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NUESTRA SENORA EN LOS ESCRITOS DE MARIA VALTORTA Gabriel M. Roschini # M. 260078 ‘vnc Qennae 174 Reverende Padre, Pontifcla Pacolt Teologien "Martagare” ‘Apprexament Papa Pale Vi PRESENTACION DEL AUTOR Hace ya medio siglo que me ocupo de Mariologia: estudian- do, enseftando, predicando y escribiendo. Hube, por tanto, de leer imerables escritos marianos de todo género: una verdadera «Bi- inosa y fascinante: a la vez senci sentada por mi y por mis colegas la por Maria Valtorta, paréceme en- Madonna» de ccartén y una «Madonna» viva, entre una «Madonna» mds 0 me- nos aproximada y otra completa en todas sus partes y bajo todos los aspectos. Por un motivo tan fundamental como éste, al exponer la ja de los escritos valtortianos, he preferido que hable, casi itando mi labor a coordinar tseribié, en diversos textos, de un modo insuperable, ‘otros vean tal vez un defecto en este mi modo de yo, en cambio, lo reputo un mérito Por lo demés, est bien que se sepa que yo no he sido un facil admirador de la Valtorta. En efecto, también yo me-conté, idos y ponderados, hube —como tantos otros— de le que me mostré inconsiderado en exceso y asi (Quien quiera conocer a la «Madonna» (una «Ma- no II, con la Sagrada Escritura lea Ia Mariologia de la. Valtortan en esta mi aseveracion particular, con et Cor y la Tradicién eclesds ‘A quien, por uno de €s0s hhiperbdlicos sino esta tinica respuesta: Lea y juzgue después!» Roma, 1973 P. GaBRieL M. ROscHIN! 0.S.M. Primera Parte INTRODUCCION GENERAL L Importancia de los misticos para la Mariologia La doctrina mariana contenida en las revelaciones de los grandes misticos de la Iglesia es todavia —se puede decir— un campo del todo inexplorado. Lo eval constituye una grave laguna para la logia. Asi pues, hasta en las revelaciones privadas de los grandes misticos se encuentran no pocos elementos vali ra la construccién del edificio mariol6gico. Incluso se pot ir una «Mariologia segin los grandes misticos Nuestros grandes misticos, junto con sus esc ser infravalorados, Dios, nuestro Padre, nos hablo y sigue hablén- Romano Pontifice, no s6lo por medio de sus «Doctores» sino que también lo hizo y lo hace también por medio de los misticos, es decit, por medio de aquellos a los que El enriquecié con dones extraordinarios, asi Uamados «carismas» (graci cedidas a cada uno de ell jen para cl bien de todos), Por ‘medio de estos misticos, Dios habl6 y nos habla no solo de si mis- ‘mo, si que también de’sus inefables mis do y habléndonos también de su Madre Santisima, de rable dignidad, de su misién singular y singulares pri LUQUE misticos son éstos a través de los cuales Dios nos he lo de Maria Santisima? Son muchos. Y, al no ser posible de todos, he pensado circunscribirme Unicamente a las «is: ‘comenzando por una de las (sms grandes misticas contem- porincas: MARA VALTORTA. h 27 anos y medi Primera etapa Un ano y me- aso con la familia a Mildn, far, siendo poco mas de cuatro aos, de las Monjas Ursulinas. Alli, dice ella, wencontré el rostro % ¥ su amor», «... No me aparté ya mas de Eb» (Auobio- En octubre de 1904, a los si las Monjas Marceli de mayo de 1905 nistrado. por Peniecostés» (ibid. p. 72) aos, pasaba al Monza, Seguin aparece en la «Autobiografian, su entrada en dicho Colegio tuvo lug a Historia de 9 EI 1° de marzo de 1913, la Valtoria, de dietstis aos; se trasladé con sus padres a Florencia, endonde Por dos veces, en 1914 su madre, con miras egoistas, desbaraté de un modo des: y brutal, un serio y decoroso noviazgo de la hija con dos ‘magnificos jévenes. Benerosidad y abnegacién Samaritanas» destinadas a smo la wespanola» de un vembre de 1920, se hhuésped de su primo Belfan de casi dos afos, en 1922, retorné a Florenci de 1923 la Valtona En octubre de 1924, junto con sus padres, ¥ se establecta de de 1925, siguiendo el ejemplo de S ofrecié «Victima» al Amor miser ofrenda diariamente. En diciembre de 1929 ingres6 en las filas de la Accién Caté- indo en ella con empetto durante tres afos como Dele- gada cultural de las J6venes Catdlicas, impartiendo multitud de lecciones y conferencias. El 1° de julio de 1930 la Valtorta se ofrecié «Victima a la Justicia». Y la Justicia divina no la perdond, lloviendo so- i ales, Se intensificaron éstos de del 4 de enero de 1933, no pudo ya de abril de 1934 hasta su muerte, (por espacio de 27 aos y medio), se vid constretida a permanecer en €l echo. Segunda etapa. Se halla constituida por esos 27 afios y mer dio durante los cuales diversas enfermedades la mantuvieron clava- da en el lecho, del mado como Jestis estuvo clavado en Ia Cruz Encontré una valiosa ayuda espiritual en el P. Romualdo M. Mi- 4 ‘liorini .S.M., el cual, con fecha 25 de marzo de 1944, la inser |) bid en la Orden Tercera de los Siervos de Maria. Por lo demés pertenecfa yaa la Tercera Orden de San Francisco, En esta segunda etapa es cuando florecieron las obras por ella escritas, En la primavera de 1949, la Valtorta, completando sus ante- riores oftendas, ofrecié generosamente a Dios cuanto era «exclusi- m Reggio de Calabi jos0, renovando después esta mM Las principales misticas marianas Las principales misticas, tanto antiguas como modernas, 1, Santa Hdegarda de Bingen, Benedictina (1098-1179) llamada la Profesora de Alemania) 2. Santa Matilde de Hefta, Cist 3. Samta Gertrudis, la Grande, Cisterciense (1286-1302 0 1308), ‘mistica mas grande del siglo XI Beata Angela de Foligno, Terciaria Franciscana (1246-1309), lamada la «Maestra de los Tedlogos»; 5. Santa Brigida de Suecia (1309-1373), lamada «la Mistica det Norte»; 366-1607); 8. la Venerable Maria de Jess de Agreda, Franciscana 9. Santa Verénica Giullanni, Capuchina (1650-1727); 10, fa Beaa Maria Magdalena Martinengo, Capuchina (1687-1737); 11, fa Sierva de Dios Maria de Santa Teresa, Terciaria Carmelita (1623-1677); 12, la Venerable Maria Arcingela Biondini, de las Siervas de Ma- la (1641 13. la Sierva de Dios Cecilia Bay, Benedictina (1694-1766); 14. la Venerable Ana Catalina Emmerich, Agustina (1774-1824); 15. la Sierva de Dios Marta Verdnica del Corazén de Jesis, Fun- dadora del Instituto de las Victimas del Sagrado Corazén de ,; 18. Maria Valtorta, Terciaria de la Orden de los Siervos de Maria (1897-1961). Antes Ge acometer la exposicién de Ia doctrina mariana con- tea Maria Valtor- wtroduecion general so bre las revelaciones. privadas. B as revelaciones privadas son aquellas que se dirigen a una 1a © a un determinado mimero ds piiblica que se dirige a toda la humanidad) sin que de la fe universal. Pueden darse ) © bien mediante visiones, sentidos internos) revelaciones, etc, (interesando los 2. Caracteristicas de las revelaciones privadas De conformidad con la Teologia catdlica, estas revelaciones privadas son: posi reales, telativamente raras, necesariamente \én publica, extrafas al Depdsito de la pposibles. Del hecho mismo de que se deduce que no las descarta teniéndolas, por como posibles. Hasta algunas las ha permitido y alabado. Es pues obvio que Dios, por el hecho de haber dado a la humanidad una ~ En segundo lugar son reales, al menos en ciertos casos, Iglesia permite que algunas ¥y alguna (por ejemplo, Alacoque) haya llegado la del Sagrado Corazén a Sant ser fundamento incluso de ur Los criterios para aceptar la realidad de una revelacion y per cl elemento humano que en ella se haya podido infltrar, ue hacen relaci ‘persona que recibe la reyelaci teria a la que la misma se refiere y a los efect a) La persona favorecida con revelaciones ha de ser consi= derada en sus cualidades, tanto naturales. como sobrenaturales. Cualidades naturales, o sea, su femperamento (si es equilibredo 9 de modo particular, en las revelaciones eseritas por perso das de uni ia extraordins cidn, vienen a las veces a dars se dan como divinamente imaginacidn, Dios, en efecto, sy errores ciemtificos que de los videntes, ya que ivadas (aparte ser post relativamente raras, jordinari . Por eso 1a’ Ige ic dichas revelaciones, se mostrs siempre muy reservada y procedié con gran cautela y extremada circunspeccién. Y su apro- bak wedida, se ha de entender més en un sentido 'vo (esto es, en el sentido de que en tales escrie fa hay que se oponga a la fe ni a las costum- 4) Las revelaciones privadas, en cuarto lugar, se hallan su- fas necesariamente a la Revelacién piiblica, En efecto, de- ben ser juzgadas a la luz de la Revelacién publica: de conformarse pueden ser verdaderas; mas si, por el contrario, discrepan, eben tenerse por falsas; ahora bien, si son dudosamente confor, ‘mes, han de tenerse por dudosas (esto es, ni necesariamente fulsas le (como sucede con de lo que es cierto mo 10 es la Revelacién piblica), No es la Revela- la que depende de las revelaciones privadas sino que son las revelaciones privadas las que dependen de la Revelacién piiblica 5) Las revelaciones privadas, en quinto lugar, son ertranas 4 Depésito de ta Revelacién publica a la que nada sustancialmente ‘nuevo pueden afadir. Aun cn el caso de que sean admitidas las revelaciones privadas, la Iglesia no las impone a la creencia de los el contrario, 10 hace con la Revelacién publica), munca tuvo por «herejes» a quienes se nega ron a admitirlas, si bien eso no quita el que esos tales puedan ser tal vez imprudentes y temerarios al rechazarlas. Las revelaciones ivadas, en la hipétesis de que sean de origen divino, obligan tan han sido favorecidos por Dios con ellas, asi como 4 todos aquellos a quienes tienen certeza de su. realidad histérica 3. Valor de las revelaciones. privadas jones privadas, existen res Respecto al valor de las revel dos opuestas entre si n §, a y en favor de su a Ripalda ( n concepeionista definiendo dogma la Concepcién (cfr. Theologia Mariana, Napoles p. 136). Sin embargo, comunmet 5, son dignas de fe humana (mas no divina). Segunda Parte UNA MIRADA DE CONJUNTO ‘ALA MARIOLOGIA VALTORTIANA 1 Caracteristicas de ta Mariologia Valtortiana El articulo con el que L'Osservatore Romano del 6 de enero de 1960 censuraba con severidad £! poema del Hombre.Dios, reco: nnocia lealmente que en él se encontraban «lecciones de tcologia ‘mariana actualizadisimas conectando con los mas recientes estudios de los especialistas contemporincos en la materiay; «lecciones de teologia con los mismos términos que usaria un profesor de nues- ‘wos dias». Se insinuaba igualmente que la Escritora habria tenido 10». Se admitia, por mariolégica actuali- ima: jcosa innegable! Mas lo que es también innegable que la Valtorta jamds ley6 libro alguno que tratase de Mariologia; ni ‘que frecuentase cursos ni ‘ecciones que versaran sobre dicha mate- ria; como tampoco que tuviese docto tedlogo alguno «ariano» que la sugiriese cuanto ella escribié sobre Maria Santisima. ‘La Mariologia de la Valtorta no es ciertamente harina de su Y en modo alguno se puede pensar ni de lejos que pueda ‘porque —come hizo notar agu- damente $. E, Monseftor Carinci, Secretario de la S. Congregacion de Ritos— el demonio se las tiene que ver muy poco con nuestra Seftora» (Poema, vol. IX, p. 219, nota 69); y los escritos de la Valtorta constituyen el himno més melodioso —como asi 10 vveremos— que se eleva desde la Tierra a la Augusta Reina del Cielo. 19 tiene sino recordar los suyos, entonces me amaris como amas a sere. (Cuademos de 1943, p. 639) la propia Eseritora, a Valiorta, no escatimé «Yo —confesaba— me encuentro muy mal, resulténdome pesadisimo el escribir. Eso aparte, soy un guiftapo. Mas, con tal de darla a conocer para que la amen més, no paro da, {Que duele la espalda, que el corazén cede, la cabeza sufre y sube la fiebre? {Qué importa! Me basta con que conozean a Ma- tia, tan hermosa y tan amable como yo la veo por la bondad de Dios y la suya». (Cuadernos de 1944) i» ademas de El poema del Hombre- 1ra_y completa asimismo la figura evan- Valtorta puede, por otra parte, conside- nueva» pues que nos presenta a nues- wz nueva, o sea, como una apariencia igual pero, en realidad, muy dist a criatura siempre inmersa en la luz infinita de la luz de Dios Uno y Trino, rodeada de un fulgor de fascinante singularidad que emana de su singular misién, de sus singulares privilegios y de su culto singular. Dios la junt6 a Si. «En Ella todas las gracias. Es la Virgen, Es la Unica, la Perfecia, la Completa. Pensada (por Dios). Engendrada tal. Per~ tal, Eternamente tal. Es la Virgen. Es el racia, que se pier bilidad, Pureza por titimo, puede también de- se que €$ una Mariologia «nueva» porque nos presenta a Nues- Sefiora de una forma nueva, con una nueya exposicién’, con ito cerrado en el que el agua, ¢n desagiie, asi Maria, agua purisima de fuente se f0t6 del ardor incandescente del Pensamiento eterno y dis: por mérgenes de paz portando consigo paz y pureea, reen- trando en Dios para acogerle y engendrar al. Hijo de Dios: ¥ felorné por entre arenales aridos para proporcionar a los desiertos de los corazones Ia Luz, la Verdad y la Vida; y, una vez cumplida su misién, torné de nuevo, como agua aspirada por el sol, al mise lar: de Dios a Dios, 2). Mariologia «viva» por diversos motivos . Febosant vaya y haw rnternent acon la mente y el corazén prodigiosa, Mujer del Paraiso a ten y consuelo de su Hijo divino yd te de anor a lo au ie «biblica» ruaciones de la vida; lena de luz divina y de un ver que de tiana, Baste decir que casi ‘oda la Biblia figura, si no en el texto, fen las notas del Poema de! Hombre-Dios; todos los 73 libros de la Biblia y los 1.166 capitulos de la misma (que alcanzan los paciente de E, Dusio (Pisani habla continuamente un lenguaj je mismo de Di 1 la Vallora, adelantando tas mismas expresiones del Coneilio Vaticano II) van transmitiendo con vou cada vez mas clara, con pormenores cada vez més nitidos, el anun- cio de la divina promesa de un Mesias Redentor y de la Mujer sin concupiscencia que castigard al Prevaricador dando a luz al Vencedor del Pecado y de Ia Muerte. Muchos son los simbolos y las voces que reniten la romesa a través de Tos sigls (Génesis 3, 15...» (Romanos, p. 97). Particular atencién merecen los asi lamados lugares «anti- la Madre por parte’ del Hijo (Mateo 12, 46-50; Marcos 3, 31-35); 2). um texto de 8. Lucas sobre la «sorpresay y la «incomprensién» | respuesta dada os frases referees a Ml que vottros na lterarils dl todo bie» a Te las voy a explicar Yo. jot aie 2 ef texto de 8, eas acerca de la «sorpresay y la. «in 2 Los secretos del Altisimo se hallan como depositados dentro del arca cerrada en el Santo de los Santos y slo yo, suprema Sa cerdotisa, los conocta y la Gloria de Dios, con su destello cegador, ponia ur velo ante 103 ojos de los hombres. Eran abismos de ful- gor a los que solo el ojo virginal besado por el Espiritu de Dios podia mirar fijamente. He aqui por qué, tanto yo como José, estébamos maravi- llados. Y de manera idén pasaje de Lucas: «Pero hha de ser también. interpretado el otro los no entendieron lo que les habia di- wendi. Lo sabia mucho antes. Y si bien permitié el madre, no me oculté ef profundo significado de las palabras de mi Hijo. Con todo, callé por no mortificar a José al que no se le habia concedido la plenitud de la gracia, Yo era la Madre de Dios; mas esto no me eximia de ser ‘mujer respetwosa para con el Bueno que para mi era companero ‘amoroso y hermano vigilante. Nuestra familia no conocié fisuras ‘en terreno alguno ni circunstancia. Nos amébamos santamente sien- do nuestra tinica preocupacién ésta: el Hijo. jOh! Jesis devolvi6, como sélo E! podia hacerlo, a mi José, cen la hora de su muerte, todos los consuelos, en pago de cuanio recibiera de aquel Justo.” Jess es modelo de hijos como José lo fe de maridos. Mucho fue el dolor que recib{ det mundo; mas mi santo Hijo y mi justo Esposo no me hicieron derramar otras ldgri- ‘mas que és motivadas por @ mi lado y yo quedé consti Hijo, no tuve ya por qué aparentar, callando, que no entendia Nadie, por tanto, podia sentirse mortificado de verse superado en ‘comprensién...» (Cuadernos del 43, p. 627-628). 3).- Bl texto de S. Lucas sobre la respuesta del Hijo a la ‘mujer que, para exaltar al Hijo, exalta a la Madre (Lucas 11, 27-28). «Refiere Lucas que, jer: «Dichoso el seno que maste». A lo que mi Hijo replicé: «Dichosos mas bien los que e+ cuchan la palabra de Dios y la ponen por obra». ser Madre de Jesus fue una gracia de la que no me era licito gloriarme. De entre los millones y millones de almas ereadas por el Padre, El, por un decreto suyo inexcrutable, escogié ta mia para que fuese sin mancha. No quiere el Eterno que yo me humi> Fy no conocié tregua ni tibieza sino que nunca fue tan: perfecto como cuando, apartado de Ella, me dié al mundo para el mundo coro Me- sias y Evangelizador mediante una segunda fiiacién. Y su tecera, subli ime y mistica maternidad se realizd cuando, en el desgarro del Golgora, me did a luz en la Cruz haciendo de Mi el Redentor de! mundo. «qQué hay ya entre th y Yo? Era tuyo en un principio, tinicamente tuyo. Tu me mandabas y Yo te obedecia, Te estaba sujeto. Ahora me debo a mi tAcaso no lo dije? «EI que ppone la mano en el arado y se vuelve a saludar a quien se queda, mano en el arado para abi zones y sembrar en el mano cuando me la arrancaron de alld para cla ¥ abrir con mi clavo torturador el corazon de mi Padre, consi- guiendo hacer salir de 41 el perdén para la humanidad. ‘Aquel ya olvidado por muchos queria decir esto: «Todo has sido para Mi, Madre, mientras fui Unicamente Jesis de Maria de Nazaret, tenigndote toda en mi espititu; mas desde que soy el Me- esperado, pertenezco a mi Padre, Aguarda un poco todavia y, ada que sea la misiOn, seré del todo tuyo; me tendras de nue” vo entre tus brazos como’ cuando era niflo y no habré quien te dispute ya a este tu Hijo, considerado un oprobio del género hu- mano que te lanzaré sus despojos para cubrirte a ti también del aprobio de ser madre de un reo. Después me tendris de nuevo ‘riunfante y, por uhimo, me tendrs para siempre, triunfamte ti también, en el Cielo. Mas ahora soy de todos estos hombres y del Padre que me envié a ellos» (Poem Se puede formular esta pregunta: no» en los cuatro textos antes referi df a ty yy ny Y, concluyendo, dijo Jess a la Valtorta «jGézate con mi Madre!» (Cuadernos det 43, p. 699). Y, tras inyitarla a sumergirse wen el azul paradisiacoy de Maria, anadi6: «Saldrés de él con el alma fresca cual si tam recién creada por el Padre... Saldrés de ét con tu ex luz porque te habris xdo en Ia Obra Maestra de rds de él con todo wrado de amor porque habrés ‘toate ‘a comprender cOmo sabla amar a Dios» (Poema, vol. 1. D. 29) Otro tanto nos ocurrird a nosotros si nos sumergimos ea Maria tal como nos lo describe la Vator. Advertiremos emo se refresca, ilumina y caldea nuestra alma. 8 fuses Ja Mariologia © cl alma de mi Madre, su verdadera y eterna belleza» (Poema, vol. V, B. 268-268), 7 jentémonos aa frboles en flor, cabe la casa, cab 4 ‘mos esta tienda ondulamte y salgan ondas de santidad y de de esta estancia virginal que nos saturen a todos nosotros... Si, Yo ign. Que perciba tus perfumes, Virgen perfecta, a fin de po- portar los hedores del mundo y poder ver candor tras satu. las con el tuyo.,. Aqui, Marziam, Juan, Esteban y vo. as, discipulas, totalmente de frente de la puerta abjerta de la asta morada de la mis ‘mujeres. Y vosotros, amigos mios, detras. Y aqui, vera, ti, querida Madre mia, s he dicho poco ha: ferna belleza del alma de mi Madren. Soy la Palabra y, por tal motivo, sé usar de la palabra sin error. He dicho: eterna, no inmortal. Y no sin un fin lo he dicho. Es inmortal quien, habiendo nacido, ya no mucte. De este ‘modo ¢s inmortal el alma de los justos en el Cielo y el alma de Jos pecadores en el Infierno, porque el alma, u ‘no muere sino a la gracia. Ahora bien, el alma tiene vida y existe desde el momento en que Dios la piensa (existe en el pensamiento de Dios). Es el pensamiento de Dios el que la crea. El alma de mi Madre la pensé Dios desde siempre. Por eso ¢s elerna ensamiento de Dios) en su belleza, en la que Dias derramé todes as perfecciones para ast recibir de ella delicia y consuelo. Se dice en el Libro de nuestro antepasado Salomén, que te antevid_y que, por ello, puede ser llamado tu proteta; «Dios me } eyo desde el inicio de sus obras, desde el principio, antes de Creacidn. Ab aeterno fui establecida, al 1eses hecha la Tierra... (Proverbios 8, 22- Si, Madre, a quien Dios, el Inmenso, el Sublime, el Virgen, cl Increado, cual gestante llevaba dentro de Si como’ peso suyo dulcisimo, con dolor para darte al mut ara ser Ja «Virgen». Perf Consejo de Dios que, mirindote, pudo perdonar la Culpa, porque 1 sola, por ti sola, sabes amar como toda ta Humanidad, ‘omada ién de Luz del Paraiso, Virgen de Ise » luntad ide ficada, hecha una con la Voluntad del Sefior. ¥ ef ta- lanaba con flores de amor, de pureza, de palmas de ss de Parma y de jazmii iz del amor que la Virgen de /enga mi Amado a su jardin y pruebe el fruto de sus manzanas... Descienda mi Amado su jardin, al bancal de los aro- mas, a apacentar por los jardines y recoger lirios. Yo soy para mi ‘Amado y mi Amado es para mi, El pastorea entre los tar 5, 1; 6, legaba una dos voces, al unisono, amor es mas fuerte que pueda haver que se extinga 0 anegue nuestro amor». Y la Virgen se transfiguraba asi i He agui que entonces se realizé - Y una puidica, la més casta de todas las mujeres, Aquella que desconocia el esti- mulo instintive de la came, se turbé ante el Angel de que hasta un angel curba la humildad y el pudor de la Virgen; y s6l6 se calmé al oirle hablar. Creyé y pronuncié la palabra por la que «su» amor se hizo Carne y vencerd a la Muerte, no habien- do waguas que puedan extinguirlo ni maldad que pueda sumer- Bitlo...». Jesus se inclina dulcemente sobre Marla que se ha deslizado sus pies como extitica al evocar aquella hora lejana, mostréndo- se luminosa con una luz especial que parece le exhale del alma, y con voz queda le pregunta: «{Cudl fue tu respuest mal, al que te aseguraba que, al ser Madre de Dios, no perderias tu perfeeta.virginidad?», Y Maria, como en sueios, lentamente, sonriendo, con los ‘ojos dilatados por un tanto fe ‘@jHe aqui la Esclava del Seftor! Que se haga de mi segin su Palabra» y reclina su cabe- za, adorando, sobre las rodillas del Hijo. Jo mismo que ano de la 3 dita? Es Madre para Ti, pero es mujer, y TU eres Dios...» dice el Tadeo. Jesus le responde): «(La veo) como hermana y esposa, como ¥y descanso de Dios y como consuelo del Hombre. Todo 0 veo y lo tengo Yo en Maria, como Dios y como Hombre. La ‘que era Delicia de la Segunda Persona de la Trinidad en el Cielo, icia tanto del Verbo como del Padre y del cia del Dios Enearnado, y lo sera del Hombre-Dios glorificado». ‘«;Qué misterio! {Dios, por tanto, se privé dos veces de sus complacencias al daros a Ti y a Maria a la Tierra...2» piensa el Zdore ‘«;Qué amor!, es lo que debes decir. EI amor es el que im- puls6 a la Trinidad’ dar a la Tierra a Jesis y a Maria» dice San- tiago. 4Y, no por Ti, que eres Dios, sino por su Rosa, jno teméis ‘a los hombres que son todos indignos de tutelarla?» pre: tesponde Jesiis—) te responde el Cantar (8, «El Pacifico tenia una via que la confié a los vinadores, + profanadores incitados por el Profanador, habrian en- tregado fuertes sumas por hacerse con ella, o sea, toda suerte de ‘ahagazas para seducirla, mas la hermosa Vina del Seftor se guards Por si misma, no quiso entregar sus frutos a otro que al Seftor ni abrirse sino al Mismo, engendrando al Tesoro sin precio: al Sal- vadorn (Poema, vol. VI, p. 946). También este segundo cuadro ¢s sencillamente delicioso la delicia de la Santisima Trinidad; la alegria y el consuelo del Verbo Encarnado, del Hombs la Via siempre bien custodiada que did todos sus frutos, exclusivamente al Senor y engendré al Tesoro sin precio: el Salva- dor; 4).- la delicia del Hombre-Dios glorificado. 3. El tercer cuadro: «El Arca de oro» Un nuevo cuadro de su Madre 10 pinté Jesis no mucho después en el discurso pronunciado en la sinagoga de Cafarnain sobre el «Pan de Vida bajado del Cielo». Los asistentes, al oir sus Palabras, se escandalizaron y murmuraron. Jesus entonces replic6 «Vuelve a hablar: «Por qué murmurdis entre vosotros? Si, Yo soy ef Hijo de Maria de Nazaret, hija de Joaquin de la estirpe de David, virgen =n 3 Nazaret) hay una Flor! (Es una Flor que vive solitaria amor para su Dios y para su Hijo! Es mi Ma. ¥ ya me dirds si hay criatura que se le ase- luso hasta en gracia humana, sobre la tierra. Hermosa es comparado con ta belleza que x Si un hombre brutal Ia despoj pero de la que le vino el Bien y ain mas le vea- dra con el correr de los siglos... En verdad te digo que la verdade- ra Casa de Dios, el Arca santa, es su Corazén al que have de velo a sobre la que forman un reclamo sus virludes» |. B. 293). En este pequeno «cuadro» se destacan més cosas. En primer singularidad y trascendencia de Maria sobre todas las cria- ino hay criatura que se le asemejen, Su singular ‘Su majestuosa Realeza: una Reina cubierta por completo de santidad. Su accién sobre manera ‘al mundo el Bien, el Salva- 10, su benéfico influjo salvifico a través de los «Ciudad de Dios», «el Arca santa» adornada S. El quinto cuadro: «La perfecta Esclava de Dios» Es un cuadro pintado por una joven profetisa hebrea de ‘weinta aios, Sabea de Carmel, de la estirpe de Aarén, de Betlech. Nos encontramos, como siempre, en el terer aflo de la vida a de Cristo, en una posesign de Zaqueo, cerca de Jered. Se presentes algunos Apdstole, escribas y discipulos. Una jo- ven mujer, tras haber hecho, con voz vibrante y ojos luminoses, inspirada por Dios, ef més subido elogio de Cristo, del Mesias Re- entor, pasa a hablar de Ja madre del mismo «Su You se hace potente como un_mandto: ra, pusblo de Dios, a tu Rey! jConoce su Rostro! Tienes de ta Ia Belleza de Dios. La Sabiduria de Dios ha tomado una " para instruirte. No son ya, pueblo de Israel los Protea blan del Inefable. Es EI mismo. El, que conoce 35 lo haces porque os alaba a Ti y @ tu Madre, lo que stimula tu orgullom, «Bscriba, recapa ¥o no conozco el org Con todo, sélo un demonio es el que puede hablar en ella para enaltecer asi a una mujer. YY jqué es en Israel para Israel la mujer? {Qué es sino pecado a los ojos de Dios? jLa seducida y la seductora! De no ser por la fe, costaria trabajo pensar que la mujer tiene alma, Por ser inmunda la esta prohibido acercarse al Samto. ;Y ain dice ésta que Dios bajé a clla...!» dice foro escriba escandalizado, coincidiendo sus compaferos con él ‘Sin mirar a nadie y cual si hablara consigo mismo, dice Je- sist «La Mujer hollard la cabeza de la Serpiente (Génesis 3,15). La Virgen concebird y daré a luz un Hijo que serd llamado Em- ‘manuel (Isaias Brotard un retono de la raiz y sobre El se posara el Espiritu del Seor (Isafas 11,1-2). Esta Mujer es mi Ma- dre. En honra de tu saber, recuerda y comprende, escriba, las pa- labras del Libro». Los eseribas no saben qué responder. Aqucllas palabras ellos hhabianlas leido mil veces teniéndolas por verdaderas, ;Cémo van ‘a poder ahora negarlo? Se callan» (Poema, vol. VII, p. 1700-1702). En este quinto y dltimo cuadro nos aparece Ja Virgen como «la perfecta Esclava de Dios» tanto en la Encarnacién del Hijo de Dios como en la redencidn del hombre y en su perenne y esplen- dorosa pureza, asi del alma como del cuerpo y digna por tanto i , confirma 10 elogio tributado por la joven sobre lo que sabes de Mi y verés que profetisa a su Madre Santisim M1 ‘Rayos Marianos En cl capitulo precedente hemos contemplado algunos «Cua 18 que reproducen el rostro sobrehumano, paradi- ynte de Maria Santisima, fesente, en cambio, contemplaremos los filzidos «ra~ yos» que emanan de’la «Mujer vestida del sol» (Apocalipsis 12,1), Tayos que proyectan una luz vivisima sobre la trascendental perso tna de la Virgen, poniendo ahora de relieve, bien, su singular mir 1. Billgidos rayos en «EI pocma del Hombre-Dios» Pasemos revista ras otro, a los diez vohimenes de la Obra. ip. 4), «Pa verdadera y’ tiniea de Parma y jazmin, ato y ciclamio unidos en uno s, todas tas flores de for: Marfa, en la que se compendia delicias (0 sea, (p. 30), la «Mujer la «Amada de Dios» 0 la santa de ta Cuidado de los . la Perla de Ja Flor del Cielo y de la Creaci 322). En el volumen IV. La Virgen es tra de los cristianos» (p. 1186) y es presentada como todas las mujeres... como el perfume de la mujer, pero perfume de la mujer santa» (p. 1224). En el volumen V. Es «verdaderamente Madre de los cris nos» (p. 24), «Estrella de la manana... Luna dorada de mi cielo» (P. 49), aun bancal de flores paradisiacas es su espiritu... y un Poema su aspecton (180), «Paloma suave de Dios... sublime miste- Fo de Dios» (p. 269), Aquella wen la que derramé Dios todas las pperfecciones para recibir de Ella delicia y consuelo», Aquella cuya Ima dulcisima nacié del Virgen (Dios) para ser la Virgen, Perfec cién de lo Creado, Luz del Paraiso», Aquella que por si sola sabe «amar como toda la Humanidad tomada en su conjunto no sabe amar» (p. 270), «Caricia del Eterno», «Salvacién del mundo», «la de Dios» (p, 271), la «Virgen mas pura que los lirios» Ella «es la Mujer con alma de nifo... la Mujer con alma «Su perfume de Virgen inviolada satura el Cielo y la Tierra» (p. $40), es «la toda Hermosa que hace de la Tierra un paraiso», «es el Lirio vivo en cuyo seno estén los tres pistilos de fuego de la Divina Trinidad» y cuya pureza «serd la perla del Pa- raison (p. S41), En el volumen VI, Maria Samiisima es Aquella euyo espititu fue «creado para delicia de Dios y del Universo» (p. 741), es «el manantial de agua viva que, brotando con impetu del hermoso ‘monte (el Libano), suministra el Agua de Vida a la tierra y se ele- va con su belleza perfumada hacia el Cielo» (p. 945), es wla Ala- banza viviente para Dios» y la «Esposa bienaventurada del Amor eterno» (p. 1107) En el volumen Vil. La Virgen «Tabernaculo santoy (p. 1407), y Estrella que reconduce los errantes al Altisimo» (p. 1582), «Ella arrebaté el corazén de Dios con uno solo de sus lati- dos de paloma» y «la belleza de su espiritu sedujo al Altisimo» (. 1700), wes el bello Astro de Dios desde su amanecer hasta su caso... Luz de los hombres para encontrar al Seor (p. 1701). En el volumen Vill. Maria Santisima es Aquella que «0 ‘quiere sino perdén por mas que Ella no tenga necesidad de éb», porque una madre perdona siempre» (p. 336), es Aquella que ale resurreosién final yd de todas las er 2, Ailgidos rayos en otros escritos.v En fos Cuadernos de I «Tabernaculo vivow (p. 25), » ala Santa de Jos Santos» y «el goz0 de todo el Parsison p84), Aquella que es segunda unicamente después de Dios 9 Ja Mujer «a la que no se le ahorré dolor algunoy por mis que como Ella debiera haber estado ija del Padre, Ia Madre del Hi ‘su fusién con la Trinidad es perfect pposee el poder, la inteigencia y la sabiduria de su Seftor» (p. 301 Ella es «la unica de los hijos del hombre que siempre se mantuvo perfecta» (p. 305), es la que «nunca se separé de Dios» y perma. necid unida a El «en un abrazo de amor que toenel ‘se anul6 en Dios al vivir sélo de es «Aquella que con su sactificio inicié la Redenci «Obra maestra de la creacién universal» (p. 307), Aguel testimonio del superamor misericordioso de Dios hacia el hombre» (p. 308), «la Virgen cuyo pensamiento fue gozo para Dios desde antes de que existiese el tiempo, 1a Virgen en la que se compendia Ja perfecciOn ereativa del Padre... de todas las flores del universon (p. 309), la «Generadora de Iglesia universal», «la Virgen que no conoce otro beso que el del ,, «a Redentora de la mujer y de los hijos de la muje ‘Aquella que «anula a Eva y se pone en su lugar para le fruto de la vida allé donde el enemigo sembré la semilla de mu te» y Aquella que al Verbo Encamado «no le hizo aforar el Ciclo ni el seno de su Padre» porque El encontré en fen nada distinto de aquel en que la Trinidad lleva a cabo sus finasy (p. 310), «verdadera Arca de la Palabra de Dios» «una Madre que es poderosa ante Dios por su dicién de Hija, Esposa y Madre de Dios», «la Vencedot nis» (p. 416), ntre las gentes a Criston (p. 440), ‘la Fuente de la que brota el Agua viva que asciende al Cielo y ‘nos proporciona el medio de st ta de cuantas Cruz para darnos la Vida» (p. 614), «Virgen «Madre del Redentor, es decir, Madre del do- ‘primera creyente» (p. 667), Aquella de invierno, pura como un alba de abril, santa como un grito an ‘gtico, humilde eual correspondia a la Vencedora de la Soberbia eterna» (p. 698). En los Cuadernos de 1945 a 1950 se le llama a Maria «Amor de Dios Uno y Trino» y «Medicina para todas las enferme: eli 41 jeciéndolo» (p. 274), sinstrumento del Senor» (p. 324), «Reina y Maes ‘que ama el Sehor» (p. 336) del Cielo licado y santo de las Obras (. 348), En las Lecciones sobre la Epistola de Pablo a los Romanos (de 1948-50) la Virgen se nos presenta como wAquella que, aun siendo de carne, fue Serafin», como «el Arca dil ardiendo en la caridad mis ira alguna nacida de hombre» en el que Dios gust de la tarde, « ura y fuerte que jamés {(p. 93), «el segundo Paraiso sar con la Inocenecia en el y puro jardin de delicias» (p. la que «tuvo a Dios en tualmente sino como carne viva» y Aquella que mistica al pie de la Cruz» y que «aleanzé la cum! dad» (12 de octubre 1943), «la Portadora de la Esperanza d. hombre» (10 enero 1944), «la Madre, la mas excelsa Mujer de la Creacion» (2 febrero 1944), «la Toda Gracia» y «la primera’ de las, Después de toda est £08, posticos a la ver y t reflexiones olija Ietania de apelatives honorii- logicos, afloran esponténeas estas dos En ninguno de los Padres, Iplesia aparece una floracién i demuestra la fecunda genialidad de los escritos valtortianos. 2). Todos estos apelativos, tomados en su conjunto, consti- luyen por si solos un haz de rayos luminosos que, partiendo todos, como de una fuente luminosa, de la trascendental personalidad de Maria, ponen de manifiesto su singular mision de Madre, tanto de Una Teologia c mnas bella de fodas las palabras: ia Tue la mas amada y Tercera Parte Quien es Maria is de la May tana 1 Maria Santisima en ta eternidad fue la » que estuvo en ras dela cl corazén de Dios, “a Esto es, fue Aquella en la que, entre todas las personas y las cosas que habria de crear, Dios pens6 en primer lugar; Aquella a la que EI am primero desde la eternidad. En este sentido Maria Samtsi. si se la considera en relacién con todas las demas puras criaturas, 1, Maria «Segundogénita del Padres ira Sefora es la «segunda» (después de Cristo) y la pri ‘mera (entre todos los demds), 0 sea, la primera entre todas las pu. la contemplacién y complacencia del Eterno; perfeccién natural y sobrenatural; Redencién del mundo (como Redimida y Corre: 4) en Ia Resurreccién; ©) en el eterno afecto de Dios. a) «Segunda, después de Cristo, en la’ contemplacién y ‘complacencia del Eterno. El Verbo, ademas de ser wel Unigénito» del Padre, es llama- do asimismo «Primogéniton, no porque el Padre haya tenido otros hijos de naturaleza porque mediante El y en El «todas las cosas fueron hechas» (Juan 1, ¥ visto todo en El, Ver, bo Eterno y futuro Cristo... por el cual es también el primero de las personas y cosas creadas: todas fueron ordenadas @ su Mas, inmediatamente después de Cristo, con anterioridad @ «Segundogénita del Padre», porque ronta de Dios (—escribe la Valtorta—) aparecia im- del Padre lo estaba de modo superior» (Poema, vol. I ‘Maria (—escribe la Valtorta en una nota—) es da segunda» entre los hijos de Dios, habiendo estado preseate ab acterno con sus futuras acciones en la Mente divina junto a Cristo ‘que, por medio de Ell, habria de tomar Carne, para llevar a cabo, Len re En efecto, todas las perfecciones se reducen @ dos grandes perfee- cropos: perfecc cion del alma y del cuerpo) y pe Ella akeenzo toda la perfeccién propia de una (Azarias, p. 357) ‘o) «Segunda», después de Cristo, en ta Redencion « en la reden- completa mientos de irgen —como luet ‘a la persona la obra del Redent 45 tores» de sus hermanos y, al mistico de Cristo que es la Igk mo tiempo, miembros del cuerpo ) «Segunday, después de Cristo, en la Resurreccion GonY @8 segunda en fa resurreccién, porque aun siendo past ble al dolor como Corredentora, no podia ser pasible a la muerte de la Asuncion, est4 tomado en sentido —segiin la Vi ‘no hubo separacién po de la Virgen sino Gnicamente separacién del espiritu del cuerpo fa causa de un «éxtasis sublime; por lo que la reunién fue la del espiritu (y no la del alma) con el cuerpo de Maria. Por ¢s0 inica- ‘mente se habla aqui en sentido lato de resurreccidn. Una «tesurrec- cidn semejante es la que era debida a la Virgen por su asocia- cidn, como Corredentora, al Redentor en toda la obra de nuestra salvacion, Indisolublemente unidos en la lucha (es decir, en la Re- dencién que es un dominio de Sat sobre muerte), ubo de es uunida sobre el pecado y Ja muerte, ©) «Segundan, después de Cristo, por afecto eterno ‘Geeoneluye la nota—) por afecto eterno tamente amado desde jdad y durante la eternidad en sus Tres Personas, amo a su Esposa y su Madre Santi- La clave, la razén suprema de ser de toda la singular gran- deza, de toda la singular perfeceién de Maria Santsima ha de bus- cearse en el singular amor de Dios Uno y Trino hacia Elia desde ia Trinidad, antes que nada, se ama infini- siendo éste su primer amor. Mas, después de fa Samtisima Trinidad amé, antes que haberse amado a si a ningin otro, a Mai por tanto, de este segundo amor de la Trinidad Santisima hacia Maria ha de fen el hecho de que cada una de las Tres Personas de I ima Trinidad vela en Ella a la persona més p. 39). Y hace notar ia dedicd una particular precisamente a esta identidad de cometides y de destino con su Madre y concreté en ella la razin de extender que se refieren princi cya, desde sus comienzos, en la que se dice de relaci6n existente enire nidad. EI Cardenal Bea, tras aducir el texto del libro de los Pro- verbios: «EI Senor me tuvo consigo desde el inicio de sus empre- sas...» (8,22) y el del libro del Eclesiéstico: rimogénita con anterioridad Jos & Maria, no cabe atribuir tales referencias a una combinacion (acomodacién) 0 a una itencionadamente arbitraria. Por sus plegarias asismismo y, sobre todo, por las de la Liturgia, se encuentra la Iglesia bajo la direcsién del Espiritu Santo y con raz6n, un antiguo dicho afirma que la ley que regula la plega- la —lex orandi— es la misma que regula la fe —lex credendi—. Las razones de tal relacién deben necesariamente ser bien profun- das y han de buscarse en la situacién de reciprocidad existente, por ssricia voluntad de Dios, entre Maria y su Hijo divino. Y, efecti- vamente, El consejo de Dios que asigné al Hijo, hecho hombre, su puesto en el universo y en la humanidad, lo extendié también jgualmente a Aquella que debia de estar @ su lado en su misién y en la realizacion de la al mundo y colaborar con El, en posicién eminent dencion. Si el Sefor le dice al profeta Jeremias: «Antes de que Yo te formase en el vientre materno, te conoci... y te df como profeta a las gentes» (Jeremias 1,5), con mayor razén habria que {ener por cierto, en relacién con la que es mds excelsa que todos Jos Profetas y toma parte en la Redencién mucho més intimament, aque se fijase, desde la eternidad, sobre su persona, sobre su misidm y sobre su posicidn en el mundo, la mirada —si resulta lieto hae blar en términos tan humanos refiriéndose al Seftor del Dios tambien exponer las ra io de sus obras, ra, Estas razo- amor de oF de todas 9 su perdén para haber de tener a la Virgen Virgen Santa, la Virgen Inmaculada, la Virgen Enamorada, la Hija Amada, Madre Purisima, la Esposa Amorosa! Mucho es lo que Dios os 4i6 y tanto més Yo que os habria de dar con tal de poscer a la Criatura de sus delicias, al Sol de su sol, a la Flor de su jardin, Y tanto mis continiia déndoos en atencién a ella y para gozo de Ja misma, porque su gozo se vuelca en el de Dios aumentén- dolo con resplandores que colman de destellos luminosos la gran agro divino, creado por el deseo del Dios Trino de ite explosion de alegria de la Virgen» (Poema, vol. Cuarta razén: porque Maria debia ser «la razén del perdén ‘que hubo de haber». Ademds de haber sido la razén que indujo a Dios a perdonar a la humanidad la destruccidn que merecié con la culpa, Ja Virgen fue también «la razén del perdén» concedido @ la humanidad culpable, Dice Jesus: «...La Mente Suprema, que nada ignora, sabia, antes de que el hombre existiese, que éste habria de ser ladrén y homicida de si mismo. Y porque la Bondad Eterna carece de limi- tes en su bondad, antes de que la Culpa se produjese, ideo el me- dio para anularla, El medio: Yo, el Verbo. El instrumento con et ‘que hacer del medio un instrumento operante: Maria. Y la Virgen fue ereada en el pensamiento sublime de Dios. Todas las cosas fueron creadas para Mi, Hijo querido del Padre... Mas Yo debia de ser Carne ademis de Espi ne para sublimar la carne, ‘que ahora. Porque ser Carne nece- de que el Padre hhubo de crearse su Espo- sa y decile... viendo el, Error y contemplando a la Sin Error: ue cancelas la amargura de Ia desobediencia hu- mana, de la fornicacién humana con Satands y de la humana in- id. Yo me tomaré contigo la revancha sobre Satands’».. «Silba, Satands, tu odio mientras Ella nace. ;Te ha vencido esta Nina! ‘Antes de que ti fuese el Rebelde, ef Tortuoso y el Corrup- tor, eras ya el Vencido y Ella tu Yencedora» (Poema, vol. 1, P- 32.35). so eternidad puesto a ta Dios Uno y 1 31 Padre, Maria debe ser considerada en el tiempo, Ella llena de si 3pO y asi se encuentra: del tiempo (0 sea, de en ef transcurso del tiempo que la precedié; en la ‘ple- nitud del tiempo; en el transcurso del tiempo que la sigue y en cel final del tiempo. A) Maria Sanuisima al inicio del tiempo El tiempo tuvo su inicio con la creacién det universo, acac- comienzo del tiempo: «in principio», Santisima estuvo presente para Dios creador, no sélo acién de todas las cosas sino también en la prueba tanto ‘Angeles como de los hombres, 1, Maria presente en 1a creacién de todas tas cosas Dios, al crear todas las cosas del universo, pensé en Maria, est0 es, la tuvo presente de tres maneras: a) como modelo de las ‘mismas (como causa ejemplar); b) como su fin (causa final de la imera entre ellas, cual Obra Maestra de weado poder, sabidurla y bondad divinas. a) Dios, al crear todas las cosas, tomd por modelo a Maria 4Yo te miro (dice Dios Padre a Ia Virgen) y comunico el azul de tus ojos al mar y al firmamento, el color de tus cabellos ano santo, tu candor al lirio y el color rosado, como este tu le seca, a la rosa; copio las perlas de tus dientes diminutos, hhago las dulces fresas contemplando ‘ovejas y los corderos, vera mientras formo las ceuencas de los mares y de los rios, alzo las montafas tinéndolas de nieves y de selvas, mientras siembro los cereales, los drboles y las vides... Corre, vuela, y el mundo, que ponte Ja luna bai ida estelar de la Galatea. Son par: 3 ©) Dios, al crear todas las casas, contemplo a Maria como Ja primera todas ellas, cual «Obra Maesira de la creacién universal» Por eso Maria es la mas subida ex do poder, sabiduria y bondad de Dios. para la creacién del universo. Aunque toda la obra del Padre, al crear da, no hubiera servido sino para acoger a Mari habria tenido su razén de ser, por cuanto la tal que Ella atestigua, no ya la sabiduria nicamente y el poder’ sino también el amor’ con que Dios creé el mundo». ‘En la Virgen «se compendia la perfeccién creadora». La Virgen 5 la flor de la creacién més bella que todas las flores del astro vivo ante el que parecen apagados los soles creados» (Cua- dernos del 43, p. 307 y 309). 2. Maria presente en la prueba, tanto de los dngeles como de los hombres ‘Ahora bien, ademas de en Ia creacién de todas las cosas, Maria Santisima estuvo presente en la prueba (ademés de en le ) como de los hom lugar, cred un los dos primeros se Eva, de los que seria descendiente Mari ‘«iReina y Maestral De los hombres. Mas también de los Angeles» (Azarias, p. 336). 'b) Después de haberlos creado (Angeles y hombres) para ser sabditos de la Reina del universo, Dios les adorné de gracia y los honor de hijos suyos, haciéndoles participes de su natura Jeza divina y poniéndoles en un Paraiso de delicias: al Angel ca cl Paraiso celestial («en el Cielo», Azaréas, p. 337) y a los hom: bres (los dos primeros) en el Paraiso terrenal, para que viviesen cn la caridad, en Ja amistad divina y, tras haber superado In prac ba, tras haber tributado a Dios «el amor que El exige y merece» (ibid. p. 338), pudiesen ser admitidos al premio de la gloria celes tial, aia plenisima y perfectisima felicidad. La «prueba» de los _ ‘Angeles consistié en.el hecho de haberles propuesto, Dios la adoras % He aqui entonces que, alzando desde el abismo de la desolay ‘cin nuestra contemplacién de la Divinidad jo la caritlad ghsoluta de los Angeles, exnados, ymo se puede estar: de puro esi” probado (on a em un angel puede pe Espermentainos qu la voberia' ere nosis. Teminos gue nadie, a Sia dado gue Loser haba fdian fusratteneronts qu no. pensébames hasta di 7 y 1702; vol. 1X, p. 307; vol. X, p. 360-361; Azarias, p. 264; Ro- bla de la y de Ella se hat «La nueva Eva fue conc paradisiaco manzano (Génesis 1 diseurso pronunciado en Belén el primer ato de su vida publica (sobre los escombros de la casa de la mujer ejecutada ppor el Rey Herodes por haber hospedado a los que se decian pa- dre y madre del Mesias), Jesis se introdujo con una referencia a la profecia del Protoevangelio. Jess hace resonar la plaza con su. potente voz. Se dice en el Génesis (3,15): «Yo pondré enemistad entre ti y la mujer... ella te aplastard I cabeza y ti la insidiards en su calcataln, Y se dice también: «Yo multiplicaré tus congojas y espinasn (Génesis, tarde, en yen el jor Ia mafana, reproduci de Ja antigua Raquel, repetido por bocas y més bocas de madres Y he percibido el ulular del dolor de Jacob reproducido en el de enen esposa porque el dolor s¢ ser tal y hallarse destinada a ser el taberndculo sobre el ques abr de posar la Gloria de Dios, el Fuego de Dios y su Amor Encarnado, ha desencadenado és "Pondré enemistad entre pondrd bajo y til insidiards su calcanal’. {Qué enemistad: mayor que quella que tiene por objeto los hijos y el corazén de la mujer? Y zqué pie mas fuerte que el de la Madre del Salvador? He aqui por qué resulté natural que Satands, vencido por su odio a 1a Mar ‘no contra el caleafal sino contra el ¢O> licados afanes de perder 10s hijos - 39 jer, ast también es justo que ent de anular una pagina escrita por Sat de una Mujer. Y puesto que Sata el Bien en el mundo, Se ha is y esto lo hard lanzard eternamente (Le preguntan:) «;Cuindo?» (¥ Jesis responde:) «En verdad 0s digo que su voz baj6 ya de los Cielos endonde eternamente cantaba su aleluya, iSerd mas excelsa que Judit?» (le preguntan) «Mis excelsa que todas las mujeres» (responde). 4 ,Qué hard? {Qué hard pues?» (replica pureza absoluta y humidad absoluta. Con esto se erigird reina y vietoriosa...» (Le preguntan:) «lestis, no es acaso tu Madre la mds gran- de por haberte engendradod?» (Y responde Jestis:) «Grande es aquel que hace la voluntad Cualquier otro mérito proce- todo suyo y sea por ello ben- dita» (Poema, vol. VI,’ p. 853-856). También en las «Lecciones sobre la Epistola de Romanos» hay una luminosa referencia al Protoevangel el hombre, alzando de nuevo su mirada al Ciel buscando a Aquel que tan justamente habiale echado, comprendié nuevamente que sélo Dios podia consolar su dolor, colmar su deseo de amor, levantar sus fuereas morales con las es- was cternas y con la promesa depositada en Adén a la ver le ser vencido y de que tucién de su estado de los Cielos, ha- jendo Virgen, daria 2 Gracia y, por ende, de la herencia del Rei jase de realizar m Mujer que, Juz al Emmanuel, al Salvador y Redei He agui entonces cémo Ia ereacién, sujeta a Ja vanidad y, progresar hacia su perfeccién fi- infador sobre Ia materia, reert- hacia su fin, a todos los cuales hh Be es umbién la que va de ésta al reino de las dow (Romanos, . 219) 0

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