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EL ÚLTIMO REGALO

Desde que somos niños, vamos aprendiendo de todas las personas que nos rodean no sólo

en cuanto al conocimiento académico o profesional, sino también en lo que respecta al

comportamiento, los valores y creencias, ya que se adoptan a partir de la observación y la

convivencia.

Así, en la película, se nos muestra a una persona que, pese a tener muchas comodidades a

nivel financiero, no contaba con la capacidad ni la inteligencia emocional que componen a

una persona de manera integral en su actuar y, por esta razón, su abuelo decidió ponerlo a

prueba antes de otorgarle la herencia, para así evaluar si era o no digno de recibirla. Esas

pruebas estaban enfocadas en fortalecer habilidades y valores fundamentales para la vida en

sociedad, como lo son la responsabilidad, el trabajo, la resolución de problemas, así como

la importancia de los vínculos reales familiares y de amistad, los cuales, idealmente, se

deberían educar en casa desde la infancia, así como reforzarlas en los ambientes educativos,

en sus diferentes niveles.

Esto se aplica a diferentes áreas de nuestras vidas, independientemente del estrato

socioeconómico y/o ambiente en que nos encontremos, dado que son características

inherentes al ser humano que, cuando son adecuadamente desarrolladas, permiten a las

personas alcanzar su máximo potencial y tener relaciones interpersonales adecuadas para el

crecimiento de las dos partes. Pese a que en la actualidad se le ha dado un nivel de

importancia mayor al tema de aprendizaje académico y de conceptos, dejando de lado y

quizás, un poco en el olvido, el tema de inteligencia emocional y las relaciones con quienes

nos rodean es de suma relevancia retomar estos temas e inculcarlos, no sólo en casa, sino

también en la escuela y colegio.


Aquí llega la responsabilidad y la tarea de los docentes, quienes deben, por medio de su

labor de enseñanza, dar ejemplo y promover el uso de los valores y cualidades en sus

estudiantes, principalmente mediante los trabajos en equipo, la asignación de

responsabilidades y sobre todo, recalcando que el fin último del sistema educativo no es el

aprobar o no una asignatura, sino el aprender e interiorizar los conocimientos estudiados,

con el fin de aplicarlos de manera adecuada en la vida personal y profesional, no solo a

futuro, sino también en el corto plazo.

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