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Presentación
La reducción en la Hermandad
La identidad de la Hermandad
Los equipos
Fruto de esta reflexión y discernimiento han sido las aportaciones que se han
compartido: 22 de equipos o de operarios de una zona determinada –que en algunos
casos han enviado incluso dos aportaciones– y 10 a título individual. Conviene
agradecer a todos los operarios el esfuerzo para reunirse y compartir la reflexión
realizada.
En cada tema se ofrece una guía que puede orientar las reuniones de los equipos.
Sería recomendable mantener el ritmo mensual de las reuniones de formación
permanente, fijando de antemano el contenido de cada encuentro.
Las nuevas aportaciones que se hagan, tanto por parte de los grupos de operarios
reunidos o los equipos como a título individual, serán un buen reflejo de la
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participación activa a la que todos estamos invitados en la preparación de la próxima
Asamblea general.
La fecha límite para enviar las aportaciones será el 1 de abril. Con ellas se elaborará
el Documento de trabajo que se presentará a la Asamblea general.
No conviene olvidar la necesaria preparación espiritual a la que nos animaba el
Director general en su carta del mes de septiembre:
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MARCO: SINODALIDAD Y DISCERNIMIENTO EN COMÚN
1. La Asamblea, convocada para elegir al Director general y tratar los temas más
importantes para la Hermandad, es una ocasión para orar y ponerse en presencia de
Dios, Señor de la historia, escuchando su voz, asumiendo la cruz y renovando la
esperanza, reconociendo «¡qué bueno es Dios para el justo!» (Sal 72,1).
2. También es un momento para reflexionar, escuchando a nuestro fundador, el
Beato Manuel Domingo y Sol, evaluando la vida y las tareas, y compartiendo ideas,
temores e ilusiones.
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Conviene recordar que según el documento La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia de la
Comisión Teológica Internacional, la participación en la sinodalidad es de “todos” (consulta de todos), por
“algunos” (por elección o nombramiento en asambleas diocesanas; en los sínodos de obispos el colegio
episcopal) y con la decisión de “uno” (el obispo en su diócesis o el obispo de Roma en el sínodo de los
obispos). La circularidad entre el sensus fidei, el discernimiento realizado en las diversas instancias y la
autoridad del que ejerce la autoridad pastoral describe la dinámica sinodal (nn. 72. 79. 106).
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territorial la obstaculice. Por eso se llega a plantear en algunas aportaciones si son
necesarias las delegaciones o cuál debería ser el papel del delegado.
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LA CRISIS SACERDOTAL EN LA IGLESIA Y EN LA HERMANDAD
9. La Iglesia actual está viviendo con profundo dolor el problema de los abusos por
parte de algunos de sus ministros. Estos abusos se han venido manifestando en una
extensión y con un carácter público inéditos, hasta el punto de poderse considerar
como una crisis sacerdotal que afecta profundamente a la misión de la Iglesia.
10. Los abusos se tipifican como abusos de conciencia, de poder y sexuales, con
vínculos mutuos y diversos grados de impacto (especialmente destructivos en los
casos de abusos de personas vulnerables). Suponen una crisis de sentido evangélico
y ministerial en las personas y en las estructuras, que el Santo Padre ha podido
categorizar globalmente como «clericalismo».
RECONOCIENDO LA CRISIS
14. Hay sintonía y confirmación entre los operarios sobre el calado, la envergadura
y la relevancia de los problemas de abusos en la Iglesia, que suponen una auténtica
crisis. Los datos que ofrecen los últimos documentos, y que resume el tema formativo
propuesto, resultan, en general, convincentes. Los operarios expresan que los abusos
revisten varias formas y se realizan en diversos terrenos, lo cual los convierte en una
realidad compleja, pero no son nuevos o recientes, aunque en el momento presente
hayan adquirido relieve y carácter público global.
15. Sin embargo, algunos operarios señalan también que se ha dado excesiva
importancia a los casos de abuso y, en algunas ocasiones, se ha remarcado su
prevalencia sobre la normalidad o sobre los aspectos positivos de la Iglesia y sus
ministros, o se ha hecho de ello una lectura ideológica, ofreciendo una imagen
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negativa de la Iglesia y de los sacerdotes que no se ajusta a la realidad. También se
recuerda en alguna aportación la cuestión de las acusaciones falsas.
16. En todo caso, no pueden obviarse estos problemas, pues generan inquietud,
tristeza y dolor por el daño que provocan a las víctimas y por la deslealtad que
significan por parte de los victimarios, así como por la desconfianza que crean acerca
de la Iglesia, su misión y sus ministros. Sobre todo, impulsan a buscar y aplicar
soluciones.
17. La interpretación o diagnóstico de sus causas dentro del campo más general del
«clericalismo» le parece a la mayoría de los operarios bastante adecuada. Es más,
muchos subrayan que el abuso sexual, aunque tenga importancia, no es el más
marcado, sino el abuso de poder. El abuso sexual, a pesar de tener su identidad
propia, se concatena, sin duda, con los de conciencia y poder. Por eso se requiere
reconocer el problema en toda su amplitud y diversidad. El abuso de poder es
bastante común, casi endémico en la Iglesia, puede revestirse de formas muy sutiles
de manipulación, y puede expresarse incluso en las tareas tan delicadas del
acompañamiento personal y grupal.
INTERPRETANDO LA CRISIS
21. Esto implica una seria y constante conversión personal e institucional que, según
el sentir de muchos operarios, debería realizarse según estas referencias:
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22. Muchos operarios aluden a la necesidad de afrontar los abusos y el clericalismo
que los sustenta a partir de los procesos de la formación permanente y en todos sus
momentos. Esto vale para la Iglesia y para la Hermandad. Distintos operarios y
equipos convergen en sugerir estos focos de atención:
24. Muchas aportaciones aluden al papel de los equipos como espacios privilegiados
para combatir el clericalismo y promover efectivamente la conversión a la santidad
de los operarios en los procesos de la realidad cotidiana, por ejemplo, evitando las
rencillas, las murmuraciones, etc. y poniendo por obra la fraternidad concreta.
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SUGERENCIAS PARA LA REFLEXIÓN Y EL TRABAJO
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LA REDUCCIÓN EN LA HERMANDAD
RECONOCIENDO LA REDUCCIÓN
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A modo de muestra, la colección Frontera Hegian publicó hace ya 15 años cuatro cuadernos sobre esta
temática desde diversos enfoques: B. FERNÁNDEZ, La Vida Consagrada ante la crisis de reducción; F.
MARTÍNEZ. Vida religiosa y calidad de vida; C. MACCISE, Vivir en la inseguridad. Desafío espiritual para la
vida consagrada; M. DORTEL-CLAUDOT, Tiempos de reducción, tiempos de refundación. Fusiones,
Uniones, Federaciones.
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Abandonos o salidas de la Hermandad
32. Es algo que sigue teniendo lugar en nuestro tiempo. Quizá resulta más
preocupante al sumarse a otros factores, así como por la concentración de los casos
en algunas delegaciones en momentos particulares.
33. Para intentar entenderlo, se han apuntado diversas causas que podrían provocar
estas salidas, teniendo en cuenta que no todas conllevan un abandono del ministerio.
Enumeramos las que se han señalado:
35. Tal vez se podrían deducir las causas de manera indirecta, a partir de las
sugerencias que se han apuntado como posibles soluciones. Fundamentalmente se
propone ser, con la propia vida y ministerio, modelos de identificación, es decir,
buenos sacerdotes, con lo que caracteriza a los operarios: fidelidad, unión, vivienda
común.
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INTERPRETANDO LA REDUCCIÓN
42. Precisamente, algo en lo que muchos han insistido, en uno u otro sentido, ha
sido en que la reducción conduce a la revisión y realización del discernimiento de
las tareas, si bien las concreciones propuestas difieren ampliamente: desde la
concentración en las tareas históricamente más propias a la búsqueda de nuevos
campos no explorados, pasando por nuevos modos de gestionar los actualmente
cultivados.
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– probar la asimilación del carisma antes de la vinculación a la Hermandad, con
la experiencia previa de vida en un equipo;
– clarificar la identidad del operario como sacerdote diocesano y miembro de la
Hermandad;
– estar atentos al acompañamiento de cada operario, especialmente desde el
Consejo;
– cuidar y potenciar el sentido de pertenencia;
– preparar a los operarios para las tareas y para las distintas etapas de la vida;
– cuidar la propia fidelidad a los compromisos y obligaciones;
– corrección fraterna, cuidado mutuo;
– no descuidar la comunicación y los encuentros con otros operarios.
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SUGERENCIAS PARA LA REFLEXIÓN Y EL TRABAJO
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Se puede considerar aquí la conclusión 18 de la Asamblea general XXII, su aplicación y validez: «Son
criterios de discernimiento de nuestras tareas: su conexión con los objetos de la Hermandad; contar con
un equipo que garantice su continuidad; que se atienda a las diócesis más pobres; y que se facilite el
surgimiento de vocaciones para la Hermandad».
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LA IDENTIDAD DE LA HERMANDAD
RECONOCER LA IDENTIDAD
48. Puesto que la Asamblea se reúne, además de para elegir al Director general, para
tratar los asuntos más importantes de la Hermandad, no extraña que la cuestión de
la identidad haya aparecido de diversas maneras en numerosas aportaciones, como
ha quedado de manifiesto al hablar de la crisis en la Hermandad.
INTERPRETAR LA IDENTIDAD
53. También es esencial en la Hermandad la diocesaneidad, que hay que vivir como
operarios, y que exige la integración en la propia diócesis de incardinación y en
aquella en la que se trabaja. Una consecuencia práctica es no hacer nada en paralelo
o al margen de las diócesis. Esta dimensión ha de cultivarse desde la misma etapa
de la formación inicial.
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SUGERENCIAS PARA LA REFLEXIÓN Y EL TRABAJO
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LOS EQUIPOS
62. Se cuestiona en alguna aportación que los equipos mixtos puedan considerarse
de la misma manera que los formados sólo por operarios. Y se apunta a la necesidad
de revisar la proporción de operarios en ellos, o quién debe asumir la dirección.
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SUGERENCIAS PARA LA REFLEXIÓN Y EL TRABAJO
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Para la reflexión y el diálogo podemos tener presente la conclusión 15ª de la Asamblea general XX
(2002), que establece: «Que se consideren válidas como expresión de la vida fraterna en la Hermandad
estas modalidades de equipo: a) Equipos de vida y trabajo, formados por operarios que comparten vida
y tareas. b) Equipos de vida, formados por operarios que viven juntos y desempeñan tareas distintas.
c) Equipos zonales, formados por operarios que realizan actividades pastorales distintas, y las ejercen en
lugares diferentes pero suficientemente cercanos para poderse reunir con regularidad. d) Equipos mixtos,
formados por operarios y miembros de otras instituciones, o personas, que se unen por afinidad de carisma
o mayor eficacia en la tarea pastoral, y que requieren un estatuto propio».
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LA PASTORAL CON JÓVENES
64. El trabajo de la Hermandad con los jóvenes se llevó de forma diferente en cada
Delegación, lo que hace difícil definir elementos comunes. A pesar de ello, se puede
explicar a partir de dos ejes, referidos a los agentes y a la actividad pastoral. En el
eje personal-institucional se comprueba que hay operarios con sensibilidad juvenil,
con nombramiento en un grupo o movimiento concreto, con nombramiento
diocesano, en plataformas de la Hermandad, en estructuras de Delegación y en las
redes sociales. En el eje proceso-experiencia, se constata que hay operarios que
trabajan en ámbitos donde se sigue un proceso y otros que se centran en eventos
aislados. Entre los jóvenes que acompañan, que van de los 16 a los 29 años, algunos
están en la etapa del primer anuncio y otros en el periodo de formación; y con
respecto al tema vocacional algunos no se hacen el planteamiento vocacional, otros
están en proceso de discernimiento y algunos de ellos ya tomaron una decisión
vocacional.
65. En las aportaciones se mencionan los diversos trabajos realizados por los
operarios en las más diversas realidades y latitudes al servicio de las juventudes 6:
Acción Católica, los colegios, la Pastoral Juvenil Parroquial, los movimientos, los
Scouts, los campamentos, los retiros, las Jornadas Mundiales de la Juventud y el
mismo Sínodo de los Jóvenes. A lo largo de la historia reciente algunos operarios
asumieron coordinaciones y asesorías en las plataformas propias, en los ámbitos
diocesanos y hasta nacionales. Entre las experiencias propias valoradas por varias
aportaciones se encuentran los Centros de Orientación Vocacional (COV) y los
Campamentos.
66. Al mismo tiempo que se reconoce la vida de los operarios entregada por los
jóvenes, también se invita a tomar conciencia de que últimamente esa presencia en
medio de ellos no viene siendo una prioridad institucional. De este modo el trabajo
con los jóvenes se limita en muchas ocasiones a la dedicación particular y/o al
carisma del operario concreto. En este sentido algunas aportaciones sostienen que
todos los operarios deben asumir el trabajo con los jóvenes, mientras que otras
señalan que es una misión para aquellos que tienen un carisma particular. De
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La Juventud Católica de Tortosa, la Congregación de San Luis de Tortosa, la revista El Congregante de
San Luis, la Escuela nocturna de obreros y artesanos, el Gimnasio para la recreación y la peregrinación de
jóvenes a Roma en 1891.
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La existencia de una pluralidad de mundos juveniles lleva a utilizar el término “juventudes” en lugar de
«juventud» y a tener en cuenta que la franja de edad utilizada (16 a 29 años) no representa un conjunto
homogéneo (cf. Christus Vivit, 68).
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cualquier manera, se reconoce un llamado a realizar un trabajo de sensibilización y
formación de todos los operarios para retomar el segundo objeto de la Hermandad:
la formación cristiana de la juventud (cf. Estatutos n° 6). Esta dinámica de vuelta a
las fuentes de la Hermandad asume la invitación de la Iglesia a una conversión
pastoral a los jóvenes.
68. Entre las aportaciones se perciben algunas miradas marcadas por las propias
experiencias juveniles o de trabajos en otras épocas y hasta de preconceptos.
También aparece la necesidad institucional en la línea del «reclutamiento
vocacional». Otras sensibilidades, en cambio, buscan estar en medio de los jóvenes
de manera gratuita como pastores que asumen el desafío de un fuerte, cuidadoso y
cálido acompañamiento con vistas a sanar sus heridas y descubrir/realizar su
proyecto de vida.
69. Los textos del magisterio y del Beato Manuel Domingo y Sol que aparecen citados
en diversas aportaciones nos dan algunas claves para interpretar esta realidad. En la
mayoría de ellas se hace referencia a la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus
vivit. En ella el papa Francisco invita a reconocer el embate de los cambios sociales
y culturales en la pastoral juvenil (cf. CV, 202) por lo que se hace necesario asumir
el protagonismo de los jóvenes en la pastoral para que sea iluminada por su
sensibilidad y lenguaje (CV, 203).
70. Los operarios valoran que la Exhortación trate temas como la llamada a la
vivencia personal y comunitaria del ser joven cristiano, la necesidad de una
espiritualidad viva y el protagonismo del joven acompañado. Hay cierto consenso en
la preocupación que aparece en varias aportaciones de que la pastoral juvenil esté
animada por la fe y tenga como meta la dimensión vocacional en un sentido amplio,
esto es, no reducida a lo sacerdotal. Por otro lado, algunas de ellas invitan a tener
cuidado con una pastoral juvenil marcada por lo afectivo y emotivo, mientras otras
aportaciones van en la línea de cuidar de esas experiencias juveniles.
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El peregrino busca estructuras ligeras y abiertas, vive con autonomía su fe buscando un lugar donde ser
acogido y donde sentirse identificado. El convertido asume formas rígidas de vivir la fe que le dan una
fuerte identidad y pertenencia institucional; pero eso no quiere decir que las realidades formativas sean
asumidas por convicción y transformen su sensibilidad, su pensar y su estilo íntimo de vida; son formas
con raíces líquidas.
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72. Al mismo tiempo se hace una referencia explícita al amor que el Beato Mosén Sol
tenía por los jóvenes y cómo esa experiencia puede ser una motivación para esta
misión. Este amor y dedicación se fue ratificando tanto en la historia de la Hermandad
como en las conclusiones de las diversas asambleas. Finalmente, es importante decir
que se menciona el Proyecto de pastoral juvenil-vocacional de la Hermandad del año
1994 aunque sin hacer una valoración de su contenido.
73. Por todo ello urge recuperar la vocación del operario que descubrió don Manuel
con visión profética, consagrando su vida al servicio de la formación de la juventud
y de los futuros sacerdotes.
74. La Hermandad está llamada a buscar una síntesis frente a la tensión existente
entre la falta de vocaciones, la necesidad de una selección rigurosa de los candidatos
para la Hermandad y la presencia gratuita que sabe servir a los jóvenes
desinteresadamente.
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A continuación se transcriben las diferentes propuestas recogidas de las aportaciones integrando las que
se repiten y redactados en forma de objetivos: animar e ilusionar a los operarios con la formación de la
juventud para vivir la misión de presentarles el evangelio de la vocación con creatividad; vivir y dar
testimonio de vida cristiana y sacerdotal para suscitar la pregunta vocacional; fomentar el compromiso
con los jóvenes de cada sacerdote operario, considerando la realidad personal; preparar y formar nuestros
seminaristas en los servicios vocacionales y juveniles, ya sea por cursos del IPV o por medio de estudios
académicos; divulgar más información sobre la pastoral juvenil en las diversas casas; involucrar a los
laicos que trabajan en la Hermandad en la dinámica sinodal; socializar los materiales y experiencias validas
en el ámbito juvenil (por ejemplo, Encuentro de Identificación Vocacional, Ejercicios Espirituales para
jóvenes, Proyecto de Vida, etc.); favorecer una formación integral sin reducir la propuesta a lo afectivo,
personal y emotivo; transmitir la fe como adhesión a Dios, cultivando la vida de oración; valorar los valores
presentes en los jóvenes, como la búsqueda del sentido de la vida, la fidelidad y el compromiso; proponer
la vocación personal dentro de las diversas vocaciones (ministros ordenados, laicos y consagrados), sin
reducirla a lo sacerdotal; ofrecer una formación integral para hacer de los jóvenes protagonistas de sus
comunidades al estilo de los operarios; acompañar a los jóvenes en la elaboración de su proyecto de vida
en la lógica de la fe como lo especifico de la Hermandad; estar en sus eventos, aunque no haya nada para
propiciar los diálogos y el acompañamiento; fortalecer la figura del asesor en la Pastoral Juvenil para
mejorar el acompañamiento, asumida y animada por los operarios; conocer y renovar el Proyecto de
pastoral juvenil-vocacional de la Hermandad vigente con la colaboración de los jóvenes presentes en
nuestras plataformas; crear algunas herramientas nuevas con el espíritu de la Hermandad que sean
comunes a todos los operarios; elaborar en cada plataforma un proyecto de pastoral juvenil; crear y/o
fortalecer el equipo de pastoral juvenil vocacional de cada delegación; formar los lideres para garantizar
la continuidad de la propuesta en la ausencia del Operario; elaborar itinerarios formativos juveniles para
la vivencia de la fe; promover de manera planificada oportunidades de formación, intercambio de
experiencias y la producción de materiales en pastoral juvenil entre los diferentes equipos y delegaciones;
incluir la pastoral de adolescentes como la pastoral de monaguillos, la Infancia y Adolescencia Misionera,
entre otras; realizar los trabajos al servicio de los jóvenes en comunión y coordinación con las diócesis;
atender a los jóvenes trabajadores.
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– Preparar y proponer materiales, desde la mentalidad, sensibilidad y necesidad
del joven contemporáneo, en la línea de la formación integral y el
discernimiento vocacional según el espíritu de la Hermandad.
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SUGERENCIAS PARA LA REFLEXIÓN Y EL TRABAJO
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LA FORMACIÓN SACERDOTAL
82. Varios aportes de los operarios discuten los datos estadísticos ofrecidos acerca
de la presencia de la Hermandad en los Seminarios. Algunos alertan sobre la caída
en la atención y presencia de la Hermandad en ellos, particularmente en número de
operarios dedicados a esta tarea en estos últimos años, y el aumento correlativo de
los equipos mixtos. Algún operario recuerda también que la intención original de
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Mosén Sol respecto a la formación sacerdotal no se limitaba a esta tarea formativa
particular.
84. Algunos operarios señalan que tienen problemas para comprender la separación
conceptual de la etapa de discipulado y la de configuración. También hay quienes
indican que el enfoque de la Ratio es poco realista cuando parece presuponer que los
seminarios en general tienen muchos seminaristas, cuando en la mayoría de los casos
reales no es así (especialmente en Europa).
85. El momento actual es una oportunidad importante y valiosa para que la
Hermandad renueve su propuesta formativa en los Seminarios con un estilo
institucional característico, propositivo, en profunda sintonía con la Ratio, más allá
de algunas interferencias externas a la formación. De hecho, actualmente los
seminarios en los que está la Hermandad han asimilado de modo muy apropiado la
Ratio y observan una muy buena sintonía con su marco formativo.
87. Es también conveniente y deseable que los equipos de los seminarios tengan al
menos tres operarios y que preferiblemente retengan la dirección cuando se integren
en equipos mixtos.
88. Respecto al estilo formativo algunos operarios aluden a la necesidad de abordar
de modo principal el problema del clericalismo en el momento de la formación inicial.
Hay que lograr la integración verdadera de la vida cristiana en el candidato como un
presupuesto ineludible para el buen resultado de la formación, pero también como
un preventivo necesario del clericalismo.
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90. Algunas aportaciones sugieren que la dedicación de la Hermandad a la formación
permanente de los sacerdotes se concentre de algún modo en la etapa que se abre
al finalizar la formación inicial, normalmente más desatendida. Y presentar esta
atención con un talante de cercanía, comunión fraterna y visión de futuro.
91. A bastantes operarios les preocupa en gran medida garantizar que todo esto se
realice también en la formación de nuestros aspirantes. Y a algunos inquieta que
estas cosas quizás no se estén aplicando suficientemente dentro de la Hermandad.
Señalan algunos focos importantes de cuidado al respecto: nuestra Pastoral juvenil
y vocacional, el modo en que está organizado en el momento presente el Teologado
común y la efectiva aplicación de la Ratio en todo nuestros aspirantados. Algún
operario propone también integrar la formación de nuestros aspirantes a los
seminarios diocesanos, y prever algún tipo de atención a las vocaciones para la
Hermandad que surgen en los mismos seminarios, tanto entre los seminaristas como
entre los formadores.
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SUGERENCIAS PARA LA REFLEXIÓN Y EL TRABAJO
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