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MÉTODOS Y ETAPAS
La descolonización es un proceso político mediante el cual una colonia se libera de su
metrópolis y que con frecuencia involucra la violencia. En circunstancias extremas se
puede llegar a una guerra de independencia, a veces después de una revolución. En otros
casos se trata de un ciclo dinámico en que las negociaciones fracasan, seguidas de
disturbios menores que resultan en represión por parte de la policía y las fuerzas militares,
intensificándose revueltas más violentas que llevan a más negociaciones hasta que se
obtiene la independencia. En contadas ocasiones las acciones de la población local están
caracterizadas por la no-violencia, siendo India un ejemplo célebre de ello, ya que la
violencia surge como una supresión activa de las fuerzas ocupantes, o como oposición
política a las fuerzas que representan a las comunidades locales minoritarias que se
sienten amenazadas por la posibilidad de independencia. Sirva de ejemplo la guerra de
independencia en la Indochina Francesa, mientras en algunos países del África Occidental
Francesa (excluyendo los del Magreb) la descolonización fue fruto de una combinación de
insurrección y negociaciones. El proceso sólo se considera completo cuando el gobierno
de facto del país nuevamente independiente es reconocido como un estado soberano por
la comunidad de naciones.
Algunas poblaciones colonizadoras en ultramar han elegido retener su estatus colonial, por
ejemplo Gibraltar y las Islas Malvinas. Asimismo, algunos poderes coloniales han
promovido la descolonización para deshacerse de los costes financieros, militares y otros
que suelen acumularse en las colonias donde los regímenes se han vuelto más benignos.
Los imperios se han expandido y contraído a lo largo de la historia, pero en algunos casos
el fenómeno de descolonización ha producido resultados diferentes. Ahora, cuando los
estados entregan tanto el dominio de facto de sus colonias como sus reclamos a tal
dominio, las excolonias generalmente son absorbidas por otros poderes. Además, los
poderes coloniales antiguos en muchos casos no solo han seguido existiendo, sino que
también han mantenido su estatus como poderes internacionales, reteniendo fuertes
vínculos económicos y culturales con sus excolonias. A través de estos vínculos, los
poderes coloniales antiguos irónicamente han mantenido una proporción significante de los
beneficios de sus imperios, pero con costos menores — así, a pesar de la resistencia
frecuente a las demandas por descolonización, los resultados han sido satisfactorios para
los intereses de los colonizadores.
Pocas veces la descolonización es lograda por una sola ley histórica particular, sino que
en general se desarrolla a través de una o más etapas de emancipación, cada una de las
cuales puede ser otorgada o conseguida con lucha. Estas pueden incluir la introducción de
representantes elegidos (solo en calidad de consejeros o que votan, minoría o mayoría, o
incluso exclusivos) y distintos grados de de autonomía o autogobierno. Así, la etapa final
de descolonización puede ser poco más de entregar responsabilidades de relaciones
externas y seguridad y solicitar el reconocimiento por el nuevo estado soberano. Pero, aun
siguiendo el reconocimiento del estado, el grado de continuidad puede ser mantenido por
tratados bilaterales entre gobiernos ahora formalmente iguales involucrando prácticas
como entrenamiento militar conjunto, pactos de protección mutua, o aún la instalación de
bases militares.