS INAH
Vocabulario trilingüe
en español-latín-náhuatl
atribuido a fray bernardino
de sahagún
PREMIOS INAH
Vocabulario trilingüe
en español-latín-náhuatl
atribuido a fray bernardino
de sahagún

Heréndira Téllez Nieto

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA


Téllez Nieto, Heréndira.

Vocabulario trilingüe en español–latín–náhuatl atribuido a fray Bernardino


de Sahagún / Heréndira Téllez Nieto. – México: Instituto Nacional de
Antropología e Historia, 2010.

204 p.; 21 cm. – (Colección Premios INAH. Wigberto Jiménez Moreno


2004)

ISBN: 978-607-484-035-3

1. Español – Diccionarios – Latín. 2. Español – Diccionarios – Náhuatl. 3.


Latín – Diccionarios – Español. 4. Náhuatl – Diccionarios – Español. I.
Bernardino de Sahagún, fray, 1499-1590. II. t. III. Serie.

Vocabulario trilingüe en español-latín-náhuatl, atribuido a fray Bernardino de Saha-


gún obtuvo el premio inah Wigberto Jiménez Moreno 2004 a la mejor tesis de
licenciatura en Lingüística.

Primera edición: 2010

D.R. © Instituto Nacional de Antropología e Historia


Córdoba 45, col. Roma, 06700, México, D.F.
sub_fomento.cncpbs@inah.gob.mx

ISBN: 978-607-484-035-3

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción


total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia
o la grabación, sin la previa autorización por escrito de los titulares
de los derechos de esta edición.

Impreso y hecho en México.


índice

Prólogo 11
Patrick Johansson

Introducción 17

El Vocabulario Trilingüe, en español-latín-náhuatl,


atribuido a fray Bernardino de Sahagún 25

Elio Antonio de Nebrija y sus trabajos


lexicográficos 37

Labor misionera de la orden franciscana


en la Nueva España 51

Importancia de la obra nebrisense


en la evangelización de la Nueva España 79

Edición parcial del manuscrito 95

Conclusiones 173

Bibliografía 197
A Pabla, pequeña hermanita;
a Cris y Soco, mis papás
con cariño
prólogo

Desde hace algunas décadas —después de cuatro siglos de os-


curantismo— las lenguas y las culturas indígenas en México
volvieron a ser objeto de una mirada humanística que tiende
a rehabilitarlas en la conciencia de los mexicanos. Este des-
pertar indigenista no se limita a las culturas contemporáneas
sino que es también retrospectivo y “exhuma” valores cultura-
les autóctonos sepultados bajo espesos sedimentos de olvido e
indiferencia, como consecuencia de una erosión ideológica y
cultural de varios siglos.
Por otra parte, el latín, lingua franca de la cultura europea
durante mucho tiempo y arca lingüística de la doctrina cristia-
na desde la traducción del hebreo que hizo San Jerónimo de
la Biblia, está ahora confinado a estrechos reductos universita-
rios. Si bien difícilmente puede ser revitalizado en el contexto
cultural mexicano moderno, el estudio de las modalidades de
su uso en tiempos coloniales puede resultar fructífero.
Muchos indígenas, como Antonio Valeriano, el “Cicerón
mexicano”, Antonio Huitziméngari, hijo del rey Tarasco Cal-
tzontzin, así como el mestizo tlaxcalteca fray Diego de Valdés,
fueron grandes latinistas. La traducción de obras indígenas
en náhuatl al latín por los mismos indígenas fue un aconteci-
miento relevante en la historia de las letras mexicanas. Cite-
mos tan sólo como ejemplo la traducción del Tratado de yerbas
medicinales de los Indios, traducido del náhuatl al latín por el
indígena Juan Badiano. Por otra parte, la traducción del latín
a distintas lenguas indígenas de textos doctrinales y obras de

11
“gentiles” oriundos del Mediterráneo dejó huellas imborra-
bles en la historia de México y en su literatura. Bernardino
Ortiz de Montellano escribió: “El latín y las lenguas indígenas
resultan ser, con iguales derechos, los antecedentes lingüísti-
cos de nuestra literatura”.1
Alfonso Reyes matizó las afirmaciones de Ortiz de Mon-
tellano al considerar que la literatura mexicana procede de
tres corrientes: “La primera es de acarreo indígena aunque
gradualmente configurada al cauce español [...] la segunda es
de acarreo europeo y de tipo académico: el cultivo de las letras
latinas en traducciones y en obras originales [...] la tercera es
ya la literatura en lengua española”.2 En un contexto religioso,
Francisco Sánchez (Quod nihil scitur, Lyon, 1581) señala que los
indígenas poco a poco “se hacen más religiosos, más agudos,
más doctos que nosotros mismos”.3
El latín y el náhuatl fueron estrechamente vinculados des-
de mediados del siglo xVi, especialmente en traducciones de
sermones y de pasajes de la Biblia. Una refutación en náhuatl
al libro I del Códice Florentino dedicado a los dioses paganos,
por ejemplo, permite apreciar el “diálogo” interlingüístico que
se estableció entonces entre el latín y el náhuatl. El ejemplo de
la traducción al náhuatl de un corto párrafo del capítulo 13 del
Libro de la Sabiduría ilustra lo anterior:

Quorum si species delectati deos putaverunt:


Sciant quanto his dominator eorum speciosor est:
Speciei enjm generator hec omnia constituit.4

[Pues si seducidos por su hermosura los tuvieron por dioses


Debieron conocer cuánto mejor es el señor de ellos
En efecto, es el autor de la belleza quien hizo todas estas
cosas.]

1
Citado por Alfonso Reyes en Obras completas de Alfonso Reyes, tomo xii, México,
fce, 1960, p. 309.
2
Idem.
3
Reyes, op. cit., p. 310.
4
Códice Florentino, libro I, f. 29v.

12
La versión en náhuatl de Sahagún que corresponde a este
parágrafo es la siguiente:

A. Jn iehoantin, y, ca ixpopoiume, motlapololtianj,


injc otlateutocaque: ca cenca qujmaujçoque, yn
jtlachioalhoan dios, ynjc tlanextia, ynjc pepetlaca,
in teiollalia: auh ynjn amo ic qujmoteutizquja: ca
çan ic qujlnamjquizquja, ca oc cenca tlapanauja,
ynjc cenca tlanextia, pepetlaca, teiollalia, tepapa-
qujltia, yn jnteiocuxcatzin dios: in çan vel iceltzin
itetzinco quiça in pepetlaca, in tlanextia, in jxquich
teiollali, yn jxqujch tetlamachti, vel iehoatzin çan
vel izeltzin, tlachioale.5

A. Estos están ciegos, están en el error, así reveren-


ciaron a falsos dioses. Adoraron las hechuras de dios
porque alumbran, porque brillan, reconfortan. Pero
a estos no debían adorarlos. Sólo debían recordar
que es mejor, brilla más, resplandece, reconforta,
regocija a la gente el creador, dios. Sólo de él pro-
viene lo que resplandece, lo que brilla, todo lo que
reconforta, todo lo que hace feliz a la gente, él, sólo
él, es el creador de las cosas.

La traducción al náhuatl de Sahagún desmenuza el pen-


samiento relativamente abstracto del original en latín6 y cuela
los contenidos cristianos en el molde expresivo indígena. A la
trascendencia semántica de la palabra latina, y a la pondera-
ción solemne de su frasis, corresponde la inmanencia eferves-
cente de un tejido verbal indígena en el cual la yuxtaposición
dulcemente persuasiva de sinónimos, la repetición, el colorido
sonoro y visual, así como el ritmo, dan a ver y sentir lo que se
quiere expresar.
El contexto doctrinal en el que se realiza la conquista es-
piritual de México y los imperativos comunicacionales de la
transmisión del mensaje cristiano van a justificar la elabora-

5
Idem.
6
Cf. Johansson, P., “Les stratégies discursives de Sahagún dans une réfutation
en nahuatl du livre I du Codex Florence” en Journées d’Etudes: Les littératures di-
dactique et dramatique en langues autochtones dans le Mexique et le Pérou Coloniaux,
Toulouse, Université de Toulouse-le Mirail (en prensa).

13
ción de gramáticas y diccionarios correspondientes a las len-
guas indígenas. En este libro Heréndira Téllez recuerda a los
religiosos que elaboraron las Artes y los Vocabularios de dichas
lenguas.
En lo que concierne a la lengua náhuatl, según lo mani-
fiesta la autora, fray Francisco Jiménez compuso hacia 1528
un esbozo gramatical intitulado Arte y vocabulario de la lengua
mexica. La gramática de fray Andrés de Olmos, terminada en
1547, no sólo describe sistemáticamente la lengua náhuatl
en una perspectiva nebrisense sino que también aduce formas
idiomáticas y difrasismos propios de la lengua. El diccionario
de Molina, publicado en 1571, es una obra maestra de lexico-
grafía translingüística náhuatl-español, español-náhuatl.
Estas herramientas gramaticales y lexicográficas serían
una ayuda imprescindible para la evangelización. Si las gramá-
ticas de Antonio de Nebrija fueron la base teórica de la mayo-
ría de las Artes y de los estudios lingüísticos que se realizaron
en México, el Vocabulario del romance en latín (Dictionarium
ex hispaniensi in latinum sermonem), del mismo autor, sirvieron
de modelo para la elaboración de vocabularios en lenguas in-
dígenas.
La realización del vocabulario trilingüe español-latín-ná-
huatl corresponde sin duda al contexto cultural prevaleciente
entre los frailes evangelizadores. Si el modelo nebrisense de-
terminó la estructura general del diccionario es probable que
el tenor expresivo de los textos bíblicos y doctrinales en latín
que había que traducir y difundir, así como la discursividad del
lenguaje científico y culto, propio de las glosas, haya determi-
nado la necesidad de un vocabulario trilingüe. El pensamiento
religioso y jurídico-administrativo español se colaba todavía en
los surcos expresivos del latín y es probable que la traducción
al náhuatl de un término en latín, consagrado por el uso, haya
sido más práctico que su traducción del español. De cualquier
modo, el Vocabulario trilingüe daba un espacio lexicográfico
a palabras en romance que pudiesen matizar la voz en latín.
En cuanto a la atribución del Vocabulario trilingüe a Saha-
gún, si bien es probable que el copista haya sido indígena, por
los numerosos indicios que lo sugieren, la cuestión de la autoría

14
del eminente franciscano permanece sin respuesta contunden-
te. Heréndira Téllez favorece aquí esta hipótesis al detectar
similitudes en la caligrafía entre el manuscrito del Vocabulario
trilingüe y los Primeros Memoriales de Sahagún, lo que la lleva a
concluir con base en estos y otros elementos indiciales:

Por lo visto anteriormente, considero que el Vocabulario trilingüe


es una obra lexicográfica diseñada por fray Bernardino de Saha-
gún como parte de los trabajos de la obra franciscana, elaborada
hacia 1540 y terminada antes de 1555, en el Imperial Colegio de
la Santa Cruz; que el amanuense es un indígena del scriptorium
franciscano y que la obra fue creada con fines didácticos.

Después de haber descrito minuciosamente el manuscrito y


haber evocado la obra de Nebrija y su importancia para la evan-
gelización, Heréndira Téllez procede a la edición crítica y al aná-
lisis de un corpus jurídico-administrativo del Vocabulario trilingüe.
Considera los aspectos fonéticos, morfológicos, léxicos,
gráficos, ortográficos y lexicográficos del español, del latín y
del náhuatl.
El tenor etnocentrista de las entradas en castellano y en
latín es manifiesto y frecuentemente coercitivo en lo que con-
cierne a la palabra correspondiente en náhuatl. La construc-
ción indígena del sentido mediante la lengua se realizaba de
manera muy distinta de las que propone la conceptualización
occidental, por lo que la correspondencia lexicográfica es a
veces aproximada. Tal es el caso de la entrada “Pobre varón
o mujer”, pauper, eris, cuya correspondencia léxica registrada
en náhuatl es el verbo motolinía, “sufren”, el cual, además de
diferir en cuanto a la categoría gramatical, tiene un campo
semántico que no coincide con el término en latín.
La entrada “Libre como quiera”, liber, a, um, en latín, tiene
como correspondencia en náhuatl tlaxoxouhqui, vocablo que
expresa la “ausencia de trabas” mejor expresada por el térmi-
no en latín que por el sintagma castellano.
En otros contextos temáticos, imaginamos los malabaris-
mos conceptuales y lexicográficos que realizó el informante
para poder encontrar un término náhuatl que coincidiera con
la expresión en castellano y/o en latín.

15
Sea lo que fuere, además de su inestimable valor como
herramienta lexicográfica, el Vocabulario trilingüe permite ob-
servar cómo las ideas se colaban en las respectivas lenguas y
cómo el llamado encuentro de dos mundos fue, en los doctos
contextos aquí aludidos, un encuentro de tres lenguas.

Patrick Johansson
Instituto de Investigaciones Históricas, unam

16
introducción

La tradición del estudio de la cultura, la lengua y los auto-


res clásicos en México se remonta a los primeros años de la
Conquista. Desafortunadamente, los datos que han llegado
hasta nosotros son tan escasos que es difícil formarse una
idea de las características culturales del siglo xVi, además, el
hecho de que sea el siglo de la Conquista hace que los estu-
dios sobre esta época estén encaminados a comprender los
fenómenos históricos, políticos y religiosos, omitiendo, por
lo general, que éste también fue un periodo de acercamiento
entre las culturas autóctonas de América y las europeas. Sin
embargo, existen trabajos encaminados al estudio de los fe-
nómenos culturales y lingüísticos que marcaron este periodo
y que representan un hito entre los estudios de la tradición
clásica en México.
Trabajos que contribuyen al rescate de nuestra propia cul-
tura, recuperan la larga tradición clásica en México y fomentan,
además, los estudios humanísticos en nuestro país, tan necesa-
rios en esta época. Sin embargo, existe aún una gran cantidad
de documentos pertenecientes a la época colonial que no se
han rescatado y que constituyen un universo por explorar. Y,
considero que es oportuno difundir y ampliar la investigación
de las obras latinas elaboradas en la Nueva España, ya que el
estudio de esta época es básico para la tradición clásica actual.
Por ello, realicé como tesis de licenciatura el estudio, análisis y
la edición parcial de un documento realizado en el siglo xVi: el
Dictionarium ex hispaniensi in latinum sermonem, interprete Aelio

17
Antonio Nebrissensi, o Vocabulario trilingüe,1 en castellano, latín
y náhuatl, obra atribuida a fray Bernardino de Sahagún y uno
de los primeros trabajos lexicográficos elaborados en la Nueva
España.
El propósito de estudiar este documento lexicográfico que
incluye la lengua náhuatl es poner de manifiesto el contacto
lingüístico que se dio durante los primeros años de la Con-
quista, trabajo realizado, sobre todo, por los frailes encarga-
dos de evangelizar las tierras conquistadas ya que, si bien, la
idea de “la conquista espiritual” en las nuevas tierras fue lo
que atrajo la atención de los religiosos y el deseo de desterrar
las prácticas religiosas antiguas los llevó a profundizar en la
cultura y la lengua indígena, también es cierto que sin el es-
fuerzo realizado por esos hombres la historia de los pueblos y
culturas antiguas no habría llegado hasta nosotros.
En principio, el esfuerzo misionero se encaminó sólo a
la conversión de los naturales; con el tiempo, los frailes intu-
yeron la necesidad de integrar a los indígenas en la religión
católica y para ello crearon diversos tipos de escuelas enca-
minadas a formar a los naturales en esta fe. La institución
educativa más representativa de este esfuerzo franciscano lo
constituye, sin duda, el Imperial Colegio de la Santa Cruz en
Santiago Tlatelolco, un colegio creado para niños indígenas a
principios del siglo xVi.
En este centro educativo se presentó la oportunidad de lo-
grar un intercambio cultural de elevado nivel, ya que por una
parte se formó a los jóvenes indígenas con una educación de
tipo superior que incluía los estudios de latinidad y, por otra,
los frailes encargados de dicho colegio tuvieron acceso a las
culturas autóctonas a través de los estudiantes.
De esta manera, se realizó —como parte de un esfuerzo
conjunto entre frailes e indígenas, y como parte de un gran

1
“Dictionarium ex hisniensi in lati / num sermonem, interprete Aelio Antonio Nepris-
sensi. Lege foeliciter”. [c.a.] 1540, atribuido a fray Bernardino de Sahagún, se encuen-
tra en la Biblioteca Newberry de Chicago y pertenece a la colección Ayer, ms. 1478.
Quiero expresar mi agradecimiento a la Biblioteca Newberry por las facilidades
otorgadas para obtener el microfilm del manuscrito con fines de estudio, a Pamela
Olson y sobre todo a Elizabeth Freebairn.

18
corpus documental del que quedan pocos ejemplos—, el Vo-
cabulario en tres lenguas, que intentaba ser tanto un instru-
mento didáctico para los jóvenes estudiantes del latín como
una herramienta para los misioneros. Este manuscrito pone
de manifiesto la mezcla cultural y lingüística a que antes me
he referido y es una obra de gran valor filológico que ha
pasado inadvertida desde esta perspectiva, aunque ha sido
estudiada y analizada por su atribución a fray Bernardino
de Sahagún.
Hasta ahora, el Vocabulario trilingüe no ha sido estudiado
en conjunto. Existen trabajos parciales, los cuales no han to-
mado en cuenta todas las características de la obra. Entre ellos
podemos mencionar las descripciones que se realizaron en el
siglo xix, cuando el manuscrito fue descubierto por José Fer-
nando Ramírez, en la biblioteca del Convento Grande de San
Francisco, en México; así, tenemos la descripción de Alfredo
Chavero, quien poseyó el manuscrito:
Es un volumen grueso, en 4º menor español, escrito con magní-
fica letra de forma medio gótica, en un papel genovés. En cada
renglón la palabra está en español y la sigue su traducción latina,
colocándose encima del renglón con tinta roja, la voz mexicana
aunque en algunos lugares falta esta última.

Señalaba, asimismo, la posibilidad de que dicho documen-


to fuera de fray Bernardino de Sahagún:

El diccionario es a dos columnas. Tiene al principio dos fojas


independientes del vocabulario, y en ellas y en la última página
hay en letras diferentes varios nombres con su traducción mexi-
cana: una de estas letras en la primera página es de Sahagún.
Esto, que aparece como corrección o adición de la copia, y el no
tenerse noticia de que otro escritor haya hecho otro vocabulario
trilingüe son pruebas bastantes de que el presente es el tan bus-
cado de fray Bernardino.

Además de ello, señalaba al posible copista, tomando como


base otros documentos del Colegio de Tlatelolco: “De su discí-
pulo Martín Jacobita hay varias firmas en el códice de Santiago,
y comparándolas con la letra del vocabulario se conoce desde

19
luego que el discípulo fue el escribiente (sic) de la magnífica
obra del maestro”.2
Posteriormente, conocemos la opinión de Joaquín García
Icazbalceta quien señalaba que dentro de la obra conservada
de fray Bernardino existió una gramática y un vocabulario de
la lengua mexicana no conocida, pero que ambas estaban per-
didas y sólo era conocido el Vocabulario que poseyó Chavero,
el cual en su opinión era “un simple léxico”.3
Ya a principios del siglo xix, Luis Nicolau D’Olwer coinci-
día con Icazbalceta señalando que tanto “el arte de la lengua
mexicana con su vocabulario apéndiz, o sea, la gramática y dic-
cionario náhuatl”4 se habían perdido y que “nada nos queda
de una y otra edición sino el título; a no ser que el vocabulario
pueda identificarse con el texto manuscrito conservado hoy en
Chicago. [...] Me parece evidente, sin embargo, que se trata de
dos obras muy diferentes.”5
Actualmente, contamos con el análisis de Jesús Bustamante
García, quien hace una descripción de la obra en su estudio
sobre los documentos sahaguntinos. En un breve estudio seña-
la que la obra puede atribuirse a fray Bernardino de Sahagún
y que pertenece a la época en que el fraile trabajaba en el Co-
legio de Tlatelolco.6
Por su parte, John Frederick Schwaller hace una reseña del
vocabulario en su guía de manuscritos en náhuatl, en donde
señala que éste pertenece muy probablemente al fraile seráfi-
co, y que habría sido elaborada hacia el año 1540 y afirma que
se trata de una obra didáctica.7
Quizás el estudio más amplio sobre el Vocabulario trilingüe
sea el de Mary Clayton; por una parte, hace referencia a las ca-
racterísticas de composición del manuscrito y, por otra, realiza
un análisis de las particularidades lingüísticas del documento.

2
Alfredo Chavero, Bibliografía mexicana, 1903, p. 59.
3
Joaquín García Icazbalceta, Bibliografía mexicana del siglo xvi, 1981, p. 340-341.
4
Nicolau D´Olwer, Fray Bernardino de Sahagún (1499-1590), 1952, p. 72.
5
Ibid., p. 111.
6
Jesús Bustamante García, Fray Bernardino de Sahagún, una revisión crí-
tica de los manuscritos y de su proceso de composición, 1990, pp. 374, 388–399.
7
John Frederick Schwaller, “Guías de manuscritos en náhuatl”, en Estudios de
Cultura Náhuatl, pp. 326-327.

20
La autora plantea que este documento bien pudo ser diseñado
fuera del Colegio de Tlatelolco, y considera que este manuscri-
to posiblemente no tenga ninguna relación con el padre Saha-
gún; en cuanto a la fecha de composición, Clayton señala que
pudo ser elaborado entre 1530 y 1625.8
Miguel León-Portilla hace referencia al manuscrito en la
biografía del padre Sahagún señalando que:

En lo que concierne al Vocabulario, tan sólo puede mencionarse el


que se conserva en la Colección Ayer de la Biblioteca Newberry en
Chicago. Consiste en un volumen de 158 folios recto y vuelto
en el que siguiendo al de Nebrija, añade equivalencias en náhuatl. En
tanto que algunas personas han dudado que dicho vocabulario
sea el preparado por Sahagún o al menos el primer borrador,
otros […] se inclinan a identificarlo como tal.9

Y añade que hace falta analizar algunos documentos de


fray Bernardino, entre los cuales dice, “los principales escritos
que aguardan estudio: los sermones conservados en la Biblio-
teca Nacional de México y en la Colección Ayer de la Biblioteca
Newberry de Chicago; el santoral, las postillas y el Vocabulario
trilingüe en esta última biblioteca”.10
Al tomar en cuenta estas consideraciones, me propuse ha-
cer un estudio global y sistemático que parta del contexto his-
tórico y del análisis lingüístico, y que tenga como fundamento
un proceso ecdótico que me permita sostener unas hipótesis
sobre la autoría y la fecha de composición del documento.
Este trabajo consta de cinco capítulos. En el primero reali-
zo una breve descripción del manuscrito y presento la historia
de dicho documento.
El segundo capítulo consiste en un recuento del traba-
jo lexicográfico de Elio Antonio de Nebrija, ya que su obra
fue la base del manuscrito que analizo, así como también de
muchas obras de lenguas indígenas, razón por la cual me pa-
8
Mary L. Clayton, “A trilingual spanish-latin-nahuatl manuscript dictionary
sometimes attributed to fray Bernardino de Sahagún”, en International Journal of
American Linguistics, 1989, pp. 391-416.
9
Miguel León-Portilla, Bernardino de Sahagún, pionero de la antropología, 1999,
p. 195.
10
Ibid., p. 218.

21
reció importante presentar los aspectos formales propuestos
por Nebrija.
El capítulo tercero contiene un amplio estudio sobre los
franciscanos y su labor misionera en la Nueva España, desde
la llegada de los primeros evangelizadores hasta 1550, época
de predominio franciscano. En este capítulo hago también un
análisis sobre el Colegio de Tlatelolco, dedicado a jóvenes in-
dígenas y la importancia de los estudios del latín que en el se
realizaban.
En el capítulo cuarto presento una descripción de la in-
f luencia de Nebrija en las obras elaboradas por franciscanos
en lenguas indígenas; ya que muchas de ellas tomaron como
modelo las Artes y Vocabularios de dicho autor, adaptándolas
a las necesidades de la lengua indígena, lo cual dio como re-
sultado obras de tradición nebrisense en la Nueva España.
En este sentido es importante el Vocabulario trilingüe, ya que
es el primer testimonio que se conoce sobre un texto íntegro
de Nebrija.
En el capítulo quinto realicé una edición crítica parcial11
sobre un corpus seleccionado del Vocabulario, con el fin de mos-
trar las particularidades lingüísticas del manuscrito y señalar
las diferencias que existen entre el Vocabulario trilingüe y dos
de las ediciones conocidas del Vocabulario de Nebrija.12
Por último, elaboré, a partir de todos los elementos des-
critos, mis conclusiones sobre la fecha de composición del ma-
nuscrito y sobre su autoría.
Considero que este trabajo es parte del esfuerzo por crear
herramientas metodológicas encaminadas al estudio y difusión
del latín colonial, y pretende ser una aportación para quienes
traduzcan textos neolatinos o novohispanos, ya que muchos
textos como el Evangelarium, epistolarium et lectionarium aztecum

11
Considerando que la edición es sólo una hipótesis de trabajo.
12
Elio Antonio de Nebrija, Dicionarium ex hispaniensi in latinum sermonem [Sala-
manca, ca. 1495], edición facsimilar de la Real Academia Española, Madrid, 1981;
Vocabulario de Romance en Latín, transcripción crítica de la edición revisada por el
autor (Sevilla, 1516), edición e introducción de Gerald J. Macdonal, Madrid, Cas-
talia, 1973. En adelante me referiré a ellos como el Vocabulario hispano–latino de
Nebrija (primera o segunda edición).

22
sive mexicanum atribuido a fray Bernardino de Sahagún;13 los
Poemas de Faustino Chimalpopoca;14 la Tragedia intitulada Ocio
de Juan de Cigorondo; la Carta del padre Pedro Morales; el
Mercurio Indiano de Patricio Antonio López; Vindicias de la ver-
dad de fray Antonio de la Rosa Figueroa,15 así como muchas
otras obras, sobre todo de carácter doctrinal, combinan estas
tres lenguas: el español, latín y náhuatl.
Finalmente, quiero expresar mi gratitud a quienes me
apoyaron en la realización de mi tesis y en la elaboración de
este libro.
A la doctora Laurette Godinas por su profesionalismo, la
enseñanza del método ecdótico, la minuciosidad de sus revisio-
nes en cada ocasión y sus consejos, incluso para la redacción.
Al doctor Patrick Johansson, por su apoyo en este tema;
por la generosidad constante en la transmisión de sus conoci-
mientos; por las observaciones y análisis riguroso a este trabajo
y por el tiempo que dedicó a mi tesis, el cual se ha prolongado
al presente en el proceso de edición crítica del manuscrito, del
cual pensamos ofrecer una versión digital.
Además, debo reconocer la gran libertad con que mis ase-
sores me permitieron trabajar y formular varias hipótesis, con-
jeturas, suposiciones; incluso, me dejaron recorrer mi propio
camino de errores formativos en el proceso de investigación,
señalándome siempre aquello que debería corregir y, al final,
aceptaron que yo expresara mis ideas, en algunos casos aun
en contra de su opinión experta. Por todo ello, mi gratitud y
respeto.
También quiero dejar constancia de mi agradecimiento
a distinguidos profesores e investigadores que, de una u otra
forma, me apoyaron mientras realizaba este trabajo: doctores
Miguel León-Portilla, Beatriz Mariscal, Concepción Company,
Thomas Smith, Rosa Lucas, Miguel Pastrana y Lourdes Rojas.
13
Bernardino Biondelli, Evangelarium, epistolarium et lectionarium aztecum sive
mexicanum, 1858.
14
Manuscrito inédito de poemas en latín y náhuatl del que actualmente preparo
una reseña, edición y traducción.
15
Todas estas obras pertenecen a la Biblioteca Novohispana de El Colegio de
México: Las dos primeras están publicadas; Beatriz Mariscal Hay prepara la edición
de Mercurio Indiano y María Águeda Méndez la de Vindicias de la Verdad.

23
Al doctor Francisco Barriga, con cariño, por las “coincidencias
significativas” y por ser promotor de este libro.
Y, por último, a quienes son mi ánimo de trabajo, mi cora-
zón e inspiración, por su cariño: Pabla, “pequeña hermanita,
niña sin jardín, que por no tener f lores sembraste una en ti”;
a Reyes, Tom, Lucio, Caridad, Aguedita, Joaquina y Verania.
A Pigra, con saudade: voy a por el sueño...

24
el vocabulario Trilingüe,
en español-latín-náhuatl,
atribuido a fray
bernardino de sahagún

El manuscrito 1478 de la Colección Ayer de la Biblioteca New-


berry de Chicago es un vocabulario en tres lenguas, castellano,
latín y náhuatl, creado en los primeros años del siglo xVi en la
Nueva España y el cual puede considerarse uno de los prime-
ros documentos lexicográficos del Nuevo Mundo.
Este vocabulario en tres lenguas parte de un diccionario
bilingüe que cumple con las características formales de éstos:

The basic purpose of a bilingual dictionary is to coordinate


with the lexical units of one language those lexical units of an-
other language wich are equivalent in their lexical meaning.
The first language, to whose lexical units the lexical units of the
other language are coordinated is called the source language;
the order of the entries in a bilingual dictionary is given by the
source language. The other language whose lexical units are
coordinated to the first ones is called the target language.1

El diccionario base es el “Dictionarium ex hispaniensi in la-


tinum sermonem. Interprete Aelio Antonio Nebrissensi” un vocabu-
lario bilingüe con entradas en castellano y su correspondiente
latino, obra elaborada por Elio Antonio Nebrija e impresa ha-
cia 1495, en Salamanca.
El llamado Vocabulario trilingüe, a su vez, puede ser descri-
to como un diccionario plurilingüe porque reúne los rasgos
fundamentales para ser considerado como tal, es decir, la con-

1
Ladislav Zgusta, Manual of lexicography, 1971, p. 294.

25
cepción de formas léxicas en una lengua de origen que pue-
den ser equivalentes a otras lenguas de destino y, como tal, el
Vocabulario trilingüe enfrenta los problemas comunes a este
tipo de diccionarios:

One of consequences of this complexity is that there usually is


some explanatory apparatus in the entry (such as glosses, expla-
nations etc.), not only the lexical units themselves, plus their
equivalents in the target language. The other consequence of it is
that the difficulties connected with the construction of a diction-
ary in wich equivalent lexical units of more than two languages
would be coordinated [...] grow so rapidly with the number of
languages that it simply is not worth while to undertake such
work.2

FONTES CRITICAE

El título que aparece en el manuscrito es el siguiente:

Diccionarium ex hisniensi in lati / num sermonem, interprete Aelio


Antonio Neprissens. Lege foeliciter.

Es una obra atribuida a fray Bernardino de Sahagún, y en


el catálogo de la Biblioteca Newberry aparece datado cerca del
año 1540. Es, como ya se ha mencionado, parte de la Colec-
ción Ayer, ms. 1478.
Las variantes en el título pueden ser las siguientes, según
la propia Biblioteca.

Diccionarium ex bisniensi in lati / num sermonem, interprete


Aelio Antonio Neprissensi. Lege foeliciter.
Diccionarium ex bismensi in lati / num sermonem, interprete Aelio
Antonio Neprissens. Lege foeliciter.3

De acuerdo con la transcripción paleográfica realizada a


2
Ibid., p. 297.
3
Información proporcionada por Martha Briggs, restauradora de la Biblioteca
Newberry.

26
partir del original que se encuentra en la Biblioteca Newberry,
considero como posible el siguiente título:
Diccionarium ex hisniensi in lati / num sermonem, interprete Aelio
Antonio Neprissensi. Lege foeliciter.4

Descripción codicológica
El Vocabulario trilingüe es un documento manuscrito de 157
folios, recto y verso, cuyas medidas aproximadas son de 18.5
por 13.3 cm, según la escala métrica que aparece en el mi-
crofilm. La encuadernación es inglesa, del siglo xix; tiene un
lomo de cinco nervios, con dos tejuelos, el primero contiene
la inscripción “Vocabulario trili cast. lat. c”, el segundo sólo
añade “ms”.
El soporte de dicho manuscrito es papel genovés,5 sin fi-
ligrana y se encuentra un poco deteriorado por la humedad,
pero no presenta marcas de polilla ni otros insectos; actual-
mente presenta restauraciones.
A la encuadernación se le añadieron dos guardas; en la
inicial se encuentra el ex libris del señor Ayer. Entre ella y el
comienzo del vocabulario hay dos hojas con apostillas; estás
hojas son de papel diferente al del cuerpo del Vocabulario: la
letra y la tinta también son diferentes de las del “vocabulario”,
entre estas dos hojas y el resto se puede apreciar el borde de
una hoja recortada después de la encuadernación.
La foliatura es doble escrita con números arábigos; ésta
aparece en el ángulo superior derecho escrita a lápiz, comien-
za con el folio 1 recto y termina en el folio 157 verso.
El manuscrito no presenta ilustraciones ni reclamos. Cada
letra del alfabeto comienza con letras capitulares. Las entradas
del Vocabulario inician con mayúscula.
En el manuscrito se pueden apreciar cuatro tipos de letra
diferentes, el cuerpo del texto presenta letra gótica redonda
con rasgos humanísticos.

4
En el original las lecciones correctas debieron ser hispaniensi y Nebrissensi.
Foeliciter, a pesar de ser una hipercorrección de feliciter, aparece así en el título de la
edición de 1513 del Vocabulario hispano-latino de Nebrija.
5
Alfredo Chavero, op. cit., p. 59.

27
El texto fue elaborado a dos columnas y presenta aproxi-
madamente 24 entradas por columna; es decir, 48 entradas
por página.
Las entradas así como la traducción latina están elabora-
das con tinta negra, las glosas fueron escritas con tinta roja.
La “caja” del manuscrito es regular, deja márgenes amplios
en los lados exterior e inferior, en cambio, el lado interno es
estrecho, por ello algunas veces queda incompleta la palabra
pegada a la costura por falta de espacio. En la parte superior
el margen es muy estrecho.
Las entradas comienzan con letra mayúscula; un símbolo
calderón introduce el cambio de letra a medida que avanza el
alfabeto.

Contenido
Encontramos dos folios al principio del documento que pre-
sentan grandes diferencias con respecto al resto del manuscri-
to probablemente fueron añadidos posteriormente, al encua-
dernar el manuscrito; la letra de estos folios es procesal cursiva
y su contenido es el siguiente: folio 1 recto, “Syete maneras ay
de pecado mortal”; sigue a dos columnas la lista de los siete
pecados en español y su traducción en náhuatl, en total com-
pletan 26 entradas en el primer folio.
El folio 1 verso comienza con “los x consejos del evangelio
[…]”, y ocupa 4 renglones del primer párrafo; el siguiente co-
mienza: “el po., es la pobreza […]”, tiene 11 renglones más esta
página que termina con el señalamiento “el 4º. Es de la t”, y
queda incompleta la frase.
En folio 2 recto sólo están los títulos de los “consejos 5º al
10º”; entre cada consejo existe un espacio de aproximadamen-
te uno o dos centímetros. Estas dos páginas, folio 1 verso y 2
recto, sólo están escritas en español.6
La siguiente página, folio 2 verso, tiene escritos siete renglo-
nes con una entrada en español y su glosa náhuatl; más de tres
cuartas partes de la hoja están en blanco.
6
El texto es el siguiente: “El 5º es de la mansedumbre. El 6º. Es de la misericord-
ya. El 7º es de la simplicidad. El 8º es quitarlas ocasiones del pecado. El nono es de
rechazo de las yntenciones. El 10º es la conformidad de la palabra con la doctrina”.

28
En el folio 3 recto comienza propiamente el cuerpo del
diccionario con la siguiente rúbrica: “Dictionarium ex hisnien-
si in latinum sermonem, interprete Aelio Antonio Neprissen.
Lege foeliciter”.
A partir de este folio y hasta el folio 156 sigue íntegramen-
te al Vocabulario español-latino de Elio Antonio Nebrija,7 dejan-
do una línea debajo de cada entrada. En la mayor parte de los
casos fue escrita una glosa en náhuatl; cuando ésta no aparece
sólo queda el espacio en blanco.
El Vocabulario trilingüe concluye en el folio 157 recto con la
rúbrica “Finis huius libri”. El folio 157 verso presenta adiciones
y correcciones a dicho Vocabulario.8

Tipos de letra
El documento presenta cuatro tipos de letra diferentes. La pri-
mera —en los dos folios que preceden al vocabulario— es una
letra grande, temblorosa e irregular, algo cursiva, inclinada
tanto hacia el lado derecho como hacia el izquierdo. Los tra-
zos verticales son firmes y gruesos, los trazos horizontales y
perpendiculares son delgados.
El segundo tipo de letra es el que forma el cuerpo del vo-
cabulario, es una letra pequeña, cuidada, regular, que oscila
entre lo gótico y lo humanístico, de cursus y ductus regular con
pocos errores y borrones.9 La letra de las glosas es regular,
firme e inclinada hacia el lado derecho, como éstas fueron ela-
boradas con otra tinta, en momentos parece que se trata de
una letra diferente.
El tercer tipo de letra lo encontramos en algunas anotacio-

7
No me ha sido posible precisar cuál edición del Vocabulario de Nebrija tomó
como modelo el Vocabulario trilingüe, a pesar de haber cotejado el manuscrito con
diversas ediciones de la Biblioteca Nacional de Madrid, ya que por una parte la
obra de Nebrija tuvo múltiples ediciones en el siglo xVi y, por otra, actualmente hay
varias ediciones perdidas o desconocidas.
8
Este último folio lleva en la parte superior la rúbrica “de enmendar” y corrige
el texto. La letra es muy parecida a la de los dos primeros folios del manuscrito.
9
La obra parece haber sido elaborada por un amanuense que se estaba ini-
ciando en el arte de la caligrafía, ya que comete errores atribuibles a un copista
sin experiencia, v. gr., el uso de la “r” de martillo después de una vocal, donde
usualmente se utiliza una “r” redonda y la consiguiente corrección de la grafía
sobre el renglón.

29
nes marginales o correcciones que van dentro del cuerpo del
texto, ésta es la misma letra que realizó las correcciones finales
del manuscrito.10
La cuarta letra se presenta en las apostillas del documento;
ésta es una letra grande y regular, cursiva, del siglo xVii o pos-
terior, a juzgar por el contenido de dichas apostillas.11

Foliatura
La foliatura del manuscrito es posterior a la elaboración de éste,
probablemente haya sido numerado hasta el siglo xix, a juzgar
por los rasgos caligráficos. Y no corresponde al orden alfabé-
tico del Vocabulario: en el folio 5v termina la segunda columna
con la entrada “Acocear” y el folio 6r comienza con la palabra
“aguaitamiento” y prosigue el orden alfabético correcto —ag-
ah-ay-al— hasta el final del folio 11v; el folio 12r comienza con
la entrada “acoceamiento”, desde este punto hasta el folio 15v
el orden alfabético es otra vez correcto —ac- ad-af-ag—; el folio
16r comienza con “aluuza”.12 Desde este folio hasta el final, el
orden alfabético es el mismo que el del Vocabulario de Nebrija.

Abreviaturas y símbolos especiales


Las abreviaturas en la parte español–latín del documento son
comunes en la escritura del siglo xVi: tilde para la nasalización;
signo de abreviatura sobre la q para las sílabas “que” “qui”; “e”
sobre la letra d para la sílaba “de”; el uso de e caudata (e) para

10
Esta letra se puede apreciar en los folios 57v, 66r, 83r, 116v y 157v.
11
Algunas de estas apostillas son aclaraciones de palabras “[fol. 5v] Agil: tzitz-
cuictic / Agil ser: tzitzicuini / Agilidad: içiuhcayotl, içihuilliztli / totocaliztli. Pay-
naliztli”. Otras apostillas son una referencia de dos obras del siglo xVii “[fol. 12r]
Acostumbrar. tequiuhtia. Mijangos f. 420. [fol. 36v] Canzer enfermedad: Qualocatl
/ Mijangos fol. 155. [fol. 142v] tlaiaco. Vide Mijankos Dominica 8 post lent f. 342”, y
se refiera a la obra de fray Juan Mijangos, Espejo divino en lengua mexicana, impresa
en México por Diego López Dávalos en 1607. La otra es una referencia a la obra
de fray Juan Bautista “[fol. 25r] Aumen- / tarse en / quantidad / [n.l.] / hueia / en
numo /miecquia / mimiya / huayotia / ohueix / omiequix / Bautista / adu. f. 62.”
la cual se refiere a las Advertencias para los confessores de los naturales, compuesto en
Santiago Tlatelolco e impreso en México, en casa de M. Ocharte, en 1600.
12
Ninguno de los estudiosos anteriores pareció darse cuenta de esta particula-
ridad del manuscrito, por lo menos así lo señaló Bustamante García: “Distribuido
alfabéticamente y sin otra particularidad, el diccionario termina hacia el centro de
la f. 157”, op. cit., p. 397.

30
el diptongo æ; además del signo “=” para marcar la separación
de una palabra entre uno y otro renglón.
En náhuatl se utilizan las mismas abreviaturas que en es-
pañol para las sílabas “que” “qui”. El manuscrito presenta una
grafía especial en las glosas, una t con cedilla (t), cuya escritura
sólo se registra en este manuscrito; es un grafema que se utili-
za en lugar del dígrafo tz que posteriormente sería usado.

historia del manuscrito

El Vocabulario trilingüe fue encontrado en el siglo xix por don


José Fernando Ramírez, bibliófilo e historiador, quien obtuvo
este libro del fondo bibliotecario del Convento de San Francis-
co el Grande de México.
Este fondo documental de San Francisco funcionó desde el
siglo xVi y fue quizá la mejor biblioteca de la Nueva España al fi-
nalizar dicho siglo, ya que a partir de la fundación del convento,
los franciscanos comenzaron a reunir, en lo posible, gran canti-
dad de libros.13 En este convento vivieron durante diferentes pe-
riodos grandes figuras de la Orden franciscana, entre ellos fray
Bernardino de Sahagún, fray Andrés de Olmos, fray Arnaldo
Bassasio, fray Juan Focher; más tarde lo habitaron fray Juan de
Torquemada, fray Juan Bautista y fray Agustín de Vetancourt.
En el siglo xViii, fray Francisco de la Rosa y Figueroa, quien
también vivió en dicho lugar, fue el encargado de custodiar y
clasificar los materiales que se encontraban en la biblioteca del
convento; como bibliotecario realizó un gran catálogo de las
obras ahí reunidas, así como de sus autores; pero a pesar de
su gran labor no existe actualmente la clasificación total de las
obras que se encontraban cuando él clasificó los libros.14
Muchas de las obras que hasta esa época todavía se encon-
traban en el recinto se perdieron o se destruyeron; durante el

13
Felipe Teixidor, Ex libris y bibliotecas de México, pp. 379-392.
14
Francisco de la Rosa y Figueroa, Diccionario bibliográphico alphabético e índice
sylabo repertorial de quantos libros sencillos existen en esta librería del Convento de N.S.P.S.
San Francisco de México. México, [s.i.], 1758.

31
siglo xix, cuando la Iglesia sufrió la desamortización de sus
bienes, algunos libros pasaron a manos de particulares.
Éste es el caso del Vocabulario trilingüe que fue entrega-
do a José Fernando Ramírez por los superiores del Convento
Grande de San Francisco, desafortunadamente se desconocen
los detalles de esta operación, por lo que no quedó dicho si a
cambio los religiosos obtuvieron un beneficio, monetario o
de otra índole; tampoco se sabe en qué fecha fue entregado el
documento a Ramírez.
A la adquisición del manuscrito siguió la descripción. Su
descubridor señaló que éste era un manuscrito anónimo del si-
glo xVi, pero conjeturó que había en él letras que podían ser
de la mano de fray Bernardino de Sahagún. No sabemos si la
referencia y la atribución de este manuscrito a Sahagún provino
de los superiores del Convento ni tampoco cuál fue la historia
del Vocabulario trilingüe en los anaqueles de la Biblioteca de San
Francisco.
A partir de la adquisición de José Fernando Ramírez es
cuando el manuscrito vuelve a circular. Después de don José
Fernando pasó a las manos de otro bibliófilo reconocido, don
Alfredo Chavero, quien al ver este manuscrito consideró que
se trataba de una obra hecha por Sahagún.
Sus argumentos eran más o menos sólidos: por una par-
te señaló que tanto Sahagún como Torquemada y Vetancourt
hablaban de un Vocabulario trilingüe escrito por el primero.
Sahagún anotó en el Calendario mexicano, al hablar de los
ritos y ceremonias de los antiguos, que estaba componiendo
un vocabulario en tres lenguas “hazian muchas y grandes cere-
monias, las quales se vera por extenso en el vocabulario en tres
lenguas que se va haziendo”.15
En cuanto a las referencias de Torquemada que citó Chave-
ro están las siguientes:

Fray Bernardino de Sahagún hizo arte de la lengua mexicana


[…] Y como hombre que, sobre todos, más inquirió los secretos
y profundidad de esta lengua, compuso un Calepino (que así lo

15
Juan B. Iguíniz, “Calendario mexicano atribuido a fray Bernardino de Saha-
gún”, en Boletín de la Biblioteca Nacional de México, 1918, p. 220.

32
llamaba él) de doce o trece cuerpos de marca mayor. […]. Un vo-
cabulario trilingüe, en latín, castellano y mexicano que yo tengo
en mi poder.16
Escribió otros once libros de marca de pliego en que se con-
tenían en curiosísima lengua mexicana, declarada en romance,
todas las materias de las cosas antiguas que los indios usaban en
su infidelidad […] escribió también otro vocabulario, que llamó
trilingüe, en lengua mexicana, castellana y latina, de grandísima
erudición, en este ejercicio de la lengua mexicana.
[…] así en el Vocabulario Trilingüe que hizo, dice en su
prólogo estas palabras: va en romance esta gramática histórica:
Ne dedisse videamur ansam Rabinis qui saepe expugnaverunt me a
juventute mea […].17

Y la opinión de Vetancourt, que secundaba a Torquemada,


dice sobre Sahagún:

[…] fue electo en segundo lugar con el doctíssimo P. Fr. Iuan de


Gaona por lectores de Tlatilulco en la fundación del Colegio de San-
ta Cruz, donde lucio como luz sobre candelero, porque era en
todo género de ciencias consumado. Supo con tanta propiedad la
lengua mexicana que nadie, hasta ahora le ha igualado. Escribió
en ella muchos libros, que en el catalogo de escritores se hará
mención. Tuvo por esto contradicciones pareciéndole a algunos
que no era bien escribir en la lengua mexicana a los indios sus
antiguos ritos. Porque no se les diesse ocasión à seguirlos, por lo
qual puso en el Vocabulario de tres lenguas que tengo. Va en ro-
mance esta gramática: ne dedisse videamur ansam rabinis qui saepe
expugnaverunt me a inventute mea.18

Por otra parte, Chavero notó que no había registro de otra


obra escrita en tres lenguas.19 Su último argumento fue haber
encontrado letras en el Vocabulario trilingüe que parecen perte-
necer a fray Bernardino.
16
Juan de Torquemada, Los veintiún libros rituales y Monarquía indiana [Madrid,
por Nicolás Rodríguez, 1723], 1969, lib. xix, cap. xxiii, t. 3, p. 387.
17
Ibid., lib. xx, cap, xlVi, t. 3, p. 487.
18
Agustín de Vetancourt, Menologio franciscano de los varones más señalados, 1982,
p. 113.
19
Sin embargo, actualmente se conoce por lo menos otra obra escrita en tres
lenguas: castellano, náhuatl y otomí, de la cual se hablará más adelante.

33
“V— Vocabulario Trilingüe—[...] túvose por perdido el vocabula-
rio en cuestión pues después de Vetancourt, nadie lo había vuelto
a ver; y aún hubo quien negase su existencia.
Pero la equivocación fue del español emigrado, pues ade-
más de los testimonios, irrecusables en materia, de Torquemada
y de Vetancourt, hay una prueba palmaria y es que todavía existe:
formaba parte de mi biblioteca. (nota en el original: Igualmente
pasó a poder del Sr. Fernández del Castillo, y fue vendido en
Londres).
Es un volumen grueso, en 4º menor español, escrito con mag-
nífica letra de forma medio gótica, en un papel genovés. En cada
renglón la palabra está en español y la sigue su traducción latina,
colocándose encima del renglón con tinta roja, lo voz mexicana
aunque en algunos lugares falta esta última. El diccionario es a
dos columnas. Tiene al principio dos fojas independientes del vo-
cabulario, y en ellas y en la última página hay de letras diferentes
varios nombres con su traducción mexicana: una de estas letras
en la primera página es de Sahagún. Esto, que aparece como co-
rrección o adición de la copia, y el no tenerse noticia de que otro
escritor haya hecho otro vocabulario trilingüe son pruebas bas-
tantes de que el presente es el tan buscado de fray Bernardino.
De su discípulo Martín Jacobita hay varias firmas en el códice de
Santiago, y comparándolas con la letra del vocabulario se conoce
desde luego que el discípulo fue el escribiente (sic) de la magnífi-
ca obra del maestro”.20

El documento también fue visto y analizado por otros gran-


des investigadores de dicho siglo, como don Joaquín García
Icazbalceta, quien lo describió de esta manera:

XIII. Vocabulario trilingüe: castellano, latino y mexicano— Men-


dieta no habla de este libro: la primera noticia de él se debe a
Torquemada que le tenía en su poder.
El Sr. Chavero poseyó uno que cree ser el del P. Sahagún.
Describí este MS., como anónimo, en mis Apuntes (No 169). Tie-
ne 155 ff. Apareció en el Catálogo Ramírez con el nº 545, y fue
vendido en £ 38 al librero Quaritch, quien luego le anunció en
£ 50 (nota en el original: Actualmente en la Ayer Collection, núm.
1478. Nicolau, pp. 116-117).
El Sr. Ramírez, en sus Suplementos a la Biblioteca de Beris-
táin, le describe también entre los Anónimos, y le pone este título:
20
Alfredo Chavero, op. cit., p. 59.

34
“Dictionarium ex hismensi (sic) in latinum sermonem interprete Aelio
Antonio Nebrissensi. Lege foeliciter. MS. en 4º de 310 páginas, en mi
biblioteca.” Conjetura que es de Sahagún; mas no expresa que
haya en él letra suya. Cree asimísmo que es el propio MS. que per-
teneció a Torquemada y Betancurt, pues “lo adquirí (dice) por el
favor de los superiores del mismo convento que habitaron”, es
decir, el de S. Francisco de México.
Podrá muy bien ser de Sahagún, original o copia, el volumen
a que nos vamos refiriendo; pero hay señas de un Vocabulario
Trilingüe que no se acomodan bien a éste.
El volumen que fue de los Sres. Ramírez y Chavero, y que en
julio pasado de 1885 estaba aún en poder de Quaritch era un
simple léxico, que no contenía ni podía contener lo que hallamos
en las referencias del autor mismo y de Fr. Juan Bautista.21

Sin embargo, a pesar del interés que este manuscrito des-


pertó en el país, fue vendido al extranjero, aunque primero
pasó por las manos de Fernández del Castillo; después fue ad-
quirido por un librero inglés llamado Quaritch.
Posteriormente, el manuscrito fue vendido a Edward Ayer.
Así, pasó a formar parte de la Biblioteca Newberry de Chicago,
con toda la colección del señor Ayer cuando murió.
En la actualidad, se encuentra en dicha Biblioteca, Colec-
ción Ayer, ms. 1478.

21
García Icazbalceta, Bibliografía mexicana del siglo xvi, p. 340-341.

35
elio antonio de nebrija
y sus trabajos lexicográficos

Los trabajos gramaticales del humanista español Elio Antonio


de Nebrija fueron fundamentales en el desarrollo de la lingüís-
tica hispana a partir del siglo xV; sin embargo, también fueron
el punto de partida de los trabajos elaborados fuera de España,
ya que representaron el primer testimonio de lingüística des-
criptiva de un idioma vulgar. Por ello, estos trabajos tuvieron
gran aceptación entre los descubridores de nuevas lenguas
que se vieron precisados a describir a partir del castellano o,
a veces del latín, lenguas desconocidas. El éxito de las obras
nebrisenses se debió, en principio, a la reforma gramatical lle-
vada a cabo por Nebrija y puesta en la práctica en sus obras,
en donde superaba la tradición medieval de las gramáticas y
vocabularios para dar una fisonomía propia al español, cuyas
características se verán más adelante.

reseña biográfica

Elio Antonio de Nebrija fue hijo de Juan Martínez de Cala y de


Catalina de Xarana y Ojo; nació en Lebrija, antiguamente lla-
mada Nebrissa Veneria, en la provincia de Sevilla; en ese lugar
pasó los primeros años de su vida y recibió educación formal.
La fecha de su nacimiento1 es aún dudosa; sin embargo, suele

1
Félix G. Olmedo, Nebrija (1441-1522). Debelador de la barbarie, comentador ecle-
siástico, pedagogo-poeta, 1942, pp. 9-11.

37
datarse en 1441. Cuando Nebrija cumplió catorce años fue en-
viado a Salamanca, donde recibió lecciones de matemáticas,
filosofía natural y filosofía moral.2
Posteriormente, pasó a Italia, donde disfrutó de una beca
para estudios de teología en el Colegio de San Clemente de
Bolonia. Durante la estancia en Italia, “Nebrija recorrió las es-
cuelas más célebres, oyó a los maestros más acreditados, se
perfeccionó en las humanidades y adquirió, además, el conoci-
miento de las lenguas griega y hebrea”.3 Los conocimientos ad-
quiridos fueron la base de los trabajos filológicos que después
desarrollaría; la beca terminó en mayo de 1470.4
De los diez años que Nebrija estuvo en Italia, pasó sólo cin-
co estudiando en Bolonia, el resto del tiempo lo dedicó a viajar
y escuchar lecciones de latín y de griego; hay que señalar que
por ese tiempo, se encontraban dando clases de griego huma-
nistas tan reconocidos como Constantino Láscaris en Mesi-
na, Marsilio Ficino en Florencia, Demetrio Damilas en Milán.
A partir de estos humanistas la tradición gramatical volvió
a sus bases helénicas5, retomando los textos de Dionisio
Tracio, Apolonio Díscolo y Herodiano y con base en ellas
reescribieron la tradición gramatical de la cual fue seguidor
Nebrija.
Al volver a su patria, Alfonso de Fonseca, arzobispo de Sevi-
lla, lo llamó para que ejerciera el cargo de preceptor de un so-
brino, señalándole una renta de 50 f lorines; en este cargo duró
tres años. Después de ese tiempo, Nebrija llegó a Salamanca,
probablemente entre 1473 y 1474, donde tuvo a su cargo al-
guna asignatura no especificada; se trata, quizá de un curso
que llamaban “generales” o de “repeticiones”.6 En 1475, fir-
mó contrato con la Universidad de Salamanca para encargarse
de dos cátedras públicamente salariadas:7 una de Elocuencia
y otra de Poesía; en enero de 1476, fue nombrado maestro
2
Nebrija, “Introducción”, Vocabulario hispano-latino [Salamanca, 1495].
3
Juan B. Muñoz, en Olmedo, op. cit., p. 18.
4
Idem.
5
Un claro ejemplo es la Gramática griega de Constantino Láscaris, impresa por
Aldo Manuzio en 1476.
6
Ibid., p. 23.
7
Nebrija, Vocabulario hispano-latino, fol. a iii r.

38
de prima de gramática, cargo que poco antes había quedado
vacante. Nebrija contrajo matrimonio, en fecha incierta, con
Isabel de Solís y procreó siete hijos.8
Las clases que impartía en la Universidad de Salamanca
fueron interrumpidas, ya que Nebrija renunció a ellas para
dedicarse a sus trabajos lexicográficos; durante 19 años vivió
bajo el protectorado de Juan de Estuñiga, hasta 1504, fecha en
que éste murió.9
Regresó a su cátedra en Salamanca en el año de 1506; al
comenzar los cursos de 1508 a 1509, Nebrija no se presentó en
la Universidad por más de cuatro meses, por lo que se declaró
vacante su plaza; ese mismo año el Rey le nombró cronista.
Posteriormente, regresó a Salamanca y desde 1509 a 1513 fue
profesor de Retórica.10
Después, pasó a Sevilla para encargarse de la cátedra de
San Miguel, dedicada a la gramática; en esta cátedra sólo es-
tuvo por un año, pues al año siguiente pasó a Alcalá, donde
el cardenal Cisneros lo recibió de buen grado, otorgándole la
cátedra de Retórica.11 En dicha ciudad, Nebrija murió en el
año de 1522.12

obras de nebrija

El gramático13 Elio Antonio de Nebrija pugnó desde su lle-


gada de Italia porque en España se replanteara el estudio del
latín y se regresara a los modelos clásicos y con su obra contri-
buyó a esta labor; para ello, escribió la gramática latina, por-
que consideraba que con las obras existentes —sobre todo las
gramáticas medievales— se oscurecía la enseñanza de la lengua
latina y, sobre todo, porque al desconocer esa lengua la inter-

8
Olmedo, op. cit., pp. 23-28.
9
Ibid., pp. 29-32.
10
Ibid., pp. 33-38.
11
Ibid., pp. 53-56.
12
Ibid., pp. 62-59.
13
La labor principal de Nebrija fue la gramatical, a pesar de que el término de
“gramático” en el siglo xVi era aplicado de forma poco elegante y era una ciencia
escasamente valorada en esa época.

39
pretación de los materiales en latín era engañosa y errónea. La
Gramática castellana también puso de manifiesto la preocupa-
ción didáctica de Nebrija.14
El propósito de Nebrija era muy ambicioso;15 por ello, ade-
más se encargó de elaborar dos léxicos, los cuales tenían como
finalidad establecer el “recto sentido” de las palabras. Los vo-
cabularios fueron el Diccionario latino–hispano y el Vocabulario
hispano-latino.16

la lexicografía en nebrija

El trabajo lexicográfico de Nebrija comenzó con el diccionario


latino–español,17 llamado Aeli Antonij nebrissensis grammatice
Lexicon ex sermone latino in hispaniensem, cuya primera edición
se publicó en Salamanca en el año de 1492; en 1512 apareció
en Burgos la segunda edición de este diccionario corregido y
el Diccionario geográfico.18
Posteriormente, apareció el vocabulario hispano–latino, el
Dictionarium ex hispaniensi in latinum sermonem. La primera edi-
ción apareció sin fecha en Salamanca, probablemente en 1495;

14
Sobre la obra gramatical de Nebrija, vid, Tellez, 2009, dea, ucm. Memoria
dea-ucm.
15
Nebrija, en la citada introducción al Vocabulario hispano-latino, señala que
con la elaboración de las gramáticas había puesto “los cimientos grandes y firmes”
de aquel “edificio que tenía pensado” y califica a los diccionarios —junto a las gra-
máticas— de “obras diversas de una misma obra”, op. cit., fol. iii r.
16
Se ha pretendido que Nebrija tenía planeado una gran obra lexicográfica,
un “Thesaurus Linguae Latinae, estructurado en tres volúmenes, que el Maestro
tenía terminado antes de 1492”. José Perona, “Antonio de Nebrija, lexicógrafo”,
en Actas del Congreso Internacional de Historiografía Lingüística, Nebrija v centenario,
Murcia, Universidad de Murcia, 1994, t. 1, p. 449. En este trabajo, además de dar la
traducción de las palabras, explicaría el sentido de éstas, como lo hace en el Lexicon
Iuris; pero su protector Juan de Zuñiga lo apresuró a publicar alguna cosa y por
ello hizo imprimir el Vocabulario latino–hispano (Olmedo, op. cit., p. 110; Perona,
loc. cit.); producto de este apresuramiento se refleja en el orden alfabético de las
entradas del Diccionario y en las transliteraciones del griego y del hebreo, como
señala José Perona, “Coloquio”, en Antonio de Nebrija: Edad Media y Renacimiento,
ed. de Carmen Codoñer y Juan Antonio Gonzáles Iglesias, Salamanca, Universidad
de Salamanca, 1994, p. 440.
17
Usualmente se denomina Diccionario a la versión del léxico latino-castellano,
y Vocabulario al español-latino.
18
Palau, op. cit., t. x, pp. 476.

40
una segunda edición se publicó un año después que la segun-
da edición del diccionario latino–hispano, es decir, en 1513
en Salamanca; y la tercera edición salió a la luz en Salamanca en
1516.19 Esta última reimpresión se hizo en vida del autor y fue
revisada y corregida por el propio Nebrija.
Las dos partes del diccionario fueron muy bien recibidas,
por ello durante los siguientes años se hicieron numerosas
ediciones; así, se habrían publicado cerca de “cincuenta y un
ediciones en el siglo xVi, treinta y cinco desde comienzos de
xVii hasta 1834”.20
Además, entre las obras lexicográficas se encuentra el vo-
cabulario de derecho civil:21 Aenigmata iuris civilis ab Antonio
Nebrissensis edita, Salamanca, 1506.22
Los propósitos de Nebrija al crear los vocabularios eran
fundamentalmente los mismos de las gramáticas, ya que desea-
ba retomar el camino de los autores clásicos, de las auctoritates,
las cuales para él eran los autores clásicos latinos, tanto de la
época de la República y el Imperio romano, como los autores
religiosos reconocidos; al crear los vocabularios, tomó en cuen-
ta “casi cuatrocientos muy apropiados autores”,23 y buscó el
significado preciso para traducirlos al castellano. Si bien éste
fue el primer gran esfuerzo por hacer un léxico de una lengua
vernácula, Nebrija aprovechó algunos vocabularios ya existen-

19
Idem.
20
Gregorio Salvador, “Nebrija como iniciador de la lexicografía española”, en
Actas del Congreso Internacional de Historiografía Lingüística, Nebrija v centenario, t.
1, p. 6.
21
Nebrija “dedicó una parte no pequeña de su atención y curiosidad al examen
de los textos de derecho romano que analizó no como jurista sino como historiador
y filólogo”, Antonio García y García, “Nebrija y el mundo del derecho”, en Antonio
de Nebrija: Edad Media y Renacimiento, p. 121.
22
El Lexicon Iuris estaba dedicado al obispo de Burgos, Juan de Fonseca; en la in-
troducción a dicha obra Nebrija prometía publicar una obra parecida sobre medici-
na, pero aunque se piensa que ya tenía dicha obra preparada, al enterarse que habían
sido publicadas dos traducciones sobre esta materia —un libro de Hermolao Bárbaro
y otro de Juan de Ruelio—, Antonio decide editar la obra de Ruelio, añadiéndole un
índice; algunos estudiosos llegan a confundir esta obra con la prometida por Nebri-
ja (Olmedo, op. cit., p. 36); sin embargo, Enrique Montero y Avelina Carrera señalan
que además de aquella obra, después de la muerte de Nebrija se encontró el Dictio-
narium medicum, vid. Enrique Montero y Avelina Carrera “El Dictionarium medicum
de E.A. de Nebrija” en Antonio de Nebrija: Edad Media y Renacimiento, pp. 399-411.
23
Nebrija, Diccionario latino–hispano, fol. a ii r.

41
tes; reorganizó y amplió esos materiales con profundo sentido
filológico y creó el Diccionario de la lengua española, el cual se-
gún su propio juicio, “servirá para cotejar las palabras” de las
dos lenguas; es muy abreviado “para que su precio no espan-
tase a los pobres” y para que fuera de lectura fácil. Además,
lo presenta con el título de Diccionario, utilizando por primera
vez este término y criticando el título de otras obras.24
Estas obras, como herramientas lexicográficas, fueron
concebidas “como una prolongación” de las gramáticas, “una
ayuda para la recta interpretación de las palabras” y una guía
para quienes hubieran de escribir en latín.25
La organización del material léxico y la estructura del pro-
pio diccionario le confieren un aspecto de modernidad a di-
cha obra. El Diccionario de Nebrija de 1492 consta de casi 30
mil palabras,26 las entradas están acomodadas de acuerdo al
orden alfabético, aunque en muchos casos se da prioridad a
la composición de familias morfológicas sobre el orden alfa-
bético.27 Las siguientes ediciones del Diccionario —como la de
1512— presentan una evolución en el proceso de composición;
en ellos, el orden alfabético es casi perfecto.28
El Vocabulario, por su parte, estaba compuesto por cerca
de 20 mil palabras, en orden alfabético;29 éste, como ya se ha
dicho, es el primer testimonio de un diccionario con entradas
en lengua vernácula ordenado alfabéticamente, el cual presen-
ta una gran cantidad de vocablos hispanos con equivalencias al
léxico latino, y en algunos casos al griego.
El Diccionario y el Vocabulario son una misma obra en dos
partes; sin embargo, presentan características diferentes, pues
ambos están planeados para una interpretación de los voca-
blos desde la lengua de origen a la lengua meta. Por ello, el

24
Ibid., fol. a iii v.
25
Gregorio Salvador, op. cit., pp. 9-10.
26
Olmedo, op. cit., p. 110.
27
Brigitte Lépinette, “Le lexicon de Nebrija et les Catholicon abbreviatum”, en
Antonio de Nebrija: Edad Media y Renacimiento, pp. 327-338.
28
Codoñer,” Coloquio”, Antonio de Nebrija: Edad Media y Renacimiento, p. 439.
29
En el Prólogo, Nebrija señala “erit igitur litterarum ordo quem indictionibus his-
panis sequemur hujusmodi: a, b, c, ç, ch, d, e, f, g, i, j, l, ll, m, n, ñ, o, p, r, s, t, u, v, x, z”,
Vocabulario hispano-latino, primera edición, fol. a. iiij.

42
Diccionario contiene más entradas que el Vocabulario, ya que
el primero incluía palabras de origen griego que no siempre
fueron explicadas en las entradas en castellano. Hasta ahora,
como en el caso de los léxicos utilizados por Nebrija, tampoco
existe un estudio profundo sobre la técnica de elaboración del
Vocabulario a partir del Diccionario.30
Sin embargo, es posible señalar que el Diccionario presenta
mayor número de grafías cultas que el Vocabulario y que en
este último, a pesar de ser una obra posterior, aparecen rasgos
arcaicos que no se utilizan en el Diccionario.31
En cuanto al léxico empleado en las dos obras, Nebrija uti-
lizó para el latín a casi 400 autores clásicos; para el castellano
debió realizar una labor de recopilación y organización de los
vocablos existentes en esa época, más algunas palabras que se
encontraban en los textos castellanos medievales y que fue-
ron utilizados por última vez en los vocabularios nebrisenses.
Además, el humanista incluyó en el Vocabulario arabismos, así
como material léxico perteneciente al dilecto andaluz.32
Los vocabularios nebrisenses presentan una buena canti-
dad de entradas ya registradas por otros léxicos, a pesar de
toda la originalidad que hay en ellos;33 sobre todo, se ha seña-

30
Considero que es difícil elucidar hasta qué punto Nebrija retomó las palabras
hispanas del Diccionario para crear el Vocabulario, o hasta dónde rehizo completa-
mente la larga lista de palabras castellanas y las interpretó según su propio Dicciona-
rio; en todo caso, parece haber habido una gran labor desde antes de la publicación
de estas obras. Por ello, aun cuando no se hubiera tomado en cuenta el Diccionario
como punto de partida para el Vocabulario, éste tendría necesariamente que reflejar
un trabajo anterior, en el cual Nebrija había estudiado a los clásicos y dado una
interpretación en castellano para los términos latinos. Así, Nebrija tendría una lista
de vocablos explicados, sin duda al crear el Diccionario habría tomado como entra-
das los más representativos de la lengua latina y les habría dado el significado que
considerara más propio en español; lo mismo habría hecho con el español: habría
formulado una lista según el orden alfabético y les habría dado el o los significados
apropiados del latín, omitiendo palabras que pudieran ser repetitivas. Ello explica-
ría las diferencias y coincidencias entre los léxicos, más allá de cómo hizo el traspaso
de las entradas latinas a las hispanas, habiendo tantas diferencias entre uno y otro.
31
María de Lourdes García Macho, “Algunas consideraciones en torno al Voca-
bulario y al Diccionario de Elio Antonio de Nebrija”, en Revista de Filología Española,
lxViii, 1987, p. 96.
32
Manuel Alvar Ezquerra, “Tradición lingüística andaluza en el Vocabulario de
Nebrija”, en Nebrija y estudios sobre la Edad de oro, 1997, pp. 102-106 y 127.
33
Germán Colón, en el Prólogo a la edición facsimilar del Diccionario, señala que
si bien debió haber algún antecedente que tomara en cuenta Nebrija para la com-

43
lado la inf luencia del Catholicon y del Vocabulario de Papías34
en el Diccionario de Nebrija, sin embargo, el humanista mo-
dernizó y amplió esos materiales hasta dar forma al primer
vocabulario de la lengua castellana.

Criterios del vocabulario hispano–latino de nebrija


Gráficos
Nebrija, en sus vocabularios, fijó algunas normas sobre gra-
fía, mismas que ya había señalado en otros lugares, como en
las Introductiones latinae y en la Gramática castellana, en donde
se ocupaba principalmente de “las relaciones entre el sonido
articulado y su representación gráfica, entre la pronunciación
correcta de lo escrito y la ortografía de lo hablado.35
Estos razonamientos originaron los criterios bajo los cua-
les compuso el Vocabulario. Entre ellos tenemos:

Apartarse de la norma etimologizante para dar al español una


fisonomía propia.
Eliminar grafías de los sonidos iguales a otros; por ello deja fuera
de su lista alfabética a consonantes como la q, la cual, para Ne-
brija, representa sólo otra forma gráfica de la c, de este sonido
elimina la grafía k.
Moderniza, según sus criterios, muchas palabras hispánicas, ha-
ciendo énfasis en que éstas son una evolución del latín y que su
pronunciación no es como la de aquella lengua.

Léxico
Como se ha visto, Nebrija utilizó el rico caudal de la lengua
latina para crear el Diccionario, pero para ordenar alfabética-
mente los vocablos hispanos partió de la selección morfológica

posición de su vocabulario, éste fue realizado principalmente en función de los


usuarios y que “tiene la originalidad por característica principal”, apud. Brigitte
Lépinette, “La variación lexicográfica y el léxico (1492) de E. A. Nebrija”, en Actas
del Congreso Internacional de Historiografía Lingüística, pp. 335-336.
34
Carmen Codoñer señala “la posible dependencia de Nebrija de los diccionarios
medievales, Catholicon, Papias y Hugución de Pisa”, y dice que la suma de la entradas de
estos léxicos “nos llevan a reconstruir la casi totalidad de los lemas del diccionario
de 1492, salvo los derivados […] y algún vocablo suelto, que podemos llamar induci-
do”, Codoñer, “Coloquio”, en Antonio de Nebrija: Edad Media y Renacimiento, p. 439.
35
Luis Gil, “Nebrija y el menester del gramático”, en Nebrija y la introducción del
Renacimiento en España, p. 53.

44
de la lengua; así, priorizó el orden verbal, los derivados verba-
les y finalmente los sustantivos:

Defender en iuizio patrocinior, aris


Defensión enesta manera patroci / nium, ii
Defensor enesta manera patronus / i
Delegar poner en su lugar delego, /as
Delegacion enesta manera dele / gatio, onis
Delegado enesta manera delegatus, i
Demandar en juyzio o requiriendo postu / lo, as
Demanda enesta manera postulatio
Demandador enesta manera postulator
Demandadora cosa assi postulaticius, a, / um
Demandar lo iusto et deuido posco, is
Demandar como quiera peto, is
Demanda enesta manera petitio, onis
Demandador en iuyzio actor, oris
Demanda en iuyzio actio, onis
Demandador en lo criminal accusator, oris
Demandadora cosa accusatorius, a, um
Demanda enesta manera accusatio, onis
Demandado en iuyzio reus, a, um
Demandado enesta manera reatus, us

En cuanto al origen de los vocablos podemos señalar


que, por una parte, se trata de léxico hispano usado en ese
tiempo, que tiene correspondencia con otras fuentes, como
el Universal Vocabulario: abile, abito, abominable, adultera,
adulterio, apellido; por otra, el Vocabulario de Nebrija con-
tiene un léxico culto, de derivados etimológicos tanto del
latín como del griego, v. gr. Concilio · concilium, ii || civil
cosa de ciudad, · civilis, e || imperio · imperium, ii, además,
innovaciones léxicas que Nebrija recopiló y utilizó en la ela-
boración del léxico por primera vez: canoa nave de madero
· monoxylum, || dicionario de vocablos · dictionarium, ii; ade-
más, acepta léxico de origen árabe: alhaja de casa · supellex,
ectilis || alholi de trigo o cevada · granarium, i; por último, se
puede hablar de regionalismos, como el léxico andaluz que
Nebrija introdujo en el Vocabulario.
Finalmente, podemos señalar que, en conjunto, el Voca-
bulario es un compendio de vocablos hispanos con todas las

45
variantes mencionadas, que encuentran su correspondiente
latino; que está creado bajo criterios gráficos que tienden a
mostrar al español como una lengua diferente del latín, con
características gráficas propias; y que las propuestas metodoló-
gicas señaladas en sus Gramáticas fueron llevadas a la práctica
en el vocabulario.

Fuentes antiguas
La lexicografía comienza propiamente con los filólogos alejan-
drinos Eratóstenes (ca. 276 a.C.) primer bibliotecario de Ale-
jandría, inventor del término filólogo, quien, además, escribió
una gramática; Aristófanes de Bizancio (257-180 a.C.) diseñó los
acentos hizo una obra llamada Léxeis primer tratado de lexico-
grafía. Anteriormente se realizaban glosarios de términos raros
o desconocidos sobre autores antiguos, v. gr. Homero, Hesiodo
y con el tiempo llegaron a perfeccionarse dichos léxicos hasta
darles forma. El ordenamiento alfabético proviene de los ale-
jandrinos. Más tarde los léxicos de Hesiquio, Eustacio, Focio,
Suda, rescatarían algunos de los glosarios antiguos para dar
forma a la lexicografía griega que por su parte inf luyó en el
latín y romance.
Además, los testimonios de la época clásica, así como
los de la época helenística griega, ref lejan la preocupación
de los filólogos y gramáticos por encontrar el significado de
las palabras y su lugar en la oración, así como la corrección
de los vocablos en determinados textos; posteriormente, los
gramáticos latinos se ocupan también de estas cuestiones y se
preguntan por la formación interna de las palabras, tanto del
significado como de la etimología que las compone.36
Algunos de estos tratados fueron reconocidos durante mu-
chos años, y tomados como modelos por los escritores de la an-
tigüedad tardía, gramáticos muy prestigiados que inf luyeron
de gran manera en la tradición medieval.

36
Hay que señalar que la lexicografía como rama de la lingüística está muy rela-
cionada con la semántica y que en la antigüedad era muy difícil distinguir cada una
en particular, por lo cual los estudios gramaticales se ocupaban muchas veces de
lo que llamamos lexicografía y los tratados gramaticales se ocupaban del estudio
de los vocablos.

46
Fuentes medievales
La lexicografía medieval inicia con el libro escrito por Ansi-
leubo, el llamado Liber glossarum o Glosario de Ansileubo; los
vocabularios con mayor difusión fueron el Elementarium doctri-
nae rudimentum del italiano Papías, quien creó este dicciona-
rio ordenando alfabéticamente las palabras por primera vez,
durante el siglo xi; Osborn de Glaucester, durante el siglo xii,
compuso las Derivationes o Panormia sobre textos de Prisciano,
Isidoro y Macrobio; Hugución de Pisa, muerto en 1210, fue
autor de un diccionario general etimológico, el Liber derivatio-
num que utiliza como fuentes a Papías y a Osborn e incluso la
Summa de Guillermo Brito, tratado sobre problemas del léxico
bíblico. Entre los vocabularios hay que mencionar también el
Graecismus de Everard de Bethune.
Estos libros, que parten del Liber glossarum, combinan “una
glosografía expandida con noticias extraídas de los reperto-
rios etimológicos”, y son:
especies de diccionarios explicativos, basados en fuentes variadas,
convenientemente aducidas para explicar los vocablos; con lista-
dos de palabras en que no faltaban indicaciones normativas, con
diversas combinaciones del antiguo caudal léxico que se aprendía
en los tratados de sinónimos y en las diferencias verbales.37

La obra más representativa y reconocida fue la de Juan


Balbi, llamada Catholicon; esta obra aprovecha los antiguos tra-
tados y los diccionarios de su época “en una obra de singular
difusión que mereció los honores de haber sido impresa por
primera vez por el propio Gutenberg en 1460”.38
Además de estos voluminosos tratados encontramos
incipientes vocabularios que traducen términos latinos al cas-
tellano, pero que no tuvieron difusión y que tampoco fueron
aprovechados por los lexicógrafos posteriores.39

37
Perona, “Antonio de Nebrija, lexicógrafo”, en Actas del Congreso Internacional
de Historiografía Lingüística, p. 449.
38
Ibid. p. 392.
39
Véase Américo Castro, Glosarios latino-españoles de la Edad Media, 1936.

47
TRADICIóN LEXICOGRÁFICA hispana

La lexicografía hispana comienza con el Universal vocabulario


en latín y romance de Alonso de Palencia,40 el primer léxico en
español creado por encargo de la reina Isabel. Éste es un vo-
cabulario latino que explica en castellano el significado de las
voces latinas. Es un diccionario lleno de circunloquios y muy
abundante. Es, por una parte, un tratado lexicográfico que
explica el significado de las palabras en los autores clásicos,
así como el uso coloquial de la época. Esta obra se encuentra
“anclada en muchos sentidos a la tradición medieval” y tiene
como “fuente inmediata a Papías”.41
Sin embargo, este amplio tratado no fue fundamental en
la lexicografía hispana debido a la complejidad del mismo. Se
trata de un léxico que “metodológicamente no es un diccio-
nario de la lengua moderna debido a su enciclopedismo, [...]
que en última instancia es isidoriano”; sin embargo, no deja de
tener valor ya que, a pesar del “medievalismo ideológico, me-
todológico y pedagógico” del tratado; es además “una fuente
precisa de información léxica, etnográfica, cultural, científica,
útil en su tiempo y ahora”.42
Dos años después, Nebrija publica el Diccionario y más tarde
el Vocabulario, con los cuales se inicia propiamente la tradición
lexicográfica hispana, ya que estas obras eran verdaderos trata-
dos lexicográficos que fijaron en cierta manera las pautas para
los trabajos posteriores, como lo señala Gregorio Salvador:

lo que hizo Nebrija fue poner, por primera vez, las voces castella-
nas en orden alfabético, y todos los demás lo que han ido hacien-
do [...] ha sido ir añadiendo poco a poco las que faltaban o las
que se han ido añadiendo al caudal del idioma. La lexicografía es
esencialmente imitación y continuación, pero alguien tiene que
dar el primer paso y ese alguien, entre nosotros, fue Nebrija.43

40
Alonso de Palencia, Universal vocabulario en latín y romance, 1490.
41
Antonia María Medina Guerra, “El latín y el español en los diccionarios de los
siglos xVi y xViii”, en Revista de Lexicografía, vol. ii, 1995-1996, p. 62.
42
José Modejar Cumpián “Análisis comparado de la macro y microestructura
del Universal Vocabulario de Palencia y del Diccionario de Nebrija”, en Actas del iii
Congreso Internacional de la Historia de la Lengua Española, 1996, t. 2, p. 1450.
43
Gregorio Salvador, op. cit., p.11.

48
Los trabajos posteriores, en gran medida siguieron el
modelo de Nebrija, este es el caso del “Vocabulista aravigo en
lengua castellana” de Pedro de Alcalá, impreso en 1505, que
sustituyó las voces latinas por palabras árabes.44 Asimismo, se
encuentran los diccionarios bilingües de Cristóbal de las Casas
y el diccionario en inglés de Percyvall.45
Por su parte, la obra española de Rodrigo Fernández de
Santaella, el Vocabularium ecclesiasticum, no guarda relación
con los vocabularios de Nebrija; éste era un vocabulario desti-
nado a religiosos sin ningún conocimiento del latín, en el cual
el autor realizó agrupaciones lexemáticas y compiló el mayor
número de acepciones bajo una misma entrada indicando en
qué texto parece dicha cita, “lo que hace que en muchos aspec-
tos el Vocabularium ecclesiasticum esté próximo al Universal Vo-
cabulario” de Palencia o las fuentes de éste.46 Tampoco siguen
a Nebrija trabajos posteriores como el Diccionario de vocablos
castellanos aplicados a la propiedad latina de Alonso Sánchez de
la Ballesta, obra aparecida en Salamanca en 1587.47
Sin embargo, la inf luencia de Nebrija se dejó sentir por
años, tanto en España como fuera de ella, principalmente en
el ámbito pedagógico, ya que como señala Luis Gil “el patrio-
tismo español, los intereses económicos y el argumento de au-
toridad se confabularon para convertir al Antonio en algo que
su autor jamás hubiera pretendido que fuera, en una especie
de Biblia gramatical, destinada a ejercer el monopolio docente
en un país tan propicio a las tendencias unanimistas”, como
fue España a mediados del siglo xVi.48

44
Ibid., p. 10.
45
Véase Lidio Nieto, “Coincidencias y divergencias entre los diccionarios de
Nebrija, Las Casas y Percyvall”, en Actas del Congreso Internacional de Historiografía
Lingüística, t. 3, pp. 351-366.
46
Antonia María Medina, op. cit., p. 63.
47
Ibid., p. 66.
48
Luis Gil, Panorama social del humanismo español (1500-1800), 1981, p. 100.

49
labor misionera de la orden franciscana
en la nueVa españa

los franciscanos en la nueVa españa

La orden franciscana recibió la misión de evangelizar a los


indios de la Nueva España desde los primeros tiempos de la
Conquista, ya que para los conquistadores existía la necesidad
de legitimar sus acciones bélicas; además, la Corona española
tenía la determinación de brindar “asistencia espiritual” a los
nuevos siervos. Por ello, muy pronto comenzaron los prepara-
tivos para el envío de religiosos a las nuevas tierras.
Antes de que la noticia de la capitulación de Mexico-Teno-
chtitlan llegara al rey Carlos V, dos religiosos franciscanos —fray
Francisco de los Ángeles, ministro provincial de los Ángeles, y
fray Juan Clapión, confesor del emperador español y comisario
de los religiosos de la regular observancia en la curia romana—1
tenían interés por llegar a esta tierra y comenzar la labor de
cristianización de los “indios occidentales”. Estos frailes habían
escrito al papa León X solicitando las facultades necesarias para
desarrollar esa difícil y complicada tarea;2 el papa respondió en
1521,3 concediéndoles grandes facultades en la Bula Alias felicis
recordationis4 mediante la cual otorgaba facultades extremas a
los franciscanos para ir a predicar al nuevo mundo.5

1
Alberto María Carreño, Misioneros en México, 1964, p. 23.
2
Ibid., p. 24.
3
Pedro de Oroz, Jerónimo de Mendieta y Francisco Suárez, Relación de la Des-
cripción de la Provincia del Santo Evangelio que es en las Indias Occidentales que llaman
la Nueva España, 1949, p. 41.
4
Bula del 25 de abril de 1521. Véase Fray Toribio de Benavente, Memoriales o li-
bro de las cosas de la Nueva España y los naturales de ella, p. 19. Cito de dicha edición.
5
Además, envió otra Bula posterior, el 9 de mayo de 1522, llamada Exponi nobis
fecisti, la cual reiteraba las prerrogativas antes dadas.

51
Sin embargo, los dos religiosos no tuvieron la oportunidad
de realizar esa labor, ya que estando en preparativos del viaje
aconteció la muerte del papa. Casi al mismo tiempo, en Capri,
durante el encuentro de la congregación intermedia de la obser-
vancia, el padre fray Francisco de los Ángeles fue electo comisa-
rio general.6 Pospuesto el viaje, fue cancelado definitivamente
a principios de 1522 a causa de la muerte de fray Juan Clapión.7
A pesar de esos acontecimientos, el esfuerzo por mandar
religiosos continuó. A principios de ese año Carlos V había re-
cibido la carta de Cortés que le anunciaba la toma de la ciudad
de Tenochtitlan,8 por lo que, de nuevo, le hicieron patente la
necesidad de religiosos; el emperador envió la súplica al papa
Adriano IV para que mandara misioneros de Cristo a las “In-
dias Occidentales”.
El pontífice, aún en España, recibió la carta y expidió en
Zaragoza la letra apostólica Charissimo in Christo filo nostro Ca-
rolo quinto romanum et hispaniarum catolicum regi electo,9 en la
cual “su santidad les concedía su autoridad omnímoda in utro-
que foro”.10 Esta Bula, llamada Omnimoda por los poderes que
otorgaba, concedía al emperador la facultad de enviar misione-
ros a las ‘Indias’, cedía a las órdenes mendicantes su autoridad
apostólica en cualquier sitio donde no hubiera obispos o se
encontraran muy lejos. Además, confirmaba todas las prerro-
gativas prescritas por el papa León X.11

Los primeros frailes en la Nueva España


Los primeros frailes12 que llegaron a Nueva España, en 1522 o

6
Agustín de Vetancourt, Chrónica de la provincia del Santo Evangelio de México.
Quarta parte del Teatro mexicano, 1698, t. 1, n. 1., p. 1.
7
Alberto María Carreño, op. cit., p. 26.
8
Hernán Cortés, Cartas y documentos, 1963, pp. 203-204.
9
Juan de Torquemada, Monarquía Indiana, lib. xV, cap. iV, t. 3, p. 6.
10
Torquemada, op. cit., lib. xV, cap. Viii, t. 3, p. 13. Vetancourt, op. cit., t. 1, n. 1, p. 1.
11
Ibid., lib. xV, cap. iii, t. 3, p. 4.
12
Con Cortés, en 1519, llegaron los primeros religiosos a tierra mexica: fray
Bartolomé de Olmedo y el lego Juan Díaz, quienes asistían espiritualmente a los
conquistadores españoles. Aunque, según el padre Cuevas (Historia I, p. 104), el
padre Olmedo no fue el primer sacerdote católico que pisó el territorio mexicano,
sino que habría sido el padre Alonso González, apud. Robert Ricard, La conquista
espiritual de México, 2000, p. 81.

52
1523,13 bajo las órdenes directas del emperador Carlos V fue-
ron tres f lamencos:14 Juan de Tecto,15 guardián del convento
de Gante —a la sazón confesor del emperador; Juan de Aora16
y Pedro de Gante, simple religioso lego.
Estos hombres se enfrentaron a la ardua tarea de evangeli-
zar a los habitantes de las nuevas tierras sin contar con el mí-
nimo conocimiento de ninguna de las lenguas de la región. Al
principio, estos tres franciscanos habitaron la región de Tetz-
coco, donde se ocuparon de iniciar la catequización de los indí-
genas de forma muy rudimentaria; al mismo tiempo, trataban
de aprender la lengua de los naturales.
Mientras tanto, en 1523, en la ciudad de Burgos se convocó
al Capítulo General de los franciscanos con el objeto de elegir al
ministro general de la orden; en dicho evento resultó electo
fray Francisco de los Ángeles —antes había sido comisario ge-
neral—, quien se aprestó a organizar las misiones de los fran-
ciscanos a tierras mexicanas.
Así, con la venia del emperador, se realizaron los preparativos
de la misión de los “doce apóstoles franciscanos”, encabezados
por fray Martín de Valencia, que viajarían al Nuevo Mundo.17
Los religiosos se embarcaron el 25 de enero de 1524 en
el puerto de San Lúcar de Barrameda,18 llegando a las Islas
Canarias el 24 de febrero, a San Juan de Puerto Rico el 3 de

13
En 1522, según Alberto M. Carreño, op. cit., p. 26; Mendieta afirma que fue
en 1523, Vidas franciscanas, prólogo y selección de Juan B. Iguíniz, México, unam,
1994, p. 37; lo mismo opina Oroz, op. cit., p. 56.
14
Torquemada, op. cit., lib. xV, cap. iV, t. 3, p. 6.
15
Sobre el destino que corrió fray Juan de Tecto después de su llegada a Tetzcoco
hay pocas noticias, Mendieta (op. cit., pp. 33-35) afirma que el fraile murió en la ex-
pedición que Cortés llevó a las Hibueras, por la falta de alimentos; sin embargo,
existe una versión sobre la muerte del fraile durante ese viaje, en la cual se dice que
habría sido ahorcado junto a Cuauhtémoc por orden de Cortés, al oponerse a la vio-
lencia que se le hacía al gobernante mexica. José Corona, “Correcta interpretación
de jeroglíficos y algunos pasajes de códices y figuras que aparecen en la cerámica”,
en Primer Coloquio de Documentos Pictográficos de Tradición Náhuatl, pp. 41-47.
16
Acerca de fray Juan de Aora existen pocas noticias biográficas: fue uno de los tres
primeros franciscanos en llegar a la Nueva España y trabajo, junto a los otros dos
flamencos mencionados en Tetzcoco; en la Relación de la Descripción de la Provincia
del Santo Evangelio, se señala que el flamenco llegó a esas tierras “ya viejo y cano” y
que murió a los pocos días. Oroz et al., op. cit., p. 132.
17
Oroz et al., op. cit., p. 40.
18
Vetancourt, op. cit., t. 1, n. 1, p. 1.

53
marzo; el 30 de abril llegaron a la isla de Cuba y, finalmente,
desembarcaron el 13 de mayo en el puerto de la Vera Cruz en
la Nueva España.19
Los nueve frailes: Martín de la Coruña, Francisco de Soto,
Antonio de Ciudad Rodrigo, Toribio de Benavente, Juan de Ri-
bas, García de Cisneros, Juan Juárez, Luis de Fuensalida, Fran-
cisco Jiménez; y los dos hermanos legos, Juan de Palos y Juan de
Córdoba, que acompañaron a fray Martín de Valencia, llegaron
a la ciudad de México el 23 de junio de 1524.20
Después de instalados21 organizaron Capítulo, en el cual
resultó electo Martín de Valencia, quien ostentaba dicho cargo
desde España. Él fue el primer custodio de la Provincia del
Santo Evangelio recién creada.

La época “dorada” de la evangelización


franciscana en México
Durante los primeros años de labor misionera, los franciscanos
tuvieron gran libertad para predicar la doctrina cristiana en la
Nueva España valiéndose de las facultades extremas otorgadas
por el papa, así como por la ausencia de otras órdenes religio-
sas en las tierras recién conquistadas; por ello, a partir de 1524
en que quedaron instalados los “doce primeros apóstoles fran-
ciscanos desta iglesia indiana”,22 comenzaron a fundar conven-
tos en dos regiones principales: el valle de México y la región
de Puebla, donde se encontraban grandes centros indígenas
de importancia capital, tanto política como religiosa.23

19
Vetancourt dice: “llegaron a la Isla de la Gomerá viernes a 4 de febrero […],
a Puerto Rico a 3 de marzo […], a Santo Domingo de la Isla Española miércoles
Santo a 23. […] y llegaron al puerto de San Juan de Ulua víspera de la vigilia de la
Pasqua de Espíritu Santo en 23 de mayo”, op. cit., t. 1, n. 2, p. 2. Aunque en general
se considera correcta la fecha de 13 o 14 de mayo de 1524, cf. Ricard, op. cit., p. 83.
20
Oroz et al., op. cit., p. 40.
21
No conozco pormenores acerca de la instalación de estos frailes; en general,
los cronistas de la época (Mendieta, Oroz, Torquemada, Vetancourt, Motolinía y
otros) hacen omisión de ello.
22
Epígrafe que se encuentra en diversos conventos franciscanos del siglo xVi
(Huexotzingo, Xochimilco). También puede verse una descripción de los frescos,
así como de otras pinturas encontradas en los antiguos conventos. Joaquín Montes
Bardo, Arte y espiritualidad franciscana en la Nueva España, siglo xvi, Jaén, Universi-
dad de Jaén, 2001, pp. 130-147.
23
Ricard, op. cit., p. 140.

54
Entre los conventos más sobresalientes de los primeros diez
años de evangelización se encuentran: San Francisco, en la ciu-
dad de México (1524); Tetzcoco (1524/1527); Tlaxcala (1524);
Huexotzingo, Puebla (1524); Cholula, Puebla (1526/1529); Te-
peapulco (1530): Toluca (1530); Tacuba (1535, o antes) y Xo-
chimilco (anterior a 1536).24
También se inició el avance de las misiones hacia Michoacán
y el norte del país; en 1526 llegaron a Tzintzuntzán, centro de
la capital tarasca y fundaron un convento; desde ahí se exten-
dió la evangelización hacia Uruapan, Pátzcuaro y Chapala.25
Hacía 1526 llegaron los primeros frailes dominicos, quie-
nes fueron recibidos en casa de los franciscanos; también eran
doce, aunque de éstos cinco murieron y cuatro regresaron a
España antes de un año. Sólo quedaron en estas tierras Do-
mingo de Betanzos, Gonzalo Lucero y Vicente de las Casas.
Hasta 1528 llegaron ocho frailes más para iniciar su misión en
el sureste de lo que hoy es México y la región de Guatemala.
Los dominicos se centraron principalmente en la evangeliza-
ción de las regiones mixteca y zapoteca, se especializaron en
tierras oaxaqueñas y mayas.
Los franciscanos, por su parte, recibían continuamente
colaboradores. En 1528 llegó a la capital fray Juan de Zumá-
rraga con el título de obispo electo y “protector de los in-
dios”; con él llegaron también fray Andrés de Olmos y fray
Juan de Alameda.
En 1529 regresó a México fray Antonio de Ciudad Rodri-
go, quien había viajado comisionado a España para pedir al
emperador que se aminoraran las cargas impuestas a los in-
dios, al mismo tiempo que buscaba frailes para predicar en
el Nuevo Mundo.26 Probablemente, habría traído a Jacobo de
Testera y a Bernardino de Sahagún en el mismo barco en que
regresaban a su tierra los indígenas que habían sido presen-
tados al emperador y que tenía a su cargo fray Antonio.27 A

24
Oroz et al., op. cit., pp. 46, 147, 131-133, 162, 166-167, 166, 136, 144, 99, 100,
respectivamente.
25
Ricard, op. cit., p. 141.
26
Mendieta, op. cit., p. 56.
27
León–Portilla, Bernardino de Sahagún, pionero de la antropología, p. 23.

55
esta remesa podemos sumar la de los frailes llegados en 1531,
donde destacan Miguel de las Garrobillas, Alonso Escalona y
Marcos de Niza. Después de estas fechas es muy difícil saber
quiénes fueron los nuevos evangelizadores pues entraron a la
Nueva España en grandes partidas.
A partir de la llegada del primer obispo y arzobispo de
México, fray Juan de Zumárraga, se da la llamada época “do-
rada” de la evangelización. Los grandes e importantes avances
en la conversión de los naturales se dieron en esos primeros
años, y fue durante ese periodo que se crearon valiosas institu-
ciones, donde no únicamente se fomentaba el fervor religioso,
sino que además se crearon instituciones de carácter social, es
el caso de escuelas y hospitales.
Aunque en realidad la primera escuela la formó fray Pe-
dro de Gante28 antes de la llegada de Zumárraga, fue el obis-
po quien le otorgó una importancia capital a las instituciones
educativas; por ello, no sólo creó escuelas para niños, como
las escuelas de Tlaxcala (1531), San Juan de Letrán y otras,29
sino que también creó escuelas para niñas, ya que el obispo se
había percatado de la situación de inferioridad que ocupaban
las niñas indígenas, por su condición de mujeres y estar al ser-
vicio de los conquistadores; para contrarrestar esta situación
puso en servicio una casa “para niñas indígenas” que funcionó
desde 1532 y tuvo su apogeo entre los años 1537 y 1538, donde
eran atendidas y cuidadas las niñas del pueblo.30
Durante este periodo se hizo traer la primera imprenta a
México31 y fue fundado el “Imperial Colegio de la Santa Cruz”,
en Santiago Tlatelolco, con todo el apoyo del obispo Zumárra-
ga y del virrey don Antonio de Mendoza.

28
Ricard, op. cit., p. 321.
29
Idem.
30
Guillermo Porras Muñoz, Personas y lugares de la Ciudad de México, siglo xvi, pp.
112, 114. Ricard, op. cit., pp. 324-325.
31
Generalmente se atribuye el crédito al virrey Antonio de Mendoza; sin em-
bargo, Zumárraga se preocupó tanto por establecer la imprenta que incluso donó
“la casa de las campanas” para que funcionara en este lugar la imprenta. Porras,
op. cit., p. 83.

56
Esta etapa de desarrollo religioso duraría hasta mediados
del siglo xVi. Posteriormente, se presentaron conf lictos entre
las órdenes religiosas, pues se puso en duda la eficacia de la
labor evangelizadora de los franciscanos,32 ya que si bien du-
rante la época de Zumárraga se hizo un notable esfuerzo por
imponer los sacramentos a un gran número de naturales, el
progreso de los frailes en su labor es aún muy discutido. En
el caso del bautismo, por ejemplo, fray Juan de Zumárraga
señalaba haber bautizado hacia 1531 a “más de un millón de
almas”,33 lo cual resulta exagerado, sobre todo si tomamos en
cuenta los temores de sus propios hermanos de religión, quie-
nes advertían que detrás de ese celo religioso los naturales es-
condían sus “antiguos ritos y costumbres”.34
Además, la llegada de los frailes agustinos hacia 1533, pro-
vocó disputas territoriales con los franciscanos, pues si bien
en principio su labor consistió en cubrir los espacios dejados
por las dos órdenes anteriores y en establecerse en terrenos
no ocupados, con el tiempo empezaron a disputar estableci-
mientos de mayor importancia, lo que a la postre ocasionó que
los franciscanos cedieran lugares de evangelización. La muerte
del arzobispo Zumárraga determinó el fin de la llamada época
dorada de la evangelización franciscana, pues las facultades ex-
tremas otorgadas por el Papa y el emperador fueron rebasadas
en la práctica.

Métodos y técnicas evangelizadoras y de enseñanza


empleados por los franciscanos en la Nueva España
Los frailes franciscanos llegados a estas tierras tuvieron como
principal misión evangelizar y catequizar a los indígenas; para
ellos, el descubrimiento representó la oportunidad de obtener
un gran número de almas35 para la religión católica. Por ello,
utilizaron todos los recursos a su alcance para lograr una evan-
32
Los problemas entre franciscanos y dominicos surgieron a partir de las for-
mas en que se otorgaba el sacramento del bautismo; sin embargo, parece que la
rivalidad de estas órdenes era política, véase Georges Baudot, La pugna franciscana
por México, 1989, p. 37-73.
33
Ricard, op. cit., p. 175.
34
Sahagún, op. cit., lib. x, “Relación del autor digna de ser notada”, t. 3. p. 162.
35
Torquemada, op. cit., lib. xV, cap. I, t. 3, pp. 1-4.

57
gelización rápida y efectiva. En este sentido es necesario tener
siempre presente que la labor educativa fue sólo un método uti-
lizado por los franciscanos para llevar a cabo la evangelización.

Técnicas de evangelización
Los misioneros franciscanos, en tanto que fueron los primeros
en llegar a estas tierras, se enfrentaron a varios problemas al
iniciar la evangelización de los pueblos mesoamericanos;36 en
primer lugar, se encontraron con la barrera de la lengua y los
antiguos ritos y costumbres. Por otro lado, tuvieron que com-
batir la imagen que los indígenas se habían formado de los
conquistadores españoles.
En cuanto al obstáculo que presentó el desconocimiento
de las lenguas de la región, los franciscanos practicaron di-
versos métodos para tratar de comunicarse y transmitir a los
indígenas los preceptos de la religión y del evangelio: usaron
señas, canto y música,37 representaciones pictóricas,38 cuadros
vivos y obrillas teatrales.39 Al mismo tiempo, emprendieron
el estudio y codificación de las lenguas más notables de la re-
gión mesoamericana y comenzaron a elaborar rudimentarios
vocabularios, así como artes y otras obras destinadas al cono-
cimiento de dichas lenguas.
La lengua a la cual se le prestó mayor atención fue al ná-
huatl, sin embargo, el conocimiento de ésta no fue suficiente
para resolver los problemas de transmisión del evangelio, ya
que se enfrentaron a otro conf licto: traducir los conceptos im-

36
Los franciscanos tenían la experiencia de la catequización realizada entre ju-
díos y musulmanes de Castilla a finales del siglo xV; antes habían llevado a cabo su
labor evangelizadora en China y extremo Oriente, en los siglos xiii y xiV; sin embar-
go, la evangelización de América era un fenómeno particular. Véase José Sánchez
Herrero, “Alfabetización y catequesis franciscana en América durante el siglo xVi”,
en Actas del Congreso Internacional sobre Franciscanos en el Nuevo Mundo, Madrid,
Deimos, 1988, pp. 590-648.
37
Ricard, op. cit., pp. 192-193.
38
Sahagún dice que se utilizaba este método ya que “esta gente [indígena] no te-
nía letras ni caracteres algunos, ni sabía leer ni escribir, comunicábanse por imáge-
nes y pinturas”, op. cit., lib. x, “Relación del autor digna de ser notada”, t. 3, p. 165.
39
Ricard menciona la anécdota de fray Luis de la Caldera, quien para repre-
sentar el sufrimiento que habrían de pasar en el infierno colocaba animales en una
caldera hirviente; incluso se dice que él mismo se colocó en esta situación. Ricard,
op. cit., p. 193.

58
portantes a la lengua vernácula o conservarlos en la lengua del
conquistador.40
De cualquier forma, cuando la lengua ya no era el obstácu-
lo más grave, los franciscanos se enfrentaron a la renuencia de
los indígenas para integrarse a la nueva religión. Por ello, los
frailes se encargaron de reunir a los habitantes —hombres y mu-
jeres— de una determinada región41 (generalmente lugares de
arraigada tradición política y religiosa),42 donde los indios de
cualquier edad recibían la educación religiosa; además, ordena-
ron que la asistencia al acto litúrgico fuera obligatoria, aunque
sólo los preceptos básicos fueran enseñados.43
En cuanto a los sacramentos, éstos se otorgaron al princi-
pio sin mayores requerimientos: la voluntad expresa del indíge-
na de participar en la religión católica y los conocimientos de
algunos de los preceptos primordiales de ésta.
El bautismo fue el sacramento en el cual hubo mayor em-
peño;44 le siguió en importancia el del matrimonio.45 En cuan-
to a los restantes, el de penitencia venció las dificultades de la
lengua y se administró desde 1526;46 la confirmación fue rara-
40
Los franciscanos enfrentaron dos posibilidades, por un lado, intentar traducir
los conceptos dogmáticos a la lengua de los conversos; por otro, conservar en su idio-
ma los conceptos fundamentales y hacerlos aprender con su significado y contenido
específico. Así, para la primera posibilidad era necesario conocer profundamente la
lengua indígena y el contexto histórico, y es que “al traducir se corría el riesgo que
las palabras conservaran parte de su antiguo contenido”; la otra posibilidad elimina-
ba este riesgo, pero conllevaba otro: podía hacer sentir a los indígenas que estos tér-
minos le eran algo muy lejano, que no les pertenecía. Ricard, op. cit., pp. 129-133.
41
El obispo Zumárraga fue uno de los mayores promotores del sistema de con-
gregaciones. La idea de construir conventos y congregaciones era tener reunidos a
los indios para poder evangelizarlos.
42
Ricard, op. cit., p. 140.
43
Torquemada, op. cit., lib. xV, cap. xiV, t. 3, p. 32.
44
Para que este sacramento fuera otorgado los indios necesitaban saber las
oraciones principales (per signum crucis, pater noster, ave María, los mandamientos
de la Ley de Dios y los mandamientos de la Iglesia, únicamente). Benavente, op.
cit., p. 38.
45
Este sacramento fue especialmente dificultoso, ya que los indígenas princi-
pales tenían varias esposas y con frecuencia no deseaban escoger a alguna. Sin
embargo, los misioneros intentaron hacer que escogieran a la primera como legí-
tima. Motolinía señala, además, que este sacramento se otorgó por primera vez en
Tetzcoco, poco después de su llegada, Benavente, op. cit., p. 146.
46
Para acceder a este sacramento, los indígenas representaban sus faltas en un
cuadernillo a través de dibujos; otras veces los frailes se ayudaban de intérpretes
para obtener la confesión previa al sacramento. Benavente, op. cit., p. 183.

59
mente otorgada;47 el sacramento eucarístico también fue otor-
gado, aunque no fue muy difundido;48 la forma de administrar
el sacramento de extremaunción, sin cumplir todos los ritos,
llevó a disensiones entre los frailes menores y la Orden de Pre-
dicadores;49 en cuanto al sacramento de orden sagrado nunca
fue otorgado a los indígenas.

MÉTODOS DE ENSEñANZA

Escuelas de primera enseñanza


Como se ha señalado, la educación de los indígenas fue una
forma de integrarlos a la religión católica; por ello, los frailes
se propusieron adoctrinar a los niños indígenas en escuelas de
primera enseñanza donde eran catequizados, al mismo tiempo
les enseñaban los rudimentos de la escritura, lectura y música,
e incluso principios de cálculo matemático. Este proceso edu-
cativo comenzó aun antes de que los doce franciscanos llega-
ran a México, ya que estando fray Pedro de Gante en Tetzcoco
comenzó por reunir a los hijos de los principales para catequi-
zarlos y enseñarles a leer, escribir, cantar y tañer instrumentos
musicales.50
Para esta primera enseñanza, los frailes adaptaron un es-
quema educativo parecido al que poseían los indígenas antes
de la conquista;51 de esta manera, establecieron dos categorías:
los niños de la clase baja —macehualtin— y los niños que per-

47
En principio, se señalaron facultades para que cualquier sacerdote pudiera
otorgarlo —en representación del obispo, si este se encontraba lejos—, pero sólo fray
Toribio de Benavente hizo uso de este privilegio, y eso fue antes de la llegada de
Zumárraga, Ricard, op. cit., p. 221.
48
Las razones por las cuales no se otorgaba muy a menudo este sacramento las
señala Motolinía, quien dice que a algunos religiosos no les parecía bien otorgar
este sacramento a los recién convertidos, mientras que algunos franciscanos esta-
ban dispuestos a otorgarlo, véase Motolinía, op, cit., p. 142.
49
Ricard, op. cit., pp. 221-222.
50
Oroz et al., op. cit., p. 57.
51
“A los principios, como hallamos que en su república antigua criaban a los
muchachos y a las muchachas en los templos, y allí los disciplinaban y enseñaban la
cultura de sus dioses, y a la sujeción de su república, tomamos aquel estilo de criar
a los muchachos en nuestras casas [...]”, Sahagún, op. cit., lib. x, “Relación del autor
digna de ser notada”, t. 3, p. 161.

60
tenecían al grupo dominante —pipiltin.52 Los primeros eran
reunidos cada mañana, después de misa, en el atrio de los tem-
plos y repartidos en diversos grupos conforme a su grado de
conocimiento del catecismo;53 su aprendizaje no sobrepasaba
las oraciones y los preceptos ya señalados. Al terminar su jor-
nada de estudio regresaban a sus casas para dedicarse a las
labores que les eran propias.
En cuanto al segundo grupo, su educación fue más esme-
rada. Estos niños vivían en “escuelas” anexas a los conventos
en calidad de internos y por la mañana y tarde tenían clases, en
ellas se enseñaba, al igual que a los otros niños, los fundamen-
tos de la religión. Pero a éstos se les instruía en los fundamentos
de lectura, escritura y gramática; además, como dijimos, se les
iniciaba en operaciones y cálculos matemáticos. Este tipo de
escuela llamada “primaria” llegó a ser parte integral de todo
convento franciscano; además, en algunos de estos conventos
se impartían enseñanzas técnicas y artísticas. Aquellas donde se
enseñó latín y gramática avanzada pueden considerarse escue-
las “secundarias”.54

Escuelas de artes y oficios


Los frailes, además, instituyeron escuelas de artes y oficio para los
indígenas; en ellas, desarrollaron técnicas de elaboración y fa-
bricación de objetos de tipo europeo. Estas escuelas tenían la
finalidad, por una parte, de proporcionar a los indios un ofi-
cio que les permitiera la subsistencia y, por otra parte, que la
práctica de los oficios manuales les impidiera caer en el ocio,
‘fuente de vicios y pecados’.
La primera escuela de este tipo fue el Colegio de San José
de los Naturales instituido por fray Pedro de Gante, el cual se
encontraba a espaldas de la primera iglesia de San Francisco;

52
“[...] porque como al tono de lo antiguo criábamos los hijos de los princi-
pales dentro de nuestra escuelas; allí los enseñábamos a leer y a escribir y cantar;
a los hijos de los plebeyos enseñábamos en el patio la doctrina cristiana”. Ibid.,
lib. x, cap. 27.
53
Ricard, op. cit., p. 185.
54
Según palabras de Lino Gómez Canedo, “Aspectos característicos de la acción
franciscana en América”, en Actas del Congreso Internacional sobre Franciscanos en el
Nuevo Mundo, p. 450.

61
en este centro educativo, aparte de las enseñanzas ordinarias,
fray Pedro procuró que los mozos grandecillos aprendieran
oficios como la cantería, zapatería, sastrería, herrería y otros
que con el tiempo llegaron a dominar;55 además, adaptaron las
artes refinadas y elaboradas de los españoles para llevarlas a la
práctica, creando técnicas manuales propias.56
Este centro educativo tuvo también el privilegio de ser pro-
bablemente el primero en donde se impartieron clases de gra-
mática y latinidad,57 con tan buenos resultados que para 1535
habría cerca de 50 niños indígenas conocedores de la lengua
latina;58 esto motivo a los religiosos franciscanos a pensar en
un centro educativo de mayores alcances; de ello, resultó la ins-
titución de un colegio para indígenas donde se profundizaría
en la enseñanza de estas materias.

EL COLEGIO DE TLATELOLCO

El Imperial Colegio de la Santa Cruz fue un colegio fundado


por franciscanos en la tercera década del siglo xVi. Se localizó
en el barrio de Santiago Tlatelolco, el cual se encontraba ha-
cia la parte norte, junto a la ciudad de México; este pueblo de
“indios” tenía gobernador y alcaldes y regimiento propios;59
en dicho lugar los franciscanos habían construido un monas-
terio —sobre las ruinas de un templo prehispánico de los tla-
telolcas—, el cual tenía la advocación del apóstol Santiago,60

55
Mendieta, op. cit., p. 40.
56
Para una descripción detallada de los oficios y la habilidad de los indios, véase
fray Toribio de Benavente Motolinía, Relaciones de la Nueva España,1994, pp. 137-144.
57
La fecha en la cual comenzaron a impartirse estas clases se desconoce, pero
parece que por lo menos desde 1533 se enseñaba gramática, siendo profesor fray
Arnaldo Bassacio, véase Jéronimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana, 1997,
t. 2, p. 78.
58
Osorio, La enseñanza del latín a los indios, p. xxi.
59
Joaquín García Icazbalceta, ed., Nueva colección de documentos para la historia de
México. Códice franciscano. Siglo xvi, 1889, t. 2, p. 8.
60
Parece que en un principio los franciscanos contaron con una pequeña vi-
vienda para dos personas, estrenada en 1527; posteriormente se habría construido
una iglesia de tres naves, antes de 1540; la tercer construcción —probablemente— se
comenzó a edificar en el año de 1573. Cf. Elisa Vargas Lugo, Claustro franciscano de
Tlatelolco, 1994, pp. 13-14.

62
y se encontraba “a un cuarto de legua del convento de San
Francisco de México”.61 En el patio de dicho monasterio (del
segundo monasterio) se edificó el Colegio de Tlatelolco.62
El Imperial Colegio de Santa Cruz fue la primera institu-
ción de nivel superior que se instauró en la Nueva España.
Oficialmente, fue inaugurado el 6 de enero de 1536, día de
la Epifanía. Este colegio se logró fundar gracias al interés del
virrey Antonio de Mendoza y del obispo Zumárraga.63
Para la fundación del colegio se realizó una procesión so-
lemne desde el Convento de San Francisco de México hasta el
Convento de Tlatelolco, en la cual participaron los hombres
prominentes de la época: el virrey, don Antonio de Mendoza, el
obispo de México, fray Juan de Zumárraga, el obispo de Santo
Domingo y ex presidente de la Real Audiencia, don Sebastián
Ramírez de Fuenleal, también los prominentes frailes francisca-
nos, los primeros estudiantes y con ellos “toda la ciudad”.64
Antes que la procesión comenzara su marcha predicó un
sermón el doctor Cervantes.65 Ya en el convento de Tlatelolco,
se realizó una misa cuyo sermón estuvo a cargo de fray Alonso
de Herrera, con la cual se inauguró oficialmente dicha institu-
ción. Posteriormente se realizó una comida —a costa del obispo
Zumárraga—66 en el refectorio del convento; en ella participa-
ron los distinguidos huéspedes. Durante esta comida se predi-
có otro sermón, a cargo de fray Pedro de Ribera, y con ello se
iniciaron formalmente los estudios de dicho colegio.67
El propósito de este colegio fue muy claro: que se recogie-
ran niños indígenas

61
Oroz et al., op. cit., p. 98. Jerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana,
t. 2, p. 78.
62
Icazbalceta, loc. cit., p. 70.
63
El mismo virrey Mendoza edificó a su costa el colegio y lo dotó de una renta.
Códice Mendieta, t. 1, pp. 241-250. Sahagún, op. cit., lib. x, “Relación del autor digna
de ser notada”, t. 3, p. 168.
64
Torquemada, op. cit., lib. xV, cap. xiV, t. 3, p. 113; Vetancourt, Quarta parte del
theatro, p. 68.
65
Según testimonios, el citado doctor Cervantes no es el ilustre Francisco Cer-
vantes de Salazar sino un personaje desconocido. Francisco Borgia Steck, El primer
colegio de América. Santa Cruz de Tlatelolco, 1944, p. 14.
66
Torquemada, op. cit., lib. xV, cap. xiV, t. 3, p. 113.
67
Vetancourt, Quarta parte del theatro, p. 68.

63
a los cuales se les enseñase gramática y otras ciencias, conforme a
su capacidad, con intento que estos indios, sabiendo latinidad y en-
tendiendo los misterios de la Sagrada Escritura, se arraigasen en
la fe más de veras y confirmasen en ella a los otros que no sabían
tanto, y ayudasen a los religiosos que no entendían bien la len-
gua, interpretando al pueblo en ella lo que les dijesen.68

Se ha dicho que el propósito del Colegio de Tlatelolco fue


formar un clero indígena;69 sin embargo, la posición siempre
fue clara: se requerían jóvenes indígenas que ayudaran a los
misioneros.70 Ahora bien, si aquel propósito se vio frustrado,
el colegio logró a cumplir otro objetivo: crear una clase ilustra-
da entre los indígenas.71
Los jóvenes llevados al colegio eran muchachos de entre
12 y 15 años; en un principio debieron ser jóvenes de la noble-
za, aun cuando entre ellos se filtraron macehualtin, este hecho
fue permitido por los frailes ya que se pretendía que además
fueran jóvenes de elevada capacidad intelectual.72 Estos niños
ya habían comenzado su aprendizaje en las parroquias de sus
respectivos pueblos y se habían formado bajo el nuevo régimen

68
Icazbalceta, Nueva colección de documentos para la historia de México, p. 70.
69
Así lo señalan diversos autores. Osorio dice que los frailes, inducidos por la
necesidad, examinaron la “posibilidad de que los hijos de los principales [...] ingre-
saran a la enseñanza superior e, incluso, accedieran al sacerdocio, con la mira de
servirse de ellos para explicar la doctrina en sus comunidades”. De la misma forma,
Rubial señala el interés de los franciscanos por crear un clero indígena. Antonio Ru-
bial García, La hermana pobreza, el franciscanismo, de la Edad Media a la evangelización
novohispana, 2000, p. 135.
Georges Baudot va más allá diciendo que “las metas del colegio eran inmensas
y exaltantes: la formación de un clero mexicano, codificación y actualización de las
reglas de una nueva y original sociedad aborigen, op. cit., p. 35.
70
La discusión sobre la posibilidad de que los indígenas ingresaran al sacer-
docio se diluyó durante los primeros años de la Conquista; ya fray Bernardino de
Sahagún señalaba la poca habilidad de los indios para la vida eclesiástica, e incluso
mencionaba cómo fueron retirados los hábitos a dos pequeños indígenas a quienes
se les dio el hábito franciscano (Sahagún, Historia general, lib. x, “Relación del autor
digna de ser notada”, t. 10, pp. 159-160). Además, esta pretensión se vio impedida
por problemas políticos entre los grupos religiosos. Ricard, op. cit., pp. 347-350,
417-421.
71
Borgia Steck, op. cit., pp. 18-19. Rubial, op. cit., p. 154.
72
Torquemada, op. cit., lib. xV, cap. xiV. t. 3, p. 113.

64
de la Conquista; se intentó darles una formación especializada,
tanto en lo religioso73 como en lo educativo.74
En el colegio se realizaron estudios de gramática, latini-
dad, retórica, lógica, filosofía y música.75 También se enseñó
la ciencia médica, aunque no por mucho tiempo.76 Se puso
énfasis en los estudios de gramática y “latinidad”, aun cuando
también se estudiaron artes e incluso se enseñó “parte de la
Teología escolástica”.77 Cabe destacar que, aunque no lo seña-
len los cronistas de la época, los estudiantes del colegio fueron
instruidos en derecho civil.78
El Colegio de Tlatelolco tuvo gran auge durante los diez
años posteriores a su fundación, es decir de 1536 a 1546.79 Sin
embargo, la oposición al colegio por parte de los españoles
llevó a los frailes a alejarse de dicha institución, aunque sin
abandonar el proyecto educativo.80 Éste quedó en manos de
73
En cuanto a los requisitos de ingreso al colegio se han mencionado detallada-
mente las características de los niños indios, como edad y desarrollo intelectual; sin
embargo, se ha pasado por alto cuáles fueron los requisitos en materia doctrinal,
por ejemplo, si debían ser hijos de matrimonio consagrado por la Iglesia, si debían
ser bautizados y confirmados.
74
La finalidad del colegio tuvo dos pretensiones: “primero, la educación in-
telectual y moral de quienes mostraran aptitudes e inclinaciones para la carrera
sacerdotal, y segundo la formación de una clase mejor ilustrada entre los indios
seglares”, Steck, op. cit., p. 18.
75
Vetancourt, op. cit., t. 2, n. 168, pp. 67-68.
76
Mendieta, Historia eclesiástica indiana, t. 2, p. 73.
77
Icazbalceta, Nueva Colección de Documentos para la Historia de México, p. 70.
78
Por alguna razón, ningún cronista de la época menciona los estudios de
derecho entre las materias impartidas a los indígenas; sin embargo, hay datos que
nos permiten llegar a esta conclusión: por una parte, los profesores que impartie-
ron clases en este centro educativo fueron ilustres doctores en derecho (como es el
caso de fray Juan Focher y fray Juan Gaona); por otra parte, se sabe que se pretendía
formar cuadros dirigentes indígenas que gobernaran sus provincias, como efectiva-
mente sucedió, para lo cual necesitaban educación jurídica. Además, se menciona a
un estudiante del colegio que cursó en Salamanca derecho civil y canónico, lo cual
permite suponer que llevaba las bases de dicha materia.
79
Sahagún, op. cit., lib. x, “Relación del autor digna de ser notada”, t. 3, p. 167.
80
Fray Bernardino y otros cronistas no mencionan las causas por las que aban-
donaron el colegio, sólo señalan la oposición que hicieron algunos españoles. Esta
oposición se debió en gran parte a que no se consideraba ni provechoso, ni útil
ni recomendable el hecho que los indígenas conocieran la lengua latina, porque,
por una parte, consideraban que los indígenas no tenían capacidad para aprender
dicha lengua y, por otra parte, se mencionaba que conocer la lengua sólo serviría
a quienes aspirarán al sacerdocio, siendo este oficio inalcanzable a los indígenas,
el conocer la lengua y con ella todos los secretos de la religión sólo serviría para
fomentar herejías. Sahagún, loc. cit.; Rubial, op. cit., p. 156; Osorio, op. cit., p. XL.

65
los propios estudiantes, pero se les retiró casi toda la ayuda
que antes había recibido.81 Posteriormente, bajo el gobierno
de los propios estudiantes, quienes formaron un reglamento,
eligieron rector, consejeros y profesores, funcionó durante casi
veinte años. Sin embargo, durante el régimen indígena el co-
legio no logró volver al esplendor antiguo, en parte porque
los encargados no lograron llevar una administración correc-
ta y por la gran controversia que causó este colegio, al cual
se opusieron los españoles. Más tarde, hacia 1572, el volvió a
funcionar bajo la custodia de los frailes;82 pero nunca, en los
años posteriores, recuperó la gloria de los primeros años, en
los cuales el Colegio de Tlatelolco se distinguió por los exce-
lentes profesores que allí impartieron clases y por los grandes
estudiantes que egresaron de dicha institución.
Durante varios años más el colegio sobrevivió gracias a la
ayuda que don Antonio de Mendoza había legado;83 pero en
realidad el proyecto franciscano concluyó desde mucho tiem-
po antes.
Aquel proyecto educativo nunca llegó a cumplirse cabal-
mente. Si bien el colegio cuenta con la gloria de haber forma-
do a los primeros indios latinistas en la Nueva España y en el
Nuevo Mundo, el propósito religioso de dicho instituto no se
cumplió, como tampoco pudo difundir la educación superior
a grupos amplios de indígenas.
En mi opinión, los franciscanos no fracasaron en su inten-
to educativo, fallaron en su intento por incluir socialmente a
los indígenas ya que los grupos de poder españoles se sintie-
ron amenazados ante la posibilidad de encontrarse con indios
cultos. Así, este proyecto dedicado a los indígenas no logró
realizarse debido a que no llegó a todos los estratos de la so-
81
Rubial, op. cit., p. 157.
82
Sahagún, loc. cit.
83
Don Antonio de Mendoza otorgó al colegio, en forma de donación no revoca-
ble “dos sitios de estancias de ganados mayores, que son en la dicha Nueva España
junto al río apaçeo [y] más dos mill ovejas mestizas e mill cabezas de vacas chicas
e grandes, e cien cabezas de yeguas chicas e grandes”, con la condición que esto
fuera para el colegio y, si éste desapareciera, la renta le sería dada al Hospital de
indios. Las copias certificadas donde se otorgaba esta renta fueron hechas en 1551
por orden de don Francisco de Mendoza, hijo del virrey. Códice Mendieta, Documen-
tos franciscanos siglos xvi y xvii, 1892, t. 2, pp. 244-245.

66
ciedad indígena, ya que el proyecto de educación superior sólo
se dirigió a la clase gobernante del antiguo régimen; y, sobre
todo, porque los jóvenes indígenas formados en el colegio no
tuvieron la capacidad para adaptar los conocimientos adqui-
ridos a sus comunidades, lo cual les restó el respaldo de ese
sector. Además, la nobleza indígena no permitió que las clases
bajas accedieran a los puestos elevados en el régimen colonial,
ellos se reservaron los puestos de mando, tanto en el colegio
como en las comunidades.
A pesar de esto, las pocas generaciones de indígenas edu-
cados en Tlatelolco desempeñaron un buen papel en la socie-
dad de la época, como se señalaba desde entonces, cuando se
manifestaba que:

Han aprovechado y aprovecha los indios que salen deste colegio


de enseñar en las escuelas de sus pueblos, en enseñar su lengua a
los frailes, en traducir e interpretar en ella las cosas eclesiásticas
que se vuelven el latín o romance, y así mismo sirven de intér-
pretes en los pueblos; y a la mayor parte de ellos, como a más
hábiles y suficientes, se suele encomendar los oficios de jueces y
gobernadores y otros cargos de la república.84

Por ello, se debe ponderar el papel central que el Colegio de


Tlatelolco desempeñó en la conservación del conocimiento de la
cultura indígena y en la creación de “una tradición histórica-
mente mexicana”.85

Profesores
La formación educativa de los colegiales tlatelolcas estuvo, en
principio, muy relacionada con la propia formación de los sa-
cerdotes franciscanos, muchos de los cuales estudiaron en las
mejores universidades europeas de su tiempo.
Entre los frailes de la Provincia del Santo Evangelio “había
muchos universitarios insignes y de gran preparación”,86 de
ellos podemos mencionar a Juan Tecto quien fuera maestro

84
Códice Mendieta, t. 1, p. 178.
85
David Brading, Orbe indiano: de la monarquía católica a la república criolla, 1492-
1867, 1993, p. 140.
86
Rubial, op. cit., p. 147.

67
de teología en la Universidad de París durante 14 años;87 Juan
Focher, doctor en leyes, cánones y teología, en la misma uni-
versidad,88 al igual que Juan de Gaona, quien fue “excelente
latino y retórico, razonable griego, muy acepto predicador y,
sobre todo, profundísimo teólogo”;89 en Salamanca estudiaron
Bernardino de Sahagún,90 Alonso de Herrera y Juan de San
Francisco;91 y, muy probablemente, Francisco Jiménez, quien
era doctor en derecho canónico.92 Además, a la Provincia de
San Pedro y San Pablo, en Michoacán, también llegaron frailes
ilustrados, como es el caso de Jacobo Daciano quien dominaba
las lenguas latina, griega y hebrea;93 y Maturino Gilberti quien
estudió artes y teología en la Universidad de Tolosa.94
Los primeros profesores del colegio fueron, además de
fray Arnaldo Bassacio, el primer profesor de latinidad, fray
Bernardino de Sahagún, que vivió en él durante los cuatro pri-
meros años, es decir, desde la fundación hasta finales de 1539
(posteriormente regresó entre 1544 y 1545,95 para instalarse
definitivamente en 1572), y fray Andrés de Olmos, que convi-
vió con Sahagún durante los primeros años. Fray Juan de Gao-
na (quien llegó a la Nueva España en 1538) y fray Juan Focher
fueron también profesores del colegio;96 además fue docente
en dicho lugar fray Francisco de Bustamante. Fray Maturino
Gilberti, a pesar de su predominante labor en Michoacán, tam-

87
Rubial, loc. cit.; Mendieta, Vidas franciscanas, pp. 34-35.
88
Mendieta, op. cit., p. 149.
89
Mendieta, op. cit., p. 163. Vetancourt, Menologio, p. 106.
90
Mendieta, op. cit., p. 121. Sobre la estancia de Sahagún en Salamanca, véase
León-Portilla, Bernardino de Sahagún, pp. 32-38.
91
Mendieta, Vidas franciscanas, p. 107.
92
Procedía de la provincia española de San Gabriel (Mendieta, Vidas francisca-
nas, p. 71), por ello es posible que estudiara en Salamanca.
93
Torquemada, op. cit., lib. xx, cap. liii, t. 3, pp. 502-503.
94
Rosa Lucas, “La grammatica Maturini: primera gramática latina de América”,
en The franciscan experience in the Americas, 2000; edición en español facilitada por
la doctora Lucas.
95
Bustamante García, op. cit., p. 47; León—Portilla, Bernardino de Sahagún, p. 93.
96
Fray Juan de Gaona también estudió en París, fue un “excelente latino, razo-
nable griego, muy acepto predicador, y sobre todo profundísimo teólogo”. Men-
dieta, Vidas franciscanas, p. 164. Fray Juan Focher fue doctor en leyes, cánones y
teología por la Universidad de París, a él se le reconoció como el máximo teólogo
de la Provincia del Santo Evangelio y era, además, un gran latinista. Mendieta, Vidas
franciscanas, pp. 149-150.

68
bién impartió clases en el Colegio de Tlatelolco.97

Estudiantes
La primera generación de estudiantes, es decir, aquellos que
iniciaron sus estudios con la fundación del colegio, fue aproxi-
madamente de 80 jóvenes, quienes vivían dentro del convento,
tenían su propio refectorio y tomaban clases ahí mismo.98
De todos los estudiantes que pasaron por el colegio sólo
nos quedan algunos nombres conservados por los frailes con
quienes trabajaron. También nos han llegado varias obras es-
critas por ellos, ya sea como amanuenses o traductores.99
Entre los colegiales trilingües destacan particularmente los
siguientes: Antonio Valeriano, vecino de Azcapotzalco. Fue un
colegial gramático, de los primeros estudiantes. Durante mu-
cho tiempo fue ayudante de fray Bernardino de Sahagún, quien
llegó a tener gran aprecio por este indígena; don Antonio cola-
boró con el fraile en la revisión de los manuscritos de la obra
conocida como Historia general.100 Además, ejerció la actividad
docente en el Colegio de Tlatelolco, fue rector y lector de dicha
institución, y también fungió como gobernador del “pueblo de
indios” por más de 30 años. Las referencias dejan claro su ta-
lento filológico, pues se le señala como uno de los mejores re-
tóricos y latinos que salieron del colegio. Fray Juan Bautista, de
quien también fue ayudante, dice que era “tan buen latino que
habla ex tempore (aun en los últimos años de su vejez) con tanta
propiedad y elegancia que parecía un Cicero o un Quintiliano”.
Murió en agosto de 1605.101
Alonso Vexarano, vecino de Cuauhtitlán. Fue un estudian-
te trilingüe que ayudó a fray Bernardino de Sahagún en la re-
dacción de los libros de su Historia general.102

97
Esto se deduce del prólogo a la Gramática Maturini, en donde señala que ésta
fue creada para los colegiales de Tlatelolco.
98
Para una referencia sobre la forma de vida de los estudiantes dentro del cole-
gio, véase Torquemada, op. cit., lib. xV, cap. xiV, t. 3, pp. 113-114.
99
Actualmente estoy realizando un “álbum paleográfico de copistas indí-
genas del siglo xVi”.
100
Sahagún, op. cit., “prólogo”, lib. ii, t. 1, p. 106.
101
Juan Bautista, Sermonario en lengua mexicana, 1606, p. 16.
102
Sahagún, op. cit., “prólogo”, lib. ii, t. 1, p. 106.

69
Martín Jacobita pertenecía al barrio de Santa Ana, en Tla-
telolco. Fue alumno del Colegio de Tlatelolco durante los años
que fray Bernardino fungió como profesor. Durante ese tiem-
po Martín fue un alumno muy aplicado y colaboró de forma
muy cercana con fray Bernardino en la revisión de los manus-
critos, aunque no fue amanuense; posteriormente formó parte
del cuerpo directivo y docente del colegio cuando éste quedó
en manos de los indígenas.103 Fue rector del colegio entre 1565
y 1570, y ejerció la función de lector en la misma institución,
actividades por las que recibió ayuda económica proveniente
del fondo dejado por don Antonio de Mendoza.104
Pablo Nazareo, natural de Xaltocan, era hijo de los gobernan-
tes xaltoquenses y yerno de Juan de Axayacatl —el hermano de
Moctezuma. Pablo Nazareo se formó en el colegio, donde poste-
riormente impartió clases; llegó a ser rector de dicha institución,
sin recibir pago por este cargo. Tradujo “los evangelios y las epís-
tolas que se leen en la iglesia en el transcurso de todo el año” y
otras obras del latín a su lengua materna. Además de su actividad
filológica, fue gobernador del pueblo de indios al que pertenecía.
Todos los datos aparecen en tres cartas que él envió al Príncipe.105
Diego Adriano,106 natural de Tlatelolco, del barrio de la
Concepción, fue muy gran latino y escribano de buena letra.
Ayudó a fray Bernardino en la composición de los manuscritos
más pulcros de la Historia general;107 además fue tan hábil en la
imprenta que aprendió a componer en cualquier lengua. Tradu-
cía de latín a náhuatl con mucha propiedad, y al parecer fue un
gran escribano de letra muy hermosa, Bautista dice de él que
“tenía tan buena elección y era tan acertado que traducía har-
tos cuadernos sin echar un sólo borrón ni enmendar cosa”.108

103
Sahagún, loc. cit.
104
Códice Mendieta, t. 2, p. 250-253.
105
Véase Osorio, op. cit., pp. 3-8.
106
Considero que el nombre correcto es Diego Adriano y no Diego de Grado,
como se menciona en la Historia general, ya que Diego de Grado fue un fraile, que
efectivamente vivió en el colegio en la época de Valeriano y Jacobita (Códice Mendie-
ta, pp. 244 y 249); sin embargo, Vetancourt y Juan Bautista nos han transmitido de
forma correcta el nombre del estudiante. Por otro lado, existe un Jacobo de Grado,
nombre de un fraile que aparece en el códice Badiano.
107
Sahagún, op. cit., “prólogo”, lib. ii, t. 1, p. 107.
108
Bautista, op. cit., “prólogo”.

70
Agustín de la Fuente, natural de Santiago Tlatelolco, fue
también maestro de este colegio. Dominaba las tres lenguas
y era muy versado en la lengua náhuatl, tanto en las formas
cultas como en el habla vulgar. Trabajó toda su vida para fray
Bernardino de Sahagún y ayudó a fray Pedro de Oroz. Fue uno
de los mejores escribanos, “el más elegante que se hallaba”, de
tan hermosa escritura que su letra parecía de imprenta, en la
cual también aprendió a componer.109 Ayudó también a fray
Juan Bautista en sus obras.110
Hernando de Ribas, natural de Tetzcoco, fue de los pri-
meros colegiales y llegó a ser excelente gramático trilingüe,
traducía de latín y español a náhuatl. Ayudó en la composición
del Vocabulario de Alonso de Molina, y en los Diálogos de la paz
y la tranquilidad del alma de fray Juan Gaona. Colaboró tam-
bién con fray Juan Bautista en su Vocabulario eclesiástico, en una
parte de las Vanidades de Estela, del Flos sanctorum, así como en
otras obras.111
Francisco Bautista de Contreras, natural de Cuernavaca,
gobernador de Xochimilco, ciudad de indios; era trilingüe
y especialista en componer cartas en lengua española. Ayu-
dó a fray Juan Bautista en el Flos sanctorum y Comptemptus
mundi.112
Pedro de Gante, natural de Tlatelolco y homónimo del
fraile, uno de los más antiguos “maestros” del Colegio de Tla-
telolco. Murió en 1605.113
Entre los ayudantes de Sahagún destacan: Juan Bernardo
(o Berardo), natural de Huexotzingo, se formó como latinista
en el colegio y llegó a fungir como ayudante de fray Juan Bau-
tista, quien señala el año de su muerte en 1594.114 Bonifacio
Maximiliano, vecino de Tlatelolco del barrio de San Martín,
fue un hábil escribano trilingüe, ayudó a fray Bernardino de
Sahagún a sacar en limpio parte de su obra.115 Mateo Seve-
109
Vetancourt, Menologio, p. 141.
110
Bautista, op. cit., “prólogo”.
111
Idem.
112
Idem.
113
Idem.
114
Ibidem.
115
Sahagún, op. cit., “prólogo”, lib. ii, t. 1, p. 107.

71
rino, vecino de Xochimilco, fue uno de los amanuenses que
colaboraron con fray Bernardino en la composición de sus
obras. Andrés Leonardo, colegial experto en las tres lenguas,
ayudó a fray Bernardino en la compilación de los Coloquios.116
Esteban Bravo, natural de Tetzcoco, traducía del latín y espa-
ñol al náhuatl.
Además, se conoce a Juan Badiano, quien cobró fama por
la obra que tradujo del náhuatl al latín, en 1552.117

El latín en el Colegio de Tlatelolco


Una de las materias principales que se impartió en el colegio
fue la gramática latina. La importancia de dominar esa lengua
era decisiva en varios aspectos ya que conociéndola se podía
acceder a todo el legado cultural europeo y adentrarse en los
secretos de la religión. Además, casi todas las materias de co-
nocimiento empleaban esta lengua; así, la literatura, los tra-
tados jurídicos e incluso el intercambio epistolar se hacían en
latín. Además, como se ha visto, saber latín era fundamental
para cualquier persona que deseara abrazar la vida religiosa.
Los colegiales tlatelolcas tuvieron conocimiento del latín,
desde la lectura y comprensión de textos hasta cierto dominio
a nivel literario, como señala fray Bernardino cuando dice que
llegaron a componer versos heroicos.118
Para llegar a este dominio de la lengua, los estudiantes
contaron con herramientas didácticas como los textos regis-
trados por el Códice de Tlatelolco;119 entre ellos tenemos clási-
cos como Catulo, Catón —a quien habría traducido al náhuatl
Antonio Valeriano—120 Marcial, Plinio, Séneca, Vitrubio, Quin-
tiliano, Terencio, Cicerón, Salustio, Virgilio, Horacio, Tito Li-
vio, Marco Antonio y Ovidio. Las obras de los griegos que
estudiaron fueron los Elementos de Geometría de Euclides, Plu-
tarco y Aristóteles, tal vez en latín, y a Esopo, de quien incluso
existe una traducción al náhuatl.
116
Osorio, op. cit., p. xxxViii.
117
Más adelante se hará referencia a esta obra, el Libellus de medicinalibus
indorum herbis.
118
Sahagún, op. cit., lib. x, “Relación del autor digna de ser notada”, t. 3. p. 165.
119
Códice Mendieta, pp. 255-257.
120
Juan Bautista, op. cit., “prólogo”

72
En cuanto a la tradición medieval conocieron las obras de
san Agustín, el Repertorio general de teología de Gabriel Biel, las
Epístolas de san Pablo, las Epístolas de Mantuano, las Epístolas
de san Jerónimo, la Vita Cristiae de Cartujano, el Comptemptus
Mundi de Jasón, la Cosmografía de Campón, la Lógica de Sili-
ceo, e incluso a Erasmo, prohibido por la Iglesia.
También tuvieron libros de filosofía natural, dialéctica fi-
losófica, Proxinasmata de lógica; un libro llamado la Destrucción
de Troya y la Historia imperial, en romance, Silva de varia lección,
también en romance, un Manual espiritual y Biblias.
En cuanto a los textos de enseñanza de la lengua latina y
castellana contaron con las obras de Nebrija, las Introductiones
latinae y los vocabularios, además estudiaron las Elegantiae lin-
guae latinae de Lorenzo della Valla, el Universal vocabulario de
Alonso Fernández de Palencia, el Vocabulario eclesiástico, inclu-
so artes con comentario de la obras de Nebrija y, desde luego,
el Vocabulario de Ambrosio Calepino;121 igualmente contaron
con herramientas medievales, como el Despauterio de Latini-
dad, el Catholicon, el Liber derivationem, la Gramática de Marti-
niano.122

Testimonios latinos provenientes


del Colegio de Tlatelolco
Entre los pocos testimonios conservados de este latín, pode-
mos destacar los siguientes: Libellus de medicinalibus indorum
herbis: compuesto por el médico indígena Martín de la Cruz e
interpretado y escrito en latín por Juan Badiano en 1552. Es
un “librillo” dedicado a don Francisco de Mendoza —hijo de
don Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva España—
un año más tarde de la entrega que don Francisco hizo de la
donación que su padre había otorgado al Colegio de Tlatelolco
antes de partir al Perú.
El Libellus es un compendio de herbolaria y botánica in-
dígena que indica remedios contra cierto tipo de malestares
somáticos; se enfoca principalmente al estudio de las plantas

121
Osorio, Floresta, p. 27.
122
Códice Mendieta, p. 255 y 256.

73
y sus aplicaciones para las dolencias humanas. En cuanto a la
efectividad de las recetas dadas por don Martín de la Cruz es
preciso hacer una profunda ref lexión, puesto que muchas de
ellas parecen movidas por la superstición y la charlatanería.
Estilísticamente se trata de un documento muy valioso por
varias razones: en primer lugar, es la primera obra de este gé-
nero que conocemos en México y América, el cual transmite
directamente los conocimientos de botánica y herbolaria na-
huas; en segundo lugar, permite apreciar las particularidades
lingüísticas de un indígena que escribe en lengua latina, ya
que es uno de los pocos testimonios conservados del contacto
lingüístico latino—náhuatl, donde se aprecian características si-
milares a otros documentos. Además, es un claro testimonio de
la supremacía de esas dos lenguas en el Colegio de Tlatelolco.
Destaca el dominio de la lengua latina por parte del es-
cribano, muy probablemente el intérprete. El latín empleado
en el documento es un latín correcto y culto. En cuanto al es-
tilo del amanuense, se aprecia un gran dominio de la lengua
y conocedor del sistema de abreviaturas latino; morfológica y
sintácticamente es correcto, aunque el latín utilizado no puede
llamarse “clásico” a causa de la simplificación oracional, los
giros del ablativo absoluto son muy recurrentes y otras particu-
laridades. En cuanto a la transcripción fonológica del náhuatl,
es correcta y clásica.
La Carta de Antonio Valeriano. Como se ha dicho, Anto-
nio Valeriano fue uno de los mejores latinistas formados en
Tlatelolco. Fray Juan Bautista, en el prólogo a su Sermonario,
transcribió el fragmento de una carta escrita por Valeriano, en
la cual se advierte la elegancia de la lengua latina:

Hic litterarum gerulus, id vestram paternitatem portat, id quod


mihi traducendum iusisti. Nescis profectus an in traductione
eius sim felix. Multa quippe in eo sunt pregnantia, vt ne sciam
in quem sensum meliorem uerti debeant. Si quid est erratum
parcas obsecro. Et tuam grauem censuram adhibeas: et his lit-
teris tam male formatis simul et ignoscas, illiture enim videntur
parus, quam littere nec mirum vestre paternitati videatur manus
nos, iam vacillant: oculi caligant, et aureas accluse. Iterum atque

74
iterum parcas Deus optimus maximus longeuam tue paternitati
vitam concedant. De Mexico. Tui amantissimus etsi indignus An-
tonius Valerianus Hec ille.123

Este fragmento muestra un latín sobrio y conveniente al


género epistolar; junto al modelo clásico (enim videntur; iterum
atque iterum) se observan formas no clásicas (de México; litte-
rarum; tam male), aunque en general se puede hablar de una
estructura apegada al modelo clásico. Sintácticamente, tam-
bién sigue el molde clásico, aunque tal vez por la brevedad del
fragmento no se puedan apreciar largos periodos oracionales
subordinados.
En conjunto, la carta ref leja madurez en la lengua latina,
dominio sobre el léxico y f luidez en la escritura.
Las Cartas de Pablo Nazareo de Xaltocan al emperador. De
los testimonios que existen en lengua latina, encontramos tres
cartas de Pablo Nazareo de Xaltocan a Felipe II; este manuscri-
to, estudiado por don Ignacio Osorio, nos muestra la destre-
za alcanzada por los indígenas al componer en lengua latina.
Es también una muestra de cuán útil podía resultar el co-
nocimiento del latín para los indígenas puesto que les permitía
dirigirse a los gobernantes españoles para hacer llegar sus que-
jas sin necesidad de un intérprete español.
Como resultado del contacto cultural y lingüístico pode-
mos apreciar dos particularidades en dicha carta: en primer
lugar, resalta la intrincada forma de salutación al rey, la cual
resulta un discurso muy elaborado y complicado, propio de los
indígenas;124 en segundo lugar, se puede observar la latiniza-
ción de vocablos nahuas dentro del texto, como en el caso de
los antropónimos y topónimos.125 Ésta es una mezcla frecuente
123
Juan Bautista, op. cit., “prólogo”. Empleo para la presentación de este origi-
nal los mismos criterios utilizados para la edición del Vocabulario trilingüe.
124
Este fenómeno se puede apreciar en toda su magnitud si se compara con otra
carta de petición al príncipe, la cual fue escrita en náhuatl. Véase Miguel León-Por-
tilla “La autonomía indígena: carta al príncipe Felipe de los principales de México
en 1554”, en Estudios de Cultura Náhuatl, núm. 32, 2000, pp. 235-256.
125
Así, el propio nombre de Pablo Nazareo se presenta de forma latinizada: Pau-
lus Nazareus Xaltocanus; también el nombre de su suegro fue latinizado y presentado
como Ioannes de Axayaca, germanus de Moteucçuma, eiusque sobrinus dominus Fernandus
Quauhtemocçin, qui tunc erat Rex mexicanorum. En cuanto a los topónimos en la mayo-

75
en los escritos de los indígenas trilingües, aunque en las Cartas
de Pablo Nazareo se observa el mismo fenómeno que en el Có-
dice Cruz—Badiano: la ausencia de elementos (vocablos, frases,
usos sintácticos) propios del español.
Existen datos de dos Gramáticas de la lengua latina, que si
bien no fueron creadas por indígenas en el Colegio de Tlate-
lolco, si están relacionadas con él.
La Gramática Maturini —Tractado omnium fereque— de fray
Maturino Gilberti es una obra de 1559 compuesta para los
indios colegiales de Tlatelolco. Ésta es la primera Gramática
de lengua latina escrita en la Nueva España y en América.
Ésta, también, es la primera obra impresa por Antonio de
Espinosa; así como la primera obra compuesta para alumnos
de la Nueva España y la primera gramática de latín publicada
en este continente.
La descripción de un cronista, Juan de San Antonio, seña-
la que esta obra era “Arte y vocabulario para uso de los indios
gramáticos, en lengua latina”; sin embargo, hasta ahora no
se conoce que algún vocabulario haya acompañado a dicha
gramática.
La Gramática Maturini (en 4to. de folio, letra romana, 168
folios) está conformada por siete partes: la primera trata las
partes de la oración; la segunda, las concordancias; la tercera,
la declinación y los supinos; la cuarta, el régimen de los casos;
la quinta, la cantidad y acentuación; la sexta habla del ornato
de la lengua; y la séptima versa sobre ejercicios de lengua latina
y uso elegante de adverbios, preposiciones y conjunciones.
La primera parte de la Gramática sigue la división en cinco
libros de la segunda edición de las Introductiones latinae, en
general sigue el modelo de Nebrija, aunque también retoma
moldes clásicos, como Donato, Prisciano y Peroto.
Esta Gramática de lengua latina estuvo dedicada a los co-
legiales de Tlatelolco, como se señala en varias partes de ella.
Sin embargo, cabe destacar que la fecha de impresión no co-
rresponde con la época de auge del colegio por ello, se ha

ría de los casos escoge una forma híbrida: Chalco, Chiconquiyauhco, Totolapan, Xiuhte-
pec, Tlachco, Yacapichtlan, Xilotepec. Véase Osorio, op. cit., pp. 2, 5, 7, 22.

76
supuesto que no fue utilizada en el colegio en la forma que la
conocemos.126
También conocemos, aunque sólo por referencias, otra gra-
mática latina, se trata del Arte de la lengua latina de Pedro Juan
Antonio, joven indígena que perteneció al Colegio de Tlatelolco
y en 1568 fue enviado a estudiar a la Universidad de Salamanca,
donde cursó derecho civil y canónico. La publicación de dicha
Gramática habría sido en Barcelona en 1574.127

Importancia de la labor educativa franciscana


en la Nueva España
Como se ha visto a lo largo del capítulo, la orden franciscana
fue la encargada de evangelizar las tierras americanas e intentó
llevar a la sociedad indígena una formación religiosa perdura-
ble; para ello, los frailes se vieron precisados a impartir edu-
cación a la población infantil, la capa moldeable. Además, se
intentó crear una institución educativa de formación superior
destinada a las clases nobles indígenas: el Colegio de Tlatelol-
co, que tenía el propósito de preparar a jóvenes indígenas para
ayudar a los sacerdotes en la vida religiosa; incluso formarlos
para que ellos fungieran como administradores y gobernado-
res en la República de indios. Sin embargo, el propósito nunca
se cumplió cabalmente dada la oposición de los conquistado-
res al sentir amenazado el régimen colonial.
Empero, dicha institución permitió la creación de una clase
ilustrada indígena, y con ello la primera generación de clasicis-
tas en México.

126
Agradezco a la doctora Rosa Lucas por los artículos enviados, gracias a los
cuales pude hacer este breve análisis, aun cuando yo poseo el microfilm de dicha Gra-
mática, el cual es copia facilitada por la Biblioteca Jonh Carter Brown.
127
Pedro Juan Antonio, Arte de la lengua latina, Barcelona, 1574, apud. Borgia
Steck, op. cit., p. 52. De esta gramática no hay ejemplares conocidos; sin embargo,
actualmente realizo la búsqueda de un ejemplar de este Arte, con miras a su posible
edición y estudio críticos.

77
importancia de la obra nebrisense
en la eVangelización
de la nueVa españa

LENGUAS MESOAMERICANAS
Y CONTACTO LINGüÍSTICO

En la época anterior a la Conquista, Mesoamérica se caracte-


rizó por tener una gran diversidad lingüística y por la frag-
mentación de unidades sociopolíticas de pequeña extensión
que coexistieron junto a los grandes Estados, entre los cuales
hubo diversos grupos caracterizados por rasgos comunes en-
tre sí.1 La complejidad lingüística de la región mexicana fue
una de las más grandes del mundo, ya que no sólo hubo un
gran número de idiomas, sino que existió una gran cantidad
de familias lingüísticas.2
Este panorama lingüístico dificultó, al principio de la Co-

1
Utilizo la nomenclatura usual que se ha propuesto como herramienta meto-
dológica para “delimitar y caracterizar grandes áreas culturales identificables en el
complejo panorama del México antiguo: Mesoamérica, Aridamérica y Oasisaméri-
ca”. Mesoamérica fue el área de mayor complejidad, así como la más poblada. Entre
los rasgos comunes están: utilización de variadas técnicas de producción agrícola;
obras hidráulicas de diversa índole; técnicas agrícolas parecidas donde sobresalía el
cultivo de maíz, calabaza. Véase Pablo Escalante, “Mesoamérica, Aridamérica y Oasi-
samérica”, en Linda Manzanilla et al., (eds.), Atlas histórico de Mesoamérica, pp. 11-13.
2
Entre las familias lingüísticas de la región mesoamericana una de las más im-
portantes fue la yuto-nahua, que comprendía varios idiomas del occidente y el ná-
huatl, con sus dialectos pipil y nicarao, hablados en Centroamérica. La familia ma-
yense comprendía al maya de Yucatán, huaxteco, hoy tének, formando junto con las
lenguas totonaca, mixe y zoque de la región ístmica, el tronco llamado macromayen-
se. La familia otomangue estaba formada por el otomí, mazahua y matlatzinca, rela-
cionada con las lenguas de la región de Oaxaca, principalmente el zapoteco y mix-
teco, dando lugar al tronco macrootomangue. Además de estos destacaba la lengua
purépecha de los tarascos, la cual aparentemente no está relacionada con ninguna
otra lengua de Mesoamérica. Pedro Carrasco, “Cultura y sociedad en el México an-
tiguo”, en Historia general de México, versión 2000, 2001, p. 156. Un esquema detalla-
do de la composición lingüística de la región mexicana se encuentra en el apéndice.

79
lonia, una labor efectiva de evangelización; sin embargo, los
frailes se apoyaron en la lengua náhuatl que llegó a ser consi-
derada lengua general o lingua franca.
Los primeros contactos de tipo lingüístico se produjeron
desde antes que Cortés entrara al territorio de Yucatán, cuan-
do capturaron a dos indios, Julián y Melchor, que aprendie-
ron castellano y fungieron como intérpretes del capitán.3 Más
tarde, encontró a Jerónimo de Aguilar, conquistador español,
que había pasado varios años viviendo entre los mayas de
aquella región a consecuencia de un naufragio ocurrido en
1511, y quien había llegado a dominar la lengua de los indí-
genas.4 Además, contó con doña Marina o Malintzin, quien
fue entregada a Cortés cuando éste pasaba por Tabasco, esta
mujer dominaba las lenguas náhuatl y maya; los dos perso-
najes fungieron como intérpretes del capitán.5 Estos prime-
ros contactos lingüísticos se produjeron por la necesidad de
comunicación y no fueron sistemáticos, ya que la comunica-
ción era más que nada, necesaria “para las continuas relacio-
nes que exigían los requerimientos, las intrigas y las negocia-
ciones durante la guerra; y después los servicios que daban
los naturales, las peticiones de víveres”.6
Sin embargo, fue sólo hasta que los frailes franciscanos
llegaron a Nueva España que comenzó el estudio sistemático
de las lenguas autóctonas, ya que el conocimiento profundo de
las lenguas vernáculas era necesario para la conversión efec-
tiva de los naturales, no sólo para predicar y oficiar los ritos
sino para hacer cumplir los sacramentos, como en el caso de la
confesión, que es exigida por la religión católica.
Por motivos prácticos se inició con el estudio de la len-
gua náhuatl, ya que, en primer lugar, los frailes llegados antes
de los “doce primeros”, es decir, los tres f lamencos, se habían
instalado en Tetzcoco donde se hablaba el náhuatl; además,
desde los primeros tiempos se comprendió que la estructura
3
Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España,
1984, capítulos ii, xi, xxV, t. 1, pp. 71, 94, 127.
4
Ibid., cap. xxix, t. 1, pp. 134-136.
5
Ascensión H. de León-Portilla, Tepuztlahcuilolli: impresos en náhuatl, 1988, t.
1, p. 5.
6
Joaquín García Icazbalceta, Bibliografía mexicana del siglo xvi, p. 287.

80
morfológica y sintáctica de la lengua náhuatl podía estudiarse
a través de las pautas lingüísticas conocidas, ya que esta lengua
siempre fue considerada una lengua “verdadera”.7 De esta for-
ma, al arribar a dicha ciudad los doce primeros franciscanos
se les hizo patente la necesidad de estudiar la lengua náhuatl
y comenzar con ella la labor de evangelización,8 aunque se en-
tendió que éste era sólo el primer paso para llegar a aprender
lenguas de otras regiones de importancia en Mesoamérica.9
Fue entonces cuando se emprendió el estudio serio y sistemá-
tico de las lenguas autóctonas.
La forma en que los frailes comenzaron el estudio de esta
lengua fue sencilla y eficiente a la vez. Torquemada relata cómo
los frailes se acercaban a los niños y entre juegos anotaban las
palabras que les parecían importantes.10
Para esto, los frailes intentaron adaptar los sonidos de la
lengua al alfabeto latino y con el tiempo llegaron a establecer
códigos para la transcripción de la lengua.11 De esta manera se

7
Jorge A. Suárez, Las lenguas indígenas de Mesoamérica, 1995, p. 27.
8
La llegada de los tres primeros franciscanos resulta muy importante en este
aspecto, ya que notaron cuán importante era saber la lengua de los indígenas, como
lo relata Mendieta, quien dice que “cuando llegaron los doce apostólicos varones
[...] preguntaron a este padre fray Juan de Tecto y a sus compañeros, qué era lo que
hacían y qué entendían. A lo cual fray Juan de Tecto respondió: ‘Aprendemos la
teología que de todo punto ignoró san Agustín’, llamando teología a la lengua de
los indios, y dándoles a entender el provecho grande que de saber la lengua de los
naturales se había de sacar”. Mendieta, Vidas franciscana, p. 34.
9
La lengua náhuatl era hablada en la región de Tenochtitlan y más allá del Alti-
plano Central, no sólo en los Estados sometidos o aliados, sino también en regiones
como Tlaxcala, Cholula y Huexotzingo; además, se hablaba también en algunas
partes de Jalisco, Colima, Nayarit, Zacatecas y Sinaloa, e incluso hasta Nicaragua.
Ricard, op. cit., p. 89.
10
Torquemada, op. cit., lib. xV, cap. xiV, t. 3, p. 32.
11
Hay que señalar que el proceso de transcripción de las lenguas implicaba tres
niveles lingüísticos: fonético, fonológico y gráfico; además, agrupaba varios siste-
mas: el de la lengua y escritura de los conquistados, y el de los españoles, el cual a su
vez comprendía el hispano y el latino. Ésta fue una tarea nada fácil para los evangeli-
zadores, ya que “esta lengua, como la mayoría de las del Nuevo Orbe, es radicalmen-
te diferente a las indoeuropeas, las únicas hasta entonces estudiadas. Para los misio-
neros, el náhuatl, tipológicamente polisintética, constituía un verdadero reto. Era
la primera lengua que aparecía a los ojos de los europeos dotada de una naturaleza
gramatical desconocida, en las que las palabras se incorporan para formar estruc-
turas que son en sí mismas frases. En este proceso de incorporación sufren muchas
veces cambios morfofonémicos que dificultan la comprensión”, Ascensión H. de
León-Portilla, “Introducción”, en Obras clásicas sobre la lengua náhuatl, Serie ix, vol. 8.

81
realizó “el paso de la escritura pictoglífica a la alfabética [...] Se
logró también reducir los fonemas a una grafía fácil, tomando
como punto de partida el español, el latín y en menor medida
el griego y el árabe”.12
Así, con el propósito de realizar una evangelización efec-
tiva, los frailes acometieron el estudio cuidadoso y profundo
de las lenguas indígenas, porque como lo señala Ascensión
H. de León Portilla “la codificación gramatical y léxica de las
lenguas del Nuevo Mundo estuvo movida por una utopía de
la fe, por el anhelo de construir una nueva Cristiandad”, para
esto era indispensable “aprender la palabra de aquellos a los
que se necesitaba evangelizar”. Por ello, “desde muy pronto,
los misioneros convertidos en lingüistas comenzaron a elabo-
rar apuntes gramaticales de las principales lenguas de Meso-
américa y del Mundo Andino”; y así “poco a poco, los apuntes
fueron haciéndose grandes y cuajaron en gramáticas y vocabu-
larios”.13
Esto, además de hacer perdurar testimonios filológicos de
las culturas amerindias, permitió “el surgimiento de toda una
literatura en náhuatl, que señaló la conversión de una tradi-
ción oral a la forma escrita, por medio de la cual la élite abori-
gen trató de mantener, sino de extender su identidad cultural
y social”.14
Pero la transcripción no era el único problema al que se en-
frentaron los evangelizadores, sino que al intentar traducir los
conceptos de la religión católica, los frailes se vieron ante la dis-
yuntiva de traducir los conceptos cristianos a la lengua náhuatl
o de conservar en su idioma aquellos conceptos. Durante los pri-
meros años se optó por mantener en español o en latín los
nombres y conceptos de la religión, que de otra manera habría
sido necesario traducir a la lengua de los naturales sin tener
un conocimiento profundo de la carga histórica y del contexto
“pagano” que pudieran conservar dichas palabras.15 De ello,
12
Ascensión H. de León-Portilla, “De la palabra hablada a la palabra escrita”, en
Estudios de Cultura Náhuatl, vol. 27, 1997, p. 217.
13
Ascensión H. de León-Portilla, “Introducción”, en Obras clásicas sobre la lengua
náhuatl.
14
Brading, op. cit., pp. 137-138.
15
Ricard, op. cit., pp. 129-133.

82
surgió la necesidad de profundizar en el estudio de la cultura
y la lengua náhuatl.

INFLUENCIA NEBRISENSE EN LAS OBRAS


SOBRE LENGUAS INDÍGENAS DE AMÉRICA

Para la realización de las obras en lenguas indígenas, los frailes


que escribieron gramáticas tomaron como modelo a Nebrija. En
cuanto a los vocabularios, éstos siguieron en principio el Vocabulario
hispano-latino; con el tiempo, éste fue modificado de tal forma
que la lexicografía indígena llegó a tener su propia fisonomía.
Se utilizaron las obras de Nebrija debido a que éstas fue-
ron las primeras en describir la lengua española a partir del
modelo latino y por ello eran el prototipo más próximo que
tenían los frailes para acercarse a lenguas totalmente desco-
nocidas. Por otro lado, Nebrija había organizado sistemática
y funcionalmente la lengua española, con lo cual ahorraba
un enorme trabajo a los misioneros que estaban ocupados en
otros menesteres. Cabe recordar que Nebrija había realizado
un esfuerzo por simplificar las complicadas reglas de la gra-
mática que se usaban hasta entonces, lo cual había conseguido
con gran éxito.
Todos ellos fueron los motivos por los cuales el modelo de
Nebrija predominó a la hora de elaborar las artes y los voca-
bularios de lenguas nativas, como lo señala Ascensión H. de
León-Portilla:

Para la conquista de la lengua los primeros gramáticos y lexicó-


grafos contaron, como ya se ha dicho, con la mística, transforma-
da en impulso incontenible de aprendizaje. Y desde luego tuvie-
ron a la mano dos buenas herramientas de trabajo: por una parte
las Introductiones latinae, la gramática publicada por Elio Antonio
de Nebrija en Salamanca en 1482, de la cual surgió diez años
después la famosa Gramática castellana; por la otra, el Vocabulario
de romance en latín, 1495, de este mismo autor, obra pionera
también en la lexicografía moderna.
Así como Nebrija partió del latín para cimentar la gramática
del romance, estos misioneros partieron de Nebrija para cimentar
el estudio de las nuevas lenguas amerindias. No se equivocaron

83
al elegir los escritos de Antonio quien había abierto la primera y
mejor senda en los estudios gramaticales. Mérito grande de ellos
es que supieron hacer suya la modernidad lingüística nebrisense
con salvedades y adaptaciones”.16

Bajo este panorama se crearon obras en lenguas indígenas


que cubrían dos rubros: gramaticales y doctrinales.17

Obras gramaticales y diccionarios


en lengua náhuatl
Las primeras obras elaboradas por frailes fueron unos inci-
pientes vocabularios y gramáticas que se escribieron “como he-
rramienta práctica para aprender la lengua”.18 El primer inten-
to por poner en Arte la lengua náhuatl lo realizó fray Francisco
Jiménez, quien habría compuesto hacia 1528 un rudimentario
Arte y vocabulario de la lengua mexica, el cual sería apenas un
esbozo gramatical y un intento por acercarse a dicha lengua;
fray Francisco fue encargado de examinar las obras escritas en
lengua náhuatl hasta 1537, año de su muerte.19
Alonso Rangel estudió la lengua mexicana y fue el primero
en aprender la lengua otomí. Compuso un Arte del náhuatl, el
cual era “un Arte muy perfecto, y sirvió muchos años a los que
la aprendieron”;20 estas obras debieron ser anteriores a 1548,
año en que murió fray Alonso.
Fray Juan Focher, el excelente teólogo, escribió primor-
dialmente en latín, pero también compuso un Arte de la lengua
mexicana.21 Fray Juan de Ayora22 elaboró un Arte y Diccionario

16
Ibidem.
17
Gran parte de las obras doctrinales se basaron en fuentes medievales, algu-
nas, como la de Zumárraga, tomaron como modelo a Erasmo. En este capítulo sólo
me ocuparé de las obras lingüísticas.
18
Suárez, op. cit., p. 26.
19
Mendieta, Vidas franciscanas, p. 72.
20
Ibid., p. 117.
21
Fragmentos en latín se encuentran en la obra de fray Juan Bautista. Además,
existe un manuscrito de sus obras en una biblioteca de Estados Unidos, a la cual he
solicitado copia de ese material con miras a un estudio sobre Focher. El Arte de la
lengua mexicana está perdido, pero lo cita Mendieta. Ibid., p. 150.
22
Fray Juan de Ayora, quien pasó de Nueva España a Filipinas en 1572 y redactó
tratados en lenguas indígenas, no es el mismo que fray Juan de Aora, de los tres
primeros evangelizadores flamencos que murió en Tetzcoco en 1524. Las biografías
de ambos frailes están en Vetancourt, Menologio, pp. 75 y 82.

84
de la lengua mexicana y un Vocabulario español mexicano.23
Las primeras obras gramaticales impresas en lengua ná-
huatl24 se deben a fray Alonso de Molina: el Vocabulario de
la lengua náhuatl editado en 1555, y reeditado en 1571 junto
al Vocabulario en náhuatl–español, y la Gramática de la lengua
Mexicana de 1571.
Fray Alonso de Herrera compuso un Arte de la lengua mexi-
cana y castellana, impreso por Pedro Ocharte en 1571; reimpre-
so en 1575.25

Obras gramaticales y diccionarios


en otras lenguas indígenas
Entre las obras que podemos mencionar sobre lenguas indí-
genas mesoamericanas están las obras de fray Alonso Rengel,
quien escribió el Arte (y Doctrina) en lengua otomí.26 Fray Juan
de Ayora compuso un Arte y Diccionario de la lengua purépe-
cha.27 En esta lengua de Michoacán también sobresalieron fray
Juan de San Miguel y Maturino Gilberti, quien elaboró un Vo-
cabulario y una Gramática.
Fray Juan de Ribas habría escrito hacia 1542 un Arte y Dic-
cionario de la lengua matlatzinca y un Arte para aprender las len-
guas mexicana y matlatzinca, además de doctrinas y sermones
en dichas lenguas. Fray Francisco Toral creó el Arte y Vocabula-
rio (también Sermones y Doctrina Cristiana) en lengua totonaca.
Fray Andrés de Castro hizo un Arte de la lengua Matlatzin-
ca. Fray Andrés de Olmos, experto en lengua náhuatl, también
escribió un Arte y Vocabulario de la lengua totonaca; Arte y Vo-
cabulario en lengua huasteca (además, sermones, catecismo y
confesionario). Fray Pedro Palacio también conoció el otomí
y redactó un Arte en esta lengua.
De estas obras, la mayor parte se encuentran perdidas o
fueron destruidas.
23
Ricard, op. cit., p. 426.
24
El primer libro impreso en la Nueva España fue un catecismo bilingüe en
español y náhuatl, en 1539.
25
Sobre este trabajo no hay datos ni en Torquemada ni en Vetancourt; sin em-
bargo, lo cita Ricard, op. cit., p. 423.
26
Mendieta, Vidas franciscanas, p. 117.
27
Ricard, op. cit., p. 426.

85
Rasgos característicos de las gramáticas en lenguas indígenas
El trabajo de los frailes con las lenguas indígenas tuvo como
principal objetivo la descripción de éstas y la concentración
de información general acerca de ellas. Para la descripción de
los idiomas indígenas y las lenguas mesoamericanas se utiliza-
ron los paradigmas gramaticales propuestos por Nebrija; por
ello, en ocasiones “la lengua indígena ha sido forzada a tomar
formas latinas”.28 Sin embargo, con el paso de los años se es-
tructuraron según las necesidades morfológicas y sintácticas
de cada lengua.
En general, las gramáticas amerindias adaptaron la estruc-
tura de las Introductiones latinae de Nebrija, haciendo cambios
como los que señala Ascensión Hernández: ruptura del esque-
ma nebrisense uniendo morfología y sintaxis y la reducción a
tres de los cuatro primeros libros de las Introductiones; supre-
sión del “quinto libro, —que Nebrija dedicó a la prosodia— al
considerar que la fonética del mexicano no requería dema-
siadas disertaciones”, y el tratamiento de la morfología, en
especial del sustantivo, el cual es estudiado desde su propia
estructura “y no desde el contexto de las declinaciones lati-
nas”, y del pronombre. El sistema verbal también fue estudia-
do profundamente.29

Gramáticas
El primer testimonio conservado de una gramática indígena
es el Arte de la lengua mexicana de fray Andrés de Olmos, ma-
nuscrito fechado en 1547.30
La primera parte trata acerca de los nombres y pronom-
bres; la segunda sobre los verbos y la conjugación, y la tercera
sobre las partes indeclinables y la ortografía.
Fray Andrés refiere que sigue a Nebrija porque en el Arte
de la lengua latina es él quien ha encontrado el mejor orden,
pero comenta que adaptó esa obra a las necesidades de la len-
gua que está tratando.

28
Suárez, op. cit., p. 23.
29
Ascensión H. de León-Portilla, “Introducción”, en Obras clásicas sobre la lengua
náhuatl.
30
Sobre esta gramática Vid, Tellez, 2009, Memoria dea-ucm.

86
La ortografía del manuscrito es irregular. Entre las carac-
terísticas del manuscrito de Madrid tenemos la cuidadosa cali-
grafía, con rasgos góticos pero simplificada; el uso de abrevia-
turas comunes para la lengua española.
El uso de la lengua española no es sistemático y presenta
confusiones estructurales: división interna en palabras; apego
a la tradición ortográfica clásica (v. gr. substantivos, quando,
adjectivos, etc.); variación vocálica entre o y u; además omisio-
nes (v. gr. galina [fol. 42v]).
En cuanto a la lengua náhuatl aún no existen reglas orto-
gráficas, lo cual se nota en el uso indistinto de la grafía tz y tç;
existe un rasgo particular tanto en lengua náhuatl como en
español, el uso de un diacrítico sobre la vocal i, aun cuando
este símbolo no señale el sonido fuerte de la sílaba. Todas estas
particularidades son imputables al copista.
La primera gramática del náhuatl impresa en la Nueva Es-
paña fue el Arte de la lengua mexicana de fray Alonso de Mo-
lina, impresa por Pedro Ocharte en 1571. Contiene: Epístola
nuncupatoria, Prólogo, dos libros de gramática. La primer
parte está dividida en ocho capítulos, el primero trata sobre las
partes de la oración; el segundo, los pronombres; el tercero,
de los verbos; el cuarto, del participio; el quinto, del adverbio;
el sexto, de las preposiciones; el séptimo, de las conjunciones,
y el octavo de las interjecciones; la segunda parte está dividida
en diez capítulos: del primero al séptimo se tratan las particu-
laridades del verbo; el octavo, de algunas cuestiones sintácti-
cas de la oración; el noveno, del acento y pronunciación, el
décimo presenta las conclusiones de la lengua en una “breve
platica acerca de las cosas dichas enestas dos partes del arte de
la lengua mexicana”.31
En la gramática de Molina se puede observar la inf luencia
de las obras anteriores; en especial, retoma algunas observa-
ciones ya descritas por fray Andrés de Olmos en su Arte de
la lengua mexicana. Esta inf luencia se aprecia desde el Prólo-
go de la obra de Molina, donde señala que la lengua náhuatl
“carece de seys letras, que son: b, d, f, g, r, s”; lo cual en Ol-

31
Alonso de Molina, Arte de la lengua mexicana, 1571.

87
mos aparece así: “es de saber que en esta lengua les faltavan
algunas letras delas que nosotros tenemos en nuestro abece;
porque en ninguna dicion que sea propia desu lengua se ha-
llaran pronunciadas; ni aora las tienen sino es en diciones que
de nuestro romance o del latin an tomado, y las letras que les
faltan son las siguientes: b, d, f, g, r, s, u consonantes”. Moli-
na precisa que “los varones no vsan de v consonante, aunque
las mujeres mexicanas solamente la vsen”, tal como lo anotaba
Olmos: “en otras provincias no tienen v consonante y las mu-
geres mexicanas y tezcucanas la pronuncian”.
En cuanto a las vocales, Molina describe los cinco sonidos
de la lengua mexicana, que son como los de la lengua latina y
castellana, pero como Olmos, señala que “puesto caso que los
naturales hagan poca diferencia entre la o y la v, por quanto
vsan de la vna como de la otra indiferentemente”, en palabras
de Olmos “y es de notar que entre estas dos vocales o u hazen
muy poca differencia”.32
Lo mismo sucede al explicar que la lengua náhuatl no tie-
ne las sílabas ja, lla, ña; lo cual ya había dicho Olmos. Sobre el
uso de la grafía ll en náhuatl, ambos aclaran que se pronuncia
como en latín y no como en español.
Ortográficamente, Molina desarrolla la grafía tz: “esta len-
gua tiene una letra hebrayca que es tsade. La qual se ha de
escreuir con t y s, o con t y z”.33
Aunque Molina tiene muy claras las diferencias morfoló-
gicas entre la lengua náhuatl y la latina, en muchos casos hace
comparaciones con la declinación de la lengua latina.
La obra de Molina presenta ya todas las características for-
males de la lengua náhuatl; para ello, el fraile tuvo que adaptar
las normas de la gramática clásica a las necesidades de una
lengua que conocía excelentemente, aun cuando él no era ha-
blante nativo de esta lengua.

Vocabularios
Entre las obras lexicográficas conocidas de la lengua náhuatl

32
Olmos, op. cit., fol. 96r.
33
Molina, Arte de la lengua mexicana, fol. 5r.

88
existen dos testimonios tempranos que presentan rasgos mor-
fológicos, semánticos y lexicológicos, así como características
caligráficas y ortográficas que permiten apreciar la formación
de los léxicos en la Nueva España. Estos testimonios son el Vo-
cabulario trilingüe en español, latín y náhuatl, y un Vocabulario
castellano-mexicano, atribuido a fray Andrés de Olmos. Este
último se conserva junto a una copia de la Gramática, también
atribuida a fray Andrés.34
El primer Vocabulario de la lengua náhuatl impreso en
México, también corresponde a fray Alonso de Molina, el Voca-
bulario de la lengua mexicana, que se imprimió en casa de Juan
Pablos en el año de 1555.
Este léxico fue elaborado a partir de las entradas del Voca-
bulario en romance de Elio Antonio Nebrija y fue adaptado a
las necesidades de la lengua mexica.35 Entre los cambios que
fray Alonso de Molina realizó podemos citar los siguientes: en
primer lugar, ajusta la lengua castellana al uso de la época y el
lugar en que se encuentra. Por ello, elimina palabras que Ne-
brija había utilizado; en segundo lugar, acomoda las entradas
mediante un sistemático uso del alfabeto latino; en cuanto a
la ortografía, utilizó indistintamente las reglas propuestas por
Nebrija, combinándolas con usos no nebrisenses; así, en el or-
den de las entradas siguió las reglas del léxico nebrisense (v.
gr. erencia, huego, ombre) pero en el interior no sigue estas
normas (v. gr. herencia, hombre).
En cuanto a sus propuestas en lengua náhuatl, Molina re-
gistró en su “Prólogo al lector” las normas que siguió para
crear su Vocabulario. El primer aviso advierte que “en este Vo-
cabulario se ponen algunos romances que en nuestro caste-
llano no quadran ni se usan mucho”, lo cual hace “por dar a
entender mejor la propiedad de la lengua de los indios”. El
segundo aviso señala que en náhuatl se prefirieron los voca-
blos de la región central, es decir, de México y Tetzcoco, por
ser donde mejor se habla la lengua. El tercero señala que el
enunciado verbal se hace por la primera persona del singular

34
Olmos, Arte de la lengua mexicana y Vocabulario, 1985.
35
Véase Apéndice.

89
en presente de indicativo, si ésta no existe se hará por la terce-
ra persona, aunque en romance, dice, sigue a Nebrija al poner
los verbos en infinitivo. El cuarto advierte de la división que
hará entre la raíz verbal y los prefijos o pronombres. El quinto
trata sobre los sinónimos registrados. El sexto hace referencia
al orden alfabético seguido en el Vocabulario. El séptimo aviso
trata sobre la vacilación vocálica entre o/u. El octavo es acerca
del uso de palabras hispanas en composición náhuatl, para in-
dicar la falta de vocablos en lengua mexica. El noveno trata de
las partículas sin significado que al unirse con una raíz verbal
toman significado. El décimo versa sobre particularidades ver-
bales. El décimo primero remite al apéndice de la numeración
mexica. El décimo segundo es una advertencia “antes de la
cuenta se pondran algunos vocablos que no se pusieron en su
lugar, los quales se me ofrecieron despues de la impresión”. El
aviso décimo tercero señala implícitamente que el Vocabulario
fue compuesto a partir de reglas latinas, por lo cual “algunos
de estos avisos no entenderan los que no saben latin, porque
van fundados sobre el Arte dela gramatica; pero pónense por-
que a los que la entienden les sea luz para saber bien vsar delos
verbos, y delo que dellos se deriua y sale”.36
El Vocabulario en lengua castellana/mexicana y Vocabulario en
lengua mexicana/castellana de fray Alonso de Molina, elaborado
en casa del segundo impresor de la Nueva España, Antonio
de Espinosa, apareció en 1571. Este Vocabulario es una nueva
redacción del Vocabulario de 1555, con más entradas en espa-
ñol y con una segunda parte que contiene la declaración de la
lengua mexicana en castellano.
Comienza con una epístola nuncupatoria al virrey don
Martín Enríquez; a ésta sigue el “Prologo al lector”, en el cual
Molina señala la necesidad de tener una obra que ayude a los
evangelizadores a llevar a cabo su labor; en este prólogo reto-
ma los avisos antes descritos.
El Vocabulario de 1571 es una ampliación del Vocabulario
de 1555, al cual le añadió entradas en español que, por lo ge-
neral, son palabras derivadas de las ya existentes en el dic-

36
Molina, Vocabulario en lengua mexicana y castellana, 1555.

90
cionario anterior. En cuanto a la traducción náhuatl, también
amplió el registro de ellas; pocas veces cambió un vocablo ná-
huatl que hubiera registrado en el otro Vocabulario, en general
retomó las traducciones y amplió el caudal léxico.
La composición de la segunda parte es más compleja ya que
las entradas están en náhuatl. En esta parte comienza siguiendo
el orden del abece latino, pero omite las consonantes que no se
utilizan en lengua náhuatl. Con gran visión, Molina optó por
no seguir el esquema de Nebrija del orden alfabético, como en
el caso de las consonante c/ç. En este caso acomoda las pala-
bras según el orden que él considera más lógico: ça ce ci ço çu.
En cuanto a los verbos, los registra según inicio de la raíz verbal,
posponiendo la partícula personal. Este Vocabulario contiene
también las palabras compuestas con elementos hispanos.
Todos los elementos de esta segunda edición del Voca-
bulario muestran una gran madurez y dominio de la lengua
náhuatl, así como la comprensión de los fenómenos que ocu-
rrían a la lengua española al pasar a la indígena. Por tanto, este
Vocabulario tiene dos características novedosas: la adaptación
de la lengua española a las necesidades de la lengua indígena
y la comprensión profunda de la lengua náhuatl. Este Vocabu-
lario muestra, además, gran regularidad en los usos gráficos,
en el proceso de composición de los vocablos y en el uso de
afijos y de marcadores verbales; en cuanto a la corresponden-
cia semántica de una palabra, el lexicógrafo atiende el sentido
estricto de una palabra, pero anota también usos pragmáticos
de la lengua. Estas características le han valido hasta ahora ser
el mejor vocabulario de la lengua náhuatl.37
El Vocabulario de la lengua de Michoacán de fray Maturino
Gilberti apareció cinco años después de la primera impresión
del Vocabulario castellano-mexicano de fray Alonso de Molina, en
casa de Antonio de Espinosa en 1559,38 y es una adaptación de
dicho Vocabulario a la lengua purépecha.39
37
Molina, Vocabulario en lengua castellana /mexicana y mexicana/castellana [Méxi-
co, Pedro Ocharte, 1571], 2001.
38
Fray Maturino Gilberti, Vocabulario en lengua de Mechoacan [México, Juan Pa-
blos Bressano, 1559], 1990.
39
Véase apéndice comparativo entre el Vocabulario de Molina de 1555 y el Voca-
bulario en lengua de Michoacán, de Gilberti.

91
Esta obra es ya parte de la lexicografía en lenguas indíge-
nas que retoma el modelo de Molina. La mayoría de las entra-
das en español corresponden a dicho Vocabulario. Sin embar-
go, para la parte purépecha–hispana, fray Maturino creó sus
propias normas de selección y ordenación de los vocablos.
En esta obra se aprecia el mismo fenómeno ortográfico
que en la obra de Molina, la mezcla de la norma etimologizante
con la norma nebrisense. En cuanto al orden de las entradas,
éste corresponde al orden alfabético propuesto por Nebrija.
En este caso, la inf luencia del humanista es indirecta, ya que
había pasado por el filtro de Molina.
El Vocabulario trilingüe español, mexicano, otomí, manus-
crito40 atribuido a fray Alonso Urbano también pertenece a las
obras de tradición nebrisense indirecta ya que es adaptación
de la obra de Molina;41 el texto conocido es probablemente
una copia cuidadosa y en limpio de un vocabulario glosado.42
Este vocabulario parte de la tradición plurilingüe del siglo
xVi, en el cual era necesario tener intérpretes que conocieran
más de una lengua indígena y fue creado para el uso de estos
hablantes. Desconocemos más detalles sobre su función, pero
es claro que no fue elaborado así por desconocimiento o in-
genuidad del traductor, como dice el editor de dicha obra.43
40
Américain núm. 8, de la Biblioteca Nacional de París: 422 fols., recto y verso,
numeración de la época, 23 cm., a una tinta, encabezados, sin rúbricas, a una co-
lumna, reclamos, datación de 1605, encuadernado con el Arte Breve de la Lengua
Otomí. Alonso Urbano, Arte breve de la lengua otomí y Vocabulario trilingüe, 1990.
41
Según mi cotejo, se puede mostrar que este trilingüe es muy parecido al Voca-
bulario de Molina, pero es un texto que contiene variaciones, tanto en las entradas
como en la traducción náhuatl (de las dos ediciones conocidas), por lo que puedo
suponer que se trata de una obra adaptada, o en caso de que fuera una copia exac-
ta, como lo afirma el editor de esta obra, René Acuña, ésta sería tal vez, copia de la
edición del Vocabulario hispano-náhuatl de Alonso de Molina, impreso por Pedro
Balli, ca. 1570. Sobre esta edición, véase Román Zulaica Gárate, Los franciscanos y la
imprenta en México en el siglo xvi. México, iib-unam, 1991, p. 92.
42
Este vocabulario, a diferencia del trilingüe español-latino-náhuatl, es una co-
pia unitaria, no hay en él espacios en blanco y hay pocas notas marginales, que son
posiblemente de otra mano; parece haber sido copiado en limpio de un manuscrito
glosado.
43
Acuña señala que el manuscrito parte de un diccionario glosado por el propio
Urbano, que al pasar a manos de “un copista anónimo” de la lengua otomí, fue
modificado y enriquecido, pero que “el copista de 1605, docto en su lengua pero
ingenuo en otros aspectos, no comprendió, es que podía omitir las columnas de
mexicano” explicando así la creación de este Vocabulario trilingüe, op. cit., p. xxxi.

92
Rasgos de la influencia nebrisense
Durante los primeros años de conquista y evangelización, los
frailes tomaron como modelo las obras de Nebrija para tradu-
cir las lenguas indígenas —por desconocimiento de la morfolo-
gía de éstas—, pero pronto se percataron de las peculiaridades
de los nuevos idiomas y casi de inmediato fijaron criterios bá-
sicos para la transcripción de las lenguas indígenas.
Las obras en lenguas indígenas, elaboradas después de 1555,
tomaron como modelo a Molina. Esto es comprensible si se toma
en cuenta que, por una parte, fray Alonso tuvo la fortuna de ver
impreso su Vocabulario desde mitad de siglo y que, como hemos
visto, las normas que propuso en su Vocabulario resultaron muy
pertinentes; por otra parte, los frailes no eran lingüistas dedica-
dos a elaborar gramáticas ni vocabularios, por ello es razonable
pensar que se adaptarían a las normas de Molina.
En este sentido son paradigmáticos los textos descritos.
Por un lado, el Vocabulario trilingüe hispano–latino–náhuatl
—del cual nos ocuparemos ampliamente en el siguiente capí-
tulo—, es una copia exacta del Vocabulario de Nebrija. Por su
parte, los Vocabularios de Molina muestran la adaptación de las
normas nebrisenses a las necesidades de la lengua náhuatl. Y,
por último, tanto el Vocabulario de Gilberti como el Vocabula-
rio trilingüe en castellano–náhuatl–otomí conservan parte de
la tradición nebrisense transmitida por Molina. Por ello, pode-
mos decir que el modelo de Vocabulario elaborado por Nebrija
marcó todo el siglo xVi y que todavía le debemos a Antonio
de Nebrija el haber contribuido al estudio de las lenguas del
Nuevo Mundo.

93
edición parcial del manuscrito

CARACTERÍSTICAS DE LA EDICIóN

El análisis del Vocabulario trilingüe exige la revisión cuidadosa y


profunda de la estructura de la obra de acuerdo con las carac-
terísticas formales, y sobre todo de las particularidades lingüís-
ticas, ya que esto marca la pauta para comprender cuestiones
sobre autoría, fecha de composición y finalidad, entre otras.
La mejor manera de acercarse al manuscrito es, desde luego,
la edición de este texto; sin embargo, editar todo el Vocabulario
no era posible. De esta forma, se optó por realizar la selección
de un corpus semánticamente definido que se edita como una
primera hipótesis de trabajo.
La selección del corpus jurídico-administrativo1 se elaboró
tomando en cuenta que este aspecto es representativo de la
cultura latina y medieval y que la inf luencia del derecho roma-
no ha sido decisiva hasta nuestros días. Además, se pretendía
la formación de un corpus léxico sin intencionalidad religiosa,
porque estos vocablos nos permiten tener una visión amplia
sobre la forma de glosar algunos términos generales según las
características lingüísticas y estructurales que el glosador esta-
bleció. Se había planteado el estudio de un corpus de términos
doctrinales, religiosos y dogmáticos, sin embargo, priorizamos
el aspecto lexicológico del documento.2

1
Quiero agradecer a Pablita Téllez que realizó la primera selección de términos
en el Vocabulario trilingüe.
2
En este tiempo no conocía el término de “esfera semántica” que me hubiera
gustado aplicar.

95
Criterios de edición3
La presente edición es una edición crítica singular que preten-
de respetar todas las características del documento original.
El propósito de dicha decisión se basa en la necesidad de
contar con textos filológicos que permitan ampliar el panorama
lingüístico,4 tanto del latín como del náhuatl. Consideramos que
las particularidades del texto permiten apreciar características
fonéticas, morfológicas, semánticas y léxicas de estas lenguas.
Por esta razón se respeta el usus scribendi del amanuense,
aun en los casos que ésta pueda considerarse una lección erró-
nea, por ejemplo, donde emplea consonantes labiales, dentales
y velares oclusivas sordas confundiéndolas con sonoras o vice-
versa, v. gr., combilator, cuya lección correcta es compilator; ti-
neros, por dineros; sagomano que debe ser sacomano.
He procedido a la emendatio en contados loci critici, sólo
para hacer comprensibles los vocablos que carecen de sentido,
pero en todos los casos los he anotado en el aparato crítico que
va a pie de página.
Se respetó en todos los casos el uso de las grafías del ma-
nuscrito, como la c y ç en las tres lenguas; la doble ss en latín;
y el uso de la grafía q ante vocal fuerte en español; asimismo,
se respetó el uso de las grafías u/i con valor consonántico, así
como v/j con valor vocálico.
Puntuación: he unificado la puntuación del documento,
utilizando punto alto entre cada lengua, coma para marcar
la desinencia en latín y punto entre cada vocablo distinto en
náhuatl.
Separación de palabras: las palabras que presentaban cor-
tes o separación incorrecta se unieron, aunque se anotó en el
aparato crítico; solamente respeté la separación de los sufijos
3
La presente edición sigue las normas de edición establecidas en los Documentos
lingüísticos de la Nueva España, 1994 con algunos cambios, dado que esta edición se
realiza para tres lenguas.
4
Concepción Company ha señalado la necesidad de contar con una “infraes-
tructura filológica sistemática” con la cual se pueda realizar el estudio lingüístico
detallado del español americano. Por nuestra parte, consideramos que era necesa-
rio tomar como base la metodología ecdótica propuesta por dicha lingüista, ya que
el método seguido por ella parte de arduas reflexiones metodológicas, así como de
la experiencia práctica al editar documentos coloniales, aun cuando nuestro propó-
sito esté encaminado a las lenguas latina y náhuatl.

96
adverbiales y de los pronombres personales enclíticos. Las pa-
labras que no representen síncopa común en el uso lingüístico
de la época (v. gr. deste, della) fueron separadas, anotándose
también a pie de página la lección del original. Se respetó tam-
bién el cambio de línea, utilizando el signo / para marcar el
cambio de renglón.
Mayúsculas y minúsculas: se ha modernizado y regulado el
uso de las mayúsculas y minúsculas que, en general, no presen-
tan problemas en el documento. Se utiliza mayúscula en cada
entrada hispana y se conserva el uso de minúsculas en el resto
del documento, excepto en nombres propios.
Acentuación: he optado por no acentuar ninguna palabra
en español, pero se conserva el acento en cada glosa del docu-
mento, cuando ésta se encuentra en el original.
Abreviaturas: las abreviaturas del documento fueron des-
atadas utilizando para ello letra cursiva. Para el símbolo espe-
cial t empleado por el copista en lengua náhuatl, se optó por
reemplazarlo por la sílaba tz, anotándolo en cursivas.

Aparatos críticos
La edición presenta a pie de página, tres aparatos diferentes:
El primero contiene los loci critici en los cuales el editor
procedió a enmendar el manuscrito, en este aparato se en-
cuentran las lecciones del original. Las referencias de nota de
este aparato se señalan con número romano.
El segundo aparato de variantes sirve para comparar el
texto del Vocabulario trilingüe con las dos ediciones del Vocabu-
lario hispano-latino de Nebrija. Las referencias de nota se seña-
lan en este aparato crítico con letra, según el orden alfabético.
El tercer aparato de variantes se utiliza para comparar las
glosas nahuas con los Vocabularios de Alonso de Molina. Las re-
ferencias de nota en este aparato crítico se señalan con números
arábigos.

Fuentes utilizadas en esta edición


T Ms. Ayer 1478. “Dictonarium ex hisniensi en latinum
sermonem, interpete Aelio Antonio Neprissen” [ca.
1540].

97
N1 Antonio de Nebrija, Vocabulario español-latino [Sala-
manca, ca. 1495], edición facsimilar de la Real Acade-
mia Española, Madrid, Castalia, 1989.
N2 Antonio de Nebrija, Vocabulario de romance en latín [Se-
villa, en casa de Johannes Varela, 1516], edición de
Gerald MacDonal, Madrid, Castalia, 1973.
M1 Alonso de Molina, Vocabulario en lengua castellana y
mexicana, México, Juan Pablos, 1555.
M2 Alonso de Molina, Vocabulario en lengua castellana /
mexicana
M3 Alonso de Molina, Vocabulario en lengua mexicana/
castellana. [México, Pedro Ocharte, 1571], edición fac-
similar Biblioteca Porrúa de Historia, núm. 44, Méxi-
co, Porrúa, 2001.
B Bernardino Biondelli, Glosarum azteco-latinum et lati-
no-aztecum, Mediolani, apud Valentiner et Mues, 1869.

Abreviaturas utilizadas en esta edición


a. corr. ante correctionem antes de corregir
ab. abest falta
add. addidit añadido
cancell. cancellavit suprimido
del. delevit borrado
dubit. dubitanter en duda
e.corr. ex correctione despúes de corrección
ego el editor
ego em. ego emendavi yo corregí
ego prop. ego proposui yo propongo
em. emendavit corregido
mg. in margine en el margen
ms. codex manuscriptus códice manuscrito
n.l. non legitur no se lee
om. omisit se omite
p.c. post correctionem después de corrección
rest. restituit restituido
s.l. supra lineam sobre la línea
trans. transposuit transposición

98
Signos empleados
Letra cursiva: desata abreviaturas.

Signo / : señala cambio de párrafo en el original.

Signo \ : señala cambio de entrada en los vocabularios confrontados.

Paréntesis angular < >: utilizo este signo para marcar los lugares
del manuscrito que fueron tachados o borrados por el co-
pista, dentro de ellos se anota el tipo de corrección hecha
por el amanuense
Doble paréntesis angular << >>: utilizo este signo para señalar
lugares ilegibles del manuscrito, debe entenderse non le-
gitur.

99
0
corpus jurídico - administratiVo
dictionarium ex hismensi a in lati num sermonem, [fol. 3r]
interprete aelio antonio n0eprissensi.b lege foeliciter. c

Español Latín Náhuatl Folio


A
Abarraganado varon con solteraI concubinarius, ii momecatitinemi1 oquichtli
II III
Abarraganada hembra con soltero concubina civatl momecatitinemi2
Abarraganada aquella mesma pallaca, æ d
Abarraganada de casadoIV pelles , icis e cihuatl tetlaxínqui

100
Abogar enlo criminal defendiendo patro / cinor nitetlatolpaleuia3 [fol. 3v]
4
Abogado en lo criminal assi patronus, i tetlatolpaleuiáni
Abogacia enesta manera patrocinium tetlatolpaléuiliztli5
Abogado sin letras mal letradoV f rabula, æ
Abogado de consejo iureconsultus téuctlato
Abogar como quiera ago causas. adsum nitetlatolpaleúiaVI
Abogado assi aduocatus. causidicusVII tetlatolpaléuiáni [fol. 4r]
Abogacia assi aduocatio, onisVIII tetlatolpaléuiliztli
Abogar por el adversario præuaricor / arisIX
Abogado enesta manera præuaricaX / tor, oris
Abogacia enesta manera prauaricatio,XI /onis
Acometer inuado, is. aggredior, eris nitepulotiuetzi. niteixnépeualtia6 [fol. 5 v]
Acometimiento inuasio. agressio,g onis tepulotiuetziliztli. teixnenpeualtiliz / tli7
Acometedor inuasor. aggressor, oris tepolutiuetzini. teixnenpeualtiáni8
Acometedora cosa inuasorius. aggressorius tepolatiuechoáni
Acometer en mala parte adorior, ris tépanitzomoc vetztivétzi
XII
Acometimiento assi adorsio, onis tepantzomoc vetztivetzilíztli
h
Acometer salteando grassor, aris. exbilo, / as nitetlatlaçaltia. nitetlacaítia

101
I
con soltera] constera T || II con soltero] consoltero T || III concubina] concubirar T ego em. || IV de casado] decasado T || V mal
letrado] malletrado T || VI nitetlatolpaleúia] nit<del. l>etlatolpaleúia T || VII causidicus] causidi<del. t add. s.l. c >us T || VIII aduocatio,
onis] aduoc<< atio, onis>> T || IX por el] porel T, aris] e, ris T ego em. | præuaricor | preuaricor T ego em.|| X præuarica] preuaricat<del
or> T ego em.|| XI preuaricatio] preu aricatio T || ae] e T ego em. Praer ] e T ego em. || XII Acometimiento ] Aco<add. s.l. meti>miento] T
a
hismensi] hispaniensi N1N2 || b Neprissen] nebrissensi N1N2 || c foeliciter] feliciter N2 || d Abarraganada aquella mesma · pallaca,
æ] om. N1 || e pelles, icis] pellex, icis N1N2 \ abarragamiento assi · pellicatus, us add. N1 || f mal letrado] om .N1 || g agressio] aggressio
N1N2 || h exbilo] expilo N1N2
1
momecatitinemi] momecati. momecatiani M1 momecati M2 || 2 momecatitinemi] momecati. momecatiani M1 momecati M2 || 3
nitetlatolpaleuia] tepan ni tlatoa M1M2 || 4 tetlatolpaleuiáni] tepan tlatoani. tlatoliquaniani. tlatlatolnamictiani M1M2 || 5 tetlatolpaléuiliztli]
tepan tlatoliztli M1M2 || 6 niteixnépeualtia] nite, peualtia. nite, pepeualtia M1M2 || 7 teixnenpeualtiliztli] tepeualtiliztli. tepepeualtiliztli
M1M2 || 8 teixnenpeualtiáni] tepeualtiani. tepepeualtiani M1M2
Español Latín Náhuatl Folio
XIII
Acometimiento assi grassatio. compilatio tetlatlaçaltilíztli
i
Acometedor assi grassator. combilator tetlatlaçaltiáni
Acometedora cosa assi grassatorius,XIV a, / um
Acossar ago, is. agito, as. cursu premo nitlatotoca9 [fol. 12r]
Acossador agitator. exagitator tlatotocani
Acuchillar cedere gladio nitetepozmaquauhuía XV 10
Acuchillarse con otro digladior, aris nitetocatepozmaquahvhuia11
Acuerdo en consejo decretum, i nenonotzatlacálli12

102
Acusar en juyzio postulo, as, ui. niteteixpauía. niteteixpauicatlaitlanilía13
Acusacion en juyzio postulator, oris j teteixpauilíztli14
Acusadora cosaXVI assi postulatorius, a, um teteixpauilóni
Acusar criminal mente criminor, aris nitetenanavatília, nitecuitlachíuia
XVII
Acusacion en esta manera criminatio, onis teténanavatilíztli
Acusador enesta manera criminator, oris tetenavatiliáni
Acusadora cosa assi criminatorius, a, um tetenanauatilóni
Acusar como malsin defero, rs, tuli nitetlapiquía
Acusador como malsin delator, oris tetlapiquiáni [fol. 12v]
Acusadora cosa assi delatorius, a, um tetlapiquilóni
Acusacion esta manera delatio, onis tetlapiquiliztli
Acusar quexando se incuso, as, aui ninoteilhuía, ninoteixpauia
XVIII
Acusación con querellas incusatio, onis neteilhuiliztli
XIX
Acusador en esta manera incusator , oris moteilhuiani
XX
Acusadora cosa assi incusatorius , a, um neteilhuiloni
Acusar falsamente calumnior, insimulo, as nitetlapíquia15
Acusacion assi calumnia. insimolatiok tetlapiquiliztli16

103
XIII
Acometimiento] Acome<del. d s.s. t>imiento T || XIV grassatorius] grassat<add. s.l. o>rius T || XV nitetepozmaquau-
huía] nitetepoz maquau<add. s.l. h>uía T || XVI Acusadora cosa] Acusadora <del. en> cosa T || XVII Acusacion en] Acusacion
<del. elt> en T || XVIII con querellas] conquerellas T || XIX incusator] insator T ego em. || XX incusatorius] in cusatorius T
i
combilator] compilator N1N2 || j postulator, oris] postulatio, onis \ Acusador en juizio · postulator, oris N1 N2 || k
insimolatio] insimulatio N1 N2
9
nitlatotoca] nite, cuecuechmictia M2 || 10 nitetepozmaquauhuía] nite, tepuzmacquauhia M1M2 || 11 nitetocatepozmaquah-
vhuia] teuan nite, tepuzmacquauhuia M1M2 || 12 nenonotzatlacálli] nenonotzalli. necentlalilli M1M2 necepantlatolli add. M2 ||
13
niteteixpauicatlatlanilía] nite, teixpauia. nite, teilhuia M1M2 || 14 teteixpauiliztli] teteilhuiliztli add. M1M2 || 15 nitetlapíquia]
nite, iztlacauia. nite, tlatoleuia. nite, tlatolchichiuilia. nite, tlatolquechilia. add. M1 iztlacauia. nite, tlatoleuia. nite, tlatolchichi-
uilia. nite, tlatolquechilia.nite, cuitlachiuia add. M2 || 16 tetlapiquiliztli] teiztlacauiliztli. tetlatoleuiliztli. tetlatolquechililiztli.
tetlatolchichiuililiztli add. M1 teiztlacauiliztli. tetlatoleuiliztli. tetlatolquechiliztli. tetlatolchichiuiliztli. tecuitlachiuiliztli add. M2
Español Latín Náhuatl Folio
17
Acusador assi calumniator, insimulator tetlapiquiáni
XXI
Acusadora cosa assi calumniosus , a, um tetlapiquilóni
Acusado en juizio reus, a, um teteixpauica. tlaitlantli18
Acusacion en juizio reatus, us teteixpauica. tlaitlaníliztli19
Aceptar herencia l adeo hereditatem
XXII m
Aceptacion de herencia adicio hereditatis
•m
Administrar officio administro,XXIII as nitequiti [fol. 13v]
•m
Administracion de officio administratio, onis tequitilíztli

104
•m XXIV
Administrador de officio administrator, oris tequitíni
XXV
Administradora cosa administratorius a, um. tequitóni
XXVI
Adoptar hijo o ahijar adopto, as, aui ninotepiltzintia [fol. 14r]
Adopcion enesta manera adoptio, onis netepiltzintiliztli
Adoptado assi adoptiuus, a, um nepilitzíntilli20
Adoptar al libre de padreXXVII arrigon
Adopcion enesta forma arrogatio, onis
Adultero de casada adulter, eri tetlaximani.XXVIII tépani. 21 tetlaxínqui
AdulteroXXIX assi en griego moechus,XXX i n tetlaximalíztli. tetlpanializtli22
Adulterio de casados adulterium, ii. tetlaximalíztli23
Adulterio assi en griegoXXXI moechiaXXXII o tetlaxincáiotl
Adultera muger casada adultera,ae.XXXIII çiuatl tetlaxímániXXXIV
Adulterar con casadaXXXV adultero, as, aui nitetlaxíma
XXXVI
Adulterar la muger casada adultero, as, aui nictlaxíma
XXXVII
Adulterar los casados moechor, aris tepan níavhXXXVIII 24 [fol. 14v]

105
XXI
calumniosus] calum niosus T || XXII de herencia] deherencia T || XXIII administro] admistro T ego em. || XXIV administrator,
oris] admi nistrator, or<<is>> T || XXV administratorius] administra torius T, a, um] T om. || XXVI adopto] a<del. p s.s. d>opto T ||
XXVII
al libre de padre] allibre depadre T || XXVIII tetlaximani] tetlax<del. t>mani T ego em. || XXIX Adultero] A<del. dutel>dultero T ||
XXX
moechus] mohus T ego em. || XXXI griego] grigo T ego em. || XXXII moechia] mechia T ego em. || XXXIII ae] e T ego em. || XXXIV çiuatl
tetlaxímáni] çiuatltetlaxímáni T || XXXV con casada] concasada T || XXXVI adultero, as] <del. tc> adultero, a<<s>> T || XXXVII moechor]
nechor T ego em. || XXXVIII tepan niavh] tepanniavh T
k
herencia] erencia N1N2 || l herencia] erencia N1N2 || m officio] oficio N2 || n arrigo] arrogo N1N2 || o mohus, i] moechus, i N1 moechos N2 ||
p
mechia] moechia, æ N1 moechia N2
17
tetlapiquiáni] teiztlacauiani. tetlatoleuiani. tetlatolquechiliani. tetlatolchichiuani add. M1 teiztlacauiani. tetlatoleuiani. tetla-
tolquechiliani. tetlatolchichiuani. tecuitlachiuiani add. M2 || 18 tlaitlantli] tlateixpauilli. tlateilhuilli M1 M2 || 19 tlaitlaníliztli] teteixpauiliztli.
teteilhuiliztli M1M2 || 20 nepilitzíntilli] netepiltzintilli M2 || 21 tépani] tepan yani. tepan yaqui M1 M2 || 22 tetlpanializtli] tepan yaliztli
M2 || 23 tetlaximalíztli] tepan yaliztli add. M1M2 || 24 tepan niavh] nite, tlaxima add. M1 nite, tlaxima. nic, maxaloa. yn nonamic add. M2
Español Latín Náhuatl Folio
Adulterar contra hazer o falsarXXXIX adultero, as nitlatlapicchíua
XL
Adulterino contra hecho adulterinus, a, um tlatlapicchivhqui
Ahijar ageno hijo adopto, as, avi ninotepiltzintia [fol. 6r]
XLI
Ahijado hijo filius adoptiuus netepiltzintílli
Ahijamiento de hijo adoptio, onis netepiltzintiliztli
Ahogar por fuerça strangulo, as / suffoco, asXLII nitequechmatillóa25 [fol. 6v]
26
Ahogamiento assi strangulatio, onis tequechmatilolíztli
Ahogar como quiera extinguo, is nitequechmecánia

106
Ahogamiento assi extinctio, onis tequechmecanilíztli
Ahorcar suspendo, is. appendo, is. nitepilóa27
Ahorcadura suspensio. apppensio, onis tepilolíztli28
Ahorcado pendens. pendulus, a, um tlapilóli29
Ahorcado estar pendeo, es . pependi nipilcac. nipilcatíca
Ahorcadura assi suspendium, ij pilcatialíztli XLIII
Aiudar con votoXLIV suffragor, aris nitetlatolpaléuia. tepan nitlatóa XLV [fol. 7r]
Aiuda enesta manera suffragatio. / suffragium tetlatolpaleuiliztli
Aiudador enesta manera suffra / gator tepan tlatóani. XLVI tetlatolpaleui / áni
Aiudadora cosa assi suffragatorius, / a, um
XLVIII
Albacea de testamento testamentarius, / ij XLVII çemaya itech necencavalóni [fol. 7v]
q XLIX 31
Alcayde de fortaleza preses, dis. tecalpíxqui. calpolpixqui [fol. 8r]
Alcaydia de fortaleza presidatus,r us calpolpialíztli
Alcalde mayor de justicia pretor,s oris veitopíle. topilleiacatiáni
t
Alcaldia desta manera pretura, e veitopilecatilíztli
u
Alcalde menor de justicia iudex pedameus topílle
Alcalde de las alçadas recuperator, oris topílle

107
XXXIX
o falsar] ofalsar T || XL adulterinus] adulterius T ego em || XLI hijo] hjio T || XLII strangulo, as / suffoco, as ]
strangulo, as <del. ssufusso> / suffoco, as T || XLIII suspendium] <del. sp> suspendium T, pilcatialíztli] pilcatielíztli T ||
XLIV
voto] vere T ego em. || XLV tepan nitlatóa] tepannitlatóa T || XLVI tepan tlatóani] tepantlatóani T || XLVII de testamento
· testamentarius] detestamento T · testamentarius] testamenta rius T || XLVIII itech necencavalóni] itechnecencavalóni T
|| XLIX calpolpixqui] calpo<del. x>lpixqui T
q r
preses] pręses N1N2 || presidatus] pręsidatus N1N2 || s pretor] prętor N1N2 || t pretura, e] prętura, ę N1N2 ||
u
pedameus] pedaneus N1N2
25
nitequechmatillóa] M1 nite, quechmateloa add. M2 || 26 tequechmatilolíztli] M1 tequechmatelolíztli add. M2 ||
27
nitepilóa] nite, mecania add. M2M1 || 28 tepiloliztli] temecaniliztli. nemecaviliztli. nepiloliztli M2 || 29 tlapilóli] tlame-
canilli add. M1 tlamecanilli. momecani add. M2 || 30 necencavalóni] necaualotiuh. nenauatilotiuh. nanauatilouh M1M2 ||
31
calpolpixqui] yaocallapixqui M2M1
Español Latín Náhuatl Folio
Aldea vicus paganus. pagus, i altepemáitl [fol. 9r]
Aldeano vicinus, a, um. paganus, a, / um mitlácatl32
Aleue proditio, onis. traditio,LI o / nis tepuiomictiliztli. teitapicmictiliztli
LI
Aleuoso proditor, oris. traditor, oris teichtacamictiáni.33 tepoiomictiáni
Alferez signifer, eri. vexilifer,v eri tlavizitquíni. quachupaniquini34
Alfereza signifera, e. vexilifera, ew çiuatl tlavizitquíni
LIII
Alferez de aguilas señas aquilifer, eri quahutlavizitquíni
Alguazil officialis prefecti vel executor topíle. teilpiáni [fol. 9v]

108
LIV
Alguazillazgo officialis magistratus topilecáiutl
LV
Algibe prision en el campo ergastulum, -/ i tlacuezcómatlLVI [fol. 9v]
Algibe prision carcel de conde- tu -/ llianum, i
nados
Alteza estado real celsitudo proprie vecápaniliztli [fol. 11v]
Aluedriar juzgar por aluedrio arbitror, arisLVII nitetlamachía
Aluedrio juizio LVIII assi arbitrum, ij, ar / bitratus, us tetlamachilístli
Amancebado requiere abarraganado oquichtli momecatiáni [fol. 16r]
LVIII 35
Amenazas minae , rum. conminatio, onis tetemavhticavalíztli [fol. 16v]
Amenazar intento, as. minor, LX aris
Amenazar a menudo munitor, aris
Amenazador minax, acis. minabundus,LXI / a, um tetemahutica avani36
Amenazando adberbio LXII minaciter. minanter tetemamauhtíca LXIII 37
Apartar ganado para hurtarlo abigo, is nitlaichtecaxelóa [fol. 19v]
x
Apartador de ganado assi abactor. abi /geus tlaichtecaxeloáni
Apartamiento enesta forma abactio tleichtecaxelolíztli
Apartar a otro para engañarlo seduco, is niteiztlacavicauíca
Apartamiento enesta manera seductio teijztlacauicauicalíztli LXIV

109
Apartador enesta manera seductor / planos g. teiztlacauicauicáni LXV
LI
traditio] tradi<del. tor>tio T || LII traditor] tradit<del. io>tor T oris] aris T ego em. || LIII de aguilas] deaguilas T || LIV
officialis] offici<del.ls>alis T || LV ergastulum] ergastuli T ego em. || LVI tlacuezcómatl] tla<del. t>cuezcómatl T || LVII aris]
a<<ris>> T ego em. || LVIII Aluedrio juizio] Aluedrio <del. juz> juizio T || LIX ae] e T ego em. || LX minor] nimor T || LXI
minabundus] minabun<< dus>> T ego em. || LXII adberbio] arberbio T || LXIII tetemamauhtíca] tete<add. s.l. ma>mauhtíca T
|| LXIV teijztlacauicauicalíztli] teijztla<add. s.l. ca>uicauicalíztli T || LXV teiztlacauicauicáni] teiztlacauicauic<<áni>> T ego em.

v
vexilifer] vexillifer N1N2 || w e. vexilifera, e] N1 ae. vexillifera, ae N2 || x abigeus] om. N1

32
mitlácatl] milla, tlacatl. millacatl M2M1 || 33 teichtacamictiáni] teic, temictiani M3 || 34 quachupaniquini] qua-
chpantquic M1 yaoc quachpanitquic M2 || 35 tetemavhticavalíztli] tetemmamauhtiliztli M2M1 || 36 tetemahutica ahani]
tetemmamauhtiani M2M1 || 37 tetemamauhtíca] tetemmamauhtiliztica M2M1
Español Latín Náhuatl Folio
LXVI
Apelar de juez prouoco, as. apello, / as onetlaçálma [fol. 20r]
Apelacion LXVII assi prouocatio. apella / tio onetlaçalmatilíztli
Arbitro juez arbitrario arbiter, tri tetlamachiáni38 [fol. 21r]
X
Arbitrio o aluedrio deste arbitriom. arbi / tratus, us tetlamachiliztli
Arbitrar el juzgar deste arbitror, aris nitetlamachía
Arbitrador juez arbitro arbitrator, oris tetlamachiáni
Arbitraria cosa arbitrarius, a, um. tetlamachiánj
Arrendar dar a renta loco, as nitemillanehutía, nitecallancotztia39 [fol. 22v]

110
40
Arrendamiento assi locatio, onis tecallaneuhtilíztli
Arrendador assi locator, oris tecallaneuhtiáni41
Arrendar toma a renta conduco, is ninomillanéuia.42 ninocallenéuia
Arrendamiento assi conductio, onis nenollaneuiliztli43
Arrendador assi conductor, oris momillaneuiáni44
Arrendada cosa conducticius, a, um tetlatlaneuhtílli
Arrendar las rentas publicas redimo, is ninotlacalaquillamía
Arrendamiento dellas redemptio, onis tlacalaquilnetlamilíztli45
Arrendador destas rentas redemptor publica / nus motlacalaquillacuiáni46
Ataiar pleyto decido, is. transigo, is [fol. 24v]
Ataio de pleyto decisio, is. transactio

B
Batalla de gente a pie plalanx, gis [fol. 28r]
Batalla de gente a cauallo turma, æ moquízque cavallo ipaieháni
Batalla real o la mas gruessa subsidium

111
Batalla puesta en guarnicion præsi / um, ii
Batalla tenida a cauallo ala militaris
Batalla la mesma pelea proelium*, ii

LXVI
de juez] dejuez T || LXVII Apelacion] Apela<del. tio>cion T.
X
arbitriom] arbitrum N1N2 || *proelium] prelium T ego em.
38
tetlamachiáni] tetlamachiliani. tetlatlaliliani add. M2M1 || 39 nitecallancotztia] nite, tlatlaneuhtia M1M2 ||40 teca-
llaneuhtilíztli] tetlatlaneuhtiliztli M1M2 ||41 tecallaneuhtiáni] tetlatlaneuhtiani M1M2 ||42 ninomillanéuia] nino, tlaneuia
add. M1M2 || 43 nenollaneuiliztli] netlaneuiliztli, nemillaneuiliztli M2 || 44 momillaneuiáni] motlaneuiani M2 || 45 tlaca-
laquilnetlamilíztli] tlacalaquilnechicoliztli M3 || 46 motlacalaquillacuiáni] tlacalaquilnechicoani M3
Español Latín Náhuatl Folio
Batalla esta mesma pelea conflictus, us
Batallar configo, is. congredior, eris ninicálli47
Batallar pugno, as. confero signa nitepéua, niteioochína
Biuda de marido vidua coniu- / ge icnoçiuátl48 [fol. 29v]
Biudo de muger orbus coniu- / ge icno oquíchtli49
Biudar hazer biuda de marido vi- / duo, as, aui niteicnoçiuatilía50
Biudez de marido viduitas, atis. / viduertas teicnoçiuatililíztli
Biuienda modo de biuir victus, / us. vita, æ nemilíztli51

112
Biuienda con otro convictus, us teuannemilíztli
z
Bollicio o alboroto de cibdad se- / ditio, onis altepenecomenilíztli52 [fol. 31r]
Bollicioso en cibdad seditiosus, a, um altepecometiaáni
Bolliciar al borotando seditionem concito nitecomónia53
Bollicio como quiera tumultus, / us necomonilíztli
Bolliciar como quiera tumultuor, /aris nitecomónia
Bollicioso o bolliciador assi tumul- / tuator tecomoniáni54
Bolliciosa cosa assi tumultuarius, / a, um necomonicáie
Botin el despoio de la caualgada ma / nubiæ, arum [fol. 31v]
aa
Botinero en cuyo poder se pone præfec / tus præde
Boz voto en la eleción suffragium, ii. punctum, i tzatzíni
Boz en el conseio sententia, æ. punc ctum, i

C
Cabildo de regidores senetus, usbb teuctlatolóia55 [fol. 33v]

Cadahalso suggestum, i. suggestus, us tlapéchtli56 [fol. 34r]

113
57
Capitan de gente dux, cis. duc- / tor, oris inotequíua [fol. 37r]

z
Bollicio o alboroto cibdad] Bollicio de ciudad N1 || aa præde] praedae N2 || bb senetus] senatus N1N2
47
ninicálli] nite, yaotla. nite, yaochiua. nite, ycalli M2M1 || 48 icnoçiuátl] oquichmicqui add. M1 oquichmicqui.
ooquichmic add. M2 || 49 icno oquíchtli] ciuamicqui add. M1 ciuamicqui. ociuamic add. M2 || 50 niteicnoçiuatilía] M1 nite,
icnooquichtilia add. M2 || 51 nemilíztli] nencayotl M1M2 || 52 altepenecomenilíztli] (altepetl) neacomaneliliztli. (altepetl)
tlatecuiniliztli. add. M1 (altepetl) neacomaneliztli. (altepelt) tetlatecuiniliztli. (altpetl) tetlatecuiniliztli. (altepelt) tlalte-
cuinaliztli M2 || 53 nitecomónia] neacomaneliztli. tetlatecuiniliztli. tetlatecuiniliztli. tlaltecuinaliztli M2 || 54 tecomoniáni]
teacomoniani. teacomanani. tetlaltecuinaltiani add. M2 || 55 teuctlatolóia] nenotzaloyan. tlatoloyan. necentlaliloyan. tlaye-
yecoloyan M1M2 \ necentlaliliztli. tlayeyecoliztli M2 || 56 tlapéchtli] quauhtlapechtli add. M2M1 || 57 inotequíua] tepacho.
tequitlato M1 tepacho. teyacana. teachcauhti M2
Español Latín Náhuatl Folio
Capitania desta manera ductus, / us inotequiuacatilíztli58
Capitanear gente duco exer / citum et ducto niiaotlaiacána59
LXVIII
Capitan que vencio batalla im- / perator
LXIX
Capitania de tal imperium, ii
Capitanear desta manera im- / pero, as
Capitan de guarnicion præses, / idis
Capitania de guarnicion præ /sidium, ii
Carcel publica carcer, eris. custodia, æ LXX tecaltzaqualtia60 [fol. 37v]

114
LXXI
Carcel de los condenados scalæ gemoni / æ miquizquantzcálli
Carcelero destas carceles custos reorum quauhcalpíxqui LXXII 61
Carcel en el campo ergastulum, i. ergas / terium
Carcelero desta LXXIII carcel ergastulus, i. er /
gastulariusLXXIV
Casa por la morada domus, i. edes, / ium cálli62
Casa por la familia domus, us. familia, æ cálli [fol. 38v]

Casa por el edificio domus, us / aedes, ium chanéque


Casa real regia, æ. pretorium, ii / g. basilica técpan63
Casa do mora el corregidor præ / torium. ii topilecacálli
Casa enla heredad villa, æ. prætorium, ii tlalchiuhcacálli
Casar se el varon duco uxorem ninoçiuauatía64. ninonamictia
Casarse la muger con varon nubo, / is ninocchótia65. ninoquichuatia66
Casar el padre la hija laco filiam LXXV nite oquichuatía67
Casado varon vir maritus, LXXVI i. çiuáua.68 tlapaliuticatíni69
Casadera moça puella, nubilis LXXVII çiuatl. occhotiláni
Casada muger nupta, æ. mari / ta, æ ciuatl tlaocchotíli oquichua70

115
LXVIII
Capitan que] Capitan <del. de s.l. que> T || LXIX de tal] destal T || LXX æ] cosa de carcel · carcelarís, e. add. e. corr.
LXXI
T || scalæ gemoni / æ] scalægemoni / æ T || LXXII quauhcalpíxqui] <del. teocaltzaqualóia> quauhcalpíxqui T || LXXIII
desta] de tal e.corr. T || LXXIV er /gastularius] \ carcel de esclauos para vender · catasta, e. Casa o lugar que se da por carcel ·
livera custo add. e. corr. T || LXXV laco filiam] lacofiliam T || LXXVI vir maritus] virmaritus T || LXXVII nubilis] n<del. o>ubilis T
58
inotequiuacatilíztli] tepacholiztli. tequitlatoliztli M1 tepacholiztli. teyacanaliztli M2 || 59 niiaotlaiacána] ni, yaoquiz-
cayacana. ni, yaoquizcatepachoa. ni, yaotachcauhti. ni, yaoteca M2 || 60 tecaltzaqualtia] teilpiloyan. tecaltzaqualoyan M1
teilpiloyan. tecaltzaqualoyan. quauhcalli M2 || 61 quauhcalpíxqui] teilpi. teilpiloyan tlapixqui M1 teilpi. teilpiloyan tlapix-
qui. quauhcalpixqui M2 || 62 cálli] techan. add. M1M2 || 63 técpan] uei tecpan, uei tecpan calli tlatocan M1 vei tecpan. tlato-
can M2 || 64 ninoçiuauatía] ni, tlapaliuhcati add. M1M2 || 65 ninocchótia] nin, occhotia. nin, oquichuatia M2 || 66 ninoqui-
chuatia] nin. occhotia. ni, tlapaliuhcati M1 || 67 nite oquichuatía] nino, montia. nitla occhotia M2M1 || 68 çiuáua] namique
add. M1M2 || 69 tlapaliuticatíni] namique. ciuaua M2 || 70 oquichua] namictli add. M1 namique. namictli. teciuauh add. M2
Español Latín Náhuatl Folio
Casado o casada coniunx, coniun / gis tenámic. namictli
Casado o casada una vez mono / gamus, icc çeppa monamictiáni
Casamiento enesta manera mo / nogamia, æ çeppanenamictilíztli
dd
Casada o casado doz vezes diga / mus, a, um ohpamonamictiáni LXXVIII
Casamiento desta manera diga / mia, e ohpanenamictilíztli LXXIX
Casado o casada tres vezes triga- / mus, a, um ee iexpa monanamicti / ani
Casamiento desta manera trigamia, æ iexpanenamictilíztli [fol. 39r]
ff
Casado o casada quatro vezes tetra- / gamus, a, um nauhpamonamictiáni

116
Casamiento assi tetragamia. [e.t.c.] græce
Casamiento de marido et muger con- / iungium, ii nenamictililíztli
Casamiento assi connubium. matrimo / nium
Casamiento elgg doteLXXX que se da dos, / dotis
Casamiento que da el padre dos / profecticia nenamictiliznemáctli
Castigar castigo, as. corrigo, is nitetlatzacuiltia LXXXI
Castigo assi castigatio. correctio tetlatzacuiltilíztli LXXXII
Castigador assi castigator. correc= / tor tetlatzacuiltiáni LXXXIII [fol. 39v]
Castigar riñiendo obiurgo, as, aui niteizcalicaáua71
Castigo con reñilla iurgium, ii teizcalicáualíztli72
Castigador assi jurgator. obiurga / tor LXXXIV tetlatzacuiltiáni73
Castigar con pena punio, is. anima- / duerto, is nitetlatzcuiltía74
Castigo assi punitio. animaduersio tetlatzacuiltilíztli LXXXV 75
Castigador assi punitor, animaduer- / sor tetlatzacuiltiáni
Castillo villeta cercada castrum, / i, castellium altepetenámitl
Catiuar a otro capio, is. capti / uo, as nitláma. ninotlatlamalía
Catiuar ser catiuo capior, eris. captiuor ninomaltíle76

117
LXXVIII
ohpamonamictiáni] ocpamonamictiáni T ego prop. || LXXIX ohpanenamictilíztli] opanenamictilíztli T ego prop.
LXXX
|| dote] do te T || LXXXI nitetlatzacuiltia] nite<<tlÞnepiltia>> T ego. prop. || LXXXII tetlatzacuiltilíztli] tetlatz<<euzl>>
tilíztli T ego. prop. || LXXXIII tetlatzacuiltiáni] tetlatza<<uzil>>tiáni T ego. prop. || LXXXIV obiurga / tor] obiurga / to<add. s.l.
r> T || LXXXV tetlatzacuiltilíztli] tetlatz <<euuzil>>ltilíztli T ego. prop. riñiendo] riñ
cc
i] a N1N2.|| dd digamus, a, um] digamus, a N1N2 || ee triga / mus, a, um] trigamus, a N1N2 || ff tetragamus, a, um]
tetragamos N1 tetragamus, a N2 || gg el] la N1N2
71
niteizcalicaáua] nite, nonotza. nite, izcalia M1 nite, nonotza. nite, izcalia. tetl, quauitl. nictetoctia M2 || 72 teizcali-
cáualíztli] tenenonotzaliztli. teizcaliztli M1 tenonotzaliliztli M2 || 73 tetlatzacuiltiáni] tenonotzani. teizcaliani. quauitl. tetl
quitetoctiani M2 || 74 nitetlatzacuiltia] tetlatzacuiltilizca. ninotzoncui M2 || 75 tetlatzacuiltilíztli] netzocuiliztica. tetlat-
zacuiltiliztli M2 || 76 ninomaltíle] ni, malti. ni, tlaaxitl M1M2
Español Latín Náhuatl Folio
LXXXVI 77
Catiuo captiuus, a, / um.captus, a, um málli
Catiuidad captivitas, atis. cap / tio, onis netemaltiliztli
Catiuo con otro concaptiuus, / a, um temalpo
hh
Codicillo de testamento codicili , orum [fol. 41r]
LXXXVII 78
Comun cosa communis, e. publicus / a, um teçemáxca [fol. 42v]
Comun o comunidad commune, is. /communitasii neçentlalilíztli
Comun mente communiter, ple- / ruque miecpa, çanquemanía
LXXXVIII
Comunal por comun communis, e teçemaxca LXXXIX [fol. 43r]

118
jj 79
Conceio contio, onis. contilium , ii netenenonotzalíztli
Concegil cosa de conceio publicus, / a, um
Concertarse los pleyteantes transi- / go, is. decido, is
Concierto de pleyteantes transactio / decisio
Concilio concilium, ii. contio, onis / syno- tepixcanononnotzaliztli
dus
Coniurar en mala parte conspiro con- / spiras [fol. 43v]
Coniuracion enesta manera conspi / ratio
Conseio consilium, ii. consulatio, onis tenonotzalíztli [fol. 44r]
Constituyr hazer statuto kk constituo, is niteíxquetza
Constitucion estatuto constitutio, onis teixquetzalíztli
Consul romano consul, consulis teuctláto
Consulado en Roma consulatus, us teuctlatocáiotl
Consular cosa deste consul consularis, / e itech póui inteuctlatocáiotl
Consular el que fue consul consularis, is teuctlatecaçólli
Cossario ladron de la mar pirata, æ acaltica teichtequiliáni [fol. 47r]
Cossario principal archipirata, æ iamachcahu inacaltica ichtequini
Crimen gran pecado crimen, inis veitlatlacólli80 [fol. 47v]

119
Criminal cosa de crimen criminalis / æ
Criminalmente criminaliter. adverbium tlatlacoca81

LXXXVI LXXXVII LXXXVIII LXXXIX


Catiuo] Ca<del. p>tiuo || teçemáxca] tecemax<<ca>> T || comun] <<com>>un T || teçe-
máxca] tecemax<<ca>> T
hh
codicili] codicilli N1N2 || ii communitas] comun o comunidad · commune, is.\ Comunidad enesta manera · com-
munitas N1 || jj contilium, ii] concilium, ii N2 || kk statuto] estatuto N2
77
málli] tlaaxitli. teomiqui add. M2 || 78 teçemáxca] ce maxcatl. nepan axcatl. nepan tatquitl. centlatquitl. tecentlat-
quitl add. M2M1 || 79 netenenonotzalíztli] netecunonotzaliztli. necentlaliliztli M2M1 || 80 veitlatlacólli] tetzauh tlatlacolli
uey tlatlacuilli M1 tetzauh tlatlacolli M2 || 81 tlatlacoca] uey tlatlacoltica, tetzauh tlatlacoltica M1 tetzauh tlatlacoltica M2
Español Latín Náhuatl Folio
82
Criminoso lleno de crimenes crimi- / nosus veitlatlacolle
Criminosamente criminose adverbium
Cibdadll vrbs, bis. oppidum, i altepeiollótli83 [fol. 53r]
mm
Cibdad pequeña oppidulum, i. ciuitatula, /æ altepeiollotóntli
Cibdad madriz et principal metropolis vei altepeiollótli
Cibdad poblada de estrangeros colonia, æ
Cibdad que tiene iuridicion municipium. ii
Cibdad los mesmos edificios vrbs, bis

120
nn
Cibdad el ayuntamiento de cibdadanos civi / tas altepéiollótli
Cibdadano desta cibdad ciuis oppidanus altepeiollocatlácatl84
Cibdadano de cibdad madriz metropolita / nus
XC
Cibdadano de cibdad con juridicion mu / nicepsoo
Cibdadano de alguna colonia colonus, i

Cibdadana cosa ciuilis, e. municipalis / e altepeiollocaiotl [fol. 53v]


Cibdadana cosa vrbicus, a, um, vrbanus / a, um
pp
Cibdadanos hombres buenos optima- / tes, um pipíltiqq
Ciuil cosa de cibdad ciuilis, e. politicus altepeiollocáiotl
rr
Ciuilidad o policia ciuilitas. politicia altepeiolloconezcalilíztl
Ciuilmente ciuiliter. politice aduerbia nozcallica
Chanciller chancellarius , umss
Chancilleria dignidad cancellariatus
Chancilleria real forum regiumtt

121
Debate certamen, inis. contentio, / onis tetlatzoulilíztli [fol. 55r]
Debatir certo, as. decerto, concerto nitetlatzoulía

XC
juridición] furidicion T
ll
Cibdad · urbs, bis. oppidum, i] Ciudad por ecelencia (sic) roma · urbs, bis \ Ciudad salvo roma · oppidum, i N1
|| mm civutatula, æ] om. N1|| nn cibdadanos] ciudadanos N1N2 || oo municips] municeps, cipis N2 || pp hombres] ombres
N1N2 pipíltin] pipílti T ego em. || qq Ciuil cosa de cibdad · civilis, e. politicus] civil cosa de ciudad et politia · civilis, e \
Civil cosa en griego · politicus N1 || rr politicia] politia N2 || ss chancellarius, um] cancellarius, ii N1 cancellarius comen-
tariis N2 || tt forum regium] a commentariis N1
82
veitlatlacolle] tetzauh tlatlacoani. uey tlatlacoani M1 tetzauh tlatlacoani M2 || 83 altepeiollótli] veialtepetl M2M1 ||
84
altepeiollocatlácatl] vei altepetlipan tlacatl M1 vei altepetlipan tlacatl. aua tepeua M2
Español Latín Náhuatl Folio
XCI 85
Defender en iuizio patrocinior, aris nitetlatol nauin [fol. 55v]
86
Defensión enesta manera patroci / nium, ii tetlatolmanauiliztli
Defensor enesta manera patronus / i tetlatolmanauiáni87
Delegar poner en su lugar delego, /as
Delegacion enesta manera dele / gatio, onis
Delegado enesta manera delegatus, i [fol. 56r]
Demandar en juyzio XCII o requiriendo postu / lo, as [fol. 56v]
Demanda enesta manera postulatio

122
Demandador enesta manera postulator
uu
Demandadora cosa postulaticius, a, / um
Demandar lo iusto et deuido posco, is nitenauatia
Demandar como quiera peto, is nitlaitlani88
Demanda enesta manera petitio, onis tlaitlaniliztli89
Demandador en iuyzio actor, oris moteixpauiáni90
Demanda en iuyzio actio, onis moteilhuiani
Demandador en lo criminal accusator, oris teteixpauiáni
Demandadora cosa accusatorius, a, um
Demanda enesta manera accusatio, onis
Demandado en iuyzio reus, a, um. teixpauilóni
Demandado enesta manera reatus, us. neteixpauilíztli
Denunciar con testigos detestor, aris
XCIII
Denunciada cosa assi detestatus, a, um
Derecho civil ius ciuile uel romanum [fol. 57r]
Derecho canonico vei teopixcanauatile
Desacordar en sentencia dissentio, is nitetlatolcuépa [fol. 57v]

123
Desacuerdo assi dissentio, onis tetlatelcuepalíztli
Desafiar prouoco, as. lacesso, is ninotlauiz iztlacóa91
XCI
en iuizio] eniuizio T || XCII juizio] suyzio T || XCIII assi] as<<i>> T
uu
cosa] asi add. N1
85
nitetlatol nauin] nite, maquixtia M1 nite, manauia. tepan nitlatoa M2 || 86 tetlatolmanauliztl] tenamanauiliztli.
temaquixtiliztli M1 nemanauiliztli. nemapatlaliztli M2 || 87 tetlatolmanauiáni] temanauiani. temaquixtiani M1 temanaui.
temanauiani. tepan tlatoani M2 || 88 nitlaitlani] nite, tlaitlanilia. nino tlaitlania M1 nitetla, ytlanilia. nino, tlaitlania M2 ||
89
tlaitlaniliztli] tetlaytlaniliztli M1 tetlaitlaniliztli. netlaitlaniliztli M2 || 90 moteixpauiani] tlaitlanini. tetlaitlaniliani. tlait-
lanqui M1M2 || 91 ninotlauiz iztlacóa] nite, neneuhcauia M2M1
Español Latín Náhuatl Folio
XCIV
Desafio provocatio, incessio
Desafiar provoco ad certamen
Desafio enesta manera singulare / certamen
Descasarse diuortium facere. repudium / dare ninonamiccáua92 [fol. 58v]
Descasamiento diuortium. repudium nenamiccaualíztli93
Descasar a otro matrimonium soluo nitenamiccaualtía94
Descasamiento matrimonii dicemptio tenamiccaualtilíztli
XCV
Deseredar por muerte exheredo, as atle nontequixtia95 [fol. 59v]

124
vv 96
Deserencia por destamento exheredatio atle ontequixtilíztli
Deseredado assi exheres, exheredis atle ontlaquixtílli97
Deseredar al XCVI hiio en vida abdico, as atle noconquíxtia
Deseredado en vida abdicatus, a, um
Deserencia en vida abdicatio, onis atle ontequixtilíztli
Despechar los vasallos exactionibus ina / nio tlacalaquiltica nitetequipachóa98 [fol. 61r]
99
Despoblar lo poblado desolo, as, aui nitlaxixinía [fol. 62r]
ww 100
Despoblado desolitudo , inis. desertum tlalcaualpa. tlacactimáia
Desterrar confinando lugar deporto, / as nitetotóca101 [fol. 62v]
102
Destierro enesta manera deportatio tecallalilíztli
Desterrar encartando proscribo, is
Destierro enesta manera proscriptio, onis
Desterrar XCVII como quiera relego, as, aui nitetotóca
Destierro assi relegatio, onis tetotocalíztli
XCVIII XCIX xx
Desterrado como quiera exul, extorris, æ tlatotóctli103
Destierro general exilium, ii

125
XCIV XCVII
incessio] inessio T ego em. || XCV deseredar] descretar T ego em. || XCVI Deseredar al] Deseredadal T ||
Desterrar] Desterra T ego em. || XCVIII como quiera] comoquiera T || XCIX ex torris] ex <del. tu> torris T
vv
destamento] testamento N1N2 || ww desolitudo] solicitudo N1N2 || xx æ] e N1N2
92
ninonamiccáua] mo, matzayana. mo, macaua. mo, matoma M1 momatuma. momatzayana. momocaua vel tituma-
tuma. titomatzayana M2 || 93 nenamiccaualíztli] tenemacaualtiliztli. tenematzayanaliztli. tematomaliztli M1 tematumaliztli.
tenematzazanaliztli (sic) tenemacaualtiliztli M2 || 94 nitenamiccccaualtía] nite, matuma. nite. matzayana. nite necaualtia.
nite, nemacaualtia M1M2 || 95 atle nontequixtia] nite, tlacencaualtia. nipa nitetlaça M2M1 || 96 atle ontequixtilíztli] te-
tlacencaultiliztli. nipa teiquianiliztli M2 || 97 atle ontlaquixtílli] tlacencauatilli M tlacencauatilli. nipa tlatlaztli M2 || 98
nitetequipachóa] nitla, ylochtia. nitla, caxaua. nitla, tzinquixtia M2M1 || 99 nitlaxixinía] nite, xixinia. nite, momoyaua.
nite, cecemmana M2M1 || 100 tlacactimáia] xixinqui momoyauhqui M1M2 || 101 nitetotóca] nite, quixtia add. M2M1 || 102
tecallalilíztli] tetotoquiliztli. tequixtiliztli M2M1 || 103 tlatotóctli] tlaquixtilli add. M2M1
Español Latín Náhuatl Folio
Desterrado ser exulo, as nitotóco
Deuda de tineroyy æs alienum [fol. 63r]
C
Deuda como quiera debitum, i
Deudor como quiera debitor, aris zz
Deudor de tinerosaaa obæratus, a, um
Diez varones principales decem viri matlactloquíchtli [fol. 65r]
bbb CI
Difamar defamo, as niteauilquixtia
CII
Disputar disputo, as. dissero, dis / cepto nitlatzouia. nitlameláoa104 [fol. 65v]

126
CIII ccc 105
Disputacion disputatio. dissertio tlatzouiliztli
Disputador disputator. discepta / tor tlatzouiani. tetlatzouiliani
Dotar hiia o otra cosa doto, as, aui niteixcoiántia106 [fol. 67v]
ddd 107
Dota o casamiento de hiia dos, otis teixcoiantilíztli
Dote que da el padre dos profecticia
Dotal cosa de dote dotalis, æ
Ducado de vroeee ducalis aureus teucuitlatl [fol. 68r]
Ducado tierra de duque ducatus, us
E
Editio de iuez o príncipe edictum, i. tlatoca tenauatílli [fol. 62r]
Editio publicar de aquestos edico, is, xi nitlatoca tenauatía
Elegir para dignidades designo, as nitlaixquetza108 [fol. 69r]
Embargar hazienda sequestro, as nitetlatquiçaloa109 [fol. 69v]
110
Embargo de hazienda sequestratio tlatecatitlántli
Embaxador legatus, i. orator, oris
Embaxada legatio, onis

127
Embaxador de pazes caduceator
Embaxador faraute interpres, / etis nauatláto

C
como quiera] comoquiera T || CI niteauilquixtia] ni<add. s.l. te>auilquixtia T || CII Disputar] Dispu<del. to>tar ||
CIII
Disputacion] Disputacio T ego em.
yy
tinero] dinero N1N2 || zz aris] oris N2 || aaa tineros] dineros N1N2 || bbb as] diffamo. infamo add. N1 diffamo,as.
infamo, as add. N2 || ccc dissertio] disceptatio, onis add. N2 || ddd Dota] dote N1N2 || eee vro] oro N1N2
104
nitlameláoa] nite, tlatzouilia. nite tlaxinilia. nitetlaxintinilia M1 nite, tlatzouilia M2 || 105 tlatzoiliztli] tetlatzouiliztli.
tetlaxinililiztli. tetlazouililiztli M1 tetlatzouiliztli M2 || 106 niteixcoiántia] nite, axcatia. nite, yucatia. nite, nemactia M2M1
|| 107 teixcoiantilíztli] teaxcatilli, tetlatquitilli. teyocatilli. tenemactli M2M1 || 108 nitlaixquetza] nite, ixcquetza. M2M1 ||
109
nitetlatquiçaloa] nite, tlatquicaualtia. nite, tlatquipielia M2M1 || 110 tlatecatitlántli] titlantli. tlatoliquic M2M1
Español Latín Náhuatl Folio
Embiar embaxador lego, as, aui niteteuctitláni
Embiada enesta manera legatio teteuctitlanilíztli
fff
Emperador antiqua mente dictator augu- / stus [fol. 71r]
Emperador nuevamente imperator, oris
Emperadrizggg muger deste augusta CIV icihuauhan emperador
Emperial cosa de emperador imperia / lis, æ
Emperial cosa assi imperatorius, a, um
hhh
Eredar por destamento heredito, as [fol. 78r]

128
CV
Eredero o eredera heres, edis cuecatilóni
CVI
Eredero o eredera con otro cohe / res, edis teoan axcatilóni
Erencia por testamento hereditas, / atis
Erencia toda entera as, assis
Eredero universal heres ex asse cemaxcatiloni CVII 111
Erencia de la meytad semis, issis
Eredero de la meytad heres semi / ssarius
iii
Erencia de la quarta parte qua / drans, atis
Eredero de la quartajjj parte qua -/ drantarius
Eredero de la tercera parte tri -/ entarius
Erencia de la tercera parte triens, / tis
kkk
Erencia de tres quartos dotrans, / tis
lll
Eredero de tres quartos dotranta-/ rius
CVI mmm
Eredero de dos tertios bessarius
nnn
Erencia de dos tertios bessis, is
CIX
Eredero de vna parte de doze unciari-/ us
CX
Erencia de vna parte de doze uncia, æ

129
Eredero de dos partes de doze sextans, / tis
Eredero de cinco partes de doze quin / cunciarius
Erencia de cinco partes de doze quin / cuns,ooo cis
CIV
augusta ] <del. imperatriz> / augusta T || CV eredera] ereder<del. o add. s.l. a> T || CVI cohe / res, edis] cohe / res,
<<edis>> T || CVII cemaxcatiloni] cemax catiloni T || CVIII de dos] dedos T || CIX de doze] dedoze T || CX de doze] dedoze T
fff
antiqua mente] antiguamente N2 || ggg Emperadriz] emperatriz N1N2 || hhh destamento] testamento N1N2 || iii
quarta] cuarta N1N2 || jjj quarta] cuarta N1N2 || kkk quartos]cuartos N1N2 || lll quartos]cuartos N1N2 || mmm tertios] tercios
N2 || nnn tertios] tercios N2 || ooo quincuns] quincunx N2
111
Cemaxcatiloni]tlacemololo M1
Español Latín Náhuatl Folio
CXI
Eredero de syete partes de doze septum-/ cinarius
Erencia de syete partes de doze CXII sep-/ tuns,ppp cis
Eredero de diez partes de doze sextan-/ tariusqqq
Erencia de diez partes de doze sextansrrr
Eredero de onze partes de doze decuncina-/ rius CXIII
CXIV
Erencia de vnze partes de doze decunssss

130
Familia familia æ. domus techantlácatl [fol. 84v]
Familiar cosa familiaris, do / mesticus
Familiaridad familiaritas. con / suetudo netetlacauilíztli
Familiarmente familiariter
Fuero por iuzgado forum, i

G
Guerra bellum, i. millicia.ttt duellum, i <<...>> [fol. 89v]
Guerra hazer bellum gero <<...>>
Guerrear belligero, as, belligerator <<...>>
Guerreador bellator. belligeator
Guerreadora cosa assi bellicus, a, um / belliger
CXV
Guerrero lo mesmo es que guerreador
Guuernar guberno, as, moderor nitepachoa112 [fol. 90r]
uuu 113
Guuernación gubernatio tlapacholiztli
vvv
Guuernador gubernator tlapachoáni114

131
Guuernadora gubernatrixwww

CXI
de syete partes de doze] desyete partes dedoze T || CXII de doze] dedoze T || CXIII doze · decuncina / rius] doz ·
decuncina / ris T ego em. || CXIV partes de] partesde T || CXV guerreador] guereador T ego em.
ppp
septuns] septunx N2 || qqq sextantarius] dextantarius N1N2 || rrr sextans] dextans N1N2 || sss decuns] decunx N2
ttt
|| milicia] militia N1N2 || uuu gubernatio] moderatio add. N1N2 || vvv gubernator] moderator add. N1N2 || www guber-
natrix] moderatrix add. N1N2
112
nitepachoa] nite, yacana. nite, itqui. nite, mama. nocuexanco. nocuitlapan. notepuzco yeloac. petlapan, ycpalpan
nica add. M2M1 nomamalhuazco yelouatiuh add. M1 nomacualcouazco yelouatiuh add. M2 || 113 tlapacholiztli] tepacholiztli.
teyacanaliztli. teitquiliztli. temamaliztli. tenapaloliztli. tecuexanaloliztli M2M1 || 114 tlapachoáni] tepachoani. teyacanani.
teitquini. temamani. tenapaloani. tecuexanoani M2M1
Español Latín Náhuatl Folio
H
Hidalgo generosus, a, um tetechpaquizitetentza115 [fol. 95v]
Hidalgo hiio de senador patricius, ii
Hidalgo deste tal patriciatus, us
Hidalgoia generositasxxx tetechpaquiçalíztli116
Hidalgo en griego eugenius, ii
Hidalgoia en griego eugenia , æ
Hurtar furor, aris. surripio. clepo nichtéqui117 [fol. 98r]

132
Hurtar lego, is. sublego, is nichtequi
yyy
Hurtible cosa furtiuus, a, um ichtéctliCXVI
Hurtiblemente furtim ichtéia118
Hurtar ganado abigo pecus nichcaichtéqui
Hurtator zzz de ganado abactor abingens CXVII maçaichtequini
Hurto de ganado abigeatus, a, um maçaichtequiliztli
Hurtar lo publico o real CXVIII peculor, aris niteno maxcaichtequini119
Hurtator aaaa peculator, oris tecemaxcaichtequini120
Hurto assi peculatus, us tecemaxcaichtequiliztli
Hurtar lo sagrado sublego sacrum niteupaichtequi121
Hurto de lo sagrado sacrilegium, ii teupaioichtequiliztli122

J
Jubilado suelto de trabaio emeritus, / a,um <<...>>
Jubilar suelto ser assi emereor, eris <<...>>
bbbb
Judicial cosa iudicialis, æ <<...>> [fol. 98v]

133
Juez ordinario iudex, icis. prætor <<...>>
Juez de los ladrones latrunculator, / oris

CXVI
ichtéctli] ictéctli T || CXVII abactor abingens] abactor<add. s.l. a>bingens T || CXVIII o real] oreal T
xxx
generositas] ingenuitas. genus add. N1N2 || yyy um] surrepticius add. N1N2 || zzz Hurtator] hurtador N1N2 || aaaa
Hurtator] hurtador N1N2 || bbbb æ] e N1N2 criticos graece add. N2
115
tetechpaquizitetentza] tecpilli. calpanpilli M1M2 || 116 tetechpaquiçalíztli] tecpillotl, calpan pillotl. pillotl M1M2 || 117
nichtéqui] M1 ninochtequilia add. M2 || 118 ichtéia] ychteca M1M2 || 119 maxcaichtequini] naltpetlatquica ychtecqui. nitlato-
catlatqui ychtequiliztli M2M1 || 120 tecemaxcaichtequiliztli] altepetlatquica ychtequiliztli. tlatocatlatqui ychtequiliztli M2M1 ||
121
niteupaichtequi] ni, teopan tlatqui, ychtequi. tlateochiualpan nichtequi. ni, teotlatqui. ychtequi. ni, teopan axca ychtequi
M2M1 || 122 teupaioichtequiliztli] teopan tlatqui ychtequiliztli. teopan axca ytechquiliztli tlatcochiualpan ychtequiliztli M1
Español Latín Náhuatl Folio
CXIX
Juez de las alçadas recupera / tor, oris
Juez que la una parte elige edic / tiuscccc iudex
Juez de compromisso compromissa / rius, ii
Juyzio iudicium, ii. iudicatus, / us tlazontequiliztli CXX 123
Juyzio del censor censura, æ
Juyzio de la apelacion recupera / tio, onis
Jurado en la cibdad tribunus / plebis. ephorus teuctlato [fol. 99r]
Juraderia tribunatus, us. epho / ria teuctlatoliztli

134
Jurado el que juro iuratus, a, um niteteuctlatoca
Juramentar obiuro, as, coniuro niteteuctlato. ateneuilía124
Juramento iuramentum. iusiu / randumdddd, i teteutocateneuiliz / tli125
Juridicion dicio, oniseeee
Justicia iustitia, æ. æquitas melaoaliztli126
Justiciero iuez severus, a, um cecatetlatzacuiltiani127
Justiciar iudicium facio CXXI / vel fero nitetlatzacuiltia128
Juzgar iudico, as. censeo, es, ut
Juzgar entre diversas cosas diiudi / co, as
Juzgado iudicatio, onis. iudicatus, us

I
Imperio imperium, ii. domina / tus tlatocatilíztli129 [fol.100v]
130
Imperial cosa imperialis, e tetlatocaiotitechpoui
Indulgencia perdon venia, æ <<...>>
Iniuria iniuria, æ. contumelia tepapacaliztli131

135
Iniuriar iniuriam facio, iniurio nitepapaca132

CXIX CXX CXXI


recupera / tor] <<recu>>pera / tor T || tlazontequiliztli] tla<add. s.l. z>ontequiliztli || indicium facio]
indiciumfacio T
cccc
edictius] editicius N1N2 || dddd iusiurandum] jusjuramentum, i N2 dejurium, ii. sacamentum, ii add. N2 || eeee dicio]
ditio. jurisditio N1 dicio, jurisdicio N2
123
tlazontequiliztli] tetlatzontequililiztli M1M2 || 124 ateneuilía] nite, nauatia yn chiualoz juramento M1M2 || 125
teteutocateneuiliztli] [juramento] vel tlatqualiztli M1M2 || 126 melaoaliztli] tlamelauacachiualiztli. tlatlamelauhcachiualiztli
M2M1 || 127 cecatetlatzacuiltiani] tetlatzontequiliani. tetlatzacuiltiani. chicauaca tlatzontequini. chicauaca tetlatzacuiltiani
M2M1 || 128 nitetlatzacuiltia] nite, tlayhiyouiltia add. M1M2 || 129 tlatocatilíztli] emperador ytlatocayo M1M2 || 130 tetlato-
caiotitechpoui] emperador yaxca. emperador ytechpoui M1M2 || 131 tepapacaliztli] tepinauhtiliztli. tetelchiualiztli. teca
Español Latín Náhuatl Folio
Iniuriadora cosa iniurius, a, um tepapacani
Iniuriar de palabras conuicior, / aris nitetlatolpapaca CXXII 133
Iniusto cosa no iusta iniustus, /a, um iniquus, a, um amomeláoac134 [fol. 101]
135
Iniusticia iniusticia. iniquitas amomelaoaliztli
Iniustamente iniuste. inique amomelaoaca136

L
Ladron escondido fur, furis. trifur ichtequi137 [fol. 102]

136
138
Ladron publico latro, onis tlaixmáncaualiztli
Ladronia assi latrocinium, ii. furtum, i tlaixmáncauilíztli
Ladron de las rentas publicas peculator <<...>>
Ladronia assi peculatus, us <<...>>
Ladron de ganados CXXIII abigeus, i. abactor <<...>>
Ladron escalador casas dietarius, ii ichtequi
Ladron de trigo o ceuada CXXIV dardanarius, ii <<...>>
Legista letrado iuriconsultus [fol. 103v]
Legista mal letrado leguleus, i
Legitimo cosa por ley legitimus, a, um
Legitimar legitimum facio CXXV
Ley generalmente lex, gis. scitum,i naoatilli139
Ley en griego nomos, i. dogma, atis
Ley de pueblo romano plebiscitum, i
Ley del senado romano senatus con / sultum
Ley dar a los suyos legem fero
Ley dar a los vencidos legem dico CXXVI nitenaoatilmaca

137
Ley consultar al pueblo legem rogo
Ley quitar en parte exrogo legem
CXXVII
Ley primera en griego deuterono / mium, ii

CXXII
nitetlatolpapaca] nitech<<...>> T ego prop. || CXXIII de ganados] deganados T || CXXIV o cevada] ocevada T || CXXV
legitimum facio] legitimumfacio T || CXXVI legem dico] legemdico T || CXXVII en griego] engriego T
133
nitetlatolpapaca] nite, tlatolpinauhtia M1M2 || 134 amomeláoac] amo qualli add. M1M2 || 135 amomelaoaliztli] aqual-
tiliztli. amelauacachiualiztli add. M1M2 || 136 amomelaoaca] amelaualiztica M1M2 || 137 ichtequi] ychtequini add. M1M2 ||
138
tlaixmáncaualiztli] tetla, cuicuiliani. teichtacamictiani. tetlacencuiliani M1M2 tetlatlalochtiani M1 tetlatlochtiani M2 ||
139
naoatilli] tenauatilli. tlatlalilli. tlatecpaualli add. M1M2
Español Latín Náhuatl Folio
Ley
Ley para repartir campos lex / agraria
Ley de los gastos privados lex / sumptuaria
Ley de engendrar hijos lex pro / letaria
Ley para redimir se el que se vendio sisachtea
Ley contra los putos lex scatimia
Ley que pena los adulterios lex / iulia
Ley que desvia los engaños lex aqui- / lia

138
CXXVIII
Ley para repartir el pan lex fru- / mentaria
Ley dela manda del quarto lex / falcidia
Ley del que hurto escondio siervo lex plagaria CXXIX
Ley hecha para uno solo previlegi / um, ii
Letrado bueno en derechos CXXX iuresconsul- / tus [fol. 104r]
Letrado malo en derechos leguleus, i
Libertad libertas, atis. vindicta, æ. [fol. 105r]
CXXXI 140
Librar de servidumbre assero, is. vendi- / co, as nitexoxohucatilía
Libramiento assi assertio. vendicatio tetlacaxoxohucatilíztli141
Librador de servidumbre assertor. vin / dex tetlacaxoxohucatiliáni142
Libre fecho de sieruo libertinus, a, um tlacaxoxohuqui143
Libre nacido en libertad ingenuus, / a, um tetechpaquíz144
Libre como quiera liber, a, um tlacaxoxohuqui145
Lid enel pleyto lis, is. litigatio, onis
Lugar donde iuzgan forum, i teuctlatolóian CXXXII 146 [fol. 106v]

139
Madrastra muger del padre nouer / is, e chauanántli [fol. 108r]
Madre mater, eris. genitrix, inis nántli
Madre pequeña matercula, æ nantóntli

C