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SEMINARIO MAYOR LOS SAGRADOS CORAZONES

KEVIN DAVID BACCA ROSERO


PBRO. JUAN SEBASTIÁN RIVERA F.
PNEUMATOLOGÍA
CANTALAMESSA, R. (2011). VEN ESPÍRITU CREADOR. BOGOTÁ: PAULINAS.

IX
UNCIÓN ESPIRITUAL

En este tema, se nos habla, desde la “unción espiritual”, la cual comunica la fragancia de
Cristo, que es la SANTIDAD, por ende, la unción es el soplo del hijo, el cual representa a
Cristo mismo quedando sellados para siempre de su imagen y quedando con el buen olor.

1. La unción: figura, evento y sacramento.

La unción, es una de las realidades como la Pascua y la Eucaristía, presente en el AT, como
figura y NT, como evento y en el tiempo como Sacramento.
La figura, es dada por la unción ofrecida ya desde el bautismo, como unción: Real, Profética y
Sacerdotal, el evento, constituido, por la unción de Cristo y el sacramento, como un conjunto
de signos y ritos principales y complementarios.
Ya en la primera carta primera de Juan, nos acerca a que la unción es la fuerza y que el
espíritu que se ha recibido es un espíritu que permanece que enseña, guía y da la sabiduría
necesaria para comprender los signos de los tiempos.

2. La unción en Cristo: el evento.

Lo que nos muestra el antiguo testamento, es la figura de la espera mesiánica y el lazo entre
unción y Espíritu Santo, para mostrarnos que la unción se da por medio del Santo Espíritu,
con la unción: Real, Profética y Sacerdotal, muchos reyes y profetas, eran ungidos, para
derramarles el Espíritu Santo, por lo que quedaban con el Ruah, esa fuerza vital que los
confortaba en su caminar, sintiendo así el poder de Dios en sus vidas.
En el nuevo testamento, nos presenta al Ungido a quien Dios ungió con Espíritu Santo y
Poder, que es el mismo Cristo, su Hijo, y ello nos remonta a su bautismo en el rio Jordán, esto
indica una investidura de Jesús como el Mesías, como el que, había de venir, y el cual se
muestra como Jesús verdadero Dios y verdadero Hombre, implicando en Él, sanaciones,
milagros, predicación con autoridad, entre otros lo cual únicamente se pude decir que lo hacía
por iluminación Divina, el culmen fue su resurrección, venciendo a las tinieblas y rompiendo
las ataduras de la muerte, sale victorioso.

3. La unción en la Iglesia: el Sacramento.

Ahora nos muestra que la Unción está en la Iglesia, por medio de los sacramentos, tomando
como figura y signos las unciones del antiguo testamento, fijando así elementos concretos,
como, por ejemplo: el óleo, o el crisma perfumado, sabiendo que es el mismo Cristo que actúa
con su eficacia salvadora; encontramos dentro de la Iglesia 4 sacramentos en los cuales hay
esta unción con el aceite nuevo: Bautismo, Confirmación, unción de los enfermos y orden
sacerdotal, pero únicamente en el bautismo, la unción hace referencia a la triple unción de
Cristo, como profeta, rey y sacerdote, de ahí que se lo llama como el nuevo nacimiento. Al
hablar de la confirmación, se puede decir que es el sacramento del crecimiento, por ende, es
el sacramento del testimonio, porque está ligado a la maduración de la fe, en conclusión, la
unción es la fuerza, la fecundidad espiritual que el cristiano recibe, De igual manera que en el
ser humano la unción es consagración y protección, por medio de los sacramentos, en los
sacramentales, sucede también una consagración, para altares y objetos sagrados, utilizados
para el culto religioso.
Todas estas unciones de las que se habla son ese sello espiritual que se queda marcado para
siempre, siendo sello del espíritu y prenda de salvación, con todo lo dicho, somos hechos
participes de Cristo, porque se ha recibido el sello del Espíritu, participando así del nuevo
pentecostés, donde se nos comunica la abundancia de sus dones, llegando a perfeccionar la
caridad.

4. La unción espiritual, un estilo de vida.

Desde la vida bíblica y sacramental, la unción es entendida como estilo de vida, forma de
actuar y ser, ya san Bernardo nos dice que la unción es un sentimiento suave de amor hacia
Dios, también dice que es la sensación de consuelo y tranquilidad que se recibe únicamente
del Santo Espíritu, llenando el alma de fervor y alegría. Únicamente la unción no está en la
devoción sino en lo más profundo que es la contemplación, basada en la experiencia y el
gusto por las cosas divinas de ahí que procede el don maravilloso de la sabiduría, a la cual se
la llama unción, por tanto, con este don, se llega a contemplar el misterio de Dios, y poder
analizar los signos de los tiempos, del qué, quiere Dios que yo haga.
Por tanto, la unción como estilo de vida, es vivir en Gracia, sintiendo en todo momento que en
nuestro ser hay paz e impulso para continuar tras las huellas del Señor, pero para ello se debe
dejarse llenar de su Espíritu, abriendo el corazón, para que nos llene de sus dones.

5. Cómo obtener la unción de Espíritu.

Como ya se ha mirado, la unción hace parte de quien la reciba, así como la unción estuvo
siempre presente en la vida del Señor, todo lo hacía bajo su iluminación, antes de emprender
una actividad subía a orar, para hacerlo de la mejor manera según la voluntad del Padre, por
tanto, así mismo, nos corresponde a nosotros para obtener al espíritu, debemos de tomarlo
como lo más importante de nuestra vida, sintiéndolo como compañero inseparable, viviendo
bajo su guía, pero para ello hay que dejarse llenar y guiar de él, cuando se sienta su presencia
debemos tener unas características específicas: fuerza, paz, dulzura, emoción, devoción,
calma, autoridad, seriedad y carácter, siendo ejemplos vivos de Jesucristo (testimonio), siendo
mansos y humildes de corazón, porque como dirá san Pablo, estamos impresos en el alma el
don de Dios, que es el carácter indeleble, como perecientes a Cristo.
Hay que quitar todo obstáculo que se presente en nuestra vida, lo cual impide la irradiación
del Santo Espíritu, esto tiene un sentido espiritual profundo, morir a nosotros mismo para
obedecer a Dios hasta la muerte como lo hizo Jesús, siendo obediente hasta la muerte en
cruz.

6. Ungidos para propagar por el mundo el buen olor de Cristo.

Es una necesidad vital, que se dé lo mejor a las comunidades, por ser bautizados, por estar
ungidos del Espíritu, estamos llenos de él, de su influjo de alegría, perdón, amor y paz, lo cual,
debemos de transmitir esa fuerza que viene de lo alto, esta unción de la que se ha venido
hablando es otorgada al ser humano para que, ante todo, sea el buen olor de Cristo, que llene
toda la tierra del perfume del conocimiento de Dios, siendo conocedores de que todo
bautizado pertenece al cuerpo de Cristo, donde Él es la cabeza, la cual fue ungida con poder,
por tanto nos queda a nosotros abrir el corazón para ser propagadores del buen olor y llevarlo
a tiempo y a destiempo a toda parte, convirtiéndonos en esos testigos del amor y la
misericordia del Padre.

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