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RAFAEL GARCÍA GARCÍA

Derechos Humanos y constitucionalismo


ante el nuevo milenio

En el prólogo a la edición francesa de La puertas que supone el tránsito a un nuevo


rebelión de las masas, Ortega y Gasset milenio, no han faltado incluso voces que,
resaltaba que existían «épocas en que la desde diversas perspectivas, han cuestio-
realidad humana, siempre móvil, se acelera, nado alguno de los valores, principios e
se embala en velocidades vertiginosas». Un instituciones sobre los que se asienta la
buen ejemplo de esta vertiginosidad lo sociedad moderna contemporánea y que,
tenemos en la historia europea de los últimos en sus versiones más extremas, no han
años. En poco tiempo hemos asistido, desde dudado en anunciar, en un tono ciertamente
el nacimiento y desarrollo de la Comunidad apocalíptico, el fin de la Historia.
Europea, a la caída del Muro de Berlín, Así, desde la perspectiva jurídico-
pasando por la desintegración de los regí- constitucional, hace tiempo se viene deba-
menes de los Países del Este, o por el triste tiendo sobre el significado y vigencia de
y vergonzoso episodio del conflicto armado conceptos como el de Soberanía, Estado-
de la ex Yugoslavia. Todo ello, sin que exista nación, Ley, o sobre la crisis del modelo
prácticamente una solución de continuidad de representación, o sobre la insuficiencia
entre unos acontecimientos y otros. Y como de la dogmática de los derechos fundamen-
suele ocurrir en estos casos, con la sensación tales, por citar algunos de los más conocidos.
de que la realidad ha superado de nuevo Debates, en todo caso, que no constituyen
nuestra capacidad de asimilación y nos ha un fenómeno aislado y que, con ciertos
supeditado a asumir estos cambios, sin que matices y en atención alguna de las posturas
realmente lleguemos a ser conscientes de mantenidas, se podrían inscribir en lo que
su trascendencia. se ha venido a denominar el movimiento
Resulta curioso, sin embargo, comprobar “postmoderno”, término éste utilizado para
cómo esta sensación o sentimiento, que calificar una nueva corriente de pensamiento
podríamos calificar de “frustrante”, se ha caracterizada por su eclecticismo y en la
sustituido casi con la misma celeridad por que concurren distintos movimientos no
el de incertidumbre y expectación al com- siempre reconducibles a un único signi-
probar el contexto generalizado de cambios ficado.
y transformaciones que acompañan, más La expresión sociológica “postindustrial”
o menos de forma caprichosa, el nacimiento aplicada a la sociedad capitalista desarrolla-
de un nuevo siglo. En este cerrar y abrir da, la filosófica de “postempírico” en alusión

Revista Derecho del Estado Nº 7, diciembre 1999


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a la superación de ciertos conceptos este autor, «el estado de la cultura después


normativos de ciencia y progreso científico de las transformaciones que han afectado
o, entre otras, la artística de “postvan- a las reglas de juego de la ciencia, de la
guardia”, en referencia a la tendencia de literatura y de las artes a partir del siglo
la pintura contemporánea, serían algunas XIX» (LYOTARD, 1994).
de las manifestaciones que acreditan su Como era de prever, la respuesta doctrinal
pluralidad de significados. Pero en todo no se ha hecho esperar. Ante la trascen-
caso, éstas no son sino tendencias de un dencia y alcance de las propuestas post-
movimiento cultural más amplio que se modernas, numerosos autores se han
inicia a finales de la década de 1950 en interesado por el tema, bien para apoyarlo,
Estados Unidos y que, en un principio, sirvió bien para criticarlo, dando lugar a una
para dar nombre a un nueva corriente amplia bibliografía. Además de la obra de
literaria para, posteriormente, extenderse Lyotard, antes citada, que podríamos
a otros campos, en especial a la filosofía, calificar de pionera, quisiéramos hacer
a través de la cual, precisamente, penetra mención especial de dos publicaciones de
en el continente europeo. reciente aparición. La primera es un
Sin entrar a valorar el acierto de su volumen colectivo, publicado bajo el título
denominación, el empleo del prefijo post Derechos Humanos y constitucionalismo
nos pone en antecedentes de cuál es el ante el tercer milenio, coordinado por el
fundamento de este movimiento. Como profesor Pérez Luño. La segunda, corres-
apunta Jürgen Habermas en un pequeño ponde a la reedición del ya clásico portugués
artículo publicado en un volumen recopi- Direito Constitucional e Teoria da
latorio bajo el título de Ensayos políticos, Constituçao, del brillante y siempre suge-
«todos los “ismos” que se construyen con rente profesor de Coimbra, J. Gomes
un “post” tienen siempre el objetivo del Canotilho. De la lectura de éstas y de alguna
distanciamiento y expresan una experiencia otra obra más surgieron una serie de me-
de discontinuidad, una posición distinta en ditaciones que, sin ánimo de extendernos,
relación a un pasado distantemente loca- pretenden quedar reflejadas en este pequeño
lizado» (HABERMAS, 1981). artículo que aquí presentamos.
Conforme a esta caracterización, se No está de más advertir que, tal y como
podría afirmar de forma genérica que el se anuncia en el título, nuestro trabajo se
“postmodernismo” implica, ante todo, un va limitar a destacar alguno de los pasajes
cambio de modelo cultural, un distancia- esenciales de la evolución mantenida por
miento con el pasado más próximo repre- dos conceptos claves del constitucionalismo
sentado por el modernismo y en especial moderno: el de Constitución y el de De-
el movimiento ilustrado que en él se ins- rechos Humanos, pues a nuestro juicio,
cribe. Consecuencia lógica es que, dada esa ambos conceptos, en cuanto ideales de
ruptura aparente de la continuidad, se ha modernidad, constituyen un banco de
de imponer socialmente un nuevo paradigma pruebas inmejorable para contrastar si las
de conocimiento, una nueva condición del críticas postmodernistas encuentran funda-
saber, que sería, tal y como se apunta en la mento en el constitucionalismo actual. En
obra, recientemente traducida al castellano, este sentido, hemos considerado apropiado
de J. F. Lyotard: La condición posmoderna. dividir la exposición en dos grandes
Una nueva condición que expresaría, según apartados: uno referente al concepto de
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Constitución, en el que haremos una breve garantistas» (CANOTILHO, 1997), «una téc-
referencia a las notas características del nica de libertad contra el poder arbitrario»
constitucionalismo moderno (infra apartado (MATTEUCCI, 1998).
1), la evolución del concepto de Consti- Si bien hay que advertir que, aunque
tución (apartado 2) y los nuevos plantea- sobre el terreno de los grandes principios,
mientos postmodernistas (apartado 3); y el constitucionalismo presenta tendencial-
otro, al de Derechos Humanos, donde se mente caracteres unitarios, bajo esta deno-
analiza su evolución (apartado 4) y las minación genérica y abstracta concurrieron
aportaciones postmodernistas al respecto distintos modelos con soluciones jurídicas
(apartado 5). diferentes. Aun coincidiendo en el tiempo
(siglos XVII y XVIII) y en su significado,
no fue igual el modelo de constitucionalismo
1. EL CONSTITUCIONALISMO MODERNO seguido en Francia que el inglés o el de
Estados Unidos. Cada uno de ellos surge
En sentido histórico, el término consti- en respuesta a circunstancias sociales y
tucionalismo moderno alude al movi- políticas concretas, y con una fundamen-
miento político, social y cultural que, sobre tación, en teoría, distinta: individualista el
todo a partir de mediados del siglo XVIII, francés, estatalista el americano e histo-
cuestiona, desde los planos políticos, filo- ricista el inglés. Es más, de ellos se derivan
sóficos y jurídicos, los esquemas tradi- los tres grandes modelos de Constitución
cionales de dominio político, esquemas que se encuentran en la base de los textos
hasta ese momento asentados en un «con- constitucionales aparecidos a lo largo del
junto de principios, consuetudinarios y siglo XIX. En todo caso, diferentes sí, pero
escritos, aseguradores de la existencia de no independientes.
derechos estamentales frente al monarca Como ha puesto de manifiesto el profesor
y, simultáneamente, limitadores de su Fioravanti, en los acontecimientos poste-
poder» (CANOTILHO , 1997). riores a las revoluciones de finales del siglo
En contra de lo que podría pensarse, la XVIII, «ninguno de los tres modelos tendió
finalidad última de este movimiento no fue, a permanecer aislado», sino más bien todo
o al menos no exclusivamente, la de in- lo contrario, «cada uno de ellos tiende a
corporar al ordenamiento una nueva norma combinarse con uno de los otros dos»
denominada Constitución. Además, y sobre (F IORAVANTI , 1996), lo que viene a
todo, la irrupción del constitucionalismo demostrar que, en realidad, los tres modelos
moderno supuso, en primer lugar, romper no son sino tres formas distintas de
con el pasado más inmediato representado reaccionar ante el legado del antiguo
por el denominado constitucionalismo constitucionalismo, «tres formas de
antiguo, y, en segundo lugar, y más im- desenvolver la idea constitucional»
portante, instaurar una nueva forma de (CANOTILHO, 1997), que han contribuido
ordenar y fundamentar un orden político de forma conjunta «a formular algunos de
que asegurase y garantizase la libertad de los principios basilares del consti-
los ciudadanos frente a los poderes públicos. tucionalismo moderno» (M ATTEUCCI ,
En este sentido, el constitucionalismo mo- 1998).
derno ha de interpretarse como una «técnica Por lo que aquí interesa, la caracterización
específica de limitación del poder con fines del constitucionalismo como técnica limi-
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tadora con fines garantistas encierra sin duda que pretende ser expresión, no sólo de un
un fuerte componente político o, si se pre- ser, sino también de un deber ser. A estas
fiere, ideológico. Si, como acabamos de ver, notas esenciales habría que añadir dos
su objetivo es garantizar la libertad de los más. La primera hace referencia a su con-
ciudadanos frente al Estado, y para ello éste tenido: la Constitución moderna establece
se ha de ajustar, en su organización, a unos un orden inmanente de normas jurídicas
determinados principios, parece lógico que del que el Estado obtiene no sólo «su
la Constitución, como apunta I. de Otto, organización fundamental, sino también
«no puede restringir su significado al de su delimitación básica frente al individuo»
una norma jurídica más» (OTTO, 1988). (K. STERN, 1987). La segunda, a su forma:
Necesariamente en ella se han de recoger si exceptuamos a Inglaterra, las consti-
los principios a los que obedece esa orga- tuciones modernas se caracterizan por ser
nización y debe expresar, por tanto, esa constituciones escritas
específica “cualidad” (HESSE, 1992), esa Al igual que ocurre en Estados Unidos,
determinada “esencia” (OTTO, 1988). esta idea de Constitución moderna se asocia
Al margen de otras consideraciones, en en Europa con las constituciones racionales
la historia constitucional europea esa esencia normativas aparecidas a finales del siglo
o cualidad se identifica en origen con los XVIII y comienzos del XIX. En este sentido,
valores revolucionarios liberales burgueses, el constitucionalismo posterior a la Revo-
tal y como quedaron posteriormente lución Francesa no se sustrae al clima ge-
consagrados en el artículo 16 de la Declara- neral de racionalización que caracterizó el
ción de los Derechos del Hombre y del desarrollo del Estado moderno, y concibe
Ciudadano de 1789: «Toda sociedad en la la Constitución como un documento escrito,
que no está asegurada la garantía de los producto de la razón, «con el que se pretende
derechos, ni determinada la separación de estructurar, de una vez y para siempre, toda
los poderes, no tiene Constitución». la vida del Estado» (GARCÍA PELAYO, 1984).
La Constitución pasa a ser la «ley básica
del Estado» (K. STERN, 1987), su orden
2. EL CONCEPTO DE CONSTITUCIÓN jurídico básico, que predetermina su estruc-
tura y limita su poder. Su finalidad es
Aun a riesgo de simplificar en exceso, po- controlar, racionalizar el Estado, darle en
demos afirmar que la Revolución burguesa definitiva, en consonancia con los valores
determinaría, desde este punto de vista, el liberales burgueses, la forma de Estado de
tránsito del constitucionalismo antiguo al derecho. Para ello establece nuevas ga-
moderno. A partir de este momento, la rantías jurídicas que aseguran la igualdad
Constitución ya no puede ser interpretada ante la ley de todos los ciudadanos y la
como un conjunto de principios que regulan protección de sus derechos frente al Estado,
la forma de gobierno o que expresan «el el que, a su vez, ve limitado su poder con
modo de ser de una comunidad» la instauración de la división de poderes y
(CANOTILHO , 1997). La Constitución en el principio de legalidad.
sentido moderno se presenta, ante todo, Esta forma de entender la Constitución
como un pacto fundador, una auténtica responde a lo que la doctrina ha venido a
“constitución”, que no sólo recoge un denominar el concepto ideal de Constitución
orden, sino que además establece ese orden, y se convirtió durante el siglo XIX en el
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modelo teórico ideal para toda la Europa en la concepción liberal, también ha de


occidental, hasta el punto de que sólo se garantizar un proceso político libre, legi-
consideraban constituciones aquellos textos timar democráticamente el poder del Estado
que respondían a un cuadro ideal previo. y mantener «su virtualidad y eficiencia en
Concretamente «al ideal de la garantía de un proceso político reglado» (HESSE, 1996).
determinados derechos de libertad, de la Además, la decisión en favor del Estado
división de poderes, del Estado de derecho social supone atribuir a la Constitución la
y de la fijación de estos derechos y principios responsabilidad de configurar la vida social
en una Constitución escrita» (K. STERN, y económica, procurando reducir al máximo
1987). los antagonismos de la sociedad industrial
Ya en el siglo XX, y coincidiendo con la por procedimientos reformadores no vio-
crisis del constitucionalismo liberal y de lentos.
los postulados racionales normativos, este En atención a estas nuevas funciones,
concepto va a perder su posición hegemó- se podría establecer un paralelismo: si el
nica. A partir de la Constitución de Weimar Estado constitucional democrático actual
(1919), los textos constitucionales, en un es resultado de la suma y combinación de
intento por amoldar la estructura del Estado los Estados de derecho, democrático y
de derecho a las nuevas condiciones sociales social, la Constitución que le da cuño no
de la civilización industrial, incorporan a puede servir sólo para limitar y controlar,
su articulado nuevos contenidos sociales debe servir además para construir demo-
y económicos; materias hasta ese momento cráticamente el poder y para orientarlo
reservadas a la esfera privada y ajenas a la socialmente. De esto se desprende, como
regulación constitucional, son atribuidas al apunta H. P. Schneider (1991), que «los
Estado, que asume así la condición de objetivos democráticos, los propios del
Estado social. De este modo, el arquetipo Estado de derecho y los inherentes al Estado
liberal de las relaciones entre sociedad y social, así como las funciones de la Cons-
Estado, fundadas en la antítesis libertad- titución, no están de forma alguna des-
autoridad, se ve superado por un proceso conectados, ni tampoco contrapuestos, sino
recíproco de estatalización de la sociedad que se condicionan y se complementan
y socialización del Estado. La extensión entre sí».
del sufragio universal, unido a la formación El problema se plantea a la hora de definir
y desarrollo de los partidos de masas, esta Constitución, de encontrar un concepto
facilitan la participación de los individuos que sea capaz de garantizar cierta esta-
en la formación de la voluntad estatal. Al bilidad, que asegure la complementariedad
mismo tiempo, el Estado abandona su necesaria entre estos principios, a priori
actitud pasiva de “vigilante nocturno” para contradictorios. La propia experiencia his-
asumir la configuración de la vida social e tórica ha venido a demostrar que no era
intervenir activamente en el proceso eco- una tarea fácil, y que en aquellos supuestos
nómico. en que no se ha mantenido este equilibrio,
Estos cambios se traducen en la asunción los resultados han sido desalentadores.
por parte de las constituciones de nuevas Estamos haciendo referencia a lo que la
funciones. Ya no basta con que la Cons- doctrina ha denominado Constitución
titución limite el poder estatal y proteja la programática o dirigente. Vinculada de
libertad de los ciudadanos, como ocurría forma genérica a la ideología marxista, la
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Constitución dirigente partía de primar la ción, la concurrencia de concepciones


función social del texto constitucional, políticas y proyectos alternativos diferentes
entendido como un texto planificador que (CANOTILHO, 1997).
pretende impulsar la transformación de la A diferencia del concepto ideal, la
sociedad a través de la acción del Estado. Constitución abierta se presenta, no como
A la Constitución le correspondía diseñar un sistema estático e invariable de normas
la actividad política y económica de la jurídicas que garantizan un statu quo deter-
comunidad y al Estado su ejecución, en minado, sino como un sistema dinámico y
cuanto «director exclusivo de la sociedad» abierto de reglas y principios que permite,
(C ANOTILHO , 1995). Aunque no es el para su determinación, el libre juego de
momento de detenernos a analizar las fuerzas políticas dispares. Se asegura así
consecuencias prácticas derivadas de su la vocación original de todo texto constitu-
aplicación, conviene apuntar que hoy este cional de perdurar en el tiempo al permitir,
concepto se encuentra ciertamente cues- dado su carácter dinámico y abierto, una
tionado, como lo demuestra el hecho de que mayor capacidad de adaptación a los
sus seguidores se hayan visto obligados a cambios sociales y culturales.
replantear su contenido y buscar, como
posteriormente veremos, opciones alterna-
tivas más acordes con los sistemas demo- 3. PLANTEAMIENTOS POSTMODERNISTAS

cráticos contemporáneos.
Para simplificar las cosas y evitar incurrir Llegados a este punto, cabría preguntarse
en un excesivo tecnicismo, en la actualidad si realmente se ha producido o no ese
el concepto que cuenta con mayor grado cambio de paradigma que defienden las
de aceptación entre la doctrina es el de tesis postmodernistas. En un principio, y
Constitución abierta. Es decir, la Consti- como apunta Habermas, éste parece haberse
tución entendida, no ya como un sistema producido con el «paso del derecho formal
cerrado, omnicomprensivo y estático de burgués al derecho materializado del Estado
normas, sino un sistema abierto de reglas social». Sin embargo, como también señala
y principios, donde es posible la existencia este autor, tal reinterpretación «no debe
de lagunas y donde, incluso, algunas confundirse con una revisión de los concep-
cuestiones quedan predeterminadamente tos y de los principios básicos» (HABERMAS,
abiertas, para su discusión, decisión y 1998). Desde el punto de vista jurídico, la
configuración (HESSE, 1992). Su mayor tesis postmodernista parece presentar esta
acierto, como señala Gomes Canotilho, contradicción formal: aunque el término
estriba en pretender conciliar dos exigencias post indique, como ya apuntamos, un
fundamentales del Estado constitucional distanciamiento, lo cierto es que, según
democrático. De un lado, incorporar a la qué prisma utilicemos, los mismos acon-
Ley fundamental los principios de legiti- tecimientos pueden suponer una innovación
midad material informadores del Estado y o ruptura con el pasado o, por contra,
la sociedad. De otro, fijar a través del texto pueden presentarse como una etapa más
constitucional una orientación política dentro del proyecto ininterrumpido de
global, un plan estructural básico, guiado progreso emancipador que supone la
por determinados principios que aseguren modernidad. El problema realmente está
y garanticen, para su concreción y realiza- en saber si este proyecto se encuentra
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agotado o no, si son suficientes sus derecho constitucional, ya no puede


instrumentos sociales, políticos y cultu- concebirse como «un sistema de reglas
rales (HABERMAS, 1981), o si éstos deben destinadas a dar a la sociedad una estructura
ser complementados en términos postmo- estable y distinta de su orden natural espon-
dernistas. Como era de esperar, han sido táneo», sino que, más bien, ha de inter-
muchas las opiniones en uno y otro sentido. pretarse como un derecho auto-organizativo,
Dentro de la segunda opción, última- entendido como un sistema endógeno de
mente cobra fuerza entre algún sector de relaciones sociales fruto de la interacción
la doctrina un concepto de Constitución espontánea de sus agentes (CANOTILHO,
ciertamente innovador que la presenta como 1997).
un “estatuto reflexivo”. Tomando como Así definido, el nuevo paradigma auto-
referencia la obra de Canotilho, vamos a organizativo conecta plenamente con las
intentar exponer brevemente cuáles son las ideas de autogestión y de libertad de
bases teóricas de este concepto, si se me autofundación que caracterizan, según
permite la expresión, postmoderno de Lyotard, la nueva condición postmoderna.
Constitución. Si trasladamos estos argumentos al tema
Los autores que se decantan por este que nos interesa, el concepto de Constitución
concepto (Taubner, Lauder y, con matices, que mejor expresa esta condición es el
el propio Canotilho) consideran que la idea concepto anteriormente anunciado, que
de Constitución como «centro de un con- define o concibe la Constitución como un
junto normativo “activo” y “finalístico”, «estatuto reflexivo que, a través del estable-
regulador y directivo de la sociedad», se cimiento de esquemas procedimentales, de
encuentra hoy en declive por las siguientes apelación a autorregulaciones, de suge-
causas: de un lado, ha mostrado sus limita- rencias en el sentido de evolución político-
ciones y deficiencias a la hora de regular social, permite la existencia de una
los problemas sociales, políticos y econó- pluralidad de opciones políticas, la compa-
micos; de otro, en estrecha relación con lo tibilización del disenso, la posibilidad de
anterior, ya no puede presentarse como un varios juegos políticos, y la garantía de
«pacto fundador o legitimador de una acción mutaciones a través de rupturas» (TEUBNER
práctica racionalmente transformadora» o, y L AUDER , recogidas por C ANOTILHO ,
lo que es lo mismo, ya no puede «insertarse 1997).
en el proceso histórico de emancipación de Construido sobre las teorías sistémicas
la sociedad» (CANOTILHO, 1997). autorreferenciales (autopoiéticas) de autores
Ante tal situación, estos juristas consi- como Luhman y Teubner, el concepto
deran que el derecho en general ha dejado “reflexivo” de Constitución pretende cons-
de ser el fenómeno cultural dominante en tituirse en una alternativa crítica al clásico
la actualidad, al menos en la forma como sistema jurídico regulador, eminentemente
se presentaba en el punto álgido de su legislativo, sobre el que se cimenta la ar-
evolución durante el siglo XIX, y demandan, quitectura jurídica del Estado liberal y, sobre
en consecuencia, la implantación de un todo, del Estado social. Frente a éste, la
nuevo paradigma: el paradigma de la auto- teoría reflexiva parte de un dato: el derecho,
organización. Dada la complejidad y y en especial el derecho constitucional, es
diversificación de las sociedades con- incapaz de ofrecer una respuesta única y
temporáneas, el derecho, y en especial el coherente a todas y cada una de las
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exigencias procedentes de un sistema social conclusiones para afirmar que «la refle-
cada vez más complejo y diversificado. La xividad postmoderna no elimina la com-
alternativa propuesta sería la de optar por prensión racional de la modernidad
un derecho –derecho constitucional– “desus- constitucional» (CANOTILHO, 1997).
tantivizado”, “informal”, “descodificado”, Con la exposición de las bases teóricas
“deslegalizado” (CANOTILHO, 1993, 1997), de esta nueva concepción y de las críticas
una suerte de minimalismo jurídico que planteadas a su fundamentación, damos por
rompa con el monopolio interpretativo y cerrada la parte dedicada al concepto de
que se limite a establecer las reglas del juego Constitución. Creemos que nuestra inten-
o, a lo sumo, a realizar sugerencias para ción de realizar un pequeño esbozo del
que sean los propios agentes sociales estado de la cuestión está cumplida. Pero
quienes, a través de procedimientos auto- antes de pasar al siguiente apartado nos
organizativos, marquen el camino por seguir gustaría comentar, por sus implicaciones
en la evolución político-social, sin que, en en el tema, la postura mantenida por este
ningún caso, éste venga impuesto jurídica- último autor.
mente. En un artículo publicado en la Revista
Tales serían los elementos teóricos que Española de Derecho Constitucional con
caracterizan esta nueva concepción post- el título “¿Revisar la/o romper con la Cons-
modernista de Constitución. Las críticas a titución dirigente?”, el profesor Canotilho
la teoría han sido de lo más variado. parece adherirse a esta teoría reflexiva de
Algunas, cercanas a descalificación como la Constitución. A su entender, ella aporta
la expresada por Pérez Luño, discrepan de la única solución viable para actualizar y
los enfoques autopoiéticos, tanto en su forma reinterpretar el concepto de Constitución
como en su contenido: en su forma, por dirigente o programática. La Constitución
considerar que incurren en la inconsecuencia reflexiva, haciendo uso de mecanismos de
metodológica de justificar la auotopoiesis “eficacia reflexiva” o de “dirección indi-
jurídica con modelos procedentes de otras recta” –subsidiariedad, neo-corporativismo,
ciencias, en este caso de la biología; y en delegación–, podría seguir cumpliendo,
su contenido, por entender que «lo que según su criterio, la función transformadora
pueden tener de bueno no es nuevo, y que de la sociedad que caracterizaba a las
lo que tienen de nuevo no es bueno» (PÉREZ constituciones dirigentes, pero sin tener que
LUÑO, 1996). En la misma línea se sitúa la emplear los ineficaces medios autoritarios
opinión del profesor Denninger, que com- y estatalizantes de éstas. Así, la ley dirigente
parte con el anterior las observaciones cedería su lugar al contrato, el espacio
negativas respecto al método, para poste- nacional se alargaría hacia la transnaciona-
riormente cuestionarse si tras esta teoría lización y globalización y la capacidad
no estaría «la arrogancia del poder dis- transformadora se mantendría, pero restrin-
frazada apenas de jerga lingüística de tipo gida a cuatro “contratos globales”: el con-
prescriptivo» (DENNINGER, 1996). Aunque trato para las “necesidades globales”, el
ya de por sí estas críticas son suficiente- contrato “cultural”, el contrato “democrá-
mente elocuentes, resulta significativo que tico” y el contrato “del planeta Tierra”
uno de los autores que en principio parecen (CANOTILHO, 1995).
aceptar estos planteamientos, el tan citado En un principio, parece compartir con
C. Canothilo, al final se desmarca de sus la tesis anterior el punto de partida; sin
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embargo, los resultados a los que llega son “semánticas”, incapaces de orientar la praxis
distintos. Según este autor, lo único en que a la teoría. Con este propósito, las concep-
varía la Constitución reflexiva de la diri- ciones anunciadas parecen alertar sobre los
gente es en los instrumentos regulativos riesgos cosificadores que, para el derecho
utilizados, pero, en todo caso, y cito textual- en general, suponen tanto mantener una ten-
mente, «el proyecto emancipatorio de las dencia excesiva reguladora como sucumbir,
constituciones va a continuar en uno u otro sin más, a la omnipresente ley de mercado,
contexto». Se aleja así de las críticas rea- como única alternativa posible. Para salir
lizadas por la concepción anterior que, de este impasse, dichas concepciones mayo-
precisamente, si recordamos, negaba que ritariamente parecen inclinarse por vincular
la Constitución pudiera adscribirse en el el porvenir de los textos constitucionales
«proceso emancipador de la sociedad». Pero al desarrollo de la democracia, evitando así
además, y aquí se encuentra la conexión retomar la teoría del Estado. Quizá sea ésta
con el dilema postmoderno, entiende que la única vía para mantener la vigencia y
la sustitución del derecho autoritario diri- virtualidad emancipatoria de los textos cons-
gente por el constitucionalismo moralmente titucionales, sobre todo si se tiene presente
reflexivo podría ofrecer los medios nece- la actual situación del modelo interven-
sarios que permitan completar el proyecto cionista del Estado de bienestar.
de modernidad en las condiciones complejas
de la postmodernidad (CANOTILHO, 1995).
Salvando las distancias, este concepto 4. EVOLUCIÓN DE LOS DERECHOS
HUMANOS
reflexivo de Constitución que propone
Canotilho comparte, a nuestro entender, una
cierta identidad en sus pretensiones con A continuación abordaremos la segunda
otros conceptos también de reciente apa- de las tareas propuestas, es decir, realizar
rición, como puede ser el de Constitución un breve resumen de la evolución mantenida
abierta, anteriormente analizado, o el de en materia de derechos humanos. Para
Constitución pluralista, de Zagrebelsky (Il ello hemos optado por utilizar como criterio
diritto mite, 1992) [El derecho dúctil], por expositivo la clásica división cronológica
citar alguno de los conceptos que no han que clasifica a los derechos humanos en
sido objeto de comentario. tres generaciones: una primera, que engloba
Como apuntamos al principio, estamos los derechos individuales liberales; una
inmersos en una época de transición carac- segunda, que agrupa los denominados de-
terizada por numerosos cambios, si se quiere rechos sociales, económicos y culturales;
postmodernistas que, desde luego, afectan y una tercera, que da nombre a un conjunto
al mundo del derecho. En concreto, en de derechos heterogéneos y complejos
nuestra disciplina, el derecho constitu- que van desde el derecho a la paz y a la ca-
cional, últimamente se repite con cierta lidad de vida, pasando por el derecho de
insistencia la necesidad de replantear el los consumidores o la libertad informática,
significado de los textos fundamentales para calificados genéricamente como los nuevos
evitar que se desvinculen de las reglas de derechos de la edad tecnológica.
comportamiento social y terminen utili- Ante esta clasificación, resulta cierta-
zando la terminología de K. Lowenstein, mente difícil no compartir la tesis postmo-
convirtiéndose en meras constituciones dernista de cambio de paradigma cultural.
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Como veremos, las transformaciones socio- Estas libertades presuponen una con-
políticas y culturales que caracterizan el cepción histórica de los derechos humanos
tránsito de una generación a otra podrían circunscrita a la realidad de un modelo de
servir perfectamente para justificar este sociedad concreto, el modelo liberal
cambio. Pero, en todo caso, no adelantemos burgués, donde el individuo «aislado» cons-
resultados y limitémonos, por el momento, tituye el punto de partida «desde el que se
a analizar las notas distintivas de cada una tiende a sistematizar la visión de toda
de las generaciones. sociedad» (BALDASSARRE, 1997). En este
De todos es conocido el origen histórico contexto, la idea de libertad adquiere,
del concepto de derechos humanos. Al igual además de su significado individualista, un
que otros conceptos como el de “ciudadanía” contenido negativo que se traduce en el
o el de “voluntad general”, su origen ha de reconocimiento de un conjunto de derechos
situarse en el centro de las reivindicaciones subjetivos, concebidos como «espacios
del proyecto “iluminista” de la modernidad vacíos de poder» (BALDASSARRE, 1997) que
y, más concretamente, en su idea indivi- garantizan la libertad del individuo frente
dualista, racional y secular de emancipación, al Estado. La célebre separación Estado-
fuente de inspiración de las revoluciones sociedad de esta época no es sino un fiel
burguesas del siglo XVIII. Dejando al margen reflejo de esta concepción atomista del
la innegable influencia de las declaraciones individuo que reclama su autonomía y la
americanas, estas reivindicaciones encon- de la sociedad civil donde se integra, frente
traron en el continente europeo su primera
a la injerencia de la actividad estatal
concreción formal en la Declaración de los
(FIORAVANTI, 1996).
Derechos del Hombre y del Ciudadano de
Estas serían, a grandes rasgos, las notas
1789. Posteriormente la incorporación de
que caracterizan a los derechos de la pri-
este texto al preámbulo de la Constitución
mera generación. Veamos cuáles son las
francesa de 1791 inaugura la vía a través
que definen a los derechos sociales, econó-
de la cual los derechos consagrados en la
micos y culturales de la segunda generación.
Declaración se incorporan, en mayor o
menor extensión, según la ideología domi- En el plano interno, salvando las referencias
nante, a la historia del constitucionalismo casi anecdóticas incluidas en la Declaración
europeo (PÉREZ LUÑO, 1988). de los Derechos del Hombre de 1793 y
En un primer momento, la idea de libertad Constitución francesa de 1848, el verdadero
se identifica con una concepción individua- precedente de la positivación de estos
lista basada, por influencia de la ideología derechos se encuentra en la Constitución
iusnaturalista racionalista, en el recono- de Weimar de 1919. Hasta ese momento,
cimiento de una serie de derechos naturales, como bien indica el profesor Cascajo Castro
de validez universal, consustanciales al (1988), «la historia del constitucionalismo
hombre y anteriores al Estado. El prototipo social es prácticamente la historia de un
de estos derechos es el derecho a la pro- vacío». La Constitución de Weimar es la
piedad, inviolable y sagrado (artículo 17), primera constitución europea en incorporar
que, junto a los derechos de libertad y se- un amplio catálogo de derechos de contenido
guridad (artículo 2), de inspiración lockiana, social y económico: la protección de la mano
pasan a constituir el fin prioritario de la de obra (artículo 157), un sistema de seguros
sociedad civil. para atender la conservación de la salud,
García García Derechos Humanos y constitucionalismo ante el nuevo milenio 67

la capacidad de trabajo, la enfermedad, la viduo participar en la vida de la comunidad


previsión de las consecuencias económicas (CICALA, 1965).
de la vejez (artículo 161), el derecho a la Podría afirmarse, en este sentido, que la
educación (título IV) ... transformación a la que se ve sometido el
Esta tendencia se mantiene, en mayor o concepto clásico de libertad, tras la aparición
menor grado, en las constituciones poste- del Estado social, viene especificada a su
riores: la Constitución republicana española vez por un doble proceso de ampliación:
de 1931 y la soviética de 1936, y se hizo una ampliación subjetiva y una funcional,
aún más evidente tras la segunda Guerra que a la postre son las notas que caracterizan
Mundial: Constitución francesa de 1946, esta segunda generación de derechos:
la italiana de 1947, la Ley Fundamental de –La ampliación subjetiva implica un
Bonn de 1949, o las constituciones más cambio cualitativo en los titulares de la
recientes del sur de Europa, en especial la libertad. Las referencias de la Declaración
portuguesa de 1976 y la española de 1978. y las constituciones liberales al individuo
Pese a lo efímero de su resultado, se aislado, independiente, titular de una serie
podría afirmar que la inclusión en el texto de derechos subjetivos, se ven ampliadas,
de Weimar de una serie de cláusulas sociales sobre todo en las constituciones poste-
y económicas inaugura una nueva etapa en riores a la segunda Guerra Mundial, por
la evolución del constitucionalismo europeo, un conjunto de disposiciones que contem-
caracterizada por las siguientes notas: a) plan al individuo como ser social, partícipe
de las relaciones que se entablan en el
la ya citada inclusión de derechos presta-
seno de la sociedad. El reconocimiento en
cionales de marcado carácter colectivo; b)
sede constitucional de alguna de estas
la limitación desde el punto de vista del
relaciones, como pueden ser las laborales,
orden económico de ciertas libertades tra-
económicas o familiares, nos muestra el
dicionales, como, por ejemplo, el derecho
cambio operado en la sociedad civil. Sea
de propiedad; c) la toma en consideración
porque en ella se adoptan formas de orga-
en los textos constitucionales de situaciones nización de carácter genéricamente social,
concretas, como puede ser la protección de sea porque la división del trabajo ha llevado
las clases modestas; d) la aparición de una a la formación de las clases económicas,
nueva concepción de Estado, al pasar de ya no se podrá seguir manteniendo el
un Estado neutro de tradición liberal a un concepto de que el hombre está aislado en
Estado intervencionista (J. RIVERO, 1991). la sociedad civil (R OSSI, 1989).
Si analizamos con detenimiento cada una –La ampliación funcional se halla estre-
de estas notas comprobaremos que, aunque chamente ligada a la subjetiva. En corres-
sólo sea por simple deducción lógica, el pondencia con la ampliación de la titu-
concepto de libertad experimenta también laridad, los nuevos textos constitucionales
una importante transformación. Transfor- corrigen el signo del ejercicio de la libertad:
mación que ha sido calificada por algún si a los derechos clásicos liberales se les
autor como «la socialización de la libertad», atribuye una libertad negativa, a los nuevos
en referencia a una libertad entendida no derechos que acompañan al Estado social
como un bien individual que hay que se les reconoce una libertad de signo posi-
defender de los asaltos del Estado, sino tivo. La posición del individuo en el nuevo
como un instrumento que permite al indi- Estado social se ha de proteger no sólo
68 Revista Derecho del Estado

tutelando su libertad, sino también instau- Es cierto que con anterioridad a esta
rando nuevas vías de participación. De Declaración ya existía en el ámbito
esta forma, libertad y participación pasan internacional alguna referencia a meca-
a ser nociones condicionales que configuran nismos de garantía y protección de los
la relación entre el individuo y el Estado derechos humanos: recordemos el acuerdo
y reclaman de este último distintas fun- sobre esclavitud de 1926 o sobre el trabajo
ciones. La libertad se garantizaría mediante forzoso de 1930. Pero se trata de referencias
la limitación de su actividad, y la partici- puntuales y aisladas. Tras la Declaración
pación en cambio exigiría un Estado de 1948, la tutela de los derechos humanos
dispuesto a realizar prestaciones en el se generaliza, rompiendo además con el
campo social y a intervenir en el campo modelo hasta ese momento vigente, según
económico, «con el fin de modificar el li- el cual la protección de los derechos huma-
bre desarrollo de la vida social a favor de nos se reservaba a la domestic jurisdiction
determinadas personas, clases o profe- de los estados.
siones» (F ORSTHOFF, 1975). Como es sabido, la Declaración Universal
Hasta aquí las notas que caracterizan la constituyó la primera fase de un proyecto
aparición de los derechos de la primera y más ambicioso diseñado por Naciones
segunda generaciones. Esta evolución o Unidas, que se vio completada en diciembre
panorámica quedaría incompleta si no de 1966 con la aprobación de dos pactos
aludiéramos a uno de los rasgos que han internacionales: uno que recoge los derechos
contribuido a caracterizar la actual etapa
civiles y políticos, y otro, los derechos
de positivación de los derechos humanos:
económicos, sociales y culturales. Dictados
estamos haciendo referencia al fenómeno
en desarrollo de la Declaración, cada uno
de su internacionalización, es decir, a la
de ellos establece un sistema de garantías,
incorporación de estos derechos a las cartas
destacando especialmente el del Pacto de
y declaraciones de los organismos inter-
Derechos Civiles y Políticos, que permite
nacionales.
La internacionalización se inicia con la a los individuos y a las asociaciones, a través
emblemática Declaración Universal de los de un procedimiento y con unos requisitos
Derechos del Hombre, proclamada por la determinados, elevar reclamaciones contra
Asamblea de Naciones Unidas el 10 de los propios estados, ampliando así la subje-
diciembre de 1948. Como se destaca en su tividad jurídica que anteriormente se reser-
preámbulo, esta Declaración pretende vaba en exclusiva a los estados mismos.
constituirse en: «ideal común que alcanzar Las repercusiones de este modelo han
por todos los pueblos y naciones, a fin de sido notables. Buena prueba de ello son los
que todos los individuos y órganos de la convenios y cartas que a nivel regional se
sociedad, teniendo constantemente esta han adoptado posteriormente. En el ámbito
Declaración en el espíritu, se esfuercen, europeo, el Convenio Europeo para la
mediante la enseñanza y la educación, por Protección de los Derechos Humanos y
desarrollar el respeto de estos derechos y Libertades Fundamentales de 1950 y la
libertades y por asegurar, por medidas Carta Social Europea de 1961. En el conti-
progresivas de orden nacional e interna- nente americano, la Convención Americana
cional, su reconocimiento y aplicación de Derechos Humanos aprobada en 1969
universales y efectivas...». y, por último, la Carta Africana de los
García García Derechos Humanos y constitucionalismo ante el nuevo milenio 69

Derechos del Hombre y de los Pueblos de encuentra un grupo de derechos hetero-


1981. géneo y poco definido, estrechamente
Pero también se puede apreciar esta vinculados al crecimiento económico y,
influencia a nivel interno, no sólo en las sobre todo, al desarrollo industrial y tec-
constituciones más próximas a la aproba- nológico. Para confirmar esos caracteres
ción de la Declaración, sino también en las basta realizar una enumeración de alguno
de reciente aparición, hasta el punto que, de estos derechos: la protección de los
en alguna de ellas, se ha llegado incluso a consumidores, la calidad de vida, la libertad
constitucionalizar directamente los textos informática, el derecho a la paz, la participa-
internacionales sobre derechos humanos en ción en el patrimonio de la humanidad...
sustitución o como complemento de su A pesar de su indeterminación, la doctrina,
propio catálogo de derechos. Un ejemplo guiada más por intuiciones que por certezas,
más cercano de esta influencia lo encon- ha creído encontrar una serie de rasgos
tramos en el artículo 10 de la Constitución comunes. En primer lugar, en cuanto a su
española en el que se establece expresa- fundamentación, si los derechos de la
mente: «Las normas relativas a los derechos primera generación tienen en la libertad su
fundamentales y a las libertades que la valor guía, y los derechos de la segunda,
Constitución reconoce, se interpretarán de en la igualdad, los de la tercera encuentran
conformidad con la Declaración Universal en la solidaridad su valor de referencia; en
de Derechos Humanos y los tratados y segundo lugar, en lo que respecta a su titu-
acuerdos internacionales ratificados por laridad, frente a la titularidad individual de
España». De esta forma se pone en eviden- la primera generación y la colectiva de la
cia la relación de complementariedad que segunda, estos derechos reivindican una
existe en materia de derechos humanos entre titularidad universal de todos los hombres
las regulaciones nacionales e internaciona- que salvaguarde solidariamente su rea-
les. Es más, si nos fijamos en el proce- lización (PÉREZ LUÑO, 1991); en tercer y
dimiento de positivación seguido por alguno último lugar, no se trata de derechos nega-
de los derechos denominados de la tercera tivos frente al poder, ni de participación,
generación, como el medio ambiente o el ni consisten en la obtención de prestaciones
derecho de los consumidores, veremos que públicas, sino que su objeto es proteger
esta relación se estrecha aún más, al tratarse bienes comunes, no individuales, que son
de derechos que generalmente se desarrollan condición esencial para la existencia del
en el ámbito nacional para posteriormente individuo (LÓPEZ GUERRA, 1993).
influir en el ámbito jurídico internacional
y, desde allí, volver a repercutir sobre el
derecho estatal y viceversa, estableciéndose 5. POSTMODERNISMO Y DERECHOS
HUMANOS
entre ambos ordenamientos lo que se ha
denominado una «interacción por círculos
concéntricos» (SOMMERMANN, 1996). Una vez realizado el resumen de la evo-
Esta última referencia a los derechos de lución, queda preguntarnos, tal y como ya
tercera generación nos sirve de excusa para hicimos en el apartado 3, si realmente se
entrar a analizar los rasgos configuradores ha producido el cambio de paradigma que
de estas nuevas figuras subjetivas. Si re- defienden los planteamientos postmoder-
cordamos, bajo esta denominación se nistas. Al inicio de ese epígrafe anticipába-
70 Revista Derecho del Estado

mos que, en un principio, parece confir- cionalmente los valores de libertad, igualdad
marse la existencia de este cambio, más y solidaridad que propugnan tales derechos.
aún si nos atenemos a los rasgos que Tampoco ha de entenderse como una
caracterizan los derechos de la tercera adhesión a los planteamientos post-
generación. No obstante, consideramos modernistas, admitir que el concepto clásico
que este cambio de paradigma en ningún normativo de Constitución se ha visto
caso ha de servir de pretexto para establecer enriquecido con nuevos contenidos promo-
una ruptura entre las sucesivas generaciones cionales y educacionales, encaminados
de derechos. Tal como afirma el profesor respectivamente a la realización efectiva
Pérez Luño, «la concepción generacional de los derechos de segunda y tercera gene-
de los derechos humanos implica, más raciones; o aceptar que el concepto antiguo
bien, reconocer que el catálogo de las de derechos naturales ha experimentado un
libertades nunca será una obra cerrada y cambio, y que de los clásicos catálogos
acabada», y en todo caso «la nueva genera- cerrados e históricos se ha pasado, como
ción no es simplemente “otra” que la apunta Frosini, a una «concepción abierta
anterior, sino que, en cierto modo, es tam- y progresiva de los derechos humanos para
bién la anterior, porque necesariamente adecuarla a las nuevas necesidades del
ha debido tenerla en cuenta para completar hombre creador del mundo tecnológico»
sus insuficiencias y corregir sus errores» (FROSINI, 1996). Es más, la realidad ha
(PÉREZ LUÑO, 1996). venido a confirmar el papel esencial que
para la protección de las nuevas formas
Cosa distinta es reconocer que el para-
subjetivas adquieren los grupos y comu-
digma cultural en el que originariamente
nidades, como anuncian las tesis comunita-
se establecía la relación entre constituciona-
ristas postmodernas. Pero en ningún caso
lismo y libertad se ha transformado consi-
se ha de entender como un desplazamiento
derablemente. Una descripción generacional
definitivo de las libertades del individuo a
de la evolución de los derechos humanos
la comunidad. Al contrario, tal y como
no puede ocultar las numerosas dificultades afirma Barile, los nuevos derechos de la
que para los ordenamientos jurídicos na- segunda y tercera generaciones suponen un
cionales ha supuesto la incorporación a los alargamiento del espacio jurídico público,
textos constitucionales, tanto de los derechos pero también implican una reafirmación de
sociales y económicos como, sobre todo, la condición individual del hombre y, en
los de tercera generación. No es de extrañar, todo caso, han de interpretarse como deri-
en este sentido, la oposición mostrada en vaciones directas de los principios que
algunos de los países de nuestro entorno inspiraron la Revolución Francesa (BARILE,
cultural, como Alemania o Italia, a ampliar 1991).
el catálogo constitucional con nuevos dere- Por definición, el proyecto modernista
chos, alegando no sólo razones económicas, de la libertad, basado en el reconocimiento
sino también, y más importante, los riesgos de los derechos humanos como indicadores
que para la eficacia normativa de la Cons- del progreso social, es un proyecto siempre
titución supone positivizar unos derechos abierto e inagotable, que nunca podrá al-
caracterizados, aún hoy, por su indetermina- canzar lo que Ortega y Gasset denominaba
ción. Y ello sin mencionar la dificultades la plenitud de los tiempos, en referencia a
que encierra pretender armonizar constitu- la consecución definitiva de sus objetivos.
García García Derechos Humanos y constitucionalismo ante el nuevo milenio 71

Para terminar, quisiéramos recordar las CANOTILHO, J. G. Dereito Constitucional e


palabras con las que el profesor N. Bobbio Teoria da Constituçao, 3ª ed. Coimbra, 1997.
cierra su pequeño ensayo titulado “Presente CANOTILHO, J. G. Dereito Constitucional, 2ª
y porvenir de los derechos humanos”: «A ed. Coimbra, 1993.
cualquiera que se proponga hacer un examen CANOTILHO, J. G. “¿Revisar la/o romper con
libre de prejuicios del desarrollo de los la Constitución dirigente? Defensa de un
derechos humanos después de la segunda constitucionalismo moralmente reflexivo”,
Guerra Mundial le aconsejaría este saludable Revista Española de Derecho Constitucional,
ejercicio: leer la Declaración Universal y 43 (1995) pp. 9 ss.
DE OTTO, I. Derecho Constitucional. Sistema
después mirar alrededor. Estará obligado
de fuentes. Barcelona, 1988.
a reconocer que, a pesar de las anticipa-
D ENNINGER , E. “Racionalidad tecnológica,
ciones iluministas de los filósofos, de las
responsabilidad ética y derecho posmo-
audaces formulaciones de los juristas, de
derno”. En: Derechos humanos y Consti-
los esfuerzos de los políticos de buena tucionalismo ante el tercer Milenio, Vol.
voluntad, el camino por recorrer es todavía colectivo. Madrid, 1996.
largo. Y le parecerá que la historia de la FIORAVANTI, M. Los derechos fundamentales.
humanidad, aun cuando vieja en milenios, Apuntes de historia de las constituciones.
comparada con las enormes tareas que nos Madrid, 1996.
esperan, quizá haya apenas comenzado». F ORSTHOFF , E. El Estado de la sociedad
industrial. Madrid, 1975.
FROSINI, V. “Los Derechos Humanos en la era
RAFAEL GARCÍA GARCÍA
Profesor Asociado de Derecho Constitucional tecnológica”. En: Derechos humanos y
Universidad de Salamanca Constitucionalismo ante el tercer Milenio,
Vol. colectivo. Madrid, 1996.
Este trabajo es una adaptación de la comunicación GARCÍA PELAYO, M. Derecho Constitucional
presentada al Congreso: “Los Derechos Humanos en
la España contemporánea. Historia y Presente”,
Comparado. Madrid, 1984.
celebrado en Salamanca del 25 al 27 de noviembre de HABERMAS, J. Ensayos políticos. Barcelona,
1997. Quisiéramos dejar constancia de nuestro 1998.
agradecimiento a los profesores J. L. Cascajo Castro, HABERMAS, J. Facticidad y validez. Madrid,
R. Bustos Gisbert y N. Martínez Rodríguez por las
sugerencias realizadas. 1998.
HESSE, K. Escritos de Derecho Constitucional.
Madrid, 1992.
HESSE, K. “Constitución y Derecho Constitu-
BIBLIOGRAFÍA cional”. En: Manual de Derecho Constitu-
cional, Vol. coordinado por Benda. Madrid,
BALDASSARRE, A. Diritti della Persona e valori 1996.
Costituzionali. Torino, 1997. LÓPEZ GUERRA, L. Introducción al Derecho
BARILE, P. “Nuovi diritti e libertá fondamentali”. Constitucional. Valencia, 1994.
En: Nuovi Diritti dell’etá Tecnologica, Vol. L YOTARD , J. F. La condición posmoderna.
colectivo. Milano, 1991. Madrid, 1994.
CICALA, G. Diritti Sociali e crisi del diritto M ATTEUCCI , N. Organización del Poder y
soggettivo nel sistema costituzionale italiano, Libertad. Historia del constitucionalismo
Napoli, 1965. moderno. Madrid, 1998.
CASCAJO CASTRO, J. L. La tutela constitucional PÉREZ LUÑO, A. “Las generaciones de derechos
de los derechos sociales. Madrid, 1988. fundamentales”. Revista del Centro de
72 Revista Derecho del Estado

Estudios Constitucionales, 10 (1991), pp. 203 Costituzione Italiana. Padova, 1989.


y ss. SCHNEIDER, H. P. Democracia y Constitución.
PÉREZ LUÑO, A. “Derechos Humanos y Consti- Madrid, 1991.
tucionalismo en la actualidad: ¿continuidad STERN, K. Derecho del Estado de la República
o cambio de paradigma? En: Derechos Federal Alemana. Madrid, 1987.
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