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4.1.4 Enfoque Biologicista.

Es cierto que la idea de que el hombre es el centro del universo, fue y sigue siendo
preponderante hasta nuestros días. El mundo y todo lo que existe en él, es para y en
beneficio y satisfacción de los seres humanos; así lo entendemos y así lo practicamos,
porque de algún modo, eso es lo que hemos aprendido desde que nacemos, de
nuestros padres, familiares, amigos, abuelos, maestros, de personas que conforman
nuestro entorno social y cultural.
Aunque, no podemos generalizar, la mayoría de los seres humanos hemos
escuchado de generación en generación, que la naturaleza nos pertenece junto con
todas sus manifestaciones, por lo que, este pensamiento antropocéntrico es un hito que
nos deja ver claramente la relación que existe con nuestro entorno natural.
Si bien, éste es uno de los pensamientos que más ha influido en la humanidad,
existen posturas que no están de acuerdo con ello y perciben al ser humano como una
criatura, que más que favorecer a la vida la destruye, una plaga que avasalla y
corrompe todo lo que está por su paso, ignorando de manera soberbia a los seres que
no necesita y sobreexplotando a aquellos que le favorecen. Sin duda alguna, se trata de
una postura antagónica y opuesta a la visión predominante que se tiene del ser
humano.
Sabemos que, dentro del conservacionismo se derivan otras posiciones más
radicales, cuyo fundamento es colocar a la naturaleza en el centro y al hombre sólo
como una parte del mundo, pues, el hombre que siempre se ha pensado a sí mismo
como el ser más especial e importante del universo o de su mini universo, dista de
semejante concepción, ya que, su inteligencia y capacidad creadora, es parte de su
anatomía biológica propia de la especie, si fuéramos elefantes reaccionaríamos
cerebralmente como elefantes y no como seres humanos y destacaríamos por nuestra
portentosa memoria propia de estos paquidermos, la cual, han adquirido a lo largo de
su desarrollo evolutivo. Por lo tanto, el hombre no es el centro, no es el único y tampoco
es superior, sino diferente, con rasgos propios de la misma especie, como otras que al
igual que él, tienen sus propias características y su razón de ser en el mundo natural y
por consiguiente de la vida misma.

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