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1. Clima.
2. Alimentación disponible.
3. Estudio de mercado.
4. Mano de obra especializada.
5. Disponibilidad de reproductores.
6. Facilidad de vías de acceso.
El cuy, en las zonas andinas, tiene ventajas comparativas frente a otras especies introducidas, puesto
que es un bien que se puede consumir directamente, intercambiar por diversos productos (trueque) o
vender para obtener ingresos que permiten la adquisición de otros bienes. Además de estos beneficios
que pueden cuantificarse, los cuyes proporcionan a la familia campesina otros beneficios de tipo
simbólico y medicinal.
Desde un punto de vista social, la cría de estos animales representa una alternativa que contribuye a
mejorar el nivel nutricional de la familia rural.
Con técnicas de manejo apropiadas puede intensificarse su producción y adaptarse a aquellas familias
que tienen poca disponibilidad de tierra para producir especies mayores.
La cría de cuyes en el Perú se ha desarrollado en la costa, zona donde anteriormente era inexistente y
donde la carne de estos animales no se consumía. La adaptación del cuy a diferentes ecosistemas –por
ejemplo, a la región tropical, rica en forrajes- ha hecho posible su exportación a países como Venezuela
y Cuba, en los cuales ha sido introducido en zonas de pequeños productores. Fuera de América Latina, la
producción de cuyes ha sido promovida en África.
Situación actual
El cuy (Cavia porcellus), es una especie originaria de la zona Andina del Perú, Ecuador, Colombia y
Bolivia, es un producto alimenticio nativo, de alto valor nutritivo y bajo costo de producción, que
contribuye a la seguridad alimentaria de la población rural de escasos recursos, se cría
fundamentalmente con el objeto de aprovechar su carne. También es conocido con los nombres de
cobayo, curi, conejillo de indias y en países de habla inglesa como guínea pig
La población de cuyes en los países andinos se estima en 36 millones de animales. En el Perú y Ecuador
la cría esta difundida en la mayor parte del país; en Bolivia y Colombia está circunscrita a determinados
departamentos, lo cual explica la menor población animal en estos países.
En el Perú se encuentra la mayor población de cuyes. El consumo anual es de 116 500 TM de carne,
provenientes del beneficio de más de 65 millones de cuyes producidos por una población más o menos
estable de 22 millones.
El cuy reviste, en los hogares rurales, un significado simbólico asociado a la familia y a la condición
femenina. Es signo de comida, y es el reforzador de las relaciones sociales, del prestigio y de las virtudes
medicinales. Con la conquista del imperio incaico, se introdujeron especies animales que desplazaron a
las nativas, como la llama y la alpaca; sin embargo, la producción de cuyes se mantuvo. Si bien no se
desarrolló la cría en gran escala, la población andina conservó pequeños núcleos de animales para el
autoconsumo, debido a su gran potencial como productor de carne.
A pesar que en la actualidad el consumo de esta especie esta circunscrito a las zonas del área andina, su
aceptación se ha extendido hacia la costa y selva, por efecto de la migración de la población andina que
ha llevado sus costumbres y tradiciones.
El consumo de carne de cuy en el Perú es equivalente a 0,35kg/hab./año, siendo de los más bajos a
nivel nacional solo superando al caprino (0,25kg).
Según datos del Ministerio de Agricultura (INIA y DGPA) para el 2003 se estima un población de 23,
240,846 distribuidas principalmente en la sierra con 21, 462,950 cabeza en comparación de 1, 439,746
de la costa y tan solo 338,150 animales existentes en la selva. Es importante señalar que en los
fenómenos migratorios del campo a la ciudad de las ultimas décadas no han incluido el abandono de
esta actividad es así, que se estima que en más de 90 mil hogares urbanos se mantiene la crianza de
cuyes estimándose en más de un millón de cabezas criadas en la ciudad.
La carne de cuy es de excelente sabor y calidad, y se caracteriza por tener un alto nivel de proteínas
(20,3%), bajo nivel de grasa (7,8%) y minerales (0,8%). El rendimiento en canal varía entre el 54,4%
(cuy criollo) y el 67,4% (cuy mejorado).
Desde el 2000 se ha iniciado procesos incipientes de exportación de carcasas empacadas al vacío con
destino principalmente a Estados Unidos y Japón, cumpliendo con las especificaciones técnicas y de
calidad exigidas por estos mercados para satisfacer la demanda por dicha carne, sin embargo todavía
existe mucho camino para consolidarse como negocio de agro exportación.
Tipos de cuyes
Los cuyes se han clasificado por tipos, basándose en su forma, conformación y pelaje.
Por su Conformación:
Tipo A.- Corresponde a cuyes mejorados, de conformación física semejante a un paralelepípedo, con
gran desarrollo muscular, tienen buena conversión alimenticia y de temperamento tranquilo por lo que
es considerado un clásico productor de carne.
Tipo B.- Corresponden a los cuyes de forma angulosa, escaso desarrollo muscular y muy nerviosos. Son
de temperamento alterado por lo que se hace difícil su manejo.
Por su Pelaje:
El criollo, denominado también nativo, es un animal pequeño muy rústico debido a su aclimatación al
medio, poco exigente en cuanto a la calidad de su alimento, que se desarrolla bien en condiciones
adveras de clima y alimentación. Criado técnicamente mejora su productividad; tiene un buen
comportamiento productivo al ser cruzado con cuyes mejorados de líneas precoces. Es criado
principalmente en el sistema familiar, su rendimiento productivo es bajo y es poco precoz.
El mejorado, es el cuy criollo sometido a un proceso de mejoramiento genético. Es precoz por efecto de
la selección. En los países andinos es conocido como peruano.
En el Perú los trabajos sobre el cuy se iniciaron en 1996, con la evaluación de germoplasma de
diferentes ecotipos muestreados a nivel nacional. En 1970, en la estación experimental
agropecuaria La Molina del INIA, se inició un programa de selección con miras de mejorar el cuy
criollo en todo el país. Los animales se seleccionaron: por su precocidad y prolificidad, y se
crearon las líneas Perú, Andina e Inti de cuyes mejorados.
Las líneas de Perú e Inti evaluadas en diversos ecosistemas del Perú, Ecuador, Colombia y Bolivia han
registrado adaptabilidad y capacidad mejorada de la progenie al cruzarse con hembras nativas. En el
cuadro 1 pueden observarse los rendimientos productivos de cuyes criollos, mejorados y mestizos, según
diversos autores, en Ecuador, Colombia y Bolivia, considerando al cuy peruano como mejorador.
En los sistemas de cría familiar, las líneas Perú e Inti han dado buenas respuestas al cruzamiento con
cuyes criollos. A medida que se incrementa el grado de cruzamiento, los cuyes (criollos de 401g, ½
sangre de 478g, y ¾ sangre de 532g de 2 meses de edad) alcanzan su peso de comercialización a edad
más temprana. El efecto del medio ambiente, el tipo y sobre todo la competencia por la ración diaria han
determinado la no exteriorización de la totalidad del patrimonio genético de los animales de línea precoz.
En todos los casos, el comportamiento de los cuyes cruzados ha sido superior al de los criollos. El
rendimiento de animales de diferentes genotipos evaluados en cruzamiento con ejemplares de la línea
Perú en distintos ecosistemas del país se muestra en el cuadro.
Pesos al nacimiento, destete y a las 13 semanas de cuyes mejorados, cruzados y criollos evaluados
en diferentes ecosistemas del Perú.
Pesos (g)
Cruces Ecosistema
Nacimiento Destete* 8 sem. 13 sem.
Línea Perú x línea
Costa 148,4 458,9 860,8 1 091,3
Perú (INIA)
Sierra x criollo sierra Sierra 87,4 263,6 356,7 458,9
Costa x criollo costa Costa 117,6 268,4 383,3 488,7
Línea Perú x criollo
Sierra 146,5 260,4 429,6 626,2
sierra
Línea Perú x criollo
Costa 123,6 393,4 582,6 795,4
costa
Las evaluaciones realizadas a nivel de productores en sistemas familiar-comerciales, con mejor manejo
de la alimentación, han permitido comprobar que se obtienen resultados superiores con animales
cruzados ¾ Perú.
Principales Productos
Sin embargo, su utilización trasciende su carácter de alimento, utilizándose de diversas formas, como:
Sistemas de cría
La cría de cuyes se conduce según tres sistemas diferentes, caracterizados por su función en el contexto
de la unidad productiva, y no por la población animal. Dichos sistemas son el familiar, el familiar–
comercial y el comercial. El desarrollo de la cría ha implicado que un mismo productor haya podido
practicar los tres sistemas.
Crianza Familiar.
El cuidado de los animales corre a cargo de los hijos de edad escolar y del ama de casa (en el 73% de
los casos), o en menor medida del esposo (en el 9% de los casos). Eventualmente otros miembros de la
familia contribuyen a esta labor cuando comparten la vivienda. El 44,6% de los productores crían cuyes
exclusivamente para el autoconsumo, disponiendo así de una fuente de proteínas de origen de bajo
costo; otros (49,6%) comercializan los excedentes cuando disponen de ellos- para generar ingresos. En
este sistema son pocos quienes mantienen los cuyes sólo para la venta.
La cría familiar se caracteriza por el escaso manejo de que son objeto los animales, que se reúnen en un
solo grupo sin diferenciación de clase, sexo o edad, razón por la cual se generan poblaciones con un alto
grado de consaguinidad y una elevada mortalidad de lactantes, debido principalmente al aplastamiento
por animales adultos.
Los recién nacidos son atropellados cuando los machos pelean por cubrir a la hembra, que presenta celo
poco después del parto. Otra característica de este sistema es la selección negativa que se efectúa con
las reproductoras, puesto que es común sacrificar o vender los cuyes más grandes. En el sistema de cría
familiar se mantiene un alto porcentaje de reproductoras (60%); el promedio de crías por hembra al año
es de 5,5, en comparación con el promedio de 10,8 crías por hembra que se obtiene con un manejo
eficiente.
Los insumos alimenticios empleados son por lo general forrajes, residuos de cosechas y de cocina. El
lugar destinado a la cría es normalmente la cocina, donde el calor del fogón protege al animal de los
fuertes cambios de temperatura que caracterizan a la región andina. En otras zonas se construyen
pequeñas instalaciones colindantes con las viviendas y se aprovechan los recursos disponibles de la
finca.
Es común encontrar núcleos de producción de 10 a 50 animales. El promedio de cuyes por familia en los
países de mayor producción (Perú, Ecuador y Bolivia) es de 20 (Beck, 1987; Chauca, 1991). El número
de animales está determinado principalmente por la disponibilidad de alimentos. La carne de cuy suele
comercializarse en los mercados locales a altos precios.
La población predominante es criolla, y como consecuencia del mal manejo sólo se logran índices
productivos inferiores a 0,2. La separación por clases mediante el sistema de pozas de cría permite
triplicar la producción (Higaonna, Zaldívar y Chauca, 1989). En los sistemas de cría familiar mejorados
se aprecia un crecimiento de la población, una mayor capacitación pecuaria, y sobretodo un incremento
del 30% del consumo de carne de cuy, y un mayor ingreso para la familia por venta de animales
excedentes.
Cría familiar-comercial.
Se han introducido reproductoras de líneas precoces (Perú e Inti) que se cruzan con los animales criollos.
Se generan así animales que pueden ser enviados al mercado a las nueve semanas de edad, mientras
que los criollos alcanzan su peso de comercialización a las veinte semanas. La mayor eficiencia de la cría
familiar-comercial se refleja en el índice productivo, que pueden llegar a 0,8.
Cría comercial.
Poco desarrollada, más circunscrita a valles cercanos a áreas urbanas
donde existe demanda de carne de cuyes, la cría comercial es la
actividad principal de una empresa agropecuaria que emplea una
tecnología apropiada. Se utilizan animales de líneas selectas, precoces,
prolíficas y eficientes convertidores de alimento.
Nutrición y alimentación
El cuy, especie herbívora monogástrica, tiene dos tipos de digestión: la enzimática, a nivel del estómago
e intestino delgado, y la microbial, a nivel del ciego. Su mayor o menor actividad depende de la
composición de la ración alimenticia. Este factor contribuye a dar versatilidad a los sistemas de
alimentación.
Los sistemas de alimentación son de tres tipos: con forraje; forraje más concentrados (alimentación
mixta), y con concentrados más agua y vitamina C. estos sistemas pueden aplicarse en forma individual
o alternada, de acuerdo con la disponibilidad de alimento existente en el sistema de producción (familiar,
familiar-comercial o comercial) y su costo a lo largo del año.
El cuy criollo, alimentado exclusivamente con forrajes y/o malezas, es poco eficiente en su conversión
alimentaria (CA), que alcanza valores comprendidos entre 18 y 24. El cuy mejorado, explotado en
sistemas de cría familiar-comerciales en los que se administra una alimentación mixta (forraje más
suplemento), logra una CA de 6,5 a 8,0. Es posible mejorar la CA si se proporciona una ración
equilibrada con vitamina C más agua. Experimentalmente se han logrado valores de CA de 2,90 y 3,81
(Tamaki, 1972; Saravia, Muscari y Chauca, 1985).
Una buena alimentación en la etapa reproductiva determina mejores índices productivos. El mayor
número de crías destetadas por mes se debe a la mejora de la productividad de la granja; y este
aumento responde no sólo a una mayor prolificidad lograda por efecto de la sobrealimentación
(flushing), sino a la menor mortalidad registrada durante la lactación.
A nivel familiar-comercial, la productividad medida en función del índice productivo durante 19 meses
fue en promedio de 0,35. Mejorando el sistema de alimentación pudo alcanzarse en promedio, por 15
meses, el valor promedio fue de 0,72. Mejorando el manejo de los animales pueden incrementarse aún
más estos valores (Zaldívar y Chauca, 1989).
Con un buen manejo de las reproductoras y lactantes y una buena alimentación, se llega a mejorar la
producción de un plantel de cuyes. Los resultados obtenidos durante el seguimiento en las unidades de
producción permitieron mantener una mejor relación entre las reproductoras y las crías. En un período
de 22 meses, el porcentaje promedio de madres que contenía el plantel fue de 53,9% en relación con el
total de la población. Mejorando la alimentación se pudo disminuir este porcentaje al 33,4 % promedio,
logrando al mantenerse la población en 1,000 cuyes por 6 meses.
Reproducción y manejo
La precocidad es uno de los factores que permite disminuir los costos de la producción. Al evaluar la
producción de hembras apareadas a las 8, 10 y 12 semanas de edad no se encontraron diferencias
estadísticas entre los índices de fertilidad y prolificidad de las madres (Chauca et al., 1984).
Las hembras apareadas entre los 54 y 69 días de edad solían quedar preñadas en el primer celo,
inmediatamente después desde el empadre. Las variaciones de peso desde el empadre al parto y del
empadre al destete tienden a ser positivas en las hembras apareadas antes de los 75 días de edad
(Zaldívar et al., 1986). El peso de la madre al iniciar el empadre es una variable más eficiente que la
edad, e influye en los pesos al parto y al destete, en el tamaño de la camada y peso de las crías al
nacimiento y destete. Las hembras pueden iniciar su apareamiento cuando alcanza un peso de 542g
(Zaldívar 1986).
El primer empadre debe iniciarse cuando los machos tienen 4 meses, ya que a esta edad se han
desarrollado no sólo en tamaño sino han alcanzado la madurez sexual. Su peso supera 1,1kg, y es
mayor al de las hembras en un 34%, lo que les permite establecer en la poza de cría una relación de
predominio sobre las hembras, que son mantenidas en una proporción de 1:7. Al mes del empadre éstas
pesan más de 1,4kg, y siguen desarrollándose hasta los 24 meses, edad en la que un adulto supera los
2,8kg.
Cada hembra puede tener 4 ó 5 partos por año; el número de crías por camada varía entre 1 y 6, y más
frecuentemente entre 1 y 4. Al analizar la progenie de 207 hembras se registraron 439 crías nacidas
provenientes de primeros partos. El 20% eran camadas de una cría; el 54% de dos, el 20% de tres, y el
6% de cuatro. Al medir el efecto genético de esta característica se pudo apreciar en la línea Andina,
seleccionada por su prolificidad, tuvo un porcentaje de crías uníparas menor al promedio de la población
(12,9%) (Chauca et al., 1984b). La prolificidad es una característica poco heredable, pero fuertemente
influenciada por el efecto del medio ambiente, considerándose la alimentación como determinante de la
mejora de este parámetro. Sometido a las reproductoras a flushing se aumenta el número de crías por
camada en un 46,5%. Esta práctica mejora la fertilidad (Saravia, Muscari y Chauca, 1983). El número de
crías de la camada depende de factores genéticos y del estado nutricional de la madre. Las variaciones
climáticas durante el año afectan marcadamente la prolificidad (Cuadro 5).
El crecimiento del cuy es rápido durante las tres primeras semanas debido al valor nutricional de la leche
materna y al consumo de alimento que inicia a las pocas horas del nacimiento. En virtud de estos
factores es posible realizar destetes precoces.
El destete se puede efectuar a las dos semanas de edad, o incluso a la primera, sin detrimento del
crecimiento de la cría (cuadro 6), aunque se pueden presentar problemas de mastitis por la mayor
producción láctea que se registra hasta los 11 días después del parto. El número de crías por camada
influye en la sobrevivencia, y a las camadas más numerosas alcanzan mayores porcentajes de
mortalidad. En el sistema de cría familiar-comercial la mortalidad durante la lactación se ha podido
reducir al 14,7% suministrando alimento ad libitum. Los índices productivos mensuales mejoraron de 0,2
a 0,6. Estos valores pueden incrementarse si se introducen técnicas de manejo que permitan proteger a
las crías del atropello y de la competencia con sus madres por el alimento y el espacio. La utilización de
gazaperas permitió disminuir al 7,14% la mortalidad durante la lactación, y aumentar los pesos de la
camada al destete (Cuadro 7). Ambas alternativas –mejorar la alimentación y utilizar gazaperas-,
disminuyen los porcentajes de mortalidad que se registren en el sistema de cría familiar-comercial, la
cual alcanza un valor de 22,94% (Chauca et la., 1992b).
Cuando la temperatura ambiente es inferior a 12ºC, es necesario disponer de una fuente de calor
durante la lactación y aún una semana después del destete en la etapa de cría. Esta práctica de manejo
contribuye a incrementar la tasa de sobrevivencia en la cría comercial (Chauca y Muscari, 1993).
Intervalos entre partos de cuyes de diferentes líneas genéticas empedradas post partum y
postdestete.
Tamaño promedio de la camada al nacimiento en las diferentes estaciones del año en la costa
central del Perú.
Nota: Valores obtenidos por el INIA, en la estación experimental La Molina, sobre la base de 15 000 crías
nacidas.
Pesos promedios de cuyes destetados a la primera, segunda, tercera y cuarta semana de edad
Cría y Recría.
En la etapa de cría, los cuyes se consideran destetados a la primera, segunda o incluso cuarta semana
de edad. Después del destete los animales se agrupan en lotes de 50 o 60 que reciben una ración rica de
proteínas (17-20%). Se logran incrementos de peso promedios de 15g/animal/día.
La recría se inicia después de cumplida la cuarta semana de edad y prosigue hasta la edad de
comercialización, que se sitúa entre la novena y décima semanas. Se deben formar lotes uniformes en
edad, tamaño y sexo que respondan bien a las dietas con bajo contenido de proteínas (14%) y alto
contenido de energía. Muchos productores utilizan como suplemento del forraje el afrecho de trigo. No
deben prolongarse esta etapa para evitar las peleas entre los machos: las heridas que se hacen
malogran la calidad de las carcasas y ocasionan un mayor engrosamiento.
Sanidad
• Salmonelosis (Peste).
• Pasteurellosis
• Pseudo tuberculosis
• Neumonía (Bacterial y viral) y otras.
Otras Enfermedades:
• Distosia
• Toxemia de gestación y otros.
Se debe tomar en cuenta a los actores y actividades que contribuyen a la operación de la cadena
básica de cuyes, como son: proveedores de insumos y servicios y organismos públicos y privados
ligados al desarrollo de la actividad.
Así tenemos a:
• Acopiador : en el que se distinguen los agentes informales, y a los agentes encargados del
procesamiento y transformación de la carne de cuy.
La finalidad es la optimización de la cadena productiva del cuy en Selva central, para lograr esto debe
cumplirse los siguientes objetivos específicos:
1. Fortalecer la asociación de productores, para lo cual debe lograrse la constitución legal y empresarial
del grupo de productores, capacitarlos en gestión empresarial y la obtención de una marca y un logo que
identifique al producto.
2. Mejorar la producción del cuy mediante capacitación teórica, luego práctica y finalmente asesoría
dirigida, en los temas de producción agroecológica de forrajes, sanidad, instalaciones, reproducción,
mejoramiento genético y administración del sistema de producción de cuyes.
METAS
Cuentan con un informe de sondeo de mercados en la región y una matriz para el seguimiento del plan
de negocios.
El Software para el manejo de información referente a los sistemas de producción de cada cliente del
subproyecto contendrá información a cerca de la producción, inventario, finanzas, saidad y forrajes.
Este paquete será adaptado a través de niveles de producción dentro del sistema de producción
comercial de cuyes.
Se realizaran 2 cursos talleres, el primero acerca de "Manejo y Producción de forraje agro-ecológico para
cuyes" , donde asistieron 49 productores y el segundo acerca de la "Adecuación de las Instalaciones para
la crianza de los cuyes", donde participaron 37 clientes.
ASPECTOS AMBIENTALES
El Subproyecto busca consolidar la organización de productores de cuyes para que tengan poder de
negociación, facilidad para llegar al mercado y mejoren el manejo productivo y eleven la eficiencia del
uso de recursos.
No se aplicará nitrógeno debido a que la alfalfa y las heces del cuy, actúan como fijadores naturales de
nitrógeno.