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EQUIVALENCIAS ENTRE EL ALFABETO HEBREO Y EL LATINO

Si usted observa los dos vocabularios, el hebreo y el español, verá que


hay una equivalencia bastante precisa en el orden de los dos
vocabularios.  

Muy brevemente
La letra ‫ א‬es un letra muda, y equivale a la H en español moderno, pero
el equivalente ordinal seria la letra A.
La letra ‫ ב‬evidentemente es la B.
La letra ‫ ג‬equivale a la C. Hay algunas palabras que aún conservan esta
equivalencia ‫=ג‬C. Como ‫גמל‬, «gamal», «camello». 
Luego, la letra hebrea ‫ד‬, que es evidentemente la D.
Hasta acá , como usted verá, tenemos el equivalente casi perfecto de
ABCD. 
Luego se complica, pero sólo un poco. 
En hebreo, las vocales no son parte del alfabeto, como ocurre en
español. Es por eso que la letra ‫ ה‬se convierte en la E. 
La letra hebrea ‫ו‬, que es una «v», como se pronuncia en España, es muy
cercana a la F.
La ‫ ז‬es parecida a una G en inglés, cuando ésta es seguida de una «e» o
una «i», por ejemplo, «genes» o «page».
La letra ‫ ח‬en Israel muchas veces se expresa con la H, como en «Haifa»
o «Hadera» (Yo escribí ayer en mi halajá of the day en ingles, Rabbi
Yehuda «Hayyat»).
La letra ‫ט‬,  no tiene equivalencia en español. Realmente no sé por
qué…. 
La letra ‫ י‬es la «I» latina.
La letra hebrea ‫ כ‬es la «K».
Las letras ‫ נ‬,‫ מ‬,‫ל‬, son L, M, N. 
La ‫ ס‬no tiene una equivalencia clara. Es posible, pero no estoy seguro,
que las letras repetidas (hay dos «T»  y dos o tres «S» en hebreo) se
expresen en le abecedario español una sola vez…
La letra ‫ע‬, se hizo una vocal: «o». Lo mismo pasó con la ‫ א‬que se hizo A
y con la ‫ ה‬que se hizo E.
La letra ‫ פ‬es la «P» .
La ‫ צ‬no tiene equivalencia…. (lo mas cerca es una «S», y de ser así,  se
transferirá al español una sola vez).
Y finalmente llegamos a la letra que Usted me preguntó: la ‫ק‬, que
evidentemente equivale a la Q, no a la K. Esa es la razón por la cual
prefiero escribir «MiQdash» a escribir «MiKdash», etc.
Para terminar, las 3 próximas letras, creo que no requieren mucha
explicación: ‫ ת‬,‫ ש‬,‫ ר‬equivalen evidentemente a R, S, T. 
hebreo (alfabeto)

El alfabeto hebreo se deriva del conjunto fenicio, al igual que el árabe o el siriaco. Fue
desarrollado en el siglo III a.C. y desde entonces apenas ha cambiado. Consta de 22
letras, el menor número de todos los alfabetos usados en el Mediterráneo, junto con
el siriaco, con el que comparte una historia común. Como el siriaco o el árabe, se
escribe de derecha a izquierda.

Este abecedario se utiliza hoy día prácticamente sólo para escribir el idioma hebreo,
oficial en Israel. En el pasado se ha empleado para diversos idiomas hablados por las
comunidades judías, entre ellos el español y el yídish.

Cuadrada y cursiva
El hebreo se compone de dos sistemas gráficos bastante diferentes: el cuadrado y la
cursiva. El primero se utiliza en todos los textos impresos. Deriva su nombre de la forma
de las letras, cuyas proporciones buscan una armonía rectangular. La segunda se utiliza
al escribir a mano y a menudo en letreros, anuncios, carteles… Pese a que ambas
derivan de la misma raíz, la diferencia es tan grande que es imposible leer la cursiva si
sólo se ha estudiado la cuadrada.

Al igual que ocurre en el árabe, todas las letras son consonantes menos la primera,
el aleph, normalmente equivalente a A, aunque puede expresar cualquier vocal. Dos
son semivocales, es decir que pueden funcionar como consonante o como vocal:
la W puede representar también la U y la O, y la Y puede pronunciarse I o bien E.

Cinco letras aparecen en dos formas diferentes: la estándar y la que se emplea al final
de una palabra. Se trata de Kaf, Mem, Nun, Pe y Tsadi. Esta distinción existe tanto en la
versión cuadrada como en la cursiva.

Dagesh

Tres letras tienen dos formas: con un punto en el centro y sin él. El punto, conocido
como dagesh, endurece el fonema, que sin él se queda en una variante sonora. Así,
la Kaf ‫כ‬ se pronuncia K cuando tiene punto, y J (como en ‘jamón’) cuando carece de él.
La Bet ‫ב‬, sin punto equivalente a una V fricativa, se convierte en B oclusiva con dagesh.
La Pe ‫פ‬ sólo se pronuncia P con punto; sin él se convierte en F. También la Tav puede
tener dagesh o no, pero hoy ya no varía la pronunciación.

Además, la Sin ‫ש‬ puede llevar un punto o bien sobre la última de las tres ramas (a la
izquierda) o bien sobre la primera (a la derecha). En el primer caso se pronuncia como
una S. En el segundo, como la Shin árabe, es decir al igual que  la ch en pronunciación
andaluza o francesa o la sh inglesa.

Escribir los dagesh no es obligatorio y hay muchos textos en los que no se emplean.
Por otra parte, la Waw también puede llevar punto arriba a la izquierda o bien a la
izquierda del palo vertical. Se pronuncia O en el primer caso y U en el segundo, pero
estos puntos no se consideran dagesh sino niqud.

Niqud

‘Niqud’ es como se conoce el sistema de vocalización mediante puntos y tracitos,


similar al ‘tashkil’ árabe, pero netamente más complicado. Existe una docena larga de
diferentes combinaciones de puntos o trazos, la mayoría colocadas bajo la letra,
algunas encima de ella, para indicar vocales, Hoy se usan comúnmente 11 diferentes
signos de vocalización (otros sólo aparecen en textos históricos), aunque los puntos
que diferencian letras fricativas y oclusivas (como F y P) o las que distinguen Sin y Shin
también se conocen como niqud.
En el hebreo moderno, sólo se diferencian

 las vocales a, e, i, o, u y la shwa,


una vocal tan breve que puede desaparecer del todo. No se distingen qamatz y pataj
(ambas A), ni segol y tzere (ambas E). Tampoco se hace la distinción entre vocales
largas y cortas.  Teóricamente, este era el cometido de las formas ‘reducidas’ (hataf) en
las que se coloca una shwa a la derecha del signo para abreviar la vocal.

Hoy día, los niqud casi nunca se emplean para escribir un texto, excepto en textos
religiosos o educativos (para ayudar a leer con la pronunciación correcta), a veces en
líricos o en diccionarios. Normalmente, al igual que ocurre en árabe, se deducen las
vocales por la forma gramatical de las palabras, intuida por el contexto.

Fonética

La pronunciación actual del hebreo estándar mantiene cierta fonética del yídish, propia


a la población asquenazí que instauró en el siglo XX el hebreo como lengua de
comunicación cotidiana, tras milenios en el que sólo se usaba para textos sagrados. La
pronunciación de las letras es así más cercana a los sonidos alemanes que a los
fonemas hebreos que representaban originalmente, excepto entre los judíos de cultura
árabe (mizrajíes).

Así se explica que varias consonantes, netamente distintas en los idiomas semitas,
como son Tet y Tav, Kaf y Qof, Samed y Sin e incluso Aleph y Ain se pronuncien igual
en el hebreo moderno. La Academia Hebrea mantiene como estándar la pronunciación
‘oriental’, pero es poco frecuente en el uso moderno.

Difusión

Empleado primero por el pueblo israelita en Palestina, hace dos milenios, el hebreo fue
difundido por grandes partes del Mediterráneo por las comunidades judías. Utilizado
sobre todo para escribir y copiar los textos sagrados escritos en hebreo y arameo—la
tora y los comentarios recogidos en el Talmud— se ha mantenido inmutable a lo largo
de los siglos. Aprenderlo junto a la lengua hebrea era condición para formarse como
experto religioso.

Pero junto a este uso litúrgico, el alfabeto también ha servido para escribir y transcribir
cualquier idioma utilizado por las comunidades que profesaban la fe
judía: árabe, yídish, castellano, tártaro, tamazigh… Hoy se emplea casi exclusivamente
para escribir hebreo moderno, un idioma sólo hablado en Israel. Aparte se mantiene un
uso cada vez más reducido en la literatura yídish, que floreció sobre todo a inicios del
siglo XX, y que siempre se escribe con letras hebreas. En algunos barrios de Jerusalén,
habitados por ultraortodoxos, se pueden aún ver textos de este tipo.

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