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DESARROLLO

1) El modelo societario con el que se organizaron las sociedades latinoamericanas


desde fines del siglo XIX hasta avanzada la segunda mitad del sigo XX tuvo al Estado
como eje articulador del conjunto de la sociedad. En este modelo denominado estado
céntrico, el Estado otorgó a la política un lugar decisivo en la definición de los criterios de
integración social y en la construcción de las redes institucionales destinadas a regular,
controlar y administrar la actividad social.
La constitución del sistema educativo responde claramente a este matriz sociopolítico
estado céntrico y da cuenta del poder de la infraestructura del Estado para definir los
parámetros de socialización e incorporación cultural de la población. El sistema educativo
que se constituye a fines del siglo XIX y principios del XX reconoce en el Estado nacional
su principal referente material para la administración, la gestión y el financiamiento de las
instituciones escolares.
La escuela es portadora de una propuesta universalista que expresaba el conjunto de
los valores, los principios y las creencias en los que se fundamentaba la “comunidad”, a la
que debía incorporarse a las nuevas generaciones y, por la otra, como dispositivo de
regulación social y, en consecuencia, como instrumento de gobernabilidad.
La organización estado céntrica de la sociedad se correspondió con la conformación
de la sociedad industrial y del entramado institucional propio de esta etapa del desarrollo
capitalista: la fábrica, la familia, la escuela, la clase social y las instituciones de
representación política y sectorial constituyeron marcos institucionales que regulaban y
contenían la existencia de los individuos hasta avanzado el siglo XX.
El proceso de globalización rompe esta matriz societal y deshace el entramado
institucional en el que se sostenía y, con ello, el campo común al que se integran y se
articulan individuos e instituciones.
El nuevo tipo societario está acompañado por una serie de cambios en las
instituciones, asistimos a una descomposición de la sociedad industrial como entramado
de experiencia. Se trata de la pérdida del sistema de referencias que proporcionaba la
sociedad industrial y de la constitución de un sujeto autorreferencial. Las instituciones
habrían perdido la capacidad de marcar las subjetividades y estamos asistiendo a una
sociedad de individuos subsocializados y anómicos. Se trataría de un proceso de
desinstitucionalización que acompaña la crisis de la sociedad como concepto y como
realidad.

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En el campo de la educación, estos posicionamientos señalan la pérdida de la
potencialidad de la escuela para instituir identidades y asocian esa caída con la muerte de
Estado-nación y de la ley como instancia fundadora de la ciudadanía.
El modo en que nuestro país se incorporó al orden globalizado generó una
reestructuración social que modificó la tradicional fisonomía de una sociedad de clases
medias con bajos niveles de pobreza en la que las distancias socioeconómicas eran
moderadas. Este cambio genera condiciones cambiantes para el desenvolvimiento de las
instituciones escolares y para la construcción de las estrategias de los sujetos.

2) La sociedad argentina ha sufrido una profunda transformación como consecuencia


de la reconfiguración del orden mundial y del particular modo en que se articuló con ese
nuevo orden. La ruptura de la organización estado céntrica de la sociedad transforma en
inadecuado el concepto de segmento que hace referencia a la existencia de un campo
integrado, y habilita pensar el espacio social y educativo como un compuesto de
“fragmentos” que carecen de referencia a una totalidad que le es común o un centro que
los coordina. Por su parte, el fragmento es un espacio autorreferido en el interior del cual
se pueden distinguir continuidades y diferencias; las primeras marcan los límites o las
fronteras del fragmento, las otras señalan la heterogeneidad de esos espacios.
De este modo, la fragmentación remite a un campo estallado caracterizado por las
rupturas, las discontinuidades y la imposibilidad de pase de un fragmento a otro. La
misma nombra la pérdida de la unidad, la ausencia de referencias comunes y una
dinámica de multiplicación fragmentada que aleja toda posibilidad de recuperación de la
unidad.
La autora señala que nuestras sociedades están en procesos de fragmentación, de
separación permanente, de construcción de homogeneidades que se separar y distinguen
de otros cuerpos homogéneos que conforman entre si un heterogéneo agregado de
instituciones, agentes, grupos e individuos.
Así, la fragmentación social tiene continuidades claras y es éste el concepto que
Tiramonti, cree que da mejor cuenta de la configuración actual del sistema educativo.

3) Hay consenso entre los cientistas sociales en señalar que las modificaciones
estructurales que atraviesan a la sociedad contemporánea están modificando las
relaciones entre individuo y sociedad.
La caracterización de este vínculo ha sido un tema central de la sociología. Según el
esquema tradicional hay una separación tajante entre el individuo y sociedad, y ésta
última, que existe por fuera y por encima de los individuos, moldea la conducta de éstos a
través de un proceso de socialización mediante el cual se constituyen las subjetividades.

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De este modo, la subjetividad no es otra cosa que la incorporación de lo social que
definen las costumbres, las aspiraciones, valores e intereses. Los individuos son,
desde esta concepción, una hechura de la sociedad.
Las teorías modernas de la socialización plantean que no se trata sólo de
internalización de valores, sino que además este proceso de socialización incluye una
construcción social del cuerpo. De modo que los gestos, los movimientos y las posturas
no son naturales sino que son marcas que expresan determinadas trayectorias y
posicionamientos sociales. Bourdieu acuñó el concepto de habitus para dar cuenta de
este aprendizaje del cuerpo. En el mismo sentido, Foulcault habla de las tecnologías de
gobierno basadas en determinados saberes destinados a generar sujetos conformes con
el proyecto dominante.
Elías avanza liberando a los conceptos de individuo y sociedad de los anteriores
significados y los coloca en una relación de reciprocidad según la cual la sociedad da
forma a la individualidad de sus miembros y los sujetos dan forma a la sociedad a través
de actos de su vida en los que ponen en práctica estrategias posibles y viables dentro del
tejido social de sus interdependencias. Según esta postura la sociedad moderna ejerce
una incesante acción individualizadora que se modifica permanentemente a través de una
negociación que supone una constante redefinición de los lazos entre individuo y
sociedad.
Para una serie de autores, la etapa que estamos atravesando se caracteriza por una
modificación profunda en la relación entre individuo y sociedad a favor de la primacía de
los sujetos por sobre las determinaciones de la sociedad. De acuerdo con Beck la
sociedad industrial como sistema, es decir la dinámica de economía, política y ciencia ha
provocado la descomposición de la sociedad industrial como entramado de experiencias,
desanclando a las personas de las seguridades y las formas de vida estándar. A su vez,
Bauman plantea que la modernidad temprana “desarraigaba” para poder “rearraigar”, de
este modo que una vez que el rígido marco de los estamentos sociales fue quebrado, la
tarea para los individuos fue aculturarse a los nuevos marcos regulatorios de la acción.
Así, los estamentos en tanto sitios de permanencia heredados fueron reemplazados por
las clases en tanto membresías fabricadas.
De esta forma, la modernidad esta atravesando un proceso de
desinstitucionalización que se expresa en la ineficiencia de las instituciones
conformadas durante la era industrial para regular y determinar los comportamientos
individuales o lo que es lo mismo, para constituirse en el marco existencial que contiene y
marca las trayectorias individuales .
La articulación Estado, escuela y familia constituyó el soporte del orden social
moderno que, a su vez, inventó una ética, la del trabajo , y una moral laica que imponía

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deberes y obligaciones tan exigentes como los dogmas religiosos. El ideal del sacrificio y
la fe en el progreso es lo que sostiene el proyecto moderno. Es justamente este
entramado de instituciones y justificaciones lo que pareciera estar modificándose, dando
lugar a un Estado Nación que presenta una pérdida simbólica como articulador del orden
y proveedor de un sentido universal al conjunto de acciones que se desarrollan en una
determinada sociedad, así como también cambios en la institución familiar, tanto en su
composición como en el tipo de lazo que articula a sus miembros (nuevas modalidades de
unión, y su disolución, tipos emergentes de composición familiar – cohabitación,
monoparentalidad, ensamblaje- y redefinición de las trayectorias matrimoniales).
Del mismo modo, la existencia de un proyecto de desinstitucionalización afecta tanto a
la familia –como se ha dicho- como la escuela y genera dificultades en la relación de
ambas instituciones. Según los docentes y directivos, la socialización familiar es tan débil
que no alcanza para incorporar a sus hijos a los patrones de conducta socialmente
aceptados; en consecuencia, las familias interpelan a la escuela para que ocupe su lugar.
Así, la desinstitucionalización amenaza fuertemente las instituciones escolares. En
este sentido, las dificultades que tienen las escuelas para hacer efectivo un marco que
establezca las relaciones entre los diferentes miembros de la institución es una expresión
de este proceso. Cada escuela define en situación un conjunto de reglas que permitan la
convivencia. Los contenidos de las normas y las metodologías de aplicación son muy
heterogéneas y reconocen cierta relación con el sector social que atienden.
Las escuelas que tiene como prioridad la conservación de las posiciones sociales han
construido sistemas disciplinarios muy rígidos, en cuya definición no hubo participación de
los alumnos. Hay otro grupo de escuelas, que atienden a chicos de sectores medios, que
buscan el consenso de los alumnos para establecer los marcos disciplinares. En el caso
de las escuelas de los sectores populares hay un amplio espectro de estrategias que van
desde “la mano dura y los gritos” a la formación de consejos de disciplina.

4) Guillermina Tiramonti plantea que existen dos grandes líneas de fragmentación,


una de ellas es el tipo de trabajo al que se aspira, la otra es la forma en que los alumnos
se articulan con el espacio globalizado.
En cuanto al tipo de trabajo, hay un quiebre que diferencia a aquellos que lo piensan
como un medio de satisfacción y crecimiento personal, y los que lo consideran como el
único medio posible para vivir una “vida digna”.
Los primeros organizan sus relaciones con el trabajo desde la estética del consumo;
los segundos, desde los principios de la tradicional ética del trabajo, que fue el
fundamento moral de la sociedad industrial.

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El trabajo como “vocación” es la aspiración del grupo de los sectores medios, que está
ensayando estrategias diferenciadas que le permitan mantenerse dentro del polo superior
de la estructura social.
Para los jóvenes de la elite que integra los sectores más modernos de la economía, el
trabajo aparece asociado a determinada estética que marca un estilo de vida exitosa,
cosmopolita y donde las opciones de consumo son muy amplias. Piensan el futuro desde
una estética propia del consumo, donde el deseo y las vivencias placenteras constituyen
el eje que da sentido a la existencia.
Para los sectores de la elite más tradicionales, la profesión y el futuro desempeño
laboral no están relacionados con la gratificación personal y mucho menos con el deseo
que no goza de ninguna legitimidad como fundamento de las elecciones. La aspiración es
un trabajo acorde con el status social y familiar, lo que se logra a través de la confluencia
de un título universitario profesional y un desempeño en el ámbito del círculo social de
referencia.
Finalmente están los chicos que se proponen acceder a través de trabajo a una vida
digna.
Para ellos, el trabajo y la familia se constituyen en el anclaje de una vida “digna” y
“respetable”; su falta, por el contrario, augura un futuro delictivo.
La forma en que los jóvenes operan en el espacio globalizado constituye otro factor de
estratificación que está presente en los resultados de la investigación. El corte divide a
aquellos que se sienten en libertad de desplazarse y movilizarse, eligiendo los escenarios
más interesantes para el desarrollo de su vida, y a aquellos que están anclados en la
frontera nacional u obligados a emigrar por la adversidad de la vida en el país. Los
primeros piensan el mundo como espacio por el que se puede deambular libremente,
aprovechando oportunidades; para los otros, el mundo es el espacio del exilio, de la
emigración, por el fracaso o la imposibilidad de realización en el ámbito local.
Hacer la experiencia de vivir en el extranjero, estudiar un postgrado afuera, hacer
turismo o idear una vida cosmopolita donde se combinan los viajes con períodos de
permanencia en el país forma parte del imaginario de los jóvenes provenientes de los
sectores medios altos y altos de la población. Hay un ir y venir según los dictados de os
deseos y de los intereses.
En el interior de este grupo se distinguen clivajes y diferencias. No hay una sola
manera de habitar la condición cosmopolita. Están los casos casi “puros” de
cosmopolitismo en los cuales no está presente el anclaje local. Se pertenece al espacio
globalizado donde las identidades nacionales están diluidas. Al mismo tiempo, hay otros
jóvenes para los cuales el espacio nacional es el marco necesario para la realización de
sus aspiraciones elitistas. Estos jóvenes cuentan con el capital cultural y simbólico para

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desplazarse en el mundo, pueden idear estudios en el extranjero y experiencias
interesantes fuera del país, pero su aspiración de poder los ata a las fronteras del país.
Del otro lado de la frontera están los anclados al espacio y al tiempo de lo local, para
los cuales irse es el exilio y quedarse es atar su suerte a los vaivenes local. El exilio es
una compulsión a la que los enfrenta el estrechamiento del campo laboral nacional.
Muchos de los jóvenes de clase media están en esta categoría. Para estos jóvenes “irse”
es emprender un viaje de vuelta al origen de sus abuelos, que se aborda sólo ante la
amenaza del fracaso.
Hay otros jóvenes que comparten este mismo espacio socioeconómico para los
cuales “irse” no es una opción. Son los que apuestan a las salidas colectivas, y a la
posibilidad de modificar la situación nacional. Estos jóvenes asisten todos a escuelas
públicas. Las escuelas privadas no albergan proyectos colectivos. Se recrean en este
grupo de jóvenes la vocación de participar en la construcción de un mundo mejor.
Los chicos más pobres habitan la globalización anclados en lo local; para ellos el
futuro está amarrado a la suerte del país y a las políticas nacionales. Serán lo que el país
les depare. No hay escapatoria.

5) En la Escena Nº 6, pudimos observar, en el primer párrafo que la docente no


demuestra respeto tanto por el horario de llegada a su trabajo “Estoy llegando tarde, pero
cuando hay jornada el horario es un poco más elástico…” como por su superior “aunque
el gordo (el director)…”.
Teniendo en cuenta el resto del texto en primera instancia queremos decir, que se
puede ver claramente cómo en la actualidad la escuela se ha convertido en una
“contenedora social”, puesto que consideramos que no es tarea del docente el ir a visitar
las casas de sus alumnos; ésta es más bien actividad de un asistente social. Esto, sin
lugar a dudas, constituye una realidad lamentable, que se construye alrededor de la
sobrecarga de tareas a los docentes, por parte de las autoridades, que utilizan como
excusa su formación de educadores para ubicarlos en ocupaciones que deberían ser
desempeñadas por otros profesionales, como por ejemplo, psicólogos, psicopedagogos,
asistentes sociales, etc. .
Por otra parte, considerando, únicamente el contenido del texto, queremos destacar
cómo la pobreza y la humildad no condicionan a la persona, puesto que como se puede
constatar en el texto tanto la abuela, como las nietas son personas muy bien educadas
que atienden a los docentes de la mejor manera dentro de sus limitaciones. Al igual que,
la importancia que le otorga la abuela a la educación secundaria y a la docencia, como
puede verse en la siguiente cita: “¿Qué es lo que más le gustaría a Blanca? Que las
chicas terminaron el secundario y si es posible, que fueran maestras”. De este modo, es

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posible observar una reivindicación al rol docente, últimamente tan subestimando,
demostrando cuan importante es su accionar para la sociedad.
Para concluir, nos gustaría decir cuanta significatividad encierra la frase “Hay dignidad
en la villa”, debido a que, como enseña el relato, el hecho de ser humilde o haber tenido
una historia dura no implican que una persona sea un delincuente, o que no esté
capacitado para superarse y para demostrar cuánto puede dar. Esta sin lugar a dudas es
una concepción que debe arrancarse de todo ser humano, puesto que, desde nuestro
punto de vista, si uno realmente lo desea y cuenta con los medios necesarios –que el
Estado y un trabajo digno debe proveer- puede convertirse en lo que desee.
Por otra parte, con respecto a la Escena Nº 1, queremos, simplemente, remarcar lo
dicho anteriormente, como puede verse en el texto, en donde Mariela demuestra que la
humildad –en cuanto a recursos materiales- , no es un condicionante para salir adelante,
ser una excelente alumna y una amante de la Literatura. De igual modo, pudimos
constatar que ningún trabajo por más simple que parezca, es malo, mientras sea
realizado en post de un buen objetivo. Así, cabe destacar que no debemos prejuzgar el
trabajo ni adelantarnos al pensamiento de otro, porque puede ocurrir- como a la profesora
del relato- que estemos imaginando cualquier otra cosa.
Para concluir nuestro análisis dejamos una reflexión de Christian D. Larson que
creemos engloba el mensaje de ambos textos: "Prométete a ti mismo: ser fuerte y que
nada pueda perturbar tu paz mental. Hablar solo de salud, felicidad y prosperidad con
cada persona que encuentres. Ver lo bueno de todo y hacer el optimismo una realidad.
Pensar solo lo mejor, trabajar lo mejor que puedas y esperar lo mejor. Ser entusiasta no
solo con tu éxito sino con el de los demás. Olvidar los errores del pasado y enfocarte en
los logros del futuro. Ser amable con todos. Dedicarte a ser mejor para que no tengas
tiempo de criticar a los demás. Pensar lo mejor de ti mismo y proclamar esta verdad, no
con palabras sino con acciones. Tener fe de que el mundo esta de tu lado mientras tu das
lo mejor de ti". 

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