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Jessica Miranda
La causa principal por la que frecuentemente ocurre este tipo de situaciones dentro de la
“Iglesia Fuego de Dios” es porque no existe un conocimiento solido de la palabra de Dios,
por otra parte se puede observar que no hay una manifestación de crecimiento y madurez
espiritual de la mayoría de los creyentes que son puestos en la programación para la
dirección de los servicios. Por lo antes expuesto pueden surgir consecuencias tales como:
distorsión en el propósito del culto, falta de edificación a los creyentes, confusión de los
recién convertidos, mal testimonio a las personas no creyentes que son invitadas a
participar en los servicios de la congregación.
Objetivo general
Objetivos específicos
Diagnosticar las principales causas que afectan el orden en los servicios de oración
de la “Iglesia Fuego de Dios”
Las teorías de los valores se despliegan propiamente en el s. XIX. Más no por eso
dejó de ser antes preocupación de los filósofos el problema del valor. Se suele mencionar a
Protágoras, Platón, S. Agustín, S. Tomás, Hume, Kant, como testimonios de ello. Pero la
distinción entre ser y valer, por una parte, y la captación del valor por el sentimiento, por
otra, fueron las tesis que marcaron el hito de dichas teorías como escuelas filosóficas
modernas. Los verdaderos precursores de la Teoría de los valores, en el sentido apuntado,
han sido Lotze, Nietzsche y Brentano.
Nietzsche (m. 1900). Enseña el valor preferente de los impulsos vitales sobre la
razón, así como la subversión de todos los valores y el culto del individuo de gran estilo
(superhombre). Lo bueno es lo noble: lo que cuadra al carácter y a la raza del superhombre.
Lo malo .es todo lo que está a tono con el esclavo y el débil. Sólo aquel que es creador sabe
lo que es el bien y el mal, puesto que hace creadoramente que lo uno sea bueno y lo otro
malo. La historia es una dinámica de creación y aniquilamiento de valores. Tres son los
puntos fundamentales de su Teoría de los valores: primacía del valor sobre cualquier otra
noción; origen del valor en la voluntad de poder; vigencia de una tabla de
valores establecida al ser transmutados todos los valores para todo hombre.
Pero es la figura decisiva de F. Brentano (m. 1917) la que más influiría en la formación de
la Teoría de los valores.
Meinong (m. 1921). La teoría sobre los valores es subjetivista: para él, una cosa
tiene valor cuando nos agrada y en la medida en que nos agrada. Es necesario partir de la
valoración como hecho psíquico; tal hecho es siempre un sentimiento, el tal lleva a su vez
implícito un juicio de existencia. En toda valoración se produce un estado de placer o de
dolor, basado en el juicio existencial. Aunque el valor es puramente subjetivo, mantiene, no
obstante, una referencia al objeto a través del juicio existencial. Un objeto tiene valor en
tanto posee la capacidad de suministrar una base efectiva a un sentimiento de valor.
Posteriormente, hizo menos radical este subjetivismo: un objeto tiene valor en cuanto un
sujeto tiene o debe tener algún interés por él. Meignon admite por su teoría del objeto ideal
la objetividad de algo irreal, como el valor, que es independiente del sentimiento que un
sujeto puede tener acerca de él. Incluso llega a afirmar la relación del valer con el ser. El
valor de un objeto no puede depender de que se lo desee o apetezca: se desea lo que no se
posee, pero se valora únicamente lo existente poseído. Aunque valoramos también lo
inexistente, al valorarlo sólo afirmamos que si el objeto llegase a existir nos produciría un
sentimiento de agrado. Por tanto, hay un valor actual que tiene presente al objeto que
provoca el agrado y un valor potencial que tiene ausente ese mismo objeto. Así, pues, el
valor de un objeto consiste en la capacidad para determinar el sentimiento del sujeto, exista
o no exista aún tal objeto. Pero el fundamento último del valor es el sentimiento de agrado.
Ch. Ehrenfels (m. 1932). Su postura es una respuesta a la de Meignon. “El valor de
una cosa reside exclusivamente en el deseo que despierta; por tanto, el valor se identifica
con la apetibilidad. Entonces, la medida o patrón del valor es la intensidad del deseo. El
valor es la relación entre el objeto y el sujeto; en virtud de tal relación conocemos que el
sujeto desea efectivamente al objeto, o por lo menos que el sujeto puede desearlo en caso
de que esté convencido de la no existencia del objeto. Es decir, una cosa es valiosa no sólo
cuando es capaz de producir un sentimiento de agrado, pues en ese caso serían valiosas sólo
las cosas existentes. Valoramos también lo que no existe como la justicia y la bondad
perfectas. Por tanto, el fundamento del valor no se encuentra en el sentimiento de placer o
agrado como sostiene Meignon, sino en el apetito o deseo: las cosas son valiosas porque de
no existir o de no poseerlas, las desearíamos. Cuando hay una representación fuerte y
completa del ser del objeto, entonces la relación sujeto-objeto despierta en nosotros un
estado sentimental más intenso que la representación de la no-existencia de ese mismo
objeto. Valor es siempre la relación entre un objeto y la disposición de apetencia de un
sujeto.
Con Meignon y Ehrenfels nace, pues, una tensión en el enfoque de los valores
(subjetivismo-objetivismo del valor) que de ningún modo concluiría con ellos.
BASES LEGALES
1 Corintios 14:23 “Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en
lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?
1 Corintios 11:34 “Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os
reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere”
El apóstol Pablo les recomienda a los corintios a no abusar de la cena del Señor y a
mantener el orden en la liturgia. La diferencia entre la cena del Señor y la fiesta llamada
ágapes era grande. Esta última era con el fin de comer y compartir con los demás hasta que
todos estuvieran saciados; pero la cena del Señor no tiene ese fin, más bien el pan y el vino
que se dan son solo una pequeña porción simbólicas con el fin de recordar los
padecimientos de Cristo y agradecerle lo que ha hecho por nosotros al otorgarnos esta
grande salvación. Por eso les dice que cuando se reúnan para celebrarla deben mantener el
orden y esperar a que todos estén presentes, tanto ricos como pobres, y si alguien tiene
hambre que coma en su casa porque la cena del Señor no es un banquete para saciarse y así
no se estarán condenando por su actitud irreverente.
CAPITULO III. NATURALEZA DE LA
INVESTIGACIÓN
Tipo de investigación
Diseño de la investigación