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Graciela Díaz, M. Cecilia Hudson, Isabel Naveillan, Claudia Ríos, M. Jesús Videla.

JUEGO VERBAL 2 Nº 2
Lectura oral expresiva y
Manejo de la Lengua

NIVEL: NB 2
CURSO: 4º BÁSICO
SEMESTRE: 1

TEXTO LECTURA: “LO QUE HACE EL PADRE BIEN HECHO ESTÁ”


AUTOR: Hans Christian Andersen

APRENDIZAJES ESPERADOS E INDICADORES DE LOGRO

EJE LECTURA

A.E: Leen en voz alta, con fluidez, seguridad y expresión, textos que respondan a distintos
propósitos comunicativos.
I.L.: Dan a las oraciones la entonación y el énfasis adecuados y hacen las pausas que
correspondan al tipo de texto.

EJE MANEJO DE LA LENGUA

• VOCABULARIO:
A.E.: Utilizan en su expresión oral y escrita un vocabulario progresivamente más amplio,
incluyendo términos nuevos y más precisos y empleando sinónimos para evitar repeticiones.
I.L.: Consultan el diccionario y aclaran el significado de las palabras que no entienden.
I.L.: Reconocen palabras no familiares en textos literarios a partir del contexto.

• ORTOGRAFÍA:
AE: Muestran un dominio progresivo de la ortografía puntual literal y acentual en los textos que
producen.
I.L.: Uso correcto de la letra b en palabras de aparición frecuente.

• GRAMÁTICA:
A. E.: Manejan la concordancia, en los textos orales y escritos que producen, de sustantivos con
adjetivos y artículos, de los pronombres y los nombres que reemplazan, del verbo con su sujeto y
de los tiempos verbales con su contexto.
I.L.: Utilizan correctamente las formas masculina, femenina y neutra, singular y plural de los
pronombres personales.
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ANTES DE LA LECTURA

• Activación de conocimientos previos.

1. Observan unas láminas con diferentes imágenes y responden:


- ¿Cuál de estos elementos creen que es el más útil de tener? ¿por qué?
- ¿Cuál será el más valioso? ¿por qué?
- ¿Tienen alguno de estos elementos en su casa? ¿cuál? ¿qué hacen con él o ellos?

2. El profesor le dice a los alumnos que les va a contar un cuento donde aparecerán estos
elementos. Les dice el título del cuento y el nombre del autor.

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DURANTE Y DESPUÉS DE LA LECTURA

• Lectura oral expresiva

Indicador:
- Dan a las oraciones la entonación y el énfasis adecuados y hacen las pausas que
correspondan al tipo de texto.

1. Los estudiantes escuchan la lectura modelo hecha por el profesor, que hace especial énfasis
en respetar las pausas establecidas en el texto por la presencia de puntos y comas. Él comenta
que leerá en forma fluida, con seguridad y preocupándose de pronunciar adecuadamente las
palabras del texto. Al leer el texto dirá un sinónimo o dará una pequeña explicación para aclarar
el significado de palabras desconocidas por los estudiantes2.

2. A continuación de la lectura modelo hecha por el profesor, los alumnos reflexionan y


planifican cómo deberán leer ellos el texto.
Consideran dentro de su práctica leer con precisión, fluidez y seguridad, tal como lo hicieron en
la unidad anterior.

3. Con ayuda del profesor, los alumnos escribirán una pauta con indicadores de cómo se leerá el
texto.

Pauta para el alumno:


- Pronuncio adecuadamente las palabras del cuento, especialmente las palabras clave.
- Leo el texto con una fluidez adecuada.
- Leo demostrando seguridad.
- Hago pausas cada vez que el texto presenta comas y puntos.

4. En forma individual, los estudiantes practican la lectura de las palabras del cuento, leyendo
los párrafos donde están presentes las palabras clave.

5. Los estudiantes se juntan en parejas y se turnan los párrafos al leer. El compañero que
escucha está atento a las pausas que hace el otro cuando el texto presenta puntos y comas.

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Ver vocabulario en página 5 3
• Lectura de palabras clave
El profesor selecciona palabras del texto que son de lectura difícil. Se presentan a los
estudiantes para ser leídas de un golpe de vista, lo que favorecerá la fluidez lectora.

Listado de palabras clave:


Semana Nº 1: achaparrado, aguardiente, descendiendo, progresivamente

Semana Nº 2: embellecen, trasladarse, intercambio, propietario, propagarse.

• Conversando sobre el contenido del texto:

- ¿Qué decidieron hacer el matrimonio de viejos con el caballo que tenían? ¿Por qué?
- ¿Qué cambios hizo el campesino desde que salió con su caballo?
- ¿Qué pasó cuando entró en la posada?
- ¿Qué apuesta hizo con los ingleses?
- ¿Qué sucedió finalmente?
- ¿El campesino quedaba conforme con los cambios que hacía? Justifícalo.
- ¿La mujer confiaba en su marido? ¿Por qué?
- ¿Los ingleses creyeron que la mujer del campesino no se enojaría por el cambio que hizo
de los animales por un saco de manzanas podridas? Justifica tu respuesta.
- ¿Qué opinas de este viejo matrimonio? ¿Crees que se querían? ¿Por qué?
- ¿Qué hubieras hecho tú?, ¿habrías cambiado la vaca, la oveja, la oca y la gallina para
quedarte con las manzanas podridas? ¿Por qué?

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ACTIVIDADES PARA EL DESARROLLO DEL MANEJO DE LA LENGUA

1. VOCABULARIO
A. Estrategias para presentar palabras de vocabulario
B. Ampliación temática
C. Palabras generadoras de nuevo léxico

Indicadores:
- Reconocen palabras no familiares en textos literarios a partir del contexto.
- Consultan el diccionario y aclaran significados de las palabras que no entienden.

• Palabras de vocabulario del texto:

Cigüeña: Ave zancuda, como de un metro de altura, de cabeza redonda, cuello largo, cuerpo
generalmente blanco, alas negras, patas largas y rojas, lo mismo que el pico, con el cual crotora
sacudiendo rápidamente la parte superior sobre la inferior.

Saúco: Arbusto o arbolillo, con tronco de dos a cinco metros de altura, lleno de ramas, de color
verde oscuro, de olor desagradable y sabor acre, flores blancas y fruto en bayas negruzcas.

Seto: Cercado hecho de palos o varas entretejidas.


Achaparrado: Bajo y grueso.
Mastín: Perro grande de presa.
Superflua: No necesario, que está de más.
Ribazos: Porción de tierra con elevación y declive.
Trocarlo: Cambiarlo.
Vellón: Lana, pelo.
Derrabada: Sin rabo.
Bizca: Dicho de los ojos o de la mirada. Desviados respecto de su posición normal.
Aguardiente: Bebida espiritosa que, por destilación, se saca del vino y de otras sustancias; es
alcohol diluido en agua.

Rebosar: Dicho de una materia líquida. Derramarse por encima de los bordes del recipiente que
la contiene.

Prosperidad: Buena suerte o éxito en lo que se emprende, sucede u ocurre.


Fanega: Medida de tierra en que se puede sembrar.
Ventero: Persona que tiene a su cuidado y cargo una venta para hospedaje de los pasajeros.
Loado: Alabado.
Avara: Que reserva, oculta o escatima algo.

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• Ilustración del significado a través de imágenes:

Los alumnos deducen el significado de las palabras cigüeña, saúco, bizca, observando imágenes
de ellas.

• Palabras que aparecieron durante la lectura hecha por el profesor:

El profesor al leer las siguientes palabras dice inmediatamente un sinónimo o da una pequeña
explicación de ellas:

- Seto: cerca, reja.


- Superflua: inútil, sobrante.
- Trocarlo: cambiarlo.
- Vellón: lana, pelo.
- Derrabada: sin rabo.
- Aguardiente: bebida alcohólica.
- Rebosar: abundar, exceder.
- Avara: ambiciosa, egoísta, tacaña.
- Loado: alabado.
- Mastín: perro.

Después de la lectura:

• Formación de concepto:

El objetivo es que los niños lleguen a entender el concepto a través de la experiencia.

Prosperidad:

· El profesor le pregunta a los niños ¿qué dirían de una persona que le va muy bien en su trabajo?
(que tiene éxito, buena suerte, fortuna, que le resultan bien las tareas que emprende, etc.)

· El profesor vuelve a preguntarles ¿qué dirían de un compañero que tiene muy buen
rendimiento? (que tiene éxito, que tiene buena suerte, que es afortunado, que le resultan bien
las tareas que emprende, etc.).

· El profesor les dice que todo esto es prosperidad, tener buena suerte o éxito en lo que se
emprende. 6
• Palabras cuyo significado se deduce por contexto:

· El profesor lee la oración donde está presente la palabra “mastín”.


“Tampoco, falta el mastín, que ladra a toda alma viviente.”

· Pregunta: ¿Qué creen que significa la palabra mastín? ¿Con qué tiene relación? ¿Será un tipo de
animal?

· Se anotan las respuestas de los niños en el pizarrón.

· Se comprueba quién estuvo más cerca del significado, buscando la definición de esa palabra en
el diccionario: Mastín: perro grande de presa.

· En forma oral, dicen algunas oraciones usando esta nueva palabra aprendida.

· Se realizan con la palabra fanega, las mismas actividades que se realizaron con la palabra
mastín.

• Palabras cuyo significado se busca en el diccionario:

1. El profesor le pide a los niños que se junten en parejas y que busquen algunas palabras en el
diccionario.

2. Ponen en común los significados de las palabras y, luego de entender el significado de ellas,
deben construir una oración con cada una.

3. Ponen en común algunas de las oraciones que inventaron.

4. Palabras para buscar en el diccionario: achaparrado, ribazos y ventero.

• Palabras generadoras de nuevo léxico (terminación ito-ita ; illo illa”):

1. El profesor lee las siguientes oraciones del cuento:

“El horno sobresale como una pequeña barriga abultada, y el saúco se inclina sobre el
seto, cerca del cual hay una charca con un pato o unos cuantos patitos bajo el
achaparrado sauce.”

“El sol quemaba, y ni una nubecilla empañaba el azul del cielo. El camino estaba
polvoriento, animado por numerosos individuos que se dirigían al mercado, en carro,
a caballo o a pie. El calor era intenso, y en toda la extensión del camino no se
descubría ni un puntito de sombra.”

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· Le pregunta a los niños:

a. ¿Quiénes estaban bajo el achaparrado sauce? (unos patitos).


b. ¿Qué no empañaba el azul del cielo? (una nubecilla).
c. ¿Qué era lo que no se descubría? (ni un puntito de sombra).

· El profesor escribe las respuestas de los niños en el pizarrón, destacando las palabras patitos,
nubecilla y puntito.

· Les pide que comparen las palabras patitos y puntito y observen qué tienen en común (la
terminación ito).

1. Nombran otras palabras que tengan la terminación ito o ita que ellos conozcan y el profesor
las va escribiendo en el pizarrón.
· Observan las palabras escritas y descubren qué les hace la terminación ito a las palabras (las
achica, empequeñece, etc.).

2. Observan la palabra nubecilla y el profesor les pregunta ¿de dónde viene la palabra nubecilla?
(de nube) ¿qué le hace la terminación illa a la palabra nube? (la achica, la empequeñece, etc.).
· Nombran otras palabras que conozcan que tengan la terminación illo o illa y el profesor las va
escribiendo en el pizarrón.
· Descubren la palabra raíz de cada una de las escritas en el pizarrón.

3. Se sientan en círculo en el suelo para jugar a nombrar palabras. El profesor les va lanzando de
a uno una pelota blanda, diciéndoles una palabra y ellos deben nombrar la misma palabra,
usando las terminaciones estudiadas.
Cada niño elige una de las palabras escritas en el pizarrón y, en su cuaderno de lenguaje debe
escribir dos oraciones con ella, una usando la palabra raíz y otra, usando las terminaciones en
estudio.

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Evaluación trabajo de vocabulario

Para evaluar este contenido, los niños realizan una guía de trabajo donde deben escribir la
palabra destacada con la terminación que corresponda de las trabajadas en clases.

GUÍA DE TRABAJO
Reemplaza la palabra de la oración que aparece entre paréntesis, por aquella que utilice las
terminaciones ito, ita, illo, illa, según corresponda.

1. La ________________________ (campesina) siembra el trigo.

2. El harina es de color _____________________ (blanco).

3. El _________________________ (pez) está en el acuario.

4. En la ____________________ (mesa) del jardín, mi ______________________ (abuela)

puso los vasos y el jarro con el _______________________ (jugo).

5. Los ____________________ (niños) fueron a jugar a la ____________________ (plaza) con

sus ___________________________________________ (baldes y palas).

6. El ______________________ (perro) ladra sin parar al ____________________ (gato) de

mi ______________________ (vecino).

7. La _______________________ (bruja) prepara en su ___________________ (olla) la poción

mágica.

8. ___________________________ (Cecilia) cocina una _____________________ (receta) de

_____________________ (huevos) rellenos.

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2. ORTOGRAFÍA: literal, puntual, acentual.
Indicador:
- Uso correcto de la letra b en palabras de aparición frecuente.
(Terminación -aba en el pretérito imperfecto de los verbos de la primera conjugación.)

1. El profesor lee las siguientes oraciones o fragmentos del cuento :


- “El padre lo montaba para trasladarse a la ciudad, y los vecinos se lo pedían prestado
y le pagaban con otros servicios;…”

- “«El viejo entiende de esas cosas -pensaba la mujer-. Nadie lo hará mejor que él»”

- “El sol quemaba, y ni una nubecilla empañaba el azul del cielo. El camino estaba
polvoriento,…”

- “Las manzanas empezaban a asarse.”

2. Los estudiantes deben buscar estas oraciones en sus textos y subrayarlas.

3. Responden en voz alta y el profesor escribe sus respuesta en el pizarrón:


- ¿Qué hacía el padre para trasladarse a la ciudad? (montaba)
- ¿Qué hacían los vecinos? (pagaban)
- ¿Qué hacía la mujer? (pensaba)
- ¿Qué hacía el sol? (quemaba)
- ¿Qué le pasaba al camino? (estaba polvoriento)
- ¿Qué les pasó a las manzanas? (empezaban a asarse)

4. Descubren lo que tienen en común las respuestas a todas estas preguntas: son verbos o
acciones que sucedieron en un tiempo pasado, de la primera conjugación (infinitivo
terminado en –ar). El profesor debe guiar a los alumnos para que descubran la diferencia
entre los dos pasados: pretérito perfecto simple (acción terminada, por ejemplo: gobernó,
suspiró) y el pretérito imperfecto (acción inacabada que sucede en un tiempo no
determinado, es un pasado más lejano; por ejemplo: gobernaba, suspiraba.)

5. Los alumnos llegan a la conclusión y escriben la regla de oro:

LOS VERBOS DE LA PRIMERA CONJUGACIÓN (TERMINADOS EN –AR), QUE ESTÁN EN


PRETÉRITO IMPERFECTO TERMINAN EN -ABA Y SE ESCRIBEN SIEMPRE CON B.

 Se sugiere que los estudiantes escriban en un papelógrafo la regla ortográfica y


algunos ejemplos de verbos de la primera conjugación en pretérito imperfecto, para
que quede expuesto por un tiempo en la sala. 10
6. Los alumnos hacen mímica de diferentes acciones: peinar, saltar, cocinar, escalar, adornar,
pensar, etc. Escriben en el pizarrón las acciones. Escriben oraciones usando esos verbos en el
pretérito imperfecto. Debe haber sujeto y el predicado en cada oración.
7. Los estudiantes escriben en tarjetas los verbos usados en la actividad anterior, con la
dificultad ortográfica destacada en color.

peinaba saltaba cocinaba escalaba adornaba pensaba

8. Luego leen en voz alta las oraciones de la actividad 7, mostrando al resto del curso la tarjeta
con el verbo correspondiente.

9. Los alumnos observan el cuadro con verbos.


Deben inventar oraciones escogiendo alguno de los verbo en pretérito imperfecto,
como si los hechos hubiesen ocurrido tiempo atrás, sin que se sepa exactamente
cuándo.

Ej: Juan y Ana estudiaban mucho cuando estaban en el colegio.

Verbo
crear
llevar
ayudar
trabajar
dibujar
cuidar
soplar
mirar

 Se sugiere dejar por un tiempo los verbos colgadas en la sala letrada. Luego se
recomienda guardarlas en un fichero. Los alumnos podrán utilizarlas en caso de dudas
u otras actividades.

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Evaluación ortografía: literal

Los niños reciben un texto escrito en presente. Deben identificar los verbos, subrayarlos y luego
escribir el texto en pretérito imperfecto, como si la historia hubiese ocurrido años atrás, sin que
se sepa exactamente cuándo.

Esta es la historia de tres cerditos que habitan en una cabaña que queda en el
bosque. El primer cerdito, estudia mucho y le gusta ir a la escuela. El segundo
cerdito, le gusta cantar. El tercer cerdito, trabaja mucho, busca y prepara los
alimentos para sus hermanos y para él.
Cuando regresan todos a casa, juegan, saltan y les gusta pasear por el bosque.
Estos tres hermanos se aman y están felices juntos.

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3. GRAMÁTICA
Indicador:
- Utilizan correctamente las formas masculina, femenina y neutra, singular y plural de
los pronombres personales y demostrativos.

Pronombres personales: yo, tú él /ella, nosotros, vosotros /as, ellos /as


1. El profesor pide que los alumnos busquen el siguiente párrafo en su texto y lo enmarquen en
un cuadro. Luego les pide que subrayen las palabras que están destacadas.

Pues en una casa como la que te he descrito vivía un viejo matrimonio, un pobre
campesino con su mujer. No poseían casi nada, y, sin embargo, tenían una cosa
superflua: un caballo, que solía pacer en los ribazos de los caminos. El padre lo montaba
para trasladarse a la ciudad, y los vecinos se lo pedían prestado y le pagaban con otros
servicios; desde luego, habría sido más ventajoso para ellos vender el animal o trocarlo
por algo que les reportase mayor beneficio. Pero, ¿por qué lo podían cambiar?

«El viejo entiende de esas cosas -pensaba la mujer-. Nadie lo hará mejor que él».

· El profesor pregunta: ¿A quién o a quiénes se refiere la palabra “ellos” en el texto?


Respuesta: Al pobre campesino con su mujer.

· Pregunta: ¿A quién se refiere la palabra “él” en el texto?


Respuesta: Al viejo.

2. El profesor lee las siguientes oraciones y los alumnos la completan.


En cada caso la palabra que falta reemplaza a la palabra subrayada.

a) -¡Ven que te dé un beso! -exclamó la mujer, fuera de sí de contento-. Y ______ le dio un beso
a su marido. (ella)

b) El campesino le propuso al hombre cambiar su vaca por la oveja; efectuaron el cambio, y


_______ prosiguió su camino, muy contento con su oveja.
(él)

c) Mi amigo y yo somos ingleses. _______________ le hicimos una apuesta al campesino.


(Nosotros)

d) Mi nombre es Andrés y también escuché la historia del campesino. ______ opino que se salvó
de un buen castigo gracias al amor que le tenía su mujer. (Yo)
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3. El profesor escribe un listado con las palabras que han completado las oraciones:
Nosotros, yo, él, ella.

· El profesor pregunta a los niños:


¿Qué función cumplen estas palabras en las oraciones que se analizaron?
Respuesta: Reemplazan a otras palabras.

· El profesor explica que esas palabras se llaman pronombres personales. Son palabras que
reemplazan a los nombres de personas. Su símbolo es:

• Ejercitación:

1. Los estudiantes están en grupos y reciben un texto que deben completar con palabras que
reemplacen a las personas nombradas (pronombres personales). Luego lo leen frente al curso.

La mujer del campesino fue a la casa del maestro a pedir puerros para la tortilla que
quería cocinar. Su mujer era avara y _______ le contestó que no tenían nada en el
huerto para darle. La anciana estaba segura que de haberle pedido a ______ la respuesta
hubiese sido diferente.

2. Unen oraciones que concuerdan en género y número.

Los niños reciben una parte de una oración. La leen en voz alta y el niño que cree tener la parte
que la completa, se pone de pie y la lee. Luego, entre los dos, dicen cuál es la palabra que
reemplaza a la palabra subrayada en la oración.

El dueño de las manzanas podridas confiaba en su marido.

La mujer y el campesino no podía creer el cambio que había


hecho.

La mujer perdieron la apuesta.

Los ingleses se querían mucho.

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3. El profesor escribe la siguiente oración en el pizarrón:

El campesino cambió el caballo.

Los estudiantes deberán realizar lo siguiente:

- Separar la oración en sujeto y predicado.


- Determinar cuál es el rey (o núcleo) de cada reino.
- Poner el símbolo de cada una de las palabras.
- Ver la función de cada una de ellas (quién sirve a quién).

El campesino cambió el caballo.

4. Luego reemplazan el sustantivo, núcleo del sujeto por su correspondiente pronombre


personal y siguen estos pasos:

- Separan la oración en sujeto y predicado.


- Determinan cuál es el rey de cada reino.
- Ponen el símbolo de cada una de las palabras.
- Reflexionan acerca de a quién acompaña o a quién “sirve” el pronombre.
- Concluyen que el pronombre, al estar reemplazando al núcleo o rey del sujeto, no sirve a
nadie porque representa al rey.

Él cambió el caballo.

4. Ejercitación con material concreto

Los niños escriben, en tamaño grande, oraciones en su cuaderno y ponen la simbología que
corresponde. El profesor se acerca a cada puesto y revisa el trabajo hecho por los alumnos.

Oraciones:

Juan, Pedro y Felipe venden frutas en el mercado. Ellos trabajan hace mucho tiempo juntos.

Ana y María cosechan verduras del huerto .Ellas preparan unos ricos guisos.

Felipe y yo somos hermanos .Nosotros disfrutamos de la vida sencilla del campo.

Yo vendo flores a las mujeres de los campesinos.

Tú juegas a perseguir gallinas en el mercado.


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Evaluación gramática

Los niños reemplazan las palabras subrayadas por sus correspondientes pronombres personales.
Dibujan las paredes de los reinos del sujeto y del predicado y el símbolo del verbo, el rey del
predicado, y del pronombre que reemplaza al sustantivo núcleo del sujeto.

1. El hijo del campesino lee todas las noches cuentos de aventuras.

2. La abuela teje calcetines para el invierno.

3. Las primas visitan en primavera a sus tíos del campo.

4. Las vacas pastan tranquilas a pleno sol.

5. Ema, Juan y yo recogemos nueces y almendras.

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“Lo que hace el padre bien hecho está”
Hans Christian Andersen

Voy a contarles ahora una historia que oí cuando era muy niño, y cada vez que me acuerdo de ella me
parece más bonita. Con las historias ocurre lo que con ciertas personas: embellecen a medida que
pasan los años y esto es muy alentador.

Algunas veces habrás salido a la campiña y habrás visto una casa de campo, con un tejado de paja en
el que crecen hierbas y musgo; en el remate del tejado no puede faltar un nido de cigüeñas. Las
paredes son torcidas; las ventanas, bajas y de ellas sólo puede abrirse una. El horno sobresale como
una pequeña barriga abultada y el saúco se inclina sobre el seto, cerca del cual hay un charco con un
pato o unos cuantos patitos bajo el achaparrado sauce. Tampoco, falta el mastín, que ladra a toda
alma viviente.

Pues en una casa como la que te he descrito vivía un viejo matrimonio, un pobre campesino con su
mujer. No poseían casi nada, y sin embargo, tenían una cosa superflua: un caballo, que solía pacer en
los ribazos de los caminos. El padre lo montaba para trasladarse a la ciudad y los vecinos se lo pedían
prestado y le pagaban con otros servicios. Desde luego, habría sido más ventajoso para ellos vender el
animal o trocarlo por algo que les reportase mayor beneficio. Pero, ¿por qué lo podían cambiar?

-Tú verás mejor lo que nos conviene -dijo la mujer-. Precisamente hoy es día de mercado en el
pueblo. Vete allí con el caballo y que te den dinero por él, o haz un buen intercambio. Lo que haces,
siempre está bien hecho. Vete al mercado.

Le arregló la bufanda alrededor del cuello, pues esto ella lo hacía mejor, y le puso también una
corbata de doble lazo, que le sentaba muy bien; le cepilló el sombrero con la palma de la mano, le
dio un beso, y el hombre se puso alegremente en camino montado en el caballo que debía vender o
trocar. «El viejo entiende de esas cosas -pensaba la mujer-. Nadie lo hará mejor que él».

El sol quemaba, y ni una nubecilla empañaba el azul del cielo. El camino estaba polvoriento, animado
por numerosos individuos que se dirigían al mercado, en carro, a caballo o a pie. El calor era intenso,
y en toda la extensión del camino no se descubría ni un puntito de sombra.

Nuestro amigo se encontró con un hombre que conducía una vaca, todo lo bien parecida que una vaca
puede ser. «De seguro que da buena leche -pensó-. Tal vez sería un buen cambio».

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-¡Oye tú, el de la vaca! -dijo-. ¿Y si hiciéramos un trato? Ya sé que un caballo es más caro que una
vaca; pero me da igual. De una vaca sacaría yo más beneficio. ¿Quieres que cambiemos?

-Muy bien -dijo el hombre de la vaca; y trocaron los animales.

Cerrado el trato; nada impedía a nuestro campesino volverse a casa, puesto que el objeto del viaje
quedaba cumplido. Pero su intención primera había sido ir a la feria, y decidió llegarse a ella, aunque
sólo fuera para echar un vistazo. Así continuó el hombre conduciendo la vaca. Caminaba ligero, y el
animal también, por lo que no tardaron en alcanzar a un individuo con una oveja. Era un buen
ejemplar, gordo y con un buen vellón.

«¡Esa oveja sí que me gustaría! -pensó el campesino-. En nuestros ribazos nunca le faltaría hierba, y
en invierno podríamos tenerla en casa. Yo creo que nos conviene más mantener una oveja que una
vaca».

-¡Amigo! -dijo al otro-, ¿quieres que cambiemos?

El propietario de la oveja no se lo hizo repetir; efectuaron el cambio, y el labrador prosiguió su


camino, muy contento con su oveja. Mas he aquí que, viniendo por un sendero que cruzaba la
carretera, vio a un hombre que llevaba una gorda oca bajo el brazo.

-¡Caramba! ¡Vaya oca cebada que traes! -le dijo-. ¡Qué cantidad de grasa y de pluma! No estaría mal
en nuestro charco, atada de una cuerda. La vieja podría echarle los restos de comida. Cuántas veces
le he oído decir: ¡Ay, si tuviésemos una oca! Pues ésta es la ocasión. ¿Quieres cambiar? Te daré la
oveja por la oca, y muchas gracias encima.

El otro aceptó, no faltaba más; hicieron el cambio, y el campesino se quedó con la oca. Estaba ya
cerca de la ciudad, y el bullicio de la carretera iba en aumento; era un hormiguero de personas y
animales, que llenaban el camino y hasta la cuneta. Llegaron al final a un campo de patatas. El
dueño del campo, tenía una gallina atada para que no se escapara, asustada por el

ruido. Era una gallina derrabada, bizca y de bonito aspecto. «Cluc, cluc», gritaba. No sé lo que ella
quería significar con su cacareo, el hecho es que el campesino pensó al verla: «Es la gallina más
hermosa que he visto en mi vida; es mejor que la clueca del señor rector; me gustaría tenerla. Una
gallina es el animal más fácil de criar; siempre encuentra un granito de trigo; puede decirse que se
mantiene ella sola. Creo sería un buen negocio cambiarla por la oca».-¿Y si cambiáramos? -preguntó.

-¿Cambiar? -dijo el otro-. Por mí no hay inconveniente y aceptó la proposición. El dueño del campo se
quedó con la oca, y el campesino, con la gallina. 18
La verdad es que había aprovechado bien el tiempo en el viaje a la ciudad. Por otra parte, arreciaba
el calor, y el hombre estaba cansado; un trago de aguardiente y un bocadillo le vendrían de perlas.
Como se encontrara delante de la posada, entró en ella en el preciso momento en que salía el mozo,
cargado con un saco lleno a rebosar.

-¿Qué llevas ahí? -preguntó el campesino.

-Manzanas podridas -respondió el mozo-; un saco lleno para los cerdos.

-¡Qué hermosura de manzanas! ¡Cómo gozaría la vieja si las viera! El año pasado el manzano del
corral sólo dio una manzana; hubo que guardarla, y estuvo sobre la cómoda hasta que se pudrió. Esto
es signo de prosperidad, decía la abuela. ¡Menuda prosperidad tendría con todo esto! Quisiera darle
este gusto.

-¿Cuánto me das por ellas? -preguntó el hombre.

-¿Cuánto le doy? Las cambio por la gallina -y dicho y hecho, entregó la gallina y recibió las manzanas.
Entró en la posada y se fue directo al mostrador. El saco lo dejó arrimado a la estufa, sin reparar en
que estaba encendida. En la sala había mucha gente forastera, tratante de caballos y de bueyes, y
entre ellos dos ingleses, los cuales, como todo el mundo sabe, son tan ricos, que los bolsillos les
revientan de monedas de oro. Y lo que más les gusta es hacer apuestas. Escucha si no.

«¡Chuf, chuf!» ¿Qué ruido era aquél que llegaba de la estufa? Las manzanas empezaban a asarse.

-¿Qué pasa ahí?

No tardó en propagarse la historia del caballo que había sido trocado por una vaca y, descendiendo
progresivamente, se había convertido en un saco de manzanas podridas.

-Espera a llegar a casa, verás cómo la vieja te recibe a puñadas -dijeron los ingleses.

-Besos me dará, que no puñadas -replicó el campesino-. La abuela va a decir: «Lo que hace el padre,
bien hecho está».

-¿Hacemos una apuesta? -propusieron los ingleses-. Te apostamos todo el oro que quieras: onzas de
oro a toneladas, cien libras, un quintal.

-Con una fanega me contento -contestó el campesino-. Pero sólo puedo jugar una fanega de
manzanas, y yo y la abuela por añadidura. Creo que es medida colmada. ¿Qué piensan de ello?
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-Conforme -exclamaron los ingleses-. Trato hecho.

Engancharon el carro del ventero, subieron a él los ingleses y el campesino, sin olvidar el saco de
manzanas, y se pusieron en camino. No tardaron en llegar a la casita.

-¡Buenas noches, madrecita!

-¡Buenas noches, padrecito!

-He hecho un buen negocio con el caballo.

-¡Ya lo decía yo; tú entiendes de eso! -dijo la mujer, abrazándolo, sin reparar en el saco ni en los
forasteros.

-He cambiado el caballo por una vaca.

-¡Dios sea loado! ¡La de leche que vamos a tener! Por fin volveremos a ver en la mesa mantequilla y
queso. ¡Buen negocio!

-Sí, pero luego cambié la vaca por una oveja.

-¡Ah! ¡Esto está aún mejor! -exclamó la mujer-. Tú siempre piensas en todo. Hierba para una oveja
tenemos de sobra. No nos faltará ahora leche y queso de oveja, ni medias de lana, y aun batas de
dormir. Todo eso la vaca no lo da; pierde el pelo. Eres una perla de marido.

-Pero es que después cambié la oveja por una oca.

-Así tendremos una oca por San Martín, padrecito. ¡Sólo piensas en darme gustos! ¡Qué idea has
tenido! Ataremos la oca fuera, en la hierba, y ¡lo que engordará hasta San Martín!

-Es que he cambiado la oca por una gallina -prosiguió el hombre.

-¿Una gallina? ¡Éste sí que es un buen negocio! -exclamó la mujer-. La gallina pondrá huevos, los
incubará, tendremos polluelos y todo un gallinero. ¡Es lo que yo más deseaba!

-Sí, pero es que luego cambié la gallina por un saco de manzanas podridas.

-¡Ven que te dé un beso! -exclamó la mujer, fuera de sí de contento-. ¡Gracias, marido mío! ¿Quieres
que te cuente lo que me ha ocurrido? En cuanto te hubiste marchado, me puse a pensar qué comida
podría prepararte para la vuelta; se me ocurrió que lo mejor sería tortilla de puerros. Los huevos los
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tenía, pero me faltaban los puerros. Me fui, pues, a casa del maestro. Sé de cierto que tienen
puerros, pero ya sabes lo avara que es la mujer. Le pedí que me prestase unos pocos. «¿Prestar? -me
respondió-. No tenemos nada en el huerto, ni una mala manzana podrida. Ni una manzana podemos
prestar». “Pues ahora yo puedo prestarle diez, ¡qué digo! todo un saco. ¡qué gusto, padrecito!”. Y le
dio otro beso.

-Magnífico -dijeron los ingleses-. ¡Siempre para abajo y siempre contenta! Esto no se paga con dinero.

Y pagaron el quintal de monedas de oro al campesino, que recibía besos en vez de puñadas.

Sí, señor, siempre se sale ganando cuando la mujer no se cansa de declarar que el padre entiende en
todo, y que lo que hace, bien hecho está.

Ésta es la historia que oí de niño. Ahora tú la sabes también, y no lo olvides: lo que el padre hace,
bien hecho está.

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