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Sobre la introducción de Sublevación.

El texto empieza con una afirmación que ya podemos sentir en textos anteriores: el
problema económico pasa por un problema con la imaginación. La imaginación acá puede ser
entendida como esa dimensión sensible, deseante, subjetiva, afectiva, etc. Lo que tenemos con
Bifo es una continuación de las ideas de Guattari (y también de Foucault y Deleuze) en la década
de 70/80: las crisis del capitalismo es una crisis de producción de subjetividad más que una crisis
exclusivamente económica.

Me parece que tiene mucho sentido esa afirmación, si partimos de la premisa de que la
producción de subjetividad adquirió un lugar inédito en la producción económica y social: lugar de
destaque, privilegiado; hasta podemos decir que para estos autores que estamos viendo, la
producción de subjetividades es lo que sostiene el funcionamiento de la máquina. Si así pensamos,
claro que las crisis de ese sistema afectan directamente la producción subjetiva, imaginaria,
deseante, afectiva, etc.

La constatación inicial que tenemos es: el colapso de la economía en los últimos años ha
expuesto los peligros del dogmatismo económico, no obstante su “ideología” ha penetrado los
dispositivos de poder, los mecanismos sociales, que son llamados de automatismos por el autor.
Sabemos que Deleuze y Guattari rompen con la idea de ideología pero de todos modos Bifo la usa.
Aunque parezca querer dar un carácter inmanente entre la ideología y la infraestructura al afirmar
que “la ideología se ha incorporado en los automatismos (infraestructura) de la sociedad viviente”.
Creo que nos conviene tomar esa ideología del texto en el sentido de deseo, como venimos
definiendo hasta acá ese concepto.

El poder de decisión, de selección, de elección política se encuentra en las manos del


sector financiero, no de la elite política estatal. El sector financiero es caracterizado por sus
automatismos que parecen infiltrar todas las capas de la sociedad: organización civil, psíquica,
política, afectiva, etc.

Es en ese justo punto donde Bifo ve la posibilidad de creación de otros mundos. Frente a
las imposibilidades del presente, las posibilidades aparecen (el colapso financiero marca el inicio
de una insurrección cuyos primeros vislumbres fueron observados en Londres, Atenas y Roma en
diciembre de 2010 y que, con las acampadas de mayo y junio en España, las cuatro noches de furia
en los suburbios ingleses, y la ola de huelgas y ocupaciones en Estados Unidos, se volvió masiva).

Ahora bien, si las decisiones están en las manos del sector financiero, que tiene su propia
naturaleza y funcionamiento, que no es la de las sociedades de poder político (representación,
códigos, sobrecodificación, territorialización), no por eso, la crisis es una crisis económica. Como
vemos, es una crisis de la imaginación. Imaginación sobre el futuro. Podemos decir que el capital
financiero tiene un efecto directamente en el futuro, trabaja las virtualidades, tiene un mercado
de futuro, su carácter abstracto permite una acción en el futuro. Es por ese carácter que tenemos
también un efecto en lo imaginario del futuro, en las posibilidades futuras. Si es ese sector quien
tiene el poder de mando y decisión de la sociedad (además, globalizada), su efecto de captura de
las fuerzas futuras toca directamente el futuro o las posibilidades de esa sociedad.

Las leyes de Maastricht para quien no sabe o no ha buscado es una de las leyes de fundan
la Unión Europea.

Una de las ideas principales de ese texto de Bifo es que tenemos una separaci ón del
intelecto general y de los cuerpos sensibles, erótico. Por eso un intelecto deserotizado, sin cuerpo,
incapaz de sentir. Y Bifo encuentra en la poesía la posibilidad de unión de esas dos dimensiones.

Con el concepto de irreversibilidad Bifo trata de escapar de la expectativa de un “final feliz


dialéctico”, de un progreso histórico, de un futuro de la revolución. Para Bifo, el totalitarismo
bioeconómico contemporáneo y su subsecuente incorporación de automatismos tecnolingüísticos,
gobiernan desde adentro, desde el deseo, desde la subjetividad. Ya no son dispositivos externos
(como en la disciplina) que gobiernan los cuerpos sino aparatos que alcanzan el corazón, alma, “lo
más intimo” del hombre. La irreversibilidad es la Fortuna, el caos, lo indeterminado…el deseo. Algo
necesario e irreversible. Para Bifo, el sistema económico y la infósfera “liberan” las fuerzas del
caos, las abrazan, hacen de ellas su propio motor. Ya no estamos en el ámbito de la racionalidad
política moderna (como pensaba Maquiavelo).

Hipercomplejidad: demasiada información y muy veloz: imposible de ser asimilada por la


consciencia, de ser procesado por el cerebro y la percepción.

El problema que Bifo encuentra en la actualidad, es que las transformaciones, las rupturas,
las crisis, están actuando en la forma de una retroalimentación positiva. Luego nos explica los dos
tipos de retroalimentación: (1) negativa: cuando el sistema se vuelve estable al amenizar las
fuerzas transformadoras, al neutralizarlas en su captura; (2) la positiva, que estaríamos viviendo,
es cuando la transformación es capturada y potencializa el mismo sistema, sería como pensar que
los estallidos, los movimientos revolucionarios, impulsan y fortalecen el capitalismo.

La autonomía para Bifo será la habilidad de escapar de esos sistemas de retroalimentación


positiva. El autor tratará de pensar la idea de una relación entre economía y lenguaje, desde la
perspectiva de autores como Lazzarato, Paolo Virno y Christian Marazzi, es decir, desde la idea de
una sumisión de la esfera afectiva y del lenguaje a una esfera financiera. Pero Bifo parece buscar
una salida.

Pasando al tópico Enjambre, tenemos que los automatismos tecnolingüísticos promueven


un nuevo tipo de relación social que el autor llama de enjambre. La idea de enjambre implica que
los individuos estén conectados a interfaces, que sean receptores o emisores de señal en una red;
necesitan esos individuos estar consciente de su función, ejecutarla y coordinarlas entre los demás
individuos. Hay que seguir los estímulos programados si no, no hay red. El enjambre de la multitud
significa que los individuos no necesariamente tienen que estar coordinados, no necesariamente
tienen que compartir una intención en común.

En un contexto de hipercomplejización de las informaciones, de la extrema velocidad de


circulación de las mismas, para no vivir en el vértigo y como forma de comprensión de ese mundo
hipersaturado de información y de conocimiento complejo, tenemos que nos adaptar a
comportamientos comunes, patrones; a interfaces simplificadas que pueden usar todos, en la
masificiación los instrumentos para navegar en la infósfera.

En la página 30, Bifo nos da otro concepto que trabajará en su libro: el concepto de
insolvencia. Ese concepto nos puede ser relevante para después pensarlo con la idea del hombre
endeudado de Lazzarato. La insolvencia contra-ataca directamente el problema de la deuda en sus
dos dimensiones: la deuda financiera, económica, externa y la deuda del sujeto moral, culpable,
deuda interiorizada que se inaugura con la idea cristiana del pecado original. Desde el inicio ya
debemos nuestra existencia, desde el principio somos culpables, pecadores. Es ahí que empieza la
deuda simbólica que Bifo menciona en esa misma página. Pero claro que esa culpa inicial, culpa
capital, va tener su desarrollo en la historia de la civilización, y el autor que va inaugurar una
denuncia a esa historia de la civilización marcada por la idea de culpa y resentimiento es
Nietzsche. Veremos con más detalle eso de Nietzsche con Lazzarato. Acá Bifo ya está hablando del
proceso en su estado actual, con lo de la vida cotidiana, el rol de la familia, la idea de individuo.
Cuando dice que “la historia de la dominación capitalista no puede disociarse de la producción y
privatización de las necesidades, es decir, la creación de hábitos de dependencia culturales y
psíquicos”, lo que está diciendo que es la historia de la dominación económica depende de una
dominación moral, de una dominación de la subjetividad, de un trabajo sobre sí que domestica el
alma y el cuerpo para hacer funcionarlos en el sistema económico y social. Una lógica del trabajo
que es acompañada de una lógica del trabajo sobre sí. Una economía política acompañada de una
moral.

Es esa moral que domestica cuerpo, alma y lenguaje. Por eso la insolvencia es un concepto
que para Bifo puede liberar el hombre (y el lenguaje, y el cuerpo erótico) de los dispositivos de
control del capitalismo. Una vez que el fundamento de ese sistema es la deuda, interna y externa,
la insolvencia viene a ocupar “el lugar de” vía de escape.

Bifo habla de un signo conectivo. Ese signo conectivo es de naturaleza a-significante. Es


otro tipo de signo que no es la palabra, sino que somete la palabra. Los signos a significantes del
capitalismo son los signos bursátiles y los signos de la informática. En informática tenemos un
leguaje 0-1, input-output que no tiene nada que ver con las reglas gramaticales. Esos signos
tampoco producen significados. Producen otra cosa: producen potencia. La moneda creación del
sector financiero es diferente de la moneda de pago, como vamos a ver. Y es esa moneda de
creación que tiene una naturaleza diferente, un lenguaje diferente. Es eso que nos va interesar.

“Los signos ya producen signos sin tener que pasar por la carne” (p 31). Es el dinero que
produce dinero antes mismo de su actualización en mercancías. Los flujos virtuales de capital
tienen su realización en un mundo virtual, no están objetivados. No obstante, sus relaciones, sus
productos, sus crisis, tienen un efecto real en el mundo (real, masivo y catastrófico).

Ese problema del lenguaje, que Bifo encuentra en la moneda y en la indicialización, es un


problema de pérdida de referencia, de pérdida de objetivación, de relación con el mundo, de
construcción de signficados. Para Bifo el Significante (capital, dinero de crédito, potencia) ya no
tiene que producir significados (dinero, medios de pagos, mercancías, magnitud). Bueno, les dije
antes de una máquina asignifcante. Veremos que son diferentes máquinas operando en el
capitalismo, hay significante y a significante. Y por más que esas máquinas ya existían en otros
sistemas, funcionaban o tenían un valor diferente de lo que hay ahora. El significante en el
capitalismo es el Capital. Las máquinas a significantes son aquellas que trabajan signos veloces,
signos no territorializados, los valores de la Bolsa, el funcionamiento de la informática, etc.

Ahora bien, para Bifo, esa pérdida de referencia propia del capitalismo, fue algo que pasó
en la poesía. Podemos hasta decir que fue algo que atravesó diferentes artes y vanguardias del
siglo XX. El poder de la propia palabra, del propio color, del arte en sí…etc. Salir de la relación con
el mundo para una relación con el acto de creación en sí mismo, con la palabra en sí misma. Claro
que esa pérdida de referencia tenía otro sentido que la pérdida de referencia en el capitalismo: en
el caso de la primera, la pérdida era un intento de escapar de las objetividades en la producción
(ya no basta el paisaje, la narrativa, hay algo detrás que debe ser puesto en primer plano – ese
algo detrás es el deseo, las fuerzas inconscientes, la propia potencia de creación. Pero todavía esas
fuerzas se concretizaban en algo – el poema, la obra de arte, etc. ) en el caso de segundo tenemos
una pérdida absoluta de la referencia en pro de una producción frenética de capital, sin que la
idea sea liberar el deseo o concretizar sus potencias en un acto de creaci ón. Lo único que se crea
es capital, potencia de creación y destrucción de moneda.

La poesía, para Bifo, es una posibilidad de reconectar el cuerpo emotivo a esa inteligencia
que en su autoreferencia, priva la dimensión afectiva de actuar. Es una vía de sensualidad, es
decir, de poder relacionarse con el otro del modo de la “presencia viva” (Rolnik), del modo de
activar un cuerpo colectivo (la solidaridad que menciona).

CAPÍTULO 1 – EL COLAPSO EUROPEO

Empiezo con unas ideas de las páginas anteriores a las que les dejé como
obligatoria, justo las páginas que dejé como lectura complementar. El primer capítulo
empieza con una constatación del sector financiero, constatación que reafirma de cierto modo las
teorías de Marx. Es decir, si en el capitalismo la finalidad es una abstracción – acumulación de
valor, distancia entre actividad humana y utilidad – llegamos a un momento histórico en que eso
se concretiza en el nivel de la producción sin necesidad de una producción material en intermedio
(industria). Es decir, el valor ya no está mediado por bienes, por materiales, por objetividades, por
mercancías, por utilidades, el valor nace de una fluctuación de flujos virtuales de capital.
Bifo habla que las cosas se transformaron en símbolos. Aunque Bifo sea un lector y
seguidor del pensamiento de Guattari, hay que tomar cuidado acá para no pensar que estamos en
una esfera psicoanalítica de lo simbólico. Guattari hablaba que lo real funciona sin necesidad de
mediación de un símbolo. No obstante, Bifo parece cargar en su vocabulario, bastante conceptos
del estructuralismo, de las teorías críticas setenteras. Lo que tenemos que entender con el
símbolo de Bifo es la desmaterialización de la producción (tanto en el nivel financiero – flujos de la
bolsa - como en el nivel de la producción general – priorización de una producción inmaterial,
intelectual, subjetiva, afectiva, sobre una producción estilo fordista).

Luego tenemos un tema que nos interesa que es el tema de la deuda, que vemos en el
ejemplo de la deuda pública de EUA y su pantalla que no para de aumentar de valor… la deuda no
va ser paga, esa deuda no termina, es lo de la deuda infinita que veremos con Lazzarato, pero que
ya vimos que caracteriza los sistemas de control: nada se termina, nunca se acaba de hacer nada:
trabajar, estudiar, comprar, pagar. Baudrillard veía en esa deuda algo ajeno, fuera del planeta,
imposible de pagar porque ese dinero ni existe. La velocidad a que se aumenta la deuda por
segundo hace de ese sistema de la deuda algo a la vez inaccesible y curiosamente el motor mismo
de la economía. La deuda hace andar la máquina, hace funcionar la circulación de dinero y de
gente. Es ella que distribuye lo social, que modela las subjetividades. Deuda econ ómica y moral
(culpa y resentimiento). Lo que era una deuda existencial (pecado original) pasa a acompañarse de
una deuda económica real (tarjetas de créditos, deuda social, deuda para formarse en una
universidad, etc.). Si algo está globalizado en el mundo de hoy es la deuda. Hasta el rico hace
prestamos, tiene deudas de valores altísimos.

Para Bifo, lo del semiocapital implica que el capitalismo se hizo lenguaje (creo que
Lazzarato discordaría, pongamos atención en esa diferencia. A no ser que el lenguaje acá esté
pensado también en su dimensión a significante., ahí los autores tal vez concordarían). Y por
hacerse signos, inmaterialidad, transformó también el lenguaje: “La máquina tecno-lingüística
constituida por la red financiera actúa como un organismo vivo, y su misión es la de desecar el
mundo”. (p. 43)

Organizarlos, dominar cada rincón y molécula, el antiguo deseo del hombre de dominar el
mundo, la naturaleza y adquirir las capacidades divinas (crear la vida). Ese deseo a la vez es
contradictorio, porque parece ser que ese control y dominio no es para conocer y ampliar las
capacidades de conexiones, de redes, de productos y estructuras complejas nuevas. Todo ese
deseo parece estar “sometido” a una maquinaria que opera sin pensar en el mundo, que opera
destruyendo todo, agotando los flujos, agotando el planeta, y cuyo fin es algo totalmente
despegado de lo humano y del mundo: la producción de valor, producción infinita de capital. Una
locura. Pues lo obvio y racional es que, así como va, en la destrucción masiva y sin restricción, con
el desastre ambiental que ese corto periodo de la historia del planeta ha hecho, con esa
desproporcional destrucción en tan poco tiempo (la velocidad llega hasta acá también), los efectos
son inéditos, y se puede visualizar un fin de la civilización, desastre “irreparables” o reparables con
millones de años en el planeta. Sin planeta, no hay lugar para la producción y existencia humana.
Así que parece ser una locura que un sistema económico supuestamente humano, controlado y
gobernado por humanos, funcione destruyendo su propia condición existencial (tener un mundo).
No hay engaño, no hay nada que confesar. Eso todos saben. No hay secretos.

La relación de las finanzas con la poesía: perdida de referente (palabra y bienes - o


mercancías).

“Palabras y sentidos deseaban escapar del marco de la representación, la denotación y la


reproducción naturalista. Así, la palabra y los sentidos comenzaron a inventar un mundo propio en
lugar de reflejar o reproducir la realidad existente.” P. 44-45. Eso era la desregulación en la poesía,
o en algunas vanguardias artísticas. Ese proceso de pérdida del referente también ocurre en las
finanzas. Pero en las finanzas ese proceso no es liberador de fuerzas creativas sino que al liberar
las fuerzas, al perder la referencia, la objetividad, rebate esas fuerzas en axiom áticas capitalista,
toda fuerza queda sometida a la producción de capital. “libera el comportamiento de la sociedad
de sus vínculos con la política y el gobierno, lo somete a una gobernanza tecnolingüística.” (p. 45)

Gobernanza= funcionalidad sin significado. Automatización de pensamiento y voluntad.


Conexiones abstractas. Lógica de la concatenación (cadena). Recombinación de fractales. Ritmo
digital.

Poesía simbolista: significado de la palabra no tiene un referente objetivo, una realidad en


el mundo; la palabra se corresponde no con una cosa sino con fuerzas: de sonido, de la voz,
rítmicas.

Lo que hizo Nixon en 1972, fue liberar el dólar del patrón oro; el oro era el referente que
sostenía el valor del dinero. Lo que hace Nixon es sacar el dólar de esa relación con el oro… es
cuando tenemos las condiciones reales y actualizadas de la posibilidad de una autonomía del
sector financiero respecto a los demás ámbitos de la producción general (industrial, social, de los
medios de pago). El dinero creará el dinero sin necesidad de mediación (algo objetivo, material, los
bienes que dice en el texto). Ven que lo del referente tiene que ver con los bienes, con la
mercancía, con algo objetivo.

En la página 48 regresamos al problema de la deuda. Bifo dice que la deuda no es un


deber metafísico ineludible sino que es un acto de lenguaje, una promesa. Quiero que retengamos
eso para luego comparar con Lazzarato, que creo que se diferencia un poco de esa colocación.
Para Lazzarato ese acto de lenguaje (prometo) no es exclusivamente performativo (termino de la
lingüística, significa que al enunciar “prometo” estamos ya cumpliendo una acción.) La deuda no
se explica solamente por un acto de lenguaje sino también por una moral, un trabajo de s í que
domestica el creedor a pagar su deuda.

Mercados: “manifestación visible de la recóndita interfuncionalidad matemática de los


algoritmos inscritos en la máquina tecnolingüística: articulan enunciados que cambian el destino
del cuerpo viviente, destruyen los recursos y absorben las energías del cuerpo colectivo como
bombas de drenaje.” P. 50

Fe en el equilibrio financiero: malentendido filosófico: no puede haber equilibrio ya que


ese sistema es desequilibrado. Se confunde cuerpo social y finanzas, y los dos no est án en el
mismo plano.

Sobre las reterritorializaciones artificiales del capitalismo, el resurgimiento de antiguos


códigos, de “arcaísmos” como el fanatismo religioso o los neo fascismos, se explican en Bifo por
una reacción a la fría violencia de la servidumbre matemática de las finanzas. Se nota que el
problema para Bifo es hacer el lenguaje pasar por la carne. Es decir, que no se quede en la mera
abstracción. Para Bifo, la poesía es una forma de reactivar el cuerpo colectivo.

Pasando ya a la lectura sobre “el colapso europeo” (lectura obligatoria).

El colapso europeo deja al descubierto la impotencia de las clases gobernantes para


enfrentar las demandas del capitalismo. Y esa impotencia tiene como efecto una imposibilidad de
pensar un futuro fuera de la deuda y de la producción capitalista. El nihilismo toma cuenta del
escenario político y crítico.
La nueva clase que surge no es una clase burguesa, la burguesía fue desplazada con la
desterritorialización del capital: la burguesía era una clase “fuertemente territorial, ligada a activos
materiales”.

Sobre las protestas de los últimos años en Europa, protestas en contra al capitalismo
financiero y sus acciones destructivas: “Las manifestaciones pacíficas son efectivas en un marco de
democracia, pero la democracia se terminó desde que los automatismos tecnofinancieros
tomaron el lugar de las decisiones políticas.” P. 73 Es cuando pasamos a los movimientos
violentos. No obstante, esa tampoco es la salida. “Quemar un banco es algo totalmente inútil
porque el poder financiero no está en los edificios, sino en las conexiones abstractas entre los
números, algoritmos e información”. P. 73

Una forma de resistencia que ve Bifo es activar una red de trabajadores cognitivos, una
vez que para el autor vivimos en el semiocapital, donde el trabajo que más hace crecer el
capitalismo es el trabajo inmaterial, es necesario que se organice “un proceso duradero de
desmantelamiento y reescritura de los automatismos tecnolingüísticos que nos esclavizan.” P. 74

La comunicación virtualizada promueve una erosión en el cuerpo social, una apatía, una
falta de solidaridad, que despotencializa el cuerpo y su capacidad productiva (de creación, de
invención).

Para Bifo la autonomía forzosamente tiene que pasar por una ética que él encuentra en el
concepto de solidaridad. Como podemos ver por el párrafo de la página 75, la solidaridad en Bifo
tiene relación con los buenos encuentros de Spinoza.

Proceso de subjetivación hoy: Fragmentario, insolidario y frágil.

Otra vez sobre la deuda: por más que los países tengan que pagar la deuda, los ciudadanos
parecen iniciar un cambio de percepción social de la deuda con la frase que se volvió slogan en
países como Grecia y España, “no pagaremos la deuda”. El concepto de insolvencia es aquel que
sirve a Bifo para cuestionar la arbitrareidad e ilegitimidad moral de la deuda, tanto en su aspecto
económico como subjetivo (culpa, resentimiento). Es lo que él dice de la interiorización de la
deuda, de los automatismos psíquicos, en la página 79. No vale de nada acabar con los circuitos
económicos de la deuda si no se acaba con el modelo de subjetivación que le acompaña, no vale
de nada cambiar la dimensión económica si no se cambia la dimensión deseante.
Lo que los intelectuales como Habermas y Derrida proponían, de una unidad política y de
decisiones compartidas entre todos los países que integren la Unión Europea, se realizó pero no
en los alcances y propósitos que esos autores teorizaban. Se realizó en tanto la Unión Europea
decidía por países endeudados que deberían seguir las leyes económicas y pagar la deuda. Es
decir, lo que está detrás de esa decisión política en conjunto es una imposición de las agencias de
capitales financieros que controlan los Estados europeos.

Cuando dice que no hay sociedad, retomando la frase de Thatcher, resuena con lo que
Deleuze y Guattari desarrollan sobre las sociedades pre capitalistas. Es capitalismo es algo
contrario a lo que hasta entonces existió como forma de organizar los flujos sociales. NO funciona
por código, no funciona creando bloques de sentido y luego circulándolos por una cadena de
significaciones. En el capitalismo no funciona así, como vamos viendo no se trata aquí de organizar
lo social, ni de producir conocimiento, ni de trascender a una entidad mítica o espiritual. Se trata
de la producción de producción, de capital que produce capital, de un sistema autorreferente que
no tiene otra finalidad que su infinita reproducción.

Las crisis que pasaron en EUA, las crisis del sector inmobiliario por ejemplo, que parecían
debilitar el sistema y pensar en una forma alternativa de distribución, se repiten ahora en Europa.
“¿Existe alguna posibilidad de detener esta carrera enloquecida?” (p. 83) Podemos pensar en una
explosión social, dice Bifo, dadas las condiciones precarias de la vida cotidiana de la mayor ía de la
población. Pero parece ser que ese movimiento no detendrá “el catastrófico tren de agresividad
que desciende sobre la sociedad”. (p. 84)

No vivimos en una democracia sino en una dictadura financiera cuyas políticas son
incuestionables. Aunque las manifestaciones pasivas ni agresivas parecen ser que vayan combatir
de a todo el capitalismo, esas irrupciones en el campo social pueden cambiar la percepción de las
personas, que como salida, pueden crear redes alternativas de producción y consumo, sin
necesariamente pasar por el circuito oficial (bancos, finanzas, etc.)

Vemos que la civilización acá tiene una connotación positiva. Bifo parece ser siempre
“pro” sociedad, claro una sociedad afectiva, etc. pero de todos modos tiene una postura bastante
moderna. “Ciertamente, debemos soltar el hiperconsumismo que nos imponen las grandes
corporaciones, pero no sólo POR CONTINUAR CON LAS TRADICIONES DEL HUMANISMO, LA
ILUSTRACIÓN O EL SOCIALISMO, Y TAMPOCO POR SEGUIR LOS IDEALES DE LIBERTAD, DERECHOS
CIVILES O BIENESTAR. No digo esto por creer que debamos APEGARNOS A LOS IDEALES DEL
PASADO, sino porque ESTOS IDEALES NOS PERMITEN VIVIR DIGNAMENTE.” P. 85-86. Deleuze y
Guattari toman una postura un poco más radical, principalmente el lo que toca al humanismo, la
ilustración y los derechos civiles. Son más críticos.

Bifo rechaza el concepto de revolución, para él la revolución es un concepto que todavía


está apegado a un paradigma del pensamiento que debe ser superado. El concepto de revolución
no le sirve porque “implica una noción exagerada de una voluntad política por encima de la
complejidad de la sociedad contemporánea.” P. 86. Un nuevo paradigma que tenga como motor el
despliegue, la potencialización de la inteligencia colectiva (y del cuerpo erotizado, lleno de afectos
alegres), y no la producción de capital, su acumulación y provecho.

CAPÍTULO 2 – LENGUAJE, ECONOMÍA Y CUERPO

- A finales de 2011 los economistas hablaban de una doble caída del


capital: en vez de recuperarse, habría otra recesión, otra crisis. Para
Bifo los economistas se equivocan cuando piensan en una
recuperación.
- Los economistas están más cerca de los sacerdotes que de los
científicos. Como en el texto de Rolnik, tenemos una asociación del
capitalismo con la religión.
- El discurso económico no se encuadra en el discurso científico: “(…)
Ciencia es una forma de conocimiento libre de dogmas, capaz de
extrapolar leyes generales a partir de la observación de fenómenos
empíricos (y en consecuencia, capaz de hacer predilecciones sobre lo
que puede pasar después, y, en suma, capaz de entender aquellas
transformaciones a la que Thomas Kuhn llamó cambio de paradigma.”
P. 96
- La realidad social está sometida a los criterios de crecimiento,
competencia y PIB (índices). Los economistas son totalmente incapaces
de inferir leyes a partir de la observación de la realidad. Así, es la
realidad que se debe someter a la economía, y no hay nada de científico
en eso.
- La realidad económica no existe: es el resultado de un proceso técnico
de modelado, sometimiento y explotación.
- Otra vez Bifo retoma conceptos que Deleuze y Guattari rechazan, como
es el caso de ideología. Si entendemos ese último párrafo de la p. 97
como deseo (y no ideología) nos hará más sentido. El funcionamiento
de la economía está más cerca del funcionamiento del deseo que de
cualquier otra ciencia.
- Marx: el concepto de conocimiento social general es interpretado por
Bifo como lo del intelecto general, lo de la sociedad del trabajo cognitivo.
El desarrollo del capitalismo aumentó la potencia productiva de tal
manera que las formas sociales del capitalismo no pueden contener, ni
organizar, ni dar sentido. Es por su existencia desterritorializada que ya
no podemos aplicar las leyes de los códigos y territorios; ya no es el
capitalismo en su forma industrial aquel que vivimos hoy.
- La burguesía, como clase representante del capitalismo industrial es
territorial, administrativa de la propiedad física, y medía la relación de
valor con el tiempo. Hoy el valor se libera del tiempo así como de la
propiedad física y de los territorios nacionales. Ya no es de una
burguesía que se trata sino de los mercados financieros.
- Desterritorialización que sufre el trabajo: precarización. No solo implica
una desaparición del trabajo regular sino una nueva relación entre
trabajador y territorio.
- Productividad del intelecto general: su valor de uso, su utilidad es
ilimitada.
- Noción de crecimiento: crucial dentro del marco conceptual de la
tecnología económica. Si no se cumple con el criterio de crecimiento, los
economistas decretan la recesión (situación en que la sociedad se
encuentra débil y temblorosa). El error es que no es la sociedad que
sufre una recesión. La sociedad no es la causa, la sociedad sufre los
efectos de la máquina financiera.
- No son valores de uso lo que está en juego sino valores de cambio.
- Regresando a las ideas de Spinoza, no es una sociedad que esté
pensando en los afectos alegres, en la felicidad.
- Crecimiento económico: la conquista del futuro, expansión infinita de
capital que el cuerpo social no puede aguantar.
- Engaño de la idea de crecimiento: la infinitud. “Incluso si el intelecto
general es infinitamente productivo, los límites del crecimiento están
inscritos en el cuerpo afectivo del trabajador cognitivo: los límites de la
atención, de la energía psíquica, de la sensibilidad.” Es decir, la mente
todavía necesita un cuerpo.
- El fin del mito del crecimiento económico puede generar dos
situaciones: una negativa, si la dependencia del bienestar social
permanece ligada a la expansión de los beneficios financieros; otra
positiva, en donde se abandona el mito y hay una redistribución del
producto de la sociedad, desvinculación del futuro y crecimiento
económico.
- Debemos repensar el concepto de futuro, desasociarlo del concepto de
crecimiento económico. Eso es un cambio de paradigma.
- Cuando dice que la semiotización financiera de la economía es una
máquina de guerra, no es una máquina de guerra (creación y ocupación
de espacios-tiempos) nómada positiva. Es una máquina de guerra en
tanto crea y ocupa espacios-tiempos pero con el fin de dominar todo
para la producción de capital.
- Según Bifo, lo que pasa en Europa, esa crisis, es resultado de robo
inédito en la historia del continente: toda la producción intelectual,
creativa, o mismo industrial, es desplazada de la sociedad para el sector
financiero.
- Finanzas: “son un efectos de la virtualización de la realidad que actúa en
la esfera psicocognitiva de la economía. Sin embargo, y al mismo
tiempo, son un efecto de la desterritorialización de la riqueza. (…) son,
más bien, un efecto del lenguaje.” P. 105 Cuando Bifo dice que las
finanzas son un efecto del lenguaje está resaltando el carácter
desterritorializado e inmaterial de esa producción. Un lenguaje
matemático desde luego. Lenguaje de los índices (estadísticas, cifras,
etc.), que no tiene significado real en el mundo, no obstante son actos
de habla que producen efectos inmediatos en el instante mismo de ser
enunciados. No hay interlocutor. “No existen enemigos o personas con
quienes negociar, solamente implicaciones matemáticas:
concatenaciones sociales automáticas imposibles de desmantelar o
evitar.” P 105
- Las finanzas no son humanas así que no tienen compasión.
- Vemos que para Bifo la clave de la resistencia, de la salida, es una
nueva concepción de futuro que esté disociada del crecimiento
económico. Una nueva percepción, una nueva manera de existir en el
mundo y de concebir el futuro. Una nueva subjetividad. Ve una salida en
una nueva sabiduría, es decir, depende tambien de la manera de
pensar, de ver el mundo, de su epistème. ¿Cómo conocemos el mundo?
Los modos de conocer el mundo ya sabemos con Foucault, que están
atravesados por dispositivos de poderes. Así que la construcción de esa
nueva manera de sentir y vivir en el mundo viene acompañado de una
nueva manera de conocerlo, de pensarlo. Luego terminamos esos
fragmentos con una previsión un poco apocalíptica – ni por eso falsa –
de Bifo: “Si logramos adecuarnos a esta condición postfuturista,
renunciaremos a la acumulación y al crecimiento y seremos felices
compartiendo la riqueza de nuestro pasado de trabajo industrial y
nuestro presente de intelecto colectivo. Si no somos capaces de
hacerlo, estaremos condenados a un siglo de violencia, miseria y
guerra.” P. 107-108

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