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El distrito escolar
La administración educativa en Estados Unidos aparece cuando
históricamente el maestro itinerante debe quedarse en un lugar fijo; cuando la
escuela deja de ser una actividad estacional durante el año y se convierte en una
obligación para que los padres envíen a sus hijos; cuando el edificio escolar aparece
y sustituye el patio de la alcaldía o la iglesia; cuando la dimensión del pueblo se
extiende y los niños ya no pueden asistir caminando hasta la escuela; en fin, cuando
la escuela deja de ser el punto donde convergen los factores de la educación –
alumnos, maestros, padres de familia, edificio, biblioteca, etcétera – y pasa a formar
parte de una red más amplia, de varias escuelas, con regulaciones iguales en un
perímetro geográfico mayor al que normalmente cubría un solo plantel.
El distrito escolar es una institución de la vida norteamericana nacida de la
costumbre de gobernarse localmente, de educar a la niñez en los ideales de la nueva
nación y como resultado de las necesidades prácticas de instrucción ocasionadas
por el incipiente desarrollo del comercio, la navegación, la agricultura y la vida
pública.
El nombre de distrito escolar es genérico para designar con uniformidad a las
distintas unidades administrativas locales que, bajo la dirección de una junta
directiva, son responsables de la operación de las escuelas dentro de su jurisdicción.
El distrito escolar nació en Nueva Inglaterra como un órgano de gobierno
distinto y paralelo a la administración municipal. El distrito escolar fue a la vez una
entidad política, legal, geográfica; institución social y entidad educativa. Nace y se
desarrolla en paralelo a otras instituciones públicas, tales como el gobierno de la
ciudad o la administración religiosa.
El distrito escolar es una división político-administrativa dentro del Estado, con
un territorio demarcado, una población a la cual prestar servicios educativos, bajo la
dirección de la junta Local de Educación, cuyos miembros son electos; varía el
número de éstos pero sus funciones son genéricas:
• Establecer objetivos generales, metas y actividades de responsabilidad.
• Determinar políticas, criterios y normas.
• Determinar su estructura.
• Seleccionar y nombrar (contratar) personal ejecutivo.
• Evaluar el personal bajo su responsabilidad en relación con los asuntos
delegados y el cumplimiento de las metas establecidas.
El distrito recibió de las legislaturas derechos responsabilidades como entidad
responsable de cumplir la tarea educadora del Estado. El distrito ejerce aquellas
funciones que le fueron asignadas y derivadas, así como aquellas implícitas para el
cumplimiento de su labor. Su jurisdicción usualmente es la misma que la de las
municipalidades.
El distrito escolar, si bien es aún la base de la administración educativa,
representó un esquema para centralizar esfuerzos en los pueblos de finales del siglo
XVIII: En algunos estados, el tamaño del distrito se identificó con los límites de los
municipios, las ciudades o regiones rurales.
A partir de 1945 la tendencia de la administración educativa local ha sido la
reducción en el número de distritos, debido a la fusión de los más pequeños con los
grandes, unión de los distritos suburbanos con los citadinos y fortalecimiento de las
unidades administrativas en el ámbito de los condados.
Algunas de las razones para la eliminación de los distritos pequeños, fueron la
incapacidad de autofinanciamiento, que redundaba en condiciones materiales y
académicas pobres; problemas de aislamiento debido a un celo excesivo por su
autonomía y problemas para reclutar maestros y personal cuando esos distritos
estaban retirados de las ciudades.
Así, mientras en 1931 existían 127,648 distritos locales, para el año de 1968
se registraron solo 22,240 y en 1985 sólo 15,000. En tanto que a Hawai se le
considera como un solo distrito-estado, Nevada tiene 17 distritos, Florida 67, Alaska
29, Carolina del Sur 93, Massachusetts 430, Nueva Jersey 602, Oklahoma 649,
California 1,028 y Nebraska 1,400. El criterio fundamental para considerar la
conveniencia o no de los distritos escolares pequeños es el número de estudiantes y
se ha considerado como mínimo razonable el de 2,400.
La costumbre de la organización independiente de los distritos escolares
incluyó hasta fechas recientes su autonomía económica. A finales de los cincuenta
más de la mitad de los distritos escolares citadinos vivían únicamente de lo que
captaban por la vía de los impuestos locales a los bienes raíces y casi tres de cuatro
fijaban libremente su presupuesto. Originalmente tenían la capacidad para fijar
impuestos, emitir bonos y determinar su presupuesto, función que fue abrogada, por
ejemplo, en California en 1972 con la aprobación de la Ley SB90.
Lo cierto es que la década de los sesenta se caracterizó por una fuerte
discusión acerca de si los distritos debían ser autónomos económicamente o no. Es
decir, sí deberían continuar fijando su presupuesto, aplicando los impuestos que
juzgaran necesarios y manejar su propia responsabilidad fiscal y financiera. En esa
época nadie discutía la conveniencia o no de la autonomía académica del distrito. En
una visión retrospectiva, la discusión sobre la autonomía económica de los distritos,
profusamente documentada concluyó en el estado de California a finales de los
setenta cuando se votó la llamada Proposición trece, que bajo el pretexto de reducir
los impuestos locales a los bienes raíces, reducía el volumen del financiamiento local
y transfería esa responsabilidad al gobierno estatal.
Múltiples fueron los comentarios que al respecto se hicieron por la opinión
pública. Se dijo, por ejemplo, que gravar los bienes raíces era limitar el desarrollo
urbano. Pero también que los adultos con familias reducidas no deseaban financiar
las escuelas para las numerosas y extensas familias de inmigrantes, quienes
además, al no poseer bienes inmuebles, no eran sujetos de contribución al físico,
gravando el peso de su sostenimiento a los propietarios ya establecidos.
Los adultos con familias reducidas no desean aportar impuestos que se
traduzcan en servicios-educación, por ejemplo- para las familias numerosas de los
inmigrantes. (Michael W. Kirst, Who controls our schools?).