E- No sé cuantos años pasaron, pero todavía hay cosas de vos que recuerdo. No había
demasiados lugares dónde pudieras ir… Te busqué
E- Sumando todo, sí… Aunque no haya sido exactamente como lo soñaba entonces.
A mi marido lo conoces
E- Yo tampoco. Aunque desaparecieras. Pero, ¿de qué sirve hablarlo ahora? Sólo corremos el
riesgo de ser patéticos y ridículos… ¿Seguís viviendo en Uruguay?
T- Pero ¿qué decís? La última vez que hablamos quedamos en el Cinema Paradiso ¿Te acordás?
¡Y no viniste! ¡Desapareciste sin dejar rastro! ¡nada! ¿Cuántos años pasaron? ¡Más de 20!
E- yo... si que fui al encuentro. Sólo que llegué tarde. Había discutido mucho con mi familia.
Intenté convencerlos otra vez de que no podían separarnos. Pero fue inútil. Ya habían tomado
la decisión de abandonar Rosario de una vez por todas. Cosa que después hicimos y no supe
qué más hacer, qué mas decir. Asique dije que sí, que haría lo que quisieran. Entonces le pedí a
mi papá verte por última vez para poder despedirnos. Tenía la esperanza de que al vernos
tomaríamos una decisión. Pensé que nos habríamos escapado juntos. Papá me acompañó al
cine, pero vos ya no estabas... Pero antes de irme te dejé una nota. Tomé uno de los pedazos
de papel de la pared y anoté donde podrías encontrarme y que te estaría esperando. Pero
desapareciste igualmente.
T- ¡Cuánto te busqué Elena! ¡Ni te lo imaginás! Escribía, llamaba y nada. Nadie contestaba
nunca. Por eso hui y jamás regresé. Pero soñé con vos durante años, y aunque el tiempo
pasara en cada mujer que encontraba sólo te buscaba a vos. Tuve mucha suerte con mi
profesión, pero siempre me faltó algo… ¡Nunca vi la nota! La tapé con mis propias manos y no
me di cuenta, es una explicación absurda
E- ¿y qué más da ahora encontrar una explicación? Lo hecho, hecho está. Salvatore, si te
hubieras quedado conmigo no habrías hecho tus películas… y habría sido una lástima porque
son preciosas- Las ví todas. Pero no deberías haberte cambiado el nombre. Deberías haberlo
conservado, Salvatore Di Vita