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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


Programa de Formación Permanente
Micro Misión Simón Rodríguez
Asignatura: Matematica
Ciudad Bolívar – Estado Bolívar.

Profesor: Participantes:
Rosa xxxxx Angulo Yrene
Rivero Carla
Rodríguez Ellys
Troconis Karina

Ciudad Bolívar, Marzo 2015


Simón Bolívar.
Ésta era, por lo demás, la clase a la cual pertenecían Juan Vicente Bolívar y Ponte, y
María de la Concepción Palacios y Blanco, padres del niño Simón. Era el menor de
cuatro hermanos y muy pronto se convertiría, junto a ellos, en heredero de una gran
fortuna. Bolívar quedó huérfano, definitivamente, a los nueve años de edad, pasando al
cuidado de su abuelo materno y posteriormente de su tío Carlos Palacios; ellos velarían
por la educación del muchacho, mientras la negra Hipólita, su esclava y nodriza,
continuaría ejerciendo sus funciones de cuidado.

tre los valles de Aragua y la ciudad de Caracas discurrió la infancia y parte de la


adolescencia del joven Simón. Combinaba sus estudios en la escuela de primeras letras
de la ciudad con visitas a la hacienda de la familia. Más tarde, a los quince años de
edad, los territorios aragüeños cobrarían un nuevo significado en su vida cuando, por la
mediación que realizara su tío Esteban, "ministro del Tribunal de la Contaduría Mayor
del Reino" ante el rey Carlos IV, fuera nombrado "subteniente de Milicias de Infantería
de Blancos de los Valles de Aragua".

Mientras esto sucedía, tuvo la suerte de formarse con los mejores maestros y pensadores
de la ciudad; figuraban entre ellos Andrés Bello, Guillermo Pelgrón y Simón Rodríguez.
Fue este último, sin embargo, quien logró calmar por instantes el ímpetu nervioso y
rebelde del niño, alojándolo como interno en su casa por orden de la Real Audiencia; lo
cual sería la génesis de una gran amistad. Pero ni esto ni aquello de la milicia fueron
suficientes para aquietar al muchacho, y sus tíos decidieron enviarlo a España a
continuar su formación

Después de perder su esposa, Bolívar regresó a España con su tutor y amigo, Simón
Rodríguez, en 1804. Mientras en Europa presenció la proclamación de Napoleón
Bonaparte como Emperador Francés y después asistió a la coronación de Napoleón
como Rey de Italia en Milán. Bolívar perdió respeto por Napoleón, a quien él consideró
un traidor a las ideas republicanas. Pero era en Italia que Bolívar hizo su famoso
juramento sobre el Monte Sacro de Roma de no descansar hasta que América sea libre.
Bolívar regresó a Venezuela en 1807 después de una breve visita a los Estados Unidos.
En 1808 Napoleón instaló a su hermano, José, como Rey de España. Esto instigó una
gran revolución popular en España conocida como la Guerra Peninsular. En América,
como en España, juntas regionales se formaron para luchar contra el nuevo rey. A
diferencia de las juntas españolas, las juntas americanas lucharon contra el poder del
rey, no solo la persona de José Bonaparte.

Mientras estuvo fuera de Venezuela, Bolívar es víctima de las rivalidades entre los
caudillos que empezaban a gobernar a Venezuela y se va a Colombia, en donde muere
el 17 de diciembre de 1830, en la ciudad de Santa Marta. Sus últimas declaraciones
reflejan la amargura que sentía por no haber logrado su objetivo de la unión de la nueva
patria: "¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte
contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al
sepulcro".

Discurso de Angostura

Discurso pronunciado por Simon Bolívar el 15 de febrero de 1819, en la provincia de


Guayana, con motivo de la instalación del segundo Congreso Constituyente de la
República de Venezuela en San Tomé de Angostura.

En este documento Bolívar como jefe de Estado se dirige a los congresistas del país no
sólo para expresar su opinión sobre lo que debía ser el proyecto constitucional a
sancionarse, sino también para ofrecer una profunda reflexión sobre la situación que
vivía Venezuela a fines de 1818 y comienzos de 1819. En relación al proceso de
elaboración de dicho texto, el mismo se llevó a cabo fundamentalmente en su residencia
de Angostura durante los últimos meses de 1818. Asimismo, no vaciló Bolívar en
confiar los originales de este importante documento a Manuel Palacio Fajardo, estadista
dotado de talento y erudición, para que le diera su opinión. En este sentido, Palacio
Fajardo formuló algunas observaciones, que Bolívar acepto con humildad. El 15 de
febrero de 1819, día fijado para la instalación del Congreso que el propio Bolívar había
convocado, una salva de cañonazos, unidas a las aclamaciones del pueblo, señaló a las
11 a.m., la llegada del Libertador, jefe supremo de la República y de la comitiva que lo
acompañaría a la sede del Congreso.

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