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Diana Marcela Guerrero

Clase 2

Escriba una reflexión sobre la idea de Tronto sobre “Caring Democracy”.

A) ¿Cuán útil es este abordaje para cambiar las ideas sobre el lugar del cuidado en
nuestras sociedades?

B) ¿Cuáles son los argumentos que usaría para persuadir a los tomadores de
decisiones públicas sobre el lugar que deberían tener los cuidados?

Abordar el cuidado en forma política como propone la profesora Tronto (2013), es útil, en
la medida que esclarece las relaciones de poder no sólo al interior de un Estado, también
esboza lo que yo nombraría una geopolítica del cuidado, reconociendo las alianzas entre
países del Norte y Sur global, donde se imponen prácticas de cuidado neoliberal,
convirtiendo el derecho a ser cuidados y cuidar, en un privilegio, mediado por un sistema
mundo de poder, hacer, ser.

Ahora, hay fenómenos sociopolíticos que nos alejan de la deconstrucción de las ideas
sobre el cuidado y su necesaria democratización, y si nos planteamos reconocer con
efectividad los argumentos para persuadir a los y las tomadores(as) de decisiones públicas
sobre el lugar que deberían tener los cuidados, primero haría un diagnóstico “glocal” para
reconocer los abismos interpretativos ante las lógicas neoliberales.

Así pues, situando la consigna a la realidad colombiana, diría que mi país atraviesa por
una opacidad, lo nombro de esta forma ante la cara oculta del concepto de cuidado como
político y cómo la cultura política Latinoamericana está mutando en una derechización que
invisibiliza el cuidado como derecho, a partir de estratagemas de poder sobre cómo cuidar
y quién define las políticas del cuidado, exacerbando las brechas de desigualdad. Los
vacíos que reconozco al disminuir el lugar de los cuidados en una sociedad, se expresan en
los índices internacionales sobre “desarrollo” a partir de los informes del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que diferentes países toman como calco para
sus planes nacionales de gobierno y desarrollo, en este caso “cuidado neoliberal” (Tronto,
2010); un análisis cuantitativo que deja por fuera la igualdad y equidad de género. Si el
Estado colombiano continúa tomando el “índice de desarrollo humano” como indicador
social desde el mercado; tanto la esperanza de vida; la tasa de alfabetización y la calidad de
vida de los seres humanos, estarán bajo el halo del paradigma “el mercado satisface todas
las necesidades” Tronto(2013); aquí lo que se está posibilitando no es la igualdad y el
acceso, se está reafirmando y garantizando la existencia de un mercado que suple las
necesidades del cuidado, insertándolo en el espacio de lo privado, delegándolo a “la
responsabilidad personal” en palabras de Tronto(2019), que se inscribe en la mayoría de las
actividades de cuidado, incluso, en las que deberían ser políticas de atención integral,
acceso a los sistemas de salud, trabajo, educación, cuidado de adultos(as) mayores, cuidado
de personas con diferencias funcionales, entre otros, dando como resultado un borramiento
de la democracia en el cuidado, convirtiendo en privilegio lo que debería garantizar –el
Estado-, que a su vez generaría múltiples formas de violencia y vulneración de derechos
fundamentales. Por consiguiente, el trabajo de Sthephani Collins (2015) es contundente
cuando se refiere a la necesidad de una ética asistencial (entendido desde su sentido
polisémico menos esencialista) para generar responsabilidad en las instituciones, dando
como resultado una “ética relacional” (pág. 6).

En esa ética relacional el “Caring Democracy” (2013) se transforma a partir de los


fenómenos sociales que crean sentido de las necesidades de cuidado colectivamente y sin
invisibilizar las formas del cuidado que se insertan en otras actividades del cuidado, que
requieren corresponsabilidad. En Colombia, el actual gobierno hace reformas tributarias,
pensionales, de salud, educación y medio ambiente, todas estas, a través de la mirada
hegemónica sobre la idea de desarrollo, tales reformas como por ejemplo la pensional,
oblitera las formas y actividades de cuidados futuros; el fracking exacerba los problemas
socio-ambientales; los presupuestos para la educación son mínimos y no hay educación
superior gratuita; incluso en materia de salud, se desanda lo logrado en anteriores
gobiernos, por ejemplo, se cae la reglamentación de la eutanasia, todas estas, formas de
democratizar los cuidados, ocultas bajo “la irresponsabilidad privilegiada”. Lo que
necesitamos para democratizar el acceso al cuidado, es situarlo como política de
Estado y no de gobierno, este sería mi argumento para que exista una organización
social del cuidado de largo aliento, vinculando la perspectiva de género, que se
subsume en “índices de desarrollo humano” cuantitativos.
Referencias

Tronto, J. C. (2010). Creating Caring Institutions: Politics, Plurality, and Purpose. Ethics
and Social Welfare, 4(2), 158–171. https://doi.org/10.1080/17496535.2010.484259

Tronto, Joan C. (2013) Caring Democracy: Markets, Equality and Justice. New York: NYU

Collins, S. (2015). The Core of Care Ethics. New York: Palgrave Macmillan

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