Está en la página 1de 1

No entiendo por qué dejaste de creer, siempre remamos en la misma dirección, cuando de

repente un viento en contra te hizo retroceder y allí fue que no pude remar más. Precisamente,
porque faltaba ahí tu presencia, tu alma, tu aliento, para que así nos mantengamos como dos en
uno.

También podría gustarte