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de la
1. ONU:
Es un sujeto de Derecho Internacional pero con capacidad limitada por su objeto y fines.
En cuanto a la relación entre las normas consuetudinarias y las resoluciones de la A.G. que plantea el Estado
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del Sur, podemos afirmar que:
Las resoluciones de la A.G. crean automáticamente costumbres, sin necesidad de una práctica uniforme y
acorde posterior por parte de los Estados.
No existe ninguna relación significativa entre ambas, en cuanto que ambas son fuentes auxiliares del
Derecho Internacional, y por ende, ninguna crea normas jurídicas.
Una costumbre nunca puede ser creada a partir de una resolución de la A.G.
Tanto unas como otras generan obligaciones jurídicas para los Estados, por lo que la recepción de unas
por otras no afecta su validez intrínseca.
Las resoluciones de la A.G. deben estar respaldadas por una práctica internacional posterior para que se
consideren fuente de una norma consuetudinaria.
4. Los principios alegados por el Estado del Sur, al ser normas del ius cogens:
Suponen un consenso suficiente sobre su existencia en la comunidad internacional
El argumento del Estado del Norte relativo a las resoluciones de la A.G. de la ONU resulta admisible, en
6. cuanto que las mismas:
Únicamente conllevan una compulsión moral y política para los Estados partes.
De acuerdo con la Convención de Viena de 1969, la declaración contenida en la propuesta por la cual “el
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consentimiento expresado por la sola firma implica la obligatoriedad de sus disposiciones”:
Al no estar receptada como modo de manifestación del consentimiento por la Convención, será valida en
función de lo que establezca la CIJ al respecto.
Debe tenerse por no escrita en cuanto que contradice normas del derecho interno de uno de los Estados
contratantes.
Convierte en nulo al acuerdo en cuanto que en ningún caso el Estado del Norte podría apartarse de los
procedimientos previstos por su normativa interna para la celebración de tratados.
Es válida en cuanto que la firma es un modo aceptado por dicha Convención para manifestar el
consentimiento en obligarse por parte de un Estado.
Sólo sería vinculante para las partes si las firmas hubieren correspondido en ambos casos a los Jefes de
Estado o Gobierno.
La reserva hecha por el Estado del Norte en el Acuerdo Regional del 2005 (y teniendo en cuenta que el mismo
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no prevé nada al respecto) podría ser válidamente alegada por este Estado:
Si ha sido aceptada al menos por uno de los estados partes y el estado del Sur no ha realizado una
objeción expresa a la misma.
Sólo si ha sido aceptada por todos los demás estados partes.
Sólo si el tratado autorizaba las reservas de manera expresa, lo que no se da en este caso, por lo que debe
tenerse por no hecha.
Siempre que el tratado hubiera entrado en vigor respecto a todos los estados partes.
Hay una propuesta de tratado, que puede convertirse en tratado con la ratificación de ambos estados.
10. El acuerdo sobre la competencia de la CIJ, al no haber sido registrado ante la Secretaría de la ONU:
Es válido, pero no puede entrar en vigor hasta tanto no se registre.
Obligaría a las partes sólo en el caso de que éstas lo ratifiquen o aprueben mediante el procedimiento
previsto por su normativa interna.
Obliga a las partes en cuanto que éstas pautaron que sus efectos jurídicos se producirían con la sola
firma.
No puede generar obligaciones válidas para los Estados contratantes, en cuanto que no existe un tratado
internacional.
Generará obligaciones válidas una vez que el Estado del Norte subsane la nulidad derivada de la falta de
competencia de su órgano.
Sólo vale como obligación de celebrar un nuevo acuerdo sobre la misma materia.
Es un sujeto de Derecho Internacional pero con capacidad limitada por su objeto y fines.
En el caso, la violación a las normas del derecho interno del Estado del Norte en el proceso de celebración del
13. tratado:
Convierte en nulo el acuerdo por dolo del Estado del Sur, en cuanto éste no puede pretender desconocer
la normativa interna de la otra parte.
No puede ser alegada de buena fe por dicho Estado como vicio de su consentimiento para no obligarse.
Es una causal que habilita la suspensión de los efectos del acuerdo internacional.
Configura un vicio del consentimiento que hace nulo al tratado independientemente de las
circunstancias del caso.
No afecta la validez internacional del tratado, aunque es inoponible al Estado del Norte en el plano
doméstico.
14. La supuesta falta de intención en obligar a su Estado por parte del Ministro de Relaciones Exteriores:
Contraría en el caso el principio de buena fe en la observancia de los tratados que consagra la
Convención de Viena de 1969.
Suspende los efectos jurídicos del acuerdo, a menos que éste sea confirmado mediante ratificación por
el Estado del Norte.
Es una causal de nulidad del acuerdo en cuanto que implica un error que vicia su consentimiento.
En cuanto a la relación entre el Acuerdo Regional del 2005 (multilateral) y el Acuerdo Marco de Cooperación
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del 2006 (bilateral):
Las cláusulas relativas a las actividades en cuestión en ambos tratados son aplicables y válidas, por lo
que sirven para apoyar las respectivas posturas, debiendo la CIJ resolver teniendo en cuenta los
restantes elementos del caso.
Ninguna de las opciones es correcta.
Es un sujeto de Derecho Internacional pero con capacidad limitada por su objeto y fines.
17. La falta de acreditación de plenos poderes por el Ministro de Relaciones Exteriores del Estado del Norte:
Lo inhabilita para representar al Estado en el plano internacional.
Afecta su capacidad para manifestar el consentimiento del Estado en obligarse, pero no la que se
necesita para la adopción del texto.
Sólo lo autoriza para representar al Estado si así lo prevé la normativa interna del mismo.
Sólo podría afectar la validez del acuerdo si es alegada por el Estado del Sur como causal de nulidad.
No afecta la representación del Estado, en cuanto que ésta le corresponde en virtud de sus funciones.
Para que la objeción por parte del Estado del Norte a la creación de una costumbre relativa al contenido del
18. principio de no intervención sea válida, es necesario que:
Haya una sentencia de un tribunal internacional que declare inaplicable la costumbre al Estado objetor.
Se trate de una costumbre regional, en cuanto que las normas consuetudinarias generales no admiten
excepciones a su aplicación.
Se haya conformado una costumbre con un contenido contrario a instancias del Estado objetor.
Exista al menos otro Estado que haya manifestado su objeción en el mismo sentido.
Tal objeción se haya dado en el período de formación de la norma y expresado de un modo inequívoco
y expreso.
Para que los principios alegados por el Estado del Sur puedan ser considerados normas consuetudinarias, se
19. requiere:
Una práctica uniforme y repetida en el tiempo, que al repetirse origina la obligatoriedad de su propia
repetición.
Una aceptación expresa de todos los sujetos del Derecho Internacional a los que habrá de regir, aún por
razones de cortesía u oportunidad.
Es un sujeto de Derecho Internacional pero con capacidad limitada por su objeto y fines.