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INTRODUCCION
En el proceso de oxidación de las diferentes sustancias presentes en el agua y
su esterilización, el producto más ampliamente utilizado es el cloro ( en los
pequeños abastecimientos se suelen emplear derivados del cloro).Si bien en
algunas aguas no llega a lograrse el objetivo deseado, dada la presencia de
diversas sustancias, con las que el cloro no es tan efectivo, o bien a que
precisamente el cloro conduce en su reacción con otras sustancias orgánicas a
la formación de compuestos orgánicos clorados muy cuestionados por su
potencial perjuicio para la salud (por ejemplo los trihalometanos). Estas
circunstancias han llevado a la utilización de otros productos, que si bien no le
sustituyen completamente, sí lo complementan, entre los que destacan
principalmente el dióxido de cloro y el ozono.
El principal objetivo de la cloración comenzó siendo, y aún lo es, la
destrucción de gérmenes, dado su gran poder bactericida, no debe olvidarse
que su elevado poder oxidante origina otros efectos también muy importantes,
como pueden ser la contribución a la eliminación del hierro y manganeso,
eliminación de sulfhídrico, sulfuros y otras sustancias reductoras, reducción de
sabores existentes antes de la cloración o bien producidos por los compuestos
de adición formados por el cloro, impedir el crecimiento de algas y otros
microorganismos que interfieren en el proceso de coagulación-floculación y
filtración, mantener los lechos filtrantes libres de posibles crecimientos de
bacterias anaerobias, reducción del color orgánico, etc.
Por otra parte, el empleo de las cloraminas genera menos subproductos de
desinfección y presentan menos tendencia que el cloro a provocar olores y
sabores en el agua tratada, sin olvidar algunos problemas ligados al empleo de
las cloraminas, destacando principalmente los fenómenos de nitrificación
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II. CLORO
El cloro gas en sí es un gas cáustico, irritante, amarillo verdoso, cuyo peso supera el doble del
peso del aire. Es manufacturado pasando electricidad a través de una solución de sal de mesa
y entonces es usualmente comprimido a líquido para empaque y almacenamiento. El manejo y
uso de ambos, cloro líquido y cloro gaseoso requiere atención a las precauciones de
seguridad.
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o Naturaleza, concentración y distribución de los organismos que se van a
destruir, así como de la concentración y distribución de la sustancia
desinfectante y de los productos de su reacción con el agua, así como de las
sustancias disueltas o en suspensión presentes en el agua.
o Naturaleza y temperatura del agua objeto del tratamiento.
o Tiempo de contacto entre el cloro y el agua.
o pH del agua.
Respecto a los anteriores factores, podemos decir, en lo que respecta a los organismos
presentes en el agua, que estos pueden ser muy diversos y con unos requerimientos de
cloro para su eliminación muy diferentes.
En el proceso de cloración y en la desinfección en general, las variables usualmente
más controlables son:
1) La naturaleza y concentración del desinfectante
2) El tiempo de contacto entre el desinfectante y los microorganismos
3) La mezcla, dispersión y grado de agitación del agua.
Para que la cloración resulte eficaz es necesaria una distribución homogénea del cloro
en el agua y que la dosis sea adecuada, para obtener un agua tratada inocua. A partir de
0,1 a 0,2 ppm. de cloro libre residual en el agua, ya se percibe sabor, percibiéndose
antes cuanto mayor sea la dureza y temperatura del agua. Puede procederse a la
decloración o eliminación del cloro en el agua, mediante el empleo de sustancias
reductoras, tales como el anhídrido sulfuroso, el hiposu1fito sódico, etc., Utilizando
cantidades apropiadas de estos productos se puede eliminar la cantidad de cloro
deseada. También se puede eliminar el cloro filtrando el agua a través de carbón
activo.
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Sobre estas concentraciones y sus efectos hay algunas discrepancias, según las
distintas fuentes de información. Para concentraciones bajas de cloro, que es el caso
más frecuente, origina irritación, «picor» en los ojos y vías respiratorias altas, tos
insistente y agobiante, y disnea (dificultades respiratorias) más o menos intensa, según
el grado de intoxicación. A concentraciones mayores, la intoxicación va acompañada
de dolores de cabeza, náuseas, vómitos, debilidad general y cianosis. En casos más
graves puede presentarse edema pulmonar y esputo hemoptoicos. Sobre la piel, el
cloro líquido puede producir congelación y quemadura química. Por numerosas
observaciones sobre personal que ha trabajado durante más de cuarenta años en la
fabricación y manipulación del cloro, parece indiscutible que, afortunadamente, no
tiene efectos acumulativos.
IV. CLORACION
El cloro continúa siendo la sustancia química que más económicamente, y con mejor
control y seguridad se puede aplicar al agua para obtener su desinfección. Cuando el
cloro se aplica al agua, la reacción química que se produce es la siguiente:
Cl2 + H2O ⇔ HOCL + H+ CL-, que se complementa hacia la derecha al cabo de varias
horas, así: HOCL ⇒ H+ + OCL. La desinfección requiere, dependiendo del tipo de
agua, un mayor o menor período de contacto y una mayor o menor dosis del
desinfectante. Generalmente, un agua relativamente clara, pH cerca de la neutralidad,
sin muchas materias orgánicas y sin fuertes contaminaciones, requiere de unos cinco a
diez minutos de contacto con dosis menores a un mg/l. De cloro. En cada caso deberá
ser determinada la dosis mínima requerida para que permanezca un pequeño residuo
libre que asegure un agua exenta en cualquier momento de agentes patógenos vivos.
Cuando se aplican soluciones, como las de hipoclorito de calcio o de sodio, deberá
tomarse en cuenta su contenido de cloro, expresado en la forma de ácido hipocloroso,
con objeto de fijar las dosificaciones. También deben considerarse las concentraciones
de las soluciones. Por ejemplo: un producto comercial, el hipoclorito de calcio, con
98% de pureza, dará: (ClO)2 Ca + H2O ⇒ 2ClOH + Ca, el peso molecular del ácido
hipocloroso es de aproximadamente 52, y el del hipoclorito de calcio es de
aproximadamente 144. Luego 2 x 52 / 144 = 0.722 y 0.722 x 0.98 = 0.71; es decir,
71% de Cl utilizable en la forma de ácido hipocloroso. El cloro se encuentra en tres
estados físicos: gaseoso, líquido o sólido.
El equipo requerido para la dosificación del cloro depende del estado en que éste se
vaya a dosificar.
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• Cloro gaseoso en solución acuosa. El cloro viene embalado en cilindros y para
poder pasarlo a una solución acuosa se requiere de agua a presión. Por la complejidad
y peligrosidad en el manejo del cloro gaseoso, este sistema es más utilizado en plantas
de purificación convencionales para acueductos de gran tamaño.
• Aplicación directa del cloro gaseoso. Este sistema de aplicación del cloro gaseoso
es utilizado en instalaciones relativamente pequeñas, pero teniendo en cuenta que se
requiere una cierta infraestructura y adiestramiento de los operarios. • Aplicación del
cloro sólido o líquido. En instalaciones pequeñas resulta ser más económico y fácil el
empleo del cloro en cualquiera de estos dos estados. Los hipocloritos (sales del ácido
hipocloroso) pueden ser obtenidos comercialmente en cualquiera de estas formas.
Algunos de ellos son:
• Hipoclorito de calcio: El hipoclorito de calcio más usado es el HTH (High Test
Calcium Hypoclorite), el cual viene en forma granular, polvo o tabletas. Su aplicación
puede ser directa o mediante la preparación previa de una solución acuosa.
• Hipoclorito de sodio: Este hipoclorito viene en forma líquida en diferentes
concentraciones. Por ejemplo, el Peclorito 130 (130 g/L).
El cloro es un elemento muy corrosivo y por lo tanto se debe tener precaución en su
manejo; adicionalmente los equipos empleados deben ser de materiales resistentes a la
corrosión. Los hipocloritos líquido son dosificados mediante el empleo de “hipo
cloradores”, los cuales son bombas de desplazamiento positivo, de diafragma o pistón ,
con elementos resistentes a la corrosión del cloro. Para hacer la dosificación de un
hipoclorito, es necesario hacer una dilución de la concentración inicial de cloro de 0.5
a 1.0 por ciento en peso. En la práctica, el cloro líquido se obtiene en cilindros a
presión con capacidades de 100, 150 y 2.000 libras (46-88 y 908 Kg.). El cloro líquido
se gasifica en cuanto deja de estar sometido a presión y los aparatos dosificadores
(cloradores) lo aplican como tal o bien disuelto en agua. El cloro se obtiene en la
forma de hipoclorito de calcio o sodio y se aplican como suspensiones. Para
dosificaciones que requieran gran exactitud se utiliza el gas cloro aplicado con
aparatos cloradores de alta precisión. El pH del agua del agua tiene una marcada
influencia en la cloración de las aguas. Por ejemplo, a pH 6 una solución de cloro es
casi 100% HCLO y baja a un por ciento mínimos a pH 9.
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V. DEMANDA DE CLORO Y BREACKPOINT
Al incorporar el cloro al agua, reacciona con las sustancias que ésta contiene,
quedando menos cloro en disposición de actuar como desinfectante. Entre estas
sustancias destacan el manganeso, hierro, nitritos, sulfhídrico y diferentes materias
orgánicas, las cuales, además de consumir cloro, producen compuestos orgánicos
clorados que pueden ser la causa de olores y sabores desagradables. Otra sustancia
presente, a veces, en el agua y que reacciona de una forma muy particular con el cloro
es el amoníaco.
Si se continúa añadiendo cloro en exceso, de manera que reaccione con todas las
sustancias presentes, llegará un momento en que el cloro sobrante aparecerá como
cloro residual libre, que es el que realmente actúa ahora como agente desinfectante.
La demanda de cloro es la diferencia entre la dosis de cloro añadida y el contenido de
cloro residual al cabo de un tiempo de contacto
El cloro presente en el agua tratada que se conoce como «cloro residual», puede
presentarse como «cloro residual libre» o como «cloro residual combinado».
El cloro residual libre está constituido esencialmente por el ácido hipocloroso y el ión
hipoclorito; y el cloro residual combinado lo forman generalmente las cloraminas.
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Teóricamente, en un agua totalmente pura, al ir adicionando cloro, la concentración
residual medida del mismo sería igual al cloro incorporado. Pero esto no ocurre así en
aguas que no son completamente puras, que es el caso general. Entonces, al ir
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tanques o bidones de 1.000 kgs., en los cuales el cloro está a presión en fase líquida en
equilibrio con la parte gaseosa. Estos bidones tienen dos tomas: la parte superior, por
la que se puede extraer el cloro gas directamente y la parte inferior, por la que se
extraerá el cloro líquido cuando el consumo es más elevado, requiriendo en este caso
la instalación el empleo de evaporadores que, en realidad, son unas cubas de acero en
cuyo interior se encuentran en equilibrio el cloro líquido y el cloro gas y por el exterior
están rodeadas por una cuba de agua calentada por resistencias eléctricas con los
correspondientes mecanismos de regulación.
El cloro gas que sale del evaporador pasa a un filtro para que queden retenidas las
pequeñas impurezas que puedan acompañar al cloro y no lleguen a la válvula
reguladora ni a los cloradores. Esta válvula se encarga de reducir adecuadamente la
presión del gas a la salida del evaporador, para conseguir que el cloro se mantenga en
forma gaseosa e impedir una relicuación, lo que provocaría su destrucción.
CLORADORES
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Los cloradores o clorómetros, a donde llega el cloro gas que sale de los
evaporadores regulan la cantidad de cloro a dosificar. El principio de funcionamiento
de los cloradores se basa en la transmisión del vacío creado por la circulación de agua
a través de un inyector a una válvula diferencial, que mantiene una presión diferencial
constante en un regulador de caudal. Por su parte, el cloro a presión llega a una válvula
reguladora de presión, hasta quedar a una presión inferior a la atmosférica. El cloro
pasa a la válvula de presión diferencial ya continuación al inyector, donde se mezcla
con una corriente de agua auxiliar, obteniéndose un agua fuertemente concentrada.
consta fundamentalmente de una válvula de entrada de cloro gas, una cámara con una
membrana o diafragma, que es desplazada por el vacío al que se la somete, de forma
que actúa sobre un muelle y eje con obturador, para abrir o cerrar el paso del gas y un
tubo rotámetro para medir el caudal de gas mediante la adecuada válvula de
regulación.
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VII. CLORO RESIDUAL EN LA RED DE DISTRIBUCION
El consumo de cloro en el agua de una red de distribución se debe, por una parte, al
consumo del cloro por la propia agua (sustancias presentes en ella y otras condiciones físicas)
y por otra, al consumo que se produce en la interfase con las paredes de las conducciones.
En la interfase con las paredes, el consumo de cloro se produce por la interacción con los
productos de corrosión y por los depósitos y biomasa fijada en las paredes.
La disminución del cloro residual en una masa de agua, viene expresada por la ecuación
exponencial siguiente:
C(t) = C0.e-kt
K = ln (C0/Ct) /T
En 1908, los investigadores Chick y Watson desarrollaron lo se llamó la ley de Chick. Este
principio describe el tiempo y la concentración de desinfectante que se necesita para matar
los microbios en el agua, determinaron que, al aumentar el tiempo de duración del contacto
del desinfectante en el agua, disminuye el número de microbios en esta comprobándose que
este producto es importante en la destrucción de microbios potencialmente nocivos.
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VIII. CONCLUSION
IX. BIBLIOGRAFIA
Cloracion1. (2017). Retrieved October 12, 2020, from Elaguapotable.com website:
http://www.elaguapotable.com/cloracion1.htm#Equipos%20e%20instalaciones
%20de%20cloraci%C3%B3n
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