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vidades aificl mision? Qué aspecto tiene Medusa y que terrible poder see? Gracias a qué tres objetos, proporcionados por los dio. S€S, consigue Perseo realizar su hazafia? [3] En el viaje de regreso a casa, Perseo acomete una segunda hazaia, ee que proeza se trata y que recompensa recibe por ella? TA] Como muchos otros héroes, Perseo atina la fuerza y la astucia een Gué momentos hace uso de esta tia facultad? ¢Cual de las doe hazafias que realiza Perseo te parece mas meritoriay por que? Ben la mayoria de los mitos, lo mismo que en los cuentos populares, les Inocentes acaban por salvarse de todos los peligios mientnas Que los malvados reciben un severo castigo. gCémo ce cumple esa tradiciOn en el mito de Perseo? (G) La historia que has leido omite cual fue el destino final de Acrisio, ol rey que tanto temia a la posibilidad de tener nietos Averigua Gut le sucedié a Acrisio cuando Perseo volvé a Argos, Dado ece f nal. gen qué se parece la historia de Acriso a la de Edipo? [7] Segin el mito, mientras Perseo sobrevolaba la Tierra con la cabeza cde Medusa en la mano, unas gotas de sangre del monstruo caye- {on desde el cielo e hicieron que brotase de la terra un antral ta, buloso. De qué animal se trata? 2Qué caracterstcas tenia Orfeo en el infierno Fi] eCual es la cualidad mas destacada de Orfeo? ¢Qué valioso objeto lleva consigo habitualmente? [2) ccuién es Euridice? eDe qué tragica manera muere? ¢Cémo reac- ciona Orfeo ante el fin de su esposa? (8) Orfeo toma la decision de descender a los infiernos para recuperar a Euridice. ¢Qué barreras debe superar antes de alcanzar el reino de Hades y cémo consigue supe- rarlas? Hades accede al ruego de Orfeo, pero gqué con- dicién le impone? mitos griegos [4] Qué ocurre cuando Orfeo y Euridice estan a punto de alcanzar el mundo de los vivos? Tras ese trgico suceso, ede qué modo vuelve Orfeo a encontrarse con Euridice? [5] Buena parte de los mitos nos advierten sobre el peligro que corren quienes cometen determinadas faltas morales. Qué falta comete Orfeo, por culpa de la cual no consi- {gue recuperar a Euridice? .Por qué nos recuerda ese error al de Pandora? [5] EI mito de Orfeo nos habla de la vida del mas alla. Teniendo en cuenta lo que le pasa a Euridice, idirias que los griegos crefan en la resurreccién? Razona tu respuesta [7| Como ya dijimos, algunos mitos se han difundido a través de mul- tiples versiones distintas, Asi, en una de las variantes de la leyenda de Orfeo, el héroe es asesinado. Averigua quién lo mata y por qué, y donde acaban su cabeza y su lira [8] El relato explica que, en cierta ocasién, Orfeo fue capaz de aplacar la furia del mar con su canto (28g. 86). Averigua en qué expedicién tuvo lugar ese prodigio, y cudlera el objetivo de dicha expedicién. [8] Elcaso de Orfeo y Euridice guarda ciertas similitudes con lo que ex- plica la Biblia acerca de la esposa de Lot (Genesis, 19, 26). {Qué le sucedié a este personaje? ¢Po" qué te parece que, en ambos casos, los dioses son tan duros con los seres humanos? © ‘Ulises y el caballo de Troya [7] Al principio del relato, los griegos se encuentran hundidos en el de- sanimo, pero Ulises se pone < trabajar para cambiar las cosas. ¢A qué se debe la desesperanza ce los griegos? ¢Cémo concibe Ulises la artimafia que necesita para ayudar a sus compattiotas? [2] Cierto dia, los troyanos se quedan muy asombrados al mirar hacia la llanura que se extiende al gie de Troya. gQué es lo que les sor- prende? Cémo reaccionan ante tan repentino cambio? ng actividades [3] En ta lanura, os troyanos encuentran un gran caballo de madera. ePor qué lo llevan al interior de su ciudad? ¢Quién les advierte de ue no lo hagan y por qué nadie le hace caso? [4] Finalmente, se nos revela el secreto que encierra el caballo, ¢Cual 5? ePara qué aren Ulises y sus compafieros las puertas de Troya? Tal y como Homero explica en la ifada, durante los afios de asedio de la ciudad de Troya, entre los griegos predominaron los ideales de valentia, arrjo y fuerza, bien ejemplificados por Aquiles y Héc- tor. Pero, al final, es otro valor el que vence. ¢A qué nos referimos? €Qué héroe representa ese valor y qué cualidades positivas y nega- tivas se le atribuyen a dicho personaje en el relato que has leido? [5] cQue opinion te merece el comportamiento de los griegos en el episodio del caballo de Troya? {Crees que son validas las victorias conseguidas por medio de una trampa? En general, edirias que, en luna guerra, todo vale? Razona tus respuestas, (Z El ciclo mitico relacionado con la ‘guerra de Troya no termina con la destruccion de la ciudad, pues hay varias historias que explican qué les sucedié a los caudilos griegos cuando regresaron a su patra, Averigua cudntos afios tardé Ulises en volver a Itaca y con qué se encontré al llegar. ¢Qué nombre recibié su largo y accidentado via je de retorno? [8] La importancia del ciclo de la guerra de Troya es tal que ciertas ex- Presiones relacionadas con el mito han acabado por usarse en la lengua cotidiana. Averigua qué queremos decir cuando utilizamos las siguientes expresiones: manzana de la discordia, se armé la de Troya, talén de Aquiles, odisea y canto de sirenas, Indica, asimis. mo, de queé pasaje mitico procede cada una de esas expresiones n4 Personajes y temas Dioses, héroes y monstruos GH) Sabemos con certeza que los mortales habitan en la Tierra. Pero, zen qué mitico lugar residen los dioses griegos? (pag. 9) Hefesto, el dios del fuego y la herrerla, constituye una excepcién a esta nor- ma. ¢Recuerdas dénde transcure buena parte de su existencia y por qué vive all? [2] De qué manjares se alimentan los dioses para asegurarse la inmor- talidad? (pag. 9) Como contribuyen los seres humanos a su ali mentacion? (pag. 9) [5] En una religién politefsta como la griega se impone una especializa- Gién de los dioses en distintos campos 0 Ambitos de influencia, Qué divinidad controla la vida cel mas alla? (pag. 88) Yuestro padre creerla que lo he Y 8e eché a los pi 7 anados en lagrimas, a ae dolor dea joven era, en fin, Dédalo acabs por ceder a su desvo tinico que necesitaba Teseo para une 6 8 espada, y le conté paso a paso todo lo que debia h: fa ha tun carrete de hilo de seda y » ¥ le explicé como debia usar en ido, pregunté: ” £como puedo agradeceros lo que estiis Hese una sola palabra, Sus mej al instante el principe le estreché Alalba, los soldedos condujeron a través de las ca s de hasta as del yi ¥és de las calles de Cnosos hasta las Puert, laberinto. Teseo parecia con “nto, ¥ en sus labios asomaba una “Ne sonrisa, ast que muchos lo tomaroy oF loc : ” 8! que muchos lo tomaron por Jo 0, 52 TESEO Y EL LABERINTO DE CRETA —3Cémo puede sonreir si se encamina hacia la muerte? —se preguntaba todo el mundo. Una ver en el interior del laberinto, Teseo siguié las instruc- ciones que le habia dado Ariadna, Primero, até el cabo del hilo de seda a las puertas del laberinto, y luego, mientras avanzaba por el interior del palacio, fue desenrellando el carrete. De ese modo, cuando quisiera volver a la calle, no tendrfa més que en- rollar de nuevo la seda en el carrete, y el hilo le mostrarfa el ca- mino de la libertad, ‘Todo salié segiin lo previsto. Con su ejemplar valentia, Teseo se enfrenté al Minotauro y le dio muerte clavandole en el cora- z6n la espada de oro, que desiumbré al monstruo con su brillo portentoso. Al atardecer, cuando Tesco salié del laberinto, Ariadna estaba esperindolo, con la inquietud en el corazén y los ojos llenos de lagrimas. Los dos se besaron por primera vez y, dos horas mas tarde, a la luz de la luna, se hicieron a la mar con rumbo a Ate- nas. 33 CIRO El vuelo de icaro A veces, la fortuna de unos hombres trae consigo la desgracia de Ctt0s. Ast la victoria de Teseo sobre el Minotauro arruiné para Siempre la vida de Dédalo, ¥ es que, cuando Minos supo ele seo habfa escapado del laberinto y se habfa fugado de Creta en Compaiifa de Ariadna, se enfurecié tanto que acudié en busca de Dédalo y le dijo a gritos: ~ iQue los dioses te castiguen, maldito traidor! gAcaso no te Pedi que construyeras un edificio del que nadie pudiera salir? iMe has fallado, Dédalo, y lo vas a pagar caro! iHoy mismo te wrarrare oh el laberinto, y haré que tu hijo te acompafe para ‘multiplicar tu suftimiento! Supongo que sabras cémo escapar del edifici, pero te aconsejo que no lo intentes, Pues voy a aie tuna pareja de guardianes vigilando la salida, y tendran drdenes de cortaros la cabeza si os ven aparecer. : EL hijo de Dédalo se llamaba fearo y estaba a punto de cum. Plir catorce aftos. Era un joven travieso y atrevido, de pelo riza doy sonrisa picera, y tenfa un cardcter tan alegre que la gente de Gnosos lo adoraba. Todos los habitantes de la ciudad, pues, se apenaron mucho al saber que nunca mas volverian a vera fave: También Dédalo se qued6 abatido por la tristeza, Entré en e |aberinto cabizbajo, y pas6 sus primeras horas de encierro sumi- do en un profundo silencio. No podia soportar la idea de que su 54 SS ————— hijo tuviera que vivir y morir alli dentro, asi que se empefié en encontrar como fuese una manera de salir de aquel edificio in- fernal. Su mente, fértil como un almendro en una eterna prima- vera, comenzé a barajar ideas, y al poco rato, Dédalo exclamé: —iYa lo tengo! jSaldremos de aqui volando como los pajaros! —No digas disparates, padre —replicé {caro con tristeza {Desde cuando los hombres pueden volar? —3Es que no tienes confianza en mi, muchacho? ;Vamos, ale- gra esa cara de una ver y aytidame, que tenemos mucho trabajo por delante! E] laberinto Hevaba nueve afios en pie, y, en ese tiempo, la hierba habia crecido en algunos pasillos, la Ituvia habia formado estanques en ciertos rincones, las abejas habjan construido pa- nales en las vigas, y se habjan acumulado restos de animales aqui y alli, De manera que Dédalo no tuvo dificultades para en- contrar los materiales que necesitaba para su invento. Trabajé sin descanso durante todo un dia, y a la manana siguiente le mos- 116 a Iearo dos pares de alas. Las habia fabricado con unas ca- fias, unidas con cera y forradas con plumas. Entusiasmado, Dé- dalo exclamé: — Vamos a ser los péjaros més extraiios del mundo....! Con ayuda de unas cuerdas, padre e hijo se ataron las alas a la espalda. Luego, dedicaron un buen rato a aprender a manejar- las, y al final consiguieron moverlas con tanta soltura como si hubieran nacido con ellas. Habfa llegado la hora de escapar del laberinto, y entonces Dédalo le advirtié a su hijo: —Esctichame, [caro: no debes volar demasiado bajo, porque cuando lleguemos a mar abierto, las olas empaparian tus alas, y se volverian tan pesadas que caerfas al mar. 55 [caro sonri6, —No te preocupes, padre —dijo—: yolaré lo més alto que pueda, No, hijo, tampoco debes volar demasiado alto... Site acer- as mucho al sol el calor derretiré la cera que mantiene unidas S cafias, y tus alas se desharn. ;Has entendido? —Si, padre. ~ Patonces, emprendamos el vuelo.Y, sobre todo, no te apar- tes de mi lado pase lo que pase. {caro empezs a batir las alas con rapide, de arriba abajo, tal ¥ como le habia ensefiado su padre. Su cuerpo se fue elevando, Primero con lentitud y Iuego més aprisa, y cuando volvié la ca. beza para mirar atrés por vez primera, el laberinto ya se vela pe- flieho como una miniatura, Dédalo, a ver que su hijo se alea- ba, tomo impulso y eché a volar. Habfa decidido que viajarian Icjos de Creta, en direccién al norte, donde habia muchas islas en Tas que podrian empezar una nueva vida. Desde la tierra, los junbesinos y los pescadores miraban lenos de asombro a aque- Hos dos péjaros tan grandes y extraftos. fcaro, llevado Por el go- 2 de la ingravidez! y entusiasmado con la belleza del ciel, rom Pi6 a reir y su risa soné cristalina como el agua de un arroyo. Se sentfa tan feliz que movia las alas cada vez con m: aba més y més alto: arriba, muy arriba, més arriba atin. Dédalo, en cambio, tardé en acostumbrarse al milagro del vuclo, Durante un buen rato, se sintié ineémodo, pues no deja ba de pensar que los hombres han nacido para tocar la tierra con los pies. Sin embargo, acabé por olvidarse de sus temores % fuerza, y vo- 1 ingravides: capacidad de sostenerse en el aire 56 TEGO mientras volaba, comenzé a soar con la nueva vida que les es- Peraba alli donde el viento los llevase. Sonriente, giré la cabeza Para mirar a su hijo, y de pronto una mueca de tertor le defor- mé la cara. jfcaro no estaba ni detrés ni delante, ni encima ni debajo! Dédalo lo buse6 por todas partes, pero no consiguié en- contrarlo. Al fin, f(6 su vista en el mar y descubrié que el mu- chacho flotaba sobre el agua, inmovil como un cadaver, de es- paldas al cielo, A su alrededor vagaban las cafias de sus ala, dis- Persas. Roto de dolor, Dédalo comprendié la terrible verdad: su hijo, inconsciente y temerario? como todos los jévenes, habia confiado demasiado en su propia habilidad, habfa querido volar iis alto que los pajaros,y el sol habia castigado su soberbia’ de- rritiéndole las alas para que se ahogara en el mar... SP 2 temerario: demasiado atrevido, imprudente. ® saber cuaidad cel que secre superior alos demas, exeso de confanea 58 Edipo y el enigma de la Esfinge Los dioses del Olimpo eran muy severos con todo aquel que los defraudaba. Algunos, como Hera, tenian un cardcter tan venga- tivo que no perdonaban jamés una ofensa.’ En cierta ocasién, Hera decidié castigar a los habitantes de Tebas* por un crimen cometido en la ciudad, y se sirvi6 de la Esfinge para conseguirlo, La Esfinge era un monstruo colosal que habia nacido en el cora- z6n de Africa, Tenia cabeza y torso de mujer, patas de le6n, cola de serpiente y unas enormes alas de dguila. Hera le ordené que se apostara en un desfiladero situado en el camino de Tebas, por el que tenfan que pasar por fuerza todos los que iban a la ciu- dad, En cuanto se acercaba un viajero, la Esfinge le cerraba el paso y le obligaba a detenerse. —Si quieres seguir adelante —le decia con voz muy dulee—, deberis responder a un acertijo. : Al viajero lo invadia entonces un miedo atroz. Con un nudo cn la garganta, preguntaba: —Y qué pasara si no atino con la respuesta? —Que no tendré més remedio que castigarte por tu comple- ta ignorancia. 1 Hera, esposa y hermana de Zeus al mismno tiempo, era la diosa de Los matri monios y la protectora de los partos, 2 Tebas es una ciudad griega situada a unos 45 km al noroeste de Atenas. \ 59 Cd {a Esfinge, con la vor: més dulce que pueda imaginarse, pro- nunciaba entonces su enigma, que decia ast Solo tiene una voz, Yanda con cuatro pies por la manana, dos al mediodia y tres por la noche. Cuantos menos pies tiene, mds veloz corre. Si lo conoces, te ama, pero si no lo conoces, lucha contra ti y te destruye Ante la enorme dificultad del enigma, el viajero empezaba a sudar y a temblar de miedo. Aunque hacia todo lo posible por encontrar la respuesta, los minutos pasaban en vano, pues el Iismo terror le impedia pensar con claridad, La Esfinge, mien- {ras tanto, esperaba impasible, como si no tuviera prisa alguna, ero, al cabo, rompfa su silencio para decir: —No sabes la respuesta, jverdad? Fl viajero ni siquiera contestaba. zPara qué iba a decir nada si ya sabia que su muerte era irremediable? Entonces, la Esfinge ¢stitaba los brazos, acercaba las manos al cuello del viajero y apretaba con todas sus fuerzas hasta estrangularlo. Y, cuando notaba que su presa habia dejado de respirar, se lanza- ba sobre ella y la devoraba sin compa- sion, Durante cierto tiempo, la Esfin- g¢ sembré el terror en el camino que llevaba a ‘Tebas. Los labrado- res de la zona dejaron de pasar Por el desfiladero, y los merca- deres de otros lugares renun- 60 EDIPO Y EL ENIGMA DE LA ESPINGE ciaron a viajar a la ciudad. La Esfinge, pues, empez6 a pasar ham- bre, asi que algunos dias volaba hasta ‘Tebas en busca de alguna victima facil. Solia sentarse en lo alto de las murallas de la ciu- dad y, en cuanto aparecia alguien, se abalanzaba sobre él, Fueron muchas las ocasiones en que las calles y plazas de Tebas queda- ron regadas por la sangre de un nifto que jugaba en un caballo de madera, de un labrador que iba al mercado a comprar un céntaro 0 de una muchacha que habfa salido a pasear en com- paniia de sus amigas. Nadie podfa evitar los ataques de la Esfinge, y todos los habitantes de Tebas asumieron con resignacién que podian ser devorados por el monstruo el dia menos pensado. La ‘inica manera de acabar con el peligro era resolver el oscuro acer- tijo que la Esfinge proponia a los viajeros, pero nadie parecia ca- paz de llevar a cabo una hazafia tan extraordinaria. Las cosas cambiaron de repente gracias a un forastero llama- do Edipo. En realidad, Edipo habia nacido en Tebas, aunque él mismo no lo sabia, porque se habia criado lejos de la ciudad. Cuando era un recién nacido, sus padres fueron advertidos de que aquel nif les iba a acarrear muchas desgracias, asi que de- cidieron abandonarlo en el monte. Por fortuna, unos pastores lo encontraron y le salvaron la vida. Edipo era miy inteligente, y confiaba tanto en su sabidurfa que acudié a Tebas sin mas pro- pésito que resolver el enigma de la Esfinge. Al ver que un foras- tero se acercaba, la Esfinge se interpuso en su camino y le pre- gunts: —sAdénde vas, viajero? —A Tebas —respondié Edipo con vor firme. —Pues no pasards de aqui a no ser que me des la respuesta a 6 —Dimelo y trataré de responder. Entonces la Esfinge dijo: Sélo tiene una voz, Yanda con cuatro pies por la manana, dos al mediodia y tres por la noch Cuantos menos pies tiene, mas 1 corre. Si lo conoces, te ama, pero si no lo conoces lucha contra ti y te destruye. Edipo escuché el enigma con la mayor atencién, esforzindo- S¢ por desentraiar su oculto sentido. Intent abstraerse y olv darse de la Esfinge, pero, aun asi, no lograba dar con la solucién. Al final, recogié un palo que vio a la vera del camino, trazé con Lun circulo en al suelo y se metié dentro, pues pensaba que de esa manera podria aislarle de todo lo que le rodeaba y concen- trarse mejor. Edipo se pasé mas de una hora en el interior del circulo, pensando sin descanso, y al fin, con voz clara y potente, dijo: —Ia solucién a tu enigma es el hombre. El hombre tiene una vor. con la que habla, Por la mafiana, es decir, cuando es un re- cién nacido, va a cuatro patas, como los perros, porque gatea. Luego, cuando llega a adulto y se encuentra en el mediodia de su vida, camina sobre sus dos pies y es capaz de correr a gran velocidad. En cambio, por la noche, cuando envejec ¢ apoya en su bastén, su tercer pie, y anda con dificultad. Ademis, el hombre debe abrir los ojos de la mente y el corazén para cono- cerse a si mismo: si se conoce bien, se convierte en su mejor amigo, pero, si no Tega a conocerse, se transforma en su peor enemigo y se destruye a si mismo. eo MITOS GRIEGOS Ta cara de la Esfinge, que siempre se mostraba impasible 0 falsamente dulee, adquirié de pronto un gesto éspero. Edipo ha- bia desciftado el enigma, y la Esfinge no supo aceptar su derro- ‘a. Sus ojos se volvieron rojos de rabia, sus garras empezaron a temblar y su cuerpo entero se tens6 como una cuerda que s0- Porta un peso enorme, pues la ira le quemaba por dentro como tuna Ilamarada. Al final, la Esfinge perdié el control sobre s{ mis- ma y se quit6 le vida arrojandose desde la cima de la montaiia, Edipo, feliz con su victoria, siguié su camino hacia ‘Tebas, adonde leg6 en el momento mas oportuno, pues aquel mismo dia habia muerto el rey de la ciudad. Los habitantes de Tebas nombraron a Edipo su nuevo monarca para agradecerle la ayu- dda impagable que les habia prestado. Parecia que Edipo lo tenia ‘odo para ser fliz, pero, tiempo después, vivié una gran trage- dia y acabé arrancéndose los ojos de pura desesperacién, Suce- ia que aquel hombre tan inteligente no se conocia a si mismo {an bien como crefa... Pero ésa es otra historia, RRA El desafio de Aracne Hace mucho, muchisimo tiempo, existié a orillas del mar Medi- terréneo un pais llamado Lidia, Aunque sus costas eran muy be- llas y sus prados tenian un verde cautivador, lo que hacia de Li- dia un pais unico era la purpura, un extrato molusco que se ctiaba en sus playas. Las pairpuras tenian una concha retorcida de color gris y un aspecto muy poco étractivo, pero todo el mun- do las buscaba con afin porque guardaban en sus entrafias un auténtico tesoro: un tinte carmesi tan intenso como los destellos de los rubies. Los tejidos tenidos con pirpura quedaban tan hermosos que Ja gente no se cansaba de mirarlos nunca. Reyes y emperadores de todo el mundo pagaban grandes cantidades de oro a cambio de una tinica tehida con ptirpura, y princesas de todas las na- ciones acudian a Lidia para comprar un velo carmesf que realza- se su belleza. De modo que los mercados de Lidia estaban siem- pre muy concurridos, y el dinero corria en abundancia por todo elreino, En Lidia reinaba un hombre llamado Idmén. Se habia enri- Guecido gracias a su vista aguda, que le permitia distinguir con gran facilidad la valiosa pirpura entre la arena de la playa. Id- min era viudo, pero no estaba solo: tenfa una hija llamada Arac- ne, bella y may inteligente, que era la mejor tejedora de Lidia, {as telas que urdian las manos de Aracne eran tan perfectas que dejaban boquiabierta a ta gente, y parecia que los animales y Personas bordados en sus tejidos fuesen a salirse de la tela en cualquier momento. Aracne, consciente de su habilidad, solia Proclamar en vor alta que no habia en el mundo una tejedora mejor que ella. Bs més, en cierta ocasi6n se atrevié a decir: —iSoy incluso mejor que Ateneal Atenea, que era la diosa de las hilanderas y las bordadoras, cenrojecié de ira al ofr aquellas palabras. —Pero iquié se ha creido esa muchacha? —bram6—, ;De mo- do que se cree mejor que yo? Pues ahora mismo la ensenaré a set mas humilde.. Aquel mismo dia, Aracne vio entrar en su taller a una ancia- na de pelo blanco que caminaba ayudndose con un bastén, La Mujer se pas6 un buen rato examinando los tejidos expucstos en el taller, y en cierto momento le pregunté a Aracne: Los has hecho tti —Asi es —respondié la joven con evidente orgullo—. Soy la mejor tejedora de Lidia. —Pensaba que sélo las manos de una diosa podian tejer unas telas tan perfectas. EL DESAF{O DE ARACNE —Yo sé tejer mejor que la mismisima Atenea. —No digas eso, muchacha, o Atenea te castigard. Los dioses no perdonan a quienes los desprecian.... —Yo no desprecio a nadie —replicé Aracne—: me limito a decir la verdad. Soy mejor tejedora que Atenea, eso es todo, —Te repito, nifia, que si Atenea se ofende... —iQue se ofenda si quiere! Si Atenea estuviera aqui delante, Ja retaria a competir conmigo, y asi le demostrarfa con hechos que soy mejor tejedora que ella La anciana se alteré mucho al oir aquellas palabras. Su cuer- po entero se tensé, y parecié cambiar por efecto del enojo. De repente, las arrugas desaparecieron de su rostro, su pelo blanco se volvié oscuro, y sus ojos recobraron el brillo de la juventud, Costaba creerlo, pero la anciana se habfa convertido en una jo- ven bellisima, alta y de rasgos delicados. Entonces, Aracne pens6 que aquel extrato prodigio s6lo podfa tener una explicacién.... —Eres Atenea, ;verdad? —dijo. —Claro que soy Atenea. Supongo que, si me hubiera presen- tado en tu taller con mi verdadera forma, no habrias tenido el coraje de proclamarte mejor que yo. —No creas que te tengo miedo —le advirtié Aracne—. Sigo pensando que soy mejor tejedora que tii. Asi que, si quieres, po- demos competir. Estoy segura de que tejeré una tela mejor que la tuya. Atenea le lanz6 a Aracne una mirada desafiante, pero la joven no se inmuté. f —Eres orgullosa, Aracne, muy orgullosa —dijo la diosa— Puesto que asi lo quieres, competiremos. Y espero que no te arrepientas de haber ido tan lejos. 7 Enseguida corri la voz de que Aracne se iba a enfrentar con Atenea, y decenas de personas de toda la ciudad acudieron al taller de Aracne a presenciar el desafio. Las dos ri- vales se situaron delante de sus respectivos telares, y entonces Atenea dijo: —jEmpecemos! Tanto Aracne como Atenea comenzaron a mover sus manos con una habilidad y una rapidez asombrosas, Atenea tejié un ta- piz de seda, fino como el aire, y lo bordé con un dibujo que exaltaba el poder de los dioses. Zeus aparecia en el centro, senta do en la 1a del Olimpo, y alrededor se encontraban Apolo y Poseidén, Eros y Afrodita, asi como la propia Atenea, que apare. cia con un casco en la cabeza y con la lechuza de la sabidurfa apoyada en el hombro. El tapiz entero, con sus altas figuras de impresionante aspecto, venia a recordar que los dioses eran to- dopoderosos: creadores de la tierra, sefiores del mar, duefios del cielo y reyes eternos de la humanidad, Aracne, por su parte, tejié un velo de lino, ligero como el agua, y lo bordé hasta la tiltima esquina. Al contrario que Ate- nea, habfa representado lo peor de los dioses. Aparecian Zeus convertido en toro para engafar a Europa, omg Hermes robando las vacas de Apolo, y Crono comiéndose a sus hijos. Aracne queria dar a entender que los dioses no son en absolute mejores que los seres humanos, pues también ellos son apasionados y menti- 080s; injustos e imprudentes, avariciosos y perversos...! Cuando las dos rivales acabaron su trabajo, los curiosos que habfan presenciado el duelo se quedaron mudos de asombro. Tanto el tapiz de Atenea como el velo de Aracne eran admira- bles. Parecia que el tejido de una diosa tenia que ser por fuerza mejor que el de una mujer, pero el velo deslumbrante de Aracne no tenia nada que envidiar al tapiz resplandeciente de Atenea, ni por su colot, ni por su forma ni por los brillos que despedia. Era una obra perfecta, y Aracne, lena de orgullo, les pregunté a los presentes: —Decidme, squién ha ganado? Atenea se dio cuenta de que el velo de su rival era impecable, y su corazén ardié de envidia. No podia perdonarle, ademés, que hubiera utilizado su tejido para insultar a los dioses. Con los ojos enrojecicos por la rabia, Atenea se lanz6 sobre el velo de Aracne y exclamé: —iEsto es lo que opino de tu tela! La diosa estaba tan enojada que rasgé en pedazos el velo de Aracne, y golpeé la cabeza de la joven con la lanzadera? de su te- lar. Aracne comprendié entonces el gran error que habfa come- tido al desafiar a una diosa, y se sintié tan avergonzada que de- 1 Las escenas elegidas por Aracne muestran, en efecto, comportamientos in- morales. Ya sabemos que Zeus se metamorfoses en toro para engailar y se- ducir a Europa (pigs. 42-46). De Hermes, por su parte, se cuenta que, una vez, aprovechd un descuido de su hermano Apolo para robarle el ganado, Fi- nalmente, el dios Crono se coma a sus hijos en cuanto nacian a fin de con- servar su reino, pus le habfan predicho que uno de ellos lo destronaria 2 lanzndera: pieza de cerimica que se usa para entrelazar los hilos en el tear. 70 se6 morir, De modo que corrié hasta un rincén del taller, donde habia una cuerda colgada del techo, y se la pasé alrededor del cuello, Todos los presentes rompieron a gritar al ver que el cuer- po de Aracne se balanceaba a tres pies del suelo, pero no se atre- vieron a acercarse a la joven, por miedo a avivar el enfado de ‘Atenea. Al final, la propia diosa se compadecid, asi que se acereé a Aracne y la sostuvo con sus brazos para salvarle la vida. Tu falta ha sido grave —le dijo—, pero la muerte es un castigo excesivo. Dejaré que vivas, Aracne, pero permanecerés colgada, y lo mismo les pasaré a todos tus descendientes. ‘Atenea rocié entonces a Aracne con el jugo de una hierba mé- gica que llevaba siempre consigo, y de ese modo la joven tejedo- ra se transformé en un pequefo insecto de cabeza pequefia y patas muy largas. Al mismo tiempo, la cuerda que antes le rodea~ ba el cuello se convirtié en un finisimo hilo de seda que le salia del vientre, Atenea miré a Aracne y le dijo: —Dedica tus dias a tejer con ese hilo que sale de tu cuerpo, y asi la vida se te haré mas llevadera. : ‘Aracne, pues, se pasé el resto de su vida tramando finisimas redes en los rincones y alimentindose de los insectos que que- daban atrapados en cllas. Y asi han vivido siempre las arafias, descendientes de aquella orgullosa muchacha de Lidia que co- inetié cl error de creerse mejor que los dioses.* 3 El mito explica, como vemos, el origen de las aaa, animal al que, en grie- igo, se designa precisamente con la palabra aracne, n ‘ TIERRA El oro de Midas El hombre estipido rara vee alcanza la felicidad Pues no sab; valorar lo que tiene. La historia de Midas asi lo eh = Midas era hijo del rey de Frigia,’ un pats bendecido por dlioses donde los arboles estaban siempre cargados de trata las Fores desprendtian un olor embriagadot y el tnado creca sono ¥ robusto, Desde el principio, qued6 claro que Miday estab. ie tinado a ser rico. Cuando acababa de nacer, una hilers de! jae inigas desfilé hasta sa cuna y amontoné sobre su boca un puna- do de semillas de trigo. Al ver aquello, la nodrizat del A estuvo a punto de enioquecer de alegria. mee —ilas hormigas han lenado di i 7 le trigo los labios de vuestro ae ae a Guiere decir que sera muy rico! tae » un hombre afortunado. Al morir su pa- coe, camenté 2 reinat y, como en Frigia no habia problemas, Pasaba la mayor parte del tiempo paseando por el i: encantaban las cosas hermosas, de modo que hizo ne : is int in i oe nee del jardin, cuidadas por una brigada de més 1 Frigia era tuna regién de Oriente Préximo situada en 1 Pre eae gin de ituada en la actual Turquia, La 2 mmgpatst el Pactolo, un rio que se ita al final de esta historia, on ‘odriza: mujer que cra aun nido que no es suye nm La suerte de Midas comenz6 a cambiar por casualidad. Un dia, el dios Dionisos, acompanado por su séquito,’ pas6 por Fri- gia. Iba cantando y bailando, como siempre, porque Dionisos cera el dios del vino y de las fiestas. Sus acompafiantes se tamba- leaban a causa de lo mucho que habiaa bebido, y uno de ellos, el viejo Sileno, acabé dormido en el jarcin de Midas. A la mafiana siguiente, un jardinero lo encontré bajo un rosal y lo condujo ante el rey. Midas trat6 a Sileno con gran amabilidad y lo alber- gé6 en su palacio durante diez dias. Cuando Sileno se reencontré con Dionisos, el dios le dio un abrazo muy carifoso, pues sentia autéatica adoracién por él. —{Dénde te habias metido, mi querido Sileno? —le pregun- t6—. jNo sabes cuinto te he echado en falta...! —Me quedé dormido bajo un rosal, pero Midas ha cuidado muy bien de mi, Me ha invitado a espléndidos banquetes, me ha dejado dormir en la mejor cama de su palacio y les ha ordenado a sus criados que me acompafiaran hasta aqui. {Qué gran anfitrién!* —dijo Dionisos—. Hoy mismo iré a verlo y lo premiaré por lo bien que te ha tratado. Dionisos, en efecto, acudié en busca de Midas y le dijo: —Te concedo el don que me pidas. Dime: squé es lo que mas te gustarfa? Midas no podia creerse su buena suerte, Durante un buen ra- to, estuvo pensando en qué pedir. No era facil decidirse, pues Midas era un hombre poderoso y rico, que tenfa casi todo lo que uno puede desear en la vida... Pero habfa un don gue na- 3 séquito: grapo de gente que acompaiia a una persona importante. 4 anfitrién: persona que acoge a otra en su cast ra MITOS GRIEGOs dle, por muy rico que fuese, poseia en el mundo, y eso es Io que Midas pido. —Quiero que todo lo que toque se convierta en oro dijo, ~## stés seguro? —pregunté Dionisos, muy extratiado. —Desde luego que si—contest6 Midas, ~Entonces, desde ahora, odo lo que toque ta cuerpo se con- vertird en oro, Midas se dirigié enseguida al jardin y, a modo de prueba, le- vant6 una roca, que se convirtié al instante en una roca de oro, Toco de alegria, corté una rosa, que se transformé en una ross de ore, y luego levanté del suelo un terrén de tierra, que adqui- 116 de inmediato la epariencia de un reluciente lingote de oro. —iSoy el hombre més afortunado del mundo! —exclamé, entusiasmado—. |He escogido el mejor don de todos! Pero pronto se dio cuenta de que la eleccién no habia sido tan acertada como parecia. Midas tenia un perro que lo seguia a todos lados y al que le tenia mucho carifio, Pues bien: aquel dia, Cuando el animal se acereé a su amo y restregé el hocico contra {as rodills del rey, se convirtié en un perro de oro. Pero més te. tible todavia fue lo que pasé con la hija de Midas: la muchacha corrié a abrazar a su padre como todos los dias, y acabé trans. formada en una resplandeciente estatua de oto. Roto de dolor, das cayé de rodillas en el suelo y empezé a lamentarse, ~iQué estipido he sido! —decia—. ;Cémo pude pedir un don tan absurdo? Si no hubiera sido tan codicioso, ahora mi ht ja seguiria con vidal De hecho, el propio Midas estaba a punto de morin, pues nun- ca ms podria comer ni beber. Si tocaba el pan para llevérsclo a {a boca, el pan se transformaria en oro, y lo mismo le Pasaria al 74 hh agua cuando rozara sus labios. Midas se eché a lorar, y noté que sus lgrimas se convertian en guijarros de oro. Desesperado, corrié en busca de Dionisos y se arrodillé a sus pies. —jSalvame, por piedad! —suplicé—. ;Quitame el don que me has dado o me moriré! Dionisos, en ver de entristecerse, se mondé de la risa. —Tre has comportado como un estupido, Midas — pero te ayudaré. Si quieres salvar tu vida, bafiate en la fuente donde nace el rio Pactolo, y perderas al instante el don que te he dado. Y haz lo mismo con tu hija, si es que quieres que vuelva a abrazarte, Midas siguis las instrucciones de Dionisos, y asi logré salvar- sea si mismo y recuperar a su hija. ¥ ésa es la razon por la que hay tanto oro en las arenas del rio Pactolo: porque fue alli donde se baié el alocado Midas para dejar de ser el hombre més rico y el mas desdichado del mundo. Ke 76 Perseo y la cabeza de Medusa Cuando Zeus se encaprichaba de una doncella, nadie podia evi- tar que la conquistase. En cierta ocasién, qued6 prendado' de una hermosa muchacha llamada Danae, y no dudé en Ilevar a cabo un extrano prodigio para gozar de su amor. Danae era la hija del rey Acrisio de Argos, y vivia aislada del mundo, ence- rrada en la torre de un palacio. Sucedia que a Acrisio le habjan profetizado® que su destino era morir a manos de un nieto suyo, asi que, en cuanto Dénae llegé a la adolescencia, decidié encar- celarla para que no pudiera casarse ni engendrar hijos. «Si no tengo nietos», pensaba el rey, «me salvaré de la muerte». Zeus, sin embargo, logré entrar en la celda de Danae sin que nadie se diese cuenta. Un dia, la joven noté que por el techo de Ja torre se filtraba una extrana lluvia de oro. Dénae estaba tum- bada en la cama, y las gotas fueron cayendo sobre su pecho y su vientre. Ni siquiera se molesté en retirarse, pues era agradable sentir el roce fresco de la luvia sobre el cuerpo. No podia saber que Zeus se habia transformado en lluvia de oro para poder abra- zarla, 1 prendao: enamorado, 2 Argos es una ciudad griegssituada en I peninsula del Peloponeso, a unos 100 km al suroeste de Atenas. 3 profetizar: anunciar un hecho que ha de suceder en el futuro, 7 Nueve meses después, Danae dio a luz a un hijo. Acrisio no logr6 explicarselo, pues estaba seguro de que ningin hombre habia entrado en la celda de su hija, Solo cuando el pequeio Perseo lleg6 al mando, empez6 a intuir lo que habia ocurrido, Aquel nito estaba rodeado por una especie de resplandor, més Propio de un dios que de un ser humano, asf que Actisio com- Prendi6 que su nacimiento tenia que ver con algtin prodigio so. brenatural. «Es con inquietud, y entonces decidié matar al Pequetio Persco para ss el nicto que ha de acabar conmigop, pensé ig salvar su propia vida, Peto como no se atrevia a darle muerte Por si mismo, decidié embarcar al nifo y a su madre en un ca- i6n de madera que luego arrojé al mar. «Que los dioses decidan si deben sob: Para Danae y Perseo, la Primera noche en el mar fue terrorif.

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