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TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)

Que debe saber acerca del Trastorno del espectro autista TEA

Por: Lic. Leonardo Guerrero y el Lic. Cesar Ramos.


Psicologos Clinicos y Terapeutas Conductuales.
Intimo-tb.blogspot.com
ITB.

El cuidado diario de un niño con


autismo es de vital importancia,
conciliar sus necesidades físicas, con
un entorno apropiado y el apoyo a su
enseñanza es un reto continuo. Sin
embargo, a pesar de que cada niño es
único y el nivel del trastorno puede
variar ampliamente, hay algunos
elementos que pueden ser de utilidad
para hacer un poco más fácil el
cuidado de un niño con autismo.

¿Cuáles son algunas de las afecciones


que pueden tener los niños con el
TEA?

Problemas sensoriales:
Muchos niños con el trastorno del espectro autista (TEA) reaccionan
con exageración o con indiferencia a ciertas imágenes, sonidos, olores,
texturas y sabores. Por ejemplo, algunos pueden:

-Mostrar disgusto o incomodidad ante un contacto suave o ante la


sensación de ropa sobre su piel.
-Experimentar dolor ante ciertos sonidos, como el de una aspiradora, el
timbre del teléfono o una tormenta repentina; a veces se taparán los
oídos y gritarán

- No reaccionar ante mucho frío o dolor intenso.

Áreas principales que se deben trabajar con el niño autista:


El Análisis Conductual Aplicado o ABA, por su sigla en inglés
(Applied Behavior Analysis) es una tecnología para niños autistas que
aplica los principios del aprendizaje de forma sistemática para
incrementar, disminuir, mantener o generalizar determinadas
conductas que se toman como objetivo.

Establecer una rutina.


Todos los niños se benefician de una rutina consistente, sin embargo,
para los niños con autismo esta rutina muy frecuentemente es una
necesitad.

Involucrar a todos los miembros de la familia en cuál debe ser esta


rutina es muy importante. Las necesidades individuales, los
temperamentos, los horarios y los compromisos deben ser
considerados al decidir cómo organizar los tiempos y los espacios. La
rutina permite a un niño con autismo conocer los eventos que durante
el día sucederán, lo cual le dará seguridad y mantendrá alejada la
confusión.

Para esta rutina se debe establecer horas para las comidas, el baño, el
juego, las actividades, las compras, la escuela, los amigos y para
dormir. Estos horarios se deben respetar lo más posible, y se debe
asegurar que los miembros de la familia, los amigos, los maestros y los
vecinos estén familiarizados con esta rutina y así puedan ser un apoyo.

Reforzar el comportamiento positivo.


El comportamiento positivo es seguido de consecuencias deseables, el
niño repetirá este comportamiento para obtener una recompensa.

Es importante ser muy específico cuando se premia al niño, para ello se


debe verbalizar exactamente por qué razón se está otorgando un
premio.

El contacto visual.
Durante las interacciones con el niño, ya sea durante las
conversaciones o cuando le va a dar instrucciones, el adulto debe
invitar al niño a que le mire a la cara. Los juegos de imitación son un
buen reclamo para acostumbrar al niño a mantener el contacto visual
con los demás.

Entrenar su motricidad–fina (por ejemplo, pintando objetos pequeños)


y la motricidad gruesa (p.ej., jugando a la pelota).

–Trabajar la lateralidad con ejercicios cruzados (“Tócate la oreja


derecha con la mano izquierda”).

El niño autista no solo se caracteriza por manifestar una serie de


dificultades en su desarrollo como individuo, también dispone de
pequeños grandes talentos que beneficiarán su aprendizaje: su
minuciosidad en la realización de tareas, sus altas destrezas en tareas
mecánicas o la curiosidad que muestra ante el funcionamiento de un
objeto.

Reforzar las competencias propias del niño, cubrir sus necesidades


especiales y fomentar una intervención personalizada en sus
dificultades de desarrollo son los tres preceptos básicos sobre cómo
trabajar con niños autistas.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA en español es una discapacidad
del neurodesarrollo que se caracteriza por problemas del habla y la
comunicación verbal y no verbal así como por dificultades en la
interacción social, la tendencia de aislarse y la presencia de
comportamientos repetitivos.

Por lo general, los síntomas de un Trastorno del Espectro Autista se


agudizan entre los 2 y 3 años de edad cuando se espera que el niño se
involucre en le ambiente escolar, causando retrasos en muchas áreas
básicas del desarrollo tales como aprender a comunicarse de manera
verbal y/o no verbal y a jugar e interactuar con los demás. Las señales
y síntomas del autismo varían ampliamente, ya que algunos niños solo
presentan discapacidades leves, mientras que otros presentan
discapacidades más pronunciadas.

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