Es un proceso inflamatorio agudo que resulta de la liberación y activación de las enzimas
pancreáticas dentro de la propia glándula, que puede comprometer por continuidad otros tejidos y órganos vecinos e incluso desencadenar la disfunción de órganos y sistemas distales. Sus principales causas son el alcoholismo (de 12-24 horas después de un exceso alcohólico o de una comida pesada se inicia con dolor severo epigástrico, extendido a los hipocondrios y propagado al dorso; se acentúa en decúbito dorsal y se alivia inclinándose hacia adelante – posición mahometana o genupectoral. Además de esto, hay náuseas y vómito), la litiasis del colédoco, la hipertrigliceridemia, la hipercalcemia, los traumas abdominales y el virus de las paperas, aunque en el 30-35% de los casos no se descubre la etiología. Las manifestaciones clínicas de la pancreatitis son: Dolor: Es intenso, grave, postrante y perforante, se presenta en el epigastrio irradiado en forma de cinturón y se extiende hacia el dorso desde la 7 a la 12 vertebra dorsal. Se presenta en pacientes generalmente sanos y coincide con la ingesta abundante rica en grasas o exceso de alcohol. Es continuo y no cede con analgésicos comunes. Se caracteriza por su duración que puede ser de hasta 24 a 48 horas. El paciente busca una posición que disminuya el dolor sentándose y flexionando el tórax en posición ventral o en decúbito lateral con las piernas flexionadas sobre el abdomen. El dolor puede estar acompañado de signos de irritación peritoneal. Náuseas y vómitos: Se caracteriza por la eliminación de contenido gástrico, biliar en ocasiones materias fecales. Los vómitos suelen ser copioso (abundante) y no alivian el dolor. Signos abdominales: La difusión de líquido pancreático a través del espacio retroperitoneal es responsable de los signos abdominales. La evidencia de hemorragia retroperitoneal rara vez es la presencia del signo de Haslted-cullen (equimosis del ombligo) y el signo de grey Turner (equimosis de los flancos). En los casos graves la secreción pancreática activada puede llegar a constituir un síndrome de falla multiorganica. A la aparición brusca de síntomas muy alarmantes como dolor epigástrico, vomitos repetidos, meteorismo abdominal y estado de shock, se le conoce como drama pancreático Dieulafoy, y marca el comienzo de una pancreatitis aguda hemorrágica (debilitamiento de las paredes vasculares por necrosis). Anamnesis: Se basa en la evaluación de las características del dolor, su forma de comienzo, sus antecedentes (de enfermedad vesicular y de la ingestión de bebidas alcohólicas, así como de medicamentos o sustancias capaces de inducir la digestión pancreática como diuréticos tiazidicos, corticoesteroides y AINES) y las condiciones previas a su presentación. Examen físico El paciente está taquicardico y se mueve constantemente lo que indica que no hay irritación peritoneal. Si se trata de un caso de edema del páncreas a la palpación del abdomen no se encuentran signos de irritación peritoneal o ellos son moderados (esto ayuda en el dx de pancreatitis moderada), con frecuencia hay ileo paralitico (ausencia de ruidos intestinales). En la pancreatitis hemorrágica a la palpación se encuentra distensión abdominal y dolor al rebote, además, con frecuencia se acompaña de shock, en ellas, además, al cabo de 2 a 4 días aparece equimosis en los flancos y en la región periumbilical debidas a la migración de la sangre a apartir del espacio retroperitoneal; días después puede aparecer un absceso o un seudoquiste pancreático. El compromiso pulmonar puede ponerse en manifiesto por estertores crepitantes basales, atelectasias y derrame pleural generalmente al lado izquierdo. La disnea y la cianosis pueden presentarse ante la agravación del cuadro respiratorio. La palpación de la pared abdominal mostrará una pared dolorosa y tensa, sobre todo en la región epigástrica, pero rara vez una masa palpable bien definida y una defensa abdominal muy discreta en relación con la intensidad del dolor.