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Wieviorka: ¿Hacia dónde van las ciencias sociales?

Objeto de estudio antropológico.


En el pasado la antropología se interesaba por grupos humanos lejanos, ajenos a occidente. Había una
suerte de división del trabajo: la sociología se interesaba por las sociedades más bien occidentales y la
antropología por sociedades más bien lejanas.
Necesidad de replantear el objeto de la antropología a partir de la “planetarización”.
A partir de la planetarización (para no quedarse solo con lo económico utiliza este término en lugar de
globalización), los problemas que estudiaban los antropólogos en tierras lejanas se encuentran ahora
en nuestras sociedades, y no solo están dentro, sino que también circulan. Los grupos siguen lógicas
de migración, de diáspora. De hecho, hace unos años la idea de diáspora remitía solo al pueblo judío,
y hoy en día las diásporas están en todos lados.
Los problemas que tradicionalmente planteaba la antropología, que remitían la idea de sociedades
situadas al margen de la modernidad, son problemas propios de la sociedad donde vivimos. Por lo
tanto, estudiar lo que nos parece propio de la antropología, como las diferencias culturales, es
estudiar la modernidad. La antropología tiene que estudiar comunidades, redes, grupos susceptibles
de una gran fluidez y gran inestabilidad, que pueden estar muy alejados o muy cercanos a nosotros, y
a veces las dos cosas simultáneamente. ¿Cuál es la diferencia entonces entre el objeto de la sociología
y de la antropología? Estamos frente a antropólogos que “cazan” en los terrenos de los sociólogos.
Antropología clásica.
En sus comienzos, la antropología era una suerte de antropología física. Nos enseñaban a distinguir a
los grupos humanos según la forma de su cráneo. Lo que estaba detrás de esta antropología era la
idea de raza humana y detrás de la idea de raza humana, venía rápidamente el racismo…
Luego, con Lévi-Strauss, la antropología se volvió más cultural, pero la idea de cultura era bastante
lejana de la que tenemos hoy. La idea de cultura se alineaba con la de producción, una cultura era un
conjunto de comportamientos, valores, costumbres, tradiciones que se reproducen. La modernidad
mediante el dinero, el capital, el colonialismo, las migraciones, etcétera, destruye las culturas
tradicionales. Durante muchos años, la antropología se interesó en fenómenos culturales
considerados desde la perspectiva de su estabilidad, su voluntad de permanencia. Cada vez hay más
transformaciones en las identidades culturales y más que lógicas de reproducción hay que distinguir
lógicas de producción pues las culturas permanentemente se transforman.
La antropología mas que cualquier otra ciencia humana y social, tiene que aceptar la idea de que la
cultura que estudia está en movimiento, está cambiando, sigue una lógica de producción.
Noción de sujeto.
Cuando se dan lógicas de producción de identidades culturales, debemos considerar que aquellos que
están a cargo de la producción lo hacen a partir de su subjetividad. Actúan como sujetos y, a veces,
como sujetos personales, individuales. Es a través de iniciativas personales, subjetivas como las
identidades colectivas se transforman. Hay un vínculo entre las transformaciones culturales y la
subjetividad personal que tiene una consecuencia muy grande para las culturas. De ahí se extraen dos
conclusiones: 1) que la cultura está en movimiento, 2) tiene que haber un interés mayor por la
subjetividad personal de lo que se estudia.
El objeto principal sigue siendo el estudio de las comunidades humanes y sus culturas. Pero también
hay otro tipo de objeto posible para la antropología: estudiar las dimensiones más oscuras, más
inquietantes, que se pueden asociar con la idea de producción de identidades culturales. Las dos
centrales son el estudio del racismo y el estudio de la violencia. Estudiar estos fenómenos es estudiar
la cara oscura de las transformaciones de la cultura y el papel que puede desempeñar el sujeto en
esta.
Por todo esto, la antropología debe volverse global, debe circular entre lo que atañe a lo más íntimo,
la noción de sujeto, y la reflexión en el ámbito de un planeta donde los grupos susceptibles de ser
estudiados son distantes pero interconectados al proceso de globalización. La reflexión del
antropólogo de hoy debe ser capaz de alternar por un lado, entre tomar en cuenta el aspecto más
subjetivo, más personal; y por el otro, ir a lo más general, lo global apoyándose en una reflexión
histórica y política.
Las fronteras de las disciplinas.
La relación entre la antropología y la sociología es de tal naturaleza que las diferencias que las
separan son mínimas y están a punto de desaparecer. Sin embargo, son interesantes las cuestiones de
frontera con otras disciplinas, por un lado, con las ciencias cognitivas (relativas al conocimiento) y por
el otro con la filosofía política.
Las ciencias cognitivas caminan un poco por el mismo terreno de la antropología y de la sociología,
progresan y proponen reflexiones. La filosofía política, no es una ciencia social, pues no nos dice lo
que nos pasa, nos habla sobre lo que es justo o injusto, bueno o malo, deseable o indeseable dentro
del mundo en que vivimos. En el gran debate de los últimos veinte o treinta años respecto de las
diferencias culturales, de identidades, etc. la filosofía política ha sido la pionera

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