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Historia medieval

Índice

Introducción

Capítulo I

Informe de lectura teniendo en cuenta estos distintos aspectos:

 Aspectos económicos, sociales y políticos a comienzos del medio evo

 ¿Cómo era la organización política que hizo que surgiera el feudalismo?

 ¿Qué particularidad tenían estos pueblos bárbaros en lo político?

 ¿Cómo pasamos del feudalismo al comercio?

 ¿Qué factores incidieron que hace que el comercio resuena de nuevo?

LA CUESTION DE LAS MENTALIDADES

 ¿Cuándo el cristianismo dejo de ser perseguido en Roma, cuando paso a ser la


religión oficial de esta?
1
 ¿Como Se explica el fortalecimiento de la Iglesia?

 ¿Porque decimos que la Iglesia católica es la institución que más cambio y muto
en la edad media?

 ¿Como se explica que la Iglesia católica que es monoteísta se haya mantenido


ante las politeístas?

 ¿El catolicismo es la única religión monoteísta?

 ¿De dónde saca el judaísmo la creencia de un único Dios?

 Cuadro comparativo de las tres religiones monoteístas.

 ¿Porque la organización basada en jerarquías militares donde el clan familiar era


determinante no fue posible establecer monarquías con un poder central fuerte?
¿Cómo aparece el comercio?

 ¿Cómo pasamos del feudalismo al comercio?

 Investigación de el ejemplo de Génova hacia los siglos IX Y X luego ampliar


con los territorios de Pisa y Florencia.

 ¿Qué es lo que hacía fuerte a Génova?


Historia medieval

 ¿Que vendían y que traían?

 ¿Que fortalece a la monarquía? La burguesía de que origen era?

Capítulo II

Informe de lectura teniendo en cuenta estos distintos aspectos:

 la organización política de las 4 ciudades. Venecia, Pisa, Génova y Florencia.

 mientras el feudalismo se desarrollaba como era la organización política política


y económica de las ciudades del norte de Europa. (Mar Báltico)¿Con quienes
comerciaban? ¿Eran rivales o se complementarán? 2

 Investigación : Liga Hanseática

LAS CRUZADAS:

 ¿A qué se denominó cruzada?

 ¿Qué era lo que las impulsaba?

 ¿Cuantas cruzadas existieron?

 ¿El fin de cada cruzada era distinto? Fue cambiando su objetivo de cruzada en
cruzada?

 ¿El caballero medieval, la caballería, su propósito, su incidencia, la política,


económico y "cultural ".

Fuentes Bibliografía consultadas:

https://ifspp1-sgo.infd.edu.ar/aula/location.cgi?
wseccion=03&esMicrositio=no&id_curso=506&wid_archivo=1706

https://ifspp1-sgo.infd.edu.ar/aula/location.cgi?
esMicrositio=no&wseccion=03&id_curso=506&wid_archivo=1705
Historia medieval

https://ifspp1-sgo.infd.edu.ar/aula/location.cgi?
esMicrositio=no&wseccion=03&id_curso=506&wid_archivo=1704

Introducción

En esas barreras ficticias que dividen cada uno de los periodos historicos, la edad media
comienza con la caida del imperio romano en el oxidente en el año 476 d.c y acaba con
el descubrimiento de america en 1942 o con la caida de constantinopla en 1453.

Fue un largo periodo de casi mil años en donde se va creando un mundo distinto a la 3
antigüedad, que tradicionalmente es dividido en alta edad media , plena edad media y
baja edad media.

La Edad Media, con sus diez siglos de duración, es una de las etapas más extensas de
toda la historia. Aunque tradicionalmente se ha dividido entre, Alta Edad Media y Baja
Edad Media, en los últimos años se ha añadido una tercera fase en su inicio y que sirve
de transición desde el periodo anterior: la Temprana Edad Media.

Temprana Edad Media

Los historiadores afirman que la transición entre la Antigüedad clásica y la Edad Media
fue desarrollándose durante un largo periodo de tiempo. Así, la llamada Antigüedad
Tardía y la Temprana Edad Media habrían sido las etapas que se produjeron durante esa
evolución histórica.
Esta primera parte de la Edad Media comenzó a finales del siglo V y se prolongó hasta
el siglo VII. Fue en este periodo cuando las culturas germánicas llegadas a Europa y la
latina heredera del Imperio romano empezaron a mezclarse.
El Imperio romano de occidente se desintegró y su lugar fue ocupado por los Reinos
Romano Germánicos. En algunas zonas de Europa aparecieron reinos más débiles,
como el de los visigodos en España o el de los sajones en Inglaterra.
Fue también en esta etapa cuando nació la nueva gran potencia continental: el Imperio
Carolingio. Su aparición se produjo cuando Pipino III controló con ayuda del papa a los
dos grandes reinos existentes, en manos de los merovingios.
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Su heredero, Carlomagno, logró unificar gran parte del continente bajo su reino, tanto
en lo político como en lo cultural.
Por otra parte, en este periodo se produjo la gran expansión musulmana. Los pueblos
árabes conquistaron todo el norte de África, extensas zonas del Mediterráneo y la mayor
parte de la actual España.
En el ámbito cultural, la Temprana Edad Media fue el momento en el que surgió la vida
monástica y, con ella, la reclusión del conocimiento en los monasterios. El estilo
arquitectónico propio de esta etapa fue el románico.
Por último, la economía dejó de estar basada en el sistema de producción esclavista que
había sido propio de la última etapa del Imperio romano. En su lugar, comenzó a
aparecer el feudalismo, que marcaría toda la Edad Media en lo económico y en lo
social.

Alta Edad Media

La Alta Edad Media comprendió desde el siglo IX hasta el siglo XI. Durante estos
siglos, el feudalismo se implantó por completo en la sociedad. Este sistema se
caracterizaba por el trabajo de los siervos en las tierras de los señores feudales. A
cambio, debían pagar un tributo.
En el aspecto político, el poder empezó a descentralizarse. Aunque los reyes 4
mantuvieron su posición tuvieron que empezar a compartir sus atribuciones con los
grandes señores pertenecientes a la nobleza.
Con la disgregación del Imperio carolingio, Europa pasó por una etapa urbanizadora,
además de vivir un fuerte incremento de las fuerzas militares.

Por otra parte, este periodo del medievo estuvo marcado por un gran aumento de la
población. La nueva organización política y social y la mejora en las cosechas
permitieron que la demografía aumentara.

Baja Edad Media

La Baja Edad Media comenzó a principios del siglo XII y se prolongó hasta mediados
del siglo XV, según los que sitúan su final en la caída de Constantinopla, o en 1492, de
acuerdo a los que señalan el descubrimiento de América como el hecho que provocó el
cambio de época.
En sus inicios, fue un periodo de apertura en el que las ciudades ganaron importancia
frente al mundo rural. Buena parte de este cambio se debió a las actividades comerciales
y gremiales, que acabaron provocando la aparición de una nueva clase social: la
burguesía. El resultado fue el lento declive del feudalismo en favor del capitalismo.
Otro de los acontecimientos que marcaron este periodo fue la epidemia de la peste
negra. Según los expertos, esta enfermedad causó la muerte de entre 25 y 50 millones de
personas en Europa. El desastre humano fue impresionante: el continente pasó de contar
con 80 millones de habitantes a tener solo 30 millones en 1353.
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Esta epidemia, junto con los cambios climáticos que provocaron pobres cosechas,
provocaron la gran crisis que se desató en el siglo XIV. A principios del siglo XV, con
la crisis aún presente, estalló la guerra de los Cien Años, que enfrentó a Francia y a
Inglaterra. La victoria de los franceses fue fundamental para fortalecer el país.
La Iglesia también pasó por su propia crisis en esta etapa. La corrupción que se
desarrollaba en su seno, la venta de indulgencias y otros factores provocaron la
aparición del protestantismo y la pérdida de influencia de Roma en buena parte del
continente.

Desarrollo

La Edad Media se caracterizó por suponer un gran cambio para Europa y el área del
Mediterráneo, tanto en lo político, económico, social, y cultural. La organización de la
sociedad Clásica del Imperio Romano desapareció.
La invasión y posterior asentamiento de los pueblos germanos bárbaros dentro de las 5
fronteras del Imperio Romano dio lugar a la formación de diversos reinos a principios
del siglo V. La caída de Rómulo Augústulo, último emperador romano, terminó con la
autoridad imperial en occidente en el año 476; la parte oriental del imperio asumió
entonces la herencia política de Roma.
Los bárbaros germanos instalaron sus reinos dentro de las antiguas fronteras del imperio
y en zonas que nunca habían sido ocupadas por Roma, como Alemania. Estos reinos
evolucionaron y dieron origen a las monarquías medievales europeas.
Los ostrogodos, uno de los pueblos germanos, se asentaron en Italia conducidos por
Teodorico y formaron uno de los reinos más importantes de los siglos V y VI. A fines
del siglo V, los francos, otro pueblo germano, sentaron las bases de lo que
posteriormente sería uno de los reinos medievales más poderosos de Europa. Su rey
Clodoveo, convertido al catolicismo, logró atraer a la población de la antigua Galia
mediante la fusión de los galorromanos y los francos.
En la península ibérica, los visigodos formaron una monarquía próspera y culta,
fundiéndose en ella los rasgos germánicos y las tradiciones romanas. Sin embargo,
dicho territorio fue ocupado por los árabes a principios del siglo VIII y en pocos años el
poder visigodo se extinguió, iniciándose una nueva etapa en la península y Europa con
la expansión del Islam.
Durante el siglo VI, el reino de los francos, bajo la dinastía merovingia (descendiente de
Meroveo, personaje semi legendario), sufrió repartos entre los sucesivos herederos de la
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corona. Estas divisiones fueron la causa de su estancamiento político y cultural, lo que


permitió la intervención de los lombardos de Italia. Dicha situación se mantuvo hasta
principios del siglo VII, cuando se consiguió la unidad territorial que permitió la
aparición de la dinastía carolingia, fundada por Pepino o Pipino el Breve.
Tras la conquista del reino ostrogodo por el emperador bizantino Justiniano I (siglo VI)
ocurrieron importantes sucesos en Italia. En esa época el imperio bizantino alcanzó un
gran apogeo político y cultural. Justiniano I intentó reconquistar la parte occidental del
antiguo Imperio Romano y restablecer la unidad del Mediterráneo.

Los lombardos, también de origen germánico, conquistaron el norte de Italia y junto con
los bizantinos se repartieron la posesión de este territorio, el que a fines del siglo VI se
encontraba casi totalmente bajo el dominio lombardo.
En Gran Bretaña, la invasión de anglos y sajones, de origen germánico, a mediados del
siglo V, tuvo como consecuencia que los britanos, antiguos habitantes de la isla, se
refugiaran en Cornualles, Gales y Escocia o se sometieran al nuevo poder.
Todos estos reinos surgidos en occidente dieron una nueva fisonomía a Europa; pero a
pesar de todo se mantuvieron algunos rasgos propios de la cultura romana, como el
orden y el derecho, los que fueron mezclándose con características propias de cada uno
de los pueblos invasores.
Una de las características que distingue a la Edad Media de otras épocas de la historia
fue su sistema de producción feudal. Este, que afectó también al modo de organización 6
política y social, sustituyó al modelo esclavista anterior.

El feudalismo
De manera resumida, el feudalismo podría definirse como el sistema en el que un
hombre libre, llamado vasallo, adquiere la obligación de obedecer y servir a otro
hombre libre más poderoso.
Los vasallos tenían que participar en las cuestiones militares de defensa del señorío,
además de cumplir con las órdenes que le diera el señor. A cambio, este debía proteger
al vasallo y proporcionarle tierras para su sustento. Esas tierras eran denominadas
feudos.
En un primer momento, el sistema feudal estaba centrado en el aspecto militar, pero
evolucionó hasta conceder a los señores la capacidad de impartir justicia, liderar militar
y administrativamente su feudo y de cobrar tributo a los vasallos.
La palabra feudalismo procede del término feudo, que denominaba al territorio que los
reyes del medievo entregaban a los nobles a cambio de determinados servicios.
El sistema feudal comenzó a debilitarse a partir del siglo XV. Empezó entonces un
periodo de transición en el que se mantuvieron algunos rasgos de ese sistema mientras
comenzaban a aparecer otros pertenecientes al modelo capitalista.

Sistema de vasallaje y feudo


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Como se ha señalado, el sistema feudal estaba basado en el vasallaje y el feudo. El


primer concepto aludía a una relación política y jurídica, mientras que el segundo a una
económica y social.
En este sistema, los reyes entregaban feudos a sus vasallos, en este caso pertenecientes a
la nobleza. Estos nobles, por su parte, otorgaban sus propios feudos a otros vasallos, con
lo que se convertían en señores.
En la mayoría de las ocasiones, el monarca concedía esos feudos o territorios a los
nobles que habían destacado por sus servicios o en alguna guerra. Con esta entrega, el
rey no solo pretendía premiar a los más valiosos de sus vasallos, sino que intentaba
asegurar la defensa y la unión de su reino.
La entrega se realizaba mediante un acto revestido de gran solemnidad y que constaba
de tres fases: homenaje, juramento de mantenerse fiel y la investidura.

Los vasallos

El señor feudal se comprometía a proporcionar los medios para que el vasallo pudiera
mantenerse y a ofrecerle protección. A cambio, el vasallo debía ayudar a su señor si
aparecía cualquier tipo de amenaza, casi siempre militar. Con el tiempo, los grandes
señores crearon poderosos ejércitos con sus vasallos. 7
Además, si algún señor era capturado por sus enemigos, sus vasallos estaban obligados
a pagar el rescate para que fueran liberados. Igualmente, tenían que aportar dinero para
la armadura que vestía el primogénito del señor cuando era armado caballero. Las
cruzadas también fueron sufragadas en parte con las aportaciones de esos vasallos.
Ese vasallaje era, finalmente, una relación entre dos hombre libres, aunque de distinta
categoría. El más poderoso se convertía en el señor del otro, que pasaba a ser su vasallo.

Plebeyos

El tercer estamento dentro de la sociedad feudal estaba conformado por los plebeyos, las
clases más bajas. Esta clase, la más numerosa, incluía desde los siervos, hombre libres
pero sin derechos políticos, a los esclavos. Además, existían también otros hombres
libres que gozaban de limitados derechos políticos y era dueños de pequeñas
extensiones de tierra.
Los siervos estaban obligados a pagar un tributo al señor feudal a cambio del derecho a
trabajar sus tierras para poder obtener alimento. Esto llevó a que los campesinos solo
pagaran impuestos a sus señores y no al Estado central.
Dentro de los hombres libres se encontraban los artesanos y comerciantes. Con el
tiempo, los que practicaban estos oficios comenzaron a abrir sus propias tiendas y a
acumular riqueza. A finales de la Edad Media, serían quienes darían paso a la formación
de la burguesía.

La expansión del comercio y el crecimiento de la población


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El mundo feudal europeo se caracterizaba por relaciones personales verticales dictadas


por reglas estrictas basadas en la costumbre. La relación entre el señor y sus siervos
suponía apelar a un sistema de obligaciones mutuas y de servicios, desde lo más alto a
lo más bajo, establecidas en función de la posesión de la tierra. Los servicios que el
siervo debía al señor y los que el señor debía al siervo, por ejemplo frente a un ataque o
el estallido de una guerra, eran todos convenidos y cumplidos según la costumbre.
La posesión de la tierra implicaba su explotación agrícola con base en un sistema
comunal; cultivándose colectivamente los campos abiertos y estableciéndose acuerdos
contractuales para el reparto de las cosechas, el uso de las máquinas, herramientas, y la
prestación de los servicios por parte de los vasallos hacia su señor.
De esta organización participaba activamente la Iglesia, poseedora de una gran cantidad
de tierras, las cuales ampliaba frecuentemente en virtud de las donaciones que recibía en
calidad de herencia por parte de los señores.
El rasgo más importante en lo económico de los dominios feudales, se refiere a que sea
cual fuere la relación entre patrono y trabajador, ya se tratara de un estatuto tradicional,
de una obligación o de una compulsión, el hecho es que los productos se entregaban
pero no se vendían.
Sobre este orden de dominio de la tierra, junto con toda suerte de compulsiones y
exacciones respecto al trabajo, van a ocurrir desde el siglo X importantes cambios
vinculados a dos hechos estrechamente vinculados entre sí: la expansión demográfica y
el crecimiento de la actividad comercial.
Hacia comienzos del siglo XII la presión demográfica comienza a provocar una
disminución del control de la tierra por parte de los señores, mientras que la expansión 8
del comercio trae aparejadas nuevas relaciones contractuales para el trabajo y para los
intercambios. En principio, incluso algunos señoríos se convierten en factores de
animación económica y en reguladores de los movimientos de la producción y de los
intercambios. Posteriormente, dan paso a la organización de los mercados en torno a las
ferias y a la emergencia de poderosos centros urbanos funcionando como redes
articuladas de comercio.
Estrechamente vinculado a la expansión demográfica, el movimiento de expansión del
espacio agrícola, la multiplicación de los núcleos urbanos y de colonización regional,
representa la expresión tangible del crecimiento económico de la Europa de los siglos
medievales tempranos; proceso que continuará durante toda la Edad Media, aunque
sometido a significativas perturbaciones.
El aumento de las roturaciones y la intensificación del uso de los terrazgos existentes
determinarán el incremento de la producción agrícola.
El desbloqueo de una situación precaria sirve de incentivo para el desarrollo de otras
actividades productivas, particularmente la industria artesanal y el comercio.
En conjunto con esta evolución, comienza a gestarse una red de relaciones personales
horizontales para el trabajo, para los préstamos y la compraventa de mercancías,
apoyándose en un esquema cooperativo del todo diferente al existente en el señorío
feudal tradicional; una red de relaciones comerciales y de intercambio de servicios entre
centros urbanos y poblados rurales; y una red comercial interregional que abarcará
prácticamente toda Europa y amplias zonas de comercio con regiones del Cercano
Oriente, el norte de África y Asia oriental.
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Actuando como causa al mismo tiempo que como consecuencia, al unísono o de forma
aislada, una serie de factores se van a correlacionar para tener efectos significativos en
la ampliación de los intercambios y en la vinculación de los espacios comerciales.
Entre estos factores destaca, en primer lugar, las mejoras de las vías y de los medios de
comunicación como expresión de los adelantos técnicos que se estaban gestando en los
transportes, especialmente en los fluviales y marítimos.
Sirva como ejemplo la región de Lombardía, donde en los últimos decenios del siglo
XII los municipios urbanos acometen una relevante obra de renovación  de las rutas y
de las vías navegables. La posibilidad de  que la más remota aldea se hiciera accesible
en barco o en carro desde la ciudad, promoviendo los intercambios, agilizó los acuerdos
comerciales entre centros urbanos y localidades rurales, reduciéndose los costos de
transporte implicados.
Un hecho colateral testimonia la importante mejora de las vías de navegación,
incentivada por la dinámica comercial regional e internacional europea. Es el aumento
constante de la capacidad de carga de los barcos mercantes.
Hacia 1320, las galeras venecianas que se dirigían a Chipre o Flandes tenían una
capacidad de carga de aproximadamente 110 a 115 toneladas métricas; un siglo después
la capacidad de carga había aumentado a 170 toneladas métricas; y hacia 1550 dicha
capacidad se había elevado hasta 280.
Pero quienes se convierten en los líderes de las embarcaciones con una gran capacidad
de carga, provocando que la productividad de los transportes se dispare, son los
genoveses. Hacia finales del siglo XIII se observarán barcos genoveses que exceden la
capacidad de flete de 450 toneladas de  las naos catalanas, consideradas hasta ese 9
momento las de mayor tonelaje.
Este avance genovés tiene su explicación en la necesidad de transportar unos productos
pesados a bajo precio para asegurar el abastecimiento de la ciudad. Los grandes navíos
no eliminan a los pequeños y la circulación de éstos es un buen indicador de una
coyuntura económica favorable.
Un segundo factor que potencia el funcionamiento de redes de producción y de
comercio se observa en la instalación de los mercados locales, floreciendo
mayoritariamente en el norte de Europa. En Inglaterra, la Corona era la otorgante de las
cartas de establecimiento de estas ferias y mercados, llegando a entregar cerca de dos
mil.
Algunas ferias comerciales llegaron a ser muy importantes, como las ferias de
Champaña, logrando concentrar un gran número de compradores y vendedores de los
más variados productos.
Sin embargo, hacia finales del siglo XIV las ferias comenzaron a decaer, al ser
paulatinamente sustituidas por mercados permanentes ubicados en áreas urbanas, y en la
medida que seguían reduciéndose los costos de transporte de las rutas de comunicación
marítima entre el norte y el sur.
Cabe destacar que en las ferias ya se percibía, además de las operaciones comerciales de
productos, la instauración de un incipiente sistema de cambio monetario. Los días
finales de una determinada feria eran dedicados a las transacciones financieras,
implicando cambios de diferentes monedas, una vez pesadas y evaluadas; negociaciones
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de préstamos, pago de deudas antiguas; se honraban cartas de crédito y se hacían


operaciones con letras de cambio.
El aspecto anterior está vinculado con el hecho de que la ampliación de la base
monetaria para que las transacciones se lleven a cabo y el dinero adquiera algunas de
sus funciones especializadas, se venía gestando en Europa desde la época carolingia.
Cerca del año mil, existía una gran variedad de monedas en circulación, respondiendo a
varias tradiciones monetarias. El sistema evoluciona en la dirección de desarrollarse
hacia un plurimetalismo y, simultáneamente, hacia un régimen de monometalismo plata,
vinculado relativamente a la explotación de las minas de plata (Bohemia, Cerdeña,
Tirol, Sajonia).
Desde el siglo XIII tres tipos de monedas se utilizan con diferentes propósitos.
El vellón  es la moneda de los intercambios cotidianos (pan, vino, limosnas, portazgos,
censos); la plata es la moneda de los mercaderes y de las transacciones del mercado
local; el oro y las letras de cambio están reservados al comercio internacional, a los
príncipes y a la aristocracia.
Hacia mediados del siglo XIII, la propia dinámica comercial impone que las monedas
más sólidas, como las monedas de oro emitidas en gran cantidad en ciudades muy
activas económicamente, terminen convirtiéndose en el patrón de referencia para la
fijación de los tipos de cambio. De hecho, se ha presentado al Florín, emitido en
Florencia, como la moneda que en el siglo XV representaba el papel del dólar en el
presente.
Los primeros y principales usuarios de las monedas de oro van a ser los propios
italianos, en la medida que son ellos quienes manejan buena parte del comercio 10
internacional, pero también los operadores de los fondos de los principados y del
papado.
En los años centrales del siglo XIV la moneda de oro se diversifica y es emitida por
diversos reinos, perdiendo así el florín su situación de cuasi monopolio y siendo este
aspecto un síntoma de una verdadera integración de la moneda de oro en la economía
europea.
Un tercer factor detrás de la expansión comercial se relaciona con que, trátese de la
producción rural o de la producción urbana, ésta adquiere unas nuevas cualidades
derivadas del papel imputable a cambios, aunque rudimentarios, en la organización de
las tareas, y la preeminencia que va adquiriendo el trabajo asalariado. La unidad
industrial típica lo constituye el taller agremiado, formado por el maestro artesano
produciendo junto con sus trabajadores, siendo el mismo a menudo fabricante y
vendedor a la vez. Por lo general, las materias primas para elaborar sus productos le
pertenecían, así como las herramientas con las cuales trabajaba.
Esta rudimentaria especialización, a pesar de sus limitaciones, significó contar con una
mano de obra cada vez más cualificada.
La aparición del trabajo asalariado denota uno de los cambios más significativos
provocados por la expansión del comercio y el incremento de la población.
La introducción de los salarios posibilita una mejor medida del ingreso del trabajador
tanto en términos monetarios como en términos reales, asociado a los cambios de los
precios, la oferta y la demanda de trabajo.
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Las consecuencias del incremento de la población provocarán la caída del salario real,
elevándose el nivel de precios de los principales rubros, fundamentalmente los
agrícolas, la dinámica contraria generará un incremento del salario real del trabajador.
Un cuarto factor relevante es la división del trabajo que comienza a operar entre la
producción urbana y la producción rural, estableciéndose una red de intercambios
alrededor de ellas.
Los núcleos urbanos se concentraron en la producción de artículos manufacturados y en
el comercio; el campo, ampliado cada vez más en la medida que se incorporaban tierras
de frontera para su cultivo, se especializó en la producción de los rubros agrícolas
necesarios para abastecer el creciente mercado, conformado tanto por los que ya no
producían sus propios alimentos, así como por los negociantes de materias primas
obtenidas del medio rural.
Los intercambios involucraban además la movilización de campesinos y artesanos hacia
las ciudades, en la medida que factores como la expansión demográfica y el propio
crecimiento del comercio los impulsaba a buscar nuevas oportunidades.
Un ejemplo característico de estas relaciones urbano-rurales se puede visualizar en el
papel que cumplía la producción de vino, que hasta la época carolingia fue tenido por un
cultivo de lujo. El desarrollo de los viñedos se da con fuerza a partir del siglo XI,
cuando la viticultura campesina coexiste, y en muchos casos sustituye a la viticultura
eclesiástica.
En la medida que se amplió la producción vinícola, consecuentemente se expandieron
las redes rurales y urbanas para su comercio, contribuyendo a difundir mejores técnicas
para su producción, el trabajo asalariado, y un mayor desarrollo de la tonelería y la 11
organización para su  transporte y exportación.
La manifestación más palpable del impulso adquirido por los intercambios comerciales,
lo representa la aparición de nuevos núcleos urbanos y la consolidación o crecimiento
de los existentes.
Las ciudades generarán una gran dinámica, propiciando la creación de nuevas
instituciones políticas y económicas, como el gremio, la confraternidad, la universidad,
nuevas normas para los negocios y las finanzas, y nuevas actitudes hacia aspectos como
el tiempo, el riesgo, el trabajo.
La expansión del comercio independizó las transacciones basadas en la necesidad de
especificar el conjunto de los bienes a transar. Al ampliarse, por ejemplo, los pagos en
metálico, la balanza se inclinó hacia nuevas formas contractuales más eficaces, que
reducían los costos de transacción implicados.
El surgimiento de comunidades que operaban dentro de un sistema de relaciones
sociales, de producción y distribución diferente al régimen feudal imperante, se logró en
algunas regiones con la cooperación de los mismos estamentos feudales; empero, en
otras regiones comportó una intensa pugna con éstos, en la medida que las nuevas
relaciones amenazaban sus beneficios y privilegios.
Las causas subyacentes al origen de las ciudades medievales es tema de controversia y
depende sobremanera de las condiciones particulares, variantes de región a región y de
un país a otro.
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En ciertas ciudades, los factores más influyentes parecen haber sido el aumento de la
densidad de población y unas particulares condiciones geográficas, en otras ciudades el
elemento de mayor peso para su surgimiento lo constituyó la expansión del comercio.
No se puede descartar que las variables mencionadas hayan actuado al unísono en
algunos casos, ni que otras causas puedan ser consideradas.
Al parecer, algunas ciudades se originaron a partir de un aumento de la densidad de
población en ciertos medios rurales, por lo cual existió, al menos en un principio, una
continuidad entre comunidad aldeana y comunidad urbana. Así, ciertas ciudades
inglesas, por ejemplo Manchester, pueden haber tenido un origen puramente rural,
aunque su desarrollo urbano fue imputable a una buena posición geográfica, como un
fiordo, o la cercanía al estuario de un río, determinando su conversión en centros
comerciales.
Otra tesis, debida a Pirenne (1980), encuentra la explicación del resurgimiento de las
ciudades en el establecimiento de grupos de comerciantes y artesanos bajo las murallas
de un monasterio o un castillo, no sólo por la protección militar que éste proporcionaba,
o por su situación favorable sobre una ruta comercial ya existente, sino también porque
allí se le ofrecían ciertos privilegios a cambio de proveer algunas necesidades
demandadas por los feudos.
El factor decisivo para este resurgimiento fue el renacimiento del comercio marítimo en
el Mediterráneo, trayendo como consecuencia el movimiento de caravanas comerciales
transcontinentales y, en su momento, el asentamiento de colonias locales de mercaderes.
Ejemplos de ciudades constituidas bajo estas condiciones serían Londres y, en Europa
continental, París, Colonia en los márgenes del Rin, y ciudades germanas y flamencas 12
como Bremen, Magdeburgo, Gante y Brujas.
Venecia sirve de modelo de desarrollo de la ciudad-estado mercantil. Desde el siglo
VIII sus barcos transportan hacia Constantinopla los productos de las regiones que la
rodean; aceite, trigo y vinos de Italia, sal de las lagunas, maderas de construcción,
vidrio, armas y, a pesar de las prohibiciones de la Iglesia, esclavos que consiguen sus
marinos en los pueblos eslavos de las costas del Adriático. En pago reciben los valiosos
tejidos en seda y de muselina que fabrica la industria bizantina, así como especias que
Constantinopla recibe de Asia.
Influyó sobremanera en este comercio lo altamente apreciadas que eran en Occidente las
especias de la India, principalmente la pimienta, que incluso llegó a utilizarse en
algunos sitios como medio de pago; también eran muy demandada la nuez moscada, así
como el jengibre, la canela y el azafrán, junto con las sustancias aromáticas
provenientes de Asia Menor, como el incienso, el bálsamo, la mirra.
Ya en el siglo X y los dos siguientes el nivel de comercio veneciano alcanza grandes
proporciones, combinándose el auge de riqueza con un sistema organizado de poder,
una organización política y administrativa que la coloca en un plano hegemónico dentro
de su área de influencia, y aún más allá, hacia el interior de Europa.
Las Cruzadas determinarán el aumento de la influencia comercial de Venecia, pero
también provocarán un impulso de la misma naturaleza sobre otras ciudades italianas y,
en menor medida, posteriormente, sobre las ciudades de la región de Cataluña,
particularmente Barcelona.
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El eje comercial incorporará rápidamente a Florencia, Milán, Génova y Pisa. Se forma


así un comercio triangular entre estas ciudades, algunas regiones de Asia y el norte de
Europa. Dentro de este movimiento económico van surgiendo las industrias que ayudan
a conformar una matriz donde el comercio no sólo se basa en productos agrícolas.
Las ciudades italianas se convierten, irradiando hacia el espacio mediterráneo, en una
amplia red comercial textil, sustentada fundamentalmente en la pañería de lana, pero
incluyendo también los tejidos de lienzo y de seda.
En efecto, a la circulación Occidente-Oriente de los paños y de los lienzos corresponde,
en sentido inverso, la de la seda y el alumbre (mordiente indispensable para la industria
textil). Debido a que este tipo de comercio complementario implicaba para las ciudades
italianas la exportación de productos pesados de bajo costo, frente a la importación de
“bienes de lujo” con mayor valor agregado y un tráfico comercial más costoso, el
intercambio con Oriente sólo pudo ser equilibrado por medio de masivas exportaciones
desde Occidente.
Esta corriente internacional de comercio tuvo la particularidad de afianzarse por encima
de la situación de amenaza política que significó para Europa el avance turco. Más allá
de la importancia de la expansión islámica en los destinos del mundo, ésta no cambió la
situación de preeminencia comercial que las ciudades italianas acababan de adquirir en
el Levante.
La ofensiva islámica se concentraba en tierra firme, puesto que los turcos tenían una
flota débil. En realidad, antes que perjudicarlos, el comercio de los italianos con las
costas de Asia menor los beneficiaba. Por intermedio de este comercio, las especias
traídas por las caravanas de China y de India, podían transitar hacia Siria, donde eran
embarcadas por los comerciantes italianos. 13

La persistencia de la navegación creó el efecto de un mecanismo de mutuo beneficio,


que a la par de incrementar el poderío económico de las ciudades italianas, también
mantenía la dinámica de la actividad económica de las regiones turcas.
Por otra parte, aunque el tráfico comercial con Asia se sustentó en la importación de
especias, es un error considerar que se limitaba exclusivamente a estos rubros. Hacia
1200 la variedad de productos que se importaban de China, India y el mundo
musulmán, incluirían arroz, naranjas, albaricoques, higos, pasas, perfumes, medicinas,
materias para teñir. Hay que agregar el algodón y la seda bruta, cuyo comercio aumenta
ostensiblemente en la medida que se desarrolla la industria textil italiana y flamenca.
De manera similar a la red comercial de centros urbano-rurales italianos se enmarcan las
actividades realizadas por las ciudades de la Liga Hanseática.
Aunque de las regiones del Mar del Norte y hacia el Báltico fluía desde el siglo X un
significativo comercio, manejado entre otros por escandinavos, flamencos, franceses y
los habitantes de las islas Gotland, fueron los alemanes de las ciudades ribereñas,
apoyados en una tecnología naval superior, quienes aportaron aires renovadores al
comercio, logrando desplazar a sus competidores.
La creación de la Liga tuvo su punto de partida en la fundación de la ciudad de Lubeck,
en 1158, pero la fecha efectiva del nacimiento de la Hansa fue el año 1161, cuando los
mercaderes alemanes que frecuentaban la isla Gotland, el mayor centro comercial de la
zona, hicieron un pacto de mutua solidaridad, protección y apoyo mercantil.
Historia medieval

Un eje comercial unía la ciudad de Novgorod, situada en Rusia, con Londres, con etapas
intermedias en Lubeck, Hamburgo, Brujas, desde donde partían ramales transversales.
De Oriente llegaban pieles, cueros, miel y cera; de Occidente, paños de lana y sal; de los
ramales intermedios, cobre y hierro de Escandinavia, pescado en conserva de Islandia,
cereales y madera de Prusia y Polonia, minerales de Hungría, vino de Alemania
meridional y Francia. Las ciudades hanseáticas añadían a este mercado sus propios
productos: cerveza, paños de lino, sal y cereales.
En los puertos bálticos, por tanto, se embarcaban productos voluminosos y de bajo
valor, en tanto que en los del Mar del Norte las mercancías eran más reducidas pero de
mucho más elevado precio.
El eje principal Este-Oeste era cruzado por otro Norte-Sur, de menor importancia,
atravesando el valle del Rin y llegando hasta Francia e Italia, al frente del cual estaba la
ciudad de Colonia.
A Venecia, los mercaderes de la Hansa, que tenían su propia sede en el “Almacén de los
Alemanes”, traían joyas de ámbar y piezas de lino de Westfalia, en tanto que adquirían
especias, seda y frutos del Mediterráneo. Igualmente, los mercaderes italianos
mantenían almacenes y representantes en todas las regiones del norte europeo.
La Liga Hanseática era poderosa, y en el momento de su máximo apogeo formaban
parte de ella más de un centenar de ciudades diseminadas en un área de más de 500
kilómetros, asegurándose el control de prácticamente todo el comercio de Europa
septentrional con el resto del mundo.
En realidad, constituyeron una especie de Estado en sí mismo, que celebraba acuerdos
comerciales, protegían sus naves mercantes con sus propios navíos de guerra, y 14
realizaba asambleas gubernamentales en las cuales se elaboraban sus leyes particulares.
A diferencia del comercio mediterráneo, donde las ciudades italianas importaban desde
el Oriente bienes mucho más refinados que los que exportaban, la Hansa exportaba
mayoritariamente bienes manufacturados e importaba de Oriente bienes voluminosos
provenientes fundamentalmente de las estepas rusas.
Por ello, aunque el volumen del comercio hanseático tal vez superaba el comercio
mediterráneo, el valor de las exportaciones y de las importaciones de mercancías
requerían de menores capitales con respecto al más sofisticado comercio practicado por
los italianos, los cuales obtenían mayores utilidades con un volumen transportado
mucho menor.
Es probable que esta sea la razón por la cual no se encuentren en las ciudades de la
Hansa los poderosos hombres de negocios de la Italia medieval, que terminarán por
convertirse en los banqueros dominantes del sistema financiero europeo de la época.
Sirva, a propósito de destacar estas amplias redes de producción y comercio,
importación y exportación, mostrar en sus rasgos esenciales la trama de uno de los
productos más representativos de la economía medieval: los tejidos de lana.
La materia prima de la industria textil procedía del medio rural inglés, de donde se
exportaban alrededor de 3.000 a 4.000 toneladas anuales en la segunda mitad del siglo
XIII, principalmente hacia Flandes y Florencia, para abastecer la demanda de estos dos
importantes centros de producción de tejidos. La transportación estaba controlada por
barcos de la Liga Hanseática. La especialización derivó en el desplazamiento del
artesanado rural, cuya calidad de confección no podía competir con la organización
Historia medieval

industrial urbana, que suponía una mayor división de las tareas de producción y la
posibilidad de contar con fondos capitalistas.
Hacia finales del siglo XIII, los mercaderes italianos no sólo compraban la lana
directamente en Londres, sino que también adquirían, en las ferias de Champaña, el
paño sin teñir. Luego el paño era teñido en Florencia y Siena, obteniendo una mejor
calidad de tejido, permitiendo satisfacer mejor los exigentes gustos de sus clientes
orientales.
En el siglo XIV, se produce un relativo declive de la industria pañera flamenca y
florentina. Este hecho fue aprovechado por Inglaterra que, al disminuir la demanda de
su materia prima, destinó los excedentes de lana a su propia industria.
Hacia mediados del siglo XV la economía inglesa procesaba un poco más del cincuenta
por ciento de su lana, basada en un sistema de producción rural más que urbano. El
resultado fue la producción de tejidos de más baja calidad, pero de menor costo,
dirigidos a un mercado  ampliado, prefigurando la producción en masa.
Los centros de industria pañera italianos, flamencos y ahora ingleses, estimularon la
demanda de lana castellana, apreciada por su alta calidad. De manera que la articulación
comercial da otro giro, incorporando a la región de Castilla, promoviendo la
transformación de ciudades como Burgos, que se convirtieron en importantes centros
comerciales.
En resumen, la expansión del comercio europeo entre las diversas regiones y con Asia
se convirtió en una dinámica económica mutuamente beneficiosa, toda vez que se
estableció a partir de cierto grado de especialización.
15
El patrón de especialización de la producción europea se basó en sus condiciones
demográficas, geográficas y climáticas. La variedad de recursos y condiciones
climáticas originaba una amplia diferenciación de cultivos y ganados, por una parte, y
de producción de bienes manufacturados y servicios (transporte, servicios de crédito)
por otra, permitiendo un amplio abanico para el intercambio.
En las regiones donde el factor a aprovechar ventajosamente era la tierra, la oferta
incluía productos voluminosos como madera, grano, lana, que eran intercambiados por
bienes manufacturados, producidos en los asentamientos más densamente poblados,
donde el factor relativamente abundante era la mano de obra, posibilitando el desarrollo
de la industria artesana.
La condición ventajosa de los emplazamientos urbanos y rurales se correspondía
relativamente con la situación respecto a las zonas fronterizas, por las salidas marítimas,
la dirección de los cursos fluviales, y, de manera menos importante, por el relieve del
suelo. Esto determinó que ciertas regiones se convirtieran en centros de alta densidad
poblacional, capaces de concentrase en la producción de bienes manufacturados y
servicios, articulando unas redes comerciales de amplio alcance y un importante
desarrollo.
Aunque de forma más tardía, el modelo original de expansión del comercio europeo se
va a repetir con características similares en otras sociedades no occidentales. En efecto,
varias regiones de Japón experimentaron un auge económico importante.
Edo, inicialmente una población pesquera en el siglo XVI, se convertirá hacia
comienzos de 1700 en un gran centro comercial, junto con el eje conformado por Osaka
y Kioto, constituyendo una red de conexiones provinciales que incentivaban nuevas
Historia medieval

técnicas de compra, incluyendo sistemas de crédito y operaciones con letras de cambio


y de compensación de saldos.
Los lineamientos del desarrollo comercial japonés, igual que en el caso de las regiones
europeas, se basaron en cierta especialización, división del trabajo y una mayor atención
a las señales de la demanda. Este proceso fue mucho más rápido en la nación nipona en
la medida que disfrutaba de ventajas reflejadas en doscientos cincuenta años sin guerras;
transporte acuático más barato y de mejor acceso; una sola cultura y un solo idioma;
abolición de barreras al comercio doméstico; y desarrollo de una ética comercial común.

Transición del feudalismo al capitalismo


Hacia mediados del siglo XV el Sistema Feudal gozaba de buena salud, había sorteado
con relativo éxito la terrible peste negra del siglo anterior (1348) que había diezmado
los campos de mano de obra servil y las ciudades se fueron recuperando poco a poco.
Pero hacia 1543 los turcos tomaron definitivamente Constantinopla y avanzaron sobre
Europa oriental con lo que cortaron todo el comercio terrestre con el Asia y amenazaron
a Europa con invasiones permanentes. Esto significó prácticamente el bloqueo europeo,
ya no llegaron más las especias ni el metal precioso ni las sedas, para colmo el
Mediterráneo inmediatamente se infestó de piratería musulmana.
El respiro para la crisis económica que se produjo vino de manos de portugueses,
primero, y españoles, luego. Pero en el descubrimiento de América y en las ingentes
cantidades de metal precioso estaría el germen de la destrucción del sistema feudal que
tardaría al menos doscientos años en producirse.

La acumulación originaria del capital 16

Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron las tendencias
del intercambio y fomentaron el comercio, ya que se creó un enorme circuito comercial
que abarcó a casi todo el globo terrestre.
Además, el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de enormes
cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras produjeron un
trastrocamiento de las relaciones feudales puesto que el orden económico resultante de
estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil;
es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes. Con lo que la
producción eminentemente rural, patrimonio de los señores feudales, paso a segundo
plano.
Este proceso fue capitalizado por la burguesía, la que al aumentar su poder económico
(la clase social que encabezó la revolución comercial) y al acumular riquezas, estuvo
dispuesta a eliminar a sus principales opositores: los Señores Feudales y a manejar los
resortes de la economía.
Pronto se hizo necesario, para abastecer al mercado mundial, ingentes cantidades de
mercancías que el sistema tradicional de producción industrial, es decir los gremios, no
podía satisfacer por sus rígidas y costosas estructuras de producción. El antiguo sistema
fue lentamente reemplazado por sistemas de producción de manufacturas artesanales
listas para entrar en el mercado de la Economía–Mundo, aprovechando el abaratamiento
del costo de la moneda, que hacía que los costos de producción fuesen accesibles.
El sistema doméstico: este sistema de producción de usó predominantemente en
Inglaterra a partir de mediados del siglo XVII y consistía, básicamente, en la
Historia medieval

elaboración de manufacturas artesanales en los hogares campesinos: en sus tiempos


libres y con toda la familia, el campesino recibía materia prima de manos de
comerciantes de la ciudad y la transformaba usando herramientas artesanales. El pago
era en función de la cantidad de mercadería manufacturada que el comerciante recibía,
al que se le descontaba el costo de la materia prima.
Este sistema permitió lanzar al mercado importante volúmenes de mercadería y además
permitir una entrada extra de dinero para el campesino, que pronto se dedicaría a esto,
abandonando la actividad rural.
Los talleres manufactureros: este sistema de producción se dio principalmente en
Francia: Fueron el antecedente de la fábrica, entendida como lugar de producción y
ensamblado de piezas. Lejos de la moderna línea de montaje, en estos talleres diversos
especialistas construían las manufacturas requeridas por el mercado y cada uno de ellos
elaboraban una parte de dicho producto, cada especialista tenía a su cargo uno o varios
obreros a los que dirigía.
Estos cambios en la producción de mercaderías no hubiesen sido posibles si no hubiese
existido una clase social, la burguesía, que acumuló fortunas producto del inmenso
tráfico comercial que unió a todo el mundo desde el siglo XVI y que usaría esa fortuna
como capital para nuevas experiencias económicas.

Las transformaciones en el campo


Gracias a su enorme poder económico, la burguesía no tardó en buscar nuevas
inversiones y si bien el trabajo rural había pasado a segundo plano, todavía era
necesario para alimentar a las grandes urbes de la época. Por lo que comenzó a invertir
en la compra de tierras, favorecida por el abaratamiento general de los precios de los 17
campos y de los productos agrícolas.
Esta inyección de dinero en las áreas rurales implicó una importante concentración de la
propiedad terrateniente, la burguesía pudo adquirir las tierras porque se las compró,
generalmente a los pequeños propietarios y a los arrendatarios que en gran número
poblaban el espacio rural, entrando en franca competencia con los Señoríos nobiliarios
que todavía eran los principales productores agrícolas.
No solamente se compró tierras sino que además las cercó, expulsando a los habitantes
de esos solares que en su gran mayoría arrendaban las tierras, se trataba de pequeños
productores y de aquellos que se dedicaban al sistema de producción doméstico de
manufacturas; que tuvieron que ir a vivir a las ciudades. Esa mano de obra fue
reemplazada por peones asalariados disminuyendo sensiblemente los costos de la
producción.
Los expulsados pasaron a integrar esta nueva especialidad de mano de obra o se
convirtieron en indigentes que engrosaron las filas de los desocupados en las grandes
ciudades de la época y se les tendría reservado un lugar en la historia económica y
social de la humanidad.

Aspectos religiosos
La Iglesia en la Edad Media fue una institución muy poderosa ya que fue una época
profundamente religiosa. Por eso, la Iglesia católica tuvo mucha influencia sobre la
Historia medieval

sociedad y, aunque existían otros credos, en el siglo XI Europa era en gran parte
cristiana.
Más allá de las fronteras que separaban los reinos europeos nació un nuevo concepto de
unión: la cristiandad.
A pesar de estos logros, la cristiandad se vio profundamente afectada cuando el año
1054, los obispos bizantinos negaron la autoridad del Papa provocando el
llamado cisma de Oriente.
Desde entonces, el mundo cristiano europeo se dividió en dos: Oriente optó por la
Iglesia griega ortodoxa, mientras que Occidente se mantuvo fiel a la Iglesia católica
romana.
En Occidente, la Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; la misma Iglesia
era un gran poder feudal, pues poseía la tercera parte de la propiedad territorial del
mundo católico y entre otras cosas, tenía derecho al diezmo, que era le décima parte de
las cosechas de toda la gente.
Además, muchos miembros de la nobleza llegaron a ser obispos. Ellos recibían
su diócesis como concesiones de los reyes o de otros nobles y al igual que cualquier otro
señor feudal, disponían de feudos y de numerosos vasallos. Como consecuencia de esto,
la Iglesia se secularizó y sus costumbres se relajaron.
Cristiandad e Iglesia
Hace unos mil años casi toda Europa Occidental empezó a llamarse la cristiandad,
porque todos sus reinos acataban la autoridad del Papa y todos sus habitantes
profesaban el cristianismo. Todos los territorios cristianos se consideraban un único
imperio y sus figuras más importantes eran el Papa y el emperador. La Iglesia era 18
entonces muy poderosa; los obispos y los abades poseían grandes extensiones de tierra;
los clérigos, que eran casi las únicas personas cultas, se encargaban de educar a los
jóvenes, socorrían a los pobres y era los principales consejeros de los reyes.
Los otros credos
A pesar de que en el siglo XI Europa Occidental era en su mayoría cristiana, existía una
minoría que lo no era: judíos y musulmanes.
Los judíos vivían dispersos en muchas ciudades europeas dedicados, sobre todo, al
comercio. Este grupo religioso no era muy querido. Los cristianos lo toleraban aunque,
en muchas ocasiones, los persiguieron por sus ideas.
Desde el siglo VIII, los musulmanes ocupaban casi toda España. Allí formaban un
grupo muy poderoso cuya capital se hallaba en la ciudad de Córdoba.
La organización de la Iglesia en la Edad Media
La Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. Esto se debía a su enorme riqueza, a su
clara organización y a us importancia cultural, que se contraponía al desorden, la
ignorancia y la violencia de la sociedad feudal. Todos los miembros de la Iglesia
conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero secular y el clero regular. El jefe
espiritual de todos era el Papa.
El clero secular
Historia medieval

Con el nombre de clero secular se designaban a aquellos miembros de la Iglesia que


vivían en el mundo, mezclados con los laicos: el Papa, los arzobispos, los obispos y
los párrocos.
Los párrocos se hallaban al mando de pequeños distritos llamados parroquias. Varias
parroquias formaban una diócesis, cuyo jefe era un obispo, y varias diócesis formaban
una arquidiócesis, dirigida por un arzobispo.
El clero regular
A partir del siglo VI se organizó en Occidente el clero regular. A diferencia del clero
secular, sus miembros optaron por aislarse del mundo y vivir en monasterios regidos
por un abad. Seguían, además unas reglas específicas.
En Occidente, el monacato lo inició San Benito de Nursia, quien fundó la orden
benedictina. Su regla se basaba en el lema ora et labora, es decir, reza y trabaja. Al
mismo tiempo, la orden benedictina obligó a sus miembros a cumplir votos de
obediencia, castidad y pobreza.

La renovación Eclesiástica
En el siglo XI, el clero regular reaccionó en contra de la relajación de las costumbres de
la Iglesia y del poder de los laicos sobre ella. El movimiento monacal fue reformado por
dos conventos bend ictinos. 19

Con las reformas eclesiásticas, la Iglesia católica alcanzó un poder supremo en el siglo
XII. Su triunfo se debió, también, a la ola de fervor cristiano que envolvió a las clases
más humildes.
La fe se fundaba en la esperanza de una vida mejor. La veneración a la Virgen, a los
santos y a las reliquias que, según se creía, podían obrar milagros, e difundió por toda la
cristiandad.
Por otro lado, la Iglesia orientaba a sus feligreses, evitando que cayeran en herejías o
falsas creencias. Para conseguirlo contaba con dos poderosas armas: la excomunión y
la Inquisición.
A través de la excomunión se expulsaba de la Iglesia a todo aquél que no obedecía sus
órdenes. El excomulgado no podía recibir sacramentos, y quedaba fuera de la ley divina.
La excomunión fue el peor castigo de la Edad Media.
Por otro lado, en el siglo XII se fundó la Inquisición: un tribunal eclesiástico que
investigaba a la gente de fe dudosa. Para lograr información los inquisidores torturaban
a los acusados.
Los castigos variaban según el pecado: desde pasear a lomo de un burro con una soga en
el cuello y un gorro puntiagudo llamado sambenito hasta ser quemado en la hoguera.
Reliquias y herejías
Una de las manifestaciones de la piedad medieval fue el culto a las reliquias; la
devoción a los restos de un santo, sus huesos o algún objeto relacionado con él. El cáliz
del cual bebió Jesús en la última cena, El Santo Grial, fue una de las reliquias más
Historia medieval

buscadas pero nunca fue hallado. Según el evangelio de San Juan, el judío Jose de
Arimatea reclamó el cuerpo de Cristo para enterrarlo, y se llevó, también, el Santo Grial
que con el tiempo, se perdió. El Santo Grial fue el origen de muchos relatos medievales,
y también, de algunas herejías.

ISLAM CRISTIANISMO JUDAISMO

20

Surge en la meca Surge Palestina silgo I y el imperio Surge en la


(arabia), año romano, en un ambiente de Mesopotamia y Canaán
622(hégira) en un dominación romana y esperanza a fines del segundo
ambiente de mesiánica. milenio A.C. es una
religiones tribales cultura nómada de
animistas y en Su fundador, Jesús de Nazaret. Tienen pastores.
contacto con el la imagen de un dios que se define
judaísmo y el como amor y se lo trata como padre. Su fundador es
cristianismo por lasDios es amor. Es un dios personal y Abraham el padre de la
rutas comerciales. cercano que habla y se relaciona con fe y Moisés el libertador
Tiene como fundador nosotros. Jesús, al ser además hombre y legislador.
a la Mahoma y como verdadero acerca a dios.
dios a Ala, único y Su dios es Yahvé (yo
señor del universo, de Su libro sagrado es la biblia cristiana: soy el que soy), aunque
él no se hacen antiguo testamento 46 libros y el nuevo usan más el nombre de
imágenes ni se lo testamento 27 libros escritos en griego. Adonaí. Un dios
imaginan de forma creador, liberador y
alguna, es un dios Su lugar sagrado es la iglesia, es el cercano que se revela, se
lejano y superior al lugar de asamblea. Tierra santa comunica y se hace
hombre. especialmente Belén, Nazaret y presente en la historia
Jerusalén, Roma, Santiago de del pueblo. Es un dios
Historia medieval

Su libro sagrado es el Compostela y lugares relacionados con personal.


Corán, libro escrito en la virgen María y los santos.
árabe inspirado en Su libro sagrado es la
Mahoma después de biblia hebrea (antiguo
su muerte. testamento) el Torá
(pentateuco), los
Su lugar sagrado es la
mezquita, la meca,
profetas (nebim) y libros
Jerusalén y otros
poéticos y sapienciales
lugares de la historia
(quetuvim) 39 libros.
islámica como por Además misnhá y el
ejemplo santuarios en talmud, comentarios de
Irak o irán los sabios rabinos a la
biblia.

Lugares sagrados son el


templo de Jerusalén y
las sinagogas.

Las cruzadas
Hay que hacer una introducción previa sobre el secular choque de civilizaciones en que
21
se inspira. Si fue reprobable el ataque de los cruzados a Jerusalén en 1099 y sus
consecuencias, no debemos obviar la larga lista de conflictos entre ambas religiones, sin
perder de vista los reiterados intentos del Islam de atacar y conquistar la Europa
cristiana.
El Islam nació en el siglo VII con las predicaciones de Mahoma en Arabia. Una vez que
alcanzó éxito en su tierra natal, la nueva religión fue llevada por los árabes a amplios
territorios de Europa, Asia y África mediante conquistas.
Pronto los musulmanes conquistaron una buena parte del Imperio Romano de Oriente
(el cristiano Imperio Bizantino): Siria, Egipto y las tierras africanas a su oeste. En esas
campañas tomaron, tras un largo asedio, la ciudad de Jerusalén en el año 637 d.C. que
había sido cristiana durante los últimos tres siglos.
Desde el siglo VII las peregrinaciones a Tierra Santa se vieron dificultadas para los
europeos de manera intermitente y variable en función de la tolerancia o intolerancia de
los califas musulmanes de cada época.
En el año 711, un ejército de árabes y bereberes penetró en la Península Ibérica,
destruyó el Reino Hispano-Visigodo alcanzado al Reino Franco, aunque aquí fueron
detenidos en la batalla de Poitiers.
Desde el año 827 la isla de Sicilia, perteneciente al cristiano imperio bizantino fue
atacado por tropas musulmanes hasta su plena conquista en 902.
En 1009 el califa al-Hakim impulsó una persecución contra los cristianos de Tierra
Santa, destruyendo todas las iglesias de Jerusalén, incluyendo la del Santo Sepulcro.
Historia medieval

Poco más de medio siglo después, los selyúcidas arrancaron Asia Menor (Anatolia) del
poder de Constantinopla y toman Jerusalén en 1076, matando a numerosos peregrinos
cristianos. Esta situación provocará la petición del emperador bizantino Alejo Comneno
al papa Gregorio de envío de tropas en su ayuda. Será la semilla de la primera cruzada.
Durante la Baja Edad Media y los primeros siglos de la Edad Moderna, la piratería
musulmana fue un azote permanente contra los navíos occidentales y en numerosas
ocasiones hicieron estragos en las localidades costeras mediterráneas. En España se
hicieron tristemente famosas las acciones de los piratas berberiscos con base en Túnez o
Argelia.
Siglos después de las Cruzadas, el enfrentamiento Oriente-Occidente continuó en uno
de los acontecimientos más transcendentes de la historia: la caída definitiva de la gran
"Nea Roma" la gloriosa ciudad de Constantinopla, de la que se apoderaron los turcos
otomanos de Mehmed II Fatih, el 29 de mayo de 1453.
Los intentos de conquista musulmana de Europa no terminan aquí. Ya en el siglo XVI
-1529- Solimán el Magnífico lanzó un gran ataque a la ciudad de Viena, en el corazón
del continente, si bien no logró su objetivo.
Más de un siglo después, en 1683, se produjo la Batalla de Kahlenberg en el contexto
del llamado "Segundo sitio de Viena" donde los turcos otomanos de Mehmed IV
también fueron rechazados.

22
El origen de las Cruzadas
Como ya hemos indicado con anterioridad, la primera Cruzada fue predicada por el
Papa Urbano II en el Concilio de Clermont (1095), tras la conquista de Jerusalén por los
turcos selyúcidas (1076) y las peticiones de ayuda del emperador bizantino Alejo I
Comneno.
Aparte de la recuperación de los Santos Lugares, con su clara connotación religiosa, los
Papas vieron las Cruzadas como un instrumento de ensamblaje espiritual que superase
las tensiones entre Roma y Constantinopla,
También como un medio de desviar la guerra endémica entre la nobleza cristiana hacia
una causa justa que pudiera ser común a todos ellos.
El éxito de esta iniciativa y su conversión en un fenómeno histórico que se extenderá
durante dos siglos, se deberá tanto a aspectos de la vida económica y social de los siglos
XI al XIII, como a cuestiones políticas y religiosas, en las que intervendrán una gran
variedad de agentes: como la difícil situación de las masas populares de Europa
occidental; el ambiente religioso, que hacía de la peregrinación a Jerusalén uno de los
anhelos preferidos por los fieles; o los intereses comerciales de las ciudades del norte de
Italia que participaban en estas expediciones y que encontraron en las cruzadas su
oportunidad de intensificar sus relaciones comerciales con el mediterráneo oriental,
convirtiéndose en las grandes beneficiarias del proceso. Los comerciantes italianos
reabrieron el Mediterráneo oriental al comercio occidental, monopolizaron el tráfico y
se convirtieron en intermediarios y distribuidores en Europa de las especies y otros
productos traídos de China e India.
Historia medieval

También tuvo su papel la necesidad de expansión de la sociedad feudal, en la que el


marco de la organización señorial se vio desbordado por el crecimiento, obligando a
emigrar a muchos segundones de la pequeña nobleza en busca de nuevas posibilidades
de lucro. De esta procedencia eran la mayoría de los caballeros franco normando que
formaron la mayor parte de los contingentes de la primera cruzada.
Espiritualmente dos corrientes coinciden en las Cruzadas. Por un lado, la idea de un
itinerario espiritual que enlaza la cruzada con la vieja costumbre penitencial de la
peregrinación. Así se intenta alcanzar la Jerusalén celestial por vía de la Jerusalén
terrestre. Ambas a ojos del cristiano del siglo XI resultaban prácticamente inseparables.
Y más que para los caballeros para las masas populares imbuidas de unas ideas que
chocaron repetidamente con el orden social establecido. Son las llamadas cruzadas
populares, como la de Pedro el Ermitaño, que precedió a la expedición de los caballeros,
la de los Niños (1212) y la los Pastoreaux (1250).
Por otro lado, estuvo la idea de contraponer un esfuerzo militar cristiano contra el
movimiento de guerra santa o yihad de los musulmanes, en la que Jerusalén no
constituye el único objetivo.

Las ocho Cruzadas


La historiografía tradicional contabiliza ocho cruzadas, aunque en realidad el número de
expediciones fue mayor. Las tres primeras se centraron en Palestina, para luego volver
23
la vista al Norte de África o servir a otros intereses, como la IV Cruzada.
La I cruzada (1095-1099) dirigida por Godofredo de Bouillon, Raimundo IV de Tolosa
y Bohemundo I de Tarento culminó con la conquista de Jerusalén (1099), tras la toma
de Nicea (1097) y Antioquia (1098), y la formación de los estados latinos en Tierra
Santa: el reino de Jerusalén (1099), el principado de Antioquia (1098) y los condados de
Edesa (1098) y Trípoli (1199).
La II Cruzada (1147-1149) predicada por San Bernardo de Clairvaux tras la toma de
Edesa por los turcos, y dirigida por Luis VII de Francia y el emperador Conrado III,
terminó con el fracasado asalto a Damasco (1148).
La III Cruzada (1189-1192) fue una consecuencia directa de la toma de Jerusalén
(1187) por Saladino. Dirigida por Ricardo Corazón de León, Felipe II Augusto de
Francia y Federico III de Alemania, no alcanzó sus objetivos, aunque Ricardo tomaría
Chipre (1191) para cederla luego al Rey de Jerusalén, y junto a Felipe Augusto, Acre
(1191)
La IV Cruzada (1202-1204), inspirada por Inocencio III ya contra Egipto, terminó
desviándose hacia el Imperio Bizantino por la intervención de los venecianos, que la
utilizaron en su propio beneficio
Tras la toma y saqueo de Constantinopla (1204) se constituyó sobre el viejo Bizancio el
Imperio Latino de Occidente, organizado feudalmente y con una autoridad muy débil.
Desapareció en 1291 ante la reacción bizantina que constituyeron el llamado Imperio de
Nicea, al tiempo que Génova sustituía a Venecia en el control del comercio bizantino.
Historia medieval

La V (1217-1221) y la VII (1248-1254) Cruzadas, dirigidas por Andrés II de Hungría y


Juan de Brienne, y Luis IX de Francia, respectivamente, tuvieron como objetivo el
sultanato de Egipto y ambas terminaron en rotundos fracasos.
La VIII cruzada (1271) también fue iniciativa de Luis IX. Dirigida contra Túnez
concluyó con la muerte de San Luis ante la ciudad sitiada.
La VI Cruzada (1228-1229) fue la más extraña de todas, dirigida por un soberano
excomulgado, Federico II de Alemania, alcanzó unos objetivos sorprendentes para la
época: el condominio confesional de Jerusalén, Belén y Nazaret (1299), status que sin
embargo duraría pocos años.

Consecuencias
Las Cruzadas influyeron en múltiples aspectos de la vida medieval, aunque, en general,
no cumplieron los objetivos esperados. Casi todas las expediciones militares sufrieron
importantes derrotas. Jerusalén se perdería en 1187 y lo que quedó de las posiciones
cristianas tras la III Cruzada hasta su definitiva pérdida en el siglo XIII (San Juan de
Acre -1291) se limitaba a una estrecha franja litoral cuya pérdida era cuestión de
tiempo. Además, los señores de Occidente llevaron sus diferencias tanto a las propias
Cruzadas (Luis VII de Francia y Conrado III en la II Cruzada; Ricardo Corazón de León
y Felipe II Augusto en la III) como a los estados cristianos fundados en Tierra Santa,
dónde los intereses de los diferentes grupos dieron lugar a numerosos conflictos.
En el intento de re ensamblar las cristiandades latina y griega separada en el Cisma de
Oriente (1054), no sólo falló la Cruzada, sino que acentuó las diferencias entre ellas,
24
convirtiéndose en causa última de la ruptura definitiva entre Roma y Constantinopla.
Cierto es que Bizancio pidió ayuda a Occidente, pero al modo tradicional: pequeños
grupos de soldados que le ayudasen a recobrar las provincias perdidas, no con grandes
ejércitos poco dispuestos a someterse a la disciplina de los mandos bizantinos, o que se
convirtieran en poderes independientes en las tierras que ocupasen o en la propia
Constantinopla, como ocurrió en la IV Cruzada.

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