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FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y ESTADÍSTICA

CARRERA DE CONTADOR PUBLICO

ASIGNATURA : “FINANZAS PUBLICAS”

2DO CUATRIMESTRE 2009

PROF: CPN y LIC. EN ECONOMIA EDMUNDO VIRGOLINI

TITULO DE LA PUBLICACION: SISTEMA TRIBUTARIO O REGIMEN


TRIBUTARIO
¿SISTEMA O REGIMEN TRIBUTARIO EN LA ARGENTINA? (*)
Por EDMUNDO VIRGOLINI
Profesor Titular de Teoría y Política Económica Argentina
Facultad de Ciencias Económicas y Estadística – UNR.

Jorge Macón (2001) uno de los más eminentes profesores de Finanzas Públicas de nuestro país ha
definido al sistema tributario como “…un sistema financiero destinado a contraer el gasto privado para permitir
(o aumentar) el gasto público”. Al mantener necesariamente ese efecto contractivo del gasto privado la
tributación es molesta y dañina, pero es imprescindible y se va a dar de uno u otro modo. Por ello es que
como afirmaba Benjamín Franklin “la muerte y los impuestos son inevitables y desagradables. Con la primera
lo que puede hacerse es postergarla lo máximo posible y con los segundos hacerlos más tolerables o lo
menos desagradables posibles”. Una forma de proceder en el sentido prenunciado es conformar lo que se
denomina un “sistema tributario”. Ahora, como bien advertía el economista alemán Adolph Wagner1 a veces
la totalidad de los impuestos vigentes en un país uno al lado del otro no constituye “un conjunto” o “sistema”
razonable y eficaz y en muchas oportunidades la expresión “sistema tributario” no es sino un eufemismo muy
inadecuado para el “caos de tributos” que vemos en la realidad. Por ello es que debemos precisar los
alcances de la expresión y producir la pertinente diferenciación.

La preocupación por el financiamiento de la actividad financiera pública es antiquísima. En todo


proceso civilizatorio encontramos actividades desarrolladas para el conjunto de la población por gobiernos
organizados en forma de Estado. Como consecuencia de ello se han instrumentando exacciones tendientes al
financiamiento de la operatoria estatal. Podemos afirmar que la tributación ha seguido un camino evolutivo
desde la mayor simplicidad y arbitrariedad hacia una mayor complejidad y búsqueda de consenso. El
nacimiento de la ciencia económica hace poco menos de 250 años tradujo tempranamente la preocupación
social por una “armonía” de impuestos. Es Adam Smith quien en su “Investigación sobre las causas de la
riqueza de las Naciones” enuncia las denominadas Reglas Clásicas de la Tributación también denominadas
Principios Superiores de la Tributación. Actualmente esas reglas de ordenamiento tributario han derivado en
una formulación moderna conocida como “principios económicos de la imposición” necesariamente
conjugados con los “principios jurídicos de la imposición” que albergan las normas constitucionales que en la
materia resguardan los derechos fundamentales de la ciudadanía. Haremos un breve resumen de los mismos:
Neutralidad: Hoy se enuncia indicando que “.. la neutralidad en la tributación se da cuando el
impuesto no produce efectos en la asignación de recursos provista por el mercado más allá de los previstos
por el legislador”. Más comúnmente se expresa que los “impuestos distorsivos no son deseables”. Cabe
ejemplificar como impuestos con producción de “exceso de carga” o “distorsivos” a aquellos a las ventas con
traslación acumulativa, o simplemente a las transacciones en forma multifacética. En nuestro sistema
tributario podríamos ubicar en esta especie al Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios, a los Impuestos
Internos al Consumo, los Impuestos o tasas a los Combustibles, los impuestos provinciales a los Ingresos
Brutos y las tasas municipales a la Seguridad e Higiene que con diversas acepciones se liquidan sobre las
ventas comerciales. La distorsión agrega “costo argentino” a la imposición cual es el exceso de carga implícito
en el proceso de traslación. Cualquier otra imposición sobre consumos especiales también debe tenerse
como distorsiva
Optimalidad Recaudatoria: Más conocida como la preocupación por fijar una alícuota óptima para la
recaudación de tributos o desarrollar una adecuada “presión fiscal”. La expresión teórica de este principio es
la denominada “curva de Laffer”. Esta explicación trasunta la preocupación por la problemática del ascenso de
las alícuotas medias de los tributos y de las dificultades de obtención de una mayor recaudación fiscal por esa
vía. Un crecimiento de la “presión fiscal legal” no garantiza una mayor recaudación a partir de determinada
alícuota. Estas ideas denominadas “ofertistas” han primado en la economía estadounidense en la década de

1
Economista alemán de fines del siglo XX. Uno de los principales exponentes de la escuela que dio en
denominarse “socialismo de cátedra”. Veáse Gerloff y Neumark (1961).
los 80 y en la última presidencia de George W Bush. En nuestro país las mediciones de la presión fiscal legal
llevan a la misma a guarismos próximos a los reales de Estados Unidos (Rodríguez Usé 2001, Argañaraz
2004).
Productividad.: Paradojalmente desde este aspecto ciertos tributos inducen a movilizar factores
productivos ociosos en la búsqueda de la “remoción” del impuesto. En general es proclive a ser aplicado en la
imposición a la riqueza, porque tradicionalmente esta se expresaba en forma de bienes fácilmente
localizables. No obstante la tendencia es a la creciente deslocalización de la riqueza, la cual se ha acentuado
con el fenómeno de la globalización financiera. En consecuencia la inducción del principio productivista a la
remoción del gravamen se limita a ciertos bienes no deslocalizables que a veces concurren con su carácter
de factores productivos. Es el caso de la tierra. En nuestro país la imposición sobre este factor toma un
sentido contrario al de este principio. Adquiere la forma de tributo a la producción con destino exportable
computando un fuerte impacto distorsivo
Elasticidad: Este principio mantiene una fuerte ligazón con la tendencia del siglo XX a una cada vez
mayor injerencia de la Hacienda Pública en el comportamiento de los grandes agregados macroeconómicos.
Los ciclos de auge y depresión tan comunes en la economía capitalista culminaron en la más grave y
prolongada crisis experimentada por el sistema en la década del 30 del siglo pasado. En función de un
análisis de la misma propuesto por Lord Keynes se impulsó la intervención económica del gobierno para
instrumentar una política anticíclica que condujo a buenos resultados hasta el último cuarto del siglo pasado.
Esta modalidad intervencionista tomó el nombre de Hacienda Compensatoria que intentaba suplementar con
su gasto la actividad privada en épocas de depresión y desalentarla con impuestos en épocas de expansión.
Una forma teórica más ambiciosa fue la de intentar construir un sistema de estabilizadores automáticos que
operara en un sentido o en otro cuando se inaugurase una expansión o una contracción de la actividad
económica. En materia tributaria la flexibilidad automática de un sistema de impuestos para un ascenso más
que proporcional en épocas de auge y un descenso de la misma forma en épocas depresivas constituye un
factor apreciable dentro de la calidad de las normas impositivas modernas.

A poco que examinemos el sistema tributario argentino vamos a encontrar serias falencias en los
aspectos comentados 2. La acumulación desordenada de tributos para “tapar el agujero” fiscal ha sido lo
predominante en los últimos 10 años. Consecuencia a la vista: el ”régimen tributario” que hoy padecemos. La
recuperación económica experimentada desde hace cinco años puede devenir malograda por una incorrecta
formulación tributaria. Queda como consuelo expresar que antes “era peor”, porque todo este conjunto de
impuestos vinieron a evitar el temido regreso del denominado “impuesto inflacionario”, impuesto ciego y no
legislado3 cuyo uso se extremó en décadas anteriores hasta precipitarnos en los episodios hiperinflacionarios
de fines de los 80. Hubo un interregno en que hubo progresos sensibles en la tributación, pero no se debieron
a reducciones del requerimiento fiscal sino a los ingresos extraordinarios percibidos por el erario público en
las privatizaciones de empresas estatales y al amplio endeudamiento externo que dio origen al “default
externo” del final de ese período. Se podrá argüir que la tributación puede devenir eficiente y equitativa
mediante un proceso experimental que genere un sistema tributario de los que se denominan “históricos”. En
el caso argentino en ambos objetivos la tributación ha involucionado y no se ha visto progreso. Cada vez se
halla más lejos de instituirse un sistema tributario y se profundiza más la ciénaga del “régimen tributario” que
padecemos.

(*) Una versión abreviada de esta nota fue publicada en el Semanario “Economía, Gobierno y
Sociedad” de la Fundación de Estudios Económicos, Gubernamentales y Empresariales suplemento
del Diario El Puntal de Río Cuarto el 5 de abril del año 2009

2
Hay otros atributos que pueden ser sumados como requisitos de calidad de un sistema tributario. A tal efecto
son útiles los comentarios de Neumark (1972) ó Albi, Contreras y González Páramo (2004).
3
Consiste en la reducción del poder adquisitivo de la moneda debido al impacto que sobre los precios
promueve un aumento de la base monetaria originado en el financiamiento del Banco Central a la Tesorería.
BIBLIOGRAFIA CITADA

• Macón Jorge. “Economía del Sector Público”. Editorial Mc Graw Hill. Buenos Aires,
2001.
• Albi Emilio, Contreras Carlos y otros. “Teoría de la Hacienda Pública”. Editorial Ariel.
Barcelona, 1992
• Gerloff Wilhem y Neumark Fritz. “Tratado de Finanzas Públicas”. Editorial El Ateneo,
Buenos Aires, 1961.
• Rodriguez Usé Guillermo “Pautas para formular un sistema tributario”. Novedades
Fiscales, 26 de marzo de 2001.
• Neumark Fritz. “Los principios de la imposición” Ediciones del Instituto de Estudios
Fiscales. Madrid, 1972.
• Argañaraz Nadin y otros “De qué depende la presión tributaria en la Argentina?”. IERAL
Serie Documentos de Discusión. Competitividad Fiscal nº 2. Córdoba, 2004.

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