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Capítulo 9: La destrucción de los partidos de oposición

El Ejército, los rurales, la policía ordinaria y la policía secreta se dedican en un 80% a la supresión
de los movimientos democráticos populares.

El movimiento del Partido Liberal fue el único al que Díaz permitió progresar mucho en materia de
organización. Este partido nació en el otoño de 1900. Tras un discurso del obispo que dejaba ver el
resurgimiento de la Iglesia Católica, se conformaron 125 clubes liberales, se fundaron alrededor de
50 periódicos y se convocó a una convención que se efectuaría en San Luis Potosí en enero de
1901.

Con métodos policíacos fueron destrozados la mayoría de los clubes de la federación liberal y los
periódicos dejaron de circular por haber sido encarcelados los directores y destruidas o confiscadas
las imprentas.

Algunos dirigentes que todavía conservaban la vida y la libertad huyeron a los Estados Unidos,
donde establecieron su cuartel general. Se organizó la junta que había de dirigir al partido; se
publicaron periódicos y sólo después de que los agentes del Gobierno mexicano los habían seguido
y hostilizado con falsas acusaciones que causaron su detención, tales dirigentes perdieron la
esperanza de hacer algo por medios pacíficos para la regeneración de su país y entonces decidieron
organizar una fuerza armada con el propósito de derrocar al anciano dictador de México.

El Partido Liberal intentó dos revoluciones que terminaron fracasando por diversos factores: primero
por la eficacia del Gobierno para colocar espías entre los Revolucionarios, segundo por los severos
métodos aplicados en la represión y tercero por la participación efectiva del Gobierno de los Estados
Unidos, puesto que las revueltas tenían que ser dirigidas desde el lado norteamericano.

La rebelión de junio de 1908 sacudió profundamente a México conocida como la Rebelión de las
Vacas. Los liberales dijeron tener 46 grupos militares listos para levantarse en México, pero resultó
que toda la lucha la hicieron los refugiados mexicanos que cruzaron la frontera. El Gobierno
mexicano conocía sus planes y arrestó a los miembros del grupo antes de la hora fijada.

Para junio de 1910 ya habían encarcelado en Estados Unidos a todos los dirigentes liberales o bien,
estaban ocultos. No había mexicano que se atreviera a apoyar abiertamente la causa del Partido
Liberal por temor a ser encarcelado bajo la acusación de estar relacionado en alguna de las
rebeliones.

 
Capítulo 10: La octava elección de Díaz por unanimidad

A fines de 1876 Díaz se adueñó del país por la fuerza y se proclamó Presidente por unanimidad. En
1880 cedió el Gobierno a su amigo Manuel González, quien reinstaló a Díaz en 1884. después Díaz
fue reelegido cada 4 años por unanimidad durante 20 años hasta 1904, en que el periodo
presidencial se alargó a 6 años, y por séptima vez fue elegido por unanimidad. Finalmente el 10 de
julio de 1910 Díaz resultó elegido Presidente de México por octava vez.

En marzo de 1908, a través de James Creelman y del Pearson’s Magazine, Díaz anunció al mundo:
1º que por ningún motivo consentiría en aceptar un nuevo periodo como presidente; y 2º que le
agradaría transferir personalmente el poder a una organización democrática.

Esta declaración parecía una paradoja, de modo que los hombres inteligentes del elemento
progresista se unieron para proyectar un movimiento que, sin estar en oposición directa contra Díaz,
pudiera abrir a la vez una brecha hacia la democracia. De esta forma se organizaron varios clubes
que formaron un organismo central conocido como Club Central Democrático. Tan pronto como la
popularidad del Partido Demócrata se hizo evidente, Díaz actuó para destruirlo. El primer intento
abierto en contra de dicho partido consistió en cortar en flor la propaganda a favor de Reyes
relegando en remotas partes del país a una docena de oficiales que habían manifestado simpatías
por la candidatura de Reyes. Los diputados Urueta y Lerdo de Tejada, hijo, y el senador José López
Portillo, fueron de los primeros a quienes se privó de sus puestos. Asimismo, fueron expulsados
muchos estudiantes de las escuelas de jurisprudencia, minería, medicina y preparatoria, tanto de la
Ciudad de México como en Jalisco, por apoyar la candidatura de Reyes. Siguió una larga lista de
arrestos y ejecuciones de miembros del movimiento demócrata en todo el país. Eran acusados de
sedición, pero nunca se presentaron pruebas para demostrarlo. En este movimiento no hubo
intentos de rebelión armada o de violación de las leyes. Lo más notable de esa represión fue el trato
que recibió el candidato del partido Demócrata, Bernardo Reyes, gobernador del estado de Nuevo
León. Reyes nunca aceptó su postulación y la rechazó cuatro veces. Además, durante los meses en
que le llovieron calamidades sobre él y sus amigos, nunca dijo una palabra que pudiera interpretarse
como ofensa contra Díaz. Como candidato, Reyes no satisfacía por completo el ideal de los
dirigentes, pero fue designado porque se creía que podría dirigir la orquesta. Reyes era una figura
con fuerza militar y se requería un personaje así para atraer al pueblo cuyos temores eran grandes.

Reyes prefirió no dirigir la orquesta y tras rechazar la candidatura cuatro veces se retiró a su
residencia campestre a esperar que pasara la tormenta sin hacer el menor movimiento que pudiera
ofender al Gobierno.

Díaz impuso una multa de 330 mil dólares a los socios financieros de Reyes y Reyes fue capturado
por Treviño para que presentara su dimisión. Por último se le envió fuera del país con una supuesta
misión militar en Europa, pero en realidad desterrado de su patria.

Todos estos actos, en vez de intimidar al pueblo, sólo sirvieron para que el pueblo formulara con
más energía sus demandas. El partido de oposición encontró un nuevo jefe en Francisco I. Madero,
un distinguido ciudadano de Coahuila, miembro de una de las más antiguas y respetadas familias de
México. Madero viajó en su propio coche por todo el país para pronunciar discursos en reuniones
públicas, no hacía propaganda de su candidatura, sino que se limitaba a propagar los elementos del
gobierno popular.
En abril de 1910 se designó a Madero como candidato a la Presidencia. Madero fue encarcelado,
pero en cuanto salió seguía pronunciando discursos con la misma táctica de criticar ligeramente al
Gobierno y de no alimentar alteraciones de la paz.

En la ciudad de México se efectuó una manifestación que ni el mismo Díaz habría podido organizar
a su favor. Quienes participaron en ella sabían que exponían su vida y su libertad, pero fue tan
grande la muchedumbre que el Gobierno se vio forzado a admitir que esa manifestación había sido
un triunfo para los “maderistas”, como se llamaba a los demócratas. La prensa de Díaz se burló de
Madero y su programa.

Al poco tiempo, todos los miembros de los clubes antirreleccionistas fueron arrestados y los
periódicos progresistas que quedaban fueron suprimidos. El 6 de junio de 1910 Madero fue detenido
en secreto durante la noche y encerrado en secreto en la penitenciaría de Monterrey, pero el hecho
se comenzó a divulgar a voces. A Madero se le acusó por insultos a la nación; se le trasladó a San
Luis Potosí y permaneció incomunicado hasta después de las “elecciones”

En el día de las “elecciones” habían soldados y rurales en cada ciudad, pueblo o ranchería llevando
a cabo una farsa de elecciones. Los soldados vigilaban las casillas y cualquier persona que se
atreviera a votar por candidatos de oposición se arriesgaba a ser encarcelado, a la confiscación de
sus propiedades y aun a morir.

Capítulo 11: Cuatro Huelgas mexicanas

En el gobierno de Díaz no hay leyes de trabajo en vigor que protejan a los trabajadores; no hay
reglamentos eficaces contra el trabajo de los menores; no hay procedimientos mediante los cuales el
obrero pueda cobrar indemnizaciones por daños, por heridas o por muerte en las minas o en las
máquinas. Los trabajadores no tienen derechos que los patrones estén obligados a respetar.
Además existe la opresión gubernamental al servicio del patrón para obligar a latigazos al trabajador
a que acepte sus condiciones.

Los 6 mil trabajadores de la fábrica de Río Blanco no estaban conformes con pasar 13 horas diarias
en una atmósfera asfixiante por salarios de 50 a 75 centavos al día, mucho menos con la forma de
pago mediante vales útiles en la tienda de la compañía, mucho más cara que cualquier tienda
normal.

Díaz era accionista de la fábrica de Río Blanco y tan pronto cuando los obreros intentaron
organizarse para declararse en huelga, los obreros sospechosos de haberse afiliado al sindicato
fueron encarcelados.

En Puebla, el estado vecino, se declararon en huelga en las fábricas de textiles. Río Blanco ya se
preparaba para la huelga per en vista de las circunstancias, decidieron esperar un tiempo con el
objeto de recaudar escasos recursos para sostener a sus hermanos de Puebla. En cuanto la
empresa se enteró de la procedencia de la fuerza que sostenía a los huelguistas poblanos, cerró la
fábrica de Río Blanco y dejó sin trabajo a los obreros, quienes formaron pronto la ofensiva,
declararon la huelga y formularon sus demandas. No obstante, los seis mil obreros y sus familias
empezaron a pasar hambre y se dirigieron a Díaz para pedir su clemencia.

Díaz simuló investigar y pronunció su fallo, pero los obreros volvieron a trabajar en las mismas
condiciones.

Los huelguistas habían pasado hambre y a su regreso demandaron provisiones alimenticias que les
fueron negadas. Fue entonces cuando Margarita Martínez exhortó al pueblo a tomar por la fuerza las
provisiones. La gente saqueó la tienda, la incendió después y por último prendió fuego a la fábrica.
Los soldados aparecieron inmediatamente y descargaron sus fusiles contra la multitud. Fue una
verdadera masacre en donde se cree que murieron entre 200 y 800 personas.

Los obreros sindicalizados son mejor pagados. Existen varios sindicatos: la Gran Liga de
Trabajadores Ferrocarrileros con 10 mil miembros; el sindicato de mecánicos, con 500 miembros; el
sindicato de calderos con 1500; el de carpinteros con 1500; el de herreros con 800 miembros; y el
Sindicato de Obreros del Acero y fundiciones de Chihuahua, con 500 miembros.

Han ocurrido varias huelgas de estos obreros. En 1905 fueron los cigarreros, poco después los
mecánicos; la huelga de la Gran Liga de Trabajadores Ferrocarrileros que ocurrió en la primavera de
1908 y la huelga de Tizapán, cuyos huelguistas morían de hambre al igual que en Valle Nacional.

Capítulo 12: Críticas y comprobaciones

Cuando el escritor de este libro, Kenneth Turner, publicó los artículos en The American Magazine,
muchas revistas, periódicos, editores y personas particulares de los Estados Unidos corrieron a
defensa de Díaz. Existen otros escritores como Herman Whitaker que han comprobado también en
sus artículos los relatos del autor. Evidentemente, varios norteamericanos, dueños de haciendas en
México, defendieron el sistema de Díaz y trataron de justificarlo con argumentos falsos. Entre ellos
George S. Gould, Guillermo Hall, señor Thompson (dueño de haciendas de henequén), los
publicistas William Randolph Hearst y Otheman Stevens, entre otros.

Los capitalistas norteamericanos apoyan a Díaz porque esperan que mantenga siempre barata la
mano de obra mexicana, y que la oferta de éste los ayude a romper la espina dorsal de las
organizaciones obreras de los Estados Unidos, ya sea mediante la transferencia de parte de su
capital a México o mediante la importación de trabajadores mexicanos a los Estados Unidos.

 
Capítulo 13: El contubernio de Díaz con la prensa norteamericana

Existe una extraña y misteriosa resistencia en los poderosos periodistas norteamericanos para
publicar cualquier cosa que perjudique al Porfirio Díaz y también se manifiestan en ellos un notable
deseo de publicar lo que halague al dictador. De pronto, los artículos del autor dejaron de aparecer
en la revista y la investigación se detuvo, en su lugar publicaron artículos más suaves.

Díaz controla todas las fuentes de noticias y los medios de transmitirlas. Los periódicos se reprimen
o subsidian a capricho del Gobierno. Las verdaderas noticias de México no pasan las fronteras y los
libros que describen con verdad los hechos en México son suprimidos o comprados, aun cuando se
publiquen en los Estados Unidos.

Cuando ocurrieron las arbitrarias persecuciones de 1907 en Los Angeles contra Magón, Villareal,
Rivera, Sarabia, De Lara, Modesto Díaz, Arizmendi, Ulibarri y otros mexicanos enemigos políticos de
Díaz, se advirtió con claridad a los periódicos que se debían poner un bozal. Los periódicos de la
ciudad podrían sacar en 24 horas a esos hombres, pero no se lo proponen porque los propietarios
de los periódicos están interesados en concesiones en México.

Mientras Wall Street tiene intereses en conflicto en el reparto de los Estados Unidos, Wall Street es
única en la explotación de México. Esta es la razón principal de que los periódicos norteamericanos
se unifiquen cuando se trata de alabar a Díaz. Por medio de la propiedad, o casi propiedad de
revistas, periódicos y casas editoras, y por el procedimiento de repartir el dinero destinado a
anuncios y propaganda, Wall Street ha podido suprimir la verdad y mantener la mentira acerca del
México de Díaz.

Capítulo 14: Los socios norteamericanos de Díaz

Los Estados Unidos son socios en la esclavitud que existe en México. el poder policiaco de este país
se ha usado en la forma más efectiva para destruir el movimiento de los mexicanos destinado a
abolir la esclavitud, y para mantener en su trono al principal tratante de esclavos: Porfirio Díaz.

Este apoyo se debe a que hay 900 millones de dólares de capital norteamericano invertido en
México, y este dinero es un argumento concluyente contra cualquier crítica al Presidente Díaz.
Entonces no es de extrañar que en México exista un creciente sentimiento antinorteamericano. La
asociación del capital norteamericano con Díaz ha deshecho al país como entidad nacional.

La firma M. Guggenheim Sons posee todas las grandes fundiciones y propiedades mineras de
México. La Standard Oil Co. Controla el 90% del comercio de combustible. American Sugar Trust
tiene asegurado el monopolio del negocio del azúcar. El Inter-Continental Rubber Co se halla en
posesión de millones de hectáreas huleras de México. La compañía de Wells-Fargo Express,
mantiene un monopolio del negocio de transportes por express. E. N. Brown, presidente de
Ferrocarriles Nacionales de México es miembro del consejo directivo del Banco Nacional de México,
mediante el cual se efectúan todas las negociaciones financieras del Gobierno mexicano. Los
herederos de Harriman son dueños de un millón de hectáreas de terrenos petrolíferos en la región
de Tampico y varios otros norteamericanos tienen propiedades agrarias por millones de hectáreas.
La razón por la cual Díaz entregó al país en manos de los norteamericanos estriba en que estos
tenían más dinero para pagar privilegios especiales. También los norteamericanos trabajan con
esclavos: los compran, los explotan, los encierran, los azotan, los matan, exactamente igual que
otros empresarios de México.

Los Estados Unidos intervendrían con un ejército para mantener a Díaz o a un sucesor que continúe
con la especial asociación con el capital norteamericano.

La esclavitud que produce utilidad puede mantenerse mejor bajo la bandera mexicana y México se
puede mantener para Estados Unidos como una colonia de esclavos. No hay necesidad de anexarlo,
pues una vez anexado, el pueblo norteamericano podría protestar. El Presidente norteamericano
Traft y el procurador general Wickersham, a petición del capital americano, ya han puesto al
gobierno de Estados Unidos al servicio de Díaz para ayudarle a aplastar una incipiente revolución.

Capítulo 15: La persecución norteamericana de los enemigos de Díaz

Entre el periodo de 1905 y 1910 han sido encarcelados en los Estados fronterizos centenares de
refugiados mexicanos y han ocurrido muchos intentos para regresarlos a México para que el
Gobierno de Díaz les aplique sus propios métodos sumarios. Asimismo, cualquier mexicano en
Estados Unidos a quien se le pudiera comprobar que era miembro del Partido Liberal, se hallaba en
peligro de extradición por homicidio y robo. Entre los muchos mexicanos detenidos en 1906, varios
fueron deportados en grupo por los funcionarios de migración, aunque no existe pretexto legal para
deportar a nadie por ser refugiado.

Casi en todas las ciudades norteamericanas cercanas a la frontera, los cónsules fungen como
espías, perseguidores y sobornadores. Están provistos de mucho dinero que gastan libremente para
alquilar malhechores y detectives, y para sobornar a funcionarios norteamericanos. En diversas
ocasiones han suprimido periódicos y han hecho encarcelar a sus directores, así como han disuelto
clubes políticos.

Ricardo Flores Magón, presidente del Partido Liberal ha radicado en los Estados Unidos durante seis
años y medio y casi todo ese tiempo lo ha dedicado a tratar de escapar a la muerte, y más de la
mitad lo ha pasado en prisiones norteamericanas, sin otro motivo que el de oponerse a Díaz. Flores
Magón y sus compañeros enfrentaron cargos distintos: resistencia de autoridad, homicidio y robo,
difamación en grado penal y conspiración para violar las leyes de neutralidad; este último cargo era
el más utilizado por el Gobierno para inculpar a los opositores de Díaz.

La persecución general de refugiados políticos mexicanos continuó sin cesar hasta junio de 1910,
cuando el escándalo se hizo tan grande que se llevó el asunto ante el Congreso norteamericano.
Flores Magón, Villareal y Rivera iban a ser procesados por otros cargos pero el 3 de agosto fueron
puestos en libertad sin volvérseles a arrestar.

 
Capítulo 16: La personalidad de Díaz

El poder de Díaz ha deslumbrado a los hombres y los ha acobardado hasta el punto de que no
tienen valor para mirar con fijeza para advertir la carroña que hay detrás. Su buena fama en el
extranjero se debe a tres cosas: 1º que Díaz ha hecho “el México moderno”, 2º que ha traído una
tranquilidad a México y por tanto, debe considerársele como una especie de príncipe de la paz y 3º
que es un modelo de virtudes en su vida.

La realidad es que México no es moderno ni industrialmente ni en materia de educación pública, ni


en su forma de gobierno. Su sistema de gobierno es digno del Egipto de hace 3 mil años.

Antes de que Díaz llegara al poder supremo, había sido soldado profesional y luchó en la Guerra de
Tres Años que liberó al país de la Iglesia Católica. Díaz luchó durante 20 años del lado de México y
del patriotismo. Benito Juárez lo fue ascendiendo de puesto poco a poco, hasta que a la caída de
Maximiliano, Díaz alcanzó el rango de mayor-general. Después del derrocamiento, reinó la paz en
México gracias a Juárez; sin embargo, el ambicioso Díaz conspiró y encendió una rebelión tras de
otra con el propósito de conquistar el poder supremo de la nación. Juárez se enteró del complot
envió al general Escobedo APRA controlar la situación. Cuando Juárez murió en julio de 1872, Díaz
era fugitivo de la justicia.

Tanto el Gobierno de Juárez como el de Lerdo, su sucesor, sostuvieron una paz política
antimilitarista. En consecuencia, los jefes militares se unieron a Díaz en su rebelión porque sentían
que el poder se les iba de las manos.

Si a Díaz se le puede considerar inteligente, es una inteligencia criminal. La limpieza personal, la


temperancia y la virtud conyugal no determinan en lo más mínimo la reputación de un hombre como
estadista. Díaz tiene las facultades personales como genio para la organización, agudo juicio de la
naturaleza humana y laboriosidad; pero estas virtudes son utilizadas para hacer el mal y pueden
muy bien agregarse a sus vicios. Nunca aprendió el inglés ni ninguna lengua extranjera. Nunca lee
excepto recortes de prensa y libros acerca de sí mismo; nunca estudia excepto el arte de
mantenerse en el poder. No le interesa la música, ni el arte, ni la literatura, ni el teatro. Ha sido
severo, áspero, hasta brutal en el trato de sus enemigos. La crueldad constituye parte de su
herencia; su padre era domador de caballos y notable por ese rasgo. Es cruel y vengativo y su
nación ha sufrido mucho por esa causa, sin embargo, afirman que no es valiente, sino un cobarde,
pusilánime y rastrero. Cuando ocurrió el levantamiento de Las Vacas, Díaz se enfermó de modo
repentino, como síntoma de un terror pánico agudo. La hipocresía lo caracteriza y lo dota, bebe
mucho y se emborracha. Tanto su vanidad como su falta de refinamiento y gusto se evidencian en la
ordinariez y ridiculez de las alabanzas que premia y con las cuales se complace. Es el hombre más
rico de México, pero mantiene sus negocios financieros tan ocultos que hay poca gente que pueda
calcular la cuantía de sus bienes. Al casarse con carmelita, Díaz mató tres pájaros de un tiro; pues
ella era ahijada de Lerdo de Tejada y atenuó la amistad de los amigos de Lerdo, ganó el apoyo de
su suegro y se aseguró el apoyo de la Iglesia.

Cualquier deseo que abrigue para el bienestar de su país es oscurecido y borrado por la ambición
personal de mantenerse en el poder toda la vida.

 
Capítulo 17: El pueblo mexicano

En la estimación de los norteamericanos amigos de Díaz, la pereza es el vicio cardinal del mexicano,
no obstante, han aceptado que cuando recibe alimento y recupera su fuerza, son muy buenos
trabajadores.

Se le considera fanático religioso, pero si los gobernantes del país hubieran sido más inteligentes y
hubieran dado al pueblo la más ligera idea de esplendor fuera de la Iglesia, la influencia del
sacerdote habría sido menos intensa de lo que es ahora.

El país se halla terriblemente atrasado en el uso de maquinaria moderna, y por eso se acusa al
mexicano de nos ser progresista. Pero no es el peón ordinario, sino el amo, quien decide la cantidad
de maquinaria que debe usarse en el país y como en México la carne y la sangre humana son más
baratas que la maquinaria, es más barato poseer un peón que un caballo.

Se acusa al pueblo mexicano de ser ignorante, como si esto fuera un crimen. Dicen también que es
feliz, pero una persona sin libertad no puede ser feliz. Afirman que el carácter hispanoamericano es
incapaz de ejercer la democracia, y por lo mismo necesita la mano de un dictador, pero esta
afirmación corresponde a intereses opresores que impiden el desarrollo democrático y libre de la
nación.

El mexicano es una raza mestiza (48%), en parte indígena (38%) y en parte española (19%). Es un
pueblo versátil pero de pasiones violentas y energía inconstante. En sus realizaciones modernas
está a la zaga de los países de Europa occidental.

En  la actualidad, los países hispanoamericanos todavía están gobernados por dictadores, debido al
apoyo otorgado a éstos por los gobiernos extranjeros que se oponen a los movimientos
democráticos incluso por la fuerza de las armas. Díaz no es sólo el único dictador apoyado por los
Estados Unidos a requerimiento de Wall Street. Así, para dondequiera que se mire, se comprueba
que los defectos, los vicios de México, están en el sistema de Díaz.

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