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embargo de vin libro de ecetas mjlagrosas al ust, sino ; Fl libre de bolsillo Fr sag A ‘embarizaso como pura contarlo? ,Ha dejado de contarle ‘alguien una experiencia personal por imor a ‘desmerecer en si estima? Se ha mentido en alguna ‘asin dicigndoss a si mismo que alga hecho ddesgraciado en realidad no le afeeta en absoluto? Si es fast, pede estar usted haciéndose dao, no por #1 echo de haber tenia malas experiencius ex sino pow no poder expresarlas, JAMES W. PENNE®A ER intenta mosirar en este fib ot pesier weapéutico y los saludables efectos emacionales de la comunicacién interpersonal, en cosereto Hel heelo de confit nuestris cexperioncins negauivasu los demas. No se trata, sin , de i 6 que combina et rigorcientiico con la canacidad divalgativa ye dimeasi6n aplcade. El autor ‘explica sus propas investigaciones sobre fos els, ‘mocionals de la comunicacién de ineluso cologual preseatando gran cuntidad de ancidotes ilustrativas.einstrueciones pectic, lo cual, unido 8 «sida se cent, hace de EL. ARTE DE CONSIAR IN.LOS DEMAS un libro asequible y sil, no sl pare profesional o el estudiante, sino tambien pl lector genera a feloriegs om Phere eel Z aay gz: Alianza Editorial --< a ton. ae i aa : < ee James W. Pennebaker: Elarte de confiar en los demas El Libro de Bolsillo Alianza Editorial Madrid ‘Titulo original: ze Hinde oii: Opening wp, Te Healing Power of Conf in Others © 1980 by James W. Pennebaker, Ph. D. © cut: Alma toi SA, Maid, 1994 vuca de Tena, 15, 28027 uf éf Renate Madrid; teléf. 741 66.00 Lee ‘M. 31.550/1994 Impreso en Ferndndez Ciuds 5. Printed in Spain ae Pretacio Alguna vez ha guardado un secreto demasiado emba- razoso como para compartitlo con otros? @Ha cludido quizé relatar una experiencia personal por suponer que los demas se podrian formar una mala opi- nion de usted? No le ha sucedido en alguna ocasién que ha hecho a un desconocido una confidencia muy intima que no se ha- bria atrevido a confiar ni a sus mejores amigos? @Se ha querido usted engafiar a si mismo, asegurandose ‘un importante acontecimiento ocurrido en su vida no Ie ha llegado a afectar?, 0 incluso, ¢se ha querido conven- cer de que no pasé en realidad? Si le han sucedido alguna de estas cosas, es muy posible que se esté usted haciendo dafio a si mismo, no porque haya experimentado un contratiempo, sino porque no ha sabido expresarlo, “Todos somos seres humanos hechos de la misma pasta, 9 ag James W. Pennebaker nuestras vidas oscilan entre las buenas rachas estimulantes y las horas bajas devastadoras. Generalmente podemos adaptamos a los buenos momentos, el problema radica en Ios malos. La mayoria de nosotros tenemos que enfrentar- nos a una o varias experiencias muy duras en nuestras vi- das: la muerte de un set quetido, un divorcio, un despido, tun crimen..., la lista es interminable. La forma de encarat dichas situaciones determinara nuestra felicidad durante los meses y afios siguientes. Este libro habla sobre la revelacin de nuestros secretos mas dolorosos y de cémo ésta puede afectar a nuestra sa lud. He escrito la presente obra desde el punto de vista de un investigador, mas que desde el de un terapeuta o médi- co. Mis estudiantes, colegas y yo mismo hemos tratado de aprender cémo y por qué la salud puede mejorar al desve- lar un secreto intimo. En nuestra empresa, hemos trabaja- do con miles de personas de todas las edades y anteceden- tes. En otra ocasién, me hubiese dado por satisfecho con la publicacién del resultado de nuestras investigaciones en algunas revistas especializadas y hubiese continuado tra- bajando en otro proyecto; pero este trabajo ha sido dife- rente. La naturaleza de la confesi6n y la inhibicién es algo demasiado relevante para la vida de mucha gente aqui y ahora, Ademés de las aplicaciones directas de la cuestién que estamos tratando, puede asimismo arrojar alguna luz sobre ciertos aspectos de la naturaleza humana. Con esta obra, he querido satisfacer tanto a los posibles ectores que busquen informacién sobre algunos traumas, como a aquellos otros interesados en los campos de la psi- cologia y la medicina, Espero que lo que voy a exponet le resulte ttl en el caso de que usted en este momento se en- cuentre viviendo una situaci6n de trastomo personal, aun- que la causa haya podido tener lugar hace mucho tiempo. Como podra comprobar, escribir o hablar acerca de sus experiencias puede mejorar tanto su salud fisiea como mental. Tenga en cuenta, sin embargo, que no estoy ven- Elarte de confiar en los demis a diendo un remedio milagroso, sino difundiendo algunos hallazgos importantes que pueden serle titles para afron- tar sus problemas, fruto de las investigaciones tanto en nuestro laboratorio como en otros centros. El segundo grupo de personas a las que va dirigida esta obra esta formado por los interesados en la mente, el cuer- po y la psicosomatologia. Durante los iiltimos afios, el proyecto en el que he estado trabajando me hace pensar Gue el traducir los hechos a lenguaje pueda afectar a las funciones cerebrales e inmunolégicas. Si usted siente cu- tiosidad por las relaciones entre la mente y el cuerpo, acompéfieme en mi reflexién sobre las razones por las que no hablar de los traumas puede resultar dafiino y negati- vo, mientras que expresarlos verbalmente contribuye a su bienestar fisico. Cuando lean este libro, les ruego que asu- mmian que los experimentos mencionades son generalmen- te més complejos que los sumarios que presento. He in- Cluido al final del libro un capitulo con notas en el que se discuten algunas cuestiones particulares y que a la vez proporciona referencias més concretas para posteriores wee Te argo de todo el libro, hago referencia a varios su ‘Alo largo de todo el libro, hago referenc’ » jetos a ime aoe he estudiado o entrevistado. En todos: los casos, y con el fin de preservar su anonimato, he cambia- Go tanto sus nombres como otros signos 0 rasgos que pu- diesen identificar a dichos sujetos. Ademés, he transcrito de memoria o utilizando anotaciones algunas citas de las conversaciones realizadas. No obstante, la esencia de cada tuna de las historias es cierta y esta basada en personajes reales. : ‘Ademas de con los cientos de personas que han interve- nido como sujetos experimentales en nuestras investiga- ciones, tengo una inmensa deuda de gratitud con otros muchos individuos que me han ayudado en este proyecto. Quisiera expresar mi agradecimiento especialmente a mis Ieales y entregados estudiantes, que han consagrado meses a James W, Pennebaker en algunas ocasiones afios— de sus vidas a la realiza- én de los experimentos en los que se basa este proyecto. ‘Mis ideas sobre salud y confesién han recibido un fuerte influjo de las discusiones que he tenido con mi mujer, Ruth Pennebaker, y mis colegas Dan Wegner y David Watson. Aparte de los significativos comentarios de los mencionados, también agradezco las observaciones reali- zadas sobre algunos pasajes concretos de mi manuscrito por las siguientes personas: Laura Carstensen, Rebecca Eder, Gergen, Maria Guarnaschelli, Joyce Saenz Harris, Bob Ornstein, Roxi Silver, y Carol ‘Travis. Las investigaciones en la que se basa este trabajo no po- drian haberse Ilevado a cabo sin el importante apoyo de mis colegas y la administracién de la Southern Methodist University. He,prestado mucha atencién a los consejos y a Ja amistad de Mike Best y otros miembros del Departa- mento de Psicologia de la S.M.U. También tengo una deu- da, tanto por las ideas aportadas, como por el apoyo teci- bido, con la facultad y los estudiantes del Departamento de Psicologia de la Universidad de Stanford durante mi estancia en 1989. Por iltimo, esta investigacién no hubie- ra podido llevarse a cabo sin las becas concedidas pot el National Science Foundation y el National Institutes of Health, | | | { Capitulo 1 Confesién e inhibicién: los orfgenes de una propuesta e istaran l Nue- es de que los expatioles conquistaran el ve Mando los indios de Ameren del Norte y del Sur a- ban elaborado rituales de confesién en los que los miem- bros de la trbu revelaban a los demas las transgresiones gue habian cometido. De hecho, los rituales de confesion s©encuentran hoy en dr presentss en a mayora de se jones, tanto occidentales, como orientales vtseSmmero cada ver mayor de estadounidenses page millones de délares a terapeutas y grupos de autoayu on cl fin de poder confir sus puntos de vista mas intimos elmundo. “eeee¥eae a “Gran cantidad de personas escriben en diatios y car- tas sobre sus pensamientos y sentimientos més profun- dios, pero no sevelan a sus amigos més cercanos, aquellos Con los que tienen un contacto diario, su faceta mas per- al. eek ; “Oss frecuente que la gente revele aspectos intimos de si B a James W. Pennebaker mismos en aviones, autobuses y trenes a completos desco- nocidos. aPor qué en todas partes la gente desea contar las hist rias que no ha revelado nunca a nadie? ¢Existe algin tipo de impulso hacia la confesin? ¢Es saludable para nose. tos mismos que divulguemos nuestros pensamicntos y sentimientos més profundos o intimos? Y por el contra- rio, ges insalubre no divulgar el aspecto privado de nues- tra vida? Personalmente este tipo de preguntas me han fascinado desde hace mucho tiempo. A finales de los se tenta, emprendi un vasto proyecto de investigacié fin de obtener algunas respucetas, ee Los principales descubrimientos de dicho proyecto indi- can que guardarse o inhibir deliberadamente nuesttos pen- samientos y sentimientos puede constituir una ardua em- presa. Segiin pasa el tiempo, la inhibicién va minando de manera gradual las defensas del organismo y, como otros factores que producen estrés, puede afectar a la funcién in- munol6gica, ala actividad del coraz6n y a los sistemas vas- culares, incluso al funcionamiento bioquimico del cerebro y al sistema nervioso. En resumen, guardar en exceso los pensamientos, sentimientos y comportamientos puede pro- dlcie iesgos de suftr enfermedades mas o menos graves ‘Mientras que la inhibicién es potencialmente dafina, confrontar nuestros pensamientos y sentimientos més timos puede producir beneficios extraordinarios para la salud, tanto a largo como a corto plazo. La confesién, ya ¥ sea escrita o hablada, puede neutralizar muchos de los problemas de la inhibicién. Mas atin, el escribir o hablar sobre hechos que nos inquietan puede influir en nuestros valores basicos, nuestros patrones diarios de pensamiento, y nuestros sentimientos acerca de nosotros mismos. Rest miendo, parece que existe algo parecido a un impulso a la confesién. No desvelar nuestros pensamientos y senti- mientos puede resultar muy nocivo. Por el contratio, di- vulgarlos puede ser saludable. OL ponpee Darrucrdd Waller 7 Quer - El arte de confiaren los demas 15 Estas son las ideas bsicas del presente libro. Pero atin hay mucho més. Antes de entrar en detalle en el tema de Ia naturaleza e implicaciones de la confesién, voy a expli- car cémo me llegué a interesar por este asunto. Hlace va- ios afios me fascinaban tres fenémenos que en apariencia no se encontraban relacionados: el placer de hablar, la na~ turaleza de la deteccion de mentiras, y cmo afectaba el papel de la auto-comprensi6n a la relacién mente/cuerpo. Al combinar las observaciones realizadas sobre estos tres fenémenos adquiri las bases de un modelo fascinante so- bre la inhibicion y la confrontacién. En un principio, mi formacién era de psicdlogo social, es decir: se basaba en el estudio de las actitudes y compor- tamientos sociales. Después de graduarme, me encontré ensefiando psicologia general a una clase de trescientos novatos en Ia Universidad de Virginia. Como los estudios graduados hacen hincapié en las habilidades relacionadas con la investigacién y no en las de ensefiante, adverti rapi- damente que las demostraciones en clase constituyen una estupenda forma de enmascarar la propia falta de conoci- mientos sobre un tema. Ademés, si se plantean correcta- mente, pueden conseguir que el ejercicio de la docencia vaya patejo a la realizacién de una investigacisn. En una de las primeras clases que tuve, dividl a los estu- diantes en pequefios grupos de sujetos que no se cono- cfan, Una vez que se hallaron en sus grupos cotrespon- dientes se les pidié a cada uno de ellos que conversaran de Jo que quisieran durante quince minutos. Como era de es- perar, hablaron de sus pueblos natales, de por qué habian venido a la universidad, en qué residencia de estudiantes vivian, de los amigos que tenfan en comin, del tiempo y otros asuntos relacionados; es decir, la tipica charla de as- censor. ‘Al concluir los quince minutos, todos volvieron a don- de normalmente se sentaban y estimaron cuanto tiempo habia hablado cada uno de los miembros del grupo, si éste Es James W. Pennebaker les habia gustado, y en qué medida habfan aprendido de 41, Gracias a dicho trabajo y otros levados a cabo poste: riormente, legué a dos conclusiones relativamente sor- Brendentes, En primer Fuga cuanto més hababa wna persona, mas le gustaba el grupo y en segundo, los que més hablaban, afirmaban en mayor cantidad que habian aprendido del grupo, En otras palabras: como miembro del grupo, cuanto mas se domine la conversacién, mas se afirma que se ha aprendido acetca de los demas, | En general, preferimos hablar que cscuchar La mayora de nosotros encontramos que comunicar nuéstros senti- mientos ¢s una experiencia de aprendizaje sumamente go- zosa. Al poco tiempo de este episodio me introdujeron en el mundo de la deteccién de mentiras. Hasta ese momento me habia interesado cémo se sentian los estudiantes cuan. do hablaban de asuntos triviales con sus compafieros de clase. En cambio, a partir de entonces empecé a poder averiguar qué es Jo que ocurria psicol6gicamente a la gen- te en el mundo real cuando hablaban de los erimenes que Podian ono haber cometido. (ay algo estremecedoramente magico con respecto ala deteccién de mentiras. Policias, ie de péquer y pa- dres han sofiado siempre con maquinas que pudieran leer de manera precisa los pensamientos de los demés, Una cruda aproximacién a este magico detector de mentias ¢s el poligrafo, un instrumento que esta midiendo continua- mente divetsos indicadores fisiol6gicos tales como el tit- mo cardiaco, la presin sanguinea, la caclencia respiratoria y la transpiracin en las manos. En las tarcas policiales, los exdmenes poligrificos y otros métodos similares de deteccién de mentiras parten de la idea de que cuando los sospechosos intentan enpa- fiar a las personas que les estan interrogando, sus niveles de estrés biolégico aumentaran en comparacién con los momentos en que dicen la verdad. A pesar de que nume- Elarte de confiar en los demas v7 rosos estudios sefialan que las tcnicas de empleo del po- ligrafo son més precisas que el azar para conseguir cazar a aquellos sospechosos que verdaderamente son culpables, distan mucho de ser perfectas. No obstante, aunque parezca increible, el verdadero valor del poligrafo es el de propiciar las confesiones. Un experto en la utilizacién del poligrafo puede utilizar las respuestas biol6gicas de un sospechoso a vatias cuestio- nes como un indicador de cuales fueron las preguntas que causaron el mayor grado de ansiedad. Una vez que han sido aisladas las preguntas «calientes», el experto puede hacer ver al sujeto lo siguiente: «De verdad que... cteo lo que ha dicho, pero la maquina muestra una enor- me conmoci6n cuando usted respondié a tal pregunta, apor qué cree que ocurre?». En mas de la mitad de los ca~ sos, aquellos sujetos que pretendian engafiar al experto intentarén racionalizar sus respuestas fisiol6gicas, y mu- chas veces al hacer esto entran en contradiccién con las historias que han contado anteriormente. Al final, cuanto mis se les hace enfrentarse a estas contradicciones, més probable es que se desmoronen y acaben confesando el crimen, Debido a mi interés por las respuestas fisioldgicas a los factores que producen estrés, se me invit6 a dar una serie de conferencias a algunos de los mejores expertos en téc- nicas poligraficas del FBI, la CIA, y otras agencias secretas de las que ni siquiera habia oido mencionar el nombre an- teriormente. De este modo, tuve la fortuna de poder in- vertir varias jornadas en conversar con dichos expertos acerca de su trabajo. En conjunto, estos sujetos eran ex- traordinatiamente listos y perceptivos. Lo que ms me im- presioné de estas conversaciones fue la existencia de un tipo de experiencia comin en muchos de estos expertos, ocurrida en el interrogatorio de algunos de sus sospecho- 808, y que yo llamo efecto de confesién poligrafica. La primera persona en llamar mi atencién sobre este 18 James W, Pennebaker efecto fue un experto poligrafo que trabajaba en San Francisco. Dicho experto me hablé de una prueba a la que se habia sometido un vicepresidente de una entidad banearia, de 45 afios, sospechoso en una investigacién de malversacién de fondos. Cuando se le sometié por prime- ra vez al examen poligrafico, su ritmo cardiaco, presién sanguinea y otros niveles fisiol6gicos eran bastante altos. Esto es normal tanto en gente inocente como en sujetos culpables, puesto que dicha prueba se percibe habitual- mente como algo amenazador. No obstante, el experto sospeché que el vicepresidente estaba mintiendo, o no de- cia todo lo que sabia, debido a que sus niveles fisiolégicos aumentaban atin mas cuando se le preguntaba acerca de algunos de los detalles de la malversacién. Mediante la re- peticién de preguntas y «pinchéndole», el vicepresidente finalmente se derrumb6 y confes6 haber desfalcado 74.000 délares en seis meses. De acuerdo con el procedi- miento ordinario, una vez que el vicepresidente firmé una confesi6n escrita se le volvié a someter al examen poligré- fico con el fin de estar seguros de que su confesién no era un engafio. Al conectarle nuevamente al conjunto de apa- ratos utilizados para la medicién se observ6 que sus nive- les fisiolégicos generales eran muy bajos. Sus manos ya no sudaban, su ritmo cardiaco y presién sanguinea eran ex- tremadamente bajos y su respiracién permanecfa lenta y relajada, Me parece evidente la ironfa que encierra esta situacién: el individuo habfa entrado como un hombre libre en la oficina del experto, podia sentirse a salvo puesto que sabia que los datos obtenidos del examen poligréfico no serian admitidos por un tribunal, pero sin embargo acabé confe- sando. Como consecuencia de dicha confesién su carrera profesional, financiera y su vida personal estaban al borde del colapso, seria con casi toda seguridad condenado a prisién, pero a pesar de todo ello era un hombre relajado yen paz consigo mismo, De hecho, cuando llegé un poli- Elarte de confiar en los demas » cfa para esposarle y conducirle a la carcel estreché ama- blemente la mano del experto y le agradecié todo lo que habfa hecho. En diciembre, este experto en poligrafia re- cibi6 una expresiva felicitacin navidefa escrita por el an- tiguo vicepresidente, el remite era el de una cércel estatal. ‘Atin cuando los costes sean altos, confesar acciones que han violado nuestros valores personales puede reducit la ansiedad y el estrés fisiolégico. Si dirigir la conversacién / en un grupo sucle resultar divertido, el hecho de revelar [-pensamientos y sentimientos escondidos puede tener un | efecto liberador, incluso aunque ello nos conduzca a la \cateel. ) Condgney to Hlubo un tercer fendmeno que tuvo mucho que ver con mi interés por la confesién ya salud. Estd relacionado con Ja propia esencia de la intuicién psicolégica y la ligazén entre la mente y el cuerpo. Posiblemente, fue el haber pa- decido asma en mi infancia lo que me atrajo al campo de la psicosomatologia. Yo creci en el oeste de Tejas, un lugar muy seco y llano. Durante mi adolescencia, los ataques de asma se convirticron en un ingrediente basico de la época ventosa del invierno, pero no de los periodos ventosos de la primavera, verano u otofio, que eran igualmente fre- cuentes. Me convenei de que estos accesos de asma esta- ban causados por el polvo y el polen que llegaba proce- dente de Nuevo México y de Nevada. En la universidad nunca tenia accesos de asma, excep- to cuando regresaba a casa durante las vacaciones de Na- vidad, lo que continué achacando al polen y al polvo. Sin embargo, durante mi tltimo afo en la universidad, mis padres vinieron a visitarme a Florida a finales de noviem- bre. El mismo dia en que llegaron padeci varios ataques asmaticos. De repente, me di cuenta de que se trataba de algo mas que polen y polvo. Sin lugar a dudas, los conflic- tos con mis padres estaban en conexién con mi sistema respiratorio, Pero lo mas interesante es que una vez que comprendi la relacién entre mis padres y el asma, nunca ® James W. Pennebaker mis volvi a suftir este tipo de dolencia, lo que resultaba absolutamente desconcertante. Desde hace mucho tiempo se sabe que el asma, la respic raciGn asmatica silbante, la congesti6n y otras alteraciones de tipo respiratorio estan relacionadas con conflictos psi- col6gicos. De hecho dos pioneros en la medicina de tipo psicosomitico, Harold G. Wolff y Stewart Wolf, dieron a conocer efectos de esta clase en un libro que tenia un titu- Jo bastante curioso: La nariz (conjuntamente o por separa- do, publicaron otra serie de obras con titulos como: El do- lor de cabeza, El colon, y por supuesto, E! estémago). En tuna serie de destacados estudios producidos a lo largo de dos décadas, Wolff, Wolf y colaboradores desarrollaron la entrevista de estrés, en la que se les planteaban a unos vo- Iuntarios una serie de preguntas psicolégicamente amena- zadoras mientras que se registraban todos los cambios corporales de importancia. La entrevista de estrés es una especie de versién médica del examen del detector de mentiras. Existe una serie re- ducida de temas de ambito psicolégico que explican los problemas psicosomaticos en la mayoria de los casos. Por ejemplo, habitualmente las entrevistas de estrés actuales tocan temas relacionados con el sentimiento de pérdida, de rechazo, la sexualidad, los problemas con los padres, traumas incontrolables y el fracaso. Dependiendo del pro- blema de salud que tenga el sujeto, el entrevistador puede medir la tensién muscular en el cuello (en aquellos sujetos que sufran de tensién y dolores de cabeza), la presin san- guinea y el ritmo cardiaco (en aquellos hipertensos), la ca- dencia respiratoria 0 el consumo de oxigeno (en los que suftan de problemas respiratorios 0 ataques de panico), 0 cualquier otro de las decenas de indicadores biolégicos existentes, Como rapidamente comprobaron Wolff, Wolf y toda tuna generacién de investigadores en el campo de la psico- somitica, existen distintos conflictos psicologicos relacio- El arte de confiar en los demas a nados con algunos cambios especificos de nuestro cuerpo. La presién sanguinea de una persona puede aumentar cuando el sujeto se ve obligado a discutir acerca de la muerte de sus padres, mientras que otro sujeto puede res- ponder a la misma situacién comenzando a suftir una mi- bravia. Un tercero puede no mostrar ningtin tipo de cam- bio biolégico ante el tema de la muerte, pero puede reac cionar sclectivamente ante cuestiones relacionadas con la sexualidad. . . El hecho de que muchas —podriamos decir que casi todas— las enfermedades tengan un importante compo- nente psicosomatico no es ninguna sorptesa. Mas extrafio ts el hecho de que raramente percibamos en nosotros mis- mos la relacién entre los hechos 0 acontecimientos psico- lbgicos y la enfermedad, Sin embargo, cuando nos hace- mos conscientes de ello, a menudo el desarrollo de la en- fermedad toma un cariz, més positivo. “Por qué estamos tan ciegos ante muchos de los precur- sores psicolégicos de la enfermedad? Uno de las causas estriba en nuestra habilidad para percibir relaciones de causa-efecto. Cuando ocurre algGn acontecimiento, de forma natural buscamos la causa en algo que haya prece- dido a dicho acontecimiento Sure segundos 0 todo lo més algunas horas. Si nuestro coche no arranca por estar descargadla la batesia, culparemos del estado actual de la bateria al frio 0 a nuestro propio olvido de apagar las lu- ces, No tiene sentido que nos pongamos a pensar en la manera en que condujimos el coche hace dos semanas. Pero nuestro cuerpo es algo totalmente diferente: si nos acatarramos, muy posiblemente no tenga nada que ver con el tiempo que hizo la noche anterior 0 con lo que he- mos desayunado esa mafiana, puede que nuestro sistema inmunolégico se haya visto afectado por la ruptura, una semana atrés, de una relacién importante, * . ‘Otra razén que explica nuestra miopia con respecto a las relaciones causales entre las cuestiones psicol6gicas y la v 2 James W. Pennebaker enfermedad es la negacién, Casi todos nosotros hemos evitado enérgicamente pensar, en alguna ocasién, en ex- petiencias desagradables, Algunos asuntos son tan dolo- TOSos que nos engafiamos a nosotros mismos y pensamos que no existen. Sigmund Freud sostenia que con el fin de apartar de nosotros la ansiedad y el dolor psicol6gico uti- lizamos toda una serie de mecanismos de defensa, como son la negaci6n, los comportamientos compulsivos y has- ta el explayarnos extensamente sobre los sintomas fisicos. Elhecho de suftir ataques de respiracién asmatica cuando se est cerca de los padres de uno, o suftir dolores de ca- eza cuando uno se encuentra en situaciones sexualmen- te amenazadoras pueden ser achacados sin ningtin peligro a causas puramente fisicas (polen o cafeina). Generalmen- te,se evitard admitir as Juchas que existen en relaci6n con Ja autonomia o sexualidad de uno mismo cuando se pue- dan encontrar explicaciones alternativas menos amenaza- doras. Afortunadamente, una vez que somos conscientes de las causas psicolégicas de un problema de salud recurren- te, tal como dolores de cabeza, de espalda o asma, los pro- blemas hasta cierto punto tienden a disminuir. Existen va- rias razones para que esto ocurra. Una vez que vemos la base psicol6gica de un determinado problema de salud podemos utilizar este trastomo como una sefial de alarma, Al concentrar nuestras energias en la reducci6n de la car sa del desasosicgo, resolveremos més rapidamente las cuestiones psicol6gicas subyacentes que quizés al princi- pio ni siquiera considerébamos como algo digno de lla- marse problema. Otra raz6n por la cual la comprensién de la relacién causa-efecto resulta beneficiosa es que hace més predecibles los problemas de salud, y por lo tanto més controlables. Las percepciones de control y predicti- bilidad de nuestro mundo son un aspecto esencial de una buena salud psicol6gica Una de las primeras experiencias en la que descubrt } ft eaaeisiess |} 2 esta relacién a veces casi invisible entre un acontecimiento psicol6gico y una reaccién biolégica fue con Warren, un brillante estudiante que habia sido el encargado de pro- nunciar el discurso de despedida de su clase de instituto. Después de haber sacado buenas notas durante el primer afio y medio en la universidad, de repente se vio aquejado de ansiedad ante los examenes. A mitad del cuarto semes- tre empezé a suspender todos los examenes. Enseguida se le colocé en situacion de vigilancia académica y posterior- mente se le oblig6 a dejar la universidad, Durante el afio siguiente Warren visit6 a un terapeuta especializado en tratamientos del comportamiento. Varias semanas de adiestramiento en relajacién y modificacién de la conduc- ta no lograron ninguna mejora substancial. Un afio des- pués Warren me visité y me explicé su dificil situacion. ‘Accedié a ser entrevistado acerca de su vida mientras re- gistraba su ritmo cardiaco, No fue hasta afios después que aprendi que para la mayorfa de las personas el ritmo car- diaco no era el indicador psicolégico més fiable. Afortuna- damente Warren era una excepcién. Durante la primera entrevista de una hora de duracién se hizo evidente que el, cuerpo de Warren contaba una historia completamente ferente alo que Warren decfa. En la pagina 24, la tabla demuestra que el ritmo cardiaco de Warren aumentaba de manera notoria cada vez que se mencionaba el tema del divorcio de sus padres. Ningiin otro hecho afectaba el rit- mo cardiaco de manera parecida, A pesar de que Warren afirmaba que el divorcio de sus padres no le habia afecta- do, se trataba de un hecho importante para él. En efecto, Ja primera vez que se enteré de que se habian separado fue aproximadamente una semana antes de comenzar a sentir ansiedad ante los examenes. En Jos dos afios en los que se Je trat6, nunca establecio la relacion entre sus malos resul- tados académicos y el divorcio de sus padres. Cuando se le mostraron los datos obtenidos de su ritmo cardiaco, Wa- tren se quedé pasmado, A lo largo de los siguientes dias 24 James W. Pennebaker Hecho. Ritmo Cardlfaco Comentarios de Warren Giertos desacuerdas con res- Novia 7 < ppecto a la sexualidad, pero es- tamos unidos. Cursos en ma ‘La mayorfa han sido interesan- Ja universidad tes... los exdmenes ya son otra cuestion. Suspender 76 Hasido un duro golpe para mi los examenes ego. No me lo puedo explicar. Padres 84 Hasta el divorcio éramos una familia unida, Eldivorcio 103 No fue nada del otro mundo. delos padres Ahora son mucho mis felices El futuro 79 ‘Me asusta. No puedo soportar Inidea de volver a suspender. discutié primero conmigo y posteriormente con sus pa- dies sus sentimientos de célera y desesperacién. A pesar de que todavia guarda ciertos resabios de estos senti- mientos, su sensacién de anstedad previa a un examen ha desaparecido. Muchas veces permanecemos ciegos a las causas y co- relatos psicol6gicos de nuestras dolencias. Muchas enfer- medades y problemas de salud recurrentes tienen un com- ponente psicosomatico. Tener conciencia, 0 al menos cier- ta intuici6n, de las bases psicologicas de una enfermedad puede conttibuir al proceso de curacién. Si somos cons- cientes de los conflictos que influyen sobre nuestro cuer- po, podremos actuar para vencer estos conflictos, 9° Estas fueron las primeras piezas del rompecabezas. Cuando hablamos mucho en un grupo, afirmamos que Va roren >? La inbibicién afecta la habilidad de pensar— La inhib El arte de confiar en los demas 2 disfrutamos y aprendemos de ello. Después de confesar tun crimen, nuestro cuerpo y mente parecen relajados. Nuestra salud mejora una vez que entendemos la relacién que existe entre un acontecimiento psicolégico y un pro- blema de salud recurrente, JO eX fave loot Cada uno de estos fendmenos se reficre al estado psi- cal6gico en el cual nos retraemos en vez de abrirnos. Se- gin mis estudiantes y yo empezabamos el estudio siste- mitico del binomio retraerse-abrirse, comenzaba a surgir un marco de otganizacién. Aunque dicho marco todavia esti desarrolléndose, se puede resumir de la siguiente ma- nera: , —® La inbibicion es un trabajo fisico— Inhibir activamente los pensamientos, sentimientos 0 comportamientos pro- pios requiere un trabajo de tipo fisiol6gico. La inhibicion activa implica que se ha de refrenar conscientemente, guardarse o de alguna manera esforzarse en no pensar, sentir 0 comportarse de cierta forma. > La inbibicién afecta a los cambios biolbgicos a corto plazo ya la salud a largo plazo.— A corto plazo, la inhibicin se refleja en cambios biol6gicos inmediatos, tales como un aumento iracién, tal y como vimos que podia ocurrir en las pruebas con detectores de mentiras. Segtin va pasando el tiempo, el trabajo desarrollado por la inhi- bicién acttia como una fuente acumulativa de estrés sobre el cuerpo, aumentando la probabilidad de enfermedad y de otros problemas fisicos y psicolégicos relacionados con elestrés, Se puede considerar a la inhibicién activa como uno de los muchos estresores generales que afectan a la mente y al cuerpo. Obviamente, cuanto mas trabajo em- plea una persona en inhibir algo, mayor sera el estrés al que se ve sometido el cuerpo. 26 James W, Pennebaker cién activa va asociada a cambios potencialmente nocivos en nuestra forma de pensar, Cuando nos guardamos para nosotros importantes pensamientos y sentimientos asocia- dos con tn hecho, generalmente no podemos llegar a pen- sar en ello de manera amplia e integradora. Por ejemplo, al no hablar de determinado suceso inhibido, normalmen. te no lo trasladamos al campo del lenguaje; esto nos impi- de entenderlo y asimilarlo, y como consecuencia, esas im- portantes experiencias que estan siendo inhibidas posible- ‘mente vean la luz en forma de murmuraciones, suefios y trastornos de pensamiento similares. EI polo opuesto a la inhibicién activa es el de la con- frontacion. Al no poder disponer de un término mejor, utilizamos el término confrontacién para referimnos al he- cho de que unos individuos piensen o hablen abierta y de- liberadamente acerca de sucesos importantes para ellos a Ja vez que admiten sus emociones, Confrontar psicolégi- camente los traumas permite superar los efectos de la in- hibicién, tanto fisiolégica como cognitivamente. ~* La confrontacion reduce los efectos de la inhibicin— El hecho de abrirse y confrontar un trauma reduce de mane- ra inmediata el trabajo fisiol6gico de la inhibicién, Duran- te el proceso de confrontacién se reduce de forma inme- diata el estrés biol6gico producido por la inhibicién. Con el paso del tiempo, si los sujetos contindan confrontando sus traumas y, por lo tanto, llegan a resolverlos, se produ- ciré una bajada en los niveles generales de estrés presentes en su organismo. La confrontacién obliga a volver a pensar los bechos— Confrontar un trauma sirve para que la gente llegue a comprenderlo, y en éltima instancia, a asimilarlo, Al hi blar o escribir acerca de una experiencia previamente in- hibida, los individuos trasladan el hecho al campo del len- guaje. Una vez pertenece al dominio lingiifstico resulta EL arte de confiar en los demés 27 mas fécil comprender la experiencia para, finalmente, de- jarla atrds. Cuando comenzamos a planteamos estas ideas, tanto tis estudiantes como yo mismo nos sentiamos exultantes. Senos ocurrieron toda una serie de experimentos que po- dian probar y extender nuestro marco teérico. A pesar de la existencia de bases teéricas similares en autores como Atistételes, Freud y otros psicdlogos contemporiineos, muchos de mis colegas consideraban el enfoque basado en el binomio inhibicién-confrontacién como demasiado extremo y hasta quizas radical. Otros lo acogieron con en- tusiasmo, La divisién de opiniones que provocé el primer trabajo me llevé a la conclusién de que merecia la pena se- guir investigando. Después de una tumultuosa reunién con diversos cole- gas en la que discutimos los puntos a favor y en contra de Ta inhibici6n, legué a casa de excelente humor y cuando estaba entrando alegremente por la puerta, soné el teléfo- no, Se trataba de mi hermano, que es disefiador grifico, quien llamaba para preguntarme qué tal me iba. Muy ex- citado, comencé a contarle algunos aspectos de este nue- vo enfoque en el que estaba trabajando y sus posibles re- laciones con Ja salud, la psicoterapia, la religin, y otros muchos detalles. Sin’ inmutarse por mi grandilocuencia, mi hermano comenz6 a preguntarme acerca de aspectos especificos del marco teérico de la inhibicién-confronta- cin. Una ver finalizada mi exposicién se hizo un silencio y finalmente mi hermano pregunté: «Eso es todo?, ey para eso tanto lio? Todo el mundo sabe eso» En cierto modo tiene taz6n. Sabemos que hablar acer- ca de nuestros problemas puede ser beneficioso para no- sotros. Peto también sabemos que debemos sonreir y ver la vida de manera positiva, También somos conscientes de que gimotear y quejarnos de nuestros problemas no nos llevaré a ninguna parte. En otras palabras, en esta época 28 James W. Pennebaker en que la psicologia de la autoayuda es tan popular, se pueden encontrar a menudo juicios comtin que pretenden explicarlo todo y que resultan ab- solutamente contradictorios entre ellos. Segiin desarrollé- bamos las investigaciones en el campo de la inhibicién- confrontacién, tanto mis colaboradores como yo mismo nos fbamos dando cuenta de que algunas de las ideas ba- sadas en el sentido comtin eran més ciertas que otras. En efecto, algunas eran completamente falsas, En lo que que- da de este libro me gustaria compartir con ustedes algunas de las observaciones que hemos hecho a lo largo de nues- tros estudios. enl sentido | Capitulo 2 La inhibicién como una amenaza para la salud Unie Core te niger us baw Anpalurcte. of crm peler bene ele recaeinn boo carr Atel nln, Vivimos en la época de Ia inhibicién. Los afios sesenta y el comienzo de la década de los setenta fueron tiempos en los-que uno se dejaba Hevar, se hacia lo que se quetia, como se queria y se tomaban las cosas con tranquilidad. Ahora no fumamos, no bebemos, no tomamos drogas, no tenemos aventuras sexuales, no ingerimos alimentos con mucha grasa, no nos divertimos. Hemos aprendido a sen- timos a gusto haciendo footing, tomando comida sana € insipida y acosténdonos temprano. Una de las pocas emo- ciones que todavia nos queda es la de mirar por encima del hombro a aquellos que no son capaces de inhibir sus instintos tan bien como nosotros. Es la era de Ja nueva vireud. Siempre ha sido algo normal inhibir algunos pensa- mientos, sentimientos y comportamientos. A los dos afios se aprende a inbibir cl vientre y su vejiga, de la misma ma- nera que los adolescentes generalmente controlan sus im- 29 30 James W. Pennebaker | pulsos de violar y cometer pillajes. Para Freud, muchos de nuestros comportamientos esencialmente naturales, como pueden ser el sexo y la agresién, han de ser controlados por el bien de la sociedad. La inhibicién es el cemento de Ja sociedad. Las investigaciones tanto con animales como con seres humanos han concluido que existen dos tipos de inhibi- La inhibicién activa requiere es- fueraéi-es necesatio que dediquemos nuestra atencién mental ano hacer determinada cosa. Cuando empezamos una dieta, hemos de inhibir de manera activa nuestros im- pulsos de comer o hasta de pensar en comidas apetecibles. La inhibicién pasiva ocurre de manera automatica, sin un esfuerzo consciente. Después de haber logrado durante unos meses frenat con éxito nuestras ansias de comer, qui- zas seamos capaces de ver a alguien comer una gran copa de helado sin ni siquiera pensar en imitarle. Por lo tanto, mediante la practica el trabajo inicialmente dificil de la in- hhibicién activa se transforma en una forma mis pasiva de inhibicisn. Un ejemplo fascinante, que tuvo lugar realmente, acer- ca de la distincién entre inhibicién activa y pasiva es el ex- puesto por Stanley Schachter, un investigador particular- mente agudo de Ja Universidad de Columbia. Schachter se mostraba perplejo por una paradoja de la que eran vic- tima las personas que intentaban dejar de fumar o perder peso. Esta bien documentado que tan sdlo entre el 10% y el 30% de las personas que se inscriben en programas para dejar de fumar o para perder peso siguen estando «cutadas» al cabo de un afio de haber participado en ellos. Por lo tanto, algunos médicos y terapeutas afirman que fumar y comer en demasfa son’ cuestiones prictica- mente imposibles de controlar de manera permanente. Sin embargo al entrevistar a sus amigos y colegas, Schach- ter comprobé que la mayoria de las personas que habjan intentado dejar de fumar o perder peso lo habian logrado. El arte de confiar en los demas Bt Mediante la realizacién de entrevistas y después de veinte afios de investigacién, Schachter llegé a la conclu- sién de que la clave para controlar los comportamientos no deseados es la prictica. En efecto, la tipica persona que hha dejado con éxito de fumar durante varios aijos es la misma persona que nos dice que lo ha intentado varias ve- ces. Al comienzo, dejar de fumar constituye una forma de inbibici6n activa. A menudo resulta doloroso y va asocia- do con diversos sintomas de retraimiento, Con el paso del tiempo y con la préctica, poco a poco se va haciendo mis facil dejar de fumar 0 perder peso sin pensar en ello o sin realizar mucho esfuerzo. No deberia de extrafiamnos entonces el hecho de que un programa determinado para dejar de fumar 0 para perder peso tenga éxito tan slo parcialmente. Los traba- jos de Schachter indican que cuantas més veces se some- ta una persona a este tipo de programas mis probable es que finalmente logre su objetivo. Si trasladamos las con- clusiones de este trabajo a la vida corriente, podemos afirmar que si una persona ha tratado infructuosamente de dejar de fumar, beber, comer o satisfacer algtin otro tipo de comportamiento no deseado, debe volver a inten- tarlo. Cuantas més veces trate de dejarlo, més sencillo le resultaré, Con la practica se pasaré del enorme trabajo cee eceaee Aaa ei ccpaeteae ecm cee supone la inhibici6n pasiva. Los que estén interesados en el estudio de los problemas asociados con la inhibicién activa deben comenzar por estudiar a aquellos sujetos que tratan de adelgazar mediante dietas. La mayoria de los adultos se preocupan por su peso y frecuentemente recurren a medidas extremas con el fin de inhibir sus ga- nas de comer. Al final de los afios setenta, planeé comen- zar a estudiar la inhibicién entrevistando a la gente para hacerme una idea de los tipos de dietas que la mayoria utilizaba y la efectividad relativa de sus técnicas de pérdi- da de peso. Sin embargo, antes de empezar el proyecto y 2 ‘James W. Pennebaker después de haber discutido el tema con mis alumnos, cambié mis planes. Corria el afio 1979 y una de mis estudiantes se quejaba de su compafiera de habitaci6n, quien cada noche comia copiosamente, para a continuacién vomitar todo lo ingeri- do. Les conté esta historia a algunos de mis investigado- res, con la idea de mostrarles las cosas tan increfbles que podian ocurrir en la vida. En el transcurso de la siguiente semana, al menos la mitad de los miembros de mi equipo investigador hablaron en privado conmigo para confesar- me que ellos también comian en exceso habitualmente para, a continuacién, vomitar lo ingerido. He aquf un fe- némeno del que nunca antes habfa ofdo hablar y que pot lo visto afectaba a un ntimero bastante importante de es- tudiantes universitarios. La pregunta que me hacia era, equiénes son estas personas y por qué lo hacen? ‘Tuve la suerte de que Billy Barrios —un psicdlogo clini- co interesado en trastornos del comportamiento— tuviera su despacho en mi mismo pasillo. Barrios y yo, junto a un grupo de estudiantes, decidimos investigar este trastorno relacionado con la comida. El primer paso fue el de dise- fiar un gran cuestionario en el que se le preguntaba a la gente acerca de su infancia, su historial relacionado con las comidas, amigos, cosas que les produjeran estrés, su imagen corporal, y salud en general. Debido a que nues- tras encuestas preliminares sefialaban que este trastomno eta padecido mayoritariamente por mujeres, decidimos enviar cl cuestionario mas amplio y completo solamente a mujeres. El cuestionario fue contestado por més de setecientas mujeres universitarias que realizaban estudios de psicolo- gia en las Universidades de Virginia y de Mississippi. En general, un 10% de las encuestadas vomitaba la comida como método dietético, mientras que un 40% fueron cla- sificados como personas que realizaban una dieta normal, puesto que lo.que hacfan era contar las calorias de los ali El arte de confiar en los demas 33 mentos y vigilar lo que comian. Nuestros resultados acer- ‘ca de este trastomo en la comida, que al poco tiempo re- cibirfa el nombre de bulimia, desvelaron aspectos insospe- chados y muy intetesantes. Esencialmente las personas con problemas de bulimia eran similares a las que realiza- ban dietas y no eran bulimicas. Las personas bulimicas y Jas que realizaban dietas normales habian tenido infan- cias, imagenes con respecto al cuerpo, preferencias en cuanto a comida, etc., parecidas, La principal diferencia estribaba en que las bulimicas habjan intentado diferentes dietas y todas ellas habian fracasado. Llegamos a la con- clusién de que la bulimia era una forma extrema de reali- zar una dieta. Pero por extraiio que parezca, el principal problema de Jos bulimicos no era el hecho en si de realizar una dieta. El problema estribaba en que el ciclo de comer y vomitar es- taba llevando a estas mujeres a adoptar una vida secreta. En efecto, en las entrevistas personales realizadas a dos docenas de mujeres bulimicas, casi todas ellas reflejaron de manera esponténea la enorme cantidad de tiempo y es- fuerzo que se requerfa para ocultar sus habitos con res- pecto a la comida tanto a sus amigos intimos como a su fa- mmilia, Todas ellas vivian en una mentira y eso les molesta- ba, De hecho una de las primeras mujeres a las que entrevisté me explicé llorando que habia dejado de salir con sus amistades. Su habito de comer y después vomitar era algo sumamente importante que no explicar alos demas. En cuanto se encontré sola no paraba de comet. En esta época a Barrios y a mi nos intrigaba el hecho de que la mayor parte de nuestros bulimicos estaban enfer- mos casi todo el tiempo. De hecho iban al médico por dis- tintas razones casi dos veces mas que el estudiante medio. Nosotros pensamos, de manera infundada, que éstar constantemente vomitando aumentaba los problemas de salud al provocar una deshidratacién que a su vez traia 34 James W, Pennebaker consigo problemas en los sistemas cardiovascular e inmu- nol6gico. Al recordar ahora este asunto, me doy cuenta de que esa explicacién justificaba s6lo algunos de los proble- mas de salud de estas mujeres. Sin embargo otto factor importante era probablemente la fuerza de la inhibicién activa. La mayoria de las mujeres con las que trabajamos pen- saban que no podian contatle a nadie sus habitos de comi- da, Estaban escondiendo deliberadamente un importante secreto a todas aquellas personas que conocfan. Las fuer- zas de la inhibicién estaban contribuyendo a la estresante vida de dichas mujeres. Experiencias sexuales traumiticas en Ia infancia Mi carrera investigadora con respecto al tema de los trastomos de comida fue efimera. Aunque me habia topa- do con el proceso de inhibicién, no era consciente de ello. Paradéjicamente la importancia del proyecto de la buli- mia tuvo poco que ver con la comida. Una noche mientras, disefidbamos el cuestionario del estudio sobre la bulimia, un miembro del equipo de investigacién, Pam Grace, su- girié que incluyésemos un item sobre experiencias sexua- les trauméticas durante la infancia. No existia ninguna ra- z6n en particular para esta pregunta, pero nos parecié in- teresante. Por Jo tanto al final del cucstionario, que constaba de doce paginas, inchuimos una pregunta que rara vez hacen los investigadores: Antes de tener 17 afios, ztuvo alguna experiencia sexual traumatica (pot ejemplo, violaci6n, acoso sexual, etc.)? SI NO. Para sorpresa nuestra, alrededor del 10% de las muje res universitarias respondieron que si. En general, las mu- El arte de confiar en los dems 5 jeres que respondieron afirmativamente a esta pregunta no diferian de las demas en términos de edad, clase social, raza o ntimero de amigos cercanos. De hecho, las perso- nas que eran bulimicas tenfan la misma posibilidad de ha- ber sufrido un trauma sexual que las que no lo eran, Sin ‘embargo, el resultado mas sorprendente de este estudio fue que aquellas que afirmaron haber sufrido un trauma de tipo sexual mostraban més problemas de salud que cualquier otro grupo estudiado. EI mismo dia en el que estaba meditando acerca de los resultados de Ja pregunta sobre trauma sexual recibi una llamada de teléfono de Carin Rubinstein, que entonces era una de las editoras de la revista Psychology Today. Es- taba escribiendo un cuestionario sobre salud general que iba a ser contestado por los lectores de la revista. Me pre- gunté si tenfa alguna cuestién que quisiera incluir en el cuestionario, ;Qué vueltas da la vidal El cuestionario sobte salud aparecié en el ntimero de mayo de 1982, Mas de 24.000 sujetos respondieron al cuestionario, que por supuesto inclu‘a una pregunta sobre trauma sexual. A pesar de que los sujetos que respondie- ron al cuestionario eran reflejo de las personas que leian dicha revista (media de edad: 35 afios; 68% de mujeres; ingresos medios: 25.000 dolares) tuvimos que ser pruden- tes al interpretar los resultados puesto que no estaba nada claro qué tipo de personas habian elegido voluntariamen- te responder y mandar por correo dicha encuesta. Atin te- niendo en cuenta estas advertencias, los resultados fueron fascinantes. En conjunto, un 22% de las mujeres y un 10% de los hombres afirmaron haber sufrido un trauma sexual antes de haber cumplido 17 afios. Estos resultados son similares alos obtenidos en recientes encuestas de dmbito nacional sobre el tema. Aunque los individuos que respondieron que habian sufrido un trauma sexual eran parecidos a los demas en términos de edad, amigos cercanos, clase social y 36 James W. Pennebaker i otros factores parecidos, tenian peor salud. A pesar de que el trauma sexual hubiese ocurrido veinte afios atris, éste se hallaba asociado con un incremento importante en el nti- mero de tilceras, infecciones, problemas de corazén y con casi cualquier otra categoria de enfermedad. Asi, aquellos que tuvieron una experiencia sexual traumatica en la in- fancia habfan estado hospitalizados 1,7 dias durante el afio anterior, casi el doble que lo sefialado por los demas. En el cuestionario original, a los entrevistados se les pi- dié que escribieran su nombre y néimero de teléfono con el fin de poder realizar futuras entrevistas telefnicas. Ru- binstein llamé a 15 personas que afirmaron haber sufrido | un trauma sexual. En su articulo nos dice: Una mujer fue violada a los 16 aos; otra fue vietima de inces- to a los 8; otra habia sido objeto de tocamientos cuando tenia 5 | 10s por un hombre que vendia ponies. Una mujer de Los | Angeles, de 51 afios, me dijo que habia sido violada cuando te- | nia 5 por su vecino, amigo de la familia (...]. Me dijo: “Nunca le conté nada a nadie. Es usted la primera persona”. Mas adelante, pero sin establecer la conexién, me hizo Ia observacin siguien- te: “Siempre he tenido problemas de salud con los érganos de esa zona [...] desde que tenia 5 afos”. (p. 34) Todas las personas con las que Rubinstein hablo relata- ron una experiencia que cualquiera de nosotros califica- rfamos de traumatica. Ademas, cuando ocurrié el hecho traumético, la mayoria de estas personas no selo dijeron a | nadie, Si finalmente discutieron su trauma no fue hasta va- rios meses o afios después. El leer estos relatos y examinar los resultados del cues- tionario nos Hleva a la conclusién que las experiencias se- xualles trauméticas en la infancia tienen un efecto perjudi- cial permanente. Qué es lo que hace que los traumas se- xuales sean tan devastadores? Hace casi un siglo, Freud conmocioné a sus contempo- réneos al afirmar que los conflictos que rodeaban a la se- El arte de confiar en los demés 7 xualidad eran los principales determinantes del desarrollo de la personalidad, y, dependiendo de la persona, de los, trastornos mentales. Segtin Freud, cuando la sociedad bloqueaba los deseos sexuales, la gente experimentaba una enorme ansiedad y conflicto. Las neurosis servian como defensa ante tal conflicto. Muchos de los estudian- tes de Freud, como Alfred Adler y Karen Horney, fueron muy criticos con el énfasis dado por Freud ala sexualidad. Para ellos existian otros motivos més importantes, tales como la necesidad de ser superior o de ser amados por otros. Estas y otras criticas mas recientes hechas a Freud hos sugicren que existen diferentes traumas que pueden afectar al estado psicolégico. Por los datos obtenidos en diversas encuestas, resulta claro que los traumas sexuales acaecidos durante la infan- cia influyen en la salud a largo plazo. No obstante, los tras- tomos de la salud posteriores a que se produzca un trau- ma pueden no reflejar la sexualidad per se, Los traumas resultan a menudo engafiosos, porque la gente no puede hablar de ellos. Las victimas de traumas han de inhibir ac- tivamente sus deseos de conversar sobre estas experien- cias personales tan intensamente importantes con otras personas. Fijémonos en el caso de Laura, una abogada de 35 afios. Sus padres se divorciaron cuando ella tenia 10 afios. Dos afios después, la madre de Laura se volvié a casar. Seis meses después de la boda, el padrastro de Laura co- menz6 a beber en exceso. Una noche a tiltima hora, Lau- ra se desperté y se encontré con su padrastro borracho acariciéndole sus pechos. A pesar de que ella le abofeted y le exigio que se fuera, él no hizo ningtin caso. Estos he- chos continuaron sucediendo de manera intermitente has- ta que alos 15 afios de edad abandons su hogar y se fue a vivir con su tia. No fue hasta cumplidos los veinticuatro, cuando habia desarrollado un cancer uterino, que habl6 de esta experiencia con alguien. 38 James W. Pennebaker Laura volvié a narrar la agonia de esos dos afios: Siempre habia estado unida a mi madre, El divorcio casi la ‘mata, y ella se encontraba tan feliz.con Jock (el padrastro). Si lle ‘ga.a saber lo que Jock estaba haciéndome, se le hubiese partido el coraz6n, Tenia tantas ganas de contérselo. eSabe lo que es ser parte de una familia como ésa? Me levantaba por la mafiana y Jock y mi madre bajaban juntos. El sonreia y era amable, como Sinada hubiese ocurrido, Le odiaba, pero no le podia decir a na- die el porqué. Cada mafiana, cada tarde, cada vez que veia a exe bastardo, me ponia enferma. Me imagino que no es nada raro ‘que tuviese una tilcera antes de los 15 aiios. ‘Viendolo shora, Io peor fue que ya no pude hablar con mi ma- die, Tuve que levantar un muro entre nosotras. Si no tenia cui- dado, el muro podia derrumbarse y podia acabar conténdoselo todo. Lo mismo ocurria con mis amistades. Cuando salia con ‘nis amigas, nos entraba la risa tonta al hablar de los chicos y de las citas, Sus risitas eran verdaderas, las mias no. Si hubiesen sa- bido lo que ocurria en mi dormitorio, les hubiese dado algo. Laura es una mujer abierta, honesta y con poder de re- cuperacién que desde hace doce afios est4 felizmente ca- sada, Para ella, el trauma que suftié no fue devastador de- bido a que fuese de cardcter sexual, sino que su angustia surgid de una desesperada necesidad de hablar con cual- quiera, especialmente su madre, acerca de ello y la impo- sibilidad de poderlo hacer. Sin lugar a dudas el hecho de estar constantemente guardando un secreto contribuys a sus problemas de salud, Aproximadamente al misnio tiempo que entrevistaba a Laura también entrevisté en profundidad a un carpintero de 23 afios llamado Jimmy, Su historia era parecida a la de Laura sdlo que su padrastro habia abusado fisicamente de i durante un periodo de tres afios desde que tenia 14. Como en el caso de Laura, se habia negado a contarle nada a su madre por miedo a romper la familia, Durante los petiodos en los que suftia los abusos, Jimmy padecta intensas migrafias. A los 17 aftos, Jimmy intenté suicidar- El arte de confiar en los demés 39. se y fue hospitalizado. Durante el tratamiento le conté a tun conscjeto el tema de los abusos, quien avis6 a las auto- ridades estatales. En los meses posteriores a haber revela- do los hechos toda la familia comenzé un tratamiento. Hoy en dia Jimmy ya puede hablar claramente acerca de este petiodo de tres afios en los que sufrié los abusos, pero todavia es muy ambivalente con respecto a su pa- drastro. Los casos de Laura y de Jimmy nos sugieren que cual- quier tipo de trauma puede tener como consecuencia pro- blemas de salud a largo plazo sila victima no puede hablar de ello. Por suette, dos de mis estudiantes, Joan Susman y Claudia Hoover, me ayudaron a trabajar sobre esta idea en més profundidad. En 1985 una de las empresas progre- sistas de Dallas, la Zale Corporation, accedié a dejarnos unos cuestionarios a sus empleados en la oficina central. Més de doscientas personas respondieron a unas encuestas en profundidad que evaluaban traumas de la in- fancia, traumas recientes parecidos que hubiesen ocurrido cuando los sujetos ya eran adultos, escalas de salud fisica y otras medidas. Los principales traumas de la infancia y de la madurez que examinamos fueron la muerte de un miembro de la familia, trauma sexual, abuso fisico y una categoria gene- ral que englobaba «otros traumas». En el apartado de traumas infantiles incluimos el divorcio o separacién, de los padres, mientras que en el apartado de traumas adul- tos incluimos el divorcio o la separacién de los propios su- jetos que respondian a la encuesta. Para cada trauma, la gente evaluaba el grado en el cual fue traumatico el hecho y cuanto habian hablado con otras personas acerca de él. Encontramos varios rasgos interesantes. En primer lu- gar, aquellos que sufrian més problemas de salud habian experimentado al menos un trauma infantil que no habian revelado a nadie. De las 200 personas que respondieron a la encuesta, alas 65 que habjan padecido un trauma infan- 40 James W. Pennebaker til que no revelaron a nadie era mas probable que se les hubiese diagnosticado casi cualquier tipo de enfermedad que se nos ocurriese preguntar, tanto de tipo leve como grave: céincer, alta presi6n sanguinea, dlceras, gripe, dolo- res de cabeza, y hasta dolor de ofdos. Pero por extrafio que parezca, no importaba el tipo de trauma que hubiese tenido lugar. El tinico rasgo que los diferenciaba era que no habian hablado del trauma con otras personas. Un trauma de tipo sexual no revelado no era peor que la muerte de algtin familiar que tampoco hubiese sido habla- do con nadie. ‘Sin embargo habia una pega. Es més probable que se revelen algunos traumas infantiles que otros. Hemos ob- servado que es mas ficil hablar de a muerte de algin miembto de la familia que del divorcio de los padres, trau- mas sexuales y violencia. La muerte parece estar «social- mente aceptada», y por lo tanto ser algo de lo que el nifio. puede hablar con los demds. Estos resultados coineiden con otros estudios realizados a gran escala que indican que el hecho de que un padre o una madre abandone el hogar debido a un divorcio es emocionalmente més perju- dicial para el nifio que la muerte de uno de ellos. Por ultimo, pudimos evaluar el impacto relativo que tienen diferentes tipos de traumas sobre la salud actual del sujeto. En general, los traumas infantiles afectan a la salud de los adultos en mayor grado que aquellos hechos trau- miticos que hayan tenido lugar durante los tres iiltimos afios. De hecho, estos efectos siguen resultando ciertos cuando igualamos los grupos en base a su edad, educa- cién, ntimero de amigos intimos y género. ¢Qué podemos deducir de todo esto?, que aquellos traumas infantiles que no son revelados pueden perjudicar su salud cuando sea un adulto. No es mi intenci6n alarmar 0 asustarles. Todos nosotros hemos sufrido experiencias inquietantes en la infancia, y no hemos revelado algunas de ellas. Mas atin, todos he- Elacte de confiar en los demas 41 mos de enfermar y morit. Creer que cierta parte de los he- cchos que ocurrieron en nuestra temprana infancia seran la causa de nuestra defuncién constituye una exageracion bastante grande. Pero no obstante, es interesante mante- ner una cierta perspectiva al evaluar toda esta serie de in- vestigaciones. Algunas personas han sufrido ciettas expe- riencias hotrorosas en su vida sobre las que estn constan- temente pensando o sofiando, Viven con estos traumas 0 ‘experiencias a pesat de que sus amistades mas intimas quizés no sepan nada de ello. Creo que son estos indivi- duos quienes corren un mayor riesgo de suftir problemas de salud. Los traumas recientes ocurtidos en la edad adulta: - la muerte del cényuge Un problema con el que nos enfrentamos al evaluat los riesgos para la salud de los traumas infantiles es que tene- mos que fiamos de los recuerdos que guarda la gente so- bre los hechos. Al examinar nuestra infancia es facil dar- nos cuenta de cémo hemos llegado a distorsionar los he- chos en nuestra mente, Ademas, hemos de preguntarnos por qué alguien decide inhibir una experiencia inquictan- te en vez de confidrsela a otra persona. Estas son cuestio- nes a las que hay que enfrentarse si se pretende compren- der los efectos a largo plazo de la inhibicién. Una posible solucién ¢s estudiar un grupo formado por adultos que hayan sufrido recientemente un trauma parecido. Después de haber terminado las primeras encuestas so- bre el tema de traumas infantiles, mi familia y yo nos tras~ ladamos de Virginia a Dallas. En una recepcién informal a Ja que asistf al poco tiempo de legar a esta tiltima ciudad, conoci a Robin O’Heeron, una mujer que habfa regresado a la universidad después de haber trabajado en el mundo real. A pesar de presentar una imagen encantadora cara al 2 James W, Pennebaker extetior, Robin continuaba sufriendo por la repentina pérdida de su matido ocurrida hacia seis meses. Dado su interés por la psicologia y mi curiosidad hacia las expe- riencias traumaticas, ya teniamos la base para una muy buena amistad. En el curso de nuestras discusiones se fue haciendo evi- dente que la muerte repentina e inesperada de un cényu- ge constituye algo devastador. No se trata sélo de que los supervivientes hayan de enfrentarse a la pérdida de su amigo més intimo, sino que también se ven privados de aquella persona a la que normalmente confiarian tales ex- periencias. Durante todo este tiempo continué pensando en los resultados de las investigaciones acerca de los trat- ‘mas infantiles. Algunas veces los nifios podian hablar li- bremente de algunas experiencias desagradables puesto que el hecho era socialmente aceptado. Sin embargo, si la discusién acerca del trauma resultaba amenazadora de al- guna manera para los nifios 0 para otras personas, enton- ces generalmente se inhibian. (Ocurriria lo mismo con los adultos, segtin hubiesen perdido a su cOnyuge de manera aceptable? Fallecer en un accidente automovilistico es socialmente aceptable; morir debido a un suicidio no lo es. Si la muer- te de una persona estaba fuera de su control podemos ex- presar de manera abierta nuestro pesar, sin ninguna pizca de vergiienza. Generalmente cuando alguien se suicida, hablamos de ello en voz baja. Robin y yo consideramos detenidamente el significado de esta diferenciacién, En base a los resultados que habia obtenido anteriormente, pude predecir que los conyuges de las victimas de suici- dios serian quienes menos hablarian de tal muerte y que en el afio posterior a este suicidio serfan quienes tendrian mayores problemas de salud. Si el cényuge de una perso- na moria de manera «aceptable», por ejemplo en un acci- dente de automévil, esta persona se encontraria més libre para revelar el hecho a otras personas. Elarte de confiar en los demas a Quizas al lector le parezca muy macabro este tema, pero no lo era tanto. La cuestién de fondo a la que nos en- frentabamos Robin y yo estaba relacionada con el hecho de afrontar el trauma, ¢Existe una «mejor manera» de afrontar un trauma tremendamente espantoso? Robin es- taba todavia intentando afrontar la muerte de su marido. Qué hacfan otras personas en su misma situacién? ‘Con la ayuda de la oficina del juez de instruccién, man- amos cuestionarios a todos los conyuges de aquellas per- sonas que habian fallecido victimas de una accidente de automévil o de un suicidio en Dallas durante el afio pre- vio, 1982. Al existir una gran variedad de temas que giran alrededor o estén relacionados con una muerte violenta, decidimos teducir nuestro grupo de potenciales interlocu- tores mediante algunos criterios: el conyuge fallecido tenia que tener entre 25 y 45 afios, ser una persona cuya lengua materna fuese el inglés, casada y residente en Dallas, Ade- més, la victima tenfa que haber muesto en un lapso de 24 horas desde que se produjera el intento de suicidio o el ac- cidente de coche, y en este tiltimo caso, ningtin otro miembro de la familia debia haber resultado herido 0 muerto en el mismo. Finalmente, 19 de las 31 personas que recibieron nuestra encuesta por correo nos devolvie- ron sus respuestas. En este tipo de encuestas, un indice de respuesta del 61% es considerado como un buen porcen- taje. Una de las hipétesis principales de esta investigacién cera que los cényuges de las victimas de un suicidio mos- trarfan mayotes problemas de salud durante el afio poste- rior ala muerte del esposo que las personas cuyos cényu- ges hubiesen muerto vietimas de un accidente. La razén estaba en que los cényuges de los suicidas mostrarian una mayor inhibicién a hablar sobre Ja muerte en compara- ci6n con los cOnyuges de las victimas de un accidente. Nos equivocamos: los cényuges de las personas que se habian suicidado eran ligeramente mas saludables que los 44 James W. Pennebaker cényuges de victimas de accidentes. Como dijo Aldous Huxley, este era un ejemplo de cémo una bella hipétesis es atacada por un desagradable dato. En realidad al analizar los cuestionarios en mayor deta- Ile vimos que habiamos acertado y errado al mismo tiem- po. En el esquema general, resultaba irrelevante la forma en que hubiera muerto el c6nyuge. La cuestion estribaba en si se habia hablado acerca de ese fallecimiento 0 no. Por lo tanto, en general, cuanto mas se habia hablado con otras personas acerca de la muerte del conyuge, menos problemas de salud decian tener. El hecho de no hablar con otras personas acerca de la muerte del conyuge era claramente un siesgo para la salud. Paradéjicamente, el numero de amigos intimos que te- nian nuestros sujetos estaba tan s6lo débilmente relacio- nado con las enfermedades narradas. De hecho, algunas de las personas que estuvieron mas enfermas durante el afio posterior a la muerte del cényuge nunca hablaban so- brea muerte a pesar de tener varios amigos muy {atimos. Con el fin de hacernos una idea mas clara de las experien: cias de los sujetos que habian respondido al cuestionatio, les pedimos que nos dijeran qué recomendarian a otras personas que hubiesen sufrido la muerte repentina de su cényuge. Se apreciaba que aquellos sujetos que estaban mas sanos eran quienes recalcaban la importancia de ha- blar y aceptar el dolor. Una mujer de 37 afios cuyo marido se habia suicidado escribié lo siguiente: Asisti a un programa para recuperarme del dolor, que me ayu- 6, El ser capaz de darse cuenta de que todas las emociones que se sienten son reales y que esta bien sufrir y sentir el dolor me ayud6 mucho. El apoyo de los verdaderos amigos y poder con: tar con alguien que te escuche y sufra contigo fue un gran esca pe para el dolor. Una mujer extraordinariamente saludable de 41 afios que trabajaba de jefa de ventas y cuyo marido habia muer- ‘Hl arte de confiar en los demas 45 to cuando un adolescente se salt6 un seméforo en rojo, dijo lo siguiente: Deje que Ia familia y los amigos le apoyen. Busque asesora- miento. Permanezca cerca de Dios. Mire hacia adelante en la vida y observe las oportunidades que le pueda proporcionar. Un ejecutivo de cuentas de 30 afios coment6 que habla- ba mucho con otras personas acerca del suicidio de su es- posa: Sirve de ayuda intentar comprender lo que ocurrié y el por- ‘qué. Intente, ademas, seguir adelante su camino. No se estan- gue. En contraste con estas respuestas saludables, aquellas personas que relataron haber suftido mas enfermedades durante el afio posterior a la muerte del cényuge habian adoptado dos estrategias. Una de ellas era seguir avanzan- do intentando no pensar en el cOnyuge ni en su muerte. Una mujer de 34 afios que trabajaba en el campo de la publicidad comenz6 a sufrir migtafias, insomnio y proble- ‘mas estomacales recurrentes después de la muerte de su matido. Habfa intentado hacer frente a la pérdida evitan- do el tema completamente: Encuentre algo que le mantenga ocupado, pero debe ser algo diferente de la rutina normal de cada dia, Esté con otras perso- nas y no las deprima. De igual modo, un programador de ordenadores de 47 afios que ahora tiene tilcera y problemas de peso dijo: Ejercicio agotador. Estar ocupado mentalmente, Permanecer socialmente activo. Desarrollar nuevos intereses. No se permita Ilorar. Acepte el hecho de que su vida no es la misma, 46 James W. Pennebaker Ademis de estos enfoques obsesivos del tipo «finge que no ha ocurrido nada», tres personas admitieron que no habjan sido capaces de hacer frente a la muerte del cényu- ge. Estaban desesperados y solos. Como dijo un viudo que suftfa varios problemas de salud graves y leves, «No sé que recomendar, puesto que yo lo estoy pasando muy mal. La pérdida de mi mujer, tener que cuidar de los nitos, In presién en el trabajo... No puedo decir nada». También surgieron otros resultados de esta investiga- ci6n que nos sorprendieron. En primer lugar, aquellos que no hablaban de la muerte, muchas veces se obsesiona- ban o murmuraban sobre ella. Es decir, las personas que hablaban de la muerte del cényuge tendian a no pensar acerca de la muerte tanto como aquellos sujetos que inhi- bian el hecho de hablar de ello. En segundo lugar, mur- murar acerca de la muerte guardaba relacién con una mala salud, En otras palabras, habia tres factores fuerte- mente relacionados: No hablar — sobre la muerte de la muerte SS problemas de salud a durante el affo posterior a la muerte murmurar acerca Otro descubrimiento que guarda relacidn con lo dicho hasta ahora fue el de la oracién, Cuanto mas rezaba la gen- te por su cOnyuge muerto, mejor salud tenia, De hecho, la oracién funcionaba de la misma manera que hablar a los amigos acerca de la muerte. Es ficil comprender la razon: orar es una forma de revelacién o de confiar hechos. Al afio de la muerte de sus cnyuges, tres de los siete hombres se habian vuelto a casar. Solamente una de las doce mujeres lo habia hecho, para luego separarse. Estos resultados se hallan en consonancia con las tendencias na- cionales: después de la muerte del cényuge los hombres Elarte de confiar en los demis 47 tienden a casarse a los dos afios, mientras que las mujeres tardan cerca de cinco en hacerlo. No obstante, nosotros hemos descubierto, al igual que otros investigadores, que Jos hombres son significativamente menos felices y saluda- bles que las mujeres después de la muerte del eényuge. Existen varias razones para esta disparidad en los hom- bres entre estatus marital y felicidad, Sin lugar a dudas la inhibicién activa es responsable. Tal y como me dijo un viudo que se habia vuelto a casar recientemente: ‘Me encuentro en tna situacién muy dificil. Todavia me siento destrozado por la muerte de mi primera esposa. Verdaderamen- te no puedo hablar con Clara [la nueva esposa] acerca de ello. Ella intenta ser comprensiva pero sé que no quiere ofr hablar de otra mujer a la que he amado. Por lo tanto, finjo y Clara finge que mi primera esposa y su accidente no existieron de verdad. Una reflexién final. Es interesante reflexionar acerca de por qué los cényuges de personas que se habian suicidado se encontraban ligeramente mejor que aquellos cuyos cényuges habfan muerto en accidentes, Una de las razo- nes es que el suicidio es més predecible, y en cierto modo comprensible, que una muerte accidental azarosa, En la mayoria de los casos, los maridos y las mujeres de los sui- cidas sabjan que su conyuge estaba deprimido y pudieron enconttar cierto sentido a su accién. Esto no ocurri con los de las victimas de accidentes. Después de un acci- dente de automévil inesperado, los cényuges supervivien- tes se tuvieron que enfrentar con el hecho de que el mun- do era més impredecible y peligroso de lo que nunca ha- bian imaginado. Enfrentados a una poderosa sensaci6n de no tener control sobre los hechos de la vida, muchas de las creencias importantes que tenfan los cényuges supervi- vientes acerca de la justicia y predictibilidad del mundo se tambalearon Patadéjicamente, todas las ciudades importantes del pais tienen grupos de apoyo o algiin otro tipo de ayuda 48 James W. Pennebaker institucional para las familias de los suicidas. Si su cényu- ge se suicida, usted recibird al menos una carta o llamada telefonica de una agencia estatal 0 fundaci6n privada que intentaré ayudarle a afrontar esta tragedia. Pero si su cén- yuge muere en una accidente o victima de la mayoria de las enfermedades, entonces est usted solo. No existe précticamente ningtin grupo oficial dedicado a las perso- tas cuyos cényuges mueren de manera socalmenteacep- table, He intentado transmitir algunos de los resultados que sugieren que la inhibici6n activa esta asociada con proble- mas de salud. En vez de enumerar los resultados de dece- nas de experimentos, simplemente he querido que el lec- tor se diese cuenta de que existen poderosas razones para creer que el hecho de no hablar acerca de traumas infan- tiles y adultos puede ser arriesgado, Por cierto, la interpretacién de los resultados de los cuestionarios no es fiable cien por cien. Un tema que preo- cupa a los investigadores que utilizan encuestas, entre los que yo mismo me incluyo, se refiere a las relaciones entre causa y efecto. El problema es que los estudios realizados con cuestionarios rara vez pueden precisar sila inhibicin ‘causa la enfermedad o la enfermedad causa la inhibici6n, © sila inhibici6n y la enfermedad estan provocadas con- juntamente por algiin otro factor. Sin embargo podemos estar seguros de que la enfermedad y el no hablar acerca de experiencias desagradables van unidos a menudo Un ejemplo del problema de la interpretacién es que las personas que estén enfermas quizés no sean capaces de hablar con otras personas acerca de sus problemas al te- met que nadie quiera estar junto a una persona enferma. (© quizas la persona enferma no tenga las fuerzas suficien- tes para hablar, De cualquier modo, los resultados de nuestros cuestionarios parecen indicar que el no hablar y la enfermedad van unidos, pero dichos resultados no se- Elarte de confiar en los demis 49 fialan cudl de las dos es la causante de la otra. Es evidente que necesitamos otro tipo de aproximacisn para probar el potencial dafio ala salud que produce la inhibicion Capitulo 3 Mejorar la salud mediante la escritura Barbara, una amiga de la familia, me lamé un domingo alas siete de la mafiana conmocionada por lo que le habia sucedido la tarde anterior. Después de cenar a tiltima hora con unos amigos, habia entrado en su coche y tras cerrar las puertas habia oido la voz de un extraiio desde los asientos traseros del coche, que, sosteniendo un cuchillo, e orden que condujese el automévil a un parque de la ciudad donde dijo que la iba a violat. Segiin estaba condu- ciendo hacia el parque, Barbara comenz6 a acelerar, Entre gimoteo y gimoteo, mintié diciendo que tenia céncet y que iba a morir pronto. Conduciendo a 100 kilémetros por hora por las calles desiertas de la ciudad, dijo que lo mismo le daba matar a los dos. Segiin se aproximaba a una intersecci6n concurrida, Barbara advirtié al hombre de que si queria vivir lo mejor era que saltase mientras pu- diera, El sujeto salt6 del coche al reducir ella la velocidad para girar 30. Bl arte de confiar en los demas oi La historia no acaba aqui, Barbara estaba comprensi- blemente afectada por el hecho y queria que le recomen- dase algiin terapeuta para aliviar su ansiedad. Ante la po- sibilidad de que pudiera estar justificado que tomara al- gtin medicamento, le sugeri que llamase a un psiquiatra que ambos conocfamos. Cuando hablé con él para con- certar cita, éste le recomendé que contara su experiencia a todas las personas con Jas que se relacionara. Segtin él, cuanto mas contase su historia, antes desaparecerian sus sintomas de ansiedad. Esta recomendacién me suscité la siguiente pregunta: gpor qué hablar acerca de un trauma ayuda a teponerse de él? Todos los terapeutas con los que hablé en dicho pe- riodo estaban convencidos intuitivamente de que se trata- ba de un consejo absolutamente valido, pero ninguno fue capaz de explicarme las razones de esa afirmacién. Parece ser que hablar de un trauma es una respuesta humana natural. Cuando esta respuesta se inhibe o blo- quea, el resultado es el estrés y la enfermedad. Mas alla de los potenciales riesgos de la inhibicion a largo plazo, hay algo positivo en confrontar las experiencias inquietantes. Barbara necesitaba no s6lo liberarse de su inhibici6n, sino entender su terrible experiencia. De acuerdo con los tera- peutas, el hecho de hablar era un buen medio para lo- grarlo. Por Jo tanto, los beneficios de conversar sobre un trau- ma van més all de superar la inhibicion, ¢Qué es lo-que hace que resulte tan beneficioso?. Genetalmente cuando alguien cuenta una experiencia traumitica, otro le est es- cuchando, En el caso de Barbara, sus interlocutores le di- jeron que habia pensado rapidamente, que era competen- te y valiente, Cuando comentaba que todavia se sentia molesta, le respondimos que sus sentimientos eran not- males y que estabamos a su disposicién para ayudarla en todo lo posible. En otros casos, el hablar de un trauma puede trae aparejado consigo otros beneficios, como 32 James W, Pennebaker consejo, atencién, simpatia, ayuda financiera, que de algu- na forma relevan al individuo de sus responsabilidades normales. Aunque estos beneficios sociales puedan ser valiosos, se puede ganar atin mas al hablar de las experiencias desa- gtadables. En concreto, puede cambiar la forma en que pensamos y sentimos sobre los hechos traumsticos y sobre nosotros mismos. Los beneficios de hablar: catarsis 0 intuicién La mayotia de los terapeutas estén de acuerdo con la idea de que hablar sobre una experiencia desagradable es psicolégicamente beneficioso, pero el acuerdo termina ahi. Algunos piensan que hablar sobre un trauma es ante todo valioso para conseguir la catarsis, al lograr que el su- jeto exprese emociones que tenia guardadas. Otros creen que ayuda al cliente a lograr cierta intuici6n acerca de las causas y los remedios de las dificultades con respecto al trauma, A finales del siglo xx, el joven médico austriaco Si mund Freud comenz6 a desarrollar una teoria integrado- ra de la personalidad que sefialaba por qué era beneficio- so confrontar un trauma, Muchas de las primeras ideas de Freud provenfan de una técnica llamada cura por el habla y de la que habfa sido pionero otro médico, Joseph Breuer En su trabajo médico, Breuer encontré que la hipnosis era efectiva en el tratamiento de personas que suftian de sintomas tales como parilisis, ceguera o sordera que apa- rentemente no tenfan ninguna base fisica. Su paciente mas importante fue una mujer de 21 afios llamada por él Anna ., quien suftia diversos problemas que iban desde la ne- gativa a beber liquidos hasta una parilisis parcial en el lado derecho de su cuerpo. Durante sus sesiones con | Flaite de confiar en los demas 2D Anna O., Breuer le hacfa hablar, mientras la mantenia hi notizada, acerca de sus primeras experiencias en relacién con cada uno de sus sintomas. Por ejemplo, un dia habl6 de sus sentimientos de célera y repugnancia al ver a un pe- rro beber agua de un vaso. inmediatamente después de descargar sus sentimientos acerca de este hecho, Anna O. supero su negativa a beber liquidos. Para Breuer, de algu- na manera el hablar sobre las causas de los sintomas fue lo que los curé. Freud estaba fascinado con los resultados de Breuer, y aunque también él habia trabajado con la hipnosis, se did cuenta de que podia obtener resultados parecidos sin uti- lizarla, tinicamente con hacer que sus pacientes hablasen sobre sus sentimientos y pensamientos més intimos mien- tras se encontraban en un estado de relajacién. Freud y Breuer pensaban que el valor de la cura por el habla estri- baba en su capacidad de liberar sentimientos que el suje- to estaba guardandose para si mismo. Consideraban que la liberacion de estos sentimientos guardados 0 catarsis descargaba la tensién psiquica de la misma manera que quitar la tapa a una olla que contiene agua hirviendo hace que la ebullicién sea mas lenta. ‘A pesar de que con el paso de los afios Freud restara importancia al método catartico, muchos de sus seguido- res contintian ensalzando sus beneficios. Pero desgracia- damente la definicién de catarsis ha evolucionado y ahora sélo significa la mera descarga de la emoci6n en vez de la ligaz6n entre pensamientos y sentimientos. Hoy en dia, muchas de las escuelas de pensamiento mas «altemnativas» sostienen que la descarga de las emociones mediante los gritos, el loro, la risa u otros medios puede mejorar de manera permanente la salud psicol6gica y fisica. Otras aproximaciones mas moderadas sugieren que ¢s importante que los individuos expresen libremente sus emociones. Guardarse de manera activa los sentimientos puede ser estresante, Ademés, admitir ante nosotros mis- 4 James W. Pennebaker mos y ante los demas nuestras emociones cumple una im- portante funcién comunicativa. Por ejemplo, si estoy eno- jado debido a un comentario solapado que ha realizado tun amigo, es importante que reconozca mis sentimientos con elfin de que pueda encauzar aceptablemente mis ac- ciones, También puedo hacerle saber a mi amigo como me siento para que él pueda calibrar el impacto que dicho ‘comentario ha tenido sobre mi. ‘La mayotia de los terapeutas actuales creen que es im- portante para los individuos alcanzar cierta comprensi6n de las causas y las consecuencias de las experiencias trau- maticas que les afectan. Al hablar de hechos que les in- quietan, las personas alcanzan cierta intuicién acerca de cellos y aprenden més acerca de si mismos. Con este cono- cimiento, la gente puede superar sus traumas. La manera fen que funciona exactamente este proceso se explica de forma diferente segin cada terapeuta. ¢Puede la gente alcanzar esta intuicién simplemente por hablar? Muchos terapeutas de orientacién directiva, que han sido fuertemente influidos por Freud y sus segui- dores, creen que el hablar ayuda a aleanzar esta intuicién mediante los comentarios del terapeuta. «Si usted me cuenta sus problemas, yo podré ayudarle a explicarse lo que le ocurre realmente. Una vez que hayan sido aisladas las dificultades que subyacen bajo una fuerte carga de ‘emociones, haremos lo posible para solucionarlas.» Otros terapeutas de tendencia no-directiva, tales como Carl Ro- gers y su terapia centrada en el cliente, sugieren que al contarle al terapeuta aquello que le molesta, el cliente sera capaz de darse cuenta de cuales son sus problemas y sus soluciones. En este caso cl papel del terapeuta es el de ac- tuar como una caja de resonancia que acepta que se le diga cualquier cosa. No quiero parodiar injustamente estas técnicas clinicas puesto que se ha visto que son efectivas en el tratamiento de la mayoria de los trastornos psicolégicos. Alcanzar El arte de confiar en los demas 93 cierta intuicién acerca de nuestros propios pensamientos y sentimientos debe de ser algo importante. Después de todo, si conozco la razén por la cual me deprimo frente a un tipo de situaciones y me asqueo frente a otras, puedo tomar medidas para dominar 0 evitar estas situacionés. Mis ain, puedo intentar cambiar para no seguir reaccio- nando de la misma forma, 0 al menos conseguir que mis reacciones sean predecibles. Si no existen otros factores que alteren la situacién, el hablar sobre hechos inquietantes con otras personas fo- menta la expresion emocional y la intuicién. Pero, zhasta qué punto necesitamos a otras personas para que esta ca- tarsis 0 intuicién ocurra? cEs el hecho de hablar con otras, personas acerca de nuestros pensamientos y sentimientos mais intimos necesario para estar psicolégica y fisicamente saludables? Es decir, ces necesario hablar para que la cura por el habla cure? Mis propias experiencias ocurridas hace unos afios me hicieron intuir que hablar no era la tinica manera de alcan- zat esta intuicién. Nada mas acabar la universidad, mi mu- jer y yo nos casamos; al cabo de tres afios estabamos cues tionandonos muchos de los supuestos basicos de nuestra relacién. Este periodo oscuro de nuestra vida fue horrible. Hasta entonces nunca habia estado seriamente deprimido; cen ¢sa época, sin embargo, segiin me despertaba por la ma- jiana Jo primero que sentia era una fuerte opresién en el pecho: tenia que enfrentarme a otro dia de pertos. ‘Como muchas otras personas que nunca se habian teni- do que enfrentar a un conflicto 0 cataclismo grave, yo no sabja cémo afrontar una depresi6n seria. Dejé de comer, empecé a beber y a fumar mas. Puesto que estaba aver- gonzado por lo que yo consideraba una debilidad emocio- nal, evitaba a mis amigos. A pesar de que era un estudian- te postgraduado de psicologia, estpidamente me negué a visitar a un terapeuta, Después de alrededor de un mes de aislamiento emo- 36 James W. Pennebaker cional, comencé a escribir acerca de mis pensamientos y sentimientos mas intimos. Me acuerdo que durante una semana me senti empujado hacia la maquina de escribir cada tarde, donde me pasaba entre diez minutos y una hora tecleando sin parar. Al principio escribia acerca de mi matrimonio, pero enseguida continué con mis senti- mientos con respecto a mis padres, a la sexualidad, a la ca- rrera, y hasta con respecto a la muerte. Cada dia después de escribir me sentia fatigado, pero a la vez mas libre. Al finalizar la semana noté que mi depresién aminoraba. Por primera vez en afios, y quizas en mi vida, tenia una sensa- Gién de sentido y direccién. Entendia en su esencia el pro- fundo amor que sentia por mi mujer y cuanto la nece- sitaba. No fue hasta pasados ocho afios que hice memoria so- bre ese periode, intentando comprender por qué escribir me habia ayudado tanto. Por ser una persona bastante re- servada, quizés hasta inhibida, el hecho de escribir me ayu- dé a dejarme llevar y a tocar una serie de asuntos persona- les que no hubiera admitido ante nadie por orgullo. A pe- sat de que no habia hablado con nadie, si habia revelado algunos de mis sentimientos mas profundos. Silo que me cocurrié a mi puede tomarse como ejemplo, puede afirmar- se que escribir acerca de hechos perturbadores actiia de manera parecida a hablar sobre ellos con otras personas. A finales de 1983, una serie de ideas estaban tomando cuerpo. Mis investigaciones utilizando cuestionarios indi- caban que hablar sobre los traumas estaba ligado a un menor ndmero de problemas de salud. Mis propias expe- riencias indicaban que el hecho de escribir acerca de acontecimientos inquietantes era psicol6gica y quizas fisi- camente beneficioso. Estas observaciones requerfan que se levase a cabo algin tipo de experimento en el que un grupo de personas tuvieran que «confesar» un hecho de manera que pudiéramos rastrear cualquier cambio en su salud. 37 enfermedades En septiembre de 1983, Sandra Beall, una estudiante que comenzaba la universidad, entro a mi oficina el pri- mer dia de clase y anuncié que estaba preparada para co- menczar a trabajar en su tesina, A pesar de que la mayoria de los estudiantes no empiezan a pensar en ello hasta su segundo aio de estudios, ella queria comenzar inmediata- mente, Mientras que yo estaba interesado por la relacién entre escritura y salud, a ella le interesaban los posibles beneficios psicolégicos de la descarga 0 desahogo emo- cional. Después de muchas discusiones logramos ponernos de acuerdo en un expetimento que tenia que ver con los intereses de ambos: harfamos que un grupo de volunta- ros escribieran, ya fuera sobre experiencias traumiticas, ya sobre asuntos triviales. Ademas, harfamos que los su- jetos que hubiesen escrito acerca de los traumas lo hicie- sen desde una de estas tres perspectivas: 1) desahogar sus emociones solamente; 2) escribir tinicamente acerca de los hechos relacionados con sus traumas; 3) escribir so- bre los hechos y desahogar las emociones relacionadas con sus traumas. Con el consentimiento de nuestros vo- luntarios, evaluariamos su estado fisico recogiendo datos acerca del ntimero de visitas por cualquier tipo de dolen- cia que cada estudiante hubiera hecho al centro de salud estudiantil durante los meses posteriores a haber com- pletado el experimento, en contraste con el niimero de visitas realizadas durante los meses anteriores al experi- mento. En la mayoria de cursos universitarios de psicologia a lo largo de Estados Unidos a los estudiantes se les da la opcién de participar en experimentos con el fin de obte- ner créditos académicos o dinero, En la Universidad Me- todista del Sur, que es donde se realiz6 esta investigacién, alos estucliantes se les capt6 en los cursos introductorios 38 James W. Pennebaker de psicologia y se les dieron crédito’ académicos. Debido al hecho de que éste era el primer experimento de este tipo que se realizaba, avisamos a los sujetos que quizas se les pidiese escribir acerca de hechos muy personales. ‘Ademés a cada alumno se le dijo en cada sesi6n que él 0 ella podian retirarse del experimento cuando quisieran y que de todas maneras recibirian el crédito acordado. De Jos cuarenta y seis estudiantes que participaron ninguno se retir6. De hecho tan sélo dos personas no pudieron participar en una de las cuatro sesiones de escritura que hubo. Cada persona legaba al laboratorio individualmente, después él 0 ella conocia a Sandy. Durante la entrevista inicial, Sandy informaba a los voluntarios que escribirian de manera continuada durante quince minutos cada dia durante cuatro dias seguidos en una pequefia habitacién en el edificio de psicologia. Debido a la importancia de que todo fuese anénimo y confidencial, se les pidi6 a los participantes que pusieran un cddigo en sus cuestionarios y ensayos en vez de su nombre, De hecho se les dijo que si lo deseaban podian quedarse con sus ensayos en vez. de damoslos a nosotros. Después de responder a cualquier pregunta, Sandy asignaba al azar a cada sujeto a una de las cuatro posibilidades de escritura. El asignar los sujetos al azar significa que cada voluntario tiene las mismas proba- bilidades de tener que escribir sobre uno de los cuatro he- chos. Este es un factor muy importante a tener en cuenta en un experimento, puesto que ayuda a controlar muchos sesgos potenciales. ‘A aquellos sujetos que fueron asignados al grupo que tenfa que escribir acerca de sus pensamientos y sentimien- tos sobre un trauma, se les dijo lo siguiente: Una vez que se le acompafie al cubfculo de escritura y se cie- rre la puerta quiero que escriba de manera continuada acerca de la experiencia mas inquietante o tranmiitica que haya tenido en Elarte de confiaren los demés 39 toda su vida. No se preocupe por la gramética, faltas de ortogra- fia o de sintaxis. En su escrito quiero que discuta sus pensamien- tos y sentimientos mas intimos sobre dicha experiencia. Puede usted escribir acerca de lo que le plazca, pero sea lo que sea, de- ber ser algo que le haya afectado muy profundamente. Serfa mejor si fuese algo sobre lo que usted no ha hablado en detalle con otras personas. Sin embargo es muy importante que se deje Ivar y trate esas emociones y pensamientos intimos que usted tiene. En otras palabras, escriba acerca de lo que ocuttié y de cémo se sintié con respecto a ello, y de emo se siente usted ac- tualmente con respecto a este hecho, Puede usted escribir acer- cade diferentes traumas en cada sesi6n, 0 sobre el mismo duran- te todas ellas. La eleccién del trauma a tratar en cada sesién de- pende por completo de usted. A las personas a las cuales se les asigné escribir sola- mente acerca de las emociones relacionadas con los trau- ‘mas les fueron dadas las mismas instrucciones generales, con la diferencia de que se les pidié especificamente que no mencionasen de manera directa el trauma. Debian es- cribir acerca de cémo se sintieron en esa época y de como. sesentian ahora. Los voluntarios a los que se les pidié que se centrasen en los hechos, debian simplemente desctibir detalladamente sus traumas sin hacer referencia a sus emociones. Para acabar, a un grupo de comparacién o de control, se le pidi6 que escribiese acerca de hechos triviales o irre. levantes en cada sesién. Por ejemplo, Sandy hizo que estos participantes describieran en detalle cosas como su dor- mitorio o los zapatos que levaban. La finalidad del grupo de control era la de evaluar qué efecto tenia el hecho de esctibir per se sobre los cambios en la salud, Por Jo tanto, todos los estudiantes escribieron durante quince minutos cada dia durante cuatro dias seguidos Después de haber escrito sus quince minutos el tltimo dia, Sandy y yo mismo conversamos en profundidad con todos los participantes en relacién con sus expetiencias y 0 James W. Pennebaker sentimientos acerca del experimento, Por tiltimo, cuatro meses después del experimento, los sujetos que habfan participado en él completaron unos cuestionarios que me- dian los sentimientos a largo plazo acerca de éste. El impacto inmediato del estudio en los estudiantes fue mucho mas poderoso de lo que nos habjamos podido imaginar. Varios de ellos lloraron mientras escribian acet- ca de sus traumas. Muchos nos dijeron que durante los cuatro dias que dur6 el experimento habian sofiado 0 pensado constantemente acerca de los hechos sobre los que habian escrito, Sin embargo, la mayor informacién provenia de los propios escritos, Ensayo tras ensayo, se re- velaban los sentimientos mas profundes y el lado mas in- timo de cada persona. Muchas de las historias relataban profundas tragedias humanas. Un estudiante narré cémo su padre le habia llevado una noche calurosa de verano al patio trascro de su casa y tran- quilamente le habia anunciado su intencién de divorciarse e irse a vivir a otra ciudad. A pesar de que entonces slo te- fa nueve afios, es capaz de recordar de manera nitida la voz de su padre, «hijo, el principal problema entre tu ma- dre y yo fue el propio hecho de tener hijos. Las cosas no han sido lo mismo desde que nacisteis td y tu hermana», En el transcurso de los cuatro dias que duré el experi mento, una mujer nos detallé cémo cuando tenia diez afjos su madre la habia pedido que recogiese sus juguetes puesto que la abuela venia de visita esa tarde. No lo hizo. Esa noche la abuela lleg6, resbalé con uno de los juguetes y se rompié una cadera. La abuela murié a la semana du- rante una intervenci6n de cadera. Hoy en dia, ocho afios después, esta mujer todavia se culpa a diario de lo que ocurri6. Otra mujer describié cémo fue seducida por su abuelo cuando tenia 13 afios. Nos relat6 el terrible conflicto que vivi6. Por un lado admitié el placer fisico que resultaba de sus tocamientos y el amor que sentia por su abuelo. Pero’ EBllarte de confiar en los demas 6 por otro lado, sufria al saber que eso estaba mal, que él es- taba traicionando su confianza. Otros ensayos revelaban la tortura que sufria una mujer al no poder decir a sus padres que era lesbiana, los senti- mientos de pérdida que experimentaba un joven con res- pecto a la muerte de su perro, o la ira que sentian tres per- sonas, sin relacién entre ellos, con respecto al divorcio de sus padres. También fueron frecuentemente mencionados los siguientes hechos: abusos familiares, alcoholismo, in- tentos de suicidio y humillacién publica ‘Tanto Sandy como yo nos sentimos aturdidos y deprimi- dos por las historias. El hecho de que nuestros estudiantes universitarios hubiesen padecido tantos horrores y al mis- mo tiempo nos los hubieran revelado con tanta facilidad era algo inaudito. La ironia de todo ello es que estos suje- tos eran chicos y chicas de 18 afios que estudiaban en una universidad de clase media-alta, y que habian sacado notas por encima de la media en el instituto. Estas son las perso- nas de las que se dice que se crfan en una burbuja de segu- ridad econdmica, respirando el ambiente apacible de una urbanizaci6n de las afueras. ¢Qué sera entonces de aque- Ils personas que han crecido en contextos mas hostiles? Para un investigador, no hay nada tan excitante y des- quiciante como recoger datos. En este amplio proyecto encontrébamos dos tipos importantes de informacién para estudiar, Estabamos interesados ante todo en los cambios en la salud fisica ocurridos a lo largo del afio es- colar, En segundo lugar, queriamos saber cémo habia in- fluido nuestro experimento en los estados de énimo de nuestros estudiantes. Gracias a que la gente respondia diariamente a unos cuestionarios al terminar cada sesi6n, tan pronto como se hubo completado la fase de escritura de nuestro estudio pudimos evaluar los cambios en el es tado de dnimo. Sandy crefa en el valor de desahogar las emociones. De acuerdo con las ideas mas recientes sobre la catarsis, pen- 2 James W. Pennebaker saba que escribir acerca de hechos negativos traeria como consecuencia una liberacién emocional que tendria como resultado sentimientos de alivio y contento. Yo seguia sin creérmelo. A la vista de los resultados, pudimos compro- bar que el escribir sobre hechos terribles hacia que la gen- te se sintiese muy mal al acabar, Nuestros voluntarios se encontraban mucho peor después de escribir acerca de Jos traumas que tras hacerlo sobre temas triviales. Estos efectos fueron més evidentes en aquellos a los que se les pidié que ahondasen en sus emociones mientras escribian acerca de los traumas. Se pueden imaginar nuestra ansiedad durante los si- guientes meses. Al analizar los resltados de estado de ani- mo parecia que todo lo que habiamos logrado era inven- tar un nuevo modo de deprimir a la gente. Casi scis meses. mas tarde, el centro de salud estudiantil pudo ofrecernos una relacién de las visitas por enfermedad que cada estu- diante habia hecho a dicho centro en los dos meses y me- dio anteriores y los cinco meses y medio posteriores. a ‘Nuestro experimento. A los veinte minutos de recibir di- cha informacién, ya habfamos encontrado una respuesta a esas inquietudes. El grupo de personas que habian escrito acerca de sus pensamientos y sentimientos mas profundos relaciona- dos con un trauma mostr6 un impresionante bajén en el ntimero de visitas por enfermedad después del experi- mento en relacién con los demas grupos. Durante los meses previos al estudio los miembros de todos los gru- pos fueron al centro de salud con Ja misma frecuencia Sin embargo, después del experimento la persona media que escribié acerca de sus pensamientos y sentimientos més intimos fue menos de 0,5 veces, lo que equivale a una reduecién del 50% en el nimero de visitas mensua- les, Los que s6lo habjan escrito acerca de las emociones relacionadas con un trauma, los que meramente habian narrado el trauma, y los que habian escrito acerca de he- Elarte de confiar en los demas e chos triviales fueron de media casi 1,5 veces al centro de salud Afortunadamente nuestros voluntarios habian respon- dido unos cuestionarios adicionales cuatro meses después del experimento. Casi todo lo que dijeron corroboraba los datos obtenidos del centro de salud. Escribir acerca de los pensamientos y sentimientos mas intimos sobre un trau- ma trafa patejo un estado de énimo mejorado, unas pers- pectivas mas positivas y mayor salud fisica Nunca me olvidaré de la emocién inicial al observar que el escribir sobre los traumas afectaba a la salud fisica. Pero la emocién se vefa rebajada por un poco de ansie- dad. Por cada pregunta que el experimento habia contes- tado surgia otra docena sin responder. Posiblemente el tema que mas me preocupaba se referia a si se podia con- fiar en estos resultados. Eran verdaderos los efectos? éDe verdad afectaba a la salud fisica escribir sobre los traumas? Tal vez, hubiéramos influido tan sélo en la deci- sién de la gente de visitar el centro de salud estudiantil. O peor atin, quizds los resultados se debieran tinicamente al azar. Por ejemplo cada cierto tiempo puedes lanzar al aire una moneda y sacar diez caras en diez tiradas. En teoria, los expetimentos realizados en investigaciones pueden funcionar de la misma manera. Sentia cierta impaciencia por averiguar si estaba tratando con algo verdadero. Y queria saberlo lo antes posible. La exploracién del sistema inmunolégico: escribir sobre los traumas resulta atin mejor de lo que pensamos Rita Rubin, la columnista de medicina y ciencia del Da- Mas Morning News, habia oido el rumor de que habiamos descubierto los excelentes efectos sobre la salud que re- portaba escribir acerca de experiencias perturbadoras Recientemente se habia trasladado desde Ohio, donde ha- 6 James W. Pennebaker bia estado siguiendo el trabajo de un prometedor grupo de investigaci6n que estalsa estudiando las relaciones en- tre el estrés psicol6gico y las funciones del sistema inmu- nolégico. Rita fue la primera en sugerir que entablara con- tacto con ellos, para asi quizas unir nuestras fuerzas. El equipo de investigacién estaba compuesto por Jani. ce K, Kiecolt-Glaser, una psicdloga clinica, y su marido Ronald Glaser, un inmunélogo. Ambos trabajaban para ell Colegio de Medicina de la Universidad del Estado de Ohio. Juntos estaban abriendo un nuevo camino al mos- trar que experiencias arrolladoras como un divorcio, los exdmenes finales en la universidad y hasta fuertes sent mientos de soledad afectaban negativamente a la funcién inmunol6gica. Su descubrimiento mas reciente era que entre las personas de més edad la terapia de relajaci6n po- dia mejorar la accién del sistema inmunol6gico. El traba- jo desarrollado por Jan y Ron era inovador puesto que se basaba en las tiltimas técnicas disponibles para medir la accién de los linfocitos-t, los destructores naturales de cé- ulas, y otros tegistros inmunolégicos que existen en la sangre, Ademés, y a diferencia de la mayotia de los inves- tigadores en inmunologia, Jan y Ron tenian ideas muy cla- boradas con respecto a la psicologia Gracias a una maravillosa coincidencia, al poco tiempo de haber sido presentados por Rita Rubin, a Jan y a mise nos invité a una pequefia conferencia en Nueva Orleans. La primera noche de la conferencia y antes de que hubie- ramos acabado nuestra primer bote de cerveza surefia, Jan yyo ya habiamos esbozado un experimento para compro- bar si escribir sobre traumas podia afectar de manera di- recta la accién del sistema inmunolégico. Tres meses des- pueés, el estudio estaba en marcha El expetimento era parecido al primer estudio sobre la confesién. Durante veinte minutos al dia y cuatro dfas se- guidos, cincuenta estudiantes debian escribir sobre uno de dos temas: la mitad de los sujetos escribieron sobre sus lame de confiar en los dems 6 pensamientos y sentimientos mas intimos relacionados con un trauma y los otros veinticinco debian escribir so- bre temas triviales, No obstante, y a diferencia del primer estudio, a los estudiantes se les extrajo sangre el dia antes de escribir, después de la tiltima sesién de escritura y de nuevo seis semanas después. La semana en la que se realiz6 el experimento fue de lo- cura: tenia casi una docena de personas ayudandome a pa- sar el experimento en Dallas. Como ya habia ocurrido an- mente, los voluntarios descargaron su corazén en la escritura, Las tragedias de las que hablaron eran comysara- bles a las obtenidas en el primer experimento. Otra vez fueron frecuentes las experiencias de violacidn, abusos in- fantiles, intentos de suicidio, muerte y fuertes conflictos familiares. De nuevo los sujetos que escribieron acerca de Jos traumas sefialaron que se encontraban més tristes y més enfadados cada dfa en comparacién con aquellos otros que escribfan de temas intranscendentes. Recoger la sangre y medir la funcion inmunol6gica fue tuna experiencia novedosa que sumar al frenesi ya existen- te, Tan pronto como se extrafa la sangre, la transportaba- mos a toda velocidad al aeropuerto para no perder el diti- mo avi6n a Columbus, Ohio. Una vez que las muestras de sangre llegaban al laboratorio de inmunologia comenza- ban a trabajar en ellas a marchas forzadas como en una ca- dena de montaje. El procedimiento consistia en separar las células sanguineas y colocar un ntimero ya determina- do de glébulos blancos sobre unas pequefias bandejas. Cada una de estas bandejas contenia diversas cantidades de sustancias extrafias o mitégenos. A continuacién se in- cubaban estas bandejas durante dos dias con el fin de dar- les tiempo a los leucocitos a dividirse y proliferar en pre sencia de dichas sustancias. La logica que rige este procedimiento es fascinante. En el cuerpo existe un ntimero determinado de tipos diferen- tes de glébulos blancos, o linfocitos, que controlan la fun- 66. James W. Pennebaker cién inmunolégica. Por ejemplo, los linfocitos-t pueden estimular a otros linfocitos para que produzean anticuer- pos. Los anticuerpos conjuntamente con otras partes del sistema inmunitario del cuerpo, pueden retardar o matar Jas bacterias y virus ajenos al cuerpo. Las medidas de in- munologia que utilizamos reproducian este proceso cor- poral en las bandejas. De igual manera que las bacterias y los virus pueden estimular la.proliferacién de linfocitos-t en el cuerpo, los mitégenos hicieron lo mismo en las ban- dejas del laboratorio. Si los linfocitos se dividen répida- mente como respuesta a los mitégenos, entonces pode- ‘mos inferir que al menos una parte del sistema inmunol6- gico esta funcionando rapidamente. 2¥ qué encontramos? Observamos que la gente que es- ctibié acerca de sus pensamientos y sentimientos mas inti- mos en relacién con experiencias traumsticas mostraban tuna mayor actividad inmunolégica en comparacién con aquellos que escribieron sobre temas triviales. A pesar de que este efecto era més pronunciado al finalizar el ultimo dia de escritura, tendia a persistir seis semanas después de haber concluido el experimento. Ademis, la visita a cen- tros de salud por enfermedad descendio en las personas que escribieron sobre sus traumas en comparacién con aquellas que hablaron sobre temas triviales. ‘También se obtuvo otro resultado importante, Cada dia después de escribir pedimos a las personas que habian es- ctito sobre los traumas que respondieran al siguiente pun- to del cuestionario: «En qué grado ha escrito usted sobre algo que previamente se habia retraido de contat a otras personas?», Como pueden ver, esta pregunta pretendia hacer referencia a los anteriores intentos de la gente para inhibir sus sentimientos. Es decir, cuanto més se hubieran retraido, mas se habrian inhibido de hablar sobre el tema. En general, encontramos que aquellos que mostraron la mayor mejoria en la funcién inmunol6gica eran también Jos que se habfan retraido previamente de contar a los El arte de confiar en los dems o ottos lo que habfan escrito, En ottas palabras, aquellas personas que haban estado conviviendo en silencio con sus experiencias inquietantes eran quienes mas se benefi- ciaban de la escritura, En esos instantes ya habfamos realizado dos experimen- tos que mostraban resultados similares. Tomados-en su conjunto, los estudios mostraban que, dependiendo de la manera en que se hiciera, escribir acerca de experiencias trauméticas podia resultar beneficioso para la gente. To- dos los datos sefialaban que los efectos no eran debidos a una mera catarsis, o al desahogo de emociones encerradas. En efecto, el primer estudio sobre la confesion demostro que escribir solamente acerca de las emociones que rodea- ban a un trauma no producia una mejora en la salud a lar- g0 plazo. Més atin, ambos experimentos indicaban que es- eribir acerca de sentimientos asociados con experiencias traumfticas era doloroso. Casi nadie se mostré excitado, encantado, o ligeramente alegre inmediatamente después de haber escrito sobre la peor experiencia de su vida En las encuestas que enviamos varios meses después de los experimentos preguntamos a las personas que descri- bieran con sus propias palabras cules habfan sido los efectos a largo plazo, si es que habjan existido, de este ex- perimento de escritura sobre ellos mismos. Todos los que escribieron acerca de los traumas calificaron el estudio po- sitivamente, Pero més importante atin fue que alrededor del 80% hizo una valoracién del estudio en términos de intuicién, En vez de contar que se sentian mejor después de quitarse de encima las emociones negativas, Ias perso- nas que respondieron recalcaron el hecho de que ahora se comprendian mejor. Como ejemplos, los siguientes: Me ayudé a pensar acerca de lo que sentia en esa época, Has ta entonces, no me habia dado cuenta de hasta qué punto me fect, ‘Tuve que pensar y resolver experiencias pasadas... Un resulta 68 James W. Pennebaker do del experimento fue conseguir la tranquilidad de énimo y un método para aliviar las experiencias emocionales. El tener que escribir sobre emociones y sentimientos me ayuds a entender ‘cémo me sentia y por qué. Aunque no he hablado con nadie acerca de lo que escribi, por fin fui capaz de hacerle frente, trabajar para superar el dolor en vvez de intentar bloquearlo. Ahora ya no me duele pensar en ello, Las teflexiones de estas personas, y de todos los demés que patticiparon en estos estudios, resultan asombrosas: vienen a decir que nuestros procesos de pensamiento pue- den curamos. Estos estudios fueron sélo el principio de un proyecto de investigacién que se ha extendido en varias direcciones. Tanto nosotros como otros investigadores de otros labora- torios hemos llevado a cabo diversas vatiaciones de los ex- perimentos de escritura. De esta forma, ahora puedo estar seguro de los resultados que hemos obtenido. En cada es- tudio, se han descubierto algunos limites a la técnica de la escritura, y a la vez métodos que aumentan su efectividad. A lo largo del presente libro exploraré cl significado y apli- caciones de muchos de estos descubrimientos. Mientras tanto, quisiera compartir con ustedes algunos de los puntos o aspectos primordiales del método de la es- ctitura que he encontrado que estaban relacionados con la salud. Bl lector debe tener en cuenta, no obstante, que estoy hablando como investigador y no como terapeuta. Mis recomendaciones acerca de confrontar experiencias inquietantes se basan en experimentos, estudios de campo ocasionales y mis propias experiencias. Es muy posible que el hecho de que usted escriba acerca de sus propios traumas 0 sentimientos de desagrado no le sea itl. Si esto Je ocurre lo mejor es que sea usted su propio investigador: Experimente con diversos temas y enfoques. Puede ser que a usted le ayude a resolver sus propios conflictos algo que quizés no funcione para nadie mas. Teniendo en Elarte de confiar en los demas 6 cuenta estas advertencias, he aqui algunas de las pregun- tas que generalmente se hacen con respecto al método de la escritura, ¢Cudl es el tema sobre el que debiera escribir? No es ne- cesario que escriba acerca de la experiencia ms traumati- ca de su vida. Es més importante que se centre en los asuntos con los que tenga una relacién més actual, Si ad- vierte que esté pensando o sofando con un hecho 6 expe- riencia durante demasiado tiempo, el hecho de escribir acerca de ello puede contribuir a resolverlo dentro de su mente. De la misma manera, si ha habido algo que le hu- biera gustado contar a los demas pero no puede hacerlo por temor a la vergiienza o al castigo, plasmelo sobre un Sea cual sea el tema, es fundamental que explore tanto la experiencia objetiva (por ejemplo, aquello que ocurri6) como sus sentimientos acerca de ello. Déjese llevar y escri- ba acerca de sus emociones més intimas. Qué es lo que siente sobre ello y por qué se siente de esa manera, Escriba de manera continuada. No se preocupe de la gramética, faltas de ortografia o sintaxis, Sise le acaban las cosas que decir 0 se estanca mentalmente, repita lo que acabe de escribir. ¢Cudndo y donde escribir? Siempre que quiera 0 cuan- do sienta la necesidad de hacerlo, No creo que haya que escribir con tanta frecuencia acerca de las experiencias importantes. A pesar de que mucha gente esctibe todos Ios dias en sus diatios, muchas de las cosas que dicen no tienen gran relacién con temas psicolégicos importantes, También preste atencién al hecho de escribir demasiado No utilice la escritura como un sustituto de la accién, o como algtin otro tipo de estrategia de clusion. La modera- cién también es conveniente para la transcripcion de sus pensamientos y sentimientos. 70 James W., Pennebaker El lugar donde escriba dependeré de sus circunstan- cias. Nuestros estudios sugieren que seré mejor cuanto mis privado. Trate de encontrar una habitaci6n en la que no se vea interrumpido 0 molestado por sonidos, image- nes u clores inoportunos. Qué debe de hacer con lo que haya escrito? El anoni- mato es importante en nuestros experimentos, En mu- chos casos es mejor que se guarde para usted mismo lo que ha escrito. Puede que hasta lo destruya en cuanto haya acabado (aunque muchas personas encuentran que es dificil hacerlo), Fl hecho de planear que va a enseiar- Je a alguien lo que ha escrito puede afectar su disposi cién mental mientras esté esctibiendo. Por ejemplo, si secretamente le gustarfa que su amante leyese sus pensa- mientos y sentimientos mas intimos, entonces enfocaré su escrituira hacia su amante en vez de hacia usted mis- mo. Desde el punto de vista de la salud, es preferible que sea usted su propio publico. Asi no tendra que raciona- lizar o justificarse para adecuarse a la perspectiva de otra persona. 2Y si no le gusta escribir? ¢Existe algin sustituto? He- mos llevado a cabo varios experimentos comparando la escritura con hablar a un magnet6fono. Entre estudiantes universitarios la escritura aparece como ligeramente mas eficaz para lograr que la gente se deje llevar y divulgue sus pensamientos y sentimientos. Esto posiblemente refleje en parte el hecho de que los estudiantes universitarios estan acostumbrados a escribir. A algunas de las personas con las que trabajo que no estan estudiando les produce bas- tante aversidn escribir. En este caso, es recomendable que hablen de sus pensamientos y sentimientos mas intimos delante un magnet6fono. Igual que con la escritura, les insto a que hablen de manera continuada durante quince minutos al dia. Elarte de confiar en los demas n ‘Ya sea escribiendo o hablando, segtin le resulte mas c6- modo, recuerde que dejarse levar y revelar aspectos inti- mos de si mismo requiere cierta préctica. Si nunca antes ha escrito 0 hablado acerca de sus sentimientos y pensa- mientos puede que al principio lo encuentre algo violento © dificil, Si es asi, reldjese y practique. Escriba o hable de manera continuada durante el periodo de tiempo que haya establecido, Nadie le esta juzgando. Qué puede esperar sentir durante y después de haber es- crito? Como hemos encontrado en todos nuestros estu- dios, inmediatamente después de escribir podra sentirse triste © deprimido. Generalmente estos sentimientos ne- gativos desaparecen transcurrida més o menos una hora, y rara vez pueden Iegar a durar hasta uno o dos dias. Sin ‘embargo, la vasta mayoria de nuestros voluntarios sefiala- ron que sentian sensaci6n de alivio, felicidad y contento al poco tiempo de haber terminado los estudios de escritura. Explorar sus pensamientos y sentimientos mds intimos no es una panacea. Si usted esta afrontando la muerte, el divorcio u otra tragedia, no se sentiré instantineamente mejor después de haber escrito, Sin embargo, st debiera de tener una mejor comprensién o entendimiento de sus sentimientos y emociones as{ como de la situacién objeti- va en la que esta inmerso. Es decir, el escribir debiera de proporcionarle a usted un poco de distanciamiento y cier- ta perspectiva con respecto a su vida Capitulo 4 La confesi6n en el laboratorio Las personas experimentan un cambio cuando desve- Jan por primera vez sus experiencias trauméticas. Me di perfecta cuenta de ello mientras llevaba a cabo una entre- vista de estrés con Joey, un fornido veterano del Vietnam. Joey habia tenido que ir a visitar a un terapeuta pot con- sejo de un juez estatal puesto que habia amenazado fisica- mente a su jefe. Después de una semana de terapia inten- siva la terapeuta de Joey, Renita Kitchens, me llamé por- que sospechaba que Joey no le estaba contando toda la verdad. Ella conocia algo de mi trabajo, y ya que suponia que alguna de sus experiencias de guerra le estaban influ- yendo en gran medida, recomends que yo evaluase a Joey. ‘Mas alla de su acento tejano y de su campechania, Re- nita poseia indudables habilidades clinicas, Acordamos que una vez. estuviese Joey en el laboratorio, ella realizaria 2 Elarte de confiar en los demas B la mayor parte de las preguntas mientras yo controlaba sus niveles fisioldgicos. Durante los primeros veinte minutos de la entrevista, Joey habl6 acerca de su infancia, su situa- cin actual y algunas de sus experiencias en Vietnam. Tal y como habia predicho Renita, los niveles fisioldgicos de Joey se alteraron totalmente cuando se refitié de pasada a ‘uno de los puestos en la jungla en donde habia estado des- tinado. Renita insistié a Joey para que le diera més detalles acerca de dicho puesto. De repente la conducta de Joey cambié. Su voz bajé de tono y comenz6 a susurrar pala- bras atropelladamente en un tono monocorde, Comenz6 a narrar un episodio ocurrido en una salida rutinaria en una patrulla con su compafiero. Estaban alejados como un kilémetro del campamento base cuando sucedié lo que iba a cambiar su vida. Hubo una rafaga de disparos y mi compafiero cay6 al suelo, la mitad de su cabeza habia volado por los aires. Miré hacia atriba yun amarillo con una ametralladora estaba refugiindose en una ‘choza. Corri hacia alla, entré a a choza dando un salto, le dispa- réy le di en las piernas. Era una mujer la que habia disparado a mi compaiero y la que ahora estaba en el suelo sangrando. Nos miramos a los ojos. Le arranqué sus ropas ¢ hice el amor con ella Entonces, de repente, escuch¢ el ruido de helicépteros volando sobre nuesttas cabezas: eran de los nuestros. Saqué mi cuchillo y le rajé la garganta, La amaba, La maté. Habjan transcurrido quince afios desde que ocutrié esto y Joey nunca se lo habia contado a nadie. Renita y yo —que nos hallbamos en un estado de estupor—explora- mos los pensamientos y sentimientos de Joey acerca de este horror. Después de alrededor de cuarénta minutos de hablar pausadamente acerca del incidente, Joey comenz6 a llorar. Al poco tiempo, el velo comenzé a levantarse y Joey retorné a su vor habitual. Al finalizar la sesidn Joey se sentia fatigado y sus niveles fisiol6gicos indicaban que es- taba relativamente relajado. Al comentar su experiencia "4 James W, Pennebaker en el Laboratorio Joey admitié que estaba sorprendido de haber revelado fo que le ocurtié en Vietnam: «Parecti como si otra persona estuviera describiendo mis pensa mientos», La experiencia de dejarse llevar El cambio que sufrié Joey es idéntico al que a estas al- turas he visto cn otras innumerables ocasiones. A menu- do, cuando las personas en nuestros experimentos ha- blan o escriben acerca de secretos personales ¢ intimos, ciertos aspectos de su personalidad cambian temporal- mente. Esta transformacién es parte de la experiencia de dejarse levar, en la que las inhibiciones habituales ya no estin presentes. Durante el tiempo que dura dicho esta- do, suelen ocurrit cambios profundos en el estilo de ha- bla y escritura de las personas, ademas de en sus niveles fisiolégicos. En varios experimentos, hemos pedido a la gente que hablase ante una grabadora de sus experiencias mas trau- miaticas y también de hechos triviales, Aquellos individuos que han revelado un aspecto especialmente intimo de ellos mismos han mostrado una variedad de cambios en su voz y forma de hablar. Cuando empezamos por prime- ra vez esta investigacién, yo estaba convencido de que ha- bfamos mezclado de alguna manera todas las cintas graba- das. Por ejemplo, la primera mujer que participé en este tipo de estudios comenz6 a describir sus planes para el dia en un tono cantarin, agudo, casi presumido. Unos minu- tos después, al describir cémo habia robado cien délares de una caja registradora abierta, tanto su volumen como su tono fueron més bajos. Las caracteristicas de ambas vo- ces eran tan diferentes que ambas grabaciones parecian haber sido hechas por distintas mujeres. Un segundo efecto fiable hacia referencia al ritmo con El arte de confiar en los demés ue el que se hablaba. Cuanto mas traumético fuese un hecho, mis rpido hablaban las personas. De hecho aquellos su- jetos que sefialaron quem ian contado a nadie sus traumas fueron. es hablaron m: al ‘mos dado a muchas de estas personas la oportunidad de hablar acerca de unos sucesos en los que evidentemente habian estado pensando durante meses y hasta afios. La compuertas de la presa de la inhibicién se habian abierto y las palabras salian en tromba. En el caso de escribir sobre sucesos perturbadores, los efectos del dejarse llevar resultan tan perceptibles como cuando los participantes hablan acerca de ello. Por ejem- plo, del mismo modo que sucede al hablar, la gente escri- be mds répidamente cuando desvela algin trauma que cuando describe hechos u objetos triviales. Mas atin, las, alteraciones en Ja forma de escribir pueden llegar a ser ex- traordinarias, A menudo dentro del mismo escrito, y se- atin Ja persona cambia de un tema a otro, se pasa de un tipo de letra de imprenta a cursivo, y otra vez a la prime- ra, También se pueden apreciar cambios parecidos en fancién del tema del que se escribe en la inclinacién de la letras, la presién ejercida sobre el bolfgrafo o pluma, las sefales y pulcritud general del escrito. Otro fenémeno curioso se refiere a cémo la gente ha- bla y escribe acerca de experiencias inquietantes y perso- nales. Por ejemplo, dos temas conflictivos a menudo se activan mutuamente, sin que la persona aparentemente se dé cuenta. Cuando un tema hace acto de presencia, enseguida aparece su contrario, He aqui algunos ejem- plos interesantes obtenidos de uno de los estudios de es- critura. Una estudiante universitaria de veinte afios escribié: Quiero a mis padres. Tenemos una vida familiar perfecta, Mis padres me apoyan en todo lo que hago. No cambiaria nada de imi infancia, de verdad... [mis adelante en el mismo ensayo]. Mi 76 James W. Pennebaker padre ha sido tan cabronazo, sé que tiene algtin Ifo con su secre- taria, Mi madre lo paga conmigo, Tengo que llevar la ropa que lla quiere, citarme con los chicos que ella quiera, Este tipo de patrén es bastante frecuente. De hecho si ‘un ensayo comienza con frases del estilo de «tenemos una familia tan unida» o «mi hermanita es tan buena», nueve de cada diez. veces la persona contintia con un ataque en toda regla a su familia, hermanita o quien sea, Una palabra que nos revela muchas cosas es verdaderamente; por cjem- plo, cuando se dice: «Verdaderamente respeto a mi com. Paftero de habitacién», se esta queriendo decir: «No res. eto a mi compaiiero de habitacién». Como norma gene. ral, dicha palabra aparece al principio de un ensayo cuando la persona que esta escribiendo todavia esta guar. dandose cosas para si misma. De hecho, palabras como verdaderamente, —o bien, sinceramente francamente... suelen indicar inhibicién, Una vez que estos escritores en- tran en la fase en la que se dejan evar, estas palabras rara vez aparecen, El siguiente es otro ejemplo en el que un tema hace sur- sir otro tema. El autor es un novato de 18 afios quien en cuanto recordé que su madre tenfa en baja estima sus ca- Pacidades ortograficas, perdié temporalmente la capac dad de escribir correctamente: Hoy me ha Ilegado un paquete de mi madre, lo que me hizo estar muy excitado hasta que lo abri. Estaba lleno de cosas vicjas que habia dejado en mi habitacién, facturas, viejas carta, ete, ofensivo. Era como un recordatorio de cosas biejas y de echos in- maduros, y me senti como si volviera a ser un nifio, Por tiltimo, la relacién de asuntos que la gente desvela resulta a veces igualmente significativa. Por ejemplo, una mujer casada que se sentfa atraida hacia otro hombre mos. El arte de confiar en los demas 7 126 una forma similar de pasar de un tema a otro durante todas las sesiones del experimento: Quiero profundamente a Robert, pero sé que nunca po- El arte de confiar en los demas a Debo recalcar que los estudios sobre las ondas cerebra- les estn todavia en su estadio inicial. Sin embargo estos primeros resultados son alentadores. Esperemos que nos puedan decir mas cosas acerca de cémo la confesién y la psicoterapia influyen sobre Ja manera en la que piensa la gente. Por lo tanto, la congruencia de ondas cerebrales es tan sélo una hipétesis de trabajo. Ahora debemos éxplo- rar los propios mecanismos de pensamiento. El papel del laboratorio en la confesién A.estas alturas, deberia estar claro que un alto porcen- taje de estudiantes universitarios revelan con prontitud sus secretos mas intimos una vez. que estén en un labor torio de psicologfa. Aun cuando estén siendo grabados, una serie de sensores y tubos se hallen prendidos de sus brazos, manos y rostros y se les extraiga sangre, nuestros participantes se dejan llevar y nos muestran el lado més in- timo de ellos mismos. Si usted participara en uno de estos estudios, zmostrarfa sefiales de la experiencia de dejarse levar?, clo haria yo?. ‘Me he hecho esta pregunta muchas veces, y creo que yo silo haria. Un experimento en un laboratorio es una expe- riencia tinica, Al participante se le coloca en una situacion en la que puede divulgar cualquier cosa sin que tenga nin- gin tipo de repercusién. En cierto modo es mas seguro we hablar con un amigo intimo, comenzar una psicotera- jen gem UR wae ponades DSar oie mos proporcionado a las personas, de modo involunts un paraiso seguro y en el que no se juzga a nadie para que Ja persona pueda revelar todo lo que quiera. Curiosamente, estos experimentos dicen mucho, tanto acerca del poder del laboratorio, como de la naturaleza de la confesi6n, El contexto del laboratorio sefiala que los participantes no han de inhibir, como suelen hacer nor- 92 ® James W. Pennebaker malmente, sus pensamientos o sentimientos. El mensaje subyacente que intentamos transmitir es el siguiente: diga lo que quiera... a nosotros no nos importa... somos tan sélo un grupo de investigadores interesados en aquello que le hace a usted palpitar. Aunque el laboratorio proporciona un lugar seguro donde revelar los secretos, el grado en el que los partici- pantes Jo hacen esponténeamente también es importante Las personas parecen tener un impulso subyacente hacia Ja confesién. Para la mayoria de ellos la inhibicién no es agradable. A pesar de que muchos han estado guardando sus sectetos personales durante meses o afios, siguen an- siosos de comentarlos. Ciertamente se puede discutir si existe una verdadera necesidad biol6gica para la confe- si6n, Pero de cualquier modo, la gente esta dispuesta a re- velar aspectos de ellos mismos que son potencialmen- te humillantes, vergonzos0s © sencillamente contratios a ley. Los resultados fisiolégicos que han sido resumidos en estos dos iiltimos capitulos nos muestran el gran poder de la confesién, o quizas, el enorme esfuerzo que supone la inhibicién. Cuando las personas revelan experiencias per- sonales intimas, muestran inmediatos cambios en el pa- trén de ondas cerebrales, en los niveles de conductibili- dad de la piel, y otros evidentes correlatos en el compor- tamiento de la experiencia de dejarse llevar. Después de us confesiones hay descensos significati resin jorias en su cién_inmunoldgica, En las semanas colégica de la gente, Sal ora aceeen ee een ee Capitulo 5 La lucha por inhibir nuestros pensamientos Un hombre de negocios de buena presencia y de unos 45 afios se sent6 a mi lado en el vuelo entre Boston y Da- las, Mientras el avidn se preparaba para despegar, enta- blamos una conversacién sobre el tiempo y sobre el trafi- co en Boston en comparacién con el de Dallas. Este hom- bre iba a esta tltima ciudad para participar en una reunién de ventas relacionada con el mobiliario de ofici- na, Al enterarse de que era psic6logo se rié de manera ner. viosa y me aseguré que estaba en plena forma. Excepto al- gain dolor de cabeza ocasional .. y algunos problemas de insomnio jAN!, y también a veces rachas de tensién o nerviosis- mo. En el fondo no era nada. Solo habia durado seis o sie- te semanas, més 0 menos el tiempo durante el cual él y su mujer habjan comenzado a remodelar su casa. Y el carpintero siempre parecia estar alli. Y cuando él estaba de viaje de negocios, lo cual ocurria con bastante 93 4 James W. Pennebaker frecuencia, su mujer a menudo no estaba en casa cuando llamaba por la noche. Atin después de haber visto a su mujer y al carpintero abrazados en el patio trasero, deci- dié no decir nada, Estaba seguro de que su mujer estaba teniendo un lio. No llevabamos més de veinte minutos volando y me ha- bia revelado més sobre sus pensamientos y miedos que d#* cualquier otra persona durante afios. Describié sus pensa- mientos y emociones recurrentes con respecto a sti mujet, al carpintero y a si mismo. Pensamientos prohibidos de suicidio, asesinato, fracaso y humillacién habian ido ha- ciéndose cada vez. mas frecuentes. Vivas imagenes pasaban ante él cuando iba y venia del trabajo, cuando estaba tum- bado en la cama por la noche, y hasta en las reuniones. ‘Me explicé cémo habia tratado de frenar estos pensa- mientos, Sus intentos por permanecer siempre ocupado no funcionaron. Empez6 a realizar ejercicio fisico intenso ya beber mas de la cuenta, Sin embargo, las imagenes y las ‘emociones segufan volviendo. Aunque estaba desasoseg: do, el hombre del avién parecfa bastante sano. En cierto modo, sus reticencias a discutir sus problemas conyugales con otra persona le habfan convertido en prisionero de sus propios pensamientos, eRe dénde vienen estos pensa- mientos no deseados? ¢Cémo podemos escapar de ellos? Prlsoneros de pensamientosnodeseadon, yo La mayoria de las personas sufren durante algan perio- do de su vida por pensamientos intrusivos y no deseados. Algunas encuestas realizadas a adultos y a estudiantes uni. versitarios indican que la mayoria de los pensamientos 0 deseados hacen referencia al sexo, la agresidn, la enferme. dad y la muerte, el fracaso, los problemas en las relacio. nes, Ia basura y contaminaci6n, y la comida. Sin embargo, un estudio mas preciso de los pensamientos no deseados | | Elarte de confiar en los demas 8 u obsesivos nos revela que las personas se convierten en isioneras de sus propios pensamientos,en momentos ietante predecibles desu vie La mayors de los pensa- mientos no deseados comienzan a eflorar al poco tiempo Sequel esierscriasAivan tim trantnnclab record sles Geo que haya podido ocurrit con anteriotidad en sus vidas. El mayor peligro de los pensamientos no deseados ¢s Ge pecen aura Uaese psoas cada ver ca ener pensamiento no deseado comtin entre las personas que acaban de ser padres par primem verse reficte a imndgenes en las que hacen dafio a sus hijos. Muchas personas pien- san para si mismos ¢qué dirian los demés si conocieran es- tos pensamientos asesinos? Luego, los pensamientos so- brepasan la idea de hacer dafio al bebé y se transforman en ‘opiniones muy negativas acerca de si mismos: soy una per- sona horrible. A continuacién, sus pensamientos otigina- Tes, que eran bastante normales, quedan fuera de control. La gente se involucraré en una serie de comportamientos con el fin de intentar bloquear estos pensamientos de su mente. Muchos estudios de casos han mostrado cémo las personas pueden desarrollar el miedo a los cuchillos del do a sus pensamientos de que pueden hacet dafio al bebé, y exigen que se retiren todos los instrumentos punzantes de In casa, Otras personas al afrontar estos pensamientos no deseados insisten en que alguien més esté siempre pre- dente ormridovel Beh Elestearcaimaonssy crron aiken wence llamente se convierten en compulsivamente organizados 0 se enfrascan en algiin tipo de proyecto que directamente es ayude a bloquear los pensamientos. ‘Los pensamientos perturbadores ¢ intrusivos general- mente tienen lugar’ cuando las personas idbentan guprinic las imégenes que surgen de manera natural y que se pre- sentan.en su mente, En varias épocas de nuestra vida to- dos nosotros hemos tenido pensamientos de indole se- xual, de asesinatos y hasta de suicidio. Genetalmente es- 36, James W. Pennebaker tos pensamientos no son un problema en y por si mismos. Sin embargo, cuando la idea de tener un determinado pensamiento llega a resultar algo tan repugnante, amena- zador e inaceptable que intentamos inmediatamente cen- surarnos, a menudo el pensamiento comienza a perseguir- nos reiteradamente Por lo tanto, gran parte del problema reside no en tener pensamientos monotemiaticos o perversos, sino en inten- tar suprimirlos, Cuanto més intentemos climinarlos, mas robable es que fa te, Un ejem- lo perfecto es el problema del oso blanco. Intente no pensar en un oso blanco. Se lo estoy dicien- do completamente en serio, Intente no pensar en ello du- rante el siguiente minuto. Si de verdad intenta seriamente hacer este pequefio experimento relacionado con el pen- samiento, probablemente fracasara. En un momento u otro, algiin aspecto o rasgo del oso blanco apareceré en su mente. Este ejemplo concreto esta sacado de una intere- santisima linea de investigacién levada a cabo por Dan Wegner en la ‘Trinity University de San Antonio, que se halla descrita en su reciente libro White Bears and Other Unwanted Thoughis. Mediante varios experimentos, Wegner descubre que las personas tienen una enorme di- Batter ences les imagenes y pensamifentos no de- seados. = Dada la dificultad de suprimir los pensamientos sobre 80s blancos, imaginese el esfuerzo necesario para inten- tar controlar las imagenes de inaceptables perversiones se- xualles, la muerte de su hijo, o el asesinato de su cényuge Wegner encuentra que la dificultad de suprimir los pensa- mientos psicolégicamente perturbadores se multiplica si estamos deprimidos. Cuando estamos alegtes es relativa- mente facil apartar de nuestra mente un pensamiento ne gativo. Por el contrario, en el caso de que estemos depris i ensamientos _negativos_encontraras preno- s abonado en el que crecer jCada intento de suprimirlos, Elarte de confiar en los demés a provocard el efecto opuesto al deseado, lo cual nos haré estar atin mas deprimidos. éEs posible salir del circulo de alguna manera? Es decir, una vez que experimentamos pensamientos no deseados recurrentes, ¢existe algtin truco Ogico que nos per- mita romper este cerco? La respuesta es afirmativa y nega- iieaallalyens Also a sab ape Gee lane kecaican aoe Gionan. Otras son efectivas algunas veces Fel iro de earn aearea carmen ue “inico que logran los intentos de inhibir los pensamicntos es exacerbarlos. La paradoja de esta historia quizés sea precisamente algo que usted no deseaba escuchar: si sufre por sus pensamientos prohibidos o inaceptables permita- se pensar en ellos. En palabras de Wegner, deje de refre- narse. trie Un buen ejemplo de esta cuestién nos lo oftece Lauren, una mujer de 23 afios. Lauren habia tenido una relacién satisfactoria con un hombre de aproximadamente su mis- ma edad durante un afio. Un dia, haciendo compras, se detuvo a observar a otra mujer probindose un vestido. Entonces, de acuerdo con Lauren, surgié un pensamiento de la nada: cqué se sentiria al besat y hacer el amor con esa mujer? Este pensamiento la horrorizé de tal manera que comenz6 a temblar. Durante los dias posteriores, Lauren intent6 con todas sus fuerzas no tener pensamientos ho- mosexuales, lo que por supuesto la llevé a experimentar- los atin mas frecuentemente, Después de hablar con Lauren, le aconsejé que intenta- ra una serie de experimentos cortos, cada uno con una duracién de una hora. En una sesién le pedia que conti- nuara no pensando en estos pensamientos homosextales tal y como lo habia estado intentando. Como era de espe- rar, pensamientos inaceptables acudieron a su mente alre- dedor de una decena de veces durante la siguiente hora, A continuacién, cambiamos las reglas y discutimos los pen- samientos homosexuales. Teniendo en cuenta mi expe- 98 James W. Pennebaker riencia, los pensamientos como éstos son perfectamente normales, todo el mundo los tiene alguna vez, no es nada extraordinario que aparezcan en su mente, En el caso de Lauren, esto significaba dejar que sus pensamientos se- xuales entraran y salieran de su mente de manera natural. Utilizando esta estrategia, Lauren sefial6 que slo habfa tenido durante la siguiente hora, pensamientos homose- xuales en dos ocasiones. Hacer que un pensamiento inaceptable sea aceptable es el primer paso para lograr un pensamiento saludable. Después de nuestros pequefios experimentos, Lauren de- cidi6é comenzar una psicoterapia para explorar sus pensa- mientos en mayor profundidad. Como me conté poste- tiormente, hablar acerca de sus pensamientos prohibidos la ayud6 a comprender sus ansiedades acerca de la sexua- lidad, su relacién con su novio y también con otras mu- jeres. Tipos de pensamiento saludables y no saludables La historia de Lauren hace que surja la pregunta de si existen maneras saludables y no saludables de pensar. Tal interrogante presupone que, primeramente, sabemos cémo medir y definir los tipos de pensamiento. Sin em- bargo, si pudiéramos medir estos diltimos, podriamos ve- rificar si amortiguaban en las personas los efectos adver- sos de traumas especificos o del estrés en general. Me interesé por los tipos de pensamiento de una forma un tanto indirecta. Hace varios afios, estaba preparando tuna conferencia sobre el tema de pensamiento y memoria. La primera referencia que utilicé fue el libro de William James Los principios de la Psicologia. En este texto clisico de 1890, James clemostraba su fascinaci6n por las formas ‘en que las personas pensaban, Comparaba los procesos de pensamiento con una corriente que se movia continua. Elarte de confiar en los demas a mente de un tema a otro. Uno de los problemas de los que James era mas consciente era el de la forma de medir di- ‘cha corriente de pensamiento o flujo de la conciencia. To- dos los dias cada uno de nosotros pensamos en miles de asuntos. Y%bus amigos criollos del instituto, Russell recordaba cémo 2 3 cuando se sospech6 que una de estas personas habia roba- 2 Yddo en una tienda de licores, st nivel de pensamiento des- «oS cendié, o cémo cuando otro amigo dejé a su novia, pasé a {qua nivel més alto de pensamiento, Tanto para Russell como para mi, un factor importante +a el control. Cuando las personas no controlan un estre- 3X \ Shon se van a.un nivel més bajo de pensamiento. Sin embar- cuando se tiene un control potencial, las personas § \QSazanzan a um nivel mas alto. Las razones son bastante cla. 3 tas. El pensamiento de nivel bajo ayuda a la gente tanto a ‘evitar pensar acerca del estresor como acerca de sus pro- pios sentimientos concernientes a la falta de control. El “S\ pensamiento de nivel alto permite a los sujetos considerar +>\ “la complejidad del estresor. Si las personas tienen un con- trol potencial sobre el estresor, ser una ventaja para ellos Yel darse cuenta de las diferentes faceras del estresor y del \\ contexto que le rodea \ _ Russell y otro estudiante de licenciatura, Ed Staak, se propusieron probar esta idea haciendo que la gente escri biera durante quince minutos utilizando la técnica del flu- jo de la conciencia, Durante los primeros cinco minutos, Jos participantes permanecfan en una habitacién trangui Ja, A continuacién se les acompafiaba a un cuarto conti- guo en el que escribian durante otros cinco minutos mien- tras escuchaban cortos e impredecibles estallidos de ruido aun volumen alto, El ruido, a pesar de ser molesto y desa- gtadable, no era ni daiino ni peligroso. Durante los cinco ION Elarte de confiar en los demés 103 ‘iltimos minutos de escritura, los voluntarios se sentaron en una habitacién contigua libre de estallidos sonoros. Durante el periodo de cinco minutos que duraban esas explosiones de ruido, la mitad de los sujetos pensaban que podian controlar el ruido. Sin embargo estas percepciones de control fueron sutilmente manipuladas. A aquellos vo- luntarios a los que se les asigné por azar al grupo de per- cepcién de control, sé les dijo lo siguiente: Sien un momento dado encuentra usted que el sonido es bas- tante desagradable, simplemente apricte este botén y parari. Es usted completamente libre de parar el ruido cuando quiera. De hecho, muchas personas lo han hecho. Quiero recalcar que tiene usted total control sobre el ruido en todo momento. A los dems participantes en la condicién de no per- cepcién de control se les dijo lo siguiente: Una vez que comience el ruido usted ha de continuar escu- chandolo, No intente parar el ruido jugando con el magnetofo- no, Quiero recalear que usted no tiene hingtin control sobre el ruido, Se ha visto que esta técnica tan ingeniosa puede mani- ular las percepciones de control a pesar de que todos los participantes escuchen los mismos estallidos de ruido. Al igual que en otros experimentos que emplean el paradig. ma de percepcién de control, nadie intenté parar el soni- do durante el experimento. Basindonos en las muestras escritas tanto antes como durante la audicién del ruido, pudo comprobarse que los estudiantes que no tenfan ningtin control sobre éste baja- ban el nivel de su pensamiento una vez que empezaba el ruido, Durante el periodo de ruido no eran emocionales y se centraban en temas intrascendentes, Por otro lado, los niveles de pensamiento de los voluntarios con percepeién de control no se vieron afectados por los estallidos de rui- 104 James W. Pennebaker do, En efecto, durante los estallidos de ruido, los estu- diantes con percepcién de control expresaban sus emo- ciones, los sentimientos sobre el experimento y hasta los sentimientos acerca de si mismos libremente. Al hablar con los voluntarios al acabar el experimento, quedé claro el motivo por el que las personas tendian al pensamiento de nivel bajo al producirse el ruido incontro- able, Durante un momento de tensin, el pensamiento de nivel bajo constituye un método mediante el que las per- sonas se distraen de la causa y de las consecuencias emo- cionales de dicha tensién. Como sefalé una mujer: «Al principio, el ruido me volvié loca hasta que empecé a pen- sar en ir al centro comercial, a qué tiendas iria, la ropa que veria...». Por lo tanto, el pensamiento de nivel bajo hacia que fuera mas facil no pensar en el ruido. Por el contratio, el pensamiento de nivel alto estaba asociado con darse cuenta de los sentimientos de irritaci6n, célera o ansiedad causados por el ruido. Sin embargo el hecho de pensar a un nivel bajo traia consigo pagar un curioso precio. Los estudiantes que no tenfan percepcién de control eran menos perceptivos y pensaban menos en el experimento. No trataron de figu- rarse el propésito del estudio, la naturaleza del ruido o las, motivaciones 0 razones del experimentador. En cambio, los estudiantes que tenian percepcién de control se dedi- caron a intentar resolver el problema durante este periodo de tiempo. «Me preguntaba todo el rato, cexiste alain pa- tr6n en estos ruidos?, glas demas personas oyen los mis- ‘mos tonos que escucho yo?, y zcomprobara el experimen- tador si el ruido cambiaba mi estado de animo?» Si hemos de fiarnos de los experimentos de laboratorio, debiéramos observar cambios parecidos en los niveles de pensamiento entre personas bajo situacién de estrés en el mundo real. Mas atin, estos cambios en el nivel de pensa- miento podrian indicar posibles problemas de salud, asi como cambios en la resolucién de problemas creativos. El arte de confiar en los deméis 105 Atontarse y evitar el dolor ‘Acababamos de terminar de analizar los datos del estu- dio sobre los ruidos cuando Peter, un amigo profesor del departamento de inglés, se acere6 por mi despacho. Me explicé en un tono de voz monocorde que su mujer de 22 afios acababa de irse para «probar algo nuevo». A pesar de que afirmaba que no estaba afligido, vean lo que hacia para no pensar en su mujer. Normalmente Peter era algo descuidado, sin embargo me cont6 que ahora pasaba la aspiradora por toda la casa dos o tres veces al dia. Habia dejado de escribir un libro muy importante para él y en su lugar, se habia dedicado en los tiltimos dias a examinar sus extractos bancarios para estar seguro de que el banco no habia cometido ningtin error. Aiin mas chocante fue el cambio efectuado en su forma de pensar en general. Una de las razones por las cuales Pe- tet y yo nos habiamos hecho amigos era que a ambos nos agradaba charlar acerca de libros y articulos. Peter, un de- vorador de libros con una mente flexible, tiene una incref- ble capacidad para relacionar ideas sacadas de la literatu- ra, antropologia y disciplinas paralelas. Mientras estaba- mos hablando, Peter logré trasladar el tema de conversacién de su mujer a un libro que habia leido de Brett Easton Ellis, Menos que cero. Su anélisis del libro hizo que me quedase boquiabierto. Para Peter, el libro de Ellis tenia ciertos defectos graves: a veces los verbos en participio se quedaban colgando, a menudo las frases que- daban incompletas y algunas palabras estaban incorrecta. mente esctitas. Pero, insisti yo, qué me puedes decir del tono general de la obra, el reflejo que se hace en ella de una generacién marcada por las drogas, la television y la alienaci6n? A Peter no le interesaban estos asuntos, Para 4, el tema de los participios colgados era mucho mas im portante. La forma de pensar de Peter era igual a la de los nglo- 106, James W. Pennebaker bados en la categoria de no percepcién de control dentro de los participantes del experimento sobre el ruido men. cionado anteriormente. Al reducir su punto de mira a las motas de polvo en la alfombra, exttactos bancarios y fra- ses en vez de libros, Peter era capaz de negar gran parte del dolor que sin lugar a dudas estaba sintiendo, Sin em- bargo, el trabajo de inhibir pensamientos y emociones de- sagradables habfa pasado factura. La calidad de su traba- jo se resintié y también sus relaciones con otras personas, El pensamiento de bajo nivel empleado por Peter habia aliviado su suftimiento a costa de convertirle temporal- mente en un idiota. El comportamiento de Peter es tipico de un gran niime- ro de personas que se enfrentan a enotmes e incontrola- bles estresores. Por ejemplo, un grupo de investigadores realiz6 un estudio en que examinaron el comportamiento de las mujeres israelies cuyos maridos fueron dados por desaparecidos en la guerra drabe-israeli de 1973. Una tes- puesta frecuente entre estas mujeres fue la de preocupar- se de manera compulsiva por detalles triviales como pagar las facturas, elegir una alfombra, etc. Al pasar a niveles ex- tremadamente bajos de pensamiento, dichas mujeres esta- ban evitando con todas sus fuerzas pensar en un hecho potencialmente devastador. Haciendo historia, comprobamos que se han realizado varias investigaciones sobre la forma en que los patrones de pensamiento cambian cuando las personas estin estre- sadas. Por ejemplo, Freud enumeré una serie de mecanis- mos de defensa que los individuos emplean para proteger- se de sensaciones aplastantes de ansiedad. Muchos de es- tos mecanismos, como la negacién, la supresién y las obsesiones, son parecidos a las estrategias de bajo nivel de pensamiento. Mis recientemente, los cientificos han intentado identi- ficar la forma en que los patrones de pensamiento afectan a la resolucién de problemas en general. A mediados de El arte de confiar en los demés 107, Ios setenta, la psicdloga de Harvard Ellen Langer comen- 26 un proyecto preciso que intentaba comprender en qué ‘momento las personas se volvian «estiipidas» en lugar de «conscientes» en su pensamiento diario, En los momentos en que las personas actiian estipidamente 0 no piensan, son rigidas de pensamiento y no son capaces de apreciar nuevas aproximaciones a los problemas. Al contratio, cuando estén actuando conscientemente, solucionan acti. vamente los problemas y ven el mundo desde miltiples perspectivas, De acuerdo con Langer, todos nosotros po- demos ser esitipidos a veces y conscientes otras. El ser es- ttipido o no pensar, un estado parecido al pensamiento de nivel bajo, tiene sus inconvenientes. Todos nosotros podemos ser presa del pensamiento es- tdpido por diversos motivos: vivir una vida totalmente predecible, dejar que otros piensen por nosotros, ver la te- levisin, estar en contextos completamente incontrolables en los que creemos que nada de lo que hagamos servira para mucho, Cuando somes estipidos o pensamos en un nivel bajo no sentimos mucho dolot, ni tampoco sentimos mucha felicidad, No sentimos nada de nada. Tal y como enuncié Langer, a menudo se empuja a las personas que residen en asilos a que vivan existencias aburridas y ruti narias. Cuando esto ocurre, es ms probable que se con- viertan y permanezcan estipidos durante la mayor parte del dia, En un estado de no pensamiento, la gente no esta motivada para hablar con otras personas, desarrollar nue- vos inteteses o aprender cosas nuevas. Alo largo de varios estudios, hemos llegado a saber que cuando las personas estan atontadas actian peor en prue- bas de cteatividad y pensamiento complejo. Estas perso- nas también pueden ser mas ficilmente persuadidas por timadores, anuncios televisivos y discursos politicos. En tun sentido muy real, la estupidez nos aronta y la conscien- cia nos hace ser mas listos. EI pensamiento de nivel bajo y la estupidez reflejan t- 108 James W. Pennebaker pos de pensamiento que nos pueden proteger de tener que sentir y pensar, Cuando llevamos una vida desgracia- da, cualquier forma de evasién es a menudo bienvenida La mayotia de los ejemplos que he mencionado sugieren que el pensamiento de nivel bajo refleja una manera auto- matica de tratar con las experiencias desagradables. En general, las personas se mueven hacia el pensamiento de nivel bajo sin ser conscientes de ello. Como en el caso de Peter, el profesor de inglés, tan pronto como se separé de su mujer pasé automaticamente a un nivel bajo. En efec- to, ni siuiera era consciente de su comportamiento estii- ido. iid peraemientoysteae: apa en a Rene eee el estrés 0 pensamientos no deseados requiere trabajo. Ellen, cuyo marido de 40 afios de edad murié repentina- mente, me permitié leer su diario varios afios después. En una anotaci6n realizada diez dias después de su muerte, Ellen sefiala la kucha psicolégica que supone hacer frente al dolor: Voly{ al trabajo hoy [...] fue una buena terapia, limpié la mesa y organicé los papeles como una posesa, pero al llegar a casa me ‘errumbé. Hay tanto que decir y compartir, y nadie con quien compittirlo, [Dos dias después] Los momentos més dificiles en Ja oficina son cuando realizo trabajos de tipo automitico, cuan- lo puedo pensar mientras realizo el trabajo. Si me dan una tarea cen [a cual sea necesario pensar al realizarla, me involucro y el tra- bajo me absorbe. Si me dan unas tarjetas para ordenar alfabéti- ‘camente, loro. Recuerdo cémo solfa llamarme durante el dia, alegre, catifioso y lleno de planes. Mientras que Ellen fue tremendamente perspicaz acer- cade su comportamiento y pudo estructurar su dia para minimizar su dolor, muchas personas se centran en aficio- nes o habitos que les fuerzan a tener un nivel sostenido de pensamiento bajo. ‘Desde hace mucho tiempo me ha interesado el ejercicio El.arte de confiar en los demés 109 fisico. En los tiltimos afios, los estadounidenses como nin- gin otro pueblo en el mundo, se han aficionado al jog- ging, los deportes de raqueta, el levantamiento de pesas y a formar equipos para hacer ejercicio. Parte de la locura por el deporte refleja una preocupacién general por la sa- ud fisica, Pero sospecho que también proporciona una buena manera de idiotizarse, es decir: de moverse hacia tun nivel mas bajo de pensamiento. Hablo con conocimiento de causa. Durante los perio- dos mas estresantes de mi vida, he encontrado un gran placer en correr grandes distancias. Los problemas en el trabajo o en casa desaparecen tan pronto como salto a la pista. En efecto, todos los problemas desaparecen porque soy incapaz de concentrarme mas de unos segundos en cualquier asunto. Aunque quisiera, no podria pensar en el sentido de la vida, en mis sentimientos y pensamientos mis intimos con respecto al amor y a la muerte, o hasta en la manera de reorganizar mi mesa, Mientras corro, quizas sufra un dolor fisico pero estoy mas feliz y soy mas es- nipido. : Como un inciso, diré que en muchos de nuestros estu- dios sobre la escritura de los traumas, hicimos que los es- tudiantes calcularan el nimero de horas que empleaban cada semana en hacer ejercicio. A lo largo de tres estudios, hemes ido encontrando una débil tendencia indicadora de que escribir sobre los traumas hace a la gente mas salu- dable, lo que trae como consecuencia realizar menos ejer- cicio en los meses siguientes al estudio. El escribir sobre Jos propios traumas puede minar la obsesién por el ejerci- cio de algunos de los participantes al reducir su necesidad de evitar enfrentarse a pensamientos o sentimientos desa gradables, Por mucho que me guste mofarme de los fandticos del ejercicio, del jogging y de otras formas de abusar fisica- mente de uno mismo, he de reconocer que cuando estas actividades se realizan de forma moderada, son un modo 110 James W. Pennebaker saludable de escapar de los estresores de nuestra vida dia- ria, En efecto, el ejercicio es una manera enormemente més saludable de ahondar en los niveles bajos de pensa- miento que muchas de las posibles alternativas. El alcohol y varias otras drogas psicoactivas son empleadas a menu- do para los mismos fines, ya que tesultan muy répidas y | cficaces para transportar al que las consume a un nivel més bajo de pensamiento. Bajo los efectos del alcohol, la mayorfa de las personas no son capaces de reflexionar de- masiado sobre sf mismas, ser conscientes de sus propias | emociones 0 adentrarse en problemas psicolégicos com- plejos. Por tiltimo, existen una serie de adicciones psicol6gicas que en efecto son inductoras de un nivel bajo de pensa- miento. Las personas totalmente inmersas en su trabajo (obsesos del trabajo), en sus patrones de comida y dieta (obsesos de la comida), en sus conquistas sexuales (obse- sos sexuales), o hasta en sus relaciones con los demas (ob- sesos de las relaciones) utilizan a menudo sus trabajos, su comida, el sexo o cualquier otra cosa como una forma de evitar pensar sobre los asuntos de indole psicolégica que estan afectando seriamente a su vida, De hecho, la recien- te popularizacién del movimiento de codependencia y de varios programas de doce pasos (por ejemplo, Alcohdlicos Anénimos) refleja una creciente concienciacin de los. ligros personales y sociales que tiene él pensamiento de fi] vel bajo unido a ios comportamientos adictivos. Los pensamientos no deseados pueden dominar nues- tras vidas. La investigacién sobre el oso blanco demostré claramente la dificultad de suprimir directamente los pen- samientos e imagenes. El trabajo sobre el tema del pensa- miento de nivel bajo sefiala los problemas inherentes a distraernos de los pensamientos y emociones desagrada- bles. La estupidez, los comportamientos compulsivos y adictivos, y otras formas de pensamiento de nivel bajo mi- tigan nuestro dolor al hacernos pensar menos y reducir Elarte de confiar en los demas pF enteric Bye nuestra atencién. En resumen, el pensamiento de divel bajo generalmente sirve como un pafio caliente mental para las ansiedades psicolégicas crénicas. Afortunadamente, si vemos una caida en nuestro nivel de pensamiento generalmente podemos tomar medidas para solucionar el problema subyacente. Tal y como indi- can nuestros estudios sobre la expresion oral y escrita, el confrontar psicolégicamente las experiencias desagrada- bles produce beneficios a largo plazo en la salud psicol6- gica y fisica. Entre las personas cuyos cényuges han muer- to de repente, cuanto mas sefialan haber hablado sobre la muerte menos han pensado acerca de ella. Entre los vete- ranos del Vietnam, uno de los tratamientos mas eficaces para curar las escenas retrospectivas no deseadas de com- bate es el de animar a los veteranos a hablar acerca de ellas y a revivir sus experiencias de guerra Estudio tras estudio, va haciéndose notorio el valor que posee confrontar de manera directa los pensamientos no deseados. El escribir 0 hablar sobre los pensamientos no deseados es claramente beneficioso. Sin embargo re- cuerden de capitulos anteriores que confrontar nuestros pensamientos no deseados puede ser doloroso y product ansiedad, Afortunadamente, en general el dolor es tempo- ral, Confrontar la fuente de nuestros problemas disminu- ye la necesidad del pensamiento de nivel bajo. En resu- men, aceptar y revelar nuestros pensamientos y sentimien- tos puede restituirnds nuestra inteligencia. Al caer la noche: el insomnio y su tratamiento Las experiencias traumaticas y estresantes alteran la for- ma en la que pensamos normalmente. La mayoria de los dias podemos escapar de los pensamientos no deseados mediante el pensamiento de nivel bajo. A pesar de que este tipo de pensamiento nos puede hacer menos saluda- 2 James W. Pennebaker bles y hasta ligeramente més tontos, nos permite poner tuna barrera ante los sentimientos de ansiedad y dolor. Como ya hemos visto, es relativamente facil adoptar las es- trategias de pensamiento de nivel bajo durante el dia, ha- ciendo jogging, bebiendo o involucrandonos en tareas en las que no tengamos que pensar. Sin embargo, a la hora de dormir las reglas cambian. Un sello distintivo de la ansiedad y la depresion es el in- somnio, la incapacidad de dormir. Esta tumbado en la cama en parte cansado en parte tenso. Puede pensar bre- vyemente en un problema que tenga en alguna relacién y Tuego en lo que deba hacer mafiana y en por qué la tempe- ratura de la habitacién no es la adecuada y en lo que de- iera haber hecho ayer, y de vuelta al problema de la rela- cién, y jay, Dios mio!, sino se duerme en los préximos diez minutos mafana estar exhausto. Sus pensamientos cambian de direccién a un ritmo vertiginoso. En la oscu- ridad de su habitacién no hay distracciones, tan sélo estan usted y sus pensamientos desbocados. En una de estas noches sin poder dormir, le di vueltas a Ja cabeza a la idea de encontrar alguna forma de sacar to- dos estos pensamientos de mi mente, algtin tipo de extrac- tor de pensamiento que hiciese la funcién de aspiradora psiquica. Quizas justamente por esta analogia con la aspi- radora se me ocurrié hacer que la gente hablase delante de un microfono acerca de sus pensamientos y sentimien- tos para probar si asi se despejaban sus mentes. Sus pen- samientos no deseados serian absorbidos de sus cerebros por el magnetéfono. Puesto que no podia dormir decid intentarlo, Me le- vanté silenciosamente, encontré una grabadora y me tum- bé en el sofa de la sala de estar. Con los ojos cerrados y la cinta funcionando, hablé sosegadamente acerca de mis pensamientos y sentimientos tal y como se me iban ocu- triendo, usando la técnica del flujo de conciencia. A los diez minutos, me encontraba profundamente dormido. Blane de coir nloedemés pinoaO> 13 Holly Willi estudiante de segundo afo de li- cenciatura, esedché al dia siguiente mi historia sobre la técnica de efraccién de pensamiento. Aunque algo dubi- tativa acerca de su efectividad, accedié a intentatlo. Alre- dedor de dos semanas después, volvié a mi oficina y sugi- i6 una forma de averiguar si la vocalizacién del pensa- miento (como ella preferia llamarlo) funcionaba de verdad. El estudio que finalmente llevamos a cabo reque- ria la participacién de 30 estudiantes con problemas de somnio, Cada estudiante pasé la noche en un dormitorio que estaba libre, completando un cuestionario antes de ir a la cama y otro al despertarse a la mafiana siguiente. Al ise a la cama, todos los estudiantes levaban una mascara de oxigeno modificada con un micrSiono acoplado a su ase. Los estudiantes fueron asignados al azar a uno de tres grupos de suefio. El grupo de «no-hablar» simplemente se iba a la cama e intentaba dormirse. Al grupo experi- ‘mental de estudiantes le fueron dadas instracciones para que registrara en alto, usando la técnica de flujo de con- ciencia, sus pensamientos y sentimientos. Al tercer grupo de estudiantes, que fueron asignados al grupo de «con- tar», se les indicé que contaran ovejas (u otros animales) en alto hasta que se durmieran. Las grabaciones del mi- cx6fono nos permitfan estimar en qué momento los estu- diantes se dormfan, puesto que los patrones de respira- cidn cambiaban de manera acusada cuando aparecia el suefio. La estrategia de vocalizacién de pensamientos fue muy efectiva en mejorar tanto la calidad como la inmediatez del suefio, Los sujetos experimentales sefialaron que ha- bian dormido mejor, habfan tenido menos dificultad en dotmirse y habfan suftido menos interrupciones del ste- fio durante la noche en comparacién con los miembros de otros grupos, Es interesante constatar que los sujetos que contaron ovejas (u hombres, en el caso de una mujer) fue- 14 James W. Pennebaker ron Jos que tardaron mas tiempo en dormirse, Otro cuen- to de las abuelas que se cae hecho pedazos. Desde que se realiz6 el experimento de Holly, he reco- mendado la técnica de extraccién de pensamiento a varias personas que sufrian de insomnio esporidicamente. Entre los sujetos en los. que el insomnio parece tener una muy probable base psicol6gica la técnica es muy efectiva. Los Siguientes, son ejemplos de insomnio de origen psicol6gi- to, un abogado de 45 afios a punto de casarse por prime- ra vez y un estudiante de 24 afios cuyo techo del aparta- mento habia sido arrancado por un tornado una semana antes, En los casos en los que el insomnio puede ser refle- jo de una lesién © de otros problemas biolégicos subys- centes, la técnica no ha funcionado. Muchas veces somos inctefblemente ignotantes con respecto a nuestras necesidades, motivaciones y conflie: tos. Cuando petdemos el control de una situacién, esta- mos ansiosos 0 ., de manera natural pensamos en cambiar nuestra clase de pensamientos. Aunque el pensamiento de nivel bajo puede reducir nuestro sufri- miento, también puede reducir nuestro pensamiento de tal manera que no Meguemos a apreciar que algo no va bien, Entonces, nos podemos convertir en prisioneros de tuna paradoja construida por nosotros mismos: si evadi- mos esponténeamente la consciencia de que algo va mal, Entonees ze6mo vamos a danas cuenta de ello alguna yez?, gcémo podemos esperar controlar en algiin momen- to nuestro problema o cambiar nuestras vidas? La respuesta a esta paradoja proviene de nuestros pro- pios comportamientos. Debemos ser sensibles a las altera- Ciones de nuestra salud, de nuestros habitos de dormir y de nuestros suefios. Si enfermamos, nuestra enfermedad puede ser reflejo de algén virus, pero también pudiera ser {a seal de un estresor importante en el que quizis no es- temos pensando abjertamente. De igual manera, los pro- blemas de suetio y los grandes cambios en su contenido y Elarte de confiar en los demas 45 vivacidad: pueden servit como importantes signos de nuestra salud psicolégica. Una vez que seamos conscien- tes de las sefiales de alarma, podemos ajustar de manera adecuada nuestros niveles de pensamiento. ‘Aestas alturas ya deberia estar claro que han de consi- detarse varios aspectos ala hora de entender y afrontar los pensamientos no deseados. Tener ideas repetitivas acerca de los traumas o de otras imagenes displacenteras resulta una carga muy estresante que todos nosotros hemos pade- cido en algiin momento. Podemos hacer frente a los pen samientos desagradables de distintas maneras, muchas de las cuales tienen éxito a corto plazo. Sin embargo, son me- nos las estrategias que consiguen neutralizar a largo plazo dichos pensamientos desagradables. Si usted se halla embebido por pensamientos no desea- dos, en primer lugar dése cuenta de que no son mas que pensamientos, Acéptelos como suyos en vez de intentar combatirlos. Una forma de afrontarlos es escribir sobre ellos de manera teflexiva y emocional.

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