En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.
Santísima Virgencita señora de Guadalupe, Madre de Dios y Madre
nuestra, no dejes nunca de mostrarnos tu misericordia. Reina de los Ángeles y de los hombres, gracias te damos por abogar a favor nuestro, te pedimos humildemente que sigas mostrándonos tu infinito amor y tu bondad, abriéndonos tus dulcísimos brazos para acogernos y protegernos bajo tu manto y regálanos los dones preciosos de la caridad, de la humildad y la obediencia. Hoy te consagro Madre mía, mi vida, mi trabajo, mi familia, mis alegrías y mis tristezas, mis enfermedades y mi sanidad, mis aciertos y mis fallas, y te pido Madre Bella, que no dejes de interceder por mí ante nuestro Padre Celestial, nunca me sueltes de tu mano y concédeme la gracia de amarte por siempre. Amén