Está en la página 1de 1

El viento había desordenado el mundo.

Los recuerdos revoloteaban por aquel ambiente


cargado de mentes vacías. Cuando algú n nostá lgico ciudadano atrapaba un recuerdo
huérfano, no encajaba en su cabeza y debía dejarlo ir. Los ancianos recolectaban
fragmentos de mentes adolescentes, e inocentes niñ as veían crecer su desconcierto al
encontrar tirado en una cuneta el subconsciente de algú n indigente. Pronto muchos
olvidaron vivir, olvidaron respirar, y el viento, inmisericorde se llevó muchas vidas.

Un día todo acabó , y una calma inmensa y azul se apoderó del enorme desierto en que se
había convertido el mundo. Todo estaba repleto de las piezas descompuestas del gran
puzzle humano. Siglos después, algú n pionero procedente de un planeta lejano arribó a
la Tierra. Y enloqueció intentando recomponer aquel caos que perfecto. Tan calmo y
silencioso. Pero aquel habitante de aquel planeta no buscaba calma, sino vida. Y ese fue
el objetivo de habitantes de toda la galaxia que acudían sin saber dó nde encajaba cada
pieza. Y así transcurrió el tiempo, hasta que el enigma azul cayó en el olvido. Y la locura
y la cordura se fueron disolviendo poco a poco en el agua y la tierra. Y todo quedó en un
punto azul y minú sculo que un día o una noche fue devorado por el sol. Que lo quemó
todo sin dejar rastro de viento o agua, de locura o cordura.

También podría gustarte