Está en la página 1de 4

CONTRATO DE CUENTA CORRIENTE

El contrato de cuenta corriente se encuentra regulado del artículo 734 al


743 del Código de comercio. Se caracteriza por el hecho de que las dos
partes del negocio pueden fungir como acreedores o deudores de la relación
jurídica, ya que realizan operaciones de crédito en forma cruzada. De ahí
que ambas partes reciban el mismo calificativo: cuentacorrentistas. La cuenta
corriente, como contrato, se presenta en dos modalidades: cuenta corriente
común y cuenta corriente bancaria. A la primera se le llama también
mercantil; pero, sería un calificativo equivocado conforme el Derecho
guatemalteco, porque en nuestro medio las dos son mercantiles. Los
tratadistas italianos suelen abogar por esa división; mientras la corriente
francesa nos habla de una sola, criterio que es aplicable a Guatemala.
Podemos decir que es la práctica la que introduce la diferencia, ya que
cuando interviene como cuentacorrentista una institución bancaria, el
contrato opera en forma distinta.

Aceptando que son los hechos quienes proporcionan los elementos diferen -
ciadores, es dable señalar lo siguiente:

a) En la común hay concesión recíproca de créditos; en la bancaria la conce -


sión es unilateral: de banco a cliente o de cliente a banco;

b) En la común, la categoría de deudor o acreedor se establece al cierre de la


cuenta; en la bancaria se establece en cualquier momento;

e) En la común hay novación periódica, porque el deudor pasa a ser acreedor y


viceversa; en la bancaria no se da esa novación; y

d) En la común las remesas no necesariamente se constituyen en dinero; en


la bancaria, las remesas son dinerarias.C

CONCEPTO

Por el contrato de cuenta corriente mercantil, las partes, denominadas en


común cuentacorrentistas, se obligan a entregarse remesas recíprocas de
bienes de diversa naturaleza, cuyo valor dinerario constituyen partidas de
abono o cargo en la cuenta de cada cuentacorrentista, saldándose las
operaciones al cierre de contrato para determinar quién es el sujeto deudor
de la relación y exigirle el pago en los términos convenidos.

CARACTERES

El contrato de cuenta corriente es consensual, principal, bilateral, oneroso,


nominado y de tracto sucesivo.

NATURALEZA JURÍDICA
Los autores que se refieren a este contrato discuten su naturaleza jurídica
semejándolo a otros que en alguna forma se le parecen en su
funcionamiento. Así, se dice que el contrato de cuenta corriente es un mutuo
recíproco, un mandato recíproco, un depósito irregular, una apertura recíproca de
créditos, para concluir en última instancia, en que es un contrato sui generis;
término que funciona como un comodín que nos saca del atolladero, con el
consiguiente empobrecimiento de la doctrina mercantil. Por nuestra parte
creernos que su naturaleza deviene de una definición precisa de la ley, en el
sentido de considerar a este negocio como un ~trato típicamente mercantil,
por el que las partes, por la forma en que se dan las relaciones, son
potenciales deudores o acreedores del vínculo jurídico. Esta característica no
nos autoriza a darle la categoría de mutuo recíproco o mandato recíproco, sin
correr el riesgo de caer en discusiones bizantinas, ya que su género está
determinado por la ley: se trata de un contrato perfectamente tipificado por el
Código de comercio, de manera que es irrelevante buscarle parecido con
otras figuras contractuales.

DESENVOLVIMIENTO DE ESTE CONTRATO

Debemos decir en principio que entre dos comerciantes pueden aparecer


contabilizados cargos y abonos provenientes de relaciones comerciales, sin
que ello pruebe la existencia de un contrato de cuenta corriente. Para que se
dé la relación negocial que estudiamos, debe ser consecuencia, no por
presunción, de una relación contractual de cuenta corriente que hace que los
cargos y abonos no sean exigibles sino hasta el cierre de la cuenta, lo cual
ocurre regularmente cada seis meses, salvo pacto en contrario. Estos cargos
o abonos provienen de las remesas recíprocas que se remiten los
cuentacorrentistas. El término remesa significa remisión de un valor (remesas
de dinero, remesas de mercaderías), y está íntimamente relacionado con el
contrato que estudiamos. Como este contrato puede facilitar las relaciones
jurídicas de los comerciantes e incrementar el tráfico comercial, se presume
que este se refiere a todos los negocios del giro ordinario de las partes, a
menos que se estipulara uno específico.

Un aspecto muy importante que contiene nuestro Derecho es que la


anotación de un crédito no significa que se renuncie a las acciones que
tiendan a anular el acto o contrato que lo originó, si estos carecen de validez,
ya que su anulación significa también la de la partida contable. Esta previsión
contenida en el artículo 737, es justa, porque de lo contrario se interpretaría
en el sentido de que el registro contable del valor de la remesa implica la
aceptación del negocio que la originó, no obstante lo nulo o anulable que
fuera. En todo caso, la nulidad de un acto se reclamaría conforme las reglas
generales de las obligaciones y contratos mercantiles que ya estudiamos.

Los créditos incluidos en una cuenta corriente pueden estar


garantizados en forma real o personal. Así también, si el crédito contabilizado
es a cargo de un tercero, el cuentacorrentista deudor tiene una
responsabilidad subsidiaria porque se presume que es "salvo buen cobro".

La ley establece que el saldo eventual de un cuentacorrentista,


deudor de un tercero, puede ser embargado, lo que da derecho a dar por
terminada la cuenta. Esta notificación de embargo paraliza el movimiento del
saldo del cuentacorrentista demandado; pero, quedan a salvo los cargos
provenientes de remesas ya concluidas, aun cuando no se hubieren
anotado.

CIERRE DEL CONTRATO


Hemos dicho con anterioridad que en la cuenta corriente los sujetos del
negocio son potenciales deudores o acreedores, porque el valor de las remesas
recíprocas que se envían se cuantifica al finalizar el plazo pactado o cada seis
meses según lo prevé la ley. Al finalizar ese plazo se determina quién es el
deudor y quién el acreedor, para exigirse el pago del saldo que resulte, el que
tiene la cualidad de ser líquido y exigible. Este saldo, si se conserva en
cuenta, o sea que no se hace efectivo, según convengan las partes, causará
intereses al tipo que se haya pactado para las remesas o al interés legal a
falta de convenio.

De lo anterior podemos deducir que el cierre de la cuenta no es la termina -


ción del contrato, aunque eventualmente podría serlo; es sólo un acto
necesario para determinar quién es deudor o acreedor entre las partes del
contrato y proseguir el envío de remesas que originarán nuevos cargos y
abonos en sus contabilidades. Podría suceder que al hacer el cierre de la
cuenta se cometieran errores de número, de cálculo, duplicaciones u
omisiones en las cuentas; en tales casos, el derecho a pedir la rectificación
prescribe en seis meses a partir de la fecha del cierre.

TERMINACIÓN

Al celebrarse el contrato puede establecerse el plazo y las épocas de


cierre. En el primer caso, al vencerse, termina el contrato con los mismos
efectos de un cierre en cuanto a la determinación del deudor, y el acreedor,
sólo que ya no habrán nuevas remesas. Ahora bien, si ese plazo no se convino
inicialmente, cualquier cuentacorrentista puede darlo por terminado en la
fecha de un cierre, si da aviso con diez días de anticipación, por lo menos.
Una particularidad de este contrato es que si fallece un cuentacorrentista el
vínculo no termina si los herederos o sus representantes deciden continuarlo,
lo cual es una concordancia de la ley con el principio de conservación de la
empresa, ya que este contrato viabiliza las relaciones del tráfico comercial.

También podría gustarte