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Estudios de Teoría Literaria

Revista digital: artes, letras y humanidades


Año 4, Nro. 8, septiembre 2015
Facultad de Humanidades / UNMDP, ISSN 2313–9676

Leandro de Sagastizábal y Alejandra Giuliani.


Un editor argentino: Arturo Peña Lillo
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Eudeba
2014
176 pp.

Valeria B. Toamaino1

Recibido: 17/07/2015
Aceptado: 08/08/2015

Estructurado en cuatro capítulos que militancia desde la publicación, en el


señalan las etapas más significativas en que privilegió obras de autores
la vida profesional de Arturo Peña Lillo argentinos y latinoamericanos muchas
y los distintos proyectos editoriales, por veces marginales de ese momento con
él concebidos y liderados, este libro una clara intención de diferenciarse de
constituye un análisis exhaustivo y las demás editoriales de la época que se
complejo de la lógica editorial de este orientaban principalmente hacia los
chileno nativo y argentino1 por elección. autores europeos y, por tanto, a las
Ya desde el primer capítulo “Los traducciones. En sus propias palabras
primeros años (1952-1959) ALPE y la podemos decir que “Arturo Peña Lillo
Historia de la Argentina de Ernesto siempre consideró Historia de la
Palacio” los autores presentan a un Peña Argentina de Peña Lillo su libro
Lillo comprometido en colaborar con la fundacional, el que condensó sentidos
creación de un pensamiento nacional que serían sus ejes de edición de allí en
soberano, con un ejercicio de la más…” (37). Luego de un breve lapso
en la Editorial Peña–Del Giudice, con la
1
Licenciada en Bibliotecología y compañía del historiador Gregorio
Documentación (UNMdP). Contacto: Weinberg Peña Lillo funda, en 1953, el
vtomain@mdp.edu.ar
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proyecto editorial ALPE. Desde allí y chamente relacionado con Arturo


con un calculado plan de trabajo publicó Jauretche y Abelardo Ramos.
Historia de la Argentina 1515-1938 de Sagastizábal y Giuliani lo
Ernesto Palacio, un autor nacionalista y retratan aquí ocupado en presentar un
perteneciente a la corriente del Revisio- catálogo que respondiera a los amplios
nismo Histórico. Esta obra fue un hito espacios intelectuales y políticos del
que marcó un antes y un después en la momento, que buscaba minimizar la
carrera de Lillo; la decisión de tomar barrera existente entre textos académi-
este riesgo que le pudo haber costado su cos y de divulgación, proactivo e
prestigio profesional nos acerca a sus interesado en participar de la conforma-
ideales y a su dimensión emprendedora. ción de una soberanía de pensamiento a
En el segundo capítulo, “La través de la selección de obras que
Siringa”, los autores identifican en Lillo respondían a los siguientes “nudos
un modelo editorial basado en tres conceptuales: el antiimperialismo, el
criterios: la cuidada selección de revisionismo histórico, el gobierno
autores, la calidad de los textos y peronista y el pueblo/la clase obrera”,
precios de venta accesibles. Resaltan publicando, por ejemplo, Del anar-
además el hecho de que editó obras que quismo al peronismo: Historia del
estudiaban el peronismo durante el movimiento obrero argentino de
peronismo. Y esto no era algo común. Alberto Belloni, único título hasta el
Su idea a este respecto fue la momento que versaba sobre el movi-
posibilidad de publicar a autores locales miento obrero y que se convirtió en una
“excluidos de los espacios intelectuales obra referencial al respecto. Entre la
prestigiosos” y no precisamente segunda mitad de los 60 y principios de
oficialistas. la década del 70 Lillo editó los que
El proyecto ALPE finalizó en serían la segunda generación de autores
1956 –aunque ocasionalmente editó paradigmáticos de la izquierda
luego algunos títulos– para dar lugar, peronista, representados en Ortega Peña
unos años después, a una nueva inicia- y Duhalde. Se resalta además aquí el rol
tiva: La Siringa, colección que fue de La Siringa como herramienta de
articulando identidades dispersas y formación política para los jóvenes
heterogéneas, dentro de un horizonte de lectores de la época. Presentan espe-
discursos revisionistas, marxistas, na- cialmente el caso de Gustavo Rearte,
cionalista popular y peronista (54), fundador de la Juventud Peronista,
haciendo confluir a los distintos actores militante de la resistencia y preso
y sentidos de la ideología política y político. Dado que los autores que
social del peronismo de izquierda de la publicaron en la colección La Siringa
década del 70. En el marco de la caída no pertenecían todos a la misma
del peronismo y del surgimiento de la ideología, ni al mismo partido político,
Revolución Libertadora apareció esta no podemos hablar, por lo menos hasta
colección (1959-1966), que en la mirada 1973, de una editorial convertida en un
de los autores, muestra a un Peña Lillo “brazo político” de ningún partido
autodefinido como “el editor de los político del momento. Como bien
nacionales”, frente a otras editoriales afirman los autores, los libros de esta
decididamente antiperonistas, y estre- colección “traspasaron con creces los

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ámbitos intelectuales del peronismo de revistas que dedicaban espacio a las


izquierda” (52). reseñas y a la crítica literaria como
Una particularidad que destacan “Primera Plana”.
los autores reside en las decisiones También, los autores refieren a
tomadas por Lillo en cuanto a la estética la creación de las colecciones Ciencia y
de la colección: resigna la calidad pero Técnica e Historia. Además, como
no su contenido; las publicaciones de editor abierto a las búsquedas y a las
La Siringa fueron consideradas por nuevas experiencias que demostró ser,
Horacio González como “libros de en 1966 editó el Boletín de la Academia
trinchera”, obras creadas para la difu- Argentina del Lunfardo y desde 1969
sión del conocimiento, para el debate, comenzó a publicar títulos relacionados
para la construcción de las ideas. Por con oficios. 1970 encuentra a un Peña
otro lado, y haciendo referencia a la Lillo consolidado como empresario y se
obra El encantador de serpientes, puede entrever una disminución en el
escrita por el propio Peña Lillo, carácter vanguardista de la editorial,
Sagastizábal y Giuliani muestran a un aunque continúa con su militancia
autor comprometido que consideraba a política y acompaña el “proceso de
algunos de sus colegas como “coloniza- politización” que caracterizó estos años,
dores pedagógicos”. Al cierre de este contribuyendo a la formación del pensa-
capítulo queda claramente explicitado lo miento latinoamericano a través de sus
relevante de la colección La Siringa en trabajos, incluso mediante la publica-
la historia cultural y política de nuestro ción de la Revista Cuestionario (1973-
país, por sus constantes reediciones, por 1976).
su presencia en la Universidad (consta- En el marco de las políticas
tada por la representación de los títulos editoriales es posible notar un reagrupa-
de la colección en las bibliografías de miento de los títulos en la colección El
las asignaturas) y por su rol en el ensayo Americano y en la emblemática
ejercicio de la lectura como forma de colección Biblioteca de estudios ameri-
militancia y resistencia. canos, creada en 1954 y editada por
En el tercer capítulo, “A. Peña ALPE y cerrada en 1977. En este lapso,
Lillo, editor (1966-1976). Tiempos de y a diferencia de lo ocurrido en la
expansión y Alcances y límites del década del „60, los libros editados por
proyecto editorial”, los autores caracte- Arturo Peña Lillo comenzaron a ser
rizan La Siringa como el trampolín que presentados en las revistas culturales de
utilizó Peña Lillo para lanzarse a un la época como fueron la Revistas Crisis
proyecto industrial más complejo; pese y Envido.
al inicio de la dictadura de Onganía en Ya en el último capítulo, La
1966 su producción pudo sobrepasar los empresa del editor, los autores analizan
límites establecidos por el régimen y el catálogo editorial “en sus lógicas
publicar, entre otros títulos, El medio internas y en sus vínculos con los
pelo en la sociedad argentina de Arturo procesos políticos y culturales” (135)
Jauretche y Los caudillos de Félix Luna, poniendo nuevamente en primer plano
y sostener así una coherencia ideoló- la finalidad militante que sostuvo Peña
gica. El medio pelo produjo un revuelo Lillo a lo largo de su carrera. Nos
en el ámbito académico que, clara- presentan A. Peña Lillo como una
mente, no se vio reflejado en las empresa familiar; de hecho, su propia

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hija Laura Peña trabajaba en el área de


producción de la editorial, lo que le
daba una organización particular y
vínculo diferente con los autores. El
Golpe de Estado del „76 ya no le
permitió continuar con su proyecto
editorial: ya no era posible militar, ya
no era posible expresarse a través de
ninguna experiencia. En 1979 vendió la
empresa pero eso no hizo que nuestro
protagonista se alejara del mundo de los
libros.
Peña Lillo fue un conocedor del
campo editorial, lo abordó en todos sus
aspectos puesto que había comenzado
como maquinista gráfico, oficio que lo
forjó también en el gremialismo. Sus
propias vivencias lo llevaron a concebir
su proyecto y a dotarlo de una impronta
única motivada en sus convicciones y
coherente con ellas en todo su devenir.
Un editor argentino: Arturo Peña Lillo
nos permite conocer a fondo la historia
de este hacedor, tanto en su evolución
en el mundo de la industria editorial,
como en cuanto a su presencia y
relevancia en la construcción de la
identidad cultural y política argentina,
con lo que se constituye en un trabajo
minucioso y detallado de estos desta-
cados investigadores de la Universidad
Nacional de Buenos Aires.

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