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La espasticidad (del griego σπαστικός, derivado de σπᾶν, "arrancar") es un trastorno motor

del sistema nervioso en el que algunos músculos se mantienen permanentemente contraídos.


Dicha contracción provoca la rigidez y acortamiento de los músculos e interfiere sus distintos
movimientos y funciones: deambulación, manipulación, equilibrio, habla, deglución, etc.
La espasticidad está causada normalmente por daños en las zonas del cerebro o de la médula
espinal que controlan la musculatura voluntaria. Suele aparecer asociada a traumatismos del
cerebro o de la médula espinal, esclerosis múltiple, parálisis
cerebral, hipoxia o ictus cerebral, Enfermedad de Tay-Sachs, algunos desórdenes metabólicos
como la adrenoleucodistrofia o la fenilcetonuria. Cursa habitualmente con hipertonía (aumento
del tono muscular), calambres (rápidas contracciones sin movimiento
notable), espasmos (contracciones con movimiento) e hiperreflexia de tendones profundos
(reflejos exagerados). El grado de espasticidad varía desde una leve rigidez muscular hasta
graves, dolorosos e incontrolables espasmos musculares.

Índice

 1Tratamiento
o 1.1Tratamiento no farmacológico
o 1.2Tratamiento farmacológico
 2Véase también
 3Enlaces externos

Tratamiento[editar]
Tratamiento no farmacológico[editar]
 Rehabilitación: fisioterapia de estiramiento y movilidad muscular, crioterapia,
hidroterapia, terapia ocupacional, medidas ortopédicas (para la corrección y prevención de
contracturas musculares o dolores articulares mediante el empleo de dispositivos externos
conocidos como ortesis), estimulación eléctrica (transcutánea), y como última solución
la cirugía empleada para liberar tendones, contracturas musculares o miofiales (fibrotomia
gradual), o canales nerviosos (rizotomía) en el estómago. Actualmente hay evidencia en
que la aplicación de ondas de choque radiales permite la relajación muscular en pacientes
espásticos.

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