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Con recurso
En este caso el banco no asume el riesgo de impago y puede actuar contra la
empresa cedente de las facturas en caso de impago del cliente. El banco
llevará a cabo todas las medidas extrajudiciales y judiciales para garantizar el
cobro. Sin embargo, en el supuesto que sea imposible cobrar, el banco
devolverá las facturas a la empresa cedente y recuperará el importe anticipado.
Esta modalidad suele ser la más habitual, salvo que la empresa sea muy
grande y con muy buena clasificación crediticia.
Sin recurso
Aquí el banco sí que se hace cargo del riesgo de insolvencia del cliente, no
pudiendo actuar contra la empresa cedente si se produce un impago. Esto
supone un incremento en el coste de la operación, por lo tanto la comisión
para el banco será mayor que en la modalidad anterior.
1. Liquidez inmediata
La ventaja más clara es la disposición de liquidez inmediata. Ya hemos visto
que el plazo medio de pago entre empresas es de casi 80 días, muy por encima
del plazo legal. Sin embargo, es difícil resolver esta situación ya que iniciar un
procedimiento de reclamación no es siempre tarea fácil.
2. No se generan deudas
Ya es simplemente un intercambio de derechos de cobro entre la empresa
cedente y el banco, no se generan deudas. Gracias a ello, si la empresa en un
momento puntual necesita solicitar un préstamos, podrá hacerlo sin que el
factoring le perjudique, ya que habrá conseguido la liquidez necesaria sin
endeudarse.
Modalidades de factoring
5.000 x 3 = 15.000