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Siguiendo con el análisis de los materiales audiovisuales, Axel Rivas (2012) haciendo

referencia a la justicia educativa, expone que trabajar desde una pedagogía donde se
tenga en cuenta las particularidades de los alumnos, implica llevar adelante una
enseñanza más personalizada. Esto nos lleva a reflexionar sobre las prácticas
educativas de hoy, enmarcadas en este nuevo escenario, donde no solo se trabaja lo
cognitivo, sino también lo emocional. El docente no solo es un mediador, y un
facilitador que acompaña el trayecto formativo de los alumnos, sino que además se
precisa que sea capaz de sostener a ese alumno.
En este sentido, el docente es uno de los actores que tiene la posibilidad de debe
promover la justicia curricular y lo puede hacer cuando prepara su planificación,
pensando en las particularidades de su grupo-clase, en los recursos no solo con los que
cuenta, sino con los que el alumnado cuenta. Asimismo, otra manera de trabajar desde
la justicia curricular puede ser la forma en que el docente transmite los conocimientos,
el grado de claridad, focalizándose en la comprensión por parte de los estudiantes y
atendiendo que realmente estos lo logren. (Sabalza, 1999).
Asimismo, Torres Santomé menciona que la justica educativa tiene un correlato con el
éxito escolar, por lo tanto, luchar por la justicia implica un compromiso con aquellos
alumnos menos favorecidos tanto económicamente como social y culturalmente.
Además, es necesario visualizar como el sistema educativo, las instituciones educativas
y el currículum escolar son respetuosos con la diversidad de los actores que allí
conviven. Esto requiere de un docente responsable y comprometido con el diseño,
desarrollo y evaluación del proyecto curricular y con su propia práctica docente.
Bibliografía

Rivas, A. (2012). Dos caminos hacia la justicia educativa. Recuperado de:


https://www.youtube.com/watch?v=djUia--bJwk

Zabalza, M. A. (2003). Las competencias docentes del profesorado universitario: calidad y


desarrollo profesional. Madrid: Narcea.

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