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“AÑO DE LA UNIVERSALIZACIÓN DE LA SALUD”

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO Y CIENCIAS


POLÍTICAS

TEMA: “Teoría general de los Títulos Valores y su clasificación”

DOCENTE:

INTEGRANTES:

 ESCALANTE PALMARES, Kevin


CURSO: DERECHO DE LA EMPRESA ll

CICLO: IX

AYACUCHO - PERÚ

2020
TEORIA GENERAL DE LOS TITULOS VALORES

Los denominados títulos valores son un conjunto heterogéneo de documentos cuya


característica común es la obligación de realizar una prestación concreta a favor del
que posee los mismos, el tenedor del documento, que puede exigir su cumplimiento
por la tenencia del documento, que posee legitimación propia. Su ventaja es la agilidad
en el tráfico económico.

La legislación española no contempla como tal un concepto de título valor, ni emplea


una terminología uniforme, incluso usa términos dispares. Es la doctrina la que unifica
los criterios al tratar de títulos-valores.

La indudable ventaja de los títulos valores es que su gestión deja de estar sometida a
las normas reguladoras de la cesión de créditos, con su burocracia documental, para
situarse en la circulación de las cosas muebles, ya que el derecho se halla incorporado
en el propio documento. Todo esto implica ahorro en los costes de transacción y en el
tiempo de gestión.

El propio documento incorpora el derecho, por lo que el deudor no puede poner trabas
y objeciones si no se halla contemplado en el documento. En este sentido, la
circulación del crédito se halla unida al documento. En el tráfico económico y jurídico
de los títulos valores, los bienes correrán la misma suerte que pueda correr el título-
valor asociado a ellos, y este puede cambiar de mano. El mismo título-valor se puede
usar para obtener crédito, a través de su prenda o cesión en garantía. Además, el
título-valor facilita la liquidez del acreedor por su facilidad de transmisión.

En cuanto al concepto del título-valor, una característica esencial es la incorporación


del derecho al título. Esto incorporación no es del todo absoluta, como ocurre con el
papel moneda, que implica que la destrucción o robo significa la pérdida, sino que la
pérdida se puede subsanar con un nuevo título y la invalidación del anterior. Otra
característica es la obligatoriedad de la posesión del documento para ejercitar el
derecho incorporado al mismo, aunque en la actualidad se puede sustituir por
notaciones contables o registros informáticos. Para ejercitar el derecho, hay que
poseer el documento y mostrarlo, y el derecho es únicamente es únicamente el que
figura en el documento.

Podemos definir título-valor como el documento por el que se ejerce el derecho literal y
autónomo que en él figura, a través de su exhibición, bastando la mera posesión del
mismo.

Hay títulos-valores de literalidad absoluta y directa, son títulos perfectos, como el


cheque, el pagaré o la letra de cambio. Luego hay títulos imperfectos, de literalidad por
remisión, como son las acciones de las sociedades anónimas.

La creación de un título valor materializa en un documento un derecho previamente


existente, por este motivo la Jurisprudencia es reticente a aceptar la existencia de
títulos-valores en formato electrónico.
Entre los títulos-valores impropios tenemos los títulos de legitimación, que son billetes
de pasaje, de espectáculos, de lotería y de empeño al portador, en los que no hay
necesidad de mostrar la titularidad originaria del documento o su adquisición
derivativa. Similares son las contraseñas de legitimación, como las fichas de
guardarropa o los resguardos de objetos entregados para su reparación o consigna.

Las llamadas cartas-órdenes de crédito son títulos nominativos con una cuantía fija,


siendo un documento en forma de carta, en la que el emitente (llamado dador) invita a
otra persona a que pague a un tercero designado en el título (portador de la carta).
Similares son las cartas de patrocinio, que contienen una invitación al destinatario para
que conceda algún tipo de crédito al beneficiario (patrocinado). Estas cartas de
conformidad, de responsabilidad o de garantía, en general cartas de patrocinio o
confort letters son títulos impropios basados en una relación empresarial o de
patrocinio preexistente entre el remitente (patrocinador) y el beneficiario (patrocinado),
que generalmente ambos son sociedades mercantiles. Para que el compromiso
expresado en este tipo de documentos sea jurídicamente exigible, según la
Jurisprudencia del Tribunal Supremo, la operación de crédito que se garantice ha de
estar claramente determinada, identificados con seguridad beneficiario y patrocinado,
y estar adecuadamente descrito el contenido de las obligaciones.

Otros títulos-valores impropios son las tarjetas de crédito y débito. A través de las


tarjetas de crédito, el beneficiario adquiere bienes y servicios, obligándose a título
oneroso con los emitentes de las tarjetas, que presentan cobros periódicos al
beneficiario, cobrándole la posible cantidad fija anual por usar este medio de pago y
los intereses correspondientes del dinero utilizado. Las tarjetas de débito permiten
disponer ante terceros del dinero depositado en una entidad bancaria.

El poseedor de un título-valor tiene legitimidad para usarlo, pero no tiene porque ser
forzosamente el propietario. El título puede ser nominativo, a la orden o al portador.
Dependiendo de la transmisión del título, se puede distinguir entre circulación regular,
la circulación irregular y la circulación impropia del mismo. En la circulación regular, la
transmisión se produce según la normativa; en la irregular no responde a un acto
jurídico válido, como ocurre con el robo, sustracción o apropiación indebida del título; y
en la circulación impropia, se produce una cesión de créditos en los derechos,
pasando a regularse por las normas generales de la cesión de crédito.
Clases de títulos valores

Existen varios criterios de clasificación de los títulos valores:

- Según la influencia del negocio jurídico sobre la obligación del título: tenemos títulos
causales, en los que el negocio causal influye en la obligación documental del título, y
títulos abstractos, en los que el negocio causal está desconectado de los títulos.

- Según el modo de emisión: singulares, emitidos de forma separada y aislada, por


requerimientos de la relación causal, como cheques, pagarés y letras de cambio; y en
serie, emitidos de forma conjunta con un contenido uniforme, como acciones y
obligaciones, títulos de deuda pública, letras y pagarés del Tesoro, etc.

- Según el emisor: títulos públicos y títulos privados.

- Según el derecho incorporado: títulos de pago, derecho de crédito pecuniario, a exigir


una determinada cantidad de dinero; títulos de participación, derechos de muy distinta
naturaleza, de voto, de impugnación de acuerdos, de suscripción preferente, etc.; y
títulos de tradición, derecho a un bien material, su simple tenencia indica la posesión
de las mercancías representadas, como el talón de ferrocarril, el conocimiento de
embarque, o los resguardos de depósito en almacenes generales.

- Según el modo de designación del titular: títulos nominativos, se designa


expresamente a una persona determinada como titular del derecho, en principio la
única legitimada para exigir el cumplimiento de la obligación; títulos al portador,
cuando el portador se halla legitimado para ejercer el derecho del documento, siendo
todos los títulos valores a excepción de la letra de cambio, el pagaré, la carta-orden de
crédito y las acciones de ciertas sociedades (esto se presume cuando no se indica la
persona titular, pudiendo ser transmitido como las cosas muebles); y títulos a la orden,
en los que se indica el titular del derecho, pero la obligación se deberá cumplir a la
orden del primer tomador o del anterior transmitente, ya que está destinados a la
circulación en el tráfico mercantil.

INTRODUCIÓN
Es probable que uno de los temas que resulten menos llamativos para quien se esté
iniciando en el estudio del Derecho Cambiarlo sea el de la clasificación de los títulos
valores. Suena a algo teórico, que solo sirve como prolegómeno al análisis en
concreto de cada uno de los diversos documentos cambiarios previstos en nuestra
legislación. Muchas veces, se prefiere analizar de a primeras la regulación de la letra
de cambio, del cheque, del pagaré o de las acciones, pero se olvida que el diseño
legal previsto específicamente para cada uno de estos títulos recién tiene sentido si se
comprende a cabalidad la regulación general de los títulos valores, en donde la
clasificación de estos ocupa un lugar de suma relevancia.

En efecto, la clasificación de los documentos cambiarios tiene una fundamental


importancia práctica, pues una adecuada y válida circulación, transferencia y ejecución
de un título valor dependen en gran medida del conocimiento que posean los sujetos
intervinientes en él (o sus asesores legales) sobre la clase de título valor que tienen en
sus manos. Prácticamente todos los institutos jurídicos han sido agrupados de
diversas maneras por la bibliografía jurídica especializada. Es más, cada autor
pareciera competir con los demás para presentar la clasificación más original o
ingeniosa, por lo que se pueden encontrar en la doctrina jurídica miles de
clasificaciones. Esto también ocurre en el caso de los títulos valores, los mismos que
son clasificados de diversos modos y por diferentes razones.

II. CLASIFICACIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES EN LA LEGISLACIÓN


PERUANA

Debido a la diversidad de clasificaciones respecto de los títulos valores existentes en


la doctrina, hemos considerado analizar aquellas clasificaciones que de una u otra
forma tienen concordancia con nuestra legislación o que se encuentran insertas dentro
del contenido de algunas nomas de la Ley de Títulos Valores. En este sentido,
tenemos las siguientes clasificaciones:

2.1 POR LA CAUSA DE SU EMISIÓN

Una de las más conocidas clasificaciones que existen para los documentos cambiarlos
es la que los distingue entre: a) títulos causales, y b) títulos abstractos.

a) Los títulos causales.

También llamados causados, son aquellos en los cuales el acto jurídico que les dio
origen se encuentra expresado en el propio documento cambiarlo.

b) Los títulos abstractos.

Por su parte, los títulos abstractos son los que se desvinculan totalmente del acto
jurídico o causa que les dio nacimiento, o sea, prescinden de la fuente que los originó.

Corno puede apreciarse, esta clasificación distingue a los títulos valores según si
contienen o no la causa de su emisión. Los títulos valores son, por regla general,
documentos abstractos, en el sentido de que para su validez no se requiere expresar
el motivo de su emisión y, lo más importante, su ejecución y cobro no se encuentran
supeditados a la verificación del acto jurídico del cual derivan. En ese sentido, el
profesor Gómez Contreras señala que "en cuanto a los títulos considerados como
abstractos, tal expresión no debe entenderse en forma literal: no se trata que esos
títulos carezcan de causa, sino que este se desdibuja, pierde relevancia, por cuanto el
título consiste, pura y simplemente, en el pago de una sumó de dinero"([1]).

De esta manera se tiende a facilitar la circulación del título valor (que es uno de los
principios cambiarlos más característicos) y resguardar a los sucesivos tenedores de
buena fe del documento, pues contra ellos no procederían las excepciones o
personales previstas en el artículo 19.3 de la Ley de Títulos Valores ([2])

Tan así es que en el pagaré, título valor que tradicionalmente se consideraba como
causal hoy ya no lo es, pues conforme al artículo 159 de la vigente Ley de Títulos
Valores, en el pagaré podrá dejarse constancia de la causa que dio origen a su
emisión, pero esto no será obligatorio, pues el pagaré que no exprese la causa de su
emisión no perderá de ninguna manera mérito cambiario.

2.2 POR LOS DERECHOS INCORPORADOS EN EL TÍTULO

Esta clasificación responde al tipo o clase de derecho que se incorpora en el título


valor. Como se recordará, todo título valor incorpora o representa un derecho
patrimonial, el mismo que el legítimo tenedor podrá exigir al deudor cambiario cuando
llegue la fecha de vencimiento prevista en el documento. Así, atendiendo al derecho
patrimonial que representan, los títulos valores pueden ser clasificados en: a) aquellos
que contienen la obligación de pagar una suma de dinero, b) aquellos que representan
derechos reales; y c) aquellos que representan derechos de participación.

a) Títulos que contienen la obligación de pagar una suma de dinero.

Son aquellos en los que el derecho incorporado en el título es una suma de dinero, ya
sea que esta se exprese en letras o en números. Peña Nossa los denomina de
contenido crediticio, añadiendo que "son aquellos en los que el derecho incorporado
es una suma de dinero, ya sea mediante una orden, como sucede en la letra y en el
cheque, o mediante una promesa, como el pagaré” ([3]).

Ejemplos tenemos varios: un pagaré, una letra de cambio, un cheque, y todo aquel
título que otorgue a su titular el derecho de exigir el pago de una suma de dinero (ya
sea en moneda nacional o extranjera) al deudor cambiario. Cuando estemos frente a
un título valor de esta clase, debemos tener presente que el valor patrimonial
expresado en una suma de dinero constituye un requisito esencial, por lo que debe
cuidarse que el título señale la respectiva unidad o signo monetario que corresponda.
En caso de no expresarse algún importe, el documento perdería toda eficacia
cambiarla.

Un caso que podría presentarse sobre el particular es que se consignen en el mismo


documento dos importes diferentes, la que sucedería, por ejemplo, si es que en una
letra de cambio se exprese en números un importe determinado, y en letras se haya
consignado un importe superior. En este caso, el artículo 5.2 de la Ley de Títulos
Valores ha establecido que el documento conservará mérito cambiario, debiendo
prevalecer la suma menor ([4]).

b) Títulos que representan derechos reales.


Estos confieren a su titular un derecho real sobre determinados bienes muebles (tales
como productos o mercaderías) o bienes inmuebles. El derecho real contenido en el
título puede ser uno de propiedad (como sucede con el certificado de depósito ([5])) o
de garantía (lo que ocurre con el warrant ([6]) o el título de crédito hipotecario
negociable, de tal manera que la transferencia del bien o de la garantía solo podrá
operar a través del endoso o cesión del título valor. Por ejemplo, el derecho real
incorporado en un warrant es uno de garantía, y la transferencia de esta solo podrá
realizarse con el endoso del warrant igualmente, el derecho real incorporado en un
certificado de depósito representa la propiedad de los bienes depositados en un
almacén general de depósito, por lo que su transferencia operará con el endoso de
dicho título valor.

c) Títulos que representan derechos de participación.

En este caso, el título no confiere a su titular un derecho de crédito ni un derecho real


sobre determinada mercadería, sino los derechos de participación en determinada
organización empresarial. El caso emblemático de esta clase de títulos son las
acciones, que confieren a su titular la calidad de titular de una persona jurídica de
capitales prevista en la Ley General de Sociedades, ya sea una sociedad anónima o
una comandita por acciones.

De esta manera, el título valor denominado acción le confiere a su beneficiario el


derecho de participar en las juntas de socios y en la formación de la voluntad social,
de fiscalizar el desarrollo y cumplimiento del objeto social de la empresa, percibir las
utilidades que le correspondan, etc.

2.3 POR LA PRESENCIA DE LOS REQUISITOS FORMALES

Se suele definir a los títulos valores como aquellos instrumentos que permiten agilizar
el tráfico comercial, materializados en documentos que representan o incorporan
derechos patrimoniales, que están destinados a la circulación, y, sobre todo, que
reúnen los requisitos formales esenciales exigidos por ley.

Esta última característica se deriva de uno de los principios de mayor importancia, el


de formalidad. Según este principio, los títulos valores, para ser considerados como
tales, deberán reunir los requisitos formales esenciales que exige la ley para cada tipo
especial de título valor. Esto quiere decir que el título deberá observar los requisitos
fundamentales que nuestra legislación prevé, porque de faltar alguno de estos, el título
perdería eficacia cambiarla, es decir, su titular no podría ejercer los derechos que le
corresponderían en circunstancias normales, como exigir judicialmente el pago de la
deuda.

Sin embargo, esta regla admite excepciones. Así, se permite que alguno de estos
requisitos esenciales no se encuentre presente en un título valor al momento de ser
aceptados, bajo la condición de ser incorporados antes de su presentación a cobro. Es
de esta permisión legislativa que se deriva esta clasificación de los título valores, la
misma que los distingue en a) títulos valores completos; b) títulos valores incompletos,
y c) títulos valores en blanco.

a) Títulos valores completos.


Son aquellos que presentan todos sus elementos formales esenciales y se encuentran
expeditos para su cobro. Así, por ejemplo, tratándose de una letra de cambio, diremos
que se trata de un título valor completo cuando presente todos los elementos
contenidos en el Artículo 119° de la Ley de Títulos Valores, como la denominación de
letra de cambio, la indicación del lugar y fecha de giro, la orden incondicional de pagar
una cantidad determinada de dinero o una cantidad determinable de este, conforme a
los sistemas de actualización o reajuste de capital legalmente admitidos, el nombre y
el número del documento oficial de identidad de la persona a cuyo cargo se gira, el
nombre de la persona a quien o a la orden de quien debe hacerse el pago, el nombre,
el número de documento oficial de identidad y la firma de la persona que gira la Letra
de Cambio, etc.

b) Títulos valores incompletos.

Los títulos valores incompletos, denominados también títulos valores empezados o


incoados, se caracterizan porque en ellos el aceptante ha implantado su firma (único
requisito que no puede faltar), dejando en forma deliberada, total o parcialmente,
espacios en blanco para ser llenados por el tenedor legítimo de acuerdo con lo
convenido previamente. Estos títulos deberán ser completados por el beneficiario del
título antes de que sean presentados al obligado principal para su pago. Una vez
completados, estos documentos adquirirán la condición de títulos valores completos,
por lo que procederá su cobro. En nuestro país se encuentra regulada la forma de
emisión de estos títulos en el artículo 10 de la Ley de Títulos Valores ([7]).

c) Títulos valores en blanco.

A diferencia de los anteriores, en estos documentos no aparece la firma del obligado


principal, ni reúnen los otros requisitos formales esenciales de un título valor, siendo
simples papeles que carecen de mérito cambiaría. En la práctica suele suceder que
las partes hayan previsto la emisión y aceptación de un título valor incompleto, pero la
ausencia de la firma del aceptante del título convierte a dicho documento en uno en
blanco, lo cual acarrea la pérdida de toda eficacia cambiarla y la imposibilidad de que
estos documentos lleguen a ser títulos valores completos.

2.4 POR LA MODALIDAD DE SU EMISIÓN

Los títulos valores pueden emitirse individualmente, se puede emitir una letra de
cambio, aceptarla y ponerla a circular. Generalmente estos títulos tienen una
circulación restringida a un número limitado de personas. Pero también se puede
emitir una serie de bonos para ser libremente colocados y negociados en los
mecanismos de rueda de bolsa. Estos últimos son los títulos valores emitidos en serie.

Los títulos valores pueden ser creados en serie o individualmente: los primeros se
refieren a una pluralidad de personas, subdivididos en partes iguales, mientras que los
segundos se vinculan a una operación determinada. El ejemplo más claro de
documentos cambiarlos en serie son los valores mobiliarios, que son emitidos en
forma masiva, con características homogéneas o no en cuanto a los derechos y
obligaciones que representan. Se encuentran previstos en el Artículo 255° de la Ley de
Títulos Valores, en donde se precisa que los valores mobiliarios son libremente
negociables, en forma privada o mediante oferta pública a través de los mecanismos
centralizados de negociación respectivos o fuera de ellos, observando la ley de la
materia.

2.5 POR EL SOPORTE QUE LOS REPRESENTA

Si bien lo más frecuente es que los títulos valores se representen a través de soportes
materiales, como el papel, también puede representarse mediante anotaciones en
cuenta, lo cual implica su previa desmaterialización. Así, tenemos:

a) Títulos valores materializados.

Son aquellos que representan derechos incorporados en un título o certificado físico.


Son los más tradicionales, pues entre ellos tenemos a la letra de cambio, el cheque, el
pagaré, la factura conformada, entre otros.

b) Títulos valores desmaterializados.

El título valor desmaterializado es aquel representado mediante anotaciones en cuenta


e inscrito ante una Institución de Compensación y Liquidación de Valores, es decir,
que no se incorpora en un soporte material o físico. Las acciones de una sociedad
anónima abierta, los bonos, los papeles comerciales, por ejemplo, pueden constituir
títulos valores des materializados. Ahora, debe precisarse que no todos los títulos
valores sin pasibles de desmaterialización. En efecto, solo pueden des materializarse
aquellos valores mobiliarios que por su naturaleza estén destinados a circular
masivamente y a ser negociados en rueda de bolsa. No se podría, por ejemplo,
desmaterializar una letra de cambio.

Esta desmaterialización se efectúa mediante su inserción en el registro contable que


lleva una Institución de Compensación y Liquidación de Valores. Actualmente, en
nuestro país la única institución autorizada para efectuar dicha labor es CAVALI ICLV
S.A.([8]) Como puede apreciarse, el régimen de valores representados por
anotaciones en cuenta constituye una forma de representación alternativa a la
tradicional incorporación del título valor a un documento, siendo que la inscripción de
los valores en el registro contable de una Institución de Compensación y Liquidación
de Valores produce los mismos efectos que la impresión y entrega de títulos físicos a
sus titulares.

2.6 POR LA COMPLEJIDAD DE LOS DERECHOS INCORPORADOS EN EL TÍTULO


VALOR

Esta clasificación incide en el número de derechos incorporados o representados en el


título valor. Así, los títulos valores simples serán aquellos que incorporan solamente
derechos de una sola clase; mientras que los títulos valores complejos serían aquellos
que representan más de uno. Por ejemplo, la letra de cambio o el pagaré incorporan la
obligación del deudor cambiario de pagar una determinada suma de dinero, por lo que
se trata de títulos valores simples.

Por su parte, el título de crédito hipotecario negociable representa a la vez la garantía


hipotecaria y el crédito consignado en favor de su tenedor, por lo que con los
subsiguientes endosos, se transfieren ambos derechos, tanto el crédito como el
derecho real de hipoteca que lo garantiza. Estamos, entonces, ante un título valor
complejo.

2.7 POR SU FORMA DE TRANSMISIÓN

Esta es la clasificación más relevante que atañe a los títulos valores y que nos
demandará mayores comentarios. Según esta los títulos valores se clasifican en: a) al
portador, b) a la orden y c) nominativos.

La importancia de esta clasificación radica en que es la que nos permite distinguir la


manera como debe operar la enajenación de los títulos valores, es decir, cómo pueden
ser transferidos, pues responde a la forma prevista en la ley para que proceda su
circulación.

a) Los títulos valores al portador

Los títulos valores al portador son aquellos que tienen la particularidad de no designar
a una persona determinada como su beneficiario (lo que sí sucede en los títulos
valores a la orden y nominativos), sino que confieren la titularidad legítima del
documento cambiario a su simple poseedor. En otras palabras, un título valor será al
portador cuando no sea necesario que figure el nombre de su tomador o beneficiario,
es decir, cuando carece de la indicación expresa de a quién debe hacer el pago del
importe señalado en el título, porque se considerará que dicho rol lo asumirá quien
posea o detente el título valor.

Por lo tanto, el deudor estará obligado a pagar el importe estipulado en el título valor a
quien se lo presente a cobro. Ahora bien, esta clase de títulos valores deben contener
la cláusula "al portador", pues será mediante esta estipulación que se podrá calificar al
poseedor del título como su legítimo beneficiario. Si no tuviera dicha cláusula, el título
no podrá ser considerado como título valor al portador. Conforme a nuestra legislación
nacional, pueden ser títulos valores al portador las obligaciones (como los bonos y los
papeles comerciales emitidos por una sociedad ([9]) los cheques[10]), etc.
Definitivamente, el título al portador es el que responde con mayor inmediatez al
llamado de rápida circulación propia de los títulos valores, pero, sin embargo, es el que
mayores problemas de seguridad jurídica puede traer.

En efecto, el no designar expresamente al beneficiario del título puede propiciar que


un tercero de mala fe, habiendo sustraído el título a su legítimo titular, pretenda su
cobro, aprovechando precisamente que el documento cambiarlo no designa a su
beneficiario. Es por eso que su uso se encuentra muy restringido, casi exclusivamente
al caso de los cheques de escaso importe.

Por tales razones, el profesor Beaumont Callirgos advierte que con "el término
'portador' se califica a todo aquel que posee el título, siendo indiferente a los ojos del
deudor, el modo como el título haya llegado al poseedor, salvo los casos de que su
entrada en circulación sea irregular o de conocimiento del deudor acerca de la
irregular tenencia del título por parte del poseedor"([11])

La transferencia de los títulos valores al portador opera con la simple entrega o


tradición. Por lo tanto, un título valor al portador no podrá ser transferido mediante
endoso ni mediante cesión de derechos, que constituyen los medios por los que se
transfieren los títulos valores a la orden y nominativos, respectivamente. En
consecuencia, para que la transferencia de un título valor al portador opere
válidamente, bastará que el tenedor lo entregue al adquirente del título, quien desde
que lo posee adquirirá todos los derechos y garantías que dicho documento cambiarlo
representa o confiere.

Para poder exigir al deudor el pago de la prestación contenida en el título, el tenedor


de un título valor al portador deberá únicamente identificarse. Posteriormente, una vez
que el obligado efectúe el pago, el tomador –en el mismo título o en un documento
aparte– podrá colocar su nombre, el número de su documento oficial de identidad y
firma, a fin de dar fe de la cancelación de la obligación contenida en el título, sin que
ello le genere obligación cambiaría alguna. Por otro lado, si en el título valor al
portador se indicara a una persona determinada como el beneficiario del título, este
hecho no alterará su naturaleza cambiaría, es decir, seguirá siendo un título valor al
portador. Esto es así porque un título valor es al portador cuando contiene una
cláusula que lo indica expresamente, siendo irrelevante que en él aparezca el nombre
de un beneficiario.

Esto conlleva a que, si en el título valor al portador se hubiese consignado que "A" es
el beneficiario de este, pero resulta siendo "B" quien reclame al deudor "C" que cumpla
con la obligación señalada en el título, "C" no puede negarse a pagarle a "B",
argumentando que en el título aparece un nombre distinto *a quien pretende cobrar el
importe señalado en este, porque se entiende que en los títulos valores al portador el
poseedor es el legítimo tenedor del documento cambiarlo, siendo irrelevante alguna
indicación contraria contenida en él. Asimismo, aun cuando el título valor al portador
hubiere entrado en circulación contra la voluntad de su emisor u obligado principal,
este queda obligado a cumplir la prestación a favor del tenedor de buena fe.

Finalmente, cabe señalar que solo se puede emitir un título valor al portador en los
casos permitidos expresamente por la ley. Así, no podría emitirse una letra de cambio
al portador, porque la misma Ley de Títulos Valores establece que las letras de cambio
deben emitirse a la orden. Si se pretendiera emitir una letra de cambio al portador,
dicho documento no contendrá la calidad de título valor.

b) Los títulos valores a la orden

Título valor a la orden es aquel que se caracteriza por llevar inserta la cláusula "a la
orden", en la cual se señala el nombre del tomador o beneficiario del título valor. Debe
tenerse presente que es característica de los títulos valores a la orden, en tal grado
que, de no poseer esta cláusula, el título no podría ser considerado como uno a la
orden.

Algunos títulos valores solo pueden emitirse a la orden, como es el caso de la letra de
cambio, la factura conformada, el certificado de depósito, el warrant y el título de
crédito hipotecario negociable. En estos casos particulares es posible omitir la cláusula
"a la orden", pues se entiende que estos títulos valores se emiten necesariamente a la
orden de alguna persona. También existen otros títulos valores que, a la par de poder
ser emitidos a la orden, también pueden ser emitidos nominativamente: es el caso del
conocimiento de embarque o la carta de porte. En estos casos, si se omite colocar la
cláusula a la orden, se entenderá que son nominativos por permitirlo expresamente así
la ley.

Los títulos valores a la orden se transfieren mediante endoso y su consiguiente


entrega por parte del enajenante del título (llamado endosante) al adquirente del título
valor (llamado endosatario). No obstante, podrá prescindirse de la entrega del título
valor si entre endosante y endosatario, ambas empresas del sistema financiero,
existiera previamente un pacto de truncamiento. El pacto de truncamiento es el
acuerdo adoptado por los bancos que tiene como una de sus finalidades evitar la
entrega física al endosatario del título valor endosado a su favor, reemplazándolo por
otra formalidad mecánica o electrónica, de lo que se deberá mantener constancia
fehaciente.

Por otro lado, si un título valor a la orden es transferido mediante una vía distinta al
endoso –vale decir, mediante cesión de derechos o de alguna otra forma–, esto
conllevará a que el adquirente, si bien es cierto asume todos los derechos que
represente el título valor, quedará expuesto a todas las excepciones personales y
medios de defensa que el deudor pueda haber ejercitado en contra del transferente.
En este caso, de igual modo a lo que sucede en el caso del endoso sin pacto de
truncamiento, el transferente no endosante de un título valor a la orden se encuentra
obligado a entregar el título valor al adquirente.

c) Los títulos valores nominativos.

Título valor nominativo es aquel que se expide a favor de una persona determinada,
quien asume la calidad de titular (tomador o beneficiario) de dicho título valor. Se
diferencia de los títulos valores a la orden porque los nominativos no llevan la cláusula
"a la orden"; sin embargo, el hecho de que el título valor nominativo por error lleve esa
cláusula, no lo convierte en título a la orden ([12]).

Las acciones y los certificados de suscripción preferente son ejemplos de títulos


valores nominativos, porque en ellos se señala en forma expresa el nombre de la
persona que es su titular, sin que en ellos se presente la cláusula "a la orden". Existen
otra clase de títulos valores nominativos que también Pueden emitirse a la orden,
como los pagarés bancarios.

Los títulos valores nominativos se transfieren únicamente por cesión de derechos, la


misma que puede constar en el mismo título o en un documento aparte. Basta, pues,
el acuerdo de partes para que la transferencia del título valor nominativo sea válido.
Sin embargo, para que la cesión tenga eficacia frente a terceros y frente al emisor, la
cesión de derechos deberá ser comunicada a este último para su anotación en la
matrícula respectiva o su inscripción en una Institución de Compensación y
Liquidación de Valores.

En cuanto a la entrega del título, este es un derecho del adquirente del título valor
nominativo (llamado cesionario), quien en virtud de este derecho puede exigir al
transferente (llamado cedente), la entrega del documento cambiarlo. No obstante,
cabe advertir que la entrega no constituye un elemento indispensable para la
transferencia del título valor, como sí sucede tratándose de los títulos valores al
portador, ni tampoco es imperativo que se produzca, como ocurre tratándose de títulos
valores a la orden. A diferencia, pues, de los títulos valores al portador y a la orden, la
transmisión de los títulos valores nominativos requiere la intervención del deudor
cambiarlo, a quien se le debe notificar la cesión, a fin de que este sea quien proceda a
la anotación de la transferencia en el registro correspondiente. Es solo a partir de la
anotación en dicho registro que surtirá efectos el acto frente al emisor.

FUENTE BIBLIOGRAFICA

[1] GÓMEZ CONTRERAS, César Darío (1996). Títulos Valores. Parte General.
Editorial Temis. Santa Fe de Bogotá Pág. 264.

[2] Ley de Títulos Valores, Ley N° 27287 del 19 de junio del 2000:

Artículo 19.- Causales de contradicción

19.2. El deudor también puede contradecir al tenedor del título valor, proponiendo las
defensas que se deriven de sus relaciones personales y las que resulten procedentes,
según la ley procesal.

19.3. El demandado no puede ejercer los medios de defensa fundados en sus


relaciones personales con los otros obligados del título valor, ni contra quienes no
mantenga relación causal vinculada al título valor, a menos que al adquirirlo, el
demandante hubiese obrado a sabiendas del daño de aquel.

[3] PEÑA NOSSA, Lisandro (1992) Curso de Títulos Valores. Editorial Temis S.A.
Santa Fe de Bogotá. Pág.40.

[4] El artículo 5.3 de la Ley de Títulos Valores ha establecido que en caso de que
exista diferencia en la referencia de la unidad monetaria, se entenderá que su importe
corresponde a la moneda nacional, si uno de los importes estuviere expresado en
dicha moneda. En caso contrario, el documento no surtirá efectos cambiarlos. Los
importes que no consignen la unidad monetaria, se entenderán que corresponden a la
moneda nacional. En todos estos casos, el interesado igualmente podrá hacer valer
sus mayores derechos frente al obligado, por la vía causal.

[5] Ley de Títulos Valores, Ley N2 27287 del 19 de junio del 2000:

Artículo 231.- Forma de transmisión y sus efectos

231.1 El certificado de depósito y el warrant son titulas valores a la orden y se


transfieren por endoso. Sus respectivos endosos producen los siguientes efectos:

a) Siendo del certificado de depósito y del warrant, transfiere al endosatario la libre


disposición de las mercaderías depositadas.

b) Siendo solo del warrant, confiere al endosatario el derecho de prenda por el valor
total de las mercaderías depositadas, en garantía del crédito directo o indirecto que se
señale en el mismo título; y c) Siendo solo del certificado de depósito, transfiere al
endosatario el derecho de propiedad sobre las mercaderías depositadas, con el
gravamen prendario en favor del tenedor del warrant, en case de haberse emitido este
último título.
[6] Ley de Títulos Valores, Ley N° 27287 del 19 de junio del 2000:

Artículo 233.- Derechos que representa el warrant y su ejecución

233.1. Desde que se perfeccione el primer endoso del warrant, este título podrá
representar además de la primera presida en favor de su tenedor sobre los bienes
descritos en el título, el crédito garantizado, según el texto señalado en el título,
conforme al artículo 232. Podrá igualmente endosarse el warrant en garantía de
créditos futuros o sujetos a condición o que consten en documento distinto a él, según
se señale en el título.

[7] Ley de Títulos Valores, Ley N° 27287 del 19 de Junio del 2000

Artículo 10.- Título valor emitido incompleto

10.1. Para ejercitar cualquier derecho o acción derivada de un título valor emitido o
aceptado en forma incompleta, este deberá haberse completado conforme a los
acuerdos adoptados. En caso contrario, el obligado podrá contradecir conforme al
Artículo 19° inciso e).

10.2. Quien emite o acepta un título valor incompleto tiene el derecho de obtener una
copia del mismo y no puede ser impedido de agregar en el documento, cláusula que
limite su transferencia. En tal caso, salvo que se trate del cheque, su transferencia
surtirá los efectos de la cesión de derechos. 10.3. Si un título valor, incompleto al
emitirse, hubiere sido completado contraviniendo los acuerdos adoptados por los
intervinientes, la inobservancia de esos acuerdos no puede ser opuesta a terceros de
buena fe que no hayan participado o conocido de dichos acuerdos.

10.4. Las menciones y requisitos del título valor o de los derechos que en él deben
consignarse para su eficacia deben ser completados hasta antes de su presentación
para su pago o cumplimiento

[8] Mediante la Resolución CONASEV N° 031-99-EF/94. 10 del 05 de Marzo de 1999,


se aprobó el Reglamento de Instituciones de Compensación y Liquidación de Valores.
Asimismo, mediante Resolución CONASEV N° 057-2002-EF/94.1 0 del 1 de Diciembre
de 2002 se aprobó el Reglamento Interno de CAVALI ICLV S.A.

[9] Ley de Títulos Valores, Ley Nº 27287 del 19 de junio del 2000:

Artículo 265.- Contenido

265.1. El título que representa una obligación debe contener:

k) El nombre del tomador en caso de ser nominativo o la indicación que se trata de un


valor al portador.

[10] Ley de Títulos Valores, Ley NO 27287 del 19 de junio del 2000:

Artículo 174.- Contenido del cheque

El cheque debe contener: (...)


d) El nombre del beneficiario o de la persona a cuya orden se emite, o la indicación
que se hace al portador:

[11] BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo y CASTELLARES AGUILAR, Rolando (2002).


Comentarios a la Ley de Títulos Valores. Gaceta Jurídica. Lima. Pág. 190

[12] Ley de Títulos Valores, Ley Nº 27287 del 19 de junio de 2000,

Artículo 29.- Titulo valor nominativo

29.1 El Título valor nominativo es aquél emitido en favor o a nombre de persona


determinada, quien es su titular. Se transmite por cesión de derechos. Estos títulos
carecen de la cláusula "a la orden" y si se consigna no lo convierte en título valor
endosable.
TITULOS VALORES

Un Título Valor es un documento mercantil en el que está incorporado un


derecho privado patrimonial, por lo que el ejercicio del derecho está vinculado
jurídicamente a la posesión del documento.

En las compraventas que se realizan dentro del tráfico mercantil está muy
extendida la utilización de algunos títulos valores como medio de pago y, en
ocasiones, como instrumento de crédito.

En concreto los títulos valores más utilizados en el tráfico mercantil son:

-         La letra de cambio.

-         El cheque.

-         El pagaré.

 Clasificación de los Títulos Valores

 1.- Títulos valores a la orden:

Son aquellos que se extienden a favor de una persona determinada, pudiendo


ésta transmitirlos a otra persona por medio de la fórmula del endoso.
 No es necesario notificar a la persona obligada al pago (deudor) la transmisión
efectuada. Debiendo responder el endosante (acreedor original o posteriores)
frente al endosatario (acreedor actual) de la solvencia económica de la persona
obligada al pago. A este tipo de título valor pertenece la letra de cambio.

2.- Títulos valores al portador:

Son aquellos que reconocen un derecho a favor de la persona indeterminada


que posea el documento.

Se pueden transmitir estos títulos valores por la mera entrega del documento a
otra persona. Debiendo abonar el crédito el emitente (deudor) en la fecha del
vencimiento a cualquier poseedor legítimo.  A este tipo de título valor pertenece
el cheque al portador.

3.- Títulos valores nominativos:


 Son aquellos que reconocen un derecho a favor de una persona determinada.
Para la transmisión de estos títulos valores, además de la entrega del
documento, es necesaria notificación al emitente (deudor) para la inscripción de
la misma en su libro registro de títulos. A este tipo de título valor pertenece el
pagaré y el cheque nominativo.

Dr. Jorge Varillas Solano

Juez del VII Juzgado Civil Sub Especialidad Comercial del Poder Judicial.
Tema: “Títulos Valores, cuales son, como se protestas, qué hacer cuando
se vence alguno de estos títulos valores”.
CLASIFICACION DE LOS TITULOS VALORES

Los autores clasifican los títulos valores atendiendo a diferentes criterios.


Seguimos en esta materia a Salandra (8), y hemos de hacerlo según la
persona del emitente, conforme al modo de su emisión, atendiendo al carácter
de los derechos consignados y, finalmente, de acuerdo a la ley de su
circulación.

1) Clasificación según la persona del emitente. Se distingue en títulos


públicos y privados, según puedan ser emitidos solamente por
determinadas entidades públicas (caso de los títulos de la deuda pública
y de los bonos estatales) o lo puedan ser por entes particulares
(cheques, letras de cambio, acciones, etc.).

Podríamos incluir una tercera clase de títulos, los semi-públicos, que pueden
ser emitidos por organismos semi-estatales. Así, los bonos del Banco Central
Hipotecario, del Banco Industrial del Perú, etc.

2) Clasificación según los modos de emisión. Podemos clasificar en títulos


singulares y en serie. Los primeros se emiten en cada caso, como por
ejemplo los cheques; los últimos por virtud de una operación compleja y
en favor de varias personas. Esto es el caso de los bonos estatales y de
las acciones de las sociedades anónimas.

Una nota característica de los títulos emitidos en serie es su fungibilidad. Unos


documentos pueden ser sustituidos por otros iguales, sin que varíe el contenido
del derecho que representan.

Es importante anotar, así mismo, que estos en serie pueden ser títulos
múltiples. Tal el caso de los certificados que se emiten por más de una acción:
en un sólo documento o título se reúnen varias cuotas de una misma
operación.

3) Clasificación según el contenido del derecho representado. Conforme a


este criterio, podemos distinguir en primer término en títulos completos e
incompletos. En aquellos el derecho resulta del título mismo y nada más.
El documento es lo suficientemente explícito. En cambio en los
incompletos es preciso recurrir a otros instrumentos como fuente
informativa. Así en el caso de las acciones mercantiles, en que debe
examinarse la escritura de constitución social, su inscripción en el
Registro Mercantil, etc.

También se distingue entre títulos formales y no formales. Los primeros


requieren conforme a ley determinadas formalidades bajo pena de nulidad,
como en el caso del cheque bancario y la letra de cambio.
4) Clasificación de los títulos conforme a la ley de su circulación. Son los
títulos nominativos, a la orden y al portador.

Los últimos son los de circulación más rápida. No se exige la designación de la


persona a cuyo favor están emitidos. Por consiguiente, el legítimo titular es
poseedor.

No todos los títulos pueden ser emitidos· al portador. Así, las letras de cambio
son necesariamente a la orden.

Los títulos a la orden son emitidos en favor de una persona determinada y se


trasmiten mediante el endoso u orden de pago a favor de otra mediante el
endoso u orden otra persona consignada en el título mismo. No existe en
doctrina una fórmula única para la redacción del endoso. Generalmente se
utiliza la de "páguese a la orden de". Si el endoso se hace en blanco, es decir
sin indicación del nuevo titular, el documento se convierte en al portador.

Finalmente, los títulos nominativos son emitidos también a favor de una


persona determinada. Se diferencian de los anteriores en que para ser
trasmitidos no basta el endoso sino que se precisa la intervención del emitente,
quien registra la trasmisión. Como resulta evidente, la circulación de estos
títulos no es fácil.

Jorge Avendaño V. (REVISTA PUCP) Títulos Valores pagina 11 y 12.


 Públicos
Emitidos solamente por determinadas
entidades públicas (caso de los títulos
Según la persona del de la deuda pública y de los bonos
emitente estatales)
 Privados
Emitidos solamente por determinados
entes particulares (cheques, letras de
cambio, acciones, etc.).

Singulares: Cheques

Según los modos de En serie: Bonos estatales y de las


emisión acciones de las sociedades
anónimas

CLASIFICACION DE LOS
TITULOS VALORES

 Completos

El documento es lo suficientemente
Según el contenido del explícito
derecho representado
 Incompletos

Es preciso recurrir a otros


instrumentos como fuente

Títulos nominativos, a la orden y al


portador
Conforme a la ley de su
 son emitidos en favor de una
circulación
persona determinada
 el legítimo titular es poseedor

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