Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Índice
Introducción
Capítulo I
¿Porque decimos que la Iglesia católica es la institución que más cambio y muto
en la edad media?
Capítulo II
LAS CRUZADAS:
¿El fin de cada cruzada era distinto? Fue cambiando su objetivo de cruzada en
cruzada?
https://ifspp1-sgo.infd.edu.ar/aula/location.cgi?
wseccion=03&esMicrositio=no&id_curso=506&wid_archivo=1706
https://ifspp1-sgo.infd.edu.ar/aula/location.cgi?
esMicrositio=no&wseccion=03&id_curso=506&wid_archivo=1705
Historia medieval
https://ifspp1-sgo.infd.edu.ar/aula/location.cgi?
esMicrositio=no&wseccion=03&id_curso=506&wid_archivo=1704
Introducción
En esas barreras ficticias que dividen cada uno de los periodos historicos, la edad media
comienza con la caida del imperio romano en el oxidente en el año 476 d.c y acaba con
el descubrimiento de america en 1942 o con la caida de constantinopla en 1453.
Fue un largo periodo de casi mil años en donde se va creando un mundo distinto a la 3
antigüedad, que tradicionalmente es dividido en alta edad media , plena edad media y
baja edad media.
La Edad Media, con sus diez siglos de duración, es una de las etapas más extensas de
toda la historia. Aunque tradicionalmente se ha dividido entre, Alta Edad Media y Baja
Edad Media, en los últimos años se ha añadido una tercera fase en su inicio y que sirve
de transición desde el periodo anterior: la Temprana Edad Media.
Los historiadores afirman que la transición entre la Antigüedad clásica y la Edad Media
fue desarrollándose durante un largo periodo de tiempo. Así, la llamada Antigüedad
Tardía y la Temprana Edad Media habrían sido las etapas que se produjeron durante esa
evolución histórica.
Esta primera parte de la Edad Media comenzó a finales del siglo V y se prolongó hasta
el siglo VII. Fue en este periodo cuando las culturas germánicas llegadas a Europa y la
latina heredera del Imperio romano empezaron a mezclarse.
El Imperio romano de occidente se desintegró y su lugar fue ocupado por los Reinos
Romano Germánicos. En algunas zonas de Europa aparecieron reinos más débiles,
como el de los visigodos en España o el de los sajones en Inglaterra.
Fue también en esta etapa cuando nació la nueva gran potencia continental: el Imperio
Carolingio. Su aparición se produjo cuando Pipino III controló con ayuda del papa a los
dos grandes reinos existentes, en manos de los merovingios.
Historia medieval
Su heredero, Carlomagno, logró unificar gran parte del continente bajo su reino, tanto
en lo político como en lo cultural.
Por otra parte, en este periodo se produjo la gran expansión musulmana. Los pueblos
árabes conquistaron todo el norte de África, extensas zonas del Mediterráneo y la mayor
parte de la actual España.
En el ámbito cultural, la Temprana Edad Media fue el momento en el que surgió la vida
monástica y, con ella, la reclusión del conocimiento en los monasterios. El estilo
arquitectónico propio de esta etapa fue el románico.
Por último, la economía dejó de estar basada en el sistema de producción esclavista que
había sido propio de la última etapa del Imperio romano. En su lugar, comenzó a
aparecer el feudalismo, que marcaría toda la Edad Media en lo económico y en lo
social.
La Alta Edad Media comprendió desde el siglo IX hasta el siglo XI. Durante estos
siglos, el feudalismo se implantó por completo en la sociedad. Este sistema se
caracterizaba por el trabajo de los siervos en las tierras de los señores feudales. A
cambio, debían pagar un tributo.
En el aspecto político, el poder empezó a descentralizarse. Aunque los reyes 4
mantuvieron su posición tuvieron que empezar a compartir sus atribuciones con los
grandes señores pertenecientes a la nobleza.
Con la disgregación del Imperio carolingio, Europa pasó por una etapa urbanizadora,
además de vivir un fuerte incremento de las fuerzas militares.
Por otra parte, este periodo del medievo estuvo marcado por un gran aumento de la
población. La nueva organización política y social y la mejora en las cosechas
permitieron que la demografía aumentara.
La Baja Edad Media comenzó a principios del siglo XII y se prolongó hasta mediados
del siglo XV, según los que sitúan su final en la caída de Constantinopla, o en 1492, de
acuerdo a los que señalan el descubrimiento de América como el hecho que provocó el
cambio de época.
En sus inicios, fue un periodo de apertura en el que las ciudades ganaron importancia
frente al mundo rural. Buena parte de este cambio se debió a las actividades comerciales
y gremiales, que acabaron provocando la aparición de una nueva clase social: la
burguesía. El resultado fue el lento declive del feudalismo en favor del capitalismo.
Otro de los acontecimientos que marcaron este periodo fue la epidemia de la peste
negra. Según los expertos, esta enfermedad causó la muerte de entre 25 y 50 millones de
personas en Europa. El desastre humano fue impresionante: el continente pasó de contar
con 80 millones de habitantes a tener solo 30 millones en 1353.
Historia medieval
Esta epidemia, junto con los cambios climáticos que provocaron pobres cosechas,
provocaron la gran crisis que se desató en el siglo XIV. A principios del siglo XV, con
la crisis aún presente, estalló la guerra de los Cien Años, que enfrentó a Francia y a
Inglaterra. La victoria de los franceses fue fundamental para fortalecer el país.
La Iglesia también pasó por su propia crisis en esta etapa. La corrupción que se
desarrollaba en su seno, la venta de indulgencias y otros factores provocaron la
aparición del protestantismo y la pérdida de influencia de Roma en buena parte del
continente.
Desarrollo
La Edad Media se caracterizó por suponer un gran cambio para Europa y el área del
Mediterráneo, tanto en lo político, económico, social, y cultural. La organización de la
sociedad Clásica del Imperio Romano desapareció.
La invasión y posterior asentamiento de los pueblos germanos bárbaros dentro de las 5
fronteras del Imperio Romano dio lugar a la formación de diversos reinos a principios
del siglo V. La caída de Rómulo Augústulo, último emperador romano, terminó con la
autoridad imperial en occidente en el año 476; la parte oriental del imperio asumió
entonces la herencia política de Roma.
Los bárbaros germanos instalaron sus reinos dentro de las antiguas fronteras del imperio
y en zonas que nunca habían sido ocupadas por Roma, como Alemania. Estos reinos
evolucionaron y dieron origen a las monarquías medievales europeas.
Los ostrogodos, uno de los pueblos germanos, se asentaron en Italia conducidos por
Teodorico y formaron uno de los reinos más importantes de los siglos V y VI. A fines
del siglo V, los francos, otro pueblo germano, sentaron las bases de lo que
posteriormente sería uno de los reinos medievales más poderosos de Europa. Su rey
Clodoveo, convertido al catolicismo, logró atraer a la población de la antigua Galia
mediante la fusión de los galorromanos y los francos.
En la península ibérica, los visigodos formaron una monarquía próspera y culta,
fundiéndose en ella los rasgos germánicos y las tradiciones romanas. Sin embargo,
dicho territorio fue ocupado por los árabes a principios del siglo VIII y en pocos años el
poder visigodo se extinguió, iniciándose una nueva etapa en la península y Europa con
la expansión del Islam.
Durante el siglo VI, el reino de los francos, bajo la dinastía merovingia (descendiente de
Meroveo, personaje semi legendario), sufrió repartos entre los sucesivos herederos de la
Historia medieval
Los lombardos, también de origen germánico, conquistaron el norte de Italia y junto con
los bizantinos se repartieron la posesión de este territorio, el que a fines del siglo VI se
encontraba casi totalmente bajo el dominio lombardo.
En Gran Bretaña, la invasión de anglos y sajones, de origen germánico, a mediados del
siglo V, tuvo como consecuencia que los britanos, antiguos habitantes de la isla, se
refugiaran en Cornualles, Gales y Escocia o se sometieran al nuevo poder.
Todos estos reinos surgidos en occidente dieron una nueva fisonomía a Europa; pero a
pesar de todo se mantuvieron algunos rasgos propios de la cultura romana, como el
orden y el derecho, los que fueron mezclándose con características propias de cada uno
de los pueblos invasores.
Una de las características que distingue a la Edad Media de otras épocas de la historia
fue su sistema de producción feudal. Este, que afectó también al modo de organización 6
política y social, sustituyó al modelo esclavista anterior.
El feudalismo
De manera resumida, el feudalismo podría definirse como el sistema en el que un
hombre libre, llamado vasallo, adquiere la obligación de obedecer y servir a otro
hombre libre más poderoso.
Los vasallos tenían que participar en las cuestiones militares de defensa del señorío,
además de cumplir con las órdenes que le diera el señor. A cambio, este debía proteger
al vasallo y proporcionarle tierras para su sustento. Esas tierras eran denominadas
feudos.
En un primer momento, el sistema feudal estaba centrado en el aspecto militar, pero
evolucionó hasta conceder a los señores la capacidad de impartir justicia, liderar militar
y administrativamente su feudo y de cobrar tributo a los vasallos.
La palabra feudalismo procede del término feudo, que denominaba al territorio que los
reyes del medievo entregaban a los nobles a cambio de determinados servicios.
El sistema feudal comenzó a debilitarse a partir del siglo XV. Empezó entonces un
periodo de transición en el que se mantuvieron algunos rasgos de ese sistema mientras
comenzaban a aparecer otros pertenecientes al modelo capitalista.
Los vasallos
El señor feudal se comprometía a proporcionar los medios para que el vasallo pudiera
mantenerse y a ofrecerle protección. A cambio, el vasallo debía ayudar a su señor si
aparecía cualquier tipo de amenaza, casi siempre militar. Con el tiempo, los grandes
señores crearon poderosos ejércitos con sus vasallos. 7
Además, si algún señor era capturado por sus enemigos, sus vasallos estaban obligados
a pagar el rescate para que fueran liberados. Igualmente, tenían que aportar dinero para
la armadura que vestía el primogénito del señor cuando era armado caballero. Las
cruzadas también fueron sufragadas en parte con las aportaciones de esos vasallos.
Ese vasallaje era, finalmente, una relación entre dos hombre libres, aunque de distinta
categoría. El más poderoso se convertía en el señor del otro, que pasaba a ser su vasallo.
Plebeyos
El tercer estamento dentro de la sociedad feudal estaba conformado por los plebeyos, las
clases más bajas. Esta clase, la más numerosa, incluía desde los siervos, hombre libres
pero sin derechos políticos, a los esclavos. Además, existían también otros hombres
libres que gozaban de limitados derechos políticos y era dueños de pequeñas
extensiones de tierra.
Los siervos estaban obligados a pagar un tributo al señor feudal a cambio del derecho a
trabajar sus tierras para poder obtener alimento. Esto llevó a que los campesinos solo
pagaran impuestos a sus señores y no al Estado central.
Dentro de los hombres libres se encontraban los artesanos y comerciantes. Con el
tiempo, los que practicaban estos oficios comenzaron a abrir sus propias tiendas y a
acumular riqueza. A finales de la Edad Media, serían quienes darían paso a la formación
de la burguesía.
Actuando como causa al mismo tiempo que como consecuencia, al unísono o de forma
aislada, una serie de factores se van a correlacionar para tener efectos significativos en
la ampliación de los intercambios y en la vinculación de los espacios comerciales.
Entre estos factores destaca, en primer lugar, las mejoras de las vías y de los medios de
comunicación como expresión de los adelantos técnicos que se estaban gestando en los
transportes, especialmente en los fluviales y marítimos.
Sirva como ejemplo la región de Lombardía, donde en los últimos decenios del siglo
XII los municipios urbanos acometen una relevante obra de renovación de las rutas y
de las vías navegables. La posibilidad de que la más remota aldea se hiciera accesible
en barco o en carro desde la ciudad, promoviendo los intercambios, agilizó los acuerdos
comerciales entre centros urbanos y localidades rurales, reduciéndose los costos de
transporte implicados.
Un hecho colateral testimonia la importante mejora de las vías de navegación,
incentivada por la dinámica comercial regional e internacional europea. Es el aumento
constante de la capacidad de carga de los barcos mercantes.
Hacia 1320, las galeras venecianas que se dirigían a Chipre o Flandes tenían una
capacidad de carga de aproximadamente 110 a 115 toneladas métricas; un siglo después
la capacidad de carga había aumentado a 170 toneladas métricas; y hacia 1550 dicha
capacidad se había elevado hasta 280.
Pero quienes se convierten en los líderes de las embarcaciones con una gran capacidad
de carga, provocando que la productividad de los transportes se dispare, son los
genoveses. Hacia finales del siglo XIII se observarán barcos genoveses que exceden la
capacidad de flete de 450 toneladas de las naos catalanas, consideradas hasta ese 9
momento las de mayor tonelaje.
Este avance genovés tiene su explicación en la necesidad de transportar unos productos
pesados a bajo precio para asegurar el abastecimiento de la ciudad. Los grandes navíos
no eliminan a los pequeños y la circulación de éstos es un buen indicador de una
coyuntura económica favorable.
Un segundo factor que potencia el funcionamiento de redes de producción y de
comercio se observa en la instalación de los mercados locales, floreciendo
mayoritariamente en el norte de Europa. En Inglaterra, la Corona era la otorgante de las
cartas de establecimiento de estas ferias y mercados, llegando a entregar cerca de dos
mil.
Algunas ferias comerciales llegaron a ser muy importantes, como las ferias de
Champaña, logrando concentrar un gran número de compradores y vendedores de los
más variados productos.
Sin embargo, hacia finales del siglo XIV las ferias comenzaron a decaer, al ser
paulatinamente sustituidas por mercados permanentes ubicados en áreas urbanas, y en la
medida que seguían reduciéndose los costos de transporte de las rutas de comunicación
marítima entre el norte y el sur.
Cabe destacar que en las ferias ya se percibía, además de las operaciones comerciales de
productos, la instauración de un incipiente sistema de cambio monetario. Los días
finales de una determinada feria eran dedicados a las transacciones financieras,
implicando cambios de diferentes monedas, una vez pesadas y evaluadas; negociaciones
Historia medieval
Las consecuencias del incremento de la población provocarán la caída del salario real,
elevándose el nivel de precios de los principales rubros, fundamentalmente los
agrícolas, la dinámica contraria generará un incremento del salario real del trabajador.
Un cuarto factor relevante es la división del trabajo que comienza a operar entre la
producción urbana y la producción rural, estableciéndose una red de intercambios
alrededor de ellas.
Los núcleos urbanos se concentraron en la producción de artículos manufacturados y en
el comercio; el campo, ampliado cada vez más en la medida que se incorporaban tierras
de frontera para su cultivo, se especializó en la producción de los rubros agrícolas
necesarios para abastecer el creciente mercado, conformado tanto por los que ya no
producían sus propios alimentos, así como por los negociantes de materias primas
obtenidas del medio rural.
Los intercambios involucraban además la movilización de campesinos y artesanos hacia
las ciudades, en la medida que factores como la expansión demográfica y el propio
crecimiento del comercio los impulsaba a buscar nuevas oportunidades.
Un ejemplo característico de estas relaciones urbano-rurales se puede visualizar en el
papel que cumplía la producción de vino, que hasta la época carolingia fue tenido por un
cultivo de lujo. El desarrollo de los viñedos se da con fuerza a partir del siglo XI,
cuando la viticultura campesina coexiste, y en muchos casos sustituye a la viticultura
eclesiástica.
En la medida que se amplió la producción vinícola, consecuentemente se expandieron
las redes rurales y urbanas para su comercio, contribuyendo a difundir mejores técnicas
para su producción, el trabajo asalariado, y un mayor desarrollo de la tonelería y la 11
organización para su transporte y exportación.
La manifestación más palpable del impulso adquirido por los intercambios comerciales,
lo representa la aparición de nuevos núcleos urbanos y la consolidación o crecimiento
de los existentes.
Las ciudades generarán una gran dinámica, propiciando la creación de nuevas
instituciones políticas y económicas, como el gremio, la confraternidad, la universidad,
nuevas normas para los negocios y las finanzas, y nuevas actitudes hacia aspectos como
el tiempo, el riesgo, el trabajo.
La expansión del comercio independizó las transacciones basadas en la necesidad de
especificar el conjunto de los bienes a transar. Al ampliarse, por ejemplo, los pagos en
metálico, la balanza se inclinó hacia nuevas formas contractuales más eficaces, que
reducían los costos de transacción implicados.
El surgimiento de comunidades que operaban dentro de un sistema de relaciones
sociales, de producción y distribución diferente al régimen feudal imperante, se logró en
algunas regiones con la cooperación de los mismos estamentos feudales; empero, en
otras regiones comportó una intensa pugna con éstos, en la medida que las nuevas
relaciones amenazaban sus beneficios y privilegios.
Las causas subyacentes al origen de las ciudades medievales es tema de controversia y
depende sobremanera de las condiciones particulares, variantes de región a región y de
un país a otro.
Historia medieval
En ciertas ciudades, los factores más influyentes parecen haber sido el aumento de la
densidad de población y unas particulares condiciones geográficas, en otras ciudades el
elemento de mayor peso para su surgimiento lo constituyó la expansión del comercio.
No se puede descartar que las variables mencionadas hayan actuado al unísono en
algunos casos, ni que otras causas puedan ser consideradas.
Al parecer, algunas ciudades se originaron a partir de un aumento de la densidad de
población en ciertos medios rurales, por lo cual existió, al menos en un principio, una
continuidad entre comunidad aldeana y comunidad urbana. Así, ciertas ciudades
inglesas, por ejemplo Manchester, pueden haber tenido un origen puramente rural,
aunque su desarrollo urbano fue imputable a una buena posición geográfica, como un
fiordo, o la cercanía al estuario de un río, determinando su conversión en centros
comerciales.
Otra tesis, debida a Pirenne (1980), encuentra la explicación del resurgimiento de las
ciudades en el establecimiento de grupos de comerciantes y artesanos bajo las murallas
de un monasterio o un castillo, no sólo por la protección militar que éste proporcionaba,
o por su situación favorable sobre una ruta comercial ya existente, sino también porque
allí se le ofrecían ciertos privilegios a cambio de proveer algunas necesidades
demandadas por los feudos.
El factor decisivo para este resurgimiento fue el renacimiento del comercio marítimo en
el Mediterráneo, trayendo como consecuencia el movimiento de caravanas comerciales
transcontinentales y, en su momento, el asentamiento de colonias locales de mercaderes.
Ejemplos de ciudades constituidas bajo estas condiciones serían Londres y, en Europa
continental, París, Colonia en los márgenes del Rin, y ciudades germanas y flamencas 12
como Bremen, Magdeburgo, Gante y Brujas.
Venecia sirve de modelo de desarrollo de la ciudad-estado mercantil. Desde el siglo
VIII sus barcos transportan hacia Constantinopla los productos de las regiones que la
rodean; aceite, trigo y vinos de Italia, sal de las lagunas, maderas de construcción,
vidrio, armas y, a pesar de las prohibiciones de la Iglesia, esclavos que consiguen sus
marinos en los pueblos eslavos de las costas del Adriático. En pago reciben los valiosos
tejidos en seda y de muselina que fabrica la industria bizantina, así como especias que
Constantinopla recibe de Asia.
Influyó sobremanera en este comercio lo altamente apreciadas que eran en Occidente las
especias de la India, principalmente la pimienta, que incluso llegó a utilizarse en
algunos sitios como medio de pago; también eran muy demandada la nuez moscada, así
como el jengibre, la canela y el azafrán, junto con las sustancias aromáticas
provenientes de Asia Menor, como el incienso, el bálsamo, la mirra.
Ya en el siglo X y los dos siguientes el nivel de comercio veneciano alcanza grandes
proporciones, combinándose el auge de riqueza con un sistema organizado de poder,
una organización política y administrativa que la coloca en un plano hegemónico dentro
de su área de influencia, y aún más allá, hacia el interior de Europa.
Las Cruzadas determinarán el aumento de la influencia comercial de Venecia, pero
también provocarán un impulso de la misma naturaleza sobre otras ciudades italianas y,
en menor medida, posteriormente, sobre las ciudades de la región de Cataluña,
particularmente Barcelona.
Historia medieval
Un eje comercial unía la ciudad de Novgorod, situada en Rusia, con Londres, con etapas
intermedias en Lubeck, Hamburgo, Brujas, desde donde partían ramales transversales.
De Oriente llegaban pieles, cueros, miel y cera; de Occidente, paños de lana y sal; de los
ramales intermedios, cobre y hierro de Escandinavia, pescado en conserva de Islandia,
cereales y madera de Prusia y Polonia, minerales de Hungría, vino de Alemania
meridional y Francia. Las ciudades hanseáticas añadían a este mercado sus propios
productos: cerveza, paños de lino, sal y cereales.
En los puertos bálticos, por tanto, se embarcaban productos voluminosos y de bajo
valor, en tanto que en los del Mar del Norte las mercancías eran más reducidas pero de
mucho más elevado precio.
El eje principal Este-Oeste era cruzado por otro Norte-Sur, de menor importancia,
atravesando el valle del Rin y llegando hasta Francia e Italia, al frente del cual estaba la
ciudad de Colonia.
A Venecia, los mercaderes de la Hansa, que tenían su propia sede en el “Almacén de los
Alemanes”, traían joyas de ámbar y piezas de lino de Westfalia, en tanto que adquirían
especias, seda y frutos del Mediterráneo. Igualmente, los mercaderes italianos
mantenían almacenes y representantes en todas las regiones del norte europeo.
La Liga Hanseática era poderosa, y en el momento de su máximo apogeo formaban
parte de ella más de un centenar de ciudades diseminadas en un área de más de 500
kilómetros, asegurándose el control de prácticamente todo el comercio de Europa
septentrional con el resto del mundo.
En realidad, constituyeron una especie de Estado en sí mismo, que celebraba acuerdos
comerciales, protegían sus naves mercantes con sus propios navíos de guerra, y 14
realizaba asambleas gubernamentales en las cuales se elaboraban sus leyes particulares.
A diferencia del comercio mediterráneo, donde las ciudades italianas importaban desde
el Oriente bienes mucho más refinados que los que exportaban, la Hansa exportaba
mayoritariamente bienes manufacturados e importaba de Oriente bienes voluminosos
provenientes fundamentalmente de las estepas rusas.
Por ello, aunque el volumen del comercio hanseático tal vez superaba el comercio
mediterráneo, el valor de las exportaciones y de las importaciones de mercancías
requerían de menores capitales con respecto al más sofisticado comercio practicado por
los italianos, los cuales obtenían mayores utilidades con un volumen transportado
mucho menor.
Es probable que esta sea la razón por la cual no se encuentren en las ciudades de la
Hansa los poderosos hombres de negocios de la Italia medieval, que terminarán por
convertirse en los banqueros dominantes del sistema financiero europeo de la época.
Sirva, a propósito de destacar estas amplias redes de producción y comercio,
importación y exportación, mostrar en sus rasgos esenciales la trama de uno de los
productos más representativos de la economía medieval: los tejidos de lana.
La materia prima de la industria textil procedía del medio rural inglés, de donde se
exportaban alrededor de 3.000 a 4.000 toneladas anuales en la segunda mitad del siglo
XIII, principalmente hacia Flandes y Florencia, para abastecer la demanda de estos dos
importantes centros de producción de tejidos. La transportación estaba controlada por
barcos de la Liga Hanseática. La especialización derivó en el desplazamiento del
artesanado rural, cuya calidad de confección no podía competir con la organización
Historia medieval
industrial urbana, que suponía una mayor división de las tareas de producción y la
posibilidad de contar con fondos capitalistas.
Hacia finales del siglo XIII, los mercaderes italianos no sólo compraban la lana
directamente en Londres, sino que también adquirían, en las ferias de Champaña, el
paño sin teñir. Luego el paño era teñido en Florencia y Siena, obteniendo una mejor
calidad de tejido, permitiendo satisfacer mejor los exigentes gustos de sus clientes
orientales.
En el siglo XIV, se produce un relativo declive de la industria pañera flamenca y
florentina. Este hecho fue aprovechado por Inglaterra que, al disminuir la demanda de
su materia prima, destinó los excedentes de lana a su propia industria.
Hacia mediados del siglo XV la economía inglesa procesaba un poco más del cincuenta
por ciento de su lana, basada en un sistema de producción rural más que urbano. El
resultado fue la producción de tejidos de más baja calidad, pero de menor costo,
dirigidos a un mercado ampliado, prefigurando la producción en masa.
Los centros de industria pañera italianos, flamencos y ahora ingleses, estimularon la
demanda de lana castellana, apreciada por su alta calidad. De manera que la articulación
comercial da otro giro, incorporando a la región de Castilla, promoviendo la
transformación de ciudades como Burgos, que se convirtieron en importantes centros
comerciales.
En resumen, la expansión del comercio europeo entre las diversas regiones y con Asia
se convirtió en una dinámica económica mutuamente beneficiosa, toda vez que se
estableció a partir de cierto grado de especialización.
15
El patrón de especialización de la producción europea se basó en sus condiciones
demográficas, geográficas y climáticas. La variedad de recursos y condiciones
climáticas originaba una amplia diferenciación de cultivos y ganados, por una parte, y
de producción de bienes manufacturados y servicios (transporte, servicios de crédito)
por otra, permitiendo un amplio abanico para el intercambio.
En las regiones donde el factor a aprovechar ventajosamente era la tierra, la oferta
incluía productos voluminosos como madera, grano, lana, que eran intercambiados por
bienes manufacturados, producidos en los asentamientos más densamente poblados,
donde el factor relativamente abundante era la mano de obra, posibilitando el desarrollo
de la industria artesana.
La condición ventajosa de los emplazamientos urbanos y rurales se correspondía
relativamente con la situación respecto a las zonas fronterizas, por las salidas marítimas,
la dirección de los cursos fluviales, y, de manera menos importante, por el relieve del
suelo. Esto determinó que ciertas regiones se convirtieran en centros de alta densidad
poblacional, capaces de concentrase en la producción de bienes manufacturados y
servicios, articulando unas redes comerciales de amplio alcance y un importante
desarrollo.
Aunque de forma más tardía, el modelo original de expansión del comercio europeo se
va a repetir con características similares en otras sociedades no occidentales. En efecto,
varias regiones de Japón experimentaron un auge económico importante.
Edo, inicialmente una población pesquera en el siglo XVI, se convertirá hacia
comienzos de 1700 en un gran centro comercial, junto con el eje conformado por Osaka
y Kioto, constituyendo una red de conexiones provinciales que incentivaban nuevas
Historia medieval
Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron las tendencias
del intercambio y fomentaron el comercio, ya que se creó un enorme circuito comercial
que abarcó a casi todo el globo terrestre.
Además, el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de enormes
cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras produjeron un
trastrocamiento de las relaciones feudales puesto que el orden económico resultante de
estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil;
es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes. Con lo que la
producción eminentemente rural, patrimonio de los señores feudales, paso a segundo
plano.
Este proceso fue capitalizado por la burguesía, la que al aumentar su poder económico
(la clase social que encabezó la revolución comercial) y al acumular riquezas, estuvo
dispuesta a eliminar a sus principales opositores: los Señores Feudales y a manejar los
resortes de la economía.
Pronto se hizo necesario, para abastecer al mercado mundial, ingentes cantidades de
mercancías que el sistema tradicional de producción industrial, es decir los gremios, no
podía satisfacer por sus rígidas y costosas estructuras de producción. El antiguo sistema
fue lentamente reemplazado por sistemas de producción de manufacturas artesanales
listas para entrar en el mercado de la Economía–Mundo, aprovechando el abaratamiento
del costo de la moneda, que hacía que los costos de producción fuesen accesibles.
El sistema doméstico: este sistema de producción de usó predominantemente en
Inglaterra a partir de mediados del siglo XVII y consistía, básicamente, en la
Historia medieval
Aspectos religiosos
La Iglesia en la Edad Media fue una institución muy poderosa ya que fue una época
profundamente religiosa. Por eso, la Iglesia católica tuvo mucha influencia sobre la
Historia medieval
sociedad y, aunque existían otros credos, en el siglo XI Europa era en gran parte
cristiana.
Más allá de las fronteras que separaban los reinos europeos nació un nuevo concepto de
unión: la cristiandad.
A pesar de estos logros, la cristiandad se vio profundamente afectada cuando el año
1054, los obispos bizantinos negaron la autoridad del Papa provocando el
llamado cisma de Oriente.
Desde entonces, el mundo cristiano europeo se dividió en dos: Oriente optó por la
Iglesia griega ortodoxa, mientras que Occidente se mantuvo fiel a la Iglesia católica
romana.
En Occidente, la Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; la misma Iglesia
era un gran poder feudal, pues poseía la tercera parte de la propiedad territorial del
mundo católico y entre otras cosas, tenía derecho al diezmo, que era le décima parte de
las cosechas de toda la gente.
Además, muchos miembros de la nobleza llegaron a ser obispos. Ellos recibían
su diócesis como concesiones de los reyes o de otros nobles y al igual que cualquier otro
señor feudal, disponían de feudos y de numerosos vasallos. Como consecuencia de esto,
la Iglesia se secularizó y sus costumbres se relajaron.
Cristiandad e Iglesia
Hace unos mil años casi toda Europa Occidental empezó a llamarse la cristiandad,
porque todos sus reinos acataban la autoridad del Papa y todos sus habitantes
profesaban el cristianismo. Todos los territorios cristianos se consideraban un único
imperio y sus figuras más importantes eran el Papa y el emperador. La Iglesia era 18
entonces muy poderosa; los obispos y los abades poseían grandes extensiones de tierra;
los clérigos, que eran casi las únicas personas cultas, se encargaban de educar a los
jóvenes, socorrían a los pobres y era los principales consejeros de los reyes.
Los otros credos
A pesar de que en el siglo XI Europa Occidental era en su mayoría cristiana, existía una
minoría que lo no era: judíos y musulmanes.
Los judíos vivían dispersos en muchas ciudades europeas dedicados, sobre todo, al
comercio. Este grupo religioso no era muy querido. Los cristianos lo toleraban aunque,
en muchas ocasiones, los persiguieron por sus ideas.
Desde el siglo VIII, los musulmanes ocupaban casi toda España. Allí formaban un
grupo muy poderoso cuya capital se hallaba en la ciudad de Córdoba.
La organización de la Iglesia en la Edad Media
La Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. Esto se debía a su enorme riqueza, a su
clara organización y a us importancia cultural, que se contraponía al desorden, la
ignorancia y la violencia de la sociedad feudal. Todos los miembros de la Iglesia
conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero secular y el clero regular. El jefe
espiritual de todos era el Papa.
El clero secular
Historia medieval
La renovación Eclesiástica
En el siglo XI, el clero regular reaccionó en contra de la relajación de las costumbres de
la Iglesia y del poder de los laicos sobre ella. El movimiento monacal fue reformado por
dos conventos bend ictinos. 19
Con las reformas eclesiásticas, la Iglesia católica alcanzó un poder supremo en el siglo
XII. Su triunfo se debió, también, a la ola de fervor cristiano que envolvió a las clases
más humildes.
La fe se fundaba en la esperanza de una vida mejor. La veneración a la Virgen, a los
santos y a las reliquias que, según se creía, podían obrar milagros, e difundió por toda la
cristiandad.
Por otro lado, la Iglesia orientaba a sus feligreses, evitando que cayeran en herejías o
falsas creencias. Para conseguirlo contaba con dos poderosas armas: la excomunión y
la Inquisición.
A través de la excomunión se expulsaba de la Iglesia a todo aquél que no obedecía sus
órdenes. El excomulgado no podía recibir sacramentos, y quedaba fuera de la ley divina.
La excomunión fue el peor castigo de la Edad Media.
Por otro lado, en el siglo XII se fundó la Inquisición: un tribunal eclesiástico que
investigaba a la gente de fe dudosa. Para lograr información los inquisidores torturaban
a los acusados.
Los castigos variaban según el pecado: desde pasear a lomo de un burro con una soga en
el cuello y un gorro puntiagudo llamado sambenito hasta ser quemado en la hoguera.
Reliquias y herejías
Una de las manifestaciones de la piedad medieval fue el culto a las reliquias; la
devoción a los restos de un santo, sus huesos o algún objeto relacionado con él. El cáliz
del cual bebió Jesús en la última cena, El Santo Grial, fue una de las reliquias más
Historia medieval
buscadas pero nunca fue hallado. Según el evangelio de San Juan, el judío Jose de
Arimatea reclamó el cuerpo de Cristo para enterrarlo, y se llevó, también, el Santo Grial
que con el tiempo, se perdió. El Santo Grial fue el origen de muchos relatos medievales,
y también, de algunas herejías.
20
Las cruzadas
Hay que hacer una introducción previa sobre el secular choque de civilizaciones en que
21
se inspira. Si fue reprobable el ataque de los cruzados a Jerusalén en 1099 y sus
consecuencias, no debemos obviar la larga lista de conflictos entre ambas religiones, sin
perder de vista los reiterados intentos del Islam de atacar y conquistar la Europa
cristiana.
El Islam nació en el siglo VII con las predicaciones de Mahoma en Arabia. Una vez que
alcanzó éxito en su tierra natal, la nueva religión fue llevada por los árabes a amplios
territorios de Europa, Asia y África mediante conquistas.
Pronto los musulmanes conquistaron una buena parte del Imperio Romano de Oriente
(el cristiano Imperio Bizantino): Siria, Egipto y las tierras africanas a su oeste. En esas
campañas tomaron, tras un largo asedio, la ciudad de Jerusalén en el año 637 d.C. que
había sido cristiana durante los últimos tres siglos.
Desde el siglo VII las peregrinaciones a Tierra Santa se vieron dificultadas para los
europeos de manera intermitente y variable en función de la tolerancia o intolerancia de
los califas musulmanes de cada época.
En el año 711, un ejército de árabes y bereberes penetró en la Península Ibérica,
destruyó el Reino Hispano-Visigodo alcanzado al Reino Franco, aunque aquí fueron
detenidos en la batalla de Poitiers.
Desde el año 827 la isla de Sicilia, perteneciente al cristiano imperio bizantino fue
atacado por tropas musulmanes hasta su plena conquista en 902.
En 1009 el califa al-Hakim impulsó una persecución contra los cristianos de Tierra
Santa, destruyendo todas las iglesias de Jerusalén, incluyendo la del Santo Sepulcro.
Historia medieval
Poco más de medio siglo después, los selyúcidas arrancaron Asia Menor (Anatolia) del
poder de Constantinopla y toman Jerusalén en 1076, matando a numerosos peregrinos
cristianos. Esta situación provocará la petición del emperador bizantino Alejo Comneno
al papa Gregorio de envío de tropas en su ayuda. Será la semilla de la primera cruzada.
Durante la Baja Edad Media y los primeros siglos de la Edad Moderna, la piratería
musulmana fue un azote permanente contra los navíos occidentales y en numerosas
ocasiones hicieron estragos en las localidades costeras mediterráneas. En España se
hicieron tristemente famosas las acciones de los piratas berberiscos con base en Túnez o
Argelia.
Siglos después de las Cruzadas, el enfrentamiento Oriente-Occidente continuó en uno
de los acontecimientos más transcendentes de la historia: la caída definitiva de la gran
"Nea Roma" la gloriosa ciudad de Constantinopla, de la que se apoderaron los turcos
otomanos de Mehmed II Fatih, el 29 de mayo de 1453.
Los intentos de conquista musulmana de Europa no terminan aquí. Ya en el siglo XVI
-1529- Solimán el Magnífico lanzó un gran ataque a la ciudad de Viena, en el corazón
del continente, si bien no logró su objetivo.
Más de un siglo después, en 1683, se produjo la Batalla de Kahlenberg en el contexto
del llamado "Segundo sitio de Viena" donde los turcos otomanos de Mehmed IV
también fueron rechazados.
22
El origen de las Cruzadas
Como ya hemos indicado con anterioridad, la primera Cruzada fue predicada por el
Papa Urbano II en el Concilio de Clermont (1095), tras la conquista de Jerusalén por los
turcos selyúcidas (1076) y las peticiones de ayuda del emperador bizantino Alejo I
Comneno.
Aparte de la recuperación de los Santos Lugares, con su clara connotación religiosa, los
Papas vieron las Cruzadas como un instrumento de ensamblaje espiritual que superase
las tensiones entre Roma y Constantinopla,
También como un medio de desviar la guerra endémica entre la nobleza cristiana hacia
una causa justa que pudiera ser común a todos ellos.
El éxito de esta iniciativa y su conversión en un fenómeno histórico que se extenderá
durante dos siglos, se deberá tanto a aspectos de la vida económica y social de los siglos
XI al XIII, como a cuestiones políticas y religiosas, en las que intervendrán una gran
variedad de agentes: como la difícil situación de las masas populares de Europa
occidental; el ambiente religioso, que hacía de la peregrinación a Jerusalén uno de los
anhelos preferidos por los fieles; o los intereses comerciales de las ciudades del norte de
Italia que participaban en estas expediciones y que encontraron en las cruzadas su
oportunidad de intensificar sus relaciones comerciales con el mediterráneo oriental,
convirtiéndose en las grandes beneficiarias del proceso. Los comerciantes italianos
reabrieron el Mediterráneo oriental al comercio occidental, monopolizaron el tráfico y
se convirtieron en intermediarios y distribuidores en Europa de las especies y otros
productos traídos de China e India.
Historia medieval
Consecuencias
Las Cruzadas influyeron en múltiples aspectos de la vida medieval, aunque, en general,
no cumplieron los objetivos esperados. Casi todas las expediciones militares sufrieron
importantes derrotas. Jerusalén se perdería en 1187 y lo que quedó de las posiciones
cristianas tras la III Cruzada hasta su definitiva pérdida en el siglo XIII (San Juan de
Acre -1291) se limitaba a una estrecha franja litoral cuya pérdida era cuestión de
tiempo. Además, los señores de Occidente llevaron sus diferencias tanto a las propias
Cruzadas (Luis VII de Francia y Conrado III en la II Cruzada; Ricardo Corazón de León
y Felipe II Augusto en la III) como a los estados cristianos fundados en Tierra Santa,
dónde los intereses de los diferentes grupos dieron lugar a numerosos conflictos.
En el intento de re ensamblar las cristiandades latina y griega separada en el Cisma de
Oriente (1054), no sólo falló la Cruzada, sino que acentuó las diferencias entre ellas,
24
convirtiéndose en causa última de la ruptura definitiva entre Roma y Constantinopla.
Cierto es que Bizancio pidió ayuda a Occidente, pero al modo tradicional: pequeños
grupos de soldados que le ayudasen a recobrar las provincias perdidas, no con grandes
ejércitos poco dispuestos a someterse a la disciplina de los mandos bizantinos, o que se
convirtieran en poderes independientes en las tierras que ocupasen o en la propia
Constantinopla, como ocurrió en la IV Cruzada.