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“DE LA CULPA A LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA

APLICACIÓN DE LA CULPA EN LOS CASOS DE


RESPONSABILIDAD CIVIL”

“Responder es dar uno cuenta de sus actos”

Jorge Bustamante Alsina

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE COLOMBIA
Facultad de Derecho

“DE LA CULPA A LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA


APLICACIÓN DE LA CULPA EN LOS CASOS DE
RESPONSABILIDAD CIVIL”

JUAN CARLOS OSPINA SANCHEZ


ANA DELGADO PINZON

Monografia para optar por el Titulo de ABOGADO

Director
Juan Fernando Quintero Ocampo

Bogotá, D.C., Octubre de 2010

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TABLA DE CONTENIDO

Introducción
I. Generalidades de la responsabilidad civil
1.1 Como fuente de las obligaciones
Importancia de la responsabilidad civil como fuente de
1.2 obligaciones
1.3 Factores que determinan la responsabilidad civil
Diferenciación entre responsabilidad jurídica y
responsabilidad moral que emana de la responsabilidad
1.4 civil
Distinción entre responsabilidad penal y responsabilidad
1.5 civil
Antecedentes históricos de la responsabilidad civil y
1.6 penal
II. La responsabilidad civil en la actualidad
2.1 Noción de Responsabilidad Civil
2.2 Elementos de la Responsabilidad Civil
2.3 La Responsabilidad subjetiva
2.4 Culpa Presunta
2.5. La Responsabilidad Objetiva
III. La culpa
3.1 Noción de Culpa
3.2 La Apreciación de la conducta Culposa
3.3 La culpa en su carácter genérico
3.4 La culpa en la Doctrina de la Responsabilidad Civil
3.5 Criterios para la interpretación de la culpa
Culpa intencional, culpa grave, culpa inexcusable y
3.6 culpa por abstención.
3.6.1 Culpa Intencional
3.6.2 Culpa Grave
3.6.3 Culpa Inexcusable
3.6.4 Culpa por abstención
La culpa en la responsabilidad civil contractual y
IV. Extracontractual
4.1 Responsabilidad civil contractual
4.2 La culpa en la Responsabilidad Civil Extracontractual
4.3 ¿Necesidad de culpa en la actualidad?
V. Trascendencia de la teoría del riesgo

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VI. Diferencia de la culpa con la teoría del riesgo
VII. La responsabilidad civil extracontractual
7.1 Noción General
Elementos que integran la responsabilidad civil
7.2 Extracontractual
7.2.1 Hecho
7.2.2
. La culpa
7.2.3 Nexo causal
7.2.4 Daño
7.3 La Culpa en la Responsabilidad Civil Extracontractual
7.4 Fundamento de la responsabilidad civil extracontractual.
7.5 La responsabilidad civil extracontractual objetiva
VIII. Aspectos Procesales
8.1 El Procedimiento
8.2 El Demandante
8.3 Carga de la prueba
8.4 Medios de prueba
8.5 Ejecución de sentencias condenatorias
Conclusiones
Bibliografía

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INTRODUCCION

La responsabilidad civil es un tema de gran trascendencia dentro del


área del Derecho Civil, con la que se busca la reparación o
resarcimiento del daño causado, esto es restablecer el equilibrio que
existe entre el patrimonio del autor del daño y el patrimonio de la
víctima antes de sufrir el perjuicio.

La responsabilidad civil trae inmerso un aspecto preventivo, que lleva a


los ciudadanos a actuar con prudencia para evitar comprometer su
responsabilidad en determinada situación; y un aspecto punitivo para
sancionar la conducta realizada.

El rol preventivo por su parte es discutible en la práctica, por lo que es


un sistema de responsabilidad basado en factores subjetivos de
atribución que no favorece la prevención. No obstante, los sistemas de
responsabilidad que basan su forma institucional en un daño causado y
los sistemas realmente preventivos son de carácter subsidiario. Así,
algunos propugnan que son los duros términos de los sistemas
objetivos de responsabilidad los que, con base a una sanción
difícilmente excusable, favorecen realmente la prevención. (Riesgo
creado).

La responsabilidad civil tiene presupuestos para su configuración,


dentro de los cuales podemos decir que el más importante es la culpa
ya sea probada o presunta exceptuando de ella la responsabilidad

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objetiva o teoría de riesgo que no ve la culpa como elemento
indispensable de la responsabilidad civil sino como un estorbo en
determinados casos.

Dentro del tema de la responsabilidad civil, se hace necesario


determinar la importancia de la culpa como fundamento de la
responsabilidad civil, así como la responsabilidad objetiva que quiere
dejar sin valor la culpa que ha sido estructurada como elemento
principal del derecho civil en responsabilidad. El planteamiento
suscitado busca determinar que trascendencia tiene la culpa en la
responsabilidad objetiva como sistema reparador de daño o perjuicio
causado.

En la responsabilidad contractual o extracontractual el factor de


responsabilidad es esencialmente subjetivo y reside en la culpa del
autor del hecho, pero existen numerosos casos de responsabilidad
que tienen otro fundamento diferente constituyendo factores diversos
de atribución de responsabilidad (riesgo, garantía, equidad, etc.), que
integran un sistema donde la culpa deja de ser necesaria en algunos
casos dando lugar a considerables excepciones que escapan al
principio de responsabilidad subjetiva convirtiéndola en responsabilidad
objetiva, también llamada teoría de riesgo.

Existen entonces dos ámbitos de responsabilidad civil: de un lado se


habla del incumplimiento contractual (responsabilidad contractual) y el
del acto ilícito (responsabilidad extracontractual). Estos dos ámbitos
tienen un distinto régimen normativo y configuran por lo tanto dos

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distintos sistemas de responsabilidad civil que deben tratarse en
desarrollo del tema.

Teniendo en cuenta el origen de la Responsabilidad Civil en la


legislación antigua se observa que en tiempos primitivos no existían
nociones de obligación y mucho menos de responsabilidad, ya que
solamente donde se generaba un daño, la forma de repararlo era
mediante la venganza como garantía de compensación para el
perjudicado, interviniendo así el grupo familiar.

De esta forma se creó la ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente),
que consistía en dar al ofensor, una sanción igual a la que él había
cometido, como forma equitativa de responsabilidad.

Por otro lado, encontramos el código de Hammurabi, dado en Babilonia


antes de Cristo, que establecía en algunos artículos la sanción por el
perjuicio causado; de la misma forma el código de la Inquisición de
Torquemada; sin embargo, las condiciones de vida y las diversas
necesidades dieron paso a la creación del Trueque que consistía en
pagar el daño causado en especie o en moneda.

Desde el Derecho Romano se configuraron dos clases de daños: en


primer lugar, los que se originan de un delito público y en segundo
lugar, los que nacen de un delito privado; Así pues, el Estado no
perseguía el castigo del agente del daño, ya que le correspondía al
agraviado hacerlo; fue relevante en ese lapso histórico la ley de las
XII tablas, por lo que represento una época de transición entre la

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composición voluntaria y la composición legal obligatoria; el Derecho
Romano jamás pudo liberarse de la idea de hacer de la condena civil lo
que se establece en la actualidad como una indemnización de
reparación del daño causado.

No obstante , inicialmente en materia delictual y contractual no existió


una norma legal de alcances generales que consagrara el principio de
reparar el daño ocasionado al prójimo; por lo cual se hizo necesaria la
intervención del legislador para ponerle fin a la venganza corporal,
desplazándola por el pago de una suma de dinero, y de igual forma
procedió casuísticamente observando cada uno de los delitos a
medida que la solicitud de reparación lo indujera a ello; rápidamente los
jurisconsultos llamaron la atención sobre la insuficiencia de estas
prácticas y la necesidad de proporcionarle un recurso a la víctima y,
consecuentemente encaminaron sus esfuerzos para establecer
normatividad sobre la responsabilidad; sin lograrlo. Los anteriores
esfuerzos se centraron en la ley Aquiliana, donde la noción de
“damnum” se extendió a cualquier atentado material contra una cosa o
una persona.

Los juristas de esa época se impusieron llegar lejos en cuanto al


daño, tratando de sustituir el vocablo por la concepción de perjuicio:
conceptuando que lo importante no era la comprobación de un
atentado material contra una cosa (damnum), sino el perjuicio sufrido a
causa de este hecho por el propietario; es así como dedujeron que el
simple damnum que no causaba perjuicio no daba lugar a la
reparación.

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El Derecho Romano clásico da esbozos sobre la responsabilidad
delictual y la contractual, analizando de forma fragmentada los
problemas de responsabilidad por el incumplimiento de los contratos y
los jurisconsultos no encontraron necesaria una distinción entre la
responsabilidad contractual y la delictual, pues si bien es cierto, delito
y responsabilidad son sinónimos; algo semejante a la confusión en que
incurren algunos penalistas, para quienes en la infracción por el
incumplimiento de un contrato existe siempre delito y, por consiguiente,
responsabilidad penal.

Con los diferentes doctrinantes y con la legislación civil se


establecieron los criterios de la responsabilidad civil ampliando los
contenidos mismos para la efectividad y reparación del daño que se
causa por determinada conducta.

El contenido temático de este proyecto está dividido en ocho capítulos,


los cuales tratan sobre las generalidades de la responsabilidad civil,
que a su vez se subdivide en seis subtítulos, el primero que se refiere a
la fuente de las obligaciones, el segundo trata sobre la importancia de
la responsabilidad civil como fuente de obligaciones, el tercero se
refiere a los factores que determinan la responsabilidad civil, el cuarto a
las diferencias que hay entre responsabilidad jurídica y
responsabilidad moral que emana de la responsabilidad civil, el quinto
se refiere a la distinción entre responsabilidad penal y responsabilidad
civil, el sexto trata sobre los antecedentes históricos de la
responsabilidad civil y penal; El segundo capítulo está relacionado

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con la responsabilidad civil en la actualidad, el cual a su vez se divide
en cinco numerales, el primero se refiere a la noción de
Responsabilidad Civil, el segundo está relacionado con los elementos
de la Responsabilidad Civil, el tercero se refiere a la Responsabilidad
subjetiva, el cuarto a la Culpa Presunta, el quinto trata sobre la
Responsabilidad Objetiva; En el capítulo tercero hablaremos sobre la
culpa, el cual esta subdividido en seis subcapítulos, el primero se
refiere a la noción de Culpa, el segundo trata sobre la apreciación de la
conducta Culposa, el tercero se refiere a la culpa en su carácter
genérico, el cuarto trata sobre como la culpa ha sido manejada por la
Doctrina de la Responsabilidad Civil, el quinto habla sobre los criterios
para la interpretación de la culpa, el sexto se refiere al manejo de la
culpa intencional, culpa grave, culpa inexcusable y culpa por
abstención. El capítulo cuarto se refiere a la culpa en la
responsabilidad civil contractual y extracontractual, el cual está dividido
en tres subtítulos, uno que se refiere a la responsabilidad civil
contractual, el segundo se refiere a la culpa en la Responsabilidad Civil
Extracontractual y el tercero se refiere a la Necesidad de culpa en la
actualidad; En el capitulo quinto, se habla sobre la trascendencia de la
teoría del riesgo; el capitulo sexto, se refiere a la diferencia de la culpa
con la teoría del riesgo; En el capitulo séptimo nos referimos a la
responsabilidad civil extracontractual, el cual esta subdividido en cinco
subtítulos, uno que se refiere a la noción General de la
responsabilidad, el segundo trata sobre los elementos que integran la
responsabilidad civil extracontractual, el tercero sobre la Culpa en la
Responsabilidad Civil Extracontractual, el cuarto sobre el fundamento
de la responsabilidad civil extracontractual, el quinto sobre la

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responsabilidad civil extracontractual objetiva y el último capitulo el cual
trata sobre los aspectos procesales, donde se habla sobre el
procedimiento, el Demandante, la carga de la prueba, los medios de
prueba y finalmente la ejecución de sentencias condenatorias.

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EL PROBLEMA

Como ya se menciono, en el tema de la responsabilidad civil se busca


establecer la responsabilidad para entrar a reparar y resarcir el daño
causado; Es preciso comentar, que en diferentes eventos los juristas
han discutido respecto de la culpa en la responsabilidad civil, por eso
es interesante conocer acerca de los límites que tiene el legislador y el
juez para determinar la culpabilidad en los casos de responsabilidad
civil; En virtud de lo anterior, vale la pena cuestionarse sobre ¿Cómo
se refleja el elemento de culpa frente a la responsabilidad civil
actualmente y que incidencia tiene respecto de la teoría de riesgo?

Para entrar a resolver el problema, se ha planteado un objetivo general


que tiene por objeto conocer y presentar lo referente a la culpa y los
cambios con la teoría del riesgo en los casos de responsabilidad civil
teniendo en cuenta el alcance legislativo, los precedentes y su
aplicación judicial y nueve objetivos específicos así: definir el concepto
de culpa, estudiar su alcance legislativo, determinar el fundamento
normativo diferente de la responsabilidad, determinar los elementos de
la culpa, estudiar los diferentes tipos de responsabilidad en diferentes
eventos, hacer un paralelo entre la responsabilidad objetiva y la culpa,
determinar los elementos que diferencian la responsabilidad
contractual de la extracontractual, hacer un análisis respecto de la
responsabilidad del Estado, establecer la importancia del Derecho Civil
en cuanto a la responsabilidad civil en Colombia y su aplicación.

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Para el desarrollo de la investigación se deben tener en cuenta
conceptos básicos en materia civil, tales como la responsabilidad civil
que es fuente de obligaciones, puesto que involucra a quien ocasiona
un perjuicio a otra persona que debe ser reparada e indemnizada
civilmente, ya sea de forma contractual o extracontractual.

La problemática planteada relaciona conceptos de culpa, riesgo,


elementos y demás ramas de la responsabilidad civil atinentes a la
teoría de riesgo, teniendo en cuenta un análisis jurídico – legal en
Colombia, relacionando y dando aplicación a los principios civiles y
constitucionales.

Con base en la normatividad legal y jerárquica, el marco jurídico en el


cual se desarrollará esta investigación esta establecido de la siguiente
manera:

Inicialmente se tendrán en cuenta los diferentes postulados y


preceptos de orden superior contenidos en la Carta Política,
específicamente en lo referente a los Derechos Fundamentales,
ligados con los temas del debido proceso, el derecho a la igualdad, el
derecho a la defensa, principios de inmediación, contradicción,
publicidad y oralidad entre otros, basados en la garantía de los
derechos y la dignidad humana por parte del Estado para verificar la
legalidad de la responsabilidad objetiva que al igual debe tener inmerso
los derechos fundamentales.

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En segundo lugar se tomarán los principios contemplados en el Código
civil y demás artículos que hacen referencia al tema objeto de la
investigación, así como la jurisprudencia relacionada y demás normas
nacionales e internacionales que nos sirvan de apoyo para la
estructura y desarrollo del mismo.

El límite histórico de este trabajo de investigación comprende un


proceso evolutivo desde el antiguo Derecho Romano, hasta el año
2007 en materia civil.

En cuanto al campo geográfico, la investigación se desarrolla en la


República de Colombia, teniendo como punto principal de nuestras
actividades la ciudad de Bogotá D.C.

Finalmente la metodología que se va a realizar es de carácter jurídico,


técnico y práctico del Derecho Civil en Colombia, así, como por las
características del tema a investigar la labor investigativa se
desarrollara con un carácter mixto, es decir, por una parte el
bibliográfico (documental) en su mayor parte, para el diseño
bibliográfico como tal, emplearemos datos secundarios elaborados en
las investigaciones existentes y trabajos realizados sobre el tema, para
lo cual se trabajara con la bibliografía existente, tanto a nivel interno
como externo, con la que se obtendrá una amplia y diversa
información, al igual que una acertada confiabilidad en los elementos
recolectados.

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Conforme con las distintas modalidades para la exposición de
resultados, este trabajo se presentará mediante la modalidad de
informe final escrito.

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I. GENERALIDADES DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

1.1. Como fuente de las obligaciones

La responsabilidad civil es uno de los temas más importantes que


abarca el Derecho Civil por su trascendencia y connotación, puesto
que comprende muchos campos de gran dificultad para toda la
comunidad académica; Por tal razón, se analiza en este capítulo todo
lo que atañe a la responsabilidad, para tener conocimientos básicos
sobre ella y así hacer el análisis y desarrollo al tema propuesto.

Dentro del estudio del Derecho Civil, la fuente más extensa de


obligaciones y la que permite mayor interés dentro de la teoría general
de las obligaciones, es la responsabilidad civil por ser un instrumento
importante y de gran ayuda para el entendimiento de la normatividad
civil.

Es importante resaltar que la responsabilidad civil es fuente de


obligaciones, por cuanto involucra a quien ha ocasionado un perjuicio a
otro, a reparar las consecuencias de ese daño. La persona que
resulta obligada a indemnizar es el civilmente responsable de los
daños y perjuicios que haya ocasionado por su conducta.

Para el autor Carbonierr, la responsabilidad civil, se define como la


“obligación de reparar un perjuicio ocasionado a otro”.

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Por otro lado y con orientaciones diferentes, se ha mencionado por
diferentes tratadistas que la responsabilidad civil se traduce en deudas
de reparación que someten a los autores que ocasionan perjuicios en
beneficio de quien sufre el daño, es decir, la víctima.

En consecuencia de ello, se menciona que una persona es civilmente


responsable cuando resulta obligada a reparar e indemnizar el perjuicio
sufrido por otro.

En efecto, es viable que el perjuicio que se ocasiona y que está sujeto


a la indemnización, se produzca por un hecho cualquiera que se ha
cometido por una persona, sin la necesidad de que exista un contrato
de por medio entre el civilmente responsable y la victima. Así como
también, la responsabilidad puede provenir por el incumplimiento de un
contrato entre las partes. Por tal razón, no hay que confundir la
responsabilidad civil contractual, extracontractual o delictual, entre
otras.

En el artículo 1.494 del Código Civil se expresa que “las obligaciones


nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más personas,
como en los contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario de la
persona que se obliga, como en la aceptación de una herencia o
legado y en todos los cuasicontratos; ya a consecuencia de un hecho
que ha inferido injuria o daño a otra persona, como en los delitos; ya
por disposición de la ley, como entre los padres y los hijos de familia.”
Por la anterior razón las fuentes de las obligaciones se clasifican en:

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• La ley, obligación que encuentra su fundamento directamente
en la ley entendida como norma jurídica que dispone algo. La mayor
parte de los autores consideran que la expresión ley debe ser
interpretada en sentido amplio. En ese sentido, se concluye que la ley
es en sentido propio, relacionando la costumbre y los principios
generales del Derecho, dejando en claro que cualquier norma jurídica
puede originar obligaciones “ex lege”. Según lo preceptuado en nuestro
código civil Artículo 1603, en el cual se establece que “Los contratos
deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo
que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por ley
pertenecen a ella”.

No obstante, limitar la existencia de obligaciones ex lege a las


expresamente determinadas por una disposición en concreto
representa en nuestro sistema jurídico, un problema notorio.

• Los contratos, hacen parte importante en la creación de


obligaciones, puesto que, su celebración y su ejecución tienen por
finalidad crear un conjunto de derechos y de obligaciones entre las
partes involucradas. De ello, puede decirse que ontológicamente no
cabe pensar en contrato alguno que no tenga por objeto contraer
obligaciones entre las partes o para una sola persona. En el artículo
1.602, del código civil se establece: “Todo contrato legalmente
celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado
sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”.

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• Los cuasicontratos, El artículo 2302 y 2303 del código civil,
establecen que: Son cuasicontratos las obligaciones que se contraen
sin convención, nacen o de la ley o del hecho voluntario de las partes.
Las que nacen de la ley se expresan en ella. Si el hecho de que nacen
es lícito, constituyen un cuasicontrato. Si el hecho es ilícito, y
cometido con intención de dañar, constituyen un delito; Si el hecho es
culpable, pero cometido sin intención de dañar, constituye un
cuasidelito o culpa. Hay tres principales cuasicontratos: 1) La agencia
oficiosa; 2) El pago de lo no debido; 3) La comunidad.

Lo anterior, no quiere decir que no se de la existencia de otros hechos


generadores de responsabilidad como se presenta en el caso de la
voluntad unilateral de un sujeto de derechos y obligaciones.

Desde la promulgación del Código Civil, el artículo 1494 ha recibido


criticas por parte de diferentes autores y doctrinantes atendiendo a
razones de diferente índole que ponen en evidencia sus vacíos
normativos por la falta de referencia al testamento, puesto que, el
testamento así sea un acto jurídico no es un contrato, ni cuasicontrato
y mucho menos un acto ilícito como creen algunos; otro aspecto
olvidado por el artículo es la obligación de restitución o reparación
relacionada a la aplicación del enriquecimiento injusto.

Así mismo, el artículo 1494 se pone de presente en relación con


numerosos supuestos de responsabilidad civil en los que se observa
que la responsabilidad nace de actos o de hechos en los que no

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interviene la culpa o la negligencia de ningún género como se exige en
la norma.

1. 2. Importancia de la responsabilidad civil como fuente de


obligaciones

La Responsabilidad Civil es de gran trascendencia para el Derecho


Civil como se ha mencionado ya que actualmente hace un contraste
con sus orígenes primarios. Pues la responsabilidad civil tuvo un
mínimo desarrollo en sus antecedentes, pero se configuro como una
vasta e importante rama de nuestro ordenamiento jurídico.

En épocas pasadas no era un hecho desconocido que la


responsabilidad civil, era en realidad una rama anexa o secundaria al
Derecho Civil, se le consideraba como un simple efecto más de un
negocio jurídico o contrato; Por su lado, la bien llamada
responsabilidad extracontractual, tenía muy poco peso por su poca
normatividad reglamentaria ya que estaba plasmada tan solo en 20
artículos del código colombiano y chileno (Arts. 2341 y ss. Y 2314 y
ss.); en el código civil Francés solo tenía cinco artículos que la
mencionaban. (Art. 1382 y ss.). Así mismo, se observaba que eran
textos muy arcaicos y obsoletos aunque fueron la base y aun siguen
siendo el instrumento utilizado para resolver los problemas más
complejos que se ven actualmente dentro del conglomerado social.

Es de resaltar la labor que ha desarrollado la doctrina y la


jurisprudencia en la construcción y consolidación del interesante

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sistema de la responsabilidad civil, puesto que es una ardua labor que
se refleja en los textos y las investigaciones desarrolladas para claridad
de la responsabilidad civil, dentro del área del Derecho Civil.

Se debe tener en cuenta, que la revolución industrial trajo graves


perjuicios y daños para todo el conglomerado social, en los cuales
encontraron como única normatividad esos escasos y anticuados
textos legales. Lo interesante, es que con base en ellos y de ellos, se
elaboró la moderna y actual teoría de la responsabilidad civil. Es así
que de tal forma se ha dicho, que, en efecto, la teoría de la
responsabilidad civil es creación de los tiempos modernos sin
menospreciar los documentos de épocas pasadas. Es destacable el
papel desempeñado por la jurisprudencia francesa en tan ardua tarea.

Hecha esta aclaración, es de anotar el contraste que se observa entre


los diversos fenómenos actuales por causa de los perjuicios que
surgen entre las personas y las normas legales que han sido de gran
utilidad para el desarrollo y solución de los diferentes conflictos que se
presentan a diario.

En la normatividad civil, por ejemplo, se observa que el artículo 2356


del Código Civil colombiano regula lo que se denomina responsabilidad
por el ejercicio de actividades peligrosas y contempla como casos que
originan responsabilidad civil y obligación de indemnizar al respectivo
perjuicio, los siguientes:

a) El hecho de disparar imprudentemente un arma de fuego.

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b) El hecho de remover las losas de una acequia o cañería sin las
precauciones necesarias, como consecuencia de lo cual caigan en ella
los que por allí transiten de día o de noche.

c) La abstención de reparar una fuente o acueducto cuando se está


obligado a ello, y como resultado de ello sufran perjuicios los que
transiten por el lugar.

Es comprensible que las conductas mencionadas por el Art. 2356 del


Código Civil, no son las conductas más peligrosas en la sociedad
contemporánea. Es así, que actualmente las actividades más
peligrosas que conllevan a grandes riesgos son los procedimientos
propios de la tecnología, la industria y el empleo de máquinas, que
conforman actividades mucho más peligrosas, por desarrollarse de
forma ininterrumpida que pueden desencadenar en daños irreparables
y de gran magnitud para los seres humanos.

Aquellos daños y perjuicios que se sufren actualmente por las


innovaciones tecnológicas causados por las máquinas de todas las
formas, por el gas, por la electricidad, por los aviones, por la
contaminación, por la energía atómica, nuclear y demás factores
determinantes , han debido ser ilustrados y sancionados a la luz de
esas antiquísimas disposiciones jurídicas.

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1. 3. Factores que determinan la responsabilidad civil

En la Doctrina se encuentran diversas causas que nos sirven de


fundamento en la teoría de la responsabilidad civil de la época
contemporánea donde se encuentran factores que determinan la
importancia de la responsabilidad.

Entre ellos podemos mencionar los siguientes:

En primer lugar, los perjuicios ocasionados en gran medida que se


presentaron en la sociedad industrial que posibilitaron el auge y
crecimiento de los problemas de responsabilidad por el riesgo que esa
actividad ocasionaba y ocasiona actualmente.

En segundo lugar, se produjo un cambio de mentalidad del pueblo


puesto que, con tantos perjuicios ocasionados a la gente ya nadie se
conformaba con eso y tenían que tomar medidas para no seguir el
modelo que se reflejaba en las épocas pasadas, ahora lo que se
quiere con la teoría de la responsabilidad es procurar una reparación e
indemnización al daño causado.

En último lugar, como punto de ayuda para la sociedad, fue la


aparición del contrato de seguro, que influyo en un doble sentido: casi
todo el mundo se aseguraba en relación con su posible responsabilidad
civil y, al hacerlo, era menos cuidadoso; además la víctima no dudaba
en exigir indemnización cuando debía pagarla un asegurador. En tales
condiciones, concluyen el tratadista Mazeaud que mientras más

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accidentes y procesos se producen, más se aseguran las personas; y
mientras más se aseguren las personas, habrá más accidentes y
procesos de responsabilidad civil.

1.4. Diferenciación entre responsabilidad jurídica y


responsabilidad moral que emana de la responsabilidad civil

Para entender mejor la diferencia vamos a comenzar por definir la


responsabilidad jurídica y la moral:
La responsabilidad jurídica, es la imputabilidad jurídica de un hecho
jurídico causada por la culpabilidad (dolosa o no) de la persona o por el
simple acaecimiento del hecho desligado de la culpabilidad
(responsabilidad objetiva); que supone el nacimiento de obligaciones
para el imputado, y el nacimiento de derechos para el sujeto que se
encuentre en posición de reclamarlas.

En las diferentes democracias, la responsabilidad jurídica no surge de


una imputación arbitraria sino de una norma jurídica, que a diferencia
de la norma moral procede de un organismo externo al sujeto,
principalmente por el Estado ejerciendo una labor coercitiva.

Primordialmente puede atribuirse la responsabilidad jurídica a toda


persona de Derecho, tanto naturales como jurídicas, simplemente
basta que el sujeto de derecho incumpla un deber de conducta
señalado en el ordenamiento jurídico, o en el caso de la
responsabilidad objetiva, que esté en la situación por la que el
ordenamiento le señala como responsable.

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La responsabilidad moral es la imputación o calificación que recibe una
persona por sus acciones desde el punto de vista de una teoría ética o
de valores morales particulares. Es decir, la responsabilidad que se
relaciona con las acciones y su valor moral. Desde una ética
consecuencialista, dicho valor será dependiente de las consecuencias
de tales acciones, sea entonces al daño causado a un individuo, a un
grupo o a la sociedad entera por las acciones o las no acciones de otro
individuo o grupo.

Cuando se presenta la época deontológica, en cambio, tales acciones


tendrán un valor intrínseco, independiente de sus consecuencias.
Desde esta perspectiva, es un sistema de principios y de juicios
compartidos por los conceptos y las creencias culturales, religiosas y
filosóficas, lo que determina si algunas acciones dadas son correctas o
incorrectas. Estos conceptos son generalizados y codificados a
menudo por una cultura o un grupo, y sirven así para regular el
comportamiento de sus miembros. De conformidad a tal codificación
se le puede también llamar moralidad y el grupo puede depender de
una amplia conformidad a tales códigos para su existencia duradera.

En el amplio campo que existe en el Derecho Civil, se ha considerado


que la responsabilidad jurídica es un amplio género que incluye dos
aspectos destacables: la responsabilidad civil y la responsabilidad
penal.

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Dentro de la responsabilidad jurídica se encuentra inmersa la
responsabilidad moral. Para hablar de ellas, es importante definirlas
para que no haya confusión entre las mismas.

En principio, es útil decir que la naturaleza de la responsabilidad moral


y la naturaleza de la responsabilidad jurídica tienen sus diferencias
sustanciales que es necesario aclarar para una mejor definición del
tema.

Algunos autores, como por ejemplo: Starck, dice que tal distinción no
es sino un aspecto particular de la distinción entre la moral y el
derecho.

Por un lado, la responsabilidad moral se fundamenta en un criterio


eminentemente subjetivo atinente al ser humano y por lo tanto relativo
en inherente a cada persona. Es decir, es algo que pertenece e
involucra solamente al fuero interno y por ello la propia conciencia del
individuo es la que va a producir un juicio de valor para indicarle si es o
no responsable moralmente, aun en ausencia de cualquier acto externo
y de cualquier resultado. Ante una conciencia escrupulosa, un simple
pensamiento podría comprometer la responsabilidad moral del sujeto
escrupuloso.

Es decir, que la responsabilidad moral depende de aspectos familiares


y de formación que ayudan a la persona a sentirse responsable o no de
un acto cometido teniendo en cuenta el valor que le da a la conciencia
interna.

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De otro lado, La responsabilidad jurídica, derivada de la
responsabilidad civil y la penal, tiene otras connotaciones muy
diferentes, puesto que, en principio, se fundamenta en un criterio
objetivo. Esto es, estructurada por dos elementos objetivos:

a) Un acto externo (acción u omisión), y

b) Un perjuicio ocasionado a una persona.

Los hermanos Mazeaud y Tunc proponen un criterio muy acertado


para distinguir entre la responsabilidad moral y la responsabilidad
jurídica: responder moralmente es responder ante Dios (si se es
creyente), y ante la conciencia (si se es ateo); responder jurídicamente,
es responder ante los hombres.

En la organización social, la responsabilidad moral se diferencia de la


responsabilidad jurídica por su carácter interno. La responsabilidad
moral se refiere principalmente al carácter interno de las conductas (la
conciencia o intención de quien ha actuado), sin importar aspectos
externos como el hecho de que éstas hayan sido descubiertas o
sancionadas. Por el contrario, los procesos jurídicos no son
necesariamente procesos de intención (por ejemplo, la prescripción del
delito de robo por el mero transcurso del tiempo puede invalidar la
responsabilidad jurídica sin invalidar la responsabilidad moral).

La responsabilidad moral ocupa un lugar cada vez más importante en


la opinión pública cuando la adjudicación de la responsabilidad jurídica

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a través de los tribunales es insuficiente para cerrar casos como son,
por ejemplo, escándalos de corrupción ligados al ocultamiento de cifras
en la contabilidad de empresas, derramamiento de petróleo en zonas
naturales, financiamientos ilegales de campañas y escándalos de
corrupción política.

El término aparece también en la discusión de temas como


determinismo o libre albedrío, puesto que sin la libertad es difícil ser
culpado por las propias acciones, y sin esta responsabilidad moral la
naturaleza del castigo y la ética se convierten en una interrogante.

1.5. Distinción entre responsabilidad penal y responsabilidad civil

Hacer la distinción entre responsabilidad penal y responsabilidad civil


no es difícil ni complejo de establecer. Las dos especies de
responsabilidad presuponen y llevan inmersa la realización o no de
una conducta, acción u omisión, y un perjuicio.

El aspecto trascendental para su distinción se enmarca dentro de los


elementos, los cuales son:

- la naturaleza del bien jurídico lesionado y

- las consecuencias que conlleva la lesión causada.

En el evento que haya realización de la conducta por parte del autor o


directamente responsable (acción u omisión), afecta únicamente el

28
interés privado de la víctima, estamos ante una responsabilidad civil.
La consecuencia en tal caso es la de obligar al autor del perjuicio a
repararlo y la víctima cuenta con la acción indemnizatoria para que
sean resarcidos los daños que ocasiono el que vulnero el derecho
protegido.

Si por el contrario, la conducta lesiona el interés general de la


comunidad, se establece la responsabilidad penal, que trae como
consecuencia una sanción penal, provista de una acción pública, de la
que es titular el Estado. "Solo el Estado tiene el derecho de castigar".
"La responsabilidad penal no es una responsabilidad moral, es una
responsabilidad social", a causa de la perturbación social que
ocasiona.

En conclusión, puede decirse que la finalidad de la responsabilidad


civil es la reparación del daño, la indemnización, mientras que el fin de
la responsabilidad penal es la sanción consistente en una pena
privativa de la libertad o en una multa pecuniaria.

No obstante, es claro que los tipos de responsabilidad se confunden y


de allí es posible que la acción o conducta de una persona ponga en
juego los tres tipos de responsabilidad y haga que se acumulen, pero
es importante establecerlas bien para no caer en riesgo de
confundirlas.

En la responsabilidad, es necesario hacer acotación a un caso muy


común que se presenta muy a menudo, el caso en el que una persona

29
da muerte a un enemigo por venganza o por una situación de ira y
descontrol, es decir en este caso, quien mata compromete su
responsabilidad penal por la sanción estipulada en el código penal, así
como su responsabilidad civil, por cuanto es deudor de una
indemnización a favor de los familiares de la víctima que son quienes
sufren el dolor y los gastos que ocasiona la pérdida de su ser querido;
y también se observa en este caso, que puede confluir la
responsabilidad moral, si existe reprochabilidad de la conducta
cometida por el sujeto en su conciencia, que es quien le dice la
magnitud de su responsabilidad y el daño ocasionado por su conducta .

En el ejemplo presentado anteriormente, se observa claramente que se


unieron los tres tipos de responsabilidad civil, penal y moral, aunque no
siempre es necesario que concurran las tres.

En la responsabilidad civil, se observa que cualquier hecho puede


comprometer la responsabilidad de su autor (C. c., arts. 2341 y 2356).

Finalmente, los tres órdenes de responsabilidad mencionados pueden


presentarse en forma simultánea en un caso determinado sin
necesidad de que sean iguales; No se deben confundir, por que como
se mencionó claramente son diferentes, tanto por su naturaleza como
por sus características, aunque las tres tienen el mismo objetivo,
resarcir el daño causado por la consecución de una conducta dañina
para la sociedad.

30
1.6. Antecedentes históricos de la responsabilidad civil y penal

La mayoría de los autores civilistas aducen que la diferencia entre la


responsabilidad penal y la responsabilidad civil latente en la sociedad
moderna, tiene sus orígenes en los sistemas sociales y jurídicos de la
sociedad antigua.

Dentro de la legislación existente creada por nuestros antepasados no


existía claridad respecto al tema porque los ciudadanos no sabían
distinguir entre responsabilidad civil y responsabilidad penal , en esa
época no se tenía en cuenta la pena ni la reparación, ni mucho menos
la intencionalidad y voluntad del autor de la conducta dañosa. Pues
ellos preferían tomar la justicia por sus manos antes de buscar un
mecanismo idóneo para la solución de conflictos, la ignorancia de la
gente permitía con más frecuencia la vulneración de los derechos del
ser humano como parte integral de la comunidad.

Inicialmente, los perjuicios causados a una persona por la ejecución


de una conducta no imponían el deber de resarcir el daño sino la
facultad de ejercer venganza de propia mano, así fuera
desproporcionada, se aplicaba la teoría conocida como la ley del
Talión (ojo por ojo, diente por diente).

Se dan pasos de gran avance cuando se crea la ejecución de la tesis


pecuniaria que permiten opciones al autor del hecho como lo son:
soportar la venganza de la víctima o pagar su precio. Práctica que
inicialmente es voluntaria pero que con el tiempo se impone por

31
autoridad del Estado colombiano como necesidad en procura del
bienestar social.

Este paso fue de gran relevancia para la sociedad, porque al negarse


la posibilidad de ejercer la venganza de propia mano sobre la persona
del deudor, se presenció y se observó el surgimiento de un verdadero
y propio resarcimiento de daños, se dieron los primeros pinos del
derecho reparable pagando por el daño cometido.

No obstante, lo cierto es que hasta ese momento existía la confusión


entre responsabilidad civil y responsabilidad penal.

Se dice que la responsabilidad penal y moral data del Derecho


Romano porque significo una época de transición donde se
presentaban demasiados conflictos y perturbaciones al orden social por
la falta de normatividad, caso en el cual se observaba que la mayoría
de conductas lesionaban un interés colectivo, lo que indiscutiblemente
obliga al Estado a sancionar y regular la conducta de los coasociados
de una comunidad.

En todo caso, con la modernización y las nuevas concepciones de la


sociedad galopante se espera que se acabe la confusión de conceptos
y se logre obtener la distinción, teniendo en cuenta los fundamentos de
cada responsabilidad y las consecuencias que ello implica, así como el
análisis doctrinario de los diferentes autores e investigadores que son
en ultimas quienes posibilitan la mayor claridad y conceptualización de
los temas.

32
II. LA RESPONSABILIDAD CIVIL EN LA ACTUALIDAD

2.1 Noción de Responsabilidad Civil

La responsabilidad civil, data de origen romano y empezó a ser


utilizada por las personas mucho tiempo después de la formación y
estructura organizacional que se le dio a la responsabilidad civil.

Se dice que en Francia y en Inglaterra, se comenzó a utilizar el vocablo


a finales del siglo XVII. La concepción de responsabilidad tiene su
razón de ser en Latinoamérica, es decir, que responsable tiene sus
bases latinas en el postulado de “responsus”.

En el Diccionario de la Real Academia Española se menciona que la


responsabilidad es calidad de responsable y responsable es el que
está obligado a responder de alguna cosa o por alguna persona.

En algunas ocasiones, la moral impone el deber de gratitud hacia quien


así ha procedido. Otras veces el Derecho somete al beneficiario de la
acción a una obligación específica dentro de las condiciones que
configuran el presupuesto de la norma jurídica atributiva del Derecho
subjetivo. Tal es el caso del que ejecuta un negocio en interés ajeno
ocasionando un enriquecimiento no justificado del patrimonio por
razones ilícitas.

La moral y el Derecho tienen en cuenta cuál es la hipótesis que puede


pretender el ofendido. Es aquella respuesta fijada en la normatividad

33
jurídica, sin embargo, constituye la sanción adecuada al actuar. El
infractor de la conducta debe responder de su acto lesivo cumpliendo
la sanción impuesta por la consecución de la conducta.

El análisis de la estructura de la obligación ha conducido a fines del


siglo pasado a la doctrina alemana, en particular por los trabajos
realizados de Brinz y Bekker, a señalar la existencia en el vínculo
obligatorio de una idea de deber y una relación de responsabilidad (el
tema ha sido exhaustivamente estudiado a través del desenvolvimiento
histórico del concepto de obligación desde el Derecho Romano antiguo
hasta el Derecho Actual.

Es así de esta forma que resulta que la responsabilidad civil comporta


siempre un deber de dar cuenta a otro del daño que se le ha causado
para buscar un mecanismo de resarcir el daño mediante la
indemnización.

Un comportamiento lesivo se produce frente a un sujeto con quien el


autor de aquel tenía un vínculo jurídico anterior que le imponía el
cumplimiento de una específica conducta.

Sin embargo, la conducta dañosa constituye la fuente de una


obligación contemporánea, y en otros eventos, el acto lesivo aparece
como consecuencia de una obligación anterior. De ello que la doctrina
clásica del Derecho Francés haya observado una dualidad de culpas y
una pluralidad de regímenes de responsabilidad adecuada a cada una
de ellas.

34
Estudiando las diversas expresiones del Derecho antiguo se observa
que en nuestros antepasados no existió nominativo alguno de
obligación y por consiguiente de responsabilidad, pues en el momento
en que se ocasionaba daño surgía la venganza como compensación y
ella se ejercía en nombre del lesionado, de la colectividad y de Dios y
en la aplicación del castigo intervenía el individuo, el grupo, la familia,
la tribu o la comarca, que eran las formas de familia y de unión de la
época.

En Babilonia existió, veintitrés siglos antes de Jesucristo, el código de


Hammurabi que reglamentaba en varios de sus artículos el castigo por
un daño causado; así mismo el código de la Inquisición de
Torquemada; no obstante la vida y las necesidades económicas
determinaron el surgimiento del trueque y el precepto de la
composición, el primero establece el pago del daño en especie o
moneda; la composición podía ser voluntaria o legal. Es decir,
voluntaria si el perjudicado determinaba personalmente la suma con la
cual debía repararse el daño; y legal, cuando era la autoridad del rey
o del pater-familias quien las establecía.

En los tiempos pasados el Derecho Romano distinguió dos categorías


de daños como los son:

a) Los nacidos de un delito público y

b) Los que surgen de un delito privado; en donde se observa que


el Estado no persigue el castigo del causante del daño, puesto que le

35
corresponde al ofendido hacerlo; históricamente la ley de las XII tablas
represento una época de transición entre la composición voluntaria y la
composición legal obligatoria, por cuanto el Derecho Romano jamás
pudo liberarse de la idea de hacer de la condena civil lo que es en la
actualidad: una indemnización para resarcir el daño .

En todo caso, ni en el aspecto delictual, ni en el contractual existió


desde inicios una fuente legal de alcances generales que consagrara el
principio de reparar el daño causado al prójimo; por tal motivo el
legislador tuvo que hacer parte integral para dar fin a la venganza
corporal, reemplazándola de esta manera por el pago de una suma de
dinero, procediendo casuísticamente y analizando cada uno los delitos
a medida que la solicitud de reparación lo condujera a eso; luego de un
tiempo los jurisconsultos hicieron énfasis en la atención sobre la
insuficiencia de estas prácticas y la necesidad de proporcionarle un
recurso a la víctima y, consecuentemente unieron esfuerzos para
establecer una regla de conjunto; sin obtener grandes resultados.
Dichos esfuerzos se centraron en la ley Aquiliana , donde la noción de
damnum se extendió a cualquier atentado material contra una cosa o
una persona determinada.

Sin embargo, los tratadistas se encaminaron en ir más allá, a la noción


de daño se propusieron sustituirla por la de perjuicio: estableciendo
que lo importante no era la comprobación de un atentado material
contra una cosa, sino el perjuicio sufrido a causa de este hecho por el
propietario; es así como dedujeron que el simple damnum que no
causaba perjuicio no daba lugar a la reparación del mismo.

36
Con respecto a la culpa, se miro de manera secundaria en el Derecho
romano, pues la víctima se atenía al hecho brutal del daño que sufría,
sin importarle la entidad del perjuicio; sin embargo, basándose en la
idea de que no era sensato vengarse de los niños y de los locos,
puesto que estas personas carecían de razón se introdujo la noción de
culpa; pero fue a fines de la República cuando surgió la culpa
Aquiliana.

Por su lado, los conceptos de responsabilidad contractual, se basaron


en el Derecho Romano clásico que no ignoró la necesidad de la
culpa, pero se preocupo más por precisar la extensión de las
obligaciones del deudor y concretar el contenido del contrato surgido
entre las partes.

Es así como tampoco se observa dentro del Derecho Romano, la


importancia de la responsabilidad delictual y la contractual, puesto que
se analizo por partes los problemas de responsabilidad por el
incumplimiento de los contratos y los jurisconsultos no encontraron
necesaria una distinción entre la responsabilidad contractual y la
delictual, como quiera que delito y responsabilidad son sinónimos; algo
semejante a la confusión en que incurren algunos penalistas, para
quienes en la infracción por el incumplimiento de un contrato existe
siempre delito y, por ende, responsabilidad penal.

Para finalizar es importante tener en cuenta que la indemnización que


se paga por un daño ocasionado es aquella que consiste en el pago de

37
una suma de dinero equivalente al daño sufrido por el vulnerado en su
economía.

La naturaleza jurídica de la indemnización tiene que ver con una


obligación de dar una suma de dinero. Esto es, el resarcimiento como
equivalente o indemnización se aplica tanto para los actos ilícitos como
para el incumplimiento de los contratos.

2.2. Elementos de la Responsabilidad Civil

Dentro del Derecho Civil, se ha mencionado que las diferentes formas


de responsabilidad presentan diferentes connotaciones, por ello es
necesario determinar en este capitulo su estructura similar.

Para autores como Marty y Raynaud, los elementos que constituyen la


fuente primaria de toda responsabilidad civil son el daño o el perjuicio,
es decir el hecho u acción que genera una conducta dañosa y la
relación de causa- efecto, esto es, las consecuencias que se
produjeron de la conducta realizada.

Desde tiempos remotos, se ha tenido la concepción de perjuicio, culpa


y relación de causalidad como elementos fundantes y estructurales de
la responsabilidad civil. Donde se tiene que la culpa, es el segundo
elemento más importante de la responsabilidad civil dentro de esos
postulados.

38
En ese sentido, esas dos concepciones sirven de soporte a la
responsabilidad civil en la época contemporánea: como lo son, la
culpa y el riesgo.

De lo anterior, se crea la responsabilidad subjetiva, que se basa en la


culpa y la responsabilidad objetiva que le falta el elemento de culpa,
situación que se torna muy complicada porque se basa en un resultado
producido.

En el sistema de la responsabilidad subjetiva, nadie comprometerá su


responsabilidad sino en el supuesto de que ha cometido una culpa que
ha ocasionado perjuicio a otro por la falta del deber de cuidado.

No obstante, hay que dejar de presente que este sistema de la


responsabilidad subjetiva o por culpa, tiene la particularidad de que en
buena parte de los casos, tal culpa se presume. Tal presunción invierte
la carga de la prueba.

En la responsabilidad objetiva se prescinde del elemento culpa, puesto


que se admite una responsabilidad sin culpa. Se van a tener en cuenta
solamente dos elementos: el perjuicio sufrido por alguien y el vínculo
de causalidad material entre ese perjuicio y el hecho perjudicial o
hecho generador, esto nos muestra que en la actualidad muchos
autores y tratadistas consideran la culpa como un aspecto innecesario
y estorboso para el derecho civil, a sabiendas que fue la fuente
primordial para determinar la responsabilidad.

39
De esta forma, Implicará o tendrá responsabilidad toda persona cuya
actividad ha causado un perjuicio a otra, sin importar el punto de saber
si su comportamiento era o no legítimo. Toda persona asume los
riesgos de su actividad por la puesta en peligro de bienes jurídicos.

Consideramos que por más que se trate de consolidar la


responsabilidad objetiva a costa de la responsabilidad civil basada en
la noción de culpa, lo interesante de la situación es que hay
circunstancias externas de tipo lógico, axiológico y económico que no
permiten llevar a su maximización la responsabilidad objetiva que deja
de lado la culpa, son limitaciones que no pueden ni deben ser
desconocidas por el ordenamiento jurídico actual.

Es importante decir que existen dos ámbitos de responsabilidad civil: el


del incumplimiento contractual (responsabilidad contractual) y el del
acto ilícito (responsabilidad extracontractual). Estos dos ámbitos tienen
un distinto régimen normativo y configuran por lo tanto dos distintos
sistemas de responsabilidad civil.

Es importante en este capítulo tener en cuenta conceptos de


antijuridicidad, ilicitud, entre otros. Ilícito es lo contrario a la ley. El
concepto de antijuricidad es sinónimo de ilicitud, aunque puede
entenderse con una mayor comprensión por abarcar no solamente los
casos de violación directa de la ley, sino las hipótesis de infracción del
deber impuesto por la voluntad de las partes en el contrato.

40
El acto ilícito por su parte consiste en una infracción a la ley que causa
daño a otro y obliga a la reparación a quien resulte responsable en
virtud de imputación o atribución legal del perjuicio.

La necesidad de que exista un contrato en la responsabilidad civil


señala la presencia de un elemento más estricto en la responsabilidad
que en la responsabilidad extracontractual. Ello es así porque la culpa
tiene que ser referida en cada caso, a la naturaleza de la obligación
impuesta convencionalmente, y no ya al genérico e indeterminado
deber legal de actuar de tal manera de no causar daño a otro.

La culpa en el acto ilícito se patentiza en el daño causado a otro con


negligencia o imprudencia. Ese daño y esta conducta constituyen en sí
mismos y por su conjunción, el ilícito extracontractual cuando no se
viola una específica norma legal.

La culpa en el incumplimiento contractual se manifiesta por el daño


causado al acreedor con negligencia en la observancia del específico
deber jurídico establecido convencionalmente. De allí que sea
imprescindible considerar la estructura del contrato como un elemento
distinto de la culpa, aunque no inseparable de la misma, pues si bien
aquella va a mostrar objetivamente el contenido de las obligaciones del
acto, la culpa consistirá en una valoración de tipo subjetivo referida a la
conducta del deudor en relación precisamente a la que debió cumplir
según la naturaleza de esa obligación convencional.

41
El incumplimiento contractual tipifica la conducta del deudor con
relación a cada contrato considerado, porque la violación de ese
particular deber jurídico tiene en el contrato y en la ley, su regulación
propia. Es así que el incumplimiento contractual está regulado
normativamente en cuanto al modo, lugar y tiempo de la ejecución de
la prestación y ello con independencia de la imputabilidad del deudor
en relación a la que debió cumplir según la naturaleza de esa
obligación convencional.

Cuando el deudor no cumple la obligación en el tiempo debido existe


un incumplimiento relativo que jurídicamente se denomina mora.
Cuando el incumplimiento de la obligación se hace imposible en el
futuro existe un incumplimiento absoluto que jurídicamente se llama
inejecución total, absoluta y definitiva.

2.3. La Responsabilidad subjetiva

La responsabilidad subjetiva es aquella que se basa en el postulado de


la culpa como elemento imprescindible de la misma.

Dentro de la responsabilidad subjetiva debemos hacer dos distinciones


para no entrar en confusiones.

1. Culpa probada

2. Culpa presunta

42
En primer lugar, la culpa probada está reglamentada en el derecho
positivo en los artículos 2341 a 2345 del Código Civil. Conforme al
cual, el actor debe probar la culpa de su demandado, de aquel a quien
ha señalado como autor del perjuicio que reclama. Se establece la
regla general en relación con la prueba, que impone tal carga al actor.
(Onus probandi incumbir actori. C. de P. c., art. 172 y C. C., art. 1757).

De igual forma ocurre en el caso de la obligación de medios. (La


obligación del médico, por ejemplo).

En segundo lugar, la culpa presunta plasma su responsabilidad en la


teoría de la culpa ya que se hace énfasis a una responsabilidad
subjetiva que implica al causante del daño.

La característica importante que resaltamos es la que hace referencia


a que la culpa se presume. En tal sentido se presume la culpa del
demandado y por lo tanto el demandante está exonerado de aportar
esa prueba. Le basta demostrar el perjuicio y la relación de causalidad
entre la actividad del demandado (hecho perjudicial o hecho
generador) y el daño sufrido por él, que es la víctima. Pues bien se ha
dicho que ocurre, por ejemplo, en el caso del automovilista que lesiona
con su auto a un peatón (responsabilidad civil extracontractual por el
ejercicio de actividades peligrosas, C. C; Art. 2356).

En esas situaciones se invierte la carga de la prueba: del actor pasa al


demandado. Será aquel quien deberá demostrar un hecho que lo
exonere de responsabilidad, que destruya esa presunción de culpa que

43
lo afecta directamente. En algunos casos, solamente le bastará la
prueba de la ausencia de culpa, demostrando que actuó con cuidado y
diligencia. En otros casos se verá en la necesidad de acreditar una
causa extraña exoneratoria, que demuestre que la conducta se origino
por circunstancias ajenas a la voluntad del autor.

En tal situación es clara la importancia de invertir la carga de la


prueba imponiendo al demandado el deber de destruir la presunción
de culpa que pesa sobre él, si quiere exonerarse de la responsabilidad
civil que tiene en su nombre.

2.4. Culpa Presunta

Una vez esbozada la responsabilidad derivada de la culpa presunta


veremos sus aspectos para así determinarla de las otras y dejar claro
el tema tan complejo aquí expuesto.

En la culpa presunta se ven dos postulados que pueden servir de


ayuda para destruir la presunción, que son los siguientes:

a) Sólo interesa la prueba de la ausencia de la culpa

En primer término, hay temas de responsabilidad civil basados en una


culpa presunta del demandado. Pero esta presunción se puede destruir
mediante una prueba relativamente sencilla, esto es: la prueba
negativa de la ausencia de culpa por parte de quien cometió la
conducta.

44
Es así como en el espacio de la responsabilidad civil extracontractual
se presentan casos en los cuales se ve la necesidad de precisar y
distinguir a un directamente responsable y a un civilmente responsable.

Planteémonos las siguientes hipótesis:

Un empleado o subalterno en general, causa daño a otro con ocasión


del trabajo. Aquí nos encontramos ante el directamente responsable de
la conducta endilgada.

Nos encontramos ante un patrono civilmente responsable (Artículos


2347 y 2349 del Código Civil).

La responsabilidad civil, de estas personas civilmente responsables


se basa en la culpa presunta, es decir, no haber elegido o vigilado
convenientemente al subordinado (culpa in eligendo y culpa in
vigilando).

Se presume la culpa del civilmente responsable cuando una de estas


personas que están bajo dependencia de otra ocasiona un perjuicio
por la falta de protección y cuidado que se debe tener con ellas.

Situaciones en las cuales, es dado al civilmente responsable destruir la


presunción de culpa que pesa sobre él, por medio de la prueba
negativa de la ausencia de culpa. Quiere decir esto, demostrando que
sí ejerció la actividad necesaria para elegir y vigilar al subordinado. Es
la prueba de la diligencia y cuidado que exonera de responsabilidad.

45
b) La necesidad de probar una causa extraña exoneratoria se da en un
segundo lugar, esto es, la presunción de culpa afecta al demandado
en forma más grave, pues él no puede destruirla mediante la prueba de
la falta de culpa o prueba de haber actuado con diligencia y cuidado
sino que debe valerse de mecanismos más complicados que no
dependen del sujeto.

Es un medio de prueba más difícil la que se debe aducir y aportar en


este caso, como la prueba positiva de una causa extraña.

Se presenta inversión de la carga de la prueba, como en los casos


anteriores; solo que en este caso no le basta al demandado acreditar
su prudencia y cuidado para liberarse, sino que debe demostrar que la
causa del perjuicio fue una causa extraña ocasionada por la naturaleza
y fuera de su alcance.

En la doctrina se denominan causas extrañas en materia de


responsabilidad civil la fuerza mayor o el caso fortuito, la culpa de la
víctima y el hecho ajeno a la voluntad ocasionado por un tercero
civilmente responsable.

De ello, son ejemplos claros los siguientes:

a) En el campo de la responsabilidad civil extracontractual o delictual:


el automovilista que lesiona a un peatón tiene una presunción de culpa

46
en su contra. Ese deber que tiene quien ejerce una actividad peligrosa
se analiza en la doctrina como una obligación legal de resultado.

Un ejemplo en el campo de la responsabilidad civil contractual: el


transportador que se abstiene de transportar la mercancía que se le
confió para tal fin, tiene también una presunción de culpa en su contra.

En los dos casos existen obligaciones de resultado.

Esos demandados tienen que probar entonces, para destruir la


presunción y exonerarse, una causa extraña. Por ejemplo: que la
víctima del accidente se lanzó al paso del automóvil con el ánimo de
suicidarse; o que él no transporte de la mercancía se debió al hecho de
un tercero o a una fuerza mayor.

2.5. La Responsabilidad Objetiva

En el sistema actual, hay ciertas instituciones de la responsabilidad civil


que siguen sus postulados en la tesis de la culpa aunque ello, no
impide que se resalte la responsabilidad objetiva convirtiendo así
algunos tipos de responsabilidad subjetiva en objetiva.

La responsabilidad objetiva debe adquirir interés e importancia para


aquellos casos en los que el infractor de una norma o determinada
conducta destruye o deteriora cosas o atenta contra la integridad física
de determinada persona, esto quiere decir, que los daños ocasionados
bien sean físicos, corporales o materiales deben ser indemnizados y

47
resarcidos sin la necesidad de que haya una culpa probada por parte
del demandado sino la simple realización de la conducta basada en la
responsabilidad objetiva donde solo se requiere la causación del daño.
De esta tesis, solamente se exceptúan los daños ocasionados
extracontractualmente por la actividad médica o deportiva.

La responsabilidad objetiva o la mencionada responsabilidad sin culpa


es mucho más compleja y requiere un tratamiento especial.

La noción de la responsabilidad objetiva sostiene la posibilidad de una


responsabilidad sin culpa presunta ni probada. Esto es, solamente
requiere la realización del perjuicio.

En consecuencia, la víctima solo tiene que probar el perjuicio y la


relación de causalidad. En definitiva, se prescinde del elemento culpa.

En tal sentido el demandado debe responder por el resultado que


ocasiono con su actuar. Es una responsabilidad que se consolida
dentro del marco del vínculo material de causalidad entre el hecho o
actividad del demandado y el perjuicio sufrido por la víctima.

Para hacer mención a algunos ejemplos claros de responsabilidad


objetiva nos remitimos a la legislación civil en el artículo 2354 del
Código Civil donde se establece que el tenedor de un animal fiero, no
útil para la guarda o servicio del predio, responde del daño por él
causado. Y "no será oído" este tenedor, si pretende exculparse. Esto
es, responde por el resultado.

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En similar forma, en la legislación laboral, el accidente de trabajo se
fundamenta en una responsabilidad objetiva o responsabilidad por el
resultado. (Código Sustantivo del Trabajo, Art. 199, sustituido por el Art.
9° del Decreto 1295 de 1994).

Estamos ante una reforma del fundamento de la responsabilidad civil,


más que todo de origen doctrinario y jurisprudencial.

Lo que se abarca en la actualidad es el análisis del hecho generador


de la responsabilidad civil. Se habla de una tendencia a la
socialización de la responsabilidad civil y se afirma que en virtud de
esa socialización, el Estado y las compañías de seguros son los que
intervienen cada vez más en este campo, con miras a asegurar a las
víctimas una indemnización. Lo que importa es más la indemnización
de los perjuicios causados que la responsabilidad de quien cometió la
conducta.

Toda esta situación se presenta con base en la época moderna,


enfatizada en los avances de la tecnología, la industria y el comercio
producida por la globalización que generan perjuicios de gran
complejidad. Esto es, los llamados accidentes anónimos (ocasionados
por las máquinas, por ejemplo), se producen en condiciones que hacen
imposible la prueba de la culpa; si esta se exigiera, la víctima no podría
obtener la indemnización. Al buscarse en la responsabilidad civil la
reparación del perjuicio por todos los medios, la culpa ha sido en cierta
medida eliminada del debate. Todo esto descarta el fundamento

49
tradicional de la responsabilidad: el problema de la escogencia entre el
bien y el mal.

La responsabilidad civil objetiva se basa en el riesgo bajo dos


modalidades: la primera, es el riesgo creado: la persona que ha
creado un riesgo al cual quedan sometidas las demás personas y el
conglomerado social, debe responder por los perjuicios que llegaren a
producirse por la consecución del riesgo. En mayor proporción si
alguien recibe beneficios de una actividad, que es a la vez riesgo para
los asociados. Es la noción de riesgo o provecho. El que recibe
provecho de una actividad debe soportar los daños que ella ocasione.

Los perjuicios corporales y materiales que son garantizados


objetivamente, deben repararse sin que se exija la prueba de la culpa
del autor responsable de la conducta.

Para el autor Jean Carbonierr , la responsabilidad fundada en el riesgo


es una responsabilidad objetiva, causal; tiene su asiento en la relación
de causalidad objetiva que se remonta del perjuicio a aquel que lo ha
causado (con o sin intención).

Para finalizar, es importante resaltar la magnitud y diferenciación que


existe entre las obligaciones de medios y las llamadas obligaciones de
resultado en el ámbito contractual y extracontractual o delictual ya que
va a mediar el mismo postulado esto es, si la obligación es de medios,
la prueba corresponde al demandante (debe probar el perjuicio, la
culpa y la relación de causalidad); si es de resultado, se presume la

50
culpa del demandado. El actor queda dispensado de esa prueba y
debe demostrar solamente el perjuicio y la relación de causalidad entre
la conducta y la consecuencia producida.

Por ello hay inversión de la carga de la prueba en relación con el


elemento culpa. El demandado deberá destruir esa presunción para
poder exonerarse de todo tipo de responsabilidad.

51
III. LA CULPA

3.1. Noción de Culpa

Si bien es cierto que se ha mencionado anteriormente que la culpa es


el segundo elemento más importante y relevante de la responsabilidad
civil basada en el perjuicio ocasionado y la relación de causalidad, es
determinante como elemento imprescindible y fundante en la
responsabilidad.

Hecha esta aclaración, es de anotar que así se trate de culpa presunta


o culpa probada es el elemento primordial de los casos de
responsabilidad civil exceptuando los casos donde se involucra la
responsabilidad civil objetiva.

El caso es que la culpa es un elemento básico y fundamental en todos


los casos de responsabilidad civil ya sea presunta o probada.

Definir el concepto de culpa es demasiado complejo puesto que, la


mayoría de veces dependerá del caso concreto aunque es llamada
(prudencia y diligencia), es decir, en la culpa se castiga la imprudencia
que se tenga respecto de una situación por no tener el debido cuidado
para resolver una situación que pudo remediarse y por falta de cuidado
no se hizo, por no haber tenido la previsión de ello

En el evento en que el daño producido se de la inejecución de una


obligación de medios, como por ejemplo el caso de los abogados

52
(contractual o extracontractual), el juez, para condenar debe constatar
una imprudencia o negligencia. Es importante, entonces, que se
establezca lo relacionado a la imprudencia y negligencia y que se
precise de igual forma el concepto de culpa.

Si el perjuicio o vulneración a determinada persona se da de la


inejecución de una obligación de resultado contractual, no es necesario
determinar la culpa ni concebir una valoración de la conducta de quien
cometió el hecho perjudicial.

Necesariamente se observa la necesidad de una culpa, aunque la


culpa se configura sola esto es, ella no necesita de un resultado
producido para ser determinada.

No obstante, de lo mencionado anteriormente se observa que en el


aspecto extracontractual (delictual y cuasidelictual) es en donde
especialmente habrá interés en conceptuar la creación de la culpa.
Esto nos parece de gran utilidad ya que en la doctrina se ha sostenido
que gran parte de las obligaciones contractuales son de resultado y no
de medios. Situación clara que se presenta en ocasión a que el
acreedor de una obligación pretende un resultado económico y ese
resultado debe estar garantizado en el mismo contrato suscrito por las
partes. De esta forma, la inejecución de las obligaciones presumirá la
culpa del deudor. La prueba de la inejecución aparecerá por el solo
hecho de no haberse alcanzado el resultado pactado. Es así como en
estos casos el juez que determina las circunstancias del caso haciendo

53
juicios de valoración no podrá investigar las circunstancias que llevaron
al deudor a incumplir y tampoco podrá definir la culpa.

En el evento que el resultado buscado no se obtenga por el contrato


suscrito, se considera por los tratadistas que la culpa resulta del
fracaso mismo de la obligación determinada, ya que el resultado
estaba asegurado.

En efecto, no se puede desconocer que la doctrina ha admitido que en


el campo extracontractual se reflejan también obligaciones de
resultado, resguardadas por el sistema de la presunción de culpa,
como cuando alguien resulta lastimado por alguna actividad riesgosa
que ejerce otra persona.

En este sentido es pertinente traer a colación lo expuesto en el art.


2341 donde quien ha cometido el delito o culpa, que ha inferido daño a
otro, es obligado a la indemnización, sin perjuicio de la pena principal
que la ley imponga por la culpa o el delito cometido. Lo que significa
que en virtud de un daño generado en virtud de un hecho,
necesariamente se debe proceder a la indemnización más cuando se
trata de los presupuestos establecidos en el artículo 2356 del Código
Civil.

Ahora bien, es importante relacionar, que tratadistas que se han


interesado por abarcar el complejo campo de la culpa, entre ellos
podemos mencionar a Marty y a Raynaud, han hecho aportes
trascendentales llenos análisis enfocados en las principales tendencias

54
doctrinarias relacionadas con la definición de culpa y las sintetizan en
dos grupos que son: en el primer grupo se observa la obtención de
definiciones inspiradas de concepciones éticas y morales de la
culpabilidad, esto es, por la necesidad de reprochar el acto perjudicial
a quien lo cometió.

Es determinante en el primer grupo, que el autor del perjuicio haya


vulnerado la pauta de conducta, y además de ello, que en su actuación
y su libre albedrío haya tenido la posibilidad de prever o de actuar de
otra forma con el fin de evitar el daño. Es decir, que se requiere que
haya inejecución de un deber y además la imputabilidad de la conducta
a la persona que ocasiono el perjuicio por no hacer nada para evitarlo.

Por otro lado, encontramos un segundo grupo que se aleja de toda


concepción ética o moral, esto es, que tienen en cuenta solamente el
hecho dañoso como conducta social determinante para comprobar la
desviación de la comisión de la conducta del que cometió el daño.

Lo interesante de este postulado es que es más amplio ya que


caracterizan la culpa como una situación errónea, con ello lo que se
traduce es la comparación de dos postulados; el que se obtuvo con la
ocasión del perjuicio y el que se debió tener en cuenta para la no
consecución del daño, es decir, la culpa se refleja en la persona que no
actúo como debió haberlo hecho para que no se ocasionara una
vulneración a determinada situación.

55
3.2. La Apreciación de la conducta Culposa

Para apreciar la conducta culposa, es necesario tener en cuenta las


dos teorías en las que se basa la culpa, teniendo en cuenta el
conglomerado social para determinar la misma.

La primera teoría expuesta por la doctrina es la apreciación in


concreto y la segunda es la apreciación in abstracto.
La primera nos sirve como modelo de comparación al autor mismo del
perjuicio. La segunda, se toma un modelo externo, imaginario de la
conducta.

Apreciar in concreto una culpa hace referencia a examinar el estado


del alma y de la conciencia de su autor y determinar si su conciencia le
reprocha alguna situación cometida por el.

Para explicar mejor el cuestionamiento es necesario traer acotación a


un ejemplo muy particular, esto es, el caso del automovilista que
normalmente, por estar muy seguro y confiado de sus reflejos, conduce
a grandes velocidades. En cualquier momento puede ocasionar un
accidente. La apreciación in concreto de su conducta lleva a
absolverlo, pues su conciencia no le reprocha nada. Él cree haber
actuado correctamente, como siempre lo hace.

Por otro lado encontramos que la apreciación in abstracto se basa en


prescindir del análisis de las condiciones subjetivas del infractor del
perjuicio, tener en cuenta un modelo de comparación abstracto,

56
pertinente e imaginario como por ejemplo, el ser humano prudente y
diligente, recto y seguro de sus actos.

Teniendo en cuenta ese modelo abstracto de comparación, el juez se


cuestionara si el hombre prudente y diligente, al haberse encontrado en
las mismas circunstancias externas de tiempo, modo y lugar que
rodearon al autor del perjuicio, habría ocasionado daño.

En el evento de que la respuesta sea positiva es considerable que el


demandado no haya cometido culpa, por lo que se comportó como se
habría comportado el hombre prudente y cuidadoso, al haber estado en
las mismas circunstancias externas que rodearon al demandado de la
conducta.

No obstante, si la respuesta se torna en una negación, el demandado


cometió una culpa, porque su conducta se apartó de la del hombre
prudente y diligente que actúa con la previsión de su comportamiento.

Finalmente se observa que en el sistema de la apreciación in abstracto


no hay investigación de las características subjetivas del demandado,
como serían su fuerza física, su coraje o falta de coraje habitual, su
inteligencia, su habilidad o su torpeza, su emotividad o su sangre fría.
La única realidad que se plantea es lo que el individuo común y
corriente habría debido hacer en similares circunstancias que se le
hubieran presentado.

57
Es absurdo que un juez tuviera que determinar sobre la conciencia de
cada persona, en lo que él debe interesarse es en evaluar y examinar
el acto culposo en sí mismo, separado del agente, y proceder
paralelamente para preguntarse lo que habría hecho el tipo abstracto,
el hombre recto, seguro y confiado de sus actos y por ende, de su
comportamiento.

3.3 La culpa en su carácter genérico

En la actualidad, es notoria la diferencia existente entre la


responsabilidad civil y la responsabilidad penal, puesto que por un lado
la responsabilidad penal, tiene la finalidad de sancionar la comisión de
la conducta típica, antijurídica y culpable ,en cambio, en la
responsabilidad civil el fin primordial es indemnizar el perjuicio
causado a la víctima.

Por ello en el Derecho Civil, no se hace necesario distinguir entre dolo


y culpa, como si se hace necesario para el campo del Derecho Penal
por su trascendencia y las consecuencias que ello implica.

Para la mayoría de tratadistas, el delito originado de un


comportamiento civil es un acto perjudicial realizado intencionalmente
con el propósito de infringir la normatividad, acto que estructura casi
siempre un delito penal, al mismo tiempo.

Por su parte el cuasidelito se trata de forma diferente ya que es un acto


perjudicial pero no intencional. Esto con el fin de mencionar que las

58
nociones de delito y cuasidelito están inmersas hoy en día dentro de
los postulados de la culpa.

Es de anotar que la responsabilidad delictual y la cuasidelictual tienen


su fundamento instituido por la ley, independientemente de la voluntad
de las personas. Sin embargo, la responsabilidad contractual está
fabricada por los contratantes, dentro de la estructura de cada
contrato.

La responsabilidad civil presupone la indemnización y reparación del


daño causado, es innecesario aludir a la culpa o al dolo ya que en este
caso, no es necesario tener voluntad para cometer la conducta
perjudicial sino el resultado de la conducta.

Con lo anterior, se puede afirmar que los conceptos de culpa y dolo no


son realmente necesarios para la responsabilidad civil, criterio que se
enmarca dentro de la responsabilidad objetiva que solo requiere de la
configuración del perjuicio causado para buscar la reparación del
mismo.

Algunos autores conciben en la responsabilidad civil, una noción o


división tripartita de la culpa excluyendo distinciones, que no presentan
practicidad.

En el Código Civil en sus artículos 63 y 1604, se desarrollan las


divisiones tripartitas de la culpa, esto es: grave, leve y levísima.
Conforme al cual, el deudor de una obligación responde solamente

59
cuando ha cometido culpa grave, si el contrato es útil únicamente al
acreedor; es responsable de la culpa leve cuando el contrato beneficia
a las dos partes; y responde hasta de la culpa levísima cuando él, el
deudor, es el único que adquiere beneficio.

Se deja a criterio del lector, determinar si la culpa de los artículos del


código civil, se aplica en la actualidad o no sirve de mucho esa
distinción.

No obstante, las tres connotaciones de culpa, (grave, leve y levísima)


presentan características diferentes y de forma excepcional la culpa
grave tiene mayor trascendencia porque sirve de guía para que el
legislador adopte soluciones para determinado caso.

3.4. La culpa en la Doctrina de la Responsabilidad Civil

La Doctrina se ha encargado de sobremanera en explicar las diferentes


concepciones que hay de la culpa, aunque es claro que es un tema
demasiado complejo que abarca postulados diversos que no se
alcanzan a establecer totalmente.

Todo lo mencionado respecto de la culpa, ha sido tocado por la


doctrina y la jurisprudencia en materia de responsabilidad civil, en este
sentido en el Derecho Civil, la culpa equivale más exactamente a los
postulados de culpa civil o culpa social, que se determinan por la
violación de reglas de comportamiento, en virtud de una conducta

60
inadecuada de una persona prudente. Sin que se pretenda en este
campo la culpa derivada de la moral.

Doctrinalmente en la cultura angloamericana se menciona que puede


darse la culpa sin culpabilidad como noción suficiente para constituir el
componente culpa, indispensable, en principio, para consolidar una
condena a una persona.

Por otro lado, también se ha observado que un fragmento de la


doctrina desechó de la noción de culpa como elemento fundante de la
responsabilidad civil, para aducir mejor aún que lo indispensable es el
hecho generador de la responsabilidad civil. De tal forma, con esa
noción pueden fundamentarse todos los tipos de responsabilidad civil.

En el sistema jurídico colombiano, se desarrolla perfectamente la


responsabilidad de la culpa en sentido genérico, expuesto
anteriormente puesto que engloba tanto el dolo como la culpa
propiamente dicha. Ello significa que teniendo de presente los artículos
2341 y 2356 del Código Civil en materia de responsabilidad civil
extracontractual, se estipulan la obligación general de indemnizar
cuando se ha ocasionado un perjuicio, sea por "haber cometido un
delito o culpa" o por haber actuado con "malicia o negligencia".

Lo que supone que no hay diferencia de una y otra, ni necesidad de la


atenuación o agravación de la responsabilidad, se presenta así, que
por la falta del deber de cuidado, es decir una actuación negligente o
una imprudencia que genero un hecho lesivo no genera gran

61
trascendencia, lo importante en cualquier caso o situación de estas es
indemnizar el perjuicio causado a la víctima.

Por otro lado, encontramos que en el derecho alemán se prescinde del


término culpa y se cambia por el hecho ilícito, basado en la fuente de
obligaciones.

Finalmente es importante tener en cuenta que cuando la culpa es


intencional, es decir, cuando el perjuicio se ocasiona con dolo y con la
intención de realizar daño a otro, debe descartarse la apreciación in
abstracto de la culpa ya que nos encontramos con el dolo eventual

Lo importante es que el legislador o el juez de cada caso en particular


realice un análisis detallado y objetivo de cada una de las pruebas
conducentes a establecer el comportamiento del individuo que
ocasiono un perjuicio a otra persona o a una colectividad, buscando de
tal manera la reparación del daño causado a través de la
indemnización.

3.5. Criterios para la interpretación de la culpa

La culpa tanto en el Derecho Civil, como en el Derecho penal es de


gran importancia y constituye una determinada conducta humana que
debe ser adecuada a determinado tipo poniendo en peligro un sistema
jurídico o un derecho.

62
En la responsabilidad civil el objetivo primordial es resarcir el daño
causado, es decir, la indemnización de la víctima existiendo relación de
causalidad haya sido la conducta con culpa o dolo.

En consecuencia de lo anterior, es claro que carece de interés en el


terreno de la responsabilidad civil, determinar si el perjuicio se
ocasionó intencionalmente o sin intención.

Por ello, el concepto de culpa en este aspecto es una noción


genérica, como se ha mencionado, y comprende tanto el dolo
propiamente dicho como la culpa aunque lo necesario es determinar el
grado de responsabilidad para el logro de la indemnización.

Podemos afirmar y concluir que en algunos casos, la culpa es


fundamento, indispensable de la responsabilidad contractual; que esa
culpa, jamás puede definirse como el simple incumplimiento de la
obligación preexistente, lo que aduce que dicho incumplimiento solo se
produce, a veces, por culpa del deudor, mientras que en otros casos el
incumplimiento obedece a causas diferentes de la culpa del deudor;
que la culpa contractual consiste en la imprudencia, impericia,
negligencia o la violación de reglamentos con que el deudor actuó y
que lo condujeron a incumplir, demorar o cumplir imperfectamente el
contrato; y, finalmente, que en los casos de responsabilidad con culpa,
unas veces dicha culpa debe probarla el acreedor, mientras que en
otros la culpa se presume, pudiendo desvirtuarse con la prueba de
diligencia y cuidado, o con la prueba de una causa extraña, según lo
decida el legislador o juez del caso en particular.

63
Ahora bien, es importante referir lo que dice el Corte Suprema de
Justicia sala de Casación civi l en relación con los lineamientos
generales que deben aplicarse frente al artículo 2342 del Código Civil.

“a cosos de responsabilidad civil generada por delitos o culpas que


causen daños en las cosas para determinar el sujeto activo de la
acción, es quien puede demandar el derecho a la reparación del
perjuicio, sobre la base del interés personal como motivo legitimante de
toda acción judicial, y para esto contempla el citado precepto las
diversas maneras como puede vincularse el derecho a las cosas, en
forma que pueda deducirse el alcance de la indemnización sobre la
verdadera realidad del daño. Es claro que las condiciones de la
relación varían según sea la situación jurídica de la víctima en relación
con la cosa dañada. Si se acciona con base en el dominio absoluto el
derecho indemnizatorio abarca ilimitadamente todas las lesiones que
afectan la cosa. En tanto que si el demandante en la acción de
responsabilidad es mero usufructuario, usuario, habitador o tenedor del
bien a titulo precario su interés y por tanto su acción estará limitado en
la medida que hay sido perjudicado su derecho especial...”

Siguiendo los principios generales que orientan la responsabilidad civil,


debe concluirse que, en el caso similar el propietario, poseedor o
responsable de la cosa, es el legitimado para reclamar la
indemnización. No puede invocarse el hecho de que el daño ya ha sido
reparado, y que por lo tanto es inexistente. El daño surge es al
momento del deterior o destrucción de la cosa y no al de su reparación
o reposición. Ahora bien, el que demande definitivamente

64
indemnización por los daños causados con la destrucción o deterioro
de una cosa deberá probar la calidad en que actúa.

3.6 Culpa intencional, culpa grave, culpa inexcusable y culpa


por abstención.

3.6.1. Culpa Intencional

Es necesario en este punto referenciar tanto la culpa realizada con


intención como la realizada sin intención realzada por la doctrina de
origen francés.

Por un lado la culpa intencional, se presenta cuando el autor del


perjuicio ha querido causarlo. Es la intención de perjudicar lo que
caracteriza esta culpa, es decir, que dentro de ella está inmerso el dolo
porque se actuó con voluntad para cometer una conducta lesiva.

Por otro lado, La culpa realizada sin intención, esto es, imprudencia o
negligencia, se observa en el momento en que el autor de la conducta
lesiona a una persona o al conglomerado social y el causante no ha
querido su realización, lo que lo hace responsable es haber faltado al
deber de cuidado porque pudo haber evitado el hecho.

3.6.2. Culpa Grave

La culpa grave es aquella que no es ni intencional ni voluntaria sino


particularmente burda. El autor no ha querido ocasionar el perjuicio

65
pero se ha comportado como si hubiera querido la consecución del
perjuicio.

En la actualidad se considera que la distinción entre la culpa grave,


leve y levísima data del derecho romano, así mismo, el principio según
el cual la culpa grave se equipara al dolo. Distinción acogida por el
Código Civil colombiano en sus artículos 63 y 1604.

Para los tratadistas franceses no es lógico asimilar que la culpa grave


es semejante a una actitud dolosa puesto que no hay legislación ni
normatividad que enfoque el planteamiento.

3.6.3. Culpa Inexcusable

La culpa inexcusable es un concepto novedoso de trascendencia


moderna que supone que es una culpa cometida por una persona con
voluntad pero sin la intención de ocasionar un perjuicio a determinada
persona.

Un claro ejemplo de la culpa inexcusable es aquella que se aplica en


el contrato de transporte aéreo internacional. El transportador aéreo
internacional tiene una responsabilidad objetiva, responde por el
resultado. No obstante, la cuantía de la indemnización está limitada.

Para observar la normatividad del transporte aéreo nos podemos


remitir a la Convención de Varsovia de 1929, el protocolo de la Haya de

66
1955 y por último, la convención de Guadalajara de 1961 y el protocolo
de 1971.

En el protocolo de La Haya se define la culpa inexcusable de la


siguiente forma: “…es la cometida por el transportador o uno de sus
dependientes que, con pleno conocimiento de causa, con una
inconsciencia loca, expone el aparato o las personas que están a
bordo, a riesgos particularmente graves”…

Se debe considerar que si el daño es causado por una aeronave que


no se halla en vuelo ni sus motores están encendidos para despegar, la
responsabilidad se regirá por las actividades peligrosas del artículo
2356 del Código Civil.

Ahora bien, el explotador o responsable no se liberar con solo


demostrar la ausencia de culpa; lo único que los exonera es la
responsabilidad es la prueba de ciertas eventualidades que constituyen
causa extraña. Tales causales de exoneración se pueden sinterizar así:
1. Conflictos o disturbios civiles, 2. Privación de la aeronave por acto
de la autoridad policiva. 3. Privación de la aeronave por apoderamiento
ilícito de ella, por terceros. 4. Culpa exclusiva de la víctima.

No son causales de exoneración la fuerza mayo o el caso fortuito, ni el


hecho de terceros, salvo cuando el hecho de terceros se puede ubicar
dentro de los conflictos o disturbios civiles, en tal sentido se puede
alegar como causal exoneratoria. Por ello si en un territorio se vive una
perturbación grave de orden público, el hecho aislado, pero relacionado

67
con la situación imperante, deberá dar lugar a la exoneración, siempre
y cuando se demuestra esa relación en forma suficiente.

El artículo 1835 del código de Comercio regula el límite de la


indemnización por daños causados en la superficie. No pueden
beneficiarse de este límite el explotador doloso, ni el usuario ilegitimo.
Ahora, si el daño se produce por abordaje, habrá un límite de
responsabilidad, que se consagra en el artículo 1843 del Código de
Comercio. En este caso, el explotador doloso o el usuario ilegitimo
tampoco puede acogerse a los limites contemplados.

Cuando los daños a terceros en la superficie o a pasajeros se


producen por abordaje o colisión de aeronaves, las victimas podrán
considerar que cada uno de los aparatos ha sido el causante del daño,
y el explotador respectivo será responsable, en las condiciones y
límites de la responsabilidad previstos ene l artículo 1834 del Código
de Comercio. En esos casos, la persona que sufre los daños tiene
derecho a ser indemnizada hasta la suma de los limites de
responsabilidad que correspondan a cada una de las aeronaves, pero
ningún explotador será responsable por una suma que exceda los
límites aplicables a su aeronave, a menos que exista dolo por su parte.

3.6.4. Culpa por Abstención

La culpa por abstención es una conducta negativa y para analizarla


tendremos en cuenta los criterios de la doctrina determinada en tres
postulados básicos.

68
En primer lugar, La abstención inmersa en la acción. Aquí se presenta
la situación del automovilista, que estando en circulación, en algún
momento se abstiene de frenar y ocasiona con su comportamiento un
accidente. Es notorio que abstenerse de frenar contiene culpa.

En segundo lugar, se da la abstención respecto de una obligación


normativa de actuar. Esto quiere decir que existiendo a cargo de
alguien una obligación legal o contractual de actuar, la no actuación, la
abstención, representa necesariamente una culpa por no tener en
cuenta el régimen legal.

Un ejemplo claro de eso sería cuando el trasportador no trasporta la


mercancía que se le confió para tal fin. En circunstancias similares al
parecer la jurisprudencia nunca ha negado la responsabilidad.

En tercer lugar, la abstención puede ser pura y simple. Es aquella que


no está ligada a la acción ni se presenta como la negación de una
obligación de actuar. Es obvio, el ejemplo de la omisión de socorro con
una persona que omite ayudar a otra persona que se encuentra en
peligro o emergencia.

Ese tipo de abstención ha generado muchas polémicas aduciendo que


uno tiene el derecho de actuar o no por la noción de la libertad
individual de cada persona consagrado en la Constitución Política de
Colombia, y no es un acto obligatorio que genere culpa o
responsabilidad alguna, aquí el reproche se da respecto a la conciencia
de cada ser humano.

69
No obstante, la responsabilidad civil extracontractual (arts. 2341 y 2356
del C. C.), no hace distinción entre la culpa positiva y la culpa
negativa.

En conclusión, no solamente la acción sino también la abstención u


omisión de una conducta pueden generar una culpa.

No es sencillo argumentar la culpa por abstención cuando se está en


la hipótesis de la abstención pura, en ausencia de obligación legal o
contractual que imponga determinado comportamiento. A esta tesis
habría que buscarle fundamento en un principio superior que no sería
otro sino el de la solidaridad social, que en una comunidad civilizada ha
de ser un imperativo para sus integrantes en la búsqueda de una
convivencia saludable y tranquila.

En Colombia, el Código Penal, en su artículo 21, numeral 2 establece:


"Cuando se tiene el deber jurídico de impedir el resultado, no evitarlo,
pudiendo hacerlo, equivale a producirlo".

Lo anterior nos muestra, la obligación precisa de evitar un resultado


que puede no ocasionarse por la colaboración y ayuda de terceros
solidarios.

70
IV. LA CULPA EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL
Y EXTRACONTRACTUAL

4.1. Responsabilidad civil contractual

La Responsabilidad Civil significa la sujeción de un sujeto que


quebranta un deber de conducta impuesto en interés de otro sujeto al
compromiso de reparar el daño producido. Dicha responsabilidad se
clasifica tradicionalmente en Contractual y Aquiliana o Extracontractual.
La Responsabilidad Contractual supone la trasgresión de un deber de
conducta impuesto dentro de un contrato. Se basa en la preexistencia
de una relación obligatoria cuya contravención o incumplimiento obliga
a indemnizar daños y perjuicios ocasionados. La culpa contractual se
presume pues basta el incumplimiento del contrato para que se
produzca la obligación de indemnizar.

En el momento en que dicha responsabilidad es producida por un


delito, las Obligaciones civiles que nazcan de los delitos o de las faltas
se regirán por las disposiciones del Código Penal.

Por lo tanto en el Código Civil no figuran estas normas y se tiene que


remitir a otras disciplinas como el Derecho Penal y el Derecho
Procesal donde se exponen y se explican los diferentes postulados
para el encuadramiento de la conducta civil.

La acción civil puede ejecutarse ligada o separadamente con la vía


penal. Si se ejercita la Penal, se entenderá también utilizada la vía

71
civil a no ser que el dañado o perjudicado renunciará o reservase
expresamente para actuarla después de terminado el juicio criminal, si
a ello hubiera lugar. Por ende, es necesario que se realice de desde
el inicio la etapa criminal, para que a su vez pueda iniciarse la etapa
Civil con la debida sentencia en firme declarando que el hecho
significo un resquebrajamiento del derecho y por tanto se deriva de
este, una responsabilidad civil, sin que en esta haya transcurrido
prescripción. Pero si por el contrario la sentencia resulta absolutoria,
no podrá abrirse proceso de manera civil, debido a que se impide la
valoración de dichos hechos en materia civil.

El Plazo prescriptivo de la acción civil se cuenta desde la firmeza de la


sentencia o del auto de sobreseimiento de las actuaciones criminales,
o archivo de las diligencias.

La definición de la culpa según el pensamiento de ALESSANDRI


RODRÍGUEZ, expresa:

"La culpa contractual consiste en no cumplir una obligación


preexistente o en cumplirla mal".

Dicha definición ha sido adoptada en varias oportunidades por la


jurisprudencia colombiana que a su turno siempre ha sido fiel al
principio de que la culpa es fundamento de toda responsabilidad
contractual, por ende, un fallo de la Corte Suprema de Justicia de
mayo 31 de 1938, expresa: "La responsabilidad civil solo nace de la
culpa. Esta, que en materia contractual consiste en la violación de la

72
prestación convenida, origina la obligación de reparar el perjuicio,
motivo por el cual la última no existe antes de la culpa". ("G. J.", t. XLVI,
pág. 573). Y no solo en este fallo se encuentra estipulado diversas
consideraciones de la Corte, existen otros, como por ejemplo: caso
civ. nov. 5 1935, "G. J.", t. XLIII, pág. 403; caso civ. nov. 30 1935, "G.
J.", t. XLIII, pág. 178; caso civ., nov. 3 1935, Jurisprudencia y doctrina,
vol. 4, pág. 906.

Es necesario entonces entender por culpa un acto sujeto de reproche


en el sentido de que el deudor incurre en una ruptura por un hecho
preciso de omisión o de comisión. Y la cuestión consiste en saber si
una culpa así entendida, es necesaria para que haya responsabilidad
contractual.

“En efecto, en algunas obligaciones contractuales el legislador o las


partes, ante la evidente y normal posibilidad de que el deudor logrará el
resultado buscado por el acreedor, presumen que salvo una causa
extraña, la inejecución de la obligación se debe necesariamente a
culpa del deudor. Se acude aquí a lo que podríamos llamar "certeza
por eliminación de otras causas posibles". Es decir, la experiencia
demuestra que el resultado no se obtiene, o bien por una causa
extraña, o ya por culpa del deudor (por eso decimos que, lógicamente,
causa extraña ausencia de culpa son lo mismo). Y, en consecuencia,
de no ser probada la causa extraña, hay que llegar a la conclusión de
que el daño se debió a culpa del deudor. Y si se prueba la causa
extraña, se deberá declarar que no hubo culpa del deudor obligado.
Este tipo de responsabilidad lo encontramos en el contrato de

73
transporte terrestre o en la compraventa mercantil. En efecto, es tan
fácil para el vendedor o para el transportador entregar la cosa vendida
o transportada, que si esta perece, necesariamente habrá sido por
culpa del deudor, salvo que este pruebe una causa extraña.

Es imposible, lógicamente hablando, que la cosa sea destruida,


deteriorada o perdida por un hecho no culposo del deudor, y que ese
hecho no constituya, a la vez, una causa extraña. Si no hay causa
extraña es porque hay culpa. Es ilógico que el daño se produzca sin
culpa del deudor y sin causa extraña, pues estos dos conceptos son
excluyentes entre sí, en este tipo de obligaciones. O es causa extraña
o es hecho culposo del deudor, y por eso sostenemos que nos
encontramos frente a una responsabilidad culposa”.

Por otra parte, los tratadistas PLANIOL y RIPERT consideran,


acertadamente en nuestro concepto, que “cuando la inejecución del
contrato se debe a culpa de un dependiente del deudor, este responde
aunque no haya cometido culpa alguna, pues ni siquiera se le permite
demostrar que una causa extraña le impidió evitar el comportamiento
culposo de su dependiente. En nuestra opinión, cuando el art. 1738 del
C. C. sostiene que en el hecho o culpa del deudor se entiende el hecho
o culpa del dependiente, está justamente confirmando que la culpa del
dependiente es suficiente para que haya responsabilidad del deudor,
sin necesidad de buscar una culpa de este último.

74
4.2. La culpa en la Responsabilidad Civil Extracontractual

La Responsabilidad Extracontractual o Aquiliana es la idea de la


producción de un daño a otra persona por haber transgredido el
genérico deber de abstenerse de un comportamiento lesivo de los
demás.

El Código Civil estipula y diferencia claramente como fuente de las


obligaciones a los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga
cualquier género de culpa o negligencia de la ley, contratos y
cuasicontratos.

Las obligaciones civiles que nazcan de los delitos o faltas se deben


regir por las reglas del Código Penal, mientras que en los actos u
omisiones en que intervenga culpa o negligencia no penadas por la ley,
lo habrán de ser por las normas civiles.

La separación entre las obligaciones que surgen del convenio y las que
tienen su nacimiento en la culpa o negligencia civil no es más que de
régimen jurídico, pues el soporte último es el mismo; una acción y
omisión culposa, aunque también dolosa que perjudica a otro. Incluso
el régimen jurídico de las primeras se aplica, según reiterada doctrina
jurisprudencial, a las segundas de manera subsidiaria, pues el capítulo
II del Título XVI no las regula en su totalidad.

En materia de Responsabilidad Extracontractual aparece dominado por


la idea de "Culpa del agente productor del daño", parte fundamental del

75
mismo al cual se refiere el Código civil cuando expresa que: “El que por
acción u omisión cause daño a otro interviniendo culpa o negligencia,
está obligado a reparar el daño causado”.

El surgimiento de nuevas técnicas y del transporte automotriz


multiplicó la producción de daños, haciendo casi imposible la vigencia
del Principio de la Responsabilidad por culpa. No se podía seguir
conservando un método que exigía de cada una de las víctimas la
prueba de la culpa del actor de la acción dañosa. El Daño, es un
problema social cuando son muchas las víctimas.

“Se acude a la generalización de los expedientes de las presunciones


de responsabilidad, de la inversión de la carga de la prueba (que
dispensa a la víctima de toda otra carga que no sea la de probar la
realidad del daño corriendo a cargo del imputado la demostración de
que su actuar fue diligente) o apreciar culpa ante la más mínima
negligencia, llegándose incluso a la declaración de responsabilidad por
el hecho de haber ocurrido el daño, que prueba por sí mismo la
existencia de aquella negligencia”.

De igual forma, se ajusta el requisito de la Causalidad que debe existir


entre el daño y el hecho productor del mismo. Se pasa de una
causalidad necesaria a una causalidad adecuada.

La mayor parte de los acontecimientos dañosos no son imputables a


un individuo aislado, sino a grupos de individuos. Ello puede ocurrir de
varios modos:

76
- Porque el individuo aislado, en quién se realiza la causa inmediata, se
encontraba enfrascado dentro de una organización y a la asistencia de
ella.

- El fallo humano del que se habla cuando se trata de discernir la causa


de un siniestro.

Es aquí donde aparece el problema de la imputación de los daños y la


necesidad de resarcir de los comercios, que el Código Civil resuelve de
una manera insatisfactoria en el artículo 1903.

Aparece también la cuestión de los daños que son productos de


actividades colectivas, en las cuales, en una sociedad masificada, la
identificación del actor se hace imposible.

El fenómeno fue previsto por el Código Civil Alemán, en cuyo párrafo


830, después de establecer que si varios han causado un daño por
acto lícito realizado en común, cada uno será responsable del daño
causado por sus actos.

Se impone una responsabilidad grupal o colectiva, fuera de las


representaciones de responsabilidad individual que es la forma
tradicional.

El seguro de Responsabilidad Civil, es el cual el asegurador se


adjudica el riesgo que para el patrimonio del asegurado supondría el
compromiso de indemnizar todo el daño que cause, y su definición más

77
profunda es la de una colectivización de los riesgos: la comunidad de
los colaboradores de una actividad que puede entrañar riesgo,
contribuyen con las primas del seguro que han de convenir a sufragar
los daños que uno de ellos cause. Sin embargo, el seguro no elimina la
responsabilidad, no se puede prescindir de ella para articularlo.

4.3. ¿Necesidad de culpa en la actualidad?

La culpa civil compromete la responsabilidad de la persona que


incurre en ella. Por su parte se llama culpa contractual a la derivada
del incumplimiento de un contrato y que obliga al culpable al
resarcimiento de daños y perjuicios, por ende la causa del
incumplimiento se atribuye a la parte que incumple, pero no a
causas fortuitas o de fuerza mayor.

Por su parte la culpa extracontractual es la proveniente de un


cuasidelito, es decir, de una violación dañosa del derecho ajeno,
cometida con libertad, pero sin malicia, por alguna causa que debe y
puede evitarse.

Como se aprecia la culpabilidad es el hecho de haber incurrido en


culpa determinante de responsabilidad civil o de responsabilidad
penal.

Cuando la legislación acoge el Sistema de la Responsabilidad sin


Culpa, paralelamente obliga al potencial responsable a estar
asegurado contra las consecuencias de su actuar, lo que conduce a

78
que por el fenómeno de la traslación de los costos al precio del
producto, las potenciales víctimas de los daños sean las que en
realidad se aseguren la percepción de la indemnización de la entidad
aseguradora, no del responsable.

79
V. TRASCENDENCIA DE LA TEORIA DEL RIESGO

La evolución de la doctrina y de la jurisprudencia en Colombia ha


admitido varios casos de responsabilidad basados en la culpa
presunta, esto significa un enorme avance puesto que dispensó a la
víctima demandante de la carga de la prueba de la culpa, de tal forma
que se ha realizado una inversión de la carga de la prueba.

De acuerdo con dicha evolución, en unas ocasiones la parte


demandada puede destruir la presunción de la culpa mediante la
prueba negativa de la ausencia de culpa. Otras veces el demandado
tiene que aportar la prueba de la causa extraña, si esta se dio, como
único medio que le permite absolverse.

La teoría del riesgo es una responsabilidad objetiva o por el resultado,


no se involucra con el sistema de la responsabilidad fundada sobre la
culpa presunta. Como es obvio, esta última es una responsabilidad que
sigue fundamentándose en la culpa, aunque la culpa se presume.

La responsabilidad no es ya subjetiva, fundada en la apreciación de la


conducta del autor del perjuicio (culpa), sino objetiva, basada en el
hecho material de la causalidad. Por ende, se prescinde de la culpa y
solo se van a tener en cuenta los otros dos dispositivos de la
responsabilidad civil: el perjuicio y la relación de causalidad.

“FLOUR y AUBERT resumen muy bien las dos ideas que son sustento
de la teoría del riesgo:

80
Primera idea. El riesgo creado. Cuando un individuo introduce un
perjuicio en la vida social, debe ser a sus riesgos y no a los de otros.
Toda actividad perjudicial, aun no culposa, debe generar
responsabilidad.

Segunda idea. El riesgo es contrapartida del provecho. El hombre


recoge los beneficios de su actividad, pero debe soportar las cargas.”

La teoría del riesgo es la más significativa y la más revolucionaria que


se ha planteado en las ciencias jurídicas y, por ello mismo, la que más
controversias ha suscitado.

Dicha Teoría logró en gran medida los fines que propuestos,


realizando importantes reformas en el Derecho Positivo y en la
Jurisprudencia de la mayor parte de las Naciones.

Cuando se habla de la teoría del riesgo es necesario hacer una


distinción entre la antijuridicidad de la culpabilidad, en tal sentido, se
han trabajado varias teorías, donde se califica a la culpa como la
conditio sine qua non, ya empleando la culpabilidad como criterio
rectificador de la causalidad natural, ya denominado adecuada la causa
con previsión del resultado, o sea al comportamiento doloso o culposo.

En el tema de la relación de causalidad se vincula la imputación física


de las consecuencias del obrar humano, sobre una base objetiva que
margina la intención del agente; la culpabilidad, en antítesis, atiende a
la imputación moral, es eminente subjetiva.

81
Ahora bien, se pone de resalto que cuando se penetra en el terreno de
la responsabilidad por riesgo creado, en el cual a la vez se margina la
culpabilidad se destaca la causalidad física o material.

82
VI. DIFERENCIA DE LA CULPA CON LA TEORIA DEL RIESGO

La teoría clásica de la culpa presupone una evaluación de la conducta


del actor del daño. En tal caso el Juez debe analizar su
comportamiento para averiguar si corresponde al del "hombre prudente
y diligente".

Si su conducta se apartó de ese modelo que se emplea para hacer la


comparación, sí habría culpa y el resultado sería que habría
responsabilidad.

La teoría moderna del riesgo, prescinde del dispositivo de la culpa.


Dentro de esa teoría no procede ningún juicio de valor sobre el aspecto
moral del demandado. Únicamente se tienen en cuenta el perjuicio y el
nexo causal entre la actividad del demandado y la lesión. Si hay esa
relación, hay responsabilidad. Por ende hay una responsabilidad
objetiva, se responde por el resultado.

El autor MICHEL DE JUGLART realiza la siguiente apreciación,


"Haciendo un llamado al riesgo se descarta la idea de
"responsabilidad" fundada entre la escogencia entre el bien y el mal...
Se trata más bien de una reparación" .

Por su parte MALINVAUD habla de una “sustitución de la


responsabilidad fundada sobre la idea moral de culpa por una

83
responsabilidad objetiva, fundada en la noción de garantía de los
riesgos”.

Por su parte CARBONNIER presenta una idea más explícita acerca


de responsabilidad subjetiva y objetiva, dice que “la responsabilidad
fundada en la culpa es una responsabilidad subjetiva que requiere una
investigación psicológica, una apreciación moral para establecer una
falla de conducta. Mientras que la responsabilidad fundada en el riesgo
es una responsabilidad objetiva, causal. Se va a tener en cuenta es la
relación de causalidad objetiva entre el perjuicio y la actividad del
demandado” .

84
VII. LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL

7.1. Noción General

La fuente de la Obligaciones más importante después del acto jurídico


o negocio jurídico, es la responsabilidad civil, siendo esta, la que
brinda mayor interés dentro de la teoría general de las obligaciones,
debido a que el causante de los perjuicios a otro, es obligado a
resarcir y reparar el daño, siendo civilmente responsable.

Dentro de los autores se encuentra CARBONNIER quien define la


responsabilidad civil como la "obligación de reparar el perjuicio
causado a otro". En otra visión, se ha dicho que la responsabilidad
civil se traduce en “una deuda de reparación que pesa sobre el autor
del perjuicio, en provecho de la víctima” .

Para la existencia de Responsabilidad Civil Extracontractual es


posible que la lesión materia de la indemnización provenga de un
hecho cualquiera, realizado sin que exista un contrato entre el
civilmente responsable y la víctima ó provenga del incumplimiento de
un contrato.

El término Responsabilidad Civil Extracontractual se puede definir


como” la obligación de asumir las consecuencias patrimoniales de un
hecho dañoso”, según Martínez Rave.

85
Desde este punto de vista, es una obligación debido a que el término
“responsabilidad” es el que determina la obligación jurídica de asumir
las consecuencias del hecho, las consecuencias patrimoniales para
diferenciarla claramente de la responsabilidad penal. “Porque la
responsabilidad civil extracontractual puede originarse en un delito pero
a pesar de tener su fuente en el mismo hecho (el delito), la
responsabilidad penal mira a la obligación que tiene el responsable de
asumir las consecuencias penales (generalmente penas privativas de
la libertad), mientras la responsabilidad civil mira a las obligaciones
patrimoniales que nacen del mismo hecho o delito” .

En el término hecho se incluyen los cambios que se causan no sólo


con las conductas humanas sino además con la intervención de cosas
animadas (como los animales) o inanimadas, ya sean estas, utilizadas
en actividades peligrosas o no peligrosas. Los daños que son
ocasionados por las cosas animadas o inanimadas son hechos, porque
no tienen relación con hombre, aunque indirectamente ésta se dé, pues
las cosas por si solas, no tienen movimiento o autonomía propia,
necesitan tener la dirección del hombre.

Dentro del hecho este debe ser hecho dañoso, no basta la


modificación material o física de las cosas o la alteración de los
intereses, para que se dé la responsabilidad civil extracontractual, el
hecho tiene que ser dañoso, es decir originar un menoscabo en un
interés ajeno, para que haya responsabilidad civil extracontractual.

86
El término responsabilidad admite un “conflicto entre dos derechos o
intereses, en el cual uno de ellos prevalece sobre otro que se ve
obligado a indemnizar o reconocer. Es un conflicto entre dos
patrimonios. Se es responsable, han sostenido los defensores de la
teoría objetiva de la responsabilidad, porque se vive en sociedad,
porque se vive en grupo y cuando se dañe un bien u otra persona, se
deben asumir las consecuencias patrimoniales. Quien rompe la
armonía social, el equilibrio de intereses, debe atenerse a las
consecuencias, así no exista intención, negligencia o imprevisión en la
comisión del daño” .

Con el paso del tiempo la definición de Responsabilidad Civil


Extracontractual se ha ido ponderando, de tal forma que hoy se acepta
el sometimiento a principios y conceptos muy distintos a los de la
responsabilidad penal.

En la responsabilidad penal se ha requerido siempre una relación


subjetiva entre el hecho y la intención del actor. O sea que en el
campo penal se exige la demostración del dolo, de la culpa o de la
preterintención, como elemento subjetivo del delito; Mientras no surja
ese vinculo subjetivo, no se da la responsabilidad penal. Por eso, al
Estado le corresponde probar ese elemento subjetivo, y si no lo prueba
o no lo establece en el proceso, debe absolverse al presunto
responsable ya que en su favor existe la presunción de inocencia; Por
el contrario, en la responsabilidad civil no se requiere siempre la
prueba de ese vínculo, simplemente basta solo en algunos casos, la
relación del responsable con la persona, el objeto o la cosa que

87
ocasiona el daño. “Es decir que en determinados casos, se probará la
intención o dolo del responsable; En otros, la prueba será del error de
conducta que genera la culpa civil, y en otro, sólo basta probar la
relación del responsable con la persona (casos de responsabilidad por
hechos de terceros del art. 2347 del CC.). o con la cosa (arts. 2350,
2355, 2356 ibídem), que originó el hecho dañoso, para que surja su
responsabilidad. Por lo tanto, lo que en el derecho penal es un
sacrilegio, la responsabilidad objetiva, en el campo civil es aceptable
en determinadas circunstancias.

El patrono, el padre de familia, el dueño de un edificio que se


derrumbe, si el dueño de la parte alta de un edificio, el dueño de las
cosas utilizadas en actividades peligrosas, no necesariamente debe
haber tenido la intención de ocasionar un daño (dolo o intención
dañosa), o haber cometido un error de conducta (culpa civil) para ser
responsabilizado civilmente. Puede serlo simplemente por el hecho de
ser el patrono o padre o por ser el propietario de la cosa utilizada en
actividades peligrosas, ya que, dentro de nuestra organización jurídica
y social, La responsabilidad civil se va desplazando a otras personas
que, o tienen obligaciones de vigilancia y cuidado, o están obteniendo
beneficios o satisfacciones con la propiedad o uso de las cosas” .

7.2 Elementos que integran la responsabilidad civil


extracontractual

Dentro de la obligación de asumir las consecuencias de un hecho,


guarda relación con el daño que se cause, sea esta contravencional,

88
penal o civil. Dicha responsabilidad nace de un delito como la que
nace de un hecho dañoso no delictuoso y es transmisible tanto por
activa como por pasiva. Aquí no es necesario el vínculo subjetivo que
se da en el aspecto penal del resultado y la intención o voluntad del
agente.

En caso de responsabilidad civil por hechos de terceros, no existe


nexo subjetivo entre el resultado y el responsable a quien se reclama
la indemnización. Por otro lado, cuando es por hecho de cosas
animadas (animales), tampoco se da ese nexo o relación subjetiva
entre el resultado y el responsable civil. Cuando es el caso de
responsabilidad que nace de los hechos o daños cometidos con
cosas utilizadas en actividades peligrosas, no existe ninguna
relación o nexo subjetivo entre el daño o resultado con el
responsable civil.

Para que exista Responsabilidad Civil Extracontractual, deben


coincidir cuatro elementos:

7.2.1. Hecho

Como elemento constitutivo de la Responsabilidad Jurídica Civil, es la


transformación de una situación anteriormente constituida. Es la
modificación o el cambio que no necesariamente debe ser ilícito. Para
que un hecho cualquiera genere responsabilidad jurídica es
necesario que se encuentre acompañado por otros requisitos que
generen dicha responsabilidad. Si la persona que ejecuta el daño es

89
jurídicamente responsable, se origina una responsabilidad directa la
cual puede ser contractual o extracontractual, según sea
consecuencia de la violación de una obligación contractual o de la
comisión de un hecho.

Siendo el hecho el elemento objetivo de la responsabilidad civil


extracontractual, no debe confundirse con la conducta o la acción, ya
que estos términos exigen o requieren un vínculo subjetivo con el
causante. Además, que el hecho puede ser cometido por una persona
puede también ser cometido por animales o cosas, aunque tengan una
acción remota con aquélla. El hecho generalmente resulta de un
contacto de una persona, animal o cosa, con una persona, objeto o
bien al cual lo modifica.

A su vez, el hecho puede ser positivo o negativo, es decir, ser fruto de


una actividad, que generalmente se ha clasificado como acción, o
puede resultar como consecuencia de una falta de acción, en otros
términos, con fundamento en lo que se ha calificado como omisión. Por
lo tanto, el hecho, como elemento de la responsabilidad civil
extracontractual, puede ser consecuencia de una acción o de una
omisión.

Cuando el hecho es producido por una omisión, no basta la simple


conducta omisiva para constituirlo en generador de responsabilidad.
Esa omisión tiene que violar o desconocer una obligación de actuar;
Es, por lo tanto, lo que en el terreno penal se ha llamado acción por
omisión, es la falta de una actividad que se debía cumplir.

90
Dicha omisión, para que cause el hecho que da nacimiento a una
indemnización o responsabilidad civil, tiene que ser un compromiso u
obligación impuesta por la ley o por el contrato. La simple omisión no
genera esa responsabilidad jurídica, ya sea Civil o Penal.

7.2.2 La Culpa

La doctrina ha acogido un concepto genérico de culpa que envuelve


tanto la culpa propiamente dicha como el dolo propiamente dicho,
habida cuenta que en el campo de la responsabilidad civil no tiene
interés, ni teórico ni práctico, hacer la distinción de las dos figuras,
culpa y dolo. En derecho penal sí es fundamental esa distinción debido
a que son parte fundamental en el juzgamiento de un delito.
Varios autores han realizado definiciones de culpa dentro de la
responsabilidad civil, ya sea esta, contractual o extracontractual. En
este aspecto, GIORGI dice al respecto: “se llama culpa en sentido
general cualquier violación de una obligación jurídica; inclusive la
violación dolosa. Solo en sentido más restrictivo la palabra culpa
excluye el dolo”.

La culpa es un valor subjetivo que pretende establecer una relación


entre el hecho y la voluntad del presunto responsable.

Las tesis de sustentar la responsabilidad jurídica civil en la existencia


y prueba o la de desconocer radicalmente la necesidad de este factor
subjetivo y fundamentar la responsabilidad en la simple existencia del
daño, han ido encontrando tesis en las que se pretende adecuarse a

91
concepciones más justas ya sea ampliando el concepto de culpa
para que abarque situaciones que antes no se incluían en ese
concepto.

7.2.3 Nexo Causal

Debido a que es necesaria e indispensable la relación de causa –


efecto, entre el hecho y el resultado o daño, es otro requisito
ineludible para el establecimiento o la declaración de la
responsabilidad jurídica civil. Cuando dicho resultado es causa de
una consecuencia lógica de una causa única es fácil para el fallador
encontrar la causa del daño.

Es complejo para los falladores saber a quién se carga la


responsabilidad jurídica civil cuando varias personas o cosas han
participado en el resultado. En este caso, se confunde de manera
cotidiana el campo penal del campo civil, debido a que no se ha
unificado la solución del problema.

Dicho nexo puede romperse total o parcialmente por situaciones


diversas. La fuerza mayor, el caso fortuito, la culpa exclusiva o
compartida de la víctima, el hecho o culpa de un tercero, pueden
también contribuir al resultado dañoso. Hoy se plantea la posibilidad
de presumir el nexo de causalidad como suele ocurrir en las
presunciones de responsabilidad.

92
7.2.4 Daño

Es el trastorno, menoscabo, lesionamiento de un patrimonio, ya en su


aspecto económico, pecuniario o material, ya en su aspecto
emocional o fisiológico, es un elemento indispensable para configurar
la responsabilidad jurídica civil. Si no hay daño, no hay
responsabilidad civil, porque es un elemento indispensable, esencial y
determinante. En tal caso que existan un hecho, una culpa y un nexo
causal, pero no hay daño, no se puede declarar la existencia de
responsabilidad jurídica civil, de tal forma que pueden haber delitos
que originan responsabilidad penal pero en ningún caso se llegan a
quebrantar los patrimonios concretos, individuales, específicos o
colectivos, esto hace que no nazca dicha responsabilidad. Por lo tanto
dicho daño debe reunir a su vez los requisitos de ser cierto y que no
se haya pagado.

Jurisprudencial y doctrinalmente en la responsabilidad civil el


elemento más importante dentro del cual gira su existencia es el
daño y en la responsabilidad penal su existencia gira en torno al
elemento de la culpabilidad.

7.3 La Culpa en la Responsabilidad Civil Extracontractual

Ninguna norma civil define la culpa, ni el estatuto civil francés, ni el


chileno, ni el colombiano, definen la culpa dentro del concepto de la
responsabilidad civil extracontractual. Pero para mayor confusión, el
sector civil se ha visto obligado a acudir al campo penal, donde si se

93
encuentra diferencia, en forma clara y precisa, de los demás elementos
que configuran el delito y que originan responsabilidad penal.

Por dichas dificultades para definirla y de concretar sus características,


los tratadistas y funcionarios la involucran con los otros elementos de la
responsabilidad civil. A veces, sus defensores confunden la culpa con
el nexo de causalidad, y otros más la toman por el daño o perjuicio.

Para algunos autores, “es el hecho ilícito imputable a su autor” que


requiere elementos de imputabilidad y de ilicitud. Es allí donde surge
el primer inconveniente cuando se observa que hay hechos que no son
ilícitos, pero originan responsabilidad civil. Además, la imputabilidad
tiene dos significados imputabilidad física, referida a la autoría material
de un hecho, e imputabilidad jurídica referida a la imputabilidad física, y
a que se reúnan las condiciones mínimas de entender y conocer los
resultados del acto.

En cambio para otros autores, la culpa debe poseer un factor objetivo


referido al conocimiento y voluntad del hecho o acto. Por Ejemplo:
Savatier la concretó en el “Incumplimiento de un deber que el agente
podía conocer y observar”. Planiol: “La culpa es una falla contra una
obligación preexistente”. Emanuel Levy señaló: “La legítima confianza
engañada”, y por último para los hermanos Mazeaud: “Es un error de
conducta que no cometería una persona prudente colocada en las
mismas condiciones externas del causante”.

94
Y aluden la culpa delictual para indicar aquella que se conocía desde
los romanos como originario de la comisión de un daño, con voluntad,
conocimiento e intención. Es la culpa la consecuencia de la comisión
de un delito. Pero como existen daños derivados de hechos no
cometidos con intención, es decir, dolosamente, conceptuaron esa
culpa como cuasidelictual. Por tanto, la que resulta de hechos
cometidos sin intención de dañar. De allí surge la clasificación, no sólo
jurisprudencial sino legislativa, de la culpa grave, leve y levísima, para
llevar a la responsabilidad delictual el hecho cometido con culpa grave.

Debido a los estudios realizados por los hermanos Mazeaud frente


a la problemática de la culpa en la responsabilidad civil extracontractual
y a la falta de una definición, llegaron a una conclusión y es la culpa
como “error de conducta que no lo habría cometido una persona
cuidadosa en las mismas condiciones externas del autor del daño”.

En nuestro país, el concepto de culpa, como elemento constituyente


de la Responsabilidad Civil Extracontractual, es muy ambiguo e
impreciso. Contradicciones manifiestas se encuentran en las
decisiones judiciales porque, al no haber un concepto legal donde
los falladores puedan basarse para poder tomar decisiones en
casos en concreto en el campo civil, algunos acuden a la
interpretación y adecuación de conceptos penales de la culpa, y otros
a su vez, acuden a una de tantas tesis que los tratadistas y falladores
franceses dan, lo que ocasiona desconcierto entre quienes buscan la
protección de su derecho. La Corte Suprema de Justicia no ha sido

95
tampoco muy afortunada en el concepto de culpa, propiciando así las
variadas y a veces contradictorias posiciones.

Dentro de la culpa penal y la culpa civil podemos encontrar de


manera notoria diversas diferencias. La culpa penal es
personalísima, no hay lugar a trasmitirse; Por el contrario, la culpa
civil se trasmite por activa o por pasiva, no sólo por motivo de muerte
sino en los casos en que se debe responder por hechos de terceros o
hechos de las cosas animadas, ó inanimadas. La culpa penal siempre
debe probarse, en tal sentido el procesado se presume inocente y
corresponde al Estado demostrar la existencia de la culpa para poder
responsabilizar a alguien penalmente; En cambio, en el campo civil
muchas veces la culpa se presume y es el presunto responsable el que
tiene que destruir dicha presunción. Tercero, la culpa penal no admite
grados de ningún tipo, es una y única. La culpa civil, por el contrario,
se ha dividido en grave, leve y levísima, especialmente en el campo de
la responsabilidad civil contractual. Cuarto, la culpa penal no admite
reducción como si la admite la civil, según el art. 2357 del C.C. En el
penal no opera la compensación o neutralización de culpas. En el civil,
la culpa de la víctima permite reducir el monto de la indemnización.

Dentro de la normatividad Colombiana en materia penal se encuentra


tipificada la culpa en el artículo 37 del Estatuto establece que:
“Culpa. La conducta es culposa cuando el agente realiza el hecho
punible por falta de previsión del resultado previsible o cuando
habiéndolo previsto, confía en poder evitarlo” la cual es la que viene
a proveer una definición para los falladores que no encuentran

96
solución a las lagunas previstas en la normatividad civil y es un
deber para ellos realizar una abstracción de la culpa, para no
incurrir en falsos preceptos.

La Culpa tiene dos formas de manifestación: la culpa consciente y


la culpa inconsciente. La Primera es coralaria de la imprudencia, la
segunda surge de la negligencia; Por su parte también se puede
distinguir la culpa consciente del dolo, debido a que no se requiere el
resultado, por lo contrario en dolo se quiere un desenlace dañino,
aunque sea incierto, como en el dolo eventual. Así mismo, se
distingue la culpa inconsciente del caso fortuito. En éste el hecho
surge como fruto de una situación imprevisible. En la culpa
inconsciente el efecto es consecuencia de una imprevisión de lo
previsible, o negligencia.

Debido a la serie de problemas y dificultades que ocasiona el concepto


de culpa, muchos tratadistas han querido suprimirla como elemento
fundante de la Responsabilidad Civil Extracontractual. Esas teorías se
han denominado OBJETIVAS, por cuanto desconocen la culpa como
ingrediente esencial de la responsabilidad, argumento que caracteriza
las tesis subjetivistas.

Además, para enfrentar las teorías objetivas, ampliaron el concepto de


culpa. Ya se incluían circunstancias o hechos que antes no encajaban
en ella. Esta elasticidad del concepto permitió eliminar muchas
injusticias que se estaban cometiendo con los perjudicados.

97
La posición de la Corte Suprema de Justicia al momento de
mencionar la Presunción de Culpa y su discrepancia con la
Presunción de Responsabilidad. Por la Presunción de Culpa se
entiende la presunción del mecanismo subjetivo que el actor puede
destruir si acredita haber actuado con diligencia y cuidado. Y
presunción de responsabilidad, cuando el causante puede exonerarse
de la obligación sino probando un factor que destruye el nexo causal,
como la fuerza mayor, el caso fortuito o la culpa exclusiva de la
víctima.

En el Código de Comercio el art. 1827, exige sólo la prueba del


daño para que surja el deber de indemnizar o la responsabilidad civil,
el texto establece lo siguiente: “La persona que sufra daños en la
superficie tiene derecho a ser indemnizada por el explotador de la
aeronave con sólo probar que tales daños provienen de una aeronave
en vuelo o de una persona o cosa caída de la misma...”. No hay
necesidad de probar ningún elemento subjetivo, es decir, ningún
vínculo subjetivo entre el actor del daño y el resultado. Basta que
sea una aeronave en vuelo o que el daño provenga de una cosa o
persona que cae de ella.

No es extraña pues, la responsabilidad objetiva a la reglamentación


Colombiana. La Ley 33 de 1986 en el artículo 117 dispuso “En la
responsabilidad por el hecho ajeno cometido en ejercicio de
actividades peligrosas, el demandado sólo se libera mediante la prueba
de una causa extraña. No están exoneradas de esta responsabilidad
las personas de derecho público o privado.”

98
A través del tiempo las barreras presentadas dentro de la
legislación colombiana se han superado y se ha levantado la
responsabilidad objetiva, está siendo entendida como una
presunción de culpa a favor del perjudicado.

Con la Ley 104 de enero 30 de 1993, se implanta en Colombia la


indemnización automática a favor de las víctimas resultantes de
actos terroristas y tomas guerrilleras para recibir beneficios
relacionados con la salud, la vivienda, la educación y en fin todas
aquellas necesidades de las cuales la población civil quedan en
estado vulnerable.

Lo anterior, a su vez, sin la obligación de probar ningún elemento


subjetivo. Basta probar que los perjuicios se presentaron como
consecuencia de un acto terrorista o de una toma guerrillera para que
el perjudicado pueda obtener esas prerrogativas.

7.4 Fundamento de la responsabilidad civil extracontractual.

En el desarrollo histórico de la humanidad se ha forjado un


individualismo exagerado, que inició con la Revolución Francesa, en la
cual las libertades individuales iniciaron su auge a nivel mundial
debido a que no hubo cortapisas, esto a su vez, dando pie a las
tergiversaciones y al culto del individuo sobre la comunidad. Aquí el
grupo es sólo la forma de consagrar, mejorar y adecuar los derechos o
privilegios individuales, y lo que políticamente consagró la revolución
francesa lo tradujo económicamente el capitalismo.

99
Por lo anterior, se dió el concepto de responsabilidad civil
extracontractual como un procedimiento jurídico adecuado para lograr
la manifestación práctica, que tienden a ampliar el campo de los
beneficiados, a favorecer a los débiles, a equilibrar los patrimonios,
desconociendo privilegios existentes.

En el Código Civil Colombiano, que se fundamentó en los principios y


en la redacción del Código Civil Chileno de Andrés Bello, el cual a su
vez recogió principios y articulados del Código Civil Francés
Napoleónico, en la materia de Responsabilidad Civil Extracontractual
sobresale en forma notoria y ostensible el individualismo que recoge la
tesis de la culpa, es decir, la necesidad de relacionar subjetivamente el
hecho dañoso con la voluntad del causante o al menos con su culpa.
No obstante los planteamientos de los expertos en el campo del
derecho, que en ese entonces propugnaban por una separación radical
y total de los principios que regían la responsabilidad penal y la
responsabilidad civil, que los romanos intentaron infructuosamente y
que no obtuvieron consagración legislativa ni doctrinaria.

Por regla general, en la Responsabilidad Penal siempre ha estado


referida a una conducta dolosa, culposa o preterintencional, es decir, a
un vínculo entre el querer del sujeto y el resultado. Por eso siempre
ha recibido un fuerte y notorio rechazo la crisis de la responsabilidad
objetiva en el campo penal. El hombre sólo debe ser castigado por lo
que hace y previo conocimiento de la ilicitud de su acto.

100
La Responsabilidad Civil Extracontractual se fundamenta en un
principio, muy antiguo pero de indiscutible vigencia y validez
permanente, “quien ocasiona un daño debe indemnizarlo”. Dentro de
un grupo social organizado, quien ocasiona a otro daño en sus bienes
o en su persona, debe atender a todas las consecuencias
patrimoniales y económicas del mismo.

Esa Responsabilidad Civil no puede tener los mismos principios ni el


mismo procedimiento de la Responsabilidad Penal, porque ésta
origina penas o sanciones a las personas. En cambio aquélla origina la
obligación de indemnizar, es decir, de asumir las consecuencias
patrimoniales o económicas del hecho, de restaurar el patrimonio del
perjudicado al estado en que se encontraba antes del daño.

La Responsabilidad Objetiva debe dominar en el campo de la


Responsabilidad Civil Extracontractual. Cuando se da por probado el
hecho, el nexo de causalidad y el daño, se presume que el
responsable es quien lo causó. A su vez la presunción debe admitir
prueba exonerativa, que verdaderamente no se referirá al factor
subjetivo o culpa sino que irá orientada a demostrar que el hecho, el
daño o el nexo causal no existieron y que por lo tanto el daño no le es
imputable, como cuando se dan las causales de fuerza mayor, caso
fortuito o culpa exclusiva de la víctima. Estas causales realmente no se
refieren, como excluyentes de la responsabilidad, al factor subjetivo o
culpa del causante sino que rompen el nexo de causalidad y por ello
eximen de la Responsabilidad Civil Extracontractual.

101
La Responsabilidad Objetiva se traduce en una presunción que libera
al perjudicado de la obligación de probar la culpa; Le basta con probar
el hecho, el daño y en algunos casos el nexo causal.

Más como se trata de una presunción legal admite prueba en contrario


en relación con los elementos que la configuran, o sea, sobre la
inexistencia del hecho, acerca de su indebida imputación, la
inexistencia del daño o su insubsistencia o sobre la inexistencia o
ruptura del nexo causal. Así se libera el presunto responsable.

7.5 La responsabilidad civil extracontractual objetiva

En nuestro país, existe un miedo a la teoría objetiva, que se basan


más en perjuicios teóricos que en realidades. En el campo penal la
llamada responsabilidad objetiva tiene como consecuencia de ella una
pena, una sanción. Por el contrario, en el área de la Responsabilidad
Civil, la consecuencia es simplemente restablecer un equilibrio
patrimonial que se rompió con el hecho del actor, y en ese momento, si
es viable la responsabilidad objetiva.

En el sector penal, para que nazca la responsabilidad se requiere la


imputación jurídica que no sólo conlleva la imputación física sino
además la capacidad jurídica para comprender y querer un resultado.
Por su parte en el campo civil basta la imputabilidad física para que
surja la obligación de indemnizar, siempre y cuando se den los otros
requisitos que exige la responsabilidad civil, como el hecho, el daño y
el nexo causal.

102
Al momento de vivir en comunidad se imponen restricciones a los
derechos absolutos y lógicamente la obligación de asumir los
resultados de los hechos dañosos que se cometen. Donde hay un
derecho debe un haber, sucesivamente, una obligación. Una de las
obligaciones es la de responder, desde el punto de vista patrimonial,
por todos los daños que se ocasionen a otros patrimonios ó a otras
personas.

La Teoría Objetiva es “aquella que permite cargar al patrimonio de una


persona las consecuencias económicas o patrimoniales de un hecho
que ha causado un daño a otro”. No interesa la intención, la
imprudencia o la negligencia que la haya originado. Debido a que no es
una sanción o una pena, basta sólo establecer la imputabilidad física
del hecho, el daño y el nexo de causalidad entre el hecho y el daño.

El fin de esta tesis radica en saber cuál patrimonio es el que en


principio debe resguardar la organización social. El patrimonio de quien
causa el daño, o el patrimonio de quien lo sufre, generalmente inocente
o ajeno al daño y a sus causas.

La culpa en su tendencia subjetivista busca defender el patrimonio


del autor del daño. Para que progrese una petición por
Responsabilidad Civil Extracontractual, el perjudicado debe demostrar
la culpa del causante. De lo contrario, no surge Responsabilidad Civil.
De ser esto posible, el perjudicado asume a su cargo las
consecuencias patrimoniales del daño o en otras palabras se presume
responsable del daño al afectado. De tal forma, que él tiene que

103
probar la culpa del actor o de lo contrario debe asumir las
consecuencias patrimoniales, económicas y morales del hecho.

La presunción que el responsable es quien sufre el daño, frente a


una presunción de inocencia de quien ha sido el autor del mismo, es
incorrecto. Si se acepta la Teoría Objetiva de la Responsabilidad Civil
y se invierte, se da como responsable al autor del daño e inocente a
quien lo sufrió. Es una razón probatoria que hoy en día es definitiva
para el éxito o fracaso de las pretensiones del afectado.

Se deduce del art. 2341 de nuestro Código Civil, responsable directo


del daño a quien lo causó. Al no ser la prueba destruida, la presunción
se da por probada. La prueba de la culpa puede resultar por activa en
el caso, en que se logre demostrar la negligencia, la imprudencia, la
falta de cuidado o el llamado error de conducta. Pero también puede
resultar la prueba por pasiva, cuando en ningún momento se
destruye dicha presunción, en cuyo caso queda vigente y por lo tanto
se puede dar por debidamente probada la culpa aunque no se haya
demostrado.

En el caso que sea por Responsabilidad por Hecho de Terceros que


contemplados en los arts. 2347 y 2348 del Código Civil, aducen que
sólo en estas situaciones aparecen dos presunciones distintas, una de
las cuales puede eximir al responsable de la obligación de
indemnizar por el daño causado. La primera surge contra el autor
material del daño, que se basa en la Responsabilidad Objetiva. La
segunda, nace para quien debe responder por aquél y puede

104
destruirse de acuerdo con las circunstancias contempladas en las
mismas normas, es decir, si demuestra cuidado, vigilancia, prudencia
y control sobre las personas por las cuales se debía responder.

En Colombia, nadie está forzado a asumir las consecuencias


patrimoniales de los hechos dañosos cuando éstos provienen de
fuerzas de la naturaleza o de hechos no imputables directa o
indirectamente a otra persona. La pregunta está en que por qué se le
obliga al perjudicado a asumir las consecuencias de hechos cometidos
por otros, así sean estos sin culpa, o por personas que están bajo la
dependencia de otras o por cosas de las cuales sus dueños ostentan
todos los derechos que da la propiedad.

Es necesario cambiar la posición que equivocadamente se ha venido


argumentando por los defensores de la posición subjetivista de la
responsabilidad civil. En las condiciones de vida actuales, las
actividades humanas con la invención y uso de objetos, cosas y bienes
exigen un cambio radical en el campo del derecho A pesar de tratar
algunos tratadistas de sustentar tesis para dar fin a esa injusticia,
éstas no han sido suficientes que de forma necesaria tendrá que
cubrir el derecho: el patrimonio del perjudicado.

La propuesta es entonces que si se acoge la teoría de la


Responsabilidad Objetiva en el campo de la Responsabilidad Civil
Extracontractual, se consagre, de forma legislativa o
jurisprudencialmente, la presunción en la que no haya la necesidad

105
de probar el factor subjetivo de la responsabilidad por parte del
perjudicado.

En el art. 2341 del Código Civil consagra el principio universal que el


que cometa un hecho dañoso debe indemnizar a quien ha lesionado.
El causante del daño está presumido en culpa y corresponde a él
demostrar una causa de exoneración, es aquí donde es mal
interpretada la norma, por que el perjudicado es el que debe demostrar
la culpa del causante. No se debe realizar una modificación en la
norma sustantiva, sino interpretarla en forma más justa, equitativa y
acorde con el avance social y jurídico de nuestro país. Por su parte, el
artículo 2342 del mismo, da el derecho de reclamar indemnización a
personas diferentes al dueño cuando el daño afecta a una cosa.

Aquí no es modificable debido a que en su interpretación ella tiene


relación con el perjudicado u ofendido y no con el actor responsable.

En el artículo 2343 del Código Civil se extiende la responsabilidad civil


a los herederos, es decir no sólo el responsable directo es obligado a la
indemnización sino sus herederos. La consagración de la
transmisibilidad de la responsabilidad civil a diferencia de la
responsabilidad penal que es personalísima, es decir, que no se
transmite a ningún título.

Con el uso de la responsabilidad objetiva esa norma continúa


aplicándose como hasta el momento se ha venido haciendo. Sólo que
como herederos del causante también se presumen responsables y

106
deben ellos desvirtuar la presunción para liberarse de la obligación de
indemnizar.

Para pretender una reforma en el Código Civil Colombiano sobre la


Responsabilidad Objetiva en el campo del causante, afectado y las
indemnizaciones dentro de la ocurrencia de algún hecho dañoso,
debemos ser más independientes en nuestras decisiones, más
ajustados a nuestros propios problemas para encontrar las verdaderas
soluciones para que vayan acordes a los conflictos que en ese terreno
jurídico puedan darse.

107
VIII. ASPECTOS PROCESALES

8.1. El Procedimiento

En Colombia, son los procesos ordinarios los que ofrecen mayores


garantías a las partes que se enfrascan en la disputa de derechos. Por
eso, para estos problemas de la responsabilidad civil extracontractual,
la vía escogida es el procedimiento ordinario que nuestro Código de
Procedimiento Civil regula en los arts. 396 y siguientes.

Con una demanda se da inicio al proceso, la cual debe llenar los


requisitos de los artículos 75 y siguientes del C. P. C, además de
explicaciones por tratarse de un proceso de importancia. Por eso
cuando se señalen los hechos de la demanda deben señalarse con
claridad, numerándolos y separándolos para su fácil comprensión y
entendimiento. En las consideraciones de derecho se deben
individualizar todas las circunstancias que tengan repercusiones en el
aspecto normativo.

El Decreto 2282 de 1989 realizo la reforma de si el demandante en


caso de indemnización de perjuicios en cosas muebles o inmuebles
presta caución que garantice el pago de los perjuicios que con la
medida puedan causarse, la autoridad dispondrá del vehículo (caso de
Accidentes de Tránsito) con el cual se causó el daño sin importar quien
sea su dueño o poseedor.

108
La medida se toma contra el vehículo que ocasionó el daño. Se
levantará si el demandado presta caución suficiente o cuando se
ejecutoríe la sentencia absolutoria, o se extinga la obligación.

Y aunque la norma impropiamente se refiere a daños en los bienes, la


jurisprudencia y la doctrina han entendido que esa medida también es
viable en los procesos por daños a las personas. Sería ilógico que se
pudieran solicitar por daños a las cosas y no por daños a las personas
que son de más entidad.

Igualmente, es importante la reforma que el mismo Decreto introdujo


en el numeral 82 cuando autoriza que en los procesos ordinarios en
que se solicite el pago de perjuicios provenientes de responsabilidad
civil contractual o extracontractual y el demandante hubiere obtenido
sentencia favorable de primera instancia y ésta fuere apelada o
consultada, se podrá solicitar el embargo y secuestro de los bienes de
propiedad del demandado, previa caución que garantice el pago de los
perjuicios. Inclusive, esta solicitud de embargo y secuestro podrá
formularse ante el superior de segunda instancia mientras éste no haya
dictado sentencia.

En este caso prospera el artículo 82 del Código de Procedimiento


Civil, que autoriza la acumulación de diferentes pretensiones en una
misma demanda, demandar a nombre de varias personas o vincular
como demandadas a varias, si provienen del mismo hecho o tiene
unidad probatoria.

109
La competencia, para esta clase de procesos es por regla general del
juez del domicilio del demandado ó también en el lugar donde se
cometió el hecho que originó el daño, tal como lo establece el art. 23
numeral 8. Si son varios los demandados puede demandarse en el
domicilio de cualquiera de ellos, según las conveniencias del
demandante, como lo consagra el numeral 39 del art. 23 del C.P.C.

Por el valor de las reclamaciones podrá ser competencia de los jueces


civiles municipales o de circuito, según el art. 19 del C.P.C que la fija
según la cuantía de las pretensiones del demandante.

8.2. El Demandante

Puede intentar la acción de responsabilidad Civil Extracontractual,


cualquier persona natural o jurídica que haya sufrido un perjuicio, ya
sea material, moral o fisiológico.

Los demandantes podrán ser uno o varios de acuerdo con el número


de personas que resultaron afectadas por el hecho y que hayan sufrido
daño. El art. 82 ibidem, como ya se comentó, autoriza la acumulación
de demandantes en una misma demanda cuando los daños provienen
del mismo hecho o cuando deben valerse de las mismas pruebas.
Nadie, a no ser que tenga la representación legal, puede pedir
indemnización para otra persona. Sólo el afectado tiene titularidad para
reclamar.

110
Pero cuando son diferentes los perjudicados, cada uno puede reclamar
por sus propios perjuicios. El caso del propietario, del usufructuario y
del inquilino de un inmueble que es destruido por un incendio, permite
que cada uno de ellos pueda demandar por los específicos perjuicios
que se le ocasionaron a sus intereses o derechos de propietario, de
usufructuario o de inquilino del mismo inmueble. Lógicamente que
pueden demandar en forma independiente o pueden acumular sus
pretensiones en la misma demanda.

En el caso en que un padre de familia queda incapacitado de por vida,


es el que sufre los perjuicios materiales y morales provenientes del
hecho dañoso. Sin embargo, su esposa e hijos, que no recibieron
directamente ningún lesionamiento sufren indiscutiblemente, con
fundamento en los perjuicios de su esposo y padre, otra serie de
perjuicios económicos y morales, como son la falta de ingresos para
adquirir sus alimentos o las angustias de ver postrado al padre.

Estos perjuicios de rebote originan innegablemente acción civil


indemnizatoria porque son perjuicios sufridos personalmente por la
esposa y los hijos, así ellos tengan como fundamento perjuicios
ocasionados al padre o esposo. No se pueden reclamar a nombre del
padre o esposo, que tienen titularidad para reclamar sus propios
perjuicios. Por lo tanto, los perjuicios de rebote sí dan lugar a
indemnización aunque han de poner cuidado para que no se abuse.
Se dice que los acreedores también pueden, en un momento dado,
reclamar ciertos perjuicios de rebote originados en los daños causados

111
a su deudor. Es posible que se den pero deben analizarse muy
cuidadosamente.

Los daños de rebote pueden darse en el campo de los perjuicios


materiales o de los morales. En estos últimos son más difíciles de
establecer límites que se deben colocar a quien reclama daños de
rebote.

8.3. Carga de la prueba

En la Responsabilidad Civil Extracontractual, no basta tener el derecho,


sino hay que probarlo o mejor hay que saberlo probar. No es suficiente
alegar sobre su existencia. Si no se acredita el derecho, el juez no
puede declararlo.

En el Código de Procedimiento Civil, el sistema de la valoración


racional o reglas de la sana crítica, dio al juez gran capacidad de
apreciación sin estar sometido a tarifas o valoraciones anticipadas
hechas por la ley.

Con el sistema de la apreciación racional de la prueba, o ‘reglas de la


sana criticas’ el juez goza de amplias prerrogativas para evaluar todos
y cada uno de los medios probatorios, no en forma arbitraria, sino
como lo describe la definición del sistema, racional, técnica y
lógicamente.

112
En ese sistema valorativo, la prueba de un hecho resulta de la
convicción o certeza que el juez se forma sobre su existencia a través
de los diferentes medios probatorios incluyendo entre ellos el indicio,
que desgraciadamente no ha sido tenido muy en cuenta por los
juzgadores civiles, quienes le han negado la importancia probatoria que
si tiene en otras áreas.

Si a esta valoración probatoria se agrega la posibilidad de ordenar


pruebas oficiosas de que revistió el nuevo Código de Procedimiento
Civil a los jueces, se comprenderá la importancia de las reformas
introducidas en el campo probatorio civil. Ya el juez por su propia
iniciativa, podrá complementar o practicar las pruebas que considere
necesarias a fin de formarse un concepto claro y definido sobre la
existencia o no de un hecho.

En la prueba del daño el juez también puede hacer uso de la facultad


oficiosa pues se busca que los fallos sean justos primero que todo. Por
lo tanto, puede ordenar pruebas a este respecto aunque
innegablemente la carga probatoria continúa a cargo del actor.

Se debe tener en cuenta la necesidad de evitar la confusión de la


prueba de la existencia del daño con la prueba del monto del mismo, la
que impediría un fallo favorable al actor seria la falta de prueba del
daño y no la del cuantum o valor, que tiene remedios procesales.

El dictamen pericial sobre el avalúo de los daños y perjuicios es una


prueba destinada a establecer el cuantum o valor del daño, no el daño

113
mismo. La prueba del daño resulta de los dictámenes médicos que, en
las lesiones a las personas, acreditan las consecuencias del hecho. En
el homicidio, la diligencia de necropsia que junto al dictamen médico
legal, permite establecer la causa de la muerte. En el daño a las cosas
la inspección judicial ayuda o permite conocer las consecuencias
dañinas del hecho. Y así por el estilo, sin olvidar que en este aspecto,
como en los otros que hemos mencionado de la responsabilidad civil
extracontractual, no existen pruebas solemnes. Cualquier medio
probatorio es apto para crear conocimiento o convicción en el juez.

Hay que tener en cuenta que no existe prueba solemne. Para muchos
falladores es necesario e indispensable el dictamen pericial. En
algunos casos aparecen en el proceso elementos de juicio que
permiten al juez fijar el cuantum sin necesidad de dictamen pericial, él
mismo puede aplicar las tablas u operaciones para llegar al resultado
final, aunque lo más aconsejable es el dictamen pericial, sin que sea
una prueba solemne e indispensable.

¿A quién corresponde la prueba de la culpa? Esa es la pregunta cuya


respuesta origina las diferentes posiciones entre la escuela tradicional,
clásica, subjetiva, que establece que por norma general corresponde
su prueba al demandante, y las escuelas objetivistas, como la de
responsabilidad objetiva, la del riesgo (creado o beneficio) que
pretenden eximir de esa prueba al demandante.

La culpa debe presumirse, el demandante está exento de su prueba y


basta que establezca los demás elementos de la responsabilidad civil

114
extracontractual como el hecho, el daño y el nexo de causalidad entre
estos dos, para tener éxito en sus pretensiones.

El causante del daño podría liberarse de la obligación de indemnizar si


el hecho o el daño no tienen prueba suficiente. También puede
liberarse si destruye el nexo de causalidad entre el hecho y el daño
demostrando fuerza mayor, caso fortuito, culpa exclusiva de la víctima,
etc.

8.4. Medios de prueba

El hecho, el daño o el nexo de causalidad y la culpa del causante para


quienes exigen su prueba al perjudicado, pueden establecerse a través
de los diferentes medios probatorios consagrados en la legislación civil,
como:

a) Testimonios o informaciones juramentadas dadas por terceras


personas que conocieron de los hechos. (artículos 213 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil).

b) Inspección judicial u observación directa que el funcionario y su


secretario hacen de hechos o circunstancias que interesan al caso
(artículo 244 y siguientes, C.P.C).

c) Confesión o aceptación que una parte hace de hechos o


circunstancias que favorecen a la otra, en forma expresa o presunta
(artículos 194 y siguientes C.P.C.).

115
d) Documentos públicos o privados que permitan conocer hechos o
circunstancias referidas a uno de los aspectos mencionados como
integrantes de la responsabilidad civil extracontractual (artículos 251 y
siguientes, ibidem); los privados no requieren autenticación o
reconocimiento sino cuando la otra parte se opone a ellas, según el
Decreto 2651 de 1991.

e) Hechos no probados que pueden deducirse lógica y racionalmente


de hechos probados suficientemente dentro del proceso con otros
medios probatorios diferentes (artículos 248 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil); que probatoriamente se califican como indicios.

f) Las presunciones legales o de derecho, mediante las cuales la ley


da por probados ciertos hechos con la prueba de otros distintos, de los
cuales se deducen aquellos.

Todos estos medios son aptos para probar. Pero la prueba no debe
analizarse independientemente con medios únicos. La prueba plena,
cierta, resulta de la correlación de los diferentes medios probatorios
que llevan así convicción o certeza al fallador. No hay pruebas
solemnes en el campo de la responsabilidad civil extracontractual.
Todos los medios probatorios independientemente o coordinados son
suficientes o validos para probar en este campo.

116
8.5. Ejecución de sentencias condenatorias

Las sentencias ya ejecutoriadas se hacen exigibles de acuerdo a lo


establecido por el art. 334 del C. de Procedimiento Civil. Vale la pena
aclarar que desde que entró en vigencia el art. 12 numeral 137 del
decreto 2282 de 1989 que impuso la obligación de condenar en
concreto, inclusive autorizando a los falladores de primera y de
segunda instancia a ordenar la práctica de las pruebas de oficio que
consideren necesarias para fijar el cuantum o valor del monto
indemnizatorio, no se dan las condenas in genere. Por lo tanto ya no
podrán darse las sentencias indemnizatorias en abstracto, in genere
como sucedía antes de la vigencia del decreto 2282 de 1989, que
habla de regular por el incidente del art. 308 del C.P.C.

La sentencia en concreto, una vez ejecutoriada, presta mérito ejecutivo


y el favorecido con la condena puede adelantar el trámite ejecutivo a
continuación de los fallos de primera y segunda instancia, dentro del
mismo proceso y lógicamente ante el mismo juez que dictó la sentencia
de primera instancia.

Esa competencia es prioritaria, prefiere a las demás y por lo tanto


aunque la cuantía o cualquiera de los otros factores la modifiquen
siempre se preferirá sobre las otras. El juez de primera instancia será
el competente para adelantar la ejecución si ésta se intenta antes de
los sesenta días hábiles siguientes a la ejecutoria de la sentencia. No
se requieren copias de los fallos pues éstos se encuentran dentro del
expediente lo que facilita el trámite.

117
Si la ejecución se intenta dentro de ese término las medidas cautelares
tomadas en relación con el vehículo o en relación con los bienes del
procesado después de la condena de primera instancia continuarán
vigentes y se incorporarán a la ejecución. Deberán aportarse copias de
las sentencias de primera y segunda instancia y constancia de su
ejecutoria; se podrán solicitar igualmente, las medidas cautelares
previstas por las normas ordinarias pero no el traslado de las que se
dictaron en el proceso ordinario, porque estas ya se deben haber
levantado.

La ejecución que regula el art. 335 del C. P. Civil, es decir, a


continuación del proceso ordinario, tiene entre otras las siguientes
ventajas:

No requiere copia de ninguna providencia porque estas se encuentran


dentro del proceso ordinario y la ejecución se adelanta a continuación
de ellas en el mismo expediente.

La notificación del mandamiento ejecutivo de pago se hace por estados


y no requiere notificación personal como si se debe hacer cuando se
demanda después de los sesenta días. Las medidas cautelares
relacionadas con el vehículo causante del accidente de tránsito
(embargo y secuestro numeral 62 art. 690 del C.P.C), y las de embargo
y secuestro de los bienes del demandado dispuestos después de la
sentencia de primera instancia continúan vigentes y pasan del proceso
ordinario al ejecutivo sin ningún tramite adicional.

118
En este caso, al igual que cuando se intenta después de vencido el
término de los sesenta días, se puede dar la actualización de la
condena con reajuste monetario, en la correspondiente ejecución,
como lo autoriza el inciso final del art. 308, modificado por el numeral
138 del art. C.P.C del decreto 2282 de 1989.

La solicitud, que también puede incluir la ejecución de las costas


fijadas en el proceso ordinario, se tramita como una ejecución
ordinaria.

Es importante precisar la forma como se deben contabilizar los sesenta


días que permiten el trámite ejecutivo especial:

El término debe contabilizarse a partir de la ejecutoria de la sentencia


de primera instancia, cuando ésta no hubiere sido apelada. Comienza
al día siguiente. Cuando la sentencia de primera instancia hubiere sido
apelada, el término debe contabilizarse a partir de la notificación (no de
la ejecutoria) del auto de cúmplase expedido por el superior.

Los días que se tendrán en cuenta serán los días en que el juzgado
permanezca en actividad. El art. 121 del C.P.C., modificado por el
numeral 65 del art. 12 del decreto 2282 de 1989, precisa que en los
términos de días no se tomarán en cuenta los de vacancia judicial
(sábado, domingo, festivos, Semana Santa, etc.) ni aquellos en que por
cualquier circunstancia permanezca cerrado el despacho ya sea por
fuerza mayor, caso fortuito, paros, cese de actividades, etc.

119
Esa es la importancia de la modificación del decreto porque los
términos de meses o años se cuentan de fecha a fecha del calendario
y por lo tanto incluye los festivos, días de vacancia judicial, cese de
actividades judiciales etc.

Y a pesar de que pueda parecer igual el término de dos meses que


señalaba la legislación anterior con el de sesenta días que contempla
el decreto 2282 de 1989, es procesalmente hablando muy diferente
como ya se explicó.

Pago: es importante precisar cuándo se deben descontar del monto


indemnizatorio que debe cubrir el demandado, sumas de desuso o
beneficios que el perjudicado haya recibido por el mismo hecho pero
por causas diferentes.

120
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CONCLUSIONES

124
Una realizado y analizado el tema sobre la “aplicación de la culpa en
casos de responsabilidad civil”, se concluye que la responsabilidad
civil es fuente de obligaciones y en ese sentido involucra a quien ha
ocasionado un perjuicio a otro, a reparar las consecuencias de ese
daño.

La Responsabilidad Civil es de gran trascendencia para el Derecho


Civil, pues tuvo un mínimo desarrollo en sus antecedentes, pero se
configuro como una vasta e importante rama de nuestro ordenamiento
jurídico.

En la Doctrina se encuentran diversas causas que sirven de


fundamento en la teoría de la responsabilidad civil de la época
contemporánea donde se encuentran factores que determinan la
importancia de la responsabilidad, entre ellos se encuentran los
perjuicios ocasionados en gran medida, que se presentaron en la
sociedad industrial que posibilitaron el auge y crecimiento de los
problemas de responsabilidad por el riesgo que esa actividad
ocasionaba y ocasiona actualmente; De otro lado, se produjo un
cambio de mentalidad del pueblo puesto que, con tantos perjuicios
ocasionados a la gente ya nadie se conformaba con eso y tenían que
tomar medidas para no seguir el modelo que se reflejaba en las
épocas pasadas; Ahora lo que se quiere con la teoría de la
responsabilidad es procurar una reparación e indemnización al daño
causado, y finalmente, como punto de ayuda para la sociedad, fue la
aparición del contrato de seguro, que influyo en un doble sentido: casi
todo el mundo se aseguraba en relación con su posible responsabilidad

125
civil y, al hacerlo, era menos cuidadoso; además la víctima no dudaba
en exigir indemnización cuando debía pagarla un asegurador.

La finalidad de la responsabilidad civil es la reparación del daño, la


indemnización, mientras que el fin de la responsabilidad penal es la
sanción consistente en una pena privativa de la libertad o en una multa
pecuniaria.

Hay dos formas de responsabilidad, una denominada Objetiva y otra


subjetiva, la primera: La responsabilidad objetiva, se prescinde del
elemento culpa, puesto que se admite una responsabilidad sin culpa.
Se van a tener en cuenta solamente dos elementos: el perjuicio sufrido
por alguien y el vínculo de causalidad material entre ese perjuicio y el
hecho perjudicial o hecho generador, esto nos muestra que en la
actualidad muchos autores y tratadistas consideran la culpa como un
aspecto innecesario y estorboso para el derecho civil, a sabiendas que
fue la fuente primordial para determinar la responsabilidad.

La responsabilidad subjetiva, que se basa en la culpa y la


responsabilidad objetiva que le falta el elemento de culpa, situación
que se torna muy complicada porque se basa en un resultado
producido.

En algunos casos, mas no en todos, la culpa es el fundamento


principal, necesario de la responsabilidad contractual; que esa culpa,
no puede definirse como la simple infracción de la obligación
preexistente, pues el incumplimiento solo se origina, en algunas

126
situaciones, por culpa del deudor, mientras que en otros casos el
incumplimiento obedece a orígenes distintos de la culpa del deudor.

Que la culpa contractual radica en la imprudencia, impericia,


negligencia o la violación de reglamentos con que el deudor procedió y
que lo llevaron a incumplir, retrasar o cumplir defectuosamente el
contrato, y en los casos de responsabilidad con culpa, en algunos
casos la culpa debe probarla el acreedor, mientras que en otros la
culpa es presumida, pudiendo desvirtuarse con la prueba de diligencia
y cuidado, o con la prueba de una causa extraña, según este
establecido.
La teoría del riesgo ó la responsabilidad objetiva sí alcanzó el objetivo
que proyectó y por lo tanto resulta ingenuo e indudablemente erróneo
afirmar en forma definitiva, como lo hacen muchos autores, que dicha
teoría no tuvo éxito alguno, o insinuar que no es aplicable en Colombia.

Por tratarse de un ensayo monográfico de carácter analítico no se


realizan recomendaciones.

127

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