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El Código Penal argentino, como la mayoría de los códigos penales del mundo, incluye
las distintas figuras delictivas en su segundo libro (De los delitos), partiendo de los
distintos bienes jurídicos merecedores de protección penal.
A partir de los derechos lesionados por los distintos grupos de delitos, se los distingue
en clases (títulos), que a su vez se las especifica en capítulos, de acuerdo con las
distintas modalidades de los grupos de conductas que lesionan un mismo derecho.
Por último, a las distintas especies (capítulos) de una misma clase (Títulos) se las
divide en modos particulares de conductas agraviantes de cada especie, que son las
figuras delictivas.
Es importante no confundir el artículo del código penal con la figura delictiva, el
artículo puede receptar en su seno más de una figura delictiva (Ej. art. 140 del
CP).
Método del Código Penal: Nuestro Código Penal adopta un método objetivo porque
apunta al objeto jurídico de los delitos, es decir que los delitos están agrupados de
acuerdo al bien jurídico protegido, y no se atiende al titular del bien sino al bien en sí.
El CP tiene 2 libros: 1º Disposiciones generales (Arts. 1 al 78) 2º De los delitos
(Arts. 79 al 306).
En los títulos se ubica el bien jurídico protegido. Ej. “Delitos contra las personas”.
Cada título tiene capítulos que contienen delitos de la misma clase, Ej. Capítulo 1 del
Título 1 “Delitos contra la vida” Capitulo 2 del Título 1 “Lesiones”, etc.
Cada figura delictiva tiene tres elementos:
1) Subjetivo: Referente al estado de la persona. Ej. Emoción violenta, “sabiendo
que…” “con conocimiento de…”, etc.
2) Normativo: Relacionado con objetos jurídicos o culturales; “ilegítimamente”,
“cosa ajena”, “justa causa”, es una valoración de orden jurídico o cultural.
3) Objetivo: Relacionado con las cosas, con los elementos físicos, involucrados en el
delito.
Criterios sistemáticos:
1) Criterio de los bienes jurídicos protegidos como pauta clasificatoria: A
partir de Carmignani este ha sido el criterio elegido como pauta para agrupar los
distintos tipos, viendo en modos particulares de su ataque el elemento unificador
para separar los grupos principales en subgrupos y los códigos han seguido tal
sistemática, parece inconveniente que la doctrinase esfuerce por arrancar pautas
distintas.
Es cierto que, muchas veces, en un mismo tipo se conjuga la protección de varis
bienes jurídicos, pero la idea del legislador al incluirlo en un título que agrupa a los
delitos referidos a un determinado bien jurídico, indica lo predominante de la
protección de este dentro de aquel espectro, y aunque su criterio pueda merecer
censuras de política legislativa, no puede dejar de ser el fundamento de la
interpretación.
2) Otras pautas de clasificación: El afán sistemático llevo a intentar otras
clasificaciones de los delitos que se aparta de las que traen los códigos, pensando
que así se facilita la exposición y se la torna más científica.
Von Liszt propugno, por ejemplo, una clasificación fundada en los medios de que se
vale el agente para atacar los bienes jurídicos según el cual los grandes capítulos de
la parte especial serian: delitos de violencia y fuerza, los de intimidación, los de
engaño (falsedad y fraude), los de abuso y algún otro más esta forma de exposición,
que últimamente parece haber adquirido nuevas fuerzas en catedráticos que opinan
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que con ella se puede aliviar lo pesada que resulta la explicación oral de la materia,
obliga a realizar un doble esfuerzo: constituir una teoría general de los medios y
aplicarla luego a los tipos particulares, con lo cual no se obvia la exposición
fragmentaria y exegética.
Lo mismo puede decirse de otras clasificaciones como las que se formulaban basadas
en las motivaciones del autor (Sauer), o en criterio apoyados en otras pautas
diferentes (el sujeto activo, individuos privados o funcionarios, los resultados, el
sujeto pasivo, individuo familia sociedad, etc.)
Criterios de clasificación de los delitos:
1) De acuerdo a la modalidad de la acción:
a) Pública: Ej. Homicidio. Características:
- Publicidad: Porque hay un interés social.
- Oficialidad: Interviene el Ministerio Público Fiscal.
- Obligatoriedad: Porque deben denunciarse si se conocen, y su no denuncia está
tipificada.
- Irretractabilidad: Porque no puede levantarse la denuncia entablada.
b) Dependiente de instancia privada. Ej. Abuso sexual.
Características: - Publicidad. - Oficialidad. - Irretractabilidad.
c) Privada: Ej. Delitos contra el honor.
Características: - No hay oficialidad. - No es pública (Solo hay interés de parte). - No
es obligatorio. -Puede retractarse.
2) De acuerdo a la naturaleza del delito:
a) De acción: El agente ejecuta un hacer prohibido por el Código Penal
b) De omisión. El agente no hace algo que está obligado hacer por la ley.
c) De comisión por omisión: Está relacionado con una posición de garante. Ej. La
madre que mata a su hijo (comisión) por no amamantarlo (omisión). Hay un deber
que exige un cuidado específico, como el que tienen los padres con los hijos, el
médico con su paciente, etc.
3) De acuerdo con la duración de la acción: (importante para la prescripción)
a) Instantáneos: se consuman en un solo acto.
b) Permanentes: Generalmente están identificados por el verbo de la acción en
participio Ej. “Privado”. El día que cesa ese estado, es el día de consumación del
delito.
c) Instantáneos con efecto permanente: Ej. Sustracción de cadáver con pedido de
rescate.
d) Continuados: Son varios hechos dependientes, homogéneos, del mismo tipo
delictivo (idénticos). Ej. El robo de energía eléctrica, el robo de un collar de perlas de
una perla a la vez.
4) De acuerdo al resultado del delito:
a) Delitos materiales (o de resultado): requieren para su consumación un resultado.
Ej. Homicidio requiere la muerte, el robo el desapoderamiento, y al requerir resultado
admiten tentativa.
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2 UNIDAD 2
2.
Delitos contra las personas.
1
2.1
Bien jurídico protegido.
.1
2.1 Delitos contra la vida. Concepto legal de muerte. Ley 24.193 (Actualizada) de
.2 ablación y trasplantes de órganos y material anatómico.
2.
Homicidios.
2
2.2 Homicidio simple. Su determinación por la ley. Estructura del delito. Regla de
.1 subsidiariedad.
2.2 Homicidios agravados. Sistematización, características y fundamentos de cada
.2 uno de ellos.
2.2 Homicidios atenuados. Homicidio en estado de emoción violenta. Exigencias de
.3 la fórmula legal. Homicidio Preterintencional.
2.2
Parricidio circunstanciado y circunstancias extraordinarias de atenuación.
.4
2.2
Homicidio culposo. Su estructura. Agravantes.
.5
2.2
Instigación y ayuda al suicidio.
.6
(Nuñez) – La persona puede ser sujeto pasivo de distintos delitos. Puede serlo de
delitos que la priven de su vida o que atenten contra su integridad personal. Pero
también puede ser objeto de delitos que lesionen su libertad, su honor, su integridad
sexual o su tranquilidad.
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Bajo el título de delitos contra las personas, el CP solo protege la persona física (su
vida y su integridad personal). En títulos distintos protege el honor, la integridad
sexual y la libertad de las personas.
De esta manera, el CP castiga como delitos contra las personas los que la privan de su
vida o lesionan su integridad personal (delitos de daño) y los que, exponiéndolas a
riesgos de ser dañadas, ponen en peligro a aquella o esta (delitos de peligro).
Las lesiones atentan contra la integridad personal de los individuos desde el
nacimiento hasta su muerte.
El abuso de armas es un delito de peligro efectivo para la vida o la
integridad personal del individuo. Son, en cambio, delitos de peligro
presumido contra la vida o la integridad personal, el duelo y el abandono de
personas, pues son hechos que originan la posibilidad de un daño para los bienes de
la persona. Ambos se agravan por sus resultados mortales o lesivos y solo pueden
tener como sujetos pasivos a personas ya nacidas.
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(Nuñez) Definición – El homicidio es la muerte de una persona por otra (CP art.
79). Los autores clásicos definen al homicidio delictuoso como la injusta muerte de
hombre por otro hombre.
La fórmula “muerte de una persona por otra” no desconoce esa verdad, pero señala
que el tipo o figura del homicidio consiste solo en la muerte de un hombre por otro
con prescindencia de la justicia o injusticia del hecho.
Se insiste en definírselo como “la privación arbitraria de la vida humana…”, según lo
ha hecho la CIDH ya que permite diferenciar del homicidio la muerte cometida en
legítima defensa de la persona del autor o de sus derechos o de un tercero, sin
incurrir en excesos o con ajuste al ius belli o en cumplimiento de una sentencia
condenatoria a pena capital donde no hubiera sido abolida.
Bien protegido – La represión del homicidio (en su forma simple, agravada o
atenuada) protege la vida (mayor bien de la persona) presupuesto ineludible para
gozar de todos los demás, preexistente a toda legislación positiva y a la que
garantizan la CN, los tratados internacionales, las Constituciones Provinciales y las
leyes. Es así, aunque el recién nacido carezca de viabilidad o se tratare de una
persona moribunda, no hay valor sin vida.
Concepto de eutanasia – La verdadera voluntad de morir en esos casos extremos
que otorga seriedad al pedido del paciente no puede extraerse con total seguridad
solo de las palabras de una persona (expresión del deseo de morir expresado a otra
persona), sino únicamente de su acción (el suicidio). Muchas veces la causa del
pedido de una persona de que se le de muerte se halla en depresiones que pueden
resultar pasajeras o debidas a un motivo falso (diagnóstico equivocado) que no
pueden reputarse serias.
El castigo de la eutanasia es el correspondiente al homicidio. Actualmente hay
legislaciones que castigan con una escala más benigna debido a que quien la lleva a
cabo obra impulsado por razones humanitarias.
El consentimiento del paciente, en nuestra legislación, no es una causa de
justificación autónoma, pero constituye, en ciertos casos, una condición que posibilita
el ejercicio de esa causa como cumplimiento del deber de actuar en ciertas
circunstancias o el legítimo derecho de hacerlo que le acuerda el título habilitando.
Se excluyen las situaciones en las que media un estado de necesidad frente al cual no
importa si medió o no consentimiento, aunque no se admite que esa causa de
justificación concurra siempre que corra riesgo la vida.
No configura eutanasia la acción de dejar morir mediante el retiro de remedios
artificiales extraordinarios o desproporcionados a los resultados no curativos.
Una conducta opuesta a la eutanasia es la ortotanasia (equivale a la adistanasia), no
iniciar o no proseguir tratamientos que, en razón del estado del paciente resultan
inútiles para obtener los resultados que de aquellos que podrían esperarse; acción de
aumentar la dosis de morfina u otros calmantes en la medida necesaria para suprimir
el dolor, a falta de otros medios, aunque esa dosis, sin pretenderlo, pero aun
previéndolo, acelere su muerte.
La distanasia (encarnizamiento terapéutico) importa prolongar una agonía cosa que
no debe hacerse si el paciente no lo desea.
Especies de homicidio – este puede ir acompañado de accidentes que aumenten o
disminuyan su criminalidad. Esos accidentes (de distinta naturaleza) son las llamadas
circunstancias agravantes (calificantes) o atenuentes.
ESPECIE HOMICIDIO SIMPLE – es el que no presenta circunstancias que agraven
S o atenúen su criminalidad
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Homicidio. Modos y medios de ejecución: Art. 79: “Se aplicará reclusión o prisión
de 8 a 25 años, al que matare a otro, siempre que en este Código no se estableciere
otra pena” (Homicidio simple). [Ley 23184, 1985, se incrementaron en 1/3 las penas
mínimas y máximas de este Art. y de los 81 Y 84 cuando los hechos se cometan con
motivo u ocasión de un espectáculo deportivo, en estados de concurrencia pública o
inmediatamente antes o después de él].
La acción consiste en matar a otro, implicando esto la destrucción de la vida humana.
El tipo objetivo del delito de homicidio está constituido tanto por la acción
de matar como por el resultado muerte de otro ser humano, unido por una
relación de causalidad.
Es no punible el suicidio, ni su tentativa porque la acción se dirige hacia la vida del
autor.
Es punible la eutanasia, en forma activa o pasiva.
En relación a los medios, la ley no ha distinguido, todos son típicos.
Los medios serán directos cuando actúan hacia o contra la víctima de forma
inmediata y sin interferencia (golpes, disparo); indirectos cuando actúan de modo
mediato, por influencia de un factor extraño (empleo de un animal para causar la
muerte).
Los medios materiales serán los que actúan físicamente sobre la víctima, a través
de vías de hecho, pueden ser objetos o instrumentos (cuchillos, garrote) o el empleo
de fuerza física (castigos corporales, ahogamiento, etc.).
Parte de la doctrina discute la posibilidad de comisión de homicidio por un medio
moral, medios que actúan sobre el psiquismo del individuo produciendo la muerte
debido a la influencia sobre lo orgánico, por ejemplo, un gran susto. El problema
radica en la relación de causalidad y en la adecuación al tipo concreto.
Este delito es de los denominados "tipos prohibidos de causar" en los que la ley sólo
prohíbe la producción de un resultado sin determinación del comportamiento típico.
Son tipos de injusto que no determinan el modo ejecutivo.
Es un delito de comisión, pero puede cometerse por omisión impropia. En estos casos,
es un tipo especial propio: solo puede ser cometido por un número limitado de
personas que estén calidad de garantes de la no producción del resultado.
En la teoría moderna se remarca la insuficiencia de la verificación del nexo causal
para imputar el resultado al autor de la acción: Son necesarios criterios normativos
para fundamentar la imputación objetiva.
Son criterios en tal sentido la creación de un riesgo no permitido y la producción del
resultado dentro del ámbito de protección de la norma infringida.
El sujeto activo puede ser cualquier persona.
El pasivo debe tratarse de un ser humano que haya nacido, ya que el nacimiento
delimita el delito de homicidio del de aborto. La mayor parte de la doctrina admite
que el nacimiento se produce desde el comienzo de los primeros dolores que
identifican el principio del parto natural o con el inicio de provocación artificial del
parto o de la extracción quirúrgica del feto. El criterio surge de la interpretación del
art. 81 (derogado) que atenuaba el homicidio cometido por la madre durante el
nacimiento.
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Clases de dolo: Los elementos cognoscitivos y volitivos del dolo se pueden dar con
distintas intensidades. La combinación de sus variantes, permiten diferenciar tres
clases de dolo:
Dolo Directo - Cuando la acción o el resultado típico constituyen el objetivo
perseguido por el sujeto. Ejemplo: el sujeto quiere matar a otro, sabe que está
desarrollando esa conducta querida, y mata.
Dolo Indirecto - Esta clase de dolo abarca los resultados no queridos directamente
por el autor, pero que aparecen unidos de modo necesario e ineludible al resultado
comprendido en la intención del sujeto. Ejemplo: la actitud de quien coloca la bomba
en un avión para matar a un pasajero determinado. La muerte del resto de los
pasajeros de la aeronave es una consecuencia no buscada por el autor, pero ligadas
inexorablemente al efecto querido.
Dolo Eventual - Cuando el sujeto que realiza la conducta conoce que probablemente
se produzca el resultado típico, y no deja de actuar por ello. Este es el umbral mínimo
de dolo. La representación de la eventualidad del resultado se equipara a quererlo.
Teorías según se ponga el acento en la esfera del conocimiento de la persona o en
la de su voluntad:
- Teoría de la voluntad o del consentimiento: Exige que el autor se haya
representado el resultado lesivo como probable y que en su esfera interna lo haya
consentido.
Crítica → la posibilidad de descifrar la actitud interna del sujeto.
- Teoría de la probabilidad o representación: Esta teoría intenta objetivar la
configuración del dolo eventual.
La definición del dolo dependerá del grado de probabilidad del resultado advertido
por el autor con el conocimiento que dispone de la situación.
Mayer → Se afirma el dolo cuando el sujeto consideró sumamente probable que se
produjere el resultado y pese a ello no desistió de proseguir su comportamiento.
Welzel → Si el grado de probabilidad no es elevado, estamos ante la culpa
consciente y no frente al dolo, atento a que en tal caso el autor no tenía
necesariamente que contar con el resultado.
No importa la actitud interna del autor, sino su intención de seguir actuando a
pesar de conocer el grave peligro de realización del resultado como consecuencia
de su obrar.
Esta teoría resulta preferible.
Ejemplos:
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Homicidio simple cometido con dolo directo: Ver “SENTENCIA NÚMERO DIECISIETE”,
dictada el veintisiete de abril de dos mil cuatro, en autos: "Moreyra Luís Alberto p.s.a.
Homicidio simple", Expte. M0303, por la Excma. Cámara Duodécima del Crimen
(también abarca los temas “ACTIO LIBERA IN CAUSAE - CAUSA EFICIENTE DE LA
MUERTE”). Otro ejemplo en donde se realiza una diferenciación entre los tres tipos de
dolo es el fallo dictado en autos “19139.- LEGAL JORGE s/homicidio simple. Int. 4ta.
3/110. I.” (17-julio-2002).
Homicidio simple cometido con dolo indirecto: Puede utilizarse el ejemplo
mencionado, fallo dictado en autos “19139.- LEGAL JORGE s/homicidio simple. Int.
4ta. 3/110. I.” (17-julio-2002). También se incluye la sentencia dictada por la SALA DE
CASACION PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - Santa Fe de Bogotá (D. C.,
seis de junio de dos mil), en el proceso Nº 12853 en autos N° 12.853 “C/ CARLOS
ARTURO LIZCANO CARDENAS”.
Homicidio simple cometido con dolo eventual: ver en documentos adjuntos el
dictamen del Procurador General de la Nación en autos "Pirola, Javier Emilio y otros s/
homicidio simple".
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Ver en documentos adjuntos el fallo de la CSJN en “RECURSO DE HECHO - Gramajo,
Marcelo Eduardo s/ robo en grado de tentativa - causa N° 1573. G. 560. XL.
Es decir que el homicidio puede agravarse por: el vínculo; el modo; la causa o
motivo; y el medio.
Homicidio agravado por el vínculo (parricidio): para que funcione esta agravante
no sólo debe existir el vínculo exigido por la ley3, sino que, además, el autor debe
conocer su existencia (requisito o elemento subjetivo del tipo). El parentesco por
adopción no permite la configuración de la agravante. El vínculo requerido se
comprueba mediante las pautas de la ley civil (ascendiente o descendiente, sin límite,
en el caso de hijos, matrimoniales o no).
En cuanto a lo referente a los matrimonios anulables y las uniones civiles del mismo
sexo, ver manual páginas 39/40. El error sobre el vínculo puede provocar el
desplazamiento de la agravante.
3
Ver en documentos adjuntos cómo distintos tribunales tratan la agravante vincular
cuándo existe separación de hecho. Este tema se encuentra actualmente
controvertido, existiendo posturas que se aferran a una categorización de tipo clásica,
y otra que señala que cuando los deberes de respeto y protección emergentes del
vínculo matrimonial no existen al momento del hecho –por ejemplo, como
consecuencia de una separación- la agravante debería ceder.
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mantenido una relación en los términos del inciso 1°. (Inciso incorporado por art. 2°
de la Ley N° 26.791 B.O. 14/12/2012)
Cuando en el caso del inciso 1° de este artículo, mediaren circunstancias
extraordinarias de atenuación, el juez podrá aplicar prisión o reclusión de ocho (8) a
veinticinco (25) años. Esto no será aplicable a quien anteriormente hubiera realizado
actos de violencia contra la mujer víctima. (Párrafo sustituido por art. 3° de la Ley N°
26.791 B.O. 14/12/2012)
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4) Homicidio por placer, codicia, odio racial o religioso: Se agravan por la mayor
perversidad demostrada por el autor.
Placer: sensación de satisfacción que produce cierto hecho. Quien mata por placer lo
hace por el gusto que le produce el acto sin otra motivación. El tipo exige un requisito
subjetivo que implica la finalidad de satisfacer el deseo de sentir placer, que es lo que
debe mover la actuación del agente.
La codicia es el afán de lograr ganancias mediante la obtención de dinero, bis o
liberándose de cargas u ocupando posiciones que puedan suministrar ventajas
patrimoniales. Se agravará el homicidio sólo si el autor fue motivado por su espíritu
codicioso, siendo insuficiente la simple intención de obtener una ganancia, ya que la
codicia involucra al ánimo de lucro, pero va más allá. Para determinar la existencia de
codicia no debe estarse sólo al monto del beneficio a obtener sino, especialmente, a
las condiciones personales y económicas del autor. El requisito subjetivo del tipo es
que la ventaja económica debe ser el móvil que lleva al agente a actuar.
Odio es la aversión que el autor siente por una persona o grupo, pero debe tratarse
de un odio que tenga como motivo la aversión a determinada raza o religión. El delito
exige la muerte de una o más personas y en el móvil determinante en el autor sea el
odio racial o religioso hacia la víctima. El odio debe tener su génesis o causa
determinante en la pertenencia a la raza o religión. El error del agente que da muerte
a quien no pertenece a la raza o religión cuyo odio motivó el homicidio, no excluye la
calificante, puesto que quedará cumplido el requisito del móvil de obrar por odio
racial o religioso.
5) Homicidio cometido por un medio idóneo para crear un peligro común: Para que
sea agravado es necesario que se emplee como medio uno de los previstos en el
Título VII (delitos contra la seguridad pública). Es necesario, además, que sean usados
de modo que puedan generar un peligro común para las personas o los bienes, sin
que resulte necesario que el peligro realmente se haya producido. Los delitos contra
la seguridad pública contienen agravantes cuando resultare la muerte de una
persona, pero la diferencia con esta agravante radica en que, en aquellas figuras, es
que la muerte no estaba prevista en el dolo del autor y se produce, generalmente,
como un resultado preterintencional. La figura agravada del Art. 80, es objetiva y
subjetivamente un homicidio.
El hecho es matar a una persona y el dolo del autor está dirigido a alcanzar ese
resultado, seleccionando como medio para ello, un medio idóneo para crear un
peligro común.
6) Homicidio cometido con el concurso premeditado de dos o más personas: La
agravación de pena tiene su fundamento en las menores posibilidades de la víctima
para defenderse frente a la actividad de más de un agresor. Desde el aspecto
objetivo, se requiere que el sujeto activo actúe y mate con concurrencia de al menos
dos personas: deben participar tres personas como mínimo (el agente y al menos
otras dos). No alcanza la mera actuación eventual de dos o más personas con el
agente, sino que es requisito la premeditación para "matar entre todos". Los que
concurren pueden actuar como coautores, o cómplices necesarios secundarios. No
quedan comprendidos el instigador ni el auxiliador posterior, ya que la razón de la
agravante es la pluralidad que aminorar la defensa de la víctima.
7) Homicidio cometido para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o
asegurar sus resultados o procurar la impunidad para sí o para otro o por no haber
logrado el fin propuesto al intentar otro delito: dos modos de conexión entre el
homicidio y el otro delito: 1) homicidio cometido para, 2) homicidio cometido por.
1) El homicidio finalmente conexo: El fundamento de la agravante es subestimación
de la vida y la comisión del homicidio como medio para otro. Subsiste la agravante
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La pena de reclusión o prisión perpetua prevista para estos homicidios calificados por
distintas circunstancias no dejan límite para acumular los máximos en los casos en los
que concurran más de una de aquellas circunstancias.
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Conforme a esto, no existe parricidio cuando el autor del hecho no sabe que mata a
su pariente, por ejemplo: A dispara contra B y lo mata, pero sin saber que B es su
padre (Error in Personam). Tampoco existe parricidio si se dispara contra un tercero y
muere un pariente (Aberratio Ictus o Error en el Golpe).
Tentativa y Participación: la figura admite la tentativa y también admite la
coparticipación (Art. 48 CP), siempre que el coparticipe tenga conocimiento del
parentesco entre el autor y la víctima.
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porque le gusta matar. Quedan comprendidos aquellos que matan por el placer de la
sangre o porque matar le produce un placer sexual.
Requisito Subjetivo: la finalidad de satisfacer el deseo de sentir placer es la que debe
mover la actuación del agente.
Por codicia: no debe identificarse con el simple ánimo de lucro, éste se agota en la
finalidad de obtener un beneficio económico. La codicia importa una inclinación
extremada del agente a la ganancia, al lucro. Los objetivos del codicioso pueden
abarcar cualquier ganancia (no solo dinero, por ejemplo, la obtención de una
herencia), aunque esta pueda parecer exigua. “Codicia” en definitiva es el afán de
lograr provecho mediante dinero o bienes, o liberándose de determinadas cargas,
otros.
Requisito Objetivo: es el afán de lograr ganancias o provecho material mediante la
obtención de dinero, bienes, o liberándose de cargas, u ocupando posiciones que
puedan suministrar ventajas patrimoniales. Por ejemplo: el hombre que mata a su
hermano para quedarse con toda la herencia de sus padres, el que mata a otro para
no tener que pagarle una deuda, etc.
Requisito Subjetivo: la ventaja económica debe ser el móvil que ha decidido al agente
a actuar.
Por odio racial o religioso: se identifica al odio como una aversión que sufre el
agente por una persona o grupo de ellas. La agravante funciona cuando el autor mata
motivado en ese sentimiento y no cuando el odio proviene de otra fuente, o cuando
se mata sin odio a una persona que pertenece a otra raza o religión distinta a la del
autor. El art. 2 de la Ley 23.592 indica que se eleva en un tercio el mínimo y en un
medio el máximo de la escala penal de todo delito reprimido cuando sea cometido por
persecución u odio a una raza, religión o nacionalidad, o con el objeto de destruir en
todo o en parte a un grupo nacional, étnico, racial o religioso.
Requisito Objetivo: el odio es la aversión que el agente siente por una persona o
grupo de personas; pero, en la especie, debe tratarse de un odio que tenga como
motivación la aversión o la adhesión a una raza o religión. Por ejemplo: el que mata a
otro por el solo hecho de ser negro, blanco o amarillo; o por ser judío, católico,
mahometano, etc.
Requisito Subjetivo: el odio racial o religioso debe ser la motivación principal de la
muerte.
Indiferencia Típica del Error in Personam: el hecho de que por error el agente haya
dado muerte a quien no pertenecía a la raza o religión cuyo odio motivó el homicidio,
no excluye la calificante, puesto que igualmente obró por odio racial o religioso.
Diferencia con el Genocidio: se entiende por genocidio cualquiera de los actos
mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o
parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:
· Matanza de miembros del grupo.
· Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo.
· Sometimiento intencional del grupo, a condiciones de existencia que hayan de
acarrear su destrucción física, total o parcial.
· Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.
· Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.
Homicidio criminis causa: el homicidio se agrava, con prisión o reclusión perpetua,
entre otros supuestos, al que matare “para preparar, facilitar, consumar, y ocultar
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otro delito o para asegurar sus resultados o procurar la impunidad para sí o para otro
o por no haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito” (CP., 80, 7º). Lo que
caracteriza esta calificante es la conexión ideológica entre la muerte producida por el
autor y la comisión de otro delito. La conexión ideológica puede ser final (el “otro
delito” ha sido el motivo para matar) o impulsiva (se mata por haberse logrado el fin
propuesto, primeramente).
Conexión Final y Conexión Impulsiva: el homicidio criminis causa se conecta
ideológicamente con el otro delito.
Esa conexión puede ser final o impulsiva. Es final cuando el otro delito ha sido el
motivo que ha inducido al agente a actuar; es lo que ocurre cuando el homicidio se
comete para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o procurar la
impunidad para el mismo agente o para otro que ha cometido un delito. Es impulsiva
o propiamente causal cuando el otro delito ha sido la razón por la que el agente
actuó; es el caso en que el agente mata por no haber logrado el fin propuesto al
intentar el otro delito.
Casos de Conexión Final:
· Para preparar el robo a una empresa, el delincuente mata al empleado que tiene las
llaves de la caja fuerte y se apodera de las mismas.
· Para facilitar el secuestro de un individuo, el delincuente mata al chofer que guía el
automóvil en que aquél viaja.
· Para consumar un robo nocturno en un negocio, el delincuente mata al sereno.
· Para ocultar la violación, el delincuente mata a la víctima.
· Para asegurar los resultados del asalto a un banco, el delincuente mata al policía
que lo persigue mientras se escapa con el dinero.
· Para procurar la impunidad para sí, el delincuente mata al testigo que presenció la
comisión del delito.
· Para procurar la impunidad para otro, el amigo de un procesado por estafa, mata al
individuo que posee documentos que pueden servir de prueba contra su amigo.
Carácter del Delito Fin: en los casos de preparación, facilitación y consumación es
evidente que el otro delito debe ser doloso, pero en los de ocultamiento y procuración
de la impunidad puede ser tanto doloso como preterintencional o culposo.
Casos de Conexión Causal: en estos casos, el autor mata como un impulso, como una
reacción, ante el fracaso de no haber podido consumar el otro delito. Por ejemplo: el
que, por despecho, por resentimiento, mata a la mujer que infructuosamente intentó
violar.
A diferencia de los casos de conexión final, aquí es preciso que haya existido
tentativa del otro delito.
Diferencia con el Homicidio en Ocasión de Robo (Art. 165 CP): la diferencia radica en
que supone que resultare un homicidio con motivo u ocasión de robo, esto es, que la
muerte de una persona se produce accidentalmente por tal hecho y sin que el autor
tuviera la intención de causarla.
(Nuñez) – el homicidio también se agrava por el medio o razón que lleva al autor a
cometerlo. Concurre la calificante cuando el autor mata a otro para preparar, facilitar,
consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o la impunidad para sí o
para otro o por no haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito.
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desencadenante". Donna afirma que debe existir una relación causal entre la emoción
violenta y el homicidio. Entre el estímulo generador y la reacción emotiva puede
transcurrido un tiempo, corto o largo, y no obstante ser de aplicación la atenuante. Lo
relevante es que la reacción tenga su causa en la emoción y ésta sea un estímulo
externo al autor de entidad tal que haga excusable esa emoción. La doctrina ha
entendido al tiempo como un criterio relativo a analizar en cada caso concreto.
Homicidio preterintencional. Discusión sobre su naturaleza:
“Preterintencional” obedece al prefijo latino "preter" que significa "más allá", significa
entonces: "más allá de la intención". El tipo penal supone un mix de dolo y culpa. En
su aspecto objetivo requiere una agresión con medios no letales y que, no obstante,
ello, ocasiona la muerte a la víctima. En el plano subjetivo exige la actuación con dolo
de agredir que no incluya la muerte como resultado querido o aceptado, aunque sí
previsible. Preterintencional significa “más allá de la intención”. Por lo tanto, el
homicidio preterintencional es aquél en el cual la acción del sujeto produce un
resultado que va más allá de la intención del agente; el agente quiso causar un daño
en el cuerpo o en la salud, pero causó la muerte. Por ejemplo: una persona golpea a
otra con el puño, con el propósito de lesionarla, pero la mata.
Se diferencia del homicidio simple, en que no se ha querido ni representado la
muerte; del homicidio culposo en que existe dolo en la conducta inicial del agente, es
decir, en las lesiones; y de las lesiones, en que el resultado las ha excedido, es decir,
se ha producido algo más que lesiones, se produjo la muerte.
1) El medio empleado: No debía razonablemente ocasionar la muerte de la víctima.
2) El propósito de dañar: Se requiere dolo directo (o eventual también para parte de
la doctrina) de causar daño en el cuerpo o en la salud. Si la muerte fue querida o
aceptada por el autor se tratará de un homicidio doloso, no preterintencional.
3) La muerte: Debe existir un nexo causal entre la acción del autor y resultado
muerte. El resultado debe ser previsible pero no considerado en caso concreto. Si es
imprevisible, sólo podrán imputarse al autor lesiones dolosas.
Elementos: en esta figura hay que tener en cuenta dos aspectos:
· Aspecto Subjetivo (se tiene en cuenta la intención del agente): se requiere del autor
lo siguiente:
Que haya actuado con el propósito de causar un daño en el cuerpo o en la salud. O
sea, que haya dolo en las lesiones. Si no hubo dolo en las lesiones, hay homicidio
culposo.
Que no haya actuado con intención de matar. Si hubo dolo en la muerte, hay
homicidio simple.
· Aspecto Objetivo (se tiene en cuenta el medio empleado): se requiere que el medio
que se ha empleado no debiese razonablemente ocasionar la muerte.
Art. 82. - "Cuando en el caso del inc. 1 del Art. 80 concurriere alguna de las
circunstancias del inc. 1 del artículo anterior, la pena será de prisión o reclusión de 10
a 20 años." La ley extiende la atenuación de pena del art. 81 inc.1 del CP., a los casos
homicidio vincular. Es la única figura del Art. que puede atenuarse por casos de
emoción violenta o preterintencional, dadas características de los restantes casos
previstos, que exigen ya determinados medios o fines que excluyen la admisión de
las atenuantes del arto 81 CP.
Instigación y ayuda al suicidio: Art. 83.- "Será reprimido con prisión de uno a
cuatro años el que instigare a otro al suicidio o le ayudare a cometerlo, si el suicidio
se hubiere tentado o consumado". Incurre en suicidio el que se quita voluntariamente
la vida. La palabra proviene de las voces latinas sui (de sí mismo) y cidium (muerte).
El suicidio no es delito porque sé si se consuma carece de sentido la pena y si es
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tentado a penalización pues implicaría agregar un motivo para insistir con la muerte.
Además, de acuerdo al Art. 19 CN,
se trata de un ámbito en el cual el estado no debe ingresar. El suicidio tuvo castigo en
la Antigüedad: en Grecia se lo condenó, pero entre los estoicos (fue aceptado. El
Digesto Romano previó la confiscación de bien cuando la muerte se producía con el
objeto de sustraerse a la pena de deportación. Durante la Edad Media, influida por la
Iglesia, la penalización se mantuvo. En los Siglos XVI y XVII, en Francia y Alemania el
suicidio tenía doble pena: prohibición de funerales cristianos y confiscación de
patrimonio. En España, Las Partidas imponían la pena del homicidio a quien prestare
medios al suicida. La lucha contra estas ideas la realiza el Iluminismo y Beccaria y
Filangeri fueron propugnadores de la despenalización. Actualmente no figura en los
CP. GB fue uno de los pocos países que mantuvo el castigo hasta su abolición en el S.
XIX, en tanto la tentativa lo fue a través de la Suicide Act de 1961.
Elementos del delito: El bien protegido es la vida humana. El CP castiga la
participación consistente en determinar, inducir, incitar, ayudar o facilitar en el
suicidio o intento de suicidio de otro, revelador en el autor de un desprecio por la vida
ajena.
El sujeto activo o pasivo puede ser cualquier persona.
La víctima debe comprender el carácter del acto pues sino la acción del sujeto activo
va dirigida hacia un inimputable, colocándose la en el tipo de homicidio pues la
víctima actúa como mero instrumento.
- Instigación al suicidio: El agente persuade a un sujeto determinado de quitarse la
vida a sí mismo. Esta acción puede implicar cualquier forma siempre que no llegue a
la eliminación de la voluntad el sujeto pasivo. Puede ser expresada por cualquier
medio (escrito, verbal, simbólico, etc.).
- Ayuda al suicidio: Implica una intervención material, consistente en la realización de
actos para que la víctima que se ha determinado al suicidio por sí o por la instigación
de otro, lo ejecute. La distinción entre la ayuda y el homicidio radica en que en ella el
agente no debe realizar acciones materiales sobre el cuerpo de la víctima que
impliquen la acción de matar. La ayuda no tiene el dominio del hecho, de lo contrario
se estaría ante un homicidio con consentimiento de la víctima.
- Resultado: Es necesario que el suicidio se haya consumado o tentado, es decir, que
el suicidio debe haber tenido principio de ejecución.
En cuanto al aspecto subjetivo el delito requiere la voluntad de instigar a una
determinada persona a que se suicide o de contribuir a ello. Quedan fuera del tipo los
actos negligentes o imprudentes y aquellos en los que el autor haya perseguido una
finalidad diferente, aunque haya aceptado la posibilidad del resultado. El delito se
consuma con el comienzo de los actos de ejecución del suicidio. No es admisible la
tentativa de este delito.
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La muerte de la víctima tiene que derivar físicamente de la conducta del autor, sin
interferencia de otra fuerte causal autónoma y preponderante. El criterio para
establecer la intención que requiere la figura es la frase final del texto normativo
“cuando el medio (en el sentido de procedimiento) empleado no debía
razonablemente ocasionar la muerte”.
La razonabilidad letal del medio empleado no reside exclusivamente en su capacidad
vulnerante, sino, también, en el modo como fue usado, en los conocimientos del autor
sobre la capacidad ofensiva del medio y en la condición de este y de la víctima. El
juicio de la razonabilidad del medio le corresponde al juez de acuerdo a las
circunstancias del caso.
El homicidio preterintencional es un delito de resultado material que se consuma con
la muerte de la víctima y no admite tentativa. Puede atenuar la pena del parricidio.
¿Cómo se analiza en el caso concreto la figura? Nuevamente recurrimos a un
precedente del TSJ.
Hecho: “Se atribuye al nombrado la comisión del siguiente hecho: Que con fecha
siete de enero de dos mil tres, en horario que no ha podido establecerse con
exactitud pero durante el transcurso de la mañana y hasta las 13:30 hs.
aproximadamente, en momentos en que Débora María Quiroga salió al centro junto
con su hija Solange, el imputado Rubén Eduardo Pez se quedó en la casa, sito en calle
José Pizarro Nº 337 de Bº Ciudadela de esta ciudad, junto con los menores Gastón
Farías, de un año y once meses de edad, César Masnovo, de diez años de edad,
ambos hijos de su cuñada y sobre los cuales ejerce la guarda, junto a su esposa, y con
Pablo, de trece años de edad, hijo biológico de él. Que durante esa mañana Pez le
propinó múltiples golpes, en distintas partes del cuerpo, en la cabeza y fuertes
sacudidas a Gastón Farías lo que le provocó la pérdida de conocimiento e lipotimia.
Momentos más tarde, cuando llegó Débora Quiroga a la casa y al ver como se
encontraba Gastón, llamó al 107, y como no la atendieron, lo llevaron junto con Pez al
dispensario, pero el mismo se encontraba cerrado, por lo que lo trasladaron hasta el
Hospital de Niños de Nuestra Santísima Trinidad, sito en calle Bajada Pucará s/n de
esta ciudad, ingresando a las 14:30 hs. aproximadamente, con traumatismo de
cráneo, en coma, Glasgow 4 con Hipotonía, repuesta extensora al dolor, con paro
respiratorio y bradicardia, Midriasis Paralítica, múltiples hematomas evolucionadas en
rostro y tronco, y lesiones cicatrizales en miembros por lo que el menor quedó
internado en la Unidad de Terapia Intensiva. Que con fecha ocho de enero de dos mil
tres, siendo alrededor de las 20:00 hs., se produjo el deceso de Gastón Farías siendo
la causa eficiente de la muerte Traumatismo Craneoencefálico el cual sería
consecuencia de los golpes propinados por el incoado Pez, según conclusiones de las
autopsias de fs. 16 y ampliación de autopsia…”.
Análisis legal: “…No obstante tener acreditado con certeza que las lesiones fueron
intencionales, que el acusado fue su autor y, además, sin que sea necesario, las
probables causas de su conducta, el debate no acreditó el medio que Pez se valió
para causar tales lesiones. ¿Fue con sus puños o con un objeto contundente o lo
arrojó contra el piso, la pared o un mueble? El informe médico de fs. 49 y el croquis
de fs. 50 da cuenta de equimosis en pabellón auricular bilateral. Dicho de otra
manera, detrás de ambas orejas. Lesiones muy sugerentes. ¿Sirvieron de “manijas”
para que Pez sacudiera al niño? Recuérdese que el Dr. Fontaine habló de sacudida o
sacudida impacto y de ser así, tales sacudones ¿pudieron obrar como agente
potenciador de un hematoma subdural anterior? Estos interrogantes no tienen
respuesta. La duda al respecto, constitucional y legalmente, debe favorecer al
imputado y por ello concluyo que Pezacusado actuó lesionó al niño Gastón Emmanuel
Farias utilizando un medio que racionalmente no debió causarle la muerte…”
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Por otra parte, el que actúa representándose la posible lesión al bien jurídico, pero
confiando que por X circunstancia que ella no ocurrirá, actúa con culpa consciente.
Ejemplo: otro conductor, pero ésta vez uno más intrépido, conduce por una Av. a 120
Km. por hora cuando el límite de velocidad es de 30. En ese curso atraviesa un
semáforo en rojo, sin intentar frenar, y pudiendo observar que desde el otro carril los
automóviles que tenían paso habían comenzado su marcha. A esa velocidad impacta
contra dos vehículos produciendo la muerte instantánea de tres personas. En este
caso, podemos observar que el conductor previó la posibilidad del resultado lesivo,
pero confiando en algo –que bien podría ser en su pericia como conductor, en la
suerte, en que los demás autos iban a verlo e iban a frenar, o lo que sea- creyó que
éste no se produciría. El conductor no quería causar la muerte de nadie, en realidad,
quería llegar velozmente a algún lugar, no obstante, el hecho ocurrió por su
responsabilidad.
Tengamos en cuenta por último que un hecho ocurrido con culpa consciente no
necesariamente debe ser más grave que uno cometido en forma inconsciente, basta
pensar a tales fines que en el primer ejemplo el conductor distraído podría haber
ocasionado de todas formas la muerte de alguna persona, y en el segundo caso, el
intrépido, podría haber solo chocado con otro vehículo, produciendo así solamente
lesiones.
Distinción entre dolo eventual e imprudencia (distinción entre dolo y culpa)
FORMAS SUBJETIVAS DEL OBRAR HUMANO
DOLO: DIRECTO – INDIRECTO - EVENTUAL
CULPA: CONSCIENTE - INCONSCIENTE
A los fines de clarificar este punto vamos a repetir necesariamente algunos conceptos
que ya tratamos. La actitud subjetiva del autor se analiza en el segmento del “tipo
subjetivo”. Esta actitud puede variar desde su grado máximo –dolo directo- hasta la
culpa inconsciente –su grado mínimo- En el ínterin el autor puede vivir distintas
actitudes subjetivas: dolo indirecto, eventual y culpa consciente. Vamos a señalar las
características de cada uno de ellos para marcar de forma más precisa las diferencias.
Dolo directo: la acción y el resultado típico constituyen el objeto perseguido por el
sujeto: quiere matar a otro y lo mata.
Dolo indirecto: abarca los resultados que, aunque no queridos directamente por el
autor, aparecen unidos de modo necesario e ineludible al resultado comprendido en la
intención del sujeto: poner una bomba en un lugar donde hay varias personas para
matar una de ellas, sabiendo que matará al resto.
Dolo eventual: quien realiza la conducta conoce que probablemente se producirá el
resultado típico, y no se detiene por ello. Es el umbral mínimo de dolo, y se dice que
el sujeto le es indiferente la representación de la eventualidad del resultado. Se
resigna ante la posibilidad de resultado, de buena o mala gana. Esta indiferencia
hacia el resultado se equipara normativamente a quererlo.
Entonces podemos decir que en las tres representaciones del dolo la representación
del hecho en cuanto a la comprensión de la criminalidad del acto es más o menos
semejante. Lo que varía es la aptitud anímica: en el dolo directo el autor desea el acto
y dirige su conducta hacia él, quiere el hecho representado; en el dolo indirecto el
autor, si bien no lo desea, lo admite resignadamente por su vinculación necesaria con
el hecho principal directamente querido; en el dolo eventual el autor tiene la
comprensión de la criminalidad del acto, y ante la eventualidad asume una actitud de
menosprecio, desdén o indiferencia respecto del eventual resultado lesivo.
En los tipos culposos el agente no pretende lesionar el bien jurídico, pero su conducta
descuidada produce su afectación. Aquí la conducta no está dirigida por la voluntad
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del autor contra la norma que le prohíbe dañar el bien jurídico, y, muy por el
contrario, se limita a infringir una norma de cuidado. Estos comportamientos –los
culposos- tienen una gravedad diferente a la de los dolosos, circunstancia que se
traduce en la intensidad de la pena a aplicar a los infractores, generalmente inferior a
la prevista para los culposos. Ejemplo: la figura básica del homicidio doloso tiene una
escala penal en abstracto que va de 8 a 25 años de prisión o reclusión; por su lado, la
figura básica del homicidio culposo tiene una escala penal en abstracto que va de 6
meses a 5 años de prisión o reclusión.
Culpa consciente: se represente el resultado, pero considera que este no ocurrirá. La
imprudencia consciente (con representación del posible resultado lesivo) también
requiere una voluntad; pero es una voluntad negativa porque el sujeto no quiere la
lesión del bien jurídico y confía en que no se producirá. Es decir que la diferencia
entre culpa consciente y dolo eventual pasa por el plano volitivo, de la voluntad,
aunque en el plano cognitivo sean iguales.
Ejemplo del conductor con culpa consciente: sabe que va en exceso de velocidad, y
sabe que puede ocasionar la lesión o la muerte de unos transeúntes que están
cruzando la calle a 40 metros de distancia de su inminente recorrido, se representa
como posible ese resultado, pero está convencido –por ejemplo- de que éstos
advertirán su paso y se abstendrán de continuar caminando. Los peatones no
advierten el paso del automóvil y son atropellados.
Culpa inconsciente: no se representa el resultado.
Clasificación de los delitos culposos de acuerdo a su modalidad: negligencia,
impericia, imprudencia y violación de reglamentos.
SENTENCIA NUMERO: VEINTIDOS Córdoba, ocho de julio de dos mil cinco, siendo la
oportunidad fijada para que tenga lugar la lectura de los fundamentos de la Sentencia
cuya parte dispositiva fue dictada el día veintinueve de junio del corriente año, en los
autos caratulados “MURUA, Silvio Armando y otro p.s.a. Homicidio Culposo, otros."
(Expte. “M” 64874/03), se constituyó el Tribunal Unipersonal en la sala de audiencias
de la Excma. Cámara del Crimen de 8ª Nominación,
Hecho: “… Con fecha dieciocho de noviembre de dos mil tres, siendo alrededor de las
dieciséis horas, en la Base de la Patrulla Preventiva Norte del Distrito V, sita en la
intersección de las calles Melián y Arriola de Bº Quintas de San Jorge de esta ciudad
de Córdoba, más precisamente, en el interior del recinto denominado “Sala de
Armas”, ubicado en los fondos de la Dependencia Policial aludida, en circunstancias
en las que se encontraban conversando allí el Oficial Principal René Fabián Nieto,
junto con el Cabo Primero Alfredo González y el Cabo Primero Luís Marcelo Sánchez,
se habría hecho presente el imputado Cabo Silvio Armando Murúa, quien no ingresó a
dicho recinto, sino que parado a la vera de la ventana con rejas de la Sala de Armas
que da la playón de estacionamiento del lugar, se incorporó a la conversación desde
la ventana del mismo. Que así las cosas, mientras Luís Marcelo Sánchez se
encontraba sentado en una banqueta ubicada al costado de la ventana que da al
playón de estacionamiento , (dándole la espalda a la pared), René Fabián Nieto por su
parte, estaba sentado en otra banqueta sita al lado de Sánchez y al frente de Alfredo
Eulogio González, y mientras Sánchez conversaba con Murúa por cuestiones
habituales y normales entre compañeros de policía, el incoado Murúa, sin decir
palabra y en cuestión de un instante, habría extraído con su mano derecha de la
pistolera que pendía de su cintura el arma que le fuera provista por la Institución
Policial, un arma de fuego corta o de puño, de carga múltiple, pistola semiautomática
de carga automática, correspondiente al calibre 9 x 19 mm, de origen español, marca
“Astra”, modelo “A-100”, matrícula original Nº 07987-95-A, la cual estaba cargada y
en aptitud de ser disparada, y dirigiéndola hacia Luís Marcelo Sánchez (cuya cabeza
se encontraba a la altura de la ventana sobre la que estaba parado el imputado
Murúa) inmediatamente, prácticamente sin dar lugar a reacción alguna de parte de
Sánchez ni de los demás presentes en el interior de la Sala de Armas, accionó el
gatillo, descerrajándole un disparo en la cabeza (que habría ingresado en el cachete
izquierdo de Sánchez, puesto que éste se encontraba dado vuelta, conversando con
Murúa). A raíz de esto, el Cabo Primero Luís Marcelo Sánchez se desplomó, quedando
sobre la banqueta en la que se encontraba gravemente herido, siendo trasladado por
sus compañeros al Hospital Córdoba de esta ciudad, desde donde es derivado al
Hospital San Roque de esta ciudad; lugar éste desde el cual a su vez, es derivado al
Hospital de Urgencias de esta ciudad Sala de Terapia Intensiva, donde con fecha
veintitrés de noviembre de dos mil tres, siendo aproximadamente las veintidós horas
con cincuenta minutos, como consecuencia de la citada herida fallece, víctima de
herida por arma de fuego en tronco encefálico, pese a los numerosos esfuerzos
realizados por los diversos facultativos médico s que lo socorrieron..”.
Análisis legal:
“… llego a la conclusión de que Murúa no obró accidentalmente, ni jugaron factores
extraños e imprevisibles. Nada de eso ocurrió, y el justiciable tiene responsabilidad en
la producción del trágico evento: irrumpió en una conversación, tomó el arma
conociendo perfectamente su manejo, apuntó en dirección a la cabeza de Sánchez
con el que tenía buena relación con la intención de sumarse al clima de distensión
que se respiraba en la Sala de Armas, accionó voluntariamente la cola del disparador
y , para sorpresa de todos y desgracia de Sánchez, el proyectil que se hallaba en la
recámara y que Murúa por imprudentemente había omitido verificar, fue expulsado,
produciendo el lamentable resultado. Es evidente que su confianza radicaba, insisto,
en la creencia de que el arma estaba descargada. Ninguna otra razón que la señalada
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pudo ser hallada para desentrañar cuales fueron las verdaderas motivaciones que
generaron tal comportamiento. Descarto absolutamente que hubiese actuado con
dolo homicida ni aún con dolo eventual, que supone la representatividad del resultado
en el agente y su desprecio por el mismo. La prueba es categórica y definitiva sobre
las características de las vinculaciones que relacionaban al justiciable con Luís
Marcelo Sánchez, y ellas descartan toda posibilidad, aun la más lejana, de que
hubiera querido ultimarlo sin más, o que el resultado que produjo le hubiese sido
indiferente. Su conducta posterior fue más que reveladora acerca de la sorpresa y
espanto que le causo ver a su compañero herido de muerte, al que, entre llantos,
desesperadamente le pedía que aguantara mientras le sostenía su cabeza en la caja
de la camioneta policial rumbo al Hospital, y le hacía masajes en el corazón para
evitar lo irremediable. Fue necesario que los facultativos lo medicaran y ni siquiera
debió advertir cuando en esos acongojantes momentos de espera le fue retirada por
el Cabo Carrizo su arma reglamentaria “sin decírselo previamente y desde atrás”.
Art. 84: "Será reprimido con prisión de 6 meses a 5 años e inhabilitación especial en
su caso, por 5 a 10 años el que, por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o
profesión o inobservancia de los reglamentos o de los deberes a su cargo, causare a
otro la muerte. El mínimo de la pena se elevará a 2 años si fueren más de una las
víctimas fatales o si él hecho hubiese sido ocasionado por la conducción imprudente,
negligente, inexperta o antirreglamentaria de un vehículo automotor”.
El CP no define la culpa: el concepto se construye a partir de los tipos culposos que
aparecen en la parte especial. Los delitos imprudentes solo son punibles si el tipo
delictivo esté expresamente contemplado en la ley, de modo que no hay
correspondencia simétrica entre los tipos dolosos y los culposos, salvo en los casos en
que el tipo legal contempla tanto la forma dolosa como culposa, por ejemplo, el
homicidio (art. 84); lesiones (art. 94).
En el tipo doloso la conducta se ciñe a una descripción, pero en el culposo ésta queda
indeterminada, determinable en el caso concreto. La culpa en nuestra ley aparece
como una violación al deber de cuidado estructurada directamente sobre la
previsibilidad del resultado típico.
El delito culposo se estructura bajo la forma numerus clausus: son culposos solo los
delitos que como tales se encuentran específicamente tipificados. Hay tipificadas
cuatro formas de culpa: imprudencia, negligencia, impericia e inobservancia de los
reglamentos o deberes del cargo (todas las formas reconducen a la circunstancia de
que hay un deber de cuidado violado). El delito tiene prevista pena conjunta de
prisión e inhabilitación especial, para cuyos efectos son de aplicación los arts. 20, 20
bis y 20 ter del CP.
La ley 25189 modificó parcialmente el Art. 84: se agrava la pena mínima de prisión a
2 años: a) cuando el obrar culposo haya producido dos o más víctimas fatales o b) el
resultado sea consecuencia del manejo imprudente de un automotor. La primer
calificante se aplica en cualquier actividad y constituye una agravación de pena por el
resultado. El segundo supuesto agravado, se refiere al medio. Según Creus, quedarían
incluidos las motocicletas, ciclomotores y bicicletas. Otros, en cambio sostienen que
la conducción e motocicletas, ciclomotores y bicicletas, no están previstas en la
norma, en base en el art. 5 de la ley de tránsito que define el "automóvil".
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Art. 88. Será reprimida con prisión de uno a cuatro años, la mujer que causare su
propio aborto o consintiere en que otro se lo causare. La tentativa de la mujer no es
punible.
Aborto cometido con dolo. Elementos:
1) Embarazo de la mujer. Según Creus, las maniobras abortivas practicadas sobre una
mujer no embarazada son atípicas (se carece del sujeto pasivo: el feto). Para Núñez
esto constituiría un delito imposible por falta de idoneidad del objeto sobre el que
recae la acción.
2) Resultado típico: muerte del feto causada por la madre o un tercero. Es indiferente
la maniobra utilizada (medios físicos, químicos, otros., se admite la forma comisiva
por omisión). La acción de matar un recién nacido (feto nacido con vida) constituye
homicidio.
3) Dolo del autor: debe obrar con dolo de causar el aborto.
Consentimiento de la mujer: la escala penal se incrementa cuando el autor (tercero)
obra sin el consentimiento de la mujer. En este caso, el consentimiento está
constituido por el permiso dado por la mujer a un tercero para que realice el sobre
ella las maniobras abortivas. En estos casos ella no es partícipe del aborto, sino que
consiente que este tercero cometa el delito (aun cuando este “consentir” este penado
con idéntica escala –art. 88- ). El consentimiento puede ser expreso o tácito, y se
requiere capacidad penal (imputable). Si no se cumple este requisito no existe
consentimiento válido.
Agravación por el uso de ciencias o artes / Abortos no punibles:
Art. 86: "Incurrirán en las penas establecidas en el Art. anterior y sufrirán, además,
inhabilitación especial por el doble tiempo que el de la condena, los médicos,
cirujanos, parteras o farmacéuticos que abusaren de su ciencia o arte para causar el
aborto o cooperaren a causarla.
El aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer
encinta, no es punible: 1º Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o
la salud de la madre y si ese peligro no puede ser evitado por otros medios. 2º Si el
embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una
mujer idiota o demente. En este caso el consentimiento de su representante legal
debe ser requerido para el aborto." Sostiene parte de la doctrina que este Art. es una
alteración a las reglas de la participación criminal, ya que, con independencia de la
calidad y grado de intervención de los profesionales mencionados quedan sometidos
a la pena del delito, más la de inhabilitación.
Algunos autores sostienen que la razón de esta normativa está en la carga de
mayores imposiciones de moralidad que tienen ciertos profesionales y determinadas
facultades científicas, que no poseen los particulares.
La segunda parte del artículo describe los casos de abortos impunes.
Las condiciones comunes a ambos casos son: a) que sea realizado por médico
diplomado y b) que se cuente con el consentimiento de la mujer embarazada.
1) El aborto terapéutico: Es una causa de justificación fundada en el conflicto de
intereses entre la vida en formación y la vida o salud de la madre. Para algunos
autores c trata además de un estado de necesidad. Ese conflicto debe ser de
imposible solución por otra vía que no sea el aborto. En ese contexto, la muerte del
feto es la solución menos perjudicial, que define la colisión entre los dos bienes
jurídicos que en nuestra legislación tienen diferente valía, dándose preponderancia a
la vida de la madre. El consentimiento no puede ser tácito. El peligro requerido por la
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Art. 90. Se impondrá reclusión o prisión de uno a seis años, si la lesión produjere una
debilitación permanente de la salud, de un sentido, de un órgano, de un miembro o la
dificultad permanente de la palabra o si hubiere puesto en peligro la vida del
ofendido, le hubiere inutilizado para el trabajo por más de un mes o le hubiere
causado una deformación permanente del rostro.
Art. 91. Se impondrá reclusión o prisión de tres a diez años, si la lesión produjere una
enfermedad mental o corporal, cierta o probablemente incurable, la inutilidad
permanente para el trabajo, la pérdida de un sentido, de un órgano, de un miembro,
del uso de un órgano o miembro, de la palabra o de la capacidad de engendrar o
concebir.
El bien jurídico protegido en este tipo de delitos es el derecho de cada individuo a la
incolumidad de su cuerpo y su salud.
Cuestiones relacionadas con el consentimiento y la autolesión:
Autolesión: El sujeto pasivo tiene que ser otro. La autolesión es impune. Esa
impunidad se extiende a los partícipes de la autolesión (salvo que tengan el deber
jurídico de evitarla), pero no a quien la produce como autor, aunque lo haga
cumpliendo con la voluntad expresada por la víctima. Obsérvese que no son
autolesiones los casos en que la víctima se daña actuando como instrumento de otro
(por su incapacidad para comprender el carácter de la acción que realiza o por el
error a que fue inducido por el agente) o cuando el daño proviene de la situación en
que la acción ilícita del agente colocó a la víctima; en tales casos, quien usó a la
víctima como instrumento o creó la situación en que se produjo el daño, es el autor
de las lesiones.
El consentimiento del lesionado: Si la víctima consiente expresamente la lesión al
bien jurídico, la conducta es atípica. Para que el consentimiento sea válido es
necesario que el bien jurídico amenazado sea susceptible de disposición privada: la
integridad física lo es, pero no de modo absoluto: No es posible admitir el
consentimiento cuando el hecho afecta la dignidad de la persona. La validez del
consentimiento está sujeta a que la víctima tenga capacidad para comprender la
situación en la que consiente, y que actúe voluntariamente, sin error, engaño o
intimidación. Además, el consentimiento debe ser anterior a la acción y mantenido
hasta el último momento. Para que el consentimiento produzca todos sus efectos no
alcanza con que haya sido pronunciado, sino que se exige que el autor lo haya
conocido.
Si el autor obra desconociendo la existencia del consentimiento, deberá ser penado a
título de tentativa. Si el autor cree erróneamente estar frente a un consentimiento
que objetivamente no existe, si el error radica en el campo de los hechos, cabe
considerar la existencia de un error de tipo; si en cambio, descansa sobre
concepciones jurídicas equivocadas, estaremos frente a un error de prohibición.
El consentimiento presunto obra como una causa de justificación cuando el
consentimiento expreso no existe ni puede ser recabado a tiempo, porque el titular
del bien jurídico, o su representante, no resultan localizables, o porque el enfermo
precisando urgentemente un tratamiento ha perdido el conocimiento, pero cuya
prestación hubiera sido previsible con seguridad según una consideración objetiva y
ex ante de todas las circunstancias.
Lesiones quirúrgicas y deportivas:
Las lesiones terapéuticas: Muchas prácticas terapéuticas implican la acusación de una
lesión en la víctima. Lo fundamental para excluir la punibilidad de estas conductas es
el consentimiento del paciente. El titular del bien jurídico es el único que se encuentra
facultado para consentir alguna intervención en su organismo. El deber del médico
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nunca puede ir más allá de la voluntad del paciente, salvo que éste se encuentre
incapacitado para consentir.
Ley 17.13233: "los profesionales que ejerzan la medicina están obligados a respetar
la voluntad del paciente en cuanto sea negativa a tratarse o internarse, salvo los
casos de inconsciencia, alienación mental, lesiones graves por causa de accidentes,
tentativas de suicidio o de delitos. En las operaciones rutilantes se solicitará la
conformidad por escrito del enfermo, salvo cuando la inconsciencia o alienación o la
gravedad del caso no admitiera dilaciones. En los casos de incapacidad, los
profesionales requerirán la conformidad al representante del incapaz". Por ello que
para la licitud de las intervenciones médicas es preciso que el paciente haya prestado
su consentimiento en forma libre, habiendo recibido previamente toda la información
necesaria por parte del profesional. Sólo es posible presumir el consentimiento de un
paciente en estado de inconsciencia, cuando se pueda inferir que, sobre la base de la
debida explicación médica acerca del estado de su salud, aquél probablemente
hubiera consentido la operación.
Lesiones deportivas: Las lesiones causadas en el deporte, y dentro de sus reglas,
constituyen un caso de "conducta socialmente adecuada" excluyente de la tipicidad.
A diferencia de las causas de justificación, no se trata de permitir una conducta con el
fin de solucionar una situación concreta de conflicto, sino de que representan un
obrar correcto, un mandato de conducta. El problema está en establecer un límite a la
impunidad de tales lesiones. Entendemos que debe considerarse atípico todo aquello
que resulte tolerable teniendo en cuenta las reglas de cada disciplina. Sin embargo,
no pueden quedar impunes las lesiones que se producen mediante infracción dolosa o
gravemente imprudente a las reglas deportivas.
Sujeto pasivo del delito: Una cuestión importante es si sólo quedan comprendidas
en la ley las lesiones provocadas a personas nacidas o también las causadas al por
nacer. La doctrina considera que el sujeto pasivo debe ser el mismo que en el delito
de homicidio. Como este es el ser humano, el cual es tal desde que comienza el
nacimiento hasta que se produzca la muerte, las lesiones al feto son atípicas salvo
que constituyan tentativa de aborto.
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moralmente en ella (medio moral), como son las amenazas, los mensajes falsos, los
sustos o cualquier otro medio destinado a perturbar mentalmente.
El comportamiento lesivo puede ser una acción o una omisión (comisión por omisión)
Por ejemplo no alimentar a la víctima estando legalmente obligado.
La lesión simple requiere, para ser cometida, dolo directo, indirecto o eventual.
Art. 89: " Se impondrá prisión de un mes a un año, al que causare a otro, en el cuerpo
o en la salud, un daño que no esté previsto en otra disposición de este Código."
Lesiones graves:
Art. 90 "Se impondrá reclusión o prisión de 1 a 6 años, si la lesión produjere
debilitación permanente de la salud, de un sentido, de un órgano, de un miembro,
dificultad permanente de la palabra o si hubiere puesto en peligro la vida del
ofendido, lo hubiere inutilizado para el trabajo por más de un mes o le hubiere
causado un daño, permanente del rostro."
Son debilitamientos funcionales permanentes (no perpetuos) comparados
con el estado anterior que gozaba la víctima. El art. reza al enumerar las
circunstancias agravantes “… produjere una debilitación permanente de la salud, de
un sentido, de un órgano, de un miembro o la dificultad permanente de la palabra o si
hubiere puesto en peligro la vida del ofendido, le hubiere inutilizado para el
trabajo por más de un mes o le hubiere causado una deformación
permanente del rostro…”. Todas tienen la característica de ser de larga duración
en el tiempo, aunque exista la posibilidad de sanar o curar, de forma más o menos
rápida.
a) Debilitaciones permanentes: de la salud, de un sentido, de un órgano, de un
miembro o una dificultad permanente en la palabra. Permanencia y debilitación son
rasgos comunes. Debilitación significa disminución de ciertas funciones vitales. No
debe perderse la función sino debe conservarse debilitada. La debilitación se mide
respecto al estado anterior a la lesión y no en referencia un estado ideal. La
permanencia implica la persistencia de dicha debilitación durante un lapso
considerable de tiempo durante el cual no pueda ser curable según los
procedimientos ordinarios de curación (No importa que pueda revertirse mediante
procesos extraordinarios como ortopedia).
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miembro o de uso, aun cuando formen parte de un órgano que sólo resulte debilitado,
constituye lesión gravísima, toda vez que la ley tutela cada miembro por separado,
tanto debilitamiento como en su pérdida física o de uso.
d) La pérdida de la palabra: La doctrina entiende que esta hipótesis se refiere a la
pérdida palabra como posibilidad de articulación, aun cuando puedan emitirse
sonidos.
e) La pérdida de la capacidad de engendrar o concebir: Equivale a la extinción de la
capacidad de reproducirse, por ablación de órganos de la reproducción o por
cualquier medio. Para la existencia del delito basta que se destruya esa capacidad en
el sujeto pasivo, ya sea presente o futura. No se da en los casos en los que la lesión
produce la impotencia para realizar el acceso carnal, pero la facultad de reproducción
permanece incólume.
Concurrencia de circunstancias: Art. 92. "Si concurriere alguna de las
circunstancias enumeradas en el Art. 80, la pena será, en el caso del Art. 89, de 6
meses a 2 años; en el caso del Art. 90, de 3 a 10 años; y en el caso del Art. 91, de 3 a
15 años." Art. 93 "Si concurriere la circunstancia enunciada en el inc. 1 del arto 81, la
pena será: en el caso del Art. 89, de 15 días a 6 meses; Art. 90, de 6 meses a 3 años y
en el caso del Art. 91, de 1 a 4 años." Las lesiones, cualquiera sea su gravedad, se
atenúan si el autor se encontrara en estado de emoción violenta que las
circunstancias hicieren excusable.
Concurrencia de atenuantes y agravantes: El supuesto de concurrencia en una
misma lesión, de la atenuante de emoción violenta con un agravante del Art. 80 fue
resuelto con diferentes criterios. 1) Conflicto de leyes penales coexistentes y lo
resolvió siguiendo el principio de la ley o tipo penal más benigno, correspondiendo
aplicar el arto 93. 2) Concurso ideal (art. 54 del CP) ya que un solo hecho de lesiones
cae bajo más de una sanción penal por la concurrencia en él de una circunstancia
subjetiva, como es la emoción violenta y una de las circunstancias agravantes, por lo
que correspondería aplicar el arto 92.
Veamos ahora a los fines de abundar lo ya visto, cómo trata o analiza un hecho típico
de lesiones la jurisprudencia del TSJ de la Provincia de Córdoba. Fallo dictado en autos
"SAMPO RUBEN ROBERTO - p.s.a. Lesiones gravísimas, otros. -Recurso de Casación-"
(Expte. "S", 11/2000) – (27/11/00).
Análisis – Hechos – Calificación legal: “…El yerro que le atribuye al Tribunal a quo,
finca en la interpretación que realiza sobre la circunstancia fáctica que estructura un
elemento normativo del tipo en análisis, cual es la pérdida de un órgano. Así, para el
recurrente la extirpación del bazo, no tiene el alcance que requiere el tipo, toda vez
que el concepto de "órgano", en el sentido de la ley, no es anatómico sino funcional.
Por ello, entiende que, de acuerdo a los conocimientos de la ciencia médica, el bazo
constituye una glándula vascular integrante del sistema linfático, cuya función
principal, al igual que los demás órganos linfoides, es la formación de glóbulos
blancos. Es así, que aún en caso de su extracción puede ser suplida por los demás
órganos linfoides mencionados; razón por la cual no cabría hablar de pérdida en el
sentido funcional, sino eventualmente de un debilitamiento de la misma, lo que
resulta encuadrable en el figura de lesiones graves del art. 90 del C.P. Aduce, que
tratándose el órgano de un elemento normativo del tipo penal en cuestión, su
valoración como tal, por parte del juzgador, se encuentra supeditada a la apreciación
de pautas científicas no siempre inmutables, a las cuales la ciencia jurídica debe
avenirse conforme el avance del conocimiento científico respectivo. Por último,
propicia el cambio del encuadramiento legal, debiendo aplicarse el art. 90 C.P.,
solicitando a su vez una reducción de la pena impuesta a su asistido, arreglada a la
nueva escala penal aplicable. Para ello teniendo en cuenta el criterio aplicado por el a
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quo, (que entendió procedente el mínimo de la escala prevista en el art. 91 del C.P.),
pide se fije en un monto cercano al mínimo previsto en el art. 90 ib., de modo tal que
con su unificación no supere los tres años de prisión. III.1. El Tribunal de mérito al
establecer la plataforma fáctica -en lo que a este delito interesa- , determinó que el
imputado Sampó, extrajo de la cintura un revólver y disparó en contra de Carlos
Reynoso a quien hirió en el flanco izquierdo de su vientre, con un orificio de entrada
redondeado de un centímetro de diámetro, interesó tejidos blandos y perforó su
intestino, por lo cual debieron intervenirlo quirúrgicamente, para realizar una
resección yuyenal segmentaria y extirparle el bazo, heridas que pusieron en peligro
su vida y por las cuales le asignaron cuarenta y cinco días de inhabilitación para el
trabajo (fs. 227), razón por la que, al considerar esta lesión como pérdida de un
órgano, subsume los acontecimientos en los términos normativos del art. 91 C.P (fs.
230). 2. Conforme lo establece el artículo 91 del C. Penal, "se impondrá reclusión o
prisión de tres a diez años, si la lesión produjere una enfermedad mental o corporal,
cierta o probablemente incurable, la inutilidad permanente para el trabajo, la pérdida
de un sentido, de un órgano o un miembro, del uso de un órgano o miembro, de la
palabra o de la capacidad de engendrar o concebir". Entrando al análisis del planteo
formulado por el recurrente, el núcleo central radica en examinar cual es el alcance
de la extirpación del bazo en los términos del dispositivo aplicado. 3. Adelanto mi
opinión y estimo que la calificación legal del hecho atribuido al imputado como
Lesiones Gravísimas, es correcta. Doy razones: a. Según se expresara en el
precedente "Montivero, Julio Alberto p.s.a. homicidio preterintencional - Recurso de
Casación", S. nº 56, del 13 de agosto de 1998, dictada por este Sala, se expuso los
siguientes fundamentos: La ley penal castiga en el art. 91 con mayor severidad, entre
otras situaciones, cuando la lesión del actor produce la pérdida del órgano o de su
uso. El cuestionamiento del recurrente en cuanto a que las funciones que el bazo
comúnmente desarrolla no son insustituibles, lo es con prescindencia de lo
establecido por la ley interpretada (C.P., 91) que reprime tanto la pérdida de un
órgano como su uso. "La ley no se refiere a la pérdida de una función sino a la pérdida
de una estructura orgánica destinada a una función, aunque no sea la fuente
exclusiva de ella" (Núñez, Ricardo C., "Derecho Penal Argentino", Pte. Especial III, 207,
Ed. Bibliográfica Argentina, 1965). Así también lo entendió autorizada doctrina (Soler
Sebastián, "Derecho Penal Argentino", t. III, 129, Ed. Tea, 1970; Fontán Balestra,
"Tratado de Derecho Penal", T. IV, 280, Ed. Abeledo Perrot, 1968; Laje Anaya-Gavier,
"Notas al Código Penal Argentino", t. II, Pte. Especial, Ed. Lerner, 1995, 63; Laje
Anaya, Justo, "Comentarios al Código Penal", Parte Especial, vol. III, 79 y 75; Creus,
Carlos, "Derecho Penal", P.E., t. I, 84, Ed. Astrea, 1983). Si conforme se comenzara en
estos considerandos, la ley indica como lesiones gravísimas por un lado la "pérdida"
de un órgano y por otro del "uso" de un órgano, se están indicando dos tipos de
afectación que no pueden superponerse. El uso es funcional, la pérdida es anatómica,
aunque la función del órgano sea sustituida por otros (En igual sentido, Cámara de
Acusación de Córdoba, 16/9/88, "Brandan"; Lucero Ofredi, "Estudios de las figuras
delictivas", dirigido por Daniel P. Carrera, Ed. Advocatus, Córdoba, 1994, págs.
128/129). En la jurisprudencia, la solución adoptada es seguida por: C.C. Concepción
del Uruguay, 30/11/61, L.L. 102-488. S.T. Entre Ríos, 17/6/53, L.L. 71-429, J.A.
1953.IV.369, citados por Rubianes, "Código Penal", t. 2, 595, Depalma, 1974; C.C.
Cap. s. 21/12/78, "Lanitte", cit. por Rubianes, ob. cit. 3º actualización, Ed. Depalma,
1980, p. 198; C.N.Cr. y Corr., sala IV, diciembre 21-1978, "Lanitte", L.L. 1979-A-447;
S.C. Buenos Aires, 24/8/82, "Suárez"; C.Cr. Sta. Fe, sala I, 18/4/80, citados por L.L.,
Digesto, t. VI, p. 737/738, Bs. As., 1996). En tal entendimiento, agrego que, la
privación puede originarse entonces, por dos causales: a) pérdida anatómica y b)
ausencia de toda efectividad funcional (pérdida del uso), las que actúan en forma
indistinta. La pérdida anatómica de un órgano sólo se considera lesión grave por
disminución funcional, en los supuestos en que la función es cumplida por órganos
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previsibles..." (*). "...el daño ha de ser la consecuencia del riesgo corrido y no de otros
fallos adicionales, y el sujeto puesto en peligro ha de tener la misma responsabilidad
por la actuación común que quien lo pone en peligro. Y además aquél, al igual que ya
sucede en la autopuesta en peligro, ha de ser consciente del riesgo en la misma
medida que quien lo pone en peligro. Si se dan estos dos presupuestos, habrá
"asumido" el riesgo". El damnificado asumió la consecuencia de la conducta atribuida
al imputado, desde que efectuó el cruce de la avenida en diagonal, existiendo una
"asunción del riesgo" por parte del mismo, puesto que el resultado - las lesiones
padecidas- fue producto del riesgo corrido, como así también, éste era consciente del
mismo, por lo que debe revocar el procesamiento del incuso y ordenar su
sobreseimiento”.
Autos: “VERON, Antonio - 8/06/06 - c. 29.659”, Sala VI.
5) Hecho: “Debido a su condición de guía turístico, el encartado revestía la calidad de
garante y en función de ello tenía el deber de proteger al contingente escolar,
estacándose que tanto el lugar donde se asienta la cantera como sus inmediaciones,
eran particularmente peligrosos debido a los elementos que se manipulaban. También
el encargado de voladuras de la cantera revestía la posición de garante y quedaría
bajo su responsabilidad evitar la presencia o por lo menos el acceso de particulares a
los explosivos diseminados por ese lugar o sus alrededores. Resulta intrascendente si
el contingente escolar contaba o no con autorización para la recorrida y si la visita se
llevó a cabo durante una jornada en la que no se desarrollaban tareas en la cantera.
Por tanto, corresponde confirmar el procesamiento de los imputados en orden al
delito de lesiones culposas graves”.
Autos: “BENEDET, Mario D. - 21/03/06 - c. 28.261”, Sala IV.
6) Hecho: “Si está demostrado que en su condición de experto médico a cargo (jefe
de radiología), nunca constató si la sonda fue bien o mal colocada, porque "no tenía la
mirada fija en la paciente al momento de la colocación" o "no pudo ver dónde estaba
colocada, es decir si estaba vía anal"; demuestra sin ambages que incumplió el art. 20
de la ley 17312 que prohíbe "delegar en su personal auxiliar, facultades, funciones o
atribuciones inherentes o privativas de su profesión", en el caso, al menos ejercer el
control debido de lo que su auxiliar efectuaba. La "división de tareas" o "la sencillez
de la práctica" no lo eximen de su compromiso profesional, porque era su obligación
fiscalizar la maniobra que le encomendaba al técnico radiólogo, quien cometió un
error grosero en la colocación de la sonda. En materia de responsabilidad médica, la
culpa se debe apreciar únicamente, cuando ésta deviene de circunstancias que
revelen imprudencia o negligencia contrarias a las normas del arte o profesión. Es que
el principio de confianza, en particular en la cooperación con división del trabajo, debe
retroceder cuando los intervinientes (caso del médico que dirige la operación) poseen
especiales deberes de vigilancia o concretas misiones de control. En esa dirección,
"quien aparece como jefe o encargado del mismo [equipo médico] siempre tiene bajo
su responsabilidad una serie de aspectos residuales de control que están
ineludiblemente a su cargo sin perjuicio de la delegación. De alguna forma el jefe es
el garante del adecuado funcionamiento del equipo y de que la división de roles sea
un beneficio y no un peligro que se concrete en perjuicios al paciente". Fue el técnico
radiólogo quien, violando el deber de cuidado, provocó la lesión excediendo las
facultades propias de su cargo, porque sabía que, en todo caso, su función como
auxiliar sólo le permitía "la colocación de los chasis y aplicar la técnica
correspondiente en el teclado del aparato de rayos". Incumplió las obligaciones del
art. 85 de la ley 17.132 que le compele a "actuar únicamente por indicación y bajo
control médico ... directo y en los límites de su autorización", exceso que no puede
excusarse tan sólo con el argumento de que "se limitó a cumplir con las órdenes del
médico ... en virtud de obediencia debida", ya que aun cuando le pudo ser
encomendada esa tarea, la debió ejecutar conforme a las reglas de la lex artis o bien
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El sujeto activo, será quien participó en la riña o agresión y ejerció violencia sobre el
ofendido, siempre que no constare quién causó la muerte o lesión (si se sabe quiénes
fueron los autores, el hecho es punible sometido a las reglas del homicidio o de las
lesiones). Es indispensable e intervengan en la riña más de 2 personas. Si bien en el
caso de la riña se requiere la intervención de un mínimo de 3 personas, en el caso de
la agresión deben intervenir por lo menos 4 cuatro: si uno es el agredido, los
atacantes deben ser 3, al exigir la norma "más de 2", pues son éstos los que toman
parte en la agresión.
La acción típica no es matar o lesionar sino ejercer violencia sobre alguien, en el
marco de una agresión o riña. Esta acción sólo es típica en el caso de que de la
violencia ejercida resultaren lesiones o muerte, sin que se sepa quién es el autor.
Por riña se entiende el súbito y recíproco acometimiento de hecho (ataque y defensa)
que se ejerce entre 3 personas por lo menos. No puede considerarse riña al
acometimiento de varios contra uno porque es necesaria la reciprocidad de las
acciones.
La agresión es el acometimiento de varios contra uno u otros que se limitan a
defenderse pasivamente (parando golpes, huyendo), ya que, si la defensa es activa,
se está en presencia de riña. Las lesiones que pudieran causar los atacados no son
consideradas por la figura pues son actos en su defensa.
Se exige una intervención dolosa a la riña o agresión, pero los agentes, deben actuar
queriendo desplegar violencia, pero sin proponerse el conjunto ningún resultado
concreto; se exige la espontaneidad de la riña o agresión, que importa ausencia de
pre-ordenación.
Hay delito en la medida en que resulten lesiones o muerte a causa de las violencias
ejercidas en la riña o agresión. Por los caracteres del delito, no resulta admisible la
tentativa.
Art. 96 "Si las lesiones fueren de las previstas en el Art. 89, la pena aplicable será de
4 a 120 días de prisión".
Se exige instancia de la acción por parte de la víctima, toda vez que las lesiones
descriptas en el arto 89 CP, quedan comprendidas en el arto 72 inc.2 del CP. También
merece resalto la pena mínima con que se amenaza el resultado, ya que resulta la
pena de menor gravedad prevista en el CP.
(Nuñez) - Para que se configure este tipo deben darse algunos requisitos:
1) que en ella tomen parte súbita y tumultuosamente, como recíprocos agresores
(riña) o como agresores de quien no agrede (agresión) más de dos personas;
2) que entre los intervinientes no exista complicidad para matar o lesionar;
3) que de la riña o agresión resultare muerto o lesionado uno o más participantes de
ella;
4) que se ignore quién fue el autor de la muerte o lesiones;
5) que, por el contrario, se conozca quién o quiénes ejercieron violencia sobre la
persona del o de los ofendidos (que se haya individualizado al interviniente o
intervinientes en la riña que ejercieron violencia física sobre o contra la persona del o
de los ofendidos.
El dolo requerido es el de intervenir en la riña o agresión desplegando violencia.
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Solo los intervinientes en la riña o agresión son punibles y las penas, menos graves
que las correspondientes al homicidio y a las lesiones, dependen de la gravedad del
resultado causado.
La riña sin resultado mortal o lesivo no es un delito. Puede ser una contravención. El
homicidio o lesiones en riña o agresión se consuma con la muerte o lesión de uno de
los corrientes o agredidos.
El delito no admite tentativa por la propia naturaleza súbita de la riña.
Para la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal señala: “Para que se
configure el delito de homicidio por agresión (art. 95 del C.P.) la acción de los
agresores debe ser el fruto del impulso de la particular decisión exaltada de cada uno,
no pudiendo ser concertada, pre-ordenada, o improvisadamente. Si existió una
verdadera participación criminal, una concertación de voluntades, un actuar conjunto
y un final ordenado; se configura la mentada convergencia y debe descartarse la
figura del art. 95 del CP. La jurisprudencia ha admitido la responsabilidad penal por
homicidio a título de coautor en quien no hubiere asestado la puñalada mortal (CSJN,
L.L. 17-654) y la Suprema Corte de Buenos Aires, ha condenado por homicidio a
quien, a pesar de no haber sido él sino su cómplice quien infirió a la víctima la lesión
mortal, tomó parte en la ejecución del hecho en virtud de un acuerdo previo y en
acción conjunta (Registro Nº 1063, autos "Canevaro, Ignacio R. y otros s/ recurso de
casación", 12/09/96, Causa Nº: 749.
Por su parte –ante distintos supuestos- la Cámara Nacional en lo Criminal y
Correccional sostiene:
1) “…Para que sea aplicable la figura de homicidio en riña (art. 95 del C.P.) resulta
necesaria la presencia de distintas condiciones -desde el plano objetivo-: a) que no
conste quiénes causaron la muerte; b) que la muerte resulte de una riña o agresión;
c) que se haya ejercido violencia sobre la víctima. Si se ha demostrado quien ha sido
el autor de los hechos denunciados, no se da la primera condición indispensable para
la procedencia del tipo legal y por dicha razón, resulta innecesario el estudio de los
demás requisitos. Por tanto, corresponde confirmar la resolución que dispuso el
procesamiento del imputado en orden a los delitos de homicidio simple en concurso
real con el de lesiones leves…” (Autos: “GARCIA, Pedro - 12/06/06 - c. 29.881”, Sala
VI).
2) “…Corresponde encuadrar en la figura de homicidio por agresión, entendida ella
como el acometimiento de varios contra otro u otros limitado o limitados a
defenderse, al hecho que los testigos refirieron como un gran tumulto del cual el
damnificado apareció gravemente herido, luego muerto, sin que exista riña previa
como ataque y defensa de todos los intervinientes…” (Autos: “LUNA, Rafael - 7/06/02
- c. 18.644”, Sala IV).
los intervinientes en aquella deben ser sometidos a una pena extraordinaria más
benigna (citado por el autor Carrara, Programa, § 1305…, Núñez pág. 76 y ss.).
(NO ESTÁ EN EL PROGRAMA) - Duelo, diversas figuras: Su origen está en los
bárbaros que lo llevaron hacia Europa, a partir de la caída del Imperio Romano. Se
populariza en pueblos germánicos durante la Edad Media. La prueba de duelo, fue un
remedio para establecer la verdad y castigar el falso testimonio y se basaba en la
creencia de que Dios protegía al que se expresaba con verdad. Fue castigado por el
Concilio de Trento de 1562, luego de intentar se inútilmente el abandono de su
práctica, por reglamentaciones de reyes y de la propia Iglesia. A partir de dicho
Concilio perdió el carácter oficial y procesal. Históricamente, las legislaciones adoptan
3 actitudes diferentes: declararlo impune, conformar una figura especial con escalas
penales atenuadas respecto al homicidio y lesiones; o no diferenciar el hecho de las
lesiones y homicidio por su modo e realización. En nuestra historia se reflejan esas 3
actitudes: El Proyecto Tejedor lo regulaba como delito especial y atenuado, el
Proyecto de 1891, lo declara impune. La regulación vigente deriva del Proyecto de
1906: Art. 97 "Los que se batieren en duelo, con la intervención de 2 o más padrinos,
mayores de edad, que elijan las armas y arreglen las demás condiciones del desafío,
serán reprimidos: 1° Con prisión de 1 a 6 meses, al que no infiriere lesión a su
adversario o sólo le causare una lesión de las determinadas en el Art. 89; 2° Con
prisión de 1 a 4 años, al que causare la muerte de su adversario o le infiriere lesión de
las determinadas en los Art. 90 y 91."
Duelo: combate singular con previa determinación de las circunstancias en que ha de
realizarse y por motivos de honor. Es un delito de excepción, ya se acuerda un cierto
privilegio a quienes maten o lesionen a otro en esas circunstancias.
El duelo de este Art. se denomina duelo regular y consiste en un combate singular y
con armas, en condiciones de igualdad preestablecidas por 3° y determinado por
motivos de honor. Bien jurídico protegido: la ubicación sistemática del delito muestra
que el fundamento de la punibilidad está en el peligro que entraña para las personas.
Este delito es un delito doble cual es necesario que dos individuos tengan calidad de
autores, al momento del combate, sin perjuicio de la eventual impunidad de los
duelistas. Es un caso de codelincuencia, requiriéndose la coincidencia subjetiva, que
debe abarcar el móvil.
La lucha entre más de dos personas, es riña y no duelo. Para que exista el duelo,
basta el enfrentamiento armado con acometimiento, aunque éste sea unilateral.
Los sujetos activos son aquellos que se baten a duelo (duelistas).
El pasivo es el adversario, ya que si resulta lesionada otra persona (un padrino) la
conducta debe ser calificada como homicidio o lesiones.
La tentativa es posible para Núñez y Fontán Balestra, porque admiten que el delito se
consume al comienzo del combate. El duelo es un combate con armas y en nuestro
Derecho no exige que las armas sean mortíferas. Para que el duelo sea regular, es
importante es que las armas sean iguales. Las condiciones del lance, la elección de
las armas, la determinación del lugar y tiempo deben ser predeterminadas con
relación al combate en sí.
Es necesario que intervengan terceros mayores de edad en la fijación de las
condiciones y que sea un desafío personal e inmediatamente aceptado y realizado. La
acción típica es batirse a duelo. El duelo regular es punible por sí mismo, con
independencia de que produzca los resultados de muerte o lesiones.
La consumación del delito está dada en el momento de la iniciación de la lucha, que
es el momento en el que se crea el peligro para las personas, motivo de la
incriminación. La acción de batirse reclama el dolo directo, pero en cuanto a los
resultados lesivos de muerte o lesiones puede el dolo ser directo o eventual. No será
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duelo el combate que esté determinado por motivos que no sean de honor. Si bien no
es un elemento que la ley exija, la doctrina unánimemente lo incluye, como una
exigencia histórica, propia de la tradición caballeresca y como resultado de la
interpretación a contrario del arto 100 del CP., que penaliza el desafío el dar causa a
él, persiguiendo un interés pecuniario o inmoral.
Art. 98 "Los que se batieren, sin la intervención de padrinos, mayores de edad, que
elijan las armas y arreglen las demás condiciones del desafío, serán reprimidos: 1º.-
el que matare a su adversario, con la pena señalada para el homicidio; 2º. el que
causare lesiones, con la pena señalada para el autor de lesiones; 3º. el que no
causare lesiones, con prisión de 1 mes a 1 año". En este Art. se regula el duelo
irregular. Este duelo se caracteriza por realizarse sin intervención de padrinos
mayores de edad o con la intervención de padrinos que no posean la edad legal.
Deben concurrir las exigencias del duelo regular. La participación se rige por las
reglas comunes, pero en relación con el duelo, no los resultados producidos. El Art.
contiene una remisión a los fines de la pena, a las lesiones y al homicidio, y por tanto
a los autores, coautores o partícipes no les alcanzan las agravantes ni las atenuantes
correspondientes a las estructuras delictivas, sino solo las penas previstas por las
figuras básicas.
Art. 99 "El que instigare a otro a provocar o a aceptar un duelo y el que desacreditare
a otro por no desafiar o por rehusar un desafío, serán reprimidos: 1º.- Con multa de
$15000, si el duelo no se realizare o si realizándose, no se produjere muerte ni
lesiones o sólo lesiones de las comprendidas en el arto 89; 2º.- Con prisión de 1 a 4
años, si se causare muerte o lesiones de las mencionadas en los arts. 90 y 91".
a) El sujeto activo de la instigación puede ser cualquier persona, ajena a los posibles
duelistas. La acción típica es determinar a provocar o aceptar batirse duelo a quien no
está determinado. Esta instigación se trata de simplemente de una incitación dolosa,
que incluso puede resultar ineficaz, es decir, que el duelo no produzca.
El artículo alcanza a los dos tipos de duelo, regular e irregular y el instigado ser
cualquier persona. No se trata de un reto a duelo a otro o de una aceptación a un
duelo. La instigación a provocar o aceptar un duelo debe ser una verdadera incitación
dolosamente dirigida. No ha de perseguir la incitación un interés pecuniario.
b) La desacreditación pública por no desafiar o por rehusar un desafío se denomina
coacción moral al duelo o vilipendio por causa caballeresca. La acción típica es
desacreditar públicamente a otro por no desafiar o por rehusar un desafío. Configura
una injuria por descrédito (art. 110 del CP.) caracterizada por la publicidad de la
ofensa. Es un delito de peligro concreto, y no alcanza la amenaza del descrédito, sino
que requiere haber proferido la injuria. Sujeto activo puede ser cualquier persona, un
tercero como el desafiante cuyo desafío se ha rehusado o el ofensor que cuenta ser
desafiado.
Art. 100 "El que provocare o diere causa a un desafío, proponiéndose un interés
pecuniario, u otro objeto inmoral, será reprimido:
1º Con prisión de 1 a 4 años, si el duelo no se verificare o si efectuándose, no
resultare muerte ni lesiones;
2º Con reclusión o prisión de 3 a 10 años, si el duelo se realizare y resultaren
lesiones: 3º Con reclusión o prisión de 10 a 25 años, si se produjere la muerte". Este
delito se caracteriza subjetivamente por el móvil que ha de ser un interés pecuniario
o inmoral. La acción típica es provocar directamente un desafío o dar causa (hacerlo
indirectamente) para que se produzca un desafío. Autor puede ser tanto el que incita
o desafía como el que se hace desafiar o hace desafiar a un tercero.
El interés pecuniario es toda ventaja en dinero o que sea traducible económicamente.
Objeto inmoral es todo cálculo despreciable a cuyo servicio se pone el duelo, por ej.,
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intención de matar no puede deducirse del solo disparo, sino que debe resultar de
circunstancias subjetivas (que rodean al actor) y objetivas –que rodean el hecho.
La figura es un delito formal que se consuma con el propio disparo. Los actos
ejecutivos del propósito de disparar el arma sin lograrlo, constituyen una tentativa.
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abajo que pasaron a escasa distancia de los jóvenes, sin dar en el blanco,
incrustándose en la pared de la vivienda, a la altura del zócalo, según muestras las
fotografías de fs. 68, 70 y 71 para luego efectuar dos disparos más hacia la casa en
donde se había refugiado Erika, los que también terminaron uno en la pared a la
altura de la chapa que individualizaba el número de la casa (ver fs. 73) y el otro en el
marco de la puerta de entrada (ver fotografías de fs. 74/75), para finalmente un
quinto disparo dirigirlo hacia el joven Santi cuando escapaba del lugar intentando
ponerse a resguardo (Ver fotografía de fs.77). Cuadra destacar por cuanto se trata de
una cuestión fáctica que la finalidad de matar que le atribuye el documento
acusatorio se desvanece al examinar las circunstancias objetivas que rodearon la
balacera. La corta distancia hacia las víctimas en que se colocó el agresor, entre dos y
tres metros, para efectuar los dos primeros disparos, plantea el siguiente
interrogante: ¿Por qué razón no dio en el blanco?, si efectivamente el tirador se ubicó
en la posición que da cuenta la fotografía de fs. 69, vale decir, bien parado, frente a
las víctimas, las que conformaban un blanco fijo. La respuesta al interrogante
planteado, conduce a mi modo de ver a sostener la falta de intención de matar en la
actividad final del acusado. Abonan esta tesis, las declaraciones de los testigos Luis
Alfredo Gariglio, policía, quién confeccionó el Acta de Inspección Ocular de fs. 3 y el
Croquis de fs. 4, y de su colega Carlos Andrés Soria, especialista de la sección Huellas
y Rastros, quién tomó las fotografías agregadas a la causa e incorporadas al debate,
los que fueron contestes en afirmar que por las comprobaciones efectuadas en el
lugar del hecho (ubicación del tirador respecto a las víctimas, y huellas dejadas por
los disparos), resultaba evidente que no quiso dar en el blanco, ya que era más difícil
errar que acertar. En igual sentido declaró el joven Santi. Finalmente resta considerar
si las pequeñas lesiones que presentó la víctima Erika Marisel Aliendo (de piel en
hombre izquierdo y tercio antero superior de brazo izquierdo) según el certificado
médico obrante a fs. 9 puede atribuirse a uno de los disparos de arma de fuego
efectuado por Gauna como lo sostiene la acusación. La prueba aportada para resolver
esta circunstancia fáctica resulta de una insuficiencia patente, deficiencia probatoria
que me impide compartir la postura del señor Fiscal de Cámara. Ni del certificado
enunciado, ni del testimonio del médico que lo emitió, Pablo Semeniuk, se puede
inferir que dichas lesiones sean compatibles con las producidas por el proyectil
disparado por un arma de fuego, en este caso de un revolver de grueso calibre (38),
cuya aptitud para su uso específico no se ha sido puesta en tela de juicio por cuanto
la pericia balística de fs.86/89 disipa toda duda al respecto. Sin embargo sobre la
naturaleza del elemento empleado para producir la lesión, peligro de vida,
inhabilitación para el trabajo, tiempo de curación otros., circunstancias que de rigor
deben investigarse con el aporte de la medicina legal, nada se ha dicho en la causa,
por el contrario el Dr. Semeniuk se limitó a consignar sólo la presencia de una "herida
de piel en hombro izquierdo" y en brazo del mismo lado, refiriendo al tiempo de
prestar declaración que dado el tiempo transcurrido no podía afirmar si era de arma
de fuego (ver fs. 90), que se trataba de una herida superficial, sin trascendencia (ver
fs. 253 vta.). Como corolario de todo lo expuesto tengo por acreditado el siguiente
HECHO: En la medianoche del diez de enero de dos mil cinco, el prevenido Claudio
Alejandro Gauna munido de un revólver calibre 38, marca "Taurus", cargado con seis
proyectiles aptos para su uso específico que ocultaba entre su ropa, se apersonó
hasta el frente de la vivienda sita en calle Hipólito Irigoyen N° 692 de la localidad de
San José de la Dormida (Depto. Tulumba, Pcia. de Córdoba), en donde se encontraba
su ex novia Erika Aliendo sentada en la verja junto a su actual novio José Augusto
Santi. Movido por el rencor y el despecho hacia la nueva pareja y tras acercarse hasta
el cordón de la vereda ubicándose de frente a los nombrados a una distancia
aproximada entre dos y tres metros, extrajo el arma que portaba y apuntando hacia
los jóvenes efectúo dos disparos de arriba hacia abajo que pasaron a escasa
distancia, sin dar en el blanco, incrustándose en la pared de la vivienda, a la altura del
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zócalo, para luego efectuar dos disparos más hacia la casa en donde se había
refugiado Erika, los que también terminaron uno en la pared a la altura de la chapa
que individualizada el número de la casa y el otro en el marco de la puerta de entrada
para finalmente un quinto disparo dirigirlo hacia el joven Santi cuando escapaba del
lugar intentando ponerse a resguardo sin herirlo. Vale decir que el hecho acreditado
resulta sustancialmente coincidente con el contenido en la pieza acusatoria originaria,
con exclusión de la intención homicida allí contenida y de las lesiones leves que
presentaba la joven Aliendo, que no pueden atribuirse con certeza al accionar del
acusado. En consecuencia, dejo así fijado el suceso acreditado (CPP art. 408 inc. 3) y
contestada la primera cuestión planteada. A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA DOY
LA SIGUIENTE RESPUESTA: Conforme a las circunstancias fácticas fijadas al resolver la
cuestión precedente, la intención homicida por parte del imputado ha sido
descartada. Para mayor fundamento acerca de la condición subjetiva de la tentativa
de homicidio, me remito a mi voto en la causa "Caamaño" (Sent. N° 3 del 22/12/92) y
en igual sentido a la causa "Barrera" (Sent. Crim. N° 6 del 21/03/02, Sala Unipersonal
N° 1) ambos de este tribunal, pronunciamientos en donde se adhiere a la doctrina que
sólo admite dolo directo en la tentativa (Núñez y Fontán Balestra). Sin embargo, no
puedo desconocer que hoy, parte de importante doctrina considera que el dolo de la
tentativa no se diferencia del dolo del delito consumado, vale decir que, si para la
consumación es suficiente con el dolo eventual, también será suficiente para la
tentativa (Conf. Bacigalupo, Lineamientos de la Teoría del Delito, 3er. Ed. Hammurabi,
pags.154/155). Desde este último punto de vista, en el sub judice no podemos afirmar
que el acusado Gauna se haya representado como posible o probable la realización
del tipo de homicidio, precisamente por todas aquellas circunstancias que rodearon el
iter criminis. En efecto, si pese al alto poder de fuego del arma empleada; a la escasa
distancia en que efectúo los disparos y a la trayectoria de los mismos, no dio en el
blanco, resulta evidente que no medio propósito homicida, máxime cuando ningún
obstáculo ajeno a su voluntad le impedía su consumación. Como corolario de todo lo
expuesto la conducta del encartado Gauna configura el delito de Abuso de Armas
reiterado (dos hechos) en los términos del art. 104 primer párrafo del C.P. que
reprime al que disparare un arma de fuego contra una persona sin herirla. Que en la
emergencia ha mediado concurso real (C.P. art. 55) por cuanto primero dirige su arma
y dispara en contra de la pareja de novios, lo cual configura un hecho, y luego al huir
del lugar el joven Santi, le apunta y efectúa el último disparo, por ello es que se
configuran dos hechos independientes, que se concursan materialmente. Dejo así
respondida la segunda cuestión planteada…”.
4.1.2 Agresión simple con toda arma. Estructura del delito. Agravante y
atenuantes.
Art. 104… Será reprimida con prisión de quince días a seis meses, la agresión con
toda arma, aunque no se causare herida.
Art. 105. Si concurriera alguna de las circunstancias previstas en los artículos 80 y 81
inciso 1, letra a), la pena se aumentará o disminuirá en un tercio respectivamente.
En este caso se castiga toda agresión con arma, aunque no se cause herida. Al
igual que la figura anterior, se trata de un delito formal y de peligro, que se consuma
con la agresión misma, y que se excluye por resultado que cause lesión o su
tentativa.
(Nuñez) – agrede con arma no solo el que inviste con ella a otra persona, sino también
el que, sin investirla, utiliza contra ella el arma (ej. le lanza el arma). Solo en este
sentido se puede decir que la agresión con arma es un acometimiento con ella. El
ataque a golpes de puño no es una agresión punible como tampoco la agresión verbal
y el ademán de usar arma o su exhibición.
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Armas son tanto las propias como las impropias. Son “propias” los instrumentos
destinados para el ataque o la defensa. Son “impropias” los instrumentos susceptibles
de aumentar el poder ofensivo por el uso que se le dé (básicamente, cualquier
elemento). Se requiere que el elemento posea alguna capacidad ofensiva.
Es un delito formal y de peligro. Subjetivamente es un delito intencional, incompatible
con la culpa y el dolo eventual.
Agresión con armas (párrafo 3): Consiste en atacar a otro empleando un arma, de
modo que coloque peligro la incolumidad física del agredido. Se admite cualquier
arma, propia o impropia, siempre que las de fuego no sean empleadas como tales. Es
un delito de peligro concreto y doloso, incompatible con el dolo eventual.
El dolo consiste en el conocimiento del carácter del arma o de que se utiliza como
arma el instrumento que no es tal y en la voluntad de acometer a la víctima para
dañar su cuerpo de alguna manera.
El dolo directo excluye el dolo de agresión para dar paso al dolo directo de las
particulares tentativas de homicidio o lesiones.
Art. 105 "Si concurriera alguna de las circunstancias previstas en los arts. 80 y 81
inc.1 a), la pena se aumentará o disminuirá en 1/3 respectivamente".
Si concurre alguna de las circunstancias del Art. 80 las penas aumentarán en un 1/3
en sus mínimos y máximos. La escala entonces será de 1 año a 4 años de prisión en
el caso de abuso con arma de fuego y de 20 días a 8 meses en el caso de agresión
con cualquier arma.
Si concurre la circunstancia prevista en el Art. 81, inc.1a) (emoción violenta), las
penas disminuirán en 1/3. Así la escala penal para el abuso de armas será de 8 meses
a 2 años de prisión y la de agresión con toda arma de 10 días a 4 meses de prisión.
Art. 106 - "El que pusiere en peligro la vida o la salud de otro, sea colocándolo en
situación de desamparo, sea abandonando a su suerte a una persona incapaz de
valerse y a la que deba mantener o cuidar o a la que el mismo autor haya
incapacitado, será reprimido con prisión de 2 a 6 años. La pena será de reclusión o
prisión de 3 a 10 años, si a consecuencia del abandono resultare grave daño en el
cuerpo o en la salud de la víctima. Si ocurriere la muerte, la pena será de 5 a 15 años
de reclusión o prisión".
(Nuñez) – comprende tres delitos sustanciales diferentes:
LA EXPOSICION AL PELIGRO DE UNA PERSONA, COLOCANDOLA EN SITUACION DE
DESAMPARO
LA EXPOSICION A PELIGRO DE ABANDONO A SU SUERTE DE UNA PERSONA INCAPAZ
DE VALERSE Y A LA QUE DEBA MANTENER O CUIDAR O A LA QUE EL MISMO AUTOR
HAYA INCAPACITADO
LA OMISIÓN DE AUXILIO
Todos son delitos de peligro para la seguridad personal de los individuos y el segundo
implica una violación de un deber de asistencia del autor a la víctima. La acción
resulta creadora de un peligro para la integridad física de la persona.
Abandono de personas, causas de agravación. Omisión de auxilio: El Cap. VI
contiene delitos de peligro para la vida o salud y cuyo sujeto pasivo es siempre la
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Bien Jurídico Protegido: es la vida y la integridad física (cuerpo y salud). Son figuras
de peligro, pues para que el delito exista es suficiente con la posibilidad del peligro,
sin necesidad de que el mismo se concrete.
Figura Básica: El delito contemplado es denominado tradicionalmente “abandono de
personas” y prevé dos formas de comisión: “el desamparo” y “el abandono”.
Desamparo y abandono, genéricamente consisten en privar a una persona de los
cuidados, asistencia o protección que ella requiere para que no corra peligro su vida o
su salud.
El delito se puede consumar: a) Colocando en situación de desamparo. b)
Abandonando a su suerte.
Ambos casos tienen un requisito común: que esas conductas “pongan en peligro la
vida o la salud” de la víctima.
Si no existe este peligro, no se configura el delito. Si el daño se concreta, la figura se
agrava (párrafos 2º y 3º).
Respecto a la consumación y tentativa, Creus dice: “el delito no se consuma con la
acción de abandonar o la de colocar en situación de desamparo, sino cuando ellas
concretamente han suscitado una situación de peligro para la vida o la salud de la
víctima. Si no se puede afirmar que ésta efectivamente corrió el peligro, la adopción
de esas conductas con la finalidad de lograr ese resultado queda como tentativa del
delito, ya que constituyen actos ejecutivos de él”. En contra de ésta postura está
Soler.
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grave daño o la muerte; si éstos se producen por otra causa ajena al abandono no
procede la agravación.
4.3.1. Concepto.
Art. 108: “Será reprimido con multa de $750 a $12500, el e encontrando perdido o
desamparado a un menor de 10 años o a una persona herida o válida o amenazada
de un peligro cualquiera, omitiere prestarle el auxilio necesario, cuando pudiere
hacerla sin riesgo personal o no diere aviso inmediatamente a la autoridad. ".
Esta es una figura de omisión. Se castiga la omisión del deber de prestar auxilio a
quien se halle perdido o desamparado.
Sujeto Activo: puede ser cualquier individuo, sin necesidad de que tenga el deber
específico de cuidar o mantener a la víctima.
Sujeto Pasivo: debe ser un menor de 10 años, o una persona mayor de esa edad que
este herida, inválida o amenazada de un peligro cualquiera. En todos estos casos, la
víctima debe hallarse perdida o desamparada.
Está “perdido”, quien hallándose en un lugar que no conoce, no puede dirigirse (o no
sabe hacerlo) a un lugar que conozca, o donde alguien pueda conocerle u orientarle.
Está “desamparado”, aquel que no puede por sí o por otros, lograr la asistencia o los
resguardos físicos que le son necesarios.
Acción: la conducta consiste en no prestar auxilio a la víctima, sea en forma:
a). - Directa (por sí mismo): constituye delito siempre y cuando, prestando dicho
auxilio, el sujeto no corra un riesgo personal, ya que la ley no puede imponer al
hombre común, la conducta de un héroe.
Por riesgo personal, debe entenderse un riesgo en el cuerpo, la vida o la salud del que
auxilia. No puede invocar riesgo personal, quien no auxilió a la víctima por
repugnancia, por no perder tiempo, por no comprometerse o por no arriesgar sus
bienes materiales. Tampoco puede invocarlo, quien está obligado a soportarlo, por
ejemplo: el guardavida, el bombero, etc.
El riesgo personal debe contemplarse en cada caso concreto, pues depende de las
particularidades del caso, y de la capacidad y posibilidades del auxiliador. Ejemplos:
no podría socorrer personalmente a alguien que se está ahogando, el individuo que
no sabe nadar; y aun sabiendo nadar, un hombre que pesa 60 Kg. Difícilmente podría
salvar a un ahogado de 180 Kg., salvo que tenga oficio de guardavidas.
Solo cuando el auxilio directo implica riesgo personal para el auxiliador, éste podrá
recurrir al auxilio indirecto.
De modo que incurre en el delito quien, pudiendo auxiliar directamente sin riesgo
personal, en vez de proceder al auxilio directo, opta por dar aviso a la autoridad.
b). - Indirecta (dando aviso a la autoridad): quien no puede socorrer personalmente a
la víctima sin riesgo personal, debe dar aviso inmediatamente a la autoridad que
corresponda según el caso, por ejemplo: policía, médico, guardavida, bombero, etc. el
aviso puede ser por cualquier medio (en forma personal, oral o escrito, o bien por
teléfono, por telegrama, por e-mail, etc. según las particularidades del caso), siempre
que sea en la forma más rápida posible.
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En este tipo de figuras el bien jurídico que la norma intenta proteger, y que la acción
del autor lesiona, es el honor. El honor es la propia personalidad, entendida como la
suma de cualidades físicas, morales, jurídicas, sociales y profesionales, valiosas para
la comunidad y atribuibles a las personas.
La tranquilidad de cada uno y la paz social exigen que la honra y el crédito de la
persona sean respetados.
El honor subjetivo u honra, está constituido por las cualidades que se atribuye el
propio interesado. En cambio, cuando son terceros los que atribuyen esas cualidades
al interesado, se habla de “honor objetivo” o crédito. No es requisito que el sujeto
pasivo de la ofensa posea realmente las cualidades valiosas que se le niegan, se
presupone que siempre existe honor.
Subjetivamente los delitos contra el honor reclaman el conocimiento del carácter
ofensivo de las expresiones por parte del sujeto activo, y la voluntad de ofender al
sujeto pasivo con el desarrollo de esa conducta.
Delitos contra el honor. Bien jurídico protegido. Honor subjetivo y objetivo:
Definir al bien jurídico honor es difícil: "es la suma de todas las cualidades, incluidos
no sólo los atributos morales, sino también los valores jurídicos, sociales y
profesionales valiosos para la comunidad, que se pueden atribuir los individuos a sí
mismos, o la buena opinión y fama que tienen los terceros respecto de uno mismo".
Existen dos aspectos del "honor", uno subjetivo que "es la propia ponderación que
tiene toda persona de sí misma", es decir, es un concepto propio e íntimo que cada
uno realiza, con independencia de lo que consideren los demás, y otro objetivo,
entendido como "la reputación social que otros hacen de la personalidad del sujeto,
condicionada por el momento histórico dado". Es el crédito que una persona tiene
como consecuencia de la valoración social que realizan los terceros. Estos dos
aspectos se encuentran relacionados, ya que el honor es inherente a la persona y
forma parte de la dignidad humana, pero puede sufrir variaciones según las
circunstancias de tiempo, modo y lugar.
Por ello, existen posiciones que proponen un concepto de honor que tienda a
garantizar al sujeto una posición en su relación social y en el desarrollo de sus
actividades: "es el conjunto de condiciones de las que depende una persona en
sociedad; concretamente, las condiciones éticas, intelectuales, físicas y toda otra que
contribuya a formar el valor de una persona". Por lo tanto, se puede afirmar que tanto
la fama como la autoestima deben ser interpretadas de manera normativa, de
acuerdo a lo establecido por el orden jurídico. Con ello se debe dejar de lado un
concepto meramente fáctico del honor, llevándolo a un concepto normativo-fáctico,
que tenga en cuenta tanto el honor que realmente posea la persona, como el que
esté basado en la dignidad de la persona. Sin embargo, la idea que subsiste en el
Código Penal y en los comentaristas está más cerca del llamado concepto fáctico que
del normativo.
Sujetos pasivos: En principio todas las personas, físicas y jurídicas, son susceptibles
de ser sujetos pasivos de los delitos contra el honor. Sin embargo, se discute en
doctrina si determinadas personas detentan el bien jurídico honor y
consecuentemente si pueden resultar afectadas por los ilícitos:
1. Los llamados individuos sin honor: No existen personas deshonradas, pues la
palabra honor se emplea como equivalente a dignidad humana. Sin embargo, en
algunos casos el ataque al honor no afecte la faz objetiva, pero sin lugar a dudas
podrá menoscabarse el "honor subjetivo" del sujeto.
2. Menores: Es opinión general considerar a los menores como sujetos pasivos de los
delitos contra el honor, pero la mayoría de los autores defienden una distinción según
se trate de una injuria o de una calumnia. En el 1º caso, la mayoría entiende que los
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objetivo, él puede ser autónomamente lesionado. Para Soler sólo los individuos
pueden ser sujetos pasivos de los delitos contra el honor y lo que la ley ha querido
significar, con el agregado incluido en el art. 117, "es que puede ofenderse el honor
de la persona ofendiendo a la sociedad de que forma parte" por medio de una injuria
o mediante de una calumnia. Moreno señalaba que las personas colectivas
únicamente podían ser víctimas del delito de injuria, pero no del de calumnia, ya que
la sociedad no puede delinquir. Ésta es, también, la tesis de Núñez. La derogación de
la difamación de persona colectiva como delito autónomo de ninguna manera
significa, por sí misma, la desincriminación de las acciones que podían constituirlo,
conforme surge de la interpretación del art. 117.
Sujetos activos: Toda persona física puede ser sujeto activo, siempre que sea
penalmente punible.
5.2. INJURIA
Art. 110. El que deshonrare o desacreditare a otro, será reprimido con multa de $
1.500 a 90.000, o prisión de un mes a un año.
Injuria. Los verbos típicos. Elemento subjetivo. La “exceptio veritatis”:
a) Deshonrar: Significa quitar a una persona la honra, despreciar a alguien con
ademanes y actos ofensivos. La honra es la estima y el respeto a la dignidad propia;
la buena opinión y la fama que ha sido adquirida por la virtud y el mérito. Se
deshonra (contumelia) cuando se ofende la honra de la persona, es decir, su honor
subjetivo, por medio de imputaciones agraviantes que violan el respeto debido a
aquélla en su carácter de tal y que son dirigidas al mismo sujeto pasivo. La deshonra
debe ser dirigida al ofendido personalmente, por cualquier medio.
b) Desacreditar: Se desacredita cuando se vierten imputaciones ofensivas ante
terceros que pueden menoscabar la reputación (crédito) de que goza, como persona,
el sujeto pasivo ante ellos. Se lama difamación y requiere la trascendencia de la
imputación a terceros, con lo cual es indiferente la ausencia o presencia del ofendido.
Lo lesionable es el honor objetivo.
- Las expresiones injuriantes pueden manifestarse verbalmente, por escrito o
simbólicamente. Pero en todos estos casos la conducta del agente debe tener un
significado ofensivo para el honor según las pautas sociales vigentes para el
momento dado y debe ser asumida por el autor como ofensa. Es un delito formal que
se consuma en la realización de la conducta deshonrante o desacreditante, aunque el
ofendido no se haya sentido deshonrado. Lo que sí se requiere es que el descrédito
haya llegado a oído de terceros o del ofendido solo. Las injurias cometidas por la
prensa, se consuman con el conocimiento obtenido en el acto de la impresión y no
con el acto de la publicidad. En cuanto a la palabra hablada o en televisión, el delito
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El Art. 111 afirma que el acusado de injurias sólo podrá probar la verdad de la
imputación en los casos siguientes:
1) Si la imputación hubiere tenido por objeto defender o garantizar un interés público
actual;
2) si el hecho atribuido a una persona ofendida hubiere dado lugar a un proceso
penal;
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5.3 CALUMNIA.
5.3.1 Definición.
Art. 109. La calumnia o falsa imputación de un delito que dé lugar a la acción pública,
será reprimida con prisión de uno a tres años.
(Nuñez) – es una injuria especializada por la naturaleza particular de la imputación
deshonrante hecha por el acusado al ofendido. En la calumnia la conducta está
tipificada (no en la injuria) ya que la imputación puede tener por contenido un delito
que dé a lugar a la acción pública. Está más severamente reprimida que la injuria.
La imputación calumniosa consiste en la atribución a otra persona determinada,
hecha verbalmente, por escrito o por otro acto significativo, en forma pública o
privada, judicial o extrajudicialmente y a sabiendas de la falsedad de la atribución, de
ser autora o partícipe de un delito determinado perseguible por acción pública.
Sujeto activo: puede ser cualquier persona física.
Sujeto pasivo: solo puede ser una persona física. Los entes colectivos que pueden ser
sujetos pasivos de una injuria, no pueden serlo de una calumnia (carecen de
conciencia y voluntad).
La esencia de la calumnia es subjetiva, no es suficiente la inexistencia objetiva del
hecho imputado. Es indispensable que la imputación sea falsa (mentirosa). Es tal si el
autor la hace a sabiendas de que por una u otra ración ella no se atiene a la verdad
objetiva. La imputación subjetivamente falsa de un hecho cierto no es una calumnia
sino un falso testimonio.
La calumnia es un delito formal que se consuma cuando la imputación llega a
conocimiento del ofendido o de un tercero. Admite tentativa.
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Art. 114. Cuando la injuria o calumnia se hubiere propagado por medio de la prensa,
en la Capital y territorios nacionales, sus autores quedarán sometidos a las sanciones
del presente Código y el juez o tribunal ordenará, si lo pidiere el ofendido, que los
editores inserten en los respectivos impresos o periódicos, a costa del culpable, la
sentencia o satisfacción.
Se trata de una medida reparatoria para el ofendido por la injuria o calumnia
publicada por un medio de prensa.
Injurias o calumnias propagadas por medios de difusión. Doctrina de la real
malicia:
Art. 114: "Cuando la injuria o la calumnia se hubiere propagado por medio de la
prensa, en la Capital y territorios nacionales, sus autores quedarán sometidos a las
sanciones del presente Código y el juez o tribunal ordenará, si lo pidiere el ofendido,
que los editores inserten en los respectivos impresos o periódicos, a costa del
culpable, la sentencia o satisfacción".
La CN asegura a todos el Derecho a la libertad de expresión, no sólo escrita sino
también oral. La limitación del Art. 114 a la Capital y territorios nacionales, tiene su
fundamento en el Art. 32 CN y la interpretación concordante de la CSJN, que había
afirmado que el Congreso de la Nación no podía legislar sobre ellos, quedando su
represión reservada a las legislaturas provinciales. Lo que debe publicarse es la
sentencia condenatoria firme, o la satisfacción dada por el querellado. La publicación
debe ser ordenada por el juez y a pedido de parte, que deberá ser hecho en la
interposición de la querella o en la audiencia de conciliación. La publicación deberá
ser hecha en el mismo periódico en donde se propagó la ofensa. Frente a la ausencia
del diario no corresponde hacer la publicación en otro. No se estipula ninguna
alternativa en caso de imposibilidad de publicación en el mismo periódico que
propagó la ofensa. La norma omite referirse a la forma en que debe ser publicado, ni
señala las condiciones de lugar, características o cantidad de ejemplares. La
sentencia deberá ser publicada a cargo del culpable. Con la palabra prensa se señala
las expresiones publicadas por un editor y no se extiende a otros medios de
publicidad como el radial o televisivo. El contenido de la publicación es la sentencia o
satisfacción, que se refiere al caso de retractación; no es necesario que ésta se
extienda a todo el fallo, alcanza con la parte dispositiva y la misma no se puede
ordenar de oficio, procede sólo a pedido de parte. Está claro que si la parte no cumple
sólo podrá demandarse el cumplimiento de la obligación por vía civil.
La doctrina de la real malicia: Se refiere a los casos en donde las publicaciones
afecten a un funcionario público, en éstos se da una inversión de la carga de la
prueba: el funcionario público debe acreditar que las expresiones fueron hechas con
conocimiento de que eran falsas o con culpa grave porque no intentaron averiguar si
las mismas eran falsas.
Este tema fue una elaboración pretoriana a partir del caso “New York Times v.
Sullivan”, donde en una publicación de este diario, se publicó una solicitada en la
cual se denunciaban las agresiones sufridas por Martín Luther King, señalándose
como uno de los autores a un funcionario público de Alabama: Sullivan. Este se
presenta ante la Corte reclamando una indemnización por difamación. La Corte
rechaza la demanda porque sostuvo que se debe probar que la declaración ha sido
realizada con “actual malice”, es decir, con conocimiento de que era falsa o con
desinterés acerca de si era falsa o no y eso en ese caso eso no había sucedido.
5.4.2. Ley 25.326, art. 117 bis del CP.
Inserción de datos falsos: Art. 117 bis: "1- Derogado. 2- La pena será de 6 meses a
3 años, al que proporcionara a un tercero a sabiendas información falsa contenida en
un archivo de datos personales. 3- La escala penal se aumentará en 1/2 del mínimo y
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del máximo, cuando del hecho se derive perjuicio a alguna persona. 4- Cuando el
autor o responsable del ilícito sea funcionario público en ejercicio de sus funciones, se
le aplicará la accesoria de inhabilitación para el desempeño de cargos públicos por el
doble de tiempo que el de la condena”.
El inc. 2 requiere la previa inserción de un dato falso en una base de datos. La
sanción penal es para quien proporciona a un tercero ese dato falso. Es un tipo doloso
en el que se requiere un “plus” de dolo, ya que además de querer y saber que se está
proporcionando un dato se debe conocer su falsedad. Cualquiera puede ser sujeto
activo. Se entiende por archivo personal cualquier acopio de información, informático
o no, que contenga distintos datos personales e individuales de personas de
existencia visible (aunque hay distintas opiniones sobre los registros de personas
jurídicas). No incluye las bases de datos estadísticas o los registros de información
genérica.
En el inc. 3 la producción de perjuicio constituye una agravante. Debe propagarse a
terceros a sabiendas, información falsa contenida en un registro de datos personales
y dicha propagación debe haber generado un perjuicio, un menoscabo en un interés.
Es un delito de resultado. El inc. 4 aumenta la pena si quien lo hace es un funcionario
público.
Art. 117 bis: 1°. Será reprimido con la pena de prisión de un mes a dos años el que
insertara o hiciera insertar a sabiendas datos falsos en un archivo de datos
personales.
2°. La pena será de seis meses a tres años, al que proporcionara a un tercero a
sabiendas información falsa contenida en un archivo de datos personales.
3°. La escala penal se aumentará en la mitad del mínimo y del máximo, cuando del
hecho se derive perjuicio a alguna persona.
4°. Cuando el autor o responsable del ilícito sea funcionario público en ejercicio de
sus funciones, se le aplicará la accesoria de inhabilitación para el desempeño de
cargos públicos por el doble del tiempo que el de la condena.
Bien Jurídico Protegido: La presente ley tiene por objeto la protección integral de los
datos personales asentados en archivos, registros, bancos de datos, u otros medios
técnicos de tratamiento de datos, sean éstos públicos, o privados destinados a dar
informes, para garantizar el derecho al honor y a la intimidad de las personas, así
como también el acceso a la información que sobre las mismas se registre, de
conformidad a lo establecido en el artículo 43, párrafo tercero de la Constitución
Nacional.
· Caso del Inciso 1º: Insertar o hacer insertar datos falsos. La acción consiste en
insertar o hacer insertar datos que no son verdaderos en un archivo de datos
personales. Se requiere que haya dolo, es decir, que se ejecute a sabiendas. El delito
se consuma cuando se realiza la acción de insertar o hacer insertar (por otro) los
datos falsos.
· Caso del Inciso 2º: Divulgación de información falsa. La conducta consiste en
proporcionar a un tercero información falsa existente en un archivo de datos
personales. Al igual que en el inciso 1º, se requiere que el autor actúe a sabiendas de
que la información es falsa, de ahí se deduce que la figura también es dolosa.
· Caso del Inciso 3º: Perjuicio. La escala penal aumenta al doble cuando se cause un
perjuicio a persona alguna.
· Caso del Inciso 4º: Funcionario Público: si el responsable fuere un funcionario público
en ejercicio de sus funciones, además de la pena correspondiente para el delito que
cometa, se le aplicará la accesoria de inhabilitación para desempeñar cargos públicos.
A los fines de la presente ley se entiende por:
— Datos personales: Información de cualquier tipo referida a personas físicas o de
existencia ideal determinadas o determinables.
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— Datos sensibles: Datos personales que revelan origen racial y étnico, opiniones
políticas, convicciones religiosas, filosóficas o morales, afiliación sindical e información
referente a la salud o a la vida sexual.
— Archivo, registro, base o banco de datos: Indistintamente, designan al conjunto
organizado de datos personales que sean objeto de tratamiento o procesamiento,
electrónico o no, cualquiera que fuere la modalidad de su formación,
almacenamiento, organización o acceso.
— Tratamiento de datos: Operaciones y procedimientos sistemáticos, electrónicos o
no, que permitan la recolección, conservación, ordenación, almacenamiento,
modificación, relacionamiento, evaluación, bloqueo, destrucción, y en general el
procesamiento de datos personales, así como también su cesión a terceros a través
de comunicaciones, consultas, interconexiones o transferencias.
— Responsable de archivo, registro, base o banco de datos: Persona física o de
existencia ideal pública o privada, que es titular de un archivo, registro, base o banco
de datos.
— Datos informatizados: Los datos personales sometidos al tratamiento o
procesamiento electrónico o automatizado.
— Titular de los datos: Toda persona física o persona de existencia ideal con domicilio
legal o delegaciones o sucursales en el país, cuyos datos sean objeto del tratamiento
al que se refiere la presente ley.
— Usuario de datos: Toda persona, pública o privada que realice a su arbitrio el
tratamiento de datos, ya sea en archivos, registros o bancos de datos propios o a
través de conexión con los mismos.
— Disociación de datos: Todo tratamiento de datos personales de manera que la
información obtenida no pueda asociarse a persona determinada o determinable.
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